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La Muerte Calaca ». Apuntes en torno a la personificación de la


Huesuda en la lírica tradicional de México
Claudia Carranza Vera

El tratamiento de la muerte en México ha sido una inquietud cuando no un


punto de debate entre académicos, poetas y artistas. En nuestro país, la
muerte tiene innumerables representaciones cotidianas que pueden ser
interpretadas, en gran medida, a partir de los elementos simbólicos que han
compuesto su imagen : como igualadora, segadora, pero también como
amante desdeñada. En nuestro país, la tradición alrededor de esta entidad no
suele concebirla como una entidad ajena, es aquella que comparte las
vicisitudes de los vivos, y sobresale, en su descripción, una perspectiva
cómica, en ocasiones irónica que refleja la vida misma. Ello se aprecia en la
lírica popular, acervo en el que centraré el presente estudio.

Es de sobra conocido que la relación que se tiene en nuestro país con la


Muerte es, por decir lo menos, peculiar. Solamente el lenguaje es una prueba
de ello. Como bien destacaba Lope Blanch en su Vocabulario relativo a la
muerte en México, esta etapa de la vida tiene innumerables nombres que
sustituyen de maneras, a cual más ingeniosas, « estas tres simples palabras :
muerte, matar, morir » (11-12). El mexicano no solamente fallece, también
« se petatea », « estira la pata », « se lo lleva Pifas » o « cuelga los tenis », no
sólo mata : « escabecha » o « da crán » a otros y la Muerte no es un simple
personaje de guadaña y capucha, esta se representa con nombres e
imágenes bastante singulares como :

 1 « Del náhuatl, pepenar, recoger lo esparcido por el suelo »,


Lope Blanch, pp. 21-22.
 2 « Aunque muy vulgar, uno de los nombres más generalizados
en México -y más fecundos- para la muerte (...)

La Parca, la Calaca, la Calaquita, la Calavera, la Pelona, Canica, la Desdentada,


la Sonrisas, la Huesuda, Doña Osamenta, La Tembleque [temblorosa], Patas
de Catre, Patas de Alambre, María Guadaña, la Segadora, la Igualadora, la
Afanadora, la Pepenadora1, la Polveada, la Catrina, la Chingada2, la Tiznada,
la novia fiel, la cierta, la cuatacha, la jedionda, la impía, la ciriquiciaca, la
Comadre (Lope Blanch, 17-25).
2Mucho se ha especulado respecto al empleo de expresiones y
representaciones como las anteriores, que son en su mayoría humorísticas.
Se ha dicho, por ejemplo, que estos términos se emplean como eufemismos
para ocultar el temor que esta fase de la vida produce. La cuestión, sin
embargo, va más allá. La relación del mexicano con la muerte se percibe
como « de coqueteo y seducción », con todos los aspectos que ello involucra,
se trata, señala Lomnitz, de una « intimidad irónica » que « posee un
componente de desenfado más nihilista ; es la restauración moderna de un
tema medieval : la muerte nos llega a todos y se burla de todos nosotros
« pero a su vez, comenta el mismo autor, se puede percibir este tratamiento
como una « estrategia singularmente mexicana » (Lomnitz, 37, 20-21). Con la
Muerte, señala Lope Blanch, lo que existe es una confianza familar,
« festiva » :

En nuestras calaquitas, en nuestras catrinas-pelonas no hay el menor gesto


de amenaza, no se oculta simbolismo religioso alguno, no se descubre
advertencia ni admonición moralizadora. La tembeleque no se presenta ante
nosotros para recordarnos que algún día habrá de venir a buscarnos, ni en la
sonrisa de la dientona hay sarcasmo o deleite ante nuestra miseria. Se diría,
casi, que hay alegría, que laten irreprimibles ansias de vivir (13).

 3 Existen varias publicaciones respecto a ambos ilustradores que en


gran medida recogen su trabajo. R (...)

3Lo último se puede apreciar en las representaciones que se hacen de los


muertos, la Muerte y las calaveras que, a partir del siglo XIX, con las
ilustraciones de Manilla primero y de Posada después, se hicieron famosas y
representativas de nuestro país3. Ambas circularon en grabados impresos en
las hojas sueltas de la casa editorial Vanegas Arroyo, en donde se representa
infinidad de esqueletos vestidos con trajes populares para ejercer diferentes
oficios, para beber, bailar, comer, conducir una bicicleta, o bien, más tarde,
en la conocida pintura de Rivera, caminar por la Alameda en una tarde
dominical, junto con otros personajes históricos de nuestro país.

4Esto es en cuanto a algunas de sus representaciones artísticas, respecto a su


papel en el ámbito festivo, la muerte se recuerda especialmente el 1 y 2 de
noviembre en los altares que se levantan para homenajear a los difuntos en
México. En las casas en las que se lleva a cabo esta tradición, se levantan
estructuras simbólicas de varios niveles (que representan la tierra, el
inframundo, etc.), en donde se acomodan comida, velas y bebidas al gusto de
quienes se fueron, así como flores de cempasúchil, calaveras de azúcar en
cuya frente se colocan los nombres de vivos y muertos y papel de china,
picado, con diseños al estilo de las calaveras de Posada. También existe el
tradicional pan de muerto adornado con pedazos de masa que sirven para
disimular diferentes huesos.

5Pero no es el fin de la vida lo que nos interesa por ahora, es la Muerte


personificada el tema en el que nos enfocaremos en esta ocasión. El
personaje, no cabe duda, ha tenido una importancia universal en muchas
culturas durante siglos, y aparece con frecuencia en la literatura, tanto culta
como tradicional, en donde ha protagonizado infinidad de novelas, cuentos,
poesía, pintura, películas, etcétera. Su representación varía, se le reconoce
en muchísimas ocasiones por su capucha negra y la guadaña que representa
al segador de vidas, pero en ocasiones también se la representa como una
mujer hermosa, pálida, o bien, simplemente con una dama con faz de
calavera. Los poetas suelen enamorarse de ella, los amantes le temen, las
madres la detestan. Como sea, su presencia es una inquietud constante que
se refleja en diversas formas artísticas.

6En la literatura, en torno a este personaje se han escrito infinidad de


cuentos, canciones, novelas, poesía que se ha transmitido por escrito o en la
oralidad, recurriendo a tópicos y motivos provenientes de la tradición oral
que se han mantenido a lo largo de los siglos, en diferentes geografías, con
algunas variantes dependiendo de la cosmovisión de cada cultura.

7Cabe apuntar que empleamos el término de literatura, a pesar de que en


gran medida hablamos de textos que se reproducen en la oralidad, tomando
en cuenta que nos referimos a géneros que tienen un valor estético y que
emplean recursos estilísticos, métricos y de contenido específicos y cuya
producción se puede situar en un nivel poético, que los distancia de la
oralidad primaria natural correspondiente, por ejemplo, a una conversación
espontánea (cfr. Zumthor, 41).

 4 Como Juan Domíngo Argüelles recuerda, el « carácter festivo » de la


calavera « debe ir acompañado d (...)

8Respecto a la caracterización de estos géneros, sigo al hispanista Menéndez


Pidal, quien propuso definir como popular « toda obra que tiene méritos
especiales para agradar a todos en general, para ser repetida mucho y
perdurar en el gusto del público bastante tiempo » y que el pueblo « escucha
o repite […] sin alterarlas o rehacerlas ; tiene conciencia de que son obra
ajena, y como ajena hay que respetarla y repetirla », este tipo de literatura se
diferencia de la tradicional en su transmisión, pues la última sería aquella
obra « que se rehace en cada repetición, que se refunde en cada una de sus
variantes, las cuales viven y se propagan en ondas de carácter colectivo, a
través de un grupo humano » su esencia, añade : « está en la reelaboración
de la poesía por medio de variantes », esta obra es considerada por sus
transmisores como parte de su cultura, sería el caso de infinidad de leyendas,
cuentos tradicionales o refranes. Así, por ejemplo, populares serán los versos
satíricos que se componen cada año en los días de muertos y que
normalmente adoptan un discurso fúnebre-satírico para hablar de personajes
cercanos, sean familiares, amigos, políticos, escritores, cantantes, actores,
etcétera, que en las composiciones (aunque también puede ser en la vida
real) pasan a « mejor vida » y la composiciones simulan el discurso del
epígrafe, pero también también encontramos breves descripciones, escenas
en las que se dialoga con la muerte o narraciones en verso. En general, estos
textos suelen caricaturizar en tonos más o menos irreverentes a sus sujetos,
dependiendo de la popularidad que tenga el personaje en ese momento4.
Así, a principios del siglo XX, la casa Vanegas Arroyo publicaba calaveras
como la siguiente, dirigida al gremio de los barberos :

 5 « El purgatorio artístico en el que yacen las calaveras de los


artistas y artesanos ». México, Vane (...)

Barbero de barrio
Muchos prodigios hiciste
Con el pelo y con la barba,
Por eso no se te escarba
La losa en que sucumbiste.
Algunas cortadas diste
A la gente pasajera.
Mas ahora por tu tontera
Yaces dentro una mortaja,
Con tijeras y navaja
Para tuzar calaveras.5

9Este género de poesía, a la que se conoce por « Calavera », suele


componerse como parte de festejo del día de Muertos (cfr. DEM, ‘calavera’).
Su contenido es diferente cada año, dado que esa es precisamente su
intención : elaborar una nueva poesía más ingeniosa que la anterior, si es
posible, empleando a personajes o eventos curiosos y significativos en del
año que está por terminar. Por este carácter temporal, estos textos no se
tradicionalizan del todo. La construcción de las calaveras se da a través de
recursos frecuentes en las composiciones tradicionales : versos octosílabos,
ritmo y rima, repeticiones, fórmulas y tópicos característicos como la
pretendida muerte del protagonista, en ocasiones el viaje al Más Allá, sea, el
cielo, el infierno o el Purgatorio y el elemento satírico o irónico.

10A diferencia de los anteriores, otros géneros líricos sí pueden ubicarse


como literatura tradicional. Muchas de las canciones que se cantan en
nuestro país desde la niñez tienen a la Muerte como personaje y han pasado
de generación en generación con variantes. Un caso es el siguiente juego de
palmas y que fue recogido en el sur de Jalisco y la Huasteca :

Esta la muerte un dibididibidi


Sentada en su escritobodobodo,
Buscando papel y lápiz
Para escribirle al diablo,
Y el diablo le contestobodobodo
Que sibidibidi, que nobodobodo.
La muerte murió de flaca
Y el diablo de sarampión.
La muerte tocó la flauta
Y el diablo su guitarrón. (Pardo Santana, 58)

11Yo solía cantar una estrofa similar, con una variante mínima. La canción la
aprendí de mi madre, que no recordaba dónde lo había escuchado pero sí de
haberla cantando en su infancia, en Reynosa, Tamaulipas :

Estaba la Muerte un dibidibi di


sentada en su escritobo dobo do,
buscando papel y lápiz,
para escribirle al gnobodo bodo,
el gnobodo le contestó,
que sí, que sí, que sí.

12Otra versión de la misma canción, también recogida en México,


contrapone otro representante de los temores infantiles, el lobo :

Estaba la muerte un dibididibidi


Estaba la muerte un dibidibidí
Sentada en su escritobodobodó
Haciendo unos papebedebedés
Para escribirle al lobodobodó,
El lobo le dicibidibididí
Que no la queribidibidí
Porque se aparecibidibidí
De noche y de dibididibidí. (Sastrías, núm. 26, p. 78)

13La canción, que en algunas antologías aparece registrada con el título


« Estaba la muerte », se encuentra en otros países de Hispanoamérica y los
casos que he encontrado mantienen la variante del lobo como remitente de
la muerte :

Estando la muerte un día dividí,


Sentada en su escritorio dovodó
Buscando papel y lápiz dividí,
Para escribirle al lobo dovodó.
 

El lobo le contestó dividí,
Que si, que sí, que no, dovodó.
(Colombia, « Estando la muerte », Página electrónica) 

14Es factible que estas composiciones estén emparentadas y quizá


provengan de las versiones que se cantan en México, pero, difícilmente
podemos hablar de orígenes de los textos en la literatura tradicional y mucho
menos se puede asegurar la procedencia real de las versiones, sólo podemos
asegurar que varias composiciones similares se recogen, además de en
México, en países como Colombia o Costa Rica.

15Tampoco es posible decir que una canción u otra es la versión inicial o la


correcta y mucho menos entablar relaciones de parentesco entre todas las
estrofas encontradas, sí en cambio, podemos dar un seguimiento a las
versiones y variantes en periodos amplios, lo que nos puede dar cuenta de
tradiciones antiquísimas de las mismas canciones que se reproducen en la
actualidad.

16De esta forma, por ejemplo, recordemos una cancioncilla que se bailaba en
el siglo XVIII en el México colonial, y que también nos presenta a la muerte
frente a un escritorio :
 6 Archivo General de la Nación (AGN), Ramo « Inquisición »,
vol. 1052, exp. 20, fol. 294v. Texto con (...)

Estaba la Muerte en cueros


sentada en su escritorio
y su madre le decía :
--¿ No tienes frío, demonio ?6

17Evidentemente, aquí se juega con la carencia de piel del esqueleto, el


juego que se produce con el término cueros, designación de la desnudez
tanto en América como España, aquí toma un cariz cómico, tomando en
cuenta el personaje del que hablamos. Además de esto, resulta cómica la
escena que se pinta en los dos primeros versos y la presencia de una madre,
rasgo sin duda curioso, que recuerda los cuentos los cuales personajes
temibles, como el Diablo o los ogros, suelen tener una madre y hasta una
suegra que son las únicas que logran imponerse sobre estos, en apariencia
sólo, terribles personajes.

 7 Respecto a estas estrofas en particular, Méndez informa que


pudieron haber provocado la ira del San (...)

18Otra versión, dentro de la misma tirada, también repite la fórmula inicial


« Estaba la muerte » y agrega el contenido satírico « en cueros », del primer
verso de la canción anterior, diría7 :

Estaba la muerte en cueros


sentada en un taburete,
en un lado estaba el pulque
y en el otro el aguardiente. (fol. 295r)

19Esta y otras estrofas con el mismo motivo se encuentran en los


expedientes inquisitoriales y fueron recogidas como parte de una canción
popular titulada « Chuchumbé », que se conformaba de cuartetas casi todas
ellas de contenido sexual, heterodoxo.

20Los primeros versos de la estrofa citada se mantuvieron con algunas


variantes en versiones de siglos posteriores, tomemos por ejemplo la
siguiente estrofa en la cual se introduce una variante bastante curiosa, el del
adjetivo « media » para calificar a un personaje que en teoría es un todo. La
frase sustantiva, como sea, da título a una canción completa ; en el caso de la
siguiente estrofa, sólo es un fragmento de El Jarabe :
Estaba la Media Muerte
sentada en su taburete ;
los muchachos, de traviesos,
le picaron el rodete. (Estrofa suelta, CFM, núm. 8376)

21Como comenté antes, la escena le da otro carácter al, en principio, temible


personaje. Es un hecho que la vulgarización de las situaciones produce un
efecto cómico, tal como señala Bergson en su estudio sobre La risa :

Es por eso que el poeta trágico busca evitar todo lo que pudiese llamar
nuestra atención sobre la materialidad de sus personajes. No bien se infiltra
la preocupación del cuerpo, puede temerse una intervención de lo cómico. Y
por esto los héroes de tragedia no beben, ni comen, ni se calientan a la
lumbre, y hasta evitan sentarse. Tomar asiento durante una dicción de
versos, llevaría al recuerdo de que se posee un cuerpo. Napoleón, buen
psicólogo por momentos, había notado que el mero hecho de sentarse
equivale a pasar de la tragedia a la comedia. (Bergson, 86)

22La fórmula « Estaba la muerte », de la que parten varias estrofillas


cómicas, nos remite a situaciones en las que la protagonista se encuentra,
casi de manera inadvertida, como sorprendida, en la práctica de acciones
inesperadas para la calidad de personaje, y ello nos lleva a la risa :

 8 Recuérdese que en México la tortilla es la masa hecha con


maíz, que tiene una presentación plana y (...)
 9 Pa’, apócope de para.

Estaba la Muerte un día


sentada en su arenal,
comiendo tortilla fría8,
pa'9 ver si podía engordar. (« Estaba la muerte », CFM : 8379)

 10 Al respecto es interesante recordar el artículo de Pedro Cerrillo


« Amor y miedo en las nanas de tr (...)

23Es probable que las estrofas novohispanas que cité arriba circularan
independientemente de las canciones recogidas por el Santo Oficio y es muy
probable también que lo hicieran en contextos infantiles en donde la
presencia de seres sobrenaturales es casi obsesiva, en varias partes del
mundo, pues desde las nanas hasta los cuentos de hadas, canciones, hasta
las retahílas, etcétera, se nutren de brujas, duendes, lobos, diablos, de
nahuales, incluso, en el caso de nuestro país10.

24En la composición del Veracruz colonial, otra estrofa de interés sería la que
dicta : « Por aquí pasó la muerte / con su aguja y su dedal/ preguntando de
casa en casa, / ¿ Hay trapos que remendar ? » (AGN, vol. 1052, fol. 294v) y
que tiene una versión más cercana, recogida entre los niños de México en las
últimas décadas del siglo XX, que dice :

Por aquí pasó la Muerte


con su aguja y su dedal
remendando sus nagüitas
para el día del carnaval. (Naranja dulce…, 227)

25 La aparición de la muerte en la lírica infantil, sin duda recurre a diferentes


motivos de la tradición tales como el de la carreta de la muerte, que se
registra desde la Edad Media :

La muerte siriquisiaca
jalando su carretón,
parece una sombra flaca
bailando en el malecón. (Naranja dulce…, 31)

 11 Como ejemplo de humor macabro, la autora expone entre sus


ejemplos, una canción enumerativa recogid (...)

26No debe sorprender que en estas cancioncitas aparezca con tanta


frecuencia este « humor macabro » que, como señala Morote (2008 : 176)11,
en ocasiones se alimenta de leyendas y de motivos de cuentos tradicionales.
El de la carreta de la Muerte, por ejemplo, es un motivo que se ha mantenido
en la tradición oral hispánica y que aún se reproduce en la narrativa de
México en leyendas que dan noticia de su aparición, un ejemplo entre
muchos que se pueden encontrar en nuestro país, se aprecia en un relato
que me contaron en una población de Michoacán, Santa Fe de la Laguna :

 12 Esta historia fue recogida en Pátzcuaro, Michoacán, en


febrero del 2009, en una reunión entre alumn (...)

Dicen que, sí, que es en la mayoría de los pueblos, que este…, que entre son
lo que son las doce de la noche, como entre las tres de la mañana ¿ no ? Por
a[h]y, este, ya es cuando el pueblo ya está muy solo, haz de cuenta que a
esas horas, siempre, cuando empiezan a aullar los perros es cuando, cada
alma sale, dependiendo de cada lugar que se mueren, pues. En este caso, por
ejemplo, allá pues en todo, hay mucha gente que se muere en las esquinas. Y
dice que es cuando salen y los perros empiezan a aullar y es cuando
justamente también que entre a esas horas pasa la carreta, que es, este, la
carreta de la muerte. Y entonces ehh… pues las creencias de ahí son que ca…,
si la persona sale, y ve esa carreta, o la escucha, amanece muerta al siguiente
día.12

 13 En los cuentos, por otra parte, la Muerte suele aparecer como un


personaje más, suele intercambiars (...)

27Como podemos notar aquí, el tono del relato es mucho más obscuro que
el de la poesía. En general el tratamiento entre una y otras formas suele ser
así : terrible en las leyendas, más alegre en las composiciones líricas y en los
cuentos, en donde, como a otros personajes, a la Muerte se le puede burlar,
maltratar e incluso encerrar o golpear13.

 14 Compilación dirigida por Margit Frenk, en la que participaron


investigadores, becarios y alumnos de (...)

28El Cancionero Folklórico de México14, por ejemplo, reúne algunas


cancioncillas en las que se aprecia la cercanía con la Muerte y esa, a decir de
Lomnitz, seducción atractiva aunque temible por su significado real :

Se va la Muerte cantando
por entre las nopaleras ;
¿ en qué quedamos, pelona ?
¿ me llevas o no me llevas ? (La muerte, CFM, núm. 9057)

La Muerte me hace conquista


de diferente manera ;
yo no la pierdo de vista,
porque ella es muy traicionera :
me quiere poner en lista
onde están las calaveras. (« El Balajú », « El siquisirí », Zapateado, CFM, núm.
9058)

29El emisor se chancea con el personaje, lo trata de tú, a diferencia de otro


tipo de composiciones, al nuestro se lo expone como alguien cercano,
tentador, hasta cierto punto, bonachón. En general, el tratamiento carece de
la solemnidad que suele dársele en otras composiciones. Se matiza, es raro
verla como la segadora de vidas en las cancioncillas mexicanas.

30Algún ejemplo dentro de la misma lírica infantil, lo encontramos en la


recolección que Lírica infantil de Mendoza, en una canción acumulativa :

Cuando la rana sale a pasear, (bis)


viene el sapo y la quiere matar […]
Cuando el herrero sale a pasear,
viene la muerte y se lo quiere llevar ;
cuando la Muerte sale a pasear ;
viene el diablo y la quiere cargar ;
cuando el diablo sale a pasear ;
viene San Pedro y lo hace ahuyentar ;
cuando San Pedro sale a pasear ;
viene el Creador y lo manda arrestar.
El creador a San Pedro ;
San Pedro al diablo ;
el diablo a la Muerte ;
La Muerte al herrero ;
el herrero al cuchillo ;
el cuchillo al buey ; […] (Mendoza, Lírica infantil, « La rana », núm. 192 (b)).

31Estos versos se suelen reproducir de memoria, con apenas una bocanada


de aire (ese es precisamente el chiste), en ellos se expone la percepción más
tradicional de nuestro personaje, pero aunque se mantiene en el ámbito
popular, ya se trata del tipo de la Parca. La que aparece en las siguientes
estrofas provenientes de un romance de evidente procedencia hispánica,
entonces, es aquella que solemos reconocer de novelas y poemas, la
despiadada muerte a la que se debe, ante todo, temer :

Estando durmiendo anoche, un lindo sueño soñaba :


Soñaba con mis amores, soñaba con mi hermosa dama.
De pronto se me aparece una figura muy blanca.
-¿ Eres el amor ? pregunto -No, responde, ¡ soy la Parca !
-¿ Que quieres de mi ? Le digo. ¿ Qué persigues de mi ? Habla.
-Vengo por tu vida entera y me llevaré tu alma.
-Si vienes tú por mi vida, déjamela hasta mañana.

-La tendrás solo unas horas y vendré por ella al alba.


Él entonces se encamina a ver a su enamorada
Y muy quedito le dice al pie de su alta ventana :
- Ábreme novia querida, ábreme mi hermosa amada.
- No- responde ella- no te abro, porque aún no es de mañana,
Mi padre está dormido, mi madre está levantada.
-Si no me abres esta noche, ya no me abrirás mañana ;
viene tras de mí la muerte pidiéndome pronto el alma ;
mas si tu abres la puerta, junto a ti, no temo nada.
Entonces ella muy quedito le dice desde su cama :
-Te haré una escalera muy fina con mis trenzas y sábanas.
El enamorado sube por aquella fina escala,
va llegando ya a lo alto cuando le sorprende el alba,
como la escala es muy débil, no aguanta el peso y se rasga,
y el enamorado cae a las plantas de la Parca
quien al verlo muerto dice, soltando una carcajada :
-¡ Vamos, el enamorado, que de mi ya no te escapas ! (pp. 139-140)

32En una canción con esta, no existe esa confianza festiva de la que
hablábamos antes, apenas percibimos cierta condescendencia, un tono
burlón, socarrón y hasta cierto punto tenebroso, por parte del personaje, que
ya se siente lejano. En estas canciones la muerte no puede ser engañada.

 15 Todos provienen del apartado : « Gritos y versos de lotería » que


cita Artes de México, 1997, p. 67

33Un último caso que quisiera retomar aquí, y que tiene que ver con el
ámbito lúdico en el que se puede encontrar a la muerte, es el del juego
tradicional de la Lotería, que en México se juega con imágenes y versos. Ahí
también llegamos a encontrar a nuestro personaje, junto con « el diablo »,
« la sirena », « el cazo », « la mano », « el alacrán », « el sol », etc. En el juego
mexicano las cartas, suele anunciarse a los jugadores por medio de dichos
populares o coplas, que les dan una pista y les permiten recordar quién o qué
está dibujado en la carta. Así, quien lidera el juego suele gritar : « ¡ Ay, qué
fea vienes comadre ! », y el jugador sabe que se trata de « la muerte »
(Toluca, Estado de México) ; « Cuatro dientes y una muela : la calavera »
(Tuxpan y Papantla en Veracruz)15.

34En ocasiones, los textos cantados representan un enigma, o un intrincado


juego filosófico, para el jugador, recordemos la siguiente estrofa declamada
en las Fiestas de Etla, Oaxaca :
Dijo la Muerte al morir :
morir es punto penoso,
no morir sería mejor
porque debe ser muy doloroso
morir y dejar su amor
enmanos de otro baboso
y de ribete hablador. (Oaxaca, en « Gritos y versos de la lotería », 68)

35En conclusión. El tema de la Muerte ha dado lugar a infinidad de trabajos y


a pesar de ello existen aún algunos elementos que se quedan en el tintero.
Aquí solamente hemos hablado del tratamiento que tiene nuestro personaje
en la lírica tradicional popular y en particular en aquellas composiciones que
se reproducen en el ámbito infantil.

36Las cancioncillas en México nos muestran como, si bien nuestro país no es


el único espacio en el cual se encuentran textos con este « humor macabro »,
que suele retomar los temores esenciales de los individuos y darles forma de
seres sobrenaturales, con nombre y apellido, para ridiculizarlos o bien
mostrarlos en toda su violencia para asustar o con una función didáctica, su
aparición en nuestro país es constante en gran medida por la relación lúdica
que tenemos con este personaje en particular, y que ha permitido que su
presencia se mantenga en la tradición oral y también en composiciones
populares como las Calaveras literarias, en las cuales la Muerte tiene el
sentido irónico que suele prevalecer en la mayor parte de los textos en
donde participa.

37No solamente en el ámbito lírico sino en muchas otras formas artísticas, la


Pelona se representa colorida, llena de vida, no pierde sus características
simbólicas, sólo se mezcla con los seres humanos en sus desgracias, placeres,
desventuras y vicios. Es un ser cercano, cotidiano, que bebe chocolate, que
silva entre los nopales, que escribe y habla, que trabaja de día en distintos
oficios, tiene familia y se sienta como todos a comer tortilla o a tomar
pulque.

38La Catrina de cierta forma también representa la cultura de nuestro país,


alrededor de ella se genera un fuerte vínculo de identidad. Por esta razón,
que también requiere un estudio más amplio que ya otros han iniciado, se ha
generado una religión compleja en torno a la Santa Muerte.

39Así, si bien es cierto que la Parca mexicana parte de una tradición anterior,
que se elabora a partir de las corrientes europeas –de la dance macabra o de
los versos de Jorge Manrique, por ejemplo--, también se puede apreciar en
ella un trasfondo indígena según el cual la muerte no es tan terrible como
otros la pintan y en ese aspecto, cobra sentido su tratamiento y para ejemplo
la última estrofilla que citaremos, que en la lírica infantil se ubica en la
categoría de los disparates y que pinta a :

La muerte calaca,
ni gorda, ni flaca ;
la muerte casera,
pegada con cera. (Estrofa suelta, CFM, núm. 8194)

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« Estando la muerte » en Bogotonitos. Juguemos en el bosque, en página


electrónica de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte,
<http://www.culturarecreacionydeporte.gov.co/bogotanitos/juguemos-en-
el-bosque/estando-la-muerte> Consultado el 12 de febrero de 2014.

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Notes

1 « Del náhuatl, pepenar, recoger lo esparcido por el suelo », Lope Blanch,


pp. 21-22.

2 « Aunque muy vulgar, uno de los nombres más generalizados en México -y


más fecundos- para la muerte», Lope Blanch, p. 23.

3 Existen varias publicaciones respecto a ambos ilustradores que en gran


medida recogen su trabajo. Respecto a Manuel Manilla, se puede encontrar
una interesante recolección en el libro de Mercurio López Casillas : Manilla.
Monografía de 598 estampas de Manuel Manilla. Grabador Mexicano (2005),
México : Biblioteca de Autores Mexicanos.

4 Como Juan Domíngo Argüelles recuerda, el « carácter festivo » de la


calavera « debe ir acompañado de un sentido satírico y aún sarcástico, como
es común en las mejores calaveras » (« La adulteración de las calaveras »).

5 « El purgatorio artístico en el que yacen las calaveras de los artistas y


artesanos ». México, Vanegas Arroyo, s.f., in López Casillas (2008 : 113ª).
Cabe señalar que hoy en día existe el proyecto : « Impresos Populares
Mexicanos (1880-1917) : rescate documental y edición », del cual es
responsable la Dra. María Ana Beatriz Masera Cerutti, que reúne y cataloga
documentos de la imprenta Vanegas Arroyo, lo que permitirá tener un mejor
acceso para los estudiosos interesados en el tema.

6 Archivo General de la Nación (AGN), Ramo « Inquisición », vol. 1052, exp.


20, fol. 294v. Texto con varias estrofas heterodoxas, que fue recogido en
Veracruz, en él (puede apreciarse desde el nombre) se mezcla un tono
africano que ya ha sido tratado en otros espacios. Si bien hay otras versiones
del Chuchumbé, pues al parecer fue un baile muy popular que escandalizó lo
suficiente a la Iglesia como para que el Santo Oficio abriera varios
expedientes, es en esta versión en donde encontramos las estrofas de la
Muerte. Para conocer otras versiones, véase el libro de María Águeda
Méndez y Georges Baudot, (1997). Véase también Méndez (1995) y Masera
(2004).

7 Respecto a estas estrofas en particular, Méndez informa que pudieron


haber provocado la ira del Santo Oficio por el sentido burlesco que se le da a
la muerte y al Más Allá. Mariana Masera por su parte, apunta que en estas
estrofas « existe un tono carnavalesco, irreverente ante la solemnidad
impuesta por la religión oficial ». Masera, por su parte, actualmente también
realiza un estudio respecto al tema de la Muerte en la lírica popular.

8 Recuérdese que en México la tortilla es la masa hecha con maíz, que tiene
una presentación plana y redonda, con la que se acompañan los alimentos.

9 Pa’, apócope de para.

10 Al respecto es interesante recordar el artículo de Pedro Cerrillo « Amor y


miedo en las nanas de tradición hispánica », publicado en la Revista de
literaturas populares, Año 7, núm. 2 (2007), pp. 318-339.
http://www.rlp.culturaspopulares.org/textcit.php ?textdisplay =404.
También véase García Baeza.

11 Como ejemplo de humor macabro, la autora expone entre sus ejemplos,


una canción enumerativa recogida en Murcia que se titula « Los esqueletos ».
La canción consiste en enumerar diferentes acciones acometidas por los
esqueletos en cada hora de la madrugada : « Cuando el reloj marca la una /
los esqueletos salen de la tumba. Cuando el reloj marca las dos / los
esqueletos comen arroz […] » (Morote, 177-178). Esta canción también se
canta en México, al respecto, véase, García Baeza, 79.

12 Esta historia fue recogida en Pátzcuaro, Michoacán, en febrero del 2009,


en una reunión entre alumnos de Licenciatura en la Universidad Intercultural
Indígena de Michoacán. Desgraciadamente no tengo los datos completos de
la persona entrevistada, sólo su nombre : Mayra. Respecto al texto. Se
transcribe como me lo narraron, respetando muletillas (este, pues),
pronunciaciones dialectales, acentos, para respetar la oralidad.
13 En los cuentos, por otra parte, la Muerte suele aparecer como un
personaje más, suele intercambiarse por el Diablo en algunas versiones de
cuentos en los que los héroes logran incluso encerrarla durante años,
impidiendo, así, que nadie fallezca.

14 Compilación dirigida por Margit Frenk, en la que participaron


investigadores, becarios y alumnos de El Colegio de México. En esta
recolección se reúnen más de 9.000 coplas, incluye un apéndice con 322
canciones dialogadas, encadenadas, enumerativas, etcétera. Todo ello en
cuatro extensos volúmenes al que se añade un quinto tomo que se dedica a
bibliografías, índices y anexos. Todas las composiciones, con variantes fueron
recogidas en la oralidad de México y su edición es sin duda un aporte al
estudio del cancionero tradicional.

15 Todos provienen del apartado : « Gritos y versos de lotería » que cita


Artes de México, 1997, p. 67.

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Pour citer cet article

Référence électronique

Claudia Carranza Vera, « « La Muerte Calaca ». Apuntes en torno a la


personificación de la Huesuda en la lírica tradicional de México », Amerika
[En ligne], 12 | 2015, mis en ligne le 01 juillet 2015, consulté le 28 octobre
2022. URL : http://journals.openedition.org/amerika/6511 ; DOI :
https://doi.org/10.4000/amerika.6511

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Auteur

Claudia Carranza Vera

El Colegio de San Luis, A.C.


ccarranza@colsan.edu.mx

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