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Barbero de barrio
Muchos prodigios hiciste
Con el pelo y con la barba,
Por eso no se te escarba
La losa en que sucumbiste.
Algunas cortadas diste
A la gente pasajera.
Mas ahora por tu tontera
Yaces dentro una mortaja,
Con tijeras y navaja
Para tuzar calaveras.5
11Yo solía cantar una estrofa similar, con una variante mínima. La canción la
aprendí de mi madre, que no recordaba dónde lo había escuchado pero sí de
haberla cantando en su infancia, en Reynosa, Tamaulipas :
El lobo le contestó dividí,
Que si, que sí, que no, dovodó.
(Colombia, « Estando la muerte », Página electrónica)
16De esta forma, por ejemplo, recordemos una cancioncilla que se bailaba en
el siglo XVIII en el México colonial, y que también nos presenta a la muerte
frente a un escritorio :
6 Archivo General de la Nación (AGN), Ramo « Inquisición »,
vol. 1052, exp. 20, fol. 294v. Texto con (...)
Es por eso que el poeta trágico busca evitar todo lo que pudiese llamar
nuestra atención sobre la materialidad de sus personajes. No bien se infiltra
la preocupación del cuerpo, puede temerse una intervención de lo cómico. Y
por esto los héroes de tragedia no beben, ni comen, ni se calientan a la
lumbre, y hasta evitan sentarse. Tomar asiento durante una dicción de
versos, llevaría al recuerdo de que se posee un cuerpo. Napoleón, buen
psicólogo por momentos, había notado que el mero hecho de sentarse
equivale a pasar de la tragedia a la comedia. (Bergson, 86)
23Es probable que las estrofas novohispanas que cité arriba circularan
independientemente de las canciones recogidas por el Santo Oficio y es muy
probable también que lo hicieran en contextos infantiles en donde la
presencia de seres sobrenaturales es casi obsesiva, en varias partes del
mundo, pues desde las nanas hasta los cuentos de hadas, canciones, hasta
las retahílas, etcétera, se nutren de brujas, duendes, lobos, diablos, de
nahuales, incluso, en el caso de nuestro país10.
24En la composición del Veracruz colonial, otra estrofa de interés sería la que
dicta : « Por aquí pasó la muerte / con su aguja y su dedal/ preguntando de
casa en casa, / ¿ Hay trapos que remendar ? » (AGN, vol. 1052, fol. 294v) y
que tiene una versión más cercana, recogida entre los niños de México en las
últimas décadas del siglo XX, que dice :
La muerte siriquisiaca
jalando su carretón,
parece una sombra flaca
bailando en el malecón. (Naranja dulce…, 31)
Dicen que, sí, que es en la mayoría de los pueblos, que este…, que entre son
lo que son las doce de la noche, como entre las tres de la mañana ¿ no ? Por
a[h]y, este, ya es cuando el pueblo ya está muy solo, haz de cuenta que a
esas horas, siempre, cuando empiezan a aullar los perros es cuando, cada
alma sale, dependiendo de cada lugar que se mueren, pues. En este caso, por
ejemplo, allá pues en todo, hay mucha gente que se muere en las esquinas. Y
dice que es cuando salen y los perros empiezan a aullar y es cuando
justamente también que entre a esas horas pasa la carreta, que es, este, la
carreta de la muerte. Y entonces ehh… pues las creencias de ahí son que ca…,
si la persona sale, y ve esa carreta, o la escucha, amanece muerta al siguiente
día.12
27Como podemos notar aquí, el tono del relato es mucho más obscuro que
el de la poesía. En general el tratamiento entre una y otras formas suele ser
así : terrible en las leyendas, más alegre en las composiciones líricas y en los
cuentos, en donde, como a otros personajes, a la Muerte se le puede burlar,
maltratar e incluso encerrar o golpear13.
Se va la Muerte cantando
por entre las nopaleras ;
¿ en qué quedamos, pelona ?
¿ me llevas o no me llevas ? (La muerte, CFM, núm. 9057)
32En una canción con esta, no existe esa confianza festiva de la que
hablábamos antes, apenas percibimos cierta condescendencia, un tono
burlón, socarrón y hasta cierto punto tenebroso, por parte del personaje, que
ya se siente lejano. En estas canciones la muerte no puede ser engañada.
33Un último caso que quisiera retomar aquí, y que tiene que ver con el
ámbito lúdico en el que se puede encontrar a la muerte, es el del juego
tradicional de la Lotería, que en México se juega con imágenes y versos. Ahí
también llegamos a encontrar a nuestro personaje, junto con « el diablo »,
« la sirena », « el cazo », « la mano », « el alacrán », « el sol », etc. En el juego
mexicano las cartas, suele anunciarse a los jugadores por medio de dichos
populares o coplas, que les dan una pista y les permiten recordar quién o qué
está dibujado en la carta. Así, quien lidera el juego suele gritar : « ¡ Ay, qué
fea vienes comadre ! », y el jugador sabe que se trata de « la muerte »
(Toluca, Estado de México) ; « Cuatro dientes y una muela : la calavera »
(Tuxpan y Papantla en Veracruz)15.
39Así, si bien es cierto que la Parca mexicana parte de una tradición anterior,
que se elabora a partir de las corrientes europeas –de la dance macabra o de
los versos de Jorge Manrique, por ejemplo--, también se puede apreciar en
ella un trasfondo indígena según el cual la muerte no es tan terrible como
otros la pintan y en ese aspecto, cobra sentido su tratamiento y para ejemplo
la última estrofilla que citaremos, que en la lírica infantil se ubica en la
categoría de los disparates y que pinta a :
La muerte calaca,
ni gorda, ni flaca ;
la muerte casera,
pegada con cera. (Estrofa suelta, CFM, núm. 8194)
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Bibliographie
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Notes
8 Recuérdese que en México la tortilla es la masa hecha con maíz, que tiene
una presentación plana y redonda, con la que se acompañan los alimentos.
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