Un día en la mañana caminando a la escuela iba pasando por un
puente y escuche un leve maullido, sorprendido empecé a buscar por los matorrales y vi un pequeño gatito blanco con plomo, lo encontré y decidí llevármelo a la casa, le deje un plato con agua y comida. Estuvo dos días en el antejardín de mi vecina en unos matorrales, asustado y muy arisco con los humanos. Ese día regaron y el gatito quedo mojado junto a su guarida, así que decidí rescatarlo otra vez, lo agarre con una manta, lo lleve a mi casa y le dí comida. En el trascurso de los días el gatito empezó a confiar en mi y empezamos a dormir juntos. Y en las tardes le gusta estar conmigo, es cariñoso y cuando lo acarició empieza a ronronear, le puse como nombre callejero y no se que hacer con él, si dejarlo en mí casa o ponerlo en adopción porque ya tengo cuatro gatos, si lo pongo en adopción haré un cartel con su foto y de seguro encontrara una familia que lo quiera porque es bonito… pero la verdad es que lo dejare para mí. Franco Contreras, 8°