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CONCIENCIA LINGUISTICA EN LA LITERATURA DEL SIGLO DE ORO Cristina Sanchez Rodriguez Universidad Complutense de Madrid 1. Con frecuencia nos referimos a la lingiiistica espafiola del Renacimiento aludiendo a esos insignes humanistas que en los siglos XVI y XVII contribuyeron de forma decisiva a la dificil gestacién de la lengua castellana en dichos momentos. La preocupacién por el origen de la lengua castellana, asi como su valoracién con respecto a la que hasta entonces habia sido Ia lengua de cultura, y el nacimiento de una conciencia lingiiistica que comienza a despertar en ¢l ferviente nacionalismo Hevado a cabo por Carlos V, hard surgir diversas teorias a lo largo del tiempo, de la mano de Antonio de Nebrija, Juan de Valdés, Cristébal de Villalén, Bernardo de Aldrete, Lopez Madera o tantos otros. No obstante, no es de nuestra incumbencia centrar ahora la atencién en estos estudiosos de la lengua materna (ni poner en duda el cardcter meramente lingitistico 0 no de sus tratados), sino mas bien recoger los més significativos testimonios de poetas y prosistas, que nutren la época mis prolifica de Ja literatura espafiola -la época durea~ como feliz resultado de un esfuerzo conjunto de las artes, las letras y la politica, por consolidar y dignificar una lengua de tan reciente creacién. Testimonios de Garcilaso, Fray Luis o hasta del mismo Cervantes, acerca de la lengua castellana, y en particular como lengua literaria, dejando patente, asi, que existen muy estrechos lazos de unién entre las teorias vigentes en la Espafia imperial sobre la lengua matema —base del programa poético de estos autores— y las mas importantes corrientes de Ia literatura espafiola de los siglos XVI y XVI. Es decir, recorrer la obra de cada uno de ellos para asistir desde a la ardua tarea de la creacién de una lengua, a través de Ja literatura, hasta el frenesi por exprimir las posibilidades del lenguaje una vez asentado. Y, eso si, siempre desde la plena cgnciencia de estar contribuyendo a la historia de Ja lengua y a la cultura de un pais, | | 2.Cémo justificar la linea adoptada por este breve estudio parece tarea facil Dps razones, no siempre destacadas, avalan tal decisién, Por una parte, el hecho de que en aquella época la lingtiistica basada en Ia literatura era mucho mas independiente que nunca, y, por otro, la fuerte unién en dichos siglos entre filologia, literatura, historiografia e historia lingiifstica. Todo ello inmerso en un marco histérico en el que la filologia jugé un papel importantisimo y en el que a la literatura le correspondié la dificil tarea lingiiistica y politica de representar la fuerza expresiva y riqueza de la lengua nacional. 3. Tras un siglo de adoracién a la cultura cldsica, y admiracién y mimo de su lengua -cl latin—, el Humanismo trajo también, paradéjicamente, una necesidad de reaccién que bajo la influencia filolégica de Nebrija, en primer término, y de sus contemporaneos, fue dando lugar a una progresiva y optimista estimacion de la - Cristina Sanchez Rodriguez 341 Jengua vulgar que se creia, tras la Gramdrica Castellana, en la cumbre de su desarrollo. Asi, uno de primeros testimonios que nos encontramos, en esia linea, es el del pocta Juan del Encina al frente de su Cancionero, en el “Arte de poesia castellana”, de 1496. Aunque sus palabras se refieren fundamentalmente al arte de trovar y a los formulismos métricos de la poesia cancioneril que él practicé, la influencia de las ideas renacentistas aprendidas de su maestro Nebrija es manifiesta, y asi justifica su tratado de poesia. De la misma manera que éste escribié en romance, y dignificé la lengua creyendo estar en su maximo esplendor, por la misma razén, por haber alcanzado la poesia castellana su cima, le parece preciso encerrarla debajo de ciertas reglas y leyes. Resulta curioso, por ello, el convencimento de Juan del Encina, pocta que supo llegar a los mas genuinos metros castellanos después cultivados, pero que en su produccién poética actuo como puente entre dos épocas. La ascensién del castellano no habia hecho sino comenzar y alin quedaban muchos afios por delante para que poetas y humanistas cuidaran y pulieran el poder expresivo y la riqueza de su lengua materna. 4, Sera en la primera mitad del siglo XVI, durante el reinado de Carlos V, cuando se produzca la plenitud del Renacimiento y se empiecen a dejar notar las conquistas castellanas en las letras. Garcilaso de la Vega, tras beber de las influencias italianas instigado por su amigo Juan Boscdn, fue percibiendo cémo en aquella poesia, y en aquellos metros, no habia exhibicién de ingenio ni artificio alguno por parte del poeta, sino una expresién bella de emociones sinceras. El genial poeta entonces, aprecié que en el endecasilabo italiano el idioma no iba tan forzado como en el octosilabo tradicional y que, por ello, se manifestaba una mayor naturalidad en el lenguaje. A partir de ahi, Garcilaso, consciente de la labor que debia desempefiar en aquel momento de cambios en el uso del lenguaje, batallard por dejar atrés el rebuscamiento y la afectacién de la época de Juan Il, encarnando un ideal de naturalidad expresiva pero que, ante todo, manifestara buen gusto y no Ilaneza 0 vulgaridad, Para cllo, emplearé, en su dominio de la lengua literaria, el Lenguaje normal de la figura del cortesano, educado, modelo de prudencia y de agrado, sin asomo de cultismos. Este ideal lingiiistico de la primera época del espafiol clasico es expuesto por el propio Garcilaso en su carta a dofia Jerénima Palova de Almogivar, a propdsito de la traduccién que su amigo Juan Boscdn realizé de I! cortesano, por lo que sus palabras cobran una mayor relevancia: Guard6 una cosa en la engua castellana que muy pocos la han alcanzado: que fue huir del afectacién sin dar consigo en ninguna sequedad, y con gran limpieza de estilo us6 de términos muy cortesanos y muy admitidos de los buenos oidos, y no nuevos ni al parecer desusados de la gente. La huida de la afectacién y Ia sujecién al uso, evitando neologismos 0 arcaismos, es compartida por Juan de Valdés, uno de los principales defensores de esta tendencia, tal y como lo manifiesta en su Didlogo de la lengua, dos afios mas tarde, Asi como comparte, de igual modo, la preocupacién por el tratamiento que Ja lengua castellana ha recibido hasta ahora, Garcilaso, en la carta mencionada, se Conciencia lingiiistica en la literatura del Siglo de Oro 342 lamenta del escaso cultivo del idioma de Castilla por la consideracién de su incapacidad y pobreza con respecto a las lenguas clasicas: Y también tengo por muy principal el beneficio que se hace a Ja lengua castellana en poner en ella cosas que merezean ser leidas, porque yo no sé qué desventura ha sido siempre la nuestra, que apenas ha nadie escrito en nuestra lengua sino lo que se pudiera muy bien escusar. Precisamente iba a ser en esta primera mitad del siglo cuando el esfuerzo Llevado a cabo por levantar de su rudeza al romance iba a dar los primeros frutos de la pluma de Garcilaso y sus seguidores. Durante este periodo la norma lingiiistica seré la toledana y el modelo de habla el cortesano, basado en la naturalidad y en la seleccién. Garcilaso, por la elegante sencillez de la que dota al lenguaje y su precisa eleccién de las formas més usuales y naturales, que acabaran prevaleciendo en el idioma, alcanzaré a ser considerado maestro indiscutible de la nueva poesia y tallador del nuevo castellano ya con él, a las puertas de la modemidad. 5. Mas no todo el estilo va a ser el preconizado por Valdés y practicado por Garcilaso en la poesia. Hay escritores que, aun empleando palabras de uso comin, conservan el gusto de la época anterior anclado en ciertas artificiosidades. Es el caso de Fray Antonio de Guevara, representante de la prosa didactica que en estos aiios florece junto a la de historiadores y ensayistas, como reaccién a los libros de caballeria, prosa dominante hasta ahora en la corte. Lejos de analizar aqui el hecho tan discutido del estilo de Fray Antonio de Guevara, si corresponde a la fijaci6n literaria de la lengua coloquial de la corte (Menéndez Pidal) o si es una creacién renacentista con influencia de los clasicos y de sus contemporaneos italianos (Américo Castro), nos centraremos para este estudio en las declaraciones que él mismo realiza de su “suave estilo” y empleo de la lengua. En el prélogo de ET relox de principes son constantes: He también mirado mucho en que no fuuesse tan breve en mi escrivir que me notassen de obscuro, ni tampoco fuesse tan largo que me infamassen de verboso, porque toda la excellencia del escrevir esta en que debaxo de pocas palabras se digan muchas y muy graves sentencias, De la misma manera, no faltan declaraciones gueverianas en otras de sus obras: “La escritura, para engrandecerla por buena, ha de ser en lo que escribe breve y en lo que dice suave; por manera que satisfaga a la voluntad en leerla y no canse a la cabeza en oirla” (Aviso de privados), ¥ Debe, pues, el hombre cuerdo ser resoluto en lo que propone y muy breve en lo que dice; porque si el tal tiene mala gracia en el hablar, con la brevedad lo remedia; y si la tiene buena, déjales el sabor de la boca para que le oigan de buena gana otro dia, (Oratorio de religiosos y ejercicios de virtuosos) Cristina Sanchez Rodriguez 343 Es evidente que estas declaraciones no se corresponden con el estilo que él practicaba, tal y como se puede apreciar de Ia lectura de sus obras, ni muestra ninguna hermandad con el ideal de naturalidad. Sin embargo, resulta interesante analizarlo porque el estilo personal de Guevara, sea cual fuere, respondia también al espiritu de su tiempo. Prueba de ello, es la gran difusién que algunas de sus obras alcanzaron (Relox de principes, 1529), convirtiéndose en uno de los primeros productos nacionales que en los afios siguientes fueron traducidos al francés, al inglés y al alemén, augurando quizé, la inminente expansidn de la lengua castellana y clevacién al rango de lengua nacional. 6. Es aun la segunda mitad del siglo XVI, época de Felipe Il, un periodo ascendente para el idioma, pues, a pesar de las ya grandes obras que habian ido acreditando la calidad literaria del castellano, era patente todavia el prestigio del que gozaba el latin como lengua de ciencia, Ser ahora, entonces, de manos de la activa literatura religiosa, y al amparo de la Contrarreforma, cuando se fraguard la lengua de todos. La ascética y la mistica se desentenderan de la corte superando asi el tipo de habla cortesana e imponiéndose una lengua con cardcter nacional. Fray Luis de Leén lidiaré su batalla en favor del castellano con y desde su produccién. Toda ella fue escrita en lengua vulgar- lo que le hizo ganarse la enemistad de algunos-, aunque especial mencién merece su obra De los nombres de Cristo, donde sus afirmaciones sobre la lengua materna son claras, concisas y comprometidas. Desde el Libro Primero manifiesta Fray Luis el deber que siente de escribir en lengua vulgar, igual que lo hicieron ya muchos otros y porque lleguen a todos los comunes todo tipo de temas. Como las Sagradas Escrituras, que por su falta de entendimiento al no haber permitido que se pusieran en lengua vulgar, han Hevado a las gentes a caer en la lectura de libros “no solamente vanos, sino sefialadamente dafiosos”. El hecho de que Fray Luis, junto con San Juan y Santa Teresa, escribieran en castellano sus producciones de ascética y mistica, utilizando por primera vez una lengua vulgar para dicha materia, que no el latin, es de nuevo justificado por cl propio fraile: Una cosa es la forma del dezir, y otra la lengua en que lo que se escrive se dize. En Ja forma del dezir la razén pide que las palabras y las cosas que se dizen por ellas sean conformes, y que lo humilde se diga con Ilaneza, y lo grande con estilo mas levantado, y lo grave con palabras y figuras quales convienen; mas, en lo que toca a la lengua, no ay differencia, ni son unas lenguas para dezir unas cosas, sino en todas ay lugar para todas. Y esto mismo, de que tratamos, no se escrivicra como devia por sélo escrevirse en latin, si se escriviera vilmente; que las palabras no son graves por ser latinas, sino por ser dichas como a la gravedad le conviene, o sean espaiiolas 0 sean francesas; que si, porque a nuestra lengua la llamamos vulgar, se imaginan que no podemos escrevir en ella sino vulgar y baxamente, es grandissimo error. (De los nombres de Cristo, Libro Tercero) Su plena conciencia de estar contribuyendo a la dignidad del idioma le hace imperar con estas reflexiones. No solo intenta depurar al castellano de los muchos Conciencia lingiiistica en la literatura del Siglo de Oro 344 prejuicios nacidos en toro a él, sino mostrar cémo éste puede ser revestido de hermosura en su naturalidad y dotado de grandeza en su sencillez, Pugnaré porque el castellano alcance la misma dignidad del latin. Este ideal de estilo es el que caracteriza a Fray Luis. El escritor mantiene el ideal de Ilaneza y sobriedad clésica, pero combinéndolo con el buen gusto y la seleccién, que suponen ya un lenguaje exigente y meditado. Por ello, la naturalidad de la época anterior no debe confundirse con lo esponténeo: de las palabras que todos hablan, clige las que convienen, y mira el sonido dellas, y aun cuenta a vezes las letras, y las pesa y las mide y las compone, para que no solamente digan con claridad lo que se pretende dezir, sino también con armonia y dulzura. (De los nombres de Cristo, Libro Tercero) 7. Si Fray Luis de Leén representa el afin liberador de los juegos medievales en la prosa ~acudiendo al mundo clasico-, tal y como hizo Garcilaso en la poesia -mirando a Italia-, para ademas dar color a la lengua vulgar, San Juan de la Cruz se sitta en este aspecto acorde con los ideales de cualquiera de ellos. San Juan se expresa con un lenguaje fragante y limpio, en el que opera el principio de naturalidad renacentista, pero siempre al servicio de una materia diferente que tal vez, por su inefabilidad, requiere de una precisién ain mayor en la cleccién de términos. Esta es la preocupacién mds grave del poeta: el principio, ya mencionado en Fray Luis y en Garcilaso, de seleccién, que podemos descubrir en algunos pasajes de sus obras: “pero porque para cumplir con el estilo que se lleva, y también para que mejor se entienda, es necesario hablar en la propia y determinada materia, habremos de poner aqui las propias aprehensiones de cada potencia” (Subida al Monte Carmelo, Subida IN). La seleccién en San Juan actia sobre palabras accesibles y naturales que traen a nuestro recuerdo otro aspecto del habla de esta época, que es el ya destacado de la naturalidad. En esta tarea lingiiistica se aproxima a Garcilaso: en el empleo de vocablos no nuevos ni, por otro lado, desusados de la gente, tal y como 61 mismo nos Io refiere al exponer las vacilaciones que le invadieron al escribir Llama de amor: por ser de cosas tan interiores y espirituales para las cuales cominmente falta Ienguaje porque lo espiritual excede al sentido~ con dificultad se dice algo de la sustancia; porque también se habla mal en las entraiias del espiritu si no es con entrafiable espiritu. No obstante, de acuerdo con el sentido trascendental de que dota a sus téminos, su innegable permanencia, la depuracién de las palabras sencillas y claras, a las que devuelve su pureza, y la hermosa divinizacion que realiza de las imagenes de la poesia tradicional, alcanza su lenguaje un rango que ni las mejores y mas bellas palabras de Garcilaso pudieran lograr, sujetas aquéllas a temas mundanos. Con San Juan, la lengua de aquel momento, en su progresiva evolucién, se eleva ahora, en su naturalidad, hasta la categoria de lo divino, Ievado a cabo tras la trabajosa labor de los mejores poetas misticos. f | Cristina Sanchez Rodriguez 345, 8. No dejan de resultar, en esta segunda mitad de siglo, atin a pesar del impulso logrado en la lengua castellana, ya elevada a categoria de lengua universal, dos notables excepciones en los escritores espafioles. La despreocupada naturalidad del estilo de Santa Teresa de Jestis, mis propia de la época anterior que de la de los grandes misticos, y el gusto por la acentuada artificiosidad de la poesia de Juan de Herrera, anunciando ya el inmediato Barroco, 9. La sencillez y sinceridad fueron normas de la vida de Santa Teresa, las cuales, indiscutiblemente, se proyectan sobre su obra. Sus versos y su prosa son el extremo de méxima naturalidad, caracterizada muchas veces por el castellano coloquial, con algunos rusticismos y vulgarismos y sin depuracién alguna, Con solo reflejar el ambiente hidalgo de la Avila en que se movi, alcanza la mas fragante realizacién de Ia llaneza. Como ya se ha dicho, la santa, encuentra la naturalidad en Ja Ilaneza, en no ser afectada, como ella misma nos describe: “Mirar en la manera de hablar que vaya con simplicidad y llaneza y relisién; que lleve ms estilo de ermitafios y gente retirada, que no ir tomando vocablos de novedades y melindres” (Modo de visitar los conventos). Este ideal renacentista de “escribo como hablo” es el que la sitita hermanada con cl ideal lingiiistico del humanista Juan de Valdés, afios antes, con la particularidad de que en Valdés este ideal corresponde a una renuncia del empleo del latin en pro del castellano por cuestiones, mas bien, de cardcter nacionalista, mientras que en Santa Teresa, responde al sentimiento religioso que la lleva a descartar toda seleccién y apariencia. Renuncia pues, al modelo literario mas difundido en este momento —naturalidad elegante y alifiada— para quedarse en la sencillez absoluta. 10. Con el avance del siglo XVI vemos que ira disminuyendo répidamente el gusto por la sencillez y Ja naturalidad, comenzando a afirmarse el valor artistico de la afectacion. Fernando de Herrera sera uno de los primeros poctas espafioles conscientes de lo que la lengua castellana y la poesia debian representar en las disputas lingilisticas internacionales. Y aunque su propésito era orear un lenguaje poético independiente del uso general, acentuando su voluntad de estilo, introduciendo cultismos, hipérbatos y artificios, dejé trazados los pasos que conducirian directamente al culteranismo. 11. Durante el siglo XVII triunfa en Espafia el Barroco, época en la que tienen lugar los caracteres mas tipicos y personales de nuestras letras y artes. Los autores, utilizando las modalidades de lengua literaria que, para cada género habia creado el Renacimiento, prolongan y aumentan la tendencia a exhibir la forma que habia empezado a emerger con cl manierismo de Herrera, en los tiltimos afios del siglo XVL El barroquismo se manifiesta por el pesimismo ante lo humano, la falta de confianza en lo natural, en la verdad y en la belleza, que ya no son una misma cosa Conciencia lingiiistica en la literatura del Siglo de Oro 346 sino que se nos ofrecen tras el prisma del esteticismo, ya sea para enjoyarlas o para deformarlas. En la época anterior, el arte descansaba en lo natural y no debia engafiar al espiritu humano y, sin embargo, ahora la naturaleza se nos presenta confusa. Este cambio en las ideas dominantes en la Espajia del siglo XVII va a tener sus claras repercusiones en el empleo del lenguaje. La laneza teresiana va a dejar paso, Saulatinamente, a la valoracién artistica de la afectacién. Se preferiré la invéncién sobre la scleccién de Fray Luis 0 San Juan, desembocando en el culteranismo y el conceptismo, que aprobaran los afeites en la lengua, que en su momento rechazaron Valdés o Garcilaso. Cesaran las normas genéricas y los matices regionales, y mas que de norma literatia debemos hablar de grandes individualizaciones estilisticas, representadas en Luis de Géngora o Francisco de Quevedo. 12. Llegados a este punto de nuestro anilisis, se hace imprescindible ahondar en el problema del origen de! romance para entender la posicién frontal de las ideas lingiiisticas de Géngora y de Quevedo. Asi como el primero se adhiere a la teoria de Bernardo de Aldrete, Quevedo lo hace a la de Lépez Madera, y de ahi su obsesién anticulterana. 13. El culteranismo practicade por Luis de Géngora constituye la plena realizacién del lenguaje poético en cl sentido de la invencién ~antes apuntada— ya emprendida por Juan de Mena. La expresién de los conceptos con alardes omamentales, como metaforas exaltadas, latinismos o referencias mitolégicas, suponen la maxima expresividad lingtifstica tan ansiada por los autores culteranos, y especialmente por Géngora, en ese anhelo de alcanzar los modelos, de imitar al latin, en un esfuezo siempre consciente: Causarme ha autoridad, siendo lance forzoso venerar que nuestra lengua a costa de mi trabajo haya Ilegado a la perfeccidn y alteza de latina. (...] De mas que honra me ha causado hacerme obscuro a los ignorantes, que esa es la distincién de los hombres { doctos: hablar de manera que a ellos les parezca griego, pues no se han dar las | piedras preciosas a animales de cerda. | Géngora encontré asi en la teoria de Aldrete un apoyo para el desarrollo y cultivo del lenguaje poético castellano, basado en la lengua latina como medio necesario para conseguir la renovacién de la lengua corrompida y hacerla entroncar con la antigua tradicién greco-romana. Pero su cuidada elaboracién del lenguaje, bien sea considerado derivacién del latin 0 como un refinamiento de la lengua propia, prueba el desarrollo indiscutible que el lenguaje en el Barroco logré como instrumento artistico fuertemente valorado. 14. Si una vez el espafiol tuvo que superar la presencia latina, de nuevo, ante esa “lengua culta latiniparla”, Francisco de Quevedo se siente invadido y su disconformidad la traslada al terreno literario, tanto a su obra como a las continuas Cristina Sanchez Rodriguez 347 disputas que protagoniz6, por los distintos tipos de Jenguaje empleados, con Géngora. E] genial autor fue siempre defensor de la pureza del castellano, frente a las tendencias latinizantes, a pesar de que él mismo a veces, aun utilizando un lenguaje mis lano que Géngora, hacia dificil su estilo por la concentracién de significados y su simpar ingenio, Con todo, Quevedo no rechaz6 nunca el empleo de palabras tomadas del latin para el enriquecimiento del lenguaje poético castellano, pero siempre y cuando se cuidara la estructura propia que se habia logrado en Ia lengua castellana. ‘Aun a pesar de no hacer declaraciones suficientemente explicitas, del trato otorgado a algunos autores en sus versos, se deduce que su modelo de poesia y estilo es el de Garcilaso o Fray Luis. No hay que olvidar que la primera edicién de las poesias de Fray Luis las publicd Quevedo, en 1637, para oponerse a las corrientes estilisticas que Géngora estaba imponiendo, y cémo adujo también, repetidamente, a la autoridad de Garcilaso en numerosos poemas satiricos, Por ejemplo, los versos con que termina Aguja de navegar cultos: “Mientras por preservar vuestros pegasos/ de mal olor de culta jerigonza/ quemamos por pastillas Garcilasos”. © aquellos en que cuenta cémo tuvo que limpiar la casa de Géngora que habia comprado. Tanto en Aguja de navegar cultos como en La culta latiniparla satiriza Quevedo los tres rasgos que caracterizaban la lengua poética de Géngora: el hipérbaton exagerado, el empleo constante de neologismos y la metfora continua. Rasgos que chocan con las poesias de Fray Luis o de Francisco de la Torre, modelos para Quevedo de sencillez y elegancia. 15. No obstante, dejando a un lado las enemistades surgidas entre Gengora y Quevedo, ambos representan el abandono de la naturalidad y la seleccién, propias del Renacimiento, y cl progresivo sometimiento del estilo a una intensa elaboracién, como muestra de una evolucién lingiiistica que, esta vez si, en el siglo XVIL, va encontrandose en la cima de su plenitud. 16. En este nuevo periodo para la lengua, encabezado por Géngora y Quevedo, nos encontramos con una obra magistral, EJ Quijote, cn la que el Ienguaje empleado no es el caracteristico de la época, y que, precisamente por es0, conviene destacar. Los ideales linguisticos de Miguel de Cervantes se ponen de manifiesto una y otra vez en los didlogos de la obra. Su ideal es el de la llaneza del Renacimiento, ia discrecién y la naturalidad, con el consiguiente rechazo de la afectacién, Profesa Cervantes —también visible en las Novelas ejemplares— el ideal de naturalidad expresiva sin caer tampoco en la tentacién manierista continuando, pues, firme en los mas tempranos ideales renacentistas. Asi late bajo las palabras de don Quijote, Sancho y el licenciado: stica en la literatura del Siglo de Oro 348 El lenguaje puro, el propio, el elegante y claro, esti en los discretos cortesanos, aunque hayan nacido en Majalahonda: dije discretos, porque hay muchos que no lo son, y la diserecién es Ia gramatica del buen lenguaje, que se acompaiia con el uso. (iL, XIX) El rechazo de la afectacién y la defensa de la sencillez en el lenguaje también se asoman al texto cervantino, no inconscientemente: “Anda despacio; habla con reposo; pero no de manera que parezea que te escuchas a ti mismo; que toda afectacién es mala” (11, XLID). Dichas obervaciones sobre el ideal lingiiistico de Cervantes no son casuales, por no ser éste el que imperaba en la época. Sin embargo, tal vez debiera entenderse su estilo dentro de la critica que esta obra supuso de los libros de caballeria, género prosistico caracterizado por su estilo vano y empobrecido, En cualquier caso, con El Quijote la prosa espaiiola alcanza su esplendor porque en ella se dan todos los estilos que habia creado la prosa del Renacimiento, sea como reflejo 0 como imitacién burlesca. La variedad de estilos y la riqueza con que se expresan los miiltiples personajes, en las distintas situaciones, son ya determinantes igualmente de la novela modema. 17. Hasta aqui hemos visto lo que la lengua espafiola fue y representé. Desde su nacimiento e intento de unificacién como lengua de cultura, hasta la plenitud de su desarrollo en 1a literatura espafiola alcanzando valores universales y perdurables en el tiempo. La lengua fue compafiera del imperio durante el reinado de Carlos V, y en el primer periodo del espafiol clasico, la lengua cortesana de Garcilaso de la Vega y de Juan de Valdés se impuso en la literatura bajo el lema del buen gusto. Incluso sin haber alcanzado aun la perfeccién que todos pretendian, la empresa Mevada a cabo por los grandes misticos, afios mas tarde, logré que aquella lengua cortesana fuera superada por una lengua nacional, que posteriormente se puliré y que terminard en las volutas barrocas de la poesia de Géngora. Es entonces cuando se pierde la fe en lo natural y se olvida toda norma local del lenguaje para sustituirla por la literatura de las grandes individualizaciones. El camino de la poesia espafiola hacia el gongorismo aparece con mayor claridad si se tienen en cuenta las teorias expuestas et los siglos XVI y XVII, por poetas y humanistas, sobre el origen de la lengua castellana y el uso que de ella ha de hacerse. Teorias nacidas de la necesidad imperiosa de cuidar y lustrar la lengua materna, en esa lucha entre la supervaloracién del latin como lengua de cultura y el alzamiento del resto de lenguas vulgares, y de la preocupacién de que aquélla quede documentada con una literatura rica y modélica que la eleve a la altura de las lenguas clsicas. Todo ello demostraria, finalmente, que las opiniones acerca del lenguaje vulgar ocupan un lugar destacado en la historia de la conciencia lingiiistica de los espafioles de dichos siglos, y que éste ser un capitulo de la historia de nuestra propia lengua y la etapa previa y necesaria de la que nace el espafiol moderno. Cristina Sanchez Rodriguez 349 Bibliografia ALBORG, J. L. (1970): Historia de la literatura espaiiola, I, Madrid, Gredos. ALONSO, D. (1971): Poesia espafola, Madrid, Gredos. BAHNER, W. (1996): La lingiiistica espafiola del siglo de oro, Madrid, Ciencia Nueva, CRUZ, S. J. de la (1992): Obras completas, edicién de J. V. 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