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Época Garciana
Época Garciana
García Moreno, una vez que logró la toma de Guayaquil el 24 de septiembre de 1860, al vencer
a Franco, cambió la bandera bicolor celeste y blanca (impuesta en la Revolución marcista), por
el tricolor amarillo, azul y rojo de la bandera grancolombiana, siendo desde aquel año el
símbolo nacional que representa a la República del Ecuador.45 Al poco tiempo del triunfo de
García Moreno y Flores sobre las tropas franquistas en Guayaquil, y la adhesión del resto del
país al Gobierno Provisorio, se convocó a una Asamblea Constituyente.46
Este mandatario trató de organizar el país sobre bases católicas; desatando una dura represión
en contra de sus adversarios, ejecutando al mismo tiempo básicas obras viales y de educación
y mejorando la hacienda pública. En el año de 1861 se expidió la séptima constitución de la
República, misma que eliminó el sufragio censitario. El primer gobierno de García Moreno
(1861-1865) transcurrió en un ambiente de constante agitación política, provocado
principalmente por la revuelta popular urvinista que se mantuvo latente hasta 1865, año en el
que los Generales José María Urbina y Viteri y Francisco Robles (levantados en armas en el
Puerto de Guayaquil, y ya electo Jerónimo Carrión presidente) fueron derrotados en la batalla
naval de Jambelí.
Cumplidos sus 4 años de gobierno, Jerónimo Carrión, con su apoyo y el de sus partidarios,
triunfó en las elecciones de 1865. Carrión duró menos de dos años en el poder. Abandonado
por García Moreno, que esperó encontrar en él un sucesor, con una oposición antigarciana
fortalecida y tras un conflicto con el Congreso, fue obligado a dimitir en noviembre de 1867.
Mediante nuevas elecciones en 1868, Javier Espinosa lo reemplazó en la presidencia. Como
Carrión, Espinosa tampoco terminaría su periodo presidencial. A poco de resueltos los graves
problemas suscitados por el terremoto de Ibarra de 1868, el gobierno de Espinosa comenzó a
afrontar otros de diversa índole, pero también graves, como el de la sucesión presidencial para
el nuevo período; se perfilaron dos tendencias: conservadora con Gabriel García Moreno y
liberal con Francisco Xavier Aguirre Abad (Urbinista).
García Moreno dio un golpe de Estado en Quito en 1869, que le permitió tomar el poder por
segunda ocasión y convocó a una Asamblea Constituyente, la octava en lo que va del siglo, que
se reunió en Quito en mayo de ese año. Los asambleístas, en la mayoría correligionarios de
García Moreno, lo eligieron Presidente Constitucional e, inspirados en su pensamiento político,
redactaron una nueva Constitución (1869). García Moreno sometió a referéndum la
Constitución creada por la Asamblea Constituyente (conformada por representantes electos
de cada provincia) para el 18 de julio de 1869. Obtuvo una votación favorable con una amplia
ventaja de 13.640 votos por el Sí contra 514 votos por el No.48
A diferencia de la de 1861, esta Constitución o "Carta Negra", como fue llamada por sus
oponentes, fue unitaria y centralista: sometió a las provincias y a los municipios a la autoridad
del poder central e hizo de la primera "la unidad fundamental de la división territorial del
país". Pero a más de estas disposiciones, que ya daban un enorme poder al presidente,
reimplantó la pena de muerte por delitos políticos, amplió a seis años el período presidencial,
contempló la reelección inmediata e impuso la religión católica como condición para ser
ciudadano ecuatoriano.
Fue reelegido en las elecciones realizadas en mayo de 1875. Ganó un tercer período que no
pudo ejercer al ser asesinado el 6 de agosto de 1875
A García Moreno le sucedió Antonio Borrero, quien fue derrocado el 8 de septiembre de 1876
por el general Ignacio de Veintimilla, quien se distinguió por su autoritarismo personalista. En
1878, pacificada la república, se reunió la Convención Nacional en Ambato y fue elegido
Presidente Constitucional por cuatro años, dictándose una nueva Carta Fundamental.
A principios del 1882 Veintemilla viajó a Guayaquil a preparar su dictadura. Su sobrina Marieta
de Veintimilla, quedó en el Palacio De Carondelet. En la madrugada del 26 de marzo el General
Cornelio E. Vernaza reunió a los batallones en la Plaza Mayor a fin de proclamar la dictadura de
Veintemilla. Marietta se dio cuenta, bajó y lo destituyó en presencia de la tropa, que la aclamó
con frenesí al grito de "Viva la Generalita”[cita requerida], y "Viva la Mayasquerita",58 este
último apodo por una montaña de ese nombre ubicada en la provincia del Carchi, de donde
era oriunda la mayoría de los soldados.
Desde entonces Marieta asumió el mando del ejército en Quito y los miembros del Concejo
Cantonal y empleados públicos proclamaron la dictadura de su tío, que obtuvo algún respaldo
en los pueblos, pero en junio se insurreccionó Esmeraldas con Eloy Alfaro que llegó de Panamá
y comenzaron las guerrillas a sembrar la intranquilidad en el litoral. En julio se pronunció
Manuel Serrano en Machala y poco después Víctor Proaño en Ambato, generalizándose el
desorden en el resto de la República. Ezequiel Landázuri amenazó Quito por el norte pero fue
derrotado. La provincia del Tungurahua se volvió a alzar con José María Sarasti y desde Lima
llegó Francisco X. Salazar, que se sumó a los alzados en Macará, Zaruma, Loja, Cuenca,
Azogues, Riobamba y Ambato. Luis Vargas Torres avanzó sobre Esmeraldas, Eloy Alfaro sobre
Manabí, José Plácido Caamaño sobre Machala. Las fuerzas combinadas de Sarasti, Salazar y
Pedro Ignacio Lizarzaburu que dominó el Chímborazo, pusieron cerco a Quito y tras dura
resistencia armada la tomaron el 14 de enero de 1883. Los Restauradores formaron un
Pentavírato y enviaron tropas a la costa mientras Alfaro, que comandaba a los Regeneradores,
sitiaba Guayaquil. Los combates se generalizaron durante los meses de invierno sin llegar a
situaciones mayores, pero el 9 de julio un movimiento envolvente de ambos ejércitos hizo que
cayera Guayaquil.
Le sucedió en 1888, Antonio Flores Jijón, hijo del Gral. Juan José Flores y a este le siguió Luis
Cordero Crespo. El año de 1894 marcó un nuevo repunte para las fuerzas insurgentes del
liberalismo, con escándalo de la "Venta de la Bandera", turbio episodio internacional
protagonizado por el gobierno de Cordero y particularmente por su gobernadordel Guayas, el
expresidente Caamaño. La opinión pública ecuatoriana se inflamó de coraje por lo que
consideraba una humillación al honor nacional, que venía a sumarse a los múltiples negociados
anteriores del gobierno de "La Argolla". Fue así que, bajo la convocatoria liberal, gentes de las
más diversas tendencias empezaron a formar asambleas y juntas cívicas en varias ciudades del
país, para juzgar la conducta oficial y condenar al gobierno. En la Provincia de Los Ríos
surgieron nuevamente las montoneras liberales, por lo que el ejecutivo declaró al ejército en
"estado de campaña" y otorgó facultades extraordinarias al gobernador de esa provincia. Para
1895, la protesta popular se volvió irrefrenable.