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Simón Bolívar regresó a España y amplió sus estudios con la orientación del
marqués Gerónimo de Ustáriz, quien le introdujo en la lectura de los clásicos
antiguos y modernos, de los filósofos y de los grandes pensadores. Recorre
España, Francia e Italia. En el Monte Sacro, en Roma, juró libertar a su patria (15
de agosto de 1805). En París tuvo como amante a Fanny de Villar.
El 19 de abril de 1810 los criollos destituyeron al gobernador y capitán
general Vicente Emparán, integrando
una Junta Conservadora de los Derechos
de Fernando VII, eufemismo tras el que se
ocultaban verdaderas intenciones de
independencia política. Con el grado de
coronel, fue en misión diplomática a Londres,
donde consiguió inclinar las simpatías del
gobierno británico hacia la revolución
venezolana. En la misma capital inglesa, se
entrevistó con Francisco de Miranda y lo
invitó a regresar a Venezuela.
Previo al combate, Miguel de la Torre distribuyó sus fuerzas de manera tal que
cubrieran por el oeste el camino de San Carlos, y por sur el de El Pao. La primera
línea defensiva fue confiada a la Primera División dirigida por el teniente coronel
Tomás García, la cual se organizó en tres batallones principales. El batallón del
Valencey a cargo del teniente coronel Andrés Riesco, ocupó la parte sur del camino;
a su derecha se situó el batallón ligero del Hostalrich comandado por el teniente
coronel Francisco Illas, en columna de marcha detrás de las anteriores. Además de
esto, dos piezas de artillería fueron colocadas en una pequeña altura, delante de la
línea formada por Valancey y Barbastro. La Posición correspondiente a la vía de El
Pao fue ocupada por la
División de Vanguardia
liderada por el brigadier
Francisco Tomás Morales,
quien contaba con dos
batallones principales y uno
de reserva. Primero tomó
posiciones el batallón ligero
del Infante, a cargo del
teniente coronel Simón
Sicilia; e inmediatamente detrás de esta unidad se situó el batallón ligero del
Príncipe. La reserva quedó integrada por el segundo batallón del Burgos, bajo la
jefatura del teniente coronel Joaquín Dalmar, quien disponía de cuatro regimientos
de caballería. En cuanto al cuartel general, el mismo quedó establecido cerca del
batallón Burgos.
A su vez, Bolívar debía enfrentar la hostilidad del nuevo presidente del Perú, el
general José de La Mar, quien reivindicaba para su país algunos territorios del
actual Ecuador, especialmente la prometedora ciudad costera de Guayaquil, y
desató una guerra en 1829, en la que el general Antonio José de Sucre
colaboraría con Bolívar.
Con fuerza apenas para caminar, con dolores por reumas y ataques de hígado,
aceptó la invitación de un adinerado español para aposentarse en su finca del
pequeño poblado colombiano de Santa Marta. En reposo total, Bolívar dictó varias
cartas, su testamento y la última proclama a los colombianos, donde aseguró: “Si
mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la unión, yo
bajaré tranquilo al sepulcro”.