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Beneficios de depilarse con cera

Más allá de las molestias aparentes que se experimentan, hay muchos beneficios de


depilarse con cera depilatoria. De hecho, este tipo de depilación es uno de los métodos
para eliminar el vello más popular que existen en la actualidad.

Beneficios:
El vello se arranca desde la raíz

Cuando se depila con cera, el vello se arranca desde la raíz. Por lo tanto, depilarse con
cera hace que el vello crezca más lentamente, y como resultado se necesita de una
menor cantidad de sesiones de depilación.

El vello crece progresivamente más fino y escaso

Debido a que el vello se arranca de raíz, el folículo piloso se debilita con el tiempo. En la
mayoría de los casos se utiliza cera tibia en lata para conseguir los mejores resultados.
Estos folículos pilosos débiles producen un vello mucho más fino y escaso.

La piel se beneficia de una suave exfoliación

Al depilarse con cera, se elimina la capa más externa de la piel. Con ello la piel se siente
mucho más suave y brillante. Se recomienda que se exfolies la piel un par de días antes
de la depilación con cera, y después del procedimiento para mantener a raya los vellos
encarnados.

La piel es menos propensa a la inflamación y a la comezón

A diferencia del rasurado tradicional que se repite varias veces, la depilación con
cera hace que la piel sea menos propensa a la inflamación. Además, al depilarse
con cera se tendrá menos irritación y se evita el riesgo de cortes.

Uso de la parafina
La parafina es un aceite mineral derivado principalmente de hidrocarburos (petróleo) y de
otros minerales como el carbón. Puede presentarse en forma sólida o líquida y tiene
múltiples aplicaciones en distintas industrias, especialmente la farmacéutica y la
cosmética.

Son muchos los productos de belleza que la incluyen en su composición. La parafina se


utiliza desde hace más de un siglo en la elaboración de cremas, en especial, protectores
labiales. Es su capacidad para aportar suavidad a la piel y, sobre todo, para hidratar y
crear una película protectora que evita la pérdida de la humedad cutánea la que ha hecho
que sea protagonista de muchos productos de este tipo, sometidos a controles
exhaustivos que garantizan su seguridad.

Además de estar presente en el sector de la cosmética, la parafina también se utiliza en


distintos tratamientos con fines estéticos. Los más habituales son los llamados baños de
parafina, que consisten en sumergir las manos o los pies en un recipiente que contiene la
parafina líquida y la mantiene a una temperatura determinada.

En los centros de estética también se aprovecha su capacidad de generar calor en


distintos tratamientos reductores, que ayudan a movilizar y eliminar los depósitos grasos
acumulados.

La parafina con fines reductores puede dar buenos resultados en áreas que presentan un
exceso de tejido adiposo, como pueden ser piernas, caderas o abdomen, nunca el rostro.

La parafina en fisioterapia y rehabilitación

El tratamiento con parafina puede tener también fines terapéuticos. De hecho, su uso es
habitual en centros de fisioterapia. La razón es que la parafina transmite calor y aumenta
la temperatura corporal allí donde es aplicada, por lo que puede resultar un buen remedio,
por ejemplo, para aliviar la tensión muscular o el dolor provocado por una contractura.
Asimismo, puede ser aconsejable en determinadas patologías reumáticas como la artritis
de muñecas, la artrosis, las alteraciones vasculares (el calor actúa como vasodilatador) o
los espasmos musculares.

En este tipo de tratamientos, el calor actúa como analgésico y puede aliviar el dolor
articular o aquel derivado de otras dolencias crónicas.

Los distintos métodos de aplicación de la parafina

Si no existe problema médico que lo desaconseje, los tratamientos con parafina con fines
estéticos o terapéuticos pueden aplicarse con distintas técnicas, dependiendo de su
objetivo. Además de los baños de inmersión, la terapia más común para tratar manos y
pies, también es posible aplicar la parafina con la técnica de embrocación, que consiste
en extenderla con ayuda de una brocha o pincel específico.

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