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Los Planetas del Sistema Solar

1. Mercurio: el planeta de hierro.


Mercurio es el planeta más cercano al Sol, el más pequeño de los planetas internos. Se sabe de
la existencia de Mercurio desde el siglo III a.d.C. En la mitología romana, Mercurio era el dios
del comercio y los viajes, por eso se le dió este nombre al planeta, por su movimiento rápido a
través del cielo.

Mercurio es uno de los planetas más densos del sistema solar, compuesto principalmente por
hierro, sodio, magnesio, calcio, oxígeno y helio. Al igual que sucede con la Luna, Mercurio
presenta un gran número de impactos de meteoritos.

2. Venus: el planeta infernal

Venus es el segundo planeta desde el Sol. Se le considera la hermana del planeta Tierra por su
similitud en tamaño y masa, y por ser el planeta más cercano. Sin embargo, su atmósfera está
compuesta por gases tóxicos (90-95% dióxido de carbono) y temperaturas superiores a los
450ºC.

En ciertas épocas del año se puede ver en el cielo como un punto brillante justo después del
atardecer. Su nombre se debe a la diosa del amor y la belleza. Un detalle curioso de Venus es
que rota en sentido opuesto al resto de los planetas internos, lo que le hace aparecer con los
polos invertidos.

Venus es un planeta rocoso y el tercero en densidad, debido a su núcleo de níquel y hierro.


Probablemente poseía una gran cantidad de agua que se evaporó debido a las altas temperaturas.
3. Tierra: el planeta azul

La Tierra es el tercer planeta desde el Sol y el mayor de los planetas internos. Es el quinto más
grande en tamaño en el sistema solar. Como Mercurio y Venus, la Tierra se formó a partir de
una masa caliente y fundida que luego se enfrió y solidificó.

La Tierra es el único planeta cuyo nombre no tiene origen en la mitología griega o romana y
que contiene agua en estado líquido. Posee un satélite natural, la Luna.

La Tierra es el planeta más denso del sistema solar. La superficie está recubierta en su mayoría
por los océanos (70%). La atmósfera está compuesta por 78% de nitrógeno, 21% de oxígeno y
el resto por argón, dióxido de carbono, metano y otros gases.
Marte: el planeta rojo

Marte es el cuarto planeta desde el Sol y el último de los planetas internos. Desde la Tierra se
puede observar a Marte que luce rojo por la gran cantidad de polvo que cubre la superficie, por
lo que se le conoce como "el planeta rojo".

Marte recibe su nombre por el dios romano de la guerra. Sus dos satélites (descubiertos en 1877
por el astrónomo Asaph Hall) son llamados Fobos (miedo) y Deimos (pánico) como los hijos
del dios griego de la guerra.

Marte es el menos denso de los planetas internos, lo que sugiere que su núcleo es menor que el
de la Tierra. La superficie esta marcada por cráteres y fisuras, como el cañón Valles Marineris,
con 8 km de profundidad y 4500 km de largo. El suelo es rico en hierro y en compuestos
inestables llamados peróxidos. La atmósfera está compuesta por 95% de dióxido de carbono,
3% nitrógeno, 2% argón y menos de 0,2% oxígeno.

Júpiter: el gigante gaseoso

Júpiter es el primero de los planetas gaseosos y el quinto desde el Sol. Es el más grande de los
planetas del sistema solar, concentrando el 71% de todo el material del sistema, exceptuando al
Sol.

Para los antiguos romanos, Júpiter era el rey de los dioses. La capa externa gaseosa es de
aproximadamente 20 mil km de espesor compuesta de helio (10%) e hidrógeno (90%). En el
interior del planeta, la enorme presión transforma el hidrógeno a su estado líquido metálico.

Visto desde la Tierra, Júpiter es uno de los planetas más brillantes en el cielo. A través de
telescopios se pueden distinguir varias franjas de diferentes colores: naranja, marrón rojo y
amarillo. También se observa la Gran Mancha Roja, descubierta por Giovanni Cassini en 1665.

Júpiter posee al menos 63 satélites, cuatro de ellos descubiertas por Galileo en 1610: Io,
Europa, Ganimedes y Calisto. También posee un sistema de anillos, como los de Saturno,
pero más difuminados y claros, por lo que no son apreciables por telescopios normales.
Saturno: el planeta anillado

Saturno es el sexto planeta desde el Sol y el segundo más grande del sistema solar. Su
característica más distintiva es el sistema de anillos que lo circunda. En total son siete anillos:
A, B, C, D, E, F y G.

Para los antiguos romanos, Saturno era el dios de la agricultura. En 1659, Christiaan Huygens
reportó la presencia de los anillos y de un satélite, Titan.

Saturno está compuesto por 75% hidrógeno y 25% helio, con mínimas cantidades de agua,
metano y amonio. Sobre el polo norte se distingue una formación hexagonal en la atmósfera.

Dentro de los 62 satélites de Saturno se destacan: Titan, Mimas, Enceladus, Tethys, Dione,
Rhea, Iapetus, Prometheus y Pandora. Titan posee una atmósfera espesa y hielo en su superficie
y es más grande que el planeta Mercurio.
Urano: el planeta helado

Urano es el tercero de los planetas gaseosos y el séptimo desde el Sol. Fue descubierto por el
astrónomo William Herschel en 1781. Es un planeta helado, azul pálido y es el más lejano de
los planetas que puede ser visto a simple vista desde la Tierra.

Urano es el dios griego del Universo, padre del dios Saturno. Mucho de lo que conocemos de
Urano es gracias a la sonda Voyager 2.

A diferencia de Júpiter y Saturno, Urano está compuesto de metano, amoníaco, agua, hidrógeno
y helio.

Posee un sistema de anillos difuso y por lo menos 27 satélites, de los cuales las más grandes son
a Miranda, Ariel, Umbriel, Titania, Oberon, Portia, Puck y Sycorax.

Neptuno: el octavo planeta


El octavo y último planeta del sistema solar es Neptuno. Es el más pequeño de los planetas
gaseosos, de color azul intenso y nubes blancas. Como los otros planetas gaseosos, posee un
sistema de anillos alrededor del planeta.

En la mitología romana Neptuno era el dios de los mares. La existencia de un octavo planeta fue
predicho por Urbain Leverrier en Francia y John Adams en Inglaterra en 1846, y descubierto
finalmente por el astrónomo alemán Johann Gottfriend Galle.

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