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TEMA ESPECÍFICO Nº1

CONVENIOS INTERNACIONALES SURGIDOS DE LA CUMBRE DE RÍO: CONVENCIÓN MARCO DE


NACIONES UNIDAS SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO, CONVENIO SOBRE LA DIVERSIDAD
BIOLÓGICA, CONVENIO DE LUCHA CONTRA LA DESERTIFICACIÓN. PRINCIPALES
CARACTERÍSTICAS, EVOLUCIÓN Y SU APLICACIÓN EN ESPAÑA.
Índice
Introducción:................................................................................................................................2
1. Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.....................................3
Estructura de la CMNUCC.........................................................................................................4
Protocolo de Kyoto...................................................................................................................5
2. Convenio sobre la Diversidad Biológica................................................................................9
Principales características........................................................................................................9
Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020.......................................................11
Protocolos derivados del CDB................................................................................................14
3. Convenio de lucha contra la Desertificación......................................................................19
Antecedentes.........................................................................................................................19
Objetivos................................................................................................................................19
Estructura y funcionamiento..................................................................................................19
Introducción:
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Ambiente y el Desarrollo, celebrada en Río de
Janeiro, constituyó un momento importante en la aspiración de lograr un equilibrio justo entre
las necesidades económicas, sociales y ambientales. Esta reunión, conocida como Cumbre de
la Tierra, fue inaugurada oficialmente el 2 de junio de 1992.
La Cumbre de Río de 1992, fue una reafirmación de la Declaración de la Conferencia de las
Naciones Unidas sobre el Medio Humano, aprobada en Estocolmo el 16 de junio de 1972.
Tratando de basarse en ella, tiene el objetivo de establecer una alianza mundial nueva y
equitativa mediante la creación de nuevos niveles de cooperación entre los Estados, los
sectores claves de las sociedades y las personas.
Procurando alcanzar acuerdos internacionales en los que se respeten los intereses de todos y
se proteja la integridad del sistema ambiental y de desarrollo mundial reconociendo la
naturaleza integral e interdependiente de la Tierra, nuestro hogar, se proclamaron 27
principios:
Tabla 1. Principios que emanan de la Cumbre de Río 92.

Principio Resumen
1 Seres humanos son el centro de las perturbaciones. Tienen derecho a una vida saludable y en
armonía con la naturaleza.
2 Los Estados tienen derecho soberano de aprovechar sus propios recursos según sus propias
políticas ambientales y de desarrollo, y la responsabilidad de velar por que las actividades
realizadas dentro de su jurisdicción o bajo su control no causen daños al medio ambiente.
3 Derecho al desarrollo debe ejercerse en forma tal que responda equitativamente a las
necesidades de desarrollo y ambientales de las generaciones presentes y futuras.
4 La protección del medio ambiente deberá constituir parte integrante del proceso de desarrollo
y no podrá considerarse en forma aislada.
5 Estados y todas las personas deberán cooperar en la tarea esencial de erradicar la pobreza
como requisito indispensable del desarrollo sostenible.
6 Especial prioridad a la situación y las necesidades especiales de los países en desarrollo. En las
medidas internacionales que se adopten con respecto al medio ambiente y al desarrollo
también se deberían tener en cuenta los intereses y las necesidades de todos los países.

7 Estados deberán cooperar con espíritu de solidaridad mundial para conservar, proteger y
restablecer la salud y la integridad del ecosistema de la Tierra.
8 Los Estados deberían reducir y eliminar las modalidades de producción y consumo
insostenibles y fomentar políticas demográficas apropiadas.

9 Fortalecimiento de su propia capacidad de lograr el desarrollo sostenible, aumentando el saber


científico mediante el intercambio de conocimientos científicos y tecnológicos
10 Participación de todos los ciudadanos interesados, en el nivel que corresponda.
11 Los Estados deberán promulgar leyes eficaces sobre el medio ambiente
12 Estados deberían cooperar en la promoción de un sistema económico internacional favorable y
abierto que llevara al crecimiento económico y el desarrollo sostenible de todos los países, a
fin de abordar en mejor forma los problemas de la degradación ambiental
13 Los Estados deberán desarrollar la legislación nacional relativa a la responsabilidad y la
indemnización respecto de las víctimas de la contaminación y otros daños ambientales
14 Estados deberían cooperar efectivamente para desalentar o evitar la reubicación y la
transferencia a otros Estados de cualesquiera actividades y sustancias que causen degradación
ambiental grave o se consideren nocivas para la salud humana.

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Principio Resumen
15 Los Estados deberán aplicar ampliamente el criterio de precaución conforme a sus capacidades
16 Las autoridades nacionales deberían procurar fomentar la internalización de los costos
ambientales y el uso de instrumentos económicos, teniendo en cuenta el criterio de que el que
contamina debe, en principio, cargar con los costos de la contaminación.
17 Deberá emprenderse una evaluación del impacto ambiental, en calidad de instrumento
nacional, respecto de cualquier actividad propuesta que probablemente haya de producir un
impacto negativo considerable en el medio ambiente
18 Estados deberán notificar inmediatamente a otros Estados de los desastres naturales u otras
situaciones de emergencia.
19 Estados deberán proporcionar la información pertinente, y notificar previamente y en forma
oportuna los efectos ambientales transfronterizos adversos.
20 Plena participación de la mujer
21 Movilizarse la creatividad, los ideales y el valor de los jóvenes del mundo
22 Las poblaciones indígenas y sus comunidades papel fundamental en la ordenación del medio
ambiente y en el desarrollo debido a sus conocimientos y prácticas tradicionales.
23 Deben protegerse el medio ambiente y los recursos naturales de los pueblos sometidos a
opresión, dominación y ocupación.
24 Guerra es, por definición, enemiga del desarrollo sostenible
25 La paz, el desarrollo y la protección del medio ambiente son interdependientes e inseparables.
26 Estados deberán resolver pacíficamente todas sus controversias sobre el medio ambiente por
medios que corresponda con arreglo a la Carta de las Naciones Unidas.
27 Estados y las personas deberán cooperar de buena fe y con espíritu de solidaridad en la
aplicación de los principios consagrados en esta Declaración.

De esta Convención de junio de 1992, surgen tres Convenios y dos protocolos:

1. Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio


Climático.
La Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, adoptada en 1992 y que
entró en vigor en 1994, ha sido ratificada por 195 países (Partes de la Convención). La
Convención reconoce la existencia del problema del cambio climático, y establece un objetivo
último: lograr la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la
atmósfera con el fin de impedir interferencias antropogénicas (causadas por el ser humano)
peligrosas en el sistema climático. Además, indica que ese nivel debe lograrse en un plazo
suficiente para permitir que los ecosistemas se adapten naturalmente al cambio climático,
asegurar que la producción de alimentos no se vea amenazada y permitir que el desarrollo
económico prosiga de manera sostenible.

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Para que la aplicación de la Convención sea efectiva, se elaboran decisiones que han de ser
aprobadas por todas las Partes por consenso y que desarrollan los diferentes artículos de dicha
Convención. Estas decisiones se discuten y aprueban en las Conferencias de las Partes.

Estructura de la CMNUCC
Conferencia de las Partes de la CMNUCC (COP, por sus siglas en inglés)
La Conferencia de las Partes es el órgano supremo en el que se reúnen las Partes de la
Convención para adoptar decisiones. La COP se reúne una vez al año desde 1995 (un año
después de la entrada en vigor de la CMNUCC), tiene el mandato de revisar la implementación
de la Convención y puede negociar nuevos compromisos.

Conferencia de las Partes en calidad de reunión de las Partes en el Protocolo de Kioto


(COP-MOP, por sus siglas en inglés)
Este órgano actúa en calidad de reunión de las Partes en el Protocolo de Kioto y está integrado
por todas las Partes que han ratificado el Protocolo. Las sesiones de la COP y COP-MOP se
celebran simultáneamente para reducir costes y mejorar la coordinación entre la Convención y
el Protocolo. La COP-MOP se reunió por primera vez en Montreal en 2005, coincidiendo con la
entrada en vigor del Protocolo de Kioto.
Órganos Subsidiarios permanentes de la Convención y del Protocolo de Kioto
El Órgano Subsidiario de Asesoramiento Científico y Tecnológico (SBSTA, por sus siglas en
inglés): asesora a las Conferencias de las Partes de la Convención y el Protocolo sobre las
cuestiones científicas y tecnológicas relativas al clima, el medio ambiente, la tecnología y las
metodologías. Además, el SBSTA contribuye a establecer un vínculo entre la información
científica facilitada por fuentes especializadas como el IPCC, por un lado, y las necesidades
normativas de la COP y la COP-MOP por el otro.
El Órgano Subsidiario de Ejecución (SBI, por sus siglas en inglés): ayuda a supervisar cómo se
aplican la Convención y el Protocolo. Una labor especialmente importante a este respecto es
examinar la información contenida en los inventarios de gases de efecto invernadero y otras
obligaciones de información presentadas por las Partes, con el fin de evaluar la eficacia global
de la Convención y del Protocolo, incluyendo la revisión de la asistencia financiera otorgada a
las Partes no incluidas en el Anexo I para ayudarles a aplicar los compromisos contraídos en el
marco de la Convención.
Estos órganos subsidiarios tienen un mandato específico y se reúnen dos veces al año durante
dos semanas, en la sede de la Secretaría de la Convención ubicada en Bonn (Alemania), y en
paralelo a las reuniones de la COP y COP-MOP a finales de cada año. Ambos están abiertos a la
participación de todas las Partes y de observadores acreditados.
El siguiente diagrama representa las principales instituciones que forman parte de la CMNUCC.
Cada institución u organismo incluye su denominación seguida de las siglas en inglés, con el
objeto de facilitar su identificación.

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Protocolo de Kyoto
Tres años después de que la Convención fuese aprobada, el IPCC publicaba su Segundo
Informe de Evaluación. Dicho informe concluía que el clima ya había comenzado a cambiar a
causa de las emisiones de gases de efecto invernadero.
En respuesta a este informe, en 1997 los gobiernos acordaron incorporar una adición a la
Convención conocida con el nombre de Protocolo de Kioto que cuenta con medidas más
enérgicas, en particular, compromisos jurídicamente vinculantes de reducción o limitación de
emisiones. El Protocolo de Kioto, que entró en vigor en febrero de 2005, establece, por
primera vez, objetivos de reducción de emisiones netas de gases de efecto invernadero para
los principales países desarrollados y economías en transición, con un calendario de
cumplimiento. Las emisiones de gases de efecto invernadero de los países industrializados
deberían reducirse al menos un 5% por debajo de los niveles de 1990 en el período 2008-2012,
conocido como primer periodo de compromiso del Protocolo de Kioto.
En 2006 se comenzaron a negociar los detalles de la continuidad de este Protocolo más allá del
final de su primer periodo de compromiso (es decir, a partir de 2013).
Así, en la cumbre de Doha de 2012 (COP 18/COP-MOP 8), se acordó dar continuidad al marco
jurídico del Protocolo de Kioto a través de la adopción de las enmiendas necesarias para hacer
posible su continuidad con un segundo periodo de compromiso a partir del 1 de enero de
2013. La adopción de estas enmiendas incluye:
Los nuevos compromisos de las Partes del Anexo I del Protocolo de Kioto que accedieron a
asumir compromisos en un segundo período, desde el 1 enero de 2013 hasta el 31 diciembre
de 2020.
Una lista revisada de los gases de efecto invernadero para el segundo período de compromiso.

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Las enmiendas a varios artículos del Protocolo de Kioto, cuestiones específicamente
pertenecientes al primer período de compromiso y que necesitaban ser actualizadas para el
segundo período de compromiso.
Acuerdo de París, 2015
Proceso de negociación
El Protocolo de Kioto cubre sólo una parte de las emisiones de gases de efecto invernadero a
nivel mundial y, de acuerdo con los informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre
el Cambio Climático (IPCC), son necesarias reducciones adicionales de emisiones para poder
cumplir con el objetivo último de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio
Climático.
Por ello, desde la aprobación del Plan de Acción de Bali, en el año 2007, y hasta la adopción del
Acuerdo de París, en diciembre de 2015, las Partes de la Convención estuvieron trabajando en
un nuevo marco de acción global con el que hacer frente al cambio climático. En este contexto,
cabe destacar el trabajo técnico desarrollado por el Grupo de Trabajo para la Cooperación a
Largo Plazo (AWG LCA, por sus siglas en inglés) que, entre 2008 y 2012, trabajó para que en la
COP celebrada en Doha, en 2012, se aprobaran distintas decisiones que permitieron avanzar
en la implementación de la Convención y en la preparación del futuro acuerdo climático.
Por su parte, el Grupo de Trabajo Ad Hoc de la Plataforma de Durban (ADP, por sus siglas en
inglés), creado en la Cumbre de Durban (COP17, Sudáfrica) en 2011, ha sido el responsable de
desarrollar los elementos que han dado forma al Acuerdo de París en sus distintas áreas de
trabajo: mitigación, adaptación, financiación, desarrollo y transferencia de tecnología,
fortalecimiento de capacidades y transparencia en materia de acciones y de apoyo.
El ADP se estructuró alrededor de dos ejes (workstream) de trabajo:
 Workstream I: Eje para el diseño del Acuerdo en 2015. Se centraba en discutir los
elementos que debían conformar el nuevo acuerdo climático, alrededor de las áreas
de trabajo mencionadas anteriormente. Fruto de estas negociaciones se desarrolló el
contenido del Acuerdo de París.
 Workstream II: Eje para aumentar la ambición en el ámbito de la mitigación pre 2020.
Se centraba en discutir opciones para dar un paso más en los esfuerzos de mitigación
antes de 2020 que permitan conseguir las reducciones necesarias para alcanzar el
objetivo de los 2ºC acordado en Cancún (COP 16). Tras la COP21 de París, el trabajo de
este eje ha quedado recogido dentro de las agendas de los Órganos Subsidiarios de la
Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. De este modo, se ha
mantenido la organización de un Proceso Técnico de Expertos que considera opciones
para aumentar la ambición en materia de mitigación, y tras París, también en materia
de adaptación. 
Tras cuatro años de negociaciones, el 12 de diciembre de 2015 se adoptó, en la COP21, el
Acuerdo de París. Estas negociaciones se llevaron a cabo en el contexto del Grupo de Trabajo
Ad Hoc de la Plataforma de Durban (ADP, por sus siglas en inglés), establecido en la Cumbre de
Durban en 2011 (COP17, Sudáfrica). El ADP se creó con el mandato de adoptar, en 2015, un
Acuerdo global de cambio climático, de carácter jurídicamente vinculante, por el que todos los
países se comprometieran a participar en las reducciones globales de gases de efecto
invernadero.
El Acuerdo de París supone un hito histórico en la lucha contra el cambio climático,
fundamental para la promoción de un desarrollo bajo en emisiones, resiliente al clima y
sostenible. Adoptado por todos los países de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el

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Cambio Climático, el Acuerdo de París abre una nueva fase en la negociación internacional en
materia de cambio climático que permitirá desarrollar los elementos para su aplicación
completa y efectiva.
Objetivo
El Acuerdo de París tiene como objetivo evitar que el incremento de la temperatura media
global del planeta supere los 2ºC respecto a los niveles preindustriales y busca, además,
promover esfuerzos adicionales que hagan posible que el calentamiento global no supere los
1,5ºC. De esta manera, el Acuerdo recoge la mayor ambición posible para reducir los riesgos y
los impactos del cambio climático en todo el mundo y, al mismo tiempo, incluye todos los
elementos necesarios para que se pueda alcanzar este objetivo.
Además, reconoce la necesidad de que las emisiones globales toquen techo lo antes posible,
asumiendo que esta tarea llevará más tiempo para los países en desarrollo. En cuanto a las
sendas de reducción de emisiones a medio y largo plazo, se establece la necesidad de
conseguir la neutralidad de las emisiones, es decir, un equilibrio entre las emisiones y las
absorciones de gases de efecto invernadero en la segunda mitad de siglo.
Objetivos de reducción
Cada 5 años, todos los países deben comunicar y mantener sus objetivos nacionales de
reducción de emisiones (sus planes de desarrollo para la reducción de emisiones). Además,
todos los países deben poner en marcha políticas y medidas nacionales para alcanzar dichos
objetivos. Así, se han presentado 190 planes de lucha contra el cambio climático que cubren
alrededor del 99% de las emisiones de todas las Partes de la Convención.
El Acuerdo de París reconoce la importancia de ir incrementando la ambición de los
compromisos con objetivos cada vez más ambiciosos, es decir, cada 5 años los compromisos
de los países serán cada vez mayores.
Asimismo, el Acuerdo reconoce la importancia de los ecosistemas como sumideros de
carbono, en particular, los bosques, que se incluyen explícitamente en el Acuerdo, y reconoce
la posibilidad de utilizar mecanismos de mercado para cumplir con los objetivos que se
marquen los países, si éstos así lo deciden en sus contribuciones.
Garantías
El Acuerdo de París incluye un ciclo de revisión o sistema de ambición que establece que, cada
5 años (comenzando en 2023), es necesario hacer un balance del estado de la implementación
del Acuerdo, incluyendo el progreso respecto al objetivo de los 2ºC. El vínculo que se ha
logrado entre el análisis del estado de situación y la presentación de las sucesivas rondas de
compromisos permite que el Acuerdo de París sea lo suficientemente dinámico como para ser
duradero en el tiempo y garantizar un aumento de ambición progresivo.
En este análisis del estado de situación se deberán considerar todos los elementos del
Acuerdo: compromisos de reducción de emisiones, el estado de las acciones de adaptación y la
situación de los medios de implementación, en especial, la financiación.
¿Cómo se abordan la adaptación y las pérdidas y daños ocasionados por el cambio climático?
El Acuerdo de París pone en valor la importancia de adaptarse a los efectos adversos del
cambio climático, estableciendo un objetivo mundial cualitativo que consiste en aumentar la
capacidad de adaptación, fortalecer la resiliencia y reducir la vulnerabilidad, en un contexto en
el que todos los países se están enfrentando a los impactos derivados del incremento de la
temperatura global.

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Se fortalece el marco de cooperación global, de forma que los países en desarrollo más
vulnerables puedan afrontar mejor las pérdidas y daños asociados a estos impactos. Esto
supone un reconocimiento de las necesidades específicas que tienen los países más
vulnerables y que vienen demandando desde hace años en el proceso de negociación.
¿Cómo se apoyará el desarrollo del Acuerdo?
El Acuerdo de París sienta las bases para una transformación hacia modelos de desarrollo
bajos en emisiones y resilientes al clima. Para ello, se cuenta con un importante paquete
financiero que ayudará a la implementación del Acuerdo, en particular, en los países menos
desarrollados y pequeños estados insulares, y que deberá construirse sobre la base del
objetivo de movilización de 100.000 millones de dólares anuales, a partir de 2020, a través de
distintas fuentes. Este objetivo se revisará al alza antes de 2025.
Los países desarrollados apoyarán a los países en desarrollo con financiación climática
(transferencia de recursos para financiar actuaciones de lucha contra el cambio climático)
pero, por primera vez, se anima también a los países en desarrollo a que proporcionen
financiación de manera voluntaria.
En la COP21 de París, también se ha creado un Comité para el fortalecimiento de capacidades
(Comité de París) cuya finalidad es detectar lagunas y necesidades en países en desarrollo en
esta materia y mejorar la coherencia y la coordinación en sus actividades.
¿Cómo sabremos si se cumplen los compromisos de los países?
El Acuerdo de París establece un marco de transparencia (sistema de presentación de
información y revisión de calidad la misma) para todos los países. Este marco cubre la
información sobre emisiones y absorciones de gases de efecto invernadero y sobre el apoyo
(financiación, tecnología, etc.), tanto proporcionado como recibido por todos los países, así
como información sobre necesidades de apoyo de los países en desarrollo.
El objetivo de este marco es proporcionar un entendimiento claro de las acciones de cambio
climático y garantizar así que todos los países llevan a cabo aquello a lo que se han
comprometido. Además, se construirá sobre el sistema ya existente en la CMNUCC, y se
especifica que debe suponer una mejora con respecto a éste, lo que indica que, poco a poco,
se tendrá un marco mejorado y único.
Se establece un proceso de revisión de la información presentada por los países que servirá
para identificar áreas de mejora. El marco contará con flexibilidades para aquellos países en
desarrollo que las necesiten.
Este marco de transparencia juega un papel clave en el ciclo de revisión/mecanismo de
ambición del Acuerdo, ya que proporciona información sobre la evolución en materia de
mitigación y apoyo, que contribuirá al balance del estado de la implementación del Acuerdo.
El Acuerdo de París es jurídicamente vinculante para los Estados Parte que lo ratifiquen. En él
se establece la obligatoriedad de presentar y mantener objetivos de reducción de emisiones
determinados a nivel nacional. El cumplimiento de dichos objetivos queda garantizado
mediante el mecanismo de revisión de los compromisos de cada país y mediante el mecanismo
para facilitar el cumplimiento. Este último está formado por un Comité destinado a facilitar la
aplicación y promover el cumplimiento de todas las cláusulas previstas en el Acuerdo por
todos los países. Este Comité tiene naturaleza facilitadora, no contenciosa y tampoco
sancionadora.

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¿Cuándo ha entrado en vigor el Acuerdo de París?
El Acuerdo de París entró en vigor el 4 de noviembre de 2016, una vez que, el 5 de octubre de
2016, más de 55 Partes, que representan más del 55% de las emisiones globales, habían
ratificado el Acuerdo. España depositó ante Naciones Unidas el instrumento de ratificación del
Acuerdo de París el 12 de enero de 2017.

2. Convenio sobre la Diversidad Biológica


Principales características
Sede: La Secretaría del Convenio está administrada por el Programa de las Naciones Unidas
para el Medio Ambiente (PNUMA) y tiene su sede en Montreal (Canadá). El Secretario General
de las Naciones Unidas actúa como depositario del Convenio y sus Protocolos.
El Convenio sobre Diversidad Biológica es un instrumento jurídico muy exigente en cuanto a la
manipulación y conservación de la diversidad genética, de especies y de hábitats. Este
Convenio fue ratificado en su totalidad por el Gobierno Español en 1993. Los objetivos de este
Convenio (transcritos del texto original) “son la conservación de la diversidad biológica, la
utilización sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en los beneficios
que se deriven de la utilización de los recursos genéticos mediante, entre otras cosas, un
acceso adecuado a esos recursos y una transferencia apropiada de las tecnologías pertinentes,
teniendo en cuenta todos los derechos sobre esos recursos y a esas tecnologías, así como
mediante una financiación apropiada”.
De otra parte, el principio de derecho de este Convenio es que “los Estados tienen el derecho
soberano de explotar sus propios recursos en aplicación de su propia política ambiental y la
obligación de asegurar que las actividades que se lleven a cabo dentro de su jurisdicción o bajo
su control no perjudiquen al medio de otros Estados o de zonas situadas fuera de toda
jurisdicción nacional”.
“Artículo 1. Objetivos:
Los objetivos del presente Convenio, que se han de perseguir de conformidad con sus
disposiciones pertinentes, son la conservación de la diversidad biológica, la utilización
sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en los beneficios que se
deriven de la utilización de los recursos genéticos, mediante, entre otras cosas, un acceso
adecuado a esos recursos y una transferencia apropiada de las tecnologías pertinentes,
teniendo en cuenta todos los derechos sobre esos recursos y esas tecnologías, así como
mediante una financiación apropiada.”
Otros aspectos importantes de este documento son la cooperación entre países para lograr
una conservación y desarrollo de la biodiversidad tanto desde el punto de vista jurídico como
científico y técnico, de tal forma que se logre al mismo tiempo una trasferencia mutua de
información y un apoyo para poder generar un desarrollo paulatino de los países más
desfavorecidos.
Así mismo, cada parte contratante del convenio deberá elaborar estrategias, planes o
programas nacionales para la conservación y la utilización sostenible de los recursos
biológicos.
Además, y como medida realmente significativa, las estrategias de conservación y desarrollo
de la biodiversidad se integrarían (en la medida de lo posible) en los planes, programas y
políticas sectoriales de cada país. De esta manera se incluyen criterios ambientales en cada

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una de las políticas principales de los gobiernos, afectando a esferas tan importantes como
energía, transportes, industria, agricultura, etc.

Otras medidas importantes abordadas en este documento son la identificación y seguimiento


de la biodiversidad. Estas medidas suponen un reto y un esfuerzo económico considerable (en
particular los países más en vías de desarrollo), pues son muy grandes los vacíos en el
conocimiento de las especies que existen en sus territorios, siendo necesarios muchos técnicos
taxónomos para la identificación de esas especies (téngase en cuenta que hasta el momento
tan sólo se conoce un 3 % aproximadamente del total de especies estimadas para todo el
globo, y que el 50 % de estas especies se encuentran en zonas tropicales). Esta medida se
complementa con un control y seguimiento del estado de las poblaciones, así como de las
posibles causas que puedan generar las alteraciones.
En lo estrictamente referente a conservación se plantea una complementariedad entre las dos
modalidades fundamentales: conservación “in situ” y “ex situ”.
La conservación in situ implica la preservación de las especies en su hábitat original. Los países
del convenio se comprometen a crear áreas protegidas o zonas donde tomar medidas
especiales de conservación.
Además, se promueve la protección de hábitats naturales y el mantenimiento de poblaciones
en sus entornos naturales, incluidas las comunidades indígenas y sus estilos tradicionales de
vida.
Este tipo de medidas son las que mayor importancia tienen, más aún cuando son muchas las
especies que dependen de otras para su desarrollo (predaciones, simbiosis y parasitismos
obligatorios entre especies).
En cualquier caso, se plantea una mejora en la conservación ex situ reglamentándose la
recolección de recursos biológicos y apoyando la creación de instalaciones en el país de origen.
Se plantea este tipo de conservación como una acción complementaria que en ningún caso
podrá sustituir a la conservación in situ.
Otros enfoques del Convenio van dirigidos a la utilización sostenible de los componentes
biológicos, integrando el uso sostenible en los procesos nacionales de adopción de decisiones
y en la adopción de medidas para reducir al mínimo los efectos adversos para la diversidad, o
bien alentando a la utilización tradicional de los recursos, o prestando ayuda a las poblaciones
locales en la restauración de zonas disminuidas en su diversidad.
La investigación, la educación y la concienciación pública son también elementos principales
tenidos en cuenta en el Convenio, pues se da especial importancia a un cambio de actitudes de
la población en general frente al medio ambiente y en particular sobre la biodiversidad. Se
proponen así algunos mecanismos para que la población valore la diversidad y se implique
participando en los procesos de decisión y control que afecten al medio natural.
De igual manera se desarrollan algunos aspectos de las Evaluaciones de Impacto Ambiental
para reducir al mínimo los efectos perjudiciales de la actividad humana sobre la biodiversidad
sea cual sea la naturaleza de los proyectos. Se añade además que, en caso de perjuicio de un
país sobre otro, la Conferencia de las Partes establecerá la responsabilidad y reparación
necesarias e incluso la posible indemnización.
Otros aspectos importantes de este Convenio son la regulación del acceso a los recursos
genéticos al reconocerse los derechos soberanos de cada país y la potestad para consentir o no
el uso de su patrimonio biológico.

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Se añade además una sección acerca del acceso y transferencia de la tecnología, del
intercambio de información y de la cooperación científica y técnica, con el objetivo de que se
superen las grandes diferencias de conocimiento entre los distintos países y para disminuir el
tiempo y recursos necesarios en la conservación del patrimonio biológico.
Por último, se introducen dos artículos referentes a los recursos y mecanismos financieros para
poder llevar a cabo los objetivos esenciales del Convenio. En este sentido se propone la ayuda
económica y tecnológica hacia los países menos desarrollados, ayudas que se llevarán a cabo a
través de subvenciones o en condiciones favorables. Además, se tendrá en cuenta como
prioridad suprema por todas las partes, la necesidad de desarrollo económico y social para
erradicar la pobreza, más aún cuando los países pobres dependen en mayor medida de sus
recursos biológicos (como los Estados insulares pequeños) o son más vulnerables por contener
en sus territorios zonas áridas o montañosas.
Se completa el Convenio con un número importante de artículos referentes a la Conferencia
de las Partes, la constitución de una Secretaría, la entrada en vigor, el derecho de voto, etc.
En su conjunto, todas las medidas propuestas en la Conferencia de Río representan un hito
histórico al modificar significativamente los puntos de mira de las políticas ambientales de una
mayoría de países, lo que puede llegar a suponer, de realizarse, un giro total en la forma de
gobernar y utilizar los recursos naturales para bien del hombre y del ecosistema planetario.
Tanto España como la Unión Europea han cumplido el mandato del CDB y han desarrollado sus
propias estrategias de conservación de la Biodiversidad.

Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020


Durante la décima reunión de la Conferencia de las Partes celebrada del 18 al 29 de octubre de
2010 en Nagoya (Japón), se actualizó y aprobó el Plan Estratégico para la Biodiversidad para el
período 2011-2020. Este nuevo plan es un marco de acción de diez años para todos los países y
las partes firmantes del Convenio para detener la pérdida de la diversidad biológica y asegurar
la provisión de los servicios de los ecosistemas esenciales para las personas.
El Plan Estratégico se compone de una visión compartida, una misión, objetivos estratégicos y
20 metas ambiciosas pero alcanzables, conocidas como Metas de Aichí. Se trata de un marco
flexible para el establecimiento de objetivos nacionales y regionales, y promueve la aplicación
coherente y eficaz de los tres objetivos del Convenio sobre la Diversidad Biológica. El
desarrollo de objetivos nacionales, así como la actualización y revisión de las estrategias
nacionales y planes de acción serán las herramientas clave en el cumplimiento de los
compromisos establecidos en el Plan Estratégico.
Visión
Para 2050, la diversidad biológica se valora, conserva, restaura y utiliza en forma racional,
manteniendo los servicios de los ecosistemas, sosteniendo un planeta sano y brindando
beneficios esenciales para todos.

Misión
Tomar medidas efectivas y urgentes para detener la pérdida de diversidad biológica a fin de
asegurar que, para 2020, los ecosistemas sean resilientes y sigan suministrando servicios
esenciales, asegurando de este modo la variedad de la vida del planeta y contribuyendo al
bienestar humano y a la erradicación de la pobreza. A este fin, las presiones sobre la diversidad
biológica se reducen, los ecosistemas se restauran, los recursos biológicos se utilizan de
manera sostenible y los beneficios que surgen de la utilización de los recursos genéticos se
comparten en forma justa y equitativa; se proveen recursos financieros adecuados, se mejoran

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las capacidades, se transversalizan las cuestiones y los valores relacionados con la diversidad
biológica, se aplican eficazmente las políticas adecuadas, y la adopción de decisiones se basa
en fundamentos científicos sólidos y el enfoque de precaución
Metas de Aichí
– Objetivo estratégico A: Abordar las causas subyacentes de la pérdida de diversidad
biológica mediante la incorporación de la diversidad biológica en todos los ámbitos
gubernamentales y de la sociedad.

1. Para 2020, a más tardar, las personas tendrán conciencia del valor de la
diversidad biológica y de los pasos que pueden dar para su conservación y
utilización sostenible.

2. Para 2020, a más tardar, los valores de la diversidad biológica habrán sido
integrados en las estrategias y procesos de planificación de desarrollo y de
reducción de la pobreza nacionales y locales y se estarán integrando en los
sistemas nacionales de contabilidad, según proceda, y de presentación de
informes.

3. Para 2020, a más tardar, se habrán eliminado, eliminado gradualmente o


reformado los incentivos, incluidos los subsidios, perjudiciales para la diversidad
biológica, a fin de reducir al mínimo o evitar los impactos negativos, y se habrán
desarrollado y aplicado incentivos positivos para la conservación y utilización
sostenible de la diversidad biológica, de conformidad y en armonía con el
Convenio y otras obligaciones internacionales pertinentes, tomando en cuenta las
condiciones socioeconómicas nacionales.

4. Para 2020, a más tardar, los gobiernos, empresas e interesados directos de todos
los niveles habrán adoptado medidas o habrán puesto en marcha planes para
lograr la sostenibilidad en la producción y el consumo y habrán mantenido los
impactos del uso de los recursos nacionales dentro de límites ecológicos seguros.

– Objetivo estratégico B:
Reducir las presiones directas sobre la diversidad biológica y promover la utilización
sostenible.

5. Para 2020, se habrá reducido por lo menos a la mitad y, donde resulte factible, se
habrá reducido hasta un valor cercano a cero, el ritmo de pérdida de todos los
hábitats naturales, incluidos los bosques, y se habrá reducido de manera
significativa la degradación y fragmentación.

6. Para 2020, todas las reservas de peces e invertebrados y plantas acuáticas se


gestionarán y cultivarán de manera sostenible, lícita y aplicando enfoques
basados en los ecosistemas, de manera tal que se evite la pesca excesiva, se
hayan establecido planes y medidas de recuperación para todas las especies
agotadas, las actividades pesqueras no tengan impactos perjudiciales
importantes en las especies amenazadas y en los ecosistemas vulnerables, y el
impacto de la actividad pesquera en las reservas, especies y ecosistemas se
encuentren dentro de límites ecológicos seguros.

7. Para 2020, las zonas destinadas a agricultura, acuicultura y silvicultura se


gestionarán de manera sostenible, garantizándose la conservación de la
diversidad biológica.

13
8. Para 2020, se habrá llevado la contaminación, incluida aquella producida por
exceso de nutrientes, a niveles que no resulten perjudiciales para el
funcionamiento de los ecosistemas y para la diversidad biológica.

9. Para 2020, se habrán identificado y priorizado las especies exóticas invasoras y


vías de introducción, se habrán controlado o erradicado las especies prioritarias,
y se habrán establecido medidas para gestionar las vías de introducción a fin de
evitar su introducción y establecimiento.

10. Para 2015, se habrán reducido al mínimo las múltiples presiones antropógenas
sobre los arrecifes de coral y otros ecosistemas vulnerables afectados por el
cambio climático o la acidificación de los océanos, a fin de mantener su
integridad y funcionamiento.

– Objetivo estratégico C:
Mejorar la situación de la diversidad biológica salvaguardando los ecosistemas, las
especies y la diversidad genética.

11. Para 2020, al menos el 17% de las zonas terrestres y de las aguas interiores y el
10% de las zonas marinas y costeras, especialmente las que revisten particular
importancia para la diversidad biológica y los servicios de los ecosistemas, se
habrán conservado por medio de sistemas de áreas protegidas administrados de
manera eficaz y equitativa, ecológicamente representativos y bien conectados, y
de otras medidas de conservación eficaces basadas en áreas, y estas estarán
integradas a los paisajes terrestres y marinos más amplios.

12. Para 2020, se habrá evitado la extinción de especies amenazadas identificadas y


se habrá mejorado y sostenido su estado de conservación, especialmente el de
las especies en mayor disminución.

13. Para 2020, se habrá mantenido la diversidad genética de las especies vegetales
cultivadas y de los animales de granja y domesticados y de las especies silvestres
emparentadas, incluidas otras especies de valor socioeconómico y cultural, y se
habrán desarrollado y puesto en práctica estrategias para reducir al mínimo la
erosión genética y para salvaguardar su diversidad genética.

– Objetivo estratégico D:
Aumentar los beneficios de los servicios de la diversidad biológica y los ecosistemas
para todos

14. Para 2020, se habrán restaurado y salvaguardado los ecosistemas que


proporcionan servicios esenciales, incluidos servicios relacionados con el agua, y
que contribuyen a la salud, los medios de vida y el bienestar, tomando en cuenta
las necesidades de las mujeres, las comunidades indígenas y locales y las
personas pobres y vulnerables.

15. Para 2020, se habrá incrementado la capacidad de recuperación de los


ecosistemas y la contribución de la diversidad biológica a las reservas de carbono,
mediante la conservación y la restauración, incluida la restauración de por lo
menos el 15% de los ecosistemas degradados, contribuyendo así a la mitigación
del cambio climático y a la adaptación a este, así como a la lucha contra la
desertificación.

16. Para 2015, el Protocolo de Nagoya sobre Acceso a los recursos genéticos y

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participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de su utilización
estará en vigor y en funcionamiento, conforme a la legislación nacional.

– Objetivo estratégico E:
Mejorar la aplicación a través de la planificación participativa, la gestión de los
conocimientos y la creación de capacidad.

17. Para 2015, cada Parte habrá elaborado, adoptado como un instrumento de
política, y comenzado a poner en práctica una estrategia y un plan de acción
nacionales en materia de diversidad biológica eficaces, participativos y
actualizados.

18. Para 2020, se respetarán los conocimientos, las innovaciones y las prácticas
tradicionales de las comunidades indígenas y locales pertinentes para la
conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica, así como su uso
consuetudinario de los recursos biológicos. Este respeto estará sujeto a la
legislación nacional y a las obligaciones internacionales pertinentes y se integrará
plenamente y estará reflejado en la aplicación del Convenio a través de la
participación plena y efectiva de las comunidades indígenas y locales en todos los
niveles pertinentes.

19. Para 2020, se habrá avanzado en los conocimientos, la base científica y las
tecnologías relativas a la diversidad biológica, sus valores y funcionamiento, su
estado y tendencias y las consecuencias de su pérdida, y tales conocimientos y
tecnologías serán ampliamente compartidos, transferidos y aplicados.

20. Para 2020, a más tardar, debería aumentar de manera sustancial, en relación con
los niveles actuales, la movilización de recursos financieros para aplicar de
manera efectiva el Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020,
provenientes de todas las fuentes y conforme al proceso refundido y convenido
en la Estrategia para la movilización de recursos. Esta meta estará sujeta a
cambios según las evaluaciones de recursos necesarios que las Partes hayan
llevado a cabo y presentado en sus informes.
Protocolos derivados del CDB
Aunque no se incluyen dentro de los epígrafes del tema, es imprescindible mencionar dos
instrumentos derivados del Convenio que se han aprobado en su seno. El Primero, el Protocolo
de Cartagena, nació de una COP Extraordinaria (EXCOP1) que tuvo lugar entre las COP 4ª y 5ª,
mientras que el Protocolo de Nagoya se aprobó en el contexto de la COP10 de Nagoya/Aichi
El Protocolo de Cartagena de Indias
El Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología del Convenio sobre Diversidad
Biológica es un acuerdo internacional que busca asegurar la manipulación, el transporte y el
uso seguros de los organismos vivos modificados (OVM) que resultan de la aplicación de la
tecnología moderna que puede tener efectos adversos en la diversidad biológica,
considerando al mismo tiempo los posibles riesgos para la salud humana. Fue adoptado el 29
de enero de 2000 y entró en vigencia el 11 de septiembre de 2003, noventa días después de
recibir del 50° instrumento de ratificación. Según el Artículo 29, párrafo 1 del Protocolo, la
Conferencia de Partes para el Convenio funciona como la reunión de Partes del Protocolo
(COP-MOP), el consejo administrativo del Protocolo.
El 29 de enero de 2000, la Conferencia de las Partes en el Convenio sobre Diversidad Biológica
adoptó un acuerdo complementario al Convenio que se conoce con el nombre de Protocolo de

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Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología. El Protocolo busca proteger la diversidad
biológica frente a los riesgos potenciales que presentan los organismos vivos modificados que
resultan de la aplicación de la tecnología moderna. Establece un procedimiento de acuerdo
fundamentado previo (AIA) para garantizar que los países cuenten con la información
necesaria para tomar decisiones fundamentadas antes de aprobar la importación de tales
organismos a su territorio. El Protocolo hace referencia al Enfoque de precaución y reafirma el
principio de precaución consagrado en el Principio 15 de la Declaración de Río sobre el Medio
Ambiente y el Desarrollo. El Protocolo también establece un Centro de Intercambio de
Información sobre Seguridad de la Biotecnología para facilitar el intercambio de información
sobre organismos vivos modificados y asistir a los países en la aplicación del Protocolo.
En cumplimiento del Artículo 19, párrafo 3 del Convenio sobre la Diversidad Biológica, la
Conferencia de Partes, a través de la decisión II/5, creó un Grupo de Trabajo Especial sobre
Seguridad de la Biotecnología de composición abierta, al cual le encargó la elaboración de un
proyecto de protocolo sobre seguridad de la biotecnología que debía centrarse en particular
en los movimientos transfronterizos de los organismos vivos modificados resultantes de la
biotecnología moderna que pudieran tener efectos adversos en la conservación y uso
sostenible de la diversidad biológica.
El Grupo de Trabajo Especial de composición abierta sobre Seguridad de la Biotecnología se
reunió seis veces entre 1996 y febrero de 1999. En su conclusión, El Grupo de Trabajo presentó
un texto boceto del Protocolo, y remarcó también las preocupaciones de las Partes, para su
consideración en la Conferencia de Partes en su primera reunión extraordinaria, que se
reunieron con el propósito de adoptar un protocolo sobre la seguridad de la biotecnología en
el Convenio sobre Diversidad Biológica.
Según la decisión IV/3, el 22 de febrero de 1999 se inauguró en Cartagena, Colombia la
primera reunión extraordinaria de la Conferencia de las Partes. La Conferencia de las Partes no
pudo completar el trabajo dentro del tiempo previsto. En consecuencia, por la decisión EM-I/1,
la Conferencia de las Partes levantó su primera reunión extraordinaria y acordó retomar la
sesión en breve y a más tardar antes de la fecha prevista para su quinta reunión ordinaria.
La sesión reanudada se celebró en Montreal entre el 24 y el 29 de enero de 2000, precedida
por una serie de consultas informales regionales e interregionales realizadas entre el 20 y el 23
de enero de 2000 en la misma ciudad. El 29 de enero de 2000, la Conferencia de Partes, a
través de su decisión EM-I/3, adoptó el Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la
Biotecnología del Convenio sobre la Diversidad Biológica y aprobó disposiciones provisionales
que debían regir hasta tanto no entrara en vigencia el Protocolo. Estableció un Comité
Intergubernamental especial para el Protocolo Cartagena sobre Seguridad en la Biotecnología
(CIPC), de composición abierta, para que se encargara de las preparaciones necesarias para la
primera reunión de las Partes del Protocolo.
El Comité Intergubernamental especial para el Protocolo de Cartagena (CIPC) se estableció en
la decisión EM-I/3, que adoptó el Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología,
para llevar a cabo los preparativos necesarios para la primera reunión de las Partes en el
Protocolo.
Después de su establecimiento, el CIPC convino en realizar una reunión con fines organizativos
el 29 de enero de 2000, presidida por el Embajador Yang de Camerún, y eligió una Mesa que
supervisara sus actividades. Los miembros elegidos para la Mesa fueron: Camerún
(Presidencia), Dinamarca, la India, la República Islámica de Irán, Perú, Polonia, Saint Kitts y
Nevis, Sudáfrica, Suiza y Ucrania. En la primera reunión del CIPC, Dinamarca fue remplazada
por Francia. La primera tarea de la Mesa fue elaborar un plan de trabajo para el CIPC, que fue

16
presentado en la quinta reunión de la Conferencia de las Partes en mayo de 2000, que lo hizo
suyo.
Entre 2000 y 2003 el CIPC mantuvo tres reuniones. La primera reunión (ICCP 1) tuvo lugar del
11 al 15 de diciembre de 2000 en Montpellier, Francia; la segunda reunión (ICCP 2) se
desarrolló entre el 1° y el 5 de octubre de 2001 en Nairobi, Kenya, y la tercera reunión (ICCP 3)
se realizó entre el 22 y el 26 de abril de 2002 en La Haya, Países Bajos, inmediatamente
después de la sexta reunión de la Conferencia de las Partes.
La Mesa del CIPC celebró más de 10 reuniones de supervisión en sus cuatro años de actuación.
El CIPC presentó su informe final a la primera reunión de las Partes en el Protocolo, que tuvo
lugar desde el 23 al 27 de febrero de 2004 en Kuala Lumpur, Malasia.

El Protocolo de Nagoya
El Protocolo de Nagoya sobre acceso a los recursos genéticos y participación justa y equitativa
en los beneficios derivados de su utilización (ABS) al Convenio sobre la Diversidad Biológica es
un acuerdo internacional cuyo objetivo es compartir los beneficios derivados de la utilización
de los recursos genéticos en forma justa y equitativa, que comprende acceder adecuadamente
a esos recursos y una transferencia apropiada de las tecnologías pertinentes, teniendo en
cuenta todos los derechos sobre dichos recursos y tecnologías y, mediante una financiación
apropiada, contribuyendo así a la conservación de la diversidad biológica y a la utilización
sostenible de sus componentes. La participación justa y equitativa en los beneficios derivados
de la utilización de los recursos genéticos es uno de los tres objetivos del Convenio sobre la
Diversidad Biológica.

– Objetivo
El Protocolo de Nagoya sobre Acceso a Recursos Genéticos y Participación Justa y
Equitativa en los Beneficios Provenientes de su Utilización (ABS) de la Convención
sobre la Diversidad Biológica es un acuerdo complementario al Convenio sobre la
Diversidad Biológica. Proporciona un marco jurídico transparente para la aplicación
efectiva de uno de los tres objetivos del CDB: la participación justa y equitativa de los
beneficios derivados de la utilización de los recursos genéticos.
El Protocolo de Nagoya sobre ABS fue aprobado el 29 de octubre de 2010 en Nagoya,
Japón, entrando en vigor el 12 de octubre de 2014 (90 días después de que se firmara
el quincuagésimo instrumento de ratificación). Su objetivo es la participación justa y
equitativa de los beneficios derivados de la utilización de los recursos genéticos,
contribuyendo así a la conservación y al uso sostenible de la diversidad biológica.
España firmó el protocolo el 21 de julio de 2011, lo ratificó el 3 de junio de 2014 y es
parte de pleno derecho desde el 12 de octubre de 2014, cuando entró en vigor de
manera general el protocolo.

– Importancia
El Protocolo de Nagoya creará una mayor seguridad jurídica y transparencia para los
proveedores y usuarios de recursos genéticos por:

– El establecimiento de condiciones más predecibles para el acceso a los


recursos genéticos

– Para ayudar a asegurar la participación en los beneficios cuando los recursos


genéticos salen de la Parte contratante que proporciona los recursos
genéticos

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Por medio de la ayuda para garantizar la participación en los beneficios, el Protocolo
de Nagoya crea incentivos para la conservación y uso sostenible de los recursos
genéticos, y por lo tanto aumenta la contribución de la diversidad biológica con el
desarrollo y el bienestar humano.

– Ámbito de aplicación

El Protocolo de Nagoya se aplica a los recursos genéticos que están cubiertos por el
CDB, y que los beneficios derivados de su utilización. El Protocolo de Nagoya también
abarca los conocimientos tradicionales (CT) asociado a los recursos genéticos que
están cubiertos por el CDB y los beneficios derivados de su utilización.

– Obligaciones básicas del Protocolo de Nagoya con respecto a los recursos genéticos
El Protocolo de Nagoya establece las obligaciones básicas para las Partes Contratantes
para que adopten medidas en relación con el acceso a los recursos genéticos, la
participación en los beneficios y el cumplimiento.

– Obligaciones de acceso
Las medidas de acceso a nivel nacional son las siguientes:

– Crear certidumbre legal, claridad y transparencia

– Proporcionar normas justas y no arbitrarias y procedimientos

– Establecer reglas claras y procedimientos para el


consentimiento fundamentado previo y condiciones mutuamente convenidas

– Proporcionar la emisión de un permiso o equivalente, cuando se concede el acceso

– Crear las condiciones para promover y fomentar la investigación contribuye a la


conservación de la diversidad biológica y el uso sostenible

– Prestar la debida atención a los casos de emergencia actual o inminente que


amenazan la salud humana, animal o vegetal

– Considerar la importancia de los recursos genéticos para la alimentación y la


agricultura para la seguridad alimentaria

– Obligaciones de la participación en los beneficios


Las medidas para la participación en los beneficios a nivel nacional son para prever la
participación justa y equitativa en los beneficios derivados de la utilización de los
recursos genéticos con la Parte contratante que proporciona los recursos genéticos. La
utilización incluye la investigación y el desarrollo sobre la composición genética o
bioquímica de los recursos genéticos, así como las aplicaciones posteriores y la
comercialización. La participación está sujeta a los términos mutuamente acordados.
Los beneficios pueden ser monetarios o no monetarios, tales como las regalías y la
participación de los resultados de la investigación.

– Obligaciones de cumplimiento
Obligaciones específicas para apoyar el cumplimiento de los requisitos reglamentarios
de la legislación de la Parte que provee los recursos genéticos y las obligaciones
contractuales reflejadas en los términos mutuamente acordados son una importante
innovación del Protocolo de Nagoya. Las partes contratantes deben:

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– Adoptar medidas para que los recursos genéticos utilizados dentro de su jurisdicción
a los cuales se ha tenido acceso, hayan sido accedidos de acuerdo con el
consentimiento fundamentado previo y las condiciones mutuamente convenidas que
se han establecido, como lo requiere la otra parte contratante

– Cooperar en los casos de presunta violación de los requisitos de la otra parte


contratante

– Fomentar las disposiciones contractuales de solución de controversias en los


términos mutuamente acordados

– Garantizar que una oportunidad esté disponible para buscar un recurso en su


ordenamiento jurídico, cuando los conflictos surgen de las condiciones mutuamente
acordadas

– Tomar medidas relativas al acceso a la justicia

– Tomar medidas para controlar la utilización de los recursos genéticos después de


abandonar el país, inclusive mediante la designación de los puestos de control eficaz
en cualquier etapa de la cadena de valor: investigación, desarrollo, innovación, pre-
comercialización o la comercialización.

El éxito del Protocolo de Nagoya requiere la aplicación efectiva a nivel nacional,


mediante la definición de puntos focales nacionales (en España MITECO), y las
autoridades nacionales competentes, la definición del acceso y la participación en los
beneficios, aspecto recogidos en la legislación vigente (Ley 42/2007).

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3. Convenio de lucha contra la Desertificación
Sede: Bonn (Alemania).

Antecedentes
En 1977 se celebró en Nairobi (Kenia) la Conferencia de las Naciones Unidas sobre
Desertificación, en la que se aprobó un Plan de Acción para la Lucha contra la Desertificación.
(En los mapas de desiertos y áreas con riesgos de desertificación, elaborados por dicha
Conferencia, España era el único país de Europa occidental que aparecía con importantes
zonas sometidas a procesos de desertificación calificados como muy graves.)
Tras el fracaso del Plan de Acción de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, las
naciones en desarrollo, encabezadas por los países africanos, insistieron en que se prestara
atención a la desertificación durante los preparativos de la Cumbre de la Tierra de 1992.
Finalmente, y después de duras negociaciones, en el Programa 21 aprobado en la Conferencia
de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (CNUMAD), celebrada en Río de
Janeiro en 1992, se acordó pedir a la Asamblea General de las Naciones Unidas que instituyera
un Comité Intergubernamental de Negociación (CIND) a fin de preparar un instrumento
jurídico vinculante antes de junio de 1994.
Al cabo de trece meses de difíciles negociaciones en cinco periodos de sesiones celebrados en
Nairobi, Ginebra, Nueva York y París, la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la
Desertificación en los países afectados por sequía grave o desertificación, en particular en
África (CLD), fue aprobada el 17 de junio de 1994 en París, con el consenso de más de un
centenar de países, y se abrió a la firma en octubre de ese año.
La CLD entró en vigor el 26 de diciembre de 1996, 90 días después de firmarse la 50ª
ratificación. Fue firmada por España el 14 de octubre de 1994, se expidió el instrumento de
ratificación en enero de 1996 y su texto fue publicado en el BOE nº 36 del 11 de febrero de
1997, por el que adquiere el rango de Tratado Internacional de obligado cumplimiento para
nuestro país. En septiembre de 2008, la habían ratificado o se habían adherido a ella 193
Partes.

Objetivos
El objetivo de la Convención es luchar contra la desertificación y mitigar los efectos de la
sequía en los países afectados por sequía grave o desertificación, en particular en Africa,
mediante la adopción de medidas eficaces en todos los niveles, apoyadas por acuerdos de
cooperación y asociación internacionales, en el marco de un enfoque integrado acorde con el
Programa 21, para contribuir al logro del desarrollo sostenible en las zonas afectadas.
La consecución de este objetivo exigirá la aplicación en las zonas afectadas de estrategias
integradas a largo plazo que se centren simultáneamente en el aumento de la productividad
de las tierras, la rehabilitación, la conservación y el aprovechamiento sostenible de los recursos
de tierras y recursos hídricos, todo ello con miras a mejorar las condiciones de vida,
especialmente a nivel comunitario.

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Estructura y funcionamiento
El órgano supremo de la Convención es la Conferencia de las Partes (CP), que incorpora a los
gobiernos que la han ratificado y a las organizaciones de integración económica regional. La CP
celebró su primer periodo de sesiones en octubre de 1997 en Roma, Italia. Desde 2001, los
periodos de sesiones de la CP se celebran con periodicidad bienal, habiéndose celebrado la
octava Conferencia de las Partes en septiembre de 2007 en Madrid.
Otras instituciones, además de la Conferencia de las Partes, establecidas por la Convención
son:

– La Secretaría Permanente.

– El Comité de Ciencia y Tecnología(CCT): es un órgano subsidiario encargado de


proporcionar a la Conferencia de las Partes información y asesoramiento científico y
tecnológico sobre cuestiones relativas a la lucha contra la desertificación y la
mitigación de los efectos contra la sequía.

– El Comité de Examen de la Aplicación de la Convención (CRIC): es también un


órgano subsidiario, creado en 2001 para asistir a la CP en el examen regular de la
puesta en práctica de la Convención, entre otras mediante la revisión y análisis de los
informes nacionales destinados a la Conferencia de las Partes.

La Convención no establece ningún fondo financiero especial, pero instituye un Mecanismo


Mundial (MM) con objeto de aumentar la eficacia de los mecanismos financieros existentes y
de promover medidas para movilizar y canalizar hacia los países Partes en desarrollo
afectados, recursos financieros sustanciales.
El texto de la Convención se aprobó con cuatro anexos específicos de aplicación regional para
África, Asia, América Latina y el Caribe y el Mediterráneo Norte. En el año 2001 se incorporó
otro Anexo de aplicación regional para Europa Central y Oriental. Estos anexos contienen
elementos relativos a la preparación de programas de acción, a su enfoque y contenido
exactos para las regiones y subregiones específicas, de acuerdo con los factores
socioeconómicos, geográficos y climáticos respectivos.

Los países afectados por la desertificación aplican la Convención elaborando y llevando a cabo
programas de acción a nivel nacional, subregional y regional. Los criterios para formular estos
programas se detallan en los cinco "anexos de aplicación regional" de la Convención.

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