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Denis Kerleta Olovchich

UPV/EHU (2022-2023)

Resumen-comentario: “La fecundidad en la Comunidad Autónoma de Euskadi” de


Marta Luxán en Begoña Arregi (ed.) Reproduciendo la vida, manteniendo la familia. Una
reflexión sobre la fecundidad y la familia desde Euskadi.

Si echamos la vista atrás, podríamos decir que antes se tenían más hijos que ahora; es decir,
que la tasa de fecundidad abarcaba grandes cotas pero, ¿son los datos censales fiables para con la
reconstrucción de realidades pasadas? podemos decir que sí aunque, habría que matizar y puntualizar
todas y cada unas de las fuentes cuantitativas a las que se acuden ya que podría reflejar una realidad
-tanto pasada, presente como futura- un tanto parcial y no fidedigna con una realidad social
determinada y es más, posiblemente los bancos de datos de que disponemos suelen orientar de forma
específica el fin al que quieren aspirar ya que, muchas veces, “la demografía se utiliza profusamente
como un elemento legitimador de los discursos y las acciones políticas” (Domingo, 1998 citado por
Luxán, ¿2000?) que buscan fundamentar directrices sociales férreas en base a pensamientos
ideológico-políticos concretos aunque, matizando lo que se comenta previamente: los datos no
condicionan en sí nada, son eso, meros datos libres de ser interpretados pero, la demografía debería de
centrarse en analizar aquellos factores que muestran, sobre todo, los límites del mundo que nos rodea
y de las ilimitaciones del “pensamiento caprichoso” digamos, tanto del estado de las cosas de todo
momento para con el cuidado de Madre Tierra y las personas mismas; hemos de comenzar a ser
consecuentes con los actos culturales individuales que hacemos en sociedad para con el
mantenimiento, mejora y arreglo de la vida pues, paulatinamente estamos agotando nuestras fuerzas
-psíquicas y físicas- como las del planeta mismo. Algo que siempre se suele escuchar, sobre todo
desde el pensamiento de la clase dominante, es que los pobres/trabajadores/”las ratas” no paran de
reproducirse mientras que, otras veces, cuando el capital se ve escaso de fuerzas productivas y de
trabajo se asusta y pide que la gente procree1 y se nos convierte en los culpables/responsables del
deterioro de la vida y del planeta en general (el liberalismo está ganando).

Volviendo con Marta Luxán me gustaría destacar lo siguiente en cuanto a las fecundidades de la
sociedad humana y de la convergencia de una disciplina científica fidedigna con el estado actual de
las cosas tomando en cuenta una variable que, poco a poco, ha ido siendo “invisibilizada”: la
fecundidad masculina. Ésta “implica el reconocimiento de que la fecundidad también es cosa de
hombres (de hecho, lo es de cualquier ser orgánico), superándose estereotipos, a la vez que se amplían
las perspectivas de análisis de la demografía” (íd.: 143) y nos podría llevar a generar datos y
realidades (pronósticas sobre todo) más objetivas como consecuentes, mientras que se toma en cuenta
el amplio abanico físico-material de la existencia humana y de su reproducción social y biológica.
“Opino que la formación familiar, en general, y la fecundidad, en particular, dependen de las
expectativas de vida de mujeres y hombres, de sus proyectos, aspiraciones y posibilidades.
[...] parto de la idea de que una pareja de índole igualitaria es una estrategia de supervivencia
más adecuada a nuestros días” (íd.: 144)

1
Ahora mismo el capital, ante la impotencia de la indiferencia de las personas para con la fecundidad,
busca alternativas tecno-biológicas para poder seguir desarrollando más fuerza de trabajo, o en el peor de
los casos, busca sustituir lo humano por lo tecnológico (sobre todo en vistas a la robotización y
automatización) para poder extraer mayor plusvalía, mayor beneficio y mayor destrucción para con la
vida. Hemos de recuperar a ultranza la clásica dicotomía entre naturaleza y cultura (de forma crítica
constante para que nos “guíe”) ya que en mi opinión sirve para recordarnos que las personas, siempre
seremos animales -pese a quien le pese- No seguiré por esta vía ya que me desvío del objeto de este
trabajo.
Denis Kerleta Olovchich
UPV/EHU (2022-2023)
En cuanto a la formación familiar Rowland “ha apuntado la necesidad de estudiar la responsabilidad
de ambos cónyuges en el establecimiento de las condiciones que posibiliten la independencia.” (íd.:
144) mientras que, Oppenheimer “ha contribuido en este sentido, arguyendo que la centralidad
otorgada a la posición económica de las mujeres tras la segunda guerra mundial ha derivado en la
ignorancia de los efectos que el deterioro de la posición económica de los hombres jóvenes ha podido
tener en los procesos de formación familiar” (íd.: 144) por ende, entendemos que para con la
supervivencia, o mejor dicho, las condiciones materiales actuales bajo el capitalismo provocan que las
medidas de llevar la vida familiar sean más “escasas”/”desesperadas”/”paupérrimas”, en última
instancia limitadas, es decir no tan libres pues el abanico de posibilidades realmente es apto para unos
pocos y en nuestro caso -la clase trabajadora- se trata de eso, de sobrevivir (con los restos) y no de
vivir (con el todo); aunque, en contraposición -a modo de “ajo y agua”- encontramos que “la idea de
que (en) una pareja de índole igualitaria existe una relación positiva entre la ocupación laboral de las
mujeres (y los hombres) y la fecundidad” (íd.: 144-145) es un hecho para la autora, cosa la cual
destaco yo también.

Es por todo lo anterior que es pertinente recuperar un análisis generacional de la población para poder
concatenar hechos, aislarlos, unirlos o excluirlos y poder elaborar marcos analítico-descriptivos más
sólidos, fundamentales y críticos de las realidad sociales individuales de las personas, de sus perfiles
de vida, de sus formas y de sus líneas de conducta para con la toma activa en las cuestiones de
fecundidad en particular y en cuestiones de demografía-población en general.

Marta Luxán se pregunta si: “¿Siguen evoluciones paralelas la fecundidad masculina y femenina?
¿Existe una fecundidad masculina diferencial asociada al nivel de instrucción y la relación con la
actividad? El descenso de la fecundidad ¿se ve acompañado de una homogeneización de
comportamiento?” (íd.: 146) para poder dar pie al kit de la cuestión en cuanto al análisis que ésta hace
de la disciplina demográfica y en concreto de las variables a considerar para con la fecundidad, entre
otras, destaco las variables de índole socio-económica, la de instrucción, educación y convivencia2
como indispensables para la comprensión del mundo fenomenológico que impregna a la población y
de su comportamiento “objetivable”. Es más, lo pertinente e ideal sería establecer entre las diversas
variables una relación con la variable generacional ya que, ésta, es clave para poder determinar en
espacio y tiempo, sobre todo, en este último, de cómo se comporta la población en general, así como
de su “progresión”/fluctuación en particular.

2
“Lo que sí parece claro, es que, en la mayoría de los casos, sin convivencia no hay reproducción” (íd.:
161). De no haber convivencia, posiblemente, las variables a tomar en cuenta estarían más ligadas al
habitus de las personas que conforman un “grupo social afín”. Las formas de la familia están
reconfigurándose, la creatividad humana es limitada en cuanto a las condiciones materiales de la vida
pero siempre encuentra cabida para con el bienestar y satisfacción de las personas que deciden optar por
otras vías, no tan digamos, hegemónicas o convencionales.

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