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Una leyenda local cuenta el origen de tres cerros alrededor de Huánuco, Perú. Tres guerreros llamados Maray, Runtus y Páucar llegaron para competir por la mano de la hermosa Cori Huayta, hija del curaca Pillco-Rumi. Ante la amenaza de los ejércitos de los pretendientes, Pillco-Rumi pidió ayuda al dios Pachacámac, quien mató a los tres guerreros convirtiéndolos en cerros y luego fulminó a Cori Huayta.
Una leyenda local cuenta el origen de tres cerros alrededor de Huánuco, Perú. Tres guerreros llamados Maray, Runtus y Páucar llegaron para competir por la mano de la hermosa Cori Huayta, hija del curaca Pillco-Rumi. Ante la amenaza de los ejércitos de los pretendientes, Pillco-Rumi pidió ayuda al dios Pachacámac, quien mató a los tres guerreros convirtiéndolos en cerros y luego fulminó a Cori Huayta.
Una leyenda local cuenta el origen de tres cerros alrededor de Huánuco, Perú. Tres guerreros llamados Maray, Runtus y Páucar llegaron para competir por la mano de la hermosa Cori Huayta, hija del curaca Pillco-Rumi. Ante la amenaza de los ejércitos de los pretendientes, Pillco-Rumi pidió ayuda al dios Pachacámac, quien mató a los tres guerreros convirtiéndolos en cerros y luego fulminó a Cori Huayta.
En torno a la ciudad de Huánuco existen tres cerros o jircas: Marabamba, Rondos y
Paucarbamba. Una leyenda lugareña, de origen prehispánico, contaba el origen de esos
nombres: eran de tres guerreros antiguos, venidos de lejos en busca del amor de una hermosa doncella. El autor recoge esta leyenda y la recrea de manera magistral. El curaca de esa región, llamado Pillco-Rumi, tenía una hermosísima hija única, Cori Huayta (Flor de Oro). El padre no quería que su adorada hija se casara porque para él no existía en su reino un hombre perfecto y capaz de hacerla feliz. Pero al actuar así iba contra las leyes del reino, que obligaban a toda mujer adulta a contraer matrimonio. Varios pretendientes se dispusieron a pelear para conseguir la mano de la bella Cori Huayta, entre ellos tres guerreros famosos: Maray, Runtus y Páucar, venidos de la puna, del mar y de la selva, respectivamente, al frente de numerosos ejércitos. Al verse rodeado, Pillco-Rumi implora desesperadamente la ayuda del dios Pachacámac; este interviene matando a los pretendientes y convirtiéndoles en cerros. Luego, el dios va en busca a Cori-Huayta, es en ese instante en que se escucha la voz del dios que decía «huañucuy» (¡muérete!) a la que toma para sí, fulminándola; los pobladores, asustados, abandonan el lugar y fundan otra población, a la que bautizan Huánuco, en alusión a la voz divina.