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Labores propias de su sexo Género, politicas y trabajo en Chile urbano 1900-1930 ELIZABETH Q. HUTCHISON Traduccion de Jacqueline Garreaud Spencer We CENTRO I DE INVESTIGACIONES LO! DIEGO BARROS ARANA piruLo ni ida en que se formaban diversas organizaciones de trabajadoresa finalesdelsiglo os problemas relacionados con el trabajo pagado de las mujeres surgieron como ‘importante en los circulos politicos de la clase trabajadora. Ademas de los dos lamados a que las mujeres trabajadoras se unieran en apoyo de susparientes 105 10s lideres sindicales usaron imagenes de mujeres trabajando para invocar ogativa masculina de proteger y de proveer a los miembros femeninos de sus Sin embargo, particularmente cuando la presencia delas mujeres trabajadoras fuerza laboral manufacturera se hizo una realidad, las organizaciones obreras yon alas mujeres a organizarse por si mismas ya presionar por salarios mas ltos le inos causada por la Con la importante Ts ideninicacin de expacidad, fuerza y miltancia conto masclina en ciculs obreos ne, por puesto, un fendmeno excusivamente chilena,Veise Nicholas Stargari, Mate Bonding ct the (hss Strugle in imperial Germany, istercal urna 38:1, 1995198 Irénicamente, mientras muchos dirigentes obreros estaban ocupados llamando ta atencién acerca de la pasividad «natural» de las mujeres —como obreras y como potenciales militantes— muchas trabajadoras se hacian participantes activas en Jos rangos y filas de la movilizacién de los obreros industriales, en donde ellas se tunieronalossindicatos comerciales mixtos, alas asociaciones auténomas de mujeres, Federaciones politicas, y a las huelgas locales. Las mujeres también representaron sus organizaciones en los congresos de trabajadores y llegaron a ocupar posiciones en las federaciones laborales nacionales hacia 1920. Este capitulo, aceptando por el momento la construccién cultural de «mujer trabajadora» como Ia de una mujer comprometida con alguna forma de trabajo industrial, reconstruye la narrativa de la participacién femenina en lapolitica y organizaci6n del trabajo urbano.Luego examin €l discurso de los movimientos obreros —tan definidos en términos de género—, argumentando que muchas expresiones de Ia identidad y dela conciencia dela clase trabajadora, y particularmente la masculinidad de la misma, fueron construidas eri bases a las suposiciones comunes sobre las relaciones de las mujeres con el trabajo, tanto pagado como doméstico. Mientras la prensa laboral denunciaba repetidamente ‘el verdadero acoso sexual, las pobres condiciones de trabajo y el bajo pago que lay ‘mujeres enfrentaban en la fuerza de trabajo manufacturera, esas representaciones de la vulnerabilidad femenina fueron también muy titiles en los lamados que log organizadores hicieron en respaldo de los trabajadores masculines, dado que ellat jincumbian a las demandas que los obreros —con trabajos que: mantener y familial ‘que alimentar— hacéan como hombres. Este capitulo examina eudntas de esas voctl ‘masculinas ofdas en las asociaciones de trabajadores y en los periédicos a comienzoe del siglo veinte se dirigieron a los problemas relacionados con el trabajo de las mujeres —desde su vulnerabilidad sexual a su potencial militancia—y eémo esas posicionel ‘eflejaban preocupaciones mas extendidas de los activistas respectoa la masculinily de la clase obrera y a la familia laboral en su conjunto, juntiagoen 1853, miembros de otras oficios como trabsjadotes Ferroviarios, sastres intetos también formaron sociedades de socorros mutuos estables en la década s70. DeShazo destaca la diversidad de formas evidentes en el matualismo chileno: hus (sociedades de socorros mutuos] fueron establecidas simplemente sobre 1e88 de oficios, otros socorros mutuos admitieron trabajadores de diferentes ras, sirvieron a todos los empleados de un ‘nico establecimiento, 0 incluyeron, ene trabajadoras femeninas o trabajadores catdlicos»."* Después de 1880, en ida en que las ocupaciones industriales se subdividian y se volvian cada vez sespecializadas, las sociedadles mutualists endieron a reflejarlas subdivisiones de las ocupaciones, prefigurando las organizaciones sindicales de comienzos Jo XX. Aunque la sociedades de socorr0s mutuos eran oficialmente apoth propésitos y actividades, ells sirvieron de conductos para la diseminacién de ologia laboral mas radical, la cual leg6 a Chile especialmentea través de textos dos y publicados en Argentina.** anucualismo se expandié répidamenteen Chile despuésde 1883, aumentandode Jedades legalmente registradas en 1890 a 735 en 1922 (ver tabla 13)."" Como las mies de esas sociedades se expandieron y como otras clases de organizaciones ise formaron también a comienzos de siglo, se hace dificil aislar la trayectoria {tualismo, Las estadisticas recogidas por la Oficina del Trabajo en 1910, por lo, incluyeron grupos cuya declaracién de objetivos se ordenaba desde la del trabajador, planes de ahorro y fondos para mausoleos, ala resistencia Las figuras estadistcas del mutualismo, como las de otras organizaciones es de este periodo, son muy impresisas en cuanto ellas reflejan solamente ‘grupos que habian logrado obtener un titulo legal.®* Por otra pate, las jones laborales exageraban frecuentemente sus listas de afiliados reportados formes de Ia Oficina del Trabajo inclufan en sus estimaciones miembros de no registradas. Con eltiempo, las sociedades de socorros mutuos rendieron, is comprometidas en actividades politcas,planteando alos empleadores las 1s delos crabajadores para elaumento de salarios, la mejora de las condiciones jo y cambios en la administraci6n. EI mutualismo result6 ser una forma de icin particularmente tolerante,en parte porque la estructura se prestaba bien lizacién espontinea y local de os trabajadores que caracteriaé este periodo. Las mujeres en los movimientos obreros chilenos ‘Aproximadamente desde 1850, y durante la década de1880,1a forma més comin organizacién del trabajador fue la sociedad de socorros mutuos, laquegozaba deestatl egal, abogaba porla reforma gradual de las condiciones de trabajo y mancomunabs li recursos de los trabajadores para las enfermedades, fallecimiento, educacién, y pa otras necesidades materiales inmediatas de susafiliados."® Después dela fundacién dl aprimera sociedad de socorros mutuosentre artesanos y tipégrafos no especializac hav0, 969: 6. fo Gez TOS, ea mutualté aux orignes du mouvement ouvter chien (1885-1890), La revue économie sociale 1982): 175-176. haso, 05838991, aro, La mutalidad en Chiles, BOT 1 (1921-25 1880, den unverso probable de 150 sociedades de socortos mutuos,sbloseregistaton 75. Gee, pak 78. ‘Marfa Angélica lanes ha argumentad que estas socedadessrvieron de modelo parala provi lems y protec lebrer por el Estado después de 1924, Vase Tae, (993):35-50.32 a6 87 Las sociedades de socorros mutuos también colaboraron con otros sindicatos através del Congreso Social Obrero (fundado en 1903), La Gran Federacién Obrera de Chile (fundada en 1905) y con la Asamblea de Alimentacién Nacional (1918). Después de 1900, mutualismo proporcionéelapuntalamiento sistemético para lasorganizaciones laborales mas radicales y permaneci6 de ahi en adelante como refugio las veces en, ue la represién del Estado o de los patrones hizo impracticable la movilizacién ant capitalista or deta idetidadocupacona dels mujeres od cpl actus sino mis 20 Kenta comin como resptabes mujeres dea clase vers de ah la ita prohibicién de lavanderasy empleadas domésticas en su medio, Aunque del modo las mutuales masculinas excluian de sus organizaciones @ los peones no Hacia 1910, la Sociedad Protecci6n de la Mujer habia jaser una de lasasociaciones mas grandes en Santiago, con quinientas «hijas del registradas como socias.™ Significativamente, esas tempranas sociedades de ps mutuos de las mujeres gozaron del apoyo del Fstado, delas noticias laborales Tabla3 Niimero de sociedades obreras y sus socios en Chile, 1870-1923 Ate BE dn doordade Mr deSocios _ tlanas de los periodistas, y de bidgrafos del movimiento, quienes nombraban a iad 870, 8 rs ." Un diario de los trabajadores aB80 04 ot » ba la fundacién de una sociedad de socorros mutuos para las mujeres que 1890 75 apatos, observando que «ellas deben determinar hasta donde son lejitimas. or eT oa iciones del feminismo, ellas deben fijar también el magnifico programa con ~ idaran al hombre en la rejeneracion social a que tienden hoi las mas nobles 1910 se. eee »." Asi como otras sociedades de socorros mutuos, la mayoria de las acciones 1922 735 135.000 ociedad Proteccién de la Mujer consistieron en organizar el apoyo mutuo entre ets a4 a7. jas —como la escuela vespertina, fondos para salud y entierros, programas Ifo, y capacitaci6n ocupacional— sin desafiar directamente la prerrogativa jempleadores de determinar los salarios, los beneficios y las condiciones de ieres trabajadoras. De acuerdo a un estudio de la Oficina del Trabajo en 1910, incluyendo 12 de las 66 sociedades de trabajadores tiago, representando aproximadamente 2.000 mujeres miembros sobre una j6n de 12,000 asociados.™ Aun cuando después de 1912 se vuelve mas dificil ar el ntimero de asociaciones de mujeres trabajadoras en Santiago, las cifras is Ciudadesimportantes indican que lasasociaciones de mujeres representaban | 20% de las organizaciones obreras: en 1917 habfa 8 asociaciones femeninas Puente Oscar Para, ta muita en Chiles, O23 (9201-25: Ofcina del Tab, adic dete Aca Ober Santiags:ImprentaLtogaia Saino, 0), 257; Asecacioes Overs en 923, BOT Ut 329308216 Al principio, las sociedades de socorros mutuos se formaron exclusivamente entre trabajadores hombres que compartian un mismo oficio o un lugar de trabajo. E historiador! sno se trataba de una discriminacién explicta, sino més bien de una especie do Convencn no esc, ipl, que ere defacto lastrabaadoaee i, las formas mutual 6 ujeres, comenzando con la Bn contraste con lay mutualesmasculinas ést ylas siguientes sociedades desocorrosmutuos delasmujercs ‘organizaron a trabajadoras de diversas ocupaciones asalariadas, asi como a mujeres «sin profesidn», en una sola organizacién. El mutalismo femenind no estabacentrado = Grezelaboraque, aunque la probibicin de membrecia femenina no fue expictada en los esttus mutualistas, ebemosexplicar est fenémeno pola simple athesiéndelostabajadores miu alamoraly alas portmasdominantes en a sociedad chilena dea épocs, qe apartaban ales meres de numerosos dominios dela actividad social, Sergio Gre, (997) 598 it, 602y 604, n.2769:y Rebeca Conte Crvaln, La mutuaidadfemenina: Una vs socal de a jer chilena, 188-1930, Tesis, Universidad de Chil, 1987:169-173 190 piblica de Chile, Oficina del Trabajo, Estadivica de ia Asoeiacin Obrera, Santiago: Iaprenta fia Santiago, 91027 La Sociedad admit solamente a wobreras»exclayenco expictamente las cobradoras de ranvasyempleadas domésicas, arios dea capcl policaron regularmente anunciospara eventos solalesy cursos nocturnos le a Sociedad, que adem recibi 1500 pesos anusles de subse estat, EtObrer stad, 15 juno, 1906. En este puntevésse a Gre, {1997 604, fociabilidad Femeninav, El Obrerolustrado 1 de agosto, 906: 108. publica de Chile Oficina del Tabsjo,Estadistiea. (910): 27-28. 88 89 de trabajadoras en Iquique en un total de 47 grupos (1.001 mujeres); en Valparaiso, 7 ’s (particularmente del Partido Demécrata) a menudo’ de 89 (1.05 mujeres) en Concepeién, 4 de-27 (480 mujeres)" Hacia 1922, las mujeres constituian 80 de un total de 735 sociedades de socorros mutuos a través de Chile (18.000 mujeres) yen1926, 47d 359 sociedades de socorros mutuos eran femeninas. JUANA ON DE AAARGON dlador del Partid yuna reconocida activista propio derecho.” Las dirigentes laborales como Roldan de Alarcén fueron a ilo emparentadas con prominentes Ifderes activistas, un hecho que aseguraba pyo a los dirigentes masculinos y confirmaba los estereotipos predominantes de las mujeres como «compafieras» en el movimiento obrero. E] activismo ade Ron de Alarin a stencién puesta en a Sociedad por la prensa del ip Demécrata muestra que —incl Secmasineyn guoentucstsaorireonioonsedll dof At pen el siglo XIX los rabajadores hombres y sus sociedadeshabian participadoen 3s los jentos basados en las demandas laborales de los trabajadores se aceleraron de ga significativa solamente afines de 1880. Estos fueron afios cruciales en términos 0, aunque débil, a 9, Juana Roldin de Alar, dea Sociedad Proteccin dela Me. vente: Osvaldo Lope, Diccionario Bogrfico Corer (Santiag: Bellavista, 1912), Cores de Bibliotecs ‘crecimiento de 1a movilizacién obrera a comienzos de siglo fue también "Nacional de Chil colecisn genera tivo y completamente alarmante para las élites, porque demostraba que la e la ideologia revolucionaria que barria América Latina habia cruzado las sas chilenas. Fsta influencia llegé mastardey en forma mis debilitada queen la Argentina, en donde los movimientos revolucionarios habian sido apoyados por dda de unagran cantidad de trabajadores desde! sur de Europa. Elconvencimiento ores de la élite se mantuvieron a pesar de que los trabajadores extranjeros no Et mutualismo dts mujeres amb (Mpottcasindihly lens extrechosvinclascon compere yy con la prensa laboral. Aunque los debates politicos propiamente tales no fueron, centrales para el funcionamiento de las sociedades de socorros mutuos, las actvistas tld de Alarcon flur6 ene ls sete mujeres crigentesincluias ene Diccionario Biogrfico Drerode 12, donde fe elogiada como esta ejemplar mujer obrera que desafiando aos stagues Me os de arriba y alas haladuriase ingeatitudes de los ce abajo ha scbido luchar con deruedo, SJneamentecon su esposos. Osaldo pes, Diccionario BogricoObrero, Santiago Bel "= ADGT, Némina de Sociedades Obroras, 1917, Volumen 37; Encuesta de sciedadesobrers, 1937 3 Oscar Para, La mucualidadl en Chil, Saago:Imprenta Rann Bras, 996: 15-25; Mosés Pode Sobre a huelga de 1890, véase Grex, ea Iuelga general de 1890», Perspectvas 5, Diciembre, 1990: ‘Troneaso, La Orgunizacin sindial en Chile yocos estudio sociales, Santiago: Imprenta Ra Diaz 10267 Stanton: Stanford University Press, 1986, cap.2 90 st tuvieron mayor importancia en la direccién de las organizaciones laborales chilenay ‘Mas importantes en la propagacion de las ideas socialistas y anarquistas fueron lc ccontactos entre los activistas chilenos y extranjeros,”* y el crecimiento de la prenis ‘obrera chilena, la que frecuentemente publicaba a escritores europeos traducidos al espaol. Los diarios y periédicos laborales fueron un veh{culo determinante paral articulacién de las expresiones politicas locales, dada la tasa relativamente alta (| alfabetismo (72% en 1895) que se encontraba en la poblacin urbana chilena (ve tabla 14)" Esta prensa obrera nos da el acceso no solamente alas asambleas, li reunionesy grupos que componian el movimiento obrero, sino también testifica la all prioridad otorgada a la propaganda y ala educacién en las sociedades de trabajadore en este perfodo. Mas aun, las cambiantes redes de contribuyentes y editores de | prensa laboral, asi como sus intereambios con periédicos extranjeros, nos han deja luna extensa evidencia acerca de la discusién del «problema dela mujer» en os circulg politicos de la clase obrera. Tablas Nivel de alfabetizacién de la poblacién, departamento de Santiago, por sexo, 1885-1920 ‘9% Hombres alfabetos 96 Mujeres alfabetas Puente: Censo 1895, Vlumen 1,17; Censo 1907, 428-29; Censo 1920, 304. Fueprincipalmentea través de esos periddicos—y en el reportaje de las actividades de las sociedades de trabajadores— por donde la ideologia libertaria hizo su may profunda impresién en las politicas de los obreros chilenos. En contraste con el flujo de inmigrantes que trajo el antarquismo italfano y espaiiol directamente a las costa, ‘Por ejemplo I figura principal de la movlzacién obrera cilenay més tad fundador del Partido (Communist, Ls Emilio Recabarren,tvo de invita al anarqulstaPablo Gocien1901ylafeminsta antclerical Belén de Sirragaen 19i,entre otros, Durante exilioen Argentina y Europa, en 607) 908, Recabarten seJunt6con Aledo Palacios, Jan Justo, Pablo esi, FranciscoLargu Cabalew Jean aut Maria Angi lanes, «Ausent,Seoritas:Btnino~ilon, aescuela-para-pobresy el au. hil 1890-199, Santiago junta Nacional de Axio Escolar Beas, 991 32, Bergquist, 1986 51-52 arquistas que eran a menudo traducidos y publicados primeroen Argentina Wy mas tarde reimpresos en la prensa obrera chilena. Por ejemplo, junto {culos y editoriales pesecados er autores chilenos,lostextos anarquistas e de las pare , como los de los ——< 10 Mir i Mir y Pietro Gori. Este flujo de ideologia y de noticias ans jtado por la vasta red de intercambios que florecié entre la prensa doméstica ranjera, la cual enviaba noticias a Chile desde capitales tan distantes como La Habana, Tampa, Montevideo, Buenos Aires y Paris. Esta atencién a las jas y movimientos laborales extranjerostestifica no solamente la disponibilidad no también, de modo més general, en Chile, Si bien es posible una cat dencias anarquistas, socialistas, demécratas y as, sucontenido heterogéneo y cambiante proporciona una mayorevidencia lidad y flexibilidad del eemprano radicalismo obrero en Chile. imiento de la prensa obrera refleaba la ereciente radicalizacién de las des dle trabajadores en la década de 1890, apesar dela constante oposicién de Neadores y las periddicas oleadas n.por parte del Estado. Los grupos ES recpitaron hileleri a reais sa crslanacional Usandolaearucgade aburidetert denver delas across neers Saber ; a conta Be socedade deresiencis ya clgasontnentarnen rma dria hdeigooenamedida en que las socedatesanargulstasconduclanpequets 's anifestaciones y protestas, informando de sus campafias en una amplia id de periddicos obreros." A causa del éxito generalizado de los huelguistas Bibi eonesare "tie va ele Ra parones's feeds ee i ioccts exaust te ceecibdeideie eccate etve lon Secs ¥ Mores porusrios hata incu soto tabaedores como lo el anspor, , construccién y cueros, asi también como a los mecandgrafos y otros artesanos."” Hilo Ramos sata frequencia con que los anargustaspucroriquefios parafrasearon| animpresosyestuviean disponibles al pablce general, ullo Ramos, e, Amory Anarqua: Les fecrtos de asa Capri, Rio Pedra, PR Ediciones Huracin, 1992: Ts sociedades de resistencia patcparon en el 67% de las huegasreitradas,eomparado con Incas de 25 y 10% de participain ragstado por las mancomunales y socedades de socorros Inutuos, espectivamente DeShizo,(983):270, Deshazo,(983):260-26 La difusi6n de la ideologia anarquista a través del movimiento laboral particularmente en los sectores urbanos, cambi6 también Tas formas de movilizaciin de las mujeres trabajadoras, Con su énfasis en la transformacién social radical, ss sociedades de resistencia fundadas en la primera década del siglo alentaron a lis ‘mujeres a tomar una acticud mas combativa hacia sus empleadores. La evidencia mis temprana de una organizacién de trabajadoras explicitamente no mutualista data de 1902 en la carta de sina sombrerera revolucionaria» a sus compafieras, urgiéndolas afiliarse a a recién formada sociedad de resistencia de su ocupacién laboral, La carta publicada en el petiédico anarouista La Luz, instaba a las sombrereras a dejar de Jado fa competencia de mostrar quién era la mejor calificada, en virtud del bencficio del sindicato: «Abrid los ojos a la luz de la razon i date cuenta que las condiciones fen que trabajais son demasiado malas, sueldos ilusotios, que solo aleanzan para no morimos de hambre, trato degradante para nuestra dignidad de mujeres libres, i que si pretendemos hacer de ver nuestras razones a nuestras esplotadoras nos lanzan la calle».** Otra de las primeras sociedades de resistencia femenina fue la Federacii Cosmopolita de Obreras en Resistencia, fandads en 1903en Valparaiso. Aqui,lameze\s de los findamentos de claseyy género de las demandas fue claramente patente en los estatutos del grupos «Nos ha llegado el momento de formarnos con las bases s6lidas de la “emancipacién de obreras” para hacer desaparecer el foco de miseria por que atraviesa nuestro sexo, pues hoy nos consideran unos seres initiles a la sociedad) ‘0 como una maquina productora por esos tiranos que hoy llamamos patrones (..) Los fines que perseguimos, no solo son la tinién, el ahorro, el mejor y justo salario, sino también la emancipacién y et engrandecimiento de nuestro sexo (..)»." Las ‘costureras y aparadoras incorporadas a la federacin agregaban en los estatutos que sperseguimos también que la mujer salga/de la esfera estrecha del hogar y que pase ‘a ocupar, mediante su inteligencia, el puesto que verdaderamente le corresponde, la omprensi6n precisa de sus fueros y derechos». Este lenguaje de la reivindicacion femenina, asi como la expresién institucional de los intereses comunes de las mujeres a través de las sociedades de resistencia, incorpora las quejas emancipadoras de las ‘tempranas asociaciones de mujeres trabajadoras, las que lorecieron en el movimiento feminista obrero que se discutiré en el capitulo cuarto. La cteciente militancia de las mujeres trabajadoras después de 1900 fue muy evidente cuando ellas comenzaron a participar en las acciones de huelgas, lo cual norrorizaralostnipleadotes cuanto mésagradaba los organizadoreslaborales. idencia del activismo en esta érea es amplia, arrojando luz sobre la capacidad mujeres trabajadoras para la expresin piblica de organizacién y radicaismo eSinazo encontré que las mujeres partciparonen cerca del 23% de lashuelgas \das entre 1902y 1908 Aun cuando las trabajadoras pudieron haber seguidoe! masculino en lashuelgas industriales mixtas, as mujeres también condujeron 0s paros en solidaridad con los huelguistas masculinos de otras fabricas. Las elas mujeres en esas huelgas fueron esencialmente las mismas que as de bres:larecontratacién de obretos despeditos, ia expulsién de administradores 3s, e] aumento de salaros,limitar las horas de trabajo, pagar las horas extras, y jocimiento del sindicato.” Aligual que us contrapartes varones, las mujeres Se jaron de las tcticas de accidn directa abogadas pot los anarquistas, forzando, smplo, unaexitosa neyociacton con los patrones de la fbrica de Corradi Ci 61907. Aunque ellos lograron un aumento de salaries de solo el 10% en 1 30% que habian pensado, después de la huelga el trabajo del dia domingo ido doble y las multas fueron abolidas completamente. Las noticias en el sno La Reforma del Partido Demécrata expresaban satistaccién con este ejemplo itancia elas mujeresy con|asolidaridad masculina conellas: «Nos felictamos de cl gremio de las obreras en tejido haya surjido na Federacion que representa reses de las trabajadoras. Se nos ruega agradecer altamente a los gremios de res, Mecnicos 22 «Yungai» i Panaderos, por su pronta actu en favor dela idad de las hermanas del trabajo» también durante este periodo de acélérada actividad huelguistica gue Ta fa anarauista y las formas de organizacién ejercieron una influencia decisiva los lideres prominentes del Partido Demécrata, el cual habia sido fundado con el fin de usar el movimiento de los trabajadores para romper el bastion jo de la Repiiblica Parlamentaria,” Ta figuta central del socalismo chileno, lio Recabarren, comenz6 su carrera politica en el Partido Demécrata, primero Secretario (1899) y Iuego como director (1900.) TipSgrafo y periodista por Recabarren crey6 fervientemente en la pensa obrera como una herramnienta unto de'71 helgas entre 1902 1927 estas por Deshazo, as jeresasumieon a hues sisoas 16 veces aunque hubo participacnfemeninaenporlo menos135instancias mas (40% ota. VéaseDeshazo, [198 table 6,268. De estas ira, DeShazo conchuyé que elas abcess mostraron dspuests a paticipar una vez quesus cmpatterosoptaron por laacelGne,unainter- acién no sostenida por ls Fuentes contemnporneas, que contaron muchas veces de inciatva nina enla propesicién de huclgas. DeShazo, (1989) 15 Masado en larevisén de a autora de demandas de cbreosy obrera en hus, ADCT 1906-1990. Carta de Cote Ihceta a a mancemnal ce Tocopl, # Trabajo Tocopll 14 de Febrero, 1904 9s obrerasentejdos Hermose movimiento desoliaridad emeninay, La Reforma, 4deabril 907. ‘itedoen Cecilia Salinas, «Antecedentes el movimiento femenino es Chile tes precursors (1900 sva de a ators, $907), Cuadernos del institto de Cieclas Alejandro Linchutz «de marzo, 1986:10, Desharo, (1983) 91 “Una sombrerer revoluconaras, La Luz 1 febrero, 1902. ‘Carta publeada en Trabajo Tocopila, 6 de diciembre, 1903, citado en Salinas Alvar, (19) 3435 95 revoluciona ‘contribuciones en los varios periédicos que él funds y dirigi6a través de todo Chile. En la década de 1890, en donde los organizadores socialistas previamente habfori fracasado, los demécratas tuvieron éxito al unir sus esfuerzos electorales con |i) organizacién de las mancomunales entre los obreros mineros del salitre en el norie de Chile. Las mancomunales, las cuales tipicamente federaban las asociaciones de trabajadores en tna sola ciudad con el propésito de controlar acciones taborales ccoordinadasen contra los empleadores, tipidamentellegaron aserel centroreconocid Ge las actividades culvurales y politicas de esas comunidades mineras.”” Gono ‘organizaciones predominantementemasculinas, las mancomunales prescribieron a lay ‘mujeres un tol subordinade y de apoyoen el movimiento laboral. En un llamado deesta naturaleza escrito por Recabarren sc lee: «Nosotros llamamos a la mujera nuestro lado educandola en las ideas de reivindicaciones sociales, contribuyamos a que ella sea lt ‘macre ilustrada que haga de nuestros hijos hombres que sepan labrar la felicidad de lay ‘generacionesdelporvenit».”" La ideologia marcada por el género de esashermandacies, particularmente en las éreas mineras del norte, reflejaba la division sexual del trabajo en estas comunidades y la falta de empleo industrial para las mujeres; la idealizaci delroldoméstico delas mujeres y la familia obrera patriarcal evidente en el movimiena ‘mancomunal presagiaron las subsiguientes posiciones socialistas sobre el trabajo le las mujeres, aun cuando en afios posteriores los demécratas trasladaron su atenci6it hhacia la sindicalizacién de las mujeres en las éreas urbanas. “Aunque los lideres demécratas eran unénimes en su resolucién de penetrar ei Ja arena politica yen usar los mecanismos legales para mejorar el destino de la clas obrera, las diferencias en cémo se podria lograr este objetivo dividieron al partido til dos fracciones en 1906, dejando al més nuevo, elPartide Doctrinario Demoerético, bajo Ta dineccién de Recabarren y elhojalatero Bonifacio Veas. Uno de los resultados de est divisin fue que liber6 a las asociaciones demécratas para colaborar mAsestrechamentt con los grtipos anarquistas en el fmpetu asambleista de la protesta urbana anteriof y contribuyé extensamente al fegistrovhist6rico gracias a sus Particularmente, durante este periodo de cismaylas{rganizaciones y los lcos asociados a Recabarren mostraron tna clara afinidad con Tas enseftazas istas, aun cuando algunos lideres socialistas ocasionalmente denunciaron las 3s antielectorales de los anarquistas.” Esta division temporal en el Partido ta, asf como la fluida apropiacién de perspectivas ideolégicas discordantes feel anarquismo comunista hasta el nacionalismo patriético—, encontraba su ro enla inestabilidad delasalianzas ydivisiones formadas entre lasasociaciones adores chilenos en general. Por ejemplo, las claras y consistentes divisiones arquistasy socialistas no van a emerger hasta lapolatizacién politica producida msolidacién de las fuerzas politicas marxistasen el Partido Comunista de 1922. precisamente durante este perfodo dela afinidad demécrata por elanarquismo, i208 de siglo, cuando los organizadores demécratas enarbolaron la bandera de ipacién femenina y entregaron por primera vez el apoyo tet6rico y material causa a través de la sindicalizacién. Este movimiento por un «feminismo jp, que discutiremos extensamente-en el capitulo cuarto, Fue nutrido por la ie marea de periodismo ofensivo contra la explotacién econémica de las 5 fue de la mano con elaumento dela evidencia de la militancia femenina en 'y Valparaiso después de 1902. Hacia 1908, la sociedad obrera informa, en la laboral registrada, la existencia estable de a lo menos veintidés asociaciones inas y mixtas en Santiago, muchas de las cuales funcionaron como sociedades istencia durante este periodo (ver tabla 15), Mientras las mujeres activistas waron formando sociedades de resistencia en aquellos oficios en donde jente predominaban mujeres (costureras, sombrereras, et), su presencia en mixtas condujo también a su incorporacién en las uniones existentes de ibn de vestuario,calzado y tabaco, En algunos casos, lasindicalizacion mixta alas trabajadoras de las otras asociaciones exclusivamente femeninas. En julio 1, mis de 100 mujeres aparadoras —algunas de las cuales ya pertenecian a la jvamente femenina Asociacién de Costureras— respondieron a la invitacién ‘apateros a reunirse en su sede para «oir amplias esposiciones de algunas eras con respecto a la angustiosa situacién por que atraviesan las obreras _gremio».”” Las mujeres aparadoras formaron entonces su propia unin (mas Aafiliindose a los zapateros masculinos en una federacién de resistencia mixta) bre as objeciones de la dirigente de la unién de las costureras, Esther Valdés . La dirigente argumentaba que «somos todas hermanas, tenemos las mismas lades, los mismos derechos que defender, los mismos intereses que amparar>,** "> VéaseimenaGruzaty Eduardo Devs, Reeabarren:scritsde Prensa 198-1924, Santago: Tena ‘itores, 1987, Cuatro Vol, © Enasactvidadescultaralesnchyeron clases de costura por falas femeninasdeles mancom uudos. Charles Berg, (98); 49, Sobre a movilizacin de obreros en el salt. véase Berga 1986 cap. 2 Brian Loveran, 79)reap 6; Has Lafere Gavin, Via de un comunist: gins a toblogrdfies, Santiago: Austral 1973 Miguel Monteon, Chien the Nerae Er, Madison: Universi DF Wisconsin Press, 982; julio Pinto (1998) Hemén Rernirez Necoches, (1956); Flio César Jobe, ul Emilio Reeabarren. Los oigenes del movimiento obreroy dl socialism Chien, Santiago ait Prensa Latinamertcans, 1955; Las Vitale, (1962). ‘Radi Caneberis Luis Emiko Recabarrenl, Un feliz acuerdo», 8! Trabajo Tocopilla), 22 de ni iembre, 1903, Clotilde Ibacets gu entre las poces mujeres reconacias como mers de ‘manconunal de Tocopil 0 por ejemplo la onencia de Recabaren als anarouita argentino en marze de 1907 ctado David Vis, Anarquistas en América Latina, Mésico: jorma,7 de agosto, 1906, jorma, 3 de agosto, 19082 96 on geran me ‘ aplicaba también a las mujeres trabajadoras la acostumbrada distinci6 ‘entre los oficios, requiriendo.o neste caso, li divisién que resulta entre aparador ue resaparadoray ‘optaron por ésta tilkima, un modelo gremial de organizaci6n obrera." a societad mixta de resistencia de obreros del calzado que se formé més tarde ‘demuestra el apoyo efectivo que las obreras prestaron a los trabajadores masculinos través de la solidaridad de clase. En febrero de 1907, los obreros del calzado lanzaton wi amado alas mujeres aparadoras para apoyarlos en la huelga en San Agustin Ancih;, ‘pesar de que huibo quejas de que algunas mujeres rompian la huelga,™ la mayoria de los reportajes celebraron la solidaridad mostrada por las aparadoras: «Ante de termina’, debemos consignar el entusiasmo i abnegacion de las aparadoras, las cuales, cot) esta significativa actitud han demostrado fehacientemente el valor de la cooperacio' femeninaen losmovimentos obreros».* Sin embargo, en su primer aniversario la uniér) delas aparadoras estaba teniendo problemas para mantener su membresias. Una soci escribié: «Compafieras: no hai que dormirse, hai sacudir esa inercia i preocuparnos tun poco de fortificar nuestra arma de combate que es la union; dejemos un poco de tiempo para asistir a estas reut mes que son de sumo interes para el adelanto dle nosotras mismas».° 98 La Reforma, 4d agosto, 1906:2. 1 forma, 29 dejunio, 1907 1a Reforma, de marzo 1907 lmismoartculo seal lasolidaridad huclguistica dea Sociedad Casmopotitade Obrerasen Teds 4a Reforma, x7 de marzo, 1907. Dias despucs, ocr articulosealé que wen esta ocsion han dat ‘muestras del mis grande entusasmo las mujeres. Su acttud he dado bios alos huelgulstas, que desmayan en us justas petiiones. La Reforma, 19 de mar20, 1907 1a Reforma, 29 de junio, 1907 lacién de Costureras Proteccion, Ahorro y Defensa p Ilustrativo Ambos Sexos Eusebio Lillo 0 Social Obrero de Ambos Sexos el Arte jo Federal Femenino de Empleados de Cocina tacion de Resistencia de Zapateros | Aparadoras lio de Sombreras “Resistencia de Sombreras” Wad Proteccion de la Mujer dad de Abstinencia i Proteccién Mutua de Ambos Sexos por la Humanidad lad ce Ambos Sexos la Fraternidad dad de Ambos Sexos la Patria dad Cosmopdlita de Resistencia de Obreras en Tefidos i Ramos Similares dad Fstrella Chilena dad Periodistica La Alborada dad de Resistencia Daniel Pinilla de Cigarreros y Cigarreras dad de Resistencia de Lavanderas i Aplanchadoras dad de Resistencia Obreros de Fabricas de Ambos Sexos La Ideal dad de Resistencia de Obreras Sastres dad de Resistencia de Operarias de la Camiserta Matas dad de Resistencia Traceién Eléetrica ‘Socorros Mutuos La Aurora de Resistencia de Aparadoras (Oticina del Trabajo, Estadstica deta Asciact6n Obrer: La Reforma (906-1908; La Alborada is, 15191); La Federacin Obra (921-24). on La Para 1908; Socata Vala 99 oluciones, algunas de las cuales, si hubiesen sido ejecutadas, habrian tenido impacto significativo en las mujeres trabajadoras. Desde esta perspectiva, la mas ante fue una resolucién para regular el trabajo, scon, GALERIA DE PRESIDENTES DE SOGIEDADES OBRERAS jurar una distribucién de trabajo més equitativa.™ Estas: contents cons niin en el Parament par deretarla I reflejaban aceite oranda de cUes6n dea me in embargo, por mayo de 1907 el movimiento obrero habia llegado a su cima enzaba a perder su momento, una tregua periédica entre muchas otras en la izaci6n de la clase obrera en Chile. Una combinacién de factores, incluyendo is fiscal de ese aft el fracaso de la huelga nacional en junio, y la masacre de hineros del salitre y sus familias en huelga en la Escuela Santa Maria de Iquique, Bob que muchos tabsjadresrecnsidraran sus opciones pocas. Er anto desalentando por casi una década la formacién de portancia." Por ejemplo, despuc uelgas en todo Chile en 1907, re swat = aa in isis cence again deat ences tn ema rds cman cpus te 07 caine een hac tos enon conan ha ee Ntsc come ‘undada originalmente en 1909 como una iutuos para los obreros: terra ae sa icada por 10, Galeria de presientas de sociedad obrerss, fl Obrer ustrado, 1906, Fuente: EI Obrero fusrado, nos junio 1906: I, Crtsia de Bbloreca Nacional de Chile, peribdicos ymicroormates. La creciente movilizacién de las muj jadoras también ‘Sania i garllironobefease nls ocles acon. Por ejemplo, en Ja Cuarta Convencién Obrera sostenida en Chillén en 1905, un grupo de distinguidas delegadas femeninas habl6 claramente en los debates, expresando la solidarida de las mujeres con los obreros y presionandlo para lograr una legislacién protector para las mujeres (regulacién del trabajo a domicilio, la jornada laboral de ocho horas, salario minimo, ete). Representantes de la Sociedad Proteccién de la Mujer también participaron, reclamando fondos gubernamentales para las organizaciones dde mujeres y para aumentar la atenci6n a la educacién de los trabajadores en las organizaciones obreras." Las mujeres asistieron y hablaron| 808 obreros ‘masculinos sobre temas de interés comtin, y la en Particular, fue una oradora favorecda. Al final, Ia Convencién Obrera hizo una lisa ‘= Silvana, La Alborada 1, 10 de septiembre, 1905:5-4 © Agustin Bravo Zisternassic) «La Muer, La Alborada: 6, 1de diciembre, 1905:12; «nel Ateneo Ta Reforma, de julio, 1906: dad de socorros mt laconvencién deTarapacé para constitui el partido, siones sobre el rol de las mujeres en las politicas de la clase obrera legaron a ser ites: solamente una mujer (la particip6activamente a Reforma, 28 de mar20, 1907-1 Deshazo, 1989) 16-n7. hi 103,336, 165. 100 101 clnumbeede sto Chet ocala soe os fundamen jo Obet Sicitn sore los fundamenton de ue a ‘no eran obreros —particularmente las cOnyuges— serian excluidas de ahi en adelante su contrapropuesta fue derrotada."" Aunque la organizacién en el norte permanecié bil debido a la depresién econémica y a la continua intervencién de la policia, la permanencia de Recabarren en Valparaiso reforzé la recuperacion de las sociedades, obreras social ‘una importante influencia tas en esa ciudad. En 1936, los consejos obreros socialistas lograron la cual Recabarren y otros, EL crecimiento de la afiliacién socialista después de 1917, particularmente a través de Jos consejos obreros que representaban a Valparaiso y Concepcic la radicaliza , fue aumentando n de la federaci6n, la que en 1919 Hlegé a elegir a Recabarren como si, presidente ya anunciar sualianzacon el POS. Deahien adelante, laahora llamada FOC! Ieg6 a ser el principal vehiculo para a organizacién labora marxista en Chile. Aunque. hayan sito exageradas las pretensiones de que la federacién representabaa la mayoria delos obreros organizados en Chile, la FOCh situvo éxito en movilizara grandes grupos de trabajadores en las industrias te les y de procesamiento de alimentos.”* 1 otro foco de continua agitacién laboral en el Chile urbano de finales de 1910, fue el de las uniones anarco-sindicalistas de zapateros, tipégrafos y carpinteros, activas entre Santiago y Valparaiso, Estas asociaciones condujeron huelgas, apoyaron petiédicos y congregaron a trabajadores de varias fabricas —manteniendo viva la organizacién laboral en esos afios—, sufriendo, como la mayoria de los otros sindicatos, ls aficciones por el cierte de fabricas por sus duos, las lstas negras yladepr j6n econémica, Aun cuando las uniones anarco-sindicalistas en las drca dela construccién y el calzado colaboraban frecuentemente tanto con la FOCh como, con la recién fundada Trabajadores Industriales del Mundo (IWW, 1917), 102 incluso después de 1917, cuando la FOCh obtuvo serias ventajas ena movilizacién de los trabajadores manufactureros, las federaciones anarco-sindicalistas, tales como la ‘mantuvieron un destacado perfil como ejemp vos del Aly jsmomixto™ F] Episodio examinado mis en detalleen Salinas Aare, (1987: 86-87 Ramin Sepived xa Gran Federaicn Ober, Hl Socialist (Valparaiso), 21 de septembre, ara una letura ees dels cits de membreea de a FOC, véase DeShazo, (1983) 159-15, 1) 245, [La membroca e a FZA croc de $00 a 00 hombres y mujeres durante la huelga prolonged [a fibres Ferrer en Febrero ign, en la cual participaronactivamente las obtere. DeSha20, (98) 150. Una huelga subsiguiente de la misma fabric involuer6 a 180 mujeces ¥ 70 hombres, qulenes rotestaronpareldesido de dosobrerasporinsubordinacién. causa dela huelga de 3 dias Fe ‘perdi $35.000 los obrerosobuwvieron a mayoria de susdemandas,incluyendolaprovisn de ue julso de la movilizacién de federacionesde 1917 21920 resulté en el fortalecimiento ieativo del trabajo organizado en Chile y también llevé a la friccién ideol6gica marxistas y anarquistas, la cual culminéen a vital divistén de 1921, pata perjuicio is fuerzas anarquistas. {términos del activism politico femenino, la creciente competencia entre las aciones anarquisias y socialistas arrastr6 a muchas mujeres trabajadoras, que activas en asuniones exclusivamente femeninas omixtas, ala congregacién de ICh, Aunque a ltamente centralizada IWW unié exitosamente a los trabajadores, mayoria hombres) del transporte yla construccién para lashuelgas industriales les, la estructura federativa de la FOCh era més popular entre los obreros de sy vestuario (los que eran predominantemente femeninos), probablemente le preservaba la autonomia local de sus uniones afiliadas y permitia huelgas icas independientes a nivel industrial Y aunque la IWW era mas débilen las ias mds ferninizadas, la organizacién no fue indiferente al activismo femenino: fentantes de a uni6n participaron en la segunda convencién de la IWW en 1921 sresoluciones del congreso apoyaron la sindicalizacién femenina y las peticiones nigualdad de salarios.” de centrales— en los objetivos de la organizacién. Mientras la GFOCh no habia referencia alas mujeres en sus estatutos originales (incluyendo las mujeres ares existentes en la organizacin), Ios estatutos de 1917 de la FOCh abogaron opender eficazmente al desarollo de la organizacién obrera femenina como ide concurrirala felicidad del hogar obrero».*” Sin embargo, no fue sino hastael reso de Tocopilla en 1919 que alguna mencién de la emancipacién de las mujeres {6 como unode os ines de a revolucién socialista, un progreso que puede haber la participacién ssusTepresentantes en el 0. fue clegida secretariade ylaresolucién sobre las mujeres aparecié en una forma levemente modifi n con més respeto alas obreras. ADGT,Formularios huelga, 1917, 6 dejo, 1917 VoL 34,y ormularios huelgas, 118, enero-febrer, 3918 VO 45. Sindicatosmixos de tipdgeafosy zapateros fern excepcionals, dado gue seguin sesgados por et ‘narguismo.DeShezo, {1983 159355 Jorge Barra Serén, Los movimiento scales en Gil, 1910-1926, Santiago: BA, Universitaria, 1960: statutes de la If Convencién Nacional de a GFOCh Valparaiso), 1 de septiembre, 17, ctado en aria Se:6n, (960): 15. ‘Acuesdos del Il Convencn de Ia FOGH, Adelane(Talcahwano), enero, 1920, tado en Barta 103 Jeres por oficios y los consejos dle mujeres dela FOCh comprendian solo un quinto ps grupos representados en las convenciones nacionales. En 1925, estos consejos nujeres fueron renombrados «consejos femeninos de propaganda» en respuesta a jmocién para promover «mayor propaganda ala organizacién femenina» aprobada sa convencién."® Esta iniciativa result6 en la organizacién de una «semana jina» planificada para abril del aro siguiente. Los organizadores pensaban hacer sel elemento femenino se interese por su propio bienestar, que ese interes se materializar en una semana de intensa agitacion; como preludio del despertar mujer chilena, hoy en dia la mas esclava talvez de todos los paises civilizados junio». La lista de mujeres organizadoras comprometidas en esta iniciativa era esionante ¢incluia mujeres que habian estado activas en la politica socialista por 108 afios, tales como Teresa Flores, Isabel Diaz y Virginia Carvajal.™ j resurgimiento de las organizaciones obreras después de 1917 que habia sustentado jodo de huelgas, demoscraciones y un fermento ideol6gico en el movimiento o, estimulo una renovada organizacién patronal eintervencién de una variedad de oro loa Ja convencién de la FOC dle 1919 recomendaba establecer la el salario minimo de $4 para las ‘mujeres. Los delegados de la convencién apoyaron también prohibir que las mujer twabajaranen avanzado estado de prefier y la institucin por parte de los empleadores de salas-cunas para madres trabajadoras.” tras que en 1919, la creciente y evidente atencién de la FOCh sobre temas relacionados con las mujeres trabajadoras puede haber reflejado el aumento de la representacién de las mujeres en la federacion, la FOCh también se movi6 a canalizar Ja movilizacién femenina creando los consejos femeninos locales, que oftecfan una estructura indiferenciada para a participacién de las mujeres. Los consejos femenino dela EOCh aparentemente se pensaron para organizar grandes némeros de mujeres de Ja clase obrera desarrollando una infraestructura que puiera incorporar el activismo ylas demandas de las esposas. Por ejemplo, un grupo de mujeres formado en el bariio Mapocho por Isabel Diaz en 1922 hacia el siguiente llamado alas mujeres de la clase ‘brera: «Todas ls femeninas que sufren hoy dial punalada de los abusosy ven cernirse sobre sus hogares a silueta del Hambre y la miseria, contemplan sus hijos descalzos ¢ ignorantes, deben acudir al lamado que le hacen sus companeras de dolor, para que todas unidas, conquisten mejores dias para sus hogares».* Junto con continuar Jas actividades femeninas en agrupaciones de oficios, las mujeres en la FOCh fueron organizadas sobre las bases de una estructura auxiliar, sin importar su ocupacién 9 sus actividades econémicas™ Este desarrollo de organizacién corporativa para la mujeres dentro de una federacién de sindicatos ocupacionales refejaba la creciente preocupacién delos drigentes marxistaspor incorporara lasesposas—y ss familias— enla politica revolucionaria de los afios de 1920. La subsiguiente partcipacién de ls obreras textiles del tabaco en importanteshuelgas en 1923 elev6 el perl delas mujeres twabajadoras dentro de a FOCh, provocando elaumento frecuente de representacioney sgréficas cle mujeres trabajadoras como modelos de militancia de la clase obrera, ‘Aunque ¢s escasa la evidencia de liderazgo femenino a nivel de la Federaci6n, Micaela Troncoso e Isabel Soto fueron elegidas paral directorio dela convencién de FOChen 1921 a Teresa Floresse lacligié como representante de Santiago enelconscjo ejecutivo en 1922, A pesar de que casi 800 de os mil afliados que la FOCh declaraba por Santiago en ese aft eran de las ocupaciones de vestuato, las agrupaciones ile harquistas y ez, primero como ministro lente. En el tiempo en que Thitez tomé jo la guerra al comunismoy 2*5 Con ello, la lucha por la ila de géneroen et lugar de crabajo y en el movimiento aboral se pospuso por otra dams, cuandocl resurgimiento de una agenda feminista dentrodelos partidos del Popular traeria una vez mésal primer plano los objetivos del feminismo obrero. Seri, 1960} 133,190, ‘= Bni9at.lsalariofemenino promediopor daenel sectorindustialfuede84t,mientaselpromeiy ‘masculine fue $e demande sefialada de 8 fue entonces muy poco. o» tacuerdos de all Convencidn de la FOCH, Adelante Taleshuan), enero, 990, cado en Bara Sexi, 960 128. xUnaorpanizaciénfemenina», La Feeracin Obrera, 2 de diclmbre, 922. = xasoclalén ObreraFemeninae, BOT 8:21, 1025 184-102. ‘Acuerdos dela VI Convencin dela FOCHS, Justicia, diciembre, 19a5:25 3, ctado en Barcaserén, Lisco} 39. ‘la Semana femeninay, La Justicia, 28 de marzo, 1926, Deshazo, (963! 241-a2;Jorge Rojas lores, La dictadur de zy assindata (27-19), Sango: Dinan, 2995, 104 105 Defender a las ehermanitas proletarias» a lalimportancia de la diferencia séxtal para la definicién de la identidad de ¥y de la organizaci6n laboral a comienzos del siglo XX en Chile, ailustracién dramética decuan fundamental fue el géneroen la comprensién dle de los activists laborales es ver o6mo los organizadores laborales describieron juraleza del problema planteado por la presencia de las mujeres en la mano de asalatiada, Aproximadamente desde 1900 en adelante, los escritores obreros zaron la profunda crisis social en Chile a través del ejemplo de la creciente cién de las mujeres en la sociedad industrial moderna, No solo las mujeres aban en las fabricas, argumentaban, sino también ellas recibian miserables 3s por sus esfuerzos, levaban las piezas de manufacturas al hogar, se esclavizaban Ja noche para completar tareas domésticas y arriesgaban el acoso sexual eit bajo. Virtualmente todos los cronistas que encararon la cuestién de la mujer, ibieron el problema en sus inalcanzables implicaciones tanto para la esfert stica como para el espacio, hasta entonces masculino, dela fébrica. Aun cuando resiones dealarma pueden de hecho haber reflejadola sincera preocupacion de riodistas obreros porelestado lamentable de astrabajadoras, también incitaron letras de explotacién sexual como paradigma para la desigualdad de clase, lo a.comtin en las ideologias laborales radicales que citculaban por el mundo ent riod. acuerdo ala prensa obrera, qué clase de mujeres ibaa trabajar en ls Fébricas qué? La explicacién mas comiin para la creciente mano de obra femenina era inita biisqueda de los empleadores por las fuentes de trabajo més baratas. Los riales capitalistas eran acusados de planes draconianos para aumentar sits \cias y saciar sus apetitos sexuales explotando la baja expectativa salarial de las 5, sus mas asiduos habitos de trabajo, y su vulnerabilidad moral. Usando una Ja dramética, similar pero més vivida que la que se aplicaba a los trabajadores, es, los periodistas obreros apuntaron al capitalismo a través de Ta mira de la manufacturera, Al hacer esto, ellos también afirmaron la inmutabilidad de Ia como un lugar sexual peligroso, en donde las mujeres trabajadoras enfrentabant sexual ademas dela sobrecarga de trabajoy delabuso psicolbgico que tipicamente igiaa los hombres. 10 de los modos en que los periodistas obreros modelaron imégenes de mujeres jadoras que sirvieran para los fines polémicos més amplios del movimiento. fue enfatizar las inevitables y desesperadas citcunstancias econdmicas de Fue quizis inevitable que los organizadores laborales —en medio de las fluctuantes y ocasionalmente masivas movilizaciones de la clase obrera a comienzos del siglo XX—empezaran a encarar los problemas surgidos por la presencia de las mujeres en las fabricas en Santiago y Valparaiso. La visibilidad de las obreras manufactureras, a ‘como el conocimiento de las controversiasagitandose en casa y aera por sla cuestion de la mujer», provocé expresiones de inguietud alo largo del espectro politico. Estos escritores, que proventan prioritariamente de las asociaciones obreras masculinay de Santiago, incorporaban descripciones grificas de mujeres trabajadoras en sus analisis sobre capital, industrializacidn yrelaciones laborales, revelando lastensione subyacentes en fos movimientos obreros sobre Ios cambios de roles de las mujeres dela clase trabajadora, Mientras, por una parte, esos relatos reficjaban de modomuy realist laexplotacién que las mujeres trabajadoras enfrentaban en lamano de obraindustral, sos extostambién contribuyeron ala construccién de ficciones sobre la vietimizaciéin femenina que sirvieron a las polémicas estrategias discursivas de los organizadores de forma mucho mésefectiva quelo que ellas exponian o abogaban afavordelosintereses elas mujeresen el lugar de trabajo. Este discurso fue indiscutiblemente patriarcal en perspectiva y estrategia, por cuanto exhortaba a lo trabajadores hombres a protegey y proveer alas mujeres de su clase y,a su vez, las mujeres trabajadoras eran instruidas (cnel mejor de los casos) a seguir el ejemplo de sus camaradas militantes masculinos, Laevidencia de este discurso emergente —el cual contradecia de muchas maneras la realidad de la continua accién de las mujeres trabaiadoras en la politica laboral— se puede encontrar entre los textos de los congresos obreros, la prensa obrera y en la literatura panfletaria producida después decomienzos desiglo. A pesardelas disputas cestratégicas cidcolégicas entre ellos, la mayoria de os escritores socialistas, mutuality ¥y anarquistas pulsaban la misma cuerda de alarma cuando se llegaba al anlisis de las causas y efecios-del empleo industrial femenino: desde esta perspectiva ant| capitalista, las mujeres ylos nifios eran el forrajeinocente de voraces e inescrupulosos ‘empleadores, los cuales no podian manipular ya ms alos obretos sindicalizados. 1 miserable existencia y las condiciones de trabajo de la costucera fabril, en particular, se volvié la imagen ejemplar de aquellos textos: su lastimoso estado dramatizab | proyecto capitalista de extraer més ganancias, castrar la organizacién laboraly destruir alas familias dela clase proletatia. Es significative que este paradigma generalizado le la explotacién de clase atrajo un amplio consenso social —compartido por cat6licos reformistas, politicos liberales, y por el Ministerio del Trabajo estatal— sobre la {ncompatibitidad fundamental de las mujeres para el trabajo industrial. Ala Vistade lacreciente evidencia dela acci6n de las mujeres trabajadoras comio proveedoras de familia y como militantes, el petsistente paternalismo de los lideres dela clase obrera Dora Barencos, Anarquisina,edweaclény costumes ona Argentina de prinepios desgl, Buenos Aes: Eatorial Contrapunto 2990; Michelle Perot, «Elelogio dalam de casa en el dscurs de lo ‘objets ances dl siglo XIX, en James. Amelang y Mary Nash (comp) flistriaygéner: Las mujeres ena Europa modernay contemporinea, Estudios Universvarios 3, Vlenca:Edicions Allon el Magranim, 1902 241-25, 107 las mujeres, Contrariamente al retrato que los empresarios hacian de la joven obrera como de alguien que trabajaba solamente para colaborar al ingreso familiar o para llegar a ser més independiente, la prensa laboral frecta una visién més desesperacla dela motivacién femenina. Una de éstas contribuciones,firmada «Un panificador por amor», vinculaba la necesidad de las mujeres de trabajar con el lamentable descenso de matrimonios entre las clases trabajadoras: «Hay que tomar en cuenta que la ¢generalidad de las obreras no se forma de hijas de familia 0 de esposas. De aqui que le mujer deba aprender a ganarse la vida.” Otros relatos describen nifias huérfanas o mujeres viudas, quienes eran el nico sostén de otros parientes aun més débiles, lo ‘cual de inmediato realzaba la necesidad ya ridiculez de a independencia econémic femenina, Cuandouana Olivares muri6 de neumonfa durante una huelga de a fabriea Grtkel «La prostitueténilasociedad modernan Lo ue, 5 de uni, 190:228-40, vase tii capitulo anterior. = Varlosartcuias en serie de ta Feteracion Obreraindcaron la preocupacién pore problema de protic, agregando ala bic os conventillos agosto 19) ylscantnas (marzo 1929) com Sitios primarios de degradacién dela clase obrers Jota Bee, «Prostiuci 1s, I Maral 6 de abril, 1902, m4 5 y el capitalismo mismo explotarom esta viilnerabilidad femenina para placer y ganancia. En un nivel simbélico, la prostitucién femenina fue una metéfora centsal para la éxploracién degradante y deshonrosa que el trabajo industrial imponia sobre Jas familias de la clase obrera. Bs as{ como loexclamaba una huérfanaen un dramatico ‘mondlogo: «Cuntas huérfanas, como yo, habriin recibido oftecimientos inicuos, y qué sin valor para rechazarlos, han aceptado estas bajazas y han enlodado la honraque sis padres les han legado!». En consecuencia, la mujer excepeional que habia escogid Ja muerte sobre la vergiienza de la prostitucién fue deserita como revolucionaria y «ejemplar para las otras mujeres trabajadoras. Por ejemplo, en la historia «ha Tebeliiey tuna mujer pobre cuyo amante habia sido asesinado se vio forzada a buscar trabajo cit la fébrica y como empleada doméstica; en ambos casos ella fue despedida del trabajo porque ella se negé a dormir con sus patrones. Sin hogar y destituida pero con sil ‘virtud intacta, ella proclamaba a su audiencia: «Soy la extenuada, mutilada, acribillody (..)tuerta! Pero, vencida? (.) amas!» Sin un estatus como obrera en el cual bast su lucha contra el capital, una mujer sola parecia estar forzada a escoger entre I degeadacién (trabajo asalariado o prostituci6n) ylamuerte. En esta brecha anduviero los organizadores socialistas y anarquistas, quienes emplearian el lenguaje de li ‘emaneipacién femenina para incorporar alas mujeres a las sociedades de resistenclt de comienzos del siglo XX en Santiago y Valparaiso. Sin embargo, antes de acercarnoy ‘a.es08 movimientos, debemos examinar los obstéculos advertidos para el activist femenino que moldearon las ticticas y la retbrica de los lideres laborales a través del cespectro ideotégico. 8 opiniones expresadas en la prensa laboral acerca de la militancia femenina ban significativamente a través del tiempo y de acuerdo a las perspectivas légicas de los autores, aunque las propuestas resultantes casi universalmente ron la pereepcién de que, tanto la naturaleza como el ambiente, habian irado para dejar a la mayoria de las mujeres completamente desprevenidas Jamilitancia laboral, De este modo, la misma pasividad o vulnerabilidad a la lain sextal y emocional que habia hecho de las mujeres la fuerza laboral para los patrones inescrupulosos, también les impedia ver la luz de la sabiduria jcionaria y tomar accién en defensa de sus propios intereses. Algunos lideres es evidentemente se desesperaban, lanzandlo invectivas de frustracién ante ransigencia femenina; otros proclamaban con gran optimismo el inminente cer de la toma de conciencia femenina. LoS afgumentos sobre la participacion jin se ubicaban entre dos extremos:cesde las alabanzas por la fuerza yl virtud ina alas dentincias porsudebilidad y corrupta esencia, y algunas veces las dos, ctivas aparecfan en el mismo argumento, Para la mayoria de los escritores, sin go, la naturaleza esencial de la mujer la predisponfa a la solidaridad de clase in impulso afectivo natural hacia su compaftero masculino), pero la falta de in (o aun peor, sus creencias religiosas) le impedian asumir su puesto en las, proletariado. preocupacién adicionalrelacionada conta cuestion de a militancia femenina fue speifn generalizada de que ls mujeresinhibian la moviizacién dela clase abrera jenlos lugares de trabajo como ent hogar. Los contribuidores ala prensa obrera ente se uejaban ce que las mujeres, incluso aquellas quetrabajaban fueradela ban suinfluencia sobresus parientes masculinosy sobrelosnifospara debilitar laridad de la clase obrera. Ya que la mujer era considerada el centro de a vida y de Ia educacién —to que la hacfa «la impulsadora del carro del progresoy— ignorante podia también inhibir la militancia masculina en el hogar: «Como mujeres son en sugran mayoria incultas(,) con un concepto rdiculo dela vida ‘aun hombre, no para sera compaitera deél, sino elenemigomas encamnizado en ‘dehogar».2® Algunas veces se tuvoalas mujeres por responsables en el fracaso lelgas, ya fuera por oponerse ala participacién masculina o por no apoyarlas stnas: «Entonces imaginense a una compaiera en esta situacién:si el hombre jue ira una huelga por ejemplo, esta loalentara, porque ve que sitriunfahabra un sen el hogar, pero en cambio, una mujer que no tenga esta preparacion en lugar arlolo desanimara hasta obligarioatraicionar asus companeros». Se culpaba Género y Movilizacién en el Discurso Laboral Cuando no estaban lamentando los peligros sexuales del lugar de trabajo, muchog periodistas laborates al inicio del siglo XX en Santiago y Valparaiso, encararoj el problema del trabajo de las mujeres principalmente en términos de estrateyid ‘evoluicionaria, porque el trabajo fabril femenino fue percibido como desmoralizadot dela estructura de trabajo y dela movilizacién de loshombres. Desde el punto de vist de los dirigentes obreros, el empleo de mujeres —y de nfios— en las fabricas baja los salarios, aumentaba la poblacién de potenciales esquiroles y promovia la faltt de especializacién del trabajo industrial, Aunque eran raras las expresiones de wit abierta hostilidad hacia las mujeres, el problema de cémo educar, movilizary guia # estas mujeres en defensa de ela familia proletaria», confundia y a veces exasperaba i los lideres de la clase obrera, el Valle, La edvcacién da mujer, La Foderacin Obra, 2a de agate, 1924 Caso A, Eduquemosa a mujer, ESodala, de septembre, 96:2 ase ambign «Algeria igareros,cgarera y ramos smiles. Salud, La Feri Obert 14 de ene, 1922: Las. eB, Llamado alas compaitcrastbacalerass, La Feceracn Ober, de nara, 1922'3 © Lule, Alvaado, Sin Madrel, La Alhorada 2:24, 16d diciembre, 1906:5-4 ‘Parco Tov, «La Rebelde, La Proesta, de julie 1908-3 6 uy sgeneralmente a la ignorancia femenina por este problema, pero las mujeres también eran descrites como victimas de la manipulaci6n clerical. Aunque los movimiento laborales chilenos fueron menos firmemente marcados por clanticlericalismo radical ‘quesuscontrapartesen otros lugares del Cono Sur, los lideres obreros frecuentemenito implicaban sus eriticas sobre la conciencia femenina en términos de «la esclavitucly de las mujeres a la Iglesia: «La mujer, esclava del capital i fanatizada por la clereciay principia ya ha despertar del letargo en que yacta, ila prueba la di6 el 1.0 de este mes, acompaiiando a sus hermanos de miseria i protestando contra la inicua explotacion) deque es victima dentro dela ignorancia en que se le mantiene»® Siguiendo el cicla de conferencias de la ibre pensadora espaftola Belén de Sérraga en 1915, Recabarret publicé un discurso sabre los perniciosos efectos de la Iglesia sobre la mente femenina) ‘Ast ha vivido la mujer en la historia: cortesana de Ta iglesia, aliada en todos sus crimenes contra la humsanidad, contra sus mismos hijos. Mantenida en la ignorancia despues del salvafismo y la barbarie, durante veinte siglos, ha sido la mujer, madre a humanidad, la propia asesina de sus hijos, debido a la ignorancia y al error a que Ia iglesia la someti6». En el mismo discurso, Recabarren continuaba argumentand, ‘con mucho optimismo, que la educecién emancipariaa las mujeres de su servidumbig de la iglesia, y «emtonces la mujer ser libre, dard hijos libres, capaces de vivir libres respetando la libertad de todos». Por otra parte, varios anarquistas chilenos de la

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