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Revista de economia editada por el Instituto te a j ia Argentino para el Desarrollo CO ADE egonemica Anaree cade 4 an 169 Ambiente y territorio LA ARGENTINA AGREDIDA 70 Ambiente y ter Singularidades territoriales y problemas ambientales de un pais asimétrico y terminal — . _. forge Morello* Silvia Diana Matteucci* Se conoce a la Argentina, entre nosotros y en el extranjero, por una serie de mitos acerca de su inagotable potencial. Estos son paradigmas ex¢esivamente optimistas, que han sido uti- es a intereses particulares en cada momento de Ia historia social de nuestro pais. Por ejem- plo, el mito del cardcter inagotable del quebracho colorado dio pie a la explotacién minera de los bosques de la region chaquefia, hasta extinguir irreversiblemente el recurso. Aquel de la Argentina granero del mundo, aludiendo a la fertilidad del suelo pampeano, ha redunda- do en su deterioro al no considerar que con cada cosecha se extraen del sistema los nutrien- tes provenientes del suelo, de modo que su mantenimiento depende de la reposicion de los elementos consumidos. Estos paradigmas, recogidos por la sociedad y cuya vigencia dura lo que el ciclo de auge y decadencia de explotacién del recurso en cuestién’, tienen consecuencias nefastas. Por un la- do, nos hacen adoptar una actitud de prescindencia, totalmente irresponsable, ya que no se asienta sobre un conocimiento cabal, adquirido sobre bases cientificas, de nuestro patrimo- nio natural. Por otro, impiden ver la gran diversidad de opciones tanto de recursos como de manejo, originadas en la heterogeneidad y complejidad de nuestro territorio, que lo convier- ten en una regién singular en el contexto planetario. Esto es, el recurso de mayor potencial de la Argentina como unidad integrada, es el menos reconocido: la diversidad geomorfolé- gica y climatica. En este articulo se describen algunas de las singularidades de nuestro territorio y de los problemas ambientales, y su origen, con un enfoque distinto para encarar las situaciones pre- sentes. * CONICET, CEA-UBA 70 afios ei ciclo taninero de! Chaco santafesino, 60 afios el del cedro saltefio (Cedfrella illo), 100 afio el de produccién lanera rentable en la meseta central de la Patagonia en Santa Cruz, 36 afios el del algarrobo para construccién durante la colonia en los alrededores de Buenos Aires, 80 afios los caldenales (Prosopis caldenia) en el oriente de la provincia de La Pampa para parket y posteria y apenas 45 afios para parketeria de algarrobo (Prosopis flexuosa) en el bolsén de An- dalgald en Catamarca. 71 Ambiente y territorio Las singularidades del territorio argentino La Argentina se caracteriza por la singularidad, no sdlo en los as- pectos fisicos y bidticos, sino tam- bién en cuanto a su historia ecol6- gica, que deriva del modo de ocu- pacién del territorio y de la apro- piacién de los recursos. Estas par- ticularidades se originan en su po- sicién planetaria como extremo austral, asi como en su ubicacién en el continente al oriente del ma- cizo andino y como pais terminal de una de las tres grandes cuen- cas hidrograficas de América del Sur. a) Singularidades derivadas de su posicién planetaria La Argentina, con 2.791.810 km?, sin incluir la Antartida, la islas Mal- vinas y las del Atlantico Sur, ocupa el séptimo lugar en el mundo por su extensidn. A diferencia de los otros seis paises (China, Canada, EUA, el Brasil, Australia, la India) su eje mayor tiene sentido Norte Sur, desde las proximidades del Trépico de Capricornio (cerro Branqui, 21°46'55") hasta el Cabo de Hornos (55°58'). La magnitud latitudinal le confiere una inusual diversidad climatica, que abarca desde los climas frios del sur has- ta los tropicales de las ecorregio- nes chaquefia, tucumano-oranen- se y misionera, si bien en una es- cala general, cae dentro de la zo- na subtropical-templada. El extremo austral del continente americano llega mas al sur (56°5') que Africa (34°5') y Australia (36°). A pesar de ello, las llanuras pam- peanas no se cubren de nieve du- rante el invierno. Esta peculiari- dad, la mas singular, proviene de su posicién en el dominio de los océanos, donde aparece como una peninsula que se adelgaza a medida que penetra en el mar. Es- to modifica substancialmente el clima, el cual al hacerse creciente- mente ocednico, se libera de las precipitaciones nivales y disminu- ye las diferencias de temperatura invierno-verano. A la misma latitud en el hemisferio Norte, las tierras se cubren de nieve durante perio- dos de al menos un mes durante el invierno. Corremos con la ven- taja de poder practicar una agri- cultura permanente a lo largo del afio. En nuestro pais, la presencia de nieve es un fendmeno exclusi- vo de las montafias. Asimismo, la oceanidad climatica permite que existan bosques de Nothofagus a sdlo 50 m de los glaciares. La Argentina es repositorio de varios récords en cuanto a austra- lidad: tenemos la marisma atlanti- ca y el bosque mixto de latifolia- das més australes del mundo, el extremo mas austral de la selva andina de yunga y de la austrobra- silefia. Esto constituye una venta- ja desde el punto de vista de la biodiversidad genética, por cuanto en los extremos de distribucién de las especies aparecen casi siem- pre poblaciones genéticamente adaptadas a nuevas condiciones 72 realidad econémica 169 cuya reproduccién puede ser fun- damental para la produccién bio- légica mundial. El continente americano es el Unico en el planeta que esta sepa- rado de una masa ocednica por una cadena montafiosa alta y con- tinua. La presencia de la cordillera de los Andes, que alcanza el pun- to culminante en el hemisferio Sur en el Aconcagua (6959 m), es un factor modificador del clima al in- terferir con la circulacién general de la atmésfera. En la Argentina esta influencia es muy notable porque ella se superpone a la oceanidad y la escasa anchura re- lativa del territorio. En la porcién Norte, influida por los vientos del Atlantico, la presencia de los altos muros andinos no es tan notable como en la porcién Sur, donde funcionan como una barrera en la cual los vientos del Pacifico des- cargan las lluvias. Asi, las laderas occidentales chilenas son muy hti- medas, generandose una sombra de lluvias hacia el este. Otra singularidad del continente americano es la falta de barreras fisicas orientadas en sentido Este- Oeste, lo cual permitié la migra- cién Norte-Sur de las poblaciones durante las glaciaciones y perio- dos interglaciales. Este hecho se manifiesta en la Argentina por la presencia de reliquias biolégicas de linaje tropical en la Patagonia y de aquellas de abolengo suban- tartico en la porcién subtropical del Norte. Durante las glaciacio- nes Podocarpus y Araucaria mi- graron hacia el N y en los perio- dos interglaciares las palmeras y Prosopis, hacia el S. b) Singularidades derivadas de su posicién en el conti- nente Dentro del continente america- no, la Argentina se diferencia por su inscripcién en el sector terminal de la cuenca de! Plata, compartida con Bolivia, el Brasil, el Paraguay y el Uruguay, con una superficie de alrededor de 2.6 millones de km’ de los cuales el 37% pertene- cen a nuestro pais. Los rios mayo- res de la cuenca, el Parana, el Pa- raguay y el Uruguay, reciben las copiosas Iluvias de las zonas tro- _Picales y drenan en el rio de La Plata (en realidad un golfo marino) unos 80 millones de litros por se- gundo. Por constituir la baja cuen- ca del segundo sistema hidrograti- co de América del Sur, el territorio es influido, para bien y para mal, por todos los fenémenos que ocu- tren en las partes altas y medias. Desde el punto de vista de los recursos naturales méviles 0 mo- vilizables (agua, sedimentos y nu- trientes), la Argentina depende hi- drolégica y sedimentolégicamente del Brasil, el Paraguay y Bolivia. Se relaciona con esos paises del mismo modo que Bangladesh con India y Nepal, es decir, en situa- cién de extrema dependencia. El concepto de pais de baja cuenca -y lo que ello significa en cuanto a fragilidad- define el destino de una enorme area de la llanura argenti- na, 980 000 km? de las mejores 43 Ambiente y territorio tierras, donde lo que ocurra con los caudales de los rios es deter- minado por el sistema de represas encadenadas ubicadas aguas arriba de Itaipt sobre el Parana y de las cataratas sobre el Iguazu. Por esta misma razén, el costo del dragado y el funcionamiento de los puertos de alta tecnologia recién instalados en las margenes santafesinas y bonaerenses del Parana dependen en gran medida del manejo que se haga de los re- cursos naturales en las cabeceras del Arroyo San Bartolomé (al lado de Brasilia) o en el Alto Tarija, por ejemplo. El arrastre de materiales y su deposici6n en la baja cuenca altera tanto el valor turistico de, por ejemplo, las cataratas de Igua- zu, como la tasa de avance de las islas del delta sobre el estuario del Plata. También los organismos y propa- gulos pueden fluir por este corre- dor formado por los rios, trayendo de la zona tropical especies que se establecen en el microclima subtropical himedo de las gale- tlas de los rios, ubicados en una zona con un clima regional menos humedo y menos calido que aquel en que se esperarfa encontrar po- blaciones de origen tropical. Asi, el norte de la provincia de Buenos Aires se convierte en una encruci- jada biogeografica donde, en un territorio que tiene como centro geodésico la interseccién del pa- ralelo 34°40' y el meridiano 58°30', confluyen ecosistemas de la selva austrobrasilefia (provincia biogeo- grafica paranense), del Delta, del Espinal, del Chaco y de la Pampa, otorgando a la zona una inespera- damente alta biodiversidad de ti- pos de vegetacién, de habitats y de especies vegetales y animales. c) Singularidades derivadas de la heterogeneidad interna El territorio argentino muestra una gran heterogeneidad interna, consecuencia de su gran exten- sin latitudinal superpuesta a su posicién en relacién con las ma- sas oceanicas y la cordillera. Se pueden destacar varios gradien- tes, que generan una asimetria productiva y socioeconémica a través de la historia. La presencia de la cordillera y la gran extensién latitudinal generan una notable asimetria E-O. Asi, hacia el Occidente, los relieves elevados y de alta energia consti- tuyen fuentes de materiales que se depositan en los relieves bajos del Oriente. Los rios, incluyendo los tributarios del Parana, tienden a fluir en el sentido general Oeste- Este. El territorio es, por lo tanto, asimétrico en cuanto al balance hidrico regional; con areas de re- lieve muy enérgico y otras donde no hay suficiente declive regional como para que el agua se mueva siempre en la misma direccién y, por lo tanto, sometidas a inunda- ciones periddicas. También es notable la variacién Norte-Sur. Si bien se destaca la ubicaci6n de la Argentina en la zo- na de los climas templados sub- 74 realidad econdmica 169 tropicales del continente sudame- ricano, existen posiciones con- trastadas entre el sector medite- rraneo ubicado al norte del Rio de la Plata, que cae bajo la influencia de los vientos con componente Este, es decir atlanticos y el sector austral sometido a la accién de los vientos del Pacifico cuyas carac- terfsticas se ven alteradas por la presencia de la cordillera de los Andes. Se generan gradientes di- ferentes en ambas subregiones. En el Norte, es notable el gradien- te climatico Este-Oeste que, su- perpuesto al patron de drenaje, se traduce en la presencia de zo- nas aridas hacia el Oeste y muy humedas hacia el Este. Hacia el Sur, existe un fuerte contraste pe- ro gran interdependencia entre el sistema andino y el extraandino. Predominan los gradientes E-O porque Ia cordillera reorganiza no sdlo los vientos del Pacifico sino Numerosos procesos climaticos de control orografico. Los espa- cios extraandinos, la Patagonia, el Monte y la Pampa, fueron modela- dos tectonica, orografica y sedi- mentolégicamente por la cordille- fa y estos procesos siguen ocu- triendo, con el transporte de agua con materiales en suspension y de materiales edlicos en forma de cenizas provenientes de la activi- dad volcanica, asi como con los eventos sismicos de efectos late- rales. Asi, se refleja en los suelos de la regidn pampeana, el gra- diente granulométrico, con depd- sitos de particulas mas pequefas en el este agrandandose hacia el occidente. Las variaciones geo- morfoldgicas, climaticas y de régi- men hidrico se reflejan en gran- des diferencias de la productivi- dad primaria neta potencial, la cual en el Norte disminuye desde valores de 600 a 800 g de carbo- no/m*/afio en las zonas de clima htimedo del oriente hasta valores de 200-400 gC/m’/afio en los cli- mas secos de occidente. En los climas frios del Sur, la productivi- dad varia entre 0 y 200 gC/m*/a- fio, en un gradiente bimodal, cre- ciente hacia E y O a partir de la meseta patagonica. Alrededor del paralelo 35° la productividad es maxima (400-600 gC/m*/afio) en la Pampa himeda, y disminuye _hacia occidente. , En los Andes, los factores de control son la latitud y la altitud, que afectan la temperatura, la ra- diacién y la insolacion. En la llanu- ra subandina el clima es mas ho- mogéneo y el factor dominante es el potencial de anegamiento. En sentido N-S, los gradientes notables son la oceanidad cre- ciente; la distancia biocednica de- creciente, que influyen sobre el clima; la simplicidad morfoestruc- tural creciente; la simplicidad eco- sistémica creciente. La heterogeneidad climatica y geomorfolégica se refleja en la va- riedad de ecorregiones, desde las selvas paranenses hasta los pas- tizales australes; desde los bos- . ques andinopatagénicos hasta las estepas de la Puna (tabla 1). Esta heterogeneidad regional 75 Ambiente y territorio S661 ‘Te 18 OIS10/W (Z) ‘2661 ‘sefeuO|ORN senbyeg ep ugioeAsiUIpy UNBes seuo|6eu003 (|) :eyueng 0081622 (wy ue) 1210} e}oyedng BWejodosey) PURIeY [8p SEIS! 8 EYeq verreze Buesed JP SEIS! @ B0q oougBeyed oulpue enbsog eBolpuegns 2v698Ze sejeujsne sejezyseg OURUee [eZISeq OUBIES OOBYD 2226199 soueies senbsog A seeziseg oougBezed oulpue enbsog Bulpueoyy OLLOgorL seulpueoye sedejsy Bung Bung pelrese Bund e| ep sedeysy @SUBUBJO OURLUNON} BAjeS: eBun, sssossp seBunk ep seajeg Opue ooeyd A ejuoW eqUuOW g08zs09r eunded e| ep seyeuopied A suo; edweg feuids3 ELLPB60E epueiwes edwed e| ep sejezysed A seueqeg ue enbsog eolejuegns Lgsgezs soo|ugbeyedoulpue senbsog Bulpueeiyxe e|uobeyeq eougbeyeq SZL286S soulpueqns soojugbejed sejeznseq eulpueesyxe ejucbeyed eougbeyeq LL6e66zr epup eolugbeyed eansnque edeysy Opup oBYD A eyUO leyuepio00 ooeyD eoeerss OpuR ODeYS Jep seeysnque A senbsog edwedq yeujds3 6ILLPLEOL souredwed sejeqouebje A seyeuids3 ooRYO UBD leyepic00 ooeyD O€EL9ELE — OpUBIWes ooeYD Jap sajeysnque A senbsog OORYD UBD TeyeL0 coeYD S91SLOPL Opewiny ooeY9 Jep soie}se A senbsog BiBISBIqOuJsNe O BJSUOISILU BAIS, BJOUOIS|W BABS 96LLOEE sesueuried sodweo A senjag Bjwej}odosey) jeujds3, OOsELsZ seolwejodosew seueqes edweg edwegq €SOEZ612 epewiny edwed e| ep sejezyseq (2) eoyesBoeboig ugibey (1) ugiBen003 (eu) ue adn SO/eINJEN SeUOCIBEYy BunUebuy eo)\qndey | ep seo|5g|0098 SeuOISIAIPGNS “L oN BIGEL 76 realidad econémica 169 brinda amplias posibilidades de diversificacién de la produccién, tanto en cuanto a tipos de recur- sos como a sus formas de mane- jo. Sin embargo, el modo de ocu- pacién de la tierra y apropiacién de los recursos ha generado la més notable de las asimetrias, co- mo lo es el de una subregién he- gemonica, con monopolio de las ventajas econémicas y sociales, en contraste con un interior olvida- do y enmascarado por el desarro- llo del poder central. El 90% de las exportaciones provienen de la produccién pampeana, que desde sus inicios ha estado inserta en el mercado internacional. Los problemas ambientales Los problemas ambientales de la Argentina tienen su origen en fuerzas extrarregionales, por su caracter ‘de regién terminal, des- cripto mas arriba y de factores in- ternos que se originan basica- mente de las modalidades de uso del espacio, del avance de las fronteras agricola y urbana, del crecimiento no planificado y de la politica de apertura de los merca- dos. Sin pretender hacer una ana- lisis exhaustivo de la situacion ambiental, daremos algunos ejemplos que demuestran que el verdadero potencial argentino es- ta desaprovechado y que gran parte de los problemas ambienta- les pudieron evitarse o podrian mitigarse. En la tabla 2 se presen- tan algunos problemas ambienta- les criticos en el medio rural. Problemas ambientales deri- vados de las modalidades de uso del espacio Desde el punto de vista fisico, el estilo de desarrollo en la Argentina estuvo controlado por la prepon- derancia de la oferta natural, es- pecialmente de maderas de alto valor comercial y suelos agricolas. Todo el sistema ferroviario nacio- nal hoy depauperado, asenté sus vias sobre durmientes imputresci- bles de una Unica especie com- partida con el Paraguay y Bolivia, el quebracho colorado santiague- fio (Schinopsis lorentzii). Toda la industria nacional del cuero curti- _,do dependié del tanino, material procesado de otro quebracho co- lorado, el chaquefio (Schinopsis balansae), y todo el sistema de alambrado de un pais agroexpor- tador dependié de dos 0 tres arbo- les nativos, fandubay (Prosopis affinis), quebracho y algarrobos. La Argentina tiene sus arboles “emblematicos”, en el sentido de que produjeron los materiales pro- cesados y las materias primas pa- ta la consolidacién inicial de las actividades agroexportadoras. A pesar de ello nuestro pais esta muy lejos de haber conseguido el conocimiento y organizacién de la exportacion de semillas que tiene Australia con Eucalyptus. En cuanto a los suelos agricolas, la oferta natural surge de la com- binacién de suelos fértiles y preci- pitaciones adecuadas en un tercio 17 Ambiente y territorio ByeUulLU=(6) !o9|qujed=(g):08|930d A eyeuiw=(z) ‘sopeyesy ou souequn seyuenye=(g) ‘eseul eLjsnpul=(s) !oa|9.3ed ‘eueo ep jaded ‘deonze jep eyysnpul=(p) Noned ‘sooyyoByy ‘eseulue} eLsNpul=(¢) ‘esojnjeo ‘jeded jap eLSsNpul=(2) ‘soojwnbosBe=(1) :NOIOWNINWLNOO 3d OdLL 4inujwisiq :(q) ‘oueuo|esy :(9) ‘UeyUEWNY :(y) :VIONSGNAL @181X@ Ou ‘epuodse1/09 ON :ON ‘Oleg :¢ ‘OPE :W ‘oMy :y !oye AN “WN ‘VIONWLHOdWI 3G HOTWA Oulpueoyy :}} ‘eupueejxe ejuoBbeyeq :0} ‘Jeyjsne enbsog :6 ‘eund ‘g eyodose- :2 ‘oueues jezSeq :9 ‘;euldsa Aeduied :¢ !opup ooey9 A equo; :p ‘ooRYD UBD :¢ ‘esueUeJO-oURWNON} BAIES :Z SBIOUOISILU BAIES | :“SANOIDSYHOOS ON (Wy ON (W¥ ON ON We WivW WWN ON ON BUEPUNES UDIOBZIUIES ON Wa Wa Wiv WWW wiv WWW Wy WWW WWW (WWW SBW8}SISOD9 ep Ug}ORUEWBeL @a @a @a Wy WW Wy WW @a WN WIWN WW jens jep Pepliiay ap BpIPIed Wy WN WIVN WWN WWW Wy Wy (WWW WN WIWN (VN ugisou3 ON ON (WWW ON vv WWN @a ON Wi WNW Wv sopezijessue6 soipuedu| ON ON ON (W)VWN ON (Wiv ON @N ON (WIWN ON S@uUOIAnY @vW ON (W¥ ON ON ON ON ON ON ON ON @ABIU Bp SEYOURIEAY voeW wv ON ON W ON 4& ON 4@ ON oussiueoina A sojowienie, ON ON ON ON (iv ON (WWW ON (W)WN ON ON ugioepunuy 8 9 s b L Z € v z Wa Wa WN WN Wa Wea We Wa @a @a Www Ug|oeUIWIE OS SVW3180Ud LL oF 6 8 49 s v € z L SANOIDSYYOS: feind o|pa je US SOd}9 SeeyUSIquUe SPLUA|GO/d “Z oN PIGEL 78 realidad econémica 169 de su territorio. En el orden mun- dial nuestro pais ocupa el octavo lugar en cuanto a superficie de tie- tras cultivadas (35.750.000 ha); el tercero en cuanto a tierras cultiva- das per capita (1.12 ha) y decimo- quinto en superficie bajo riego. Esto ha influido en la instalacién permanente de frentes dindmicos de avance de la frontera agricola, con distinta racionalidad a lo largo de nuestra historia, pero siempre con una tendencia hacia la bus- queda y concentracién de poder econdémico y politico en distintos grupos sociales segtn el periodo: oligarquia terrateniente, grupos promilitares, empresa privada na- cional, multinacionales. El crecimiento de la ganaderia y la agricultura en las tierras mas fértiles de la Argentina, no sdlo ha sido desmesurado en relacién con el de otros recursos en el resto del pais, sino que ha sido muy degra- dante, a causa de la racionalidad economicista subyacente. Actual- mente hay mas de 9 millones de hectdreas de las ecorregiones Pampa y Gran Chaco, donde se hace doble cultivo en secano con la mas alta tecnificacién (agroqui- micos, semilla mejorada, maqui- naria) en un modelo sofisticado con un fuerte componente de in- sumos importados pero sin incor- porar masivamente ni riego suple- mentario ni fertilizacién. El proce- so dominante que ha llevado a es- te estado actual se desencadend hacia la década de los ‘60 y ha si- do el paso de la agroganaderia en rotaciones de 12 afios a la agricul- tura permanente. Mas tarde, se produce el pasaje de una agricul- tura predominantemente cereale- ra a la combinacién cereales y oleaginosas con una tendencia actual a la produccién exclusiva de oleaginosas (soja y canola), en dos cultivos al afio o tres en dos afios. En el Chaco semiérido las multinacionales estan operando desde 1994 con desmonte, habili- taci6n de tierra y doble cultivo (al- godén/soja) bajo riego. Las consecuencias ambientales son pérdida de la biodiversidad natural por sobreuso o mal uso de plaguicidas, pérdida de fertilidad por uso insuficiente de fertilizan- tes y suave y persistente pérdida de suelo, de estructura y de capa- cidad de retencién del agua. En la década de los ‘80, el cultivo de la soja, altamente demandante de agroquimicos y agua, se practica- ba con un paquete tecnolégico in- completo, sin la fertilizacién ade- cuada y sin riego. Actualmente, se esta usando riego suplementario en todos los cultivos pampeanos. La agricultura de riego produce fenomenales procesos de salini- zaci6n de lenta reconversién en espacios dotados de una infraes- tructura de riego por gravedad de muy alto costo. Las técnicas de riego por goteo y por aspersién con pivote central son una rareza. Se usan para alfalfares de semilla importada o producciones de muy alto valor. En la Argentina el tradi- cional riego por gravedad es la norma. Ambiente y territorio 19 En un suelo con erosién grave, con pérdida de fertilidad y de es- tructura por compactacién o for- maci6n del piso de arado, la pro- duccién de maiz es entre 50 y 40% inferior, la de soja se reduce entre 40 y 30%; en el mercado in- . Mobiliario un suelo erosionado y de baja fertilidad tiene un precio 20% mas bajo que tierras de ero- sién leve (Senigagliesi, INTA, 1996, in litt.). Otro recurso valioso de nuestro pais ha sido el bosque, el cual ha sufrido una gran reduccién de su- perficie, de 425.000 km? antes de la colonia a 280.000 km? estima- dos en 1992. La vegetacion lefio- sa, incluyendo bosques, arbusta- les y estepas arbustivas, que cu- bria el 61.4% del territorio, se re- dujo al 36% en dicho periodo. A esto cabe agregar que los espa- cios boscosos remanentes se en- cuentran en un estado variable de deterioro. La razon basica de esta situacién es el potencial de uso multiple de las tierras boscosas. El 65% de las tierras de bosques nativos tienen uso potencial agri- cola; 85% de los bosques nativos tienen uso potencial y actual ga- nadero. La pérdida de los recur- sos boscosos ocurrié por el avan- ce de las explotaciones ganade- tas, forestales, agricolas y silvicul- turales. La ganaderia de monte se prac- tica desde la colonia, tanto en va- cuno como en lanar y caprino. La deforestacién con fuego se ha es- tado utilizando masivamente en el Chaco y en los bosques andino- patagonicos, para ampliar las tie- tras para ganaderia. En el Chaco, la quema fue usada en los perio- dos prehispanicos por las etnias chaquefias para concentrar la ca- za, aumentar la visibilidad, comu- nicarse, guerrear y limpiar el terre- no para los cultivos de maiz y mandioca. Desde principios del si- glo, el manejo del balance saba- na/bosque en el Chaco se hace con el fuego, y mas tarde con la tala rasa, con poco o nada de aprovechamiento de los recursos lefiosos. En el Sur, desde hace mas de 150 afios el bosque aus- tral es sometido a la quema para proteger la lana del ganado ovino. En Tierra del Fuego, hasta 1985 se quemaban los bosques de len- ga (Nothofagus pumilio) para abrir campo a la ganaderia. La ganaderia de monte produce dafio por ramoneo de los renue- vos, descortezamiento de los ar- boles de mas edad, disminuye el banco de semillas por granivoria en especies con frutos palatables, pero especialmente porque los ar- boles dafiados producen menos semilla. El resultado es un bosque deteriorado, con arboles deforma- dos y de bajo rendimiento y con compactacién del suelo por piso- teo. Todo esto atenta contra las posibilidades de regeneracién de un bosque explotable. La explotaci6n forestal se inicié en la regién chaquefia desde co- mienzos de siglo. Inicialmente la tala selectiva de maderas era con 80 hacha. Hacia el fin al de la década de los ‘50, se comenzé la extrac- cién de maderas con motosierra. La devastadora explotacion del Chaco humedo por La Forestal, desde 1905 hasta 1950, es por to- dos conocida. Practicamente aca- bd con los quebrachales. Entre 1946 y 1950, después de 70 afios de explotacién, se retiran las em- presas tanineras inglesas de San- ta Fe; hoy sobreviven tres tanine- ras en la provincia del Chaco (La Verde, La Escondida y Puerto Ti- rol) y una en la de Formosa. En general, la tala selectiva en los bosques naturales se realiza en varias etapas que se inician con el “desflorado” o primer corte selectivo, en el cual se extraen los mejores arboles de la especie de- seada. Luego se hacen pasadas sucesivas y se extraen los arboles de segunda seleccién. Cuando se acaba la especie elegida en pri- mera instancia, se sigue con otras, volviendo a los lugares ya explotados. Por ejemplo, el que- bracho colorado con bajo conteni- do de tanino (Schinopsis lorenizii) va mutando gradualmente el valor de los productos que salen de los ecosistemas forestales donde es el Arbol dominante; de rollizo apeado para dar varios durmien- tes de ferrocarril, se pasa a produ- cir poste de alambrado, luego lefia de gran didmetro y se termina con lefia para consumo local en ladri- lleras y panaderias. Este sistema causa un gran deterioro fisico, bidtico y social. La estructura del bosque se modifica, como asi los realidad econémica 169 cursos de drenaje y los suelos, por la limpieza de las vias de en- trada de la maquinaria y salida del producto o la instalacién de ase- traderos méviles, llamados “ase- traderos de monte”. La calidad bidtica disminuye porque quedan como portasemillas los arboles mas viejos y enfermos, efectuan- dose una seleccién negativa. Ade- mas, se producen reducciones poblacionales y hasta extinciones locales de aquellas especies ve- getales y animales que pierden el habitat, 0 que son usados para la supervivencia de motosierristas y hacheros. Es comtn la caza de subsistencia practicada por los obreros de obrajes, los lefiadores » y los peones de campo, para la obtencién de proteina y venta de cueros y pieles. El deterioro social se manifiesta en un ciclo que comienza con el incremento poblacional al insta- larse una fuente de trabajo, el incremento de su capacidad adquisitiva y su bienestar como asalariado de un “obraje-aserra- dero” o una empresa monopdlica, la reduccién de salarios y de puestos de trabajo a medida que se va acabando el recurso, hasta que la empresa es abandonada quedando una poblacién mayor que la inicial pero inferior a la del periodo de auge y, ademas, em- pobrecida. El caso paradigmatico siempre citado es el de la deca- dencia de Villa Guillermina, cuar- tel general de La Forestal S.A. en Santa Fe, pero el Chaco y sus bordes esta ocupado por decenas 81 Ambiente y territorio de aglomeraciones fantasma de ex obrajes. En sintesis, el resulta- do es la conversién de un bosque productivo en un peladar; y la transformaci6n de una empresa poderosa en un grupo de lugare- fios empobrecidos, mientras los capitales se trasladan a otra re- gién u otra actividad productiva para reanudar este ciclo de auge y decadencia. La silvicultura también atenta contra los bosques nativos. La plantacién de especies de creci- miento rapido en las tres ecorre- giones donde la actividad es mas significativa (selva misionera, sel- va tucumano-oranense y bosque austral) se hace sobre desmon- tes, entre ellos de los 4 bosques de coniferas més 0 menos homo- géneos que poseia la Argentina: el de Podocarpus pariatorei (selva tucumano-oranense); el de Arau- caria angustifolia (selva misione- ra); y los de Araucaria araucana y Austrocedrus chilensis (bosque austral). Este proceso de desmon- tar bosques de coniferas de velo- cidades de crecimiento variables (primer corte entre 15 y 20 afios en A. angustifolia y 60 afios en A.chilensis) es una de las agresio- nes al patrimonio genético forestal mas salvajes que se han hecho en el pais. Se han convertido en plantaciones 120.000 a 130.000 ha de la selva misionera; 16.000 a 20.000 ha de la selva tucumano- oranense y 20.000 a 35.000 ha del bosque austral. La fragmenta- cidén del bosque nativo es preocu- pante. La silvicultura de pasta y papel tiene un desarrollo tan tecnificado como la agricultura continua. La clonacién es una practica tradicio- nal en salicdceas y la seleccién y prueba de ecotipos en coniferas esta incorporada masivamente. Las tecnologias viveristas son ex- tremadamente cuidadosas en cuanto a “proveniencias” de semi- llas importadas. El vivero ha incor- porado el cultivo de tejidos como excepcion y el invernadero como norma en climas frios (Neuquén y Chubut). Por otro lado, los sis- temas de control de incendios son inadecuados y el explosivo desa- trollo de grandes superficies de coniferas plantadas sin adecua- dos guardafuegos y sistemas de prevencién son el problema am- biental mas grave. El avance de la frontera agricola también ha sido causal de la frag- mentacién y achicamiento de los bosques, especialmente en la Pampa, donde desde la segunda mitad del siglo XIX se talan y des- montan las pocas formaciones boscosas de la zona, con la extin- cin local de varias formaciones lefiosas (algarrobales, caldenales, bosques tala-mistol, tipa-pacara y palo blanco-palo amarillo) que- dando fragmentos remanentes en los ecotonos con afloramientos ro- cosos o pendientes fuertes. El avance de la frontera agricola en el Chaco en la década de 1970-80 aceleré el desmonte de grandes extensiones de bosques y arbus- tales. Actualmente, ha adquirido la modalidad de inmensas “perfora- 82 realidad econémica 169 ciones” de 6 a 12.000 hectdreas desmontadas totalmente en una matriz de quebrachal semiarido, en las que se practica doble culti- vo bajo riego, de muy alto insumo y moderno paquete tecnolégico, en Salta, Chaco y Formosa. Ademés de la reduccién de la superficie boscosa, cabe mencio- nar la existencia de fragmentos de vegetacién secundaria en diver- sos estadios de la sucesién y de extensos parches de bosques in- tervenidos en distintos grados de deterioro. Las superficies, estados y factibilidad, y costo de recupera- cién de estos ecosistemas es des- conocida. Sf se conocen algunos de los factores de deterioro, entre los cuales figura el uso multiple, no planificado ni controlado de otros recursos del bosque. El 31% de la produccién regional de car- ne, lana, y cuero, en el NOA y en el NEA, se realiza en ecosistemas de arbustales y bosques que si- multaneamente proveen forraje, productos alimenticios, madera y lefia, a tasas de extraccién que superan las de reposicién natural. Frecuentemente se practica la re- coleccién destructiva arrancando plantas para la obtencién de pro- ductos quimicos industriales o medicinales. Existen redes clan- destinas de acopio de animales vi- vos, pieles y cueros, provenientes de la fauna silvestre, de alto pre- cio en el mercado internacional. El eslab6n central de la red suele ser el almacenero o un funcionario publico, con bajo salario pero aceitados contactos. Si bien la de- » drolégicos. manda ha bajado, la caza furtiva sigue existiendo a causa de la precariedad de la vida de los luga- refios, y mucha fauna se pierde por la reduccién y fragmentacién del habitat. La caza y la captura furtivas son notables en el periur- bano de ciudades del interior, co- mo Saenz Pefia en el Chaco, don- de constituyen fuente de ingresos y alimento de una sociedad empo- brecida y deporte para las elites. Todas las acciones sobre las areas boscosas han ignorado las multiples funciones que cumple el bosque, entre las cuales las mas importantes en la Argentina son las de fuente de biodiversidad y regulaci6n de los regimenes hi- Las ecorregiones gran Chaco, selva misionera y selva tucuma- no-oranense alojan poblaciones de especies tropicales adaptadas a soportar heladas episédicas y estacionalidad térmica marcada. Los bosques andino patagénicos tienen poblaciones de especies de alto valor maderero y ornamen- tal. Algunas constituyen ecotipos preciados por los europeos para ser introducidos para el arbolado de las calles y para forestaci6n; por ejemplo, las calles de Edim- burgo y de algunas ciudades de Galicia, Francia y Alemania, estan arboladas con rauli (Nothofagus betuloides), nativa de nuestros bosques. Los ecosistemas forestales de estas ecorregiones son los admi- nistradores absolutos del régimen Ambiente y territorio hidrico de las numerosas cuencas por su singular posicién topografi- ca. La hidroenergia y el recurso hidrico usados cuenca abajo de- penden de la forestacién de las cuencas medias y altas. El bos- que cumple, asimismo, el rol de inmovilizador del sustrato de muy alta erosividad que los sustenta y, en consecuencia, de conservador de la infraestructura vial, ferrovia- ria e hidroeléctrica. Si bien la tasa de deforestacién (0.14%/afo) parece haberse esta- bilizado, los desmontes y talas van avanzando sobre terrenos ca- da vez mas marginales, morfoge- néticamente inestables, en ecoto- nos pedemontanos y faldeos de alta energfa, donde el valor del bosque como protector es muy al- to y donde es impensable una re- cuperacién del sistema natural, por el rapido deterioro de la base geofisica al eliminar la cobertura vegetal. La falta de proteccién del suelo en la alta cuenca modifica la dindmica de los torrentes y pone en peligro el mantenimiento del sistema construido. La falta de una politica de mane- jo sustentable de los bosques, y de mecanismos de control y vigi- lancia adecuados, hacen que esta formacién vegetal sea considera- da un recurso no renovable*. Lo que se invierte en bosques nati- 83 vos es exclusivamente en costos de extraccién; no hay inversiones en seleccién y mantenimiento de ejemplares para reproduccién, en sanidad ni en aplicacién de técni- cas silviculturales que garanticen la perdurabilidad del ecosistema. Esto hace que la explotacién fo- restal salga barata a las empresas multinacionales y muy costosa al Patrimonio y la seguridad naciona- les y al bienestar de la sociedad local y regional. Las acciones localizadas en las distintas regiones se integran complicando la situaci6n ambien- tal en nivel nacional. Ademas, las “catdstrofes” naturales se ven acrecentadas por causas antro- pogénicas. Por ejemplo, el fend- meno critico de las inundaciones en la llanura chaco-pampeana cobra una dimensién inusitada por el movimiento de material del sue- lo, de cumbre a depresi6n, a cau- sa de la desproteccién del suelo por desmonte y sobrepisoteo de vacuno y caprino en las partes mas altas. La pérdida acelerada de la capacidad de infiltracion de los suelos compactados por dis- tintos procesos de formacién de piso de arado, compactacidn difu- sa por maquinaria, sobrepisoteo de vacuno y por disminucién del espesor de la capa arable, contri- buyen a empeorar la situacién. La compactacién e impermeal * Lo que le ha costado al patrimonio natural argentino la desaparicién del Instituto Na- cional Forestal y seis afios de “preparacién para la accién” con una nueva estructura y un nuevo proyecto de ley, merece un estudio ad hoc. La incertidumbre institucional ha sobrevolado los organismos que se ocupaban tradicionalmente del ambiente biofisico durante todo el periodo democratico reciente. 84 realidad econdémica 169 85 Ambiente y territorio cién en avance empeoran gra- dualmente el problema porque, en las zonas donde no hay avena- miento natural, la unica salida del agua acumulada es por evapora- cién, prolongando su permanen- cia. En partes de la provincia de Buenos Aires, del Chaco y Formo- sa, el avance de la agricultura permanente empeora las condi- ciones fisicas del suelo e incre- menta los riesgos de inundacio- nes. En la practica, hay una ten- dencia creciente a que los efectos de las inundaciones sean cada vez mas catastroficos, porque las cubetas de evaporacién se van colmatando, la capacidad de infil- tracién disminuye gradualmente y las vias de escurrimiento van per- diendo capacidad de flujo. Las Ilu- vias excesivas no son maneja- bles, pero los dafios antropogéni- cos podrian minimizarse con un manejo inteligente, que evitara o mitigara los impactos negativos de las actividades productivas. Problemas ambientales deri- vados del avance de las fronteras urbana y agricola La interfase entre tierras mane- jadas, donde el sistema esta mo- torizado por la energia del com- bustible, y los ecosistemas natu- rales, en los que la fuente de energia es la radiacién solar, es lo que tradicionalmente se llama frontera. Se trata de espacios donde coexisten varios tipos de actividades productivas, desde las extractivas (caza, pesca, recolec- cién) hasta la agroganaderia y la silvicultura. Las categorias tradi- cionales de uso de la tierra no bastan para clasificar la extraordi- naria diversidad de destinos que tiene la tierra en esta interfase. La frontera agropecuaria se ubica en- tre las tierras agricolo-ganaderas y los ecosistemas naturales que las rodean. La frontera urbana for- ma un halo de paisaje periurbano que rodea la tierra urbana consoli- dada. En estos sistemas de transi- cién entre lo urbano y lo rural, y entre lo agricola y lo natural, que- dan fragmentos de los ecosiste- mas nativos, entremezclados con las celdas antropogénicas, pero se ha reducido la biodiversidad natural y se han destruido los con- troles homeostaticos naturales. Los cambios mds dramaticos y mas rapidos del paisaje se produ- cen en las fronteras urbana y agropecuaria. El avance de estas fronteras y la construccién de grandes obras de infraestructura son los responsables del gran di- namismo de los cambios de uso de la tierra. En esta década la frontera agropecuaria se instalé exclusivamente en bosques y en humedales, justamente los dos ti- pos de ecosistemas que supone- mos cumplen complejas funcio- nes de enorme importancia para una producci6n sostenible. Las fronteras agropecuaria y ur- bana como fendmenos sociales tienen puntos en comun: en am- bos existen normas, procedimien- tos y actividades productivas lega- les e ilegales, en ambas la pobre- 86 realidad econdémica 169 Za es transgresiva a la mayoria de los pobladores y en ambas hay un frente de avance de cambio de uso de la tierra que debe ser pla- nificado y controlado si se desea tener éxito en la conservacién de la biodiversidad natural y en la im- plementacién de una agricultura sustentable en el 4rea campesina. En la actualidad, incluyendo la frontera arrocera en los humeda- les del Nordeste, el avance de la frontera agropecuaria se produce con cierta confusi6n juridico insti- tucional, baja o nula participacion del estado en la generacién de tecnologia y ausencia total de control y vigilancia ambiental. En términos generales, es un proce- so gatillado desde afuera del area por inversiones de empresarios no agropecuarios con baja partici- paci6n del estado en cuanto a po- liticas de comercializacién de pro- ductos de exportacién. Los impac- tos ambientales son de gran im- portancia porque se explotan los recursos renovables de manera destructiva. Frecuentemente se produce la deforestacién, con es- caso aprovechamiento de los pro- ductos naturales del bosque; se instalan los cultivos con grandes cantidades de plaguicidas, aplica- dos con baja eficiencia. La con- version de tierras a la produccién se realiza con escasos conoci- mientos acerca del funcionamien- to de los ecosistemas naturales, frecuentemente productores de recursos valiosos vegetales y ani- males, y con funciones de recicla- do y descontaminacién que son altamente valoradas como servi- cios ambientales. La ausencia de politicas de conservacién fuera de las dreas protegidas es un sine qua non, mas atin, parece que im- plicitamente se incrementan las Areas protegidas para dar via libre a la degradacién del resto del te- tritorio. En estas condiciones, el resultado a mediano y largo pla- Zos, es el empobrecimiento de los fragmentos naturales residuales, el abandono por baja rentabilidad en ciclos climaticos adversos, la arbustizacion de pastizales, como ocurrié en el Chaco saltefio, en las décadas de los ‘30 y ‘40, por so- brepastoreo y sobrerramoneo. El avance de la frontera urbana produce un proceso de fragmen- tacién del ecosistema natural y aparicién de neoecosistemas (co- munidades vegetales y animales en las que las especies dominan- tes son exéticas). El Gran Buenos Aires hizo desaparecer al menos tres tipos de bosques nativos: la selva de ribera en paisajes sujetos a pulsos de inundaci6n; el talar-al- garrobal en las barrancas fluviales y el bosque blanco en los albardo- nes del Parana. El periurbano es una zona de in- tensos conflictos de interés entre las actividades productivas prima- rias y la urbanizaci6n. Es ademas, el receptor de los desechos de la ciudad y proveedor de materias primas para la construccién de in- fraestructura vial, ferroviaria y edi- licia. Se desconoce el hecho de que las areas que rodean a las Ambiente y territorio 87 ciudades resultan criticas para el mantenimiento de la calidad del aire y del agua del espacio aman- zanado y, lejos de ser protegidas, se convierten en un ambiente con- taminado por residuos sdlidos, |i- quidos y gaseosos, industriales y domiciliarios. En la ecorregién del monte, co- mo en la mayoria de las ecorre- giones, el avance de la frontera genera procesos de desertizacién muy avanzados. El consumo de lefia de sectores rurales y urbanos de bajos ingresos, asi como la enorme demanda de postes y ro- drigones para sostener los parra- les han producido devastadoras extracciones con el subsiguiente movimiento de médanos antes fi- jados por las lefiosas. Los casos mas conocidos de médanos que avanzan sobre tierra agricola es- tan en Cafayate (Salta) y en Fiam- bala y Tinogasta (Catamarca). Los médanos que avanzan sobre tie- tra de uso pastoril en la Patagonia subandina, al lado de los lagos, han sido medidos desde 1960 sin que se pudiera implementar en 30 afios un mecanismo eficiente de inmovilizacién. El sobrerramoneo de caprinos causa la extincién lo- cal de especies subarbustivas. Aun en la ecorregién altoandina, donde hay poco grado de modifi- cacién por las condiciones climati- cas, el periurbano esta totalmente desertizado por el consumo local de lefia y madera. En el periurbano de Buenos Ai- res, ademas, se produce una pér- dida acelerada de las mejores tie- tras agricolas del pais. Este pro- ceso es alarmante en los Ultimos tiempos con el desarrollo urbanis- tico de barrios cerrados en plena pampa humeda, sin ninguna eva- luacién de las consecuencias en el largo plazo. El proceso de la frontera agrope- cuaria y urbana tiene una inercia muy alta, y de ninguna manera puede pensarse que su velocidad de avance puede ser cambiada en lo que queda del siglo. La natura- leza y dinamica de este proceso requiere un plan de accién especi- fico en cada caso. La conversién del bosque nativo en plantaciones forestales, de la que ya hablamos, puede conside- rarse un proceso de frontera. Si bien se han incrementado las su- perficies protegidas, la situacién socioeconémica de los poblado- res locales y la falta de mecanis- mos de vigilancia y control son in- centivos para las actividades furti- vas haciendo que este proceso de frontera también siga muy activo. Problemas ambientales deri- vados del crecimiento no planificado Los efectos del crecimiento no planificado se observan principal- mente en las fronteras agricolas y urbanas. Son innumerables los ejemplos de reveses ecolégicos producidos por la falta de planifi- cacion. A veces cabe preguntarse si se trata de falta de planificacién o de un plan perverso, ya que en la mayoria de los casos se perci- 88 realidad econdmica 169 be la racionalidad subyacente en toda explotacién, de obtener la maxima produccién a corto plazo, aun a costa de la degradacién de los recursos a plazos mas largos. Sélo daremos algunos ejemplos. Tal es el caso del desarrollo de la ganaderia y agricultura pam- peanas, que ya hemos menciona- do. La hegemonia pampeana, im- pulsada por una serie de circuns- tancias extrarregionales, produjo profundos desequilibrios regiona- les, originando un modelo de de- pendencia centro-periferia que ejerce una enorme influencia so- bre los tipos de uso de la tierra y el manejo ambiental de las regio- nes extrapampeanas. Esto se ma- nifiesta en el avance de la fronte-_, fa agropecuaria hacia el Norte, como consecuencia de la agricul- turizaci6n y de la sojizacién, con el desmonte de bosque natural y el traspaso acritico de los paquetes tecnolégicos pampeanos a las ecorregiones tropicales-subtropi- cales. Al aumentar la superficie dedicada al doble cultivo en la pampa, la actividad ganadera fue empujada al Chaco y al semiarido pampeano. Desde 1976 en ade- lante, el Chaco semidrido fue des- montado para recibir crecientes demandas de cria vacuna con y sin implantacién de pasturas. En los ‘80 habia en el Noroeste una frontera agricola en tierra con posibilidad de agricultura de secano y otra dominantemente ganadera en el Chaco semiarido cuyo ejemplo clasico fue el pro- grama “Chaco Puede”, motoriza- do por el proceso militar, que avanz6 sobre el bosque semiari- do. Si bien el desarrollo econdmico de la regién pampeana obedecid a una planificaci6n cortoplacista y muchas veces no explicita, la ga- naderizacién del Chaco fue una consecuencia no esperada. Sin embargo, no puede ignorarse que en un estado que funciona sobre bases cientificas habria sido posi- ble generar modelos de predic- cién que alertaran sobre los im- pactos a distancia y a largo plazo de las acciones sobre el agrosis- tema productivo pampeano; esto es, sobre su rebote en el Chaco. En los momentos actuales esta- mos viviendo otro” evento de im- provisacién, cuyas consecuencias probablemente seran notables en la proxima generaci6n. Esta es la explotacion de los acuiferos no ur- banos de la pampa humeda, la cual se ha acelerado sin siquiera haber sido evaluados en calidad, existencia y tasa de recarga. Los problemas ambientales de las ciudades provienen de su cre- cimiento espontaneo y de los fe- némenos de deterioro que tienen lugar en el periurbano. Los asen- tamientos precarios en los tributa- trios cercanos a las urbes (por ejemplo, del rio Parana), la ocupa- cién de los valles de inundacién por basurales ilegales a cielo abierto; la contaminacién de acul- feros, por desechos urbanos y agroquimicos, sin evaluacién; la falta de adecuacién de las redes 89 Ambiente y territorio cloacales y de agua potable en rit- mo paralelo al de crecimiento de las ciudades, el voleado de aguas servidas sin tratamiento previo; las montafias de residuos sdlidos que taponan los desagiles y per- miten el rebalse de un espejo de agua contaminada por grandes superficies, son algunas de las consecuencias del crecimiento no planificado. Problemas ambientales deri- vados de la politica de aper- tura a los capitales multina- cionales Si bien nuestra experiencia en este tema es de larga data, como lo demuestra el ingreso de los ca- pitales multinacionales de la em- presa del tanino Forestal Land, Timber and Railways CO. Ltd, a comienzos de siglo, que agoté los quebrachales en 75.000 km? en el este de la ecorregién Gran Chaco, es en el ultimo periodo en que se observa una intensificacién del estimulo a los capitales extranje- ros. En 1992 aparecen corporacio- nes forestales internacionales que invierten en tierras con bosques nativos para explotarlos a perpe- tuidad, ofreciendo un proyecto de manejo sustentable y elaboracién de piezas de madera terminadas, pero con el calculo de productivi- dad maderera natural sobrevalo- rado para adecuarlo a las dimen- siones de la industria. Si un bos- que que naturalmente produce 3 m*/ha de madera es explotado so- bre la base de una produccion de 6,5 m*/ha, su plan de manejo va a fracasar por sobreexplotacién. Como la industria ofrece puestos de trabajo a una provincia con di- ficultades estructurales graves, y un puerto de aguas profundas, el conflicto entre el mantenimiento del recurso y el beneficio social aparece con toda su crudeza. To- davia no han sido aprobados defi- nitivamente ni el proyecto chileno ni el argentino, y este caso puede transformarse en lider si se logra armonizar el manejo productivo del bosque con su efectiva con- servacion. Las corporaciones transnaciona- les vinculadas con la produccién agropecuaria y la salud, especial- mente las industrias agroquimicas y farmacéuticas, han concentrado enorme poder; generan tecnolo- gias de dificil adaptacion a las li- mitaciones y posibilidades ecolé- gicas locales y es poco frecuente la oferta de paquetes tecnolégicos flexibles disefiados especialmente para ser adaptados 0 reprograma- dos. Desde 1994, las empresas dedi- cadas a aromaticas compran la materia prima, la cual, para algu- nas especies proviene exclusiva- mente de extracciones en ecosis- temas naturales. La situacién so- cioeconémica imperante ha incre- mentado la tasa de extraccién, ya que la actividad provee el unico medio de sustento para los pobla- dores de escasos recursos y po- cas posibilidades de conseguir empleo. Como consecuencia, en el Chaco serrano se ha observado 90 realidad econémica 169 la extincién local de muchas espe- cies. En la Pampa himeda y en la Pa- tagonia estan llegando empresas para hacer enormes negocios (por ejemplo, Bennetton). La pregunta que nos hacemos es si esta entra- da de capitales se ve estimulada por la estabilidad financiera de nuestro pais, como lo afirman los funcionarios publicos, o si en rea- lidad el estimulo proviene de la falta de regulacion y control en el uso de los recursos, lo cual facilita el enriquecimiento rapido sin nin- gun prurito en cuanto a la conser- vacion de la base de sustentacién de la produccién nacional. Problemas de fondo y posi- bles soluciones En lineas generales puede verse que ciertos cambios profundos en el uso de la tierra han llevado al fracaso por una percepcién erré- nea del funcionamiento territorial como unidad integrada. No sdlo se han ignorado las ventajas adaptativas de la heterogeneidad espacial y temporal para la diver- sificacion de la produccién, sino que ha habido falta de previsién y de politicas de manejo tanto sec- torial como integrado. La improvisacién ha dejado mar- cas imborrables en nuestro desa- trollo reciente. Los procesos de desarrollo mas relevantes de los Ultimos 30 afios, como la expan- sién de la frontera agricola, la agriculturizacién pampeana, el pasaje de un sistema agroexpor- tador dominantemente cerealero a otro de cereales y oleaginosas, la desindustrializacién, especial- mente en la produccién de maqui- naria pesada, la entrada de pa- quetes tecnolégicos de alta com- plejidad en el sector agricola, el deterioro de las funciones de or- ganismos del estado de enorme influencia en la investigacién cien- tifico-tecnoldgica, y el control y vi- gilancia de sectores productivos clave como INTA, INTI, CNEA, el desmantelamiento de 30 institutos del CONICET de los que la cuarta parte estudiaba temas directa o indirectamente ligados con el me- dio ambiente, la desaparicién en 1991 del Instituto Forestal Nacio- - nal (IFONA), fueron todos proce- sos no planificados adecuada- mente, de resultados decidida- mente negativos 0 inciertos. No se previeron, ni planearon, ni evalua- ron los impactos sociales y ecolé- gicos de la apertura de fronteras agropecuarias en numerosos frentes simultaneamente, lo que le hizo perder eficacia econémica y capacidad de mitigar los proble- mas ambientales, sociales y eco- némicos en los que se hallan hoy inmersas las areas de expansién. En la actualidad, aun conociéndo- se los problemas que acarrea la deforestacién, la apertura de fron- teras entre paises del Mercosur no tiene especificacién alguna con respecto al comercio de lefia y carbon vegetal, a pesar del gran impulso de la industria siderurgica del sur del Brasil. Tampoco se ha previsto una fuente de lefia para la 91 Ambiente y territorio industria siderurgica argentina, re- cientemente privatizada, previén- dose un futuro sombrio para los bosques del Chaco Semiarido. La decisi6n privada ha estado omnipresente en el manejo de los habitats y recursos naturales, ha- ciendo ilusoria toda conservacién del patrimonio fuera de las areas naturales protegidas. Pecariamos de inocentes si creyéramos que esto es consecuencia de falta de conocimiento técnico-cientifico, o un problema de educacién am- biental. Sin embargo, no puede culparse a las multinacionales, ni a los sectores privados por la ex- Poliacidn de los recursos. Hay una enorme carencia de politicas am- bientales que promuevan su ma- nejo sustentable. Un ejemplo pa- radigmatico es el de la explotacion de los bosques nativos, y por ello la gesti6n del proyecto Lenga ar- gentina podria ser fundacional en cuanto a manejo sustentable de este tipo de ecosistema. Dado que existen experiencias que de- muestran la posibilidad de conver- tir la explotacién minera del bos- que en un manejo sustentable sin pérdida de rentabilidad, aun en ecosistemas con tasas bajas de reposicién (caso de Salta Forestal SA en el Chaco semidrido), las causas del continuado deterioro sélo pueden atribuirse a una falta de voluntad politica para regular el funcionamiento de las empresas forestales, a través de la normati- va legal adecuada, la vigilancia y el control; y para promocionar y fi- nanciar los programas de investi- gaci6n en ecologia, manejo y con- servacién del recurso bosque y del recurso genético. La misma consideraci6én se aplica a todos los emprendimientos ptblicos y privados, en los demas tipos de ecosistemas. Ante la gran heterogeneidad de nuestro territorio, no es dificil ima- ginar que los problemas y priori- dades difieren de una regién a otra (tablas 3 y 4), que existe una amplia variacién de situaciones ecolégicas y socioeconémicas; sin embargo, en la practica estos hechos no se tienen en cuenta. Todo programa de desarrollo vin- culado con la poblacién y enfoca- do en sus necesidades, debe re- flejar la extrema diversidad de condiciones fisicas, bidticas y so- ciales. No hay un Unico enfoque exitoso que pueda ser de uso ge- neralizado en varias regiones del pais. Existe un fuerte componente de falta de informacién, especialmen- te en lo que se refiere a modelos de prediccién, que permitan iden- tificar las funciones o variables que desencadenaran el cambio ecolégico 0 socioeconémico ante un impacto ambiental. No hay una politica de investigacién y desa- rrollo que permita estudios de lar- go plazo acerca de la evolucién de los sistemas y, especialmente, de monitoreo y seguimiento de objeti- vos moviles, es decir de factores y procesos de evolucién rapida vin- culados con el uso de la tierra. Es- to impide contar con un ment de realidad econémica 169 92 oN ON OW @ wi We ‘HUE oF OOPER- oN ON ON a WW YW _epuease op oapbe- Ww wi oN ¥ vw vw . ensues eepeves- _PEPIARIE &| BP UOFONUIMISIG ~", (eeange seeku ON (seamsed) Wy (Sajevny ‘eqolol) YW -0} "ego ‘oueveQ) YIN (ova 9320) YN (eew eqat's) VN “JoeA Oye ap sauuaved songyno- ON ON YA vA ON ‘QN_ qvelewo} enbsog ap (upraeyved o olavew) uoxonpou- wW Ww vw YW ON ON ‘seayeu seurysed- ON ON Ww "YW w v ‘Sone SeOy-~ ‘80999U86 sosindal ap UpIOeIOFEA ~'9 Tees eave ON (seon-puce) YW (apes epieve) y ON ON {Seoqeware ep oxyro) eye upoetosu- ON ON (seojqwcse) yW—_(evergraofeg vou) YIN {eparqno oleg wou) y (evargno ofeg vou) y See Sejewanu Seimeradus- ON ON ‘ON. 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Por ejemplo, la agriculturizacién de la Pampa humeda y la ganaderiza- cién del Chaco fueron metaproce- sos originados en el nivel jerarqui- co internacional, no sdlo desde el Angulo de los mercados europeos demandantes de granos de alto contenido proteico para la produc- cidén de carne en pesebre en Euro- pa, sino desde el angulo de otro proceso climatico de nivel jerar- quico planetario, como fue la per- sistencia en la llanura chaco-pam- peana de diez afios de lluvias su- periores a la media; esto es, una oferta hidrica garantizada para obtener, de un mismo suelo dos cosechas por afio o tres cosechas cada dos afios. La implementa- cién de medidas correctivas del desmonte en el Chaco, o de pérdi- da de fertilidad en la Pampa, en nivel local, no habria dado resulta- dos, porque las causas del proble- ma estaban en un nivel superior. Pero tampoco se conté con meca- nismos sociopoliticos 0 econémi- cos que permitieran contrarrestar los efectos de los cambios en las demandas o en los precios inter- nacionales. La falta de una vision integrada del pais como regién impide com- prender las interacciones entre fe- ndémenos aparentemente distan- tes y desconectados. Eventos que ocurren en una regién repercuten en otras lejanas. Por ejemplo, la entrada de la soja y del doble cul- tivo en el nucleo maicero en la dé- cada de los ‘70 condicioné la in- tensificacion de la ganaderia en el Impenetrable del Chaco y el des- mantelamiento de los caldenales Ppampeanos subhtimedos. La eleccién de una politica de mane- jo del recurso agua o del recurso forestal en una regién puede pro- vocar respuestas ecosistémicas negativas en ecorregiones conti- guas 0 distantes. En la historia reciente ciertas ca- tastrofes naturales pudieron ser aprovechadas para abrir opcio- nes. Por ejemplo, las catdstrofes ecolégicas como las lluvias de ce- nizas en los Antiguos y Perito Mo- reno en Santa Cruz, las inunda- ciones del ‘78 y del ‘82-83 del Pa- raguay Parana en el Chaco y las sequias extraordinarias del ‘48 en La Pampa, pueden considerarse puntos de indeterminacién donde los caminos que se abren en cuanto a formas de produccién y de sustentabilidad son dificiles de prever. Cada momento de inesta- bilidad abre caminos posibles de organizacion del uso de la tierra y cada bifurcacion se materializa en 95 Ambiente y territorio un sistema agricola emergente distinto del anterior y, en general, con atributos de sustentabilidad diferentes. Si bien se reconoce la heterogeneidad temporal, refleja- da en la sucesién interminable de periodos variables de exceso de agua y sequia, no se ha desarro- llado una estrategia adaptativa para convivir con ambos proce- sos; entonces, frente a la emer- gencia, se elige la solucién tecno- légica, sin evaluacion previa, aun- que la experiencia ya ha demos- trado que las mas de las veces no es la mejor en el largo plazo. Se ha desconocido o ignorado la variable temporal en los impactos y muchas politicas de manejo que han tenido éxito en el corto plazo como la tala selectiva en el Cha- co, y el desmonte sobre suelos fragiles en pendiente para el culti- vo de poroto en Salta, han fraca- sado en el largo plazo. Gran parte de los problemas sur- gen por las competencias multi- ples y sobrepuestas de distintos organismos publicos y privados sobre los bosques, los rios, los la- gos y las costas, lo cual hace in- manejables ciertas decisiones de saneamiento, manejo y restaura- cién ecolégica. La estructura pu- blica que maneja los temas am- bientales esta compartimentaliza- da. Los organismos encargados del medio ambiente no han hecho estudios integrados de las relacio- nes entre los diferentes ecosiste- mas, los distintos recursos y las diversas regiones. Por ejemplo, el bosque nativo, el régimen hidrico y el sistema construido son incum- bencia de distintos organismos a pesar de que funcionan como subsistemas interactuantes de un mismo sistema. Una politica glo- bal de bosques nativos debe estar articulada con una politica ener- gética, ya que el 27% de la super- ficie de bosques es explotada pa- ra la obtencién de combustible, lo cual, al menos en las ecorregio- nes secas (Chaco y Monte) esta generando procesos de deserti- zacion. Una politica global de pro- duccién agropecuaria debe estar articulada con una politica de ma- nejo de bosques, y asi sucesiva- mente. Gran parte del reemplazo indiscriminado de bosques por plantaciones, que se esta produ- ciendo en las cuatro ecorregiones dominadas por bosques nativos se origina en la confusién norma- tiva generada por la separacién administrativa de los bosques na- turales y los implantados, cuyas politicas de manejo caen en la ju- tisdiccién de dos organismos na- cionales distintos de alta jerarquia nacional. Si bien es necesario contar con especialistas en los diversos sec- tores, es impréscindible un orga- nismo que los centralice y que funcione como un sistema de in- formacién, de modo que sea posi- ble coordinar las acciones de to- dos los sectores sobre la base de informacién actualizada perma- nentemente y monitorear las ac- ciones y los impactos de cada una 96 de ellas sobre los demds recursos y regiones. La planificacién global, respetan- do la heterogeneidad espacial y temporal de la Argentina como re- Bibliografia realidad econémica 169 gion, permitiria un aprovecha- miento mas eficaz y sustentable de los recursos y, por sobre todas las cosas, un equilibrio regional mas justo. Morello, J.; B. Marchetti; A. Rodriguez y A. Nussbaum. (1997) E/ ajuste estruc- tural argentino y los cuatro jinetes del apocalipsis ambiental. Centro de Es- tudios Avanzados, Oficina de Publicaciones del CBC, Universidad de Bue- nos Aires. Morello, J. (1984). Perfil ecolégico de Sudamérica. Ediciones de Cultura His- panica, Barcelona. Morello, J. y O. T. Solbrig (Compiladores). (1997) Argentina granero del mundo: éhasta cuando? Orientacién Grafica Editora S.R.L., Buenos Aires.

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