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1.

Había una vez un perro que estaba cruzando un lago. Al hacerlo, llevaba una presa
bastante grande en su boca. Mientras lo cruzaba, se vio a sí mismo en el reflejo del
agua. Creyendo que era otro perro y viendo el enorme trozo de carne que llevaba,
se lanzó a arrebatársela pero al querer quitarle la presa al reflejo, perdió la presa
que tenía en su boca.

Moraleja: La ambición de tenerlo todo puede llevar a perder lo que lograste.

"El Perro y su Reflejo"

Género narrativo. Fábula

2.

Género teatral

3.
A los que conmigo vengan que Dios les dé muy buen pago;
también a los que se quedan contentos quiero dejarlos.
Habló entonces Álvar Fáñez, del Cid era primo hermano:
"Con vos nos iremos, Cid, por yermos y por poblados;
no os hemos de faltar mientras que salud tengamos,
y gastaremos con vos nuestras mulas y caballos
y todos nuestros dineros y los vestidos de paño,
siempre querremos serviros como leales vasallos."
Aprobación dieron todos a lo que ha dicho don Álvaro.
Mucho que agradece el Cid aquello que ellos hablaron.
El Cid sale de Vivar, a Burgos va encaminado,
allí deja sus palacios yermos y desheredados.
Los ojos de Mío Cid mucho llanto van llorando;
hacia atrás vuelve la vista y se quedaba mirándolos.
Vio como estaban las puertas abiertas y sin candados,
vacías quedan las perchas ni con pieles ni con mantos,
sin halcones de cazar y sin azores mudados.
Y habló, como siempre habla, tan justo tan mesurado:
"¡Bendito seas, Dios mío, Padre que estás en lo alto!
Contra mí tramaron esto mis enemigos malvados".

Género narrativo en verso. Cantar de gesta: MíoCid

4.
—Perdonen que venga tan tarde —empezó a decir; y entonces, perdiendo de
repente el dominio de sí misma, se abalanzó corriendo sobre mi esposa, le echó los
brazos al cuello y rompió a llorar sobre su hombro—. ¡Ay, tengo un problema tan
grande! —sollozó—. ¡Necesito tanto que alguien me ayude! —¡Pero si es Kate
Whitney! —dijo mi esposa, alzándole el velo—. ¡Qué susto me has dado, Kate!
Cuando entraste no tenía ni idea de quién eras. —No sabía qué hacer, así que me
vine derecho a verte. Lo mismo de siempre. Las personas en dificultades acudían a
mi mujer como los pájaros a la luz de un faro. —Has sido muy amable viniendo.
Ahora tómate un poco de vino con agua, siéntate cómodamente y cuéntanoslo
todo. ¿O prefieres que mande a James a la cama? —Oh, no, no. Necesito también el
consejo y la ayuda del doctor. Se trata de Isa. No ha vuelto a casa en dos días.
¡Estoy tan preocupada por él!“

El hombre del labio retorcido” de Arthur Conan Doyle.

Género narrativo. Fragmento de diálogo

5.
Yo no volveré. Y la noche
tibia, serena y callada,
dormirá el mundo, a los rayos
de su luna solitaria.
Mi cuerpo no estará allí,
y por la abierta ventana
entrará una brisa fresca,
preguntando por mi alma.
No sé si habrá quien me aguarde
de mi doble ausencia larga,
o quien bese mi recuerdo,
entre caricias y lágrimas.
Pero habrá estrellas y flores
y suspiros y esperanzas,
y amor en las avenidas,
a la sombra de las ramas.
Y sonará ese piano
como en esta noche plácida,
y no tendrá quien lo escuche
pensativo, en mi ventana.

Género lírico. Romance. Juan Ramón Jiménez


O Género narrativo en verso: romance
Poema narrativo

6.

Género teatral en verso. Don Juan Tenorio. Zorrilla.

7.
En el Romance de la mañana de San Juan se nos informa de la repercusión que
tuvo en Granada la noticia de la conquista de Antequera. En la mañana de San Juan,
cuando los cortesanos granadinos celebraban por la vega la fiesta, un viejo moro llegó a
Granada para comunicar al rey la pérdida de Antequera:
Dando voces viene un moro - y mesándose la barba.
Como antel Rey fue llegado, - dijérale esta palabra:
- “con tu licencia, señor, - te diré una nueva mala:
que ese infante don Fernando - tiene Antequera ganada.
Han muerto allí muchos moros, - yo soy quien mejor librara,
[cuatro] lanzadas trayo,- que el cuerpo todo me pasan”.
(vv. 25-30)
Como se sabe, Antequera fue ganada en septiembre (el 16 la villa y el 24 el castillo), por
ello situar la noticia de la conquista en el día de San Juan constituye un anacronismo
histórico, pero funciona como recurso literario. El sintagma “la mañana de San Juan”
del primer verso, tan cargado de sugestiones festivas, marca el escenario donde el moro
emisario revelará su mala nueva. Además esta introducción, en la que el poeta se recrea
describiendo los cortejos amorosos y los ricos vestidos de caballeros y damas, como
sucederá más tarde en los romances moriscos, sirve de contrapunto a la noticia del
desastre anunciado por el mensajero. Menéndez Pidal llama la atención sobre el efecto
artístico de hacer surgir la noticia después de la dilatada descripción “del festival
bullicioso de la corte” y explica a continuación que “el poeta escoge el día de San Juan
por ser fiesta muy señalada, que juntamente con los cristianos celebraban los moros, lo
mismo en Oriente que en Andalucía”. [14] El rey reacciona con celeridad, después que “la
color se le mudara”, mandando hacer una correría por tierras de Alcalá la Real, de la que
vuelven victoriosos a Granada. Esta acción le reconforta, pero prosigue su dolor por la
pérdida de Antequera:
Bien fue desto el Rey contento, - mas Antequera lloraba,
que lo que el Infante toma, - siempre bien lo conservaba,
que la gente de Castilla - defiende muy bien la plaza.

Género narrativo en verso: romance

8.
Mire vuestra merced -respondió Sancho- que aquellos que allí se parecen no son
gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas,
que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.

Género narrativo. Novela de caballerías

9.
"Entretanto la sólida nave en su curso ligero
se enfrentó a las Sirenas: un soplo feliz la impelía
mas de pronto cesó aquella brisa, una calma profunda
se sintió alrededor: algún dios alisaba las olas.
Levantáronse entonces mis hombres, plegaron la vela,
la dejaron caer al fondo del barco y, sentándose al remo,
blanqueaban de espumas el mar con las palas pulidas.
Yo entretanto cogí el bronce agudo, corté un pan de cera
y, partiéndolo en trozos pequeños, los fui pellizcando
con mi mano robusta: ablandáronse pronto, que eran
poderosos mis dedos y el fuego del sol de lo alto.
Uno a uno a mis hombres con ellos tapé los oídos
y, a su vez, me ataron de piernas y manos
en el mástil, derecho, con fuertes maromas y, luego,
a azotar con los remos volvieron al mar espumante.
Ya distaba la costa no más que el alcance de un grito
y la nave crucera volaba, mas bien percibieron
las Sirenas su paso y alzaron su canto sonoro:
"Llega acá, de los dánaos honor, gloriosísimo Ulises,
de tu marcha refrena el ardor para oír nuestro canto,
porque nadie en su negro bajel pasa aquí sin que atienda
a esta voz que en dulzores de miel de los labios nos fluye.
Quien la escucha contento se va conociendo mil cosas:
los trabajos sabemos que allá por la Tróade y sus campos
de los dioses impuso el poder a troyanos y argivos
y aún aquello que ocurre doquier en la tierra fecunda".
Tal decían exhalando dulcísima voz y en mi pecho
yo anhelaba escucharlas. Frunciendo mis cejas mandaba
a mis hombres soltar mi atadura; bogaban doblados
contra el remo y en pie Perimedes y Euríloco, echando
sobre mí nuevas cuerdas, forzaban cruelmente sus nudos.
Cuando al fin las dejamos atrás y no más se escuchaba
voz alguna o canción de Sirenas, mis fieles amigos
se sacaron la cera que yo en sus oídos había
colocado al venir y libráronme a mí de mis lazos."
Género narrativo en verso. Epopeya. La Odisea

10.
Al comenzar mis estudios, el primer paso me agradó mucho,
El mero hecho consciente, las formas, el poder moverme,
El menor insecto o animal, los sentidos, la vista, el amor,
El primer paso me dominó y tanto me agradó
Que me costó proseguir y si me detuve fue
Porque quise detenerme allí, holgazaneando para cantar
eso en mis extasiados cantos.

Género lírico. Poema en Verso libre Walt Whitman

11.
Género narrativo. Prosa poética. Gabriela Mistral

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