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Un imán permanente se define como un 

material que puede ser imantado y que


es capaz de generar un campo magnético persistente, a diferencia de los
imanes temporales que generan un campo magnético sólo mientras está activa la
fuerza o energía externa que lo genera. Por ejemplo, un electroimán produce un
campo magnético sólo cuándo circula por el material una corriente eléctrica; el
campo magnético desaparece de forma instantánea cuándo dejar de circular la
electricidad.

Los imanes permanentes pueden clasificarse en dos tipos, los naturales, como la
magnetita, y en artificiales. Los imanes permanentes artificiales se fabrican
con materiales ferromagnéticos duros, que son aquellos materiales
ferromagnéticos que, tras ser imantados, tienden a mantener las propiedades
magnéticas hasta que no son desmagentizados, fenómeno que se produce
cuándo es aplicado un campo magnético contrario al inicial.

Algunas de las sustancias más utilizadas en la fabricación de imanes permanentes


son:

 Alnico: aleación de cobalto, aluminio y níquel. En ocasiones con hierro,


cobre y titanio.
 Ferrita: también conocido como hierro-α, es el hierro cristalizado en el
sistema cúbico.
 Neodimio: la aleación de neodimio, hierro y boro se utiliza para fabricar el
conocido como imán de neodiminio, imán NdFeB, NIB o Neo. Pertenece al
grupo de los imanes de tierras raras.
 Imán de Samario – Cobalto: otro imán de tierras raras.
Durante miles de años los imanes permanentes fueron los únicos conocidos por el
hombre y eran utilizados con diversos fines, sobre todo en navegación. Los
electroimanes fueron inventados en 1823 por William Sturgeon y supuso un gran
cambio. Aunque los imanes permanentes pueden mantener las propiedades
magnéticas durante largos períodos de tiempo, ninguno llega a ser tan potente
como puede llegar a ser un electroimán. La debilidad de los imanes
permanentes hace que sus aplicaciones sean limitadas, aunque ya de por sí son
muy numerosas.

Una de las aplicaciones más importantes de los imanes permanentes es


en motores eléctricos. El proceso de inducción en las turbinas y generadores
necesita de imanes permanentes para transformar el movimiento mecánico en
energía. También se utilizan en numerosos dispositivos electrónicos para producir
movimiento aprovechando el fenómeno inverso a la inducción eléctrica. Puede que
los imanes permanentes más familiares para todos, aún sin saberlo, sean los que
tenemos adornando el frigorífico de casa.

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