Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
bien"?
Sobrevivir significa vivir son salud el tiempo suficiente para lograr tener
éxito en la reproducción. De hecho, deberíamos decir, si quisiéramos
hablar con exactitud, que lo verdaderamente importante es reproducirse
con éxito, ya que este es el único objetivo de todo ser vivo. Ahora bien,
dado que para reproducirse es imprescindible sobrevivir lo suficiente, se
suele reducir la cuestión al hecho de sobrevivir.
Es cierto que actualmente es mucho más difícil morir que hace dos siglos
y que nos parece que el problema de la supervivencia está casi
superado. Pero lo que no apreciamos es la calidad de la vida que
gozamos. Sí, sobrevivimos, pero ¿con qué calidad? ¿cuál es el éxito
reproductivo que logramos? ¿cuántos hijos aprovechan y superan los
logros de sus padres? Conozco cientos de familias en las que sus hijos
no logran aprovechar los aparentes éxitos económicos y culturales de
sus padres. Hijos de padres universitarios que no quieren estudiar, hijos
de padres con alto nivel económico que fracasan en los estudios y
laboralmente, hijos de empresarios que acaban arruinando el negocio,
cuando no ocurren cosas peores que afectan directamente a su salud,
etc. De hecho, no hay nada más triste en la vida que vivir lo suficiente
para ver el fracaso (de salud, cultural, laboral, económico, social, etc.) de
nuestros hijos.
No nos morimos con tanta facilidad como antaño, pero seguimos
fracasando en lo principal, a saber, en nuestra reproducción (sobretodo
la cultural). Así que, cuando hablamos de supervivencia debemos
entender aquella que tiene la suficiente calidad para reproducirnos con
éxito, es decir, para lograr que nuestros hijos sean mejores que nosotros,
que estudien más, que gocen de mejor salud, que se desarrollen más en
su actividad laboral, que alcancen un mejor nivel socioeconómico, etc.
Entendida así, podemos darnos cuenta de que la (calidad de la)
supervivencia sigue siendo el gran problema de los seres humanos.
Esto debería ser evidente para todos, pero nuestro orgullo pueril nos
impele a proclamar la supremacía de la razón por encima de las
emociones. No pasa de ser un simple eslogan. Cada día, nuestro cerebro
tiene que tomar millones de decisiones y no tiene tiempo para
razonamientos y cálculos lógicos. Nuestra pequeña razón es demasiado
lenta y vulnerable para tomar las riendas de nuestro comportamiento.
Afortunadamente, contamos con un buen sistema emocional que actúa
con rapidez y diligencia, gracias a un diseño sofisticado, fruto de la
evolución durante cientos de millones de años.
Es decir, que si sentimos alegría, por ejemplo, quiere decir que nuestro
sistema emocional ha calculado (valorado) que la situación en la que nos
encontramos es positiva para nuestra supervivencia. Y si lo que sentimos
es temor o angustia es que nuestro sistema emocional calcula (valora)
que la situación es perjudicial.