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El Quinto de Rahma

Todos ustedes han escuchado, durante el tiempo que están en la misión, que
Rahma es un despertar de conciencia, es una experiencia de contacto
extraterrestre, es un puente de luz, es un puente de ayuda planetario, una
concesión de seres de otros mundos a la humanidad; pero, ese puente, ese
contacto, no es nuevo, ya lleva miles de años, no sólo preparándose dentro de
este planeta y fuera de el, sino que también viene desarrollándose sobre la faz
de la Tierra, desde hace más de 4000 años.

Se leyó un pequeño extracto que se encuentra en la carátula de todas las


carpetas que ustedes tienen: «Descubrirán al final que, el verdadero contacto
que creían necesitar, era el contacto con ustedes mismos». Esto, no solamente se
refiere al contacto interno de cada cual consigo mismo para una evolución
espiritual, también se refiere a esto, que es el contacto entre un grupo de
personas que fueron preparadas desde hace miles de años, para encontrarnos en
este momento que todos hemos bautizado: DEFINICIÓN, en el cual, la
humanidad se acerca a un final, pero, un final de un estado de cosas. Vamos a ir
dejando la tercera dimensión de conciencia y vamos a ir ingresando a la cuarta
dimensión, también de conciencia, y en este proceso, los extraterrestres, han
definido el llamado de parte de los 24 Ancianos, la designación para que trabajen
directamente en ese despertar de conciencia: EL QUINTO DE RAMA.

Es algo así como un reloj despertador puesto al lado de la cama, y este reloj, en
cuanto a su estructura es lo que llamaríamos: La Misión Rama o el llamado de la
Misión. Nosotros mismos, al habernos acostado y al haber dormido ese sueño
necesario de preparación a otros niveles, hemos programado el reloj de tal
manera, que habrá de despertarnos a una hora determinada; esa hora, está
relacionada con una clave numérica que ya estamos recibiendo todos nosotros
de alguna manera, y la clave es 33 33, más, no es simplemente cualquier número,
ya que cuatro veces 3 es el número 12, que es uno de los objetivos de la Misión,
de los cuales hemos estado hablando ahora en la tarde, ya que muchos no han
querido esperar a esta conferencia para ir tocando algo que ya estaba surgiendo
en todos nosotros y que era nuestra preocupación: LA COMUNIDAD.

Hace unos 2000 años y un poco más, muchos de nosotros estuvimos en


comunidad y venimos a encontrarnos 2,000 años después con una gran sed de
vivencia comunitaria. Se ha establecido poco a poco, debido a la madurez
adquirida a través del caminar dentro de la Misión, el concepto de lo que es la
Comunidad Mental, simplemente: Sintonía, sintonía con el plan, con el llamado y
con el despertar. Todos nos hemos puesto de acuerdo con despertarnos a una
misma hora, aun a pesar de que, todavía cada uno se encuentra en su propia
casa, dentro de sí mismos; hemos utilizado en este caso, todos, un reloj de una
misma fábrica, quizás del mismo modelo, si no electrónico, de cuerda, y este
reloj, por así decirlo: El llamado de la Misión Rahma, está fijado para que suene
de alguna manera, pongámosle una hora: 6:33 de la mañana, para que nos
despierte.
Algunos, vamos a reaccionar como reaccionamos habitualmente, cuando el reloj
nos despierta por la mañana, simplemente, lo apagamos y seguimos durmiendo.
Hay quienes van a poner el reloj debajo de la almohada y lo van a tratar de
estrangular para que no suene.

Hay quienes, tal vez, tienen muy desarrollado el sentido de la responsabilidad.


Hay quienes van a dejar que se agote la cuerda, pero ya de puro aburrimiento,
con lo mismo que no les deja dormir, tendrán que pararse y también levantarse
de la cama. Hay quienes harán oídos sordos a este llamado para el cual ellos
mismos se comprometieron hace miles de años.

Y ¿Qué significa, el que podamos hacer caso o no a este llamado? Comparémoslo


con nuestra vida diaria, si nosotros no nos levantamos a la hora indicada o fijada
por nuestro reloj, ¿qué va a pasar¿ no tendremos tiempo de arreglarnos, no
tendremos tiempo de bañarnos, no tendremos tiempo quizás de tomar el
autobús, llegaremos tarde a nuestro trabajo, que es compromiso libremente
adquirido, sobre el cual ya tenemos otras responsabilidades familiares,
responsabilidades de gastos; entonces, eso es lo que algunos de nosotros nos
hará definitivamente, levantarnos de la cama, el hecho de saber, que si yo sigo
durmiendo, pues simplemente no voy a llegar a cumplir todo ello y después me
voy a preocupar, voy a estar angustiado y llegaré tarde, pero ¿ A dónde
podríamos llegar tarde en todo esto ¿Podríamos llegar tarde a estar conscientes
totalmente, a ocupar y asumir el puesto que nos toca a cada uno de nosotros.

150 años antes de Cristo, un grupo de seres humanos, todos inquietados a


través de la misma comunidad mental, dejaron diversos lugares de Israel y se
reunieron en el desierto, cerca de la salida misma del Mar Muerto,
congregándose para preparar algo que era inminente, que podría ocurrir de un
momento a otro y para lo cual, había que estar preparado. Esas personas eran,
los ESENIOS. Sabían que algo venía, lo habían logrado interpretar de las
escrituras y de alguna manera, ellos sabían que se seguía recibiendo información
y esa información tenían que cumplir.
Hoy día, nosotros nos encontramos todavía, siendo llamados por una fuerza
misteriosa que nos obliga a ir al desierto, al desierto de nuestro interior, al
aislamiento interno de tener inicialmente un contacto con nosotros mismos y
luego, buscar cual es el origen de ese llamado que estamos recibiendo, un
llamado que es producto de una Misión Cósmica, de algo que viene inspirado
desde 2 arriba». Ya sabemos la fuente, no son precisamente «ángeles», aunque la
palabra ángel significa mensajero. Llamémosle ángeles, llamémosle mensajeros.

Los mensajeros están haciendo el llamado. ¿Por qué? Porque nuevamente


estamos nosotros de alguna manera, preparando el camino y en medio de
nosotros, quizás, también se estará preparando alguien más, que tendrá que
simplemente avisar a todos, que el camino ya está preparado o simplemente que
ya llegó, que aquí está y que en algún momento ocurrirá todo cuanto se había
programado que habría de ocurrir, y que lo único que podría realmente ser
problemático es que no todos estuviésemos preparados; que no todos
hubiésemos asumido nuestros puestos y que no estemos allí, cuando se nos
necesite, pero, no en ese sentido no lleguemos a creernos algo especial.
Sepamos que si nosotros no vamos a nuestro trabajo, obviamente que después
de esperarnos un tiempo, contratarán a otro en nuestro puesto. Todos somos
necesarios, pero ninguno indispensable, dentro de esta misión, que es una entre
tantas, entre tantas que se están preparando para asumir un puesto, un rol.

La vivencia comunitaria de los esenios, 150 años antes de Cristo, la redacción de


los escritos sagrados, allí en medio de la soledad, era una forma de anticipar,
delegar o de recibir y transmitir la información que había sido de alguna manera
degenerada, perdida, extraviada.

Hoy día nos encontramos bajo una misma situación, cuando tuvimos acceso, allí
en Marcahuasi, a la caverna y vivimos aquella experiencia que hemos relatado en
el Libro y estuvimos con el anciano, él nos dijo que la Hermandad blanca
necesitaba miembros, que necesitaba receptores de la posta, que necesitaba
gente que sirviese de puente entre la Hermandad Blanca del Universo y la
hermandad blanca de la Tierra. A partir de ese momento asumimos nosotros que
misión Rahma debe establecer aquella comunidad de esenios del II A.C.

Hoy en la actualidad, sin necesariamente tener que irnos al desierto,


encontramos que estamos en el desierto, por así decirlo de labores espirituales.
Estamos en el desierto, en el cual es como si estuviésemos solos, ya que, en
muchos casos, la inconciencia general nos permite estar solos en medio de la
muchedumbre. Es por eso que ahora, y aunque no estuviésemos necesariamente
juntos, en un mismo santuario, recinto, comunidad física o local, lo primero que
estamos estableciendo es el puente que nos estrecha a todos y nos relaciona
para que en un determinado momento afirmemos que hay una comunidad física
concreta y material a la cual, un grupo grande de nosotros, o de muchos que
vendrán a través nuestro, tendrá que amoldarse. Donde se recibirán también los
materiales dados por estos Hermanos mayores, Guías, Ángeles o Mensajero
simplemente.

Donde nos enseñarán a descubrir que estaban guardados para que nosotros les
diésemos uso, para que hiciéramos llegar a la gran comunidad Humana,
preparando pues el inminente retorno, ya no, la venida, la encarnación, el
nacimiento de un Cristo, de un Mesías, sino simplemente el retorno, porque todo
esto obedece al plan de programación del retorno, del regreso. Que venga sobre
nubes, que venga sobre naves, eso no importa, lo importante es estar
preparados, el despertar de conciencia, la transformación. Volviendo al ejemplo
el despertar de conciencia que rama genera, como el despertado de la mañana;
nadie nos va a despertar, ya somos gente madura y grande, nadie nos va a sacar
de la cama; nadie nos va a echar agua fría, como cuando nos querían hacer que
fuésemos al colegio.
Si nosotros nos levantamos iremos y asumiremos la responsabilidad que
libremente hemos elegido, o sea, que hemos decidido tomar; si no, simplemente
la hora pasará y ya no nos aceptarán, ya no podremos entrar, ya no podremos
ocupar nuestro puesto, probablemente la hora pasará inexorablemente, y
pasaran las horas y simplemente nosotros no estaremos en la cuenta, no
seremos tomados en cuenta, y aquí no es que tengamos que ser o no tomados
en cuenta, eso depende de nosotros, es lo que nosotros decidamos hacer y lo
que nosotros queramos ver materializado.
Estoy hablando así, no les hablo directamente todavía porque los hermanos que
nos encontramos aquí tenemos una heterogénea preparación, quien pueda
captar lo que estoy diciendo lo captará, sabrá de lo que estoy hablando, no les
puedo decir otra cosa porque la mayoría quizás no me va a entender, lo único
que les puedo decir, es que esa comunidad ya existe, que los 24 rama ya están
ubicados, que los 144 ramas de la Misión están funcionando ya, en una vibración
cada vez más ascendente y cada uno está ocupando el puesto poco a poco, y por
ello, los Guías el 30 y 31 de marzo del año pasado me dijeron optimistamente:
«Se está cumpliendo el plan».

Vine a dar un mensaje y el mensaje ya lo di. Levanten las antenas, la Misión hay
que madurarla, digerirla, valorarla. La misión está dentro de nosotros: ¡Despertar!

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