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Este documento discute la importancia de las políticas culturales en el Perú. Señala que a pesar de que la cultura es crucial para reconstruir los vínculos sociales, las políticas culturales no son una prioridad para los políticos peruanos. Además, en los últimos diez años han habido doce ministros de cultura diferentes, lo que demuestra la falta de interés y visión para el ministerio. Sin embargo, el ministerio actual cuenta con buenos profesionales comprometidos con democratizar el acceso a la cultura. El documento concluye que el
Este documento discute la importancia de las políticas culturales en el Perú. Señala que a pesar de que la cultura es crucial para reconstruir los vínculos sociales, las políticas culturales no son una prioridad para los políticos peruanos. Además, en los últimos diez años han habido doce ministros de cultura diferentes, lo que demuestra la falta de interés y visión para el ministerio. Sin embargo, el ministerio actual cuenta con buenos profesionales comprometidos con democratizar el acceso a la cultura. El documento concluye que el
Este documento discute la importancia de las políticas culturales en el Perú. Señala que a pesar de que la cultura es crucial para reconstruir los vínculos sociales, las políticas culturales no son una prioridad para los políticos peruanos. Además, en los últimos diez años han habido doce ministros de cultura diferentes, lo que demuestra la falta de interés y visión para el ministerio. Sin embargo, el ministerio actual cuenta con buenos profesionales comprometidos con democratizar el acceso a la cultura. El documento concluye que el
1-1-2022 ¿Qué importancia le damos a las políticas culturales? Aunque es claro que vivimos en una sociedad cuyos vínculos humanos se encuentran muy degradados (corrupción generalizada, permanente delincuencia urbana, machismo violento, racismo escondido, individualismo salvaje), las políticas culturales siguen sin ingresar en la principal agenda política del país: ningún político sabe qué son y, menos aún, para qué sirven. Todos ellos siguen creyendo que se trata de un tema “muy menor” dentro de las prioridades del Estado. Ningún presidente, ningún congresista y, mucho menos, ningún tecnócrata de MEF, es capaz de ponerse a pensar y de informarse un poco para concluir en la urgencia que ellas tienen en la reconstrucción del vínculo social, vale decir, en la formación de nuevos ciudadanos en el país. Luego de casi una década de haber sido creado, el desinterés por el Ministerio de Cultura es vergonzoso. Demasiados ministros, la mayoría de ellos improvisados. Ya van doce hasta el momento: más de uno por año. Todos con ideas diferentes, algunos de ellos sin ninguna idea. Es claro que la clase política ni siquiera se tiene una idea clara sobre el perfil acerca de quién debería ocupar ese cargo. A pesar de este desinterés, hay que subrayar, sin embargo, que el actual Ministerio de Cultura sí cuenta con muy buenos equipos de trabajo conformados por excelentes profesionales que no solo tienen ideas, sino que trabajan con un gran compromiso por democratizar el acceso a la cultura a la que siempre entienden, no como un simple “entretenimiento” ni menos como una burda mercancía, sino como un agente decisivo para construir mejores ciudadanos. El gran problema es que esos buenos equipos nunca son suficientes sin liderazgos que los sostengan, vale decir, sin una visión de gran aliento que establezca prioridades, líneas articulación entre las diferentes áreas de trabajo y con un presupuesto adecuado. La pandemia y la crisis que atraviesa el país han invisibilizado la importancia de las propuestas relacionadas con el sector cultural. Uno de los efectos que ha tenido esta catástrofe ha sido invisibilizar los numerosos problemas de nuestra sociedad en favor de solo dos: la salud y la economía. Es entendible, pero insuficiente. Impulsar la producción cultural y facilitar su acceso a la ciudadanía es una obligación republicana. Conclusiones: El gobierno junto con el Ministerio de Cultura, debería de ser renovado, gobiernos que apliquen buenas y consistentes leyes culturales harán que la sociedad peruana se renueve, sea más analítica y consciente de como elige a sus autoridades. Si la sociedad se renueva, se convierte en aplicada, por ende, gente preparada llegará a los altos cargos.