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8 problemas familiares

Peleas todo el tiempo: En algunas ocasiones las personas


pueden pelear con su familia debido a que no les gustan
ciertas actitudes o porque lo están pasando mal. Pero,
cuando esto sucede demasiado frecuentemente, es
importante que se tomen medidas, ya que pueden afectar
a la salud mental. Si alguien de tu familia empieza a
discutir contigo, debes poner cierta perspectiva y nunca
hablar con mucha intensidad.

Decisiones de crianza: Algunas parejas pueden acabar


discutiendo sobre cómo se debe criar a los niños/as. Es
normal que ante determinadas situaciones pueda haber un
desacuerdo, pero estas perspectivas diferentes no
deberían destruir una relación. Por lo tanto, es vital hablar
de las prioridades y los valores que queréis potenciar en
los niños/as y sobre todo nunca discutir de esto delante de
ellos/as.

Falta de equilibrio entre la vida familiar y profesional:


Para algunas personas su trabajo es muy importante,
tanto que incluso para llegar a sus objetivos deben
renunciar a pasar cierto tiempo con sus familias. Por
otro lado, algunos no tienen la posibilidad de elegir y
deben trabajar más horas de las que les gustaría. A
pesar de que estas dos situaciones son muy diferentes,
es vital administrar el tiempo para equilibrar estos dos
mundos.

F alta de comunicación: En la gran mayoría de familias existe un


problema o una falta de comunicación. De hecho, este es el conflicto
familiar más común y el que hace que muchas dinámicas familiares
salgan mal. La comunicación es importante en cualquier tipo de
relación, sea del tipo que sea. Es decir, si hay algo que te molesta es
vital que lo comuniques debido a que si no esto puede acabar
perjudicando tu vínculo familiar.

No existe una división de tareas justa: Cuando se


trata de tareas del hogar, muchas personas pueden
evitarlas a toda costa. Pero, dentro de una familia
deben repartirse la limpieza y todo el mundo debe
contribuir a su manera. Incluso en el caso de los hijos/as, estos también deben desempeñar un
papel teniendo en cuenta su madurez.

Un miembro sufre de una enfermedad mental: Si una


persona padece de un trastorno mental, esto se trata de
un problema familiar que puede ser muy difícil de
manejar. De hecho, dependiendo de la gravedad, puede
acabar afectando a los miembros de la familia e incluso
derivar en otro trastorno como el estrés, la ansiedad o
depresión. Además, la persona que lo padece suele ser la
que requiere de más apoyo, por lo que se debe hablar y
tratarlo con mucha calma y atención. En la mayoría de los
casos, la ayuda de un profesional de la salud mental es
fundamental.

Afrontar un divorcio o una separación: Un divorcio o


separación puede acabar destruyendo una familia si no
se lleva de la manera más correcta. Aunque ante esta
situación la estructura familiar se verá perturbada, la
realidad es que puede llevarse de una manera en la
que no afecte tanto. Por ejemplo, hablar las
discordancias de manera calmada y respetuosa y sobre
todo nunca criticar a la otra ex pareja delante de los hijos/as.

Conflictos entre hermanos: Este tipo de conflictos son de


los más habituales y los que más perduran
independientemente de la etapa vital en la que se
encuentren cada uno de ellos. Estos altercados suelen
mantenerse durante muy poco tiempo y la mayoría de las
veces no es obligatoria la intromisión de los padres.

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