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10 consejos

alcanzar tu
libertad
para

financiera
educa tu bolsillo
Israelpardo.com
Í n d i ce
¿ Q u é so n la s f ina n z as ?
T o d o s h em o s pa sa do p o r l o m i s m o
Q u e t e ent re en la c ab e z a:e l d in e r o e s e ne rg í a
H a z crecer t us a h orr o s .
E l d inero es com o u n rí o
I n v e rt ir es f á cil
D e c ide com o q uiere s v iv i r y haz l o
N a v e g a a f a v o r d e l a c o rr ie nte
N o h a y ev olució n s i n ac ció n
a p re nd e có m o se m u e v e e l d ine ro

Escrito po r: is r a el pa rdo y s i m ó n c a s a s
ilu s tra ci o nes de: nerea bla nc o
¿qué son las finanzas?

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1
Todos hemos oído alguna vez la palabra finanzas,
pero ¿sabemos de verdad qué son las finanzas? ¿Y las finanzas
personales? ¿Sabemos qué son?

Muchas veces utilizamos palabras como estas que pasan a


formar parte de nuestro vocabulario cotidiano, pero no las
entendemos completamente. Eso me pasaba a mí justamente
con esta palabra, finanzas.

Este concepto, aparentemente tan oscuro, esconde un secreto


que en realidad no es tal: nos habla de la capacidad de elegir
bien, eficazmente y de forma consciente, y entendiendo en
cada momento el significado y profundidad de nuestras
decisiones.

Ahora está un poco más claro, ¿no? Visto así, hablar de finanzas
ya no es casi como hacer un auto de fe, ni pensar que debe uno
ingresar en una secta para que le expliquen los misterios de
ese concepto. Es, sencillamente, aplicar un poco de sentido
común y hacerlo con conocimiento de causa. Y, para hacer
todo eso, no es necesario tener un título universitario.

las finanzas
compréndelas como:
la capacidad de elegir bien.
elegir eficazmente y de forma consciente,
sabiendo comprender en cada momento
el significado y profundidad
de nuestras decisiones.

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A la luz de esta nueva definición, ¿crees que podrías mejorar tu
vida si pudieses tomar mejores decisiones acerca del dinero?
¿Crees que podría cambiar tu vida si cambiaran las decisiones
que tomas? Por supuesto que sí. Y eso sucede simplemente
porque el foco está puesto en ti y en tus capacidades, no en un
ente más o menos difuso que toma las decisiones en tu lugar.

Desde luego, nadie te va a garantizar que este proceso sea ni


fácil ni inmediato. Al contrario. Como cualquier proceso de
crecimiento, comportará cambios de todo tipo. No sólo
crecerás físicamente, sino que también cambiará tu voz – y lo
hará en un sentido mucho más literal del que pueda parecerte
– y tu estructura interna. Es probable que algunas partes de tu
cuerpo – ergo, tu vida – se quejen y gruñan porque ese
crecimiento a veces puede doler, y es casi seguro que habrá
partes de tu cuerpo que se desarrollarán antes que otras.

Sin embargo, el premio a este esfuerzo será infinitamente


mayor que el dolor que puedas pasar durante el proceso. La
persona que llegue al final del mismo será mucho más fuerte y
más sabia, y lo más importante: al igual que en el paso de la
adolescencia a la edad adulta, el cambio será irreversible.

Pero, ¿cómo transitar por ese camino interior sin perder el


sendero o, peor aún, sin desanimarse? Permíteme en este
punto que me presente. Soy Israel Pardo, entrenador financiero,
y si me lo permites formaré parte de la brújula que ha de
orientarte por ese tránsito hacia una mayor comprensión de las
finanzas, ayudándome en mi propia experiencia.

El objetivo final de este viaje que iniciaremos en breve es


conseguir que el dinero sea un aliado en vuestras vidas, no un
enemigo contra el que luchar mes sí mes también. La meta es
hacer que ese mismo dinero que ahora os quita el sueño os
ayude a alcanzar sueños más placenteros y congruentes con
vuestra escala de valores.

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T ODO S H E M O S
PA S A D O P O R
LO MISMO

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HARÉ una pequeña confesión: hace no demasiado
tiempo yo estaba como vosotros podéis estar ahora mismo,
preocupado por llegar a final de mes, viendo como las
semanas se sucedían una detrás de otra sin que mi cuenta
corriente mejorase. Más o menos como le sucede a la gran
mayoría de personas.

En mi caso, me encontraba con que cobraba el día 1 y el día 15


mi cuenta, invariablemente, se quedaba temblando. El mes
que no me la encontraba a cero y llena de telarañas, tenía
como mucho cien euros para aguantar hasta el mes siguiente.
Y supongo que imaginas la fiereza con que protegía ese
enorme capital. Como si me fuese la vida en ello, algo tampoco
tan lejos de la realidad.

Me sentía, lo confieso, inmerso contra mi voluntad en una


rueda imparable en la que, como los hámsteres, trabajaba para
pagar gastos de cosas que necesitaba para seguir trabajando.
Lo más frustrante es que, a pesar de que tenía la sensación de
que la vida se me escapaba entre las manos, sabía que era
imposible parar de correr sin que la rueda se me llevase por
delante. Lo dicho, igual que un hámster.

Como cualquiera de vosotros, me sentía asfixiado y en modo


alguno libre o realizado. Es lógico: nadie que tenga que invertir
un mínimo de ocho horas al día durante cinco o más días a la
semana únicamente para que su economía no se desmorone
como un castillo de naipes, se sentirá bien.

A pesar de que siempre nos parece que somos los primeros en


pasar por una determinada situación, la realidad es otra. Y, en lo
que se refiere al dinero y a su manejo, esto también es cierto.
Durante mi proceso personal, descubrí que otros ya habían
pasado por lo mismo que yo.

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No sólo eso: esos otros habían aprovechado su experiencia y
habían creado métodos y herramientas para enfrentarse a esas
situaciones y superarlas. Si ellos pudieron, ¿por qué iba a ser
diferente mi caso? A ello me puse entonces, y descubrí tres
cosas tan sorprendentes como importantes.

La primera fue que, con esos sencillos consejos, el proceso de


mejorar mi propia economía era algo perfectamente posible.
La segunda fue descubrir que seguirlos no era tan difícil, que
era algo que podía utilizar todo el mundo y que los requisitos
para ponerse en camino no eran tantos.

La tercera, y la que ha motivado este libro que ahora estás


leyendo, fue comprender que esa información no podía
quedármela para mí solo ni guardarla en un cajón, sino que
debía compartirla con tanta gente como me fuese posible.

Existe una cuarta razón que me animó a recopilar todos mis


conocimientos para compartirlos con personas como tú,
deseosas de mejorar su educación financiera y su vida en
general: mis propios resultados al poner ese saber en práctica.

En ese proceso, pasé de apenas llegar a fin de mes – recuerda


los problemas que tenía con mi sueldo cebolla, ese que te
hace llorar cuando lo ves – a ahorrar cerca del 30% de mis
ingresos, y todo ello ¡sin que mi calidad de vida se viera
afectada!

Ahora, no sólo tengo ahorros, sino que mis nuevos hábitos


financieros me permiten invertir cierta cantidad de dinero en
diferentes ámbitos. Lo mejor de todo es que me siento mejor y
más libre en todos los aspectos de mi vida.

Todos podemos llegar a lograr una mejora así en nuestras


vidas. Pero, antes de iniciar la ruta hacia ese territorio, es
preciso fijar algunos conceptos y obtener respuestas a algunas
preguntas...

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Que te entre en la cabeza

DINER0 = ENERGÍA

DINERO = ENERGÍA

DINER0
es
ENERGÍA
7
La primera , y quizá la más importante, es qué
es el dinero. Y no es una cuestión cualquiera, porque la
respuesta marca nuestro patrón de comportamiento ante el
dinero... y nuestro futuro financiero.

Si conseguimos dinero como consecuencia de un trabajo que


hemos realizado, entonces dinero y trabajo guardan una
cierta proporción entre sí. Podríamos decir que el tiempo que
trabajamos tiene una equivalencia directa con el dinero que
ganamos, pero no sólo el tiempo: podremos decir lo mismo
acerca de la energía que hemos empleado en trabajar, en la
intensidad y esfuerzo que ponemos, en el cariño – o la falta de
él – que dedicamos a nuestro trabajo...

Podríamos decir, en cierta manera, que el dinero es energía,


porque ese dinero que hemos ganado ha sido a cambio de
una energía que hemos volcado en nuestro trabajo. Así, el
dinero es sinónimo de la energía que invertimos en
conseguirlo.

Vamos a poner un pequeño ejemplo: si ganamos 11 euros por


cada hora que trabajamos, y una cena en un restaurante
cuesta 25 euros, podemos hacer una equivalencia y decir que,
para pagar esa cena, hemos tenido que trabajar algo más de
2 horas. Por lo tanto, antes de salir a cenar podemos
reflexionar si esa cena vale dos horas y pico de nuestro
trabajo. O, si lo queremos formulado de otra manera,
podremos decidir si ese regalo es lo bastante importante para
nosotros como para requerir dos horas largas de nuestro
tiempo laboral.

Así tenemos una primera y radical forma de ahorrar


eliminando esos gastos que no nos importan realmente.

8
haz crecer
tus

pon tu dinero a trabajar para ti.


9
Una segunda cuestión, tanto o más
importante que la anterior, es qué haremos con ese dinero que
hemos decidido no gastar.

Básicamente, tenemos dos caminos: uno, sería guardarlo a


buen recaudo para que no desaparezca y, como mucho,
dárselo a un banco para que nos lo cuide y, además, nos dé un
pequeño beneficio por confiar en ellos.

El otro, convertir esos billetes que aún conservamos en


empleados nuestros, o si lo queremos decir de una manera
más elegante, convertirlos en socios y hacer que trabajen a
nuestro lado. Lo que de toda la vida se ha llamado invertir. Y no,
no es una fórmula reservada sólo a los millonarios. Ni siquiera
para los que simplemente son ricos o tienen un capital
ahorrado. De hecho, invertir no es ni más ni menos que poner
una cierta cantidad de dinero a trabajar, aunque sea de forma
modesta.

Con la idea de inversión sucede lo mismo que con el concepto


de empresario. Técnicamente,es un empresario tanto el dueño
de una gran multinacional como el tendero de la esquina,
porque el empresario es alguien que tiene personas a su cargo
para que hagan un determinado trabajo, y a quienes paga por
ello. Y, para cumplir con eso, tanto da que sea sólo una persona
como que sean cien, mil o un millón.

Si eres escéptico acerca de la idea de invertir, y especialmente


si piensas que ese tipo de acciones son arriesgadas, déjame
ponerte un ejemplo de lo que cualquiera de nosotros se
encuentra cuando se trata de dinero.

Imagina que tienes 1000 euros ahorrados que has ido


ahorrando en lugar de incurrir en gastos que considerabas que
no merecían la pena. Supongamos que lo tienes en el banco,
donde te dan un 2% de interés. Seguramente estás de lo más

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contento porque piensas:
“Uau! sin hacer nada, el año que viene tendré 1020 euros en el
banco. Sin dar un palo al agua, me han regalado el equivalente
a casi 2 horas de mi trabajo.”

Sí, de acuerdo, de aquí a un año tendrás algo más de dinero


guardado en el banco, pero déjame que te haga una pregunta:

¿ Eso quiere decir


que el año que viene
tendrás realmente
más dinero ?
11
El dinero es como un río:

Si está en movimiento,

está brillante y lleno de vida,

pero si lo dejamos parado,

el agua se estanca y se echa a perder.

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Mientras pasan esos dos segundos, recuerda el
concepto de IPC, o Índice de Precios al Consumo. Puede pasar
que el coste de la vida se haya incrementado en ese tiempo un
3%, pero tú estás feliz, porque tu dinero está creciendo en el
banco y te sientes más rico. Así que coges tus ahorros pasado
ese año y te vas a comprar un nuevo televisor que viste hace un
tiempo y que costaba 1000 euros. Con las cuentas en la mano,
podemos comprarlo y aún nos quedarán esos veinte euros que
el banco, tan gentilmente, nos ha dado como premio por
confiar en él.

Llegas a la tienda y ves con sorpresa que el precio de ese


televisor ya no es de mil euros, sino de... 1030. ¿Qué ha
ocurrido? Sencillo. Igual que tu dinero ha crecido porque el
banco ha decidido que vale más, ha crecido el de todo el
mundo. Incluyendo los costes de producción de la tienda
donde tienen ese televisor tan mono. Y ese incremento de
costes es, ¡sorpresa!, de un tres por ciento. Más de lo que el
banco te ha dado como premio.

Si haces las cuentas, verás enseguida que, lejos de ganar


dinero, ¡has perdido dinero! Diez euros, para ser más exactos.

¿Recuerdas que hablaba de tener el dinero que no gastas


trabajando para ti? Pues bien, en el caso que acabo de
explicarte ese dinero no está trabajando para ti. No te está
ayudando en nada, a pesar de que sigues teniéndolo. La
realidad es que eres más pobres que antes. Y, cuanto más
tardes en poner ese dinero a trabajar, menos valdrá, menos
podrás hacer con él, y por lo tanto más pobre serás.

El dinero es como un río. Si está en movimiento, está brillante y


lleno de vida, pero si lo dejamos parado el agua se estanca y se
echa a perder.

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INVERTIR ES FÁCIL.

SÓLO TIENES QUE TENER


GANAS DE APRENDER.

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Otra cuestión a resolver es el proceso
mismo de la inversión de nuestro dinero. La mayoría de
personas creen que para mover su dinero tiene que ser un
bróker de Wall Street o una especie de Mario Conde.

Nada más lejos de la realidad. Lo primero que debemos


entender cuando se trata de invertir es que hay lugares donde
nuestro dinero ayuda a hacer cosas y nos pueden
recompensar por ello. Y el tablero de juego puede ser tan
modesto como necesitemos o estemos en disposición de
asumir.

Volvamos a los ejemplos. Imagina que traigo telas muy bellas


de un pueblecito de la India para venderlas en mi ciudad.
Cada año cojo mis ahorros, los invierto en comprar esas telas
y las traigo aquí para comerciar con ellas.

Imagina que las cosas me van tan bien que vendo todas las
telas que traigo y aún hay clientes que se quedan con ganas
de más. Por supuesto, yo estaré encantado de servirles, pero
no tengo liquidez para comprar más telas, y por lo tanto no
puedo seguir comerciando.

Aquí es donde puedes entrar tú. Digamos que me ofreces


dejarme tus ahorros, o una parte de ellos, para que pueda
traer más telas, y venderlas, y que a cambio de ese favor yo te
devolveré, una vez vendidas, ese dinero más una parte de los
beneficios que obtenga.

Todo el mundo, en esta situación ideal, está contento. Mis


clientes, porque he podido traerles sus telas. Yo, porque he
ganado más dinero al vender más telas. Tú, porque al dejarme
tu dinero y confiar en mí has obtenido más dinero del que
tenías en un principio. Incluso el pueblo de la India de donde
traigo las telas ha salido ganando: con el dinero que obtiene
por las ventas, podrá comprar un telar nuevo con el que

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fabricar más telas y así ganar aún más dinero.
Todos hemos salido ganando, pero lo más importante es que
cada uno ha utilizado lo que tiene y lo que sabe. Yo, mi dinero,
mis contactos en la India y mis clientes aquí. Tú, tus ahorros y
tu confianza en mí. ¿Ha sido difícil? No demasiado. No al
menos hasta el punto de requerir un máster ni nada similar.

Este es uno de los mitos que quiero desterrar con este libro: la
idea de que sacarle más partido a nuestro dinero es difícil, o
cosa de unos pocos. Es cierto que requiere cierto aprendizaje,
pero cualquier actividad humana lo requiere. Hasta respirar.

Pensemos en el aprendizaje financiero como un


entrenamiento. Nadie en su sano juicio se pone a correr una
maratón el primer día. Lo lógico es empezar poco a poco, 5
minutos el primer día, 10 el segundo, 20 el tercero, y así un día,
casi sin darte cuenta estas corriendo una maratón, ¡y
disfrutando de ello!

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DECIDE
CÓMO
QUIERES
VIVIR
y
hazlo 17
Y llegamos a la pregunta más importante:
¿Cómo quieres vivir? Esta es la semilla de la revolución. Y la
respuesta, como en los puntos anteriores, es bastante
sorprendente. Lo más habitual es que la gente dé respuestas
del tipo quiero una casa en la playa, quiero un deportivo último
modelo, quiero viajar por todo el mundo... La misma clase de
cosas que ven hacer a los ricos, o a los que se supone que son
ricos.

¿Cómo? ¿Acaso la gente que tiene dinero no se concede


caprichos, ni lujos, ni nada por el estilo? Bueno, en cierto modo
sí, pero nos asombraríamos viendo cómo viven personas que
de verdad tienen dinero: No llevan el tren de vida que el cine y
los medios de comunicación nos han acostumbrado a creer
que llevan.

Claro, la imagen de alguien que despilfarra el dinero, que se lo


gasta en verdaderas barbaridades y que vive rodeado de toda
clase de lujos a cuál más estrafalario, vende mucho más que la
de una persona que vive en un lugar menos ostentoso, trabaja
como cualquiera de nosotros y conduce un coche que podría
conducir nuestro vecino. Y, contra lo que pueda parecer, esto
se acerca bastante más a la realidad de lo que pensamos.

De hecho, las hemerotecas están llenas de personas que han


ganado dinero a carretadas, que lo han gastado a manos llenas
y que, al cabo de un tiempo relativamente breve, están más
pobres que cuando empezaron.

Déjame darte una definición de riqueza que te sorprenderá: la


verdadera riqueza no es tener todo el dinero que quieres, sino
en poder vivir de la manera que realmente te gusta. Delicioso,
¿a que sí? Pues se puede conseguir sin necesidad de ganar
grandes sueldos. Basta con que gastes menos de lo que
ganas. Igual que en el fútbol basta con que metas más goles
que el contrario para ganar el partido, aunque sea por uno a

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cero. Así de sencillo.
el dinero es como el agua:
se mueve por los caminos
que le resultan más fáciles.

¡Aprovecha su empuje!

navega a favor
de la corriente.

119
Cómo reza el título del libro, lo
importante es tener una libertad financiera, esto es una riqueza
económica. aunque ya te anticipo que la definición de riqueza
está más cerca del punto que acabas de leer que de lo que el
común de los mortales piensa cuando oye esa palabra.

Entenderás que uno de los requisitos indispensables para ser


rico, o financieramente libre, es comprender cómo se genera el
dinero, cómo se mueve y cómo aprovechar ese movimiento en
nuestro favor. Cuando sepas más sobre esto, entenderás por
qué hay gente que es capaz, tras haberse arruinado por
completo, de levantar el vuelo de nuevo y ganar aún más dinero
que la primera vez.

Esto sucede porque esas personas han comprendido que el


dinero, como el agua, se mueve en flujos, y lo hace, al igual que
el agua, por los caminos que le resultan más fáciles. Y
entienden que, como con el agua, lo más práctico es
aprovechar su empuje, canalizarlo y procurar navegar a favor
de la corriente. Nunca en contra, a no ser que tengas la
suficiente fuerza como para vencerla.

Esas personas han aprendido cómo gestionar mejor su dinero;


cómo funcionan las tarjetas de crédito y los productos
bancarios; cómo reducir gastos de manera racional, es decir,
priorizando aquellos que puedan darles un beneficio; cómo
aumentar ingresos… En una palabra, han aprendido a tener el
control sobre sus finanzas. Y, aunque es cierto que nunca se
puede tener un control absoluto sobre nada, aumentar el nivel
de control sobre las cuestiones económicas convierte la tarea
de ser libre financieramente en algo mucho más sencillo – y
rápido – de conseguir.

20
- no hay evolución sin acción -

21
La buena noticia de todo lo que te he
comentado hasta ahora es que esta metodología no se hereda,
sino que se aprende. Como cualquiera de las materias que
tuviste que dominar en la escuela, el instituto o la universidad.

El conocimiento acerca del dinero, de cómo funciona y de


cómo hacer que trabaje a nuestro favor, no es un rasgo
genético que hereden las familias adineradas, aunque sí es
cierto que se transmite de padres a hijos. No; el dominio sobre
los flujos del dinero es algo que aprenden, es una educación
acerca de cómo funciona el mundo del dinero.

Son patrones que no se enseñan en el sistema educativo, entre


otros motivos porque hacerlo nos permitiría pensar. Al pensar,
podríamos comparar, y escoger. Y quizá escogeríamos no ser
una simple pieza en un engranaje que, siento decirlo con tanta
crudeza, nos prepara para ser peones en manos de otros. Y
esos otros son los que saben cómo funciona el dinero...

Por suerte, esos patrones sobre el buen uso del dinero se


pueden aprender, se pueden trabajar y podemos aprender a
ser más ricos cada día. Y lo que quiero es justamente eso,
ayudarte a que lo logres.

No pienses que es difícil. Sí es duro, porque requiere


desprenderse de muchos lugares comunes, cambiar nuestra
manera de pensar y cultivar la disciplina, pero en realidad es
una suma de pequeños hábitos y costumbres que seguir en el
día a día. Pequeños gestos que nos cambian la vida. Al
principio, como cualquier nuevo hábito, costará de aprender,
de afianzar y de poner en práctica, pero para eso está la
constancia, y algo muy importante al final del camino: el premio,
que puede ser tan imponente o tan modesto como desees,
pero que ha de ser tuyo. Y has de desearlo de verdad.

Antes de empezar, déjame recordarte algo: no hay evolución

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sin acción. Todo lo que aprendido con este libro se quedará en
nada si no lo pones en práctica.

Es exactamente igual que aprender a nadar o a correr en


bicicleta. Todos los libros que leas sobre el tema te serán de
una enorme utilidad, por supuesto, pero sólo conseguirás
nadar metiéndote en el agua. Y sólo podrás andar en bicicleta
montándote en una y dándole a los pedales.

Te diré más: lo primero que enseñan a quienes pretenden


aprender a nadar es a sumergir la cabeza por completo. ¿Por
qué? Pues porque, si pierdes pie, te encontrarás en esa
situación, y la diferencia entre vivir o morir ahogado es la que va
de saber afrontar el trance o dejarse vencer por el miedo.

En lo que respecta al dinero, el proceso es similar a cualquier


otro método de aprendizaje. Sólo se aprende jugando,
experimentando, tocando. Haciendo, en resumen. Y te puedo
asegurar que es, de largo, la mejor forma de fijar conceptos,
métodos y estrategias en nuestra memoria: probar la teoría y
probarnos a nosotros mismos, siempre, por supuesto, en un
entorno seguro en el que nuestros errores no supongan nuevos
quebraderos de cabeza.

El dinero es algo con lo que convivimos cada día, que está


íntimamente ligado al día a día en nuestra sociedad, y a pesar
de ello nadie nos ha enseñado cómo funciona. La inmensa
mayoría de nosotros somos poco menos que analfabetos
financieros, y eso juega despiadadamente en nuestra contra
porque, cuando se terminan los caminos que nos han
enseñado, nos quedamos huérfanos de ideas y de soluciones.

¿Estás preparado para cambiar? ¿Estás listo para ser más rico?

23
debes aprender
cómo se genera
y se mueve

el dinero
Aprovechar ese movimiento

a tu favor.
24

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