Misterio en la ciudad
Av. le pasaba a la ciudad. Algo raro. Porque desde hacia un tiempo
ocurrian en ella cosas MUUUUUY raras.
Todo comenz6 una tarde en que los seméforos de las esquinas se volvieron
locos, y encendfan y apagaban las luces al mismo tiempo. Y claro, como los autos
no sabian si avanzar o detenerse, se armé un lio de transito terrible.
Después aparecieron charcos por todos lados, charcos como lagrimas
enormes, aunque no habia llovido, La gente protestaba porque tenia que saltar
los charcos todo el tiempo 0 mojarse los zapatos. Pero lo peor fue cuando a la
ciudad se le empezaron a enredar las calles. Si, las calles que siempre habian
estado quietas, en el mismo lugar, se torcieron para acd, se torcieron para alla y
se mezclaron de tal manera que nadie sabia si iba a llegar al sitio al que queria
ir. Las personas se perdian. El que queria ir al hospital terminaba comprando
manzanas en el mercado. El que pretendia ir a la comisaria aparecia en el
zool6gico dandole de comer galletitas a los monos. Y nadie les creia a los chicos
cuando decian que querian ir al colegio pero, al final, siempre llegaban a la plaza.
El colmo de los colmos fue cuando los barrios se embarullaron de tal
manera que nadie podia encontrar su propia casa.
—jNo vio un edificio de tres pisos que andaba por esta vereda?
—preguntaba un sefior desde la puerta de un chalet
—No, pero si ve un departamento de un ambiente, me avisa —le
contestaba otro, que tomaba mate en un patiLLEENOS JUNTOS
Yal final, a la poblacién se le acabé la paciencia y fueron a decirles a las
autoridades que hicieran algo. Les costé llegar a la casa de gobierno, porque en
lugar de estar como siempre, al lado del rio, estaba dentro de un cine.
Las autoridades decidieron llamar alos médicos, los ingenieros y hasta a una
bruja para ver si alguien encontraba una solucién. Todos revisaron la ciudad de
arriboa para abajoyy de abajo para arriba, Los doctores le tomaron la temperatura
al agua de las fuentes y apoyaron la oreja sobre los ladrillos, los adoquines y el
asfalto. Los ingenieros metieron la cabeza en las cloacas (y tuvieron que taparse
la nariz porque alli habia un olor insoportable). Y la bruja... la bruja no hizo nada
porque se perdié. Y la encontraron dando vueltas a la calesita
Lo PopesCuando ya no les quedaba ni una baldosa para revisar, los médicos dijeron
que la ciudad estaba enferma, y los ingenieros, que habia que cuidarla un poco
més. La bruja no pudo decir nada porque se habia mareado en la calesita.
—Menos ruido para que descanse, menos humo para que respire aire
puro y menos basura para que no se contamine —ordenaron los médicos e
ingenieros.
—Y una cucharada de mi pocién magica —ordené la bruja.
Y tuvieron que hacerles caso, claro. Porque todos querian llegar a donde
tenian que ir. Todos menos los chicos, que preferian seguir yendo a la plaza y
noal colegio.
Y asi, de a poquito, la ciudad se fue curando. Se le acomodaron los barrios,
se le enderezaron las calles, y los semaforos empezaron a funcionar bien.
Incluso empezaron a crecerle plantas por todos lados (que es lo que les pasa a
las ciudades cuando se sienten bien y estan contentas).
Algunos dicen que fue porque la gente la cuidaba més. Y otros, porque
todos los dias, a la medianoche, las autoridades le daban dos cucharadas del
jarabe verde que les habia vendido la bruja. Aunque la verdad, la verdad, no
era una pocién magica sino solo un licuado de espinaca con lechuga.
Liliana'Cinetto, en Cuentos cortitos para leer
fr un ratito, Buenos Aires, Editorial Norma, 2008.