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RELACIÓN ENTRE EDUCACIÓN Y

ECONOMÍA
Por: Francisco Javier Peña Peña.

Hoy en día casi todos los países reconocen que el capital humano contribuye al
desarrollo económico tanto como el capital físico. La educación es tomada como un
importante instrumento para el desarrollo económico y social; la inversión en ella lleva a
la acumulación de capital humano, lo cual es un factor clave para el crecimiento
económico sostenido y para el aumento del ingreso privado y social.

Durante fines de los ochenta y comienzos de los noventa las nuevas teorías sobre el
crecimiento económico enfatizaron la posición del capital humano al analizar las
diferencias internacionales en la tasa de crecimiento económico de los países. La teoría
"neoclásica" convencional del crecimiento sostenía que el crecimiento económico era el
resultado de la acumulación de capital y de la ampliación de la fuerza de trabajo,
combinadas con un factor exógeno, el progreso tecnológico, que incrementaba la
productividad del capital y de la fuerza del trabajo. Sin embargo, desde la perspectiva de
una nueva teoría del crecimiento, lo que aumenta la productividad no es un factor
exógeno sino factores "endógenos", relacionados con la acumulación de los factores de
producción y su nivel de conocimientos.

Los modelos de capital humano demuestran la forma en que la educación posibilita


que todo el proceso de producción se beneficie con las externalidades que una sociedad
más educada genera. La mano de obra más capacitada utiliza el capital de manera más
eficiente, con lo cual pasa a ser más productiva. Es también más probable que se
introduzcan innovaciones de modo de idear nuevas y mejores formas de producción.
Más aún, la difusión de los beneficios de la mano de obra capacitada aumenta la
eficiencia global del trabajo. De esta manera, la elevación del nivel de educación
provoca un aumento de la eficiencia de todos los factores de producción.

Con lo descrito anteriormente, nos podemos dar cuenta de que la educación y la


economía de cualquier nación mantienen cierta relación de dependencia, y es que
resulta claro que si un país invierte adecuadamente en educación, tarde o temprano
obtendrá frutos que serán tangibles en su desarrollo económico.

Al entablar esta relación, se ha incursionado dentro del ámbito educativo el


concepto de calidad, el cual, como ya es bien sabido, proviene del ámbito empresarial.
Esta opción alternativa se ha constituido como la más aceptada dentro de la
implementación de políticas educativas a nivel mundial, sin embargo, cabe señalar que
también ha sido muy criticada por el carácter "mercantilista" con el que aborda la
problemática.

Así también, es importante señalar que la calidad educativa es un problema


multifactorial, de ahí que deba ser abordado desde la óptica de diversas disciplinas y no
tan sólo enfrascándonos dentro del campo de la economía.

Por otro lado, para hacer frente a esta problemática, resulta indispensable que
exista la participación de todos los actores que de alguna u otra forma tienen incidencia
en mejorar la calidad educativa. Los docentes y los padres de familia (junto con los
alumnos) son, sin duda, los personajes principales del proceso educativo que se lleva a
cabo dentro de una institución escolar, por lo que la calidad de su participación tiene
consecuencias (positivas o negativas) en el logro de las metas y objetivos marcados en
un plan de estudios.

Algunas de las actitudes que se deben promover en una institución educativa son:

a. EN LOS DOCENTES: Una preocupación que sea tangible a través del reclamo de
una formación para llevar a cabo con eficacia su función educativa.

b. EN LOS PADRES DE FAMILIA: Dejar de asumir un papel pasivo, de escucha y


de receptor de información; y adoptar una postura activa de intervención directa
en pro de coadyuvar en la mejora del proceso educativo.

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