Está en la página 1de 158
IGLESIAS " BALANCEADA hOOLBQ. por Charles W. Conn, Litt. D. Traducido por Roberto A. Rivera, M.A. ® EDITORIAL EVANGELICA . San Antonio, Texas 1979 UNA IGLESIA BALANCEADA (A Balanced Church) Copyright, 1975, by Pathway Press Todos los derechos reservados Ninguna porcién de este libro puede ser usada o reproducida de ninguna manera, excepto en anélisis o articulos criticos, sin el permiso es- crito de los editores de la presente edici6n. Editorial Evangélica 4546 W. Commerce St. — San Antonio, Texas. Primera edicién en espafiol INTRODUCCION La Biblia dice que “no hay fin de hacer muchos libros”, Pero este no es simplemente un libro més. En mi opinién probara ser una de las contribuciones mas significativas en esta generacién al cuerpo del pensamiento y la litera- tura evangélica pentecostal. Ha habido una proliferacién de libros sobre el tema de los dones espirituales durante la década pasada, algunos de los cuales han dejado mucho que desear. El Dr. Charles W. Conn tiene una ventaja sobre mu- chos que se han dedicado a escribir sobre el tema. El no habla como un observador 0 como uno que recientemente ha venido al conocimiento de los carismas, sino como uno que ha dedicado una vida entera investigando, ensefiando y escribiendo sobre este y otros temas afines. En este libro reune el material relativo a este gran t6pico con genialidad sistematica y lo presenta con una riqueza de comprensi6n poco comtin. También conoce por experiencia personal las cosas que pertenecen al Espiritu, lo cual le permite la per- cepcién espiritual necesaria para bregar con tan profunda area del pensamiento, Discute en forma singularmente pro- funda la profundidad de la operacién del Espiritu Santo en la vida del creyente. En este tratado el escritor se dirige a algunas de las areas problemdticas y los procedimientos para dar direc- cién a la iglesia. Por ejemplo, trata sobre la relacioén de los Dones del Espiritu con el Fruto del Espiritu. Contrario a las ensefianzas de algunos estudiantes de la Biblia, el Dr. Conn sostiene que “los Dones del Espiritu no pueden obrar independientemente del Fruto del Espiritu. Siendo ambas manifestaciones. del mismo Espiritu, en todo tiempo esta- ran de acuerdo y se complementaran una a la otra. Es un error imaginar que se puede pasar por alto el Fruto y re- cibir los Dones. Nadie puede saltar sobre el Fruto del Espi- ritu al reino de los Dones del Espiritu. Cualquier manifes- tacién aparente de los Dones sin el Fruto es exactamente eso: una apariencia, no una realidad”, Asi el autor coloca 0 on Ja operacién de Won La Trinidad es posiblemente la doctrina teo| dificil de comprender. Sin embargo, el autor en for ilustrada establece esta verdad concisamente y en térmi, comprensibles desarrolla un alto nivel de claridad teo] cristiana esté centrado en ser como Cristo, Establece ™ balance entre los elementos positivos y negativos de la vida cristiana. El lector receptivo sin duda concluiré que tanto el Fruto como los Dones son necesarios Para una iglesia balanceada. No son lujos para la aristocracia espiritual sino esenciales para el servicio cristiano balanceado, He sido afortunado a través de los afios de haber tenido el privilegio de escuchar la mayor parte del contenido de este estudio en forma de conferencias, mediante las cuales multitudes de personas han sido inspiradas, iluminadas, y traidas a la madurez en Cristo. Por tanto, tengo conoci- miento inmediato del efecto que este libro tendré en sus lectores. Lo recomiendo a todos los niveles del ministerio, para la obra del ministerio y para el perfeccionamiento de los santos. Debe ser ensefiado en todas las iglesias, recomen- dado a nuevos convertidos, y aquellos que desean ser intro- ducidos a una vida en el Espiritu. Ciertamente nadie exa- minar4 jams estas paginas sin percibir que es un regalo muy valioso de los tesoros de un maestro de Biblia de re- nombre y un escritor por excelencia. Recomiendo seria- tmente este volumen a la atencién de todos los que quieran Saber mds sobre la plenitud del Espiritu como un estudio estimulante e iluminador, Un tratado de este tipo es muy raro. Fiel a su titulo, es una obra balanceada, : Ray H. Hughes, Ed. D., Lit.D. Presidente, Fraternidad Pentecostal de Norteamérica. Este volumen también sefiala que el balance en la vida 7 que Sus seguidores sean una extensién de Su ministerio en la tierra. A fin de capacitar al hombre para tan gigantesca tarea, envié al Espiritu Santo al mundo para identificar, dotar de poder y guiar a todos los que le reciben. , En las Escrituras est4 claro que Cristo El movimiento pentecostal de este siglo comenzé en una €poca cuando el mundo religioso se hallaba en un estado de apatia y creciente incredulidad. E] derramamiento del Espi- ritu Santo fue un soplo de aire fresco que despejé las tinie- blas del modernismo y el secularismo. Felizmente me con- verti en parte del movimiento pentecostal y he sido testigo de su desarrollo a través de dos terceras partes de mi vida. Durante los dias tempranos del avivamiento, el mensaje pentecostal se llamaba el Evangelio Completo, Se creia que el movimiento restauraba la plenitud del Evangelio que ha- bia sido abrazado por los apdstoles pero que se habia per- dido en los siglos subsecuentes. Su retorno y recobro pro- clamaba una “lluvia tardia”. E] Evangelio Completo no es littrgico, sacerdotal o formal, es fe sencilla en las Escrituras, aceptacién de la plenitud espiritual y entusiasmo en la adoracion. Las Es- crituras se aceptan como la Palabra completa e inerrable de Dios, una conviccién que permanece firme en este dfa. Los distintivos del movimiento son la practica de una vida santa, sencillez en la adoracién, y la expectativa de Cristo en medio de Su iglesia. Es mi oracién que este estudio contribuya a una mejor comprensién del mensaje del Evangelio Completo y a arti- cularlo de tal manera que pueda ser captado y entendido ve: o una ie de con \ e umerosas denominaciones del ry Pestecootal Voro para que el mensaje sea recibid , impresa con la misma atencién que ha sido Tecibido ‘a plataforma de orador. ' E niimero de personas me ayudaron a traer este Un ae impresa. Primero, aprecio a los miles que dio a la ibs estudios en conferencias biblicas, conven, han asisti ae y colegios biblicos alrededor del mundo, pros de oir la Palabra de Dios ha sido inspiradoy i Biicrente motivador. ; ia de mucho tiempo, Sra. Evaline Echols, tramendisid y ets a manuscrito de mi copia a mano, dic. tados orales y conferencias grabadas. En gran medida ella es responsable de los indices que siguen al texto. Ron Hood ilustré la obra en dibujos lineales y Lonzo Kirkland ha cap- turado el tema del libro con su disefio de la Portada. Agra- dezco su cooperacién. E] Dr. Ray H. Hughes introdujo el estudio con sus sabias observaciones. Especialmente aprecio aquellos amigos personales que tomaron tiempo para leer el. texto y ofrecer comentarios litiles: Dr. Percy S. Brewster, Dr. Toward Courtney, Dr. Wade H. Horton, Dr. Ray Smith, Dr. Robert Taitinger, Dr. J. Floyd Williams y Dr. Thomas F. Zimmerman. Sus comentarios aparecen al final del libro. ‘Mi fiel esposa Edna deber4 compartir en la obra termi- como ha compartido en el ministerio que la produjo. Ella es un ejemplo vivo de e: t Cn en este libro, ada gracia y virtud mencionada Charles w,. Conn, Lit. D. Lee College leveland, Te mn Mayo, 1975, peers I—LA TRINIDAD Y LA IGLESIA - IL—EL FRUTO DEL ESPIRITU ---_. Amor Paz Paae Paciencia ___ III—DONES DEL ESPIRITU Palabra de sabiduria Palabra de ciencia __ Discernimiento de espfritus 4Dones de sanidad Operacién de milagros Interpretacién de lenguas ___. IV.—LOS DONES DE MINISTERIO PARTE I LA TRINIDAD Y LA IGLESIA ~ peenondiendo Simon Pedro, dijo: T% eres el C, 3 @l Hijo del Dios viviente. Entonces le respond; Jess: Bienaventurado eres, Simén, hijo de Jo porque no te lo reveld carne mi sangre, sino mj Padre que estd en los cielos (Mateo 16:16, 17), Por tanto, id, y haced discipulos a todas las na ciones, bautizdndoles en el nombre del Padre, y del Hitjo, y del Espiritu Santo; ensefidndoles que guar- den todas las cosas que os he mandado, y he aqui yo estoy con vosotros todos los dias, hasta el fin del mundo. Amén (Mateo 28:19, 20). j LA TRINIDAD Y LA IGLESIA PROLOGO Jestis guié a Sus once acompajiantes, subiendo por el suave declive del Monte de los Olivos, las rocas sueltas del camino crujiendo bajo las sandalias de sus pies. Al otro lado de la sofiolienta hondonada mas abajo de ellos, los dis- tantes y bulliciosos ruidos de Jerusalén se hacian cada vez mas apagados, hasta desaparecer por completo. Desde la cresta de la histérica montafia Jestis podia ver la antigua ciudad amurallada, sus luces pestafileando mien- tras se recogia a pasar la noche. A lo largo de sus estrechas y sinuosas calles, los mercaderes cerraban sus tiendas y guardaban sus mercancias. Los vendedores cerraban sus puestos, e iniciaban el cansado regreso al hogar, a través de Jas callejuelas oscuras y llenas de olores. Las madres lla- maban a sus hijos de] juego y las risas infantiles se mezcla- ban con los tenues sonidos del anochecer, En el gran templo que dominaba la ciudad, las oraciones y rituales de Ja noche eran realizados por los solemnes sa- cerdotes, Excepto por los pocos que habian aceptado a Jestis . el Mesias, la vida en Jerusalén continuaba como a ~ costumbre. En la cresta rocosa del Monte de los Olivos, la cual 3 deslizaba suavemente hacia el oriente en direccién a Beta. nia, uno de los eventos mas extraordinarios de todos log tiempos estaba a punto de ocurrir. Jestis estaba listo para encomendar Su ministerio terrenal] en las manos de Sus seguidores y regresar a Su lugar en el cielo. Su rostro resplandeciente con la luz que proviene de la comprensién y la confianza, Jestis habl6 a Sus discipulos, quienes aguardaban inquisitivamente. Once de ellos estaban alli; Judas estaba muerto y debia ser reemplazado. Mien- tras las estrellas pestafieaban en los cielos, Jestis dijo: “Permaneced en Jerusalén hasta que venga sobre vosotros la promesa del Padre. Seréis bautizados con el Espiritu Santo dentro de pocos dias”. Los discfpulos le preguntaron: “Sefior, restaurards el reino a Israel en este tiempo?” Jestis les aseguré que esa no era Su intencién. El no tenia autoridad civil que darles, Sin embargo, recibirian poder espiritual cuando el Espiritu Santo viniera sobre ellos. En este poder del Espiritu, “me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo ultimo de la tierra”. Habiendo hablado, Jesiis alz6 las manos y pendijo a Sus seguidores, entonces, ante los propios ojos de ellos, fue alzado majestuosamente al cielo. Desaparecié rapidamente en el suave abrazo de una nube y no fue visto mas. Privados de Su presencia, la noche se torné espantosa- mente inmévil, solitaria y silenciosa. Los once apéstoles estaban repentinamente solos. Su soledad se intensificaba Bea. sentido de que la tarea de Jestis era ahora su tay se del silencio los apéstoles se sintieron conscien! pee noma radiantes y blancas, de pie entre ellos. fa Saude eran mensajeros de Dios, quienes dijeron: “Jes ra vez de la misma manera que desaparecio”. y la Iglesia Asombrados, los discfpulos descendieron del monte, Los ruidos apagados de Jerusalén se acrecentaron de nuevo mientras se iban acercando a la ciudad donde esperarian por la promesa del Padre. Fueron empujados de nuevo al mundo ruidoso y necesitado al cual deberian alcanzar con el Evangelio de su desaparecido Sefior, Sus seguidores fueron todo lo que Jestis dejé. Eran el fundamento de la iglesia, la continuacién de Su vida. En un sentido muy real, ellos continuarfan el ministerio que El habia comenzado, No les dejé tesoro, tierras, propiedades, ni posicién. Pero les dejé mucho, mucho con lo cual Ievar a cabo la labor que les encomend6. Y lo que les dejé pro- baria ser adecuado para la tarea, Diez dias después fueron Ilenos del Espiritu Santo y su labor comenzé. EL CUERPO DE CRISTO Cuando Cristo retorné al cielo después de Su crucifixién y resurreccion, comisioné a Sus seguidores para continuar y eompletar Su obra terrenal. Los dejo para que hicieran lo que El hubiera hecho si Su vida no hubiera sido acortada; durante el breve perfodo de Su vida habia colocado el fun- damento sobre el cual los discipulos habian de edificar. Esta comisién de llevar a cabo Su obra no ha cambiado, sino que contintia siendo la responsabilidad de la iglesia hoy. Por cuanto la obra de Cristo consistia de lo que El era, lo que El dijo y lo que El hizo, tenemos la responsabilidad de ser: 1) Una continuacién de Su vida; 2) Una amplifi- cacién de Su mensaje, y 3) Una extensién de Su obra. Dicho simplemente, la misién de la iglesia de Jesucristo es hacer en nuestro dia lo que El haria si estuviera en la tierra en persona. Esta es una asignacién extraordinaria y requiere poderes extraordinarios, La fuerza humana no bastaria para realizar la labor de la iglesia, asi que necesi- tamos provisién y recursos espirituales si lo vamos a repre- Sentar adecuadamente. Lo maravilloso es que Jestis no dejé a la iglesia sin los recursos necesarios, sino que le dio todos los elementos requeridos para funcionar como El lo harfa. al nosotros somos capaces de ser lo que debemog ser, cir lo que debemos decir y hacer lo que debemos hacer, En las Escrituras la iglesia siempre se representa como una extension de Cristo. El utiliz6 dos metaforas para en. fatizar esta relacién. En una de ellas, la cual usé la noche antes de Su crucifixién, se llam6 a Si mismo la vid, con Sus seguidores extendiéndose de El como las ramas (Juan 15:1-8). Pablo en sus epistolas llamé a la iglesia “el cuerpo de Cristo”, del cual Cristo es la cabeza (I Corintios 12:27; Colosenses 1:18). En estas relaciones estamos unidos a Cristo como un cuerpo esta unido a su cabeza, y como una rama esta unida a su vid. Esta relacién requiere que seamos de Su espiritu, Su naturaleza, Su esencia y Su propésito. Asi como la cabeza no puede ser un tipo y el cuerpo de otro, asi nosotros debe- mos ser de El, en El y como El. Es una imposibilidad bio- légica que una vid sea de una especie y sus ramas sean de otra, Lo que la vid es, las ramas también lo seran; el tipo de fruta que producen las ramas se determina por la natu- raleza de la vid. Y este hecho es atin mas conspicuo con una cabeza y un cuerpo. La cabeza no puede ser de una especie y el cuerpo de otra; lo que una es, el otro tiene que ser tam- bién. La disparidad de especies es tan espiritualmente im- posible como ser{a biolégicamente monstruosa. Implicita en estos ejemplos metafisicos esta la verdad de que debemos ser en nuestra generacién lo que El seria si estuviera en la tierra hoy. Necesitamos la coordinacién y fuerza espiritual, la forma y simetria religiosa, y la for- taleza y perfeccién moral que es propia de El. Solamente cuando poseemos esas cualidades podemos en verdad ser Su iglesia. EL ESPIRITU SANTO Cuando Cristo encomendé Su mision y ministerio a Sus pene les premetio enviarles el Espiritu Santo para S sirviera de guia, les instruyera y les dotara de poder (Juan 14:12-18; 16:13). A través del Espiritu Santo tene- f La Trinidad y la Iglesia 19 mos todo el equipo y la provisién espiritual requerida para ser lo que debemos ser y hacer lo que necesitamos hacer. Es en el Espfritu Santo, y por el Espiritu Santo en nos- otros que Cristo mismo est4 atin en el mundo hoy (Juan 14:18). Es en el Espiritu Santo que somos habilitados y equipados para funcionar como el cuerpo de Cristo y llevar fruto como la rama de la vid. Mientras Jestis estaba en la tierra estaba limitado a per- manecer en un solo sitio a la vez, y su vida estaba atada por la medida de Sus afios. Pero el Espiritu Santo no est limitado por el tiempo o el espacio; el Espiritu esta en toda la tierra para siempre. Manifiesta Su poder y realiza Su propésito donde quiera que hay un corazén décil y creyente. No hay nada casual 0 accidental sobre lo que la iglesia debe ser 0 hacer. En el establecimiento de Su iglesia, el Sefior no dejé nada al azar. Nos ha dado los elementos y cualidades que nos corresponden como Sus representantes. Como veremos mas adelante, hay tres elementos 0 compo- nentes de los cuales la iglesia esté dotada. LA TRINIDAD En la Escritura todos los niimeros tienen un significado” especial, un hecho que, aunque no es invariable, considera- mos importante estudiar. El nimero “uno”, por ejemplo, es el numero de unidad y primacia; “dos” es el nimero de unidad y fraternidad, y reciprocamente de division y sepa- racién; y “tres” es el numero de perfeccién. El nimero siete también representa perfeccién en la obra de Dios. La importancia del séptimo dia, el sabado, ilustra la impor- tancia del numero en la fe judeo-cristiana, Todos los demas numeros, similarmente, tienen su significado especial, pero estos bastan como ejemplos por ahora. Como descubriremos ahora, el numero “tres” tiene un significado especial para la iglesia. Encontramos por pri- mera vez el numero tres en la revelacién de Dios, porque hay un Dios en tres personas: el Padre, Hijo y Espiritu Santo (Mateo 28:19). Esta revelacién de la Trinidad —el Dios Trino— es basica para toda comprensién espiritual. disefio medieval, la mds temprana re fica de la meiiiad, que muestra a cada mier nidad como una entidad completa, y a la vez aq ninguno esté realmente completo sin los hos a eo -F~9 ie E Ns, <[ DEUS } ‘+ < > 2 ION EST, El idioma latin original usado en este disefio Trinitario €ra segiin el uso eclesidstico del tiempo antiguo. Pater sig- ‘nifica “Padre”; Filius significa “Hijo”; Espiritus Santi- Tous significa “Espiritu Santo” ; y Deus “Dios”. El Padre no es el Hijo, pero es Dios; el Hijo no es el Espiritu Santo, Pero es Dios; el Espiritu Santo no es el Padre, Pero es Dios. Cada uno de los tres es totalmente Pero ninguno es todo lo que hay de Dios. Ahora cam- este disefio a] espafiol y veremos la verdad moderna de esta antigua representaci6n, Para el propésito de nuestro estudio simplificaremos ahora el disefio antiguo en un triangulo. Un triangulo es * un claro ejemplo de cémo se necesitan tres para hacer uno, con tres 4ngulos iguales, cada uno unido por los otros dos, formando una triada de balance y fortaleza. El angulo pri- mario del triangulo debe representar al Padre, porque El es primero en todo en Ja Divinidad, pero observe que el Padre solo no constituye todo lo que hay de Dios. Si el Padre fuera todo lo que hay de Dios, estaria com- pleto, asf como un Angulo sencillo esta completo. Pero el todo seria diferente de lo que es; no estarfa de acuerdo con Una Iglesia Balanceada la revelacién de la Divinidad como la entendemos por las Escrituras. Mientras que el Padre es primero en la Divinidad, y toda la Divinidad procede de El, esta unido al Hijo: asi que trazamos otra linea, igual al Padre, y esto representa al Hijo, el cual, siendo en forma de Dios, no estimé el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse (Filipenses 2:6). _ Pero el Padre y el Hijo no constituyen la plenitud de Dios; el Espiritu Santo es también Dios y se requiere para la perfeccién Divina. Esta perfeccién puede verse en el mo- delo completo de la Trinidad, y en el modelo completo hay fuerza, belleza, armonia y proposito sin fin. hy, x % & % ESPIRITU SANTO La Trinidad y la Iglesia B Ahora nuestra imagen de Dios esta completa. El Padre, Hijo, y Espiritu Santo no son tres Dioses; son una Tri- nidad, tres personalidades que constituyen una identidad de Dios. Cada uno es completo en Si mismo, pero unidos los tres forman una perfeccién superior. Los Tres Son Uno y si falta cualquiera de ellos, la Divinidad estara incompleta. Cada uno se une y es unido; sostiene y es sostenido por los otros dos: El Padre existe en unidad con el Hijo y el Espi- ritu Santo, el Hijo existe en unidad con el Padre y el Es- piritu Santo; y el Espiritu Santo existe en unidad con. el Padre y el Hijo. Cada uno de los tres existe en unidad con los otros dos como partes iguales de un todo. Cada uno es necesario para, y depende de, los otros dos; y aunque cada uno es individualmente perfecto, se requieren los tres para que haya plenitud, perfeccién y balance. Aunque la palabra “Trinidad” no se halla en las Escri- turas, la verdad que encierra esta indicada o revelada en todas partes. La revelacién de la Trinidad comenzé en el Antiguo Testamento con la declaracién plural de un Dios (Génesis 1:26; 3:22; 11:7; Isaias 6:8), y se completé en el Nuevo Testamento cuando el Hijo fue revelado mediante la encarnacién y el Espiritu Santo fue revelado median- te la plenitud. Varias citas biblicas declaran claramente la existencia del Dios Trino: “Porque tres son los que dan testimonio en el cielo; el Padre, el Verbo y el Espfri to; y estos tres son uno” (I Juan 5:7). También: “Por tanto, id, y haced discipulos a todas las naciones, bautizan- doles en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espiritu Santo” (Mateo 28:19), y “La gracia del Sefior Jesucristo, el amor de Dios, y la comunién del Espiritu Santo sea con todos vosotros. Amén” (II Corintios 13:14). Otras citas sugieren firmemente la Trinidad con referencia al Padre, Hijo, y Espiritu Santo (Marcos 1:10, 11; Juan 14:16; I Co- rintios 12:4-6). i El Padre no es el Hijo y el Hijo no es el Espiritu Santo, pero el Padre es Dios, y el Hijo es Dios, el Espiritu San- to es Dios. Ninguno de los tres es la plenitud de Dios, pero cada uno es todo Dios. Dios es los tres juntos en unidad, e o Divino, una verdad para ser aceptag e pero no siempre captada por e] intelecty : trong, un distinguido tedlogo de la Ultima ger ese tans del misterio de la Trinidad de esta forma: , En Ja naturaleza del Dios uno hay tres distinciones eternas las cuales nos son representadas bajo la figura de Personas, y estos tres son iguales. La tripersonalidad de la Divinidad es exclusivamente una verdad de revelacién. Clara, aunque no for. malmente, se da a conocer en el Nuevo Testamento, e insinua- ciones de ella pueden encontrarse en el Antiguo Un tedlogo contemporaneo, el fenecido Lewis Sperry Chafer, hizo mencién de la dificultad intelectual de la doc- trina: El hecho de que hay tres Personas en Una es una revelacién que pettenece a la esfera del conocimiento perfecto del cielo (I Corintios 13:12), y aunque ahora podemos creer y recibir todo lo que Dios nos ha dicho, estas verdades no pueden ser comprendidas en la esfera limitada del entendimiento humano. Hay un Dios quien subsiste en una Personalidad triple. El Padre dice “Yo”, el Hijo dice “Yo”, y el Espiritu también €s en todo sentido una Persona, sin embargo, estas Tres no son tes Dioses sino que son Uno. Son iguales, y a ellas se les de- ben adscribir los mismos atributos, titulos, adoracién y confian- za; sin embargo, no son tres Dioses, sino que son un Dios. En esta telacién divina, tres Personas resultan ser uno; em- Pero sin mezclar o confundir Ja separacién de sus Seres infini- ts. ¥ de igual manera, Un ser tesulta ser Tres sin una division | de substancia, . paleirinided consiste en tres distinciones esenciales en Ja Rone del Dios Uno; Pero estas distinciones son presenta- al Hijo ces *eparadas al grado que el Padre envia mundo (Juan ty 0°22 17:18), y el Hijo envia al Espirica al vas, 02 Esta procesiin o ejercicio de auteridad, 5© invierte. Si todo esto parece incom- euentue la mente finita es incapaz de captar Cuando Dios creé al hombre lo hizo a Su propia ima; -Habiendo ya creado las bestias del campo, las aves del cie._ lo, y los peces del mar; entonces creé al hombre, el més alto orden de la creacién, la unica criatura capaz de tener co- muni6n con el Creador. Si el hombre hubiera sido creado con cuerpo solamente, hubiera sido como una bestia, terre- nal, incapaz de comunicacién y fraternidad Divina. Asi que dibujamos una linea horizontal para representar esta cua- lidad terrenal visible y material, del hombre. CUERPO Pero Dios hizo al hombre infinitamente superior a todas las demas criaturas terrenales. Incliné al hombre hacia arriba y le dio una capacidad celestial. En términos senci- Nos, Dios doté al hombre con mucho de Si mismo. En Géne- sis 1:26, Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, a nuestra semejanza...” Notemos que E] dijo nuestra ima- gen, no mi imagen. ; Qué es “nuestra semejanza”? Es la semejanza de los Tres, la cual ya hemos notado que se re- presenta mejor por medio de una triada de partes iguales y unidas. La forma del hombre en I Tesalonicenses 5:23 es también triple: espiritu, alma y cuerpo. En las tres partes existe unidad y armonfa. Ninguna parte constituye el todo del hombre, de la misma manera que ningua persona de la Divinidad es todo lo que es Dios. El hombre sigue la imagen de Dios siendo una persona en tres partes. Algunos usan Génesis 1:26 en un esfuerzo por probar que Dios y el hombre son semejantes en apariencia fisica, pero el significado es infinitamente superior a eso. Signi- fica que somos creados en la semejanza de la Dinividad, la Trinidad-Padre, Hijo y Espiritu Santo. En su imagen tenemos espiritu, alma cuerpo, ninguno de los cuales solo nos convierte en hom. bre, pero que unidos lo hacen. Pondremos log dos juntos y veremos como el hombre esta hecho a la imagen de Dios, y este simbolo nos servird, para nuestros propésitos futu- Tos, para representar tanto a Dios como al hombre. ESPIRITU_ SANTO CUERPO Como veremos el hombre fue hecho Di } ido | ara ser como Dios. eee ef Sentido Pervertido de ser un fala) como Satanés perfece ae a Jardin del Edén, sino como El a a i can hombre, de todas las ects vida y propésito. Solamente él jatu: terni- ¥ comunién con Dios. a €s capaz de tener frat _ Existen referencias escriturales sobre la relacic que el hombre tiene con el Dios Trino, Por ejemplo, el esp’ ritu del hombre es llamado lampara de JehovA él Padre (Proverbios 20:27); Jestis, el Hijo, es el Pastor y Obispo del alma del hombre (I Pedro 1:25); y el cuerpo del hom- bre es el “templo del Espiritu Santo” (I Corintiog 6:19). Aunque hay significado espiritual en estas asociaciones, no profundizaremos en ellas en este estudio. Las sefialo sola~ mente para indicar la manera maravillosa en que el hom- bre es creado a imagen de la Trinidad. Dios creé al hombre a Su imagen de modo que el Creador pudiera tener paternidad con la criatura. Para ampliar la Posibilidad de esta fraternidad, le dio al hombre tres de Sus atributos divinos. VOLUNTAD. CONCIENCIA. ETERNIDAD. La voluntad le es dada al hombre para que pueda, por medio de la dedicacién y la devocién, levantarse a ser hijo de Dios. Por el contrario, por medio de la degeneracién y el pecado, el hombre puede reducirse a si mismo a la condi- cién de hijo del diablo. El libre albedrio hace posible esta auto-determinacién para el hombre, pero una bestia sdlo puede seguir el curso del instinto y la naturaleza. E] hom- bre no sirve a Dios por compulsién, sino por deseo, mien- tras que las bestias obedecen a la naturaleza y el instinto sin alternativa o decisién. Cuando un leén ve un venado, no hace una decisién moral sobre si debe 0 no matar al venado. Si tiene hambre lo mata y lo devora sin pensarlo. He escuchado que existen ciertas aves que no cambian de compafieros, sino que permanecen con e] mismo compa- fiero durante toda la temporada de aparejamiento o por toda la vida. Las aves no deben elogiarse por su castidad, 108 por su instinto de criatura y no po dy decision. Con el hombre es divinamente diferey, que a él le es dada voluntad por la cual alcanzar gy bei 4 o hundirse en su maldad. “3 La conciencia le es dada al hombre para que pueda re. flexionar sobre sus caminos y ordenar su vida. Ningung pestia reflexiona con remordimiento sobre su comportg. miento bruto, sencillamente sigue a su naturaleza sin pre. guntas ni contemplaciones. No le asalta el remordimiento ni propone enmendarse. Pero el hombre puede ordenar sus correctamente ; puede corregir su curso cuando estg equivocado y enmender su naturaleza baja rindiéndola a Dios. La conciencia hace al hombre mirar dentro de si mis- mo, y esta introspeccién lo lleva a mejorar su vida: 0 lo reduce a dureza pecaminosa. La eternidad es sinénima con Dios, porque solamente El es suficiente para ocupar la eternidad, y solamente la eter- nidad es suficientemente vasta para contener a Dios. Sin embargo, Dios ha compartido aun este atributo con el hom- bre, de modo que pueda vivir para siempre, Cuando una bestia muere esta muerta para siempre, pero cuando un hombre muere volverd a vivir de nuevo, Somos mds que carne; también somos espiritu y alma. Siendo tales, nunca moriremos y nuestra fraternidad con el Senor sera eterna. Fuimos hechos para tener comunién con Dios, y ningin hombre puede descansar hasta que haya descubierto esta fraternidad Divina. Dios nos ha dotado con mucho de Si mismo y somos imperfectos hasta que establecemos armo- nia con El. LA TRIPLE FRATERNIDAD | Siguiendo el modelo que El usé para Si mismo y para el hombre, Dios ha establecido la iglesia como una institucion de tres elementos, Este modelo perfecto se nota en todos los aspectos de la relacién de Dios con el hombre. ae Tabernéculo. — El Tabernaculo, que fue la forma antigua de la iglesia, consistia de tres partes indivi- duales: el Atrio, el Lugar Santo y el Lugar Santisimo. Cada we ‘de las tres secciones hacia el servicio a saria para el Tabernadculo. La ausencia de tas secciones lo hubiera hecho incompleto, Requisito moral. — También en el Antiguo T Dios estabecié un requisito triple para la justicia humana: “Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehova de ti: solamente hacer justicia, y amar misericor- dia, y humillarte ante tu Dios” (Miqueas 6:8). Este requi- sito, como la economia mosaica, es insuficiente para la vida del Nuevo Testamento, pero nos muestra la consistencia del modelo de perfeccién de Dios en la relacién Divina-humana. El Registro de Dios. — En el Nuevo Testamento hay numerosos aspectos de la relacién triple del hombre con Dios. Juan hablé de “tres que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espiritu Santo, y estos tres son uno” (I Juan 5:7), y de “tres que dan testimonio en la tierra: el Espiritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan” (I Juan 5:8). Vida Cristiana Santa. — El apéstol Pablo enfatizé que los cristianos tienen una responsabilidad de “vivir en este siglo sobria, justa y piadosamente” (Tito 2:12). Repetida- mente hallamos este uso de tres cualidades en las admoni- ciones de Dios para nuestra vida. El punto a que quiero llegar es que en las Escrituras el nimero tres es un numero de plenitud y perfeccion. Comunién Triple. — Pablo resume su gran discurso sobre el amor cristiano con una afirmacién de tres cosas esenciales para la comuni6n del hombre con Dios: “Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor” (I Corintios 18:18). La Iglesia Més Simple. — En muchas otras referencias podemos notar la importancia de la relacién triple del hom- bre con Dios. Por cuanto Dios es una Trinidad y el hombre es hecho en esta imagen trina, es solamente razonable que la relacién de Dios y el hombre siga el mismo modelo. La iglesia es el sitio donde Dios y el hombre se encuentran. En sus términos mas simples, la iglesia se resume en estas pa- que donde estén dos o tres con; se, alli estoy yo en medio de ellos” ( : sata espiritualmente en medio de la iglesia es propio concluir que El hard todas las cogag de nosotros, en nosotros y por nosotros, las cuales i estuviera fisicamente en la tierra. Nosotros, como tenemos que seguir las érdenes de la cabeza, la ‘cual es Cristo. Taberndculos. — Recordaréis que el impulso de Baty Pedro en el Monte de la Transfiguracién fue: “Sefior, bueno es para nosotros que estemos aqui; si quie- res, hagamos aqui tres taberndculos: uno para ti, otro para Moisés, y otro para Elias” (Mateo 17:4). Impulsivo como era, Pedro se acercé bastante a la verdad al hablar de tres tabernaculos o iglesias. Jesis no construy6 tres iglesias, pero si construy6 una iglesia consistente de tres elementos. LOS TRES ELEMENTOS : Cristo ha dotado a Su iglesia de tres componentes espi- rituales esenciales. Aquellos que se Ilaman a si mismos cris- tianos no pueden funcionar adecuadamente como el cuerpo de Cristo sin los tres; todos los tres. Estos elementos son: 1) Fruto del Espiritu; 2) Dones del Espirit 3) Los Do- nes de Ministerio. : — es elementos no son opcionales; son necesarios para | peeoin pee vamos a ser lo que El nos llamé para que fué- aoe % peaude los hombres se esfuerzan para funcionar ee s tres, pero este rechazo o negligencia lleva & ae = Y Broblemas 0, mucho peor, a apostasia. Los ae Bn uales nos son dados de manera que poda- mae pice para Su obra en nuestro dia. Cada com- ee Tos oe gposito y servicio a la iglesia en parti- Bieesino ace pees lado sencillamente para Ilenar una for- ene , ® Parte del cuerpo tiene una funcién vil La falta a € cualesqui, if i SY males Byae aes ellos invariablemente lleva a Trinidad y la Iglesia Fruto del Espiritu. — Primero entre las cualidades _ esenciales de la iglesia esté el fruto espiritual. El fruto es nuestra identificacién como el pueblo de Dios, ya que el fruto que un Arbol produce es la prueba positiva de su espe- cie. Por ejemplo, un arbol puede parecerse a un Arbol de peras y aun crecer en un huerto de peras; pero si el fruto que produce es manzanas, entonces es un Arbol de manza- nas. Su especie no se determina por la apariencia o por el sitio donde crece, sino por el fruto que produce. Por sus frutos los conoceréis, ;acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Asi, todo buen arbol da buenos frutos, pero el arbol malo da frutos malos. No puede el buen 4rbol dar malos frutos, ni el 4rbol malo dar frutos buenos. To- do arbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Asi que, por sus frutos los conoceréis (Mateo 7:16-20). E] Fruto del Espiritu en nuestras vidas es la prueba al mundo, y a nosotros mismos, de que somos los hijos de Dios (Juan 13:35; I Juan 3:14), En Gélatas 5:22, 23 tenemos la lista mejor conocida del fruto espiritual en las vidas de los seguidores de Cristo: “Mas el fruto del Espiritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, manse- dumbre, templanza: contra tales cosas no hay ley”. Estas virtudes cristianas constituyen nuestra semejanza con Cris- to. Es por ellas que revelamos la naturaleza y el Espiritu de Cristo. Sin ellos no podemos correctamente Iamarnos cristianos, Extrafiamente, hay siempre algunos cristianos que sien- ten que se identifican por lo que no producen. Ninguna ra- ma es buena simplemente porque no produce frutos malos, es buena solamente cuando si produce buenos frutos. El incidente de Jestis y la higuera (Mateo 21:18-20; Marcos 11:12-14) es un claro ejemplo de esto. Jestis no bendijo al Arbol porque no tenia frutos venenosos, amargos, agrios © acorchados. Por otro lado, la maldijo porque no tenia el buen fruto que debia tener. Del mismo modo ninguna per- sona es buena por la multiplicidad de cosas malas que no hace; es buena por el bien que si hace. r e ilustrar la posicién del Fruto del Rs. _ en la estructura de la iglesia. Como el simbolo de y, el hombre, este también tiene la forma de un tri4n- o. Veremos mas adelante que el fruto sigue el patrén de plenitud y perfeccién tanto en categoria como en funcién. el Fruto del ficacién del pris f Hay otros den fruto solo lleva a la inefecti Aquellos que solamente ejemp una vida como Cristo, pero nece: elemento adicional Su iglesia simple- u primario y absolu- mbién para hacer lo bueno, A través del Fruto de Su Espiritu mostramos Su naturaleza —su amor, g0z0, paz, paciencia, ete.— pero nos falta re- alizar Sus obras. Por tanto, si magnificamos el Fruto del Espiritu y des- cuidamos los demas dones de Dios a la iglesia, podremos ser buenas personas, pero no seremos balanceados y eficien- tes. Cristo no era el Mesias simplemente porque manifes- taba fruto espiritual, El fue el Mesias porque hizo la obra que el Mesias haria. La iglesia serA el cuerpo de Cristo sola- mente en la medida que vive la vida y hace las obras de Cristo. Dones del Espiritu. — Para el propdsito de Su obra, Cristo le ha dado a la iglesia los Dones del Espiritu. Estos aparecen enumerados en I Corintios 12:8-10: “Porque a éste es dado por el Espiritu palabra de sabiduria; a otro, palabra de ciencia segiin el mismo Espiritu, a otro, fe por el mismo Espfritu; y a otro, dones de sanidades por el mis- mo Espiritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecia, a otro, discernimiento de espiritus, a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretacién de lJenguas”. Como ocurre con el Fruto del Espiritu, hay nueve Dones €n esta lista de prendas de Dios para Su iglesia. Los Dones Son gracias o bendiciones especiales, dadas a la iglesia para SU operacién como el cuerpo de Cristo. Asi como el Fruto del Espiritu nos capacita para vivir Su vida, los Dones del Espiritu nos dan poder para Su servicio. Cuando ilustra- ™os el lugar de los Dones en la iglesia vemos cémo se ba- neean y correlacionan con el Fruto. ABTBLIOTECA INST. B. LEMUEL Los dones del Espiritu no pueden enfatizarse por sobre el Fruto del Espiritu; y de hecho, no pueden existir sin el ; Fruto. Todos los que descuidan el Fruto y exaltan los Dones corren el peligro de caer en fanatismo y posible herejia. Los ; dos deben estar balanceados en la vida cristiana. Debido & la naturaleza espectacular de los Dones, hay algunos cris- tianos inmaduros 0 celosos que tratan de manifestarlos sin F el cultivo adecuado del Fruto en sus vidas. Esto no se puede pestat con éxito y no se debe tratar de hacer. Nadie pue- a sobre el Fruto del Espiritu al reino de los Do« Diets ict eet Cualquiera manifestacién aparente de los una Sid el Fruto es exactamente eso: una apariencia, 00 en los oe Diss no nos daria el poder espiritual inherente __preparados y peas estuviéramos espiritualmente _ vidas, les por medio del Fruto en nuestras Con este entendimiento de la ‘Dones, permitame enfatizar la Ja obra de Cristo. Todos los Dones del dentes en la vida de Cristo, y es solamente a tr: que podemos continuar Su obra, Nadie puede hacer la de Cristo efectivamente sin provisién sobrenatural por cuya razén nos es dado poder por el Espiritu Santo para compartir Su entendimiento, hacer Su obra, ¥ hablar Sus palabras. El nos capacita para hacer en la tierra lo que El haria si estuviera aqui en cuerpo. Debemos ser Su cuerpo en esencia y en poder. Los Dones de Ministerio. — Dios no da indiscriminada- mente tal poder como el que se manifiesta en los Dones. Asi como primeramente debe haber dignidad y cualificacién espiritual a través del Fruto, también debe haber respon- sabilidad y orden adecuado a través de Sus dones adiciona- les a la iglesia. Donde este orden es ignorado, la iglesia se —mete en problemas. Esto nos lleva al tercer elemento que el Sefior ha puesto en la iglesia. Relacionados con los Dones del Espiritu estan los Dones de Ministerio de Cristo. Estos son unciones especiales que Dios les da a los hombres para necesidades y aspectos par- ticulares de Su servicio. Una lista de estos ministerios, junto con ciertos dones espirituales, se nos da en I Corin- tios 12:28: ““Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apéstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan los que administran, los que tienen don de lenguas”. La lista nos muestra que es el Espiritu Santo el que da tanto los Dones del Espiritu como los Dones de Ministerio. El fruto, los Dones y Ministerios a veces se entremezclan en las lis- tas escriturales (Romanos 12:4-8), lo cual enfatiza su uni- dad en la iglesia; y el hecho de que cada componente es vital y se asume que esté presente en la obra de la iglesia. Los tres elementos componen el equipo espiritual que Dios nos ha dado para Su servicio. En Efesios 4:11-16 hallamos no sélo una lista de los Dones de Ministerio, sino también una declaracién de su Propésito en la iglesia: es Pr evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de F Fieiocir olds santos para li obra del mintcesio, pain ; cacién del cuerpo de Cristo, hasta que todos Meguemos a la uni. dad de Ia fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varén perfecto, a la medida de Ia estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos nifios fluctuantes Ievados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engafiar emplean con astucia las artimafias del error, sing que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre si por todas las coyunturas que se ayu- dan mutuamente, segtin la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificandose en amor. Observemos que el ministerio es vital a la tesis que he presentado: el cuerpo de Cristo, la iglesia, debe extenderse de El, la cabeza, en funcién y propésito perfectos, Lo que era Cristo en la tierra, nosotros, la iglesia, debemos esfor- zarnos continuamente por serlo. Los Dones de ministerio, como el Fruto del Espiritu y los Dones del Espiritu, sirven un propésito triple en la igle sia, Su lugar en la estructura de la iglesia puede ilustrarse como aparece en la siguiente figura. _E ministerio regresa el modelo de la iglesia al disefio original de una triada, lo cual significa perfeccién, plenitud, balance. Los Dones de Ministerio son esenciales al propésito de la iglesia, pues sin ellos habria desorden y confusién, y la efectividad del Fruto y los Dones estaria comprometida. Pengamos en mente que el propésito del ministerio es per- peonat, © completar, el cuerpo de Cristo. La importancia <’ Ministerio se ve en la terminacion de la funcién y el a este elemento lo que provee direc- pene orden a la iglesia. Sin los Dones as Ministerio, los esia serfan ineficientes, a través de Z08 en otros casos, y la insuficiencia de esfuer- | La necesidad de los Dones de Ministerio es obvia. El ministerio no puede ser ignorado, pero tampoco puede ser enfatizado por sobre el Fruto y los Dones. Cuando se so- breenfatiza el ministerio y se descuidan el Fruto y los Do-~ nes, la iglesia cae en tiranfa eclesidstica y sefiorios carnales. Se puede crear una organizacién admirable, pero sus propé- sitos espirituales se pierden. El] ministerio puede servir su propésito solamente mientras funciona en balance y armo- nia con los demas elementos de una iglesia espiritual. Seria triste vivir en una iglesia rigida y precisa en su organiza- cién administrativa, pero sin la gracia del Fruto o el poder de los Dones. La autoridad del ministerio es buena solamen- e cuando es regulada por el Fruto y recibe poder por los jones, tame recapitular y resumir lo que he pre. paginas anteriores. Jestis doté a la iglesia ntos esenciales: Dones del Espiritu. Dones de Ministerio de Cristo. 3 Estos elementos son cooperativos en la obra de la ‘iglesia, pero cada uno tiene un propésito especifico en el cuerpo. El Fruto es para identificacién y gracia. Los Dones son para operacién y poder. El Ministerio es para orden y servicio. Cada elemento sostiene y es sostenido por log otros dos, tres son necesariog Para que haya balance y propor- cién en la iglesia, Cualquier elemento solo presenta una ia o peligro, El Fruto solo lleva a ineficiencia, Los Dones solos llevan a fanatismo o herejia. El ministerio solo a tirania, ificada Por el Fruto, capacitada por Ministerio, la iglesia es verda- Cristo su Sefior, PARTE II EL FRUTO DEL ESPIRITU is el fruto del Espiritu es amor, gozo -iencic benignidad, bondad, fe, mansed: » paz, ~ pacie umbre, templanza; contra tales cosas no hay ley (GAlatgs 5:22, 28). Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandisimas promesas, para que por ellas lega- seis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupcién que hay en el mun. wan estar Ociosos ni Nocimiento de Nuestro 14-8), sin fruto en cuanto al co- Seftor Jesucristo (II Pedro 2 EL FRUTO DEL ESPIRITU PROPOSITO DEL FRUTO Como dije anteriormente, el Fruto del Espiritu es nues- tra identificacién como el cuerpo de Cristo; revela al mun- do y a nosotros que somos los disefpulos de Cristo. De he- cho, el Fruto puede llamarse la suma de nuestra semejanza con Cristo. No lo revelamos a El en nuestras vidas aman- donos a nosotros mismos cristianos, ni atin obedeciendo a un grupo de leyes morales, o simplemente pretendiendo ser como El; mostramos la vida de Cristo mediante la presen- cia consistente en nuestras vidas de “amor, gozo, paz, pa- ciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza’” (Gélatas 5:22, 23). Aqui se mencionan nueve frutos, pero esta no es necesariamente una lista exhaustiva. Otras gra- cias y virtudes —tales como la esperanza y la diligencia— son también manifestaciones de semejanza con Cristo, pero estos nueve definitivamente resumen el cuerpo de fruto que mos producir. Constituyen una norma mediante la cual podemos medir nuestra semejanza con Cristo. mee dio un resumen de los aN eristlanns y on cié su propésito, “... para que por ellos llegaseis a ser a ieisetclarslers divina, habiendo huido de la 6% up en el mundo a causa de la co cia; ene, poniendo toda diligencia por esto — mismo, afiadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimien. to; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, pa- ciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor, Porque si estas cosas estén en yosotros, y abundan, no os dejaran estar ociosos, ni sin fru- to en cuanto al conocimiento de nuestro Sefior Jesucristo” (1 Pedro 1:4-8). Vemos claramente que la vida cristiana debe ser una vida semejante a Cristo. Estas virtudes positivas deben manifestarse en nosotros, o de lo contrario no somos verda- deramente cristianos. Cuando los hombre nos ven, deben ver a Cristo en nosotros, pues ejemplificamos Su naturale- za, Su espiritu, y Su caracter. Pedro llamé a los seguidores de Cristo “linaje escogido, real sacerdocio, nacién santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamé de las tinieblas a su luz admirable” (I Pedre 2:9). Algunos parecen creer que pueden mostrar semejanza con Cristo por la multitud de cosas de las que se abstienen. Es como si algunos dijeran: “Soy mejor que ta porque estoy en contra de mAs cosas que tt”, o, “‘soy m4s santo que otros porque hay mas cosas que no hago que las que ellos no hacen”. Esto es erréneo y farisaico (Lucas 18:11). Clara- mente hay muchas cosas pecaminosas y mundanas que un cristiano no debe hacer (I Pedro 2:11), pero no cometer el za no es suficiente, debemos hacer lo que es correcto y Ueno. No es suficiente que no maldigamos: debemos bendecir. No es suficiente que no usemos nuestros labios para profa- nar: tenemos que usarlos para glorificar. No es suficiente que nos abstengamos de diversiones mundanas: debemos participar en la adoracién y el testimonio cristiano. No es suficiente que ho engafiemos ni defraudemos; debemos usar nuestros beneficios materiales para ayudar ’a otros. No es suficiente que no usemos nuestro dinero para juegos y peca- dos; debemos usarlo para la extensién de la obra de Dios. o del Espiritu En fin, no basta que no llevemos malos frutos: deb llevar buenos frutos. Dios dijo: “Sed santos, porque yo soy santo” (I Pedro 1:16). Ciertamente nadie cree que Dios es santo por lo que no hace. El es santo por quien es, lo que es, la naturaleza de Su persona y Sus obras. Dios es santo en todas formas. Lo mismo ocurre con Jestis. E] no probé ser el Hijo de Dios por lo que no hizo, por las atracciones del mundo que evité. La prueba de que El era el Hijo de Dios descansa en el he- cho de que El hizo lo que el Hijo de Dios nacié para hacer. Lo mismo es cierto con nosotros. Probamos nuestra santi- dad por lo que hecemos, no por lo que no hacemos. NATURALEZA DEL FRUTO El Espiritu Santo es la fuente del Fruto del Espiritu. Nuestra semejanza con Cristo es la consecuencia de Su influencia en nuestras vidas, y sin Su influencia no hay semejanza con Cristo. El es el origen de toda nuestra bon- dad humana. Ocasionalmente vemos personas quienes, a pesar de no ser cristianas, tienen disposiciones o actitudes naturales que parecen el Fruto del Espiritu. Algunos hombres son por naturaleza mds amorosos y més amables que otros. Algunos tienen una disposicién mas pacifica que otros y algunos parecen mds gozosos que otros. Y ciertamente hay personas que son por naturaleza mas pacientes y mas tem- pladas que otras. Ahora debe quedar claro que el Fruto del Espiritu es “del Espiritu”; esto es, el fruto se origina en el Espiritu, es motivado por el Espiritu, procede del Espiritu. Las ten- dencias, semejanzas y aproximaciones naturales nunca de- ben ser confundidas con el fruto espiritual. De hecho, el fruto espiritual a menudo es contrario a la actitud natural, en que el hombre de Dios es capaz de amar a quien no es amable, tener gozo inefable, y paz que sobrepasa toda com- Prensién. Veremos més de estas posibilidades mas adelante. - itivamente edifica sobre nuestras facult i F dones naturales. Por ejemplo, una persona g0z08a por na; continuara siendo gozosa; per su goz0 seré ty Se a un nivel espiritual mas elevado. Algunos hombres Pe eratiralees encuentran facil amar a otros, pero general. _ Pete es a aquellos que son en 81 agradables y amables, Preeinos amar a nuestros amigos y benefactores facilme ue amor natural cuando nos topa. te, pero necesitamos mas q i r Sesion personas odiosas, ofensivas y pendencieras que nog rodean. Entonces nuestra inclinacion natural a amar a otros resultaré insuficiente. Necesitaremos la manifestacién del Espiritu para capacitarnos para alcanzar tales alturas de amor. Lo que era evidente en medida por naturaleza se har4 manifiesto en medida extraordinaria y bajo las circunstan- cias mAs dificiles cuando es traspuesto, o elevado a un nivel mas alto, por el Espiritu. Algunas personas se esfuerzan por producir fruto espi- ritual a través de esfuerzo propio, mediante resoluciones 0 auto-reformas. Pero estas virtudes no son naturales a nos- otros y son contrastadas por Pablo con las obras de la carne (Galatas 5:19-21). Estas gracias son el fruto de la presen- cia del Espiritu. No son “el fruto del yo”, sino el Fruto del Espiritu. Cuando le damos al Espiritu el control completo de nuestras vidas, cuando nos rendimos a Su influencia so- bre nosotros, este Fruto florece en todas las nueve mani- festaciones. Dios defini EL AUMENTO DE LA PRODUCCION DE FRUTO. La influencia del Espiritu Santo no comienza con el peutismio | Espiritu Santo, sino que viene a nuestras vidas ean El Espiritu Santo esta activo en nuestra con- 8:9). Aquat oS Bacer del Espiritu (Juan 3:6; Romanos el Es " it s que han “nacido de nuevo” Ilevar4n el Fruto tras ae u inmediatamente, y el Fruto aumentar4 mien- Cuando somos bactignist® (I Pedro 2:2; 11 Pedro 3:18). duceion de fruto a euarace elpespirity Santo nuestra pro- is hablé a Sus disefpulos primero de lev: s més fruto, y finalmente mucho fruto (Juan 15 . Esta afirmacién no solamente atestigua del aumento en la produccién de fruto en nosotros, sino que habla de un de poda responsable del aumento, “... todo aquel que lleva fruto, lo limpiard, para que leve mas fruto”. Esta limpieza significa cortar, o podar, de nuestras vidas todo lo que no es como Cristo o lo que impide que fructifiquemos por El. Limpiar o purificar es a menudo un proceso dolo- roso, pero necesita hacerse. Deber ro nec mos ser limpiados de nues- tra fascinacién con el mundo, nuestras ambiciones carnales, nuestras asociaciones profana: S y nuestra propia naturaleza baja, de modo que Cristo y Su naturaleza puedan habitar y abundar en nosotros. Si no somos limpiados de actitudes y habitos mundanos, entonces moriremos; y ningan fruto crece en ramas muertas. Entonces Cristo nos quitara y per- deremos nuestro lugar en El (Juan 15:6). Por consiguiente, debemos someternos continuamente a la dolorosa pero ne- cesaria poda. Dios nos ha dejado a nosotros algunos aspectos de nues- tra propia limpieza. Necesitamos ser cuidadosos en nuestra consideracién de esta reponsabilidad, no sea que lleguemos a creer que podemos limpiarnos a nosotros mismos a un estado de gracia. Esto no es posible. Primero necesitamos ser lavados por la sangre de Jesucristo (I Corintios Gtk Apocalipsis 1:5; 7:14) y entonces Su gracia y fortaleza nos capacitan para purificar y limpiar nuestras vidas. El lava el pecado que nos condena, pero nosotros debemos limpiar- nos a nosotros mismos de los habitos y actitudes que son diferentes a El. Considere las siguientes admoniciones es- criturales en este sentido: Limpiémonos de toda contaminacién de carne y de espiritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios (II Corin- tios 7:1), Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a si mismo as{ como él es puro (I Juan 3:3). i Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble éni- mo, purificad yuestros corazones (Santiago 4:8). Una Iglesia’ Asi que, si alguno se limpia de estas cosas, seré i honra, santificado, dtil al Sefior, y dispuesto para toda bue. na obra (II Timoteo 2:21). Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que sedis nueva masa, sin levadura como sois (I Corintios 5:7). La verdad de estas escrituras es que Cristo nos limpia de pecado y llevamos Su fruto. Entonces, mediante Ja sumi- sién a El, debemos cultivar en nuestras vidas tal pureza que El pueda acrecentar Su naturaleza en nosotros. Permi- tame repetir que no podemos hacer ésto en o por nosotros; es por El que llevamos todo fruto espiritual. CATEGORIAS DEL FRUTO El Fruto del Espiritu, segin se enumera en Galatas 5: 22, 28, se nota en la forma singular “fruto” en vez del plu- ral “frutos”, a pesar de que son nueve. “Mas el fruto del Espiritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza...” El significado es que el fruto de una vida dirigida por el Espiritu es una multi- plicidad de virtudes positivas. Esto sefiala la unidad de las virtudes espirituales en nuestras vidas, las cuales se entre- lazan y cooperan unas con otras. Por ejemplo, el amor ge- pine trae gozo, y el gozo abundante es siempre una fuente le paz. _ Asi como una manifestacién estimula a la otra, la ausen- cia de una prohibe a la otra. Nadie puede tener paz cuando deja de manifestar fe, o aun paciencia. Y asi el Fruto del Espfritu se parece mucho a una cadena de nueve eslabones. Cada eslabén es separado y entero, completo en si mismo, ysin embargo es sdlo una parte de la cadena, el todo mayor. Hay unidad con una multiplicidad de partes. Las nueve manifestaciones del f ee indan "4 ‘ruto espiritual continua: epetron triple que ya hemos observado, y caen en tres pos conspicuos de tres, Asi vemos el plan de Dios des- fe . plegado consistentemente en todos los aspectos uestra experiencia cristiana. El patron del ect ee ote i ACTITUD Observemos las distinciones y veamos cudn completa- € mente debemos ser llenos y controlados por el Espiritu. Cuando somos Ilenos del Espiritu, El influye y controla la forma en que nos vemos a nosotros mismos, la forma en que nos relacionamos con nuestro préjimo, y la forma en que nos acercamos a Dios en obediencia y adoracién. El contro- lard la totalidad de nuestras vidas. Fruto de las Emociones. Amor, Gozo, Paz. Fruto de Relaciones. Paciencia, Benignidad, Bondad. Fruto de Actitud. Fe, Mansedumbre, Templanza. El fruto emocional tiene que ver con lo que hay dentro de nosotros, nuestros sentimientos personales mas profun- dos, nuestras emociones y lo que esas emociones nos llevan a hacer, oe ‘otros, cémo no relacionamos con nue nto santo como pecador, y cémo nuestras vidas | ctan a ellos. El fruto de actitud, tiene que ver con nuestra actitug hacia Dios, cémo cedemos a Sus influencias y nog apr opt mos de Su voluntad y bendiciones a nuestras vidas hy_ Observando los nueve, vemos la importancia de cada uno en nuestras vidas. Cuando los nueve aspectos del Fruto se manifiesten plenamente en nosotros, seremos verdadera- mente como Cristo y nuestras vidas extenderdn Su vida a nuestra generacion. FRUTO DE LAS EMOCIONES. Es natural y espiritualmente apropiado que las prime- ras tres manifestaciones del Fruto del Espiritu tengan que ver con las emociones humanas. Las emociones son las pasiones, las sensibilidades, los sentimientos mas profundos de un hombre. Estos son aquellos sentimientos que pasan a través del consciente del hombre y en gran medida hacen de él lo que es. Somos criaturas de emocién, lo cual significa que sentimos profunda y subjetivamente acerca de las co- Sas que tocan nuestras vidas, ya sean reales o imaginarias. El Espiritu Santo invade todo al hombre e influye en sus pensamientos y actitudes més profundas; influye en las emociones y las hace buenas. Hasta que esto se logra, tene mos pocas probabilidades de manifestar el otro fruto. _ Amor y édio son dos de las emociones mas apasionadas € importantes. Lo que amamos y lo que odiamos es de igual importancia en el desarrollo de nuestro caracter. — R. A« Torrey dice: No es suficiente amar la justicia, la iniquidad debe ser ods da de igual modo. Por otro lado, no basta odiar la iniquidaey Ja justicia debe ser amada de igual modo. Existen aquellos profesan amar la justicia, pero no parecen odiar la iniquid Son muy firmes aplaudiendo el bien, pero no son igualmente firmes denunciando el mal. También estn los que profesan odiar el pecado, pero no aparentan amar la justicia. Son firmes denunciando el mal, pero no son igualmente fir- mes aplaudiendo el bien. La santidad de Jesucristo era completa a la vez que sin mancha. El amaba la justicia y odiaba la iniqui- dad (Mateo 17:5).3 Gozo y tristeza son también emociones contrastadas, y las cosas que nos traen gozo.o tristeza son importantes a nuestro caracter espiritual. Todos los hombres poseen am- bas manifestaciones emotivas, pero pueden tenerlas por razones muy opuestas. Cuando el Espiritu Santo posee y domina nuestras vidas, expresamos tanto el gozo como la tristeza en la forma correcta y en el grado apropiado; El Espiritu nos da balance. Por ejemplo, es muy propio que nos entristezcamos por alguna tragedia, y es totalmente impropio que nos dejemos vencer por la tristeza. Paz y ansiedad son otras emociones de manifestaciones opuestas, como lo son el temor y el valor, la esperanza y la desesperacion. Una de las obras mas importantes del Espi- ritu en el corazén regenerado es este control e influencia sobre la forma en que nos sentimos con relacién a la vida a nuestro alrededor. Toca y afecta cada fibra de nuestro temperamento y produce gracia y virtud en nosotros. Todos los hombres son emotivos, pero feliz es el hombre cuyas emociones estén bajo el sefiorio del Espiritu. La emocién de temor es un ejemplo claro de cémo el Espiritu controla o influye en las emociones. Pablo eseri- bid: “Porque no nos ha dado Dios espiritu de temor; sino de poder, de amor y de dominio propio” (II Timoteo 1:7). Aqui habla especificamente de la emocién que destruye y atormenta. Sin embargo, se nos dice que Dios ha puesto Su temor en nuestros corazones (Jeremias 32:40). Temor en este sentido es reverencia o temor reverencial, una emocién que fortalece el alma y nos hace aceptables a Dios. EMOCIONES Y EXPRESION labra de aclaracién se hace necesaria aquf, yanto existen ciertas ideas equivocadas acerca de lo we una emocién. Un error comtin es creer que somos emocig. nales cuando expresamos nuestros sentimientos de man eonspicua. Algunos expresan g0zo por medio de alabanzag en voz alta 0 aun mediante demostraciones fisicas; 0 expre. san tristeza mediante lantos y lamentos. La forma en que se expresa el sentimiento no es la emocién, sino una demos. tracién de ella. Las personas que reaccionan a sus emocio- nes con reservas son tan plenamente emocionales como aquellas que reaccionan sin inhibiciones. La emocién es el sentmiento profundo de la mente y el alma. Recuerdo una ocasién cuando era nifio que dos jévenes iban caminando sobre los rieles del ferrocarril cerca de mi casa. Un tren, corriendo a gran velocidad, se acercaba peli- grosamente a una curva detras de ellos. Debido a un viento fuerte que soplaba en sus rostros y a la configuracién de la curva, les era imposible escuchar el silbido de adverten- cia o el rugido de la locomotora. Instantes antes del tren aleanzarles, sintieron las vibraciones en los rieles y logra- ron saltar a tiempo, mientras el tren pasaba velozmente por donde habian estado parados momentos antes. Uno de los j6venes, al darse cuenta de lo cerca que estuvo de perder la vida, comenzé a saltar, a gritar y a correr por entre los surcos de nuestro maizal. El segundo joven se dejé caer al suelo en mudo asombr?s ae sobresalto y gratitud. Ambos muchachos sintierop Grane (mocion, pero la expresaron en formas ied Bt ferentes, Seria simple necedad sugerir que el jor ila- frente ¥_srit6 era més emocional que su amigo; $m 5 timulo earns su emocién en forma diferente. BaJ? ica alos 9 G2. 18 bendiciOn espiritual he visto a través re pe cristianos expresar la misma emoci6n ¢? Supongam: ; x la Tauerte 08 que dos mujer: tan afligidas P? de un ser querido. Una ca elias puede lorar ¥ cesantemente acerca de su ; tar tantas expresiones de rio Bs un irae La otr: estar tan agobiada por la tristeza jue es i hablar y tal vez aun incapaz de llorar, Su Noles puede eaerien pro- fundo que es imposible de expresarse, La emocién de ambas mujeres es idéntica; la unica diferencia es la forma en que el ao individual de cada una la lleva a expresar ese dolor. Por su parte, puede Las emociones son involuntarias: 0 estan presentes o no lo estan. Es muy poco lo que podemos hacer para traerlas a existencia, ya que mientras mds nos esforzamos para hacerlo, mayor ser4 la frustracién mental al final. Decir que usted ama a alguien a quien no ama es pura mofa: o le ama ono le ama. El gozo, de igual modo, es algo que no se puede expresar genuinamente por medio del esfuerzo personal, ya que mientras mds nos esforcemos conscientemente para ha- lar el gozo, menos probable ser4 que lo hallemos. Y la paz se aleja cuando tratamos de crear nuestra propia paz. Aquellos que tratan de expresar emociones que no son genuinas por lo general se convierten en personas frustra- das 0 neuréticas. Las emociones son nuestros sentimientos profundos, y los esfuerzos para crear emociones son poco mas que pretensiones superficiales. Para crear o cambiar una emocién necesitamos tocar lo mas profundo de nuestra vida y cambiar nuestra manera de sentir. Por naturaleza esto es virtualmente imposible. Por eso es que el fruto emo- cional es tan importante en la vida cristiana. Al someternos al Espiritu Santo, El establece en nosotros emociones reales que glorifican a Dios y edifican al hombre. Cualquiera que sea la emocién —temor, esperanza, valor, reverencia— esté basada en la circunstancia espiritual de nuestras vidas. Las emociones de amor, gozo y paz son cua- lidades internas de las cuales surgen, o con las cuales se relacionan, todas las emociones de la vida. : 1. Amor. — Primera entre todas las expresiones Cae nas esta el amor, una virtud con la cual Jestis se identifi ; mente, “Este es mi mandamie ‘a los otros, como yo os he amado’ Gh nos que El lo llamé un mandamiento y no . ‘consejo o sugerencia. Hoy Jestis no nos di “Teg Tog ndo mente que Os améis unos a otros”, El Bie hateomos Su amor. Esta claramente ae debemos amar a Dios y al prdjimo, as{ como qué medida de amor debemos tener. Jesiis le dijo: Amaras al Sefior tu Dios con todo tu co, y con toda tu alma, y con toda tu mente Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amards au prdjimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas (Mateo 22:37-40). De estos dos aspectos del amor dependen todos los man- damientos necesarios. Tal perfeccion del amor hace del cum- plimiento de las leyes de Dios una forma normal de vida. Consideremos cémo esto asegura nuestra obediencia a los “Diez Mandamientos” (Exodo 20 :3-17), Cuando amamos a Dios con todo nuestro carazén, alma, mente y fuerzas: 1) no tendremos otros dioses delante de El; 2) no adoraremos fdolos 0 imagenes; 3) no tomaremos el nombre de Dios en vano; 4) santificaremos el dia de reposo, y 5) si amamos a nuestro Padre celestial como debemos, ciertamente honra- remos a nuestros padres terrenales. _ Cuando amamos a nuestro préjimo como a nosotros mismos no tendremos dificultad en guardar todos los man- mientos relacionados con él: 1) no mataremos; 2) no cometeremos adulterio; 3) no hurtaremos; 4) no levantare- fied falso testimonio contra nuestro préjimo, y 5) no co laremos lo que no es nuestro, Hen todea Ha vida, el fruto del amor convierte la obe- eee ey iva en algo a la vez natural y bueno. a" 5 amor un nwevo mandamiento, “Un manda- Eotitica ac las Escrituras hallamos las d& mor. No hay otra opeién: pues amor es el primer requisito de la vida cristiana, G : alternativa es 4spera y mortal: “El que no ama a su mano, permanece en muerte” (I Juan 3:14), Nuestro amor humano esta basado en el amor de Di quien no solamente ama, sino que es amor (I Juan 4:8, 11), En los tiempos modernos la palabra “amor” ha perdido mucho su significado debido a un uso erréneo, sensiblero y sentimental. Los hombres hablan de amar cosas, comidas, experiencias, y virtualmente todo lo que toca sus vidas. La palabra es tan mal usada y repetida que ha sido mutilada y reducida a sentimentalismo vacio o insignificancia pue- ril. La mayoria de los hombres, cuando hablan de amor, lo mas que generalmente quieren decir es un sentimiento favo- rable de simpatia o deseo. Pero el amor es real, vivo y vital, una fuerza activa que actia a favor del ser amado. Nuestro amor debe basarse en el amor de Dios; y cada referencia a Su amor lo muestra activo, haciendo algo por la persona objeto de ese amor. De tal manera amé Dios al mundo, que dio a su Hijo uni- génito... (Juan 3:16). Y amaba Jests a Marta, a su hermana y a Lazaro... Y ha- biendo dicho ésto clamé a gran voz: jLazaro, ven fuera! (Juan 11:5, 43). Al que nos amé y nos Javé de nuestros pecados con su san- gre (Apocalipsis 1:5). Nos amé a nosotros y envié a su Hijo... a Juan 4:10). Cristo amé a la iglesia, y se entregd a Si mismo por ella (Efesios 5:25). El que me ama seri amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él (Juan 14:21). fi iscipli ‘Hebreos 12:6). Porque el Sefior al que ama, disciplina... ( 12:6) Yo reprendo y castigo a todos los que amo (Apocalipsis 3:19). podria L ‘ino, pero Bel ias 3 a ws en cada ejemplo de amor, Dios quienes ama: pues aun su disciplina y reprensién son para nuestro bien. ismo modo, se nos ordena que nos amemos unos a ag Pave amor, como el de Dios, siempre se manifes- tara en accién benéfica. El amor no puede permanecer como un simple sentimiento inactivo cuando hay una oportunidad actuar en beneficio del ser amado. La accion est4 im- plicita en la afirmacién de Cristo: “En esto conoceran todos que sois mis discipulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:35). Si los hombres son capaces de recono- cernos por lo que ven de nuestro amor, entonces el amor es mas que un sentimiento favorable; es una emocién que pue- de observarse en nuestras acciones. El amor no hace mal al préjimo... (Romanos 13:10). El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo (I Juan 2:10). No amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad (I Juan 3:18). En esto hemgs conocido el amor; en que él puso su vida Por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vi- das por los hermanos (I Juan 3:16), Pero el que tiene vienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad y cierra contra él su corazén, gcémo mora el amor de Dios en él? (1 Juan 3:17). Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga la vide Por sus amigos (Juan 15:13), ++-Servios por amor unos a otros (Galatas 5:13) +;-tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubriré multitud de Pecados (I Pedro 4:8). El amor es sufrido, benigno; iene envidia a fies 13:4), , €S benigno; el amor no fene (El amor) no busca lo suyo (1 Corintios 13:4). = tas referencias se enfoca hacia otro. Es facil amar a quien ocem« nos caen bien, Aunque la mayoria de los hei \ ‘amar a sus amigos’ hasta cierto punto, el Fruto del Eepitite nos ayuda a amar a los que no hemos conocido, La panto del Buen Samaritano fue narrada Para ilustrar este hecho, Debemos amar, y actuar a favor de aquellos a quienes Dios coloca al aleance de nuestras vidas (Lucas 10:25-37). Mas alla de esto, el amor cristiano debe extenderse aun a las personas no amables. Jestis establecié esta verdad en términos precisos: Oisteis que fue dicho: Amaras a t préjimo, y aborrecerés a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, ben- decid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen. Porque si amdis a los que os aman, ;qué recompensa tendréis? {No hacen tam- bién lo mismo los publicanos? (Mateo 5:43, 44, 46). Pero a vosotros los que ois, os digo: Amad a vuestros ene- migos, haced bien a los que os aborrecen. Porque si amdis a los que os aman, ¢qué méritos ten¢is? Porque también los pecado- res aman a los que los aman. Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad no esperando de ello nada; y sera vues- tro galardén grande, y seréis hijos del Altisimo. Porque él es benigno para con los ingratos y malos (Lucas 6:27, 32, 35). Este mandamiento de amar a nuestros enemigos requie- re sobria consideracién. No es un mandamiento facil de Obedecer, pues es contrario a nuestras reacciones humanas. Sin embargo, Jestis mencioné cuatro fuerzas negativas y perjudiciales que pueden asaltarnos y requiere que nos en- frentemos a ellas con cuatro reacciones positivas y benefi- ciosas, Sus demandas en este sentido son claras. Se nos requiere que: Nos enfrentemos a los Enemigos, con Amor ; Nos enfrentemos a las Maldiciones, con Bendiciones con Bondad Nos enfrentemos al Odio, oa Nos enfrentemos a las Persecuciones, con Ora SS - Bendicién a <= va lacer Bien eal oae He a Oracién Persecucign Toda tendencia natural va encaminada a enfrentar ] mal con mal, pero Jestis dice que nos enfrentemos a] mal con amor. Mantengamos en mente, sin embargo, que Jesiig esta hablando de acciones mas que de sentimientos 3 No tie. nen que gustarnos aquellos que nos hieren —nos gustan nuestros amigos— pero tenemos que amarlos. Nuestro amor se puede manifestar en formas austeras, disefiadas para traer a nuestro enemigo a un camino mejor. La prueba del amor esta en nuestro motivo. Si buscamos venganza 0 des- quite, entonces nos enfrentamos al odio con odio, o por lo menos con mala voluntad. Cuando buscamos la correccién © el beneficio final de los que nos hieren, demostramos la tenacidad del amor. Pero una cosa es cierta: el amor nunca perjudica, siempre bendice. El amor espiritual inevitablemente guiard al gozo, un g0z0 que se efectuara tanto en esta vida como en la otra. El amor es la fuente de la cual fluyen todas las demas vir- tudes de la vida cristiana, 2. Gozo. — Segundo solamente al amor, esta el fruto del 070, en muchas formas la mas descuidada y peor compren- dida de las virtudes cristianas. Esto no se debe a descuido en las Escrituras, ya que el gozo se menciona alrededor de 150 veces en el Nuevo Testamento. Quizds sea porque £020 es tan incogruo en una época de tristeza universal. Es como un anacronismo, algo fuera de tiempo y espacio. Ferg a deberia Ser asi, porque ha habido tiempos tristes ante- lormente, atin mas tristes que los nuestros. b El cristianismo nacié en el mas triste de los tiempos ©xeepcién de la adoracién judia a Jehova, el mundo “esp! vitud o servidumbre. La mayoria de los hombres hab dado, si es que en algtin momento lo sabia, cémo reir, gozo y la felicidad no eran ni siquiera conceptos para la mayoria de las personas, quienes aceptaban en tristeza y ausencia de espiritu como cuestién de hecho. La vida huma- na en si misma era considerada de poco valor, especialmente las vidas de los esclavos y los pobres. Fue a un mundo como ese que vinieron las nuevas de gozo de Cristo. El no descuid6 las cosas de la vida, pero le dio a Sus seguidores un sentido de pertenecer, una visién de la vida que les producfa gozo. El gozo es una emocién penetrante, que permanece frente a cualquier circunstancia cuando estamos totalmente de acuerdo con Cristo. Nuestro gozo no se inclina a las situaciones o cosas, pues esta basa- do en una conciencia interna de Dios. Hay tres palabras que tienen significados parecidos pero no idénticos: gozo, felicidad y placer. Es importante que observemos las diferencias. Todas o cualquiera de las tres pueden venir a nosotros en la vida cristiana y todas se men- cionan a menudo, pero sdlo el gozo es constante. La felici- dad y el placer son caprichosos y transitorios, dependiendo de influencias externas para su existencia. Podemos expe- rimentar felicidad un dia e infelicidad al dia siguiente, o el cambio puede ocurrir en el curso de un mismo dia. De igual modo, el placer nos viene inconstantemente y es relativo a nuestras preferencias personales. La felicidad depende de circunstancias y situaciones felices, Podemos hallar felicidad en la buena compafiia, el compafierismo, o en familiares y amigos, probablemente las mayores fuentes humanas de felicidad. Si nuestras situa- ciones felices son substituidas por situaciones desagrada- bles o solitarias, nuestra felicidad nos abandona. Peor atin, podria ser vencida y substituida por la infelicidad. Lo que e feliz a una persona no necesariamente hace feliz a otra. Algunos son felices con situaciones sosegadas y calma- das mientras que otros son felices con muchedumbres y Una Iglesia ia ' os son felices cuando viajan, y otrog algun actividades; tablecen en un sitio fijo. Las cay, felices cuando s iia variadas como los temperamen a a felicids menudo Dios Nos da circunstancias felices, vera manos. ded no es un derecho infalible de la vida cristingr® El placer nos llegw con cosas placenteras. Algunog hallan ena musica, buena literatura, buena ¢o; ; Sete 7 ae el estilo; pero si se les quitan estas nee re Aeral, el placer es reemplazado por el disgusto, Cua). Prien cosa que se oponga a nuestras preferencias persona. Jes destruye nuestro sentido de satisfaccién, lo cual es la base del placer. Vemos, pues, que la felicidad e infelicidad, placer y dis. gusto son cosas que entran y salen de nuestras vidas con capricho considerable, mientras que el g0Z0 es constante y duradero. La felicidad depende de situaciones felices y ¢] placer de cosas placenteras, pero el gozo depende solamente de Dios. # Gozo es el estado de bienestar y seguridad que nog hace estar contentos aun frente a la adversidad. La virtud est4 particularmente relacionada con la plenitud del Espiritu4 (Hechos 13:52). El gozo es indiferente a las circunstancias que determinan la felicidad y a las cosas de las cuales de- pende el placer, y a menudo es mds aparente frente a la infelicidad y el disgusto. Nuestro gozo debe ser constante, y en todas las circunstancias. Pablo guiaba a la iglesia primitiva a: ‘‘Regocijaos en el Sefior siempre. Otra vez digo: ;Regocijaos!” (Filipenses 4:4), y estimulaba al pueblo: “Estad siempre gozosos” (I Tesalonicenses 5:16). De muchas maneras, el fruto de g0zo es mas conspicuo en tiempos de adversidad, un modelo que Jestis establecié cuando “por el gozo puesto delante de él sufrié la cruz, menospreciando el oprobio, y se senté a la diestra del trono de Dios” (Hebreos 12:2), En Su crucifi- xin mostré cémo puede conservarse el gozo en ausencia de Placer o felicidad, Esto surge en el mensaje de Cristo a los ie Son perseguidos: “Bienaventurados sois cuando por mi usa Os vituperen y os persigan, y digan toda clase de m em FI Fruto del Espiritu contra vosotros mintiendo. Gozaos y alegraos, a tro galardén es grande en los cielos” (Mateo B11, 12) Obviamente, no hay placer en la persecuci puede haber goz0. Tampoco hay placer eal ‘enlace prue- bas, pero Santiago muestra cémo aun esto puede ser causa de gozo. “Tened por sumo gozo cuando os halléis en diver- sas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia” (Santiago 1:2, 3). El sentido de todo esto es que el cristiano tiene un profundo sentido interno de bendicién que sobrepasa sus alrededores inmediatos. En una oca- sién que los apéstoles fueron azotados reaccionaron con go- 20 (Hechos 5:40, 41), no porque los azotes fueran placente- ros 0 la situacién feliz, sino porque estaban conscientes de que sufrian por Cristo. Este es un ejemplo del dominio del gozo sobre la adversidad. En tentacién y prueba podemos tener gozo porque la misma presencia de aquellos indica que nuestra posicién en Cristo es segura. Los cristianos pueden y deben reflejar gozo en medio del pecado y la impiedad. Es desagradable trabajar o vivir entre aquellos que se deleitan en exhibir sus males frente a nosotros, pero aun esto puede traernos gozo, pues mani- fiesta nuestra libertad personal de dichos vicios. Frecuen- temente, cuando viajo en los negocios del Sefior, me encuen- tro en circunstancias en las cuales agradezco a Dios que me haya limpiado del pecado y me haya protegido de la adic- cién al licor, el tabaco, 0 las conversaciones profanas y libertinas. No me siento feliz con las circunstancias super- ficiales del momento, pero tengo gozo porque estoy cons- ciente de unas circunstancias més profundas y duraderas. Los cristianos primitivos eran un pueblo feliz y g0z080 y su mensaje era uno de optimismo y alegria. Sus vidas estaban llenas de gozo incontenible, basado en una confian- za firme en Jesucristo, ‘a quien amdis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo vedis 0s alegrais con gozo inefable y glorioso” (I Pedro 1:8). Con tal esperanza y 020, los discfpulos fueron a un mundo de tristeza, y su mensaje de goz0 gané a los hombres a un camino mejor. Los pentecostales de hoy tienen una ‘milar de mostrar Ii banza: ’ es también un mensaje ; mesttdece por falta de gozo. Este es ur, dat te, en el cual los hombres procuran con mascaras y acciones extravangantes y cg, Muchos han recurrido a drogas que empajian Iq 1a lidad y entorpecen los sentidos. Se retiran a log obseurog nichos de la artificialidad y buscan gozo en la lobreguez dej humo, la hipnosis del ruido ensordecedor y el delirio de Ia jntoxicacién y el frenesi. Y mientras el mundo busca alegria artificial, Nosotrog tenemos una cosecha de gozo en nuestro interior. Cuando el fruto de gozo abunda en nuestras vidas, se extiende a todas las dreas del diario vivir, de modo que hallamos placer en mis cosas y felicidad en mas situaciones. El fruto del gozo nos ayuda a ver las cosas buenas y placenteras de la vida dondequiera que estén. No podemos evitar tener gozo cuando tomamos tiempo para considerar cémo estamos rodeados de tantas cosas buenas. Para el cristiano, la vida es buena en si misma, y esto es motivo de gozo sin fin. El perd6én de pecados y la plenitud del Espiritu son motivos de gozo. La conviccién de que Cristo resucité de los muertos, asi como nuestra expe- riencia de resurreccién, son también motivos de gozo. La certeza de que E] esta a la diestra del Padre intercediendo Por nosotros ciertamente nos produce gozo. La seguridad de que El viene otra vez es causa de gozo para los que estan Preparados para Su venida. Y saber que viviremos con El eemamente es razén para nuestro m4s grande goz0 espi- ritual. Con estas convicciones dentro de nosotros podemos y bemos ser las personas mAs gozosas de la tierra. La fe en Cristo es una cosa feliz y gozosa, y ninguna circunstancia Puede 0 debe quitarnos esa experiencia o seguridad. .2: Paz. — En el sentido mas comin de la palabra, paz quiere decir ausencia de guerra y hostilidad; pero €omo un Fruto del Espiritu significa mucho mas que eso y toca cada Parte de la vidayEs un estado de armonfa individual con la

También podría gustarte