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La permanencia liquida de la biblioteca urbana:

la diseminación de los servicios bibliotecarios en distintos


lugares (breve repaso)
María Teresa Lopez Avedoy*

Introducción

La palabra biblioteca, como popularmente se sabe, está compuesta por el griego "biblíon" que
significa "libro" y el vocablo "théke", que designaba un "armario" o "caja" 1 . Conviene
recordar que cuando se acuñó el término la palabra libro correspondía a los primeros códices
(una especie de pre-libro de hojas encuadernadas) y el término caja al armario donde los
copistas los almacenaban durante el medioevo (LITTON, 1971). Hoy en día, el término
biblioteca puede asignar también a un acervo específico -como las bibliotecas de relatos
online-, un mueble y/o a un lugar, un espacio físico o no físico, como las bibliotecas digitales-.
De esta forma, observamos cómo los términos mutan, se refundan, y sólo en apariencia, se
reencarnan.
El libro fue durante varios siglos el soporte predominante de la circulación de la
información, al grado de que hoy en día, en plena transición a formatos digitales y electrónicos,
no parece próximo a la extinción. Esta preponderancia provocó una metonimia entre el soporte
de la información y el espacio (o el vehículo), o entre el soporte y las funciones de ese espacio,
de manera que es común pensar que el término biblioteca refiere únicamente a libros, dejando
de lado que la trascendencia está, no en el soporte, sino en lo que como soporte nos ofrece y
relaciona: las posibilidades de información, de apoyo emocionales, de evocación, de estética o
de conocimiento práctico. Es decir, lo trascendente del libro y la biblioteca nunca ha sido el
formato, sino las posibilidades asociadas a dicho soporte.
Y es por lo anterior que la importancia de la biblioteca debe pensarse desde los
servicios, nunca desde los equipamientos (BONET y OMELIA, 2005), ya que de la última
forma reduciríamos considerablemente el análisis a meras cuestiones funcionales, con mucho
énfasis en la localización y aspectos físicos. Pero si observamos más allá de estas dos
cuestiones nos daremos cuenta de la relevancia de analizar cualquier tipo de biblioteca (como
objeto portador de libros): la ambulante, la fija, la efímera o la temporal, lo que nos enseñaría
que son un reflejo de usos y costumbres de las sociedades que las utilizan, porque estas
bibliotecas son una respuesta que busca adaptar dicho servicio a las demandas evidentes o
Antecedentes
Revisando la historia de la biblioteca, o mejor dicho, de los servicios de circulación de la
información, encontramos que sólo en siglos recientes es que ésta se ha erigido como un
servicio de acercamiento de entre soporte de la información (dígase libros, álbumes, etcétera) y
las personas, a partir de la popularización del libro generada por la alfabetización de finales del
siglo XVIII y la popularización -tardía- de la imprenta (EINSEINSTEIN, 2010 [1970]), que
generó lectores de clases populares o no privilegiadas y que con el tiempo demandaron sus
propias lecturas.
* María Teresa LÓPEZ AVEDOY maria.lopezavdy@uanl.edu.mx Estudiante de posgrado Universidad
1 βιβλιοθ? κη (Rae, 2013): http://lema.rae.es/drae/?val=biblioteca

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Si bien la biblioteca como institución social pública tiene un rico historial que varía según
los países, en este caso no se repasarán los antecedentes históricos de lo que denominamos
biblioteca pública tradicional, sino que me limitaré a mostrarles algunos proyectos de servicios
bibliotecarios que denominaré "no tradicionales" -al menos en nuestro país-, aunque, dicho sea
de paso, algunos de éstos tengan una raíz histórica profunda y en algunos casos, anterior a la
biblioteca pública urbana tal como la conocemos hoy en día. En esta ejemplificación se
procurará referir los antecedentes en todo lo posible, aunque se trate de una descripción
somera.

Primeramente comenzaré por establecer la diferencia entre lo que denomino


"tradicional" y por oposición, lo que acá interesa. En la biblioteca tradicional, aún antes de ser
pública, la localización correspondía, desde épocas antiguas, a sitios relacionados con la
historia de los espacios de poder (FOULCAULT, 2010 [1994]: 52), por ejemplo, desde las
primeras bibliotecas que guardaban las tablillas de arcilla a las bibliotecas griegas y romanas y
más tarde, a las bibliotecas como institución sufragada por la nación. Esta posición urbana
deliberada, de alguna manera era determinante para la percepción de la población, no se
considerará en estos proyectos, donde importan más las personas que la localización o las
intenciones de políticas institucionales. Lo relevante de los ejemplos no sé entonces la fijeza o
inmovilidad de los servicios, que es algo subyacente cuando el mayor peso se le da a la
localización.
De esta forma, los casos que se intentan abordar aquí corresponden por oposición a
servicios "tradicionales" a lo que denominaré como "de permanencia líquida", porque su
ubicación efímera o no, no permite que sea relevante asociarlos a una localización única,
protagónica (sino que a veces están asociados o otros servicios como el comercio o el tránsito)
y no evocan una fijeza protagónica, sino el cambio y la ductibilidad de los procesos anunciado
por BAUMAN (2004: 11-12), donde la idea de los sólidos institucionales y sociales atraviesan
por una disolución que en apariencia "derrite" algunos de los conceptos que en el modernismo
se consideraban como sólidos o estructurales. En este caso está implícita la relación entre estos
procesos no sólidos y la oferta de servicios bibliotecarios, que datan de épocas anteriores al
siglo XXI.
En la ponencia he agrupado los distintos ejemplos en cuatro grandes grupos, que a su vez
pueden subdividirse o reclasificarse posteriormente según se destaque de ellos una u otra
característica; por principio de cuentas se presentarán en cuatro apartados bajo el siguiente
orden:

a) servicios ambulantes o nómadas (motorizados y no motorizados)


b) microservicios y servicios atomizados
c) servicios al paso estratégico
d) servicios expandidos o otros ámbitos

a) Las que se mueven: bibliotecas nómadas

Cuando las sociedades eran nómadas y las mercancías también, naturalmente los servicios
bibliotecarios también lo eran, de forma tal que desde antes de la generación del libro tal como
lo conocemos hoy en día, los primeros impresos -que no libros- circulaban al igual que el resto
de las mercancías y solían ser exhibidos para su compra en lugares improvisados y
establecidos para el comercio o el intercambio (CURRANT, 1991). La lámina muestra lo que
se conoce como literatura de cordel, que data del medioevo y hoy en día sobrevive en Brasil.

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La permanencia líquida de la biblioteca urbana

Esta era una forma bastante común de presentar los impresos, colgados en una cuerda, de
manera que tenían una gran visibilidad. Esta movilidad y ligereza permitió que la práctica de
cordel se expandiera en lugares remotos, ya que esto último es algo que caracteriza a la basta
geografía brasileña.

Sin embargo, aunque la introduzco como muestra del interés por los soportes prelibrescos,
en la época de estas prácticas todavía no surgía la figura de la biblioteca o del acervo con
intenciones comunitarias de compartir, ya que la idea de compartir impresos surgió ya desde el
siglo XVIII en los países protestantes (MANGUEL, 1999), que al ser los primeros
alfabetizados, colectivizaron la lectura de la Biblia y más tarde de folletos y otros impresos,
con lo que hasta el siglo XIX llegarían a ser los fundadores del intercambio libre, colectivo y
democrático que caracteriza a las bibliotecas públicas tal como las conocemos hoy en día.

Con el advenimiento de ideas libertarias y la popularización tardía de la imprenta, la


circulación de los libros tuvo que echar mano de carromatos ya desde finales del siglo XVIII, lo
que continuó hasta la inclusión del motor que produjo el automóvil. Al principio los libros
solían venderse (MORLEY, 2012) y sólo más adelante comenzaron a circular en calidad de
préstamo. Los primeros vehículos eran tirados por animales, tanto en Inglaterra como en
Estados unidos (Meneses Tello, 2010). Se trataba de un carromato y en ocasiones, sobre todo
en Estados Unidos, de una carreta (wagon) de madera que transportaba libros, como la de los
pioneros. En el memorable libro de Walden, Henry Thoreau explica el tipo de volúmenes que
podía circular en la "Biblioteca circulante" que pasaba por los campos cercanos a su cabaña y
que incluía la Biblia y otro tipo de libros más sencillos (THOREAU, 1996 [1906]: 122).
Es evidente que este ambulantaje dependía de las condiciones de la sociedad en la que
circulaba, de manera que ante la ausencia de vehículos, los libros o pequeñas bibliotecas eran
transportados directamente sobre otros animales de carga, como burros o como continúan
utilizando hoy en día en oriente, camellos o dromedarios.

Un caso emblemático de la búsqueda de movilidad fue el que se observa en la lámina


nueve, imagen que pertenece al catálogo Biblioteca en Guerra (CALVO y SALABERRIA,
2005-2006) y que describe cómo en los años treinta fue instaurada la gran red de bibliotecas
por la dirección de archivos y bibliotecas de la República Española, que durante su breve
periodo en el poder y aún durante la guerra civil, utilizaron los autobuses bibliotecas, las
maletas bibliotecas y distintos medios para llevar bibliotecas a los más apartados rincones de
España (ídem).

Como se podrá ver acá la relevancia de estas bibliotecas populares y más tarde las
móviles fue que desde el inicio de la república, establecer bibliotecas (populares, bibliobuses,
maletas viajeras) fue un acto de revolución política, ya que a diferencia de la biblioteca en
países protestantes, el origen de la biblioteca española estaba vinculado a la iglesia católica y
sus retrógradas e inquisicionales prácticas que reducían la oferta de bibliotecaria a un acervo
muy pobre y limitado, no científico, asociado a las casas parroquiales.

Durante la guerra civil, para la República no decayó la importancia de la biblioteca, y


aunque los fascistas destruyeron muchas bibliotecas populares que habían sido fundadas, en
un acto de resistencia cultural y humanitaria, se decidió implementar las bibliotecas móviles, y
sus retrógradas e inquisicionales prácticas que reducían la oferta de bibliotecaria a un acervo
muy pobre y limitado, no científico, asociado a las casas parroquiales.

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Durante la guerra civil, para la República no decayó la importancia de la biblioteca, y aunque


los fascistas destruyeron muchas bibliotecas populares que habían sido fundadas, en un acto de
resistencia cultural y humanitaria, se decidió implementar las bibliotecas móviles, y se
llevaron maletas viajeras e impresos y publicaciones al frente de batalla (CALVO y
SALABERRIA, 2005-2006, exposición retrospectiva).
Hoy en día se continúa con esa tradición ambulante de los servicios, que, al igual que
antaño, podemos dividir en motorizados y no motorizados, por ejemplo, en los proyectos de
maletas viajeras y en los recientemente recuperados tranvías bibliotecas. En el caso de los no
motorizados, una vertiente cercana a los animales de carga, si son vistos como vehículos
unipersonales, son los distintos proyectos de bici bibliotecas, que abundan alrededor del
mundo por su bajo costo y practicidad. Aunque este tipo de servicios, dado lo limitado del
acervo que pueden transportar, suelen enfocarse en promoción del libro y la lectura (Blake,
comunicación personal).
En cuanto a los vehículos tirados por una fuerza, desde inicios del siglo XX de los
carromatos se pasó a los primeros automóviles -que todavía no contaban con motor de
combustión interna-, y con el paulatino incremento de la oferta bibliográfica, fue cuestión de
tiempo para que se crearan los primeros autobuses bibliotecas, en la primera década del siglo
XX en Inglaterra y en el continente europeo (MENÉNDEZ TELLO, 2010) y como ya he
mencionado antes, en España, donde durante los años treinta circulaban inicialmente en
Cataluña y posteriormente en Madrid, implementados por la emblemática Dirección General
de Archivos y Bibliotecas, conformada por un cuerpo bibliotecario considerado hoy en día
como emblemático, con figuras de la talla de Tomás Navarro Tomás, María Moliner, Juan
Vicens y Teresa Andrés, entre muchos otros (CALVO y SALABERRIA, 200-2006).
Los servicios bibliotecarios nómadas pero asociados al transporte colectivo y
motorizado sobreviven hoy en día en los llamados autobuses bibliotecas o bibliobuses.
También podemos mencionar que fueron muy populares en Inglaterra en la época pre Thacher
y lo son hoy en día en España, Colombia, Brasil, Portugal, entre otros. Estos autobuses
funcionan de dos formas, principalmente, una es como biblioteca ambulante que ofrece un
recinto para estar, consultar libros, con oferta tecnológica, y labores tradicionales de una
biblioteca fija; y dos, como un espacio activo más relacionado con la Sala de lectura, es decir,
de promoción de lectura, donde se realizan tertulias, charlas, lecturas en voz alta, etcétera, y
algunas cuentan con equipo de cómputo o de proyección de cine.
En la lámina 18 se muestra un proyecto de biblioteca localizado en Proença-a-Nova, en
el centro de Portugal llamado Bibliomóvil . La región se considera como "aislada
geográficamente y socialmente de los grandes centros", por lo que según el bibliotecario Nuno
Marçel, se "padece una enfermedad: el aislamiento y la soledad de [...] paisanos cada vez más
envejecidos" (MARÇEL, 2013). De forma que el bibliomóvil transita hacia ese punto
quincenalmente para ser una "aspirina contra la soledad y el aislamiento"; pero también ejerce
labores tradicionales como alfabetización, sitio de charlas, donde se accede a conocimiento
práctico y de actualización a través de revistas especializadas que van desde costuras,
manualidades, caza o pesca (ídem), es decir, enfocadas en las necesidades de información de la
población a la que sirve.
Un punto relevante que diferencia a esta biblioteca es que es un punto móvil de acceso
tecnológico que permite a esta población de adultos mayores -principalmente- el acceso a las
redes sociales, así como para algunos que estudiantes.

2 Para ver mayor información sobre la movilidad y trascendencia de estos servicios consultar Calvo y Salaberria, Catálogo de la exposición y el documental que
acompañaba a la exposición actualmente disponible en: http://www.youtube.com/watch?v=7twyQ4SqND0
3 http://opapalagui.blogspot.mx/

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La permanencia líquida de la biblioteca urbana

El bibliotecario aclara que ellos llevan la oferta de forma natural, sin estridencias
propagandísticas, conscientes de que estas visitas son un paliativo y no la solución, para lo que
se requeriría una permanencia del servicio. De esta forma, servicios informativos y
tecnológicos caracterizan a esta biblioteca portuguesa ambulante, tataranieta de aquellos
carromatos que iban de pueblo en pueblo diseminando el conocimiento en aquellos soportes
novísimos para la época.
Entre otros proyectos en zonas de difícil acceso encontramos las bibliotecas móviles
llamadas bibliolanchas, que como su nombre indica, son vehículos acuáticos motorizados que
transportan libros para el uso colectivo en lugares donde sólo es posible adentrarse por la vía
acuática, y las hay en sitios como Chile, Argentina o Singapur. En la lámina 19 se muestra una
biblioteca llamada Biblioteca Santa Genoveva (PIMPINELLA, 2011), que parte su recorrido
desde el sitio conocido como Tigre, localizado a una hora de la ciudad de Buenos Ayres. Este
sitio se caracteriza por una serie de islas a las que se llega navegando en los canales formados
por el río Sarmiento, pero donde también desembocan el Río Paraná y el Río de la Plata, de ahí
que lo fluvial sea lo determinante. En algunos de sus recorridos, la biblioteca recorre los
canales con canastas cargadas de libros y llega a un punto comercial de otras localidades
ubicadas en El Paraná, por ejemplo, donde se solicita utilizar el mismo muelle para llevar a
cabo ahí las actividades, no sólo de promoción de lectura, sino también de préstamo externo
(ídem).
En esta otra lámina se muestra un proyecto del cercano Este, en Bangladesh,
auspiciado por una organización civil fundada en 1998 (Gobierno de Argentina, 2010) que se
encarga de utilizar los ríos para promover el acceso a la información. En este caso se trata de un
barco acondicionado como biblioteca que ofrece distintos servicios de la biblioteca
tradicional, como alfabetización, apoyo educativo, y entrenamientos para adultos, como:
[...] prácticas de agricultura, energía solar como generador de electricidad, asistencia médica,
charlas de estrategias de adaptación al cambio climático, incremento de ingresos,
alfabetización informacional y acceso a Internet. (Gobierno de Argentina, 2010)
Para finalizar con este grupo de vehículos motorizados, podemos incluir al tren
biblioteca y las bibliolanchas. En cuanto al tranvía biblioteca, ya sea que se trate de máquinas
en funcionamiento o estacionarias. Aunque hoy en día suelen utilizarse de forma estacionaria,
al reusar sus vagones, considero que su forma involucra una movilidad permanente a la que es
difícil asociar y que evoca una especie de dinámica de expansión de los servicios
bibliotecarios. En otras épocas sí que se utilizaba la versión móvil y como ejemplo de la
relevancia de disponer de servicios informativos se extendió en todo el continente europeo, a
tal grado que durante la segunda guerra mundial, los trenes de los aliados contaban con un
vagón biblioteca 4 .

2. Microservicios

En cuanto al segundo grupo denominado "microservicios" o "servicios atomizados", éstos se


relacionan a que cuando la mercancía disminuye su ambulantaje, por decirlo de alguna
manera, los servicios bibliotecarios también se establecieron y en este caso, con unidades
mínimas de acervo, por lo que estos microservicios consisten en pequeñas edificaciones,
generalmente sufragadas por personas ajenas al estado, como en el ejemplo de las láminas,
donde figura una microbiblioteca especializada en literatura norteamericana para turistas
gringos en Puertecitos, Baja California.

4 El poeta Yehuda Amijai refiere que conoció la poesía gracias a uno de estos vagones biblioteca, ya que cuando era reservista en el norte de África se le solicitó
ayudar en una emergencia que consistía rescatar la mercancía de un tren británico que se había descarriado en pleno desierto, así que al poeta le tocó sacar libros
de entre las dunas donde estaba semieterrado el tren, de manera ahí mismo descubrió la lectura de Pound, Elliot y Yeats, por ejemplo.

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A la derecha se tiene una caseta inglesa de teléfono reconvertida en un lugar que pone a
disposición del público transeúnte distintos libros, como en la ciudad de Portugal; dicho
proyecto se llevó a cabo en distintas ciudades, com la siguiente, donde los vecinos solían
acudir a buscar algún ejemplar de su interés.
Ahora acá hay un ejemplo de la atomización de los servicios es el proyecto de Buzones
de libros en distintos barrios en Oregon, que tiene alrededor de 17 años operando. Se trata de
nueve buzones diseminados en distintas localizaciones de un barrio de Portland (HOUSE,
2011). Los vecinos colocan distintas publicaciones -como libros, periódicos y revistas- que
deseen compartir periódicamente renovando el acervo de forma constante, y cualquiera puede
acceder a estas microbibiotecas de barrio, desde los propios del barrio y también visitantes, ya
que su acceso es totalmente libre y son devueltos por los usuarios.
El primer buzón fue establecido por un vecino, pero cuando comenzaron a utilizarlo
otros vecinos decidieron sumarse con sus propias bibliotecas, lo que fomentó la camaradería y
mejoró las relaciones del barrio (HOUSE, 2011) y a su vez, dado que cada encargado es su
propio bibliotecario, una variación de contenidos, pues en algunos buzones predomina la
novela, en otros la poesía y en otros publicaciones especializadas de distintos tipos, así como
libros infantiles y álbumes ilustrados. Los vecinos reportan que acceden a ellos personas de
distintos ingresos, sin ningún tipo de distinción (ídem).

Otro ejemplo de esta atomización de servicios es el proyecto de la lámina 27 y 28, de estas


microbibliotecas al aire libre del proyecto del gobierno de Nueva York titulado Library Lawn,
o sala de lectura en la naturaleza. Dicho proyecto une a cuatro bibliotecas públicas de Nueva
York: la Biblioteca de Queens, la Biblioteca pública de Brooklyn, la biblioteca pública de la
ciudad de Nueva York y y proyecto llamado UNI ). Este último proyecto consiste en expandir
bibliotecas en espacios públicos abiertos a través de la oferta de bibliotecas portátiles.
Esta biblioteca al aire libre tienen un acceso total -y confiado- y como recién ha
comenzado, su utilización ha sido en el verano newyorkino (YONEDA, 2013; Uni Project,
2013), principalmente los fines de semana de 12 a 5 a partir del 1 de junio de este año. Este
proyecto ha sido denominado por Uni Project, los responsables de proponer el proyecto a la
ciudad, como un "ambiente educativo portátil" llamados Uni, buscando tomar -o robar- un
espacio bibliotecario en el espacio público fluido, ya que estas bibliotecas portátiles pueden
colocarse en jardines, plazas, y en cualquier esquina del barrio (Brooklyn Public Library,
2013).
Este último proyecto me parece que recupera la vieja idea que sobrevive en cualquier
otro lugar: tomar un libro y buscar un sitio donde sentarse a disfrutarlo y punto, su innovación
está en que para los citadinos las prácticas rurales resultan novedosas. De esta forma, tal como
mencionaba Gabriel Said, al final resulta que los sitios más provincianos son las grandes
ciudades, eternamente encerradas recibiendo sólo noticias de sí mismas.

3. Al paso: otros servicios más quietos, pero al paso


Después de la apertura de los servicios, hay una modalidad de bibliotecas que si bien no son
nómadas pero que buscaron posicionarse estratégicamente al paso de los distintos nómadas o
usuarios, ya sea en nodos o en vías principales, tales como los primeros expendios de libros en
Tokio, que corresponden a bibliotecas libres abiertas a los flujos peatonales donde los distintos
usuarios pueden tomar un libro y más tarde devolverlo sin mayores trámites.
Un ejemplo emblemático que lleva funcionando algunos años es el proyecto de las micro
bibliotecas Bibliometro 6, del metro de la comunidad de Madrid.
5 http://www.theuniproject.org/
6 http://www.metromadrid.es/es/viaja_en_metro/Bibliometro_y_Locales_de_Ensayo/Bibliometro/

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La permanencia líquida de la biblioteca urbana

Este proyecto consiste en que en distintos puntos del subterráneo se localizaron estaciones de
bibliotecas que funcionan como parte de la Red de Bibliotecas comunitarias, y por ello el
préstamo al acervo se realiza siempre y cuando se cuente con una credencial de la biblioteca; la
ventaja de contar con distintos puntos al paso de los usuarios del metro es que una vez que su
préstamo ha vencido -15 días después- pueden renovar por otros 15 días o devolver el libro -o
los libros, ya que el máximo son dos ejemplares- en cualquier otro punto del sistema
Bibliometro y solicitar nuevos títulos (Metro de Madrid, 2013). Considerando que las
bibliotecas públicas madrileñas cuentan con departamentos de adquisición que van al día, una
puede encontrarse en el vagón de la estación el libro más reluciente de la mesa de novedades de
Fnac o Casa del libro o de la librería de preferencia.
De no contar con credencial del sistema de bibliotecas el sistema cuenta con módulos
para expedir dichos documentos. El sistema funciona entonces como una gran biblioteca
diseminada a lo largo del metro en distintas estaciones, donde en cada módulo del sistema o
"estación" se cuenta con un acervo de 3 mil volúmenes correspondientes a 800 títulos (Metro
de Madrid, 2013). Otra de las ventajas es que al igual que en muchas bibliotecas públicas
actuales, su catálogo se puede consultar en línea e in situ.
Otro proyecto a caballo entre la atomización y la expansión de oferta de libros puestos
deliberadamente cerca de los flujos peatonales es el diseño de la banca-biblioteca, surgido de
un concurso llevado a cabo por el movimiento de liberación de libros que se ha popularizado la
última década. (¿Recuerdan Libera un libro? Pues eso). Pues bien, el diseñador Chat Travieso
decidió construir tres bibliotecas-bancas que fueron edificadas gracias a la Asociación de
Arquitectura de Nueva York y al Festival PEN y se instalaron como micro bibliotecas
comunitarias autónomas en el Este de Nueva York 7 (MARTÍNEZ GAETE, 2013).
La microbiblioteca consiste en un banco de madera con asiento para dos usuarios,
separados por una caja -como en el medioevo- que contiene el acervo y cualquiera puede
abrirla y tomar -o dejar- un ejemplar. La auténtica Bibliotheke revisitada y como mobiliario
urbano de una de las ciudades más transitadas del mundo. La biblioteca contiene los elementos
más básicos que hoy en día podemos utilizar en cualquier biblioteca pública "tradicional". El
banco está fijado a una reja de hierro, mostrándonos que su diseño volátil permitiría fijarlo a
cualquier otra superficie. Considerando el contexto cultural de la ciudad, cada una de las tres
bibliotecas cuentan la palabra Biblioteca en un idioma distintos: español, inglés y chino.
Para terminar este apartado, una modalidad asociada a bibliotecas, pero en este caso referida
concretamente al panorama mexicano, es el proyecto de Parabuses, que desarrolla el programa
Sala de Lectura del Conaculta. Aunque Estos están presentes en otras partes del mundo del que
el modelo general tomó la idea de una parada de autobuses con elementos esenciales como un
techo y una banca y en esos sitios de espera dotó de un acervo base para que la comunidad
pudiera utilizar dichos libros por horas; dicho sea de paso, contrario a otros proyectos, en el
caso mexicano estos parabuses cuentan con un encargado y los libros sólo se prestan sólo por
unas horas.
En nuestro país el proyecto inició en 2012 y no necesariamente están cercanos a
paradas de autobuses, sino relativamente cercanos por estar en el entorno urbano en plazas,
jardines, alamedas, pasillos y sitios de flujos peatonales. Su relación es más cercana a una Sala
de Lectura que propiamente a unos servicios bibliotecarios, que se caracterizan por mayor
flexibilidad y contar con otras actividades complementarias, no sólo de promoción de lectura..
El proyecto consiste en dotar a distintos ayuntamientos de un acervo base impuesto por el
Conaculta y la instalación de las unidades denominadas "Paralibros", aunque una de sus
desventajas es que al igual que en otras políticas gubernamentales, es un proyecto vertical que
no considera aspectos culturales individuales de las distintas regionales.
7 http://www.chattravieso.com/index.php?/architecture/word-play/

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4. Finalmente, la expansión de los servicios: otros ámbitos

[35] Las bibliotecas móviles también lo son en el sentido de servir a usuarios nómadas, de
manera que en su recorrido se reinventan en otros ámbitos. El diccionario de la célebre María
Moliner define como ámbito (del latín “ambitus”) al un "Conjunto de los límites que encierran
un espacio", o a un "Espacio comprendido entre ciertos límites", algo que "se determina de
algún modo". Es decir, que ámbito refiere a una especificidad de referencia, de límites
definitorios 8 . Sin embargo, pienso que los servicios urbanos se tornan fluidos desbordando
aquello que se consideraba su ámbito tradicional. De esta forma, para cerrar esta ponencia se
presentaré someramente tres ejemplos, aunque abundaré sólo en el primero, del
desbordamiento de los ámbitos que lleva este título una referencia a Capote y sus Otras voces,
otros ámbitos.
El primer proyecto es la que desde junio de 2010 -sin que haya tenido noticias de lo
contrario en la búsqueda para la elaboración del presente trabajo- se considera como la primera
biblioteca estacionaria o fija en un aeropuerto, localizada en el interior del aeropuerto de
Ámsterdam. Dicho proyecto fue propuesto por la ONG ProBiblio 9, y fue llevado a cabo con el
apoyo del Ministerio de Educación, Cultura y Ciencia de Holanda (DONKERBROEK, 2010).
Este espacio es más que una sala de espera y de lectura, en un lugar de gran tránsito,
considerándose el décimo quinto del mundo, y el quinto de Europa debido a los millones de
pasajeros que "desde Schiphol parten vuelos hacia 303 destinos en más de 100 países" (RNW,
2011).
La biblioteca cuenta con acervo impreso y multimedia, tanto de videos como de
música, y aunque cuenta con distintas temáticas, se enfoca principalmente en temas
relacionados con la cultura holandesa (DONKERBROEK, 2010). Cuenta con servicios de
descarga de material digital (ídem) como películas, libros de arte, diseño y fotografía
(SKYTEAM, 2013), y no cuenta con préstamo externo por obvias razones. Su acceso está
restringido, ya que se encuentra en la sala de espera de embarque. Si bien su acervo no es
amplio -apenas contaba en 2010 con menos de dos mil ejemplares- cuenta con libros en todos
los idiomas y un ambiente acogedor, ya sea para consultas o permanencias. Está
permanentemente abierta y tiene áreas para dormir, áreas de ludoteca y mesas de trabajo.
Según un par de viajeros entrevistados, la biblioteca tiene una presencia protagónica,
de forma tal que al ingresar al área internacional del aeropuerto "sería imposible no verla"
(entrevista M y G, octubre de 2013). Ellos refirieron que "no es un área muy extensa, pero está
bastante bien (sic) [...] todo está abierto, no es que abres una puerta, no es que se accesa (sic) a
un recinto, sino que está abierta, y no hay responsables que la administren" (entrevista a M y G,
octubre de 2013). A los viajeros entrevistados les llamó la atención que la biblioteca cuenta con
un área específica para la meditación, es decir, que cuenta con un anexo que tiene un ambiente
controlado con colores y mobiliario que responde a una estética que parece "transmitir paz" e
"inducir a la meditación".

Este me parece un buen ejemplo de la portabilidad de los servicios urbanos, que


incorporando aspectos tecnológicos e implementando nuevas funciones al estar atenta a las
necesidades que los posibles usuarios requieran, sin descuidar las labores tradicionales de la
biblioteca: mientras proporciona un sitio de estar, de descanso -e incluso espacios para dormir-
a la vez que la disponibilidad de los soportes, ya que la trascendencia de los servicios
bibliotecarios está en la posibilidad, en la oferta, y el uso dependerá de los usuarios.
8 http://www.diclib.com/cgi-
bin/d.cgi?p=%C3%A1mbito&page=search&l=es&base=&prefbase=&newinput=1&st=&diff_examples=1&category=cat4#.UlhHU2RYQjQ
9 https://es.foursquare.com/v/probiblio/4b30d555f964a520f2fb24e3

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La permanencia líquida de la biblioteca urbana

Y precisamente en cuanto a su oferta, destaca que también ofrece un acervo relacionado con
aspectos locales influye en aspectos del desarrollo cultural tanto locales (su acervo principal),
pero también contiene acervo en infinidad de idiomas (SKYTEAM, 2013), ya que en este caso
el sitio se caracteriza por la gran heterogeneidad y extranjerías, sino que pone de relieve
aspectos culturales que siempre resultan insoslayables cuando queremos referirnos a lo que los
soportes o cualquier formato involucran.
Otros dos ejemplos son un proyecto de biblioteca móvil en la playa y una biblioteca en
un centro comercial.

En la literatura europea podemos encontrar siempre ejemplos de visitantes de balnearios


lectores, así que la relación vacacionistas libro no es sorprendente en absoluto, por lo que
resulta posible que este tipo de servicios siempre haya existido. Sin embargo, para los fines de
esta ponencia intentaremos ilustrar con servicios bibliotecas actuales. Entre algunos proyectos
de bibliotecas en playas desarrollados de forma más recientes -de la última década- destacan
las consideradas como bibliotecas playeras, una de las primeras de las que se tienen noticias es
la de Odessa, inaugurada en 2011, otra al norte de España, en Cantabria; y otra abierta al
público en 2013 en el hotel Kaliopa, en una playa de Bulgaria 10, por lo que, por lo visto, las
biblioplayas están a la alza.
Sin embargo, en estos ejemplos vemos que sólo se trata de libreros puestos al aire libre,
a diferencia de la biblioteca diseñada por la diseñadora francesa Matali Crasset 11, que creo una
biblioteca a la manera de una casa de camping puesta al paso de los bañistas. Tal como explica
en su blog personal: intento hacer un espacio personal en la playa, donde los futuros lectores
'pudiesen escapar con un libro' (CRASSET, 2013) del bullicio de los turistas, cuidando de no
perder la visión de que el lector se encuentra al aire libre, con una "tapa de color azul cielo que
invita a salir" (ídem), donde hay una extensión de los espacios, a la vez que una posible
apropiación: cada lector encontrará su propio refugio o rinconcito.
La diferencia de este tipo de espacios, es que el espacio público-privado que
caracteriza a la biblioteca pública (PETIT, 2001) se antoja semi efímero, pues si bien es un
espacio no permanente dada su condición de 'tienda de campaña', tampoco deja a los lectores a
la intemperie total, extrayéndolos en un microespacio de su condición de bañeros veraneantes,
y evocando un poco de ese espacio público privado bibliotecario que la diseñadora propone
como "espacios de intimidad" (CRASSET, 2013) entre libro y lector. El acervo es reducido, de
apenas 350 títulos.

El último ejemplo relacionado con los desbordamientos sería el de la biblioteca pública abierta
en 2012 en el centro comercial de Otay Ranch, en el área de Chula Vista, condado de San
Diego, California. En la lámina se puede observar la fila de los cientos de personas que
acudieron el día de la inauguración en abril del año pasado -ese día era casi imposible el
ingreso- donde padres con niños, jóvenes y adultos jóvenes hacían fila para ingresar por
primera vez a la biblioteca. La biblioteca funciona los siete días con un horario distinto el
domingo, y se localiza frente al food court de un centro comercial que no tiene la arquitectura
tradicional de Mall, sino que la mayoría de los locales se encuentran sobre una calle principal,
tipo Main Street, asemejando un micropueblito gringo.
Propiamente esta biblioteca es una sucursal de la Biblioteca Pública de Chula Vista -
que dicho sea de paso, cuenta con un gran acervo infantil-, por lo que ofrece menos servicios y
su acervo y su espacio son más reducidos que el resto de las bibliotecas de la red de bibliotecas
de San Diego.
10 Ver http://albena.bg/en/news/view/id/529
11 Ver http://www.matalicrasset.com/ y ver http://blog.matalicrasset.com/

Cuadernos de Arquitectura y Asuntos Urbanos 111


Lopez Avedoy

Sin embargo, cuenta con un acervo aproximado de más de 2 mil libros electrónico disponibles
para descarga gratuita, y actividades propias de la red de bibliotecas de Chula Vista, como de
promoción de lectura, programas educativos para niños y jóvenes (Torres, 2012), que van
desde lecturas en pijama, programas de lectura de verano, de mejoramiento de las capacidades
lectoras, entre muchos otros (HUMORA: 2012).
Si bien este ejemplo corresponde a lo que en otro sitio se considera una biblioteca
tradicional -excepto porque ofrece menos servicios y su acervo y su espacio son mucho más
reducidos que el resto de las bibliotecas públicas de la red de la que forma parte- su localización
difiere del resto de las bibliotecas tradicionales sandieguinas y estadounidenses, que suelen
tener una localización privilegiada en el suelo urbano y estar en terrenos donde ellas son las
protagonistas y de acuerdo al modelo urbano, los usuarios acuden, ya sea en un vehículo
motorizado o no, público o privado, a la biblioteca expresamente.
Con estos breves ejemplos podemos pretendía ilustrar cómo los servicios bibliotecarios, aún
los fijos, poco a poco se involucran cada día con otras actividades y otros servicios,
desbordando los ámbitos a los que solemos restringirla, ya sea por falta de conocimiento o de
audacia, ya sea de forma pública o institucional. Los ejemplos responden plenamente a las
demandas locales de los usuarios, pues mientras en un pequeño país como Holanda, que sirve
de paso a miles de viajeros extracontinentales, los servicios bibliotecarios se localizan en un
puerto aéreo de nivel mundial, en Francia -grandes lectores y turistas- los servicios se
expanden a la playa, en una sociedad hiperconsumista como la californiana, la biblioteca ha
arribado al centro comercial.

5. Conclusiones
Este breve repaso ejemplificado de distintos servicios bibliotecarios atomizados, en ráfagas, al
paso de los flujos peatonales y de bibliotecas en plena expansión de su ámbito, se ha dado a lo
largo del tiempo con la naturalidad cambiante de los procesos sociales y tecnológicos frente a
las necesidades de las personas y de los lugares. Como vemos, el enfocarse en los servicios
modifica la idea quienes buscan fijar los servicios asociados a la biblioteca pública tradicional
como única protagonistas del servicios que posibilita el encuentro para la transmisión y
propagación de lo que se busca extraer de dichos soportes: ya sea información, remanso,
enseñanza, metáforas para el espíritu o el intelecto, consejos prácticos, etcétera. La
trascendencia de los servicios está en la posibilidad, no en la fijeza. Los servicios que se
trataron en este texto fueron divididos al inicio de la siguiente forma:
a) servicios ambulantes o nómadas
i. motorizadas
ii. no motorizadas
b) microservicios y servicios atomizados
c) servicios al paso estratégico
d) servicios expandidos o otros ámbitos

Después de este breve repaso bien podría atender a otras clasificaciones como:
(a) Bibliotecas que se mueven
(b) Bibliotecas atomizadas
(c) Bibliotecas para usuarios que se mueven o van de paso

Los servicios bibliotecarios de las distintas épocas intentan responder a los intereses,
demandas, gustos y necesidades cambiantes de las sociedades que las usan, y hoy en día los
servicios bibliotecarios han encontrado nuevas formas de lo que denominaremos
'permanencia líquida', acorde con el sentido baumaniano de nuestros tiempos.

112 Cuadernos de Arquitectura y Asuntos Urbanos


La permanencia líquida de la biblioteca urbana

Se exploraron algunos de estos formatos extra-bibliotecarios que no necesitan un edificio,


y que, por el contrario, en vez de fijarlos, diseminan dichos servicios a través de acciones
efímeras o del mobiliario urbano: desde los parabuses-biblioteca, las bancas-bibliotecas y
distintos y volátiles formatos que, irónicamente, en ocasiones sólo retoman ideas tan antiguas
como el cordel brasileño o la biblioteca móvil de la guerra civil española. Entonces se concluye
que la biblioteca encuentra formas cambiantes porque es un punto de encuentro entre los
sujetos y/o entre ellos y la posibilidad de información las posibilidades de encuentro responden
a lógicas de variación, inestabilidad, y permanencia estrictamente mutable.

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