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Ciclismo, mujeres y feminismo.

1895

Hemos elegido este tema de investigación de la premisa de la bicicleta como forma de arte,
libertad, control, resistencia y placer, en los estudios urbanos ha sido destacada la al ciclsimo
urbano como una herramienta de emancipación y seguridad para el transporte de mujeres en
espacios tan machistas como son las ciudades. Aunque, será importante visibilizar que en pleno
siglo XXI esta emancipación en una jungla de cemento como lo es la Ciudad de México es un
coqueteo constante con la muerte, con la riña y la violencia urbana. Nos enfocaremos en
investigar desde la geografía feminista la justa deportiva en el ciclismo y como se espcializan las
represenatciones históricas de las muejres en el ciclismo.

México y las políticas públicas desarrollistas en contacto con el vecino del norte, EUA, desarrollan
infraestructuras y carreteras para el transporte de mercancías, eso, y el colapso del Sistema
Nacional de Ferrocarrriles por corrupción, permitió el auge de la lógica de un nuevo espacio
urbano, más veloz, dinámico e instantáneo. Así nace toda una cultura automovilística y motorizada
que originalmente es lanzada a un público masculino. La ciudad se vuelve un espacio construido
por y para la movilidad de los hombres, esto puede ser identificado al caminar o transitar en
bicicleta por la ciudad, donde el asedio por la propia infraestructura es una constante.

“Dejadme contaros lo que pienso sobre el ciclismo. Ha hecho más por la emancipación de la mujer
que otra cosa en el mundo. El ciclismo aporta a la mujer un sentimiento de libertad, de confianza
en sí misma. Apoyo y me emociono cada vez que veo a una mujer pedaleando sobre dos ruedas...
Veo la imagen de la feminidad libre e ilimitada”.

Susan B Anthony

Anthony se refería a las ventajas que les daba a las mujeres este nuevo invento: un mayor acceso a
los espacios públicos, usar prendas que ofrecían mayor libertad de movimiento (como los
bloomers), y combatir algunos prejuicios de la medicina decimonónica sobre las capacidades
físicas y la sexualidad femeninas.

Annie Cohen Kopchovsky fue una de las mujeres que revolucionó el mundo de la mano de su
bicicleta y en 1894 aceptó darle la vuelta al mundo montada en bicicleta.

Como era de esperarse, el rechazo de la sociedad llegó y la desaprobación llegó con mitos que
rayaban lo fantástico. El miedo a que las mujeres montaban bicicleta llegó a tal punto que los
artículos científicos y médicos de la época se enfocaron en los peligros de andar en dos ruedas.

Además, el New York World publicó en 1895 una lista de prohibiciones para mujeres ciclistas.

No te desmayes en el camino.
No uses gorro de hombre.
No uses ropa interior apretada.
No olvides tu bolsa de herramientas.
No rechaces la ayuda cuesta arriba.
No mastiques chicle. Ejercita tu mandíbula en privado.
No use la jerga de la bicicleta. Deja eso a los chicos.
En el contexto mundial esta emancipación pronto chocaría con el naciente mundo del ciclismo
competitivo, a comienzos del siglo XX.
La carretera era un dominio de ellos: los héroes ciclistas, llenos de hombría, valentía y capacidad
de sufrimiento.
El ciclismo estaba lejos de ser el único deporte que reforzaba esta idea sobre la mujer. El
“espíritu del olimpismo” se vio impregnado por ella.
Para el Barón Pierre de Coubertin, fundador de los Juegos Olímpicos, “el más grande logro de
una mujer era alentar a sus hijos para que sobresalieran, antes que buscar registros para sí
misma”.
“Su mérito más grande –agregaba- era parir hijos sanos que pudieran destacarse en las justas
deportivas”. Se decía de alguna actividad física con mujeres que era “poco práctica, inadecuada
y sin interés”.
Kittie Knox fue una joven ciclista birracial en la década de 1890 que luchó contra las limitaciones
basadas en la raza en la reacción post-Reconstrucción de Estados Unidos contra las personas
negras. Nació el 7 de octubre de 1874 en Cambridgeport, Massachusetts, y era hija de una madre
blanca y un padre negro. Knox fue una verdadera pionera del ciclismo y su historia de coraje frente
a la tensión racial ayudó a desegregar el mundo del ciclismo y ofreció una nueva visión de libertad
y movilidad para las mujeres y las personas de color. Es conocida por derribar barreras en el
mundo del ciclismo y por sus contribuciones al deporte, que ayudaron a hacerlo más accesible
para personas de todas las razas y géneros
Competencia y deporte

Hasta 1970, la participación de las mujeres en los Juegos Olímpicos era limitada. En los primeros
Juegos Olímpicos modernos, celebrados en Atenas en 1896, no se permitió la participación de
mujeres. A partir de entonces, la participación de las mujeres en los Juegos Olímpicos fue limitada
y esporádica. En los Juegos Olímpicos de 1900, solo 22 mujeres participaron en cinco deportes. En
los Juegos Olímpicos de 1928, solo el 10% de los atletas eran mujeres. A partir de la década de
1960, la participación de las mujeres en los Juegos Olímpicos comenzó a aumentar, y en los Juegos
Olímpicos de 1972, el 23% de los atletas eran mujeres

En general, la historia de la participación de las mujeres en los Juegos Olímpicos es un tema que ha
evolucionado con el tiempo y ha sido influenciado por factores sociales y culturales.

México

La bicicleta llegó al mundo en 1800 en Europa, y en 1887 ya llegaban las primeras bicicletas a
México para los grupos de elite del porfiriato mexicano.

A principios de siglo, el avance del deporte fue importante para la mujer, ya que se le incitaba a
salir a ejercitarse. Con el deporte, las mujeres, consiguieron salir del encierro en el que vivían.

Un hecho importante para el deporte durante el porfiriato es que, a pesar de la discriminación que
existía hacia la mujer, se le permitiera practicar algún deporte. La prensa incitaba a que las
mujeres pudieran practicar golf, tenis, ciclismo o patinaje sobre ruedas. La práctica del ciclismo
femenil fue factor de cambio en la forma de vida de la mujer mexicana. La natación, les resultaba
interesante, aunque más adecuada para las extranjeras que para sí mismas. Las mujeres -antes
excluidas, por costumbre y actitudes propias de la época, de la vida fuera de su hogar-
encontraron en el uso de la bicicleta un cambio sustancial en sus hábitos. Desde el proceso de
cortejo hasta la ropa que utilizaban.

Para 1890, ciclistas mexicanos ingresaron al Cycling Union Club. Los miembros se adaptaron a
todas las exigencias de una sociedad moderna, inclusive a la tecnología: a tomar en cuenta el
tiempo, a registrar marcas obtenidas y todo lo que lleva a la inquietud por romper marcas
establecidas. Este mismo Club, que financió y construyó el velódromo de La Piedad, se ocupaba de
cronometrar el tiempo de las vueltas y carreras. Asimismo llevaba el registro de archivos
importantes como: ocasiones en que una mujer cubría distancias importantes, tiempos de
recorridos a pueblos aledaños, etc. Las bicicletas que tenían forma como las que hoy conocemos
llegaron precisamente en 1890, las anteriores no eran completamente seguras para su uso diario.
La práctica de este deporte acarreó muchas consecuencias en la ciudad que obligó al gobernador
del Distrito Federal, Pedro Rincón Gallardo, a promulgar una serie de reglamentos; se les permitió
el tránsito por las calles con la condición de que los conductores llevaran una campana o una
bocina a todas horas y una linterna por las noches, no podían ir por las aceras, ni a mucha
velocidad, ni en grupos de más de tres. Los ciclistas mexicanos se volvieron populares y gran parte
de la sociedad comenzó a practicar este deporte, principalmente, como medio de transporte y por
los beneficios que éste traía.

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