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Para Arturo
Para Arturo
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La educación toma como punto de partida al individuo, al ser psicovital, y concluye en la persona, o sea,
en el ser cultural, portador de valores espirituales. La educación, como proceso de formación humana,
representa el tránsito de la esfera natural hasta el reino objetivo de los valores. La educación está, pues,
directamente relacionada con la actividad espiritual. Por consiguiente, es un proceso exclusivamente
humano.
2°) Toda educación supone una finalidad, un estado individual o social que se quiere alcanzar, distinto
del que el individuo tiene por naturaleza
La educación es un proceso dinámico. Este proceso significa el paso de un estado a otro. El proceso
implica una modificación, una transformación que afecta a la total integridad del ser, y supone un
perfeccionamiento continuo. No obstante, el sujeto de la educación se mantiene en su identidad a
través del proceso. No pierde su individualidad.
El proceso educativo se realiza ininterrumpidamente en todas las etapas de la vida humana, a través de
las cuales se va plasmando y definiendo su personalidad. No obstante, las etapas de la vida humana son
las que condicionan la estructuración y el ritmo del proceso de la educación. Los períodos de mayor
plasticidad, de mayor educabilidad, son la infancia y la adolescencia. Cuando el hombre llega a su
madurez, esto es, cuando posee las aptitudes necesarias para su función en la vida y ha definido su
conducta frente a ella, acepta en menor grado la influencia ajena. No obstante, aunque más débilmente,
ésta siempre persiste. Por otra parte, el proceso formativo, que nunca se interrumpe, es continuado
como un esfuerzo de autoeducación.
La educación supone un cambio duradero, una verdadera transformación interior del sujeto.
6º) Toda educación auténtica supone la intervención consciente y creadora del sujeto que se educa
La educación supone siempre la labor creadora y consciente del sujeto mismo que se educa. No existe
educación auténtica, mientras no haya una decisión voluntaria y libre por parte del educando. Si el
educando no participa activa y libremente en la tarea de su formación interior, mediante la intervención
consciente de su voluntad, la educación podrá significar un sistema de hábitos, una acumulación de
conocimientos aprendidos memorísticamente, una cultura muerta, un adiestramiento. Pero no será una
auténtica educación.
7°) El fenómeno educativo se produce bajo el estímulo del medio socio-cultural con el que se relaciona
el sujeto de la educación El hombre vive y actúa en un mundo del cual no puede prescindir. Ahora bien,
si las fuerzas originarias de su naturaleza coinciden o armonizan con ese mundo, éste lo estimulará de
forma positiva, favoreciendo el libre desenvolvimiento de esas fuerzas. De lo contrario, sólo suscitará su
resistencia a ajustarse al medio y su esfuerzo por rebelarse; o bien, obtendrá su adaptación pasiva, que
implicará no una educación auténtica sino una especie de socialización extrínseca.