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GESTIÓN MUSICAL Y PRÁCTICA PRE PROFESIONAL I

La cultura en las urnas


VII CICLO

Josemaria Balcázar Guzmán


1-1-2022
¿Qué importancia le damos a las políticas culturales?
Aunque es claro que vivimos en una sociedad cuyos vínculos humanos se encuentran
muy degradados (corrupción generalizada, permanente delincuencia urbana,
machismo violento, racismo escondido, individualismo salvaje), las políticas culturales
siguen sin ingresar en la principal agenda política del país: ningún político sabe qué son
y, menos aún, para qué sirven. Todos ellos siguen creyendo que se trata de un tema
“muy menor” dentro de las prioridades del Estado. Ningún presidente, ningún
congresista y, mucho menos, ningún tecnócrata de MEF, es capaz de ponerse a pensar
y de informarse un poco para concluir en la urgencia que ellas tienen en la
reconstrucción del vínculo social, vale decir, en la formación de nuevos ciudadanos en
el país.
Luego de casi una década de haber sido creado, el desinterés por el Ministerio de
Cultura es vergonzoso. Demasiados ministros, la mayoría de ellos improvisados. Ya van
doce hasta el momento: más de uno por año. Todos con ideas diferentes, algunos de
ellos sin ninguna idea. Es claro que la clase política ni siquiera se tiene una idea clara
sobre el perfil acerca de quién debería ocupar ese cargo.
A pesar de este desinterés, hay que subrayar, sin embargo, que el actual Ministerio de
Cultura sí cuenta con muy buenos equipos de trabajo conformados por excelentes
profesionales que no solo tienen ideas, sino que trabajan con un gran compromiso por
democratizar el acceso a la cultura a la que siempre entienden, no como un simple
“entretenimiento” ni menos como una burda mercancía, sino como un agente decisivo
para construir mejores ciudadanos. El gran problema es que esos buenos equipos
nunca son suficientes sin liderazgos que los sostengan, vale decir, sin una visión de
gran aliento que establezca prioridades, líneas articulación entre las diferentes áreas
de trabajo y con un presupuesto adecuado.
La pandemia y la crisis que atraviesa el país han invisibilizado la importancia de las
propuestas relacionadas con el sector cultural.
Uno de los efectos que ha tenido esta catástrofe ha sido invisibilizar los numerosos
problemas de nuestra sociedad en favor de solo dos: la salud y la economía. Es
entendible, pero insuficiente.
Impulsar la producción cultural y facilitar su acceso a la ciudadanía es una obligación
republicana.
Conclusiones:
El gobierno junto con el Ministerio de Cultura, debería de ser renovado, gobiernos que
apliquen buenas y consistentes leyes culturales harán que la sociedad peruana se
renueve, sea más analítica y consciente de como elige a sus autoridades.
Si la sociedad se renueva, se convierte en aplicada, por ende, gente preparada llegará
a los altos cargos.

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