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Todos ustedes han escuchado, durante el tiempo que están en la misión, que
Rahma es un despertar de conciencia, es una experiencia de contacto
extraterrestre, es un puente de luz, es un puente de ayuda planetario, una
concesión de seres de otros mundos a la humanidad; pero, ese puente, ese
contacto, no es nuevo, ya lleva miles de años, no sólo preparándose dentro de
este planeta y fuera de el, sino que también viene desarrollándose sobre la faz
de la Tierra, desde hace más de 4000 años.
Es algo así como un reloj despertador puesto al lado de la cama, y este reloj, en
cuanto a su estructura es lo que llamaríamos: La Misión Rama o el llamado de la
Misión. Nosotros mismos, al habernos acostado y al haber dormido ese sueño
necesario de preparación a otros niveles, hemos programado el reloj de tal
manera, que habrá de despertarnos a una hora determinada; esa hora, está
relacionada con una clave numérica que ya estamos recibiendo todos nosotros
de alguna manera, y la clave es 33 33, más, no es simplemente cualquier número,
ya que cuatro veces 3 es el número 12, que es uno de los objetivos de la Misión,
de los cuales hemos estado hablando ahora en la tarde, ya que muchos no han
querido esperar a esta conferencia para ir tocando algo que ya estaba surgiendo
en todos nosotros y que era nuestra preocupación: LA COMUNIDAD.
Hoy día nos encontramos bajo una misma situación, cuando tuvimos acceso, allí
en Marcahuasi, a la caverna y vivimos aquella experiencia que hemos relatado en
el Libro y estuvimos con el anciano, él nos dijo que la Hermandad blanca
necesitaba miembros, que necesitaba receptores de la posta, que necesitaba
gente que sirviese de puente entre la Hermandad Blanca del Universo y la
hermandad blanca de la Tierra. A partir de ese momento asumimos nosotros que
misión Rahma debe establecer aquella comunidad de esenios del II A.C.
Donde nos enseñarán a descubrir que estaban guardados para que nosotros les
diésemos uso, para que hiciéramos llegar a la gran comunidad Humana,
preparando pues el inminente retorno, ya no, la venida, la encarnación, el
nacimiento de un Cristo, de un Mesías, sino simplemente el retorno, porque todo
esto obedece al plan de programación del retorno, del regreso. Que venga sobre
nubes, que venga sobre naves, eso no importa, lo importante es estar
preparados, el despertar de conciencia, la transformación. Volviendo al ejemplo
el despertar de conciencia que rama genera, como el despertado de la mañana;
nadie nos va a despertar, ya somos gente madura y grande, nadie nos va a sacar
de la cama; nadie nos va a echar agua fría, como cuando nos querían hacer que
fuésemos al colegio.
Si nosotros nos levantamos iremos y asumiremos la responsabilidad que
libremente hemos elegido, o sea, que hemos decidido tomar; si no, simplemente
la hora pasará y ya no nos aceptarán, ya no podremos entrar, ya no podremos
ocupar nuestro puesto, probablemente la hora pasará inexorablemente, y
pasaran las horas y simplemente nosotros no estaremos en la cuenta, no
seremos tomados en cuenta, y aquí no es que tengamos que ser o no tomados
en cuenta, eso depende de nosotros, es lo que nosotros decidamos hacer y lo
que nosotros queramos ver materializado.
Estoy hablando así, no les hablo directamente todavía porque los hermanos que
nos encontramos aquí tenemos una heterogénea preparación, quien pueda
captar lo que estoy diciendo lo captará, sabrá de lo que estoy hablando, no les
puedo decir otra cosa porque la mayoría quizás no me va a entender, lo único
que les puedo decir, es que esa comunidad ya existe, que los 24 rama ya están
ubicados, que los 144 ramas de la Misión están funcionando ya, en una vibración
cada vez más ascendente y cada uno está ocupando el puesto poco a poco, y por
ello, los Guías el 30 y 31 de marzo del año pasado me dijeron optimistamente:
«Se está cumpliendo el plan».
Vine a dar un mensaje y el mensaje ya lo di. Levanten las antenas, la Misión hay
que madurarla, digerirla, valorarla. La misión está dentro de nosotros: ¡Despertar!