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Héroe de guerra, exponente de la resistencia europea contra los nazis, político, Premino Nobel de
Literatura, periodista, historiador... Winston Churchill se ganó su lugar en la historia por sus múltiples
talentos y su capacidad de sobreponerse a cualquier situacion.
Hijo de lord Randolph Churchill, tercer hijo del séptimo duque de Marlborough, y de Jennie Jerome, una
de las hijas del millonario estadounidense Leonard Jerom, Churchill fue educado en el prestigioso
internado de Harrow.
Con 21 años se alistó en el ejército y compaginó su papel como soldado con el de corresponsal de guerra
para periódicos como 'The Daily Graphic'
En 1897, con 23 años, publicó su primer libro 'The Story of the Malakand Field Force' y cuando cumplió
los 26 años Churchill ya había escrito otros cuatro. Para entonces, Churchill ya era una figura conocida.
En octubre de 1899 se encontraba en Sudáfrica cubriendo la Segunda Guerra Anglo-Bóer para 'The
Morning Post' cuando el tren en el que viajaba fue atacado por los bóeres y él fue hecho prisionero. Su
escapatoria del campo de prisioneros le granjeó la suficiente fama como para darse a conocer.
Un año más tarde fue elegido para representar a Oldham en el Parlamento, iniciando una carrera política
que iba a durar 60 años, ocupando sucesivamente los cargos de Primer Lord del Almirantazgo, ministro
de Municiones, Ministro de Hacienda y Primer Ministro.
"SANGRE, ESFUERZO, LÁGRIMAS Y SUDOR" Probablemente uno de los discursos más famosos de
Churchill. Lo pronunció el 13 de mayo de 1940 recién asumido el cargo de Primer Ministro mientras los
aliados sumaban derrotas frente a la Alemania nazi.
"LUCHAREMOS EN LAS PLAYAS" No menos mítico y conocido es este otro discurso, pronunciado el
4 de junio de 1940, también en el marco de la batalla de Francia. Su llamada a resistir frente al enemigo
ha pasado a la historia: "Lucharemos en Francia, lucharemos en los mares y océanos, lucharemos con
creciente confianza y creciente fuerza en el aire, defenderemos nuestra isla, cualquiera que sea el coste,
lucharemos en las playas, lucharemos en los aeródromos, lucharemos en los campos y nunca nos
rendiremos"
La poderosa oratoria de Winston Churchill, que consiguió mantener en pie al Reino Unido en las
horas más negras de la Segunda Guerra Mundial. Es una muestra que explora ese manejo del
lenguaje por el que ganó el premio Nobel de Literatura.
Churchill hizo sentir a los británicos que realmente podían ganar, que podían sobrevivir, porque
por donde lo mires Alemania estaba mucho mejor preparada, pero fueron los discursos de
Churchill los que les hicieron creer en sí mismos.
Como si de un poema se tratara, los textos de las famosas conferencias en las que Churchill
acuñaría términos clave como 'telón de acero', cuentan tan solo con unas pocas palabras por
línea, lo que le ayudaba a narrarlas mejor, eligiendo bien las pausas, las subidas de tono, los
silencios.
Desde sus primeros días de mandato sus discursos fueron esenciales para mantener alta la
moral de los británicos y desafiar a su enemigo.