Está en la página 1de 2

(“Cruzando la noche”, 2020)

Partitura a Dios

En esta sinfonía de cuerdas


me elevo, Señor;
me tejo en tus hilos sagrados,
mi esencia en ti,
dormita ya en mí.
Está aquí, infinito, Señor.
Mis manos la oración de ser,
silencio interior,
musical altura.
Vibra en clamor, aún humano:
en ti, Señor,
trilogía en vos.
Mírame en tu resplandor,
en mi fe prodigiosa,
en tu voz azul,
en tus ojos luz,
en tu aire místico;
en uno, ambos,
los latidos que da el corazón.       
En ti, Señor,
consumado misterio,
mi hondo clamor,
oscura melodía.
Bordoneo en bajo,
iluminada ascensión.
Aquí, con los dedos tramados,
en ti, Señor,
ahogo de notas que deja el dolor,
que abruma en cruel desolación.   
Ser en la unidad de los todos:
Tú, pleno, allí, Señor.
El milagro de la vida,
perfecta creación,
dulce y sutil sintonía.
Espacio de aire,
agua y tierra,
en concierto universal.
Señor, aquí,
en santa espera,
Siempre.
Troza el alarido,
desgarra el pavor,
apaga la soledad.
Somos partitura
en pleno vuelo,
tu imagen,
tu obra;
nosotros, Señor, nosotros:
¡desecha este tormento;
lágrima sal, mortal agonía!
Aquí, todos, Señor, todos,
sinfonía de cuerdas,
tu divina armonía.           
    
   

   

También podría gustarte