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Enfermedades Neurodegenerativas
Enfermedades Neurodegenerativas
NEURODEGENERATIVAS
ENFERMEDADES
NEURODEGENERATIVAS
Coordinadores
Serie Científica
Madrid, 2002
ÍNDICE
7 Prólogo
Prof. José María Segovia de Arana y Prof. Francisco Mora Teruel
21 Envejecimiento cerebral
Prof. Francisco Mora Teruel
53 Enfermedad de Alzheimer
Prof. José Manuel Martínez Lage y Dr. Miguel Ángel Moya Molina
Los capítulos del presente libro son expresión de esta nueva visión de las
enfermedades neurodegenerativas. En él se recogen las conferencias que con
el mismo título se desarrollaron en el curso celebrado en la Escuela Astu-
riana de Estudios Hispánicos de La Granda en el verano del año 2001, con el
patrocinio de la Fundación Ramón Areces y de Farmaindustria. Creemos
que el interés y calidad de las presentaciones justifican esta nueva publica-
ción que, como en años anteriores, ha sido realizada con los auspicios de
Farmaindustria, a la que agradecemos una vez más su interés y apoyo por
los cursos de La Granda, dirigidos por los profesores Teodoro López Cuesta
y Juan Velarde Fuertes.
CAPÍTULO 1
Introducción
Enfermedad de Alzheimer.
Es un proceso de una enorme importancia actual desde los puntos de
vista médico, familiar, social, económico y político. Su frecuencia en EE.UU.
se estima en cuatro millones de individuos, con 100.000 muertes al año. Los
costes de tratamiento y asistencia social de estos enfermos suponen anual-
mente unos 60.000 millones de dólares, estimándose que un tratamiento que
pudiera retrasar el comienzo de la enfermedad en cinco años supondría un
ahorro del 50% de esa cantidad anualmente.
La enfermedad se describió en 1907 por Alois Alzheimer, que señaló las
alteraciones anatomopatológicas características de este proceso, que consis-
ten en ovillos neurofibrilares y placas seniles o neuróticas. Los ovillos neuro-
12 ENFERMEDADES NEUODEGENERATIVAS
mer. Existe otra variedad, denominada presenilina 2, cuyo gen está situado
en el cromosoma 1 en las familias con comienzo precoz de la enfermedad de
Alzheimer.
Otro locus genético importante en la enfermedad de Alzheimer se encuen-
tra en el cromosoma q19 en pacientes con comienzo tardío de la enfermedad.
Un gen candidato en esta región codifica la apolipoproteína E, conocida pri-
mero por su papel transportador del colesterol en la sangre. No se han
encontrado mutaciones en esta alipoproteína, pero una de sus tres variantes
genéticas, la e-4, aumenta el riesgo de la enfermedad de Alzheimer hasta 10
a 20 veces de aparición más precoz en personas que son homocigotos para
dicha apolipoproteína.
Se han descrito otras mutaciones en otros locus del cromosoma 12 relacio-
nadas con el comienzo tardío de la enfermedad y que afectan a genes que
codifican la alfa2-macroglobulina.
Todas estas observaciones han llevado a la construcción de la llamada
“hipótesis amiloide”, fundada en que las mutaciones en los genes de la pro-
teína precursora de amiloide y en los de la presenilinas aumentan la produc-
ción celular de ß-amiloide que es tóxica para las neuronas.
Como la ß-amiloide es degradada por la γ-secretasa, se investiga la posibi-
lidad terapéutica de encontrar pequeñas moléculas que inhiban dicha secre-
tasa, con lo que disminuiría la producción de ß-amiloide, retardándose así la
progresión de la enfermedad de Alzheimer.
Los ovillos neurofibrilares son agregados de la proteína microtubular
TAU, que se encuentra hiperfosforilada. Las neurofibrillas en los ovillos apa-
recen en el microscopio electrónico como filamentos helicoidales apareados.
Las neurofibrillas se asocian con la tubulina, proteína que forma los microtú-
bulos que, como las vigas y columnas de los edificios, sirven de sostén y dan
formas a las células. Son también vías por donde circulan las moléculas
nutrientes y los componentes celulares. Los ovillos de TAU no son exclusi-
vos de la enfermedad de Alzheimer, por los que algunos autores no les con-
ceden la importancia patogénica que se atribuye a las placas seniles.
La demencia frontotemporal o enfermedad de Pick es un proceso caracte-
rizado por conducta anormal, sin pérdida de memoria, seguida de una
demencia progresiva que en algunos enfermos se acompaña de síntomas
parkinsonianos, especialmente bradiquinesia y rigidez. Se encuentra una
atrofia selectiva de neuronas en los lóbulos frontal y temporal y, en grado
menor, en el hipocampo. Se encuentran inclusiones de proteína TAU en las
neuronas y en las células gliales, pero no placas seniles. Se han descrito tam-
bién otras formas de demencia frontotemporal asociadas con enfermedad de
Parkinson con polimorfismo en la región TAU del cromosoma 17q.
14 ENFERMEDADES NEUODEGENERATIVAS
Enfermedad de Huntington.
Es un proceso autosómico dominante con gran penetración. El cuadro
característico se compone de corea y progresiva demencia producida por
graves pérdidas neuronales, inicialmente en el neostriato y más tarde en la
corteza cerebral.
La enfermedad de Huntington está relacionada con el cromosoma 4p16.3, en
el que un gen, llamado ahora HD, contiene una repetición CAG inestable en su
primer exon. Los sujetos normales tienen de media 19 CAG repeticiones (rango
11-34), mientras que casi todos los enfermos de EH tienen más de 40. El gen
HD codifica una proteína denominada huntingtina. Cuando hay un número
elevado de repeticiones CAG en el gen HD se expresa una proteína huntingtina
anormal más alargada, con 40 a 150 residuos de glutamina. La proteína normal,
cuya función se desconoce, se encuentra en muchas células, tanto del sistema
nervioso como de estructuras no nerviosas. Los modelos de ganancia de fun-
ción de enfermedades por fragmentos de poliglutamina indican que cada
enfermedad neurodegenerativa afecta únicamente a poblaciones de neuronas
de una determina área. Existe la posibilidad de que cada una de estas proteínas
con fragmentos poliglutamínicos interaccione con proteínas aún por descubrir
que sean verdaderamente específicas de un tipo celular. La proteína asociada a
la huntingtina, denominada PAH1, es una de estas posibilidades. La PAH1 se
expresa selectivamente en el tejido cerebral y tiende a asociarse con formas de
la proteína huntingtina que poseen extensiones mayores de repeticiones de
glutamina. No existe relación directa entre la cantidad de huntingtina alargada
y la extensión del daño neurológico. No obstante, tanto los cerebros humanos
como los de ratones transgénicos con aumentos de repeticiones de trinucleóti-
dos, afectos de enfermedad de Huntington, muestran inclusiones intranuclea-
res de huntingtina y ubiquitina en las neuronas del estriado y de la corteza
ENFERMEDADES NEURODEGENERATIVAS POR PROTEOPATÍAS 15
Ataxias espinocerebelosas.
Se han descrito diferentes subtipos de estos procesos que presentan diver-
sas manifestaciones (ataxia cerebelosa, oftalmoplejia, nistagmus, signos par-
kinsonianos, pérdida de visión, hiperreflexia y espasticidad).
Se señalan cinco genotipos que reflejan un aumento en el número de repe-
ticiones de CAG. Las proteínas codificadas por estos genes tienen todas un
aumento notable de residuos de glutamina. Las proteínas resultantes se
denominan ataxinas y el mecanismo de la enfermedad depende del acúmulo
intranuclear de componentes de ubiquitina que contienen fragmentos de la
respectiva proteína.
En la ataxia de Friedreich, un trastorno autosómico recesivo, la causa es
un aumento del número de nucleótidos GAA en el primer intron del gen
FRDA en el cromosoma 9, que codifica la proteína frataxina.
Enfermedad de Parkinson.
Es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente, después de
la enfermedad de Alzheimer, con una prevalencia del 2% en personas mayo-
res de 65 años. Los síntomas característicos de rigidez, bradiquinesia y tem-
blor se asocian con pérdidas de neuronas en la sustancia nigra y deplección
de dopamina en el striatum. Existen grandes inclusiones citoplásmicas, lla-
madas cuerpos de Lewy, ue son la marca anatomapatológica de la enferme-
dad y que aparecen predominantemente en las neuronas que contienen
melanina de la sustancia nigra.
Estudios genéticos en un subgrupo de familias con enfermedad de Parkin-
son con herencia autosómica dominante encontraron un locus en el cromo-
soma 4q-21-23 y mutación en el gen que codifica una proteína sináptica, la
α-synucleina.
En enfermos de Parkinson, tanto hereditarios como esporádicos, los cuer-
pos de Lewy contienen α-synucleina, ubiquitina y subunidades proteasómi-
16 ENFERMEDADES NEUODEGENERATIVAS
aclarados. Se admite que para que la “infección” prenda tiene que haber simili-
tud, lo más estrecha posible, entre el prión infectante y el receptor, junto con
factores genéticos de distintos tipos, que el período de incubación sea muy
variable, desde corto, juvenil, hasta períodos de treinta años, como ya se ha
descrito alguno. Esta información ha sido obtenida por investigaciones hechas
en ratones transgénicos, lo que da lugar al temor de la posible aparición de
casos tardíos en el Reino Unido y en otros países de Europa por haber ingerido
carne de “vacas locas” antes de las medidas restrictivas impuestas en la actuali-
dad. Estos aspectos se amplían en los correspondientes capítulos del curso.
Conclusiones generales.
10
11
12
13
El centro de las muchas teorías que tratan de explicar los efectos beneficio-
sos de la restricción calórica está en la reducción de la producción del estrés
oxidativo. Parece que este tratamiento es capaz de reducir la generación de
radicales libres por la mitocondria, así como reducir el daño que estos radi-
cales producen sobre proteínas, lípidos y DNA (Sohal y Weindruch, 1996;
Lee et al., 2000). En ratones se ha podido comprobar que la restricción caló-
rica previene la expresión de muchos genes y factores de transcripción que
acontecen en el envejecimiento, dando lugar a fenómenos inflamatorios y
que promueven la actividad de la microglia, migración de macrófagos, inter-
leukinas, proteínas heat-shock, interferones, etc. (Lee et al., 2000).
14
15
de la ingesta calórica del 30% con respecto a un grupo control de sus propios
congéneres alimentados “ad libitum”, es que los primeros tienen menos
enfermedades cardiovasculares o tumorales y, consecuentemente, una
menor tasa de mortalidad. Estos datos sugieren que la restricción calórica en
primates es eficaz y que provee de efectos beneficiosos sobre el proceso de
envejecimiento y sus patologías (Roth et al., 1999).
16
17
Agradecimientos
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CAPÍTULO 3
1. El envejecimiento en cifras
– En el año 2050, la edad media mundial será de 36,2 años (1950 era 23,6,
y 26,5 actualmente).
– El segmento de población que más crece es el de los mayores de 80
años.
– España perderá el 22% de su población en los próximos 50 años. El
número de habitantes se reducirá a 31,2 millones y la media de edad se
situará en 55,2 años, la más alta del mundo (en el año 2000, Japón, con
41,2 años, era el país con la edad media más alta del planeta).
10%), se pasará a 2.000 millones, esto es, el 21% (España, el 44,1%) sobre la
población total que pronostican las estimaciones de crecimiento medio (9.322
millones de habitantes). Y, además, los ancianos serán más ancianos: 69
millones de personas de esa edad en el año 2000 (1% de la población del pla-
neta), frente a 379 millones en el 2050 (el 4%). Los nonagenarios se multipli-
carán por 8, llegando a 61 millones en todo el mundo, y los centenarios, por
18 (Japón tendrá un 0,88%).
En la tabla 1 se puede ver cómo será el incremento de la esperanza de
vida en el mundo respecto a la actualidad, según el informe de la ONU.
Tabla 1
Esperanza de vida al nacer (en años)
2000 2050
Media mundo 65,0 76,0
Africa 51,4 69,5
Asia 65,8 77,1
América del Sur y Caribe 69,3 77,8
Europa 73,2 80,8
América del Norte 76,7 82,7
Oceanía 73,5 80,6
Tomada de El País, 28 de febrero de 2001.
%
18
16
16
13,8
14
11,2
12
9,7
10 8,2
7,2
8 6,1 6,5
5,3 5,5
6 5,2
0
1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1981 1991 1998
Figura 1
Porcentaje de la población española de 65 y más años. Fuente: INE.
Años
80
1990
70
1960
60
1930
50
1900
40
$
30
0 5.000 10.000 15.000 20.000 25.000
Figura 2
Esperanza de vida y renta per cápita ($). Tomado de B.R. Bloom (7), que es adaptada de dos
referencias previas.
SOCIOPATLOGÍA DEL ENVEJECIMIENTO 33
Tabla 2
Calidad del envejecimiento para hombres del “college” y “del centro de la ciudad”, estudiados
desde la adolescencia
Los feliz-bien, mixtos y triste-enfermo todos sobrevivieron hasta los 75 años, si se trataba de la
cohorte “college”, y hasta los 65 si se trataba de los “del centro de la ciudad”
Tabla 3
The century club: una muestra de los estudios sobre personas centenarias
Nº personas
País Institución e investigador principal
centenarias
China Centro Nacional de Investigación sobre el
envejecimiento. Univ. de Pekín, U. Duke, 4.900
NIH, I. Max Planck. Z. Yi. J. Vaupel
Dinamarca Univ. Odense. B. Jeune 275
Francia Fund. IPSEN. JM Robinem M, Allard 900
Database supercentenarios. INSERM 35
Montpellier. Robine y Vaupel
Italia Consejo Invest. Nacional y Ministerios C. Franceschi 2.000
EE.UU. Univ. Harvard. T. Perls 650
Univ. Georgia. L. Poon 140
Tomado de Science New Focus, por R. Koening. Science, 291; 2076. 2001.
Miles de millones
600
500
400
300
200
100
0
Gasto
Figura 3
El gasto público y privado de protección a la dependencia (en miles de millones, 1995)
Por tanto, es necesario empezar por el principio: una evidencia bien cono-
cida es que “el envejecimiento empeora la CVRS en la población general,
pero mientras hay un claro declive en las puntuaciones del funcionamiento
físico, las puntuaciones de salud mental experimentan pequeños o ningún
cambio con el progreso de la edad”. Este patrón sugiere que existe un pro-
ceso de ajuste psicológico que ocurre con el envejecimiento.
Por ejemplo, se puede ver en la tabla 4, los dominios del funcionamiento
físico y de la salud mental en el instrumento SF-36 (actualmente el más utili-
zado en el mundo, con un millón de personas al año de muy diversos países,
lenguas y culturas, a las que les es administrado para medir la CVRS) de la
población general en EE.UU. (33), pero también en otras poblaciones genera-
les, como la española, por ejemplo (33).
Tabla 4
Dominios (puntuaciones) población general
Edad
Dominio 35-44 45-54 55-64 65-74 75+
FF (funcionamiento físico)
Población EE.UU. 89,7 84,6 76,2 69,4 53,2
Población española 94,5 90,3 81,7 68,9 60,0
MH (mental health)
Población EE.UU. 75,1 75,3 75,0 76,9 74,0
Población española 77,7 77,9 75,4 75,3 70,3
Por otra parte, dos estudios recientes, el MacArthur Study of Aging (23) y
el Berlin Aging Study (22), revelan que, aunque los pacientes mayores pue-
dan estar tomando de tres a ocho tipos de medicaciones y ser enfermos cró-
nicos en opinión de sus médicos, ellos no se consideran tan enfermos.
Así, se sabe que también se produce un proceso de adaptación psicológico
en los pacientes que padecen algunas enfermedades crónicas, como prótesis
de cadera, esclerosis múltiple, incontinencia urinaria, EPOC, SIDA, fibro-
mialgia, artrosis, diabetes mellitus, cáncer, enfermedades dermatológicas e
insuficiencia renal terminal en TSR. Y la adaptación y la aceptación de la
enfermedad son factores fundamentales que influyen sobre la CVRS de los
enfermos crónicos, “… pero ¿los pacientes que padecen estas condiciones
mórbidas crónicas son capaces de mantener ese ajuste psicológico a pesar de
que su funcionamiento físico esté cada vez más limitado como resultado del
44 ENFERMEDADES NEUODEGENERATIVAS
% Física % Mental
100 100
90 90
80 80
70 70
60 60
50 50
40 40
30 30
20 20
10 10
0 0
35-44 45-54 55-64 65-74 75+ 35-44 45-54 55-64 65-74 75+
Figura 5
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CAPÍTULO 8
ENCEFALOPATÍAS ESPONGIFORMES
Los Priones
Como ya hemos dicho, los priones son partículas proteicas que tienen ca-
pacidad de infección. Esta teoría, que hoy creemos que ya es una certeza
científica, supuso una auténtica conmoción, pues tener capacidad infectiva
sin poseer ácido nucleico tiraba por tierra los principios de la microbiología
hasta entonces vigentes. Pero, además, el 10-15% de las ECJ son familiares, y
éstas también tienen capacidad de infección. Por lo tanto, son enfermedades
contagiosas y hereditarias al mismo tiempo.
La proteína priónica (PrP) infecciosa es resistente a la acción de las protea-
sas por lo que se la conoce como PrPres o PrPsc por su relación con el scrapie.
Esta proteína infecciosa (PrPres) no deja de ser una isoforma de una proteína
existente en la membrana celular de las neuronas, las células gliales y, tam-
bién, en las células del sistema reticuloendotelial de los individuos sanos, lla-
mada PrPsen o PrPcel, es decir, proteína priónica sensible a proteasas o proteí-
na celular. La diferencia entre la PrPsen y la PrPres es su configuración en el es-
pacio, de manera que en la PrPsen hay un predominio por el plegamiento en
alfa-hélice, mientras que en la PrPres el predominio es por la forma beta-sába-
na. Sin saberse muy bien el mecanismo, las PrPres tienen la capacidad de con-
vertir a la PrPsen en PrPres. Algunos autores (66) consideran que el paso de
PrPsen a PrPres precisa de la intervención de alguna enzima o proteína del in-
dividuo, que podría, ser las proteínas del choque de calor o chaperonas.
Estas proteínas serían las encargadas de reponer a su estructura normal a
aquellas proteínas que habrían sido desnaturalizadas por la acción de la
temperatura. Por lo tanto, las chaperonas “equivocarían” su misión y con-
vertirían a las PrPsen en PrPres, lo que conduciría a una reacción en cadena ha-
106 ENFERMEDADES NEUODEGENERATIVAS
cia la PrPres. Entonces, las PrPres se acumularían en el soma de las células neu-
rales, alterando su función y conduciendo a vacuolización, astrogliosis reac-
tiva y muerte celular.
Uno de los estudios más concluyentes de que la teoría de los priones es la
cierta es que, mediante ingeniería genética, se ha conseguido un ratón que
no tiene el gen de la PrPcel (ratones knock-out), este ratón es totalmente resis-
tente a las enfermedades priónicas; por lo tanto, la existencia de una PrPcel es
imprescindible para contraer la enfermedad (63). Por el contrario, los ratones
transgénicos que poseen la PrPcel humana tienen una mayor facilidad para
contraer la ECJ.
Por no existir diferencias de composición entre la PrPres y la PrPsen, no se
produce ningún tipo de reacción inflamatoria ni inmunológica en las enfer-
medades priónicas.
Otra situación a destacar es la existencia de cepas priónicas con un
tiempo de incubación, una distribución de las lesiones cerebrales y unos
perfiles clínicos diferentes (12). Las características de las cepas se mantie-
nen constantes aunque se hagan sucesivos pasos por contagio de un ani-
mal de experimentación a otro (45, 64). Estas diferencias entre las cepas se
cree que son debidas a que la PrPres posee más de una forma diferente de
plegarse (75, 17).
Dentro de la estructura de la PrPcel existen dos lugares diferentes de
glicosidación, y en el C-terminal hay glicosilfosfatidil inositol, que facilita
la unión a la cara externa de la membrana celular. Tras un tratamiento
con proteasa K y mediante Western blot se han observado cuatro formas
diferentes de movilidad en la PrPres culpable de la patología humana, y
que se corresponden con la ECJ esporádica tipo 1 y tipo 2, con la ECJ ya-
trogénica (tipo 3) y, por último, con la variante de la ECJ (vECJ) (tipo 4)
(4). Como la forma de migrar de la vECJ es idéntica a la de la encefalopa-
tía espongiforme bovina (EEB), esta prueba fue una de las que se esgri-
mieron para postular que la vECJ es debida al paso de la EEB desde el ga-
nado al hombre.
Con estos antecedentes, algunos autores (68, 24, 15) plantean la posibili-
dad de que enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, la demen-
cia de Pick, el Parkinson, el Huntington e incluso la ELA pueden tener un
mecanismo fisiopatológico similar al de las enfermedades priónicas; es decir,
se deberían a la producción postraduccionalmente de unas proteínas anóma-
las que conducirían a la muerte neuronal por acumulación o por acción neu-
rotóxica. Estas enfermedades comparten con las enfermedades priónicas el
hecho de que pueden ser esporádicas o hereditarias, pero, sin embargo, no
poseen capacidad infectiva.
ENCEFALOPATIAS ESPONGIFORMES 107
Formas esporádicas:
• Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob.
Formas adquiridas:
• Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob yatrógena.
• Variante de Creutzfeldt-Jakob.
• Kuru.
Hereditaria
Suponen entre el 5 y 15% de las ECJ. Tiene una herencia autosómica do-
minante y con una penetrancia que varía dependiendo de la mutación. El
trastorno se produce en el gen de la PrP que se encuentra localizado en el
brazo corto del cromosoma 20. Se han detectado ya más de 20 mutaciones
diferentes. Algunas poblaciones, como los judíos libios, Eslovaquia y Chile,
tienen una gran incidencia de esta forma de la enfermedad debido a la alta
frecuencia de mutación del codón 200. Curiosamente, la alteración del gen
200 en Israel tiene una penetrancia del 100%, mientras que en Eslovaquia es
del 50% (15). En Francia, entre el 5 y el 10% de las ECJ son debidas a una
mutación del codón 200 y, sin embargo, tan sólo se encuentran antecedentes
familiares en aproximadamente la mitad de estos casos (1). Hay algunas for-
mas hereditarias que no tienen capacidad de contagio y, por lo tanto, serían
formas puramente genéticas (38).
108 ENFERMEDADES NEUODEGENERATIVAS
Contagio
Esporádicos
La capacidad de contagio
Vía de inoculación
Material inoculado
Barrera de especie
Desde el siglo XVIII se sabía que las ovejas con scrapie podían ser ingeri-
das sin que el hombre contrajese la enfermedad. De hecho, gracias a esta ba-
rrera de especie, nunca se ha podido demostrar el paso del scrapie al hom-
bre. Esta defensa se cree que es debido a las diferencias en la configuración
de la PrPcel entre las diferentes especies, de manera que, cuanto mayor sea la
diferencia, mayor será la dificultad para infectar. La PrPcel de la vaca y de la
oveja se diferencian, tan sólo, en 7 aminoácidos, mientras que entre la vaca y
el hombre hay 30 aminoácidos de diferencia. Por este motivo, parecería alta-
mente improbable el paso de la EEB al hombre; pero puede ocurrir que la
parte crítica para el contagio sea sólo una porción de la PrPcel, y éstas podrían
ser similares (69).
Una curiosidad es que animales que son resistentes, por barrera de espe-
cie, a una determinada enfermedad o cepa priónica, si se les pasa previamen-
te por otra especie pueden hacerse susceptibles a contraerla. Así, el kuru o la
ECJ no se transmiten al hurón o a la cabra, a no ser que se les pase previa-
mente a través de un primate o del gato (32), y la EEB no afecta al hámster
hasta que no pasa primero por el ratón (29). Esta circunstancia podría traer
consecuencias imprevisibles, ya que especies hasta ahora resistentes a las en-
cefalopatías espongiformes, como son el cerdo y el pollo, por el paso a través
ENCEFALOPATIAS ESPONGIFORMES 111
Predisposición genética
Clínica de la ECJ
encontrado que los pacientes con la clínica típica de la ECJ o con la va-
riante de la afectación visual (variedad de Heidenhain) se corresponden
con la variedad MM1 (por otra parte, con mucho, la más frecuente), que
además tiene una evolución más rápida. La cepa 2 tiene un claro predo-
minio por la afectación cerebelosa y su curso clínico es más prolongado.
Los VV1 (variedad muy infrecuente) tienen una edad de aparición más
precoz y un curso clínico más prolongado. En la forma MM2 existe la va-
riedad talámica, que se corresponde con el insomnio fatal esporádico
(muy similar al IFF).
Tabla 1 (5)
Clínica de Durante la
Síntoma/signo presentación enfermedad
(%) (%)
Deterioro mental 64 100
Demencia 31 96
Trastornos del comportamiento 29 49
Alteraciones de funciones corticales 15 47
Cerebelo 34 61
Visual 17 42
Oculo motor 6 16
Otras 14 31
Vértigo 7 10
Cefalea 7 14
Trastornos sensoriales 5 11
Alteraciones vegetativas 3 7
Alteraciones piramidales 2 43
Alteraciones extrapiramidales 2 67
Rigidez muscular 0 51
Otras 2 16
Alteraciones segunda motoneurona 0,4 11
Pérdida de conocimiento 0,4 8
Trastornos del movimiento 0,4 91
Mioclonias 0 88
Otras 0,4 26
Actividad periódica en el EEG 0 80
Trifásicos a: 1 ciclo/seg. 0 56
Ondas lentas periódicas 0 32
Nervios craneales 0 0,4
114 ENFERMEDADES NEUODEGENERATIVAS
Diagnóstico
EEG
LCR
Radiología
Análisis genético
Biopsia
Subtipos
En las formas MM1 y MV1, el EEG y la proteína 14-3-3 tienen una altísima
sensibilidad. Sin embargo, en la variedad MV2, el EEG no es típico para la
enfermedad y la proteína 14-3-3 tiene una baja sensibilidad; a cambio de
esto, la RNM muestra con mucha frecuencia alteraciones y, por la tanto, este
ENCEFALOPATIAS ESPONGIFORMES 117
Tabla 2 (89)
Tabla 2 (continuación)
Enfermedad de Gerstmann-Sträussler-Scheinker
El Kuru
Clínica
Tabla 3 (83)
Clínica de Durante la
presentación enfermedad
Síntomas psiquiátricos 31 (66%) 46 (98%)
Síntomas sensitivos 9 (20%) 33 (70%)
Dolor de miembros 6/9 18/33
Ataxia 4 (8,5%) 46 (98%)
Olvidos 8 (17%) 40 (85%)
Movimientos involuntarios 2 (4%) 44 (93,5%)
Distonía 2 (4%) 14 (30%)
Corea 0 26 (55%)
Mioclonías 0 33 (70%)
Parálisis de la mirada vertical 0 16 (34%)
Demencia 0 47 (100%)
Mutismo acinético 0 23 (49%)
Diagnóstico
Tabla 4 (83)
Criterios diagnósticos de la vECJ
I. Condiciones generales:
– Cuadro neuropsiquiátrico progresivo.
– Duración de la enfermedad de más de seis meses.
– No hay historia de exposición potencialmente yatrógena.
– Se han descartado, razonablemente, otros diagnósticos.
II. Clínica:
1. Síntomas psiquiátricos tempranos (depresión, ansiedad, retraimiento, ideas deli-
rantes, apatía).
2. Demencia.
3. Trastornos sensoriales persistentes (dolor y/o disestesias molestas).
4. Ataxia.
5. Mioclonias, corea o distonía.
Tabla 4 (continuación)
Enfermedad posible:
– I + IIIA + 4/5 de II.
Enfermedad probable:
– I + IIIA + IIIB + 4/5 de II.
– I + IV.
Enfermedad cierta:
– I + V.
– Tan sólo hay un paciente mayor de 55 años entre los que contrajeron la
enfermedad. ¿Cuál es el motivo? ¿Tendrán los pacientes añosos un ma-
yor período de incubación y aparecerán pacientes de más edad más
adelante?
– Sabemos que la capacidad de infección de la sangre en la forma esporá-
dica es muy baja y no hay descrito ningún caso de infección por trans-
fusión; además, no existe aumento de la infección entre los hemofílicos.
Pero la vECJ tiene una mayor afinidad por el sistema linforreticular que
la ECJ esporádica. ¿Tiene capacidad de infectar a través de productos
hemáticos la vECJ? ¿Debe de hacerse leucorreducción en todas las
transfusiones? ¿Disminuye el riesgo de contraer la enfermedad?
ENCEFALOPATIAS ESPONGIFORMES 127
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CAPÍTULO 7
1. Resumen histórico
2. Manifestaciones clínicas
Los signos clínicos son muy variables y pueden incluir los siguientes:
En general, los cuadros clínicos son muy variables (2). Los síndrome clíni-
cos más característicos son los siguientes:
Miles
250
200
150
100
50
0
CONTROL EP EH
Figura 1
Cuantificación del movimiento en 24 horas
PROGRESOS EN LA ENFERMEDAD DE HUNTINGTON 87
3. Neuropatología
4. Genética
40
35
30
25
20
15
10
0
CONTROL EP EH DISTONIA
Figura 2
Niveles de ácido homovanílico en LCR (ng/ml)
PROGRESOS EN LA ENFERMEDAD DE HUNTINGTON 89
explica que mientras que los hijos de una paciente con enfermedad de Hun-
tington suelen padecer un cuadro clínico muy parecido al de su madre, en el
caso de transmisión por progenitor afecto masculino puede haber un agrava-
miento de la severidad de la enfermedad del padre a los hijos (11).
El tamaño de la expansión de tripletes CAG no es el único elemento de
factor pronóstico sobre la enfermedad de Huntington. Algunos otros ele-
mentos de origen genético son los polimorfismos de los receptores de gluta-
mato (12). Es posible, pero por el momento desconocido, que otros factores
de carácter genético o ambiental, biológicos o farmacológicos, desempeñen
efectos moduladores de la rapidez de la progresión.
5. Etiopatogenia
Los dos problemas más importantes que quedan por explicar en la enfer-
medad de Huntington son: a) cuál es el mecanismo de muerte celular en las
neuronas afectas, y b) por qué se lesionan unas neuronas y no otras en dis-
tintas regiones cerebrales e incluso en la misma región cerebral. Para expli-
car estos dos aspectos es fundamental revisar cuáles son las funciones e
interacciones de la huntingtina natural y de la mutada y cuáles son las carac-
terísticas bioquímicas y farmacológicas de las células lesionadas.
Tabla 1
Propiedades morfológicas y farmacológicas de las neuronas estriatales
5
PATERNAL
4
1
MATERNAL
0
-1
S1
Figura 3
Inestabilidad genética
Tabla 2
Aferencias dopaminérgicas y glutamatérgicas a las neuronas estriatales
6. Tratamiento
Tabla 3
Tratamiento sintomático de la enfermedad de Huntington
Síntomas Tratamiento
Insomnio Benzodiacepinas
Melatonina en fase de investigación
Depresión Inhibidores de la recaptación de serotonina
Agitación-agresividad Benzodiacepinas, carbamacepina, si es necesario neurolépticos
atípicos (clozapina, olanzapina y risperidona)
Abuso sexual Castración farmacológica con inhibidores de LH-RH
Conductas psicóticas Nurolépticos atípicos (clozapina, olanzapina y risperidona)
Desnutrición Suplementos dietéticos hipercalóricos
Alimentación a través de gastrostomía parenteral
Corea Si es leve, no tratar. Moderada o severa, tratar con tetrabenazina,
antagonistas del calcio o neurolépticos atípicos
Distonía focal Toxina botulínica
Acinesia espontánea Agonistas dopaminérgicos
6.d) Neurorrecuperación
Paciente 1 Paciente 2
250.000 225.000
200.000
224.500
150.000
224.000
100.000
223.500
50.000
0 223.000
SIN NICAR CON NICAR SIN NICAR CON NICAR
Figura 4
Cuantificación de movimiento en 24 horas en dos pacientes con EH antes y después de
tratamiento con nicardipina
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CAPÍTULO 6
JOSÉ A. OBESO
M.C. RODRÍGUEZ-OROZ
I. ZAMARBIDE
Area de Neurociencias
Clínica Universitaria y Facultad de Medicina
Universidad de Navarra
I. Introducción
II. Etiopatogenia
a) Datos clínicos
hemicuerpo al otro es más rápida, por lo que la asimetría de los signos moto-
res es menor al cabo de pocos años. La incidencia de deterioro cognitivo es
menor y la demencia sólo se observa en etapas tardías de la enfermedad. Por
otra parte, el desarrollo de fluctuaciones motoras y disquinesias es más fre-
cuente y precoz tras el inicio del tratamiento con levodopa. En los últimos
años se ha reconocido que una alta proporción de pacientes con EP de inicio
joven (<30 años) tienen la mutación del gen parkina (6), y recientemente se ha
encontrado un nuevo locus en el cromosoma 1p35-36 (7), conocido como par-
kina-6, en familias con EP de comienzo también joven (edad media, 38 años).
En ambos casos, el patrón hereditario es autosómico recesivo, pero el feno-
tipo clínico es muy similar al de pacientes sin componente hereditario. El
mismo planteamiento se puede hacer para la forma dominante asociada al
gen de la alfasinucleína (7), cuya edad media de comienzo (46 años) está tam-
bién claramente por debajo de la media de EP esporádica. Por tanto, la edad
de comienzo de la enfermedad de Parkinson se convierte así en una variable
de capital importancia en la aparición y evolución del proceso degenerativo.
b) Sustrato anatomopatológico
médula espinal y núcleo dorsal del vago. Concretamente en la EP, los cuer-
pos de Lewy aparecen diseminados en muchas estructuras del sistema ner-
vioso, tales como los núcleos catecolaminérgicos del tronco encefálico (locus
ceruleus y rafe), núcleo basal de Meynert (colinérgicos), núcleo pedúnculo
pontino, hipotálamo, núcleo intermedio lateral de la médula espinal, etc. Los
cuerpos de Lewy están compuestos por un elevado número de proteínas,
entre las que destaca en la actualidad la α-sinucleína debido a la reciente
constatación de familias con EP con mutación en el gen que codifica esta pro-
teína. El hecho de que la mayor parte de las proteínas que forman los cuerpos
de Lewy se encuentren fosforiladas y que la enzima superóxido dismutasa se
encuentre presente dentro de los cuerpos sugiere la implicación de mecanis-
mos oxidativos en su formación. La ausencia de la proteína tau en los cuerpos
de Lewy aumenta la especificidad de estas inclusiones en relación con el ori-
gen de la EP, dada la importancia de la proteína tau en otras enfermedades
neurodegenerativas, tales como la enfermedad de Alzheimer, demencia fron-
totemporal o degeneración corticobasal. Sin embargo, al igual que ocurre con
el resto de inclusiones intraneuronales en las enfermedades neurodegenerati-
vas, la importancia etiopatogénica de los cuerpos de Lewy no está aclarada.
En concreto, no se ha definido si representa neuronas en proceso de degene-
ración o se trata de una respuesta reactiva a un proceso tóxico, siendo por
tanto un mecanismo de defensa intracelular.
Tabla 1
Mutaciones genéticas específicas en parkinsonismos
Cuerpos
Denominación Locus Gen Herencia Fenotipo
de Lewy
PARK1 4q21-q23 α-sinucleína Autosómica dominante EP típica Sí
Comienzo joven
Progresión rápida
PARK2 6q25.2-q27 Parkin Autosómica recesiva Comienzo juvenil No
Progresión lenta
Distonía/benef. sueño
PARK3 2p13 Desconocido Autosómica dominante EP típica Sí
Comienzo variable
Progresión lenta
PARK4 4p15 Desconocido Autosómica dominante EP/TE/demencia Sí
PARK5 4p14-15.1 UCH-L1 Autosómica dominante EP típica/temblor escaso Sí
Comienzo joven
Progresión rápida
PARK6 1p35-36 Desconocido Autosómica recesiva EP típica ?
Comienzo joven
Progresión lenta/benigna
PARK7 1p35-36 Desconocido Autosómica recesiva Comienzo joven ?
Progresión lenta
Distonía- Xq13.1 Desconocido Ligada al X Comienzo joven No
parkinsonismo Progresión lenta
Distonía
Demencia FT- 17q21-22 Tau Autosómica dominante Demencia FT No
parkinsonismo Progresión rápida
parkinsonismo/distonía
Signos piramidales
SCA2 12q23-q24.1 SCA2 Autosómica dominante EP típica/ataxia ?
(aparente) parálisis supranuclear
mirada
SCA3 14q32.1 SCA3 Autosómica dominante EP típica ?
(aparente)
EP: enfermedad de Parkinson, TE: temblor esencial, FT: frontotemporal, SCA: ataxia espinocerebelosa.
Conclusiones
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CAPÍTULO 5
ENFERMEDAD DE ALZHEIMER
Introducción
Tabla 1
Perspectiva histórica de la enfermedad de Alzheimer
cia senil era el trastorno neuropsiquiátrico más frecuente (8). El y otros colegas
de su tiempo sabían que una pequeña proporción de pacientes padecían
“senium praecox”, como ya Gowers había visto en 1902. Cuando Alzheimer
publicó su famoso primer caso se quedó intrigadísimo por el inicio tan tem-
prano (a los 51 años) de los síntomas en su enferma y por la enorme abundan-
cia de ovillos neurofibrilares en su neocórtex, cosa que él nunca había viso
hasta entonces. Redlich había encontrado placas extraneuronales (esclerosis
miliar) en enfermos con demencia, las mismas que Blocq y Marinesco habían
visto en pacientes con epilepsia del lóbulo temporal. Emile Kraepelin escribió
que los hallazgos característicos de la demencia senil eran la atrofia cerebral
macroscópica, la atrofia neuronal y la pigmentación, e indicaba que comen-
zaba habitualmente entre los 65 y 75 años. En la famosa octava edición de su
tratado en 1910 –donde usa ya el epónimo–, Kraepelin hablaba de un grupo
de enfermedades demenciantes con inmensos cambios neuronales que origi-
naban confusos síntomas de enfermedad cerebral orgánica.
Fue en medio de ese ambiente científico, tan preocupado por encontrar las
bases neuropatológicas de las demencias y de las enfermedades mentales,
donde Alzheimer descubrió una nueva enfermedad neurodegenerativa
usando el nuevo método de tinción de Bielschowsky, estudiando un solo
caso y relatándolo en un par de páginas.
La enfermedad de Alzheimer pudo llamarse enfermedad de Fischer, Fuller
o Perusini. Para entender por qué se adoptó el epónimo de Alzheimer hay que
conocer cómo se originaban entonces las categorías nosológicas. La denomina-
ción era el resultado de un fenómeno social, un lenguaje descriptivo y unos
hallazgos anatomoclínicos. Maurer y cols. (6) refieren que Kraepelin, además
de tener buen conocimiento de la descripción de Alzheimer y de la Perusini en
1909, había de conocer las publicaciones de Bonfligio en 1908 sobre un caso
semejante al de Alzheimer y al de Fischer, quien, en 1907, hizo una detallada
descripción de la histopatología de la demencia. Kraepelin mencionó por
primera vez la “enfermedad de Alzheimer”(9), aunque advirtió que su inter-
pretación clínica no estaba aclarada. Las otras hipótesis que circularon sobre
el motivo que llevó a Kraepelin a bautizar la enfermedad de Alzheimer (p.ej.
por la rivalidad entre la escuela de Munich, de Kraepelin y Alzheimer, y la
de Praga, de Pick y Fischer, o por el afán de demostrar ante el psicoanálisis
de Freud que existía base orgánica para la demencia) no son más verosímiles
que la estrecha colaboración existente entre Kraepelin y el propio Alzheimer,
a quien reconoció el mérito de su descripción anatomoclínica (7).
El epónimo de Alzheimer se adoptó pronto en la literatura sobre demencia.
El laboratorio de Munich (1904-1912) recibió estudiantes de todo el mundo.
Cerletti y Fulci, además de Perusini y Bonfligio, de Italia; Simchowitz y
56 ENFERMEDADES NEUODEGENERATIVAS
Tabla 2
Hechos, fechas y autores de la etapa moderna de la historia de la enfermedad de Alzheimer
nas mayores junto con los datos de Tomlinson, anunció que entre el 48 y
58% de los ancianos con demencia tienen enfermedad de Alzheimer, y
estimó que el número de enfermos con tal diagnóstico en EE.UU. variaba
entre 880.000 y 1.200.000.
Una vez que la enfermedad pudo ser estudiada ultraestructuralemente
mediante el microscopio electrónico, Kidd, en el Reino Unido, y Terry, en
EE.UU., dieron a conocer en sendas publicaciones (18,19) la ultraestructura
de las placas neuríticas y de los ovillos neurofibrilares. Ambos investigado-
res descubrieron los filamentos helicoidales emparejados de los ovillos neu-
rofibrilares.
Señalan Katzman y Bick (11) que Terry fue, sin duda alguna, el primero que
aclaró que el núcleo de las placas neuríticas estaba constituido por material
fibrilar amiloide. Treinta años después de los descubrimientos de Kidd y Terry,
la biología molecular permitió conocer que los ovillos neurofibrilares estaban
constituidos por proteína tau hiperfosforilada y que el núcleo de las placas
neuríticas estaba formado por un péptido Aß de 40-42 aminoácidos (12).
En 1976 se puso de manifiesto el intenso y precoz déficit colinérgico que
existe en la enfermedad de Alzheimer. Peter Davies encontró que en los
cerebros de enfermos con Alzheimer había una disminución importante de
colinacetiltransferasa y acetilcolinesterasa, enzimas sintetizador el primero y
metabolizador el segundo de la acetilcolina (20). Elaine Perry (21), traba-
jando con los cerebros de la cohorte de Tomlinson, corroboró tal hallazgo, lo
mismo que David Bowen (22). Un poco antes, David Drachman había com-
probado que la escopolamina, un antagonista de la acetilcolina, producía
déficit de memoria en sujetos normales adultos (23). Pronto se descubrió que
el origen de la inervación cortical colinérgica en las ratas estaba en una zona
situada ventralmente al globus pallidus, conocida como sustancia innomi-
nada, donde radica el núcleo basal de Meynert (24). Años más tarde, Peter
Whitehouse y cols. (25) encontraron que en este núcleo, en los pacientes con
enfermedad de Alzheimer, había una pérdida neuronal selectiva superior al
75%. Esta degeneración del sistema de proyección cortical colinérgico es tan
acusada que constituye en sí misma el sustrato patológico de la deficiencia
colinérgica en los cerebros con esta enfermedad.
Enseguida surgió la idea de sustituir el déficit colinérgico que causa la
enfermedad de Alzheimer a través de una manipulación farmacológica con-
veniente, al igual que desde 1968 se había realizado con éxito en la enferme-
dad de Parkinson para corregir la deficiencia dopaminérgica. Así se abrió el
camino para investigar los fármacos inhibidores de la acetilcolinesterasa
cerebral, que representan hoy el primer gran paso que se ha dado en el trata-
miento de la enfermedad.
60 ENFERMEDADES NEUODEGENERATIVAS
Tabla 3
Número de publicaciones sobre enfermedad de Alzheimer y otras demencias
Tabla 4
Hechos, fechas y autores de la etapa molecular de la historia de la enfermedad de Alzheimer
Teoría Amiloide
Una vez aceptado que la enfermedad de Alzheimer era producida por múl-
tiples causas moleculares, con una evolución gradual y crónica, era lógico pen-
sar que podía haber diferentes posibilidades terapéuticas con varias moléculas
que actuaran en uno u otro paso de la patogenia de la enfermedad. Uno de los
principales objetivos de los investigadores sobre la enfermedad de Alzheimer
durante el último cuarto de siglo ha sido identificar la etiología y los mecanis-
mos moleculares para ser capaces de diseñar fármacos que inhibieran precoz-
mente su mecanismo fisiopatológico. Para ello ha sido clave descubrir los
defectos genéticos que, aunque sólo representan un 1-2% de los casos, invaria-
blemente provocan enfermedad de Alzheimer en los individuos que tienen
tales mutaciones. Estos pacientes son buenos modelos, ya que su fenotipo clí-
nico y neuropatológico es similar y a menudo indistinguible del de los enfer-
mos con enfermedad de Alzheimer esporádica (99% de los casos). Así, las
maniobras terapéuticas que cabe emplear en las formas familiares para enlente-
cer la enfermedad pueden ser aplicables a las otras formas. Además, los estu-
dios epidemiológicos y la experiencia clínica indican que una gran cantidad de
casos de enfermedad de Alzheimer (quizá un 50%) pueden tener un compo-
nente de susceptibilidad genética. Por eso es tan importante conocer muy bien
estas formas autosómicas dominantes de la enfermedad, aunque no se entien-
dan aún por completo los mecanismos que causan las formas esporádicas.
Durante la última media década, ha sido tarea de los investigadores
encontrar una hipótesis unificada que explicara cómo el depósito progresivo
de amiloide provoca demencia. La teoría amiloide es fruto de esta búsqueda
(38) (Figura 1). Como se relató en el apartado anterior, ya desde los años
setenta se sabe que el depósito de Aß es el evento central de la enfermedad,
pero se han necesitado muchos años hasta comprender qué causa tal depó-
sito de amiloide. Por eso, quizá es mejor considerar el depósito de Aß como
un evento precoz de la enfermedad, más que como causa de la misma, aun-
que puede que esta consideración no sea más que una cuestión semántica.
Es interesante conocer cómo algunos hallazgos encontrados hace varias
décadas se confirman en la actualidad. El cambio neuropatológico más pre-
ENFERMEDAD DE ALZHEIMER 65
coz, las placas difusas que contienen Aß 42, clásicamente ya se conocía como
una anormalidad morfológica del SNC visible mediante microscopía óptica.
Gracias a esta hipótesis disponemos de evidencia para desarrollar estrate-
gias terapéuticas para combatir la enfermedad, bien tratando pacientes en
estadios incipientes de la enfermedad con agentes que disminuyan la pro-
ducción de Aß (inhibidores de la gamma secretasa) o que impidan su acu-
mulación en SNC (inmunización con amiloide Aß), o detectando individuos
presintomáticos entre aquellos de mayor riesgo para prevenir el inicio de la
clínica. Si los ensayos clínicos basados en esta teoría son eficaces, se tendrán
más argumentos para defenderla.
Depósito de agregados de amiloide ABeta 42 como placas difusas (en asociación con
proteoglicanos y otros sustratos promotores del amiloide)
Daño neurítico progresivo entre placas de amiloide y en otros lugares del neuropilo
DEMENCIA
Figura 1
Hipótesis patogénica de las formas familiares de enfermedad de Alzheimer
66 ENFERMEDADES NEUODEGENERATIVAS
Tabla 5
Síntomas y lesiones característicos de la enfermedad de Alzheimer
Síntomas típicos
I. Dificultad progresiva para recordar hechos recientes y para adquirir datos nuevos .
II. Cambio de personalidad y de la manera de ser y estar.
III. Disminución del lenguaje, que se hace dubitativo.
IV. Desorientación en lugares no familiares.
Síntomas atípicos
I. Inicio o curso rápido.
II. Muchas quejas subjetivas.
III. Trastornos psicológicos y del comportamiento desde el principio.
IV. Síntomas neurológicos o neuropsicológicos “focales”.
Lesiones
• Pérdida sináptica y neuronal.
• Placas difusas y neuríticas.
• Ovillos neurofibrilares con filamentos helicoidales emparejados.
• Neuritas distróficas.
• Microangiopatía amiloide.
• Atrofia cortical.
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CAPÍTULO 4
ASPECTOS PSIQUIÁTRICOS DE
LAS ALTERACIONES VASCULARES CEREBRALES
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CAPÍTULO 9
SANTIAGO GRISOLÍA
Catedrático de Bioquímica
Presidente del Consejo Valenciano de Cultura
Introducción
Figura 1
Síntesis de Proteina
Degradación de proteínas
Proteínas anormales
o dañadas, proteínas “Al azar”: ej. Autofagia.
recien sintetizadas “Selectiva”: ej. Microautofagia,
(de vida “corta”) Proteasomas, etc.
Unos 60 años después, se sugirió que los sustratos pueden producir cam-
bios conformacionales en las enzimas, un fenómeno referido como “acople
inducido”, y Caravaca y Grisolía descubrieron el paradójico fenómeno de
inactivación inducida por sustratos, lo cual dio lugar a la hipótesis de la
plasticidad enzimática y a la propuesta de su amplia significación biológica,
particularmente, y en el contexto de este artículo, con las enfermedades neu-
rodegenerativas. Es generalmente aceptado que la actividad y la conforma-
ción de las proteínas están relacionadas y que las propiedades elastoplásticas
de las proteínas controlan o modulan su actividad (Fig. 2). Para los interesa-
dos se incluye al final un adendum más detallado de estos conceptos.
Figura 2
ENZ
ESTABILIZACIÓN AMBIENTAL
n
S H2O
P
▲H
ENZ ENZ S ENZ S ENZ ENZ ENZ
P
IONS
n n n
A B C D E
Teoría de la elastoplástica. Las encimas son elásticas y deben volver a su conformación original (A)
tras completar su función catalítica (E). La estabilización ambiental es alcanzada por los sustratos,
los efectos conformacionales a la localización y/o interacción de proteínas, etc. La desestabilización
de las proteínas es el resultado de la elastoplasticidad y las modificaciones covalentes. Algunas mo-
léculas de proteína eluden la reacción con sus substratos y son rápidamente inactivadas.
Advertimos al lector que no identifique estas moléculas con aquellas que tienen una aparentemente
muy corta vida-media, las cuales probablemente representen un pequeño porcentaje, =1% de las
proteínas totales detectadas en una célula en cualquier momento; aunque en relación con la vida
entera de la célula, puedan haber contribuido colectivamente en gran manera a la cantidad total de
proteina sintetizada. Los principales cambios degenerativos(Ω) tendrán lugar en el área sombreada.
Generalidades
Figura 3
70 SCA2
Las cadenas de mayor longitud 60
de repeticiones CAG causan 50
enfermedades de manifestacio- 40
nes más precoces en los desór- 30
denes por poliglutamina. SCA 20
(ataxia espinocerebelosa); HD 10
(enfermedad de Huntington), 70
DRPLA (atrofia dentado rubro SCA1
60
pálido luysiana ó enfermedad 50
de los cuerpos de Lewy). 40
30
20
10
70 HD
60
50
40
30
20
10
70 DRPLA
60
50
40
30
20
10
70 SCA3
60
50
40
30
20
10
0 40 60 80 100 120
Número de unidades de repeticiones CAG
136 ENFERMEDADES NEUODEGENERATIVAS
Figura 3a
A B
C D
E F
(A,B) La distribución subcelular de ataxina-1 en las neuronas del núcleo pontocentral en un pa-
ciente con ataxia espinopontocerebelosa. Inclusiones nucleares (NI) aumentadas (bajo a la dere-
cha) y con ubicuitina (B). © Redistribución del proteasoma 19S en agregados en el tejido del pa-
ciente; (D) control mostrado para comparar. (E) Chaperona nuclear (HDJ-2/HSDJ se localiza
principalemente en el citoplasma excepto por las NI; (F) control mostrado para comparar.
Proteosomas
Durante años se dio por supuesto que la parte del león de la degradación
de las proteínas se la llevaban los lisosomas. A finales de los años setenta se
descubrieron unos grandes complejos multienzimáticos, los proteosomas,
que son estructuras gigantes. Mientras que una proteína de tamaño medio
tiene entre 40.000 a 80.000 daltons, la mayoría de los proteosomas de los or-
ganismo superiores pasan de dos millones de daltons. Un proteosoma está
constituido por una porción central con aspecto de túnel a la que acompa-
ñan una o dos partículas reguladoras, menores, situadas en un extremo o en
ambos.
El proteosoma no elige proteínas al azar para destruirlas. La célula señala
las proteínas destinadas a ese fin. En su inmensa mayoría, esas proteínas se
etiquetan primero con ubiquitina, que es una proteína bastante pequeña (76
aminoácidos).
138 ENFERMEDADES NEUODEGENERATIVAS
GENÉTICA DE LAS ENFERMEDADES NEURODEGENERATIVAS 139
140 ENFERMEDADES NEUODEGENERATIVAS
Chaperones
Atrofia Espinobulbar
Enfermedad de Huntington
Ataxias espinocelulares
Ataxia de tipo 1
En la ataxia de tipo 1 hay atrofia cereberal con una pérdida severa de célu-
las Purkinje, en neuronas del núcleo dentado y neuronas de la oliva inferior
y en los nervios craneales III, IV, IX, X y XII.
El producto del gen de SCA-1, ataxina-1, es una proteína nueva que no
tiene homólogo con otras proteínas. Al parecer, tiene que ver con la plastici-
dad sináptica y funciones neuronales de aprendizaje.
La ataxina-1 se expresa en el sistema nervioso central de dos a cuatro
veces los niveles que se encuentran en los tejidos periféricos. En pacien-
tes, la ataxina-1 mutante aparece como una inclusión nuclear muy gran-
de en las neuronas del cerebro. Estas inclusiones contienen ubiquitina
proteosoma y los chaperones moleculares, HDJ2 y HSDJ, como indica la
figura 3.
Atrofia Dentatorubropallidoluisiana
La apoptosis es una vía celular de muerte altamente regulada que tiene un pa-
pel en enfermedades neurodegerativas tales como el Alzheimer, esclerosis lateral
amiotrófica y enfermedad debida a la poliglutaminación. El sistema apoptótico
incluye la activación de una cascada de proteasas conocidas como caspasas. La
actuación de la caspasa ha sido observada en el cerebro de HD y el aumento de
poliglutamina en cultivos celulares promueve la apoptosis. Esta relación es com-
pleja porque, además de provocar estrés que activa el programa apoptótico, algu-
nas proteínas que contienen poliglutamina son sustratos de la caspasa.
146 ENFERMEDADES NEUODEGENERATIVAS
mil fosfato, uno relacionado con la síntesis de la urea, que es masivo en el hí-
gado pero deficiente en muchos otros tejidos, incluyendo el cerebro, en el
cual la síntesis de carbamil fosfato utiliza glutamina y está dirigida a la for-
mación de ácidos nucleicos. No olvidemos que la síntesis de algunos de
ellos, especialmente los mensajeros, tiene una vida corta. Una cuestión intri-
gante es si hay relación entre la utilización de la glutamina para la síntesis
del carbamil fosfato y/o la modificación de proteínas por éste, y especial-
mente por glutamina en el cerebro.
En este sentido, es también importante saber por qué el nivel, es decir el
número crítico de repeticiones de glutamina, produce la enfermedad.
Alzheimer
Figura 4
Triángulos Muerte de
la célula β-amiloide
neurofibrilares
nerviosa
placas de
Demencia Demencia amiloide
Predicción de enlace con la
enlace causal
enfermedad de Alzheimer
α-secretasa β-secretasa
γ-secretasa γ-secretasa
Péptido p3 Péptido
β-amiloide
Fuente: Drug Discovery & Development
GENÉTICA DE LAS ENFERMEDADES NEURODEGENERATIVAS 149
Figura 6
(a) (b)
Proteina precursora amiloide
β-secretasa γ-secretasa
(770, 751, 695*) ~
~ ~
~
~
~ ~
~ AAP
~
~~~
~
~ ~
~
~
~ ~
~
~
~~~
α-secretasa γ-secretasa
Procesado normal APP
(dominado por α y γ secretasas)
p3
Aβ
AAPs-α C83
Otros factores
Figura 7
TTGF-beta 1
Vaacuna beta amiloide
Citoquinas
(TNF-alfa, IL-1beta, Il-6)
Neuroprotección
Neurotoxicidad
La activación de la microglía puede tener tantos efectos deletéreos como beneficiosos. El beta
amiloide fibrilar puede estimular a la microglía para que libere citoquinas, las cuales contribu-
yen a la neurodegeneración. Sin embargo, la activación de la microglía por la vacuna Bamiloide
o port TGF-beta 1, puede ser neuroprtector al promover el aclaramiento del beta amiloide. Si es-
tos tratamientos también tienen como resultado la liberación de citoquinas neurotóxicas, es algo
que permanece sin ser determinado.
Nota añadida
Bibliografía
ADENDUM
Plasticidad neuronal
Uso Significado
1. General, no científico Flexible, plegable.
2. Estado sólido físico Inhabilidad para recobrar la antigua forma después de
que la deformidad por el estrés ha cesado.
3. Fluido físico Resistencia no newtoniana a fluidos para disminuir el
estrés antes de que el fluido empiece a fluir.
4. Química Un grado más pequeño de libertad.
5. Fisiología y Farmacología Adaptabilidad, habilidad para ser modificado o cambia-
do como resultado de una experiencia o como conse-
cuencia de la pérdida de alguna de sus partes.
6. Bioquímica Cambio de macromoléculas nativas inducido por condi-
ciones ambientales con incremento y/o disminución en
la estabilidad a agentes biológicos y físicos.
Definición de la enfermedad
Diagnóstico
Causas genéticas
A4V, los trayectos corticoespinales están poco afectados (18). Las inclusiones
neuronales no están presentes siempre; por ejemplo, pueden estar presentes
en algunos miembros familiares y ausentes en otros.
Otra forma autosómica dominante de ELA progresa lentamente y
empieza antes de los 25 años (20); el gen ha sido mapeado en el cromosoma
9q34 (21). El gen para la ELA con demencia frontotemporal ha sido mapeado
en el 9q21-22 (22). La forma autosómica recesiva de inicio juvenil ha sido
ligada a los cromosomas 2q33 (23) y 15q15-22 (24).
Susceptibilidad genética
Causas ambientales
Hallazgos epidemiológicos
Una infección viral persistente podría causar ELA esporádica. Berger y cols.
(33) detectaron RNA de enterovirus en la médula espinal de pacientes con
ELA, pero la observación no ha sido confirmada (34). Y el papel de los entero-
virus, incluyendo poliovirus, no ha sido establecido (35). Enfermedad de
motoneurona ha sido también reportada en un pequeño número de pacientes
infectados con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) o por el virus
linfotrófico de células T humano tipo I, pero la existencia de esos pocos casos
no prueba que infección retroviral sea causa de enfermedad de motoneurona.
En casos excepcionales, la terapia anti-VIH ha revertido el síndrome de moto-
neurona. La enfermedad de Lyme, en raros casos, causa un síndrome con sig-
nos de ambas motoneuronas, pero no causa la ELA típica (36).
Se pensó una vez que podría haber una forma amiotrófica de enfermedad
de Creutzfeldt-Jakob. Sin embargo, en 1983, Salazar y cols. (37) reportaron
que la inyección de tejido cerebral de 33 pacientes que tenían ELA con
demencia no transmitieron la enfermedad a monos, excepto en el caso de
dos pacientes con presentaciones atípicas. La enfermedad priónica parecía
ser una improbable causa de ELA. Más tarde, sin embargo, se reconoció que
tres de los 33 casos fueron transmitidos, y los hallazgos atípicos fueron com-
patibles con los hallazgos de amiotrofia en pacientes con enfermedad de
Creutzfeldt-Jakob (38). En 50 casos de enfermedad priónica probada se
encontraron signos de afectación de motoneurona inferior (38).
164 ENFERMEDADES NEUODEGENERATIVAS
Teorías alternativas
Características histopatológicas
Patogénesis
había sido inactivada o destruida (knocked-out) (63). Por lo tanto, las mutacio-
nes SOD1 deben causar enfermedad por una ganancia de función tóxica, no
por la pérdida de la actividad antioxidante de la SOD1.
Peroxinitrito y zinc
Neurofilamentos
Posibles dianas de la toxicidad inducida por SOD1 son las proteínas de los
neurofilamentos, compuestas de las subunidades pesada, media y ligera. Los
neurofilamentos tienen un papel en el transporte axoplásmico y en determi-
nar la forma de las células y el calibre de los axones. En la ELA humana
están preferentemente afectados los axones de calibre ancho, ricos en neuro-
filamentos, y el nivel de éstos puede ser importante en la selectiva vulnerabi-
lidad motoneuronal.
Tanto en pacientes con ELA esporádica como en aquellos con ELA fami-
liar (73, 74), así como en ratones con SOD1 destruido (75, 76), hay un acú-
mulo de neurofilamentos en el soma y en regiones axónicas proximales de
las neuronas motoras. Anormalidades en los neurofilamentos podrían ser
causa o resultado de la neurodegeneración (77).
La involucración directa de neurofilamentos en la patogénesis fue suge-
rida por el hallazgo de que la sobreexpresión de subunidades mutantes (78)
o normales (79, 80) en el ratón causaron la disfunción de las motoneuronas y
la degeneración de axones, y resultó en hinchazones neurofilamentosas simi-
lares a aquellas vistas en pacientes con ELA. También, mutaciones en el gen
de la subunidad pesada han sido encontradas en pacientes con ELA esporá-
dica y familiar (81, 82). Una mutación en el gen de la subunidad ligera fue
encontrada en otro desorden de la motoneurona, la forma neuronal de la
enfermedad de Charcot-Marie-Tooth (83).
El trayecto por el que la expresión aberrante de neurofilamentos causa la
degeneración de las neuronas motoras no está claro. Neurofilamentos desor-
ganizados podrían impedir el transporte axoplásmico de moléculas necesa-
rias para el mantenimiento de axones (el llamado estrangulamiento axonal)
(84, 85). Tales anormalidades en neurofilamentos pueden resultar de los
efectos tóxicos del SOD1 mutante. En ratones con una mutación SOD1, la eli-
minación de la expresión de la subunidad ligera (86) o la sobreexpresión de
la subunidad pesada de los neurofilamentos (87) disminuye la enfermedad
168 ENFERMEDADES NEUODEGENERATIVAS
Periferina
Hay mucha evidencia que indica que en la ELA hay un desorden del cal-
cio libre intracelular. La homeostasis anormal del calcio activa un tren de
acontecimientos que terminan en la muerte celular. En pacientes con ELA y
en ratones con SOD1 mutante (97), la resistencia de motoneuronas específi-
cas (p.ej. las oculomotoras) puede estar relacionada con la presencia de pro-
teínas ligadoras de calcio que protegen contra los efectos tóxicos de altos
niveles intracelulares de calcio (98, 99).
ESCLEROSIS LATERAL AMIOTRÓFICA 169
Apoptosis
Terapia
Farmacoterapia
tres a seis meses en el tiempo de duración del ensayo (124, 125). En uno de
esos ensayos (124), el tratamiento enlenteció ligeramente el declinar en la
fuerza muscular de extremidades; no hubo beneficio significativo en otras
medidas de función en ambos ensayos. En un análisis retrospectivo (126), los
pacientes que recibieron riluzol permanecieron en un estadio intermedio de
la enfermedad más tiempo que los controles. Para los pacientes, los efectos
no son visibles. La eficacia del riluzol ha sido tomada como evidencia en
apoyo de la teoría excitotóxica del glutamato en la patogénesis de la ELA.
Pero otros antagonistas del glutamato, incluyendo aminoácidos de cadena
ramificada, lamotrigina y dextrometorfano, no han mostrado beneficio en
ensayos clínicos (127, 128).
Cuando fue probada en ratones transgénicos con SOD1 mutante, la gaba-
pentina, como el riluzol, aumentó la supervivencia, pero no afectó significa-
tivamente al tiempo de inicio clínico de la enfermedad (129). En contraste, la
vitamina E retrasó el inicio y la progresión de la enfermedad, pero falló en
aumentar la supervivencia. A pesar de los moderados efectos de estos agen-
tes en el ratón, la gabapentina y la vitamina E no mostraron beneficios en
ensayos con pacientes con ELA (130, 131).
Hace más de 60 años, Wechsler sugirió los beneficios de la vitamina E en
una serie de pacientes con ELA (132). Aunque Wechsler reportó una mejoría
en la condición del paciente 4, identificado en base a sus iniciales como Lou
Gehrig, el famoso jugador de béisbol que da nombre a la enfermedad en los
EE.UU., sin embargo Gehrig murió en un año. Otros tratamientos también
han fallado en ensayos clínicos (Tabla 1, pág. 170). Agentes que están siendo
actualmente evaluados incluyen xaliproden (el cual puede estimular la libe-
ración de factores neurotróficos), creatina (133), coenzima Q10, factor neuro-
trófico derivado de cerebro administrado por vía oral (134) y topiramato.
Inhibidores de la ciclooxigenasa-2 (135) e inhibidores de caspasa están
siendo considerados, y nuevos fármacos, vías y formas de administración
están siendo desarrollados (136). Ensayos fiables con células in vitro o en
otros medios son necesarios para acelerar el proceso de identificar terapias
potenciales.
Tabla 1
Terapia para la ELA
En dos estudios con 100 pacientes con ELA, depresión clínica sólo fue encon-
trada en el 11% (137, 138). Consideraciones psicológicas y espirituales (139,
140) y el tratamiento más activo de los síntomas físicos (141) son también
determinantes en la calidad de vida.
Tratamientos propuestos
Los ensayos terapéuticos han llegado a ser cada vez mejor organizados, y
la mayoría están siendo financiados por compañías farmacéuticas. La falta
de un tratamiento efectivo ha causado que muchos pacientes y sus familias
lleguen a ser activistas recaudando dinero para investigación, adelantándose
a los organismos que tradicionalmente la financian (142). Esta forma de
“ciencia de guerrilla” ha conducido a propuestas de terapia génica, que
deben ser primero intentadas en animales para evaluar su seguridad y efica-
cia. Una propuesta es usar un vector viral para depositar el gen de EAAT2
dentro de la médula espinal a través de una inyección intraparenquimal en
un intento de disminuir los niveles de glutamato (143). El objetivo de otro
proyecto es restaurar la función motora por medio de la introducción de
células madre humanas en la médula espinal que reemplacen a las motoneu-
ronas degeneradas. La terapia de la ELA con células madre fue propulsada
por cuatro artículos en 1999 que describieron cómo células madre encontra-
ron su camino hacia el sitio adecuado, se asentaron y reemplazaron a las
células disfuncionales (144). En el caso de la ELA, esta propuesta puede ser
particularmente difícil por la complejidad de las vías involucradas en la fun-
ción motora. Conexiones precisas entre motoneuronas, diana muscular y sis-
temas motores descendentes deben ser restauradas. Sin embargo, la terapia
con células madre puede tener valor protector, enlenteciendo o impidiendo
la continuación de la degeneración neuronal.
cuando las manos ya no funcionan. Si las manos están paralizadas, otra per-
sona debe estar involucrada, y el acto llega a ser eutanasia (145).
Pocos pacientes con ELA piden el suicido asistido, y pocos optan por reci-
bir ventilación mecánica permanente (146, 147). En un estudio (148), sólo un
paciente con ELA expresó interés en cometer suicido, aunque el 20% de los
pacientes quisieron tener un fármaco sedante disponible. Entre los pocos que
eligen recibir ventilación mecánica permanente, menos incluso requieren
que el tratamiento sea terminado. Esos bajos números pueden ser atribuidos
a la mejoría en los cuidados paliativos, que son una alternativa al suicidio. El
uso de opiáceos orales no es suficiente a veces, y la sedación terminal (145)
llega a ser entonces una opción; es legal y ético aliviar el sufrimiento de un
paciente incluso si ese esfuerzo no prolonga la vida.
Conclusiones
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CAPÍTULO 12
JESÚS FLÓREZ
Catedrático de Farmacología
Facultad de Medicina
Universidad de Cantabria, Santander
Introducción
Sería muy cómodo para mí iniciar esta exposición copiando las palabras
que Stanley B. Prusiner pronunció el pasado año en la 110ª Shattuck Lecture
de Boston: “A excepción de la levodopa, que mejora los síntomas de la enfer-
medad de Parkinson pero no interrumpe la degeneración subyacente, no
hay ninguna terapia eficaz para las enfermedades neurodegenerativas” (14).
Porque con ello habría terminado mi cometido. Y esta visión pesimista se me
acaba de reforzar conforme iba escuchando al conferenciante que me ha pre-
cedido, que ha expuesto tan brillante y exhaustivamente todos los múltiples,
sucesivos y fracasados intentos por aliviar una de estas enfermedades, la es-
clerosis lateral amiotrófica. No ha dejado de abordar un solo fármaco o com-
puesto, natural o sintético, con posibilidades teóricas de mostrar una cierta
eficacia; pero el resultado práctico ha sido sistemáticamente negativo.
No es lógico, por tanto, que intente gastar el tiempo en repetirles ahora una
lista de pretendidos remedios cuyo fracaso conocemos. Y menos tratar de ex-
tender estos inútiles listados a todas las enfermedades neurodegenerativas.
Seamos más prácticos. Y vamos a analizar juntos pequeñas muestras del
ingenio humano cuando afronta el reto de una enfermedad neurodegenerati-
va de tanto impacto social como es la enfermedad de Alzheimer. Ya sé que el
Prof. Martínez Lage les actualizó, con su experiencia de primera mano una
serie de esperanzadores recursos. A más abundamiento, los pueden leer en
su magnífica y reciente revisión, que se la recomiendo vivamente (12). Yo
voy a tratar de aportar y completar algunos aspectos que él dejó simplemen-
te enunciados, desde una aproximación más específicamente farmacológica.
184 ENFERMEDADES NEUODEGENERATIVAS
Posibilidades terapéuticas
Tabla 1
Análisis comparado de los inhibidores de la acetilcolinesterasa actualmente empleados en el
tratamiento de la enfermedad de Alzheimer
Dosis diarias 4 1 2 2
Los datos de esta tabla han sido recogidos de Lamb y Goa (9) y Schneider (15).
PERSPECTIVAS FARMACOLÓGICAS EN LOS PROCESOS NEURODEGENERATIVOS 187
Evaluación de su eficacia
Nuevos compuestos
●
★♦ ● ★♦ Ras/Raf
Trks
No genómicos ★
Daño MAPK/ERK, PKA, Akt, PKC, JNK,
oxidativo CREB, NF-kB, Jun, Rsk, p38
♦ ●
Otros efectos
♦ ER CRE SRE
ER
ER α ó β
Efectos de transcripción
♦
Genómicos Neuroprotección/supervivencia celular
directos crecimiento celular/plasticidad
Figura 1
Posibles mecanismos de acción de los estrógenos. Mecanismo genómico directo: la forma nuclear
del receptor estrogénico ERα o ERß se asocia al ERE (elemento de respuesta al estrógeno) o a
heterodímeros fos/jun que, a su vez, se unirán a sitios AP-1. Mecanismos genómicos indirectos: ac-
tivación de un ER asociado a sistemas de señalización de segundos mensajeros, como son
AC/PKC, cAMP/PKA y MAPK/ERK, los cuales convergen con la vía genómica. En una de es-
tas vías, Ras activa Raf, con la consiguiente fosforilación y activación de MAPK/ERK. La ERK
activada se traslada al núcleo en donde interactúa directamente con factores nucleares de trans-
cripción (p.ej. CREB, cfos/cjun), e indirectamente a través de la activación de proteínas interme-
diarias de señalización (p.ej. Rsk, p38, JNK), hasta unirse con las regiones reguladoras de ADN:
CRE (elemento de respuesta del cAMP) y SER (elemento de respuesta del suero). Las neurotro-
finas y los estrógenos pueden influirse en sus acciones mutuamente mediante la regulación de
la disponibilidad de receptores o de ligandos. Los efectos estrogénicos no genómicos se alcanzan
con altas concentraciones e implican mecanismos antioxidantes que no están mediados por ERs.
★, estriol; ♦ , 17α-estradiol; ●, 17ß-estradiol. (Tomada de Lee y McEwen, 2001)
los efectos terapéuticos observados con los anticuerpos Aß. ¿Cuál será la me-
jor diana para una óptima vacuna en la EA?
Proteasas y formación de Aß
CITOSOL
γ α β γ
p3 C83 C99 Aβ
LUZ/EXTRACELULAR
Figura 2
Procesamiento proteolítico de la proteína precursora de ß-amiloide (APP) mediante la actuación
de las secretasas α, ß y γ
La ß-secretasa
Inhibidores de la ß-secretasa
H2N-Val-Asn-NH Ala-Glu-Phe-OH
OH CH3
H2N-Asp-Val-Asn-NH Ala-Glu-Phe-OH
OH CH3
Figura 3
Inhibidores de ß-secretasas. Los números corresponden al trabajo de Wolfe (2001)
Conclusión
La ß-secretasa parece ser una buena diana terapéutica para prevenir y tra-
tar la EA. Además, transferir la APP a la vía de la α-secretasa podría resultar
también beneficioso, ya que se cree que las α-APPs son neuroprotectoras,
mejoran la memoria y previenen los defectos de memoria. Parece que insistir
en la ß-secretasa vale también la pena, dada la abundante experiencia e in-
formación sobre la inhibición de aspartil proteasas, especialmente la catepsi-
na D, la renina, la proteasa HIV. Además, la determinación de la estructura
cristalina de la ß-secretasa con el compuesto 3 hace ahora posible el diseño
basado en la estructura.
A pesar de todo esto, existen todavía muchos enigmas en este punto como
para afirmar con confianza que se pueden desarrollar con facilidad inhibido-
res eficaces de la ß-secretasa, o que la ß-secretasa sea necesariamente una
buena diana. Para que un agente pueda actuar eficazmente in vivo, los com-
puestos no sólo han de cruzar la barrera hematoencefálica, sino que han de
penetrar en las neuronas. Puesto que han de trabajar intracelularmente, que
PERSPECTIVAS FARMACOLÓGICAS EN LOS PROCESOS NEURODEGENERATIVOS 197
La γ-secretasa
Presenilinas
membrana de ambas proteínas son procesadas por una γ-secretasa que re-
quiere presenilinas. Como se ha dicho, la delección de PS1 en embriones es
letal con un fenotipo similar al observado en el knock-out Notch, y más similar
todavía si produce doble knock-out de PS1 y PS2. La deficiencia en PS1 redu-
ce la formación del dominio intracelular Notch (NICD). El tratamiento de las
células con inhibidores de γ-secretasa diseñados a partir del sitio de ruptura
en la APP (compuesto 8, ver más adelante) bloquea también la producción
de NICD, su translocación nuclear, y reduce la señalización propia de Notch.
También son necesarios los dos aspartatos TM para romper el dominio
transmembrana de Notch. Por consiguiente, es probable que si las presenili-
nas son el sitio catalítico de la γ-secretasa que procesa APP, también lo sean
en las proteasas relacionadas que rompen la región transmembrana de
Notch.
Inhibidores de la γ-secretasa
– Péptido aldehídos.
– Difluoro cetonas.
– Difluoro alcoholes.
– Hidroxi etilos.
– 2,3 dialquilo succinamida (compuesto 16), con una IC50 de 40 nM.
– Adición de benzodiacepina (compuesto 17).
– Benzodiacepina + difluorofenil acetilamina (compuesto 18), IC50 subna-
nomolar.
– Compuesto 19 es útil en células enteras.
200 ENFERMEDADES NEUODEGENERATIVAS
O Me O
H F F H
N N OMe
BocHN N N
H H
O O O O
O H O
N
O
H2N N
O
O O Me
N
H2N
NH
N
O
Ph
O O Me
H N
F N
NH
N
O Me
Ph
F
Me O
Me
S
N
HO
Me
O Ph
H
F N
N CO2-t-Bu
H
O Me
F
Figura 4
Inhibidores de γ-secretasas. Los números corresponden al trabajo de Wolfe (2001)
En efecto, Dovey et al. (4) han administrado por vía parenteral y oral el
compuesto activo N-[N-(3,5-difluorofenilacetil)-L-alanil]-S-fenilglicina t-butil és -
PERSPECTIVAS FARMACOLÓGICAS EN LOS PROCESOS NEURODEGENERATIVOS 201
Conclusión
¿Es la γ-secretasa una buena diana para tratar la EA? Lo que primero
preocupa es el correspondiente aumento de los terminales C 83 y C 99, y la
inhibición de la señalización de Notch. De hecho, transgénicos para C 99
muestran problemas de aprendizajes (aunque quizá se deban a acumulación
de Aß).
¿Será posible inhibir el procesamiento de APP y no el de Notch? Quizá
mediante efectos alostéricos y no por interacción con el sitio activo. Los re-
sultados obtenidos con el compuesto DAPT resultan esperanzadores por
cuanto demuestran su capacidad para alcanzar niveles activos en cerebro y
su eficacia in vivo en un modelo murino altamente representativo de EA.
se formen las fibrillas. Si, como hemos comentado al inicio de esta exposi-
ción, son las formas más elementales de Aß las que son consideradas más
incisivas en la iniciación de la patología funcional de la EA, su neutraliza-
ción inmunológica desde las primeras etapas puede resultar particularmente
beneficiosa.
Son varios los modelos de ratones transgénicos que se utilizan para conse-
guir una patología tipo EA; en todos ellos, lo que predomina es la acumula-
ción –diversa en intensidad según la edad del ratón– de Aß, pero no aparecen
necesariamente otros rasgos que observamos en la patología humana más
avanzada, como son la pérdida abundante de neuronas o los acúmulos neu-
rofibrilares. Morgan et al. (13) estudiaron la evolución de los tests de memo-
ria y aprendizaje en los ratones llamados APP+PS1 (se obtienen mediante
cruzamiento de un ratón mutante de APP695 con ratón mutante de PS1). A los
11,5 meses del nacimiento, tanto los ratones inmunizados con Aß42 como los
controles obtuvieron buenas y similares puntuaciones en los tests de apren-
dizaje. Pero a los 15,5 meses, tanto los controles como los inmunizados con
una vacuna inespecífica bajaron en su puntuación de memoria y aprendiza-
je, mientras que los vacunados con Aß42 obtuvieron las mismas buenas pun-
tuaciones que al comienzo. Janus et al. (7) usaron otro modelo, el transgéni-
co, para el mutante del gen APP695. Estos ratones muestran problemas de
orientación espacial ya a los 3 meses de edad, acompañados de aumento en
los niveles de Aß y en las placas amiloides cerebrales que contienen Aß. La
inmunización con Aß42 redujo el grado de deterioro del aprendizaje a los 11 y
a los 23 meses, comparado con el provocado en los ratones control.
Ambos trabajos ofrecen datos de que la inmunización Aß mejora los défi-
cits de memoria y aprendizaje en dos modelos distintos, lo cual está indican-
do que el trastorno de memoria que sufren los ratones es consecuencia de la
alteración en el metabolismo de Aß. Pero hay que hacer notar que la inmuni-
zación no mejoró estos trastornos de memoria por la simple reducción de los
niveles de Aß; de hecho, no hubo correlación entre el grado de reducción y
la mejoría conductual. Más aún, en los cerebros de los transgénicos
APP+PS1 inmunizados con Aß42 había mucha mayor acumulación de Aß que
en los ratones APP no inmunizados, y sin embargo, los APP+PS1 inmuniza-
dos obtuvieron mejor puntuación en los tests que los APP no inmunizados.
Este resultado, como indica Younkin (19), sugiere que la inmunización pue-
de mejorar el funcionamiento conductual no por el simple hecho de dismi-
nuir la cantidad de depósito de Aß, sino por afectar un aspecto particular del
metabolismo de Aß. Janus et al. (7) sugieren que la inmunización puede in-
terferir la formación de las protofibrillas de Aß soluble, cuya toxicidad fue
comentada al comienzo de este artículo. La cuestión central consiste en saber
PERSPECTIVAS FARMACOLÓGICAS EN LOS PROCESOS NEURODEGENERATIVOS 203
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CAPÍTULO 13
JUAN BIGORRA
Novartis-Farmacéutica S.A.
Enfermedad de Alzheimer
- Estimulación cognitiva.
- Medidas de apoyo a la familia y cuidadores.
- Tratamiento sintomático de los transtornos psíquicos y conductuales
asociados a la enfermedad.
- Dimensión Clínica
- Dimensión del paciente y sus familiares
- Dimensión socio-económica
Listas de Espera
de hasta 3 meses
Pacientes con
No Consultan 60.300 diagnósticos
Síntomas de
Detectados MF de EA, 42.000 ligeros
Deterioro Remitidos al
por la 143.640 /moderados (de estos
Congnitivo Especialista
familia 32.300 reciben
Consultan 134.000
798.000 478.000 inhibidores AchASA)
MF
335.160 90% (181.000): terapia
Tratados
No sintomática con
por MF
detectados antipsicóticos
201.096
319.200 (Ziprexa, Rispardal,
Haloperidol...)
vasodil, cerebrales.
>1000 21
1000 20% 19
15 16
15%
610
12
500
500 10%
340
190 5%
0 0%
1982 1987 1990 1996 1999E 1980 1985 1990 1995 1999E
Fuente: PhRMA 1997/1999, analyst reports, Novartis
Diagnóstico Pronóstico
(Enfermedad por síntomas (Enfermedad por mecanismo)
Blockbusters Minibusters
(Universal) (Farmacogenómica)
REINO UNIDO:
- Apoyo decidido de las Administraciones desde principios de los 90.
- 43 empresas de Biotecnología públicas.
- 75 productos en Desarrollo Clínico
- 80% de las empresas con más de 6 años de vida.
- 40% de las empresas con más de 100 empleados.
- Enfoque en nuevas alternativas terapéuticas
- Ninguna ha generado beneficios hasta el momento.
ALEMANIA:
- Apoyo de las Administraciones desde mediados de los 90.
- Sector relativamente inmaduro (en comparación con RU).
- Empresas más jóvenes.
- 45% de las empresas con 10 o menos empleados.
- Ningún producto en fase de desarrollo clínico.
- Estrategia de Nichos, menor riesgo: Servicios, Plataformas Tecnológi-
cas, Diagnósticos.
220 ENFERMEDADES NEUODEGENERATIVAS