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Sabiduría para el Liderazgo

La sabiduría milenaria del rey Salomón


para los líderes del siglo XXI

Por Arnoldo Arana

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Copyright 2017 por Arnoldo Arana.


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Depósito Legal: LA2017000126
ISBN: 978-980-7310-56-7

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por Alexander Mendoza (058 426-7517854)
mendoza.alexander@gmail.com

Impreso en Venezuela

Tabla de contenidos
ACERCA DEL AUTOR
INTRODUCCIÓN

CAPÍTULO 1
GESTIÓN DE LA LENGUA

CAPÍTULO 2
GESTIÓN DEL TIEMPO

CAPÍTULO 3
GESTIÓN DE LOS NEGOCIOS Y LOS
EMPRENDIMIENTOS

CAPÍTULO 4
GESTIÓN DE LA FAMILIA

CAPÍTULO 5
GESTIÓN DE LAS RELACIONES

CAPÍTULO 6
GESTIÓN DE LA SABIDURÍA

CAPÍTULO 7
GESTIÓN DEL CARÁCTER Y DEL LIDERAZGO
INTRAPERSONAL
CAPÍTULO 8
GESTIÓN DE LA ESPIRITUALIDAD

BIBLIOGRAFÍA

Acerca del autor


Arnoldo A. Arana : Tiene un Doctorado en Teología y
Consejería de la Universidad Rhema en Jacksonville, Florida –
USA. Así mismo posee una Maestría en Gerencia de Empresa y
una Licenciatura en Contaduría Pública de la Universidad del
Zulia. Es certificado como Facilitador en Procesos Personales –
Psicoterapeuta Gestalt - por el Centro de Aprendizaje e
Investigación en Facilitación Gestáltica (CENAIF). Tiene un
diplomado en Facilitación en Terapia Psicocorporal de la
Universidad Gran Mariscal de Ayacucho. Es Coach de Liderazgo
certificado por Lifeforming Leadership Coaching. Tiene una
formación en sexualidad del CENAIF. Se ha desempeñado como
profesor universitario en instituciones tales como la Universidad
del Zulia (LUZ), la Universidad de Carabobo (UC), la
Universidad Rhema, La Universidad LOGOS y la Universidad
de la Tercera Edad (UTE). A la fecha se desempeña como
docente en la Universidad de Carabobo. Así mismo ha ocupado
posiciones gerenciales en importantes empresas de Venezuela. Ha
sido conferencista y facilitador/consultor en temas relacionados
al Liderazgo y la Gerencia, y la vida matrimonial y familiar, para
diversas empresas e instituciones en el país y en el exterior. Es
autor de los libros: El Perdón: El camino a la Reconciliación,
Amor Total y Cómo conversar con mi pareja con efectividad. Es
coautor de los libros El Carácter: Factor clave en el Liderazgo, y
Liderazgo Visionario: El arte de convertir la visión en realidad.
Es Director/Consultor de Global Leadership Consulting. Funge
como pastor asociado en la Iglesia Restauración a las Naciones
en Venezuela.

INTRODUCCIÓN
En aquel tiempo vinieron al rey dos mujeres rameras, y se
presentaron delante de él (Salomón). Y dijo una de ellas: !Ah,
señor mío! Yo y esta mujer morábamos en una misma casa, y yo
di a luz estando con ella en la casa. Aconteció al tercer día
después de dar yo a luz, que ésta dio a luz también, y
morábamos nosotras juntas; ninguno de fuera estaba en casa,
sino nosotras dos en la casa. Y una noche el hijo de esta mujer
murió, porque ella se acostó sobre él. Y se levantó a medianoche
y tomó a mi hijo de junto a mí, estando yo tu sierva durmiendo, y
lo puso a su lado, y puso al lado mío su hijo muerto. Y cuando
yo me levanté de madrugada para dar el pecho a mi hijo, he
aquí que estaba muerto; pero lo observé por la mañana, y vi que
no era mi hijo, el que yo había dado a luz. Entonces la otra
mujer dijo: No; mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto. Y la
otra volvió a decir: No; tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que
vive. Así hablaban delante del rey. El rey entonces dijo: Esta
dice: Mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto; y la otra dice:
No, mas el tuyo es el muerto, y mi hijo es el que vive. Y dijo el
rey: Traedme una espada. Y trajeron al rey una espada. En
seguida el rey dijo: Partid por medio al niño vivo, y dad la mitad
a la una, y la otra mitad a la otra. Entonces la mujer de quien
era el hijo vivo, habló al rey (porque sus entrañas se le
conmovieron por su hijo), y dijo: !Ah, señor mío! dad a ésta el
niño vivo, y no lo matéis. Mas la otra dijo: Ni a mí ni a ti;
partidlo. Entonces el rey respondió y dijo: Dad a aquélla el hijo
vivo, y no lo matéis; ella es su madre. Y todo Israel oyó aquel
juicio que había dado el rey; y temieron al rey, porque vieron
que había en él sabiduría de Dios para juzgar” (1 reyes 3:16-
28).

Salomón, heredero al trono del rey David, fue rey de Israel


por 40 años, del 970 al 930 a.C., ascendiendo al trono a la
temprana edad de aproximadamente 20 años.

Salomón es recordado por su gran sabiduría. En su época, de


muchos pueblos y reinos venían las personas (reyes,
gobernantes, entre otros) para escuchar la sabiduría del rey
Salomón.

Se le atribuyen 3 libros del Antiguo Testamento de la Biblia:


Proverbios, Eclesiastés y Cantar de los Cantares. Salomón
compuso unos 3000 proverbios y 1005 poemas. Fue un gran
estudioso de la naturaleza; disertó acerca de variadas plantas y
animales. También se dedicó a la construcción de obras de gran
envergadura como el templo de Jerusalén. Fue un hábil
empresario y comerciante en el sector marítimo y de minería, lo
que le permitió acumular una gran riqueza.

Bajo su reinado Israel alcanzó su mayor poder político y


prosperidad. Fue un hábil gobernante que administró la hacienda
pública y los asuntos de gobierno con mucha eficiencia y
eficacia. También modernizó el reino a través de vías de
comunicación; y dotó al reino con un ejército con tecnología y
organización de punta para la época, lo que convirtió a la nación
de Israel en un reino reconocido y respetado. Uno de los méritos
de Salomón como rey fue también el mantener la paz con los
reinos vecinos.

Pero en los últimos años de su reinado cometió varios errores,


como el reavivar la esclavitud en los infieles, y su entrega a una
vida hedonista en la que no se negó ningún tipo de placer. Al
final de su reinado su juicio se había deteriorado mucho, y la
justicia y sabiduría que le habían acompañado en las primeras
etapas de su reinado, habían decaído; y poco tiempo después de
su muerte su reino se dividió.

En el libro de Proverbios el rey Salomón disertó sobre


numerosos temas, tales como: la familia, los negocios, las
relaciones, el gobierno, la sabiduría, entre otros temas. Y el libro
de Eclesiastés podría considerarse el primer tratado de filosofía
en la historia de la humanidad.

Aun cuando las temáticas tratadas en ambos libros no están


referidas exclusivamente al tema del liderazgo, creemos que en
sus páginas hay valiosas enseñanzas para los líderes de todos los
tiempos, y especialmente son relevantes para el contexto de vida
de los líderes del siglo XXI.

El Proverbios y el libro de Eclesiastés presentan valiosas


enseñanzas que traen perspectiva y sabiduría para los líderes,
especialmente en los asuntos relacionados con el desarrollo del
carácter: factor clave en la gestión del líder. El desarrollo del
liderazgo es el desarrollo del carácter del líder: el desarrollo de
los aspectos intrapersonales, que son la base para la influencia
interpersonal, organizacional y social.

En este sentido, en las enseñanzas del rey Salomón contenidas


en los libros de Proverbios y Eclesiastés, podemos observar un
énfasis en el hombre interior, en el corazón (carácter). Si en el
corazón del hombre hay integridad, rectitud, justicia, amor y
verdad, el buen comportamiento vendrá siempre detrás, y se
manifestará en el buen y efectivo liderazgo, o viceversa. Esas dos
dimensiones pueden apreciarse en la vida de Salomón. En los
primeros 2/3 del reinado de este rey puede observarse el cultivo
saludable de su corazón (integridad, rectitud, justicia), lo que se
tradujo en un desempeño sabio que trajo prosperidad a su
nación, y la veneración y lealtad de su pueblo. Pero en los
últimos años de su reinado, Salomón se apartó de los principios
universales, lo que se reflejó en el desastre que trajo a su vida
personal y a la nación que gobernaba.

Si los gobernantes, hombres de negocios y líderes a diferentes


niveles trabajaran más en guardar su corazón – cultivar su
carácter -, seguramente potenciarían su desarrollo como líderes y
acrecentarían su impacto en la vida de sus seguidores. Los líderes
son juzgados por sus seguidores, no sólo por sus logros y
hazañas, sino también, fundamentalmente, por el carácter que
revelan, vale decir, de acuerdo a lo que son, y no sólo a lo que
hacen. Para Salomón la vida personal del líder está estrechamente
ligada a su desempeño y a la posibilidad de influencia.

Los temas tratados en este libro giran alrededor de cuatro


atributos esenciales para un líder, y a los que el rey Salomón se
refiere en diferentes contextos y con variados énfasis. Estos
cuatro atributos son: la integridad, la prudencia, la humildad y la
disciplina. Un líder sabio se conoce por la práctica de estos
cuatro factores en su gestión.

Estas enseñanzas han sido agrupadas en ocho temáticas, que


se desarrollarán a lo largo del libro: gestión de la lengua, gestión
del tiempo, gestión de los negocios y emprendimientos, gestión
de la familia, gestión de las relaciones, gestión de la sabiduría,
gestión del carácter y del liderazgo intrapersonal y gestión de la
espiritualidad.

Las enseñanzas contenidas en este libro no obedecen a un


esquema sistemático. Y los libros que las inspiran – Proverbios y
Eclesiastés – tampoco son sistemáticos en sus enseñanzas.
Constituyen más bien reflexiones individuales sobre estas 8
áreas, que desde nuestro punto de vista, afectan y son valiosas
para el ejercicio del liderazgo. Representan reflexiones sobre
principios para la vida efectiva, extraídos de la lectura del libro
de Proverbios y el libro de Eclesiastés.

Capítulo 1

GESTIÓN DE LA LENGUA
“Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en
palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el
cuerpo. He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para
que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo. Mirad también las
naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son
gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna
quiere. Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de
grandes cosas. He aquí !cuán grande bosque enciende un pequeño
fuego!”. 1
Santiago 3:2-5

Las palabras tienen un tremendo poder: pueden levantar o derribar a


una persona. Nuestras palabras pueden nutrir y construir, o pueden
destruir; pueden sanar o pueden herir; pueden tener un efecto terapéutico,
o pueden resultar tóxicas.

Las palabras constituyen una valiosa herramienta, por eso el rey


Salomón nos exhorta usar la palabra con gracia, empatía y amabilidad,
buscando un impacto positivo. “La palabra amable es árbol de vida” 2
(Proverbios 15:14a). De allí la exhortación de Salomón a usar una palabra
sazonada con cortesía y consideración.

Ahora, usar la palabra en forma adecuada para edificar a otros, no es


sólo un asunto de técnica. Requiere cultivar el corazón, pues comunicamos
de lo que tenemos dentro de nuestro corazón; tal como lo expresó Jesús de
Nazaret: “De la abundancia del corazón habla la boca” 3 (Lucas 6:45).
Por eso es importante cuidar con que alimentamos nuestro corazón: qué
leemos, qué vemos por televisión, qué escudriñamos por internet, con
quién nos relacionamos.

Llegar a dominar nuestra lengua es un desafío, tal como lo expresa la


Biblia: “Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de
grandes cosas. He aquí !cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!”
4
(Santiago 3:5).
LA PALABRA ADECUADA: INDICADOR DE
LA SABIDURÍA DEL CORAZÓN
“La boca de los sabios esparce (siembra) sabiduría (conocimiento); no así el
corazón de los necios” 5 (Proverbios 15:7).

Hay una relación directa entre lo que la persona es y lo que tiene en su


corazón; entre lo que la persona es y lo que expresa con sus labios.
Nuestras palabras expresan quiénes somos realmente. El libro de
Proverbios escrito por el rey Salomón, expresa esta verdad : “El corazón
del sabio hace prudente su (enseña a su) boca, y añade gracia
(persuasión) a sus labios” 6 (Proverbios 16:23). Y Proverbios 16:21 añade:
“El sabio de corazón será llamado entendido, y la dulzura de labios
aumenta el saber” 7 . Por el contrario, “el corazón del necio proclama
(publica) la insensatez” 8 (Proverbios 12:23). El sabio se expresa con
gracia, prudencia, sentido común y entendimiento, sacando de la sabiduría,
discreción y ciencia que hay en su corazón.

La boca habla de lo que hay en el corazón (en este contexto corazón se


refiere a emociones + intelecto + voluntad). Jesús de Nazaret lo expresó de
la siguiente manera. ”Pero lo que sale de la boca del corazón sale…” 9 .
De modo que el mejor indicador de lo que hay en los corazones de las
personas son las palabras que expresan, y cómo las expresan. Las palabras
cargadas de respeto, empatía y tolerancia, que se expresan con prudencia y
gracia, denotan un corazón sabio; pero las palabras ásperas, apresuradas, o
cargadas de crítica hablan de la fatuidad, la necedad y la ligereza de un
corazón necio.
Un corazón sano se expresará con prudencia, respeto y consideración,
porque esa es su naturaleza. “Manantial de vida es la boca del justo” 10
(Proverbios 10:11a); pero un corazón enfermo se expresará con aspereza,
injusticia y maltrato. “El hombre perverso cava en busca del mal, y en sus
labios hay como llama de fuego” 11 (Proverbios 16:27).

Esta forma de hablar necesita ser cultivada desde los pensamientos del
hombre: creencias, mapas, paradigmas.
¿Cómo traer sabiduría a nuestro corazón?

Somos en buena medida lo que son nuestras creencias, mapas y


paradigmas. Nuestra forma de pensar determina nuestra forma ser y sentir
y, en consecuencia, nuestra forma de expresarnos. El sabio Salomón lo
expresa claramente: “Porque cuál es su pensamiento en su corazón
(mente) tal es él (ese hombre)” 12 (Proverbios 23:7). De modo que si
queremos hablar con prudencia, gentileza, integridad y sabiduría,
necesitamos primero – en lo interno: en nuestros pensamientos y
emociones – ser prudentes, gentiles, íntegros y sabios. Porque como dijo
Jesús : “De la abundancia del corazón habla la boca” 13 . Nos
comportamos y hablamos en congruencia con la forma en que pensamos.
Cambiar nuestra forma de hablar supone, entonces, cambiar nuestro
corazón. Una estrategia fundamental es revisar nuestras creencias, mapas
y paradigmas, que son los que dan lugar a nuestras actitudes y conductas.

Ahora, nuestro corazón se convierte en aquello con lo que lo


alimentamos. Si queremos cambiar nuestro corazón debemos revisar la
dieta con que alimentamos nuestra mente: lo que leemos, lo que vemos en
televisión, con quien pasamos tiempo compartiendo, aquello en qué
fijamos nuestra atención, el tipo de conversaciones qué acostumbramos a
sostener. Eso requiere cierta claridad, conciencia personal y disciplina para
alimentar nuestra mente con la información adecuada.

¿Con qué información alimentas tu mente? Con lo que alimentas tu


mente, es de lo que hablas. De lo que hay en nuestro corazón, es lo que
compartimos con otros. Lo que hay en nuestro corazón se pone de
manifiesto en el tono, actitud y contenido de lo que expresamos.

El lenguaje construye nuestra realidad

Por otra parte, otra forma de moldear positivamente nuestro corazón, es


a través de la disciplina de hablar de aquello que edifica, nutre, fortalece,
anima y reconforta. Nuestro lenguaje construye y edifica hacia nuestro
interior; nos reafirma.
El lenguaje que utilizamos cotidianamente nos define y modela como
personas. La forma en la que nos hablamos a nosotros mismos, y cómo le
hablamos a los demás, es expresión de nuestras creencias y valores, de
nuestras convicciones, emociones y de nuestra autoestima. Nuestro
lenguaje es un indicador de nuestra identidad, e impacta la forma como
funcionamos. El lenguaje también es un medio imprescindible para
identificar y comprender nuestros sentimientos, organizar nuestros
pensamientos y habilitarnos para la acción.

A veces no somos conscientes del poder que tienen las palabras para
construir nuestra identidad. Al respecto dice José Antonio Marian, citado
por Jaume Soler y M. Mercé Conangla: “Al dar nombre a algo,
relacionamos una experiencia con el saber acumulado bajo el nombre que
hemos aplicado. El lenguaje tiene por finalidad adquirir una buena
comprensión de nosotros mismos, de los demás y del entorno que nos
rodea…Al ser capaces de relatar lo que ocurre en nuestro interior, somos
capaces de poner en orden nuestro caos interno. Al relatar nuestra vivencia
a otro ser humano, el hecho de poner en orden las ideas y el esfuerzo por
expresarlas de forma coherente provoca unos efectos terapéuticos de
primer orden: hemos dado sentido a lo que pensamos y sentimos” 14 .
Las palabras que nos decimos afectan nuestras emociones y actitudes.

Por otra parte, nuestro lenguaje condiciona nuestro estilo de


afrontamiento de la realidad: optimista o pesimista, reactivo o proactivo.
Utilizar un lenguaje optimista y proactivo, entonces, coadyuva con el
mejoramiento de nuestra comunicación y nuestras estrategias para
relacionarnos con efectividad con el entorno; por el contrario, utilizar un
lenguaje pesimista y reactivo nos roba energía y nos aparta de nuestros
objetivos, además de que puede llegar a deteriorar las relaciones con los
demás, ya que resulta perjudicial y ofensivo tanto para los que nos rodean
como para nosotros mismos.

El lenguaje es una herramienta que nos impulsa, nos motiva, nos


energiza; o, por el contrario, nos estanca y nos desempodera. De allí la
importancia de construir un lenguaje proactivo y positivo. En ese sentido
comenta Luis Castellanos: “El lenguaje positivo en todas sus expresiones
(verbal, escrito y gestual) y en todos sus ámbitos (nuestra habla interior, la
comunicación interpersonal, la interacción social) es una poderosa
herramienta de motivación que nos ayuda a obtener un impulso extra, a
veces casi imperceptible, pero realmente importante, para seguir actuando,
para convertirnos en los protagonistas de nuestras vidas” 15 . Pero esto
implica luchar contra nuestros automatismos y nuestros hábitos
inefectivos a la hora de expresarnos. Los labios sabios no se hacen solos,
para tener los labios sabios se necesita de intencionalidad, entrenamiento y
enfoque.

La comunicación que se construye con sabiduría: sentido común,


prudencia, sagacidad, juicio (capacidad de discernimiento y
discriminación), es fundamental para construir la confianza e influencia
que el líder precisa forjar en sus seguidores y colaboradores. La forma
como los líderes comunican determina en buena medida su influencia
sobre sus seguidores.

Enseñanzas para el liderazgo

• Si escuchamos con atención las palabras de una persona,


podemos también escuchar lo que hay en su corazón.
• Cuando adquirimos sabiduría o entendimiento en nuestro
corazón, estamos haciendo prudente o precavida nuestra boca.
• En la medida que somos más prudentes con lo que decimos,
mayor gracia y efectividad añadimos a nuestras
conversaciones. ”El sabio de corazón será llamado prudente, y
la dulzura de palabras aumenta la persuasión” 16 (Proverbios
16:21 – Biblia de las Américas).
• La prudencia es una guía para actuar con mayor conciencia
frente a las situaciones ordinarias de la vida.
• Las palabras y la forma de hablar revelarán sabiduría o
insensatez.
• Cuando un sabio habla, lo que dice exalta la sabiduría. Pero
cuando el necio habla, lo que dice exalta la necedad.
• La lengua es una potencia vinculadora, pero su energía
vinculadora está en razón directa de lo bien que alguien hable y
de la capacidad del que hable de poner en palabras su
pensamiento y sus efectos. 17 (Pedro Salinas)
• “Lo que está claro en las palabras, está claro en la vida”. 18
(Miquel Martí i Pol)

Pensamiento: Los dichos de tu boca refuerzan lo que se


construye en tu corazón.

LA PALABRA DICHA CON GENTILEZA:


ANTÍDOTO CONTRA EL FUROR Y LOS
CONFLICTOS
“ La blanda (amable) respuesta quita la ira (calma los ánimos): mas la
palabra áspera hace subir el furor” 19 (Proverbios 15:1).

Muchas personas no son capaces de apercibirse o medir el impacto que


tienen sus palabras; muchas personas no son conscientes de cómo utilizan
sus palabras ni de las consecuencias que éstas generan. Y no se trata sólo
de las palabras que se dicen, sino también del tono en que se expresan. Lo
importante no es solo el contenido de lo que se dice, sino también la forma
como se dice. Podemos ser francos sin ser rudos. La cortesía y la
amabilidad no dependen de la sinceridad de nuestra comunicación, sino de
la manera en que expresamos lo que decimos. Al respecto decía George
Bernard Shaw: “En el tono correcto uno puede decir cualquier cosa. En el
tono equivocado uno no puede decir nada. La parte delicada es seleccionar
el tono”.

Busque la palabra adecuada y exprésela


en el tono adecuado
No siempre es fácil encontrar en las múltiples situaciones
interpersonales que vivimos, sobre todo en el ámbito emocional - social,
las palabras justas y atinadas, dichas en el contexto adecuado, y con la
carga emocional requerida. La sabiduría está en aprender a expresar
nuestras emociones y opiniones en el tono correcto, con la intensidad
idónea, y en el momento y lugar preciso. De modo que adquirir la pericia
para expresar a nuestro interlocutor de turno, palabras con prudencia,
respeto, empatía, amabilidad y cortesía, es una habilidad que requiere ser
construida. Toma tiempo y práctica aprender a ser amable; y requiere
también intencionalidad y disposición. En las personas los pensamientos
son más rápidos que las palabras, y se mueven además en diferentes
direcciones, sobre todo cuando somos afectados emocionalmente.
Saramago, citado por Jaume Soler y M. Mercé Conangla, hace un agudo
comentario de este proceso: “La palabra está siempre necesitando pedir
permiso, tropezando con la duda, dando vuelta a un adjetivo o a un tiempo
verbal que surge sin hacerse anunciar por el sujeto. A veces decimos lo
que no queremos decir, o no somos capaces de expresar o encontrar las
palabras adecuadas para pronunciar lo que sí necesitamos decir. Pero son
las palabras precisas, acertadas y bien hilvanadas las que son capaces de
llenar las ausencias, abrir las ventanas de otra alma y dotar de sentido
nuestra experiencia vital”. 20 Es necesario, según el rey Salomón, no sólo
usar las palabras precisas, acertadas y bien hilvanadas, sino ser
acompañadas también con una actitud amable y cortés.

Los que han adquirido sabiduría han aprendido que las palabras con que se
expresan, tienen un fortísimo impacto sobre la vida de las personas que les rodean.
Así las palabras ásperas o cargadas de crítica lastiman a otros o los pone a la
defensiva, mientras que las palabras dichas con consideración, amor y respeto,
nutren y edifican a otros . El rey salomón enfatiza que “la palabra amable es árbol
de vida; la palabra perversa destruye el espíritu” 21 (Proverbios 15:14). La boca
apacible se refiere al hablar recto, al hablar para edificación. Este tipo de hablar trae
sanidad, es árbol de vida . “Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y
medicina para los huesos” 22 (Proverbios 16:24). Por el contrario, la perversidad de
la lengua se refiere al hablar malicioso, con mentiras; al hablar que denigra e insulta.
Este tipo de hablar trae quebrantamiento de espíritu, vale decir, acarrea dolor y
aflicción.
Aplacando el furor de mi interlocutor

La palabra sazonada con gentileza y amabilidad siempre es oportuna y


bien recibida. La palabra dicha con cortesía y consideración a los demás,
hace ganar el favor y la buena voluntad de los oyentes. La palabra suave y
blanda también es útil para aplacar el furor de los iracundos; y ayuda a
disipar posibles conflictos. En ese sentido, la Biblia nos insta a hablar con
gracia y para edificación. “Sea vuestra palabra siempre con gracia,
sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno” 23
(Colosenses 4:6).

Las personas sabias saben que las palabras pueden pacificar tormentas
o pueden iniciar incendios en la vida de las personas. La forma como le
hablamos a otras personas: con amabilidad y respeto o con aspereza y
desconsideración, condiciona el tipo de respuesta que recibimos de ellas.
La blanda respuesta busca resolver conflictos y problemas y fomenta las
relaciones armónicas. Por el contrario, la respuesta áspera y brusca desata
conflictos y crea desarmonía en las relaciones. Si la respuesta es con
palabras ásperas, como dice el proverbio, lo único que se logrará es “echar
más leña al fuego” para avivar la hoguera de la discordia.

Expresarse con gentileza y amabilidad, no implica ceder cuando se cree


tener razón, ni debilitar la posición cuando se está negociando; por el
contrario, esta forma de expresarse conquista el corazón de nuestro
interlocutor y fortalece la percepción que el otro tiene de nosotros.

Algunos confunden cortesía y amabilidad con debilidad, pero como


dice el dicho “lo cortés no quita lo valiente”. La cortesía y la amabilidad
no proceden de debilidad ni de cobardía, sino de dominio propio y
humildad. Implica madurez y cordura.

Ahora, hablar con gentileza no es una simple técnica o práctica que


podemos usar a conveniencia. Por el contrario, supone un estilo de vida,
una forma de encarar las relaciones. Comporta una actitud de vida que
parte del respeto y la tolerancia hacia el otro. Requiere madurez de
carácter, paciencia y dominio propio; especialmente en situaciones donde
nuestro interlocutor está negado al diálogo, o molesto, o manifiesta una
actitud beligerante. En tales situaciones, la palabra gentil dicha con gracia,
es capaz de conquistar el corazón aún de nuestros enemigos.
La palabra blanda y gentil (aunque firme), cargada de respeto y
consideración por el otro, es una herramienta poderosa en las manos de los
líderes, para prevenir conflictos disfuncionales, gestionar diferencias y
negociar con efectividad.

El impacto de las palabras

“Las palabras son como la nitroglicerina: pueden destruir puentes o


salvar corazones”. 24

Las palabras poseen un increíble poder para elevar o derrumbar a las


personas; pueden edificar a una persona, o pueden lastimarla
profundamente; las palabras pueden destruir una amistad, dividir un
matrimonio, destrozar emocionalmente a un hijo; o, por el contrario,
levantar, consolar, motivar y edificar a una persona. El rey salomón le
otorga un extraordinario poder al habla: “Lo que uno habla determina la
vida y la muerte; que se atengan a las consecuencias los que no miden sus
palabras” 25 (Proverbios 18:21); expresando con ello que las palabras
muestran la naturaleza de la persona (creencias, valores, convicciones,
carácter); y que según se utilicen producirán un determinado fruto. “Hay
hombres cuyas palabras son como golpes de espada; mas la lengua de los
sabios es medicina” 26 (Proverbios 12:18). Hay personas que usan sus
lenguas para ofender, causar dolor y heridas, producir desánimo y
destrucción a otras personas, por eso el rey Salomón afirmó que “la
muerte y la vida están en poder de la lengua” .

Por otra parte, las palabras positivas y de edificación son como


semillas que se siembran en otros, y que a su tiempo empezarán a dar su
fruto. Lo mismo podemos decir, en sentido contrario, las palabras
negativas: ofensivas, de reproche, de crítica; son semillas que en su
momento darán su fruto, para desgracia y desdicha.
Utilizando el silencio como herramienta para comunicar

Una forma de comunicación, que dependiendo como se use, puede ser


constructiva o destructiva, es el silencio. Hay silencios inoportunos que
pueden percibirse como indiferencia, y resultar ofensivo; pero hay
silencios que usados en el contexto adecuado pueden ser muy elocuentes
para expresar empatía, y aún para aplacar a un interlocutor airado. El
silencio es un elemento de comunicación en sí mismo, cuyo valor puede
llegar a equipararse al de la palabra.

A veces es preferible callar que hablar lo indebido. Cuando no tenemos


nada edificante y constructivo que decir es preferible hacer silencio. Pero
al necio le cuesta callar. Por eso el rey Salomón decía: “El sabio sabe
callar; el tonto habla y causa problemas” 27 (Proverbios 10:14). También
dijo: “Aun el necio, cuando calla, es contado por sabio; el que cierra sus
labios es entendido” 28 (Proverbios 17:28 ). El sabio no habla
impulsivamente. Por el contrario, pondera la situación, para ver si tiene
algo útil que decir. “El que es entendido refrena sus palabras; el que es
prudente controla sus impulsos” 29 (Proverbios 17:27).

El problema es que la ignorancia siempre está deseosa y dispuesta para


hablar; desconociendo lo poderoso que es el silencio como arma, siempre
y cuando no sea la expresión de la indiferencia hacia el otro. Pero cuando
es expresión de una escucha activa y de un sentido de prudencia,
representa un argumento difícil de contradecir. El silencio, además, crea el
espacio para una escucha recíproca más empática, lo que facilita una
comunicación más efectiva.

Enseñanzas para el liderazgo

• “El trato respetuoso y considerado genera la buena disposición


de nuestro interlocutor.
• Las palabras dichas con gentileza pueden calmar a una persona
enojada. Las palabras dichas con aspereza, o desconsideración,
o crítica, despiertan el enojo.
• Desarrollar la habilidad de hablar con gentileza y amabilidad
requiere desarrollo de carácter.
• La palabra blanda es una extraordinaria herramienta de
persuasión en las manos de los líderes.
• “Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de
impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño
timón por donde el que las gobierna quiere. Así también la
lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes
cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño
fuego!” 30 (Santiago 3:5).
• Hay un poder tremendo en las palabras. Hablar no es barato, es
muy costoso.
• “El silencio es parte integrante de la comunicación y sin él no
existen palabras con densidad de contenido… Del silencio, por
tanto, brota una comunicación más exigente todavía, que evoca
la sensibilidad y la capacidad de escucha que a menudo devela
la medida y la naturaleza de las relaciones”. 31 ( Benedicto XVI)
.
• “Cuando surge una discusión enardecida, el hombre sabio la
aplaca con silencio”. 32 (John Mason).
• “Callando se permite hablar a la persona que tenemos delante,
expresarse a sí misma; y a nosotros no permanecer aferrados
sólo a nuestras palabras o ideas, sin una oportuna
ponderación”. 33 (Benedicto XVI).
• “Allí donde los mensajes y la información son abundantes, el
silencio se hace esencial para discernir lo que es importante de
lo que es inútil y superficial”. 34 (Benedicto XVI).
• Hablar es fácil, sale espontáneamente. Lo difícil es que las
palabras cuenten: generen conexión con nuestro interlocutor,
comuniquen efectivamente.

Pensamiento: Tu forma de expresarte puede apagar un fuego o


iniciar un incendio.

Capítulo 2

GESTIÓN DEL TIEMPO

El tiempo es tal vez el recurso más valioso con que contamos. También
es el recurso más escaso y el que más limita nuestro desempeño; es
totalmente irremplazable, no tiene un sustituto. No podemos recuperar el
tiempo perdido. Dice un dicho popular: “El tiempo perdido hasta los
santos lo lloran”. El tiempo es oro. Nuestra oportunidad de hacer cosas, de
alcanzar metas o de construir un destino, tiene un límite; ese límite es
impuesto por el tiempo.

¿Sabe usted a dónde va su tiempo?

Nuestra vida es fugaz. Dice la Biblia que la vida del hombre “es
neblina que aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece” 1
(Santiago 1:14). Por eso es tan importante saber a dónde va nuestro
tiempo. Tenemos una sola vida, por lo que tenemos que vivirla con
sabiduría. Las personas que adquieren sabiduría saben a dónde va su
tiempo. Parte de esa sabiduría está relacionada con saber usar el tiempo
correctamente.

Por lo tanto, aprender a gestionar en forma efectiva el tiempo,


constituye una de las prioridades más clave para un líder. La adecuada
administración del tiempo es un factor de efectividad personal y
organizacional. Ser eficaz implica saber cómo redimir, asignar o encontrar
el tiempo para lidiar con las situaciones o asuntos cruciales en la esfera
individual y organizacional.

Una concepción errada del tiempo afecta nuestra efectividad, y socava


nuestra vida misma. Cuando no se tiene una concepción de proceso,
contextualizada y responsable del tiempo, se vive dominado por un sentido
de urgencia; por una visión patológicamente cortoplacista; nos llenamos
además de estrés. Terminamos por convertirnos en esclavos del tiempo.
Reloj vs brújula

Saber a dónde va nuestro tiempo implica invertirlo en prioridades, no


malgastarlo enteramente en atender urgencias. No diluirlo en actividades
rutinarias, que no contribuyen a la consecución de nuestras metas y
sueños. Para saber a dónde se va nuestro tiempo resulta más útil una
brújula que un reloj. El reloj cuenta nuestro tiempo, pero la brújula nos da
sentido de dirección. El reloj nos ayuda a planificar nuestro tiempo,
mientras que la brújula nos ayuda a administrarnos a nosotros mismos. Un
enfoque, el del reloj, hace énfasis en las cosas y el tiempo; y el otro, el de
la brújula, hace énfasis en las expectativas, en los resultados y en la
contribución.

Tanto en el libro de Proverbios como en el libro de Eclesiastés el rey


Salomón nos exhorta a usar con sabiduría el tiempo. Nos recuerda que “
Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora
” 2 (Eclesiastés 3:1).

TODO TIENE SU TIEMPO: HAY UN


MOMENTO OPORTUNO PARA CADA COSA
PARTE I
Todo tiene su tiempo (momento oportuno), y todo lo que se quiere
debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir;
tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y
tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de
llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; tiempo
de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y
tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder;
tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de romper, y tiempo de
coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de
aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz. ¿Qué provecho tiene el
que trabaja, de aquello en que se afana? 3
Eclesiastés 3:1-9

La vida del hombre está compuesta de variadas y heterogéneas


situaciones; y en muchos casos opuestas: alegría – tristeza, trabajo –
descanso, triunfos – fracasos, nacer – morir, hablar – callar, entre otros. La
vida nos toca con sus extremos. Y en ambos extremos necesitamos
aprender a vivir. En ocasiones los extremos representan el inicio y el fin de
un ciclo interminable que se repite continuamente, tal como lo expresa el
mismo Salomón en Eclesiastés 1:4-7: “Generación va, generación viene,
mas la tierra siempre es la misma. Sale el sol, se pone el sol, y afanoso
vuelve a su punto de origen para de allí volver a salir. Dirigiéndose al sur,
o girando hacia el norte, sin cesar va girando el viento para de nuevo
volver a girar. Todos los ríos van a dar al mar, pero el mar jamás se sacia.
A su punto de origen vuelven los ríos, para de allí volver a fluir”. 4 En este
ciclo continuo para todo hay su tiempo. Así nos alegramos cuando nace un
hijo, que luego es llorado cuando muere. Hay un tiempo en que
sembramos trabajando esforzadamente (arar, abonar, regar), hasta el
tiempo en que se cosecha, y allí el agricultor obtiene el fruto de su labor;
para luego iniciar el proceso, y así una y otra vez.

Si bien reconocemos que el proceso no se repite de la misma forma,


porque la realidad es cambiante. Vivimos en un mundo siempre cambiante.
Los sucesos de cada día, así como las condiciones de la vida humana,
difieren grandemente, y estamos constantemente pasando y volviendo a
pasar de un estado a otro. Esa es la dinámica de la vida. De allí la
necesidad de aprender a vivir y a gestionar el cambio.

La vida necesita, entonces, ser aceptada como es, como se presenta,


pues no se tiene control sobre todo lo que acontece en nuestra vida. Y es
precisamente esa variedad de experiencias lo que le infunde a la vida su
riqueza. ¿Cómo, pues, apreciar el descanso sin haber experimentado la
fatiga del trabajo? ¿Cómo reconocer el momento de triunfo, sin haber
experimentado algún obstáculo y fracaso? ¿Cómo valorar la salud, si
nunca se ha estado enfermo? Si entendemos que así es la vida, tendremos
la sabiduría y la fuerza para vivir cada situación que de turno nos toque
experimentar, obteniendo así provecho de cada circunstancia. Entonces,
cada experiencia humana cobra sentido. En cada experiencia hay un
valioso aprendizaje. Ninguna experiencia es desdeñable.

Tenemos libertad para elegir nuestra


actitud con que enfrentamos la vida

Muchas veces no tenemos elección sobre lo que nos toca vivir, pues no
tenemos control total sobre nuestro destino, si bien cosechamos lo que
sembramos; pero siempre tenemos la opción de elegir desde la conciencia
y la responsabilidad; de inventar nuestras propias soluciones. Somos libres
para vivir y asumir con una determinada actitud cada circunstancia que la
vida nos presenta. Aun ante las adversidades somos libres de elegir: somos
libres de rendirnos ante las adversidades, o de esforzarnos para superarlas,
y aun no superándolas, somos libres de elegir cómo reaccionar ante ellas.
Por lo menos tenemos la opción de elegir interiormente de qué manera nos
afectará lo que nos sucede.

Dice Víctor Frankl: “El devenir de una persona no depende ni de la


predisposición ni del entorno, ni de lo que la herencia le haya deparado, ni
de lo que su educación le haya tocado en suerte, sino que al fin y al cabo,
todo se deja al criterio de su propia decisión y dentro de los límites que las
condiciones y las circunstancias le permitan, esta decisión será una
decisión libre. Es decir, el hombre no está libre de circunstancias
biológicas, psicológicas y sociológicas, pero siempre es y será libre para
adoptar una postura frente a todas estas condiciones y circunstancias, ya
sea resignándose a ellas o ya sea superándolas, haciendo uso del poder de
obstinación de la mente”. 5

Necesitamos crecer en flexibilidad

En la vida, cada cosa tiene su tiempo: oportunidad, ocasión. Hay un


tiempo propicio para todo. Ningún momento es absoluto. En Eclesiastés
9:11 el rey Salomón dice: “Me fijé que en esta vida la carrera no la ganan
los más veloces, ni ganan la batalla los más valientes; que tampoco los
sabios tienen qué comer, ni los inteligentes abundan en dinero, ni los
instruidos gozan de simpatía, sino que a todos les llegan buenos y malos
tiempos”. 6 Puede que alguna de las cosas que nos acontezca nos
desagrade, pero en vez de renegar y rehusar vivirlas (lo cual no es
opcional), recordemos que es el tiempo para que eso nos ocurra, en lugar
de pensar que no debiera pasarnos, que eso está bien para otras personas,
pero no para nosotros. Si reconocemos que toda circunstancia y
experiencia está dentro del menú de opciones que la vida tiene, entonces,
podemos sacar un aprendizaje de cada situación que nos toque vivir.

Se requiere, por consiguiente, de flexibilidad para desenvolverse con


efectividad en cada momento, en cada circunstancia. Así, por ejemplo, se
requiere la tristeza para tomar contacto con el valor de lo perdido y
experimentar un necesario proceso de duelo; pero también se requiere
experimentar la alegría en momentos donde nuestras necesidades son
satisfechas. Asimismo, se requiere la fuerza y firmeza para hacer frente a
un ataque o defender una postura que consideramos no negociable; pero
también se requiere de la fragilidad y suavidad para cargar y atender un
niño de meses de nacido.

No podemos prescindir de ninguno de los dos extremos con que la vida


nos confronta. De hacerlo, estaríamos negando la mitad de nuestros
recursos y posibilidades. En este caso estaríamos excluyendo una gama
importantes de elecciones y comportamientos potenciales existentes en
nuestra condición y potencialidad como seres humanos, lo que hace que
perdamos flexibilidad y adaptabilidad, pues al tener un comportamiento o
emoción alienado, sólo contamos con las opciones que nos provee el polo
identificado y aceptado, pero tenemos vedadas las posibilidades que
potencialmente posee el polo rechazado – alienado. Esta situación nos
coloca en una posición de vulnerabilidad y desventaja en nuestra
interrelación con el medio ambiente. Así por ejemplo, puede ser muy
conveniente disponer de la fuerza y firmeza para poner límites a un
ofensor; pero puede ser muy inconveniente, usar esa misma fuerza y
firmeza para tratar con un niño recién nacido.

Ahora, aprender a ser flexibles implica percibir el tiempo más como


una oportunidad que en forma cronológica, para salirnos de la rigidez que
significa ser gobernado por el reloj. Esto comporta un paradigma diferente
al de nuestra cultura occidental que mide el tiempo en forma lineal e
inelástica por el calendario; pero en la época del rey Salomón, importaba
más lo que acontecía y su significado que la duración de las cosas. Esta
visión occidental del reloj es uno de los obstáculos para entender la
información cronológica que se posee. En el pensamiento hebreo era más
importante lo que ocurría en el tiempo, que el transcurrir del tiempo como
tal.

Las cosas requieren maduración

Vivir bajo la premisa que “ todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere
debajo del cielo tiene su hora ”, implica también que las cosas requieren
un tiempo para adquirir madurez. Esto demanda entender que la vida
funciona por procesos. Este paradigma es opuesto a la mentalidad de
micro ondas y de recetas instantáneas de esta época en que vivimos.

No se puede apurar el tiempo, como no se puede empujar un río. Hay


un tiempo apropiado y oportuno para ciertas cosas, que demanda la
madurez de la situación. Tampoco podemos acelerar los procesos obviando
las leyes naturales. No podemos cultivar antes de sembrar. En ocasiones
necesitamos dar tiempo al tiempo, vale decir, dar lugar a que las
situaciones maduren, permitiendo que transcurran de un modo natural.
Necesitamos curarnos de la inmediatez que busca resultados a corto plazo.

Si bien es cierto que el tiempo es un bien no renovable, limitado e


inelástico, que requiere ser gestionado con diligencia y responsabilidad,
debemos evitar caer en la esclavitud el tiempo.

Enseñanzas para el liderazgo

• “El desafío no consiste en administrar el tiempo, sino en


administrarnos a nosotros”. 7
• “El problema es la falta de dirección, no la falta de tiempo: todos
contamos con días de 24 horas”. 8
• Para aprovechar el tiempo – tiempo de oportunidad –
necesitamos cultivar la paciencia, para esperar el tiempo
apropiado – la circunstancia madura – en la que nos conviene
actuar.
• La vida nunca es fácil. “la vida es difícil”9, dice M. Scott Peck.
A veces puede parecer injusta, con altibajos. Sin embargo, la
vida cobra sentido en el proceso de afrontar y resolver los
problemas y dilemas que ella nos presenta. Los problemas y
altibajos son una oportunidad para el crecimiento.
• No siempre podemos elegir lo que nos toca vivir; pero siempre
podemos elegir con que actitud vivir cada situación.
• La vida es un proceso. Necesitamos, entonces, desarrollar una
mentalidad de proceso, si queremos alinearnos con la vida,
para ver las cosas en su contexto, desde una más perspectiva
más amplia, donde todas las cosas estas interconectadas en la
gran trama de la vida.

Pensamiento: No necesariamente las cosas más importantes


requieren de la mayor parte del tiempo, pero sí el mejor
tiempo; tiempo que a veces gastamos en las cosas urgentes.
TODO TIENE SU TIEMPO: HAY UN
MOMENTO OPORTUNO PARA CADA COSA
PARTE II
Todo tiene su tiempo (momento oportuno), y todo lo que se quiere
debajo del cielo tiene su hora . 10 Eclesiastés 3:1

El tiempo es uno de los recursos más fundamentales de que


disponemos para nuestra gestión. También es el recurso que más limita
nuestro desempeño; y es totalmente irremplazable, no tiene un sustituto.
Es un recurso no renovable. No podemos estirar la cantidad de tiempo de
que dispone cada día, a diferencia del dinero, o la fuerza laboral que son
recursos más flexibles; el tiempo es absolutamente inelástico. En este
sentido comenta Peter Drucker: “No es posible alquilar, arrendar, comprar
ni obtener tiempo de ninguna manera. Las reservas de tiempo son
totalmente rígidas. Por muy alta que sea la demanda, la oferta no
aumentará. Además, el tiempo es un recurso perecedero y no puede
almacenarse. El tiempo de ayer ya no existe ni volverá nunca. En
consecuencia, las reservas de tiempo siempre son escasas”. 11

El tiempo disponible es finito, tiene su momento de agotarse, y además


el tiempo que pasa ya no regresará. Esto debe darnos una clara orientación
sobre el valor del tiempo, que es igual al valor de nuestras vidas; y debe
motivarnos a usar con sentido de responsabilidad y prioridad este recurso
escaso y no renovable en aquello realmente significativo e importante. El
tiempo es irreversible, no renovable e irremplazable, por lo que al
desperdiciar nuestro tiempo, estamos desperdiciando nuestra vida; cuando
somos negligentes con nuestro tiempo, somos negligentes con nuestra
vida. Cuando el tiempo se nos escapa de las manos, con él se escapa
también la vida. En este sentido, Asdrúbal Ríos define el tiempo como la
duración de nuestra vida. “La duración de la oportunidad o coyuntura de
hacer algo específico y definido. Pasadas esas posibilidades podemos decir
que también ha pasado con ellas el tiempo de aprovecharlas. En tal
sentido, no es el tiempo el que se va sino la oportunidad que estuvo a
nuestro alcance y ya no volverá a estarlo”. 12 Disponemos, pues, de un
tiempo finito y limitado para cumplir nuestro propósito en la vida, por lo
que necesitamos ser diligentes y responsables en la gestión del mismo. En
este sentido comenta Benjamín Franklin: “Si en verdad amas la vida no
derroches tu tiempo porque éste es la materia prima de la cual la vida está
hecha”.

El tiempo tiene dos dimensiones importantes de estudiar.

Kairos vs cronos

La palabra tiempo (del hebreo Et) traduce: período, tiempo


determinado, propicio o apropiado, estación. La expresión “todo tiene su
tiempo” puede asociarse al tiempo cronológico; y “todo lo que se quiere
debajo del cielo tiene su hora” puede asociarse a un momento propicio o
adecuado. Estos dos conceptos del tiempo se corresponden en el griego del
Nuevo Testamento con los términos cronos (tiempo histórico) y kairos
(tiempo no cronológico y que se podría traducir por momento oportuno).

Cronos significa duración de tiempo, un lapso de tiempo, sea


prolongado o no; marca cantidad. Cronos es la raíz de la palabra
cronometro y sus derivados. Kairos designa una medida apropiada, una
proporción ajustada, un tiempo oportuno, un tiempo favorable, un
momento decisivo; medida correcta, ocasión, momento señalado y
preciso; marca, calidad.

Tiempo cronológico vs tiempo de oportunidad

En relación con la administración del tiempo de nosotros mismos como


líderes y de las organizaciones que gestionamos, es importante tener claro
la distinción existente entre tiempo cronológico y tiempo de oportunidad.

El griego clásico conoce una doble terminología para señalar el tiempo.


Uno es el tiempo cronos o tiempo cronológico y el otro es el tiempo kairos
o tiempo de oportunidad. Cronos indica el fluir del tiempo sobre el
hombre, mientras que kairos indica una oportunidad o crisis que hay que
aprovechar. El tiempo cronos es un tiempo lineal, cargado de tareas y
gobernado por el reloj. El tiempo kairos es un tiempo cargado de
significados, que puede ser comparado con la brújula como metáfora; un
intento de rescatar el tiempo de su caducidad.

Para el líder no sólo es importante lograr un dominio y eficiencia del


tiempo cronos, sino también lograr percibir el tiempo kairos, asociado a
las oportunidades. El uso sabio del tiempo como kairos está relacionado
con el tiempo que utilizamos en la consecución de las metas y las
prioridades personales y organizacionales.

Cronos y kairos representan dos perspectivas de la vida, dos enfoques,


dos posicionamientos, dos paradigmas, dos estilos de vida, dos formas de
gestionarse personalmente y de administrar las organizaciones a las que se
lidera.

Conviene distinguir estos dos paradigmas o enfoques de gestionar el


tiempo. Uno representa el paradigma del reloj y el otro el paradigma de la
brújula.

Paradigma del reloj

En el mundo occidental estamos más acostumbrados a entender el


tiempo en términos cronológicos – kronos, que en términos de significado
y oportunidad – kairos. Bajo el paradigma occidental se define al tiempo
como la medida del devenir de lo existente, como la duración de las cosas.
Esta definición del tiempo, nos lleva a contar y contabilizar las horas,
minutos y segundos que invertimos en nuestras actividades. De modo que
cuando hablamos de administrar bien el tiempo, hablamos de usar
adecuadamente las horas, minutos y segundos de cada día. Esto implica
regularnos por las agujas del reloj. Bajo este enfoque administrar el
tiempo, es hacer un uso eficiente (menor tiempo) del mismo; es aprender a
planificarlo, según las metas y objetivos trazados. Esto indudablemente
repercute positivamente en nuestra eficacia (consecución de objetivos), al
traer eficiencia a nuestro quehacer.

Paradigma de la brújula
Obviamente es útil planificar nuestro tiempo, tener agendas bien
estructuradas, etcétera. Pero el impacto del uso sabio del tiempo va más
allá de la simple distribución de las actividades durante el día. La
denominación “administración del tiempo” puede resultar una definición
poco feliz. Como dice Stephen Covey : “El desafío no consiste en
administrar el tiempo, sino en administrarnos a nosotros”. 13 Al fin y al
cabo, como dice Zig Ziglar: “El problema es la falta de dirección, no la
falta de tiempo: todos contamos con días de 24 horas”. 14

Apegados al paradigma del reloj, nuestras acciones pueden resultar


eficientes, pero no necesariamente eficaces. El problema en la eficacia en
cuanto al logro de objetivos, y al uso efectivo del tiempo, no está tanto
ligado al control del tiempo – paradigma del reloj, como al dominio de
uno mismo – paradigma de la brújula. Está asociado a nuestro sentido de
dirección y enfoque en lo que hacemos.

Ser eficaz requiere hacer un uso adecuado de la brújula: enfoque,


sentido de dirección, prioridades claramente establecidas. Sin una brújula
podemos malgastar nuestro tiempo, aun administrándolo con eficiencia.
Usar el tiempo con eficacia supone invertirlo en prioridades, no
malgastarlo enteramente en atender urgencias. No diluirlo en actividades
rutinarias, que no contribuyen a la consecución de nuestras metas y
sueños. Para tal propósito es conveniente saber hacia dónde se va nuestro
tiempo, para lo cual puede resultar más útil una brújula que un reloj. El
reloj cuenta nuestro tiempo, pero la brújula nos da sentido de dirección. El
reloj nos ayuda a planificar nuestro tiempo, mientras que la brújula nos
ayuda a administrarnos a nosotros mismos. Un enfoque, el del reloj, hace
énfasis en las cosas y el tiempo; y el otro, el de la brújula, hace énfasis en
las expectativas, en los resultados y en la contribución.

John Maxwell 15 nos habla de seis tipos de brújulas que deben


acompañarnos en la gestión propia y de las organizaciones, y que nos
orientarán en el proceso de saber hacia dónde encauzar nuestro tiempo:

Brújula moral (mirar por encima): Mide nuestra integridad. Nos


ayuda a revisar nuestras motivaciones, si estamos trabajando por las
razones correctas. Esta brújula supone el uso de nuestra conciencia moral.
Brújula intuitiva (mirar hacia adentro): Tiene que ver con el cultivo
de la intuición. Las visiones surgen de nuestras intuiciones, de nuestros
anhelos más profundos. Necesitamos una brújula intuitiva que nos guíe en
el proceso de mirar hacia dentro, que nos ayude a concebir sueños /
visiones y apasionarnos con ellos.

Brújula histórica (mirar hacia atrás): No podemos avanzar si


desconocemos nuestro pasado. Necesitamos echar una mirada
retrospectiva sobre nuestra vida, y darnos cuenta de nuestras raíces, que
son las que nos proporcionan nuestra identidad. Al mismo tiempo
debemos ser capaces de ver nuestros errores, para aprender y ganar
experiencia.

Brújula direccional (mirar hacia delante): Implica echar una mirada


prospectiva, que visualice nuestros sueños / visiones y conlleve al
establecimiento de metas. Esta brújula nos ayuda además a enfocarnos en
lo que es realmente importante en nuestras vidas y en el de las
organizaciones que lideramos.

Brújula estratégica (mirar alrededor): Nos ayuda a desarrollar una


mentalidad de estratega, que sea capaz de trazar una ruta que tenga como
fin del camino la visión establecida, y al mismo tiempo nos instruya
acerca de lo que necesitamos hacer para alcanzar las metas. La estrategia
hace converger todas las fuerzas y recursos en un solo polo de atracción.
Las visiones deben cristalizar en planes de trabajo y estructuras, que
permitan alcanzar los objetivos. Un soñador sin estructuras, es un quijote
ambulante que pelea contra molinos de viento y al que sólo le sigue un
ignorante barrigón.

Brújula visionaria (mirar más allá): Esta brújula nos hace mirar más
allá de las circunstancias presentes y visualizar la magnitud de la visión
que podemos alcanzar con nuestro potencial.

Enseñanzas para el liderazgo


• El tiempo es un factor de producción que condiciona los otros
factores dentro de una organización.
• El tiempo es el recurso que más limita la efectiva ejecución del
líder.
• Sin controlar el tiempo no se puede gestionar nada más.
• Dominar el tiempo es el punto de partida de la eficacia personal
y organizacional.
• Para un líder más importante que administrar con eficiencia su
tiempo, es aprender a administrarse a sí mismo.
• El líder efectivo debe aprender a balancear el uso del reloj con el
uso de la brújula.
• La gestión efectiva del tiempo comienza con presupuestar la
forma de invertir el tiempo.

Pensamiento: La forma como una persona valora su vida, es


proporcional a la forma como valora su tiempo.

TODO TIENE SU TIEMPO: HAY UN


MOMENTO OPORTUNO PARA CADA COSA
PARTE III
Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su
hora . 16 Eclesiastés 3:1

Hemos dicho que el tiempo es un recurso vital para la gestión efectiva de toda
persona. También hemos dicho que el tiempo es un recurso no flexible e
irremplazable. Esta naturaleza inelástica, perecedera y finita del tiempo exige
sabiduría para gestionarlo con efectividad, porque el costo de malgastarlo es muy
alto. Cuando derrochamos nuestro tiempo, en realidad estamos derrochando nuestra
vida misma.
Necesitamos tomar el control de nuestro tiempo

El cómo usemos el tiempo afecta nuestra efectividad. Eso es así porque


en cualquier emprendimiento o proyecto, los límites de rendimiento están
determinados por el recurso más escaso, y no hay nada más escaso que el
tiempo. De modo que sin controlar el tiempo no se puede controlar nada
más.

Cada actividad que desarrollemos exige un tiempo determinado (un


período: horas, días, meses, etcétera) y un momento oportuno para su
realización (oportunidad). “ Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere
debajo del cielo tiene su hora” 17 (Eclesiastés 3:1). Ambas dimensiones:
tiempo que consume la actividad, y el momento para ejecutarla, son
importantes en una gerencia eficaz del tiempo.

Dice Peter Drucker: “Dominar el tiempo es el punto de partida de su


eficacia”. 18 Las personas efectivas le dan una alta importancia a mejorar
su gestión del tiempo. ¿Cómo gestionar con efectividad el tiempo? Las
personas efectivas empiezan presupuestando en que invertir su tiempo.
Las personas efectivas no empiezan programando sus tareas; empiezan
planificando cómo van a invertir su tiempo. Para este propósito, dice Peter
Drucker, primero empiezan registrando su tiempo, para poder llevar un
control y correcta asignación de él; pero también analizan las tareas que
representan un desperdicio o que pueden ser delegadas a otras personas. 19

Esta forma de administrar el tiempo supone adoptar un estilo proactivo


de gerenciar el tiempo, caracterizado por la asunción de responsabilidad
por su tiempo, la iniciativa personal y la intencionalidad en las acciones
emprendidas.

Tiempo proactivo vs tiempo reactivo

Tiempo proactivo

El tiempo proactivo es aquel en el cual hacemos actividades iniciadas


por nuestra voluntad, correspondiente a proyectos que nos hemos
planteado, con los cuales estamos comprometidos y además les damos
valor en nuestra actividad (profesional, personal, familiar). Durante este
tiempo generalmente nos sentimos motivados por lo que estamos haciendo
aunque sea exigente, difícil y laborioso. Es un tiempo más orientado hacia
las oportunidades que hacia los problemas. En esta dimensión se atiende
las prioridades establecidas: aquellas cosas importantes, no urgentes, tales
como: construir relaciones, desarrollar las habilidades y las destrezas,
planificar cómo invertir el tiempo, definir una planificación estratégica,
buscar alineamiento con los valores personales y/u organizacionales, la
misión personal y/u organizacional y la visión personal y/u
organizacional, trabajar en la preparación y el mantenimiento preventivo,
revisar y ajustar mapas y paradigmas para ser relevantes y pertinentes al
entorno y la realidad actual.

Tiempo reactivo

El tiempo reactivo es el consumido en actividades o situaciones en las


que tenemos la sensación o la certeza de que no contribuyen al alcance de
nuestros objetivos. Por ejemplo, es el que transcurre mientras rehacemos
un informe o cálculo realizado defectuosamente por nosotros o por otro; es
el usado para atender problemas aislados e inesperados, por ejemplo,
atender una llamada telefónica que no agrega ningún valor y ni siquiera es
grato. Tiempo reactivo es el de permanencia en clínicas u hospitales a
causa de enfermedades por estrés o descuido de la salud. Es el tiempo en
que actuamos como bomberos que apagan fuegos. En esta dimensión
atendemos las cosas urgentes y administramos por crisis.

Bajo este paradigma nos adaptamos a esta época de lo instantáneo en que


vivimos: recetas rápidas, formulas instantáneas y desarrollos acelerados. Bajo
ese paradigma la gente no quiere comprometerse en acciones y proyectos de
largo plazo. La gente busca una gratificación inmediata. Esta época de
aceleramiento y de cambios vertiginosos, hace que muchas veces vivamos con
un sentido de urgencia y de visión cortoplacista. Con frecuencia esta forma de
percibir la realidad, mueve a la gente a querer obtener resultados a toda costa y
en muy corto plazo, sin dejar que las cosas maduren. Pero como dice Ying
Shaowu:”Todo lo que se precipita a la madurez probablemente perecerá pronto.
Todo lo que se realiza con prisa será seguramente destruido con facilidad. Lo que
se hace sin consideración de largo plazo y se termina apresuradamente carece de
grandeza y de largo alcance”.

La realidad es que alcanzar algo que verdaderamente valga la pena


requiere una inversión de tiempo, trabajo y esfuerzo prolongado; requiere
de un período de maduración. Los resultados duraderos e importantes
vienen a través de procesos y no de eventos puntuales. La vida es procesos
y, como tal, requiere tiempo de maduración.

La gestión del tiempo y la eficacia personal

El dominio en el uso del tiempo es crucial para lograr eficacia. La


administración del tiempo afecta en forma directamente proporcional
nuestra eficacia personal u organizacional.

La eficacia consiste en saber organizarse y trabajar correctamente. Va


más allá de ser eficiente en el uso del tiempo. Esta competencia es
fundamental en el proceso de liderar con efectividad. Esta es una habilidad
que puede aprenderse. Dice Peter Drucker: “La eficacia es una disciplina,
y como cualquier disciplina puede aprenderse y debe aprenderse”. 20 “No
existe nada como una personalidad naturalmente eficaz” 21 (Joseph A.
Maciariello). No se nace eficaz, se aprende a ser eficaz, pero se requiere
de disposición y motivación para ser eficaz. La eficacia puede definirse
como un arte, y como todo arte, para desarrollarlo, se precisa de tiempo,
esfuerzo y enfoque.

Eficacia vs eficiencia

La eficacia es diferente a la eficiencia. Eficiencia y eficacia representan dos


paradigmas diferentes de la gestión organizacional, aunque la idea es que sean
complementarios. La eficiencia se refiere a la relación producto (resultado) –
insumos; es la cantidad de cosas obtenidas, logradas o producidas con el uso de una
determinada cantidad de un recurso. A menor uso de recursos (tiempo, dinero,
etcétera) mayor eficiencia. La eficacia está más relacionada con lograr los resultados,
con alcanzar metas, con generar valor agregado. Se puede administrar el tiempo con
eficiencia, pero sin eficacia. Se pueden manejar con eficiencia los horarios, realizar
las tareas en tiempo óptimo, y aun así no alcanzar los objetivos.
Ser eficaz implica ser capaz de lidiar con las situaciones o asuntos
cruciales de la organización que se lidera. Cuando el líder logra orientar
y/o dedicar la mayor parte de su esfuerzo, energía, atención y tiempo a
aquellas “pocas cosas medulares” que determinan la consecución de los
objetivos y metas más importantes en la organización, sin descuidar los
“muchos importantes pero no medulares”, el líder construye eficacia.
Aprendiendo a administrarnos a nosotros mismos

Un paradigma más efectivo que administrar nuestro tiempo (paradigma


del reloj), es aprender a administrarnos a nosotros mismos (paradigma de
la brújula): disciplina, gestión emocional, hábitos, valores, etcétera. La
gestión efectiva está casada con el autogobierno, la autogerencia, la
gestión efectiva del carácter. El verdadero líder aprende a administrarse a
sí mismo. “Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se
enseñorea del espíritu que el que toma una ciudad” (Proverbios 16:32). 22

Administrarnos a nosotros mismos, puede resultar más complejo, pero


a su vez más eficaz que administrar el tiempo. El tiempo es una variable
más definida y sujeta a medición. El ser humano es una entidad muy
compleja y difícil de medir y evaluar. Requerimos, pues, contar con
parámetros que nos retroalimenten sobre qué tan bien estamos
administrándonos a nosotros mismos y, en consecuencia, a las
organizaciones que lideramos. Considero que existen tres criterios básicos
contra los cuales podemos comparar nuestra gestión y resultados, para
decidir si estamos realizando una buena gerencia de nosotros mismos y de
la organización que lideramos. Estos tres elementos son : principios
(valores), visión y misión.

Un viaje por barco reúne la definición de estos tres elementos.


Podemos decir que si la vida es un viaje por barco, el propósito del viaje,
es la misión; el lugar de destino, la visión; los principios, las estrellas que
actúan como puntos cardinales que guían en medio de la noche.

Visión
La visión es el puerto de destino, el lugar al que queremos ir. Es una
mira orientada hacia los resultados que queremos obtener. Es la
representación hoy del futuro que queremos tener mañana. Necesitamos
tener un enunciado propio de lo que queremos alcanzar y llegar a ser, que
exprese un futuro positivo, alentador, motivador y factible. No podemos
avanzar en la vida si no sabemos a dónde nos dirigimos. Por otro lado, la
visión nos mueve a la acción y nos llena de energía; estimula nuestro
espíritu, nuestra mente, nuestros sentimientos y nuestro compromiso.
Cuando tenemos una gran visión en nuestra vida y estamos
emocionalmente conectados con ella, se crea en nosotros una gran
motivación por llegar a nuestro lugar de destino.

Misión

La misión es la razón por la cual emprendemos el viaje. Tiene que ver


con lo que uno quiere ser – carácter, y hacer en términos de aportación y
logro - legado. La misión nos dice qué vamos a hacer para satisfacer la
visión. La misión es la entrega a la visión, como razón de ser en la vida.
De esta forma, la misión se convierte en la norma, el punto clave para
tomar las decisiones importantes acerca de la orientación de la vida, y
también las decisiones cotidianas en medio de las circunstancias y
emociones que nos afectan.

Principios (valores)

Los principios (valores) son las directrices o guías que orientan


nuestras vidas, para asegurarnos que nos mantenemos en el camino
elegido. Necesitamos una base firme - un núcleo que no cambie – y que le
de soporte a nuestras acciones. Cuando actuamos conforme a valores,
claramente identificados y comprometidos, no vamos a ser movidos por
las emociones o por las circunstancias, ni vamos a reaccionar ante los
problemas o adversidades, ni a ceder ante las manipulaciones de otras
personas, sino que vamos a actuar con proactividad y determinación
conforme a esos valores que hemos elegido como norma de vida y
actuación.

Enseñanzas para el liderazgo


• Los líderes precisan desarrollar la capacidad de organizarse y
trabajar bien, lo cual demanda el desarrollo de cinco hábitos o
prácticas, según Peter Drucker: gestionar el tiempo, colaborar
con el resto del equipo y realizar aportaciones valiosas,
potenciar sus puntos fuertes y hacerlos productivos, concentrar
los esfuerzos en aquellas tareas que son más importantes para
conseguir unos buenos resultados y tomar decisiones eficaces.
23

• Para desarrollar eficacia necesitamos definir los cambios


necesarios en nuestros hábitos, así como en nuestro
cronograma de trabajo y en nuestras prioridades, y la forma
como gestionamos nuestro tiempo, de tal manera que podamos
aprovechar las oportunidades y lograr eficacia personal y
organizacional, no sólo resultados, sino, fundamentalmente,
valor agregado.
• Un paradigma más efectivo que administrar nuestro tiempo
(paradigma del reloj), es aprender a administrarnos a nosotros
mismos (paradigma de la brújula).
• Los líderes eficaces aprenden a utilizar su tiempo con
proactividad.
• Sin controlar el tiempo no se puede controlar nada más.
• “La ocasión hay que crearla; no esperar que llegue”. Francis
Bacon

Pensamiento: La gestión eficaz del tiempo es indispensable


para generar altos niveles de desempeño.

“LOS TIEMPOS PASADOS SON MEJORES”


“Nunca preguntes por qué todo tiempo pasado fue mejor. No es de
sabios hacer tales preguntas”. 24
Eclesiastés 7:10 NVI

¡Antes las cosas eran mejores! ¡En mi época las cosas eran mejores!
!No hay como los viejos tiempos! ¡En mi juventud viví tiempos mejores!
En muchas ocasiones he escuchado, con un tono nostálgico y con actitud
de añoranza, estas frases que evocan un supuesto “pasado mejor”. Pero
Salomón dice que no es de sabio hacerse esas preguntas: nunca de esto
preguntarás con sabiduría . Esas comparaciones no son, en muchos casos,
fidedignas ni justas. La mayoría de las veces se plantean sobre una base
puramente emocional. En todo caso, pasado y presente son contextos
diferentes.

Muchas de estas huidas al pasado no son más que un intento de


refugiarse en “una realidad supuestamente conocida”. Pero las personas
que viven en el pasado, evaden la realidad presente. Vivir en el pasado nos
impide valorar el presente y proyectarnos al futuro, porque nos mantiene
anclados a situaciones, eventos y personas del pasado, que ya no forman
parte de la realidad actual. Y como dice el dicho “el pasado, pasado es”.
“Cuando se desprecia el presente comparándolo con el pasado, en la
mayoría de los casos el pasado no es analizado fidedignamente como para
poder decir que, efectivamente, los tiempos pasados fueron mejores o
superiores al presente. Pero en base al descontento con la realidad
circundante, a la cual se mira con prejuicios, mira el pasado como si
hubiera sido un tiempo de rosas”. 25 Lo cierto es que no podemos
retroceder al pasado. La acción sabia sería aprender lo que haya que
aprenderse del pasado, tomar lo que sea nutritivo del pasado, y seguir
adelante enfocados en el presente. “Añorar el pasado es correr tras el
viento” (proverbio ruso).

Resistencia al cambio

Necesitamos entender que la vida y la realidad son dinámicas, y en ese


dinamismo el cambio es inevitable. El cambio como fuerza que rompe el
equilibrio afecta a todas las personas y organizaciones, estén o no
preparadas para recibir el cambio. Ninguna persona u organización es
inmune al cambio. Vivimos en una época compleja y de múltiples y
constantes cambios; una época en la que el cambio es más rápido, más
complejo, más turbulento y más impredecible. Vivimos en una época en la
que el cambio mismo, como fenómeno, está cambiando. Por lo tanto, no
hay forma de resistirse al cambio. No hay forma de congelar la realidad
para mantener un status quo, por más que nos aferremos a situaciones
ideales del pasado.

Sin embargo, por lo general, a pesar de la inminencia del cambio,


muchas personas son reacias a cambiar. Para muchas personas el cambio
puede resultar amenazante. Muchas personas ven el cambio como algo
inesperado y disruptivo que los saca de su zona de confort. A muchos el
cambio les genera ansiedad ante la ambigüedad e incertidumbre que puede
conllevar el mismo, o temor ante lo desconocido que pueda traer, o
sentimientos de pérdida al tener que dejar atrás posiciones, personas,
estatus, etcétera, por lo que se vuelven reacios a cambiar, al percibir el
cambio como un suceso amenazante y negativo. Sienten que lo que cambia
les desarregla la vida y, en consecuencia, lo ven con desagrado.

La pregunta por qué todo tiempo pasado fue mejor que el tiempo
presente, deja entrever una inhabilidad para afrontar los cambios con que
el entorno nos confronta. En una época de constantes, profundos y
acelerados cambios, como la época presente, se puede activar la renuencia
de las personas a aceptar el cambio, sobre todo cuando esos cambios son
vertiginosos y poco predecibles, lo que hace que se levanten las
resistencias a aceptar y adaptarse al mismo.
Gestión del cambio cuando
se está anclado en el pasado

Las personas ancladas en el pasado constantemente tratan de resolver


los desafíos presentes o enfrentan las circunstancias actuales, basándose
en las viejas recetas del pasado, ignorando el cambio que opera en las
personas, instituciones y la realidad misma. En este sentido, las personas
ancladas en el pasado carecen de creatividad, flexibilidad y capacidad de
adaptación. Desde esa mirada puramente retrospectiva, es muy difícil
avanzar desde el presente al futuro, pues la realidad cambiante exige
innovación, contextualización y alineamiento con lo que está ocurriendo
en el entorno. Quedarse anclado en el pasado equivale a condenarse a
morir, desaparecer, dejar de ser relevante y pertinente.

Si se quiere avanzar en la vida, a veces, se tiene que renunciar a lo


mejor o peor que se tiene del pasado. Con cuanta frecuencia nos aferramos
a nuestros logros pasados, a los roles del ayer. Eso no está mal en
principio. Es difícil avanzar si no sabemos de dónde venimos. Es bueno
echar una mirada retrospectiva al pasado y hacer un balance de la vida y
de las experiencias. Nuestras experiencias pasadas, son la base de nuestro
conocimiento e identidad; de lo que somos y creemos. Pero no podemos
negar que la vida cambia, el entorno cambia, las organizaciones cambian.
¿Por qué, entonces, en un momento de cambio queremos mantener y
retener el pasado? La vida sigue y nos presenta nuevos retos y
oportunidades, que requieren asumir nuevos roles, o desarrollar nuevas
habilidades, o asociarnos con personas diferentes. No podemos aferrarnos
al pasado. Evocar los tiempos pasados no va a resolver, necesariamente,
los problemas presentes, ni va a borrar las incertidumbres futuras. Aquí es
donde la enseñanza del rey Salomón cobra vigencia: “Nunca digas: ¿Cuál
es la causa de que los tiempos pasados fueran mejores que estos? Porque
nunca de esto preguntarás con sabiduría”.

Cambio y transición: dos conceptos distintos

Nuestra renuencia a dejar el pasado, es lo que hace que la transición


hacia nuevos estadios y oportunidades en nuestra vida, se haga más difícil
de transitar. ¿En medio del cambio donde estamos parados?

El cambio personal, según William Bridges (Managing Transitions),


tiene dos dimensiones. Una asociada a las circunstancias, condiciones y
ambiente que cambia para la persona, que se refiere a lo estructural. La
otra dimensión del cambio personal es el componente intrapersonal, la
respuesta psicológica, que tiene que ver con el proceso de adaptación a la
nueva realidad. Ambas dimensiones: gerenciar el cambio y gerenciar la
transición, son necesarias.
Lo estructural representa el acontecimiento estructural y contextual. Se
relaciona con el cambio mismo, que se puede percibir e inclusive
cuantificar. Ejemplo: nuevo trabajo, nuevo jefe, nuevo sistema, pérdida de
un ser querido, entre otros. Se refiere al aspecto situacional (ámbito físico,
material). Es externo, más rápido.

Lo psicológico ( la transición ) representa la respuesta ante el cambio.


Se refiere al proceso psicológico individual e interno que pasan las
personas para aceptar la situación nueva; es el proceso de adaptación a la
nueva coyuntura de vida. Es personal (intrapersonal e íntimo), más lenta.
Se refiere al proceso de transición: manejo emocional. “Es progresiva,
puede ser inconsciente, y casi nunca se produce en forma lineal, ni
siempre se siente o percibe como un avance”. 26

Etapas de la transición del cambio en la persona


(William Bridges)

La transición psicológica abarca, a su vez, tres etapas 27 :

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---------------

Etapa 1: Soltar : Está asociada al proceso de resistencia al cambio. El


cambio comienza con el cierre de alguna situación, estrategia, o
estructura. En esta etapa es necesario lidiar con sentimientos de pérdidas,
con temores y con la tendencia a mantener el estatus quo. Para avanzar -
cambiar, es imprescindible abandonar la vieja situación (despedirla,
cerrarla), “dejarla ir”, y soltar las amarras que pueden atarnos al pasado de
manera improductiva.

Etapa 2: Zona neutral : Corresponde al proceso exploración y


metabolización del cambio. En esta etapa la persona se debate entre lo
nuevo y lo viejo. En esta etapa hay mucho caos y confusión
simultáneamente. No se está en lo viejo, pero tampoco se está en la nueva
situación. Es una etapa de transición.

Etapa 3: Nuevo inicio : Es la etapa de la definición y diseño como


respuesta al proceso de cambio. En esta etapa se crean nuevos patrones,
comportamientos y actitudes. Es la etapa de consolidación y renovación de
la visión inicial, hacia una más precisa y pertinente repuesta al cambio.

En el proceso de manejar la transición del cambio , a muchas personas


les cuesta dejar – soltar – el pasado; cerrar situaciones abiertas y realizar
las despedidas con situaciones del pasado. Estas personas constantemente
están evocando, añorando viejos tiempos. Se preguntan por qué los
tiempos pasados fueron mejores que éstos . Terminan pasando demasiado
tiempo en la zona neutral , ya que las anclas que le atan al pasado y le
impiden soltarse , no le dejan avanzar más plenamente al nuevo inicio .

El cambio se relaciona con


la necesidad de crecimiento

El cambio personal u organizacional es una oportunidad para el


desarrollo y la capitalización de oportunidades. Cada día hay algo que
mejorar. No somos productos acabados y perfectos, sino que estamos en
constante crecimiento y transformación.

El cambio está asociado a la necesidad de crecimiento de todo sistema


(organismo, empresa, sociedad, etcétera). Dice Manuel Barroso: “La
necesidad de cambio es la necesidad del crecimiento”. 28 La opción de
cambio no es un problema con el que hay que lidiar, sino una oportunidad
para el crecimiento, la renovación y la supervivencia de las personas u
organizaciones. Agrega el propio Manuel Barroso: “Las empresas como
las personas tienen sus procesos y cuando estos se impasan, entran en la
parálisis, que no es más que la necesidad de reflexionar, tomar conciencia
y dar un salto cuántico para colocarse en mejor posición. Los problemas
no son más que la oportunidad para hacerlo”. 29 Los problemas son una
oportunidad para el crecimiento, vale decir, para el cambio. Los problemas
son la evidencia de que algo necesita cambiar.
No cambiar es no crecer. Resistirse al cambio es resistirse al
crecimiento. Negarse a cambiar es sucumbir al estancamiento y la
parálisis. El cambio se gerencia con efectividad desde el crecimiento. El
cambio es bienvenido por aquellos que tienen la necesidad de crecimiento;
pero “el cambio es una amenaza cuando se está cómodo en la muerte”. 30
Quedarse en el pasado en negarse a crecer; condenarse a no madurar.

¿Cuán dispuestos estamos a fluir con el ritmo de los tiempos en que


vivimos? ¿Estamos abiertos a recibir los cambios en los hijos, cónyuges,
amigos, trabajo, mercado, sociedad, empresa? ¿Realizamos movimientos
internos en nuestros mapas y paradigmas? ¿Somos capaces de escuchar
otros puntos de vista y aceptarlos?

Enseñanzas para el liderazgo

• Es normal que algunas personas se resistan al cambio. Como


líderes “la resistencia al cambio no se vence: se trabaja, se
negocia, se diluye con diálogo comprometido y sincero”.
• ¿Cómo reacciona usted ante el cambio? ¿Qué sentimientos le
despiertan las situaciones de cambio? ¿Tiende apoyar u
oponerse a los procesos de cambio? ¿Cómo maneja la
incertidumbre que generalmente acompaña el cambio?
• La habilidad para cambiar es una de las competencias más
importantes para el ejercicio del liderazgo.
• El pasado explica de dónde procedemos, quiénes somos, cuáles
son nuestras raíces; pero aferrarse al pasado, puede ser muy
peligroso para la supervivencia propia y de las organizaciones
que lideramos.
• Como líderes del cambio, el asunto más delicado de gerenciar es
la transición que opera en las personas que atraviesan por
procesos de cambio.
• Es útil tener una mirada retrospectiva, pero se requiere también
tener una mirada prospectiva, firmemente anclados en el
presente.

Pensamiento: Si el presente trata de juzgar el pasado, perderá


el futuro. Winston Churchill

Capítulo 3

GESTIÓN DE LOS NEGOCIOS Y


LOS EMPRENDIMIENTOS

El rey Salomón fue un exitoso empresario y un hábil comerciante, a la


vez que un gerente público altamente competente.

Como gobernante fue muy diestro para organizar la hacienda pública, y


traer estabilidad política al reino. Como estadista supo realizar alianzas
muy provechosas con los pueblos y naciones vecinas, lo que trajo un
tiempo de paz para el reino de Israel. Fue un hábil diplomático que supo
cultivar relaciones beneficiosas con otros reinos, lo que generó progreso
en las ciudades israelitas. También hizo alianzas beneficiosas en el mundo
de los negocios. Supo además crear unas condiciones internas que
favorecieron el desarrollo y el fortalecimiento de Israel como nación.

En lo empresarial el rey Salomón desarrolló negocios muy prósperos.


Adquirió una flota de naves que lo hicieron muy rico a través del comercio
marítimo. En su época recibía como ganancia más de 20 toneladas anuales
de oro que era trasladado en sus embarcaciones.

En lo administrativo fue sumamente organizado. Edificó un sistema


administrativo que facilitó con una alta eficiencia el trabajo. Salomón
organizó estructuras administrativas en distritos que estaban ligados
directamente a su administración. También construyó un sistema de
puertos estratégicos

En lo militar también fue exitoso en su gestión. Salomón fortificó


Jerusalén y otras ciudades israelitas con muros y creó las ciudades
almacén. Como buen estratega, él anticipaba posibles adversidades
preparándose para ellas. En sus manos Israel se erigió como una potencia
militar, en una época en que carecer de fuerza militar era muy peligroso,
por eso invirtió en caballería, pertrechos militares y carros de guerra.

Su visión estratégica hacia lo interno y lo externo de la nación, y sus


eficientes sistemas organizativos, que rindieron fruto en lo económico, en
lo político, en lo militar y en lo empresarial, son testimonio de su
capacidad como gobernante, diplomático y empresario. No fue por
casualidad que el reinado de Salomón duró 40 años y fue muy próspero en
los diferentes órdenes de la vida de la nación israelita.

En sus libros escritos de Proverbios y Eclesiastés, el rey Salomón nos


deja algunas enseñanzas útiles para el desarrollo de empresas, negocios y
emprendimientos. En estos escritos nos dice que el éxito en nuestros
negocios y emprendimientos van de la mano con algunas prácticas, tales
como: planificar en función de prioridades claras, trabajar en equipo,
modelar aquellos comportamientos, actitudes y prácticas que esperamos
desarrolle nuestro equipo de colaboradores, trabajar con disciplina y
enfoque y con perspectiva de largo plazo, desarrollar una mentalidad
estratégica, y servir de canal de bendición y provecho, buscando añadir
valor a otros.

PLANEACIÓN EFECTIVA
“El sabio piensa con anticipación; el necio trata de engañarse y no
quiere reconocer los hechos” 1 (Proverbios 14:8).

El rey Salomón pone de manifiesto el valor de la planificación.


Planificar es una parte esencial de una buena gerencia aplicada a cualquier
actividad, incluyendo la gerencia propia - autogerencia. “Toda empresa
tiene por fundamento planes sensatos, se fortalece mediante el sentido
común, y prospera manteniéndose al día en todo” 2 (Proverbios 24:3-4).
Hay sabiduría en ser planificado. “El sabio piensa con anticipación”,
dice el sabio rey Salomón. Al planear hay más posibilidades de que
nuestra vida y nuestros emprendimientos transcurran de la forma que
queremos, y que no seamos arrastrados por la corriente del entorno:
intereses de otros, circunstancias externas, etcétera. Esta actitud de
anticipación supone adoptar un estilo proactivo de gestionarse. El sabio
trata de entender, piensa antes de hacer, actúa con iniciativa.

La planificación permite elegir a conciencia una dirección: elegir a


dónde se quiere estar en el futuro. Esta dirección no es un pronóstico; es
más una toma de conciencia del futuro deseado de la persona u
organización; lo que conlleva, en el presente, una toma de decisiones para
alcanzar ese futuro.

Más que la toma de decisiones futuras, la planificación se refiere a


cómo las decisiones actuales pueden afectar el futuro de la persona u
organización. En otras palabras, la planificación efectiva tiene que ver con
crear el futuro, más que simplemente prepararse para él. La planificación
permite traer el futuro al presente, y tratar con él ahora. Planificar es,
entonces, definir y prever que se ha de hacer para modificar el entorno, la
organización y la propia persona, para alcanzar los resultados propuestos y
lograr el futuro deseado. Planificar es diseñar en forma proactiva el futuro
y hacer que éste suceda.

Este proceso supone, como dice Stephen R. Covey, empezar con un fin
en mente 3 , vale decir, tener una clara comprensión de hacia dónde se
quiere llegar, lo cual nos lleva a planificar hoy el trabajo de mañana.
Significa saber adónde se está conduciendo uno mismo y a la organización
que se lidera. En ese sentido, como dice Russell Ackoff, citado por John
Mason: “La planificación… se anticipa a la toma de decisiones. Es un
proceso de decidir… antes de que se requiera la acción”. 4 Y agrega
Murdick, citado por John Mason: “Consiste en decidir con anticipación lo
que hay que hacer, quien tiene que hacerlo, y cómo deberá hacerse”. 5 Sin
dejar de reconocer que planificar no provee una garantía para llegar al
futuro visualizado; pero sin saber a dónde dirigirse, cualquier lugar al que
se llegue está bien. En todo caso planear es evidencia de vivir la vida con
intencionalidad, lo cual requiere tener una visión clara de hacia donde se
quiere avanzar

La planeación requiere de visión y de metas

“Donde no hay visión, el pueblo se extravía…”. 6 (Proverbios 29:18a)

Sin visión se carece de rumbo. Sin visión hay mucha dispersión. Es


muy difícil avanzar hacia un futuro cierto si no hay un norte que guíe. Por
eso este proceso de prever el futuro requiere la articulación clara e
inspiradora de una visión o sueño del futuro deseado, que brinde un cauce
para la acción. Las visiones proporcionan a las personas u organizaciones
una perspectiva de la manera cómo pueden ser las cosas, y la percepción
de que es posible llegar al lugar de destino anhelado. En este sentido, la
visión proporciona una brújula que orienta el proceso de planificación.

En un sentido más amplio, la planificación requiere definir objetivos


estratégicos (orientación general que marca curso de acción), metas de
resultados (esfuerzo organizado de lo que se quiere alcanzar), definición
de estrategias (patrón de acciones coherentes y recursos para obtener las
metas) para alcanzar las metas y establecimientos de planes de acción
(cómo se van a alcanzar las metas). Asimismo prevé los recursos y la
coordinación necesarios. La planificación se ocupa tanto de los fines - qué
hay que hacer -, cómo de los medios – como hacerlo. Al respecto, comenta
Stoner, citado por Heisbell Espinoza: “La planificación es el proceso de
establecer metas y elegir medios para alcanzar dichas metas”. 7

Una expresión concreta y operativa de la planeación son las metas. Las


metas reflejan los planes e intenciones de la persona u organización de
cara al futuro. Para que las metas sean un instrumento efectivo de
planeación, éstas deben cumplir con algunas condiciones:

a) Medibles en sus resultados : las metas deben ser mesurables, es


decir, deben ser expresadas en términos cuantificables (tiempo, costo,
calidad, rendimiento, etcétera), de tal manera de evaluar el avance. Al
hacer las metas medibles las hacemos más objetivas. Cuando podemos
medir, tenemos un mecanismo de control y retroalimentación, que nos
permite medir el nivel de progreso. Expresar las metas en términos de
resultados mesurables nos permitirán conocer qué tanto nos estamos
acercándonos a ellas, cuánto nos falta por avanzar, y si hemos logrado
nuestra meta o necesitamos rectificar el rumbo. Es importante hacerse
preguntas específicas que incluyan los vocablos tales como: dónde,
cuánto, cuándo.

b) Específicas en sus detalles: Las metas deben ser concretas y


susceptibles a ser medidas. Para ser efectivo se requiere cierto nivel de
especificidad. Para facilitarnos esta tarea podemos expresar nuestras
metas en términos de eventos y comportamientos específicos. Al definir
las metas en forma específica, las hacemos más operativas, lo cual facilita
la planificación y la asignación de los recursos que se necesitan para
lograrlas. Las metas deben incluir un análisis de los recursos que se
requieren. Puede estructurar sus metas dividiéndolas en metas a corto,
mediano y largo plazo. Hágase preguntas específicas que incluyan los
vocablos: qué, cómo, quién.

c) Alcanzables en su aspiración: Las metas deben ser realistas. Las


metas deben ser hechas sobre las alas de nuestros sueños o visiones
ambiciosas, pero con los pies en la tierra. Las metas deben ser ambiciosas,
retadoras, pero alcanzables. John Maxwell dice: “La gente exitosa
establece metas que no están a la mano, pero sí están a la vista”. 8 Este
pensamiento refleja el adecuado balance que debe existir entre realidad vs
idealismo. Colocar metas inalcanzables resulta al final desalentador y
frustrante; pero establecer metas poco desafiantes no estimula la
transformación ni genera motivación.

d) Supremamente propias: Las metas son una expresión de las


aspiraciones más profundas de la persona u organización. Las metas deben
representar las aspiraciones y expectativas personales u organizacionales.
Si las muestras no son propias, entonces, la gente no se apropia de ellas ni
apasiona por lograrlas. Las metas deben ser importantes para la persona u
organización que las formula, por lo cual deben reflejar su razón de ser o
misión y su sentido de destino o visión. Las metas deben ser relevantes
para facilitar la transformación. Las metas deben referirse directamente a
los desafíos que se enfrentan.

La visión necesita ser estructurada en metas, y las metas deben ser


operacionalizadas a través de planes de acción. Las metas sin sueños son
simples actividades y los sueños sin metas son quimeras, meras ilusiones.
“ Una meta es un sueño con un plazo ”. La meta es un objetivo, propósito o
sentido de dirección hacia el cual se dirigen las acciones. Una meta
involucra el esfuerzo organizado y planificado de lo que quieres ser y
alcanzar en la vida. Una persona u organización con metas tiene dirección,
establece prioridades, rebosa de energía y ánimo, es más creativa y busca
con más persistencia la excelencia.

La planificación trae certidumbre y confianza

Al planear nuestra vida se vuelve más predecible, ordenada y con


significado. La planificación reduce la incertidumbre y crea confianza en
la gente, al permitir analizar el futuro, anticipar cambios, examinar
posibles problemas y, de esta forma, preparar las respuestas adecuadas.
“El hombre prudente prevé las dificultades y se prepara para ellas; el
simple avanza ciegamente y sufre las consecuencias” 9 (Proverbios 22:3).
“El hombre sensato se anticipa a los problemas y se prepara para
enfrentárseles. El simple no prevé y sufre las consecuencias” 10
(Proverbios 27:12). La planificación es una respuesta a las complejidades,
incertidumbres y problemas existentes en el entorno; una manera de
enfrentarlas con efectividad.

La planeación es más un proceso que un resultado

Por otra parte, la planeación es más un proceso que el mero resultado


de producir metas y planes. Este proceso conlleva reflexión previa a la
acción. Esta reflexión demanda análisis, evaluación e investigación;
requiere manejo de información, tanto interna (procesos, recursos,
competencias, etcétera) como externa (mercado, tecnología, competencia,
etcétera). En línea con lo dicho, George T. Chadwick, citado por María
Bonilla y otros autores, define la planificación como el proceso de
reflexión y acción humana. 11 La metáfora empleada por Jesús de Nazaret
es bien ilustrativa al respecto: “Porque ¿quién de vosotros, que queriendo
edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos , a ver si tiene
lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el
cimiento, y no pueda, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él,
diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar. ¿O qué rey,
al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si
puede hacer frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil? Y
sino puede, cuando el otro está todavía lejos, le envía una embajada y le
pide condiciones de paz”. 12 (Lucas 14:28-30).

Este proceso según las metáforas de Jesús de Nazaret implica clara


conciencia de las amenazas y las oportunidades que el entorno presenta.
Pero también requiere comprender con qué fortalezas (recursos,
competencias, etcétera) se cuenta, a la vez saber de qué debilidades se
padece.

Este proceso requiere disciplina, proactividad, enfoque e


intencionalidad. Una nueva forma de pensar y conducirse. Demanda
también organizarse por prioridades: dejar de andar por inercia, lo que
supone atender y gestionar en forma reactiva. Esta forma de conducirse se
traduce en gerenciar por contingencia; enfocarse en las crisis y los
problemas apremiantes, en lo que requiere atención inmediata. Planificar,
por el contrario, requiere enfocarse en lo importante más que en lo
urgente, vale decir, el valor agregado, los resultados y la contribución.
Tiene una orientación más a las oportunidades que a los problemas.

Este proceso de planificación requiere cumplir con varios criterios, a


fin de garantizar su efectividad:

• Coherencia: implica armonía e integridad (sentido de totalidad) con la


visión, misión, metas, planes, roles y prioridades.
• Flexibilidad: la planificación debe ser una servidora y no un amo
rígido. Es un medio y no un fin en sí misma.
• Balance: en lo organizacional debe abarcar a la empresa en su conjunto
con todas sus áreas. En lo personal debe ayudar a mantener el
equilibro entre las diferentes áreas vitales y roles de la persona.
También es importante el equilibro entre fines y medios.

Enseñanzas para el liderazgo


• La planificación permite minimizar el retrabajo y las
redundancias, al definir líneas de acción claras.
• La planificación facilita el control de la ejecución, al establecer
los criterios para evaluar el desempeño y los resultados.
• La planificación no sólo debe verse como un ejercicio
académico, sino también como un estado mental; una forma de
proceder. La planeación es más un proceso que el mero
resultado de producir metas y planes.
• La planificación se refiere a cómo las decisiones actuales pueden
afectar el futuro de la persona u organización.
• La planificación permite elegir a conciencia una dirección: elegir
dónde se quiere estar en el futuro. Esto afecta las prioridades,
concentra el esfuerzo y simplifica las acciones.
Pensamiento: La efectividad personal u organizacional
requiere planificación. Los buenos resultados son precedidos
de una buena planificación. “Los planes bien pensados: !pura
ganancia! Los planes apresurados: !puro fracaso!”.13
(Proverbios 21:5).

MODELAJE DE LOS GOBERNANTES


Y LÍDERES
“Cuando hay corrupción moral en una nación, su gobierno se
desmorona fácilmente. En cambio, con líderes sabios y entendidos viene la
estabilidad (traen orden)” 14 (Proverbios 28:2).

El rey Salomón expresa que cuando hay gobernantes moralmente


probos, sabios y justos, en las naciones se crea orden, estabilidad y
justicia. Hay un dicho que dice “como es arriba es abajo”. Los gobernantes
constituyen, en forma positiva o negativa, modelos de comportamiento
para sus gobernados y seguidores. Los gobernantes crean con sus
conductas, pautas de comportamientos para los ciudadanos de una nación.
Proverbios 29:12 ilustra esta declaración: “Si un gobernante presta
atención a palabras mentirosas, todos sus servidores se vuelven impíos (se
corrompen)”. 15 Si el gobernante es justo, la nación se hace estable y
prospera; pero la corrupción y deshonestidad de los gobernantes, trae ruina
a la nación. “Un rey justo da estabilidad (afirma, trae seguridad) a su
nación, pero el que exige soborno, la arruina” 16 (Proverbios 29:4).

Los ciudadanos terminan siendo igual que sus gobernantes. Cuando


quien gobierna es corrupto, los que lo rodean se volverán corruptos. Las
injusticias, inmoralidades, actos deshonestos y corrupción de los
gobernantes, generan caos, injusticias y deshonestidad entre los habitantes
de una comunidad, ciudad o país. Estas conductas incorrectas de los
gobernantes se traducen en relajación de la moral ciudadana, corrupción a
diferentes niveles, males sociales y económicos para los habitantes de una
sociedad.

Los ciudadanos de una nación terminan, pues, adoptando los valores y


pautas de comportamientos de sus gobernantes, dada la influencia que
éstos últimos ejercen a través de los comportamientos que exhiben y las
decisiones que toman. Estas decisiones y conductas impactan las vidas de
decenas, cientos, miles y hasta millones de personas, dependiendo del
nivel al que se gobierne o ejerza liderazgo.

Lo que un gobernante es influirá sobre sus seguidores. Ese es el poder


del ejemplo para influenciar la conducta de otros. La historia atestigua
elocuentemente esta verdad. De allí la responsabilidad que tienen los
gobernantes sobre la construcción de la cultura y el estilo de vida de una
ciudad, estado o nación. Podemos tomar conciencia acerca de por qué es
tan importante que todos aquellos que están en una posición de autoridad
sean rectos y justos, incluyendo nuestros líderes de gobierno.

Esta realidad es una de las claves para entender cómo, los que estamos
en posiciones de gobierno y liderazgo, podemos aprovechar el impacto que
produce nuestra influencia sobre los demás. Si bien no ejercemos control
directo sobre las actitudes y comportamientos de las personas, sí podemos
contribuir para que nuestra influencia sea positiva. El secreto de la
influencia descansa sobre la integridad, honestidad, rectitud y
transparencia con que nos conducimos. Lo que somos y cómo nos
comportamos, determina la calidad de la influencia que tenemos sobre
nuestros seguidores o personas sobre las que estamos en autoridad.

Es bueno entender que este principio se manifiesta en todos los ámbitos


donde haya una persona que ejerce la responsabilidad de gobernar o dirigir
a otros, sea una familia, o empresa, o comunidad, o nación.

La justicia, la verdad y la integridad hacen


estables y duraderos los gobiernos

La rectitud, la integridad, la justicia y la verdad son los atributos de los


gobernantes que se hacen políticamente firmes (sustentables) en su gestión
de gobierno . “El rey que juzgue a los pobres con equidad (verdad,
fidelidad) reinará largamente” 17 (Proverbios 29:14 ). “Si el rey es
bondadoso, honrado e imparcial, su reino se mantiene seguro” 18
(Proverbios 20:28). “Horrible cosa es que el rey haga el mal (impiedad).
Su derecho a gobernar depende de su honradez (justicia, rectitud)” 19
(Proverbios 16:12).

Por el contrario, la corrupción, las injusticias y la falta de integridad


devastan la institucionalidad de una nación, pervierte las prácticas
administrativas y, en general, gestan una cultura de anti valores que
destruye la confianza en el sistema de gobierno, y entre los diferentes
actores de la trama social y económica de un país. Este deterioro de la
institucionalidad, termina por volverse en contra de los propios
gobernantes, debilitando su estructura de gobierno, su legitimidad y su
piso político.

Un gobernante no se puede mantener sin la confianza y la legitimidad que le


otorgan los propios ciudadanos. La falta de confianza se traduce en renuencia de
algunos actores a invertir en un país, a apoyar el proyecto de gobierno, y a participar
activamente en las soluciones colectivas; conduce a mucha gente a adoptar
estrategias menos cooperativas, a la vez que fomenta la deserción de algunos actores
de la sociedad.

Por otra parte, cuando no hay confianza, los costos de la generación de


bienes y servicios se hacen más altos, se requieren más controles y el
trabajo en equipo se hace más dificultoso. En esta línea de pensamiento
dice Francis Fukuyama, citado por Stephen Covey y otros autores: “La
desconfianza generalizada en la sociedad (…) impone una especie de
impuesto sobre todas las formas de actividad económica, un impuesto que
las sociedades de alta confianza no tienen que pagar”. 20 Ese impuesto se
expresa en la forma de pérdida de clientes por las empresas,
desmotivación de los trabajadores, percepción negativa del mercado,
desconfianza en el sector político, recelo de las instituciones públicas,
entre otros.

Sin confianza no se puede edificar una empresa, ni gobernar una


nación. La confianza es fundamental para el funcionamiento de las
relaciones humanas. “La desconfianza hace más lento todo y aumenta los
costos, pero lo contrario es igualmente cierto. La confianza lo acelera todo
y reduce los costos. Si se confía en alguien, se puede cerrar un contrato
con esa persona en cuestión de segundos y con sólo un apretón de
manos...La confianza afecta siempre a dos resultados cuantificables: la
velocidad y los costos. Cuando la confianza desciende, también lo hace la
velocidad, al tiempo que suben los costos”. 21

Adicionalmente, la falta de integridad, veracidad y rectitud da lugar a la


corrupción política institucionalizada. La corrupción política genera graves
consecuencias a la vida de una nación. En una sociedad donde los gobernantes se
convierten en una casta corrupta, se crea una cultura de mentiras, injusticias,
deshonestidades y corrupción que daña la institucionalidad de un país. Entonces, se
da lugar a toda una serie de prácticas ilegítimas y anti valores ciudadanos, tales
como: uso ilegítimo de información privilegiada para favorecer intereses privados,
sobornos, manipulación de la información de interés público, restricción de la
libertad de expresión, tráfico de influencias, extorsiones, fraudes, malversación de
fondos públicos, prevaricación, compadrazgo - amiguismo, nepotismo, impunidad,
entre otros males. La corrupción puede facilitar también otro tipo de hechos
criminales como la violación de derechos humanos, el narcotráfico y el lavado de
dinero. La corrupción, además, mina el desarrollo económico ya que genera
ineficiencia y distorsiones económicas considerables.

Todo este proceso destruye la economía de un país, deteriora la moral


de la sociedad, genera pobreza, y daña, a la larga, todas las variables de
una nación: social, económica, política, etcétera. En el largo plazo, los
problemas se hacen crónicos y de difícil solución, lo que atenta contra la
estabilidad y continuidad del sistema de gobierno.

Se requiere, entonces, que los líderes y gobernantes adopten un


comportamiento apegado a principios de equidad, justicia, rectitud y
verdad.
La transparencia: la respuesta
efectiva contra la corrupción

Lo opuesto a la corrupción política es la transparencia. Los países


donde la transparencia está seriamente afectada, la corrupción tiende a
institucionalizarse, y se hace un fenómeno difícil de erradicar. Por el
contrario, la transparencia es una vía para la generación de la confianza.
La transparencia es esencial para lograr confiabilidad: hacerse creíble. Y
sin confiabilidad no hay confianza. A su vez, sin confianza, no hay
influencia; y si ésta última, no hay liderazgo.

“Si hay una lección que debemos extraer de la crisis actual, es que la
transparencia es clave para el futuro de nuestras naciones y
organizaciones. En todos los dominios que están en juego, la transparencia
será uno de los principios más importantes, por una sencilla razón: la
opacidad es una receta para el comportamiento gregario y el contagio de
las malas prácticas”.

Enseñanzas para el liderazgo


• Los gobernantes crean con sus conductas, pautas de
comportamientos para los ciudadanos de una nación.
• Lo que un gobernante es influirá sobre sus seguidores. Ese es el
poder del ejemplo para influenciar la conducta de otros.
• La transparencia y la generación de confianza son dos pilares
sobre los que se apoyan la influencia positiva de los líderes y
gobernantes.
• La rectitud, la integridad, la justicia y la verdad son los atributos
de los gobernantes que se hacen políticamente firmes
(sustentables) en su gestión de gobierno.

Pensamiento: “Cuando los buenos gobiernan, el pueblo se


regocija; pero gime cuando los malvados tienen el poder”23
(Proverbios 29:2).
EL DESEMPEÑO ÉTICO – MORAL:
FACTOR ESENCIAL PARA LA
PRODUCTIVIDAD Y EFECTIVIDAD
“No le robes al pobre tan solo porque puedes hacerlo, ni saques
provecho de los necesitados en la corte” 24 (Proverbios 22:22).

“Las riquezas mal habidas no tienen ningún valor duradero; pero vivir
debidamente puede salvar tu vida” 25 (Proverbios 10:2).

“Es mejor ganar poco, pero honestamente, que ganar mucho, pero
estafando” 26 (Proverbios 11:18).

“Tal vez sea agradable ganarse el pan con engaños, pero uno acaba
con la boca llena de arena” 27 ( Proverbios 20:17).

Todos estos proverbios tienen un énfasis común: gestionarse con


sentido ético, y con apego a la verdad, a la justicia, a la integridad y a la
transparencia. Y todos también contienen una advertencia en cuanto al
resultado negativo que a largo plazo generan la deshonestidad, la mentira
y el engaño.

Las ganancias y recompensas del engaño, la mentira y la


deshonestidad, que no proceden del trabajo recto y las relaciones justas,
son engañosas. Es como dice el dicho: “pan para hoy, y hambre para
mañana”. En palabras del rey Salomón: “Tal vez sea agradable ganarse el
pan con engaños, pero uno acaba con la boca llena de arena” 28 (
Proverbios 20:17). La ganancia que perdura proviene de la rectitud, la
verdad y la honestidad. Eso es lo que es sustentable en el tiempo. Se
recoge según la semilla que se siembra. Eso se llama la “ley de la cosecha
conforme a lo que se siembra”.

Esta ley necesita ser analizada a la luz del sistema de negocios y


funcionamiento actual de las relaciones laborales y personales, cargado
muchas veces de prácticas ilegales e injustas. Existen varias razones por
las cuales hacer negocios en forma deshonesta y generar ganancias
mintiendo, engañando y robando, son prácticas contraproducentes que
como un búmeran se devuelven en forma negativa contra la persona u
organización que las practica. Usar la ventaja que otorga el dinero, el
conocimiento o el poder para robar, estafar y engañar se convierte en un
arma de doble filo que se vuelve en contra de quienes obran
incorrectamente. No es un asunto con puras implicaciones ético – morales,
sino que tiene importantes repercusiones legales, económicas, sociales y
relacionales.

La situación actual del desempeño ético

Hoy en día vivimos una crisis ético – moral de grandes proporciones,


que crea injusticias relacionales, y que mina la confianza en las relaciones
y en los negocios. Los escándalos ocurridos en los últimos años en el
mundo político en muchos países, en las instituciones internacionales
(FIFA, bancos, entre otros), en los negocios (Enron, WorldCom Tyco, entre
otros) y en las organizaciones en general, han generado recelo en los
inversionistas, los consumidores, los ciudadanos y el público en general.
Ese hecho genera un impuesto muy alto a las transacciones, por la alta
desconfianza que produce, lo que conlleva un impacto negativo en el largo
plazo; confirmándose la predicción de Salomón: “Las riquezas mal
habidas no tienen ningún valor duradero…”. 29

La desconfianza: un impuesto
a la prosperidad y a la productividad

El engaño, el fraude, la mentira y la deshonestidad no favorecen la


generación de la confianza en las relaciones. Y sin confianza no se puede
edificar una empresa, gobernar una nación, ni mantener una relación. “La
desconfianza lo hace todo más lento y aumenta los costos, pero lo
contrario es igualmente cierto. La confianza lo acelera todo y reduce los
costos. Si se confía en alguien, se puede cerrar un contrato con esa persona
en cuestión de segundos y con sólo un apretón de manos...La confianza
afecta siempre a dos resultados cuantificables: la velocidad y los costos.
Cuando la confianza desciende, también lo hace la velocidad, al tiempo
que suben los costos”. 30
La confianza crea un ambiente que favorece la productividad y la
efectividad organizacional. Por el contrario, cuando no hay confianza, los
costos se hacen más altos, se requieren más controles y el trabajo en
equipo se hace más dificultoso. En esta línea de pensamiento dice Francis
Fukuyama, citado por Stephen Covey: “La desconfianza generalizada en la
sociedad (…) impone una especie de impuesto sobre todas las formas de
actividad económica, un impuesto que las sociedades de alta confianza no
tienen que pagar”. 31 Ese impuesto se expresa en la forma de pérdida de
clientes, desmotivación de los trabajadores, percepción negativa del
mercado, descontento de la ciudadanía, entre otros.

Otro aspecto de por qué las prácticas deshonestas hacen que las
ganancias se esfumen como la niebla y sean mortales como una trampa, es
que afectan desfavorablemente la reputación de las personas y
organizaciones. Al respecto Salomón dice: “ El que aspira a ganancias
deshonestas arruina su casa, pero el que aborrece el soborno vivirá” 32 (
Proverbios 15:27). La falta de honestidad, transparencia y veracidad
debilita el posicionamiento ante el mercado, los clientes y los
relacionados; afecta negativamente la reputación (descrédito, devaluación
de la imagen) de las personas u organizaciones.

Mentira y engaño vs transparencia

“El estafador engaña a la gente, pero a la larga perderá sus


ganancias. El que obra honestamente, asegura sus ganancias” 33 (
Proverbios 11:18).

Otro aspecto fundamental en el desempeño ético es el tema de la


transparencia. La transparencia es una aspiración y necesidad en estos
tiempos de turbulencia moral. Así lo sugiere Jean-Claude Trichet,
gobernador del Banco Central Europeo. “Si hay una lección que debemos
extraer de la crisis actual es que la transparencia es clave para el futuro de
nuestras organizaciones. En todos los dominios que están en juego, la
transparencia será uno de los principios más importantes por una sencilla
razón: la opacidad es una receta para el comportamiento gregario y el
contagio de las malas prácticas”. 34
La transparencia resulta de un compromiso con la verdad. Según
Stephen Covey la transparencia consiste en decir la verdad de tal modo
que los demás puedan verificarla y validarla por sí mismos. 35 La
transparencia requiere una vocación y un compromiso con la verdad:
compromiso de comunicar con la verdad. Esa vocación y compromiso se
traduce en una intencionalidad – actitud proactiva – a vivir conforme a la
verdad. Retener la verdad es opuesto a la transparencia, y esa acción atenta
contra la generación de confianza.

En estos tiempos de prácticas de corrupción y escándalos políticos y


empresariales, practicar la verdad, es esencial en un liderazgo y
organización perdurable. En una época de relajación de la ética, de dobles
agendas o agendas ocultas, de ocultamiento o maquillaje de la información
y de pragmatismo utilitario en la toma de decisiones, se requiere forjar la
confianza como uno de los activos más valiosos de la organización. Pero
de espaldas a la verdad no se puede construir transparencia y, en
consecuencia, no se puede generar confianza.

Ser transparente se convierte para una organización en un valor, en un


modelo organizativo: una forma de comunicar y manejar la información,
tanto al interior de la misma, como hacia el entorno; una actitud de
“verdad”, que refleja un estilo de comunicar caracterizado por la claridad,
la franqueza, la honestidad y el sentido ético. Esto se traduce no sólo en
una actitud sino también en una metodología - forma de funcionar – que
incluye mecanismos necesarios: rendición de cuentas, estándares de
presentación de la información, estructuras de procesamientos de la
información y formas de comunicar la información. Desde ese punto de
vista “la transparencia organizativa puede definirse como un intento
deliberado por parte de la organización de crear un entorno de confianza
en el que se promocione el acceso libre a la información, la comunicación
abierta, y la participación de todos los profesionales en la toma de
decisiones. El objetivo consiste, por tanto, en comunicar la realidad de la
organización a todas las partes interesadas dentro de un clima de
confianza”. 36
Esta postura de transparencia termina por convertirse en una inversión
que tiene un retorno positivo seguro. Por el contrario, el silencio cómplice,
el camuflaje / maquillaje de la información y la mentira se convierten en
un pasivo peligroso para la organización, tal como lo expresa el sabio
salomón: “ La fortuna amasada por la lengua embustera se esfuma como
la niebla y es mortal como una trampa” 37 ( Proverbios 21:6).

Enseñanzas para el liderazgo


• Las organizaciones avanzan al ritmo de la confianza.
• La falta de cumplimiento de plazos, condiciones y compromisos
contraídos, se convierte en un pasivo muy difícil de
provisionar. El incumplimiento tendrá necesariamente un costo,
ya sea monetario o de pérdida de imagen y confianza. Los
costos por incumplimientos pueden ser muy altos (pérdida de
clientes, pérdida de confianza del mercado o de los
trabajadores, acciones punitivas y legales en contra de la
organización) y generar consecuencias muy graves para una
organización.
• “Si la integridad disminuye, disminuye la capacidad de trabajo,
y así como la capacidad de trabajo se reduce, el valor o la
oportunidad de ejecutarlo, disminuye”. 38 Michael Jensen
• Tarde o temprano la integridad o la falta de ella, dejan su propia
recompensa. La integridad o falta de integridad genera
consecuencias - positivas o negativas - que en el largo plazo
actúan como un boomerang que traen de retorno el tipo de
semilla que sembramos con nuestros comportamientos y
actitudes.
• La integridad es un factor de producción tan importante como el
dinero, los sistemas, la tecnología o los procesos de trabajo.
• “La verdad es una fuerza silenciosa y aparentemente lenta. En
realidad, no existe en el mundo otra más directa y veloz” (M.
Gandhi).

• La práctica del liderazgo está casada con la práctica de la verdad.


“La verdad es el núcleo más profundo del auténtico liderazgo”.
39 (Robbie Shell).

Pensamiento: Obrar éticamente – con integridad y


transparencia - es rentable.

LOS RESULTADOS DURADEROS


REQUIEREN PERSPECTIVA DE LARGO
PLAZO, DISCIPLINA Y ENFOQUE
“Lo que al principio se gana fácilmente, al final no trae ninguna
alegría” 40 ( Proverbios 20:21) .

En una ocasión vi una ponencia en Tedx titulada “confía en todo


aquello que sea difícil”. Hubo una frase en particular del expositor que
hizo resonancia en mí, que decía “yo he tenido éxito entre tantos
fracasos”. Con esa frase el expositor expresaba que el éxito es un proceso
largo, arduo y difícil, y que demanda disciplina, constancia y enfoque.
Este proceso no está exento de fracasos y contratiempos en el camino. Lo
cierto es que todo aquello que vale la pena cuesta un esfuerzo importante y
requiere una buena dosis de paciencia y de perseverancia. Requiere
intentar…persistir…sobreponerse al fracaso…volver a intentarlo.
Requiere una mentalidad de proceso, y una perspectiva de largo plazo.

Por el contrario, “Todo lo que se precipita a la madurez probablemente


perecerá pronto. Todo lo que se realiza con prisa será seguramente
destruido con facilidad. Lo que se hace sin consideración de largo plazo y
se termina apresuradamente carece de grandeza y de largo alcance” (Ying
Shaowu). Y agrega el propio Ying Shaowu: “Un hermoso logro lleva
mucho tiempo e implica, en definitiva, consideraciones de toda una
vida”.
El desarrollo y los logros personales u organizacionales perdurables
están casados con acciones de largo plazo. No se trata de adoptar recetas o
soluciones – fórmulas prefabricadas - rápidas y fáciles (soluciones
cosméticas) a los problemas personales, interpersonales u
organizacionales. Es un proceso más que un acto. Algunos hábitos de
ineficacia / resultados desastrosos tienen su origen en el pensamiento
inmediatista y de corto plazo. El desarrollo del carácter (a nivel personal),
o el desarrollo de un negocio o emprendimiento demandan tiempo e
implican un proceso continuo, gradual y progresivo. Los buenos resultados
no ocurren de la noche a la mañana.

El éxito, la madurez, el progreso, los logros duraderos se desarrollan


diariamente, pero no en un día. No hay soluciones o recetas instantáneas
(cursos, recetarios, formulas, nuevas técnicas, etcétera) para el éxito. Se
requiere de arduo trabajo, de enfoque en las metas, y de dedicación en el
tiempo. No podemos saltar u omitir algunas etapas del proceso y pensar
que al final obtendremos resultados óptimos y perdurables en el tiempo.

Muchos de nosotros podemos tomar atajos, por ejemplo retrasarnos en


la universidad y después estudiamos todo en el último momento y
pasamos los exámenes. Incluso, conseguimos títulos de esta forma. Pero,
¿funciona este método en una granja? ¿Si olvidamos plantar durante el
verano y realizamos todo el trabajo durante el invierno, es decir, arrojar
las semillas, abonar, regar y cultivar, cuál será el resultado que
obtendremos? Si ese fuera el caso, la cosecha sería nula o raquítica. Para
cultivar un fruto de la tierra tiene que darse un proceso, que no se puede
improvisar a última hora. Si somos negligentes y perezosos a lo largo del
proceso, los resultados serán catastróficos; pero si fuéramos responsables,
diligentes y previsivos, los resultados serían favorables.

Un sembradío no se cosecha de la noche a la mañana. Requiere de un


proceso que involucra mucho trabajo: arar y preparar la tierra, elegir la
semilla adecuada, sembrar, regar, fertilizar y cuidar, para finalmente
cosechar el esperado fruto.
Los procesos de desarrollo y de generación de logros importantes
requieren, pues, madurez; y necesitan del desarrollo de la capacidad de
postergar la gratificación – gratificación diferida - puesto que las cosas no
ocurren necesariamente cuando uno quiere que se den.

Enseñanzas para el liderazgo


• El proceso de desarrollo y de gestión del liderazgo requiere un
enfoque de largo plazo.
• Principio de la economía de la granja: para cultivar un fruto de
la tierra tiene que darse un proceso, que no se puede apurar, ni
improvisar a última hora, ni obviar etapas del proceso. Así
ocurre con el desarrollo del carácter y con cualquier
emprendimiento del que se quiere obtener resultados positivos
y perdurables.
• Los grandes logros requieren del esfuerzo enfocado y sostenido.
Deben ir acompañados de disciplina y constancia.
• El liderazgo efectivo requiere de una perspectiva estratégica de
largo plazo.
• Cuando acumulas virtud con una práctica continua, no ves lo
bueno de ella, pero con el tiempo funcionará. Si abandonas lo
que es correcto y vas contra la verdad, no ves lo negativo de
ello, pero con el tiempo perecerás” (Lingyuan).

Pensamiento: “Cuando cortas y pules una piedra, no la ves


disminuir mientras la afilas y la frotas, pero con el tiempo se
habrá pulverizado. Cuando plantas un árbol y lo cuidas, no lo
ves crecer, pero con el tiempo se hace grande” (Lingyuan).
EL TRABAJO EN EQUIPO CREA
RESULTADOS EXTRAORDINARIOS
“Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo.
Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero !ay del solo!
que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. También si dos
durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo se calentará uno
solo? Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de
tres dobleces no se rompe pronto” 41 ( Eclesiastés 4:9-12).

En este pasaje el rey Salomón nos habla de la importancia del trabajo


en equipo: mejores son dos que uno.. . y cordón de tres dobleces no se
rompe fácilmente . El mensaje subyacente de Salomón es “donde una sola
persona fracasa, el que trabaja en equipo triunfa”. Para ello usa tres
ejemplos:

Si uno cae el otro lo puede levantar.


Si dos durmieren juntos, se calentaran mutuamente.
Si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán.

En cualquier caso la ventaja está en el acompañamiento, en el trabajo


en equipo, en el trabajo colaborativo; en la complementariedad que surge
de unificar los recursos, medios, habilidades, conocimientos y energías de
cada persona. En todo caso al trabajar /cooperar de esta forma - generando
sinergia positiva - la proyección lleva no a duplicar los resultados, sino
que llega a ser en realidad algo exponencial, pues no duplicamos sino
multiplicamos.

La sinergia: el todo es más


que la sumatoria de las partes

Un elemento importante relacionado con el trabajo en equipo al que


Salomón hace referencia es la generación de sinergia: el todo es más que
la sumatoria de las partes. “Significa que la relación de las partes entre sí
es una parte en y por sí mismas. Y no sólo una parte, sino la más
catalizadora, la que genera más poder, la unificadora y la más
estimulante”. 42 La expresión cordón de tres dobleces (la cuerda de tres
hilos) no se rompe fácilmente lleva implícita la idea de sinergia. Un hilo o
cordel delgado puede parecer muy frágil, pero cuando se juntan varios de
éstos, tienen una resistencia increíble. Siendo que los tres hilos juntos
(como un todo), tienen una fuerza / resistencia superior a la sumatoria
aritmética individual de cada uno de los hilos (genera un efecto
geométrico más que aritmético).

La sinergia está en todas las manifestaciones de la naturaleza. Como


cuando se entremezclan las raíces de dos árboles, lo que trae una mejoría
en la calidad de los suelos, de tal manera que dichos árboles pueden crecer
en forma más óptima que si estuvieran separados. La pregunta clave es
cómo aplicar la sinergia que de manera natural se da en la naturaleza a los
procesos humanos. La clave esta es asumir una conciencia de equipo, en la
que cada miembro pueda brindar su aporte desde sus habilidades, talentos
y competencias que posee.

Ahora, este proceso de trabajar con sinergia en el contexto de un equipo


de trabajo, amerita valorar, respetar e integrar las diferencias existentes, a
la vez que se compensan las debilidades y se construye sobre las
fortalezas; además de la creación de un clima de confianza y de una
adecuada comunicación.

Uno de los desafíos más apremiantes de los equipos de trabajo es aprender a


manejar las diferencias; lograr unidad en medio de la diversidad, siendo que la
diversidad es la principal fuente de fortaleza en un equipo. La verdadera unidad
no es uniformidad u homogeneidad, sino complementariedad en la unidad, lo
cual supone reconocer y valorar las diferencias. La esencia de la sinergia es
valorar las diferencias.

La uniformidad no es creativa ni dinámica, más bien es aburrida y


monótona. El problema radica en que las diferencias, pueden ser tanto una
fuente de enriquecimiento como de conflictos y desavenencias, según se
identifiquen y acepten o no, aprovechen y gestionen las diferencias.

Ahora, las diferencias no constituyen simplemente una realidad que


hay que aceptar como algo natural, y aún tolerar, sino más bien una
realidad que hay que celebrar y aprovechar para el crecimiento y el
desarrollo individual y del equipo. Las diferencias esconden un gran
potencial para el crecimiento y el fortalecimiento de los equipos de
trabajo.

Cuando un equipo genera sinergia, en medio de las diferencias, surge


un efecto catalizador y unificador que habilita y libera el potencial y las
energías de cada miembro del equipo, elevando su capacidad de
desempeño y los resultados logrados.

La complementariedad:
un acuerdo para la integración

Complementariedad alude a diferencia. No hay forma de ser


complementario desde la igualdad y uniformidad. Pero la
complementariedad no surge al azar, sino como fruto de un acuerdo y
negociación para la integración. La complementariedad demanda
intencionalidad para lograrla. Requiere que cada miembro ponga sus
talentos y habilidades al servicio del equipo, y que las metas del equipo
sean más importantes que las metas individuales.

Por otra parte, la complementariedad tiene el potencial de generar


mutualidad. Cuando hay sinergia positiva se obtiene como producto la
mutualidad. En un equipo de trabajo donde se establece la complementariedad,
hay una alternabilidad entre quien da y quien recibe, entre quien toma la
iniciativa y quien sigue al otro, entre quien enseña y quien aprende, entre quien
ofrece ayuda y quien la acepta, entre quien da consejos y quien los sigue, entre
quien sirve y quien es servido. Se da un sentido de mutualidad en la que el
miembro del equipo que cuente con los talentos y las habilidades, la experiencia,
las circunstancias y oportunidades más apropiados, asumirá la iniciativa y el
liderazgo ante una situación que deba ser ejecutada por el equipo. En todo caso la
flexibilidad es una de las competencias de un equipo complementario; por
supuesto, esto depende de la negoción y asignación de roles según las
habilidades, recursos, preferencias, personalidad y oportunidades de cada
miembro del equipo.

Factores clave para la consolidación


de un equipo de trabajo

Aprender a trabajar en equipo y aprovechar el potencial que hay en


cada uno de los miembros de una organización, requiere desarrollar
algunos elementos en la organización:

• Visión clara y compartida que brinde una dirección común e


inspiradora. Toda organización depende de la existencia de
significados compartidos y de interpretaciones de la realidad, que
facilitan la acción coordinada y fomenten el compromiso. “Donde no
hay visión, el pueblo se desenfrena (se desvía)…” 43 (Proverbios
29:18ª).

• Metas claras, específicas y comunes en torno a las cuales se organice


el esfuerzo de la organización y se creen planes de acción, y al mismo
tiempo permitan evaluar el desempeño de la gente. “Afirma tus
planes con buenos consejos; entabla el combate con buena
estrategia” 44 (Proverbios 20:18). Sin metas comunes cada miembro
intentará lograr metas individuales para cumplir una necesidad de
satisfacción personal.

• Comunicación clara y abierta para poder coordinar el trabajo. Este


proceso requiere: poder expresar con libertad las opiniones, generar
retroalimentación continua, y escuchar activamente. “Es una necedad
y una vergüenza responder antes de escuchar” 45 (Proverbios 18:13).
La comunicación es el fundamento del trabajo en equipo.
• Ambiente de confianza que cree un clima psicológico para la
expresión libre. Sin confianza no hay forma de sostener una
comunicación franca y fluida. Para lograr efectividad organizacional
es necesario que cada persona confíe en el buen hacer del resto de sus
compañeros. Ahora, la confianza deriva de la credibilidad que inspira
cada miembro del equipo.

• Compromiso que cada miembro del equipo establece con el resto del
equipo y la organización a la cual pertenece. Cada miembro necesita
comprometerse a aportar lo mejor de sí mismo, a poner todo su
empeño en sacar el trabajo adelante.

• Capacidad para el manejo de las diferencias , para poder resolver los


conflictos y discrepancias de manera sinérgica, vale decir,
encontrando soluciones creativas mutuamente beneficiosas; así como
la capacidad para llegar a consensos y negociar bajo el enfoque ganar
– ganar. Este proceso implica también el que cada miembro pueda dar
su mejor aporte, desde los talentos y habilidades que posee, y que le
son reconocidos. También incluye la definición de límites que
permitan crear la libertad y la responsabilidad de cumplir las tareas y
roles asignados de manera eficaz. “El hierro se afila con el hierro, y
el hombre en el trato con el hombre (y el ser humano aprende de sus
semejantes)” 46 (Proverbios 27:17).

Enseñanzas para el liderazgo


• El trabajo en equipo genera sinergia.
• La sinergia significa que 1 +1 puede ser igual a 4 o 15 e incluso
100.
• Aprender a trabajar en equipo y aprovechar el potencial que hay
en cada uno de los miembros de una organización puede
convertirse en su mejor ventaja competitiva.
• El cultivo de las relaciones ganar – ganar genera sinergia
positiva. Por el contrario, las relaciones ganar – perder generan
sinergia negativa.
• La esencia de la sinergia consiste en valorar las diferencias.

Pensamiento: El todo es más


que la sumatoria de las partes.
EL SABIO PIENSA
CON MENTALIDAD ESTRATÉGICA
“El hombre sensato se anticipa a los problemas y se prepara para
enfrentárseles. El simple no prevé y sufre las consecuencias” 47 (
Proverbios 27:12).

Otra versión dice: “El prudente ve el peligro y lo evita; el inexperto


sigue adelante y sufre las consecuencias”. 48 Salomón contrasta entre el
prudente y el simple (inexperto), tanto en su actitud como en sus
resultados. La actitud del prudente es de previsión y cautela para apartarse
de los problemas y peligros; mientras que el simple (ingenuo) actúa con
imprudencia y negligencia. El resultado que acompaña al prudente es
protección contra lo malo, pero el simple recibe las consecuencias
negativas de su imprudencia. El prudente piensa con mentalidad
estratégica: anticipa, actúa con proactividad; se adelanta a los problemas,
en vez de reaccionar.

El sabio actúa con mentalidad estratégica

¿Piensa usted en forma estratégica? ¿Habitualmente los cambios del


entorno le toman por sorpresa, o es capaz de anticiparse a ellos? ¿En su
mente es capaz de anticipar el futuro? ¿Tiene una visión de su
organización y de usted mismo claramente definida?

El espíritu de este proverbio es actuar con prudencia y previsión: poder


anticipar los problemas y prepararse para enfrentarlos con efectividad.
Esto supone desarrollar y actuar con mentalidad estratégica. Jesús de
Nazaret también nos alerta sobre la necesidad de ser previsivo y de pensar
estratégicamente, si queremos obtener mejores resultados, y queremos
evitar las consecuencias negativas de actuar por impulso y sin previsión.
“Porque ¿quién de vosotros, que queriendo edificar una torre, no se sienta
primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla?
No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda, todos los que
lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: Este hombre comenzó a
edificar, y no pudo acabar. ¿O qué rey, al marchar a la guerra contra otro
rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil al
que viene contra él con veinte mil? Y sino puede, cuando el otro está
todavía lejos, le envía una embajada y le pide condiciones de paz” 49
(Lucas 14:28-30). Esta ilustración tenía como objetivo hacer reflexionar a
los potenciales discípulos de Jesús, sobre los costos que implicaba seguirle
a Él – costos del discipulado. Pero además nos habla de la necesidad de
actuar en la vida con previsión, con mentalidad estratégica, lo cual es
opuesto a la improvisación y a la conducta ligera e irreflexiva, que no
pondera las posibles consecuencias de las decisiones que se toman. Sería
muy triste que después de iniciar con grandes expectativas y entusiasmo
un proyecto, emprendimiento o empresa, abandonáramos a mitad de
camino, porque nos dimos cuenta que no teníamos, por ejemplo, el talento,
el conocimiento o los recursos financieros necesarios para acabar lo que
empezamos.

En este sentido, la persona con mentalidad estratégica siempre tiene


planes para el futuro, constantemente están visualizando opciones y
evaluando escenarios, porque tienen un propósito claro, articulado en
objetivos definidos. No solamente ve las circunstancias presentes, sino que
está captando patrones y alternativas que otros no ven, como consecuencia
de haber desarrollado el hábito de “alzar sus ojos hacia el horizonte y ver
más allá de la coyuntura en que vive”, lo cual le permite tener capacidad
de respuesta ante situaciones imprevistas, al prever los problemas y sus
soluciones, porque la mente estratégica piensa con visión de largo plazo,
con sentido de propósito, no se entretiene en lo cotidiano y de corto plazo.

Desarrollar un enfoque estratégico no significa llenarnos de cuentas y


análisis rigurosos, aunque el análisis es necesario, sino más bien de
adoptar un estado mental flexible y abierto al cambio. Cuando actuamos
con enfoque estratégico, nos movemos con proactividad, no en forma
reactiva, lo cual nos permite tener capacidad de reacción ante situaciones
imprevistas. Es desarrollar la capacidad de ver los obstáculos que se
puedan presentar, las posibilidades ocultas y las diferentes opciones por
las que se puede optar, lo que requiere también desarrollar la capacidad de
visualizar e imaginar los pasos requeridos para alcanzar los objetivos
planteados. Este es un proceso más intuitivo que racional, un proceso que
va más allá del ámbito consciente y meramente analítico. Como dice
Kenichi Ohmae, en relación con el mundo empresarial: “… las estrategias
de negocios que llegan a tener éxito no provienen de un riguroso análisis,
sino más bien de un particular estado mental”. 50

Lo vertiginoso y complejo del cambio no deja lugar para las


improvisaciones. La falta de previsión y sentido estratégico puede resultar
un error demasiado costoso, un lujo muy caro en estos tiempos de cambio
permanente. Al respecto dice Peter Drucker, citado por Fred R. David,
“estar sorprendido con lo que ocurre es un riesgo muy grande para tolerar”
51
, sobre todo en un mundo tan complejo, competitivo y cambiante. El
líder / gerente estratega está consciente de esta realidad, por lo que no deja
al azar o bajo la responsabilidad de otro, el curso de acción a seguir, sino
que explora dentro de sí y en el entorno, para definir su estrategia.

Enseñanzas para el liderazgo

• El líder con mentalidad estratégica no actúa reactivamente, ni


improvisa, sino que actúa con proactividad, con intencionalidad.
• Los líderes con mentalidad estratégica diseñan con proactividad
el futuro de la organización; se anticipan a los problemas. Se
enfocan en crear las oportunidades.
• “La mentalidad estratégica es un ejercicio (disciplina) diario y no
un recurso que puede dejarse en hibernación durante las
épocas tranquilas y despertarse cuando surge una emergencia”.
52

• La falta de previsión y sentido estratégico puede resultar un


error demasiado costoso, un lujo muy caro en estos tiempos de
cambio permanente. Al respecto dice Peter Drucker: “Estar
sorprendido con lo que ocurre es un riesgo muy grande para
tolerar” 53 , sobre todo en un mundo tan complejo, competitivo
y cambiante.
Pensamiento: Desarrollar una conducta proactiva ayuda a
anticiparse y afrontar problemas, y prever consecuencias
negativas.

EN LA MULTITUD DE CONSEJEROS ESTÁ


LA SABIDURÍA
“Los pensamientos (planes) son frustrados donde no hay consejo; mas
en la multitud de consejeros se afirman” 54 ( Proverbios 15:22)

Los planes y proyectos prosperan gracias a la dirección que le


imprimen los sabios consejos. Los buenos consejos permiten ampliar la
visión de los emprendimientos, asuntos de trabajo, etcétera sobre los que
se necesita tomar decisión. Así lo expresa el rey Salomón: “ Los
pensamientos (planes) con el consejo se ordenan; y con dirección sabia se
hace la guerra” 55 (Proverbios 20:18). El consejo viene para ampliar
nuestra perspectiva de un asunto. Aumenta también nuestro nivel de
confianza y certidumbre y disminuye los riesgos en la toma de decisiones.

En este proverbio el rey Salomón pone de manifiesto el valor de


consultar con consejeros idóneos (consultores, mentores, expertos en un
área, coaches, entre otros) antes de tomar decisiones importantes. Un
consejero es una persona que ofrece consejo, consulta, asesoría, dirección
y sabiduría en la prosecución de un objetivo. Salomón era consciente del
valor de sabios consejeros. Creo que buena parte de su éxito como
empresario y emprendedor se debió a la práctica de consultar con hábiles
consejeros antes de tomar decisiones importantes.

Nadie posee la verdad completa, ni la interpretación exacta de la


realidad, de allí la importancia de recibir consejos de otras personas. Hoy
en día contar con hábiles consejeros y asesores es un factor que apoya el
éxito en la gestión de los líderes, organizaciones y naciones. Esa es la idea
que resalta el rey Salomón en otro proverbio: “ Sin dirección, la nación
fracasa; el éxito depende de los muchos consejeros” 56
( Proverbios
11:14).

El consultar con otros pone a nuestra disposición el conocimiento y la


experiencia de otras personas autorizadas, expertas y sabias. Esta práctica
es de gran provecho en contextos tan complejos y cambiantes como la
realidad presente. En este sentido el consejo de la persona idónea nos hace
más sabios. Pero es necesario acoger con apertura el consejo de personas
idóneas. “Atiende al consejo y acepta la corrección, y llegarás a ser
sabio” 57 (Proverbios 19:20 – NVI), decía el sabio Salomón.

Ahora, tener consejeros es mucho más que el simple hecho de actuar


con un directorio, o de sostener reuniones periódicas con el equipo
gerencial. En ocasiones a muchas de estas personas les cuenta “llevarle la
contraria el jefe”. Cuando hablamos de consejeros hablamos, por ejemplo,
de verdaderos mentores: personas con mayor experiencia o conocimiento
que nosotros, que puede ayudarnos a ampliar nuestra perspectiva sobre un
asunto, mediante la experiencia ganada en un área o el conocimiento
profundo sobre un tema. Un mentor puede apoyarnos en: enseñarnos a
determinar prioridades, facilitarnos el proceso de descubrir nuestro
potencial, ejercer un modelo de rol positivo, brindarnos referencias útiles
a través de compartir sus experiencias, proveernos apoyo, ánimo y
retroalimentación, entre otros. En esta categoría también pueden ser
incluidos los coaches: facilitadores para el proceso de toma de conciencia
sobre el propio desempeño y del potencial con que se cuenta. Un coach
puede apoyarnos en: desarrollar una perspectiva más profunda sobre un
asunto, visualizar opciones hasta ese momento no concienciadas, asumir la
responsabilidad sobre las decisiones a tomar, fortalecer el compromiso,
facilitar un proceso de rendición de cuenta, entre otros.

Buscar consejos haciendo uso de la sabiduría

En ocasiones se busca el consejo, pero por las razones incorrectas, o


con la actitud incorrecta. Existe algunos errores que debemos evitar, tales
como:
• Buscar aprobación / justificación para mantener una postura. En tal
sentido, el líder puede presentar la solicitud de consejo, de forma tal
de obtener la respuesta que quiere recibir.

• Tomar irreflexivamente el consejo como una receta infalible, y no


como una perspectiva diferente y una oportunidad para examinar
otras alternativas posibles. Aquí aplica exhortación del rey Salomón:
“El simple todo lo cree; mas el avisado mira bien sus pasos” 58
(Proverbios 14:15)

• Delegar o endosar a otro la responsabilidad de la decisión. Esto


equivale a pretender que alguien más decida por nosotros.

• Recibir consejos de personas inexpertas. Debemos aprender a


diferenciar entre consejos provenientes de personas sabias, con
experticia en la materia que se consulta, y opiniones que puedan
aportar otras personas.

Existen, además, dos actitudes típicas que nos impiden buscar consejo.
La primera actitud es el orgullo: la persona que cree que no necesita ayuda
de otros. La segunda es la de terquedad: a veces no pedimos consejo
porque no queremos enterarnos de que no deberíamos hacer algo que ya
hemos decidido hacer.

El consejo de Jetro a Moisés:


ejemplo de un consejero idóneo

Al día siguiente, Moisés ocupó su lugar como juez del pueblo, y los
israelitas estuvieron de pie ante Moisés desde la mañana hasta la
noche. Cuando su suegro vio cómo procedía Moisés con el pueblo, le
dijo: — ¡Pero qué es lo que haces con esta gente! ¿Cómo es que sólo tú
te sientas, mientras todo este pueblo se queda de pie ante ti desde la
mañana hasta la noche? —Es que el pueblo viene a verme para
consultar a Dios —le contestó Moisés—. Cuando tienen algún
problema, me lo traen a mí para que yo dicte sentencia entre las dos
partes. Además, les doy a conocer las leyes y las enseñanzas de Dios. —
No está bien lo que estás haciendo —le respondió su suegro—, pues te
cansas tú y se cansa la gente que te acompaña. La tarea es demasiado
pesada para ti; no la puedes desempeñar tú solo. Oye bien el consejo
que voy a darte, y que Dios te ayude. Tú debes representar al pueblo
ante Dios y presentarle los problemas que ellos tienen. A ellos los debes
instruir en las leyes y en las enseñanzas de Dios, y darles a conocer la
conducta que deben llevar y las obligaciones que deben cumplir. Elige
tú mismo entre el pueblo hombres capaces y temerosos de Dios, que
amen la verdad y aborrezcan las ganancias mal habidas, y desígnalos
jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez personas. Serán ellos los
que funjan como jueces de tiempo completo, atendiendo los casos
sencillos, y los casos difíciles te los traerán a ti. Eso te aligerará la
carga, porque te ayudarán a llevarla. Si pones esto en práctica y Dios
así te lo ordena, podrás aguantar; el pueblo, por su parte, se irá a casa
satisfecho. Moisés atendió a la voz de su suegro y siguió sus
sugerencias. Escogió entre todos los israelitas hombres capaces, y los
puso al frente de los israelitas como jefes de mil, cien, cincuenta y diez
personas. Estos jefes fungían como jueces de tiempo completo,
atendiendo los casos sencillos pero remitiendo a Moisés los casos
difíciles. Más tarde Moisés despidió a su suegro, quien volvió entonces
a su país” 59 (Éxodo 18: 13-27).

Según el relato del libro de Éxodo, se estima que el contingente de


israelitas que salieron de Egipto durante el éxodo, era de más de dos
millones de personas. Imaginarse a Moisés actuando el sólo como juez de
toda esa multitud, resulta inconcebible. Pero Moisés no era consciente de
las debilidades que tenía su estrategia. Y allí es donde interviene su suegro
Jetro para traer el sabio consejo para enfrentar esa situación de manera
más eficiente y eficaz. Esta estrategia se resume en “delegar autoridad y
tareas en personas idóneas (que cumplan con un perfil) que tú mismo
seleccionarás (esto no era delegable)”; así el líder principal (Moisés),
podrá dedicarse a las cosas de mayor envergadura. Este consejo llevaba
implícita la tarea de Moisés de entrenar a los cabezas de mil, de cien, de
cincuenta y de diez, que él utilizaría como jueces. Este concejo representa
una solución práctica y sencilla a un gran problema. Esta estrategia
sugerida por Jetro se alinea con los principios de la gerencia moderna. Por
otro lado, resalta la actitud humilde de Moisés al escuchar la exhortación y
consejo sabio de su suegro Jetro.

Enseñanzas para el liderazgo

• Los consejos sabios son aquellos que provienen de una fuente


confiable, segura, experimentada, probada y que cuadre con el
problema en el que te encuentras.
• Recibir consejo requiere cultivar la humildad.
• Para aprovechar los consejos se requiere reflexionar sobre ellos;
ponderarlos en el contexto en que ocurren.
• Es de gran beneficio para un líder contar con mentores y
coaches.
• “El que desprecia la disciplina sufre pobreza y deshonra;
el que atiende la corrección recibe grandes honores” 60
(Proverbios 13:18).
• “Los proyectos con el consejo se afianzan…” 61 (Proverbios
20:18).
• El que toma consejo de los sabios, adquirirá una sabiduría que le
servirá el resto de su vida. “El que anda con los sabios será
sabio…” 62 (Proverbios 13:20).
• Poner la confianza en un mal consejero resulta
contraproducente. “La confianza en el pérfido en tiempos
difíciles es como un diente roto y un pie dislocado” 63
(Proverbios 25:19).

Pensamiento: Un buen líder tiene la habilidad de rodearse de


consejeros sabios.
LA VISIÓN TRAE DIRECCIÓN, ENFOQUE
Y ORDEN A LAS ORGANIZACIONES Y
NACIONES
“Donde no hay visión, el pueblo se desenfrena (no hay orden; se
dispersa)” 64 (Proverbios 29:18a).

La visión es esencial para generar dirección, alineamiento y orden a la


vida de las organizaciones, naciones y pueblos. La visión es también un
factor fundamental en el ejercicio del liderazgo, al igual que en el
ejercicio personal para el logro de metas y objetivos de vida. Sin visión no
se puede enfocar un esfuerzo – acción, por carecer de una dirección en la
que encauzarse. La falta de visión desenfoca, desempodera; trae confusión
y falta de orden. Pero cuando hay una visión compartida, hay sentido de
dirección y orden; se genera además una orientación hacia los resultados,
y se facilita el establecimiento de las prioridades. La visión se convierte
para una persona, organización o nación en una brújula que orienta para
desplazarse con confianza y convicción en el entorno donde las personas y
las organizaciones se mueven.

Cuando no hay visión: objetivos, metas, sentido de dirección, hay


mucha dispersión, desalineación y desenfoque. La palabra que usa el rey
Salomón para expresar la falta de visión es desenfreno , la cual traduce
literalmente “soltar o dejar a solas”, y transmite la idea de ausencia de
dirección. La raíz de la palabra “desenfreno” evoca la soltura de amarras,
el quedar a la deriva, andar sin control, no tener punto co nector y/o
alguien que queda solo, abandonado.

Para comprender el papel de la visión es útil explorar los efectos de su


ausencia, en este caso, el desenfreno que causa. Para este fin podemos usar
la metáfora de las aguas impetuosas de un caudaloso río que llegan a un
gran lago represado donde encuentran calma, a fin de surtir a una gran
turbina de ge neración hidroeléctrica, la cual sirve como canalizadora de la
fuerza del agua. El agua del lago no se desborda ya que tiene por donde
salir, tiene una infraestructura que le permite canalizar productivamente
su fuerza, a fin de producir bienestar y servicio a muchas personas que se
benefician del servicio de la energía eléctrica, o las aguas para el riego que
se derivan de ese proceso. Sin embargo, si en un momento se deja de
canalizar la fuerza de las aguas represadas, desde ese momento se empieza
a correr el riesgo de que se desbor den (desenfrenen) las aguas, sobre todo
en tiempos de lluvias torrenciales.

La visión: catalizador del alineamiento


organizacional

Igualmente funciona en el liderazgo, cuando un líder agrupa seguidores


y sus capacidades son bien canalizadas y concentradas en pos de una
visión, se produce una gran potencia para la acción eficaz que puede
impactar positivamente a muchas personas; sin embargo, si no se canaliza
el ímpetu, habilidades, talentos, destrezas y anhelos hacia una visión en
particular, ese líder corre el riesgo de que los esfuerzos de sus seguidores
se dispersen y se desborden, es decir, se desenfrenen. La visión se
convierte, entonces, en uno de los más poderosos catalizadores para el
alineamiento organizacional. En un equipo de trabajo la visión facilita la
cohesión y la coherencia organizacional.

Ahora, la visión para que sirva de instrumento para alinear el esfuerzo


de la gente, requiere ser compartida y comprometida por todos los
miembros de la organización. La visión compartida contribuye a que la
mayoría de los miembros de una organización remen en la misma
dirección, haya verdadera sinergia y se maximicen las competencias de la
gente; se cree un núcleo de personas que se comprometan para alcanzar y
lograr los objetivos e implementar las estrategias.

En el liderazgo el poder emana de la visión

Otro factor crucial en el ejercicio del liderazgo, ligado a la visión, es el


poder. “El poder es la habilidad de obtener todo lo que se desea del
entorno, considerando lo que está disponible” 65 . Warren Bennis lo define
como la energía básica necesaria para iniciar y continuar una acción… la
capacidad para traducir intención en realidad y continuarla. 66 Y Manuel
Barroso lo conceptualiza como la energía que se mueve hacia objetivos
definidos. 67 Estas tres definiciones ponen de manifiesto que el poder
implica la capacidad de generar empoderamiento, y que eso sólo es
posible cuando hay objetivos y prioridades claramente definidos, que
facilitan la capacidad de enfocar la acción. Es difícil, entonces,
empoderarse y habilitarse para la efectividad, si se carece de una visión:
dirección, norte, que brinde un cauce al poder.

La visión tiene la virtud de producir tanto energía (pasión, entusiasmo,


inspiración), como dirección (un norte, una brújula). Ambos aspectos son esenciales
en el manejo de la visión: dirección para proveer enfoque, y ener gía (impulso) para
generar empoderamiento hacia la consecución de la visión.

El poder es energía, pasión, inspiración, determinación de la voluntad,


entusiasmo y convicción en las personas; pero para que el poder sea
canalizado y se exprese con efecti vidad, requiere de una forma que le dé
estructura y permita canalizarlo; esa forma es el liderazgo. Y también
necesita de un sentido de dirección que le permita enfocarse y lograr
efectividad; esa dirección la provee la visión.

Aprender a usar el poder para liderar, vale decir, generar influencia


para conseguir los resul tados en base a objetivos trazados y comparti dos,
requiere aprender a usar la capacidad de mo vilizar la energía propia hacia
una visión y unos objetivos definidos, con el fin de transformar el entorno.

La visión empodera al líder y a la organización, porque la visión


permite enfocar el esfuerzo y la acción. Hay un poder tremen do en un
líder y organización enfocados. Pero sin visión no se puede enfocar el
poder. Sin visión el poder se disipa por carecer de una dirección en la cual
encausarse.

El poder, entonces, emana de la visión. La visión empodera porque


enfoca, brinda un cauce para que la energía (tiempo, dinero, esfuerzo,
pasión, talentos, etcétera) se exprese. Sin visión el poder se diluye, o peor
aún, se estanca, por carecer de una guía y un norte hacia donde
movilizarse. Por el contrario, el poder se convierte en la energía del líder
para emprender y continuar las acciones que conlleven al logro de los
objetivos pro puestos, cuando existe una visión que brinde dirección al
poder y facilite su enfoque. El progreso en la consecución de la visión, es,
entonces, el factor que mide el grado de poder con que se desempeña un
líder.

Concluimos, entonces, que el poder se expresa cuando se direcciona y


canaliza la energía del líder hacia objeti vos definidos. La falta de visión
le quita capacidad al líder, lo desgasta, porque lo priva de la brújula que
encauce el desarrollo y la expresión de su potencial (energía, talentos,
habilidades, personalidad, etcétera), que son la base de su poder. En un
líder el poder se evidencia en la capacidad de éste para convertir la visión
en realidad, por eso el poder siempre necesita tener un lugar en la visión
del líder. Por otra parte, la visión empodera al líder, y éste empoderado
tiene la capacidad de traducir la visión en realidad. Poder y visión están
estrechamente relacionados y vinculados al liderazgo.

El reto para un líder es definir, comunicar y ejecutar efectiva y


cuidadosamente la visión; y lograr así que la gen te no se desenfrene, sino
que se alinee e inspire a trabajar con ímpetu y enfoque. Desarrollar
liderazgo incluye, pues, tanto la visualización de la imagen clara de una
visión, como la capacidad para organizar y enfocar un esfuerzo en el área
de la visión, y traducir ésta a la realidad.

La visión no es algo abstracto, intangible o meramente conceptual.


Muchas personas no tienen visiones, o cuando las tienen son a veces
demasiado generales, vagas o abstractas, como por ejemplo: alcanzar
éxito, obtener algún bien material, tener dinero, construir una familia,
etcétera. Pero la visión para que tenga el poder para impulsar y direccionar
a las personas hacia grandes realizaciones, necesita mayor precisión y
claridad de lo que se quiere llegar a ser o alcanzar: un mapa de ruta, y una
clara y apremiante imagen de lo que se quiere alcanzar. Esa claridad y
precisión es lo que permite organizar un esfuerzo para alcanzar la visión:
definición clara y específica de metas, planes de acción, etcétera.

Una visión claramente definida engendra esperanza


“La esperanza que se demora es tormento del corazón; pero árbol de
vida es el deseo cumplido” 68 (Proverbios 13:12).

Una visión es una proyección de un futuro mejor y prometedor. Es una


percepción optimista y esperanzadora de un futuro realizable. La visión es
una promesa, una esperanza de un futuro mejor que es posible. La
esperanza es una creencia fundada en una visión claramente definida. Sin
visión es difícil albergar esperanza; pues tal esperanza se hace vaga y
etérea. Pero una visión clara aporta convicción y sustenta a la esperanza. Y
mientras más clara y mejor estructurada (metas, planes de acción,
etcétera) es la visión; y, en consecuencia, más se progresa en el desarrollo
de la misma, más fuerte y real es la esperanza. Por el contrario, cuando no
se logra experimentar avance en la visión, la esperanza se diluye, se
convierte en una mera ilusión; y por ende se pierde la motivación y la
inspiración para mantenerse enfocado.

La esperanza es fundamental en la vida de las personas, organizaciones


y naciones. La esperanza altera nuestra manera de experimentar el
presente; hace que la realidad sea más o menos tolerante.

La esperanza es también, según la organización Gallup, un factor que


potencia el bienestar de las personas. Según Gerver Torres, investigador de
la Gallup, la dirección en la que usted cree que se está moviendo es tan
importante para su felicidad como la situación en la que se encuentra
actualmente. Entre dos personas que tienen el mismo estado en el
presente, aquella con esperanzas de un futuro mejor tendrá mayor
bienestar. 69

La esperanza para que actúe en forma positiva en la vida de las


personas y naciones, debe ser realizable, sostenible y posible. Una visión
clara y adecuadamente articulada y ejecutada, le da esa cualidad de ser
posible, sustentable y alcanzable a la esperanza. Una visión clara y precisa
aporta la satisfacción, la inspiración y el empoderamiento para avanzar en
la vida. Sin una clara visión andamos a la deriva, y sin la energía para
lograr nuestros más profundos sueños.
¿Tiene usted una visión clara de su negocio en el futuro? ¿Tiene
claridad de dónde quiere estar con su matrimonio en los próximos 20 o 30
años? ¿Cuál es su visión como profesional del área que ha elegido?

Enseñanzas para el liderazgo


• La visión es esencial para generar dirección, alineamiento y
orden a la vida de las organizaciones, naciones y pueblos.
• Cuando hay una visión compartida, hay sentido de dirección y
orden; se genera además una orientación hacia los resultados, y
se facilita el establecimiento de las prioridades.
• El poder emana de la visión. La visión tiene el potencial de
habilitar, inspirar y motivar al líder al logro de grandes
realizaciones.
• Sin visión no se puede enfocar el poder. Sin visión el poder se
disipa por carecer de una dirección en la cual encauzarse.
• En una nación u organización es responsabilidad del líder
concebir –articular, comunicar de manera eficaz y alcanzar una
visión de un futuro mejor y más prometedor.

Pensamiento: Liderazgo es dominio de la visión. El liderazgo


demanda establecer y mantener una visión, y luego dominar
cada una de las piezas básicas de esa visión.

LAS RESPONSABILIDADES
DE LAS RIQUEZAS
“Lanza (echa) tu pan sobre el agua; después de algún tiempo volverás
a encontrarlo. Comparte lo que tienes entre siete, y aun entre ocho, pues
no sabes qué calamidad pueda venir sobre la tierra. Cuando las nubes
están cargadas, derraman su lluvia sobre la tierra” 70 (Eclesiastés 11:1-3).

Este proverbio tiene dos interpretaciones posibles, como lo reseña el


Comentario Bíblico Mundo Hispano: “Una de ellas tiene que ver con el
comercio marítimo (negocio del que el rey Salomón obtenía buena parte
de su riqueza) y sería una exhortación a arriesgarse en esa actividad, ya
que la recompensa es segura; la otra, con la generosidad en socorrer a los
necesitados, lo que a la larga traerá su recompensa” 71 . En esta ocasión
elijo quedarme con la interpretación que apunta a la generosidad.

La palabra echa es la palabra hebrea shalákj que significa: soltar,


empujar, enviar, arrojar, extender, señalar, proyectil de ataque. El
significado de esta palabra deja ver la importancia de la intencionalidad al
lanzar el pan al agua; no es un simple arrojarlo al vacío. Todo en la vida
tiene un propósito, aún nuestra semilla tiene que ser sembrada con un
propósito. Cuando soltamos nuestro pan (en hebreo lékjem: alimentos,
mantenimiento, sustento y provisión), éste se convierte en un proyectil de
ataque dirigido a un objetivo específico, que alista el camino para el
cumplimiento del propósito. El pan en nuestras manos, nos sostiene y
alimenta, pero el pan echado en las aguas (a favor de otros) genera
multiplicación.

Otro elemento importante al lanzar el pan al agua , es hacerlo con una


actitud desinteresada, bajo la premisa de la contribución, y no como una
actitud mercenaria y utilitaria que busca dar con el deseo de recibir o ser
elogiado y alabado por su acción. Sin embargo, la ley de la cosecha
conforme a lo que se siembra, nos asegura una retribución. Tal vez no
suceda inmediatamente - después de algún tiempo (muchos días) volverás
a encontrarlo- , pero algún día segaremos lo que hemos sembrado.

Cuando ayudamos a otros, esto a su vez se devuelve en beneficios y


nuevas oportunidades para nosotros; tal como lo expresa el Proverbio de
Salomón (19:17): “Si ayudas al pobre, le prestas al Señor, ¡y Él te lo
pagará!”. 72 Existe una relación de reciprocidad que nos permite cosechar
en proporción directa a las semillas que hemos sembrado a favor de otros.
Sembrar semillas de bendición para otras personas, se traduce en semillas
que sembramos a favor de nuestro futuro. Si sembramos avaricia,
mezquindad, tacañería y egoísmo, no esperemos cosechar altruismo y
liberalidad de la gente. Por el contrario, si sembramos con sentido
filantrópico, con generosidad, podemos aspirar a cosechar la gratitud y la
generosidad de las personas. Esa es la ley de la retribución. Se cosecha la
misma calidad de lo que se siembra. El tipo de semilla que sembramos
determinará el tipo de cosecha que vamos a recoger.

Lanza tu pan sobre el agua es un llamado, pues, a sembrar semillas que


beneficien a otras personas. Las riquezas pueden ser un medio para servir
de canal de beneficio para otras personas, si cultivamos una actitud liberal
y dadora, que se traduzca en acciones a favor de otros.

Pero hay que tener para dar . Antes de distribuir hay que generar la
riqueza . “Cuando las nubes están cargadas, derraman su lluvia sobre la
tierra”. Todo esto toca el asunto de la generación de la riqueza. Entonces,
bien puede aplicar la otra interpretación, que trata sobre cómo invertir los
recursos para generar un negocio prospero. Alineados con la primera
interpretación, es importante no sólo cómo se genera la riqueza, sino
también cómo se gestiona y utiliza ésta.

¿Cuál es mi motivación para generar riquezas?

¿Atesorar, acumular; o servir de canal para la contribución a otras


personas? ¿Generar desarrollos que beneficien las vidas de otras personas,
o llenarme de posesiones y bienes materiales? La motivación para crear
riquezas determina en buena medida la forma cómo la utilizamos y nos
relacionamos con ella. ¿Es la riqueza un fin en sí misma, o un medio
para…? ¿Somos esclavos de las riquezas, o las usamos constructivamente
sin que ellas nos gobiernen? La motivación también determina la actitud
que desarrollamos cuando nos movilizamos en procura de ella: avaricia vs
contribución, codicia y ambición desmedida vs generosidad.

Creando valor a través de las riquezas


Es muy difícil desarrollar empresas en medio de una sociedad débil,
ignorante y empobrecida. Hay que empezar por comprender que un
negocio requiere de una comunidad exitosa y próspera, no simplemente
para generar el mercado y la demanda para sus productos y servicios, sino
para generar los recursos vitales para su desarrollo y sostenibilidad. La
única responsabilidad de una empresa no puede ser solamente para con sus
accionistas, e instancias legales. Ni tampoco su contribución puede
limitarse a su papel filantrópico a través de sus “programas de
responsabilidad social empresarial”, como un medio para posicionar su
reputación. Las empresas y negocios requieren una visión en la que creen
valor social a través del valor económico que generan. Hace falta una
nueva definición de éxito económico que vincule a la sociedad donde
operan las empresas. Se necesita una perspectiva más integradora de la
sociedad y de más largo plazo.

De allí la necesidad de ver la creación de valor y la prosperidad no sólo


puertas adentro de las empresas, sino también concebir a las empresas
como parte de un gran ecosistema económico, ambiental, político y social.
Las raíces que le dan sustentabilidad a cualquier negocio corresponden a
una sociedad fuerte. En este sentido las empresas y negocios tienen la
responsabilidad de construir cadenas de valor que beneficien a la sociedad
en general: productores, fabricantes, empleados, clientes, proveedores,
entes públicos, consumidor, entre otros.

Todo este proceso conlleva una dinámica diferente, que contemple:


desarrollo de productos o servicios que satisfaga una necesidad social, a la
vez que sean amigables con el ambiente, generar productos y servicios que
agreguen valor a los consumidores, generar infraestructuras que
contribuyan al desarrollo de la sociedad en la misma medida que son de
provecho al negocio, desarrollar proveedores locales, mejorar el nivel
educativo y la capacitación en las comunidades donde desarrollan su
actividad económica, desempeñarse con sentido ético en la forma como se
utilizan los recursos de una sociedad.

Construir un negocio exitoso genera riqueza. La creación de riqueza


genera responsabilidades. Sin responsabilidad social empresarial, y sin
sensibilidad hacia las necesidades de otros, la riqueza puede degenerar en
avaricia, codicia, utilitarismo, mezquindad y ambición desmedida. La
avaricia es el afán o deseo desordenado y excesivo de poseer y adquirir
riquezas para atesorarlas. La avaricia nunca se sacia. “El que ama el
dinero, no se saciará de dinero” 73 (Eclesiastés 5:10a). El avaro concentra,
retiene, y termina por convertirse en un gran egoísta; actúa con una
mentalidad de escasez.

La generosidad, por el contrario, se expresa en dar a otros. El generoso


se mueve con una orientación a la contribución. El generoso actúa con
mentalidad de abundancia. El generoso actúa con la creencia de que la
creación de riqueza es sustentable cuando se benefician otras personas:
clientes, empleados, comunidad donde funciona la empresa, público en
general, entre otros.

Poniendo las riquezas al servicio


de la contribución colectiva

Las riquezas pueden ser un instrumento para el envilecimiento y la


vanidad personal; o para el engrandecimiento de la persona, si son
compartidas con otras personas. Las riquezas entrañan grandes peligros o
grandes oportunidades, según se le maneje. También conlleva dilemas
existenciales que resolver: elegir entre la avaricia o la contribución;
adoptar el egoísmo o la responsabilidad; vivir con moderación o
suntuosidad; ceder ante la codicia o desarrollar una actitud altruista y
filantrópica.

“Distribuir la riqueza personal no es una elección. La riqueza debe


darse; queda sólo una decisión por tomar. ¿Será mientras vivamos o se
distribuirá después de nuestra muerte? Antes de morir, quien dona,
determina el monto y el beneficiario y puede observar como su riqueza
hace diferente la vida de los que la reciben. Luego de morir, en muchos
casos, gran parte de la riqueza va al gobierno federal, y el fallecido se
pierde la alegría de dar”. 74

Enseñanzas para el liderazgo


• Las riquezas imponen una responsabilidad ética, moral y social
para aquellos que la generan.
• Se cosecha conforme al tipo de semilla que se siembra. La ley de
la cosecha conforme a lo que se siembra, nos asegura una
retribución.
• Las empresas y negocios necesitan aprovechar las necesidades
sociales para crear progreso social, en la medida que generan
sus ganancias.
• Las empresas y negocios requieren una visión en la que creen valor social a través
del valor económico que generan.
• “No son suficientes la responsabilidad clásica de los empresarios ni la
filantropía para responder con efectividad a las necesidades sociales.
No basta con donar dinero o cumplir ciertos estándares sociales y
ambientales. Hay que redefinir el propósito de las empresas. No
solo porque es lo correcto y lo moral, sino porque de eso depende
el progreso, la sostenibilidad e, inclusive, la existencia de cada
empresa a largo plazo”. 75 Michael Porter
• “Las empresas que tengan como estrategia la creación de valor
compartido son las que van a tener éxito en los próximos 20
años. El valor compartido es la oportunidad de crecimiento y
de innovación más grande de la economía global, y el siguiente
capítulo en la mentalidad de los gerentes”. 76 Michael Porter

Pensamiento: “Más bienaventurado es dar que recibir” 77


(Hechos 20:35).

Capítulo 4
GESTIÓN DE LA FAMILIA

La familia es la posesión más valiosa de una persona. Asimismo la


experiencia de ser familia es la experiencia más enriquecedora y nutritiva
que un ser humano pueda experimentar, y constituye también el mayor
legado que se le puede dejar a nuestras generaciones.

“Quien no tiene raíces en una familia, carece de un elemento importante no sólo


dentro de sí mismo, sino para los demás”. Y es que la vida en familia es la
experiencia más definitoria e influyente en la vida de un individuo, por encima de
otras influencias de cualquier institución o grupo social. La familia deja su huella
indeleble en la vida y esencia de todo individuo. La sanidad y funcionalidad, o la
insanidad y disfuncionalidad, el desempeño productivo y efectivo o no, tienen que
ver con lo vivido y aprendido en el laboratorio familiar. La experiencia en familia
produce el impacto más decisivo y permanente en la vida de las personas, porque la
familia lo es todo. En palabras de Manuel Barroso: “La familia es estructura,
contenido y proceso, vida e historia de cada quien”. 1

No hay, pues, otra escuela, ni laboratorio más determinante para la


educación y capacitación de las futuras y efectivas personas que el
triángulo familiar (padre-madre-hijos). Dice Manuel Barroso: “Una
persona no puede vivir ni crecer sino dentro de sus contextos de
crecimiento que son los laboratorios naturales de aprendizaje”. 2 Ni la
escuela, ni la universidad, ni ningún otro centro educativo pueden sustituir
la riqueza, potencialidad y versatilidad que proporciona la vida en familia.

En este sentido, la experiencia de ser familia es única, irremplazable y


decisiva en la vida y formación de una persona saludable y efectiva. Por
ello es necesario revaluar el rol protagónico y el potencial de influencia de
la familia sobre los aspectos más decisivos de la vida de los futuros
líderes, de todo ser humano y, en general, de toda nación. Como lo plantea
Bernardo Kliksberg: “La familia es la unidad fundante del tejido social y
que puede cumplir un rol central en la gerencia social, en la ética para el
desarrollo, en el capital social y también en la responsabilidad social
empresarial”. 3

La familia saludable brinda estabilidad a los líderes en su desempeño


profesional y empresarial y, en general, en todo su quehacer. La familia
aporta arraigo, estabilidad y fuerza a las personas para desempeñarse en
sus diversos roles.

Especial énfasis expresa el rey Salomón en la crianza de los hijos; en el


papel estelar que tienen los padres en el proceso educativo de los hijos.
“Instruye (enseña) al niño en su camino (carrera); y aún cuando sea viejo,
no se apartará de él” 4 (Proverbios 22: 6). Este énfasis está orientado en la
formación del carácter, como meta del proceso educativo.

Este capítulo se lo dedicaré al tema de la crianza de los hijos.

EL HOGAR: CENTRO DE CAPACITACIÓN


DE LOS LÍDERES EFECTIVOS – PARTE I
“Instruye (enseña) al niño en su camino (carrera); y aún cuando sea
viejo, no se apartará de él” 5 (Proverbios 22: 6).

La palabra instruye es la palabra hebrea kjanák 6 , que contiene la idea


de entrenar, enseñar y disciplinar. Abarca todo el proceso educativo -
formativo del niño. Y fundamentalmente apunta más al desarrollo de la
personalidad – competencias para la vida - que a la formación académica.
En este contexto educación tiene que ver principalmente con el hombre
interior, con la formación del carácter. La formación del carácter es
inevitable, en sentido positivo o negativo, según como los padres ejecuten
ese proceso.
La definición del proceso educativo expuesta por Noab Webster, citado
por McDowell y otros autores, en su diccionario original de 1628, se
alinea con esa perspectiva. Noab establece que el proceso educativo debe
contener como mínimo cuatro metas: “La educación comprende toda serie
de instrucción y disciplina que intenta: (1) instruir el entendimiento, (2)
corregir el temperamento, (3) formar las maneras y hábitos de los niños,
(4) formarlos para ser útiles en situaciones futuras”. 7

Los padres, pues, son llamados a proveer educación a los hijos. “ Oye,
hijo mío, la instrucción de tu padre, y no abandones la enseñanza de tu
madre” 8 (Proverbios 1:8). Educar implica dirigir, instruir, corregir,
doctrinar y desarrollar las cualidades y atributos intelectuales,
emocionales, morales y espirituales del niño, a través de enseñanzas,
principios, ejemplo-modelaje, hábitos y normas, a fin de formar al niño.

Instruir se asocia con efectuar cambios en la vida de las personas. Y


esto no es posible sino con un enfoque de adentro hacia fuera, ya que ésta
es la única forma de afectar el carácter de un individuo, objetivo principal
de todo verdadero proceso educativo. Si la educación ha de marcar una
diferencia en la vida de las personas para lograr una verdadera formación
y transformación personal, los procesos educativos necesitan estar
orientados a la formación y el desarrollo del carácter. Sin integridad básica
y sin entereza de carácter, los talentos y el conocimiento de las personas se
hace insuficiente para ser exitoso en la vida.

Para mucha gente, educación se define como el resultado de recibir y


ser expuesto a información, o como el entrenamiento que se recibe a
través de un proceso de enseñanza (comunicación de información). Pero la
“promoción y entrega de información”, es una preocupación secundaria en
un verdadero proceso educativo. La educación es un proceso integral, e
incluye fundamentalmente la formación psicológica del individuo (mapas,
valores, creencias, gestión emocional, conciencia de sí mismo). En otras
palabras, el objetivo del verdadero proceso educativo es forjar el carácter
de la persona.

Otro significado de instruir es dedicar o estrenar , por lo que el


versículo pudiera traducirse “dedica los primeros pasos al niño en el
camino recto” , porque es el tiempo – la primera etapa - cuando el niño
está aprendiendo las primeras cosas de la vida; es el tiempo oportuno en
que nuestra influencia como criadores es más fuerte y decisiva. Es un
tiempo de oportunidad. Y lo que se grave en esa etapa, forma una parte
imborrable del ser del niño.

Por otra parte, la palabra camino es la palabra dérek 9 , que significa


curso de vida o modo de acción; también aplica para describir viaje, senda
-vereda y misión. Instruir al niño en sus caminos implica acompañar al
niño a tomar un curso correcto en la vida; ayudarle en su definición y
alineación con su misión de vida. El sentido de este pasaje podría
traducirse “instruye al niño conforme a su camino” 10 , que implica un
proceso en el curso de su vida, a lo largo del viaje (etapas de crecimiento),
por la senda o misión que aplica a él; sobre la base de principios sólidos –
en el camino correcto -, según traduce la versión NVI. Pero de acuerdo a lo
que hay en el niño, vale decir, respetando sus talentos, su vocación y su
personalidad, o como la traduce la versión Biblia Universidad de
Jerusalén: “Instruye al joven según sus disposiciones”. Instruir incluye
facilitar en el niño el arte de “ser uno mismo”. 11

Cada niño se inclina a desarrollarse y encaminarse según sus talentos


naturales y rasgos de personalidad, los cuales deben ser alentados por sus
padres para que él (ella) alcance su propósito en la vida. Esta aspiración se
aprecia en la reflexión de Victor Frankl: “Toda persona tiene su propia
misión o vocación específica en la vida… en ella no puede ser
reemplazada (la persona), ni su vida repetirse. De modo que la tarea de
cada una es tan única como su oportunidad específica para llevarla a
cabo”. 12 La razón de respetar y facilitar el desarrollo de esa disposición es
porque ese es el diseño de la persona, donde la persona cuenta con los
mejores argumentos y potencialidades para cumplir su propósito en la
vida. En ese camino las potencialidades del niño cooperarán para cumplir
su misión en la vida.

Esta acción demanda para los padres la responsabilidad de indagar lo


que hay en el niño, para educarlo - formarlo de manera que lo que hay en
él (temperamento, talentos, etcétera) pueda desarrollarse y salir a la
superficie; y, entonces, cuando sea mayor no se apartará de eso. Enseñar,
instruir y formar es, como lo expresa el psicólogo Manuel Barroso, sacar
de la interioridad orgánica y emocional del niño, la persona que está
contenida.
Un tiempo limitado para influir en lo esencial

Según este proverbio debe ser una aspiración de los padres, el dejar un
legado e influencia duraderos en los hijos. “… y aún cuando sea viejo, no
se apartará de él (del camino en el que se le instruyó)”. Pero el tiempo de
que se dispone para generar ese impacto definidor, profundo y duradero es
corto. Dicen los especialistas de diversas ramas del comportamiento
humano, que el carácter de un individuo, en sus aspectos más primarios y
fundamentales, se instala en los nueve primeros años (algunos lo
extienden hasta los doce años). En ese tiempo perentorio los padres tienen
el hermoso trabajo y la responsabilidad de contribuir a la formación de la
personalidad de sus hijos; de su cosmovisión, su marco conceptual y
cultural de referencia (valores, creencias, paradigmas), que da lugar a su
filosofía de vida; a sus definiciones personales – quién soy, de dónde
vengo, a dónde voy -; así como la forma de contactarse asimismo y con
otros; el manejo de las diferencias, las actitudes y comportamientos de
efectividad y los mapas de éxito.

Es en la interacción con los padres y en familia que se aprenden los


procesos esenciales para el desarrollo y el crecimiento como individuo y
de la vida relacional. El hogar representa el contexto primario donde las
personas aprenden a ser efectivos; donde los futuros ciudadanos –
profesionales, trabajadores, gerentes y líderes - aprenden las competencias
comunicacionales, perceptivas, cognitivas, emocionales, conductuales y
organizacionales que los hacen productivos, exitosos, responsables y
comprometidos. Esto es así porque la familia aporta más que instrucción;
la familia aporta formación y educación; edifica valores fundamentales y
forma el carácter de los individuos.

El proceso de edificar la casa (personalidad)

Pasado ese tiempo crucial – esa ventana de oportunidad – la posibilidad


de generar una influencia decisiva y trascendental, disminuye (no
desaparece) en forma importante. En ese sentido, me gusta comparar el
desarrollo y ciclo de vida de un individuo, con el proceso que se da con
una casa.
El proceso de formación de las competencias básicas de un individuo
para la vida laboral, social y organizacional, se forja, pues, a través de la
vida de familia – sistemas de relaciones parentales y fraternales -, y se
puede comparar al proceso de edificación de una casa. La familia pone los
cimientos: valores o anti valores, acceso a la conciencia de sí mismo
(necesidades) y de otros o negación de las propias necesidades, orientación
sana y funcional o neurótica; y luego otras personas significativas como
maestros y familia extendida, sin despreciar el impacto de los medios de
comunicación y otras instancias de la sociedad, sobreedifican sobre los
cimientos, construyendo paredes, puertas y ventanas (mapas, modelos,
estilos de vida, etcétera). Ahora, los cimientos no experimentan muchos
cambios radicales a lo largo de la vida.

Las partes de la casa sobreedificadas a partir de los cimientos que


constituyen la vida en familia, sobre todo las visibles (conductas,
actitudes), pueden experimentar muchos cambios, como cuando se le
añade a la casa una habitación o se pinta o se arboriza; pero los cimientos
aún siguen intactos. Por lo que los cimientos: la experiencia de ser familia
o la vivencia del abandono; la triangulación familiar (papá, mamá e hijo
(a)), o la ausencia del triángulo familiar; la instrucción, discipulado y
modelaje adecuados, o la ausencia de referencias significativas, y de un
modelaje opuestos a los principios, representan un hándicap a favor o en
contra, difícil de soslayar en la carrera hacia el éxito, el crecimiento
saludable, la productividad y la efectividad intrapersonal, interpersonal,
organizacional y social del futuro adulto.

Enseñanzas para el liderazgo


• La meta del proceso educativo es la construcción y desarrollo
del carácter del individuo.
• El éxito (profesional, laboral, empresarial, ciudadano) no está
dado primordialmente por el conocimiento, las capacidades y
los talentos. La plataforma sobre la cual se despliega un
desempeño efectivo y sostenible es el carácter.
• Elementos como la disciplina, la perseverancia, el buen humor,
la integridad, la responsabilidad, la capacidad para establecer y
cumplir compromisos, entre otros, expresan el carácter, y
determinan el éxito en los emprendimientos que realizamos. Si
el proceso educativo no toca el carácter de la persona, no está
contribuyendo con lo más fundamental de la educación, que es
formar a las personas para la vida.
• Los padres son los responsables del proceso educativo –
formativo de los niños. Ese rol es indeclinable, indelegable e
intransferible.
• Los padres tienen la responsabilidad de proporcionar a los hijos
una organización para la vida, que incluye las definiciones
personales: ¿de dónde vengo? ¿A dónde pertenezco? ¿Quién
soy? Esa organización incluye también: una filosofía de vida,
valores y principios, y competencias para la vida:
comunicacionales, perceptivas, cognitivas, emocionales,
conductuales y organizacionales, que los hacen productivos,
exitosos, responsables y comprometidos.
• El hogar es el centro de capacitación de los líderes efectivos.
“Pensaríamos que los mejores gerentes vienen de alguna gran
escuela de gerencia. Lo cierto es que la formación de un
gerente de perfil, comienza por su casa. El gerente viene de su
triángulo familiar: padres, hermanos, quienes conforman el
sistema primario, importante laboratorio de aprendizajes para la
vida”. 13
• “Como educadores los padres tocan lo esencial, lo medular, lo
íntimo de las personas: mapas, valores, creencias, respeto por
sí mismo, por el otro, por la vida, por las instituciones, por las
leyes”. 14
• Formar es más fácil que reformar. Durante el proceso de
formación el niño es más cooperador y moldeable; pero una
vez formado el carácter es mucho más difícil cambiarlo.

Pensamiento: Afectar el carácter no consiste meramente en un


cambio de imagen. El foco no está en lo externamente
observable (conductas y actitudes), sino en la vida interior de
las personas (mapas, valores, convicciones, motivaciones,
necesidades, emociones, ética) que a la larga da lugar a la
expresión externa. Ese proceso se instala en buena medida a
edad temprana. Los padres juegan un rol esencial en este
proceso.

EL HOGAR: CENTRO DE CAPACITACIÓN


DE LOS LÍDERES EFECTIVOS – PARTE II
“Instruye (enseña) al niño en su camino (carrera); y aún cuando sea
viejo, no se apartará de él” 15 (Proverbios 22: 6)

La labor de educar: instruir, enseñar, disciplinar, formar con principios


de efectividad personal es responsabilidad de los padres. Ellos son los
llamados a proveer y facilitar la experiencia de ser familia. Instruir al niño
solo se puede dar óptimamente en el contexto primario que representa la
familia.

La familia: la escuela más fundamental


para el desarrollo de los líderes exitosos

No hay otra escuela, ni laboratorio más determinante para la


capacitación de los futuros gerentes / líderes que el triángulo familiar
(padre-madre-hijos). Privar al individuo de la posibilidad de experienciar
la vivencia de ser y crecer en familia, es anti ecológico y viola las leyes
naturales propias del desarrollo del ser humano; negarle a un ser humano
la vida en familia es arrebatarle el derecho legítimo a iniciar su vida de
crecimiento “con el pie derecho”, con la mejor opción disponible. Dice
Manuel Barroso: “Una persona no puede vivir ni crecer sino dentro de sus
contextos de crecimiento que son los laboratorios naturales de
aprendizaje”. 16 Ni la escuela, ni la universidad, ni la comunidad, ni la
iglesia, ni ningún otro centro educativo pueden sustituir la riqueza,
potencialidad y versatilidad que proporciona la vida en familia. El hogar
familiar representa la mejor oportunidad que tiene disponible el individuo
para lograr un crecimiento sano y funcional.

La familia es, por excelencia, el centro de capacitación de las personas efectivas.


La verdad es que la familia es el contexto donde las personas reciben la información
- formación esencial para su desempeño efectivo – competencias para la vida
efectiva -, donde aprenden a valorar y respetar a las personas, a comunicarse
asertivamente con otros, a resolver problemas, a tomar y asumir compromisos, a ser
flexibles para enfrentar los cambios, a resolver problemas, a ser flexible para poner
límites y respetar los límites de los otros, a trabajar con creatividad, a asumir riesgos
y manejar la incertidumbre, a tomar decisiones acertadas y efectivas, a moverse con
flexibilidad a los cambios del entorno, a desempeñarse con disciplina y
responsabilidad, a orientarse al crecimiento, a desarrollar la conciencia de las propias
necesidades y las de los demás. El desarrollo de estas competencias es producto de
aprendizajes de mapas (normas, valores, paradigmas) y comportamientos de
efectividad experienciados en familia, que se instalaron desde su infancia,
aprendidos en la cotidianidad de la vida familiar, a través de modelajes y enseñanzas
de padres y vida relacional con hermanos.

Al leer el capítulo 4 (NTV) de Proverbios se puede observar esta


influencia familiar (especialmente de los padres), que desarrolla
facultades para la vida, que capacita para el éxito. Provee de sabiduría para
la vida efectiva. “ Hijos míos, escuchen cuando su padre los corrige.
Presten atención y aprendan buen juicio (entendimiento), porque les doy
una buena orientación (enseñanza). No se alejen de mis instrucciones.
Pues yo, igual que ustedes, fui hijo de mi padre, amado tiernamente como
el hijo único de mi madre. Mi padre me enseñó: Toma en serio mis
palabras (grábate en la mente mis palabras). Sigue mis mandatos y
vivirás. Adquiere sabiduría, desarrolla buen juicio. No te olvides de mis
palabras ni te alejes de ellas. No des la espalda a la sabiduría, pues ella te
protegerá; ámala, y ella te guardará. ¡Adquirir sabiduría es lo más sabio
que puedes hacer! Y en todo lo demás que hagas, desarrolla buen juicio. Si
valoras la sabiduría, ella te engrandecerá. Abrázala, y te honrará. Te
pondrá una hermosa guirnalda de flores sobre la cabeza; te entregará una
preciosa corona. Hijo mío, escúchame y haz lo que te digo, y tendrás una
buena y larga vida. Te enseñaré los caminos de la sabiduría y te guiaré
por sendas rectas. Cuando camines, no te detendrán; cuando corras, no
tropezarás. Aférrate a mis instrucciones, no las dejes ir; cuídalas bien,
porque son la clave de la vida”. 17

Es, pues, en el contexto familiar donde el futuro gerente / líder


aprendió a trabajar en equipo con papá, mamá y hermanos para cumplir
una tarea doméstica, a manejar y administrar dinero en la economía del
hogar, a resolver conflictos eficazmente en medio de desacuerdos con
otros miembros de la familia, a negociar recompensas y privilegios con
los hermanos y padres, vivenciando como papá y mamá negociaban, a
priorizar objetivos personales y organizacionales como familia en función
de la disponibilidad de recursos (tiempo dedicado por los padres,
información aportada por padres y hermanos, dinero, etcétera), a vencer
retos y desafíos aun en medio de circunstancias familiares adversas, a
respetar los límites y espacios de padres y hermanos y reconocer los suyos
propios, a comprometer un esfuerzo para alcanzar las metas de una familia
con la cual se identifica y se siente parte, a comunicar necesidades propias
o a reconocer necesidades de otros miembros de la familia. Estas
competencias son difíciles (no imposibles) de adquirir en los contextos
donde se recibe la educación académica. Comenta Manuel Barroso: “Los
gerentes que provienen de una familia funcional y sana, se muestran más
efectivos en tomar riesgos, en solucionar problemas, en comunicarse, y
son los que están más atentos a tomar en cuenta las necesidades propias y
las de los otros y serán efectivos en la solución de los problemas”. 18

Por el contrario, las carencias de instrucción, enseñanza, contacto y


modelaje en nuestro contexto familiar, se instalarán como debilidades e
incompetencias, que darán forma a nuestra forma de ser y estar en el
mundo. Hijos que no experimentaron una saludable experiencia de ser
familia, o que experimentaron el abandono o el rechazo, o que fueron
maltratados, se manifiestan luego en personas inseguras, prepotentes,
controladoras, conflictivas, autocráticas a ultranza, con un yo inseguro y
débil, que se proyecta en manipulación, uso coercitivo del poder e
injusticia.
Hogares descalificadores producirán personas inseguras en la toma de
decisiones. Hogares con comunicación indirecta o escasa – de poco
contacto, darán lugar a personas aisladas y desconectadas. Hogares con
normas rígidas y coercitivas, generarán individuos autócratas. Hogares
sobreprotectores concebirán personas paternalistas. Hogares que
practicaron el abandono, llenarán las organizaciones de gerentes
controladores. Hogares con padres ausentes físicamente o que hicieron
vida nominal, sin genuino contacto y vínculos, dan lugar a personas
descontextualizadas. Por el contrario, cuando en el hogar: semillero de los
buenos o malos gerentes / líderes, los padres actúan con diligencia,
sabiduría y amor, producen individuos que aprecian; padres cercanos
forman hijos autónomos y con arraigo; padres presentes, dan lugar a
personas centradas.

El hogar es la primera esfera


de gobierno de una república

Por otra parte, el poder de una nación reside en la institución de la


familia. El hogar es la primera esfera de gobierno de una república. Es en
el hogar donde el auto – gobierno es desarrollado y practicado, porque es
en el seno de la familia donde se forma el carácter del ser humano: su
ética, sus valores, su sentido de responsabilidad, su apego a los valores
ciudadanos, su compromiso con los ideales democráticos. El hogar es el
laboratorio natural en el que los seres humanos pueden ser formados para
la convivencia - tolerancia, el ejercicio ciudadano, la responsabilidad, la
disciplina para el trabajo, la vida productiva, el respeto por el otro, el amor
por su nación, el enamoramiento de los principios democráticos, etcétera.
Es en el hogar donde aprendemos a ser ciudadanos de primera o
ciudadanos de segunda.

El hogar es el semillero de las futuras generaciones de ciudadanos


responsables y comprometidos con su nación. El hogar es la institución
principal para la capacitación de las futuras generaciones, para formar la
conciencia de los futuros ciudadanos de una república. Dice al respecto
Daniel Wesbster, citado por Mcdowell y otros autores: “El hogar es la
primera de las escuelas y el mejor aula para la enseñanza, allá el corazón
cooperará con la mente, los afectos con los poderes de la reflexión”. 19
Agrega a su vez Lidia Sigourney:”La fuerza de una nación, especialmente
una nación republicana, radica en la inteligencia y el orden de los hogares
de un pueblo”. 20 Existe, pues, una relación directamente proporcional,
entre la calidad de gestión y el compromiso de los gobernantes de turno
con principios democráticos y morales, con la educación recibida en el
hogar.

La educación familiar basada en principios atemporales son la cura


contra la tiranía y los regímenes totalitarios; contra las injusticias sociales
y abusos de poder. Consecuentemente, la tiranía es el resultado de la
ignorancia. Al respecto afirmaba Benjamín Franklin:”Una nación de
hombres bien informados, quienes han sido enseñados a conocer y premiar
los derechos que Dios les ha dado, no pueden ser esclavos. Es en el área de
la ignorancia donde empieza la tiranía”. Ciudadanos alienados, sin arraigo
e identidad en una familia, sin desarrollo de carácter y sin formación
ciudadana, son el caldo de cultivo para que proliferen los regímenes
dictatoriales y tiránicos.

La verdadera moral y cívica, la que se forja de adentro hacia afuera; no


la que se forma de afuera hacia adentro, producto de la observancia
externa y el temor al rigor de las leyes, se forja en el seno de la familia. La
escuela, la iglesia, el estado y la comunidad refuerzan este proceso, pero
no pueden ser un sustituto de lo que sólo el hogar puede proveer.

La educación académica (escuela, universidad, etc.) aporta los


elementos técnicos y de cultura general, en términos de teorías, modelos y
métodos, necesarios para el desempeño en el trabajo en nuestras
organizaciones, y para múltiples orientaciones en la vida. Otras instancias
de la sociedad, como los medios de comunicación y el estado, actúan
como complemento de peso importante en el proceso formativo de los
futuros ciudadanos; pero es la dinámica de la vida familiar la que deja la
huella – la impronta – gravada a presión, con caracteres indelebles, en los
individuos, a través de mapas, modelos, actitudes y comportamientos
observados y vivenciados, aprendidos y codificados a lo largo de la vida
en familia.

Responsabilidad de los padres


en el proceso educativo de los hijos

Los padres necesitan, entonces, conseguirse el tiempo para instruir,


educar - formar y entrenar personalmente a sus hijos. De lo contrario, es
difícil perpetuar un sistema de gobierno y vida que garantice la
continuidad democrática, el ejercicio responsable y comprometido de una
ciudadanía, el amor a la patria, el respeto y la honra a otros, la convivencia
pacífica y la valoración de la familia como institución fundamental para el
desarrollo saludable de una nación; así como las competencias básicas
para el éxito personal, laboral y familiar.

Los padres necesitan asumir responsablemente su rol como educador y


formador de sus hijos. Esta tarea de formar, como lo expresa Manuel
Barroso, implica: “Modelar para la vida: aprecio, y valoración propia,
determinación, confianza en sí mismo, foco, coraje, valores y principios,
excelencia y calidad, estilo de vida”. Y agrega el mismo autor: “Formar a
un hijo es darle información y herramientas para que aprenda el arte de
vivir una vida productiva, con competencias personales y de familia, para
enfrentarse a las sorpresas de la vida: aciertos y equivocaciones, virtudes y
defectos, siendo responsable de su propia vida”. 21

Enseñanzas para el liderazgo


• La familia es la escuela más fundamental para el desarrollo de
los líderes exitosos.
• Quien no tiene raíces en una familia, carece de un elemento
importante no sólo dentro de sí mismo, sino para los demás.
• “La familia es estructura, contenido y proceso, vida e historia de
cada quien”.22
• “La familia es la unidad fundante del tejido social y que puede
cumplir un rol central en la gerencia social, en la ética para el
desarrollo, en el capital social y también en la responsabilidad
social empresarial”.23
• Las competencias para el éxito en la vida se desarrollan e
instalan en una familia funcional, con padres que han asumido
responsablemente su roles de educadores – formadores -
modeladores.
• El hogar es el semillero de las futuras generaciones de
ciudadanos responsables y comprometidos con su nación.

Pensamiento: La familia es, por excelencia, la escuela que


modela el estilo de gerenciarnos a nosotros mismos y a las
organizaciones que lideramos. El hogar representa el contexto
más fundamental y definitorio donde los futuros líderes /
gerentes aprenden las competencias esenciales para la vida
efectiva: relacionales, perceptivas, cognitivas, emocionales,
conductuales, organizacionales y sociales.

EL HOGAR: CENTRO DE CAPACITACIÓN


DE LOS LÍDERES EFECTIVOS – PARTE III
“Instruye (enseña) al niño en su camino (carrera); y aun cuando sea
viejo, no se apartará de él” 24 (Proverbios 22: 6).

Los padres son los actores principales (escultores, formadores,


moldeadores) en el proceso de educación y formación de los hijos. Pero
cuando los padres declinan ese rol, ese vacío lo llenarán otros actores, que
sin duda no lo harán con las consideraciones que pueden tener los padres.

Cuando los padres fallan en esta función, las consecuencias las


experimentan los hijos, la familia y la nación. Mi experiencia como
psicoterapeuta de familia me dice que muchos de los problemas (neurosis,
carencias, disfuncionalidades, conflictos existenciales) de las personas,
están asociados a deficiencias instaladas en el contexto del hogar, que en
muchos casos son consecuencia del ejercicio inadecuado del rol de padre o
madre. Hogares (padres y madres) disfuncionales generan personas (hijos)
disfuncionales.

Los padres tienen la indeclinable e intransferible responsabilidad de


educar a los hijos, tal como se observa en el énfasis que ponen diversos
Proverbios de Salomón: “Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no
abandones la educación de tu madre” 25 (Proverbios 1:8). “Hijo mío, no te
olvides de mi enseñanza, y tu corazón guarde mis mandamientos” 26
(Proverbios 3:1). “Porque os doy buena educación; no abandonéis mi
instrucción” 27 (Proverbios 4:2). “Hijo mío, guarda el mandamiento de tu
padre, y no abandones la educación de tu madre” 28 (Proverbios 6:20).
“Porque el mandamiento es lámpara, y la educación luz, y camino de vida
las reprensiones de la instrucción” 29 (Proverbios 6:23). “Guarda mis
mandamientos y vivirás, y mi enseñanza como la niña de tus ojos” 30
(Proverbios 7:2).

¿Cómo educan los padres?

Los padres educan a través de la instrucción, el modelaje, los contactos


realizados, los vínculos construidos y los contextos organizados. Hay tres
formas de educar – formar que quiero destacar:

1. Los padres educan a través de los contextos


organizados en el hogar

El mundo está lleno de influencias tóxicas y destructoras de la familia,


y los padres necesitan crear un contexto cultural familiar que sirva de
dique que proteja de dichas influencias, a la vez que cree una atmosfera
donde los hijos puedan florecer adecuadamente. “Sigue mis mandatos y
vivirás… No des la espalda a la sabiduría, pues ella te protegerá; ámala,
y ella te guardará…Te enseñaré los caminos de la sabiduría y te guiaré
por sendas rectas. Cuando camines, no te detendrán; cuando corras, no
tropezarás”. 31
Esa influencia debe estar compuesta de principios (normas de
actuación, valores, mapas, costumbres) que organicen la vida familiar; que
faculten para la efectividad en la vida, en las diferentes dimensiones:
personal, interpersonal, organizacional y social.

Es, pues, responsabilidad de los padres crear el ambiente – estructura -


en la que quedan organizados los vínculos y las relaciones. Los padres
necesitan definir los marcos de referencia que regulan las interacciones en
el hogar, que luego servirán de referencia para la vida en sociedad. Esta
estructura incluye el sistema de valores, principios y creencias; y requiere
también invertir tiempo familiar abundante y de calidad, así como la
construcción de una hermosa cultura: el espíritu de la familia, el clima o
atmósfera del hogar, su carácter, la profundidad y la calidad y madurez de
las relaciones. Todos estos elementos proporcionan la estructura
fundamental para un sano crecimiento de los hijos.

Esta estructura psicológica, si se instala funcionalmente, se convierte


luego en una estructura portátil para la efectividad, en la forma de
cosmovisión, mapas, paradigmas, valores, definiciones personales y
hábitos, que el niño, el adolescente y, posteriormente, el adulto llevará a
todas las esferas de vida (familiar, laboral, social) donde genere
interacción. Esa estructura actuará como marco de referencia para sus
decisiones; y le dará un anclaje en un núcleo sólido que conforma su
esencia y su identidad. Por otra parte, esa estructura le guardará de las
influencias tóxicas y negativas del entorno. Le permitirá, además, vivir
con congruencia, integridad y entereza en medio de entornos cambiantes y
complejos; cargados, muchas veces, de ambigüedad e incertidumbres.
“Instruye (enseña) al niño en su camino (carrera); y aun cuando sea viejo,
no se apartará de él ” (Proverbios 22: 6).

Hay un dicho que reza “estructura modela conducta”. Los padres


necesitan crear la estructura (valores, mapas, normas, tradiciones,
costumbres, vínculos, hábitos, etcétera) que modelen y regulen – eduquen
y formen - las actitudes y comportamientos de los miembros de la familia,
que le den forma a la experiencia de ser familia. El contexto es modelador
de creencias, mapas, actitudes y comportamientos.
Los padres necesitan, entonces, preguntarse: ¿qué clase de cultura están
moldeando en sus hogares? ¿Es una cultura de honra o deshonra? ¿Es una
cultura forjada con el amor como principio rector o es una cultura llena de
injusticias, maltratos, y falta de presencia paternal?

Los padres requieren organizar un contexto familiar (tiempo, espacio,


normas, valores, oportunidades, límites, etcétera) que direccione y le dé
sentido y significado a la experiencia de ser familia, factor fundamental
para el desarrollo y crecimiento saludable de los hijos. Si ese contexto está
alineado con principios de efectividad probados a lo largo de la historia
del hombre, tales como: el amor, la justicia, la verdad, la laboriosidad,
entre otros, el resultado será vivificador, habilitador y constructor de
individuos sanos y funcionales.

2. Los padres educan a través del modelaje

Los padres educan a través del ejemplo, en hechos, acciones y


actitudes; no sólo a través de la enseñanza transmitida con palabras. Los
padres forman modelando competencias para la vida a través del estilo de
vida que proyectan, los hábitos que exhiben, los comportamientos que
expresan y los vínculos que construyen. Los padres crean con sus
comportamientos y actitudes, modelos y patrones de actuación para sus
hijos, que éstos copian y reproducen luego. Hay un dicho que dice: Los
hechos hablan en forma más elocuente que las palabras”. Sin el adecuado
modelaje y ejemplo, las enseñanzas e instrucciones de los padres carecen
de la fuerza moral para influenciar a los hijos, más aún éstos crean
ambigüedad y confusión. Recordemos además que en la etapa de la
infancia los niños aprenden más por imitación.

La estructura familiar - la cultura familiar - no sólo incluye avisos e


instrucciones en la forma de valores y enseñanzas. Incluye
comportamientos y actitudes, hábitos y costumbres modeladas por los
padres y que moldean a los hijos.

Los padres tienen la responsabilidad de modelarles conductas y


actitudes éticas, morales y espirituales a los hijos. Los padres tienen la
indeclinable responsabilidad de forjar en sus hogares, con sus
comportamientos y actitudes, culturas de honor, que faciliten la formación
de individuos sanos y funcionales.

Otra forma como los padres educan - forman es a través de la relación -


vínculo que establecen con sus hijos.

3. Los padres educan a través del contacto

Los padres son creadores de la vida. Con la vida va la energía, el


aprecio y la autoestima del hijo por sí mismo. Los padres para cumplir su
rol de educador – formador necesitan estar presente, hacer contacto con
los hijos, formar parte de la trama y la experiencia de ellos. ¿Cómo
modelar, por ejemplo, comunicación y cuidado, sin estar presentes los
padres en la vida de los hijos? El proceso de educación requiere mucha
interacción personal padres – hijos; exige presencia cercana e íntima.

Esta presencia no es una presencia nominal, sino activa, cercana y


comprometida. Es presencia que forja lazos, vínculos e intimidad en las
relaciones. Es una presencia que se traduce en tiempo y espacio de calidad.
Hay padres que pernoctan y gravitan en el hogar como “buenos
proveedores”, pero su presencia no se siente, no se nota a través de las
vivencias compartidas, o la palabra oportuna en momentos de dificultad y
confusión, o el abrazo consolador cuando se necesita.

La presencia o ausencia de los padres deja una huella indeleble en la


experiencia de los hijos…en sus recuerdos y memorias…en su
personalidad. Esa presencia necesita traducirse a acciones y actitudes que
comunican la experiencia de ser y pertenecer a una familia. Esa presencia
son las manos que tocan y acarician, los labios que besan, los brazos que
abrazan, los oídos disponibles que escuchan, los labios que informan,
aconsejan y afirman con las palabras.
Los padres no educan a través de clases magistrales, y gracias al uso de
medios tecnológicos. Educan a través del contacto: presencia, vínculos,
comunicación, conexión. El contacto es la base de toda experiencia y
aprendizaje. No se puede educar con ausencia o a control remoto, sino a
través del contacto efectivo. No se puede, por ejemplo, enseñar amor sin
cercanía, ni se puede enseñar seguridad y confianza en sí mismo a través
de una vida ausente.
El contacto es también una forma de modelar para las relaciones
interpersonales. La forma como papá y mamá hacen contacto con los
hijos, es un modelaje que ellos internalizarán como mapas de contacto y
relación. Si el contacto es distante e impersonal, o cercano e íntimo;
amoroso y tierno o áspero y maltratador, ese será el patrón que el niño
aprenderá e instalará. Esa será la forma y el estilo como él o ella
aprenderán a vincularse.

El contacto es esencial e irremplazable como sistema de formación. En


palabras de Manuel Barroso: “Un niño necesita del contacto como necesita
del alimento para crecer y vivir. Si lo tiene, los ojos brillarán, su piel
tendrá un color más brillante, su cuerpo se moverá y tendrá flexibilidad,
vida; crecerá sano y con menor accidentalidad. Una relación sin contactos
es una relación sin vida, que deja vacíos del alma, sin energía, con
expresiones de tristeza y aburrimiento que el niño buscará sustituir con
problemas, comidas, y mil ocurrencias, buscando ser tomado en cuenta”. 32
Y agrega el mencionado autor. ”La ausencia de un padre o una madre, es
algo más que una pérdida o separación. Es un vacío del alma. Una pérdida
significativa de todos los contactos que un niño necesita. La tragedia del
abandono está en la destrucción de las referencias y en la pérdida de los
contactos, que son los que favorecen el aprendizaje de las competencias”.
33

Educar implica, pues, presencia en el hogar, a través del contacto


nutritivo, que informa, tutora, instruye, moldea, capacita, anima y alienta,
habilita - empodera y afirma; además de modelar.

Enseñanzas para el liderazgo


• Los padres educan a través de la instrucción, el modelaje, los
contactos realizados, los vínculos construidos y los contextos
organizados.
• Las relaciones (su clima, su sincronía, su ritmo, su dinamismo,
etcétera) en la familia y cualquier otro grupo humano, no
pueden ser entendidas fuera del contexto (tiempo, espacio,
recursos, normas, reglas, valores, etcétera) en que quedan
organizadas, y donde tiene lugar y ocasión la relación.
• El contexto conforma el diseño estructural de la relación. La
profundidad, el grado de conexión y el nivel de intimidad de
las relaciones están determinados por la forma como se
configura el contexto de esa familia o grupo humano. Si el
contexto es enriquecido con tiempo de calidad, con espacio
con límites negociados, claros y flexibles, con recursos
compartidos para la atención de las necesidades mutuas, con
normas y reglas acordadas - consensuadas y comprometidas
por todos, con la aceptación del otro, aún con las diferencias
existentes, etcétera, entonces las relaciones se hacen nutritivas,
edificantes y funcionales. Por el contrario, de contextos
empobrecidos, surgen los conflictos, las disputas, los
resentimientos, las rupturas, las disfuncionalidades.
• Los líderes necesitan modelar con sus comportamientos y
actitudes aquello que enseñan. Esa congruencia de actuar con
lo que se predica, es la base de su influencia.

• Una organización sin un sistema de conexión y comunicación –


contacto - fluido que cree unidad y produzca el alineamiento
de la gente, no puede alcanzar con efectividad sus objetivos.

Pensamiento: Las cualidades y facultades para la vida efectiva


se forjan en el contexto de una familia funcional.
Capítulo 5

GESTIÓN DE LAS RELACIONES

La gestión efectiva de las relaciones es uno de los factores clave de


éxito para los líderes y las personas en general. Aprender a gestionar las
relaciones es un elemento fundamental en el alcance de las metas y
objetivos personales y organizacionales. Los líderes necesitan hacerse
competentes en el manejo de las relaciones interpersonales, puesto que
para lograr el concurso, el alineamiento y el compromiso de los
colaboradores, se precisa de una buena comunicación y, en sentido más
amplio, de una adecuada gestión de las relaciones.

Ahora, gestionar las relaciones requiere madurar en la comunicación;


requiere desarrollar habilidades comunicacionales y asertivas, para ser
más efectivo en la interacción personal. La comunicación es sin dudas la
habilidad más útil para construir relaciones saludables, nutritivas y
efectivas; pero al mismo tiempo es también el reto más grande en las
relaciones interpersonales.

La comunicación es, además, catalizadora y soporte para el desarrollo


de otras habilidades fundamentales para la gestión efectiva de las
relaciones, como son: la capacidad para gestionar los conflictos, la
destreza para negociar y llegar a acuerdos, la capacidad para definir y
establecer límites saludables en las relaciones, la capacidad para dar
retroalimentación con efectividad, entre otras.
Por otra parte, crecer en la capacidad de comunicarnos implica crecer
como persona, ya que el modo en que nos comunicamos constituye una
gran parte de lo que somos. La forma de comunicarnos es la imagen de
nuestra identidad y autoestima. Expresamos lo que somos aquí y ahora.
Virginia Satir dice que hay una relación entre la forma de comunicación de
una persona y su nivel de autoestima. 1 No somos más de lo que es nuestra
comunicación. Estamos confinados a los límites de nuestra capacidad de
comunicarnos con nosotros mismos y con los demás. El nivel que
comunicamos es, pues, proporcional a nuestro grado de crecimiento y
desarrollo personal. Modificar, entonces, nuestra forma de comunicarnos
equivale a transformar la persona que somos: sistema de valores, identidad
personal, autoestima, autoconciencia, etcétera. Por eso este tema de la
gestión de las relaciones necesita ser comprendido a la luz de los capítulos
que tratan acerca de la gestión del carácter y la gestión del liderazgo
intrapersonal.

En la gestión de las relaciones podemos extraer cinco enseñanzas que


nos deja el rey Salomón en sus escritos: el manejo y aprovechamiento del
conflicto, el valor de las conversaciones nutritivas, la escucha activa, el
manejo de la corrección, el manejo de las ofensas y la persuasión como
fruto de la prudencia.

LAS RELACIONES COMO MEDIO


PARA AFILAR NUESTRAS VIDAS
“El hierro se afila con el hierro, y el hombre en el trato con el
hombre” 2 (Proverbios 27:17).

Hay un beneficio mutuo en el frotamiento de dos hojas de hierro; los


bordes se hacen más afilados, haciendo más eficientes los cuchillos en su
tarea de cortar. Se necesita algo de la misma naturaleza del hierro para
lograr que éste pueda ser afilado. De igual manera, un hombre es el único
que puede ayudar a otro hombre a ser una mejor persona; a crecer y
madurar.
El rey Salomón dijo que “hierro con hierro se afila” 3 , es decir, las
fricciones que resultan del roce mutuo entre las personas, contribuyen al
crecimiento y madurez de cada uno. En una relación cada hombre es un
instrumento poderoso para afilar (sacarle punta) al carácter del otro. En
este contexto afilar hace referencia a estimular, a sacar cualidades, a
desarrollar habilidades y destrezas, a producir madurez de carácter.

Tal como un pedazo de hierro puede utilizarse para aguzar o afilar una
hoja del mismo metal, un amigo, un pariente, un compañero de trabajo,
puede aguzar la condición intelectual, emocional y espiritual de su
compañero. Las personas se ayudan mutuamente a mejorar a través de las
conversaciones, opiniones y críticas constructivas que intercambian entre
sí. También podemos beneficiarnos de las opiniones y experiencias de
otros. En este sentido, otras personas pueden actuar como catalizadores
que pueden acelerar nuestro desarrollo y crecimiento.

Este proverbio resalta la importancia de tener relaciones que nos


aporten valor: relaciones con personas de mayor nivel al nuestro,
relaciones de calidad, relaciones mutuamente nutritivas, relaciones de
apoyo que nos ayuden a superarnos, como las que nos pudieran brindar un
mentor, coach o consejero, un amigo, etcétera. Este tipo de relaciones
pueden ampliar nuestra comprensión y nuestra visión - perspectiva del
mundo, a la vez que las palabras, sugerencias, consejos, facilitación de
otros nos ayudarían a mejorar nuestras actitudes, comportamientos y
hábitos.

De allí que sea tan importante encontrar relaciones en que “el hierro
con hierro se aguza” . 4 Aumentamos nuestras oportunidades de éxito
cuando nos rodeamos de personas que nos edifican. Es bueno que nuestros
amigos y relacionados esperen que seamos mejores personas: más
maduros, comprometidos, responsables, competentes e íntegros.

Los beneficios de rodearse de relacionados (amigos, familiares, socios,


colaboradores, líderes, entre otros) que nos ayuden a superarnos y crecer
son evidentes. La expresión “el hierro se afila con el hierro” sugiere,
además, el efecto recíproco: La ayuda debe ser mutuamente beneficiosa.
En otras palabras, nuestros relacionados deben también beneficiarse –
enriquecerse, ser añadidos con valor - tanto de andar con nosotros como
nosotros nos beneficiemos de andar con ellos.

Siendo que los seres humanos forman a otros seres humanos, la


importancia de elegir con quien nos juntamos es fundamental. Un ser
humano puede destruir o construir a otra persona. Las acciones y las
palabras no son neutras, siempre provocan un resultado: negativo o
positivo.

Si queremos, entonces, crecer necesitamos a otros como mentores,


facilitadores, consejeros y aún como críticos. Necesitamos que otros nos
desafíen, corrijan, exhorten; alguien a quien rendir cuenta.

Sin vínculos y relaciones no crecemos

Por otra parte, para poder crecer el ser humano necesita de una red de
vínculos y relaciones: familia, entorno laboral, comunidad, etcétera;
necesita del roce con otros seres humanos. Nuestro bienestar psicológico y
físico depende del estado de nuestro corazón, y éste depende del tipo y de
la profundidad de nuestros lazos, vínculos y tipo de relaciones que
establecemos.

No se crece en aislamiento, tampoco se progresa como “llanero


solitario”. Precisamos del roce con otros, para crecer y madurar, para ser
moldeados. Las relaciones nos plantean importantes retos (gestión de
conflictos, negociación, elaboración y valoración de las diferencias), pero
al mismo tiempo nos presentan grandes oportunidades para el crecimiento,
en la medida que somos capaces de superar los desafíos en las relaciones
interpersonales, organizacionales y sociales.

Contrario, pues, a la tendencia post modernista actual de construir


relaciones superficiales y transitorias, la gente, en el fondo de su corazón,
anhela relaciones personales más profundas y significativas. Sentimos esa
hambre de amistad y compañerismo no satisfechos; la necesidad de dar y
recibir, de contribuir, de servir, de retroalimentar y ser retroalimentados.
Nuestra propia necesidad de realización personal pide a gritos la
cercanía y la participación en la vida de otras personas. Dice Ron Jenson:
“La gente está buscando una mayor cercanía en las relaciones, no sólo para
satisfacer su propia necesidad de tener buenas amistades, sino también
para desarrollar un canal para hacer su contribución a la sociedad”. 5 Y
agrega acertadamente María José Bosch: “… el ansia de relación es el
deseo más poderoso de los seres humanos, la fuerza fundamental que
aglutina la especie”. 6 Y añade Erich Fromm: “La solución definitiva del
problema de la existencia es la unión entre personas, la fusión con otro ser,
el amor”. 7

Afilando nuestras vidas a través del conflicto

Hay muchas formas en que somos afilados por otras personas, por
ejemplo: cuando otros nos apoyan con su sabiduría, nos retroalimentan,
aconsejan, mentorean, cochean o corrigen; pero también cuando nos
confrontan, se nos oponen y aun cuando son beligerantes con nosotros. La
interacción personal con otros siempre es una oportunidad para
experimentar aprendizajes.

Cuando tratamos con personas siempre hay la posibilidad de que se


generen roces, así son las relaciones. Pero eso no debe sorprendernos o
inquietarnos, ya que las diferencias y conflictos son inherentes a las
relaciones humanas, y son además un elemento dinamizador y
enriquecedor de las mismas. Hay gente que dice “no me gustan los
conflictos”, y yo digo “no se trata de gustar o no, sino de aceptar lo
inevitable”: el surgimiento de las diferencias y los conflictos entre las
personas que sostienen interacción personal. El conflicto y la adversidad
son inevitables en la vida.

Los conflictos, más que un problema en las relaciones, son más bien
una oportunidad para el crecimiento. Los conflictos resaltan las
diferencias en las relaciones y hacen buscar el equilibrio. Propician,
además, la complementariedad entre las personas, y constituyen una
energía y oportunidad para el cambio y el crecimiento personal y de la
relación. El conflicto desafía el estatus quo y, por lo tanto, fomenta la
generación de nuevas ideas, promueve la reevaluación de las metas y
actividades individuales y del grupo, e incrementa la probabilidad de que
la persona o el grupo respondan al cambio. Si el conflicto se aborda
correctamente rendirá resultados positivos y fortalecerá las relaciones.

Los conflictos permiten estar en contacto con otras perspectivas e


ideas, con otros estilos de interacción personal, con otras formas de
gestión de las relaciones y de negociación. Toda esta interacción
interpersonal tiene el potencial de afilar nuestras vidas.

Por otra parte, el conflicto no es ni bueno ni malo, no positivo ni


negativo; el conflicto no tiene que tener connotaciones morales. El cómo
se gestionan los conflictos es lo que hace que éstos se vuelvan funcionales
o disfuncionales. El conflicto es sencillamente la expresión de las
diferencias existentes entre las personas; y como tal representa una
oportunidad para el crecimiento y la madurez.

Resolver un conflicto, en muchas ocasiones, demanda crecimiento


personal: cambio de paradigmas, desarrollo de habilidades y
competencias, adquisición de conocimientos, crecimiento en la gestión
emocional, entre otros. En ese sentido es una extraordinaria oportunidad
para ser afilados.

Ahora, necesitamos tener la disposición a ser afilados. Si rehuimos el


conflicto o el roce – interacción con otras personas, estaremos perdiendo
una gran oportunidad de aprendizaje.

Finalmente, es importante revisar la forma cómo se gestiona el


conflicto. Hay personas que tratan de imponerse – competir para inclinar
la resolución a su favor (gano yo – pierde el otro); otros, en el extremo
opuesto, ceden en el conflicto a favor del otro, dejando sus intereses de
lado, renunciando a favor del otro en la “resolución del conflicto” (yo
pierdo – gana el otro); también se ubican en el extremo opuesto, aquellos
que evitan constantemente el conflicto, evadiendo permanentemente la
confrontación de ideas y opiniones, asumiendo de esta forma una postura
pasiva. En este caso lo más probable es que el resultado sea yo pierdo –
pierde el otro.
Por el contrario, pudiéramos plantearnos un estilo de gestión de
conflictos más funcional y efectivo, si bien más laborioso, y es el de
colaborar conjuntamente para resolver el conflicto en unos términos que
resulte mutuamente beneficioso (yo gano – gana el otro). Este último
formato implica adoptar una actitud más proactiva y responsable.
Requiere también trabajar en equipo.

En todo caso hay actitudes que necesitamos evitar para que el conflicto
no se convierta en un conflicto disfuncional, tales como:

Orgullo: “El orgullo sólo disputas proporciona; con los que admiten
consejos está la sabiduría” 8 (Proverbios 13:10).

Ira: “El hombre violento provoca disputas, pero el hombre paciente


aplaca las querellas” 9 (Proverbios 15:18).

Imprudencia : “No te apresures en forcejear, no sea que no sepas qué


hacer a la postre” 10 (Proverbios 25:8).

Enseñanzas para el liderazgo

• Es importante la interacción con personas que están por encima


de nuestro nivel educativo y de experiencia, para crecer más
allá del nivel donde nos encontramos.
• La opción de manejar el conflicto de manera funcional o
disfuncional, tiene que ver con el grado de crecimiento y de
madurez personal.
• Para aprovechar la interacción personal como fuente de
crecimiento, los líderes necesitan tener apertura a la
retroalimentación que reciben de otros.
• Los líderes necesitan cultivar intencionalmente relaciones con
personas clave. Las relaciones son un componente esencial en
el desarrollo de la vida de cualquier persona. Las relaciones
ayudan a crecer a las personas.
• Los líderes necesitan intencionalmente pasar tiempo con otros
(preferiblemente coaches, mentores, consejeros) para crecer.
Adicionalmente, necesitan invertir tiempo en estar animando,
corrigiendo, retroalimentando, enseñando, mentoreando,
coacheando – afilando - a su equipo de colaboradores.
• El líder se descubre cuando se enfrenta a los conflictos. Pedro
Sifontes.

Pensamiento: Las interacciones interpersonales representan


una plataforma didáctica para el crecimiento y la madurez
personal.

CONVERSACIONES EXTRAORDINARIAS
“Es muy grato dar la respuesta adecuada, y más grato aún cuando es
oportuna (a tiempo)” 11 (Proverbios 15:23).

“Decir la palabra adecuada en el momento preciso es como manzana


de oro servida en bandeja de plata” 12 ( Proverbios 25:11).

“El que es entendido refrena sus palabras; el que es prudente controla


sus impulsos” 13 ( Proverbios 17:27).

“El que responde antes de oír, le es insensatez y deshonra” 14


(
Proverbios 18:13).

Todos estos proverbios ponen de manifiesto lo valioso de conversar con


sabiduría, prudencia, respeto y empatía con nuestros interlocutores. Las
conversaciones generan consecuencias, para bien o para mal. Después de
una conversación, la relación no queda igual: o crece o decrece. El cómo
conversamos, entonces, es fundamental para los resultados que queremos
generar en una relación.

La relación entre dos personas


no es más que comunicación

Por otra parte, como dos personas conversan es un reflejo del nivel en
que está la relación entre ellas. Cuando la comunicación es honesta,
transparente, franca y fluida, la relación es nutritiva y edificante. Cuando
no hay diálogo la relación se agota. Las conversaciones son como un
termómetro que permite medir el clima y estado de la relación. El
producto final en cuanto al estado de una relación, es la suma de muchas
conversaciones, o la omisión o carencias de ellas; y de cómo (tono, clima,
ritmo, intensidad, frecuencia) fueron esas conversaciones.

¿Cómo son tus conversaciones? Nutritivas o conflictivas, profundas o


superficiales, genuinas o artificiales /estereotipadas, animadas o
protocolares, francas y sinceras o cargadas de mentiras, propia o ajenas a
las necesidades de las partes, contextualizadas o descontextualizadas,
oportunas o extemporáneas, asertivas o pasivas /agresivas, genéricas o
específicas y descriptivas.

Algunas de las características de una conversación efectiva, a la luz de


las enseñanzas contenidas en los proverbios del rey Salomón, para que una
conversación resulte nutritiva y edificante, son:

• La honestidad es fundamental en las conversaciones que se sostiene con


familiares, amigos y relacionados. “El rey se complace en las
palabras de labios justos; ama a quienes hablan con la verdad” 15
(Proverbios 16:13). La honestidad deriva en confianza, y sin ésta
última es muy difícil crear una atmosfera en la que prospere un
intercambio efectivo entre interlocutores.
• La precisión y la calidad de la argumentación acompañan a las
conversaciones efectivas (mensaje sólido, bien sustentado). Hay gente
que habla demasiado, sin cordura ni límites, y sin sentido de lo que
dice. Pero la persona sabia emplea pocas y acertadas palabras. “El
que ahorra sus palabras tiene sabiduría; de espíritu prudente es el
hombre entendido. Aun el necio, cuando calla, es contado por sabio;
el que cierra sus labios es entendido” 16 (Proverbios 17:27-28).

• Las conversaciones efectivas son aquellas que están insertas en un


ambiente y tono emocional calmado. “La blanda respuesta quita la
ira; mas la palabra áspera hace subir el furor” 17 (Proverbios 15:1).
La palabra dicha con consideración del otro, mantiene un tono
emocional adecuado para conversar, sin dar lugar al enojo y la
exaltación de los ánimos.

• La cortesía y la gentileza crean un ambiente psicológico fértil para el


entendimiento y la apertura de los interlocutores. “Al que piensa
sabiamente, se le llama inteligente; las palabras amables convencen
mejor” 18 (Proverbios 16:21).

• Las palabras necesitan adecuarse al contexto, y requieren ser dichas en


el momento oportuno. “Es muy grato dar la respuesta adecuada, y
más grato aún cuando es oportuna (a tiempo)” 19 (Proverbios 15:23).
En comunicación hay un dicho que reza que el contexto le da sentido
al mensaje. 20

• Una conversación real es bidireccional. Implica hablar pero también


escuchar, para dar lugar a la retroalimentación. Una conversación
unidireccional, no es más que un monólogo. El objetivo de una
conversación no es, esencialmente, aportar información; sino,
fundamentalmente, lograr una conexión y comunión. Por lo tanto,
debemos estar abiertos al intercambio de dar y recibir; hablar y
escuchar, y evitar monopolizar la conversación, lo cual es una forma
de ejercer el poder. Refleja, además, arrogancia e insensatez. “El que
responde antes de oír, le es insensatez y deshonra” 21 (Proverbios
18:13). Y Proverbios 18:2 agrega: “El necio no tiene deseos de
aprender; sólo le importa presumir de lo que sabe”. 22 Pero la
comunicación tiene que ver tanto con la habilidad de hablar, como
también con la habilidad de escuchar. La comunicación es
intercambio y retroalimentación. Para conversar con efectividad se
necesita no solamente aprender cómo expresar las propias ideas y
opiniones, sino que implica también aprender a entender los
pensamientos y sentimientos del otro, para lo cual se precisa de una
escucha activa y empática.

Palabra adecuada en el momento adecuado

Especial énfasis se pone en decir “la palabra adecuada en el momento


adecuado”, como lo ilustra Proverbios 25:11: “Decir la palabra adecuada
en el momento preciso es como manzana de oro servida en bandeja de
plata ”. 23 A veces podemos estropear las cosas por ser impulsivos o
demasiado lentos para plantear y conversar de determinados asuntos; por
comunicar cosas sin tener la maduración del ambiente psicológico
requerido para hacerlo, o por expresar las cosas en forma extemporánea.
Al conversar, sobre todo, de asuntos personales o susceptibles de
generación de conflicto, necesitamos tener una comprensión más profunda
de nuestro interlocutor y su contexto para discernir el tiempo correcto para
abordar un asunto.

Hay áreas, que incluso, requieren contar con la autorización explícita o


implícita y con el consentimiento de nuestro interlocutor para abordarlas,
pues pueden resultar invasivas y amenazantes para la persona con la que
conversamos. Al conversar se necesita de cierta dosis de prudencia. “El
que es entendido refrena sus palabras; el que es prudente controla sus
impulsos” 24 (Proverbios 17:27). Solamente porque puedo ver algo, no
significa que lo tenga que decir, porque puede que la persona no está
preparada para escucharlo. En ese sentido, podemos mencionar algunas
variables interventoras útiles en el contexto de una conversación, tales
como: la edad, el nivel de conocimiento y habilidades, el grado de
experiencia de la persona, entre otros, que pueden hacer que la persona
tenga más o menos apertura y conciencia del asunto a tratar.

Las conversaciones extraordinarias:


una forma de añadirle valor a otros

La idea es dialogar para construir y edificar, resolver e integrar,


negociar y acordar, en vez de hablar para atacar, ofender, enjuiciar,
contender, murmurar. Las conversaciones pueden consolidar amistades,
resolver malentendidos y conflictos, facilitar una negociación, animar a
los fatigados, enriquecer la vida de otros, planear asuntos importantes,
favorecer el intercambio de ideas, expresar en forma adecuada
sentimientos, obtener consensos, dar seguimiento a asuntos de interés y
abrirnos a posibilidades futuras. O, por el contrario, generar rencillas,
lastimar y atacar al otro, dañar a otras personas, afectar negativamente la
reputación de otras personas, entre otras. En ese sentido Salomón nos
previene contra las formas negativas de la comunicación: “ Hay hombres
cuyas palabras son como golpes de espada; mas la lengua de los sabios es
medicina” 25 (Proverbios 12:18). “La lengua de los sabios destila
conocimiento; la boca de los necios escupe necedades” 26 ( Proverbios
15:2). La pregunta que vale la pena hacerse es: ¿mi forma de conversar
añade valor a mí y/o a mi interlocutor?

Hay momentos en que estamos desenfocados, bloqueados, o abatidos


por el fracaso, dificultades económicas, enfermedades, problemas
familiares; y de repente alguien, a través de una conversación inspiradora,
viene a propiciar una nueva perspectiva, que nos saca de ese estado y nos
levanta. El llamado es a tener conversaciones inspiradoras, que añadan
valor a los otros. Las conversaciones pueden ser un catalizador para la
transformación de una persona, grupo u organización.

A muchos de los problemas que tenemos les falta una conversación que
agregue valor. A muchos de los problemas en nuestras familias, negocios,
etcétera, les falta conversaciones. Toma, entonces, la decisión de escoger
una de las conversaciones pendientes con alguien de tu equipo que está
desmotivado, con un jefe que es difícil de sobrellevar, con un amigo que
sabes que está metido en problemas, con un hermano o padre /madre del
que no sabes nada porque dejaste de hablarle hace años, con un hijo que se
siente incomprendido o actúa en forma rebelde, o con alguien con el que te
resulta difícil convivir o negociar, y transfórmala en una conversación
inspiradora y habilitadora que agregue valor para tu vida y la vida de esa
persona.
Nuestras conversaciones:
una fuente para el autoconocimiento

Por otra parte, nuestra forma de conversar expresa quienes somos; pone
de manifiesto nuestros valores, paradigmas y percepciones. ¿Qué revelan
de ti las conversaciones que tienes? Conversamos desde lo que somos. Al
respecto Virginia Satir dice que hay una relación entre la forma de
comunicación de una persona y su nivel de autoestima. Según han sido
nuestras experiencias y aprendizajes, nos comunicamos. Conforme a
nuestro carácter hablamos. “La lengua de los sabios destila conocimiento;
la boca de los necios escupe necedades” 27 ( Proverbios 15:2). “De la boca
del necio brota arrogancia; los labios del sabio son su propia protección”
28
(Proverbios 14:3). Las palabras revelan quien uno es. Necesitamos,
entonces, ser más conscientes sobre qué y cómo estamos conversando.

Enseñanzas para el liderazgo

• La calidad de tu liderazgo, depende de la calidad de tus


conversaciones.
• La comunicación efectiva no es automática, requiere ser
trabajada. Se requiere cultivar la relación. Las conversaciones
son tan buenas como buenas son las relaciones. Se requiere,
además, desarrollar algunas habilidades comunicacionales y
asertivas, como escuchar activamente, no lleva hacer juicios de
valor, ser empáticos, entre otras.
• Una conversación efectiva supone reconocer al otro. No es
suponer el punto de vista, no es atacar, no es juego de
indirectas, no es sermonear, ni aconsejar. No es atacar, ni
dominar el tiempo de la conversación. En una buena
conversación no hay ganadores ni vencidos.
• Donde no hay argumentación adecuada – la palabra adecuada -
ni empatía, lo que ocurre es un desgaste de la relación y un
conflicto.
• Las conversaciones efectivas tienen que ver más con el nosotros
que con el yo. No son monólogos que transcurren en una sola
dirección, sino interacciones bidireccionales.

Pensamiento: ¿Cómo es el tono y ritmo que le impones a tus


conversaciones?

APRENDER A ESCUCHAR ACTIVAMENTE


“El que responde antes de oír, le es insensatez y deshonra” 29
(
Proverbios 18:13)

El rey Salomón en este proverbio hace un llamado a escuchar más


atentamente – escuchar activamente – antes de responder. Y compara el oír
y no escuchar, a una actitud de insensatez.

¿Qué pasa cuando las palabras que decimos son interpretadas de


manera diferente por quien nos escucha, o somos nosotros los que
escuchamos las palabras de manera diferente a la intención con que
nuestro interlocutor las dice? Se genera un mal entendido, que puede hasta
hacer sentirnos ofendidos y heridos, a pesar de que esa no fue la intención.
Las palabras pueden ser ventanas que abren canales para la comprensión
mutua, o paredes que se convierten en barreras y obstáculos para el buen
entendimiento. Por eso ejercitar la escucha activa y empática, sin juicio, ni
preconcepciones, ni posturas defensivas, contribuye a instalar una
comunicación efectiva.

La comunicación es en parte dar y en parte recibir información. Tan


importante es hablar adecuadamente como recibir y escuchar con
efectividad. Algunas personas son más dadas a hablar, mientras que otras a
escuchar. Pero ninguna persona puede prescindir de alguna de ellas. En
cuanto al escuchar dice Nancy Van: “Los investigadores estiman que
pasamos 70 por ciento de nuestras horas de vigilia, comunicándonos con
otros – hablando, escuchando, leyendo o escribiendo. El 33 por ciento de
ese tiempo lo dedicamos a hablar, y el 42 por ciento a escuchar. Ya que es
una parte importante el tiempo que se emplea en escuchar, esta actividad
tiene importancia básica para nuestra vida”. 30

Escuchar vs oír

Escuchar es la competencia comunicacional que más potencia para la


efectividad en las comunicaciones y, por consiguiente, para el ejercicio del
liderazgo. Ahora, una cosa es oír y otra es escuchar. Oír es una aptitud
natural de todo ser humano. Escuchar es una elección y comporta una
actitud. La diferencia entre oír y escuchar es la intención. Que el sonido
penetre nuestros oídos no es señal de que hemos escuchado, vale decir, que
hemos asimilado el mensaje. Escuchar es un proceso que requiere
atención, enfoque, concentración y disposición. Escuchar es prestar
atención a lo que se oye, atender y entender. Demuestra profundidad y
comprensión intelectual, emocional y espiritual para propiciar un espacio
comunicacional, abierto, fluido, generativo; que propicie la comprensión y
la retroalimentación.

Saber escuchar exige además poner la voluntad y la intención a


disposición del mensaje que vamos a recibir, libre de prejuicios y posturas
predefinidas; pero además con la disposición de comprender al
interlocutor. Escuchar implica comprensión y, por ende, interpretación; ese
es el componente activo de la escucha. Escuchar es una disposición que
trasmite respeto y valor al interlocutor; a través de nuestra escucha
validamos a las otras personas, y demostramos nuestro interés en ellas.
La palabra hebrea oír usada en el proverbio de Salomón es la palabra
Shamá, que significa oír inteligentemente, con atención, al son (al ritmo y
acompasamiento) de quien nos habla.

Escuchar activamente es esencial para una comunicación efectiva.


Escuchar es la base para activar el ciclo de retroalimentación efectiva, tan
necesario para que la comunicación logre sus objetivos. La comunicación
necesita ser entendida como un proceso transformador, en el que hablar y
escuchar actúan sinérgicamente, afectándose mutuamente. Así,
dependiendo de cómo escuchamos (con nuestra respuesta consciente o
inconsciente, verbal o no verbal, así como con nuestra disposición a
escuchar) afectamos a nuestro interlocutor, en su emocionalidad y actitud
y, por consiguiente, en la forma como continúa comunicándose,
estableciéndose un ciclo de interacción, que puede ser positivo o negativo,
dependiendo de cómo emisor y receptor manifiestan su disposición a
escuchar al otro y a brindarse retroalimentación.

Escuchar activamente

La escucha activa consiste en utilizar todos los recursos disponibles


para escuchar consciente, intencional e interesadamente a nuestro
interlocutor. Escuchar es una acción intencional. No es un acto pasivo. Es
una acción deliberada que ocupa un espacio importante en la estructura de
una conversación. Implica un esfuerzo intelectual, emocional, físico y
espiritual para percibir y captar el mensaje en conjunto del interlocutor,
escuchando en forma holística: lenguaje verbal, expresiones no verbales,
emociones, etcétera.

Requiere, además de ciertas habilidades que el escucha debe


desarrollar, tales como: la empatía, la concentración y la atención
enfocada. Escuchar requiere prestar atención a nuestro interlocutor, no
sólo con respecto a las palabras que dice, sino también a la forma como lo
dice (tono, ritmo, vacilación, pausas, silencio, etcétera), además de la
carga emotiva que subyace detrás de las palabras, sin excluir el lenguaje
corporal que acompaña al mensaje (gestos, mirada, respiración, postura
corporal, etc.).
Escuchar es un proceso total

Escuchar no sólo involucra a los oídos; también es importante escuchar


con los ojos, para percibir el lenguaje no verbal del otro. Y no sólo
escuchan los oídos y los ojos; escuchan también las manos. Las manos son
fundamentales para sentir al otro. El toque de las manos es además una
herramienta poderosa para percibir más profundamente al otro
(temperatura, emociones involucradas, etcétera). Las manos son capaces
de expresar cercanía o distanciamiento, aprobación o desaprobación.
También escuchamos con nuestras emociones (escuchar con el corazón).
Nuestras emociones filtran el mensaje del otro. Escuchar desde el enojo, o
el miedo, o la tristeza, o la rabia, es diferente que escuchar desde la
tranquilidad, o la paz, o el placer. Las diferentes emociones que
experimentamos y expresamos ante el mensaje de nuestro interlocutor,
también representan una retroalimentación diferente. Necesitamos, pues,
entender que todo el ser (cuerpo, siquis) escucha. Al respecto comenta
María del Socorro Fonseca: “Escuchar activamente se refiere a un proceso
totalmente activo, puesto que en él aplicamos las principales facultades
humanas: físicas, intelectuales y emocionales”. 31

Escuchar, como proceso total, no solo facilita entender el mensaje de


nuestro interlocutor, sino también representa una extraordinaria
retroalimentación para el que se expresa (emisor). Nuestra buena o mala
actitud de escucha comunica en forma elocuente más allá de nuestras
palabras. Mostrar una buena disposición o no a escuchar al otro, es
percibida / recibida por éste como un mensaje no verbal que expresa
aceptación o rechazo, empatía o distanciamiento, aprobación o
desaprobación, acuerdo o desacuerdo, interés o indiferencia.

El momento en que uno de los interlocutores que actúa como emisor se


siente escuchado o no, es un momento crucial para la comunicación que
sostienen, que puede producir un punto de inflexión importante. En ese
punto la comunicación puede tomar una dirección hacia la comprensión, el
entendimiento, la empatía y el acuerdo; o por el contrario, tomar dirección
hacia la desconexión, el conflicto y el distanciamiento.
Por otra parte, la escucha activa es una forma de afirmar a las personas.
El hablar y expresarse de las personas es una forma de manifestar sus
necesidades, de develar su yo, de afirmarse como persona, de buscar
comprensión, de buscar la validación del otro respecto de sí mismo.
Entonces, cuando nos disponemos a escuchar al otro, le brindamos a esa
persona una vía para el logro de esos objetivos. El fruto que recoge,
entonces, quien escucha, es la apertura, la disposición al diálogo y la
gratitud de quien se siente escuchado, validado y comprendido.

Enseñanzas para el liderazgo

• Escuchar es más un asunto de actitud que de técnica.


• Escuchar activamente es esencial para conectarse con el
interlocutor, y dar lugar a una comunicación efectiva.
• Escuchar con efectividad involucra varias dimensiones: lenguaje
verbal (palabras y el contenido del mensaje) y lenguaje no
verbal (lenguaje del cuerpo y tono / ritmo de voz).
• Escuchar activamente no surge de forma espontánea y natural.
Requiere esfuerzo, enfoque, disciplina, desarrollo de
habilidades de escucha, atención concentrada en el interlocutor
y empatía.
• Si uno es capaz de escuchar activamente aprenderá mucho más
de los demás.
• En el liderazgo la escucha activa actúa como un refuerzo
positivo para los colaboradores, que sienten que sus opiniones,
ideas y propuestas son valiosas y tienen cabida.

Pensamiento: Escuchar activamente busca comprender antes


que buscar ser comprendido.
EL VALOR DE LA REPRENSIÓN
PARA LA CORRECCIÓN
“Mejor es reprensión manifiesta que amor oculto” 32
(Proverbios
27:5).

El rey Salomón enseña que en el área de las relaciones personales, es


de más beneficio la reprensión manifiesta, comunicada con franqueza y
firmeza, que el amor que no se expresa y permanece oculto.

La palabra reprensión traduce queja, amonestación, corrección e


incluso castigo. La palabra reprensión viene del hebreo tokákjat que
significa corrección, refutación, prueba, razonamiento, argumento,
amonestación. La idea implícita es contribuir con la corrección del
comportamiento de la otra persona.

En ocasiones, la confrontación y la amonestación pueden ser


herramientas necesarias y, por demás, útiles para generar cambios
positivos en los comportamientos de otros. El objetivo de esta
confrontación es la corrección, el cambio positivo en la conducta o actitud
del otro. La reprensión, en el contexto que lo utiliza Salomón, no es
confrontación para generar contiendas, conflictos disfuncionales, denigrar
de otros, sino para provecho de la persona reprendida y la relación.

La reprensión es una oportunidad para la reflexión y el crecimiento de


la persona que es confrontada; una oportunidad para la rectificación,
dependiendo de la actitud con que reacciona la persona que es reprendida.
En este sentido hay dos respuestas posibles ante la reprensión: la del sabio
y la del necio.

El necio actúa con orgullo y terquedad, y deshecha la corrección,


instrucción y amonestación. “ El necio desdeña la corrección de su padre;
el que la acepta demuestra prudencia” 33 (Proverbios 15:5). El necio se
sobrestima y no es capaz de aceptar sus propios errores, ni es capaz de
reconocer su mal camino. “El necio piensa que va por buen camino, pero
el sabio presta atención al consejo” 34 (Proverbios 12:15). En
consecuencia, la actitud del necio le atrae calamidad y resultados
negativos. “El hombre que reprendido endurece la cerviz, de repente será
quebrantado; ni habrá para él medicina” 35 (Proverbios 29:1).

Por el contrario, el hombre sabio es aquel que atiende a la reprensión y


ama la corrección, porque entiende el beneficio que de ella se deriva. “El
que oye consejo y acepta que lo corrijan acabará siendo sabio” 36 (
Proverbios 19:20). En consecuencia el sabio es capaz de enderezar su
camino y rectificar. “Camino de vida es guardar la instrucción; pero
quien desecha la reprensión, yerra” 37 (Proverbios 10:17).

El hombre sabio desarrolla un corazón enseñable - corregible: con


apertura y actitud humilde para recibir consejos, exhortaciones,
amonestaciones y enseñanzas. Se requiere de humildad para recibir la
instrucción y la corrección con buena disposición y diligencia para
aceptarla y aplicarla.

A muchos no les gusta la instrucción y la reprensión a causa de su


orgullo y altivez; pero quien no recibe la corrección y amonestación se
hace necio e insensato al menospreciar el consejo. El que se niega aceptar
consejo se condena a sí mismo a quedarse en un callejón sin salida. Por el
contrario, como dice Proverbios 17:10: “La reprensión aprovecha al
entendido, más que cien azotes al necio”. 38

La corrección conlleva instrucción

Proverbios 12:1 dice: “El que ama la instrucción ama la sabiduría;


mas el que aborrece la reprensión es ignorante”. 39

La palabra instrucción usada en este pasaje es la palabra hebrea musár


que significa advertencia, reconvención, consejo, castigo, disciplina,
enseñanza e instrucción. Apunta al todo el proceso de disciplina -
educación con miras a generar información-formación-reformación.
Corrección y reprensión están asociadas a un proceso de disciplina. La
disciplina guía a la sabiduría, y quien la recibe en amor y como un acto de
amor (aprecio, buena disposición, gracia) se hace sabio. El que ama la
disciplina (corrección, instrucción, reprensión, amonestación) ama el
conocimiento y la verdad. Por el contrario, el que aborrece la disciplina se
embrutece, se hace necio y falta de entendimiento. No en balde dice
Proverbios 1:7: “… Los insensatos desprecian la sabiduría y la
enseñanza”. 40

La instrucción y la reprensión tienen como objetivo corregir y enseñar


para que la persona sea instruida en justicia y rectitud, y sea apartada de
malos caminos. Rehusar la instrucción y la reprensión representa un grave
error que conduce a andar por malos caminos, y acarrea consecuencias
negativas. La renuencia a la disciplina no sólo conduce a la necedad y a la
falta de entendimiento, sino también al sufrimiento. Así lo recoge
Proverbios 5:12-14: “ Y dirás: ¡Cómo pude aborrecer la corrección!
¡Cómo pudo mi corazón despreciar la disciplina! No atendí a la voz de mis
maestros, ni presté oído a mis instructores. Ahora estoy al borde de la
ruina, en medio de toda la comunidad”. 41 Pero la corrección e instrucción,
aunque incómodas e inclusive dolorosas, su fin es para provecho. “Camino
a la vida es guardar la instrucción” 42 , dice Proverbios 10:17.

Y agrega el libro de Proverbios (13:18): “Pobreza y vergüenza tendrá


el que menosprecia el consejo; mas el que guarda la corrección recibirá
honra” 43 ; Proverbios 15:31: “El oído que escucha las amonestaciones de
la vida, entre los sabios morará. El que tiene en poco la disciplina
menosprecia su alma; mas el que escucha la corrección tiene
entendimiento” 44 ; Proverbios 29:1: “El hombre que reprendido endurece
la cerviz, de repente será quebrantado, y no habrá para él medicina”. 45

El sabio Salomón nos anima a ser sabios y prontos en aceptar la


reprensión. También nos exhorta a cultivar un espíritu humilde. El hombre
humilde es más proclive a aceptar la reprensión y corrección que el altivo
y soberbio. El soberbio y altivo toma el consejo y la corrección como un
ataque o afrenta, no importa que haya sido dada con amor y tacto, porque
su propia arrogancia le impide ver sus propios errores y reconocer la
necesidad de instrucción y corrección.
El amor no es incompatible con la corrección

Los líderes necesitan entender que el amor no es incompatible con la


confrontación. Cuando la reprensión es hecha con amor, respeto y
consideración por el otro, la amonestación es más fácilmente aceptada y la
corrección más rápidamente adoptada.

Para practicar la reprensión – corrección se requiere además:

• Humildad: para aceptar que quien reprende no está por encima del
otro, y que también se puede equivocar, aunque en esa circunstancia
concreta pueda estar en una mejor posición.

• Serenidad : para decir las cosas en la forma apropiada, que no genere


conflictos ni enojos con la persona reprendida.

• Amor y calidez : para corregir con amabilidad y consideración, con


respeto y comprensión; para proceder con empatía.

Queja vs crítica

La reprensión es importante, además, darla en forma de queja más que


de crítica. Según Daniel Goleman la queja es la afirmación específica de
lo que perturba a la persona, con énfasis en el hecho, mientras que la
crítica es un ataque que se dirige más a la persona que al acto o situación.
46
Con frecuencia la crítica se convierte en un ataque contra la
personalidad del individuo, que mina su autoestima, y lo predispone para
la confrontación y el rechazo de la corrección.

La accoutability: el contexto donde


la reprensión fluye con libertad y aceptación

Un contexto de rendición de cuentas ayuda a que las personas sean


capaces de asumir la responsabilidad por sus acciones y decisiones. En ese
contexto acordado, las personas tienen mayor apertura a la
retroalimentación: positiva o negativa.
Para algunas personas la accoutability (rendición de cuenta) tiene
connotaciones negativas. Se percibe como fiscalización, control, presión
de otra persona o posibilidad de ser expuesto. Por el contrario, la rendición
de cuenta, en el contexto de la reprensión que define el rey Salomón, es un
sistema de apoyo, refuerzo, ánimo, motivación, retroalimentación y
control sobre las acciones de las personas. La rendición de cuenta positiva
se convierte en energía para el cambio, la auto-retroalimentación, el auto-
refuerzo y la auto-evaluación.

Lo que no se comunica no beneficia


a la otra persona

Retomando el pasaje inicial: “Mejor es reprensión manifiesta que amor


oculto” 47 (Proverbios 27:5), concluimos con Salomón que en materia
relacional, lo que no se comunica no existe como realidad para el otro y,
en consecuencia, no le aprovecha. En materia de relaciones el único amor,
afecto, estima por otro que trae beneficio es el que se comunica, aun
cuando implique retroalimentación negativa (reprensión). Por el contrario,
lo que no logra expresarse – comunicarse, desune, predispone para el
conflicto, distancia y condena las relaciones al fracaso; o como lo
expresan Aquilino Polaino y Pedro Martínez, lo que no se comunica
“desune, distancia, separa y aísla”. 48

Se comparte con el otro, lo que se logra trasladar a través de la


comunicación, por eso “ mejor es reprensión manifiesta que amor oculto”.
Aún lo negativo que se comunica resulta más beneficioso, que lo positivo
que no se comunica, porque una vez que se comunica, puede ser atendido y
gestionado.

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• El que ama la corrección ama la sabiduría; el que aborrece la


reprensión es ignorante49 (Proverbios 12:1).
• La instrucción y la reprensión nos aportan la sabiduría necesaria
para caminar con seguridad y tomar buenas decisiones.
• La voluntad de ser corregido – permanecer enseñable - es una
característica importante que distingue a los sabios de los
necios, e identifica a los buenos líderes.
• Los líderes deben aprender a dar retroalimentación positiva
(elogio, reconocimiento de méritos); pero también a dar
retroalimentación negativa (exhortación, reprensión,
corrección).
• La reprensión para que sea efectiva debe ser hecha con
franqueza. La honestidad es esencial para que la corrección sea
aceptada. Hay que evitar el discurso ambiguo.
• Los líderes para lograr mayor efectividad comunicacional, en
especial cuando necesitan dar retroalimentación negativa,
tienen que utilizar una comunicación más asertiva (no pasiva,
ni agresiva): clara, directa, franca y descriptiva.
• El liderazgo tiene que surgir de la responsabilidad; tiene que
estar sujeto a la rendición de cuentas. 50

Pensamiento: “El que reprende al hombre, hallará después


mayor gracia, que el que lisonjea con la lengua” 51
(Proverbio 28:23).

APRENDER A MANEJAR LAS OFENSAS


“El hermano ofendido (enojado) es más tenaz que una ciudad fuerte, y
las contiendas de los hermanos como cerrojo de alcázar” 52 ( Proverbios
18:19).
La persona ofendida – transgredida, agraviada – tiende a resistirse /
atrincherarse en su posición de “ofendido”, lo que hace que cueste
recuperar la relación con quien infringió la ofensa. Salomón nos dice que
es más fácil conquistar un castillo que reconciliarse con un hermano o
amigo ofendido.

El enojo que produce las ofensas es una de las emociones más difíciles
de administrar; y constituye un gran obstáculo en el restablecimiento de la
relación dañada o rota; sobre todo cuando no se manejan adecuadamente
las ofensas recibidas, como cuando se da lugar al resentimiento.

En el plano interpersonal, la ofensa ocurre cuando una persona le hace a otra,


algún desaire, descortesía, menosprecio o agravio. La ofensa está asociada a una
acción real o percibida que otra (s) persona (s) ha (n) realizado en perjuicio
nuestro. Estas ofensas pueden ser catalogadas como agravios, daños a nuestra
integridad física, emocional o moral; o perjuicio de nuestros derechos e intereses.
Estas ofensas tienen el poder de producir en nosotros heridas y desilusiones; y
afectar nuestra vida emocional, generando dolor, enojo, entre otras emociones.
Estas ofensas pueden ser experimentadas como traición, deslealtad, agresión, o
injusticia.

Cuando las heridas emocionales derivadas de las ofensas no son


atendidas adecuadamente, éstas pueden degenerar en resentimiento, odio,
venganza, amargura, entre otras manifestaciones emocionales tóxicas.

Erigiendo “muros protectores”

La expresión “el hermano ofendido es más tenaz que una ciudad fuerte,
y las contiendas de los hermanos como cerrojo de alcázar”, es una
metáfora que hace referencia a una ciudad fortificada con muros
alrededor, cuyo objetivo era proteger de los invasores. Así las personas
cuando experimentan las ofensas y se sienten heridas, construyen muros a
su alrededor para “protegerse”, y así evitar ser heridos nuevamente. Es
como si construyeran una cárcel de la ofensa para “protegerse”. Las
piedras con que se construyen esos muros, en muchos casos, son el
malhumor, la indignación, la irascibilidad, la desconfianza, el pesimismo,
el retraimiento, la victimización. Lo cierto es que toda esta protección
oculta resentimiento, y una baja disposición para perdonar y normalizar la
relación.

Los muros son reforzados


con una estructura mental rígida

Para apoyar su postura de ofendido, este tipo de personas desarrolla un


marco cognitivo que refuerza, justifica y da argumentos para su
retraimiento, victimización, desconfianza e indignación. De modo que la
ofensa se alimenta de los propios pensamientos, justificaciones y
argumentos del ofendido (resentido), quien tiende a adoptar un estilo de
pensamiento rígido, inflexible e impenetrable a los datos que no coincidan
con su valoración de la situación.

En tal estado la persona se puede volver hipersensible, y desarrollar la


tendencia a ver, inclusive a imaginar, en las circunstancias, actitudes y
gestos de la persona que ha producido la ofensa, la confirmación de la
injusticia y maltrato de que, real o en forma percibida, fue objeto. En tal
condición de “ofendido”, su mente se vuelve extremamente suspicaz y es
capaz de asociar cualquier opinión, seña o expresión de la persona que la
ofendió, como una confirmación para su postura.

Esta forma o perspectiva de ver la vida, crea patrones de pensamiento


rígidos – fortalezas - que filtran la realidad a través de las experiencias
negativas, rechazos, desaires e injusticias recibidos. La persona ofendida
puede desarrollar una forma de pensar muy tenaz en concebir y ver
agravios y ofensas en las conductas y actitudes de otras personas. El
ofendido puede encontrar muchas piedras en las que tropezar, porque
quien busca encuentra.

¿Cómo respondemos a las ofensas?

La forma como respondemos a las ofensas afecta nuestro desempeño,


relacionamiento con otros y el clima emocional con que vivimos. Algunos
responden guardando (escondiendo) la ofensa, tal vez por falta de recursos
de afrontamiento, o por orgullo. La forma de guardarla, como en el
ejemplo citado por el rey Salomón en el proverbio, es construyendo muros
para evitar ser nuevamente lastimados. Esos muros están hechos, en
muchos casos, de desconfianza, mal humor, irritabilidad, enojo crónico; y
en casos más agravados, de resentimiento, odio y amargura. El ofendido
puede convertirse en un resentido crónico. El objetivo de esos muros que
construimos y dentro de los cuales nos atrincheramos, es evitar ser heridos
nuevamente.

El perdón: el remedio contra el enojo del ofendido

Cuesta despedirse del enojo. En ocasiones el enojo es utilizado como


un caparazón de protección, como un sistema de defensa. Es como si la
persona se dijera: “Necesito conservarme enojado para sentirme
protegido”, “si perdono y renuncio al enojo seré vulnerable y estaré
desprotegido”. Entonces la persona prefiere vivir enojada que asumir el
riesgo de vivir sin ese supuesto “sistema de protección”.

Pero el costo personal y relacional que se paga por vivir enojado es


muy alto, en términos de salud personal, ambiente relacional, etcétera. Por
otra parte, el enojo prolongado termina mutando en resentimiento. El
resentimiento no permite desmontar la ofensa, pues el resentimiento es
como una raíz que se aferra en el corazón de la persona, y se autoabastece
de los argumentos que construye.

Ahora, el remedio contra el enojo que produce la ofensa, es el perdón.


La decisión de perdonar requiere aprender a manejar las ofensas y
agravios recibidos o percibidos, así como a deponer el orgullo. El perdón
tiene que ver con la decisión de soltar la ofensa. No es indultar, condonar o
eximir de responsabilidad al ofensor, sino renunciar a los sentimientos de
resentimiento. Esta actitud es fundamental para mantener las relaciones
sanas.

Sin el perdón las relaciones interpersonales serían un infierno, pues


como humanos siempre tenemos la posibilidad de fallar. No vivimos en un
mundo perfecto, ni las circunstancias se dan según nuestras expectativas,
ni las personas obran siempre a favor nuestro, de modo que en algún
momento podemos sentirnos ofendidos. Por otra parte, en todo momento
está abierta la posibilidad de errar u ofender a otra persona, por comisión o
por omisión.

Por eso las relaciones saludables conocen de cerca y practican el


perdón. Las personas que valoran las relaciones (familiares, laborales,
amistades, entre otras) practican el perdón, como una vía para manejar los
conflictos, zanjar las diferencias, tratar con el dolor y el enojo por ofensas,
y restaurar la relación cuando ésta se ha roto o deteriorado.

En todo caso la acción de perdonar le brinda a la relación una


oportunidad para la reconciliación y la sanidad de la relación; por el
contrario, negar el perdón condena la relación a la enemistad, la
indiferencia, el conflicto latente, o la desintegración de los lazos. Sin el
perdón mutuo la relación no tiene futuro; pero el perdón abre las puertas a
una renovada relación.

Aprender a manejar el enojo es una habilidad fundamental en un líder,


a fin de evitar disonancia en el grupo. Igualmente, es esencial aprender a
perdonar cuando se ha sido ofendido, y pedir perdón cuando ha ofendido a
otros.

Una persona que desarrolla la capacidad de perdonar se mantiene


emocionalmente saludable y libre de resentimientos, odios y amarguras.
Perdonar evita que se acumule la basura emocional en nuestro corazón.

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• Tener las cuentas cortas con el enojo es importante para manejar


las ofensas.
• Los líderes necesitan aprender a manejar las ofensas, como una
vía para manejar los conflictos, zanjar las diferencias, tratar con
el dolor y el enojo, y restaurar la relación cuando ésta se ha
roto o deteriorado.
• El perdón allana el camino a la reconciliación.
• El perdón es una decisión personal. Uno aprende a perdonar
partiendo de la disposición e intención de perdonar.
• El perdón es una habilidad que requiere aprendizaje; se requiere
crecer y madurar en el cómo perdonar.
• La forma como respondemos a las ofensas afecta nuestro
desempeño, relacionamiento con otros y el clima emocional
con que vivimos.

Pensamiento: Cavar muros alrededor de las ofensas recibidas,


en un intento por “protegerse”, que nos mantiene amarrados
a las ofensas.

LA PERSUASIÓN: UN PRODUCTO
DE LA PRUDENCIA
“El que está mostrando perspicacia (atención y discernimiento) en un
asunto hallará el bien… El que es sabio de corazón será llamado
entendido (prudente), y el que es dulce de labios (labios convincentes)
añade persuasiva. A sus dueños la perspicacia es un pozo de vida; y la
disciplina de los tontos es la tontedad. El corazón del sabio hace que su
boca muestre perspicacia, y a sus labios añade persuasiva”. 53
Proverbios 16:20-23

“El entendido en la palabra hallará el bien” 54 , dice la versión Reina


Valera – 1960. La persona entendida manifiesta la facultad de aprender,
razonar, tomar decisiones y formarse una idea determinada de la realidad.
La persona entendida desarrolla una idea clara y profunda de los asuntos;
en consecuencia, la persona con entendimiento usa la palabra con
sabiduría y efectividad.
El prudente desarrolla una forma de pensar que añade perspicacia y
entendimiento de las situaciones del entorno. El prudente piensa y se desempeña con
discernimiento, sabe encontrar dulzura de palabras para expresar su sentir; y expresa
una conducta gentil, con gracia en todo lo que manifiesta. El prudente crea un
ambiente psicológico de apertura en su interlocutor. La sabiduría del prudente le
permite hablar con perspicacia y persuasión. De modo que la forma de hablar, en
lugar de ser ruda o polémica, será dulce y persuasiva.

Para exponer argumentos convincentes, capaces de inducir un cambio


de ideas en quienes nos escuchan, necesitamos comprender en profundidad
su forma de pensar, así como sus intereses, motivaciones y circunstancias.
¿Cómo se obtiene dicha comprensión o perspicacia? Este entendimiento,
perspicacia y capacidad persuasiva parte de la habilidad de la persona de
prestar atención: escuchar, mostrar solicitud; lo cual se traduce en
capacidad para empatizar con los otros, por eso su palabra es persuasiva y
convincente. Esto se alinea con la forma como la versión Reina Valera
actualizada traduce el verso 20 (16:20): “El que está atento a la palabra
hallará el bien ” 55 , subrayando así la importancia de la escucha empática
y activa.

Este proceso requiere cerebro, pero también corazón. Por un lado, la


persona entendida, presenta argumentos y busca convencer a otros a través
de razonamientos adecuados y, por otro lado, moviliza los sentimientos de
sus interlocutores, permitiéndoles que éstos se expresen con libertad. Esta
combinación de cerebro y corazón permite persuadir el corazón a la vez
que aporta convicción.

Convencer y persuadir

Convencer, según Gayol Fernández, es “lograr con razones la


aceptación de una verdad, venciendo la duda o cualquier otra resistencia o
negativa mental”. 56 La convicción obra sobre la inteligencia cognitiva: su
elemento propio es la lógica del razonamiento, la fuerza de la
argumentación, la dialéctica. La convicción es importante para lograr la
comprensión por parte de la gente.
La persuasión es movilizar la voluntad, impulsándola a la realización
de algo. La persuasión actúa sobre el corazón, en cuanto se direcciona a la
sensibilidad: su elemento propio es lo patético, lo emocional, que
conquista la voluntad, y la interesa en la aceptación o la ejecución de algo.
La persuasión es fundamental para lograr el compromiso de las personas.
Ambos elementos, convicción y persuasión, necesitan estar presente en la
expresión y estilo comunicacional de un buen comunicador.

La persuasión: factor comunicacional


clave de los líderes

Una de las competencias fundamentales en un líder es su capacidad


para persuadir a sus seguidores, a fin de movilizar su voluntad al logro de
los objetivos organizacionales. La persuasión e inspiración constituyen
una herramienta fundamental para comunicar la visión, la misión, y las
metas, y hacer énfasis en la mejora del desempeño.

En este sentido, el líder juega un papel fundamental en energizar e


inspirar a la consecución de la visión y metas organizacionales. De ahí la
necesidad de que el líder desarrolle competencias comunicacionales
persuasivas. “La clave del liderazgo siempre ha sido dual: dirección y
energía. El liderazgo es un vector; debe tener tanto dirección como
energía” 57 . Y ambas dimensiones se necesitan para lograr los objetivos de
la organización. Sin energía, la estrategia, aun acertada, pierde efectividad.
La dirección sin energía es estéril, y la energía sin dirección es caos.

El líder necesita, pues, hacer uso de la persuasión para transmitir su


energía: pasión, poder, motivación y fuerza. Por otra parte, antes de
convencer usando el logos (convicción), primero necesita dejar sentado el
pathos (emociones) y el ethos (credibilidad), de acuerdo a los elementos
retóricos definidos en la filosofía griega.

Elementos Aristotélicos
y Socráticos de retórica para la persuasión

Nohria, profesor de Harvard 58 , considera que los líderes efectivos


logran manejar los elementos clásicos de la retórica presentados siglos
atrás por los filósofos griegos. Dichos elementos son:

• Hacer argumentos basados en el sentido de valores (ethos). Establecer


las credenciales del líder. Carácter – credibilidad.

• Apelar a las emociones (pathos). Compasión.

• Apelar al sentido de lo que es racional (logos). Contenido.


La idea es comunicar desde la persona completa a la persona completa.

Los grandes líderes usan de forma extensiva estos elementos retóricos


y así logran facilitar los medios comunicativos; lo cual a su vez determina
la capacidad de los miembros de experimentar significado y unidad. 59

Analicemos estos elementos con más detalle:

Ethos (credibilidad): Quien es el líder es más importante que lo que


dice y hace, porque quien es determina lo que la persona dice y hace. La
credibilidad es la base de la influencia. La credibilidad se traduce en
confiabilidad y predecibilidad: la gente sabe qué esperar del líder.

Se requiere generar confianza para poder persuadir. La confianza tiene


dos vías por donde se genera: integridad y capacidad. La gente confía en la
congruencia e integridad del líder y en su competencia para resolver
problemas y tomar decisiones acertadas. Este es el primer elemento de la
persuasión. El líder necesita dejar constancia de su credibilidad antes de
intentar persuadir y convencer. Entonces la gente acepta al líder y se crea
un contexto de confianza. La credibilidad crea un puente de comunicación
para la interacción entre el líder y sus seguidores.

La credibilidad está asociada a las acciones del líder, que le ganan un


posicionamiento entre sus seguidores. La credibilidad está relacionada con la
práctica de la verdad, honrar los compromisos, cumplir las promesas hechas,
actuar con honestidad, tener posturas claras y firmes, tener congruencia entre lo
que se dice y hace, actuar con transparencia, asumir la responsabilidad por sus
acciones, etcétera. Ese es el sentido de Proverbios 11:3: “A los justos los guía su
integridad; a los falsos los destruye su hipocresía”. 60 Si los seguidores no
confían en el líder, no aceptarán el mensaje de éste, por muy lógico y lleno de
evidencias y argumentos que se sea. Sin integridad, su mensaje se percibirá falso
e hipócrita.
Pathos (compasión): El líder necesita hacer también la conexión
emocional con sus seguidores. Necesita crear el ambiente psicológico, que
cree apertura y receptividad entre sus seguidores. Para eso el líder necesita
escuchar a sus seguidores y mostrar empatía (compasión). La gente,
entonces, hace suyo el mensaje del líder, y se motiva a seguirle y a
trabajar junto al líder, por los objetivos que éste plantea.

Las emociones son una parte fundamental para la efectividad de un


mensaje. Los griegos decían lo efectivo es lo afectivo. El líder necesita
estimular las emociones de sus seguidores y despertar la pasión (emoción
con sentido de dirección) en ellos. Para lograr efectividad, las emociones
tienen que correr en la dirección de las acciones.

Logos (contenido): Luego el líder estará en condiciones de establecer


las razones: argumentos, convicciones y mediciones (data, estadística,
etcétera). En ese momento la gente entiende y reacciona con una
percepción favorable. La gente también necesita razones para la acción.

Ahora el líder necesita entender que como dice Howard Hendricks, “las
palabras son símbolos; tomamos estos símbolos y los arreglamos
sistemáticamente en un orden particular – una sintaxis, una gramática – y
entonces tenemos el lenguaje como instrumento de comunicación. Pero no
podemos quedarnos ahí. Los símbolos – las palabras – no son lo que
queremos comunicar. No es un mensaje de palabras que comunicamos”. 61
Como líderes comunicamos una visión y una pasión. Y eso requiere otras
formas de comunicación además de los contenidos (datos, cifras, etcétera);
requiere expresión de las emociones y requiere hablar - expresar
modelando (siendo ejemplo) de lo que se dice.

Este es el orden del proceso de persuasión según lo entendía


Aristóteles: ethos – pathos – logos.

E N S E Ñ A N Z A S P A R A
E L L I D E R A Z G O
• El prudente piensa y se desempeña con discernimiento, sabe
encontrar dulzura de palabras para expresar su sentir; y expresa
una conducta gentil, con gracia en todo lo que manifiesta.
• La credibilidad del líder es fundamental para que su mensaje sea
acogido. La gente primero compra al líder, y luego su mensaje.
• Se requiere generar confianza para poder persuadir. La
confianza nace de la credibilidad.
• La perspicacia y la prudencia contribuyen al desarrollo de la
capacidad de persuasión.
• La eficacia comunicacional requiere de la consideración de los
elementos de la retórica comunicacional: ethos – pathos –
logos.

Pensamiento: “Manzana de oro con figuras de plata es la


palabra dicha como conviene” 62 (Proverbios 25:11).

Capítulo 6

GESTIÓN DE LA SABIDURÍA
Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría . 1 Proverbios 4:7

Afortunado el que halla sabiduría, el que adquiere inteligencia; porque


ellas dan más ganancias que la plata y rinden más beneficios que el oro.
Valen mucho más que las piedras preciosas; nada de lo que puedas desear
se les puede comparar. Con la mano derecha ofrecen larga vida, y con la
izquierda, riquezas y honor. Sus caminos son agradables, y pacíficos todos
sus senderos. La sabiduría es árbol de vida para los que la consiguen; qué
afortunados son los que la retienen. 2
Proverbios 3:13-18

El rey salomón nos dice que no hay nada que el hombre pueda adquirir
o desarrollar que sea tan valioso y provechoso como la sabiduría. “Vale
más la sabiduría que las piedras preciosas, y ni lo más deseable se le
compara” 3 (Proverbios 8:11). Alcanzar, entonces, sabiduría debería
representar uno de nuestros mayores objetivos, y una de las cosas en las
que trabajemos con más empeño.

Dice Charles Stanley: “Sólo hay dos formas de pasar por la vida: con
sabiduría o sin ella. Sólo hay dos tipos de decisiones: sabias o
imprudentes”. 4 ¿Está usted tomando decisiones sabias? En todo caso, los
resultados y el tipo de vida que construimos tienen que ver mucho con la
sabiduría o la falta de ella con que nos conducimos. La sabiduría se
observa en los resultados que obtenemos en nuestra salud física y
emocional, en el desarrollo de nuestros negocios y emprendimientos, en el
tipo de relaciones que cultivamos, en la forma como administramos el
tiempo, en la forma de establecer nuestras prioridades y en la forma como
tomamos decisiones.

Ahora, caminar en sabiduría no es un proceso fácil ni libre de


obstáculos. La sabiduría no es algo con lo que uno se tropieza; por el
contrario, hay que buscarla con esmero y perseverancia. Desarrollar
sabiduría demanda un esfuerzo intencional y enfocado. Adquirir sabiduría
no se traduce en un aprendizaje automático; por el contrario, requiere
mucho esfuerzo concentrado. La sabiduría refleja la intención, la
determinación y la disciplina de tomar decisiones rectas y justas en un
mundo lleno de injusticias relacionales y caminos faltos de integridad.

Adquirir sabiduría implica estudiar, prepararse, experimentar y hacer


un esfuerzo para adquirir conocimiento, pues éstos no se adquieren en
forma espontánea. “Si como a la plata la buscares, y la escudriñares como
a tesoros” 5 (Proverbios 2:4). El rey Salomón hace un llamado a buscarla
como a la plata y a escudriñarla como a tesoros.

La sabiduría es un estilo de vida, una forma de analizar y de tomar


decisiones que elegimos intencionalmente para vivir. Caminar en sabiduría
es todo un desafío, pues implica luchar contra la ignorancia, el orgullo
propio, la necesidad de auto-gratificación, la falta de disciplina, la presión
que ejerce el entorno, y que en muchas ocasiones compromete la
integridad, y aun la seguridad personal.

La sabiduría es la capacidad de observar y alinear, en el diario vivir –


desde la experiencia-, los comportamientos y las actitudes de vida según
principios universales. Equivale a un intento de vivir según nuestro
sistema de valores que hemos acuñado y alineado con principios
universales. La sabiduría implica, entonces, la capacidad de organizar la
vida (roles, hábitos, tareas, relaciones, etcétera), para vivir conforme a los
valores definidos y responsablemente asumidos. Esto supone modelar la
experiencia al servicio de los valores; transformar nuestros valores
personales en acciones deliberadas. El fruto que se recoge de esta forma de
andar en sabiduría, es la congruencia personal; lo cual a su vez se traduce
en integridad y autenticidad.
La sabiduría produce numerosos beneficios (a título ilustrativo):

• La sabiduría proporciona un sentido de seguridad personal, estabilidad


y bienestar. “Hijo mío, conserva el buen juicio; no pierdas de vista la
discreción. Te serán fuente de vida, te adornarán como un collar.
Podrás recorrer tranquilo tu camino, y tus pies no tropezarán. Al
acostarte, no tendrás temor alguno; te acostarás y dormirás
tranquilo. No temerás ningún desastre repentino, ni la desgracia que
sobreviene a los impíos” 6 (Proverbios 3:21-25).
• La sabiduría construye hogares fuertes y promueve felicidad en las
relaciones familiares. “Con sabiduría se edifica una casa, y con
prudencia se afianza” 7 (Proverbios 24:3 ). “El hijo sabio alegra al
padre, pero el hijo necio es tristeza para su madre” 8 (Proverbios
10:1).

• La sabiduría concede gracia en el lugar de trabajo. La sabiduría te hace


un trabajador más valioso: “El favor del rey es para el siervo que
obra sabiamente” 9 ( Proverbios 14:35 ).

• La sabiduría contribuye a trabajar más inteligentemente y menos


laboriosamente. “Si el hacha pierde su filo, y no se vuelve a afilar,
hay que golpear con más fuerza. El éxito radica en la acción sabia y
bien ejecutada” 10 (Eclesiastés 10: 10).

• La sabiduría proporciona protección . “La discreción velará sobre ti, el


entendimiento te protegerá, para librarte de la senda del mal, del
hombre que habla cosas perversas; de los que dejan las sendas de
rectitud, para andar por los caminos tenebrosos… Ella te librará de
la mujer extraña, de la desconocida que lisonjea con sus palabras” 11
(Proverbios 2:11-16).

EN BUSCA DE LA SABIDURÍA
“Los proverbios de Salomón hijo de David, rey de Israel, para
aprender sabiduría y doctrina (disciplina), para conocer razones
prudentes, para adquirir instrucción y prudencia, justicia, juicio y
equidad; para dar sagacidad a los ingenuos, y a los jóvenes inteligencia y
cordura. El sabio los escucha y aumenta su saber (conocimiento), y el
inteligente adquiere capacidad (experiencia, consejo, entendimiento,
maestría, destreza)” 12 ( Proverbios 1:1-4).

El gran tema que enuncia el rey Salomón en este pasaje es el de la


sabiduría. Esta sabiduría se expresa en cerca de 900 proverbios (mishley)
que contiene el libro de Proverbios.
Esta sabiduría se expone en la forma de proverbios o dichos cortos que
resaltan una norma (filosofía) para la vida, en los que se expresan dichos
prácticos para la vida relacional armónica, el desempeño efectivo, la
formación del carácter saludable, la salud física – emocional, el trabajo
productivo y los negocios con ética, la crianza sabia de los hijos, entre
otras áreas; en alineación con principios universales, tales como: la
verdad, la justicia, el amor, la rectitud e integridad, la industriosidad y
diligencia, entre otros.

Los principios son la fuente y la médula que integra estos proverbios, y


le dan contenido y fuerza. Por eso estos proverbios siguen teniendo
relevancia y pertinencia para el hombre del siglo XXI. Hay mucha
sabiduría que se puede extraer de estos proverbios para el ejercicio del
liderazgo y, en general, para el desempeño efectivo y la vida funcional.

Esta sabiduría también queda recogida en otro libro escrito por el rey
Salomón, como lo es el libro de Eclesiastés; que representa, tal vez, el
tratado de filosofía más antiguo con que se cuenta.

Los principios universales: médula de las


enseñanzas contenidas en los proverbios

Los principios (el amor, la justicia, la integridad, la verdad, la


industriosidad – diligencia, entre otros) son leyes intemporales que
gobiernan el desarrollo de la vida, la afectividad personal y las relaciones
interpersonales. No son prácticas, ni técnicas, ni valores, ni filosofías
prevalecientes en una época. No representan simplemente los valores de
una sociedad o persona en un momento histórico, ni las prácticas
adoptadas como válidas en una época. Los valores de una sociedad pueden
desviarse en un momento determinado de los principios, y las prácticas
pueden perder vigencia para una época, pero los principios nunca dejan de
ser ni pierden vigencia. Por el contrario, la historia de la humanidad ha
legitimado su validez. Cuando una sociedad o nación ha abrazado los
principios, el resultado es progreso, orden, efectividad, prosperidad y paz.
Por el contrario, cuando el hombre ha vivido de espalda a los principios
universales, el resultado es caos, anarquía, destrucción, estancamiento,
deterioro e inefectividad.

Los principios universales son verdades imperecederas, absolutas,


obvias e incuestionables. No son una moda, pues tienen vigencia en todo
lugar y época. Los principios son guías fundamentales y universales. Los
principios no cambian; son parte de la condición humana y su mejor
legado. Los principios no representan recetas rápidas y fáciles. No son
soluciones instantáneas ni cosméticas a problemas fundamentales. Son una
fuente de crecimiento y éxito duradero y auténtico.

Los principios gobiernan la existencia humana: la ciencia, la política,


la economía, las relaciones y todos los otros aspectos de la vida humana;
así como las leyes físicas gobiernan el universo físico. Si estas leyes
morales y espirituales, y de la efectividad son transgredidas, se producen
inexorable e inequívocamente repercusiones negativas. Estos principios
universales de carácter ético-moral y de gestión efectiva se cumplen
indefectiblemente como se cumplen las leyes naturales, tal como ley de la
gravedad. Creamos en ellos o no, eso no los invalida, ni los deslegitima. Si
no cree en la ley de la gravedad, arrójese de lo alto de un edificio y
comprobará su estricto cumplimiento. A semejanza de las leyes físicas, las
leyes morales y espirituales, y de gestión de la efectividad se cumplen con
una exactitud matemática. No se apartan ni se desvían un centímetro en su
aplicación y justa retribución; son inamovibles y firmes.

Ahora, la sabiduría es la capacidad de observar y alinear, en el diario


vivir, los comportamientos y las actitudes de vida según principios
universales. Con respecto a estas verdades universales tenemos dos
opciones: ignorarlas y vivir de espalda a ellas, y experimentar las
repercusiones negativas; o descubrirlas y resolverse a adoptarlas como
normas y reglas que regulen nuestro comportamiento, y cosechar
resultados positivos.

Estructura y contenido de los proverbios

Estos proverbios, basados en principios universales, se presentan con


una pedagogía que usa comparaciones, ritmos verbales, parábolas y otras
figuras literarias. Su orientación, en buena medida, es ético – moral,
buscando promover el comportamiento virtuoso; pero van más allá de lo
solamente moral; abarcan gran parte del quehacer humano. Nacen de la
reflexión de la experiencia, más que desde la afirmación teológica.

En su aspiración los proverbios revelan cinco metas esenciales


(Proverbios 1:1-4): (1) conocer – aprender sabiduría y doctrina, (2)
comprender - conocer los dichos de inteligencia (razones prudentes), (3)
adquirir instrucción y prudencia, justicia, derecho y equidad, (4) dar
sagacidad a los simples, y a los jóvenes inteligencia y cordura, (5)
entender proverbios, palabras de sabios y dichos profundos.

La primera meta se relaciona con conocer – aprender doctrina o


instrucción. El corregir se relaciona con dar instrucción; significa enseñar
por medio de la disciplina. En este contexto el término doctrina es
traducido como disciplina o entrenamiento disciplinado. Involucra la
corrección de nuestros hábitos inefectivos, nuestras faltas morales y el
moldear nuestro carácter.

La segunda meta se asocia con comprender - conocer los dichos de


inteligencia (razones prudentes). Esta expresión se refiere a adquirir
discernimiento o capacidad para usar el conocimiento correctamente. Para
ser sabio no es suficiente con tener conocimiento e información. La
sabiduría es la habilidad de usar el conocimiento acertadamente. Tiene que
ver con la capacidad para distinguir entre lo trivial y lo importante, entre
lo provechoso y lo dañino, entre lo que es apropiado y lo que es
inconveniente.

La tercera meta tiene que ver con adquirir instrucción y prudencia,


justicia, derecho y equidad. En este pasaje se observan tres palabras
claves: justicia, derecho y equidad. La palabra justicia denota rectitud y
verdad; un comportamiento correcto. Es contrario a la deshonestidad, la
inmoralidad y la corrupción. La palabra juicio alude a la necesidad de
juzgar - emitir juicios, veredicto, pronunciamiento – para tomar decisiones
correctas. Connota también una orientación al orden. La palabra equidad
se refiere al principio más que a la conducta. Significa obrar con rectitud
para que opere la igualdad. Estas tres metas dejan ver el carácter virtuoso
con el que se orienta la sabiduría.

La cuarta meta se refiere a dar sagacidad a los ingenuos o inexpertos


. Esta sagacidad de traduce en actuar con prudencia en momentos críticos
de la toma de decisión.

La quinta meta aplica a dar a los jóvenes inteligencia o conocimiento


. Esta inteligencia o conocimiento consiste en información útil para actuar
con cordura o discreción, vale decir, seriedad, sobriedad, solicitud o
consideración.

Sabiduría vs inteligencia
– educación - conocimiento

Sabiduría no es lo mismo que inteligencia. Se puede ser muy


inteligente en un campo específico, pero carecer de sabiduría fuera de ese
campo de estudio. Tampoco es equivalente a educación. Va más allá de
manejar información e incluso tener buena educación. Se puede ser una
persona muy bien informada y carecer de una perspectiva adecuada de la
vida y la realidad. La inteligencia nos ayuda obtener la información y a
saber cómo usarla; pero la sabiduría nos muestra cómo la información se
ajusta y conecta en el mundo en que vivimos y con nuestro sistema de
valores. “La inteligencia se basa en la adquisición de conocimiento. Es un
proceso de análisis, selección y definición. Por el contrario, la sabiduría es
un proceso de aplicación” 13 . La sabiduría implica una comprensión más
amplia, más profunda y más rica.

Disciplina: factor clave para


el desarrollo de la sabiduría

Desarrollar sabiduría demanda un esfuerzo intencional y enfocado.


Adquirir sabiduría no se traduce en un aprendizaje automático; por el
contrario, requiere mucho esfuerzo concentrado. La sabiduría refleja la
intención, la determinación y la disciplina de tomar decisiones rectas y
justas en un mundo lleno de injusticias relacionales y caminos faltos de
integridad.
Adquirir sabiduría implica estudiar, prepararse, experimentar y hacer
un esfuerzo para adquirir conocimiento, pues estos no se adquieren en
forma espontánea. “Si como a la plata la buscares, y la escudriñares como
a tesoros” 14 (Proverbios 2:4). El rey Salomón hace un llamado a buscarla
como a la plata y a escudriñarla como a tesoros. Esta acción subraya el
esfuerzo concentrado que se requiere para hallarla. Salomón también dice:
“Vale más la sabiduría que las piedras preciosas, y ni lo más deseable se
le compara” 15 (Proverbios 8:11). Las piedras preciosas y las perlas no se
consiguen fácilmente. Se obtienen con mucho esfuerzo. La sabiduría no es
algo con lo que uno se tropieza por azar; hay que buscarla con
intencionalidad.

La sabiduría sólo es efectiva


cuando se pone en práctica

Ser sabio está más allá de tener conocimiento e incluso educación. La


sabiduría es la habilidad de usar, según los principios universales, el
conocimiento adquirido. La sabiduría se comprueba en la experiencia. No
hay mérito en acumular conocimiento e información como posesiones. El
conocimiento carece de valor sin una útil aplicación práctica. “El
conocimiento que no se aplica no es un factor de éxito” (Napoleón Hill).
“Conocimiento sin aplicación es vana erudición” (Simón Rodríguez).

La sabiduría, pues, es intensamente práctica, no teórica. La sabiduría


no se circunscribe al simple saber y tener información; tiene que ver más
bien con la adecuada contextualización y aplicación en forma útil del
conocimiento. Porque “saber y no hacer, en realidad es no saber. Aprender
y no practicar no es aprender. En otras palabras, comprender algo pero no
ponerlo en práctica, equivale a no comprenderlo. El conocimiento y la
comprensión sólo se interiorizan haciendo, aplicando” 16 . “El aprendizaje
real es aprendizaje experimentado. Si el conocimiento no se transforma en
una conducta productiva, es un conocimiento sin sentido” 17 . En esa
misma línea de pensamiento expresó Albert Einsten: “El secreto de la
sabiduría está en hacer productivo lo que has aprendido”.
El aprendizaje, pues, se experimenta como un proceso de
transformación personal; y esto implica traducir el conocimiento en
acción, de tal manera que genere cambios y transformaciones. La
sabiduría no se limita a la mera absorción de información; se refiere más
bien al proceso de cómo desarrollar dominio y capacidad para cambiar
positivamente nuestra realidad. Dice Peter Senge: “El conocimiento no es
sólo un almacén mental de datos y teorías acumuladas en la memoria, sino
la capacidad de hacer algo con esa información”. 18 No nos hacemos
dueños de los datos y la información, sino que nos hacemos capaces para
cambiar nuestro entorno, y para utilizar en forma productiva el
conocimiento.

Adquirir sabiduría no es tener, sino ser. El aprendizaje que se traduce


en sabiduría, debe concebirse como un proceso de transformación
personal. Si el conocimiento e información no produce un cambio o
transformación positiva en nuestra manera de pensar (cambio, incluso, de
paradigmas); cambio en nuestra manera de gestionar nuestras emociones,
actitudes y motivaciones; sino afecta nuestras destrezas y habilidades para
el trabajo productivo y efectivo; si no nos hace productores de
conocimiento; si no somos capaces de aplicar el conocimiento a muchas
áreas nuevas, entonces, no hemos adquirido verdadera sabiduría.

Básicamente, la sabiduría es el arte de alcanzar el éxito, de formar un


plan correcto para llegar a los resultados deseados.

El desafío de la sabiduría

“El sabio los escucha y aumenta su saber, y el inteligente adquiere


capacidad” 19 (Proverbios 1:4).

La sabiduría implica constante aprendizaje. No hay un nivel alcanzado


en el que ya no necesitemos seguir aprendiendo. Creer que ya lo sabemos
todo es arrogancia. Hay personas que no aceptan la menor sugerencia, o
corrección, porque creen haber alcanzado la totalidad del conocimiento en
su área profesional. Pero esta actitud demuestra su falta de sabiduría. El
sabio permanece con una actitud enseñable y una disposición a escuchar, a
ser corregido, a recibir consejo. Oirá el sabio, y continúa diciendo: y
aumenta su saber, y el inteligente adquiere capacidad.

E N S E Ñ A N Z A S P A R A
E L L I D E R A Z G O

• Sabiduría es tener una visión más amplia, profunda y


contextualizada, de uno mismo y de la realidad que le rodea.
• Sabiduría es la renuencia a dejarse encerrar en juicios fáciles y
falsas certezas. 20
• Sabiduría es cuestión de conciencia y elección: elección de
valores y elección en que se ha de hacer un esfuerzo. 21
• La ética es un factor de sabiduría. Es sabio obrar en integridad.
• El líder sabio es prudente y juicioso.
• Los líderes sabios se asocian con personas sabias, pues de ellas
aprenden. “El que anda con los sabios; sabio será…” 22
(Proverbios 13:20).
• “La búsqueda de la sabiduría es claramente un proceso activo.
Conlleva a inclinar el oído, poner el corazón, gritar y alzar la
voz. Exige buscar e investigar”. 23
• La sabiduría se alinea al ejercicio de los principios universales.
El liderazgo sabio es un liderazgo basado en principios.
• El líder sabio admite la disciplina y la corrección. “Camino a la
vida es guardar la instrucción; pero quien desecha la
reprensión, yerra” 24 (Proverbios 10:17). “Atiende al consejo y
acepta la corrección, y llegarás a ser sabio” 25 (Proverbios
19:20)
• La sabiduría se relaciona con el conocimiento adquirido por la
experiencia que permite hacer juicios prudentes y actuar de
acuerdo con la situación actual, guiados por los valores y el
sentido ético.
• El líder sabio se mantiene aprendiendo.

Pensamiento: No hay que confundir nunca el conocimiento


con la sabiduría. El primero nos sirve para ganarnos la vida;
la sabiduría nos ayuda a vivir. Sorcha Carey

LA SABIDURÍA DE LAS HORMIGAS


PARA EL TRABAJO PRODUCTIVO
“Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio; la cual no
teniendo capitán, ni gobernador, ni señor, prepara en el verano su comida,
y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento. Perezoso, ¿hasta
cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? Un poco de
sueño, un poco de dormitar, y cruzar por un poco las manos para reposo;
así vendrá tu necesidad como caminante, y tu pobreza como hombre
armado” 26 (Proverbios 6:6-11).

Si reflexionamos sobre la hormiga aprenderemos mucho. Las hormigas


son insectos infatigables e industriosos, creados para el trabajo. Diríamos
que tienen una actitud correcta y una sabiduría instintiva para el trabajo.
La hormiga es un ejemplo de laboriosidad. La laboriosidad es un hábito
que se puede aprender con disciplina. Lo que se requiere es desarrollar una
actitud adecuada hacia el trabajo. Mi madre, quien era una incansable
trabajadora, acostumbraba a decir: “Contra pereza, diligencia”. Lo que ella
expresaba con esa frase, era que no se iba a permitir holgazanear cuando
había cosas por hacer.
Diligencia vs pereza

El tema central de estos dichos de Salomón es el trabajo esforzado y


diligente, en contraposición con la actitud perezosa y negligente. Para
enfatizar este contraste, el rey Salomón nos invita a observar a la hormiga,
como un ejemplo digno de imitar: “Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus
caminos…”.

La metáfora de las hormigas utilizada por el rey Salomón ilustra


algunos principios esenciales relacionados con el trabajo productivo y la
efectividad. Reflexionemos sobre la forma cómo se comporta la hormiga,
para entender su sabiduría.
La hormiga se anticipa al futuro

“Cuatro cosas hay pequeñas en el mundo, pero que son más sabias que
los sabios: las hormigas, animalitos de escasas fuerzas, pero que
almacenan su comida en el verano. Las hormigas nos enseñan mucho
acerca de la preparación y la prevención para el futuro” 27 (Proverbios
30:24-25).

Las hormigas nos enseñan mucho acerca de la preparación y la


prevención para enfrentar de la forma más efectiva el futuro. Las hormigas
se distinguen por su previsión instintiva para el futuro. Saben discernir los
tiempos, por eso trabajan en el verano en previsión para el invierno. Tiene
una visión futurista. Las hormigas se anticipan a lo que viene. Son más
proactivas que reactivas en ese sentido; tienen capacidad de anticipación,
lo que hace que el entorno no las sorprenda, ni las agarre desprevenidas.
Saben que después del verano viene el invierno, por esa razón almacenan
granos en abundancia durante la primavera y el verano, y luego lo utilizan
en las demás estaciones, como en el invierno, cuando se hace difícil
obtener alimento. Las hormigas trabajan hoy para el mañana.

Las hormigas no procrastinan: no difieren las acciones que necesitan


tomar. En las hormigas se aplica el dicho “no dejes para mañana lo que
puedes hacer hoy”. A diferencia de las hormigas, el perezoso dila en el
tiempo su accionar. “Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te
levantarás de tu sueño? Un poco de sueño, un poco de dormitar, y cruzar
por un poco las manos para reposo”. El perezoso se debate entre la
indecisión y la duda; pero la acción diligente, a semejanza de la hormiga,
es la mejor cura contra la indecisión. En ese sentido, necesitamos
desarrollar, como las hormigas, el hábito de la acción.

Las hormigas son intencionales. Cada día salen con un objetivo:


obtener alimentos, y para eso crean la ocasión y la oportunidad, porque la
buscan intensa y diligentemente. Francis Bacon dijo: “La ocasión hay que
crearla; no esperar que llegue”. La sabiduría instintiva de la hormiga le
proporciona direccionalidad, y con disciplina atiende a la voz de sus
instintos, y se movilizan a la acción coordinada con otras hormigas.

La hormiga es autogestionada

Las hormigas no tienen “capitán, ni gobernador, ni señor”, pero a


pesar de ello trabajan organizadamente en función de objetivos comunes.
En este proceso las hormigas no precisan de supervisión o autoridad que
vigile y chequee el trabajo realizado por cada una. Por el contrario,
manifiestan una gran capacidad de autogestión y autonomía en el trabajo
realizado.

Se puede decir que la hormiga es automotivada. No requiere de


monitoreo ni seguimiento para realizar su labor. En el caso de los seres
humanos, ese nivel de funcionamiento supone que la persona ha asumido
el liderazgo de su vida y la responsabilidad por su desempeño.

La hormiga actúa estratégicamente

Las hormigas actúan con sentido estratégico al tomar previsiones de


largo plazo. “… prepara en el verano su comida, y recoge en el tiempo de
la siega su mantenimiento”. La hormiga no está enfocada exclusivamente
en la realidad presente, sino que trabaja preparándose para el futuro.

Pensar en forma estratégica significa algo más que estar alerta ante las
oportunidades que se nos presentan. Se necesita tener un fin determinado,
un claro sentido de propósito. Se requiere también tener una visión clara:
sentido de dirección de hacia dónde se quiere avanzar.
Al igual que la hormiga, el líder con mentalidad estratégica diseña con
proactividad el futuro de la organización. En este sentido, la mente del
estratega siempre tiene planes para el futuro, constantemente está
visualizando opciones y evaluando escenarios, porque tiene un propósito
claro, articulado en objetivos definidos, lo que le permite anticiparse a la
toma de decisiones, al determinar hoy las acciones necesarias que
afectarán el futuro de la organización.

La hormiga toma medidas preventivas para


prepararse y protegerse contra la adversidad

La mejor protección contra las adversidades y dificultades futuras es la


previsión. A diferencia del perezoso y negligente a quien su falta de
previsión le trae calamidad: “… así vendrá tu necesidad como caminante,
y tu pobreza como hombre armado”, la hormiga se asegura de tener
alimento para el tiempo en que se necesitará, como consecuencia de actuar
con diligencia en el tiempo que se requerirá.

La previsión y la diligencia nos protegen contra las circunstancias


adversas del entorno, a la vez que nos permiten generar bienestar y
prosperidad. “El alma del perezoso desea, y nada alcanza; mas el alma de
los diligentes será prosperada” 28 (Proverbios 13:4)

E N S E Ñ A N Z A S P A R A
E L L I D E R A Z G O
• El trabajo es el fundamento de todo éxito. Representa una
extraordinaria herramienta para la expresión del genio y del
talento, y para la autorrealización personal.
• La perseverancia nos mantiene en la ruta, pero es la consistencia
la que nos enfoca y logra los resultados.
• “Estar sorprendido con lo que ocurre es un riesgo muy grande
para tolerar” 29 (Peter Drucker), sobre todo en un mundo tan
complejo, competitivo y cambiante.
• El ser estratégico y proactivo permite al líder tener capacidad de
reacción ante situaciones imprevistas.
• Lo vertiginoso y complejo del cambio no deja lugar para las
improvisaciones. La falta de previsión y sentido estratégico
puede resultar un error demasiado costoso, un lujo muy caro
en estos tiempos de cambio permanente.
• Es responsabilidad del líder generar la visión y las estrategias
que permitan moldear el futuro. Lo cierto es que hay mucha
gente “resolviendo problemas” en la organización, pero pocas
personas enfocadas en el logro de la visión. La razón es que es
más fácil enfocarse en resolver problemas actuales que moldear
el futuro.

Pensamiento: “El genio no es otra cosa que trabajo y


aplicación”. Thomas A. Edison

SABIDURÍA PARA
LA TOMA DE DECISIONES
“No te apresures a irte de su presencia, ni en cosa mala persistas;
porque él hará todo lo que quiere. Pues la palabra del rey es con potestad,
¿y quién le dirá: Qué haces? El que guarda el mandamiento no
experimentará mal; y el corazón del sabio discierne el tiempo y el juicio .
Porque para todo lo que quisieres hay tiempo y juicio; porque el mal del
hombre es grande sobre él” 30 (Eclesiastés 8:5-6 - RVR 1960).

El sabio Salomón nos presenta una escena en el palacio del rey, en la


que la persona sabia es capaz de discernir cómo conducirse ante una
autoridad como un rey. El sabio sabe reconocer cuando está ante una
autoridad jerárquicamente superior, y tiene la paciencia para comunicar su
mensaje en el momento oportuno y de la forma apropiada – para actuar
con prudencia, sensatez, cordura y madurez - de manera que surta el efecto
deseado. Una de las características más relevantes de una persona sabia es
que sabe discernir el tiempo y el juicio al comunicarse.

En esta escritura, la palabra guardar proviene del hebreo shamar, que


significa hacer un cerco alrededor, cuidar, cumplir, preservar, aplicar. Por
su parte, la palabra sabio se traduce del hebreo kjacam, esto es inteligente,
avisado, prudente; mientras que discernir se traduce del término hebreo
yadá, que significa conocer, observar con cuidado, considerar, examinar,
notar y percibir. El sentido de este pasaje es que el que guarda o hace un
cerco alrededor, cuida, preserva, cumple y aplica el mandamiento, la ley,
el mensaje, el consejo, no experimentará o sufrirá mal. El corazón del
sabio, avisado y prudente, discierne, percibe, conoce, observa con cuidado,
considera con atención, examina el tiempo oportuno y la forma adecuada
al accionar.

La versión TLA traduce el versículo 6: “Lo cierto es que todo tiene su


cómo (forma) y su cuándo (tiempo)”. 31 El tiempo tiene que ver el
momento oportuno: la oportunidad. El juicio o proceder tiene que ver con
la forma de hacer las cosas. Tiempo y forma son dos aspectos del quehacer
que requieren sabiduría para hacer lo correcto y lo que conviene,
independientemente de las circunstancias: previsibles o imprevisibles. La
improvisación y la premura no van de la mano con la sabiduría. En ese
sentido, el sabio discierne el tiempo oportuno y el procedimiento (la
forma) correctos al tomar decisiones.

Sabiduría en la forma de conducirse

”El corazón del sabio está en su mano derecha, más el corazón del
necio en su mano izquierda” 32 ( Eclesiastés 10:2).

La sabiduría también se expresa en la forma de conducirse la persona en su diario


quehacer. En este pasaje el rey Salomón enfatiza que la sabiduría se expresa en la rectitud
con que se conduce la persona. La sabiduría conduce a elegir el camino del bien. “ El
corazón del sabio está en su mano derecha”.

En el mundo antiguo el bien y el mal eran representados con la derecha


y la izquierda, respectivamente. El camino del sabio es el camino del bien,
pero el camino del necio es el camino del mal. La verdadera sabiduría está
relacionada con escoger el bien y evitar el mal.

La frase “el corazón del sabio está a su mano derecha” , indica que el
sabio se desplaza con facilidad – con destreza y dominio – a sus objetivos.
Esos objetivos están dentro del marco de una conducta ética, moral y
enmarcada en el bien hacer. La derecha significa la claridad y la destreza
del sabio en la prosecución del bien. La derecha significa también los
principios y preceptos del bien. Pero el corazón del necio está en su mano
izquierda , que le hace ir torpemente hacia sus objetivos, que están
enmarcados por la falta de integridad, veracidad y rectitud, como
consecuencia de vivir de espaldas a los principios universales.
De este pasaje se pueden obtener dos significados con respecto al andar
del sabio y el necio. Una tiene que ver con la dirección y otra con la
destreza o dominio . La dirección del sabio es hacia el bien, mientras que
la del necio es hacia el mal. Pero además el sabio se encamina con
destreza y dominio del bien (justicia, rectitud y verdad), mientras que el
necio se encamina con torpeza por los caminos del mal.

Hay sabiduría en aprender a conocer los motivos del corazón, y a tener


nuestro corazón en nuestra mano derecha para poder evaluarlo (sus
motivaciones, sus sentimientos, sus inclinaciones, etcétera). El corazón
puede inclinarse hacia el bien (andar en la verdad, obrar en justicia,
orientarse a la contribución, conducirse con integridad, etcétera) o hacia el
mal (maquinar iniquidades, mentir, envidiar, etcétera).

La sabiduría está en poner nuestro corazón en nuestra mano derecha -


bajo las referencias de los principios universales, para examinarlo con
discernimiento e inteligencia moral - espiritual. Al ponerlo sobre nuestra
derecha podemos filtrar, según los principios, sus intenciones y
motivaciones. Este proceso de pesar y sopesar nuestro corazón en nuestra
mano derecha, nos proporciona una mayor garantía de encaminar nuestras
vidas por sendas de rectitud, verdad y justicia; y de mantener nuestro
corazón sano.

Sabiduría al comunicar

En el caso de la comunicación hay un axioma que dice “el contexto le


da sentido al mensaje”. El sabio, pues, tiene el pulso que se necesita para
elegir el qué, el cómo, el cuándo y el dónde de la comunicación. La
comunicación necesita estar adecuadamente contextualizada para ser
eficaz. La buena forma al comunicar requiere también de la congruencia
entre el lenguaje verbal y el lenguaje no verbal - actitud y postura del
cuerpo y tono de voz (pausa, vacilación, ritmo) - a fin de lograr los
objetivos que persigue (informar, convencer, persuadir, etcétera).
Los errores comunicacionales, en su gran mayoría, tienen que ver con
una mala lectura del contexto, como por ejemplo: pedir aumento salarial
después de haber realizado un trabajo mediocre; realizar una llamada
importante en un lugar incómodo; tratar de convencer a alguien de algo
cuando no se encuentra en un estado emocional adecuado; tratar de apurar
la decisión de una persona sin que tenga la información completa sobre un
asunto, amonestar a un empleado delante de otros, entre otros; y con la
forma inadecuada de comunicar, que está muy relacionada con la falta de
congruencia entre el lenguaje verbal y el no verbal.

Ahora, este esquema no sólo aplica a la comunicación, sino también a


toda acción realizada, si se quiere actuar con sabiduría, y esperar
resultados positivos.

En relación con definir el tiempo adecuado para actuar, es importante


distinguir entre tiempo cronos y tiempo kairos.

Discerniendo el tiempo oportuno

Como ya hemos dicho en capítulos anteriores, el griego clásico conoce


una doble terminología para señalar el tiempo. Uno es el tiempo kronos o
tiempo cronológico y el otro es el tiempo kairos o tiempo de oportunidad.
kronos indica el fluir del tiempo sobre el hombre, mientras que kairos
indica una oportunidad o crisis que hay que aprovechar. El tiempo kronos
es un tiempo lineal, cargado de tareas y gobernado por el reloj. El tiempo
kairos es un tiempo cargado de significados, que puede ser comparado con
la brújula como metáfora: un intento de rescatar el tiempo de su
caducidad.

La perspectiva de tiempo kairos desarrolla paciencia y perseverancia,


así como enfoque, al quitar la presión sobre el uso eficiente del tiempo
(menor recurso utilizado), para ponerla en el uso eficaz del tiempo (logro
o meta a alcanzar). Cuando nos liberamos de la esclavitud del tiempo
kronos, y somos dominados por el tiempo kairos, entonces podemos
entender que hay “un tiempo para plantar, y otro tiempo para arrancar lo
plantado; un tiempo para callar, y otro tiempo para hablar; un tiempo
para llorar, y otro tiempo para reír…” 33 (Eclesiastés 3:1-8). Entonces
podemos esperar el tiempo maduro – tiempo de oportunidad - en que
conviene accionar, porque están dadas las condiciones.

E N S E Ñ A N Z A S P A R A
E L L I D E R A Z G O

• El líder sabio sabe aguardar con paciencia el contexto (tiempo,


lugar) para expresar sus ideas y comunicar sus mensajes.
• El líder sabio y prudente, discierne, percibe, observa con
cuidado, considera y examina el tiempo oportuno y la forma
adecuada al accionar.
• El líder efectivo piensa con mentalidad estratégica. No improvisa
ni reacciona, sino, por el contrario, actúa con previsión e
intencionalidad.
• Para el líder es más valioso ser eficaz que eficiente (sin dejar de
reconocer su importancia) en el uso del tiempo. Vale decir,
estar más enfocado en los resultados, la contribución y el valor
agregado, que en la gestión eficiente del tiempo.
• Actuar en el tiempo adecuado demanda paciencia. La paciencia
es una virtud esencial para percibir y actuar en el tiempo
maduro.

Pensamiento: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere


debajo del cielo tiene su hora” 34 (Eclesiastés 3:1)

SABIDURÍA PARA
LAS ALIANZAS Y ASOCIACIONES
“El que con sabios anda, sabio se vuelve; el que con necios se junta,
saldrá mal parado” 35 (Proverbios 13:20 – NVI)

El rey Salomón nos habla de lo beneficioso que es asociarse con gente


sabia a la hora de seleccionar socios de negocios, desarrollar amistades,
rodearse de colaboradores y, en general, realizar alianzas con cualquier
persona.

Asimismo nos alerta sobre algunos tipos de personas con las cuales no
conviene asociarse. Entre ellos podemos mencionar:

Los chismosos y murmuradores

“Las palabras del chismoso son como bocados suaves, y penetran hasta
las entrañas” 36 (Proverbios 18:8). “El chismoso traiciona la confianza;
no te juntes con la gente que habla de más (con aquel con los labios
siempre abiertos)” 37 (Proverbios 20:19). El chismoso se describe como un
calumniador que difama. La palabra chismoso traduce a alguien que revela
secretos que suceden a su alrededor. “ La gente chismosa revela los
secretos; la gente confiable es discreta” 38 (Proverbios 11:13).

El chismoso es un tipo de persona que le saca los secretos a la gente, y


luego los repite movido por una motivación inadecuada (razones egoístas,
mala intención, perversión), expresándolos como verdades a medias,
hechos incompletos, percepciones prejuiciadas y distorsionadas;
ocasionando perjuicio a otros, y afectando en forma negativa la imagen y
reputación de otros; y en muchos casos, da lugar a la generación de
conflictos entre grupos de personas. Salomón dice: “El hombre perverso
levanta contienda, y el chismoso aparta a los mejores amigos” 39
(Proverbios 16:28). Por el contrario, donde no hay chismoso, se termina la
contienda. “Sin leña se apaga el fuego, y donde no hay chismoso, cesa la
contienda” 40 (Proverbios 26:20).

El chisme es hablar (esparcir noticias) de alguien, generalmente de


forma desfavorable, sin que la persona en cuestión esté presente ni pueda
defenderse, y con el propósito claro de hacer daño.

Aquellos que se involucran en este comportamiento generan muchos


problemas: estrés / ruptura de relaciones, contiendas / conflictos, ambiente
organizacional tóxico. Lamentablemente, algunas personas se benefician
con esto y buscan oportunidades para causar daños a otros. El chisme
atenta contra la confianza y la autenticidad organizacional – clima de
genuinidad y sinceridad – en el que las personas pueden expresarse con
franqueza. Bajo este contexto donde abunda el chisme, a las personas les
puede resultar amenazante expresarse con libertad. El chisme es una
práctica nociva en el contexto de las relaciones, y los líderes deben
evitarlo.

Los de mal carácter

Otro tipo de persona con la que hay que evitar hacer alianza es la
persona iracunda. “No te hagas amigo de gente violenta, ni te juntes con
los iracundos, no sea que aprendas sus malas costumbres y tú mismo
caigas en la trampa” 41 (Proverbios 22:24-25).

Aquí no se habla de la indignación justa, sino del abuso de la ira. No


hay nada de malo en el enojo. El enojo puede ser utilizado para poner
límites, exigir derechos, implantar o corregir injusticias, corregir y
enseñar; o puede ser utilizado para agredir, herir, ofender, maltratar. Es
esta última expresión del enojo la que necesitamos evitar o aprender a
dominar.
Por otra parte, el enojo es una emoción natural e innata en el ser
humano, pero cuando ésta se convierte en un estado de ánimo es cuando se
vuelve perjudicial. Así, una cosa es experimentar la rabia puntualmente,
como una reacción aguda ante una situación o evento, y otra permanecer
con rabia (enojo crónico). En este caso hablamos de un estado del ser, una
forma de ser y estar en el mundo, caracterizada por el mal humor, la
amargura y la irritabilidad. Este es el enojo que se traduce en
comportamientos y actitudes dañinas, y que afectan negativamente el
clima organizacional; y que, además, es capaz de provocar serios
conflictos. “El que es iracundo provoca contiendas; el que es paciente las
apacigua” 42 (Proverbios 15. 18).

Salomón nos dice que debemos evitar la compañía del iracundo, no sea
que aprendamos sus costumbres y hábitos. Las emociones son contagiosas,
y el enojo cronificado puede terminar generando un efecto de disonancia
en el equipo de trabajo.

Los necios

“Los sabios guardan la sabiduría; mas la boca del necio es calamidad


cercana” 43 (Proverbios 10:14).

La versión NVI traduce este pasaje: “El que es sabio atesora el


conocimiento, pero la boca del necio es un peligro inminente”. 44 El necio
representa un peligro constante dado su insensatez; con el necio la tragedia
está siempre a la mano. El necio crea un ambiente que anticipa la
calamidad potencial para él . “La boca del necio es quebrantamiento para
sí, y sus labios son lazos para su alma” 45 (Proverbios 18:7). Pero en sus
efectos puede arrastrar a los relacionados. “ El que con sabios anda, sabio
se vuelve; el que con necios se junta, saldrá mal parado” 46 (Proverbios
13:20). De allí la utilidad del consejo del rey Salomón: “Vete de delante
del necio, porque en él no hallarás labios de ciencia” 47 (Proverbios 14:7).
El necio esquiva la sabiduría y comete muchos errores, porque actúa con
insensatez e imprudencia. No es que no sea inteligente o sea un ignorante.
Simplemente no mide consecuencias, ni escucha consejos, ni mide sus
palabras; actúa irreflexivamente y sin sentido común.
Los rebeldes

“Hijo mío, teme al Señor y honra al rey, y no te juntes con los rebeldes,
porque de los dos recibirás un castigo repentino ¡y quién sabe qué
calamidades puedan venir!” 48 (Proverbios 24:21-22).

Al rebelde le cuesta seguir instrucciones y sujetarse a alguna autoridad.


Le cuesta reconocer y sujetarse a un líder. Al rebelde le cuesta también
acatar normas y seguir procedimientos, pues su tendencia es a obedecer
sus propios deseos. Una persona que sólo es fiel a sí misma no puede ser
fiel a otros (amigos, líderes, socios), ni digno de confianza. La versión
Reina Valera de 1960, traduce rebelde por veleidoso (voluble e
inconstante). El veleidoso es un tipo de persona que es impulsada en varias
direcciones. Es inestable y volátil, sujeta a frecuentes cambios de opinión.

Hay personas como los chismosos y murmuradores, los del mal


carácter, los necios y los rebeldes que no convienen, pues restan más que
sumar; no edifican, ni agregan valor. Estas personas comprometen nuestra
integridad y nuestras buenas prácticas, a la vez que crean un clima
organizacional tóxico e improductivo.

E N S E Ñ A N Z A S P A R A
E L L I D E R A Z G O

• El que te habla de los defectos de los demás, con los demás,


habla de los tuyos. Diderot Denis
• El rumor es utilizado para aventajar indebidamente a alguien, o
ponerle en situación desventajosa. En lo organizacional, el
rumor disminuye la productividad y la eficiencia al crear un
ambiente tóxico de desconfianza.
• “Como arquero que hiere a todo el que pasa es quien contrata al
necio en su casa” 49 (Proverbios 26:10)
• Los necios deben ser tratados en forma diferente que los sabios.
No podemos tratar a todas las personas de la misma manera.
Nuestro trato hacia ellas se debe basar en la clase de carácter
que han demostrado. “Si corriges a los burlones, sólo ganarás
que te insulten; si reprendes a los malvados, sólo te ganarás su
desprecio. No reprendas a los burlones, o acabarán por odiarte;
mejor reprende a los sabios, y acabarán por amarte”50
(Proverbios 9:7-8).
• “El camino del necio es derecho en su opinión; mas el que
obedece el consejo es sabio” 51 (Proverbios 12:15)
• El necio no puede ver las cosas como son. Tuerce la realidad por
la desviación que tiene en su vida. El necio es poco realista en
cuanto a su conocimiento y capacidades.

Pensamiento: Dime con quién andas, y te diré quién eres.

Capítulo 7

GESTIÓN DEL CARÁCTER Y


DEL LIDERAZGO
INTRAPERSONAL
El carácter es la fuente del poder personal; de donde emana la
autoestima, la entereza, la fortaleza y la congruencia personal. Es de donde
proceden los recursos de afrontamiento, la integridad, las competencias
emocionales, las convicciones y los valores que a la larga dan forma a la
identidad de una persona. Todos estos elementos integran la configuración
interna que define quiénes somos.

El carácter – la configuración interna que hace de alguien lo que es y le


concede su identidad - es el factor más decisivo en la vida de una persona,
organización o nación. La vida de toda persona es energizada por su
carácter; su poder, fortaleza, congruencia y entereza fluyen de su carácter.

La capacidad de liderazgo de un individuo también encuentra su fuente


en el carácter. “El carácter es la esencia que sostiene el buen liderazgo, no
sólo a los líderes políticos, sino también a las madres y padres, maestros,
líderes comunitarios, líderes espirituales, gerentes, y para todos aquellos
que influencian la vida de los que tienen alrededor” 1 . La base de la
influencia de los líderes es su carácter. Los líderes influencian desde lo
que son como personas. No es el carisma, ni la inteligencia, ni el
conocimiento, ni el talento lo que define el mayor impacto de que los
líderes son capaces, sino su carácter.

Podemos concluir, entonces, que el liderazgo está asociado al


desarrollo del carácter. La plataforma sobre la cual lideramos no son las
técnicas o metodologías que podamos utilizar, sino el carácter. Dice John
Adair: “El liderazgo es más una cuestión de personalidad, temperamento,
actitudes y valores”. 2 Y John Maxwell agrega: “Los líderes son efectivos
por lo que son interiormente; por las cualidades que los hacen personas.
Para llegar al más alto nivel de liderazgo, las personas tienen que
desarrollar esos rasgos interiormente”. 3 Otros autores también coinciden
en similar perspectiva. Ken Blanchard y Terry Waghorn dicen: “Como
líder, la principal relación que debes cultivar es contigo mismo”. 4 Y
Kouzes y Posner enfatizan: “Desarrollo de liderazgo es lo mismo que
desarrollo personal… La gente aprende de (y responde a) lo que somos…
el fundamento del liderazgo es la credibilidad”. 5
La conclusión es “sin
madurez de carácter no hay liderazgo efectivo”.

Ahora, la madurez de carácter es un proceso que toma tiempo. La


madurez no es instantánea y nunca lo será. Requiere toma de conciencia,
asunción de responsabilidad, desarrollo de autodisciplina, desarrollo de
nuestra forma de pensar y de gestionarnos emocionalmente. Todo este
proceso lleva un tiempo y requiere intencionalidad. Madurar es una
elección personal.

El desarrollo del carácter implica, pues, un proceso continuo,


progresivo y de maduración. No viene a través de la adopción de recetas
fáciles y rápidas – fórmulas prefabricadas. No hay soluciones o recetas
instantáneas (cursos, recetarios, fórmulas, nuevas técnicas, etcétera). A su
vez, niveles de liderazgo más altos demandan consecuente dedicación al
proceso de madurar en carácter. Por otra parte, en el proceso de desarrollo
del liderazgo no podemos saltar u omitir algunas etapas del mismo, y
pensar que al final obtendremos resultados óptimos y perdurables en el
tiempo. Llegar a ser líder toma tiempo, porque el carácter no se construye
en un día.

El poder de acción del líder reside, pues, en la riqueza de su vida


interior, vale decir, en la madurez de su carácter. Por lo tanto, el carácter
es la prioridad en el desarrollo del líder. Si comparamos la vida del
hombre con la de un árbol, diremos que lo que es la raíz (fuente de
sustento y estabilidad) al árbol, lo es el carácter (identidad propia,
fortaleza, conciencia de sí mismo) al hombre. El fruto del árbol es
determinado por la raíz. Así las conductas y actitudes del hombre
proceden del carácter de éste.

El carácter es también el área donde los líderes son más confrontados,


medidos, probados y cuestionados. La gente es más tolerante y
comprensiva con fallas en la ejecución o en el conocimiento, pero los
fallos del carácter son penalizados muy fuertemente. Para algunos
expertos organizacionales como Stephen R. Covey, el área del carácter es
precisamente donde los líderes más fallan. Al respecto comenta este autor:
“El 90% de todos los fallos del liderazgo son fallos de carácter”. 6
El carácter, a su vez, es la base para el desarrollo del liderazgo
intrapersonal, que es la primera esfera de liderazgo en que el líder necesita
crecer. Y liderazgo intrapersonal incluye: autogobierno, autoaprendizaje,
conciencia personal, gestión emocional saludable, asunción de
responsabilidad personal, autodisciplina, autorreflexión, integridad,
congruencia y entereza personal. El dominio del liderazgo es el dominio
de uno mismo: de su emocionalidad, de su carácter; de sus talentos, de sus
habilidades, de sus potencialidades.

Y desde su liderazgo intrapersonal – capacidad para conducirse con


efectividad a sí mismo - el líder se extiende a otros ámbitos mayores. El
liderazgo es algo que fluye de adentro hacia fuera y logra un progresivo
avance a través de diversos espectros de influencia. En este sentido, el
líder avanza de lo intrapersonal a lo interpersonal, de lo interpersonal a lo
organizacional, y de lo organizacional a lo social.

El líder primero es líder de su propia vida. Para liderar a otros primero


necesita crecer en el liderazgo de sí mismo: liderazgo intrapersonal.
Resultaría paradójico un líder pretendiendo liderar a otros, inspirar a otros,
guiar las vidas de otras personas, manejar el negocio de otro, encaminar a
sus seguidores hacia una visión organizacional, si él mismo no es dueño de
sí mismo, si no es capaz de manejar y dirigir adecuadamente sus
emociones, si no está a cargo y se ha hecho responsable de su propia vida,
si no tiene su propia definición de visión y proyecto de vida. En tales
condiciones, ¿cómo podrá liderar a otros?

La capacidad de liderazgo intrapersonal es la que posibilita una


expresión plena de todo el potencial con que cuenta el líder. Es a través del
contacto con la propia interioridad y del despliegue total - autoexpresión
plena y libre de emociones, talentos, necesidades e ideas - que el líder
logra efectividad en el desempeño de su rol. En tal sentido Warren Bennis
expresa: “Llegar a ser líder es sinónimo de llegar a ser uno mismo”. 7 Lo
cierto es que detrás de la eficacia en la expresión y desempeño de las
destrezas y habilidades expuestas por el líder, como la capacidad para
tomar decisiones, negociar, resolver problemas y alinear el equipo de
trabajo, entre otras competencias clave, está la claridad en sus procesos
personales, el propio autoconocimiento y autogobierno, el reconocimiento
y aceptación de las fortalezas y áreas de mejora, la congruencia con unos
valores claramente identificados y comprometidos, así como la propia
reflexión de las experiencias vividas, bien metabolizadas y
responsabilizadas.

En este capítulo abordaremos, de la mano del rey Salomón, algunos


aspectos relevantes en el ejercicio del liderazgo que tienen su base en la
formación del carácter y el desarrollo intrapersonal del líder, tales como:
la integridad, la humildad, la autodisciplina, la práctica de la verdad, la
diligencia, la renovación personal, la generosidad, el dominio personal, la
capacidad de reflexión, la capacidad para mantener en orden el mundo
interior, la revisión de los mapas y paradigmas como base para el cambio
de actitudes y conductas, el valor de una vida equilibrada, la capacidad
para priorizar y la entereza personal.

¿INTEGRIDAD O PERVERSIÓN?
“Su integridad guiará a los rectos, pero la perversidad (falsedad,
deshonestidad, hipocresía) arruinará a los traicioneros (falsos)” 8
(Proverbios 11:3).

Los hombres se proyectan y edifican, o se destruyen y degradan,


basados en su propio carácter. Ahora, el carácter se construye con las
decisiones y elecciones que hacemos: en integridad o en falsedad.

La integridad es un componente esencial de nuestro carácter. La


integridad es esencial para lo construcción en positivo (bienestar,
prosperidad, relaciones saludables, contribución). Nuestras decisiones y
elecciones (por omisión o por comisión) construyen o erosionan nuestra
integridad. En todo caso, andar en integridad o en perversidad, es una
decisión personal. Esa decisión construye carácter en uno u otro sentido:
carácter recto (íntegro) o carácter traicionero (falso). Nos convertimos en
lo que hacemos; no en lo que decimos que somos o queremos ser.
En este contexto la integridad está asociada al sentido ético, a la
honestidad, a la rectitud; pero fundamentalmente significa ser completo
(totalidad), no dividido. También lleva implícita la idea de estar unificado
y de mostrar consistencia interna (congruencia, coherencia). Una persona
íntegra tiene la cualidad de ser honesta, recta moralmente; pero también
de funcionar como una totalidad (no dividido), no sólo en el sentido de ser
completa, sino también que como totalidad funciona bien, y cumple las
funciones cónsonas según su diseño. Una persona íntegra manifiesta
congruencia entre lo que piensa, siente y hace, vale decir, es unificada en
su ser y hacer. Al mismo tiempo funciona en balance en el ejercicio de sus
roles (padre / madre, hijo (a), trabajador, ciudadano, esposo (a), etcétera).

La integridad es también la característica de ser maduro y realizado; y


es precisamente esa condición la que brinda seguridad al recto, y le guía
por caminos de rectitud. “ El que camina en integridad anda confiado… ” 9
(Proverbios 10:9). El asumir un comportamiento basado en la integridad
inyecta un estado de confianza y tranquilidad, como consecuencia de
sentir que se anda en rectitud, justicia, honestidad y sentido ético, lo que
permite construir relaciones más transparentes, sinceras y predecibles, lo
cual elimina la ambigüedad, la incertidumbre y la tensión en las
relaciones. Pero, además, la integridad, provee también un sentido de
congruencia y madurez que se traduce en enfoque y efectividad.

Andar en integridad vs andar en perversidad

Una persona íntegra vive correctamente, no está dividida, ni es una


persona diferente en circunstancias diferentes. Una persona de integridad
es la misma persona en privado que en público. La coherencia y
congruencia son las características que identifican sus comportamientos.
Andar en integridad significa también que nuestras palabras y nuestras
acciones están de acuerdo. No basta decir que se hará algo, si no lo lleva a
cabo y no se comporta según esas palabras.

La integridad se traduce en un comportamiento recto, justo y alineado a


la verdad. La perversidad se traduce en desviación del camino recto y
justo. Una persona de integridad tendrá buenas credenciales y, como
consecuencia, no tendrá temor de ser expuesta o descubierta. La integridad
brinda un camino seguro a través de la vida.

La perversidad está ligada a la deshonestidad, la mentira, el engaño, la


corrupción y la injusticia. En su acepción original connota desviar,
distorsionar o torcer. Esta manera de accionar, tarde o temprano, traerá
ruina y desdicha al perverso: opacará sus relaciones, erosionará su imagen
y traerá confusión a su vida. El sentido de las palabras del Rey Salomón es
bien revelador: “El que camina en integridad anda confiado, pero el que
pervierte sus caminos será descubierto (puesto de manifiesto)” 10
(Proverbios 10:9). La persona con una vida falsa y deshonesta – carente de
integridad – termina por destruir su reputación. Y al ser descubierto estará
expuesto a la vergüenza y el castigo público.

La reputación es un activo fundamental para la vida familiar, laboral,


empresarial y comunitaria. Por eso “de más estima es el buen nombre que
las muchas riquezas, y la buena fama más que la plata y el oro” 11
(Proverbios 22:1). La reputación o falta de ella forma parte de la marca
personal de un individuo. Es su identidad pública: su credencial para hacer
negocios, obtener apoyo (financiero, humano, etcétera), lograr alianzas
estratégicas, entre otros.

Beneficios de la integridad, según el rey Salomón:

Dirección segura. “La integridad de los rectos los encaminará” 12


(Proverbios 11:3). Eso es así porque la persona íntegra posee un núcleo
firme, vale decir, principios y valores de los que ha tomado posesión, y
que le permiten guiarse con seguridad y confianza en sus decisiones y
elecciones. Eso le permite una referencia para andar por la vida, con la
conciencia de qué conviene hacer y qué no conviene hacer. La integridad
implica apegarse – ser consecuente - a un código de valores, lo que ayuda
a la congruencia personal.

En relación con el liderazgo, este direccionamiento seguro se hace


también evidente para los colaboradores del líder. Cuando el líder es capaz
de conducirse con congruencia, se hace predecible para otros, no en
término de rutinario o monótono, sino de confiabilidad. La persona
congruente crea confianza en las relaciones, al reducir la ambigüedad y la
incertidumbre, ya que la congruencia se traduce en predecibilidad y
confiabilidad. Las personas saben qué esperar de los líderes, cuando éstos
andan en integridad.

Alineamiento con lo que es recto y justo . “La justicia del perfecto


enderezará su camino” 13 (Proverbios 11:5). La integridad es como una
brújula que permite el realineamiento con lo que es recto y justo, y evita
los atajos y desviaciones que no convienen. Esto se traduce en bienestar en
la vida de la persona.

Liberación de peligros y consecuencias negativas . “La justicia de


los rectos los librará ” 14 (Proverbios 11:6). La integridad genera una red
de seguridad en tiempos de dificultades.

E N S E Ñ A N Z A S P A R A
E L L I D E R A Z G O
• El mejor indicador de la integridad es la confiabilidad. La
confiabilidad del líder es indispensable para poder influir sobre
el entorno de la organización. Si un líder no es digno de
confianza, la gente no seguirá su visión, ni cooperará con
entusiasmo para alcanzar las metas organizacionales, ni se
comprometerá con la organización.
• La confiabilidad no surge gracias a una decisión eventual o a
una actuación episódica, sino producto de un largo camino en
el que el líder se conduce con integridad, sentido ético,
congruencia personal y competencia.
• “Si la integridad disminuye, disminuye la capacidad de trabajo,
y así como la capacidad de trabajo se reduce, el valor o la
oportunidad de ejecutarlo, disminuye”. 15
• La integridad o falta de ella, afecta favorable o negativamente la
reputación de la organización, lo cual es un factor esencial para
el posicionamiento en el mercado. La falta de integridad, hace
también que se instale la corrupción, que igualmente se traduce
en un alto impuesto que todos terminan pagando.
• Cuando una organización o persona actúa con integridad,
entonces, hace lo que dice y se compromete, lo cual genera una
percepción favorable del entorno donde funciona. Por el
contrario, la falta de cumplimiento de plazos, condiciones y
compromisos contraídos se convierte en un pasivo muy difícil
de provisionar. El incumplimiento tendrá necesariamente un
costo, ya sea monetario o de pérdida de imagen y confianza.
Los costos por incumplimientos pueden ser muy altos (pérdida
de clientes, pérdida de confianza del mercado o de los
trabajadores, acciones punitivas y legales en contra de la
organización) y generar consecuencias muy graves para una
organización.

Pensamiento: Adoptar la integridad como disciplina y


principio de actuación en una organización (y en la vida de las
personas) puede resultar en mayor eficiencia, rendimiento y
eficacia organizacional.

VIAJE HACIA LAS PROFUNDIDADES


DE NUESTRO CORAZÓN
“Como aguas profundas es el consejo (los planes, el pensamiento, las
intenciones) en el corazón del hombre; mas el hombre entendido
(inteligente) lo alcanzará ” 16 (Proverbios 20:5).

Otra versión dice: “El consejo en la memoria es agua profunda: el


inteligente sabe sacarla” 17 , enfatizando el lugar donde se halla el
consejo: la memoria, la psiquis del hombre. Por otro lado, recalca la
responsabilidad de cada persona de sacar el consejo de las profundidades
de su corazón.

El agua que sale del corazón es el consejo. El consejo es sabiduría


aplicada a una situación específica. La palabra consejo se traduce como
motivo en algunas versiones (traducciones). En el corazón del hombre
(emociones, pensamientos, voliciones) se hallan planes, intenciones,
necesidades y motivos, que requieren ser rescatados de las profundidades
de la mente del hombre, para que salgan del fondo y se hagan figura (para
que se hagan conciencia).

El hecho de que el consejo esté en las profundidades del corazón


subraya el enfoque y el esfuerzo que se requiere para extraerlo. ¿Cómo
sacar el consejo de esa profundidad (memoria, psiquis), para conocerlo y
aplicarlo? Ese proceso requiere reflexión e introspección, y contacto con
la experiencia. Para extraer el consejo de las profundidades del alma se
requiere desarrollar comprensión y entendimiento. ¿Qué significa ser una
persona de comprensión? La palabra hebrea para comprensión denota
discernimiento, inteligencia, o conocimiento. Estas son habilidades que se
desarrollan; pero se requiere de esfuerzo y enfoque para lograr ese
aprendizaje.

Hay asuntos difíciles de parir para muchas personas: motivos ocultos,


anhelos no expresados, necesidades alienadas, sueños inhibidos, planes
ambiguos. Hay preguntas que son difíciles de responder, sobre todo
aquellas que tienen que ver con el sentido de la vida, y con las preguntas
que las personas necesitan hacerse para desarrollar un proyecto de vida:
¿Quién soy? ¿Qué quiero lograr como propósito de vida? ¿Cuál es mi
misión en la vida? ¿A qué me siento llamado? ¿Cuáles son mis sueños y
visiones que me gustaría alcanzar? ¿Cómo me gustaría ser recordado? En
esa misma línea de pensamiento podríamos preguntar: ¿Entiendo mis
fortalezas así como mis áreas débiles? ¿Hago correcciones en mi camino
para realinearme con mi misión y objetivos trazados? ¿Cuál es el marco de
referencia - valores - a través del cual direcciono y realineo mi andar?
¿Me siento satisfecho con mi desempeño actual? ¿En qué área me gustaría
hacer un cambio significativo en mi vida? ¿Por cuáles necesidades que
observo en mi entorno me siento atraído a hacer algo? ¿Qué me han
enseñado mis experiencias en la vida acerca de lo estoy o no estoy
diseñado para realizar? ¿Cuáles son mis talentos y habilidades
dominantes? ¿En qué cosas, en prioridad, me gustaría invertir mi tiempo,
dinero y recursos? En cuanto actividades, ¿de qué quiero hacer más y de
qué quiero hacer menos? ¿Cuáles son mis prioridades?

Las personas que aprenden a responder esas grandes preguntas, se


hacen más diestros en el arte de conducirse a sí mismos; a su vez
establecen un contacto más efectivo con su realidad interna y con la
realidad circundante, y desarrollan una visión más adaptada, profunda,
contextualizada y dinámica de sí mismos y del medio ambiente, lo que se
traduce en efectividad personal en el logro de sus visiones, metas y
objetivos de vida; y los hace también más plenos y realizados.

Mi experiencia como coach y psicoterapeuta me dice que las respuestas


a estas preguntas trascendentales yacen vedadas en las profundidades del
corazón de las personas; y que la mayoría de la veces no hay claridad
sobre cómo responderlas. En muchas personas estos asuntos se encuentran
fuera de su nivel de conciencia, a pesar de la relevancia que encierran
estas áreas.

Lo cierto es que sin conciencia de lo vivido y de lo anhelado no es


posible encontrar en la dinámica de nuestra vida - sucesos, interrelaciones,
experiencias – la correspondencia entre la necesidad de sentido en nuestra
alma y la realidad en el mundo exterior, que permita establecer un
significado a la vida.

Creo que hay mucha gente viviendo por inercia, en automático. Ahora,
las respuestas a estas inquietantes preguntas sólo las podemos dar nosotros
mismos. En ocasiones podemos apoyarnos en algún coach, psicólogo o
psicoterapeuta para avanzar en la exploración de esos interrogantes, pero
aun en ese caso es nuestra la responsabilidad de sacar el consejo de las
profundidades de nuestro corazón. Esa responsabilidad es indeclinable e
intransferible, porque nadie como nosotros mismos puede dar una
respuesta genuina, relevante y contextualizada a esas grandes preguntas.
Este es un viaje exploratorio que mucha gente no está dispuesta a
emprender. Con frecuencia saboteamos la expresión de nuestra realidad
interna: emociones, necesidades, sensaciones, vivencias, sueños, porque el
contacto con esa realidad nos resulta amenazante. Lo cierto es que el viaje
hacia adentro de nosotros mismos no es un paseo por un jardín tranquilo y
apacible en un día soleado de verano, tampoco está exento de
contratiempos e incomodidades. Es más bien un viaje de aventura hacia
las entrañas de parajes escarpados, áridos desiertos y selvas tupidas donde
la supervivencia es laboriosa. Con frecuencia emprendemos este viaje
cargados con exceso de equipaje, lo que nos impide hacer contacto con
nuestra interioridad; cuando lo que necesitamos es iniciar este viaje
desnudo de estereotipos, máscaras, justificaciones y explicaciones
razonadas.

¿Está usted dispuesto a realizar este viaje?

E N S E Ñ A N Z A S P A R A
E L L I D E R A Z G O

• Los líderes necesitan cultivar la habilidad de reflexionar sobre su


realidad interna y sobre el entorno circundante, para crecer en
comprensión y convicción a la hora de tomar decisiones.
• “La conciencia habilita… la conciencia conduce a la habilidad”.
18

• El desarrollo propio es la base para expandir la capacidad de


liderazgo.
• Los líderes necesitan responder / facilitar para la organización,
esas grandes preguntas que conectan con la visión, misión y
valores organizacionales.
• La reflexión es la forma básica de aprender; una manera de
hacer consciente el aprendizaje.
• La experiencia que uno acumula es la base para el resto de su
vida, y esa base es sólida y firme en la medida en que uno haya
reflexionado sobre ella, la haya entendido y haya llegado a una
solución práctica. 19
• La reflexión amplía y profundiza nuestra comprensión de la vida
y de los asuntos con que lidiamos; nos brinda perspectiva y
contexto sobre la realidad con la que tratamos, y de esa forma
nos habilita para la acción comprometida y responsable.
• Para hacer bien una cosa uno tiene que saber primero qué es lo
que está haciendo, y esto sólo se puede saber haciendo el
proceso en forma consciente – reflexionando sobre uno
mismo, sobre la tarea, y llegando a una resolución. 20
• Como líderes necesitamos integridad – integración y unificación
de todas las partes – puesto que si el líder no está integrado
como persona, lo que implica que si uno de sus aspectos está
ausente, o no está desarrollado al nivel de los otros, las
carencias y debilidades de su carácter se harán manifiestas.
• Ser funcional es ser capaz de hacer que todo lo que somos y
hacemos funcione de manera integrada. Lo contrario es
disfuncionalidad.

Pensamiento: El corazón esconde grandes secretos y tesoros


para quien no sabe cómo expandir su conciencia.

LAS CRISIS REVELAN NUESTRO


CARÁCTER REAL
“Si fueres flojo (flaqueas) en el día de trabajo, tu fuerza será
reducida” 21 (Proverbios 24:10)

La versión NTV traduce el pasaje de la siguiente manera : “Si fallas


bajo presión, tu fuerza es escasa” 22 . Y la versión TLA lo expresa de la
siguiente manera : “Quien se rinde ante un problema no muestra fuerza ni
carácter”. 23

¿Cómo reaccionas cuando las cosas no salen según tus expectativas o la


crisis toca a tu puerta? ¿Qué pasa contigo cuando estás bajo presión?
¿Cómo gestionas tus emociones cuando la adversidad crece? Salomón dice
que sí en estas situaciones fallas, es prueba de que tu fuerza es escasa y te
carácter débil. Además, el desánimo consume las energías, te deja débil y
vulnerable. El rey salomón dice que al claudicar menguas y te debilitas.

Lo cierto es que las crisis y dificultades que enfrentamos, ponen de


manifiesto el tipo de carácter que tenemos.

El valor de las crisis y las adversidades

Las crisis y los problemas tienen el potencial de madurarnos /


fortalecernos o menguarnos / destruirnos, dependiendo de cómo
reaccionemos y los manejemos. Si nos enfocamos en las crisis y las
dificultades, probablemente nos sentiremos abrumados; pero si vemos las
crisis como una posibilidad / oportunidad, nos sentiremos animados y
motivados a emprender / hacer. Las respuestas que demos a las crisis y
problemas que enfrentamos, edifican nuestro carácter: fuerte o débil.

Ahora, las crisis tienen el potencial de permitir que salga lo mejor o lo


peor de cada uno de nosotros. Honoré de Balsac, citado por Pedro F
Vázquez, lo decía de la siguiente manera: “En las grandes crisis, el
corazón se rompe o se curte“. 24 En todo caso es nuestra actitud ante la
crisis: cómo decidimos enfrentarla, es lo que marca la diferencia. Es un
asunto de enfoque y perspectiva. Podemos ver las crisis y las dificultades
como una tragedia, o como una oportunidad para el crecimiento; al fin y al
cabo: “Los retos son condiciones ambientales que regulan el crecimiento”
25
. La pregunta clave es: ¿estás a punto de romperte, o a punto de
germinar? ¿Piensas con pesimismo con respecto a la realidad que te rodea,
o estás lleno de optimismo por las oportunidades que el entorno te
presenta? ¿Te sientes empoderado o te sientes desempoderado al observar
y tomar contacto con el entorno?
¿Cómo se forja el carácter?

Noah Webster, en su diccionario de 1828, define carácter como


“estampar y gravar a través de presión”. 26 Es a través de enfrentar las
difíciles, comprometedoras o ambiguas circunstancias de la vida, con sus
presiones asociadas, que se forma el carácter. El desarrollo del carácter
siempre involucra una elección, y las circunstancias adversas, ambiguas y
confrontadoras de la vida siempre proporcionan esa posibilidad de
elección. Es en tus circunstancias, pues, donde más tienes que ser
confrontado con tu verdadero carácter. Las adversidades, las crisis y
circunstancias difíciles de la vida, ponen de manifiesto tu real carácter,
revelan lo que hay adentro; revelan también tus grietas y debilidades o tus
fortalezas.

Las crisis no necesariamente forman tu carácter, pero la forma cómo


decides enfrentarlas, la manera como reaccionas, sí edifican tu carácter:
débil o fuerte, integro o con doblez, verdadero o falso. En todo caso, la
forma cómo reaccionas ante las circunstancias, te permite tomar
conciencia sobre el tipo de persona que eres.

Cuando elegimos una opción, para bien o para mal, nos estamos
definiendo, nos convertimos más en eso que hemos elegido . Hay una
correlación entre nuestras elecciones y decisiones de vida y la formación
de nuestro carácter. Este es un proceso cíclico que se retroalimenta
constantemente. Las elecciones afirman la persona que somos. Cuando hay
consistencia en esas elecciones de vida, se instala una creencia
convencional, que se manifiesta en una conducta consistente. Con cada
nueva elección y exposición intencional que hacemos ante las demandas
del entorno crecemos e integramos nuestro carácter. En relación a este
proceso comenta H. P. Liddop: “Lo que hagamos en alguna gran ocasión
probablemente dependerá de lo que ya somos, y lo que ya somos es el
resultado de los años anteriores de autodisciplina”. 27 En esa misma línea
de pensamiento expresa Joseph L. Badaracco: “Formamos nuestro carácter
en los momentos de definición porque nos comprometemos con líneas de
conducta irrevocables que dan forma a nuestras identidades personales y
profesionales. Revelamos algo nuevo sobre nosotros a nosotros mismos y
a los demás, porque los momentos de definición descubren algo que ha
estado oculto o cristalizan algo que sólo conocíamos parcialmente”. 28

El carácter se forja con tus elecciones y acciones diarias, así puedes


decidir esforzarte por alcanzar tus metas desarrollando disciplina o ser
vencido por los obstáculos que surgen; desistir ante la adversidad o
perseverar hasta vencer ante una situación difícil; afrontar las
consecuencias de tus errores o evadirlas; reconocer tus faltas o justificarte;
mantener tu integridad o ceder ante presiones externas que comprometen
tus valores y convicciones más fundamentales; doblegarte ante la verdad o
mantenerte bajo el peso de ella; expresar genuinamente tus opiniones o
hablar buscando la aprobación de los demás; actuar con autenticidad o
esconderte bajo una fachada; sobreponerte al dolor de una pérdida o elegir
anclarte en el sufrimiento; elegir ser fiel a tu cónyuge, patrono o nación, o
ceder a la tentación de la codicia, del placer y de la aprobación de otros.

Los momentos de definición forjan el carácter

Por otra parte, como líder hay momentos especiales en la vida que son
los que más van a contribuir a la definición del carácter. Son esos
momentos de toma de decisiones cruciales y trascendentales, en los que se
fijan posiciones claras y congruentes con las convicciones y valores.

Se necesita entender que el carácter se forja en cada suceso de la vida,


sobre todo en aquellos sucesos de especial significado, de impacto, que
conducen a cambios trascendentales en la vida, porque es en la
transformación positiva o negativa de la vida que el carácter toma forma.

Esas circunstancias de significado implicaron un momento de


definición: un punto de inflexión en la toma de decisiones, una elección
decisiva que cambia en forma sensible el curso de la vida. Esos momentos
de definición conllevaron un encuentro con una idea o con una persona, un
dilema o conflicto ante los cuales la persona no pudo permanecer neutral,
y tuvo que fijar una postura, y responsabilizarse y comprometerse.
El carácter es el efecto acumulado de las decisiones tomadas a lo largo
de la vida. La persona se hace y define diariamente a través de sus
elecciones y acciones, sobre todo en momentos cruciales o de definición.
Paul Tounier dice que en esos momentos “la vida de uno es apuntalada en
una nueva dirección. En cada vida hay varios momentos especiales que
cuentan más que todos los demás porque significan adoptar una postura
firme, un compromiso propio, una selección decisiva”. 29

Son los momentos de definición los que hacen que la persona revise,
frente a los dilemas y conflictos que le plantea la vida cotidiana, sus más
fundamentales valores; que hagas contacto con sus creencias más
esenciales; que tome conciencia de lo que hay y domina realmente su
corazón. Los momentos de definición ponen en evidencia qué tan fuertes y
firmes son sus creencias y convicciones.

Si en esos momentos de definición se es fiel a los valores y


convicciones más fundamentales, entonces, las acciones serán guiadas por
las reales necesidades y criterios propios independientes, y la persona no
será movida por los diferentes vientos de opinión, ni por las circunstancias
que le toca vivir. De esta forma, a través de un proceso de toma de
decisiones diarias congruentes con su sistema de creencias y valores, la
persona desarrolla una identidad auténtica - sin estereotipos, máscaras,
dobleces y fachadas - basada en la propia comprensión de sus necesidades,
en el fruto de su propio proceso introspectivo, y no en los mapas prestados
de otras personas, conveniencias, compromisos ajenos, deseos de
aceptación o aprobación.

Cuando se honran los valores, éstos actúan como fuente de motivación


y como guía o faro para las acciones, y la toma de decisiones fluye en
congruencia con los valores y principios más esenciales. En esos
momentos se crece en carácter. Eso se llama integridad de carácter (ser
congruente, no dividido). Pero si no se es capaz de transformar los valores
en acciones intencionales; entonces, la persona carece de congruencia e
integridad y en consecuencia debilita su carácter. Al respecto comenta
Joseph L. Badaracco: “Formamos nuestro carácter en los momentos de
definición porque nos comprometemos con líneas de conducta
irrevocables que dan forma a nuestras identidades personales y
profesionales…”. 30

¿Cómo se forman el carácter fuerte,


íntegro y con entereza?

Las elecciones y posturas tomadas como respuesta ante los retos y


desafíos con que la vida nos confronta, modelan – estampan – nuestro
carácter peculiar. El carácter es un asunto de elección. Y si queremos
construir un carácter fuerte, maduro e íntegro, necesitamos, entonces,
asumir posiciones claras y firmes, establecer criterios bien definidos en
situaciones ambiguas, cumplir compromisos a pesar de los obstáculos,
asumir responsabilidad por nuestras acciones y los resultados que
generamos, tomar las decisiones difíciles sin deferirlas ni esperar que
otros las tomen por nosotros, mantener fidelidad a las propias
convicciones y valores.

E N S E Ñ A N Z A S P A R A
E L L I D E R A Z G O
• Los líderes necesitan enfocarse en el desarrollo de su carácter.
Sin integridad básica, los talentos y el conocimiento del líder se
hacen insuficientes para liderar con éxito una organización.
• El carácter es el área donde los líderes son más confrontados,
medidos, probados y cuestionados. El carácter es precisamente
donde los líderes más fallan. Al respecto dice Stephen
Covey:”El 90% de todos los fallos del liderazgo son fallos del
carácter”. 31
• Desarrollar carácter toma tiempo, enfoque y compromiso
consigo mismo. No se trata de un simple cambio cosmético, o
de implementar recetas rápidas y fáciles para remozar la
fachada; se trata de un proceso a fondo, que requiere
disciplina, y que confronta los valores y convicciones más
fundamentales del líder.
• “Hoy las oportunidades para los líderes son ilimitadas, pero
también lo son las dificultades”. 32 Sin duda alguna vivimos en
una era de muchas complejidades y dificultades; pero como
dice los chinos: “crisis y dificultad es sinónimo de
oportunidad”. La situación actual es como una moneda de dos
caras: dificultad y crisis vs oportunidad.
• En medio de las crisis es que se pone de manifiesto la madurez
emocional del líder: sus recursos de afrontamiento que tiene o
no.
• Las crisis más incapacitantes no están en el entorno, sino en el
interior del líder.

Pensamiento: No necesariamente las cosas más importantes


requieren de la mayor parte del tiempo, pero sí el mejor
tiempo; tiempo que a veces gastamos en las cosas urgentes.

ORGULLO VS HUMILDAD
“Antes del quebrantamiento se enaltece el corazón del hombre, y antes
de la honra está la humildad” 33 (Proverbios 18:12).

El orgullo y la humildad son dos actitudes de vida opuestas. El rey


Salomón contrasta el orgullo con la humildad, tanto en su naturaleza
(actitud) como en los resultados que genera cada una de estas posturas de
vida. Salomón expresa que el orgullo conduce a la humillación y a la
deshonra; mientras que la humildad trae honra y sabiduría. Ese es el
sentido de Proverbios 29:23: “ El orgullo (la soberbia) del hombre lo
humillará, pero el de espíritu humilde obtendrá honores ”. 34 También lo
enfatiza Salomón en el Proverbios 11:2: “ Cuando viene la soberbia, viene
también la deshonra; mas con los humildes está la sabiduría”. 35
El orgullo: vivir para sí

La palabra orgullo puede tener dos significados: una actitud de


soberbia, arrogancia y altivez que se siente superior (una característica
negativa); una actitud de satisfacción placentera de valor adecuado (una
característica positiva). En el contexto que usa la palabra orgullo el rey
Salomón connota altivez, soberbia y arrogancia. En este caso el orgullo
puede definirse como exceso de estimación hacia uno mismo y hacia los
propios méritos y capacidades por los cuales la persona se cree superior a
los demás.

Ahora, no debemos confundir el orgullo con la adecuada


autovaloración. Experimentar satisfacción personal por algo propio o
relativo a uno mismo y que se considera valioso, no tiene que significar
orgullo. Reconocer la propia dignidad como persona, y experimentar un
sentimiento de gratitud al ser consciente de quien se es y cuáles son sus
fortalezas (dones, talentos, habilidades y potencialidades), es saludable
para la autoestima. Pero esta actitud es diferente al egocentrismo y
endiosamiento que genera el orgullo. El orgulloso constantemente anda en
busca de reconocimiento y de alabanza para sí mismo.

El orgullo da lugar a contiendas

Este tipo de orgullo no es buen consejero, y es hasta peligroso. El orgullo crea


barreras en las relaciones interpersonales, y genera antagonismos, en función de
la baja tolerancia, el excesivo egocentrismo y la baja valoración de los otros a
que da lugar. Esta actitud de sobreestimación propia, dificultad el conciliar las
ideas dentro de un grupo, por eso el orgullo da lugar a las contiendas, dada su
carga de desdén y deprecio que manifiesta hacia otras personas. “Ciertamente la
soberbia concebirá contienda; mas con los avisados está la sabiduría” 36
(Proverbios 13:10) . “El altivo de ánimo suscita contiendas; mas el que confía en
Jehová prosperará” 37 (Proverbios 28:25) . Los egos inflados realmente
entorpecen y pueden levantar murallas con los demás.

El orgullo hace a la persona creerse infalible, por lo que la persona


orgullosa puede recurrir al engaño, la manipulación y la coerción para que
su opinión prevalezca. El orgulloso, cuando comete una torpeza, busca
disimularla con altanería. El orgullo se disfraza de celos y contención. El
orgulloso no admite la posibilidad de cometer errores, por lo que le cuesta
dar su “brazo a torcer” cuando se equivoca u ofende a otros, lo que genera
muchas relaciones rotas y dañadas. El orgullo impide pedir perdón y dar
lugar a la restauración y reconciliación de las relaciones.

El orgullo conduce al fracaso

El orgullo (arrogancia, altivez, soberbia, envanecimiento) precede al


fracaso y la ruina, según el rey Salomón. El orgullo surge de la testarudez
y de la dureza de un corazón necio (demasiado centrado en sí). Esta actitud
termina por acarrear el fracaso en la vida de la persona. “La soberbia del
hombre le abate (conduce al fracaso); pero al humilde de espíritu sustenta
la honra” 38 (Proverbios 29:23). La altivez de corazón impide que la
persona sea provista de sabiduría, pues el orgulloso tiene mucha dificultad
para reconocer sus fallos, y en aceptar la opinión sincera de otros, por
pensar que siempre tiene la razón. El orgullo impide aprender de los
propios errores y de las opiniones de los demás.

La sobreestimación que produce el orgullo conlleva a decisiones erróneas.


Al orgulloso le cuesta recibir consejo y ayuda – participar del trabajo
colaborativo - por su tendencia a la autosuficiencia, por lo que corre un
alto riesgo de equivocarse en la toma de decisiones. La mayoría de las
veces se encuentra tomando las decisiones en solitario. Así el orgulloso se
priva del trabajo en equipo, de la generación de sinergia en los procesos
productivos en los que participa, y del aprendizaje que posibilita la
autorreflexión sincera y realista de su propio desempeño.

La persona orgullosa cree que siempre tiene la razón, y los demás están
equivocados, por lo que generan mucho rechazo y resistencia, además de
un ambiente difícil para el trabajo en equipo. Por otra parte, al orgulloso le
cuesta admitir sus errores y equivocaciones, y por eso su capacidad de
rectificación es muy baja, pues a sus ojos, él (ella) no se equivoca, de allí
su dificultad para aprender de sus errores. Por eso la sabiduría huye del
orgulloso.
La humildad: reconocer lo que somos,
sin exagerar ni minimizar

La humildad, a su vez, puede tener dos interpretaciones: una actitud de


modestia, respeto, deferencia (una característica positiva); o una actitud de
poco valor, insignificancia, sometimiento y de inferioridad (una
característica negativa). En el contexto que lo refiere el rey Salomón se
refiere a mansedumbre, modestia y autenticidad. La humildad no es
despreciarnos, ni tener una pobre opinión de nosotros mismos, sino más
bien el conocimiento y la estimación verdaderos: fortalezas y
limitaciones. C. S. Lewis, citado por Verónica Rayas, lo expresó de la
siguiente manera: “La humildad no es pensar menos de ti mismo, es
pensar menos en ti mismo”. 39 La humildad nos lleva, pues, a tener una
adecuada evaluación y valoración de nosotros mismos. “La humildad es
hacer una estimación correcta de uno mismo” 40 (Charles Haddon
Spurgeon).

La cultura actual promueve el deseo de ser reconocido, de sobresalir,


de ocupar los primeros lugares, de recibir honra y alabanza. Poco se habla
hoy de cultivar una actitud de humildad. Para algunos la humildad es
sinónimo de desvalorización, de debilidad de carácter, algo servil o
despreciable. Por el contrario, la humildad refleja fuerza de carácter y
dominio propio; seguridad y autoestima positiva. La humildad va unida al
respeto por la persona que somos. En ese sentido, dice Robert Brault:
“Pocos son humildes, porque se necesita una autoestima que pocos
poseen”. 41 Elizabeth Skoglund lo resume: “La verdadera humildad es
simplemente una ausencia de concentración en la propia persona; y
significa que mientras me aprecio y acepto a mí mismo, no necesito
demostrar excesivamente mi valía ni a mí ni a otros”. 42

La persona humilde tiene conciencia de sus habilidades y capacidades


propias, y como no tiene nada que demostrar, está más abierta a aprender y
a reconocer sus errores, así como a apreciar el valor de las otras personas.
La persona humilde reconoce su falibilidad, y como tal, está dispuesta a
oír las opiniones de otros y retiene las mejores.
La humildad es contraria a la soberbia, la altivez y la arrogancia,
propias del orgullo. El orgullo es una estimación poco honrada de uno
mismo y constituye en el fondo un intento desesperado de una persona que
se siente desvalorizada, por escapar de sus sentimientos de inferioridad.
La persona orgullosa no admite errores, ni ser corregido ni ser enseñado.
Le cuesta además ver los méritos en otros. La persona humilde, por el
contrario, permanece enseñable y abierta a la crítica constructiva. Y como
es capaz de ver los atributos positivos en otros, deja ser ellos mismos a
otros.
La humildad es autenticidad en acción

La humildad consiste en ser uno mismo, en ser auténtico con la gente y


en desechar las falsas máscaras. Para ser humildes necesitamos ser
honestos y realistas, conocernos y aceptarnos a nosotros mismos tal como
somos. Sólo aquellos, pues, que se ven tal como realmente son, pueden ser
considerados humildes. Humildad significa ser auténtico, sin pretensiones
ni arrogancia. Al orgulloso, por el contrario, le cuesta ser genuino, dada su
tendencia a mantener su máscara de infalibilidad.

En la medida en que un hombre es más humilde crece una visión más


correcta de la realidad en él, como consecuencia del conocimiento interno
al que accede, pero a la vez por la apertura que muestra hacia otros, lo que
le permite generar una interacción más rica, fluida y contextualizada con
los demás. Por otra parte, su condición de humildad le aporta
vulnerabilidad, dada la sencillez, sinceridad y tolerancia propias de la
humildad.

El orgulloso, por su traje de infalibilidad que viste, se hace


invulnerable (inaccesible) a otros; se vuelve lejano e intransitable para las
demás personas. Por el contrario, la persona humilde se hace vulnerable,
no en el sentido de debilidad (carencia) que algunas personas le atribuyen,
sino en término de accesibilidad. La vulnerabilidad que acompaña a los
humildes, hace que la gente se identifique con ellas, y termina ganándose
el corazón de éstos.

La humildad: vehículo para el servicio a otros


La humildad es la negación de nuestro egoísmo, del deseo de
gratificación individualista, de la vanagloria y de la excesiva ambición
personal; nace del puro altruismo, del deseo de ayudar a otros.
Obviamente la humildad es fruto del amor fraternal por las personas, que
se expresa en el deseo de servir y ayudar a otros. La humildad es el
vehículo a través del cual viaja nuestro servicio y ayuda a otros; no
podemos servir si estamos demasiado concentrados en nosotros mismos.

La sabiduría se asocia con la humildad

Donde hay humildad hay sabiduría. “Más con los humildes está la
sabiduría” 43 (Proverbios 11:2a). Sin humildad no hay conocimiento de sí
mismo y, por tanto, falta la sabiduría. La humildad viene de la conciencia
que se tiene de sí mismo, lo cual requiere autorreflexión, que es la puerta
para el autoconocimiento. Pero para el orgulloso el autoconocimiento se
hace difícil, ya que la soberbia y la arrogancia que acompañan al
orgulloso, ensombrece su conciencia. Por eso bien dice el dicho: “Donde
hay soberbia hay ignorancia”.

El siguiente paso después que es conseguido el conocimiento propio, es


aceptar la propia realidad. Esto resulta difícil para el orgulloso porque la
soberbia se rebela cuando la realidad no es favorable o confirmatoria de
las cualidades personales.

Por otra parte, el humilde, dada su predisposición a aceptarse tal como


es, con sus fortalezas y sus debilidades, está más abierto a recibir las
correcciones de los demás; eso pone a su disposición los conocimientos y
experiencias de otras personas, lo que lo enriquece. “El humilde muestra
su sabiduría aceptando la corrección y considerando positivamente las
opiniones de los demás” 44 (P. Luis Carlos Aparicio Mesones S.M). P.
Bernhard Haring lo dice magistralmente: “Sólo el verdaderamente
humilde es capaz de apreciar digna y noblemente las cualidades y ventajas
del prójimo”. 45

E N S E Ñ A N Z A S P A R A
E L L I D E R A Z G O
• La humildad permite a la persona ser digna de confianza,
flexible y adaptable, atributos clave en la gestión del liderazgo.
• En la medida en que somos humildes ganamos el corazón de los
demás; pero cuando somos orgullosos, ganamos el rechazo y
la resistencia de otros hacia nosotros.
• El verdadero liderazgo necesita una alta dosis de humildad y
modestia y el compromiso de modelar comportamientos
coherentes con lo que se es como persona.
• La sabiduría está ligada a la humildad: capacidad para
reconocerse a sí mismo, y de reconocer el valor de los demás.

Pensamiento: “Mejor es humillar el espíritu con los humildes,


que repartir despojos con los soberbios”46 (Proverbios
16:19).

AFILAR EL HACHA
“ Si se embotare el hierro, y su filo no fuere amolado, hay que añadir
entonces más fuerza; pero la sabiduría es provechosa para dirigir” 47 (
Eclesiastés 10:10).

La versión PDT traduce Eclesiastés 10:10 de la siguiente manera:


“Pero la sabiduría hace más fáciles los trabajos. Es muy difícil cortar con
un hacha sin filo, pero si se le saca filo, el trabajo es más fácil. Las cosas
se hacen bien si se hacen con sabiduría”. 48 La efectividad que logremos
al usar nuestras herramientas depende de que tan preparadas - mantenidas
estén. ¿Cómo están nuestras habilidades, conocimientos, energías?
¿Embotadas o afiladas?

Embotar en este contexto significa engrosar - perder - el filo del hacha,


lo que le quita efectividad en su capacidad de cortar. En este caso aplicar
más fuerza no compensará la falta de filo del hacha. La manera de
recuperar la eficacia del corte del hacha es amolarla – devolverle el filo.
Una herramienta mal preparada no rinde los frutos más óptimos, y hace
que el que la usa tenga que añadir más esfuerzo. Lo sabio es preparar
adecuadamente la herramienta de trabajo antes de usarla. Aplicada esta
metáfora a las personas, nos plantea la necesidad de la renovación
personal para recuperar la perspectiva, el enfoque, la eficiencia y la
eficacia en el desempeño de un rol.

Pero, en muchas ocasiones, el quehacer diario nos envuelve, y en un


momento determinado podemos estar funcionando con el hacha embotada.
¿Cómo escapar de la rutina? A veces nos atrapa la rutina; estamos tan
ocupados trabajando, yo diría trabajando en automático, por inercia, que
no nos percatamos si estamos siendo efectivos en lo que estamos
realizando. Hace falta, entonces, parar, alejarse para tomar perspectiva,
recapitular, analizar, descansar y retomar la visión inicial. Este proceso no
siempre es fácil ni obvio. Nuestras rutinas y agendas tienen el poder de
atraparnos y de darnos una falsa seguridad en el hecho de mantenernos
ocupados; pero estar ocupados no es sinónimo de ser productivos.
Pensamos que es una pérdida de tiempo detenernos para evaluar lo que
está pasando o cómo estamos trabajando. Lo cierto es que trabajar
afanosamente no garantiza que terminaremos más rápido el trabajo;
trabajar inteligentemente si lo hará.

Afilar el hacha para mejorar el desempeño

A veces la falta de productividad puede atribuirse a nuestro fracaso al


“afilar nuestra hacha”. Eso me hace recordar un relato que leí en el libro
los Siete Hábitos de la Gente Altamente Efectiva, escrito por S. Covey 49 :

En cierta ocasión un leñador trabajaba afanosamente cortando un gran


árbol. Las horas transcurrían, pero el leñador no progresaba mucho en su
meta. Un fotógrafo de la naturaleza lo observaba:

- ¿Qué está haciendo? – le pregunta el fotógrafo.


- Trabajando – responde en forma malhumorada el leñador.
- ¿Hace cuántas horas que trabaja?
- Muchas horas.
- Veo que no ha avanzado mucho ¿Por qué no se toma unos minutos para
afilar el hacha? – inquiere el fotógrafo.
- Estoy muy ocupado. Tengo prisa por acabar el trabajo – dice el leñador
entre dientes.

Podríamos comparar al obstinado leñador con el hierro embotado. El


hierro embotado describe el comportamiento del necio del que habla
Salomón en otros proverbios. La diferencia entre el accionar del necio y el
sabio, se observa en los resultados. Utilizar un hacha embotada requiere
más esfuerzo físico y tiempo para cortar el mismo número de árboles, que
utilizar un hacha bien afilada. El sabio usa más adecuadamente las
herramientas de que dispone, por eso se toma el tiempo suficiente para
amolar adecuadamente el hacha antes de comenzar a trabajar. “… pero la
sabiduría es provechosa para dirigir”. Muchas veces nosotros nos
comportamos neciamente, como el hierro embotado. Trabajamos hasta el
estado de agotamiento, o en forma rutinaria (automática); sin reflexionar
acerca de nuestro desempeño. En tal estado perdemos la pasión por el
trabajo, la capacidad de atención y enfoque, el deseo de crecer, la
perspectiva de lo que está ocurriendo en el entorno. En ese momento
dejamos de ser eficientes y eficaces en lo que estamos haciendo.

Conviene, entonces, hacer una pausa para afilar el hacha; eso no es una
pérdida de tiempo. Más rápido, a veces, puede terminar siendo más lento.
Apartar tiempo para capacitarse, o reflexionar sobre nuestro desempeño, o
renovar las fuerzas, o dedicar un esfuerzo a fin de desarrollar una
habilidad o adquirir alguna destreza, o recuperar la perspectiva y avivar la
visión, o parar para recuperar la salud, por ejemplo, puede rendir grandes
beneficios.

Hacer una pausa para reponer las energías, recuperar la perspectiva,


generar realineamiento con el equipo de trabajo a través de compartir
información relevante, repensar un asunto, adquirir una destreza inherente
al rol que se está desempeñando, desarrollar una nueva habilidad, formar
un nuevo hábito, sostener una conversación significativa con un
colaborador, atender la salud, disfrutar de un momento de recreación, o
simplemente descansar, puede marcar la diferencia entre ser efectivo o
simplemente estar ocupado ejecutando una labor. Aquí vale la pena
recordar el dicho “estar ocupado no es sinónimo de ser productivo”, sobre
todo si se está trabajando con el hacha embotada.

Esta perspectiva de afilar el hacha es particularmente necesaria en la


cultura de “éxito” que predomina en esta época. Esta cultura impulsa al
“logro” constante. Las personas tienden a medir su significado por lo que
han logrado. Por lo que lo que mucha gente tiende a sumergirse en una
carrera por “generar resultados”, ser más productivos, estar ocupados
como sinónimo de efectividad. Esta demanda de éxito tiende a saturar todo
lo que hacemos (trabajo, familia, iglesia, comunidad, etcétera). Ante este
paradigma de éxito – productividad conviene revisar / reflexionar sobre
las condiciones de nuestra hacha.

“Si va a cortar leña afile primero el hacha”. En nuestro quehacer diario,


necesitamos tomar el tiempo necesario para obtener el conocimiento, o
desarrollar las habilidades y destrezas que necesitamos para completar el
trabajo de manera más eficiente y eficaz. El hacha amellada puede ser
síntoma de que en alguna de las áreas de nuestra vida: física, mental,
social-emocional y espiritual, necesita afilarse – renovar algunos
paradigmas, que se hagan algunos ajustes en la forma de trabajar, recargar
las baterías, reevaluar la visión, etcétera. Recordemos: aplicar más fuerza
a un hacha embotada no compensará el beneficio de estar afilada.

Importancia del descanso para la productividad

Muchas personas pretenden trabajar duramente para al final de su vida


retirarse para disfrutar del fruto de su trabajo en su jubilación; pero no es
aconsejable esperar la jubilación para descansar, quizás sea muy tarde. El
descanso y la renovación es un factor importante en cada etapa de avance
de nuestras metas.

La cultura actual de máxima productividad, restringe y aun condena


nuestra disposición a pasar tiempo de descanso, ocio o recreación. Hay
quienes se sienten culpables y autocensurados por aspirar un tiempo libre
o de esparcimiento. Esto ocurre porque asociamos el ocio con la
frivolidad, la vagancia o la improductividad. Pero la recreación no es lujo;
es una necesidad. Ayuda a recuperarnos de la presión del trabajo. La
recreación nos libera del afán y el estrés de nuestras rutinas. También
puede ser un tiempo valioso para la creatividad. Nuestra capacidad para
recrearnos y disfrutar del fruto de nuestro trabajo, es una parte esencial de
la vida. El rey Salomón dijo: “No hay cosa mejor para el hombre que
alegrarse en su trabajo; porque está es su parte…” 50 (Eclesiastés 3:22).

Trabajar sin parar no hará que obtengamos mejores resultados. Es


mejor detenerse por un tiempo y reflexionar en un mejor método para
lograr nuestros objetivos en la vida; sobre todo cuando percibimos que no
avanzamos. Hacer esto, nos evita el desgaste innecesario, el retrabajo y el
esfuerzo adicional no productivo.

La productividad no se riñe, pues, con el descanso; incluso, descansar


es necesario para mantener la productividad. Todo sistema necesita
recargar y reponer la energía consumida. Ignorar esta ley puede traer
resultados pobres, e inclusive consecuencias negativas. Los estudios
apuntan a que cuando eludimos el descanso y nos sobrecargamos, la
capacidad de enfoque disminuye, al igual que la agudeza mental, lo que
sofoca nuestra creatividad y efectividad personal. De modo que darnos el
tiempo para la renovación es importante en la efectividad de nuestro
desempeño.

Esta renovación necesita hacerse con balance, vale decir, darnos un


tiempo para nuestra renovación física, mental, espiritual, social -
emocional.

La dimensión física: cuidar nuestro cuerpo

La dimensión física abarca el cuidado y la salud del cuerpo, lo cual


supone realizar ejercicio físico con regularidad, mantener un régimen
alimenticio saludable, descanso y recreación, entre otros elementos. A
medida que se aumenta la capacidad del cuerpo para hacer cosas más
exigentes, las actividades normales van resultando más fáciles y
placenteras.

Si nuestras metas en la vida no incluyen la buena salud y el bienestar


físico, probablemente fallaremos en las otras áreas. ¿Puede haber
entusiasmo en el corazón de una persona agobiada por penosas
enfermedades? La falta de salud limita la alegría por la vida y el
desarrollo de nuestro potencial. El incentivo para cuidar la salud y el buen
funcionamiento de nuestro cuerpo, está relacionado con coadyuvar al
normal desenvolvimiento de nuestra mente. Mente sana en cuerpo sano.
Un cuerpo enfermo, fatigado y agobiado por dolencias, reduce la plena
expresión de nuestras vidas (talentos, conocimientos, habilidades). Cuando
no hay salud no hay normalidad en nuestras vidas.

La dimensión espiritual:
examinar nuestros motivos

La renovación de la dimensión espiritual proporciona liderazgo a


nuestra propia vida. Es el compromiso con nuestro sistema de valores para
llegar a tener una comprensión profunda de nuestro ser.

Es el contacto con nuestra espiritualidad lo que nos mantiene vitales y


rejuvenecidos. Nuestra espiritualidad nos conecta con nuestro propósito en
la vida, lo cual nos brinda una brújula en nuestro andar por la vida.

La dimensión mental:
cuidar nuestros pensamientos

Abarca el desarrollo de las capacidades mentales, la disciplina y los


hábitos de estudio, el cultivo de la lectura y la escritura, el correcto uso de
la expresión oral, la capacidad de reflexión, la maduración de la capacidad
analítica, el desarrollo de la imaginación y la creatividad.

Para lograr estos fines tenemos necesidad de recurrir a la educación


formal, así con el esfuerzo propio en la lectura de buenos libros, la
participación en seminarios y cursos, la asociación con personas de mayor
nivel al nuestro, etcétera.

El desarrollo mental constituye un aspecto vital en el ser del hombre.


Somos lo que creemos y sabemos. “ Porque cual es su pensamiento en su
corazón (mente), tal es él (ese hombre) ” 51 (Proverbios 23:79), dijo el
sabio Salomón. Nuestros pensamientos determinan lo que sentimos y
hacemos.

Nuestra mente es la puerta a la sabiduría y al conocimiento; es la


puerta a los poderes creativos del hombre. Pero la sabiduría y el
conocimiento requieren aprender a pensar, analizar y reflexionar sobre
nuestras experiencias vividas y sobre lo que leemos. Muchas personas son
poco reflexivas, no han disciplinado su mente a analizar y ver en
perspectiva y retrospectiva los sucesos y circunstancias en su vida, a pedir
opiniones y comparar diferentes puntos de vista, a leer en forma activa y
sistemática.

La dimensión social y emocional:


cuidar nuestra vida interior y nuestras relaciones

Las dimensiones social y emocional están ligadas entre sí porque


nuestra vida emocional se desarrolla, principalmente a partir de nuestras
relaciones con los otros, y en ellas se manifiesta. Necesitamos prestarle
atención, entonces, a nuestro mundo interior y a nuestras relaciones.

No importa en qué corriente terapéutica nos ubiquemos, en cualquier


caso todos los modelos hablan de la necesidad de comprender nuestras
emociones, de aceptarlas y aprender a manejarlas, modularlas, vale decir,
ponerlas a nuestro servicio, a fin de ser más plenos y efectivos, en lo
intrapersonal y en lo interpersonal.

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E L L I D E R A Z G O
• El trabajo, el esfuerzo y la tenacidad, aun siendo importantes
para el éxito, requieren alternarse con el descanso y la
renovación.
• El día a día y la rutina nos dificultan con frecuencia, emprender
acciones que mejoren nuestro trabajo a mediano y largo plazo.
• Los líderes necesitan enfocarse no sólo en los fines, sino
también en los medios, herramientas y recursos para alcanzar
esos fines.
• Las “herramientas” que utilicemos, sean las que sean, han de ser
las idóneas para nuestro trabajo y estar siempre en perfecto
estado (afiladas).
• Una vida sanamente equilibrada incluye: la perspectiva
(espiritual), la autonomía (mental), la conexión (social) y el
tono (físico).52 Herb Shepherd
• El descanso y la renovación no debe ser un objetivo al que se
llega por fuerza mayor (enfermedad, agotamiento, pobres
resultados), sino por una estrategia intencional y
adecuadamente planificada y ejecutada.
• Nosotros somos los instrumentos de nuestra propia
ejecución, y para ser efectivos debemos reconocer la
importancia de dedicar tiempo regularmente a afilar la
sierra. 53
• El proceso de autorrenovación debe incluir la renovación
equilibrada de las cuatro dimensiones de nuestra naturaleza: la
física, la espiritual, la mental y la social-emocional. Un
desbalance en algunas de las dimensiones afecta negativamente
la totalidad.
• Aplicar más fuerza a un hacha embotada no compensará el
beneficio de estar afilada.

Pensamiento: ¿Tomas una pausa, de vez en cuando, para


“afilar tu hacha”, vale decir, renovar tus propias capacidades,
habilidades, perspectivas y conocimientos necesarios para
atender adecuadamente tus deberes y tus responsabilidades?
EL VALOR DE LA AUTODISCIPLINA
“Como ciudad derribada (sin defensa) y sin muro, es el hombre cuyo
espíritu no tiene rienda” 54 (Proverbios 25:28).

La conclusión de la metáfora empleada por el rey Salomón, de una


ciudad sin muros, es de pérdida del control, inestabilidad y confusión. Esa
es la misma condición de una persona cuyo espíritu no tiene rienda , vale
decir, carece de dominio propio. Es incapaz de tener dominio sobre sus
emociones y conductas, y está a merced del entorno.

Alrededor de los muros se organizaba la defensa de la ciudad y el


ataque a los enemigos e invasores. De modo que una ciudad sin murallas
estaba indefensa ante los agresores del entorno, incapaz de protegerse y
decidir con autonomía sobre su vida. Sin una muralla para proteger a los
habitantes de una ciudad, éstos se veían constantemente hostilizados y
asediados, se hallaban vulnerables ante sus enemigos. Esta condición de
indefensión mantenía la moral de los habitantes muy baja, y afectaba
desfavorablemente el clima psicológico de la ciudad. Si la ciudad era
atacada, tenía la opción de rendirse y ser saqueada, pagar tributo de
protección, o pelear y sufrir las consecuencias. En todo caso una ciudad en
tales condiciones no tenía control ni autonomía propia sobre su destino,
pues estaba a merced de sus enemigos.

Aplicada a la vida del hombre, la metáfora de los muros de la ciudad,


hace referencia a la autodisciplina o dominio propio como la mejor
protección contra las influencias y circunstancias negativas con que el
entorno le confronta. Por otra parte, la protección y resguardo que creaban
los muros, propiciaba en la ciudad un ambiente de estabilidad, seguridad y
orden, lo cual se traducía en desarrollo y progreso. Lo mismo hace la
autodisciplina en la vida del hombre, al preservar su identidad, autonomía
y autocontrol sobre sí mismo.
La autodisciplina es un mecanismo de protección hacia fuera, pero
también de autorregulación hacia adentro. Si un hombre no tiene dominio
de sí mismo – autogobierno, templanza - estará a merced de las
circunstancias del entorno, o de sus propias emociones. En tal estado, su
paciencia es muy baja, y sus reacciones emocionales son impredecibles.
Una persona sin dominio propio o autodisciplina es una persona que no
sabe callarse, que actúa con imprudencia, que no sabe decir no cuando se
requiere, que no sabe cómo priorizar el tiempo, entre otros aspectos de su
vida que están fuera de control.

Dominio propio = locus de control interno

Salomón comparó a una persona sin autodisciplina como una ciudad


sin muros, incompetente para protegerse del entorno, e incapaz de decidir
su destino por sí misma; con el locus de control afuera y no adentro. En
psicología se usa el término locus de control para hacer referencia a la
percepción que tiene una persona acerca de dónde se localiza el agente
causal de los acontecimientos de su vida cotidiana: afuera o adentro de sí
misma.

Muchas personas tienden a buscar la estabilidad, seguridad y control


fuera de ellas; por lo que tratan inútilmente de controlar la realidad
circundante (otras personas, circunstancias, etcétera) y lo que sucede en su
entorno. Esfuerzo que termina resultando estéril e inefectivo. También hay
personas que depositan el control de sus vidas en otras personas, más que
en ellas mismas. Buscan la aprobación de los demás, y asignan un alto
peso al juicio, la opinión y la valoración que otros le dan. Pero depositar
las expectativas, las esperanzas y aun la propia identidad en algo que está
fuera de nuestro control, es condenarse al fracaso, pues sólo la propia
persona es capaz de satisfacer sus propias necesidades, aclarar sus
propósitos de vida, establecer metas personales que le sean relevantes,
definir el ritmo más conveniente al que quiere avanzar según sus propios
intereses. Sólo cuando la persona decide tomar el control de su vida, logra
conseguir el equilibrio y el punto justo de encuentro consigo mismo y con
los demás. Para esto es necesario funcionar desde el locus de control
interno.

La persona con locus de control interno percibe que los eventos ocurren
fundamentalmente como consecuencia de sus propias acciones; y tiene la
percepción de que ella controla su vida. Tal persona valora positivamente
el esfuerzo, la habilidad y la responsabilidad personal. Por otra parte, la
persona con locus de control externo percibe que los eventos que le
acontecen son el resultado de variables externas ajenas a ella, como por
ejemplo: el azar, el destino, o el poder y decisiones de otras personas. En
tal caso la persona percibe que los eventos en su vida no tiene relación con
su propio desempeño, vale decir, los eventos no pueden ser controlados
por el esfuerzo y la acción propia. Dicha persona atribuye, entonces, la
responsabilidad de lo que le ocurre a otras personas. Esta condición
convierte a la persona en un individuo pasivo, reactivo, sin asunción de
responsabilidad por sus acciones y los resultados que éstas generan.

Este proceso de enfocarse desde el locus de control interno requiere de


autodisciplina. La autodisciplina es crucial para obtener y mantener el
dominio sobre nuestras vidas. Sin autodisciplina no se puede establecer y
mantener un rumbo que guíe a la seguridad y a la estabilidad, y sin estos
elementos es muy difícil consolidar un ritmo productivo que facilite el
desarrollo del potencial propio. Sin autodisciplina el compromiso y la
voluntad de hacer no son suficientes. Si la persona se deja llevar por sus
propios impulsos, ella misma será su mayor enemigo. Por el contrario, la
persona con dominio propio y autodisciplina no es controlada desde
afuera, ni es gobernada por sus pasiones y humores. La autodisciplina
también es la clave para lograr una gestión emocional funcional y
constructiva y desarrollar y/o cambiar hábitos de vida. La autodisciplina
se traduce en desempeño efectivo.

La autodisciplina es esencial
para establecer límites saludables

Los muros definen los límites de la ciudad, al igual que los límites
definen a la persona: su identidad, lo que es y lo que no es. En ese sentido
los límites brindan un sentido de propiedad. Los límites son como muros
que nos delimitan y diferencian de otras personas. Así al delimitar hasta
donde llega nuestra propiedad, permiten también que asumamos la
responsabilidad por lo que es nuestro (de los límites hacia adentro es
nuestra responsabilidad). Los límites nos permiten demarcar nuestra
propiedad (tiempo, emociones, creencias, conductas, valores, habilidades
y destrezas, entre otros) para cuidarla. Ahora, se requiere autodisciplina
para poder definir límites y, sobre todo, para tener la firmeza de hacerlos
valer en las interacciones personales.

El dominio propio nos habilita para establecer límites saludables con


las personas con las que nos relacionamos e interactuamos. Los límites
permiten a las personas tomar sus propias decisiones con autonomía y
vivir segura detrás de los muros – límites – que protegen su identidad.

Ahora, hay dos dimensiones en relación con los límites. Por un lado
podemos limitar nuestra exposición a conductas de otras personas que nos
resulten tóxicas y perjudiciales. Pero la dimensión más importante con
respecto a los límites, es ponernos límites internos, sobre nuestras
emociones, deseos e impulsos. En esta área necesitamos mayor dominio
propio para no ceder a nuestros impulsos, porque ceder a ellos puede ser
autodesctructivo, o por no ser prudente u oportuno expresarlos en un
momento determinado. Ese es el sentido de Proverbios 17:27 (NBD): “El
que es entendido refrena sus palabras; el que es prudente controla sus
impulsos”. 55

La autodisciplina se evidencia en la capacidad


de cambiar y/o adquirir nuevos hábitos

Por otra parte, la autodisciplina implica un conjunto de


comportamientos y hábitos para mantener una actitud y una línea de
acción, cónsonos con unos principios y valores asumidos. La
autodisciplina juega un papel fundamental en la calidad de nuestra
gestión: emociones, comportamientos, hábitos, etcétera.

En relación con la gestión de los hábitos, la autodisciplina desempeña


un papel crucial en la adquisición, desarrollo, eliminación y cambio de
hábitos. Y los hábitos son fundamentales en el desempeño de una persona,
pues, como dicen algunos estudiosos, el 90% de nuestras acciones están
gobernadas y dirigidas por hábitos que hemos construido.
Cambiar hábitos o desarrollar nuevos hábitos requiere de mucha
disciplina. Disciplina y hábito van de la mano. El hábito es el resultado de
la disciplina, y la disciplina engendra carácter. Al respecto dice Joyce
Meyer: “Nuestro carácter se forma por la falta o presencia de disciplina”.
56
Y disciplina es autoeducación voluntaria. Implica resolución, enfoque y
constancia.

Dominio de las palabras


y dominio de las emociones

Finalmente, Salomón nos plantea que hay dos aspectos fundamentales,


que afectan nuestra efectividad, en los que requerimos desarrollar
autodisciplina:

Dominio de las palabras . “Por la boca muere el pez”, dice un dicho


popular. Quien habla sin pensar, yerra. Pero la persona con autodisciplina
procede con prudencia al hablar. “Cuidar las palabras es cuidarse uno
mismo; el que habla mucho se arruina solo” 57 (Proverbios 13:3). “ El que
mucho habla, mucho yerra; callar a tiempo es de sabios” (Proverbios
10:19). “El que tiene cuidado de lo que dice nunca se mete en aprietos” 58
(Proverbios 21:23).

Dominio sobre las emociones . La persona con autodisciplina no actúa


por impulso. “El iracundo comete locuras, pero el prudente sabe
aguantar” 59 (Proverbios 14:17). “La cordura del hombre detiene su furor;
y su honra es disimular la ofensa” 60 (Proverbios 19:11). “No te dejes
llevar por el enojo que sólo abriga el corazón del necio” 61 (Eclesiastés
7:9). No apresurarse en el espíritu a enojarse nos habla de autocontrol.

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• Si se logra el dominio de los pensamientos, se regulan las
emociones y los comportamientos.
• Tener dominio propio es saber tomar las medidas necesarias para
desarrollar, a la vez que cuidar y proteger los recursos con que
cada persona ha sido dotada (dones, talentos, habilidades,
personalidad, etcétera).
• La autodisciplina es fundamental para el desarrollo de las
habilidades y destrezas para el desempeño efectivo.
• La autodisciplina es fundamental para el dominio en las áreas
vitales de la visión de un líder: gestión efectiva del tiempo,
ejecución de la tarea, construcción de las relaciones y
comprensión y manejo del contexto.
• La autodisciplina es esencial para establecer límites saludables; y
los límites mantienen sanas las relaciones.
• Sin disciplina es muy difícil alcanzar metas y objetivos en la
vida.
• La disciplina es fundamental para el desarrollo de nuestro
potencial: talentos, habilidades naturales; así como para la
construcción de un carácter firme, sólido y maduro: hábitos,
gestión emocional, actitudes de vida, entre otros.

Pensamiento: El dominio del liderazgo es el dominio de uno


mismo: de su emocionalidad, de sus talentos, de sus
habilidades, de sus potencialidades; de su carácter.

LA PRÁCTICA DE LA VERDAD
“Adquiere (compra) la verdad y nunca la vendas; consigue también
sabiduría, disciplina y buen juicio” 62 (Proverbios 23:23).

El rey Salomón nos instruye sobre la necesidad de adquirir y atesorar la


verdad. La verdad trae bienestar y provecho; congruencia personal. Por el
contrario, la falsedad – la mentira, el engaño – destruyen nuestra
integridad, y acarrea la pérdida de la confianza, y con el tiempo acarrea
resultados negativos.
Algunas personas tienen la tendencia a decir verdades a medias o
mentiras blancas, o sesgar / disfrazar la verdad, para evitar
incomodidades, desaprobación o consecuencias negativas, o vivir en la
negación de la realidad por temor a enfrentarla. Pero vivir de espalda a la
verdad afecta nuestra integridad, y eso a la larga mina nuestro carácter;
destruye además la necesaria congruencia para el desempeño efectivo, y la
influencia que como líderes podamos generar. Lo cierto es que en
cualquier circunstancia en que renunciemos / falsifiquemos la verdad,
habremos experimentado pérdida: en la vida personal (falta de
congruencia), en nuestra reputación (descrédito, imagen devaluada), en las
relaciones (falta de confianza, incertidumbre, ambigüedad), en nuestro
liderazgo (pérdida de la capacidad para influir), en los resultados de
nuestros negocios (mayores costos, pérdida de la fidelidad de clientes y
relacionados, baja plusvalía), entre otros.

La verdadera integridad demanda una orientación hacia la verdad, lo


cual implica decir la verdad: no decir falsedades / mentiras, no callar la
verdad. Los líderes e instituciones que no dicen la verdad, o la retienen o
la camuflan, terminan por generar un ambiente de mucha incertidumbre y
ambigüedad en las relaciones, pues, ante tal práctica, la gente no sabe qué
esperar de ellos, y les cuesta depositar su confianza, pues no tienen la
convicción de que están en la realidad. En tal situación se pueden sentir
manipulados, o usados, o engañados.

La pregunta clave es: ¿Preferimos los “beneficios” inmediatos de la


mentira y el engaño, y estamos dispuestos a pagar las consecuencias
negativas en el largo plazo; o por el contrario, optamos por caminar en la
verdad, a pesar de las incomodidades y riesgos de andar bajo el peso de
ella, pero cosechando el fruto positivo en el largo plazo? ¿Cuál es el precio
que estás dispuesto a pagar por la verdad? Salomón no nos dice que la
debemos obtener sin pagar algún precio por ella. La verdad tiene su costo.
¿Compramos la verdad o “invertimos” en la mentira y el engaño?

Los costos de la verdad


Desarrollar apego a la verdad demanda un compromiso firme, y
adoptar la verdad como un principio rector en nuestra vida implica
además, pagar un precio: asumir responsabilidad por resultados negativos,
recibir el rechazo / críticas de algunas personas, entre otras. No es fácil ser
veraz. Con frecuencia mentir es mucho más fácil – aparentemente más
conveniente - que decir la verdad; para no meterse en problemas,
comprometer el trabajo, perder un negocio, y mil razones más. Pero en el
largo plazo, la verdad se impone, y el posicionamiento como personas
confiables e íntegras, termina por beneficiarnos en nuestro liderazgo. Y la
principal recompensa que cosechas al practicar la verdad, es la confianza.
La confianza no sólo tiene un valor moral y relacional, sino también
financiero y económico.

Practicar la verdad es esencial


en el ejercicio del liderazgo

Por otra parte, la verdad es esencial en el ejercicio del liderazgo que


aspira hacerse confiable. La práctica del liderazgo está casada con la
práctica de la verdad. Acertadamente dice Robbie Shell: “La verdad es el
núcleo más profundo del auténtico liderazgo”. 63 Eso es así porque no
existe liderazgo auténtico sin un compromiso con la integridad. Y sin la
verdad no se puede construir integridad. A su vez, sin integridad no hay
congruencia, sin congruencia no hay credibilidad, sin credibilidad no hay
confianza, sin confianza no hay influencia, y sin ésta última no hay
liderazgo. No hay integridad en un líder que retiene la verdad o practica la
mentira. Por el contrario, cuando los líderes practican y modelan la
verdad, la integridad se convierte en un rasgo que define la cultura
organizacional.

En estos tiempos de prácticas de corrupción y escándalos políticos y


empresariales, practicar la verdad es esencial en un liderazgo y
organización perdurable. La práctica de la verdad en el liderazgo forja
confianza. Y ese es el posicionamiento que hace que se aprecie el valor de
las acciones en los mercados, que los clientes mantengan una fidelidad
hacia una marca, y que los trabajadores deseen continuar en una
organización.
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• La práctica de la verdad es esencial para vivir en integridad, y
sin esta última, la influencia sobre los seguidores es limitada.
• La transparencia es esencial para lograr confiabilidad: hacerse
creíble. Sin confiabilidad no hay confianza. Esa es una
ecuación fácil de entender, pero difícil de practicar. Por otra
parte, la transparencia demanda un compromiso con la verdad
y con el manejo claro, veraz y fluido de la información.
• Ser transparente se convierte para una organización en un valor,
en un modelo organizativo: una forma de comunicar y manejar
la información, tanto al interior de la misma, como hacia el
entorno; una actitud de “verdad”, que refleja un estilo de
comunicar caracterizado por la claridad, la franqueza, la
honestidad y el sentido ético.
• La práctica de la verdad otorga autoridad al líder, en virtud de la
confiabilidad que conlleva.
• Los líderes que aspiran a ser efectivos, necesitan desarrollar una
intencional orientación hacia la verdad: principio de la realidad:
“ver el mundo tal como realmente es y no como desearías que
fuera”. Lo contrario al principio de la realidad es vivir
engañado, o con una idealización de la realidad. En todo caso,
la realidad puede ser una aliada o una enemiga, dependiendo
de si se decide idealizarla (auto-engañándose) o verla tal cual
es.
• Cuando los líderes ven la realidad desde los lentes de la verdad,
la realidad se convierte en una aliada, entonces, pueden tomar
las medidas preventivas y estratégicas para enfrentarla y
resolverla a su favor.
Pensamiento: ¿Cuánto tiempo y energía estamos dispuestos a
invertir para promover y defender la verdad?

ACTUANDO CON DILIGENCIA


“Sé diligente en conocer el estado de tus ovejas, y mira con cuidado
por tus rebaños” 64 Proverbios 27:23

La imagen corresponde a un pastor de ovejas, cuyo trabajo es velar con


diligencia por el estado de su rebaño. Las ovejas están expuestas a riesgos por
ataques de depredadores. Un rebaño para que sea productivo como actividad
económica, requiere de adecuados cuidados nutricionales, sanitarios y
ambientales. De la diligencia, pues, con que actúe el pastor dependerán los
resultados que genere el rebaño.

Diligente según el diccionario de la real academia es ser “cuidadoso,


exacto y activo”. Se aplica a la persona que es cuidadosa y rápida (no
apurada ni precipitada) al hacer una cosa. Ser diligente significa ser
responsable y asumir con prontitud las obligaciones y compromisos, sin
distracciones, evitando la costumbre de diferir (procrastinar) las
decisiones. Ser diligente es actuar proactivamente más que reactivamente;
con decisión. La diligencia implica también persistencia y enfoque.

La diligencia es una competencia esencial para el éxito de cualquier


emprendimiento, empeño o tarea. Implica vencer la tendencia a la
gratificación inmediata que caracteriza a muchas personas: querer
resultados con el mínimo esfuerzo posible.

Hay dos significados clave en la acción diligente: prontitud y cuidado


en la ejecución de algo. El diligente actúa con apremio, determinación, sin
dilación, en forma expedita, evitando posponer las decisiones; pero
también actúa con entrega, dedicación, enfoque y persistencia en lo que
hace. El trabajar con diligencia - cuidado - también lleva implícita la idea
de trabajar inteligentemente: con meticulosidad, prolijidad, atención y
esmero. También conlleva la idea de ser eficiente y efectivo en lo que se
hace.

Según Steven K. Scott 65 la diligencia, interpretando el contexto en que


lo utiliza el rey Salomón, es una habilidad que se puede aprender y que
combina: persistencia creativa, un esfuerzo inteligente rectamente
planificado y rectamente realizado de un modo oportuno, eficiente y
efectivo, para conseguir un resultado puro y de la más alta calidad de
excelencia.

Esa prontitud y cuidado al ejecutar sus labores se manifiesta en los


resultados positivos: progreso y prosperidad, en sus emprendimientos. Así
lo expresa el rey Salomón: “Mantente al tanto del estado de tus rebaños y
entrégate de lleno al cuidado de tus ganados, porque las riquezas no
duran para siempre, y tal vez la corona no pase a la próxima generación.
Cuando se haya cosechado el heno y aparezca la nueva cosecha y se
recojan las hierbas de los montes, tus ovejas proveerán la lana para
vestirte, y tus cabras servirán para comprar un campo. Y tendrás
suficiente leche de cabra para ti, para tu familia y para tus criadas” 66 (
Proverbios 27:23-27).

Este pasaje no habla de un continuo cuidado de las riquezas, sino más


bien del conocimiento de cómo administrarlas para mantenerlas y hacerlas
crecer. El diligente construye bienes materiales fruto de su trabajo, y hace
crecer su hacienda, mientras cuida con diligencia su patrimonio. El
diligente obtiene de su trabajo todo lo que necesita para el sostenimiento
material de él y su familia. El diligente favorece la previsión, la
planificación y el ahorro.

La diligencia como habilidad desarrollada puede ser útil para generar


resultados extraordinarios en cualquier área de la vida: familia,
matrimonio, trabajo, negocios, etcétera. Por eso podemos concluir que la
diligencia es una habilidad indispensable para el logro del éxito y la
excelencia personal y organizacional.

Si bien, son importante la inteligencia, la educación – preparación y la


experiencia, sin diligencia estos factores son insuficientes; pero la
diligencia puede, en ocasiones, compensar un menor desarrollo de algunos
de ellos.

La diligencia y la pereza se contrastan

La pereza, por el contrario, se traduce en una baja disposición al


trabajo; negligencia, falta de ganas o disposición para hacer las cosas. Un
descuido o tardanza en las acciones.
A diferencia del diligente, el perezoso continuamente deja las cosas
para después, posponiendo para más tarde lo que puede hacer en el
momento. El perezoso aplaza las responsabilidades. “Perezoso, ¿hasta
cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? Un poco de
sueño, un poco de dormitar, y cruzar por un poco las manos para reposo”
67
(Proverbios 6:9-10).

El perezoso busca excusas para no hacer. Su vida se caracteriza por la


postergación y por los pretextos que inventa para no hacer las cosas . “El
perezoso no ara a causa del invierno; pedirá, pues, en la siega, y no
hallará” 68 ( Proverbios 20:4). “ El perezoso dice: Hay un león en el
camino; hay un león en medio de la plaza” 69 (Proverbios 26:13). El
perezoso tiene una actitud negativa hacia el trabajo; carece de una
adecuada ética y disciplina laboral; termina desperdiciando tiempo y
energía. “El deseo del perezoso le mata, porque sus manos no quieren
trabajar ” 70 (21:25).

El trabajo del diligente y el perezoso también se contrastan en los


resultados que ambas actitudes generan. El perezoso sueña con llegar a ser
y hacer, pero nunca llega a alcanzar sus objetivos. “El alma del perezoso
desea, y nada alcanza; mas el alma de los diligentes será prosperada” 71
(Proverbios 13:4). Mientras que la labor del diligente es prosperada, se
traduce en ganancia. “Los proyectos del diligente ciertamente son
ventaja…” 72 (Proverbios 21:5a). “ La mano negligente empobrece; mas la
mano de los diligentes enriquece” 73 ( Proverbios 10:4) .

El valor de llevar la cuenta


Aplicable a las labores diarias que realizamos en nuestro moderno
mundo, podríamos parafrasear este pasaje (Proverbios 27:23) de la
siguiente manera: “El diligente llevará cuentas, tendrá los registros al día
y conocerá cómo va su negocio”. 74 La diligencia se alinea con el control
de la gestión. El control, el seguimiento y la supervisión son elementos
necesarios para lograr una gestión efectiva. Un sistema de control de
gestión que brinde una retroalimentación sobre el cumplimiento de metas,
es fundamental para mejorar el desempeño y obtener los resultados
propuestos. La retroalimentación efectiva sobre el desempeño permite
hacer los ajustes necesarios para realinear el desempeño con las metas
establecidas.

El liderazgo efectivo requiere mejorar


la capacidad de ejecución

Ser diligente es accionar con iniciativa y proactividad. Esa actitud de


moverse – accionar – abocarse con prontitud y cuidado a las tareas de las
que se es responsable, es fundamental para el logro de los resultados
positivos. Una de las funciones principales de los líderes es catalizar en el
equipo de trabajo esa disposición diligente.

El liderazgo tiene que ser capaz de movilizar a la acción; de entregar


apropiadamente los resultados que se espera. El liderazgo debe ser capaz
de traducir visiones y metas en realidades: resultados, logros, valor
agregado, y no sólo actividad, porque estar ocupado no es sinónimo de ser
productivo. La ejecución es el enlace necesario indispensable entre las
aspiraciones y los resultados.

De nada sirven los planes sin capacidad de ejecución. La organización


puede tener buenas estrategias, pero si la gente no es capaz de ejecutarlas
con efectividad, de poco aprovecha. Se requiere del líder y de la empresa /
institución de la capacidad para organizarse para la efectividad y el trabajo
productivo. Esto implica la capacidad para alinear y direccionar los
sistemas, las estructuras, procesos, tecnología y gente hacia objetivos
estratégicos; pero trabajando con diligencia.
El líder, para contribuir a la mejora de la capacidad de ejecución de su
equipo de trabajo, requiere establecer mediciones que permitan ejercer un
monitoreo sobre la ejecución para medir los resultados. Cuando el
desempeño se mide, el desempeño mejora. “Lo que no se cuenta no crece”.
Cuando el desempeño se mide y se informa, el desempeño mejora aún
más. Esto nos habla de registro, medición del desempeño y rendición de
cuentas. “El diligente llevará cuentas, tendrá los registros al día y
conocerá cómo va su negocio” 75 ( Proverbios 27:23) .

Según el autor S. Covey 76 , un buen sistema de ejecución debe incluir:

• Definir con claridad objetivos estratégicos y establecer prioridades.


• Establecer una comunicación efectiva que permita que todos conozcan
las tareas específicas y necesarias para lograr los objetivos.
• Llevar la cuenta o establecer un sistema de registro y medición de los
resultados.
• Establecer un adecuado proceso de rendición de cuenta que permita
generar una oportuna y útil retroalimentación.
E N S E Ñ A N Z A S P A R A
E L L I D E R A Z G O
• Los líderes diligentes son aquellos que asumen
responsablemente y con prontitud las obligaciones y
compromisos, sin distracciones, evitando la costumbre de
diferir (procrastinar) las decisiones.
• Las decisiones efectivas son aquellas sobre las que se establece
un sistema de feedback, a fin de evaluar su progreso. Ahora,
ese feedback no es posible sin mediciones (llevar la cuenta), y
sin la rendición de cuenta (accountability).
• Un líder sin diligencia es un líder sin energía. El líder necesita
ser activo, cuidadoso y pronto en la ejecución, para poder
generar influencia en su equipo de trabajo. Los líderes
diligentes son personas de acción.
• La gestión efectiva requiere establecer mediciones que permitan
ejercer un monitoreo sobre la ejecución, a fin de medir los
resultados. Las organizaciones efectivas llevan un registro del
desempeño y los resultados obtenidos.
• Las organizaciones exitosas cuentan con sistemas de ejecución
que permiten predecir los resultados.
• Las organizaciones exitosas practican en forma regular la
accountability (rendición de cuentas).
• “El liderazgo sin disciplina de ejecución es incompleto e
ineficaz. Sin la capacidad de ejecución, todos los demás
atributos del liderazgo resultan vacuos” 83 (Stephen Covey).

• La diligencia como competencia organizacional se convierte en


una formidable ventaja competitiva, que redundará en la
generación de un mayor valor agregado y una mayor
productividad.
Pensamiento: La diligencia tiene la virtud de hacerte próspero.
No solo económicamente sino también en tus relaciones,
aprendizajes, experiencias y, en general, en todos tus
emprendimientos.

LA GENEROSIDAD AUDAZ VS LA
AVARICIA ESCLAVIZANTE
“Hay quienes reparten, y les es añadido más; y hay quienes retienen más de
lo que es justo, pero vienen a pobreza. El alma generosa será prosperada; y el
que saciare, él también será saciado. Al que acapara el grano, el pueblo lo
maldecirá; pero bendición será sobre la cabeza del que lo vende”. 84
Proverbios 11:24-26

Me gusta como la versión Dios Habla Hoy traduce el pasaje: “Hay gente
desprendida que recibe más de lo que da, y gente tacaña que acaba en la
pobreza. El que es generoso, prospera; el que da, también recibe”. 85 En este
proverbio Salomón nos presenta el rostro de una generosidad audaz: Hay quienes
reparten, y les es añadido más ; que contrasta con la actitud del avaro,
caracterizada por la tacañería: y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero
vienen a pobreza.

Este proverbio presenta también unos resultados contrastantes en el


largo plazo: la actitud del avaro que lo lleva a estar solo y, finalmente,
experimentar la ruina, no sólo en lo económico, sino también, y sobre
todo, en lo emocional, espiritual y relacional. “Los avaros tratan de
hacerse ricos de la noche a la mañana, pero no se dan cuenta de que van
directo a la pobreza” 86 (Proverbios 28:22). Este hecho también lo subraya
Salomón en otro de sus libros. “Hay un mal doloroso que he visto debajo
del sol: las riquezas guardadas por sus dueños para su mal; las cuales se
pierden en malas ocupaciones, y a los hijos que engendraron, nada les
queda en la mano” 87 (Eclesiastés 5:13). Por el contrario, al generoso, de
actitud desprendida, que da y reparte con liberalidad, prospera, “ le es
añadido más ”. Literalmente “y el que da agua o riega, el mismo será
regado o saciado con agua”. No es un hecho casual que muchos de los
hombres con más dinero, se cuentan entre los hombres más filántropos,
como por ejemplo Bill Gates y Warren Buffett, por mencionar algunos.
La avaricia: deseo excesivo e insaciable
por poseer y acumular riquezas

La avaricia es el afán o deseo desordenado y excesivo de poseer y


adquirir riquezas para atesorarlas. En el avaro se aplica el dicho “bastante
nunca es suficiente”, porque quien ama el dinero, de dinero no se sacia;
quien ama las riquezas nunca cree tener suficiente. “El que ama el dinero,
no se saciará de dinero” 88 (Eclesiastés 5:10a).

La avaricia está fundada en una creencia de escasez, en una perspectiva


del mundo en el que la persona ve una cantidad finita y limitada de bienes,
recursos y oportunidades, por lo que debe acaparar y atesorar bienes y
recursos para enfrentar una eventual escasez.

El avaro piensa con mentalidad de escasez

El avaro tiene una filosofía de vida que comporta actitudes y


comportamientos de escasez. El avaro piensa con mentalidad de escasez.
Esta mentalidad se traduce en el paradigma que dice “en el mundo no hay
suficiente para todos”, de allí su tendencia a atesorar / acaparar. La
motivación del avaro es el miedo a la escasez.

Detrás de la avaricia hay una actitud de escasez que gobierna toda la


vida y se extiende no sólo al manejo económico del dinero y las
posesiones, sino que permea a toda la vida relacional. Al avaro no sólo le
cuesta compartir lo financiero – económico, sino también sus talentos, su
tiempo, sus habilidades, etcétera; asimismo le cuesta reconocer méritos,
oportunidades y beneficios para otros. Y no sólo con la competencia, sino
inclusive con quienes le ayudan a producir.
Esa mentalidad de escasez genera actitudes de envidia, dada su
tendencia a no reconocer valor en otros. Al avaro le disgusta el éxito y la
prosperidad de otros. Le es, además, difícil no caer en el terreno de las
comparaciones.

El avaro construye relaciones ganar (él / ella) – perder (el otro), por lo
que termina utilizando a las personas más que amarlas y valorarlas. La
persona avara tiende a ser una persona utilitaria.

El generoso piensa con mentalidad de abundancia

La filosofía de vida del generoso es, por el contrario, “en el mundo hay
mucho para todos”; de allí su tendencia a dar y repartir, contrario a la
actitud de acaparamiento del avaro.

El generoso tiene una actitud de dar, no sólo de sus bienes y


posesiones, sino también de sus talentos, habilidades, tiempo, etcétera.
Asimismo le es fácil ver – reconocer méritos, beneficios y oportunidades
para otros. El generoso se mueve con una orientación a la contribución. En
ese sentido, la persona generosa, al pensar con mentalidad de abundancia,
termina construyendo relaciones ganar- ganar.

El generoso opta por estimular el trabajo colaborativo para aumentar el


tamaño de la torta a repartir, y de esta forma incrementar los beneficios.
Para esto el generoso trabaja para mejorar la calidad y los beneficios de su
oferta (bienes y servicios). Un buen ejemplo de trabajo colaborativo con
mentalidad de abundancia es la forma como funcionan los negocios de
comida rápida, los cuales se agrupan en ferias de comida. Algunos
estudios revelan que juntas las diferentes marcas de comida rápida, logran
vender un 20% más que funcionando en forma individual y aislada.

La generosidad no perjudica al generoso, al contrario, aumenta sus


bienes. Eso es así porque se crece en la misma medida que se da. Cuando
da, se crea un mayor lugar adentro donde crecer, que termina generando un
mayor crecimiento también hacia afuera.
En el plano de los negocios esta actitud se ve recompensada por la
percepción favorable de la marca de un producto o empresa, y la
consideración positiva del entorno.

Por otra parte, la generosidad no está en contra de prácticas como el


ahorro, el guardar / almacenar en forma previsiva en tiempos de
abundancia, para enfrentar tiempos de escasez. Un ejemplo de esto es el
personaje bíblico José, quien durante el tiempo del imperio egipcio
aprovechó los 7 años de abundancia (vacas gordas), para sobrevivir
durante los siete años de sequía y escasez que reinó sobre la tierra.

Steven R. Covey (El 8vo Hábito) describe la mentalidad de abundancia


que acompaña al generoso de la siguiente manera: “Mentalidad de
abundancia, significa que, en lugar de ver la vida como una competición
con un solo ganador, se ve como un cuerno de la abundancia repleto de
oportunidades, recursos y riqueza cada vez mayores. Uno no se compara
con los demás y siente verdadera alegría por sus éxitos. Las personas con
mentalidad de escasez son resultado de una identidad basada en la
comparación y se sienten amenazadas por el éxito de los demás. Aunque
finjan y digan otra cosa, saben que les consume. Los poseedores de una
mentalidad de abundancia ven a sus competidores como uno de los
profesores más valorados e importantes”. 89

Diferencias comparativas generosidad vs avaricia

E N S E Ñ A N Z A S P A R A
E L L I D E R A Z G O
• Raíz de todo mal es el amor al dinero (1 Timoteo 6:10). 90
• Los líderes efectivos no tienen temor a dar de su conocimiento,
habilidades, experiencias, etcétera. Son movidos más bien por
el deseo de contribuir. Liderazgo tiene que ver con servir a
otros.
• La generosidad o la avaricia son un valor, un estilo de vida por
el que se opta.
• Mentalidad de abundancia: El éxito personal no implica el
fracaso de otros, ni el éxito de otros impide el éxito propio.
• En el universo rige la ley de la cosecha conforme a lo que se
siembra. Quien siembra generosidad, cosecha abundancia; pero
quien siembra avaricia, cosecha escasez. Esta ley aplica a todos
los órdenes de la vida: salud, trabajo, relaciones, negocios,
etcétera.
• El acaparamiento es comercio sin moral, y este es uno los siete
factores que, según Gandhi, terminará por destruir al hombre.
• La generosidad es inherente al crecimiento sostenible y rentable
de los negocios.

Pensamiento: Para aquel que desea liberarse de la avaricia, la


solución es la práctica continua de la generosidad.

APRENDIENDO A REFLEXIONAR
“El alma sin ciencia (conocimiento) no es buena, y el que se apresura
con los pies, peca (yerra)” 91 (Proverbios 19:2).

Otra versión dice (NVI): “El afán sin conocimiento no vale nada;
mucho yerra quien mucho corre”. 92 Actuar irreflexivamente, por impulso
– demuestra imprudencia; falta de sabiduría y de sentido común. La prisa
es madre del error. Las acciones que generan resultados positivos
requieren reflexión. Las ideas requieren de un tiempo de maduración,
antes de ponerlas en acción.

Este proverbio expone dos actitudes que debemos evitar si queremos


ser efectivos. En primer lugar, enfatiza que no es bueno hacer algo sin
conocimiento y sin preparación, sin la información necesaria - en
ignorancia. En segundo lugar, hacer algo en forma apresurada. Eso es
actuar en necedad: irreflexivamente. Sin dar el tiempo para madurar las
ideas y obtener una comprensión más profunda del asunto.

La característica que más se enfatiza en este proverbio, como muestra de sabiduría, es la


reflexión. Esta es una competencia indispensable en todo líder. La reflexión nos permite
aprender del pasado (mirada retrospectiva), pero también comprender mejor la situación
actual (mirada hacia adentro en el aquí y el ahora), a la vez que facilita aclarar - tener una
mejor perspectiva y percepción - del futuro (mirada prospectiva).

Este no es sólo un ejercicio intelectual, sino también emocional y


espiritual. Yo diría que envuelve toda la personalidad. Al respecto dice
Warren Bennis: “Lo que hacemos es el resultado directo no sólo de lo qué
y cómo pensamos, sino de qué y cómo sentimos”. 93

La reflexión favorece el desarrollo de la conciencia

Otro aspecto relacionado con la reflexión, es el efecto positivo que éste


propicia en el desarrollo de la conciencia. Y el desarrollo de la conciencia es
fundamental para el buen hacer. Dice John Whitmore que la conciencia conduce
a la habilidad. La conciencia me capacita. 94 La conciencia es una función
integradora que, desde una visión holística, organiza, direcciona, da sentido a los
conocimientos y vivencias, y permite reconocerse y experienciarse en la propia
realidad interna.

La conciencia permite una percepción más clara y una mayor


comprensión de la información y los hechos relevantes. En todo caso, uno
se apropia – instala – de lo que se es consciente, y se vive enajenado de lo
que no se es consciente. Uno hace suya la vida comprendiéndola y
tomando conciencia de ella. Por otra parte, uno logra maestría y dominio
de lo que se toma conciencia y se entiende.

El desarrollo de la conciencia, facilita la reflexión propia, y nos


posibilita:
• Autoposesión : se apropia de lo que se es consciente, y se vive
enajenado de lo que no se es consciente. “Uno hace suya la vida
entendiéndola y concienciándola”.
• Responsabilidad personal por los resultados, las conductas, los
cambios requeridos, los errores o aciertos cometidos.
• Autodominio: se logra maestría y dominio de aquello de lo que se
toma conciencia y se entiende. En relación con el liderazgo dicen
Kouzes y Posner: “El dominio del arte del liderazgo es el dominio de
uno mismo. El desarrollo del liderazgo es el desarrollo de uno
mismo”. 95
• Cambio personal: el cambio sólo es posible allí donde hay conciencia.
De lo contrario se vive rutinizado, en automático. No se puede
cambiar lo que no se conoce, lo que no se tiene concienciado. ¿Cómo
cambiar si ni siquiera se sabe qué se necesita cambiar?
• Congruencia : la congruencia es consecuencia de tomar contacto con la
realidad interior; y se conciencia la realidad de quién se es. Sin
conciencia propia no hay posibilidad de ser auténtico.
• Aprendizaje: se aprende lo que se hace conciencia. La conciencia
permite una percepción más clara y una mayor comprensión de la
información y los hechos relevantes.

La reflexión es una forma de hacer


consciente el aprendizaje

Por otra parte, la reflexión es una forma básica de aprender. Se aprende


de lo que se hace conciencia. ¿Y cómo hacer conciencia sin reflexión?
Sigmund Freud decía que el objetivo del análisis es hacer que lo
inconsciente se vuelva consciente. La reflexión es una fuente de
aprendizaje porque permite ir más al fondo del asunto, a la verdad de las
cosas; escudriñar en forma más intencional y enfocada.

La reflexión facilita la generación de dos frutos importantes en el


proceso de aprendizaje del liderazgo: la convicción y la resolución. Una
mayor conciencia se traduce en una mayor convicción: certeza y confianza
sobre lo que se tiene y quiere hacer. A su vez aporta resolución, en las dos
líneas de acción que sugiere Warren Bennis: “Una línea de acción que se
ha resuelto, y una explicación o solución. De esta forma la convicción y la
resolución que brotan de la reflexión dan paso a la acción estratégica”. 96

El valor de reflexionar sobre la propia experiencia

Por otra parte, el proceso de reflexión es esencial para convertir


nuestras experiencias y conocimientos en aprendizaje disponible para la
gestión de la vida. Es la forma de convertir todo lo que hemos acumulado
en la cabeza en experiencia comprensible y útil para la acción efectiva. Sin
reflexión la vida se convierte en una rutina poco provechosa. En este
sentido Sócrates dijo: “La vida no analizada no vale la pena vivirla”.
Concluimos con Roger Gould y Warren Bennis: “La reflexión nos permite
procesar nuestros sentimientos, entenderlos, resolver nuestros
interrogantes y seguir adelante con nuestro trabajo” 97 (Roger Gould).
La verdadera comprensión proviene de reflexionar sobre la experiencia.
Al respecto comenta Warren Bennis: “La experiencia que uno acumula es
la base para el resto de la vida, y esa base es sólida y firme en la medida
en que uno haya reflexionado sobre ella, la haya entendido y haya llegado
a una solución práctica” 98 .

La reflexión de la propia experiencia y del propio desempeño en el


ejercicio del liderazgo constituye la mayor fuente de aprendizaje para el
líder. Ese aprendizaje que resulta de reflexionar sobre su propia realidad
interna es la que le faculta para realizar los cambios requeridos para ser
más efectivo.

Crecer en liderazgo es crecer en autoconocimiento: conciencia de los


talentos y habilidades, de valores y paradigmas, de gestión emocional.
Ahora, el conocimiento de uno mismo sólo puede ser obtenido por uno
mismo, y ese proceso de aprendizaje requiere de reflexión. El
conocimiento de uno mismo no se puede tomar prestado de algún libro ni
recibir por transferencia de otra persona ni endosar a otro. Requiere una
revelación de uno mismo a uno mismo.

El valor de hacerse preguntas


que faciliten la reflexión propia
Para un líder reflexionar tienen que ver en parte con el proceso de
hacerse preguntas que provoquen la conciencia de sí mismo, en cuanto a
sueños, propósito, valores, vocaciones, talentos y habilidades, roles, entre
otros aspectos medulares, tales como (a modo de ejemplo): ¿Quién soy?
¿Hacia dónde quiero dirigirme? ¿Cuáles son mis talentos dominantes?
¿Cuáles son mis valores más fundamentales? ¿Qué estoy haciendo para
alinear mi desempeño a mis valores? ¿Cuáles son mis prioridades?
¿Avanzo con intencionalidad hacia una visión, según metas claras y
definidas? ¿Estoy enfocado en mi área de preocupación, o en mi área de
influencia?

E N S E Ñ A N Z A S P A R A
E L L I D E R A Z G O
• La reflexión precede a la toma de decisiones efectivas.
• La verdadera reflexión inspira, informa y, finalmente, exige
resolución. 99 (Warren Bennis)
• Actuar sin reflexionar es vivir en automático. Eso es
imprudencia y necedad.
• Actuar con premura e irreflexivamente conduce a muchos
errores.
• La congruencia en el líder es producto de tomar contacto con la
realidad interior, y eso no es posible sin reflexionar.
• La reflexión facilita el desarrollo de una perspectiva más
profunda y contextualizada de sí mismo, la organización que se
lidera y del entorno.
• Sólo aquello que comprendemos verdaderamente, se hace
nuestro; logramos apropiárnoslo. Nos apropiamos de nuestras
emociones, valores e ideas sólo cuando logramos una profunda
y verdadera comprensión. “Uno hace suya la vida
entendiéndola y concienciándola”.
• El verdadero liderazgo es resultante del autoconocimiento.
• Crecer en liderazgo implica madurar en la conciencia de la
propia interioridad, vale decir, tomar contacto con su propia
realidad interior: emociones, necesidades, valores, mapas,
etcétera.

• Los líderes se dirigen a sí mismos; pero la habilidad para


autodirigirse es precedida por la comprensión de sí mismo; y
esto no es posible sin la reflexión propia.
• Si no cultivamos el hábito de la reflexión sobre la propia
experiencia, podemos correr el riesgo de terminar siendo unos
extraños para nosotros mismos.

Pensamiento: Vivir sin reflexionar, es vivir ausente y enajenado


de sí mismo.

LIDERAZGO: DOMINIO PERSONAL


“Es mejor el que tarda en airarse que el fuerte; y el que domina
(gobernar, reinar, tener poder sobre) su espíritu, que el que conquista una
ciudad” 100 (Proverbios 16:32).

Salomón establece dos comparaciones contrastantes para resaltar la


importancia de la gestión emocional propia: autodominio, autogobierno,
autogerencia, para la generación de los logros y hazañas externas. Así,
mejor es el que gestiona - gobierna – con sabiduría sus emociones, como
por ejemplo la ira, que el fuerte y poderoso que puede someter a otros (“
más vale ser paciente que valiente…” 101 - Proverbios 16:32a) Mejor es el
hombre que gobierna sobre su espíritu y pasiones – que manifiesta
dominio propio – que el que conquista una cuidad. En la misma línea de
pensamiento complementa Proverbios 25:28: “Como ciudad sin defensa y
sin murallas es quien no sabe dominarse”. 102

Esta enseñanza del rey Salomón aplica mucho al liderazgo, ya que el


líder primero es líder de su propia vida. Para liderar a otros, primero se
necesita crecer en el liderazgo de sí mismo: liderazgo intrapersonal. Lao
Tze dijo: “Quien vence a los otros, es fuerte. Quien se vence a sí mismo,
es poderoso”. El filósofo Platón se suma a esta línea de pensamiento: “La
primera y gran victoria es conquistarse a uno mismo”. 103 A su vez, el
autor y consultor Stephen Covey dice que “las victorias privadas preceden
a las victorias públicas”. Todos estos pensadores apuntan a similar idea, y
es que el dominio del liderazgo es el dominio de uno mismo: de su
emocionalidad, de su carácter; de sus talentos, de sus habilidades, de sus
potencialidades. El desarrollo de liderazgo está asociado al desarrollo y
dominio personal: autogobierno, autogerencia, autoconocimiento,
autoaprendizaje. Lo cierto es que no hay calidad afuera sino hay calidad
adentro. No hay desempeño efectivo sino sobre la base del crecimiento
personal. Peter Senge lo subraya de la siguiente forma: “El dominio de
nuestra persona nos permite ser magistrales en lo que realizamos”. 104
El liderazgo se construye de adentro hacia afuera: desde el nivel
intrapersonal (mi relación conmigo mismo) se avanza al nivel
interpersonal (mis relaciones e interacciones con los demás), y de éste al
nivel organizacional (mi necesidad de organizar a las personas):
agruparlas, capacitarlas, compensarlas, construir equipos, resolver
problemas y crear una estructura, una estrategia y unos sistemas acordes a
ellos; y del nivel organizacional al nivel social (mi acción sobre un gran
conglomerado de gente).

Resultaría paradójico un líder pretendiendo liderar a otros, inspirar a


otros, guiar las vidas de otras personas, manejar el negocio de otros,
encaminar a sus seguidores hacia una visión organizacional, si él no es
dueño de sí mismo, si no es capaz de manejar y dirigir adecuadamente sus
emociones, si no está a cargo y se ha hecho responsable de su propia vida,
si no tiene su propia definición de visión y proyecto de vida. En tales
condiciones ¿cómo podrá liderar a otros?
La génesis del liderazgo se encuentra, pues, en el desarrollo y
crecimiento personal. El énfasis del líder en relación con el desarrollo de
su capacidad para liderar, es el desarrollo de su propio carácter. La
plataforma sobre la cual se lidera no son las técnicas o metodologías que
se puedan utilizar, sino el carácter. Al respecto dice John Adair: “El
liderazgo es más una cuestión de personalidad, temperamento, actitudes y
valores”. 105 Y John Maxwell lo complementa al decir: “Los líderes son
efectivos por lo que son interiormente; por las cualidades que los hacen
personas. Para llegar al más alto nivel de liderazgo, las personas tienen
que desarrollar esos rasgos interiormente”. 106 En esa misma tónica
agregan Kouzes y Posner: “Desarrollo de liderazgo es lo mismo que
desarrollo personal”. 107

Si el líder quiere crecer en su capacidad de liderazgo necesita trabajar a


fondo consigo mismo. Por eso, acertadamente, dicen Ken Blanchard y
Terry Waghorn: “Como líder, la principal relación que debes cultivar es
contigo mismo”. 108 Sin madurez de carácter no hay liderazgo efectivo.
Ahora, el desarrollo del carácter implica un proceso continuo, progresivo y
de maduración. No viene a través de la adopción de recetas fáciles y
rápidas – fórmulas prefabricadas. No hay soluciones o recetas instantáneas
(cursos, recetarios, fórmulas, nuevas técnicas, etcétera). Niveles de
liderazgo más altos demandan consecuentemente mayor dedicación al
proceso de madurar en carácter.

Cinco elementos clave que


requieren dominio personal

El dominio personal se extiende a varias esferas de la vida de un


individuo, de las cuales enfatizaremos cinco, que son cruciales en el
ejercicio del liderazgo: tiempo, talentos - habilidades, emociones, valores
y hábitos.

Tiempo: Sin dominar el tiempo no se puede pretender dominar nada


más, ni gestionar con efectividad ninguno de las otras esferas. El tiempo
es el factor más limitante.
Talentos – habilidades : La efectividad surge por el ejercicio de un rol
para el cual se cuenta con los talentos y habilidades para ejecutarlo. Sin el
desarrollo de nuestros talentos y habilidades, restamos en la ejecución
efectiva de nuestras tareas. Nuestro mejor desempeño está relacionado,
pues, con el área donde contamos con nuestros mejores argumentos, vale
decir, con los talentos y habilidades habilitados. Ahora, no basta con
identificar nuestros talentos y habilidades naturales, necesitamos, además,
convertirlos en fortalezas añadiéndoles conocimiento y destrezas
prácticas. La maestría surge del desarrollo de nuestros talentos y
habilidades.

Emociones: La gestión emocional madura es esencial para desarrollar


un carácter firme y congruente, factor esencial para lograr la estabilidad
necesaria para desarrollar talentos, habilidades, destrezas y hábitos de
efectividad. La estabilidad emocional es la plataforma sobre la que se
construye la gestión efectiva. Es necesario, entonces, desarrollar
inteligencia y dominio emocional, si queremos se efectivos en lo que
hacemos.

Valores: Sin la alineación con un sistema de valores que brinden


congruencia, sentido e identidad, es difícil que nuestras acciones sean
consistentes. Sin la alineación con los valores personales, perdemos el
sentido de las prioridades, además tendemos a desempoderarnos y
extraviarnos en nuestro quehacer diario. Los valores son una brújula
necesaria para orientarnos en nuestro desempeño. El buen desempeño está
relacionado con la habilidad de traducir los valores en acciones. Los
líderes necesitan clarificar sus valores, para poder alinear a éstos las
acciones, estrategias, metas, etcétera.

Hábitos: Los hábitos son el carácter real. Los hábitos regulan cerca de
90% de toda nuestra actividad diaria, por lo tanto, sin desarrollar hábitos
de efectividad personal, es difícil avanzar en la consecución de nuestras
metas y objetivos. El dominio de nosotros mismos es el dominio de
nuestros hábitos.

E N S E Ñ A N Z A S P A R A
E L L I D E R A Z G O
• La habilidad más importante que el líder necesita desarrollar es
el dominio de sí mismo, la gerencia de sí mismo.
• La efectividad en el liderazgo interpersonal, organizacional o
social está supeditado al desarrollo del liderazgo intrapersonal.
• La plataforma sobre la cual se construye la capacidad para el
liderazgo es el carácter.
• El desarrollo de disciplina es esencial en el ejercicio del
liderazgo.
• La estabilidad emocional que proviene de la gestión efectiva de
las emociones, es fundamental para el desarrollo de las
habilidades, los talentos y el potencial personal.

Pensamiento: La mínima expresión de gobierno, es


gobernarnos a nosotros mismos.

CUERPO SANO EN MENTE SANA


“El corazón apacible (tranquilo, sosegado) es vida de la carne; mas la
envidia (las pasiones) es carcoma (pudrición, decaimiento) de los huesos”
109
(Proverbios 14:30).

“No hay mejor medicina que tener pensamientos alegres. Cuando se


pierde el ánimo (aliento), todo el cuerpo se enferma” 110 (Proverbios
17:22).

El término hebreo para corazón apacible tiene el sentido de un corazón


de sanidad o salud. La persona que mantiene su corazón en paz, en calma;
sereno y sosegado, traduce ese estado emocional en salud para el cuerpo.
Este es el caso de un hombre que no siente ruido en su interior, que no se
desequilibra ni consume por las presiones del entorno. En esta actitud la
persona mantiene un clima emocional interno que favorece la salud, y la
enfermedad no lo devasta. Lo opuesto es un estado emocional de desazón e
intranquilidad; de ansiedad y estrés, que consume como carcoma de los
huesos. “ El corazón alegre constituye buen remedio; mas el espíritu triste
(roto, quebrantado) seca los huesos” 111 (Proverbios 17:22).

A su vez, un corazón, por ejemplo, con una emoción tóxica como la


envidia, tiene consecuencias negativas en la salud. Envidia significa una
ambición desmedida, que se relaciona con celo, tristeza o pesar por el bien
ajeno. La envidia roba la tranquilidad y la paz propia. Esta actitud en el
corazón carcome (corroe, pudre) el cuerpo. La expresión carcoma de los
huesos podría referirse a un proceso de artritis u osteoporosis; aún podría
referirse a la médula ósea donde se producen los componentes del sistema
inmune, el cual puede verse comprometido.

Otro proverbio que ilustra el impacto de las emociones sobre la salud


es Proverbios 13:12: “La esperanza que se demora (frustrada) es tormento
(aflicción) del corazón; pero árbol de vida es el deseo cumplido”. 112 El
sentido es que “la esperanza postergada debilita el corazón, lo hace
enfermo”. Las desilusiones y frustraciones que se experimentan al no
poder satisfacer las necesidades, sueños y metas tienen el potencial de
enfermar, sino se manejan apropiadamente.

Para tener una mejor comprensión de estos proverbios, es importante


entender que la palabra corazón, no se refiere expresamente al musculo
cardiaco, sino al alma del hombre, a su personalidad: pensamientos,
emociones y voluntad. El corazón representa el yo mismo del hombre; su
identidad, su vida propia, la conciencia de sí mismo.

Cuerpo sano en mente sana

Hay un dicho que reza: “mente sana en cuerpo sano”; pero creo que
sería más apropiado decir “cuerpo sano en mente sana”. La forma como
pensamos afecta nuestras actitudes, y estas juegan un papel importante en
nuestra salud: en la adquisición, o desarrollo, o curación de la enfermedad.
Ciertamente hay una estrecha relación entre el ánimo y la salud. El ánimo
es la más sana medicina. La expresión no hay mejor medicina que un
corazón alegre 113 ( Proverbios 17:22), subraya el valor de la actitud
positiva y la salud emocional en el cultivo de la salud física, o en el
restablecimiento de ella. El rey Salomón dijo: “El ánimo del hombre
soportará su enfermedad; mas ¿quién soportará al ánimo angustiado
(quebrantado, afligido, herido)?” 114 (Proverbios 18:14). El buen ánimo es
capaz de soportar o sobrevivir una enfermedad; pero cuando se pierde el
ánimo, el optimismo y la esperanza, y se da lugar al desánimo y la
ansiedad, el organismo acusa el golpe, y la salud se deteriora.

La gestión emocional juega


un papel vital en la salud

Son muchas las investigaciones que demuestran que existe una relación
directa entre las emociones y la salud. Las emociones tienen un impacto
importante en el funcionamiento corporal, y en el desarrollo de muchas
enfermedades. Las emociones son fundamentales para el estado de salud.
Algunos estudios determinan que el sistema nervioso central y el sistema
inmunológico se comunican, esto quiere decir que las emociones y el
cuerpo no están separados sino muy interrelacionados.

Hoy se habla de la conexión psicosomática: relación entre factores


psicológicos y ciertas patologías. Es así como la ansiedad, el estrés y la
depresión están en la base de muchas enfermedades. Muchos trastornos
físicos están asociados con ciertos estados emocionales específicos. Eso es
así porque no hay una separación entre la mente y el cuerpo. Ambas
dimensiones están íntimamente interconectadas. Lo que sientes
emocionalmente se convierte en lo que sientes físicamente. Al respecto
comenta el Dr. John Sarno:”Uno no puede estudiar la patología de las
enfermedades humanas sin tomar en cuenta el papel de la psique…
Descuidar esta dimensión es una omisión tan grande como ignorar el papel
de los microorganismos en una enfermedad”. 115

Mucho del enfoque médico está orientado a ver la enfermedad desde el


punto de vista meramente somático, sin considerar la relación mente –
cuerpo. Este enfoque obedece a una visión dualista de la naturaleza
humana, en la que mente y cuerpo se ven como dos realidades separadas y
con baja interconexión. Bajo este paradigma cuando la medicina actúa
para tratar las enfermedades, no busca eliminar la enfermedad sino los
síntomas. Prefiere matar al mensajero (síntomas) antes que escucharlo.
Ataca los síntomas cortando (cirugía), envenenando el cuerpo (drogas,
quimioterapia), quemando el cuerpo (radioterapia), produciendo alivio
temporal (masajes, fisioterapia, drenaje linfático), curando temporalmente
a través de fármacos; pero eso no hace desaparecer el conflicto (fuente de
la enfermedad). Yo llamaría este paradigma médico “medicina de
enfermedad.

Pero “la medicina está empezando a considerar que el origen de la


enfermedad no puede ser debatido sin tener en cuenta el modo de vida, la
dieta, el entorno social, el medio ambiente, pero también – y quizás
incluso en mayor medida – la conciencia y las emociones del paciente” 116
(Marc Ian Barasch). Cada vez más la medicina está ganada a la idea de
reconocer la influencia que ejercen la mente y las emociones en el estado
de salud o enfermedad de un individuo.

¿Qué es la salud?

Muchos definen la salud como la ausencia de enfermedad, o más bien


la ausencia de síntomas evidentes. Esta es una definición demasiado
estrecha. Según la OMS, la salud es “el estado de completo bienestar
físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o
enfermedades”. 117 Aún esta definición es limitada; sin embargo, nos
permite algunas consideraciones importantes en cuanto a su alcance y
limitaciones:

• La salud es una condición de bienestar integral, que va más allá de lo


meramente físico, abarcando lo emocional, lo espiritual, lo intelectual
y lo social.
• La OMS presenta la salud como una posesión estática, más que como
un estado dinámico; pero la salud es un proceso cambiante que
evoluciona.

Creo que una definición más provechosa en el largo plazo, debería


incluir un enfoque más holístico – ecológico. Esto impone una perspectiva
más integral, desde un contexto bio – psico – social. Esta perspectiva no
desecha los métodos y enfoques de la medicina tradicional, con sus ramas
de especialización. Más bien abre el compás para la inclusión del estudio
de la relación mente – cuerpo en lo concerniente a la salud y la
enfermedad. La idea es lograr una comprensión más profunda de nosotros
mismos, como vía para desempeñar un rol más protagónico en la meta de
avanzar hacia nuestro propio bienestar.

Sería más apropiado definir la salud como el estado bienestar de que


disfruta la persona, y en el que ejerce en forma integral y armónica –
equilibrada todas sus funciones. La enfermedad a su vez puede ser
considerada como la alteración de salud. Este proceso de pérdida del
bienestar y de la armonía en las funciones del organismo, no sólo ocurre
en lo somático, sino que se manifiesta, aun en forma precedente, en lo
psicológico. En el cuerpo se manifiestan los cambios de desarmonía que
primero han ocurrido en nuestra mente (pensamientos y emociones). Los
síntomas en el cuerpo son expresiones de la incongruencia, desarmonía y
desequilibrio que ocurre en nuestra psiquis. La enfermedad no es, pues,
“un fenómeno que le ocurre a nuestro cuerpo”, sino una condición de ser.
Es más apropiado, entonces, hablar de persona enferma que de enfermedad
en el cuerpo. En ese sentido, Hipócrates decía: Preferiría saber qué clase
de persona tiene una enfermedad, a qué clase de enfermedad tiene una
persona”. Es necesario, entonces, hacer más hincapié en la persona que
tiene una enfermedad, que en la enfermedad misma. Todo lo contrario del
modelo biomédico actual que pone un mayor énfasis en la enfermedad.

Impacto de las actitudes


propias sobre la vida de otros

Por otra parte, las palabras y estilo de interacción con que nos
conducimos con otros, genera un impacto importante en la actitud y salud
de otras personas. El rey Salomón lo expresa de la siguiente manera:
“Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina para
los huesos” 118 (Proverbios 16:24).

Con nuestras palabras y forma de interacción podemos generar un


efecto de resonancia o de disonancia sobre nuestro interlocutor. Esto es así
porque el sistema límbico (centro cerebral que regula las emociones),
constituye un sistema abierto, lo que quiere decir que es influenciado por
el tipo de relaciones que establecemos con los demás; no se autoregula
internamente como otros sistemas del cuerpo. Su regulación no es
intrapersonal, sino interpersonal. Daniel Goleman dice que “la interacción
con otros transmite señales que pueden llegar a modificar la tasa
hormonal, las funciones cardiovasculares, el ciclo del sueño y hasta el
sistema inmunológico de otra persona”. 119 Nuestro desempeño emocional
tiene un impacto en las personas con las que interactuamos. Las
emociones son contagiosas, de modo que nuestra expresión emocional,
como líderes, puede dar lugar a la resonancia o a la disonancia. De allí la
necesidad de desarrollar inteligencia emocional para gestionar las
relaciones en forma más efectiva.

¿Con qué pensamientos alimentas tu mente? Con lo que alimentas tu


mente, afectas tu ánimo. Si son pensamientos alegres, entonces estos
actuarán como medicina para tu cuerpo; pero si son de pesimismo,
negatividad, de expectativas catastróficas, la salud se resentirá, como
consecuencia de dar lugar a la ansiedad y el estrés. Henry David Thoreau
decía: Mide tu salud por la simpatía con que miras la mañana y la
primavera.

E N S E Ñ A N Z A S P A R A
E L L I D E R A Z G O

• Los líderes necesitan desarrollar una comprensión más integral


de su propia salud y la de sus colaboradores, que abarque no
sólo la consideración de los aspectos ambientales y los hábitos
de vida (alimentación, ejercitación), sino también la gestión
emocional.
• La enfermedad es un mensaje del cuerpo que nos alerta que
estamos viviendo en conflicto: conflicto entre la psique y el
cuerpo.
• Cuando nuestra vida no está fluyendo con congruencia, hay una
sabiduría innata en nuestro cuerpo para expresar nuestras
necesidades insatisfechas, conflictos latentes, emociones
reprimidas, etcétera, a través de los síntomas del cuerpo.
• Cuando nuestro cuerpo nos envía síntomas de una enfermedad,
es que existe una ruptura en el organismo como sistema total.
Dice Peggy Phoenix Dubro: “La enfermedad es la prueba de
que mi ego está en guerra contra mi alma, y mi cuerpo es el
campo de batalla”. 120
• Sin negar la existencia de factores externos como virus y
bacterias, condiciones ambientales desfavorables, alimentación
inadecuada, factores genéticos y orgánicos, etcétera que
influyen en el desarrollo de la enfermedad; ésta, en buena
medida, es expresión de procesos mentales y emocionales. Si
bien no podemos atribuir todas las enfermedades a procesos
psíquicos, éstos juegan un papel importante en su génesis y
mantenimiento.

• El equilibrio en el desarrollo de la vida de un líder es


fundamental para su efectividad. Ese equilibrio abarca el
trabajo, la familia, el crecimiento personal, la vida social –
relacional y, por supuesto, la salud.

Pensamiento: ¿Con qué pensamientos alimentas tu mente?


Con lo que alimentas tu mente, afectas tu ánimo.

ESTABLECIENDO
PRIMERO LO PRIMERO
“Prepara tus labores fuera, y disponlas en tus campos, y después
edificarás tu casa” 121 (Proverbios 24:27).

Este proverbio dice que planear debe tener prioridad sobre las
comodidades. “Prepara tus labores fuera, y disponlas en tus campos, y
después edificarás tu casa” 122 (Proverbios 24:27). Salomón argumenta
que primero debes invertir en tu negocio y luego en tu casa. A diferencia
de lo que piensan muchas personas: primero casa, y luego negocio. El
negocio es el que aporta la riqueza; la casa, por el contrario, consume
recursos.

Sacrifica hoy para el mañana

¿Seguridad o libertad financiera? ¿Comodidad o previsión para el


futuro? La mayor parte de la gente prefiere adquirir una casa primero,
porque tienen temor de quedarse sin un lugar en donde vivir; pero si
queremos maximizar la capacidad de generación de dinero, necesitamos
perder el miedo a invertir, o bien, con todo y éste hacerlo.

Se nos ha enseñado que tener una casa propia es prioridad en la vida,


porque al lograrlo, entonces, conseguimos seguridad para nuestra familia.
Es como decir “la casa me da estabilidad y certidumbre”; pero ese
paradigma no es del todo cierto, porque la seguridad viene más bien de las
relaciones correctas entre los miembros de la familia; y financieramente,
la seguridad económica viene de las inversiones que meten dinero en el
bolsillo. Muchas veces, la seguridad buscada es una respuesta al miedo
que inspira una situación dada, como “no tener un techo propio”.

Lo que ocurre con mucha frecuencia es que al priorizar la adquisición


de una casa, mucha gente invierte (se endeuda en forma importante) para
obtener dicha casa. Algunos inclusive comprometen su tiempo y
generación futura de ingresos al contraer una hipoteca de largo plazo, lo
que deja poco dinero que pueda destinarse a la inversión: acción
multiplicadora. El tema es que muchos de los que tienen sus casas hoy,
tienen juntamente con ella el peso de mantenerla (reparaciones, cuidado);
y esa casa se convierte en un pasivo: algo que saca dinero del bolsillo. Los
activos, por el contrario, ponen dinero en el bolsillo.

Muchos han tenido la idea de tener su negocio propio, pero nunca


llegan a iniciarlo. La razón, en ocasiones, es que han invertido todo su
dinero en una casa. Piensan que invertir en un negocio es un riesgo y por
eso nunca se atreven a iniciar uno; pero acaso ¿comprar una casa no es un
riesgo? Si la compran en una mala ubicación, puede perder su valor
inicial. Una recesión económica igual puede hacer que pierda su valor. Por
otra parte, en una época de crisis, no pueden tomar esa casa y venderla en
partes. Por otro lado, hay quienes compran la casa a crédito pagando altos
intereses, sin darse cuenta que ahorrando ese dinero por el tiempo que
pagaron la deuda, podrían haber adquirido una mejor. Una casa no
representa una inversión con efecto multiplicador.

Una verdadera inversión (activo) produce ganancias, y una casa lo que


produce es deudas y costos de mantenimiento. Ahora, no me
malinterprete, tener una casa es bueno, pero lo que quiero expresar, basado
en las enseñanzas de Salomón, es que prioricemos nuestras inversiones,
dando jerarquía a todo lo que pueda darnos ganancias, por ejemplo: un
negocio propio, y ese negocio nos proveerá para comprar la casa y poder
mantenerla sin ningún problema. Lo que hay que revisar no es lo adecuado
de comprar una casa, sino el orden para hacer las inversiones.

Salomón nos expone un principio: “invierte primero en aquello que


genera un efecto multiplicador, y que luego servirá de base para adquirir
otras cosas necesarias”. Si tú, por ejemplo, eres un profesional, invierte
primeramente en tu capacitación y aprendizaje, porque tú te ganas la vida
con lo que sabes. Al incrementar y actualizar tus conocimientos, tú valor
crecerá, y te habilitarás de esa forma para producir a niveles más altos. Si
eres un empresario, invertir en la gente debería tener prioridad sobre áreas.
Asimismo, se requiere, según el tipo de negocio, identificar cuáles son los
factores clave que generan valor agregado al negocio, para invertir con
prioridad en ellos, desfasando las inversiones en aquellas áreas que no son
medulares.
En este sentido, la premisa del rey Salomón es primero invierte en
aquello que tiene el potencial de generar un efecto multiplicador, aquello
que a la larga se convierte verdaderamente en un activo, es decir, aquello
que tiene el potencial de meter dinero en el bolsillo. Este tipo de
inversiones, tienen la capacidad de generar los recursos para adquirir
comodidades, tales como casa, vehículo, etcétera.

La efectividad está asociada


a la capacidad de vivir por prioridades

Otra enseñanza que se puede extrapolar del proverbio (24:27) “Prepara


tus labores fuera, y disponlas en tus campos, y después edificarás tu
casa”, es la necesidad de establecer prioridades en todo lo que hacemos,
no sólo a la hora de invertir. La efectividad personal y organizacional tiene
mucho que ver con la capacidad para definir y accionar con base a
prioridades. Sin prioridades es difícil enfocar un esfuerzo y lograr
resultados importantes en el largo plazo. El éxito en la vida reside en saber
equilibrar nuestras prioridades y aprender a colocarlas en orden de
importancia.

Cuando no somos capaces de definir y organizar nuestra vida con base


a prioridades, corremos el riesgo de dispersarnos, desenfocarnos, perder
equilibrio y efectividad en lo que hacemos. Podemos, además, malgastar
nuestro tiempo en atender urgencias; peor aún desarrollar un desempeño
orientado a apagar fuegos.

Necesitamos, entonces, establecer un orden de prioridades, y aprender a


equilibrar nuestras actividades, lo cual requiere aprender a integrar las
diferentes áreas y roles en nuestra vida.

Nuestras prioridades giran alrededor de nuestros roles en cada una de


las áreas fundamentales de nuestra vida: trabajo, salud, negocios, familia,
relaciones sociales, etcétera. Estos roles, en muchos casos, están en
desequilibrio. Puede que dediquemos muchas horas al día a nuestra
actividad laboral, y descuidemos nuestro rol de esposo (a) o padre / madre.
A veces nos agotamos trabajando tanto al punto de descuidar nuestra
salud. Otras veces nos enfocamos tanto en nuestra familia, que perdemos
de vista las personas que están a nuestro alrededor. A veces perdemos el
sentido de proporción y equilibrio. Una manera de equilibrar nuestros
roles es estableciendo metas específicas para cada rol de la vida, cuidando
de balancear cada rol.

El precio de no poder definir prioridades con objetivos claros y metas


específicas es desenfocarse y desempoderarse. Sin prioridades no hay
enfoque, y sin enfoque no hay poder personal para la acción. Sin objetivos
claros no se puede enfocar la energía (atención, esfuerzo, tiempo,
etcétera). Sin prioridades el poder se disipa, o peor aún, se estanca, por
carecer de una dirección en la qué encauzarse.

Por el contrario, cuando tenemos prioridades definidas y jerarquizadas


nos empoderamos, inspiramos, energizamos y movilizamos a la acción
con todos los recursos internos que poseemos. Las prioridades brindan
enfoque y éste brinda un cauce para que el poder personal se exprese.

Necesitamos, pues, desarrollar la disciplina de ordenar nuestras prioridades


por orden de importancia, y definir qué roles y áreas son los más importantes en
nuestra vida, y luego alinear nuestro tiempo, recursos y energía, con esas áreas y
roles que hemos definido como prioritarias. Esa es la única forma de construir
efectividad en nuestro desempeño.
Gratificación diferida

Otro principio que se desprende de este proverbio (24:27), es el de la


gratificación diferida: la capacidad de posponer el placer y la comodidad,
con el fin de obtener metas y objetivos a más largo plazo. “Prepara tus
labores fuera, y disponlas en tus campos, y después edificarás tu casa”.
Esto requiere autodisciplina para lograr posponer la gratificación
inmediata por nuestras acciones. ¿Cuántas veces en el trabajo queremos
casi que se nos pague inmediatamente después de un trabajo? O ¿al
emprender y poner un nuevo negocio queremos recuperar nuestra
inversión y generar ganancias desde el inicio?; pero un factor clave para
alcanzar el éxito es entender que las mejores gratificaciones las
conseguiremos después de determinado período de espera, una vez que los
cosas maduren.
E N S E Ñ A N Z A S P A R A
E L L I D E R A Z G O

• “Lo que importa más nunca debe estar a merced de lo que


importa menos” (Goethe).
• “Procure tener claras las prioridades y mantenga al día la lista de
urgencias”. 123 Lee Iacocca
• Cuando el líder es capaz de definir prioridades, entonces
dispone de una brújula que direccione y encauce su poder
personal.
• Tener prioridades es el mejor antídoto para liberarse de la tiranía
de lo urgente.
• Las prioridades definidas en metas y objetivos claros permiten
organizar las acciones y recursos para ser efectivos.
• Sin prioridades los líderes terminan desempoderados y
desenfocados.
• Un sistema de prioridades jerarquizadas garantiza un desempeño
equilibrado y efectivo.

Pensamiento: Poner primero lo primero constituye un acto


esencial en la vida.124 Stephen Covey

EL VALOR DE VIVIR
UNA VIDA EQUILIBRADA
“Más vale un puño lleno con descanso, que ambos puños llenos con
trabajo y aflicción de espíritu. Yo me volví otra vez, y vi vanidad debajo
del sol. Está un hombre solo y sin sucesor, que no tiene hijo ni hermano;
pero nunca cesa de trabajar, ni sus ojos se sacian de sus riquezas, ni se
pregunta: ¿Para quién trabajo yo, y defraudo mi alma del bien? También
esto es vanidad, y duro trabajo” 125 (Eclesiastés 4:6-8).

El personaje del que comenta Salomón en este pasaje trabaja


compulsivamente sin cesar, con afán, con la motivación central de
acumular riquezas. Así ocurre con muchas personas que viven para
trabajar. Hay gente que trabaja y hay gente que se explota / oprime a sí
misma. También hay gente cuya motivación esencial en la vida es el
dinero y las posesiones materiales; no reconocen otras manifestaciones de
la prosperidad y la riqueza, pero la verdadera prosperidad es integral:
incluye lo financiero, lo relacional, lo espiritual, la funcionalidad
emocional, el desarrollo intelectual, la salud, entre otras áreas. Lo que
constituye la gran riqueza no está asociada exclusivamente al dinero. Se
trata más bien de una actitud de satisfacción y plenitud, y de una condición
de bienestar y contentamiento por la vida. Esto no quiere decir que el
dinero sea malo; o que quienes lo posean sean malvados.

La clave está en funcionar de manera balanceada. Vivir con equilibrio


es la única vida sustentable. Cuando no hay equilibrio la vida se vuelve
disfuncional. El arte de vivir con sabiduría es el arte de vivir con balance.

Existen varias características que resaltan de este personaje con el cual


el rey Salomón ilustra una persona sin equilibrio en la vida:

Desequilibro en la atención de sus áreas vitales (familia, relaciones,


salud, trabajo, etcétera): el personaje de este proverbio vive para trabajar
y con el objetivo de acumular riquezas, por lo que desatiende sus otras
áreas vitales. Esta persona carece de equilibrio en su vida, lo que lo
convierte en una persona disfuncional. Mi concepto de una personal
funcional es aquella que es capaz de hacer que todo lo que es
(sentimientos, emociones y voluntad) y todo lo que hace (roles) funcione
de manera equilibrada. Asimismo, disfuncionalidad es la incapacidad de
lograr que todo lo que la persona es y hace funcione de manera equilibrada
y armónica.
El equilibrio de roles (padre- madre, hijo (a), trabajador (a), esposo (a),
miembro de una comunidad, ciudadano de un país, etcétera), así como el
equilibrio en las diferentes áreas de la vida: trabajo, salud, familia,
relaciones sociales, desarrollo personal, etcétera, es un indicador de la
madurez y salud psicológica de una persona.

Como consecuencia de su enfoque excesivo en el trabajo, esta persona


manifiesta una incapacidad para establecer prioridades en el contexto de la
integralidad de la vida. “La vida solo es trabajo”.

Incapacidad para relajarse y saciarse : Este hombre experimenta


tendencias compulsivas hacia el trabajo, que se manifiestan en su
dificultad para relajarse después de trabajar. No hay tiempo para el
esparcimiento, el ocio y la recreación, ni siquiera para el descanso. No
tiene tiempo para disfrutar del fruto de su trabajo. Este hombre nunca cesa
de trabajar , violando un principio básico: el hombre necesita disfrutar del
fruto de su trabajo, de lo contrario el trabajo se convierte en una carga –
obligación, tal como lo expresa el rey Salomón: “Esto es lo que yo he visto
que es bueno y conveniente: comer, beber y gozarse uno de todo el trabajo
en que se afana bajo el sol en los contados días de la vida que Dios le ha
dado; porque ésta es su recompensa” 126 (Eclesiastés 5:18). “He visto que
no hay nada mejor para el hombre que gozarse en sus obras, porque ésa es
su suerte. Porque ¿quién le hará ver lo que ha de suceder después de él?”
(Eclesiastés 3:22). De nada sirve la abundancia si no se la puede disfrutar;
por eso dice salomón: “Más vale un puño lleno con descanso, que ambos
puños llenos con trabajo y aflicción de espíritu”. 127

Este personaje no entiende que el trabajo no es un fin en sí mismo. Es,


por una parte, un medio para la autoexpresión creativa, la satisfacción y el
crecimiento personal; y por la otra, un medio para la generación del
sustento. No un simple instrumento para la acumulación de riquezas y de
posesiones materiales. Bajo esa óptica no se disfruta ni se beneficia de la
prosperidad financiera, las cuales no son capaces de saciarle ni satisfacerle
(incapacidad de saciarse), ya que el dinero no es, por sí mismo, un valor
agregado que genere satisfacción por la vida. Al respecto dice Salomón:
“El que ama el dinero no se saciará de dinero, y el que ama la abundancia
no se saciará de ganancias. También esto es vanidad” 128
(Eclesiastés
5:10).

Dificultad para trabajar en equipo: Es probable, además, que el


perfil laboral de este hombre sea el de un jefe controlador - explotador,
enfocado más en la tareas que en las personas, lo que genera mucha
desmotivación a su alrededor. Esa tendencia controladora se manifiesta
seguramente en incapacidad para delegar tareas entre los colaboradores, y
hacer equipos de trabajo; prefiere trabajar solo. No tiene ni familiares, ni
socios que le ayuden con el negocio, ni tampoco busca ni desea ayuda,
pues no quiere compartir las ganancias con nadie.

A este hombre le cuesta trabajar en equipo. De allí la recomendación


implícita del rey Salomón: “Mejores son dos que uno; porque tienen
mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su
compañero; pero !ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que
lo levante. También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente;
mas ¿cómo se calentará uno solo? Y si alguno prevaleciere contra uno,
dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto” 129
(Eclesiastés 4:9-12).

Falta de descanso: No hay pausa, ni vacaciones, ni tiempo para


descansar: el trabajo es su vida, le absorbe por completo. Este hombre no
conoce la moderación. Y si se tomara un descanso o una pausa es probable
que experimente culpabilidad. Muy seguramente este personaje debe
padecer de mucho estrés y ansiedad. El trabajar duro pero con egoísmo o
sin sentido de la proporción hace que se pierda la paz.

Adicción al trabajo: Salomón nos dice que este hombre nunca cesa de
trabajar. Este hombre tiene una adicción al trabajo; ha hecho de su
actividad laboral el núcleo central de su vida, hasta el punto de desdeñar
otras actividades y de no ser capaz de tener otros intereses. La adicción al
trabajo se define como la implicación excesiva y progresiva de la persona
en su actividad laboral, sin control ni límite, y en abandono de otras
actividades e intereses. Este exceso de implicación no se explica por
necesidades laborales objetivas, sino por necesidad psicológica de la
persona afectada.
Ser trabajador es una virtud, pero serlo en exceso y tener un elevado
compromiso con un negocio, empresa o actividad laboral puede dar lugar a
la adicción al trabajo y, por tanto, a un riesgo psicosocial.

Por otra parte, como lo demuestran las estadísticas de algunos de los


países con los mejores indicadores de productividad del mundo, las
jornadas de trabajo menores a 48 horas semanales generan más
productividad y efectividad laboral. Entre estos países están Finlandia,
Noruega, Alemania, Inglaterra y Dinamarca, que tienen economías sólidas
y altamente productivas. La experiencia laboral en estos países dice que,
contrario a lo que se piensa, trabajar el tiempo adecuado contribuye más a
la productividad que trabajar tiempo extra.

Actitud de avaricia: A este hombre lo mueve la codicia, más que el


deseo de aportar valor a otros, o generar desarrollo a través de un rol o
actividad. Este personaje está atrapado en la carrera de la codicia.

Incapacidad para crear y sostener relaciones significativas: Está un


hombre solo y sin sucesor, que no tiene hijo ni hermano , es el resultado de
enfocarse en forma adictiva en el trabajo y en la acumulación de riqueza.
Este hombre tiene una inclinación exclusiva hacia las tareas, obviando a
las personas; por lo que carece de nexos personales significativos. Este
hombre, además, no tiene ni cónyuge, ni hijos a los cuales legar el fruto de
su trabajo. No se ha dado tiempo para construir una familia, o desarrollar
amistades.

Un llamado al equilibrio

“Más vale un puño lleno con descanso, que ambos puños llenos con
trabajo y aflicción de espíritu. Yo me volví otra vez, y vi vanidad debajo
del sol. Está un hombre solo y sin sucesor, que no tiene hijo ni hermano;
pero nunca cesa de trabajar, ni sus ojos se sacian de sus riquezas, ni se
pregunta: ¿Para quién trabajo yo, y defraudo mi alma del bien? También
esto es vanidad, y duro trabajo” 130 (Eclesiastés 4:6-8).
El problema central de este personaje que narra el proverbio es la
asociación de la riqueza y la prosperidad a la acumulación de bienes
materiales, como fuente de satisfacción de necesidades. Esta creencia se
evidencia en su fijación exclusiva en la generación de posesiones
materiales. Sin embargo, existen otras formas de medir la riqueza, tales
como: disponer de tiempo para emplearlo con libertad, lograr realización
personal, desarrollar relaciones significativas, lograr bienestar emocional
– espiritual, entre otras.

“Más vale un puño lleno con descanso, que ambos puños llenos con
trabajo y aflicción de espíritu”, es un llamado al equilibrio; a vivir una
vida balanceada. Ser productivo en el trabajo, pero también tomarse el
tiempo para descansar, disfrutar del fruto del trabajo, crear relaciones,
entre otros. El equilibrio es fundamental para experimentar una vida plena,
en la que se integren trabajo, relaciones, salud, etcétera. Este equilibrio se
traduce, en el contexto del proverbio citado, no trabajar en forma
frenética, pero tampoco evadir las responsabilidades. Es duro carecer de lo
necesario, pero también es contraproducente, por avaricia, carecer de
calidad de vida.

Si tener altas ganancias supone perder la paz, la salud y aún las


relaciones significativas, entonces, no vale la pena trabajar en forma
desmesurada. La persona avara cree que el dinero le dará la tranquilidad,
pero tristemente al trabajar de esa forma frenética y sin medida, no tiene
tiempo para disfrutarla. El equilibrio está en trabajar esforzadamente, pero
con mesura y dando lugar al descanso y al disfrute del fruto del trabajo.

¿Mantengo todas las áreas vitales


de mi vida en equilibrio ?

El éxito debe ser balanceado. Usted no puede considerarse una persona


exitosa solo sí su empresa marcha de maravilla, pero su familia es un
fracaso o su salud es un desastre. Necesitamos recuperar el equilibrio en
nuestras vidas. Esto se consigue integrando nuestra vida. La clave para
equilibrar nuestras prioridades radica en aprender a integrar nuestra vida.
Una vida fragmentada es una vida disfuncional y poco efectiva. Si no
logramos integrar todas las áreas de nuestra vida, viviremos en forma
incompleta y con insatisfacción permanente.

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• La sabiduría deriva del equilibrio.
• El equilibrio es lo que nos otorga flexibilidad.
• La efectividad personal y organizacional requiere del desarrollo
de la flexibilidad y equilibrio entre necesidades, fines, medios,
responsabilidades, etcétera.
• El dinero puede traer libertad financiera a nuestra vida, y con
ella libertad en muchas áreas; pero paradójicamente puede ser
un amo duro y esclavizador.
• “Raíz de todos los males es el amor al dinero” (1Timoteo 6:10).
131

• Si no tenemos equilibrio en nuestras vidas y no vivimos por


prioridades, viviremos en un estado de preocupación, en el que
no podemos ser productivos ni efectivos. Viviremos afanados,
cansados, desgastados, pero no felices y realizados.
• La consecuencia del afán crónico por las riquezas es una vida
fragmentada, una vida disfuncional, y cargada de estrés.

Pensamiento: El éxito en la vida reside en saber equilibrar


nuestras prioridades y vivir una vida integrada.

MANTENIENDO HABILITADO
EL PUENTE DE MANDO
“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la
vida” 132 (Proverbios 4:23).
En el corazón está la torre de comando – el timón del barco. Ahora, si
el puente de mando está desorganizado, sobreviene el colapso a todo el
barco, vale decir, a toda la vida del hombre. En el puente de mando debe
haber claridad y congruencia, definiciones claras y propias, que
mantengan en orden el mundo interior, base para el despliegue exterior
efectivo, y la garantía de que la nave se mueva impulsada por los
designios internos (necesidades, emociones, valores, etcétera), y no ser
moldeados por factores externos ajenos (modas, ideologías, filosofías,
estilos de vida del entorno).

De la conexión con el mundo interno, proviene la energía, la


convicción y la congruencia para lidiar con las circunstancias y
situaciones del entorno.

Poniendo en orden mi mundo interior

Una de las disciplinas más clave para la gestión efectiva de una


persona, es aprender a poner en orden su mundo interior. Si adentro hay
caos, afuera habrá caos.

Si no ponemos orden en nuestro fuero interior, donde se forja nuestra


autoestima, de donde proceden los motivos, los valores, y desde donde
tomamos nuestras decisiones, nuestra vida irá a la deriva, en automático;
será además gobernada por los dictámenes del entorno.

La organización interna es la base del éxito personal, por eso decimos


que es en nuestro interior donde libramos las más grandes y decisivas
batallas, como lo expresa el autor S. Covey: “Las victorias privadas
preceden a las victorias públicas”. 133 Detrás de cada forma externa hay un
poder interno. Las formas o estructuras externas siempre son generadas
por un poder interior. El poder que es interno, precede a la forma, que es
externa, y no al revés. El hombre es reflejo de este principio. De allí la
necesidad de aprender a vivir de adentro hacia afuera, y no a la inversa; y
de cultivar la vida interior. Acertadamente dice el sabio rey Salomón
(Proverbios 4:23): “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque
de él mana la vida”. 134
Ética de la personalidad vs ética del carácter

Poner en orden nuestro mundo interior implica darle prioridad al


desarrollo interno – de adentro hacia afuera. Como ya hemos expuesto
existen dos grandes enfoques del desarrollo humano: (1) ética de la
personalidad y (2) ética del carácter. El primero hace énfasis en el largo
plazo y en los procesos internos (creencias, emociones, actitudes,
carácter); y el segundo hace énfasis en el corto plazo y lo externo (imagen,
técnicas, carisma, herramientas). Uno aporta grandeza primaria (ética del
carácter) y el otro grandeza secundaria (ética de la personalidad). Ambos
tipos de grandezas son necesarias; pero la ética del carácter es esencial.
Sin embargo, mucha gente vive ajeno y alienado de sus procesos internos,
y se moviliza bajo el enfoque de la ética de la personalidad. Muchas
personas viven desde la superficie – en la esfera pública - a expensas de
descuidar su mundo interior. El resultado de esta forma de ser y estar en el
mundo es la incongruencia, la pérdida del propósito de vida, la propia
enajenación de sí mismo. La consecuencia de esa postura de vida, la
expresa elocuentemente el escritor Oscar Wilde, citado por Ravi
Zacharias: “…Me olvidé de que cada pequeña acción cotidiana edifica o
destruye el carácter, y que por lo tanto, lo que uno ha hecho en la cámara
secreta, ha de gritarlo un día desde la azotea. Dejé de ser dueño de mí
mismo; ya no era más el capitán de mi alma, y no lo sabía…”. 135

La vida interior es el sustento de la vida que desplegamos


externamente: trabajo, relaciones, etcétera. Al respecto comenta Manuel
Barroso : “La verdad es la vida interior, que se proyecta en la calidad de
gestión. Ni es el método, ni el procedimiento lo que hace la diferencia,
sino el contacto con las necesidades lo que produce la energía que se
necesita para ser un gerente efectivo que decide y soluciona. No hay
calidad afuera, sin calidad adentro. La calidad de adentro está en la
conciencia y en el cultivo de las propias necesidades”. 136 El éxito tiene
que ver con el trabajo organizado desde la conciencia y fortaleza interior.
Al respecto comenta el coach John Withmore: “La efectividad es una
disposición interior para hacer las cosas con la conciencia de “quién soy”
y de lo que soy capaz de hacer…la conciencia me capacita…la conciencia
conduce a la habilidad”. 137
Pero el vivir conscientemente no es automático, más bien es una
elección en cada momento de la vida: aquí y ahora. Dice Nathaneil
Branden: “Tenemos libertad de obrar en pro de la ampliación o limitación
de la conciencia. Podemos aspirar a ver más o ver menos. Podemos desear
saber más o no saber. Podemos vivir conscientemente, o
semiconscientemente, o (para casi todos los fines prácticos)
inconscientemente. Este es, en definitiva, el significado del libre
albedrío”. 138

Esa verdad que se aloja en cada fuero interior es personal y exclusiva


de cada persona; propia de su realidad íntima, de su yo interno. Es la
verdad de sus propias necesidades y emociones que buscan expresarse; de
sus sueños y expectativas que afloran en una visión personal; de sus
experiencias, procesos y aprendizajes que le confieren su identidad; de sus
talentos y habilidades naturales que le dan sus competencias específicas y
que son la base de su desempeño. Es la verdad de su realidad interna pura,
sin estereotipo ni maquillajes; la realidad de su fuero interior donde no
hay engaño con él mismo, ni hay imagen que cuidar ni representar. Como
dice Manuel Barroso: “En esa dimensión no hay pantallas, ni imágenes, ni
pretensiones”. 139 Sólo subyace la verdad descarnada de quiénes somos, de
nuestra identidad, de nuestra autoestima; más allá de los contenidos y los
convencionalismos.
Ahora, cuando no hay conciencia de nuestra verdad, vale decir, de
nuestras necesidades, de nuestras emociones, de nuestros valores… de
nuestros procesos internos, no hay posibilidad de autenticidad ni de
construcción de autoestima, ni tampoco conciencia del entorno (del otro),
ni posibilidad de poder asumir responsabilidad por la propia vida. Lo que
priva entonces es el estereotipo, la fachada, la apariencia, la
inautenticidad, la superficialidad, el vacío existencial, el envolvernos en la
cultura del entorno.

¿Cómo poner orden en nuestro mundo interior?

Este proceso de poner en orden el mundo interior, requiere de mucha


reflexión y disciplina personal. Muchos intentan poner orden en su mundo
interior a través de actividades en la esfera exterior, organizando agendas
de tareas, según el paradigma del reloj, en un intento por “organizar” los
compromisos, las citas, los horarios, las responsabilidades, las actividades
–la fachada externa-; pero para este fin es más efectivo usar el paradigma
de la brújula (visión, valores, misión, conciencia moral).

La consecuencia de no aprender a poner orden en el propio mundo


interior es una vida desenfocada y desorganizada, incapaz de vivir por
prioridades, con grandes dificultades para administrar con efectividad el
tiempo, carente de dominio propio y sin propósitos claros y firmes en la
vida. Un barco que navega en un agitado mar, y sin un timón que guíe su
travesía.

Sin el cultivo de la vida interior


no hay efectividad en el liderazgo

La falta de orden interior, de desarrollo y conciencia personal tiene


fuertes repercusiones en el ejercicio del liderazgo, ya que la plataforma
desde la cual se lidera es el carácter.

El proceso de avance del liderazgo es algo que fluye de adentro hacia


fuera en el líder, y logra un progresivo avance a través de diversos
espectros de influencia; en este sentido, de lo personal a lo interpersonal,
de lo interpersonal a lo organizacional, y de lo organizacional a lo social.
El líder primero es líder de su propia vida. Para liderar a otros primero
necesita crecer en el liderazgo de sí mismo: liderazgo intrapersonal.

El liderazgo se desarrolla de adentro hacia fuera, desde las cualidades


del carácter de las personas. John Adair dice que “el liderazgo es más una
cuestión de personalidad, temperamento, actitudes y valores”. 140 Sin
madurez de carácter no hay liderazgo efectivo. La efectividad en el
ejercicio de liderazgo no viene a través de la adopción de recetas fáciles y
rápidas, ni fórmulas prefabricadas, sino del crecimiento personal. Llegar a
ser líder toma tiempo, porque el carácter no se construye en un día. El
desarrollo del liderazgo constituye un proceso de crecimiento, cultivo y
expresión de la vida interior. No es más que, en palabras de Warren
Bennis, “autoexpresión libre y total” 141 , vale decir, expresión plena de
necesidades, sentimientos, ideas, valores, competencias y voliciones; pero
desde la conciencia de sí mismo.

El dominio del liderazgo es el dominio de uno mismo: de su


emocionalidad, de su carácter; de sus talentos, de sus habilidades, de sus
potencialidades. Desarrollo de liderazgo es: auto - gobierno, auto –
gerencia, auto – aprendizaje, crecimiento de carácter, cultivo de la vida
interior.

Los líderes a los que les falta orden interior, autoconocimiento y


conciencia personal, son líderes inefectivos, con un sí mismo débil.
Agrega Manuel Barroso : “La gerencia que no comienza por el mundo
interior del gerente (líder), la gerencia de no contacto consigo mismo,
inconsciente de sus necesidades y sentimientos, termina siendo no sólo
inefectiva sino perjudicial”. 142

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• A veces observamos las crisis y dificultades en el entorno, sin
caer en cuenta que la crisis está en nuestro mundo interior.
• El desorden es una manifestación conductual; la desorganización
es una condición mental. En ocasiones podemos actuar
desordenadamente; pero estar en desorganización interna trae
graves consecuencias a la vida del hombre.
• Saber definir y colocar límites en las relaciones humanas, es
fundamental para proteger el mundo interior del impacto
negativo del entorno. De los límites hacia adentro es la
propiedad de cada individuo, de la cual necesita
responsabilizarse.
• Contar con definiciones personales – “documentos vivos” y
definiciones filosóficas como visión, misión y valores, es
fundamental para poner orden en nuestro mundo interior.
• Un indicador muy elocuente para medir el grado de orden
interno, es la gestión del tiempo propio.
• La disciplina y el dominio propio son una condición esencial
para mantener en orden el mundo interno.
• La falta de crecimiento personal produce una condición de
estancamiento y deterioro del orden interno. La falta de
crecimiento es patológica.

Pensamiento: Cuando hay orden, consistencia y congruencia


interna, entonces es fácil entender el entorno, enfrentar los
retos y desafíos que la realidad impone, y tener una
perspectiva adecuada de lo que está ocurriendo afuera.

NUESTROS PENSAMIENTOS
NOS DEFINEN
“Porque cual es su pensamiento en su corazón (como piensa dentro de
sí), tal es él” 143 (Proverbios 23:7)

Otro proverbio dice (Proverbios 27:19): “Como en el agua el rostro


corresponde al rostro, así el corazón del hombre al hombre”. 144 El
corazón en el pensamiento hebreo a menudo es sinónimo de la mente. Y en
la mente es donde se incuban los pensamientos, las razones, las
imaginaciones y los deseos que dan lugar a las acciones. En buena medida
somos lo que son nuestros pensamientos.

Nuestras actitudes, comportamientos y emociones están altamente


influenciados por nuestra forma de pensar. Somos lo que pensamos.
Acertadamente dice el autor de Proverbios: “Porque cual es su
pensamiento en su corazón (mente), tal es él (ese hombre)” . Eso es así
porque nos comportamos en congruencia con la forma en que pensamos.
Detrás de los comportamientos y actitudes está una creencia o paradigma.
Los pensamientos también influencian cómo nos sentimos. De modo que
si se quiere cambiar la conducta o la forma de sentir, se necesita cambiar
la forma de pensar.

Cuando decimos que nuestra forma de pensar determina nuestras


conductas, actitudes y emociones, no nos referimos a esos pensamientos
pasajeros que pasan por nuestra mente, tales como, por ejemplo: “yo pensé
que tú vendrías a visitarme hoy”, o “yo pensaba que hoy haría un día
soleado”. Nos referimos más bien a nuestras creencias y convicciones, a
nuestros mapas y paradigmas.

Dice el psicólogo David Solá: “Nuestra forma de pensar tiene su propio


soporte que la sustenta y condiciona; lo conocemos como nuestro sistema
de creencias. Las creencias son las convicciones que determinan y regulan
las pautas de pensamiento. Son ideas que tenemos sobre nosotros mismos,
nuestra vida y nuestro mundo, sobre el pasado y el futuro, sobre lo
tangible y lo intangible. Estas ideas actúan creando suposiciones y
prejuicios que determinan en muchas ocasiones la forma de sentir y
pensar, condicionando las actitudes y las decisiones”. 145

Nuestras creencias son nuestros


filtros de la realidad

Nuestra forma de pensar afecta también nuestras percepciones: la


forma como captamos la realidad. Nuestras percepciones, influenciadas
por nuestras creencias, son los filtros mentales a través de los cuales
reaccionamos ante los acontecimientos e interacciones que nos presenta el
mundo. Estos filtros mentales se forman a través de nuestras experiencias
y aprendizajes desde que nacemos, en nuestros contextos de vida: hogar,
escuela, comunidad, cultura en general. Las creencias nos confieren una
identidad: una forma de ser y estar en el mundo. Ahora, en muchos casos
no somos conscientes de nuestras creencias, y éstas se constituyen en
especies de programas que se ejecutan de forma automática.
Si queremos generar cambios en nuestra forma de gestionarnos:
trabajar, relacionarnos con otros, tomar decisiones, aprender, asumir
responsabilidad, etcétera, necesitamos revisar, ajustar, contextualizar
nuestras creencias. Todo cambio de conducta – hábitos, actitudes, va
precedido de un cambio en nuestras creencias, mapas y paradigmas.

Lo cierto es que las personas no pueden avanzar más allá de su forma


de pensar: de su sistema de creencias. La manera en que pensamos hoy en
día es parte del problema. Decía Albert Einstein que no podemos resolver
los problemas en el mismo nivel de pensamiento que los creamos.

Nuestras creencias actúan, pues, como guiones de vida. El cambio,


entonces, en cualquier área de nuestra vida requiere un cambio en nuestros
supuestos básicos, en nuestro marco de referencia, en nuestras creencias.

El verdadero cambio no está relacionado con los cambios de conductas


y actitudes sino con los cambios en nuestras creencias, mapas -
paradigmas, que son los que originan los comportamientos y las actitudes.

Nuestras creencias no son la realidad

Necesitamos revisar nuestra forma de pensar: mapas, creencias y


opiniones propias, para evaluar si se ajustan a la realidad. En PNL hay un
dicho que dice: “el mapa no es la realidad”. Nuestras creencias y mapas de
la realidad son los que dan significado a nuestras experiencias y los que
determinan nuestro comportamiento. Por ende, no es la realidad en sí la
que nos limita o nos faculta, sino más bien nuestro mapa de la realidad;
nuestras creencias y convicciones. En ese sentido, podemos decir que
ningún mapa / creencia refleja al mundo en una forma completa y exacta.
Así es posible afirmar que el mundo perceptible es siempre más rico que
el modelo que se tiene de él. La realidad es mucho más compleja, vasta y
dinámica de lo que percibimos en un momento determinado. No somos
omnipresentes, ni omniscientes. Nuestros datos de la realidad son
limitados, por mucha información que creamos manejar. Nuestra
percepción es sólo un pedazo de la realidad, la cual a menudo filtramos de
manera sesgada por nuestros filtros: emociones, ideologías, aprendizajes,
e inclusive prejuicios y dogmas. En consecuencia, necesitamos una buena
dosis de humildad al aproximarnos a la realidad, describirla y
conceptualizarla.

Korzybski, citado por Manuel Barroso dice: “Cada quien tiene su forma
de ver el mundo, desde su propio marco de referencia”. 146 Ahora como
dice el propio Korzybski, citado por Manuel Barroso: “el mapa no es el
territorio”. 147 El mapa es una representación del territorio, una explicación
de ciertos aspectos del territorio (la realidad), y como tal esa
representación puede describir el territorio adecuadamente o
erróneamente. De allí la importancia de revisar, ajustar, actualizar
nuestros mapas y paradigmas, de manera que describan en forma más
contextualizada la realidad y el entorno. Hay necesidad, pues, de revisar la
forma en que pensamos.

Nuestros pensamientos ejercen una gran influencia


en la forma como experimentamos la vida

Nuestros pensamientos determinan lo que somos. De allí la


importancia de lo que acuñamos como creencia. Si nuestras creencias son
erróneas, generarán desorden emocional y conductas inadecuadas. Las
palabras que nos decimos - monólogo interno: lo que nos decimos de las
circunstancias, gente, experiencias – afecta profundamente la forma como
enfrentamos la vida.

Nuestra forma de pensar tiene fuerte impacto en todas las esferas de


nuestro ser: en nuestras conductas, en nuestras emociones, en nuestra
condición física, en nuestra condición espiritual, en nuestras relaciones
interpersonales, en nuestro trabajo; y en cualquier área de nuestro ser y
hacer.

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• Nuestras creencias nos habilitan / empoderan o deshabilitan /
desempoderan.
• En el contexto organizacional la forma de alinear las creencias
de la gente es a través de la definición de valores
organizacionales. Los valores representan la médula de la
cultura organizacional.
• Nuestros pensamientos crean nuestras actitudes, nuestras
actitudes producen nuestras acciones, nuestras acciones forman
hábitos, y lo que hacemos habitualmente es quienes somos.
Una persona es resultado de sus pensamientos.
• La reflexión es fundamental para clarificar nuestros
pensamientos, entenderlos, resolver nuestros interrogantes y
organizarnos para accionar con congruencia.
• El sistema de percepciones, creencias y paradigmas de los
miembros de una organización, forman la cultura
organizacional. Y ésta necesita ser revisada para chequear si
funciona de manera contextualizada con el entorno.
• En las personas y aún en las organizaciones los cambios
verdaderos se instalan de adentro hacia afuera, y eso no es
posible sin revisar lo cultural: mapas, paradigmas, creencias y
valores de la organización.
• La cultura de la organización constituida por valores y
paradigmas sociales puede representar una fuerza impulsora
del cambio, o la barrera más difícil de superar en el ejercicio de
un proyecto serio que demande cambios significativos. Esto es
debido a que el paradigma reinante normalmente se resiste a
ser reemplazado.
• Los líderes necesitan repensar las organizaciones que lideran, a
la luz del entorno en el cual funcionan. La acción de repensar a
la organización implica una revisión de los mapas y
paradigmas de la organización, que puede suponer cambios en
los mismos.
• Los cambios de mapas y paradigma no se instalan con sólo
decretarlos; necesitan ser operacionalizados, a través del
desarrollo de competencias.

Pensamiento: Las actitudes, los sentimientos y las conductas


son determinados por la manera que pensamos.

LA ESTABILIDAD: UNA MARCA Y UN


PRODUCTO DE LOS LÍDERES
CONFIABLES
“Cuando hay corrupción moral en una nación, su gobierno se
desmorona fácilmente. En cambio, con líderes sabios y entendidos viene la
estabilidad (traen orden)” 148 (Proverbios 28:2).

Las injusticias, inmoralidades, actos deshonestos y corrupción de los


gobiernos y líderes, generan caos, anarquía, rebeliones e injusticias en las
naciones. Esto trae divisiones entre la gente, corrupción moral y muchos
padecimientos sociales y económicos para los habitantes de una sociedad
u organización.

Por otra parte, el entendimiento y la sabiduría que provienen de líderes


confiables afirman un gobierno u organización y, por consiguiente, a las
personas que forman parte de ese grupo de personas. Líderes probos e
íntegros se hacen líderes confiables, y constituyen una necesidad
apremiante en un mundo como el de hoy en día donde abunda la
corrupción, la incompetencia y la inestabilidad política y económica. Un
liderazgo íntegro, confiable y fuerte mantiene una nación, empresa o
institución en orden y estabilidad. La estabilidad y el orden son factores
cruciales para el desarrollo y progreso de las sociedades.

La historia es testigo de que todo se edifica o se derrumba en función


del tipo de liderazgo prevaleciente. Si el líder camina en rectitud y
justicia, ese será el estado prevaleciente en esa sociedad u organización; o,
por el contrario, si el líder carece de integridad y rectitud, entonces dará
lugar a injusticias, corrupción y prácticas deshonestas; rebeliones, caos y
disolución.

El éxito o el fracaso de una empresa, una institución o una nación,


depende del liderazgo. Las naciones, empresas y familias son tan fuertes y
sanas como lo son sus líderes. Los líderes marcan el clima psicológico y la
dirección para los comportamientos de las personas. Las sociedades se
levantan o caen al ritmo de sus líderes. Edwin H. Chapin comenta
acertadamente al respecto: “Ni ejércitos, ni naciones han mejorado la raza
humana, sino que aquí y allá, en el transcurrir de los años, un individuo se
ha levantado y ha proyectado su sombra sobre el mundo”.

El carácter es la base para el ejercicio


del verdadero liderazgo

¿Qué tan prioritario es para los líderes construir un carácter íntegro,


firme y estable como base para su desarrollo como líder? Sin duda alguna
el carácter es la piedra angular para el desarrollo del liderazgo. El carácter
es la esencia que sostiene el buen liderazgo – no sólo a los gobernantes y
líderes políticos – sino también a padres, maestros, gerentes, y para todos
aquellos que influencian la vida de otros; sobre todo en tiempos de
corrupción y transgresión. Charles de Gaulle dijo: “El carácter es la virtud
de los tiempos difíciles”.

Es el carácter confiable como atributo exhibido por el líder lo que genera su


influencia. “Liderazgo es influencia”. Esa es una definición exacta y acertada de lo
que es liderazgo. Sin influencia no existe liderazgo. Y la influencia está asociada a la
confianza que inspira el líder en sus seguidores. Podemos afirmar enfáticamente que
la confianza es el combustible del liderazgo, así como la gasolina es el combustible
de un vehículo. Sin gasolina un vehículo no puede andar, asimismo sin confianza no
se puede liderar. Sin la confianza de los seguidores no hay influencia posible, y sin
influencia no existe liderazgo. Esa es una ecuación infalible en materia de liderazgo.

El líder necesita hacerse confiable para lograr ascendencia e influencia


sobre sus seguidores; de esto depende su efectividad como líder.
Acertadamente dice el Dr. Jesús Sampedro: “Cuando un líder genera
confiabilidad personal, también influencia la realidad organizacional”. 149
Si un líder no es digno de confianza, la gente no seguirá su visión, ni
cooperará con entusiasmo para alcanzar las metas organizacionales o
como nación, ni se comprometerá y desarrollará identidad con un proyecto
de empresa o nación.

La confianza es fundamental para el ejercicio del liderazgo. El liderazgo


está basado en el manejo de las relaciones, y las relaciones son fundadas
sobre la confianza. De modo que sin confianza no hay conexión entre el
líder y sus seguidores. Para poder influir sobre otros, se requiere primero
que los seguidores crean en el líder: en su ética, su integridad, su entereza,
su competencia.

Por otra parte, el carácter es el área donde los líderes son más
confrontados, medidos, probados y cuestionados. La gente es más
tolerante y comprensiva con fallas en la ejecución o en el conocimiento,
pero los fallos del carácter son penalizados muy fuertemente. Para algunos
expertos organizacionales como Stephen Covey, el área del carácter es
precisamente donde los líderes más fallan. Al respecto comenta el autor:
“El 90% de todos los fallos del liderazgo son fallos de carácter”. 150

Sin estabilidad no hay crecimiento ni desarrollo

“…con líderes sabios y entendidos viene la estabilidad”, dijo el Rey


Salomón. Uno de los resultados más importantes que generan los líderes
confiables, es la estabilidad. Y la estabilidad es un factor esencial para el
desarrollo y el crecimiento. Joyce Meyer dice: “La estabilidad desata la
habilidad”. 151 Sin estabilidad los procesos para el desarrollo y el crecimiento no
tienen continuidad, se estancan. Al carecer de estabilidad, careceremos también
del ambiente interno, la fuerza interior necesaria para desarrollar las destrezas y
habilidades que determinan el éxito. Por el contrario, nuestra incapacidad para
edificar una vida emocional estable y saludable, nos sumerge en luchas y
tensiones internas que sabotean nuestra efectividad en la vida profesional,
laboral, social, y aún nuestra claridad de pensamiento. Y lo que aplica al
individuo, también aplica a las organizaciones. Sin un sentido de estabilidad y
orden en las organizaciones y naciones, es difícil que se genere progreso y
bienestar.
En lo individual se precisa de estabilidad emocional y, en general, de
un carácter íntegro, maduro y estable, para favorecer el desarrollo de las
habilidades y destrezas para el desempeño efectivo. Y a nivel colectivo –
corporativo se requiere de estabilidad política u organizacional para que se
abran paso al progreso y la prosperidad.

Esa estabilidad en lo personal no es posible sin el desarrollo del carácter. El


desarrollo del carácter es el factor que más aporta a la madurez como líder, y a su
gestión emocional funcional. La plataforma sobre la cual se lidera no son las
técnicas o metodologías que se puedan utilizar, sino el carácter. El poder de
acción del líder reside en la riqueza de su vida interior, vale decir, en la madurez
de su carácter. Por lo tanto, el carácter es la prioridad en el desarrollo del
liderazgo. Si comparamos la vida del hombre con la de un árbol, diremos que lo
que es la raíz (fuente de sustento, firmeza y estabilidad) al árbol, lo es el carácter
(identidad propia, fortaleza, entereza, integridad, conciencia de sí mismo) al
hombre. El fruto del árbol es determinado por la raíz. Así las conductas y
actitudes del hombre proceden del carácter de éste.

No son el carisma, ni la inteligencia, ni el conocimiento, ni el talento


las áreas con las que los líderes producen el mayor impacto y que le llevan
al éxito. Por el contrario, como afirma Henry Cloud: “Lo que es una
persona (su carácter, cursivas mías) es lo que determinará si su
inteligencia, sus talentos, sus competencias, su energía, su esfuerzo, sus
capacidades para los negocios y sus oportunidades tendrán éxito”. 152 De
modo que la formación de un buen carácter facilita y coadyuva a desatar y
mantener el esfuerzo de la habilidad. Pero si el carácter es deficiente,
terminará anulando u obstaculizando el ejercicio y desarrollo de los
talentos e inteligencia, fallando de esta manera en alcanzar todo el
potencial de la persona.

E N S E Ñ A N Z A S P A R A
E L L I D E R A Z G O
• El liderazgo es esencial para la transformación positiva de las
empresas, instituciones, comunidades y naciones. Ahora, el
cambio comienza primero en la esfera interna del líder, en su
carácter.
• El carácter es la plataforma desde donde lideran las personas. La
base de la influencia del líder es su carácter. No son el talento,
ni el carisma, ni el conocimiento, ni la inteligencia, los factores
que más aportan a la capacidad de liderar, sino el carácter.
• Los talentos y habilidades que acompañan a los líderes,
organizaciones y naciones al éxito, requieren ser acompañados
por un carácter que garantice sostenibilidad, estabilidad y
consistencia en sus resultados.
• La integridad brinda un camino seguro a través de la vida. “La
integridad de los rectos los encaminará”153 (Proverbios 11:3).
Eso es así porque la persona íntegra posee un núcleo firme,
vale decir, principios y valores de los que ha tomado posesión,
y que le permiten guiarse con seguridad y confianza en sus
decisiones y elecciones. Eso le permite una referencia para
andar por la vida, con la conciencia de qué conviene hacer y
qué no conviene hacer.
• El dicho que reza como es arriba es abajo, bien aplica a las
organizaciones y naciones. Eso es así porque los líderes son un
modelo para el comportamiento de los seguidores y
colaboradores.

Pensamiento: Tener un carácter íntegro y recto o falso


(deshonesto) es una elección personal, que tiene repercusiones
organizacionales y colectivas.

EL FRUTO QUE SATISFACE


“Cada uno recoge el fruto de lo que dice y recibe el pago de lo que
hace” 154 ( Proverbios 12:14).

Se cosecha de lo que se dice y de lo que se hace. Los actos tanto como


las palabras generan consecuencias positivas o negativas. Las palabras
sabias producen muchos beneficios (“ la lengua del sabio hace grato el
conocimiento” 155 - Proverbios 15:12), y el arduo trabajo trae recompensas.
Por el contrario, las palabras sin entendimiento traen problemas (“ la boca
del necio es su ruina, y sus labios una trampa para su alma” 156 -
Proverbios 18:7) y las acciones incorrectas traen consecuencias negativas.

Así como las leyes físicas gobiernan el universo físico, los principios
universales (ejemplo: justicia, verdad, integridad, laboriosidad, entre
otros) gobiernan la existencia y el quehacer humanos. Si estas leyes son
transgredidas se producen resultados negativos inevitables; si son
cumplidas se producen resultados positivos. Los principios son verdades
imperecederas, legitimadas en su efectividad por la propia historia del
hombre.

Cosechamos lo que sembramos

Un dicho popular dice: “quien siembra vientos, cosecha tempestades”.


Hay una relación directa entre lo que sembramos y lo que cosechamos. No
podemos esperar cosechar manzanas si sembramos mandarinas; se
cosecha lo que se siembra. Cada semilla se reproduce a sí misma. Así por
ejemplo, en la vida personal, si sembramos diligencia, trabajo esforzado y
responsabilidad, cosecharemos buenos resultados profesionales y
financieros; pero si somos negligentes y perezosos, cosecharemos pobres
resultados. Igualmente si sembramos injusticias y malas actitudes, no
esperemos agradecimiento y amistad de las personas. Cada persona recoge
un fruto que, positivo o negativo, constituye una recompensa a la forma
como se desempeña.
Y si bien no tenemos control sobre los resultados, pues no controlamos
el entorno; tenemos la opción de elegir qué tipo de semilla sembrar. Esa es
una decisión personal. En todo caso, como dice el proverbio chino, “la
cosecha es una responsabilidad inevitable”, por lo que debemos ser
cuidadoso con lo que sembramos.

Esa es la ley de la retribución: se cosecha la misma calidad de lo que se


siembra. El tipo de semilla que sembramos determinará el tipo de cosecha
que vamos a recoger. La pregunta es: ¿qué clase de semilla estamos
sembrando?, porque la semilla determina el tipo de resultado que
recogemos. Así, por ejemplo, quien trabaja en forma diligente y eficiente
cosecha efectividad y productividad, pero quien es negligente y perezoso,
cosecha inefectividad y pobres resultados. “ El alma del perezoso desea, y
nada alcanza; mas el alma de los diligentes será prosperada” 157
(Proverbios 13:4).

Adicionalmente, tenemos que considerar que no sólo influye en los


resultados, el tipo de semilla que sembramos, sino influye también la
forma cómo lo hacemos. Se necesita sembrar con entendimiento. Se debe
seleccionar un buen suelo donde sembrar. Ningún granjero escogería
sembrar su semilla en un surco sucio o en una carretera de asfalto, sino
que él sembraría en un lugar que le dé las mejores oportunidades de
recoger una mayor cosecha. Hay quien siembra y siembra, pero a veces se
olvida de cuidar y nutrir esas semillas. Hay quien siembra en un terreno no
adecuado para esas semillas. La siembra que genera resultados positivos
es aquella que se cuida para hacerla crecer. Esto implica planificación del
trabajo, dominio de la tarea, constancia, disciplina y enfoque en el trabajo,
porque los resultados no ocurren por azar.

Por otra parte, la siembra es más un proceso que un acto o evento.


Ningún granjero siembra las semillas y luego se retira olvidándose del
campo. Por el contrario, él cuida el sembradío para que produzca una
buena cosecha. Siembras espasmódicas llevan a cosechas espasmódicas.
Se requiere, entonces, aprender a respetar el tiempo de siembra y cosecha.
Necesitamos desarrollar y adoptar una mentalidad de proceso. Un
sembradío no se cosecha de la noche a la mañana. Requiere de un proceso
que involucra mucho trabajo: arar y preparar la tierra, elegir la semilla
adecuada, sembrar, regar, fertilizar y cuidar, para finalmente cosechar el
esperado fruto.
El fruto que verdaderamente satisface

¿Qué quiere usted cosechar? Hay personas que siembran con una
actitud hedonista, utilitaria y egocentrista, esperando cosechar riquezas
materiales, fama, poder y placer, asociando estas cosas al éxito en la vida.
Hay personas que anhelan escalar posiciones, obtener poder, hacerse de
prestigio, alcanzar fortuna, experimentar intensamente el placer, para
terminar descubriendo que estas cosas no llenan ni satisfacen
verdaderamente la vida. El rey Salomón experimentó y alcanzó todas estas
cosas a unos niveles superlativos. Este rey llegó a ser el hombre más rico y
acaudalado del mundo; además de tener 1.000 mujeres entre esposas y
concubinas; también llegó a ser rey de una de las naciones más
importantes de su época; asimismo su fama se extendió por todo el
mundo, tanto que reyes y gobernantes hacían largos viajes sólo para
conocerle y oírle hablar. En palabras del rey Salomón podemos observar el
énfasis que hizo en andar en estas cosas: “Me dije entonces: Vamos, pues,
haré la prueba con los placeres y me daré la gran vida. ¡Pero aun esto
resultó un absurdo! A la risa la considero una locura; en cuanto a los
placeres, ¿para qué sirven? Quise luego hacer la prueba de entregarme al
vino —si bien mi mente estaba bajo el control de la sabiduría—, y de
aferrarme a la necedad, hasta ver qué de bueno le encuentra el hombre a
lo que hace bajo el cielo durante los contados días de su vida. Realicé
grandes obras: me construí casas, me planté viñedos, cultivé mis propios
huertos y jardines, y en ellos planté toda clase de árboles frutales.
También me construí aljibes para irrigar los muchos árboles que allí
crecían. Me hice de esclavos y esclavas; y tuve criados, y mucho más
ganado vacuno y lanar que todos los que me precedieron en Jerusalén.
Amontoné oro y plata, y tesoros que fueron de reyes y provincias. Me hice
de cantores y cantoras, y disfruté de los deleites de los hombres: ¡formé
mi propio harén! Me engrandecí en gran manera, más que todos los que
me precedieron en Jerusalén; además, la sabiduría permanecía conmigo.
No le negué a mis ojos ningún deseo, ni a mi corazón privé de placer
alguno, sino que disfrutó de todos mis afanes. ¡Sólo eso saqué de tanto
afanarme!” 158 (Eclesiastés 2:1-10). Y en palabras del propio rey Salomón
podemos también leer sobre la insatisfacción y el desaliento que estas
cosas le dejaron: “Consideré luego todas mis obras y el trabajo que me
había costado realizarlas, y vi que todo era absurdo, un correr tras el
viento (vanidad y aflicción de espíritu), y que ningún provecho se saca en
esta vida” 159 (Eclesiastés 2:11).

La fortuna, la fama, el poder y el prestigio aunque útiles, no dan la


felicidad. Estas cosas no compran relaciones auténticas, nutritivas y
significativas; ni proveen salud, ni paz, ni bienestar emocional - espiritual;
tampoco se traducen necesariamente en desarrollo personal, ni en legado
trascendente y de influencia transformadora; igualmente no garantizan la
creación de familias saludables y nutridoras.

Lo que verdaderamente satisface es lo que aporta al crecimiento


personal y de otros; al cumplimiento del propósito en la vida. El verdadero
éxito es la realización de todo lo que usted está llamado a ser y hacer. El
verdadero éxito está relacionado con el desarrollo de una vida equilibrada,
plena, llena de realización y de significado.

La persona que crece en realización y significado puede experimentar


riqueza, importancia, reconocimiento y posición como beneficios
complementarios, pero no como objetivos y motivaciones esenciales en la
vida.

E N S E Ñ A N Z A S P A R A
E L L I D E R A Z G O
• Los líderes necesitan evaluar qué tipo de semillas están
sembrando. Los líderes necesitan cuidar las palabras que dicen
y las acciones que despliegan, entendiendo que todo lo que se
dice o se hace genera un tipo de consecuencia.
• Para cosechar hay que sembrar. “El agricultor que espera el
clima perfecto nunca siembra; si contempla cada nube, nunca
cosecha” 160 (Eclesiastés 11:4).
• Decimos y hacemos de lo que hay en nuestra mente y corazón.
Si queremos mejorar la calidad de la semilla que sembramos,
debemos crecer en carácter. Hay un dicho bíblico que dice: “De
la abundancia del corazón habla la boca” (Lucas 6:45). 161
• Hay que ordeñar las vacas todos los días. Hay que hacer otras
cosas en determinada estación del año, según los ciclos
naturales. Más allá de las buenas intenciones, cuando se violan
estas leyes luego se sufren las consecuencias lógicas. Estamos
sometidos a leyes naturales y principios rectores, a las leyes de
la granja y de la cosecha. 162
• Hay dos áreas fundamentales donde cosechamos la semilla que
sembramos con nuestras decisiones: resultados y carácter. Cada
decisión es como una semilla que sembramos, y que luego
cosecharemos en la forma de resultados (logros, metas
alcanzadas) y carácter (integridad, entereza, plenitud,
crecimiento).

Pensamiento: ¿Qué tipo de semilla ha elegido para sembrar?

Capítulo 8

GESTIÓN DE LA
ESPIRITUALIDAD

En el plano de la espiritualidad hay dos tendencias que pueden


observarse en el día de hoy. Por un lado hay una creciente búsqueda del
sentido de la vida – la necesidad de propósito, y con ello un despertar del
interés por las cosas espirituales; pero al mismo tiempo hay una gran
oposición hacia los temas relacionados con la espiritualidad. Hay una
especie de Acedia: rechazo y negación de los asuntos espirituales. Para
muchos hablar de espiritualidad es hablar de superstición, una creencia
primitiva, propia de gente ignorante, de personas con carencias y pocos
recursos psicológicos. Pero a pesar de los intentos por negar y socavar lo
espiritual y relegarlo al terreno de lo irracional y lo supersticioso, el
hambre por lo trascendente permanece vigente. La búsqueda de Dios, el
anhelo por lo trascendente ha sido una constante a lo largo de la historia
del hombre, desde las más antiguas culturas. Y es que el deseo profundo
por lo espiritual nunca podrá morir, pues esa llama ha sido encendida por
el propio Dios. El sabio Salomón lo expresó de la siguiente manera: “Dios
ha colocado eternidad en el corazón del hombre” 1 (Eclesiastés 3:11).

En el corazón del hombre existe un recipiente que solo Dios puede


llenar. Cuando falta Dios, ese recipiente está vacío. Podemos llenar ese
recipiente con otras cosas distintas a Dios, pero la sed espiritual y
existencial no será satisfecha, porque sólo Dios satisface las más
profundas necesidades del alma del ser humano.

Podemos llenar ese recipiente con obras caritativas, filantropía, trabajo


comunitario, amigos, familia, títulos, filosofías, cultura o cualquier forma
de humanismo, e incluso religión. Podemos llenar ese recipiente con cosas
como fama, dinero, poder, placer, éxito, pero no habrá esperanza, ni real
gusto y satisfacción por la vida, a menos que estés lleno de la presencia de
Dios. Se puede decir que el hombre sin Dios, existe pero no vive. La
consecuencia de excluir a Dios de nuestra vida es el vacío existencial, la
falta de inspiración, la falta de propósito, la angustia, la desesperanza y el
escepticismo, porque sin Dios la vida no tiene sentido. Bertrand Russell, el
célebre ateo (al final de su vida), lo expresó de la siguiente manera: “A
menos que se dé por hecho la existencia de Dios, la búsqueda del propósito
de vivir no tiene sentido”.

El hombre “suspira por esa unidad dentro de él y con Dios”. Tiene una
sed insaciable para lo Eterno, que no puede calmar y saciar sino
únicamente Dios. Sea consciente de ello o no el hombre tiene nostalgia de
Dios. San Agustín decía: “¡Oh Dios!, tú nos creaste para que te adoremos,
y nuestra alma no descansa, hasta que no reposa en ti”. Dios te hizo para
sus propósitos eternos, y puso en tu corazón el instinto de búsqueda a él.
Agrega Rick Warren: “Fuiste creado por Dios y para Dios, y hasta que no
lo entiendas, tu vida no tendrá ningún sentido. Sólo en él encontramos
nuestro origen, nuestra identidad, nuestro sentido, nuestro propósito,
nuestro significado y nuestro destino. Cualquier otra ruta termina en un
callejón sin salida”. 2

El rey Salomón opinaba que el verdadero éxito, la verdadera


satisfacción y el verdadero sentido de la vida, van de la mano con la
práctica de la espiritualidad. La fortaleza y poder de una persona tienen su
fuente en su espiritualidad. Su fuerza interior fluye de su carácter; y éste, a
su vez, se alimenta de su espiritualidad. Podemos comparar este proceso al
de un árbol. La raíz del árbol es el medio por el que la planta puede
obtener del suelo los nutrientes y el agua que necesita para alimentarse,
crecer y fructificar. El fruto del árbol (calidad, pureza) es determinado por
la raíz, pero ésta necesita del suelo circundante para tomar el agua y los
nutrientes. Y el comportamiento y las actitudes del hombre son
determinados por su carácter. Lo que es la raíz (canal de sustento y
estabilidad) al árbol, lo es el carácter (identidad propia, conciencia de sí
mismo, valores, emociones, voluntad) al hombre. Ahora, es su
espiritualidad (su profundidad y madurez espiritual) lo que le da vida a la
raíz (su carácter).

Cuando cultivamos nuestra espiritualidad, nuestro carácter se fortalece:


nuestra integridad, entereza, consistencia y congruencia se afirman. Por el
contrario, cuando nos apartamos de nuestras raíces espirituales, las
debilidades de nuestro carácter se hacen evidentes.

Esto fue notorio en la vida del rey Salomón. Mientras el rey cultivó su
vida espiritual, su ecuanimidad, su integridad, su entereza y su sabiduría
fueron manifiestas. Pero al final de sus días, Salomón descuidó su
comunión con Dios, lo que trajo como consecuencia, la erosión de su
carácter; hecho que se manifestó en una conducta licenciosa, en su falta de
austeridad, en la inconsistencia de su carácter, que fue movido de la fe de
sus padres, a las creencias paganas de sus esposas. El rey Salomón se
apartó de sus raíces espirituales y pagó las consecuencias, que se
manifestaron en la división del reino, la pérdida del imperio a la larga, la
depresión económica que experimentó la nación, la destrucción de su
familia y la vergüenza y desgracia personal que le acompañó en los
últimos años de su vida.

El discurso que acompañó al rey Salomón al final de su vida, fue de


escepticismo, frustración y desesperanza. Su condición interna al final de
sus días se resume en la frase: ¡Vanidad (lo absurdo) de vanidades (lo
absurdo)! Todo es vanidad (absurdo) 3 (Eclesiastés 12:8). Y su reflexión y
conclusión final, también es aleccionadora del rumbo que su vida nunca
debió perder. “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y
guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios
traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena
o sea mala” 4 (Eclesiastés 12:13-14). El énfasis que conviene hacer en la
vida gira alrededor de esas dos dimensiones expresadas por Salomón:
Teme a Dios (cultiva tu espiritualidad) y guarda sus mandamientos
(cultiva tu carácter).
Salomón nos dice que los asuntos espirituales tienen que ver mucho
con la efectividad, la realización y estabilidad de las personas. En este
capítulo abordaremos la importancia de cultivar un corazón (carácter)
sano, cómo energizar la vida interior a través del cultivo de la
espiritualidad, y cómo buscar el sentido de la propia vida.

CULTIVANDO UN CORAZÓN SANO


“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la
vida” 5 . Proverbios 4:23

La versión LBLA traduce: “Con toda diligencia guarda tu corazón,


porque de él brotan los manantiales de la vida” 6 ; expresando la
importancia de darle prioridad al corazón, guardándolo y cuidándolo con
diligencia (literalmente ponle un centinela, protégelo): responsabilidad,
esmero y cuidado. La razón de tener un enfoque orientado a cultivar un
corazón sano, es porque del corazón mana la vida; esto es, los resultados,
el fruto que damos en nuestras vidas. El corazón y lo que hay dentro de él
determinan los frutos que saldrán de él. Los tesoros del corazón no tienen
precio: el corazón contiene un extraordinario potencial; pero ese potencial
puede ser anulado e intoxicado.

Cultivar el corazón equivale a adoptar un esquema de crecimiento y


transformación de adentro hacia afuera, desde el carácter de la persona. Lo
interno es causa de lo externo. Como dicen Stephen K. Mawell y otros
autores: “ Todas las formas externas o estructuras provienen de algún
poder interno. ” Jesús habló con mucha sabiduría de este principio. “ Ni el
buen árbol da malos frutos, ni el árbol malo da buenos frutos. Uno conoce
al árbol por el fruto que produce. Los espinos no dan higos ni las zarzas
dan uvas. El hombre que es bueno hace el bien porque tiene un buen
corazón. Pero el que es malo hace el mal porque le brota de adentro,
porque de la abundancia del corazón habla la boca ”. 7
El corazón es el lugar donde se origina el verdadero éxito. El lugar más
estratégico del hombre es su corazón. El corazón refleja la verdadera
realidad del hombre. Más allá de las apariencias, el verdadero hombre se
oculta en su corazón. Se puede tratar de demostrar una imagen o vender
una apariencia, pero el corazón no puede falsificarse. Esa es la apreciación
del rey Salomón: “Como en el agua el rostro corresponde al rostro, así el
corazón del hombre al del hombre” 8 (P roverbios 27:19).

El corazón es el centro de comando de la vida del hombre. Y todo lo


que ocurre externamente – comportamientos, hábitos, palabras y expresión
emocional - obedece a los dictámenes del corazón. El poder de la vida del
hombre reside, pues, en su interior: en su corazón. No en balde el rey
Salomón nos exhorta a guardar nuestro corazón. “Sobre toda cosa
guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” (Proverbios
4:23).

En este contexto la palabra corazón no se refiere al músculo que


bombea la sangre a través del cuerpo humano. Se refiere más bien al alma
(la personalidad) del hombre. En el pensamiento hebreo corazón y alma
son, generalmente, la misma cosa. El corazón es el centro de la voluntad
del ser humano, el lugar donde se toman las decisiones, es la sede del
intelecto y de las emociones. El corazón o el alma representa el yo mismo
del hombre, su identidad, su propia vida, la conciencia de sí mismo.
Ahora, el corazón no debe ser visto como la simple sumatoria de:
intelecto + emociones + voluntad. Estas tres dimensiones no son funciones
separadas. En el lenguaje de Salomón estas tres funciones están unidas y
entrelazadas en el corazón. El corazón funcionando como un todo –
integralmente, en integridad (completud), en congruencia de pensar, sentir
y hacer - es el órgano que nos permite funcionar cabal y plenamente como
personas. Entender y funcionar en el mundo con todo el corazón implica,
pues, activar estas tres dimensiones en forma sinérgica. Es en nuestro
corazón donde pensamientos, emociones y voluntad se unen en una
identidad, una conciencia y un estilo de vida.

Necesitamos enfocarnos en edificar un corazón sano, lo que conlleva


un proceso que dura toda la vida, dando prioridad a lo interno sobre lo
externo – de adentro hacia afuera. Edificar la vida interior requiere fijar el
foco de atención en nuestras raíces: en nuestro sistema de valores,
creencias y gestión emocional; aspectos éstos que están en la esfera del
corazón.

Nuestros pensamientos determinan


el estado de nuestro corazón

Por otra parte, el corazón en el pensamiento hebreo a menudo es


sinónimo de la mente. Y en la mente es donde se incuban los
pensamientos, las razones, las imaginaciones y los deseos que dan lugar a
las acciones. En buena medida somos lo que son nuestros pensamientos.
Cuando estamos determinados a mantener nuestro corazón sano, cuidamos
los pensamientos que traemos a él, para no contaminarlo. Un corazón sano
se expresa en un comportamiento recto.

Nuestras actitudes, comportamientos y emociones están altamente influenciados


por nuestra forma de pensar. Somos lo que pensamos. Acertadamente dice el rey
Salomón: “Porque cual es su pensamiento en su corazón (mente), tal es él (ese
hombre)” 9 ( Proverbios 23:7). Eso es así porque nos comportamos en congruencia
con la forma en que pensamos. Detrás de los comportamientos y actitudes está una
creencia o paradigma. Los pensamientos también influencian cómo nos sentimos.
De modo que si se quiere cambiar la conducta o la forma de sentir, se necesita
cambiar la forma de pensar.

El estado del corazón determina


el carácter de la persona

Lo que hay en el corazón: emociones, pensamientos y voluntad,


determina el carácter de la persona. Allí es donde se forma el carácter. Y el
carácter es el centro del desarrollo del ser humano. El carácter determina
la integridad, la entereza, la fuerza y la competencia de una persona.

Luego, el carácter es el factor esencial para la gestión del líder. El


carácter es el área a través de la cual los líderes generan el mayor impacto
en las personas. No son el carisma, ni la inteligencia, ni el conocimiento,
ni el talento y las habilidades las áreas con las que los líderes producen el
mayor impacto. Por el contrario, el carácter, determinado por el estado del
corazón, es lo que facilita que su inteligencia, talentos, habilidades,
destrezas, energía y esfuerzo obren para generar influencia e impacto en su
gestión.

Un corazón sano es un corazón


que anda en rectitud e integridad

Por otra parte, la evidencia de un corazón sano se expresa en los


comportamientos. Un comportamiento recto e íntegro - que camina en
verdad y justicia - es la prueba de que hay sanidad en el corazón. Ahora,
un comportamiento recto e íntegro es consecuencia de cultivar la salud del
corazón, con los pensamientos con que lo alimentamos, con las
motivaciones que albergamos y las actitudes que adoptamos, que son a la
postre los factores que determinan los comportamientos.

Necesitamos aprender, entonces, a guardar el corazón: en los


momentos que tenemos conflictos con otros o nos ofenden, para evitar
guardar resentimiento u odio; en los momentos en que experimentamos
prosperidad en nuestra vida, para no caer en la avaricia, el orgullo y la
arrogancia; en los momentos de escasez, para no desviarnos en nuestra
integridad; en los momentos de enfermedad, para no amargarnos, ni
desesperanzarnos, ni perder la perspectiva; en los momentos de rendir
cuentas, para ser justos, responsables y congruentes; en los momentos en
que hacemos negocios, para no ceder a prácticas deshonestas, al soborno o
al fraude; y en toda circunstancia.
Dice Salomón en Eclesiastés 10:2 :”El corazón del sabio está en su
mano derecha, más el corazón del necio en su mano izquierda”. 10 La
referencia en este pasaje de Eclesiastés 10:2 es a tener nuestro corazón en
nuestra mano derecha para poder evaluarlo y sopesarlo (sus motivaciones,
sus sentimientos, sus inclinaciones, etcétera). El corazón puede inclinarse
hacia el bien – mano derecha (ayudar, obrar en justicia, cuidar, andar en
rectitud, practicar la verdad, etcétera) o hacia el mal – mano izquierda
(maquinar iniquidades, mentir, envidiar, accionar en forma deshonesta,
etcétera). En todo caso nuestros comportamientos se direccionarán en
función de lo que hay en nuestro corazón.

Por otra parte, sólo en un corazón sano se genera el ambiente adecuado


para amar sin egoísmos, andar en rectitud y justicia, accionar con entereza,
actuar con integridad; ser efectivo y equilibrado en la vida.

E N S E Ñ A N Z A S P A R A
E L L I D E R A Z G O

• Si quieres cambiar tus resultados, cambia tus acciones, si quieres


cambiar tus acciones, cambia tus pensamientos y si quieres
cambiar tus pensamientos, guarda tu corazón.
• “Si nuestro corazón es un invernadero y nuestros pensamientos
son semillas, ¿no deberíamos tener cuidado con lo que
sembramos?” 11 (Max Lucado).
• Guardar el corazón es una tarea estratégica para todo líder.
• Guardar el corazón de las influencias externas que atenten contra
su integridad, es la garantía de contar con la fortaleza, el
discernimiento y la sabiduría para enfrentar las demandas de la
realidad.
• “La actitud del corazón debe tomar preeminencia en la vida de
un líder…una actitud incorrecta del corazón impide más el
progreso y la realización de una vida, que una falta de
habilidad y potencial” 12 (Joyce Mayer).
• Andar en rectitud, integridad, verdad y justicia es una elección
que depende de mantener un corazón sano, y esa es una
elección personal. Esa es la clave para un liderazgo ético.
• Las acciones incorrectas nacen previamente en las motivaciones
y actitudes del corazón. La mentira, los actos de corrupción, el
engaño, infidelidad, la violencia hacia otros, nacen primero
como codicia, lujuria, resentimiento y envidia. Si dejamos que
nuestro corazón se llene de motivaciones y actitudes
incorrectas, tarde o temprano, cometeremos actos impropios y
cosecharemos un fruto amargo.
• Para mantener un corazón sano, no sólo es importante
reflexionar sobre nuestras conductas, sino también aprender a
reflexionar sobre nuestras motivaciones y actitudes de vida,
que son las que dan lugar a nuestros comportamientos.

Pensamiento: El corazón es el árbol del cual depende el fruto


que damos.

EDIFICANDO LA VIDA INTERIOR


“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” 13 (Proverbios
4:23).

¿De dónde procede nuestro poder y fortaleza personal para vencer los retos y desafíos con que
la realidad nos confronta? ¿Qué es lo que energiza nuestra vida personal? El rey Salomón dice que
la energía, fortaleza y poder provienen del corazón, vale decir, del alma del hombre: su carácter. Lo
que hay en el corazón: emociones, pensamientos y voluntad, determina el carácter de la persona. Y
el carácter es el centro del desarrollo del ser humano. Hemos dicho que el carácter determina la
integridad, la entereza, la fuerza y la competencia de una persona. Así todo lo que ocurre
externamente: comportamientos, palabras, hábitos y expresión emocional obedecen a lo que hay
en el carácter de la persona. El carácter representa la raíz que alimenta la vida del hombre.

¿Dónde hallar la fuente de nuestro poder personal?

Si queremos energizar nuestra vida, necesitamos, entonces, retornar / conectarnos con nuestro
carácter y con las raíces espirituales que lo alimentan. Al respecto comenta el Dr. Ron Jenson:
“Nos urge efectuar un retorno a las raíces espirituales y a centrarnos en el carácter. Estas son las
verdaderas bases para el auténtico poder personal. Lo que cuenta es quién es usted en lo más
íntimo de su ser, en lo más profundo de su fe, en su fortaleza espiritual. Esa es la verdadera fuente
de su auténtico poder personal”. 14

La raíz es el medio por el que una planta puede obtener del suelo los nutrientes y el agua que
necesita para alimentarse, crecer y fructificar. El fruto del árbol (calidad, pureza) es determinado
por la raíz. Y el comportamiento y las actitudes del hombre son determinados por su carácter. Si
comparamos la vida del hombre con la de un árbol, diremos que lo que es la raíz (fuente de
sustento y estabilidad) al árbol, lo es el carácter (identidad propia, conciencia de sí mismo, valores,
emociones, voluntad) al hombre. Jesús de Nazaret habló con mucha sabiduría de este principio.
“Ningún árbol bueno da fruto malo; tampoco da buen fruto el árbol malo. A cada árbol se le
reconoce por su propio fruto. No se recogen higos de los espinos ni se cosechan uvas de las zarzas.
El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón produce el bien; pero el que es malo, de
su maldad produce el mal, porque de lo que abunda en el corazón habla la boca” 15 (Lucas 6:43-
45).

Ser vs hacer y tener

Stephen K. McDowell y otros autores llaman a esta relación “el principio del poder y la
forma”. 16 “Lo externo es determinado por lo interno. Todas las formas externas o estructuras
provienen de algún poder interno”. 17 El poder que es interno, precede a la forma, que es externa, y
no al revés. El hombre es reflejo de este principio. Así en el hombre su fuerza y poder interior fluye
de su carácter, y éste a su vez se nutre de su vida espiritual. Ron Jenson lo resume con claridad: “Su
carácter es la raíz de tal fuerza y su espiritualidad es lo que le da vida a la raíz”. 18 Este es un
principio esencial en la vida del hombre, que genera poder personal, fuerza y virtud de carácter,
éxito integral, sentido de identidad y propósito, esperanza y satisfacción por la vida; o, por el
contrario, aburrimiento, desencanto y hastío por la vida, vacío existencial, fatalismo, dificultad para
lidiar con la cotidianidad de la vida, desesperanza y escepticismo.

Sin embargo, el hombre de hoy está más enfocado en hacer - tener cosas que en cultivar el ser.
Las personas son movidas, mayormente, por el hacer y el tener que por el ser. Han invertido el
orden de las prioridades en su vida. El hombre busca ser a través de hacer y obtener cosas,
enfocándose con una perspectiva desde “afuera hacia adentro”, más que llegar a ser a través del
cultivo de la vida interior, enfocándose con una visión de “adentro hacia fuera”.

Tomando contacto con la realidad actual

El carácter requiere ser cultivado y perfeccionado en un mundo donde lo trivial y superficial, la


apariencia externa y las conductas estereotipadas son tan comunes. Hoy en día para muchos el
carácter no es una prioridad. En un mundo donde la autenticidad se ha convertido en un espécimen
raro, el hombre ha centrado su atención sobre la personalidad, sobre la fachada - la imagen pública,
la apariencia externa - descuidando su ser interior.

Según el escritor y consultor Stephen R. Covey, tenemos dos opciones (paradigmas) para
orientar el crecimiento personal: la ética del carácter y la ética de la personalidad. 19

a) La ética de la personalidad concibe el crecimiento como un proceso que opera de afuera


hacia dentro, promoviendo el uso de técnicas, métodos y tecnologías para cambiar conductas y
actitudes. Este paradigma asume el crecimiento personal como una acción de corto plazo, y con
énfasis en la expresión y formas externas: imagen, carisma; cambios cosméticos. Según este
modelo el crecimiento opera en forma rápida y episódica: una receta fácil de implementar.

b) El paradigma de la ética del carácter hace énfasis en el crecimiento de adentro hacia


fuera, concibiendo el crecimiento personal como un proceso de maduración progresiva del
carácter. Bajo este paradigma no hay recetas rápidas ni fáciles, especie de píldoras o cursos
intensivos para procurar virtud, adquirir nuevos hábitos o desarrollar disciplinas básicas. La ética
del carácter se orienta a la interiorización de principios universales, legitimados a lo largo de la
historia del hombre, por su eficacia en las relaciones y organizaciones humanas. Al practicar
consistentemente estos principios, se generan hábitos productores de transformaciones
fundamentales en el ser humano.

Al observar algunas de las ideologías, filosofías y paradigmas dominantes en este siglo XXI,
se observa una tendencia materialista (hedonismo, consumismo, gratificación inmediata, enfoque
en la generación de riqueza, cultura impregnada por la acedia), post modernista (vínculos frágiles,
relatividad de los valores y la vida, falta de compromiso) narcisista (egocentrismo, indiferencia a
los demás), con énfasis en la ética de la personalidad (recetas cosméticas y rápidas, énfasis en la
imagen y el carisma). Bajo este escenario, el cultivar el carácter no es una prioridad.

Diríamos que se ha abandonado el enfoque en la persona interior (ser), por el hacer y tener,
para lanzarse en una carrera por las riquezas, la fama, el placer desde el hedonismo, la
preocupación por logros externos y mundanos, el éxito y la exaltación individual; muchas veces,
acompañados desde la codicia, la falta de integridad - transparencia, la indiferencia - neutralidad, la
indolencia, el excesivo pragmatismo - utilitarismo y el relajamiento ético - moral, entre otros. Esta
perspectiva pudiera parecer atractiva en el corto plazo; pero en el largo plazo produce resultados
catastróficos en la vida de las personas; porque el éxito no tiene que ver con logros externos, sino
más bien con la realización interna y progresiva como persona. “El éxito depende de lo que usted
haga de usted mismo”. 20

Lamentablemente mucha gente vive alienada de su vida interior, desde la pantalla, la


superficialidad, la incongruencia. Esta es una época que ha abandonado la ética del carácter para
moverse en la ética de la personalidad, enfocada más en lo externo que en lo interno; sin disciplina
espiritual y sin aspiración por vivir por principios trascendentes. En esa condición, como lo expresa
Alexander Solzhenitsyn, citado por Ron Jenson, “lo que nos enferma es la corrupción del corazón,
el torcimiento del alma. Nuestras aspiraciones, nuestros afectos y deseos, se han volteado hacia
cosas erróneas. Será hasta cuando los dirijamos hacia lo correcto, lo permanente, lo noble y lo
espiritual, que todo va a mejorar”. 21

Urge, entonces, una vuelta a lo interno – al carácter – y a nuestras raíces espirituales, si


queremos experimentar verdadero éxito personal, organizacional y social. Podemos concluir este
punto con lo que expresa Ron Jenson: “El punto es obvio: concentrarnos en un carácter que surja
de las raíces espirituales, es la fuente verdadera de nuestro poder individual, institucional y social.
Por tanto, yo sostengo que usted debe entretejer este principio en la fibra de su vida. Sus raíces
espirituales darán fuerza al crecimiento de su carácter, a través del establecimiento de derroteros
morales, la diaria reforma interior, una perspectiva re-enfocada y el control de sus instintos básicos.
¡Esta será su raíz! A menos que usted acepte este planteamiento, no podrá reconocer la verdadera
raíz de su vida y nunca experimentará el verdadero poder”. 22

La espiritualidad: sabia vital que fortalece el carácter


El carácter representa, pues, la raíz principal que energiza su vida. A su vez el carácter es
influenciado por su profundidad y madurez espiritual. Ahora, la madurez espiritual requiere el
cultivo intencional de nuestra espiritualidad.

Hablamos de espiritualidad y no de religiosidad. Para muchas personas vivir su espiritualidad


es equivalente a practicar una religión. Pero entre estos dos términos existen diferencias
importantes.

E N S E Ñ A N Z A S P A R A
E L L I D E R A Z G O
• Es la fortaleza interna (fortaleza de carácter) la que permite que
las personas lideren mejor.
• El carácter es el factor más decisivo para el desarrollo y
crecimiento del liderazgo. No son el talento, ni el carisma, ni la
inteligencia, ni el conocimiento, los factores que más definen al
líder, sino su carácter.
• “Los líderes son efectivos por lo que son interiormente; por las
cualidades que los hacen personas. Para llegar al más alto nivel
de liderazgo, las personas tienen que desarrollar esos rasgos
interiormente”. 23
• “Lo que es una persona (su carácter, cursivas mías) es lo que
determinará si su inteligencia, sus talentos, sus competencias,
su energía, su esfuerzo, sus capacidades para los negocios y
sus oportunidades tendrán éxito”. 24
• Tu carácter determina quién eres. Lo que eres determina lo que
ves. Y lo que ves determina lo que haces.
• “Debido a que lo interno es causa de lo externo, lo externo será
una reflexión de lo interno. Aplicando esto a la persona,
nuestras acciones externas revelarán nuestro carácter interno”.
25

• Nuestra espiritualidad nos conecta con nuestro propósito en la


vida, lo cual nos brinda una brújula en nuestro andar por la
vida.
• “La capacidad para ser entusiasta, es una cualidad espiritual
generada desde dentro de uno; no se necesita de charlas
especiales o excusas…Soy valioso porque Dios me creó con
un valor y una dignidad interior”. 26
• Nuestro primer objetivo (honrar a Dios en todo lo que hacemos)
no es simplemente una expresión de una creencia religiosa o de
una denominación, sea esta judía, cristiana (protestante o
católica)…Más bien, es la afirmación de que nuestra manera de
hacer negocios, comienza con Dios. Rechazamos la noción de
que…el razonamiento del hombre es la palabra o autoridad
final” 27 (C. William Pollard).
Pensamiento: Sin integridad, entereza y coherencia de
carácter, las habilidades, la inteligencia y la educación se
hacen insuficientes para liderar con éxito una organización y
lidiar con las demandas de la realidad.

EN BUSCA DEL SENTIDO DE LA VIDA


PARTE I
“…Dios lo hizo todo hermoso para el momento apropiado. Él sembró
la eternidad (anhelo de verdades eternas) en el corazón humano, pero aun
así el ser humano no puede comprender todo el alcance de lo que Dios ha
hecho desde el principio hasta el fin” 28 ( Eclesiastés 3:11).

¿Cuál es el sentido de mi vida? ¿Qué le da significado a mi vida? ¿Para


qué estoy aquí?

La búsqueda del significado - el propósito de nuestra vida - es el


empeño más importante que podamos tener. Como dijo Albert Camus,
citado por Enric Benavent Valles, “el sentido de la vida es la pregunta más
apremiante”. 29

La idea de que la vida tiene un sentido o propósito no es una invención


de algún autor o simplemente una definición tomada prestada de la
teología o de alguna filosofía, sino que emana de la misma naturaleza del
ser humano. Existimos para un propósito; esta realidad yace en el alma de
cada ser humano. El Dr. Victor Frankl, un sobreviviente del holocausto
judío durante la segunda guerra mundial, lo expresa de la siguiente
manera: “Toda persona tiene su propia misión o vocación específica en la
vida… ella no puede ser reemplazada, ni su vida repetirse. De modo que la
tarea de cada una es tan única como su oportunidad específica para
llevarla a cabo”. 30 Contrario, pues, al pensamiento nihilista que sostiene
que la vida no tiene un significado o propósito, la dinámica de la vida
humana misma declara su propio sentido.
Esta necesidad de sentido dentro de nosotros, como decía el Dr. Víctor
Frankl: “Debe corresponderse con una realidad” 31 ; o como lo expresa
Franz Werfel, citado por Víctor Frankl: “La sed es la prueba más clara de
la existencia de algo parecido al agua”. 32 El rey Salomón expresa, en la
misma línea de Frankl y Werfel, que la vida de cada individuo tiene un
propósito, y que ese propósito ha sido dado por el propio Dios – el Creador
– quien ha depositado en el corazón humano un anhelo de verdades
eternas; la necesidad de trascender y dejar un legado, el consagrarse a una
causa mayor que uno mismo. Y agrega el propio Víctor Frankl: “Lo
esencial de la condición humana es el hecho de auto-trascenderse, el que
haya algo más en mi vida que no sea yo mismo… Algo o alguien, una cosa
u otra persona distinta que yo”. 33 El hecho de auto-trascenderse el hombre
está relacionado con la necesidad profundamente arraigada de poseer un
sentido de significado, de marcar una diferencia, de vivir para algo
diferente a uno mismo. Le corresponde, entonces, a cada hombre la
responsabilidad por buscar el sentido y propósito de su propia vida. Lo
cierto es que en el corazón humano hay una gran hambre de sentido, una
necesidad profunda de significado y propósito, que clama por ser
satisfecha.

¿Cómo encontrar el sentido de nuestra vida?

La creencia de que la vida no tiene un significado está relacionada con


la dificultad que experimentan los seres humanos de hallar ese significado,
de conseguir esa correspondencia entre la necesidad de sentido que reside
en el hombre con ese algo en el mundo exterior que legitime ese sentido,
que haga figura dentro de sí. Al respecto el nihilista dice que debemos
aprender a soportar esa falta de sentido. Frankl, por el contrario, dice que
lo que necesitamos “es aprender a soportar nuestra inhabilidad para
comprender en su totalidad el gran sentido último”. 34 El rey Salomón
expresa que el hombre no logra apercibirse plenamente de los propósitos
eternos de Dios. “Él (Dios) sembró la eternidad (anhelo de verdades
eternas) en el corazón humano, pero aun así el ser humano no puede
comprender todo el alcance de lo que Dios ha hecho desde el principio
hasta el fin ” 35 ( Eclesiastés 3:11). El hombre no tiene ni podrá tener
jamás el cuadro completo. Sólo Dios tiene el cuadro completo, por eso la
relación con Dios es vital para tener una compresión más profunda y
contextualizada de nuestro sentido y propósito en la vida.

Esa realidad en el mundo exterior que corresponde a la necesidad de


sentido de cada hombre, puede parecer inaccesible, sobre todo si se piensa
en la realidad como algo completamente definido y acabado y no más bien
como una potencialidad, una posibilidad. En palabras de Victor Frankl:
Una posibilidad sobre el fondo de la realidad…algo que te sirva para asirte
a una oportunidad”. 36 Una posibilidad que necesita ser trabajada y
desarrollada.

Esa necesidad de sentido surge de la conciliación entre lo que yace en


el corazón del hombre, en la dotación que Dios ha puesto en él
(temperamento, dones y habilidades naturales, vocaciones, potencial), y la
realidad del mundo circundante (oportunidades, circunstancias, personas,
causas, etcétera).

Necesitamos, pues, encontrar, como lo dice Víctor Frankl, esa


correspondencia entre la necesidad de sentido que reside en nuestro
interior con ese algo en el exterior que certifique esos anhelos profundos
de significado. Ese mundo exterior que también aporta a nuestro potencial,
ofrece múltiples posibilidades y oportunidades para hacer ese mach entre
la necesidad de sentido que yace en cada hombre y ese algo afuera que le
imprima a la vida un acicate - una razón de ser - que le dé la inspiración
para anclar su vida a un propósito que lo trascienda.

Cada hombre ha sido dotado de un potencial para cumplir su rol en la


vida. Ese potencial necesita ser desarrollado. Y cada hombre necesita
asumir la responsabilidad de cumplir su propósito en la vida; vale decir,
desarrollar su potencial en el cumplimiento de sus roles.

Si partimos de la premisa que Dios le da sentido a la vida, y que Él


como Creador, hizo todas las cosas con un propósito. Entonces, podemos
concluir que la dotación recibida de parte de Él, es la medida justa de lo
que necesitamos para ejecutar los roles necesarios, cónsonos con el
propósito de nuestra vida. En palabras del Dr. Harold Finch: “Dios nos ha
dotado de poderosas reservas de talentos y habilidades – mayormente
fuerzas latentes listas para ser desatadas con el fin de energizar de un
modo sobrenatural sus planes y propósitos para nuestras vidas”. 37

Esos dones y talentos, como dice el Dr. Finch, representan fuerzas que
requieren ser desarrolladas y desatadas para poder cumplir con el
propósito en la vida. Y no sólo hemos sido habilitados y capacitados con
dones y talentos, sino también con una forma que incluye: un espíritu que
nos conecta con Dios, una pasión, una personalidad, oportunidades, y
experiencias que hemos vivido, con el fin de prepararnos para los roles,
asignaciones, tareas y propósitos. Si concluimos que Dios como Creador,
tiene un plan diseñado, entonces, podemos reconocer que nuestra vida no
transcurre por azar. De modo que cada experiencia que vivimos es valiosa
y suma al gran propósito.

En esa forma con la que hemos sido dotados no hay desperdicio, no hay
experiencias innecesarias, aun las dolorosas, no hay dones y talentos para
los cuales no podamos encontrar oportunidades donde usarlos. De modo
que nuestros talentos y habilidades naturales, junto con nuestra
personalidad y oportunidades son una guía bien precisa para orientarnos en
nuestro propósito en la vida. Es en esas áreas en que estamos dotados,
donde podemos dar nuestra mejor contribución, donde podemos
desempeñarnos con mayor eficacia, donde podemos generar el mayor
impacto . “Lo que soy capaz de hacer, eso es lo que Dios quiere que haga”
38
, dice Rick Warren.

Los dones, talentos, vocaciones y personalidad representan una medida


bastante precisa de hacia dónde apunta nuestro propósito; de cómo
orientarnos para encontrar nuestra área de llamado. Si pasamos por la vida
sin descubrir - hacernos conscientes - de cuáles son los talentos y dones,
oportunidades, vocaciones y pasiones con las que hemos sido dotados,
viviremos frustrados y jamás alcanzaremos nuestro máximo potencial.
Necesitamos descubrir y conectarnos con esas fuerzas latentes, y adquirir
un sentido de destino, una razón para vivir. Son el uso y puesta en servicio
de esas fuerzas latentes las que nos llenan de energía, inspiración y
motivación; las que le dan sentido a la vida.

Tener un sentido de vida,


energiza nuestra existencia

Poder asignarle a nuestra vida un significado, desarrollar un propósito


para nuestra vida, encontrar la correspondencia entre la necesidad de
sentido que reside en nuestro corazón, con ese algo en el mundo exterior
que legitime ese sentido, energiza, inspira y motiva nuestra vida.

Mientras mayor sea la conciencia, el conocimiento, el contacto y la


experiencia personal con el propósito de vida identificado, más profunda
será la motivación, la expectativa, el apetito, el apremio y la
determinación para avanzar en pos de la consecución del significado de
vida que hemos asumido. El propósito le imprime a la vida un acicate y un
“sentido de urgencia” de vivir según ese significado. Un propósito de vida
nos mueve también a establecer prioridades y a vivir con un enfoque
intencional, con la certeza de estar viviendo la vida que queremos vivir, y
con la convicción de no desperdiciar la vida. Tener un sentido de vida llena
a ésta de entusiasmo y de pasión: emoción con sentido de dirección. Un
significado de vida proporciona una sensación de bienestar y plenitud y
afecta profundamente la manera en que vivimos, a la vez que sirve de
punto de apoyo para el desarrollo de nuestra potencialidad como seres
humanos.

En la actualidad muchas personas manifiestan experimentar en sus


vidas un profundo vacío existencial, una falta de sentido, una carencia de
propósito, una ausencia de objetivos, una indefinición de un proyecto de
vida, que los mueva a la contribución, que direccione sus vidas y los
motive a accionar y encontrar su propio sentido de vida. Por el contrario,
lo que existe es un fatalismo que carcome la vida misma, como
consecuencia de asumir la postura nihilista de que “la vida no tiene ningún
sentido”. Al respecto comenta el Dr. Victor Frankl: “El fatalista se dice a sí
mismo que eso no es sólo inútil, sino completamente imposible, porque no
somos libres, ni siquiera responsables, sino que somos las víctimas de la
coyuntura, del entorno, de las circunstancias. Pero los fatalistas no tienen
en cuenta y olvidan que, en realidad, somos nosotros quienes
configuramos las circunstancias y los que podemos transformarlas allí
donde haga falta”. 39
EN BUSCA DEL SENTIDO DE LA VIDA
PARTE II
“…Dios lo hizo todo hermoso para el momento apropiado. Él sembró
la eternidad (anhelo de verdades eternas) en el corazón humano, pero aun
así el ser humano no puede comprender todo el alcance de lo que Dios ha
hecho desde el principio hasta el fin” 40 ( Eclesiastés 3:11).

La necesidad de trascender

Como hemos dicho una de las necesidades básicas del ser humano es la
necesidad de autotrascenderse: la necesidad de sentido, vale decir, la
necesidad de estar al servicio de algo más grande que la persona misma,
de marcar una diferencia, de consagrarse a una causa o un deber u otra
persona. En la medida que el hombre traspasa las fronteras de su propio
yo, se hace más humano, más fiel y auténtico con su propia naturaleza.

El hombre tiene necesidad de trascender y trascenderse. Maslow


ubicaba la trascendencia como la necesidad más elevada. El sabio
Salomón dijo: “Dios ha colocado eternidad en el corazón del hombre”, y
con esto estaba queriendo decir que la propia naturaleza del ser humano
anhela y clama por lo trascendente, por lo intemporal, por aquello que se
proyecta en el tiempo. El ser humano vive permanentemente en busca de
un significado que le dé sentido a su vida y cuando no lo encuentra
sucumbe ante las exigencias del entorno. Esta realidad se hace aún más
manifiesta, en situaciones de dificultad y necesidades de carencia (muerte,
pérdidas importantes, enfermedades, etcétera). Dice un sobreviviente de
los campos de concentración nazi, el Dr. Víctor Frankl: “Una persona que
se proyecta hacia un sentido, que ha adoptado un compromiso por él, que
lo percibe desde una posición de responsabilidad, tendrá una posibilidad
de supervivencia incomparablemente mayor en situaciones límite que la
del resto de la gente normal”. 41

Sin un sentido de propósito la vida se hace insoportable de vivir. Se


llena de frustración, de aburrimiento, de vacío existencial; se convierte en
una carga pesada difícil de sobrellevar, tal como lo afirma el psicólogo
Rollo May: “El ser humano no puede vivir una condición de vacío por
mucho tiempo: si él no está creciendo hacia algo, no solamente se estanca;
las potencialidades reprimidas se convierten en morbosidad y
desesperación y eventualmente en actividades destructivas”. 42 La falta de
propósito empuja al hombre a vivir una vida disoluta, egoísta y utilitaria;
carente de compromiso y responsabilidad genuina. Por el contrario,
“cuando la vida tiene sentido, puedes soportar cualquier cosa. Cuando no
lo tiene, resulta insoportable” 43 (Rick Warren).

Sin sentido de propósito la vida pierde valor; pierde su razón de ser. Al


respecto dice Rick Warren: “Vivir con propósito es la única manera de
vivir realmente. Todo lo demás es existir”. 44 Mucho del desencanto frente
a la vida, del aburrimiento de la existencia y de la incapacidad para lidiar
con la cotidianidad de la vida, están relacionados con la falta de sentido
que experimenta el hombre. Se necesita de un por qué, de una razón que
motive e inspire la vida por un derrotero. Algo a lo que consagrarse, algo
por qué vivir y también por qué morir. Bien lo decía Nietzsche, citado por
Carlos G. Vallés: “Quien tiene un por qué vivir, encontrará un cómo”. 45 O
dicho en palabras del Dr. Stephen Covey:”Desgraciado de aquel que no
viera ningún sentido en su vida, ninguna meta, ninguna intencionalidad y,
por tanto, ninguna finalidad en vivirla, ése estaría perdido. El hombre que
se hace consciente de su responsabilidad ante el ser humano que le espera
con todo su afecto o ante una obra inconclusa, no podrá nunca tirar su vida
por la borda. Conoce el por qué de su existencia y podrá soportar casi
cualquier cómo ”. 46 Cuando la vida tiene sentido podemos soportar
cualquier cosa; cuando no la tiene resulta una carga insoportable.

¿En dónde encontrar el sentido de la vida?

Los seres humanos necesitan encontrar un por qué en su vida que le dé


un sentido de significado. En la búsqueda del sentido de la vida las
personas recurren a diferentes centros sobre lo que poder fundamentar su
vida: familia, trabajo, causas comunitarias, etcétera. Muchas personas
buscan llenar el sentido de sus vidas haciendo cualquier cosa que opere –
pragmatismo – y genere resultados; otros adoptan alguna forma de
misticismo que le procure algunas ráfagas de espiritualidad. Hay quienes
optan por la filantropía como una forma de trascender. Están también los
que relegan la búsqueda de significado a un sentimiento de felicidad.
Existen personas que relacionan la espiritualidad con la práctica de alguna
religión. Y hay quienes quieren darle significado a todo apoyándose en la
ciencia. Pero ninguna de estas opciones satisface plenamente los por qué
de sus corazones. Todas estas opciones giran en torno a sí mismo, o a
centros que cambian y se vuelven relativos.

Dice Ravi Zacharias: “Cuando uno intenta vivir sin Dios, las respuestas
a la moralidad, la esperanza y el significado nos hacen retroceder dentro
de nuestro propio mundo para elaborar una respuesta individualizada.
Vivir sin Dios significa elevarse a sí mismo tirando de los cordones de sus
zapatos metafísicos, cualquiera sea la vía escogida”. 47 El hombre es
incapaz de encontrar dentro de sí mismo la fuente de su significado.
Apunta Tomas Wolfe, citado por Luís Palau: “La completa convicción de
mi vida ahora descansa sobre la creencia de que el sentimiento de soledad,
lejos de ser un fenómeno raro y curioso, peculiar a mí mismo y a otras
personas solitarias, es el hecho central e inevitable de la existencia
humana. Toda esta horrible duda, desesperación y oscura confusión del
alma que una persona solitaria debe conocer es debido a que no está unida
a una imagen alguna, salvo aquella que él mismo haya creado. No está
apoyada por ningún otro conocimiento excepto aquel que pueda reunir por
sí mismo con la visión de sus propios ojos y cerebro. No es sostenido,
aplaudido ni ayudado por ningún partido. No es consolado por ningún
credo. No tiene fe excepto en sí mismo y con frecuencia esta lo abandona
dejándolo sacudido e impotente”. 48

La pregunta es ¿aparte de Dios puede el hombre encontrar un


significado para su vida? El filósofo Blas Pascal opina que no. Al respecto
comenta: “En el corazón del hombre, hay un vacío con forma de Dios, que
sólo Dios puede llenar”. En la misma línea de pensamiento refiere el
célebre ateo Bertrand Russell (en sus últimos días de vida), citado por
Rick Warren: “A menos que se dé por hecho la existencia de Dios, la
búsqueda del propósito de vivir no tiene sentido”. 49 Y cierra el propio
autor Rick Warren enfatizando. “El propósito de tu vida excede en mucho
a tus propios logros, a tu tranquilidad, o incluso a tu felicidad. Es mucho
más grande que tu familia, tu carrera o aun tus sueños y anhelos más
vehementes. Si deseas saber por qué te pusieron en este planeta, debes
empezar con Dios. Naciste por su voluntad y para su propósito… Sólo en
Él encontramos nuestro origen, nuestra identidad, nuestro sentido, nuestro
propósito, nuestro significado y nuestro destino. Cualquier otra ruta
termina en un callejón sin salida” .50 Enfocarnos, pues, en nosotros mismos
nunca podrá revelarnos el propósito de nuestra vida.

Para el rey Salomón ese sentido de la vida, esa necesidad de propósito


se alineaba con el cultivo de la espiritualidad; con una relación con un ser
trascendente, que fue quien lo creó, y puso en él ese anhelo de verdades
eternas. Sin esa conexión espiritual con Dios, la vida pierde sentido, se
percibe caótica, se experimenta como intrascendente. La consecuencia de
excluir a Dios de nuestras vidas es el vacío existencial, la falta de
propósito, el escepticismo, la desesperanza, la falta de significado. Esto se
alinea con lo que sostiene el investigador y psicólogo (psicología positiva)
Martín Seligman, citado por el Dr. Ron Jenson: “Descubrir el significado
de la vida, exige una adhesión a algo más grande que la soledad del
individuo. Si la gente joven encuentra difícil hoy en día tomar en serio su
relación con Dios, ocuparse de su relación con el país o ser parte de una
familia grande y estable, les será muy difícil hallar un significado para la
vida. Poniéndolo de otra manera, el yo es una entidad muy inadecuada
para encontrar ese significado”. 51 Al final de sus días, el discurso de
Salomón, concluye con esa convicción. “El fin de todo discurso oído es
este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del
hombre” 52 (Eclesiastés 12:13).

E N S E Ñ A N Z A S P A R A
E L L I D E R A Z G O
• Tener un sentido de propósito simplifica la vida. Un propósito
claro contribuye a tomar decisiones acertadas, definir
prioridades, distribuir en forma eficiente el tiempo y usar
adecuadamente los recursos disponibles.
• Un propósito claro ayuda a enfocar la vida, ser más intencional
en las acciones.
• Tener un propósito energiza la vida. El propósito inspira,
motiva; trae satisfacción o contentamiento a la vida.
• El hombre sin propósito es como un barco sin timón, un soplo,
nada, nadie. Thomas Carlyle.
• Cuando el por qué – el propósito – está claro, es fácil enfocarse;
también se tiene más claridad del cómo: métodos, estrategias,
sistemas, etcétera.
• La capacidad de auto-realizarse corre paralelo al compromiso
con el cumplimento del propósito de vida.
• Enfocarse en el propósito en lugar de los ingresos es lo que
genera confianza en la solidez del negocio. Las organizaciones
con misiones fuertes que están enfocadas más allá de unos
ingresos, son claras ganadoras en la creación de negocios
exitosos y sostenibles.
• Contar con un propósito claro es el escudo frente a los desafíos
organizacionales.
• Una organización que tiene propósitos claramente definidos
favorece el optimismo de sus trabajadores. Un sentido de
propósito como organización se traduce también en un mayor
compromiso y sentido de pertenencia de los trabajadores.
• Aquellos lugares de trabajo que se enfocan en crear un ambiente
significativo para todos sus grupos de interés (clientes,
colaboradores y comunidades), fomentan una cultura con base
en un propósito común que permite construir confianza,
impulsar la inversión, y puede llevar a una ventaja competitiva
en tiempos de dinamismo económico.53
• Es difícil liderar sin un claro sentido de propósito. Si el líder no
sabe a dónde se está conduciendo, cómo puede aspirar
conducir a otros. Es difícil separar liderazgo de propósito.
• El propósito se alinea a los dones, talentos, vocaciones del líder.
¿CÓMO CULTIVAR LA ESPIRITUALIDAD?
“El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus
mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra
a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala” 54
(Eclesiastés 12:13-14).

El énfasis que conviene hacer en la vida gira alrededor de esas dos


dimensiones expresadas por Salomón: Teme a Dios (reverencia a Dios, cultiva tu
espiritualidad, alimenta tu comunión con Dios) y guarda sus mandamientos
(cultiva tu carácter).

Estas dos dimensiones son inseparables. Lo espiritual afecta el desarrollo del


carácter; y la forma como se gestiona la vida (pensamientos, emociones y
voluntad) facilita y conecta con la dimensión espiritual.

La fortaleza, vale decir, la integridad, la entereza y la competencia con que se


conduce una persona fluye de su carácter. Esa es la raíz de tal fortaleza; pero la
espiritualidad es lo que le da vida a la raíz. Sin el cultivo de la espiritualidad, la
efectividad y el poder personal se resienten y erosionan. Las raíces espirituales
son las que dan el crecimiento y estabilidad al carácter. La base de un despliegue
saludable y efectivo del carácter se asocia a la madurez espiritual.

El paradigma del hombre completo

El hombre es, según la Biblia, espíritu, alma y cuerpo. El espíritu representa


la parte que Dios ha puesto de sí en el hombre. El espíritu es el principio de vida
divina que vivifica al hombre. A través del espíritu podemos palpar y percibir a
Dios, y él se puede comunicar con nosotros. El alma es la vida propia del
hombre, su identidad, su yo propio. Representa el intelecto, las emociones y la
voluntad propia del hombre. Es el área donde se desarrolla el carácter. El cuerpo
es el envoltorio que sirve de instrumento de expresión para el alma. Estos tres
elementos están integrados sinérgicamente, más que representar naturalezas
duales.
El rey Salomón nos dice que el hombre es más que materia, que posee un
espíritu. Esto nos habla de un paradigma de persona completa que necesita
incluir el cuerpo, el alma (las emociones, los pensamientos y la voluntad) y el
espíritu. Cualquier modelo que excluya alguna de estas dimensiones presenta un
hombre incompleto. Estos tres componentes del hombre necesitan ser cultivados
e integrados, para generar una vida que sea plena, saludable y efectiva. Sin el
desarrollo pleno de los tres, el ser humano funciona como un taburete que se
tambalea. Así el hombre tiene un poder cuya fuente mana de su espíritu, con todo
el hombre necesita de un instrumento adecuado de expresión para el espíritu, que
es el alma, y ésta a su vez necesita de un vehículo de expresión como lo es el
cuerpo.

Al observar estas tres dimensiones, resalta el espíritu como la parte más


noble, y la que debe ser cultivada en prioridad, ya que ésta es la que energiza las
otras. En el lenguaje del rey Salomón, primero necesitamos reverenciar a Dios,
de allí procede el alimento que nutre el carácter, y pone en orden el cuerpo.

Cultivando la vida espiritual

“…la cuestión no es la existencia de Dios sino su importancia, la diferencia que Dios


marca en la forma en que vivimos…Un Dios que existe, pero que no nos importa, que no
será determinante en cómo vivimos, no tendría razón de ser…La cuestión no es la
naturaleza de Dios, sino en qué clase de personas nos convertimos cuando nos
relacionamos con Él” 55 (Harold Kushner - rabino del Templo de Israel en la ciudad de
Natick).

Necesitamos, entonces, disponernos a cultivar en prioridad la vida espiritual,


vale decir, cultivar nuestra relación con Dios. Esto ofrece un reto en nuestra
cultura. Para muchos, Dios no es “una opción razonable”. El hombre ha
desestimado a Dios como fundamento para edificar su vida, con el consecuente
resultado de vacío existencial, vacuidad, falta de propósito, angustia,
desesperanza y escepticismo. Cuando el fundamento de Dios sucumbe ante la
necedad, la ignorancia espiritual y el egocentrismo del hombre, el desastre
aguarda a la vuelta de la esquina.

Otros, poseídos por un excesivo yoismo, no admiten que nadie, ni siquiera


Dios pueda gobernar sus vidas. Para estas personas, el creer en Dios no es un
problema intelectual, no se trata de “no comprender” las demandas de Dios. Su
negativa es más bien un problema moral, que se traduce en un “no querer” dejar
que nadie, ni Dios mismo gobierne sus vidas. Eso se llama orgullo y
autoexaltación.

Por otra parte, a muchos les gusta la idea de un dios impersonal, como una
especie de energía cósmica, pues de esta forma no tienen que enfrentarse con las
demandas ético – moral de un Dios personal. A mucha gente le disgusta la idea
de un Dios soberano, personal y moral.

En otros casos, el hombre ha querido hacer a Dios una creencia a la medida de


su conveniencia; lo que se traduce en la mayoría de los casos, en una
espiritualidad sincrética – religión a la medida -, que extrae “lo bueno de varios
sistemas de creencias” que en la mayoría de los casos son contradictorios entre
sí, pero que se integran en la persona en una amalgama particular y conveniente.
R.C. Sproul, citado por Luis Palau, lo expresa en forma elocuente: “La mayoría
de nosotros somos inconstantes con respecto a este tema ( lo espiritual ). Nuestro
crisol tiene un poco de fe y un poco de escepticismo. Somos seculares y
religiosos a la vez. A veces, creemos en Dios. En ocasiones, nuestra religión tiene
elementos de superstición que atenuamos con una pizca de ciencia”. 56 Pero Dios
no es como el hombre quiere que sea o le convenga, sino como Él es. En este
punto son relevantes las palabras de Patrick M. Morley, citado por Luis Palau:
“Hay un Dios que nosotros queremos, y hay un Dios que es… y no son el mismo
Dios. El momento decisivo llega cuando dejamos de buscar al Dios que
queremos y comenzamos a buscar al Dios que es” .57

En este sentido, necesitamos entender que el valor de la fe no está en quien


cree, sino en aquel en el cual se cree; no en el que confía, sino en aquel en el cual
se confía; es decir, en el objeto de la fe. El valor de la fe está en el objeto de ella y
no en el sujeto que la ejerce. Podemos decir que ni la sinceridad, ni la intensidad
de la fe (como creencia) pueden sustituir el valor de la verdad que apoya esa
creencia. Si el objeto de la fe no es el correcto, esa fe es vana y estéril. El objeto
de la fe expresado en el logos que se predica, debe tener la cualidad de brindar
efectivamente aquello que promete dar.

Cultivar, entonces, la vida espiritual implica aceptar y adoptar las reglas de


Dios, acerca de cómo se debe conducir una relación con él. Una propuesta
centrada en un Dios personal, es la espiritualidad cristiana, basada en las
enseñanzas de Jesús de Nazaret.

Jesús es, sin duda alguna, la personalidad más sobresaliente de todos los
tiempos. Al hacer vida terrenal, su impacto y trascendencia fueron tales, que
dividió la historia en dos (a.C. y d.C.). Ningún maestro (Buda, Confucio,
Mahoma, etcétera); estadista / político (Julio Cesar, Alejandro Magno, Bolívar,
etcétera); filósofo (Aristóteles, Sócrates, Platón, etcétera); estudioso del
comportamiento humano (Freud, Perls, Jung, Maslow, etcétera); ha pronunciado
palabras, ni vivido unas vida cuyas enseñanzas representen una guía semejante
para el mundo en que vivimos.

Las enseñanzas de Jesucristo, perpetuadas para la posteridad en los


evangelios, son la más grande literatura que se haya escrito. Son las más leídas,
citadas, traducidas a una mayor cantidad de idiomas, amadas, creídas, y también
las más perseguidas y odiadas. Esto es sólo por una razón: porque son las más
grandes palabras que se hayan dicho. “Su grandeza yace en la espiritualidad pura
y lúcida con que trata con claridad, definitiva y autorizadamente con el mayor
problema que se agita en el pecho humano; es decir ¿quién es Dios? ¿Me ama?
¿Se preocupa por mí? ¿Qué debería yo hacer para agradarle? ¿Cómo mira él mi
pecado?” 58

Las palabras de ningún otro hombre tienen la apelación de las palabras de


Jesús, ya que nadie puede contestar estas preguntas fundamentales humanas
como Jesús – el Hijo de Dios – las contestó. Sólo él tiene la autoridad definitiva y
última para contestar esas preguntas, porque sólo él demostró ser Dios. Sólo él
resucitó del polvo de la tierra. Ningún maestro ha reclamado para sí resurrección
y vida eterna. Ningún maestro vivió el tipo de vida que él vivió. Ninguno de los
grandes maestros se ha abrogado el título de Dios.

Sin embargo, la grandeza de sus enseñanzas no radica solamente en que sus palabras, en
todo sentido, son completas, desde la regulación del pensamiento hasta el control de la
voluntad; o porque en ellas se halla la fuente de verdades espirituales eternas, después de que
la razón ha llegado al límite de su investigación en vano; o porque ellas representan una
respuesta al hambre y sed espiritual que tiene el hombre en su interior (sentido de
trascendencia), sino también porque sus palabras estuvieron respaldadas por el testimonio de
su vida. Nadie demostró tal grado de congruencia en su conducta, como evidencia del
mensaje de amor, justicia, mansedumbre, humildad y fe que predicó y enseñó. Jesús fue, en
su propia vida y carácter, la esencia misma de lo que enseñaba. Sus hechos y actitudes eran la
expresión viva de la justicia, equidad, amor, virtud, santidad y fortaleza espiritual que él
predicó.

Para los creyentes cristianos el valor de la fe reside en Jesucristo. Desde la


perspectiva cristiana, sólo Jesús hizo las señales que Él hizo, sólo Jesús resucitó
del polvo de la tierra en gloriosa resurrección, por lo tanto sólo Jesús tiene la
autoridad para valuar y justipreciar la fe (creencia en Dios). Las palabras de
ningún otro líder religioso tienen la apelación y la autoridad para dar vida, porque
ningún otro líder hizo y demostró lo que Jesús hizo y demostró; sólo Jesús
demostró ser Dios, y sólo Él proveyó los medios para brindar vida al hombre.

¿Qué incluye la práctica de la espiritualidad?

Puedo sugerirle tres aspectos prácticos y sencillos.

Vida de oración

El primer aspecto es conectarse con Dios, vale decir, experimentar a Dios a


través de la oración, lo cual no es más que hablar con Dios.

Dispóngase a tener un tiempo diario de oración (comunicación con Dios), en


el cual usted pueda expresarle a él sus necesidades, sus inquietudes, sus dudas;
pero al mismo tiempo puede recibir su influencia: iluminación, presencia y
perspectiva sobre su vida.

Meditación en los grandes principios

Dios dejó constancia de sus mandamientos, principios y leyes en su palabra


escrita. Esas enseñanzas están recogidas en la Biblia – la palabra de Dios. Al leer
y meditar las enseñanzas de la Biblia podrá obtener una guía segura, inerrable e
infalible para conducir su vida.

Les animo, pues, a invertir un tiempo diario en leer la Biblia, y meditar en sus
enseñanzas.
Vivir la fe

Otra forma de experimentar la espiritualidad es expresar su fe. Aprenda a


vivir por fe, vale decir, basado en las enseñanzas que Dios ha dejado en su
palabra, y en la guía y conducción que le transmiten la comunión con Él.

La fe implica una forma de vivir basada en las verdades espirituales. La fe es


la única forma de relacionarse con Dios.

E N S E Ñ A N Z A S P A R A
E L L I D E R A Z G O
• Las raíces espirituales son las que dan el crecimiento y
estabilidad al carácter. La base de un despliegue saludable y
efectivo del carácter se asocia a la madurez espiritual.
• Sólo el paradigma de la persona completa (espíritu, alma y
cuerpo) trae satisfacción, significado y propósito reales a la
vida.
• En la dimensión espiritual, el valor de la fe está en el objeto de
ella y no en el sujeto que la ejerce.
• Una práctica espiritual saludable incluye: oración, meditación en
los principios eternos y ejercicio de la fe.

Bibliografía
GESTIÓN DE LA LENGUA
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. Ziglar Zig, Algo más por qué sonreír,
. Peck M. Scott, La Nueva Psicología de Amor, Emece Editores, 1995
0. Eclesiastés, la Biblia, RVR 1960
1. Drucker Peter y Maciariello Joseph A., El ejecutivo eficaz, Ediciones Deusto, 2007
2. Ríos Asdrubal, La respuesta a todas las necesidades de la obra, Editorial Patmos, 1988
3. Covey Stephen, Los siete hábitos de la gente altamente efectiva, Editorial Paidós, 2009
4. Ziglar Zig, Algo más por qué sonreír,

5. Maxwell John, Las 17 Leyes Incuestionables del trabajo en equipo, Grupo Nelson, 2008
6. Eclesiastés, la Biblia, RVR 1960
7. Eclesiastés, la Biblia, RVR 1960
8. Drucker Peter y Maciariello Joseph A., El ejecutivo eficaz, Ediciones Deusto, 2007
9. Drucker Peter y Maciariello Joseph A., El ejecutivo eficaz, Ediciones Deusto, 2007
0. Drucker Peter y Maciariello Joseph A., El ejecutivo eficaz, Ediciones Deusto, 2007
1. Drucker Peter y Maciariello Joseph A., El ejecutivo eficaz, Ediciones Deusto, 2007
2. Proverbios, la Biblia, RVR 1960
3. Drucker Peter Maciariello Joseph A., El ejecutivo eficaz, Ediciones Deusto, 2007
4. Eclesiastés, la Biblia, RVR 1960
5. Comentario Bíblico Mundo Hispano, Tomo 9 Proverbios – Cantares, Editorial Mundo Hispano, 1995
6. García Ela, apuntes de clase
7. Bridges William, Managing Transitions, Da Capo Life Long, 2016
8. Barroso Manuel, Meditaciones Gerenciales, Editorial Galac, 2005
9. Barroso Manuel, Meditaciones Gerenciales, Editorial Galac, 2005
0. Barroso Manuel, Meditaciones Gerenciales, Editorial Galac, 2005

GESTIÓN DE LOS NEGOCIOS Y LOS


EMPRENDIMIENTOS
. Proverbios, la Biblia – LBAD
. Proverbios, la Biblia – LBAD
. Covey Stephen R., Los siete hábitos de la gente altamente efectiva, Editorial Paidós, 2009
. John Mason, Usted nació original, no muera como una copia, Editorial Caribe, 1995
. John Mason, Usted nació original, no muera como una copia, Editorial Caribe, 1995
. Proverbios, la Biblia – NBD.
. Heisbell Espinoza, /trabajos32/planificacion-estrategica/planificacion-estrategica.shtml
. Maxwell John, El mapa para alcanzar el éxito, Grupo Nelson, 2008
. Proverbios, la Biblia – LBAD
0. Proverbios, la Biblia – LBAL
1. Bonilla María y otros autores, Planificación: concepto e importancia, Universidad Fermín Toro, 2006
2. Evangelio San Lucas, la Biblia – RVR 1960
3. Proverbios, la Biblia - NVI
4. Proverbios, la Biblia – NTV
5. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
6. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
7. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
8. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
9. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
0. Covey Stephen R., Asegurar resultados en tiempos de incertidumbre, Editorial Paidós
1. Covey Stephen R., Asegurar resultados en tiempos de incertidumbre, Editorial Paidós
2. Trichet Jean-Claude, gobernador del Banco Central Europeo
3. Proverbios, la Biblia – LBD
4. Proverbios, la Biblia – NTV
5. Proverbios, la Biblia – NTV
6. Proverbios, la Biblia – PDT
7. Proverbios, la Biblia – NVI
8. Proverbios, la Biblia - NVI
9. Proverbios, la Biblia – NTV
0. Covey Stephen R., Asegurar resultados en tiempos de incertidumbre, Editorial Paidós
1. Covey Stephen R., Asegurar resultados en tiempos de incertidumbre, Editorial Paidós
2. Proverbios, la Biblia – Textual
3. Proverbios, la Biblia – PDT
4. Trichet Jean-Claude, gobernador del Banco Central Europeo
5. Covey Stephen R., Asegurar resultados en tiempos de incertidumbre, Editorial Paidós
6. Cabrera José, https://blog.cabreramc.com/2008/10/09/la-transparencia-es-clave-para-el-futuro-de-nuestras-
organizaciones/
7. Proverbios, la Biblia – NVI
8. Jensen Michael, _noticias/noticias_generales_hist/4A98387F620BD606E04075A36EB04B4E?
_template=/SHARED/pl_noticias_detalle_pub
9. Shell Robbie, Liderazgo Permanente, Pearson Educación, 2007
0. Proverbios, la Biblia – TLA
1. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
2. Covey Stephen R., Los siete hábitos de la gente altamente efectiva, Editorial Paidós, 2009
3. Proverbios, la Biblia – LBLA
4. Proverbios, la Biblia – BAD
5. Proverbios, la Biblia – LBLA
6. Proverbios, la Biblia – NBD
7. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
8. Proverbios, la Biblia – NBD
9. Evangelio San Lucas, la Biblia – RVR 1960
0. Ohmae Kenichi, La mente del estratega, McGraw-Hill, 2004
1. David Fred R., Conceptos de administración estratégica, Pearson Educación, 2003
2. Ohmae Kenichi, La mente del estratega, McGraw-Hill, 2004
3. David Fred R., Conceptos de administración estratégica, Pearson Educación, 2003
4. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
5. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
6. Proverbios, la Biblia – NVI
7. Proverbios, la Biblia – NVI
8. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
9. Éxodo, la Biblia – RVR 1960
0. Proverbios, la Biblia – NVI
1. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
2. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
3. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
4. Proverbios, la Biblia – LBLA
5. Karp H.B., Guía para el líder del cambio, Editorial Cuatro Vientos, 2006
6. Bennis Warren, Cómo llegar a ser líder, Editorial Norma, 1991
7. Borroso Manuel, Meditaciones Gerenciales, Editorial Galac
8. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
9. Torres Gerver, , 06-06-2016
0. Eclesiastés, la Biblia – NVI
1. Comentario Bíblico Mundo Hispano, Tomo 9 Proverbios – Cantares, Editorial Mundo Hispano, 1995
2. Proverbios, la Biblia RVR 1960
3. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
4. Van Andel Jay, An Enterprising Life, HarperCollins, 1998
5. Porter Michael, On Competition, Harvard Business Review, 2008
6. Porter Michael, On Competition, Harvard Business Review, 2008
7. Hechos, la Biblia – RVR 1960

GESTIÓN DE LA FAMILIA
. Barroso Manuel, Ser Familia, Editorial Galac, 2006
. Barroso Manuel, Ser Familia, Editorial Galac, 2006
. Kliksberg Bernardo, /ES/ENTREVISTAS/060529.html
. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
. Strong James, Nueva Concordancia Strong, Editorial Caribe, 2002
. Mcdowell S., Beliles M., Principios Bíblicos para la Reforma de las Naciones, 1992
. Proverbios, la Biblia – La Biblia de las Américas
. Strong James, Nueva Concordancia Strong, Editorial Caribe, 2002
0. Proverbios, la Biblia – NVI
1. Proverbios, la Biblia - Biblia Universidad de Jerusalén
2. Frankl Víctor, El hombre en busca de sentido, Editorial Herder, 1991
3. Barroso Manuel, Ser Familia, Editorial Galac, 2006
4. Barroso Manuel, Ser Familia, Editorial Galac, 2006
5. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
6. Barroso Manuel, Ser Familia, Editorial Galac, 2006
7. Proverbios, la Biblia – NTV
8. Barroso Manuel, Ser Familia, Editorial Galac, 2006
9. Mcdowell S., Beliles M., Principios Bíblicos para la Reforma de las Naciones, 1992
0. Sigourney Lidia, La Biblia para las naciones
1. Barroso Manuel, Ser Familia, Editorial Galac, 2006
2. Barroso Manuel, Ser Familia, Editorial Galac, 2006
3. Kliksberg Bernardo, /ES/ENTREVISTAS/060529.html
4. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
5. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
6. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
7. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
8. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
9. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
0. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
1. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
2. Barroso Manuel, Ser Familia, Editorial Galac, 2006
3. Barroso Manuel, Ser Familia, Editorial Galac, 2006

GESTIÓN DE LAS RELACIONES


. Satir Virginia, Relaciones humanas en el núcleo familiar, Editorial Pax – México, 1982
. Proverbios, la Biblia – NVI
. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
. Jenson Ron, Cómo alcanzar el éxito auténtico, San Diego, CA: Future Achievement
. Bosch María José, La danza de las emociones: vives como sientes, Editorial Edaf, 2009
. Fromm Erick, El arte de amar: una investigación sobre la naturaleza del amor, Paidós, 2007
. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
0. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
1. Proverbios, la Biblia – NBD
2. Proverbios, la Biblia – PDT
3. Proverbios, la Biblia – NVI
4. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
5. Proverbios, la Biblia – NTV
6. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
7. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
8. Proverbios, la Biblia - Dios Habla Hoy
9. Proverbios, la Biblia – NBD
0. Arana Arnoldo, Cómo conversar con mi pareja con efectividad, Editorial Lithay, 2015
1. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
2. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
3. Proverbios, la Biblia – PDT
4. Proverbios, la Biblia – NVI
5. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
6. Proverbios, la Biblia – NBD
7. Proverbios, la Biblia – NBD
8. Proverbios, la Biblia – NBD
9. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
0. Van Nancy, Cómo hablar para que su pareja escuche y como escuchar para que su pareja hable. Selector
Editorial, 1992
1. Fonseca, Maria del Socorro, Comunicación oral: fundamentos y práctica estratégica, Pearson Prentice Hall, 2005
2. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
3. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
4. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
5. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
6. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
7. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
8. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
9. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
0. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
1. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
2. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
3. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
4. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
5. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
6. Goleman Daniel, Inteligencia Emocional, Javier Vergara Editor, 1996
7. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
8. Polaino Aquilino y Martínez Pedro, La comunicación en la pareja, Ediciones Rialp, 2002
9. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
0. Drucker Peter Maciariello Joseph A., El ejecutivo eficaz, Ediciones Deusto, 2007
1. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
2. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
3. Proverbios, la Biblia – LBLA
4. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
5. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
6. Fernández Gayol, Teoría literaria, La Habana: Cultura, 1957
7. Spitzer Dean, De Líder a Líder, Granica, 2009
8. D. Blagg and S. Young, What Makes a Good Leader, Harvard Business School Bulletin, 2001
9. D. Blagg and S. Young, What Makes a Good Leader, Harvard Business School Bulletin, 2001
0. Proverbios, la Biblia –NBD
1. Hendricks Howard, Enseñando para cambiar vidas, Miami, FL – FLET Logol, 1997
2. Proverbios, la Biblia – RVR 1960

GESTIÓN DE LA SABIDURÍA
. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
. Proverbios, la Biblia – NVI
. Stanley Charles, Caminemos sabiamente, Betania, 2002
. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
. Proverbios, la Biblia – NVI
. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
. Proverbios, la Biblia – NVI
. Proverbios, la Biblia – NVI
0. Proverbios, la Biblia – NVI
1. Proverbios, la Biblia – Biblia de las Américas
2. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
3. Stanley Charles, Caminemos sabiamente, Betania, 2002
4. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
5. Proverbios, la Biblia – NVI
6. Covey Stephen, El 8vo. Hábito, Editorial Paidós Empresa
7. Senge Peter, La Quinta Disciplina en la práctica, Granica, 1995
8. Senge Peter, La Quinta Disciplina en la práctica, Granica, 1995
9. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
0. de Bono Edward, Manual de sabiduría: Nuevas técnicas para agilizar la mente y potenciar la creatividad, Planeta
1. de Bono Edward, Manual de sabiduría: Nuevas técnicas para agilizar la mente y potenciar la creatividad, Planeta
2. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
3. Stanley Charles, Caminemos sabiamente, Betania, 2002
4. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
5. Proverbios, la Biblia – NVI
6. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
7. Proverbios, la Biblia – NVI
8. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
9. Kenichi Ohmae, La mente del , Mc Graw – Hill, México, 1988
0. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
1. Proverbios, la Biblia – TLA
2. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
3. Eclesiastés, la Biblia – RVR 1960
4. Eclesiastés, la Biblia – RVR 1960
5. Proverbios, la Biblia – NVI
6. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
7. Proverbios, la Biblia – NVI
8. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
9. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
0. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
1. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
2. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
3. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
4. Proverbios, la Biblia – NVI
5. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
6. Proverbios, la Biblia – NVI
7. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
8. Proverbios, la Biblia – NVI
9. Proverbios, la Biblia – NBD
0. Proverbios, la Biblia – BLS
1. Proverbios, la Biblia – RVR 1960

GESTIÓN DEL CARÁCTER Y DEL


LIDERAZGO INTRAPERSONAL
. Sampedro Jesús y Arnoldo Arana, El Carácter: Factor clave en la gestión del líder, GLC, 2013
. Adair John, No jefes sino líderes : el camino hacia el éxito, FC Editorial, 2003
. Maxwell John, Las 21 cualidades indispensable de un líder, Grupo Nelson, 2007
. Blanchard Ken y Waghorn Terry, The Future of Leadership Development: Corporate Needs and the Role of
Business Schools, IESE Business Colletion, 2011
. Kouzes y Posner, De Líder a Líder, Granica, 2009
. Covey Stephen R., El 8vo. Hábito, Editorial Paidós Empresa
. Bennis Warren, Cómo llegar a ser líder, Editorial Norma, 1991
. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
0. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
1. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
2. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
3. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
4. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
5. Jensen Michael, _noticias/noticias_generales_hist/4A98387F620BD606E04075A36EB04B4E?
_template=/SHARED/pl_noticias_detalle_pub
6. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
7. Proverbios, la Biblia – La biblia de Jerusalén
8. Whitmore John, Coaching, Buenos Aires, Ediciones Paidós, 2002
9. Bennis Warren, Cómo llegar a ser líder, Editorial Norma, 1991
0. Bennis Warren, Cómo llegar a ser líder, Editorial Norma, 1991
1. Proverbios, la Biblia – NVI
2. Proverbios, la Biblia – NTV
3. Proverbios, la Biblia – TLA
4. Vázquez Pedro F, Cuentos de Locura Para Psicólogos Cuerdos, Libros en red, 2011
5. Senge Peter, La Quinta Disciplina en la práctica, Granica, 1995
6. Mcdowell S., Beliles M., Principios Bíblicos para la Reforma de las Naciones, 1992
7. Harvard Business Review, Liderazgo, Editorial Deusto, 1996
8. Harvard Business Review, Liderazgo, Editorial Deusto, 1996
9. Tounier Paul, El sentido de la vida, Editorial CLIE, 2000
0. Harvard Business Review, Liderazgo, Editorial Deusto, 1996
1. Covey Stephen, El 8vo. Hábito, Editorial Paidós Empresa
2. Bennis Warren, Cómo llegar a ser un líder, Grupo Editorial Norma, 1991
3. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
4. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
5. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
6. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
7. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
8. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
9. Veronica Rayas, 2017: un año lleno de gracia / A Book of Grace-Filled Days
0. Lifeder.com,
1. Lifeder.com,
2. Lifeder.com, https://www.lifeder.com/frases-de-humildad/
3. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
4. http://frasesde.wiki/humildad/
5. http://www.pensamientos.org/pensamientoshumildad.htm
6. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
7. Eclesiastés, La Biblia - RVR 1960
8. Eclesiastés, La Biblia – PDT
9. Covey Stephen, Siete Hábitos de la Gente Altamente Efectiva, Editorial Paidós, 2009
0. Eclesiastés, La Biblia - RVR 1960
1. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
2. http://viviendo-a-plenitud.blogspot.com/2008/06/las-cuatro-dimensiones-de-la-renovacin.html
3. Covey Stephen, Siete Hábitos de la Gente Altamente Efectiva, Editorial Paidós, 2009
4. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
5. Proverbios, la Biblia – NBD
6. Meyer Joyce, El desarrollo de un líder, Casa Creación, 2001
7. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
8. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
9. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
0. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
1. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
2. Proverbios, la Biblia – NTV
3. Shell Robbie, Liderazgo Permanente, Pearson Prentice Hall, 2007
4. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
5. Scott Steven K., El hombre más rico que jamás existió, Ediciones Obelisco,
6. Proverbios, la Biblia – NTV
7. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
8. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
9. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
0. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
1. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
2. Proverbios, la Biblia – La Biblia de las Américas
3. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
4. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
5. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
6. Covey Stephen, Asegurar resultados en tiempos de incertidumbre, Editorial Paidós
7. Proverbios, la Biblia – NTV
8. Proverbios, la Biblia – NTV
9. Proverbios, la Biblia – NTV
0. Proverbios, la Biblia – NTV
1. Proverbios, la Biblia – NTV
2. Proverbios, la Biblia – NTV
3. Covey Stephen, Asegurar resultados en tiempos de incertidumbre, Editorial Paidós
4. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
5. Proverbios, la Biblia – Dios Habla Hoy
6. Proverbios, la Biblia – NTV
7. Eclesiastés, la Biblia - RVR 1960
8. Eclesiastés, la Biblia - RVR 1960
9. Covey Steven R., El 8vo. Hábito, Editorial Paidós Empresa
0. 1 Timoteo, la Biblia - RVR 1960
1. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
2. Proverbios, la Biblia –NVI
3. Bennis Warren, Cómo llegar a ser un líder, Grupo Editorial Norma, 1991
4. Whitmore John, Coaching, Buenos Aires, Ediciones Paidós, 2002
5. Kouzes y Posner, De Líder a Líder, Granica, 2009
6. Warren Bennis, Cómo llegar a ser un líder, Grupo Editorial Norma, 1991
7. Gould Roger, De Líder a Líder, Granica, 2009
8. Warren Bennis, De Líder a Líder, Granica, 2009
9. Warren Bennis, De Líder a Líder, Granica, 2009
00. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
01. Proverbios, la Biblia – NVI
02. Proverbios, la Biblia – NVI
03. Covey Stephen, Siete Hábitos de la Gente Altamente Efectiva, Editorial Paidós, 2009
04. Senge Peter, La Quinta Disciplina en la práctica, Granica, 1995
05. Adair John, No jefes sino líderes : el camino hacia el éxito, FC Editorial, 2003
06. Maxwell John, Las 21 cualidades indispensable de un líder, Grupo Nelson, 2007
07. Kouzes y Posner, De Líder a Líder, Granica, 2009
08. Blanchard Ken y Waghorn Terry, De Líder a Líder, Granica, 2009
09. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
10. Proverbios, la Biblia – TLA
11. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
12. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
13. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
14. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
15. Sarno John, Curar el cuerpo, eliminar el dolor, Editorial Sirio, 1998
16. Barasch Marc Ian, Cuéntame tus males y te diré cómo sanarlos, Robin Book,
17. http://definicion.com.mx/salud.html
18. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
19. Goleman Daniel, Inteligencia Emocional, Editorial Kairós, 1996
20. Dubro Phoenix Peggy, Das Geschenk Vom Goldenen Delfin, Ediciones Vesica Piscis, 2012
21. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
22. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
23. http://www.frasesypensamientos.com.ar/autor/lee-iacocca.html
24. Covey Stephen, Siete Hábitos de la Gente Altamente Efectiva, Editorial Paidós, 2009
25. Eclesiastés, la Biblia - RVR 1960
26. Eclesiastés, la Biblia - RVR 1960
27. Eclesiastés, la Biblia - RVR 1960
28. Eclesiastés, la Biblia – LBLA
29. Eclesiastés, la Biblia - RVR 1960
30. Eclesiastés, la Biblia - RVR 1960
31. 1 Timoteo, la Biblia – RVR 1960
32. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
33. Covey S., Stephen, Siete Hábitos de la Gente Altamente Efectiva, Editorial Paidós, 2009
34. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
35. Zacharias Ravi, Puede el hombre vivir sin Dios, Grupo Nelson, 1995
36. Barroso Manuel, Meditaciones Gerenciales, Editorial Galac, 1999
37. Whitmore John, Coaching, Buenos Aires, Ediciones Paidós, 2002
38. Branden Nathaneil, Cómo mejorar su autoestima, Paidós, 2010
39. Barroso Manuel, Meditaciones Gerenciales, Editorial Galac, 1999
40. Adair John, No jefes sino líderes : el camino hacia el éxito, FC Editorial, 2003
41. Bennis Warren, Cómo llegar a ser un líder, Editorial Norma, 1991
42. Barroso Manuel, Meditaciones Gerenciales, Editorial Galac, 1999
43. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
44. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
45. Solá David, Del caos emocional a la paz interior, Tyndale, 2016
46. Manuel Barroso, Autoestima: ecología o catástrofe, Editorial Galac, 1998
47. Manuel Barroso, Autoestima: ecología o catástrofe, Editorial Galac, 1998
48. Proverbios, la Biblia – NTV
49. Sampedro Jesús, El carácter: factor clave en la gestión del líder, GLC, 2013
50. Covey Stephen, Siete Hábitos de la Gente Altamente Efectiva, Editorial Paidós, 2009
51. Meyer Joyce, El desarrollo de un líder, Casa Creación, 2002
52. Cloud Henry, Integridad, Editorial Vida, 2008
53. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
54. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
55. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
56. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
57. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
58. Eclesiastés, la Biblia – NVI
59. Eclesiastés, la Biblia – NVI
60. Eclesiastés, la Biblia – NTV
61. Evangelio San Lucas, la Biblia – RVR 1960
62. Covey Stephen, Siete Hábitos de la Gente Altamente Efectiva, Editorial Paidós, 2009

GESTIÓN DE LA ESPIRITUALIDAD
. Eclesiastés, la Biblia – RVR 1960
. Rick Warren, Una vida con propósito, Editorial Vida, 2016
. Eclesiastés, la Biblia – RVR 1960
. Eclesiastés, la Biblia – RVR 1960
. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
. Proverbios, la Biblia – LBLA
. Mcdowell S., Beliles M., Principios Bíblicos para la Reforma de las Naciones, 1992
. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
. Proverbios, la Biblia - RVR 1960
0. Eclesiastés, la Biblia – RVR 1960
1. Lucado Max, Como Jesús; Grupo Nelson, 2011
2. Mayer Joyce, El desarrollo de un líder, Casa Creación, 2002
3. Proverbios, la Biblia – RVR 1960
4. Jenson Ron, Cómo alcanzar el éxito auténtico, Future Achievement International, 2002
5. Evangelio San Lucas, la Biblia – NVI
6. Mcdowell S., Beliles M., Principios Bíblicos para la Reforma de las Naciones, 1992
7. Mcdowell S., Beliles M., Principios Bíblicos para la Reforma de las Naciones, 1992
8. Jenson Ron, Cómo alcanzar el éxito auténtico, Future Achievement International, 2002
9. Covey Stephen, Siete Hábitos de la Gente Altamente Efectiva, Editorial Paidós, 2009
0. Jenson Ron, Cómo alcanzar el éxito auténtico, Future Achievement International, 2002
1. Jenson Ron, Cómo alcanzar el éxito auténtico, Future Achievement International, 2002
2. Jenson Ron, Cómo alcanzar el éxito auténtico, Future Achievement International, 2002
3. Maxwell John Maxwell John, Las 21 cualidades indispensable de un líder, Grupo Nelson, 2007
4. Cloud Henry, Integridad, Editorial Vida, 2008
5. Mcdowell S., Beliles M., Principios Bíblicos para la Reforma de las Naciones, 1992
6. Waitley Denis, Semillas de grandeza, Taller del éxito, 2010
7. Luis Palau, Dios es relevante, Editorial Vida, 1999
8. Eclesiastés, la Biblia – NTV
9. Benavent Valles Enric, Espiritualidad y educación social, Editorial UOC, 2014
0. Frankl Víctor, El hombre en busca de sentido, Herder Editorial S.L., 2011
1. Frankl Víctor, El hombre en busca de sentido, Herder Editorial S.L., 2011
2. Frankl Víctor, El hombre en busca de sentido, Herder Editorial S.L., 2011
3. Frankl Víctor, El hombre en busca de sentido, Herder Editorial S.L., 2011
4. Frankl Víctor, El hombre en busca de sentido, Herder Editorial S.L., 2011
5. Eclesiastés, la Biblia – NTV
6. Frankl Víctor, El hombre en busca de sentido, Herder Editorial S.L., 2011
7. Finch Harold, Las 3 Llaves Que Abren La Puerta Al Gran Éxito
8. Warren Rick , Una vida con propósito, Editorial Vida, 2016
9. Frankl Víctor, El hombre en busca de sentido, Herder Editorial S.L., 2011
0. Eclesiastés, la Biblia – NTV
1. Frankl Víctor, El hombre en busca de sentido, Herder Editorial S.L., 2011
2. May Rollo, El dilema del hombre, Gedisa, 2000
3. Warren Rick, Warren Rick , Una vida con propósito, Editorial Vida, 2016
4. Warren Rick, Warren Rick , Una vida con propósito, Editorial Vida, 2016
5. Vallés Carlos G., Elogio de la vida diaria, Editorial Sal Terrae, 2000
6. Covey Stephen, Siete Hábitos de la Gente Altamente Efectiva, Editorial Paidós, 2009
7. Zacharias Ravi, Puede el hombre vivir sin Dios, Grupo Nelson, 1995
8. Luis Palau, Dios es relevante, Editorial Vida, 1999
9. Warren Rick , Una vida con propósito, Editorial Vida, 2016
0. Warren Rick , Una vida con propósito, Editorial Vida, 2016
1. Jenson Ron, Cómo alcanzar el éxito auténtico, Future Achievement International, 2002
2. Eclesiastés, la Biblia – RVR 1960
3. Gorman China, Deloitte, Estudio de La Cultura y las Principales Creencias del 2014
4. Eclesiastés, la Biblia – RVR 1960
5. Luis Palau, Dios es relevante, Editorial Vida, 1999
6. Luis Palau, Dios es relevante, Editorial Vida, 1999
7. Luis Palau, Dios es relevante, Editorial Vida, 1999
8. Josh Mcdowell, Evidencia que exige un veredicto, Vida Publishers, 1982

SABIDURÍA PARA
EL LIDERAZGO

Si los gobernantes, hombres de negocios y líderes


a diferentes niveles trabajaran más en guardar su
corazón – cultivar su carácter – seguramente
potenciarían su desarrollo como líderes y
acrecentarían su impacto en la vida de sus
seguidores. Los líderes son juzgados por sus
seguidores, no sólo por sus logros y hazañas, sino
también, fundamentalmente, por el carácter que
revelan, vale decir, de acuerdo a los que son, y no
sólo a lo que hacen. Para Salomón la vida personal
del líder está estrechamente ligada a su desempeño
y a la posibilidad de influencia.

LA SABIDURÍA MILENARIA
DEL REY SALOMÓN PARA
LOS LÍDERES DEL SIGLO XXI

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