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yeu SCGEET TUT 03 Pa) Cec Nees Ue Ue cL pee ey A eG) rd PAULUS ELI slo) (yg ENTRENAR EN LA CIUDAD ALAIRE LIBRE Congas) TRAS LOS RASTROS DE UNA MATANZA 5 ae ewro2015 #3 De manera menos espectacular pero is rigurosa, en estos momentos se esti intentando reconstruir lo ocurride por ‘medio de una investigacién arqueolégica ppor la Agencia Nacional de Tn- ‘estigacién e Innovacién. Su cometido es ‘obtener datos de episodios de nuestro pa- sado lejano a partir de la observacisn de Jas modificaciones en el paisaje. La guia para los investigadores en esta instancia de bisqueda es el diario que lle~ ‘W6 Jorge Pacheco entre el 13 de noviembre ‘de 1800 y el $1 de mayo de 1801. Nacido en Buenos Aires y antepasado lejano de Jor- se Pacheco Areco —presidente entre 1967 y 1972- el capitin estaba obligado a re- fistrarlos sucesos de su misién, pero ato- das luces hizo mis de lo que debia. Por su precisin, el documento es una joya para historiadores y arquedlogos: incluye tanto el estado del tiempo de cada dia y los de- talles del camino como los pormenores de Jabatalla final. Gracias a este diario, las. ‘queélogas Camila Gianotti y Moira Sotelo, Junto con el historiador Diego Bracco, re- construyeron paso pasolos movimientos {que hicieron las tropas hace 200 aos. Lt investigacin es parte del proyecto Paisa- jes del Movimiento (ver recuadro), que propone descifrarla movilidad humanaen las tieras bajas del noreste y este de Uru guay entre 4500 APYy el siglo XIX. Laobsesién de Pacheco por registrarlo evs a llenar tres cuadernos, aunque s6l0 €l tercero estaba disponible en el Museo Hist6rico Nacional; el primero y el segun- do se consideraban desaparecidos, pero ‘cuando el aio pasado Bracco visit el mu- seo la directora de la institucién, Ariadna Islas, le comenté que se encontraban en la colectién privada del historiador Juan Pi- vel Devoto, Desde 2009 la coleecién est disponible en el Archivo General dela Na~ cin, luego de que el Estado se la comprara ‘asus herederos por 358.400 délares, Laaparicién de los cuadernos también fue una alegria para Gianottiy Sotelo. Para ellas un documento tan preciso como el de Pacheco, con coordenadas geogrificas cexactas, resulta de gran utilidad, porque proporciona un lugar fisico concreto don- de buscar rastros materiales de este lar- guisimo periodo de nuestra historia, tan poblado de misterios. Bracco, que prepara tun libro sobre cuatro batalas en las que se financiax cenfrentaron las fueraas coloniales y los in- digenas, sefiala que el diario esta lleno de anotaciones que arrojan luz sobre ia situa- \delos “campos desiertos", 122 de abril de1800 las fueras de Pa- checo se prepararon para char con- tralos infcles”, quienes ya habian com batido en escaramuzas anteriores Ely sus bhombrax a aneearon x las toldectas con Figo; el capitn habia enviado avanzada de baqueanos para conseguir informacién del enemigo, pero mientras espera le hora de atage final acampe junto asus 150 soldados en la Isla del Gato, una pe «que formacidn en ladeserbocedir del arroyo Arerungia.enelArapey ala qe se accede en tiempos de bajante con el agua Poros tobillos Pacheco su tropa se fueron acerean- doa las toldriaslevantadas en el Corral ‘le Sopas —ces siempre en marchas noc- turnas, para evitar que el povo dels balladas ola presencia de aves merodendo- ras los delataran— hasta que el IP demayo dd 1801 se encontraron en condiciones de atacar. Ese di, sein anotd el capitan en diario, amanecié “en calma’, aunque nublado. Las fuerzas de Pacheco se encon- traron conlasfueras de José Rondeau el mismo que 12 aos después, ya como co- ronel,stiaria Montevideo junto a Artigas, parauegovolverse contra €D, Estaban en condiciones debatirs yde tomar por sor- pres a los indigenas st lograban avanzar con éxito el ltimo tramo por wn terre= no ralo y muy expuesto al territorio ene- 1mige:en ese pasaje sequramente recbi- tan flechas, pledras e inciuso alguna bal Per, tal como lo planifes Pacheco, los lo- cales fueron sorprendidos¥, por més que se defendieron con valent, tvieron que abandonar su posicin:no les habian dado tiempo para tomar los caballosyquedaron expuestosalabalacera ‘AsilorelataPacheco:"Metidos los ene- rigos entre dos fuegos, pereieron sin auererse rend, Se contaron en el campo smuertostreinta site hombres y dos mi jeres entre ellos el eaique Juan Blancode tou chars, el de lon mimunnes Zara [Al meterse en el monte, los soldados des- cubrieron que muchas mujeres indigenas habian matado a losis de pecho" para PACHECO, EL ENCHALECADOR “De imo esforzadaen el petignoy sin esr pulos can el enemigo”: as describe aPache- 10 et histriagor Francisco Bauza en Historia de (a dominacién espariola en el Uruguay, Seguin Bauzd, enchalecaba 2 los pisione: "0s en un cuero fresco y las deja maria sol mientras las mascas los comian, Sala a los montes con peros que es daban caza a sus enemigos yrecibis desnudo s quieneslo visitaban. "Por lo demés, su trata socal er agradable, ol aspecto tisica buena, y cuan- do se presentats en condiciones decentes, nada indicaba en él perturbacion mental generadora de semejantes desvarios’. CAIRNES Y VICHADEROS Las calines son sefslades por primera vez, en 1752, en el mapa del sacerdote Aegrato Miguel Marimén, “Traen @ sus dituntes de muchas leguas lejos para en- terrrios™ Agrege:'En el cera llamado Vit Maria se giadian de Hachiceros los infiles (quenoas; al’ se juntan, hacen su Aljeb, se punzan, se taladran el cuerpo y hacen mil ciabluras, hasta que se les aparece al encima del cerro al demonio en forma vis|- ble" En Uruguay se ubican en zonas altas come la Cuchila de Haedo y a Cuchi lis Grande, Sueten tener entre 2 y § metros Ge diémetio yentre 0,5y 1.5 de altura Sue. (an aparecer en cerras de cumbres planes Se han encontrado en Maldonado, Rocha Treinta y Tres, Colonia, Sato, Cera Largo, Tacuarembé, Paysandy Rivera. BELEN, NOSTALGIA Y PRESENTE Después de la construccion de la represe de Salt Grande, inaugureda en 1978, Belén pueblo. fundado por Pacheco en 180: perdiéforciones de sutaitorioy parte dla pobiacién fue trasiadada, Omar Orinuela, de 51 afos,recard6 con nostalgia las bellezas de antaro: “Perdimos los isiotes, los arena les, las payas. Tenlamas tres isla: lade los Catboneras, de las Vaces y del Zapalo™. En on que la represa trae energia barata: “Fue slo un eslogan’. La Isla del Gato consiguid ser identiticada por los investigadores yes uno delaslugares de interes para realizar estudios precisos, Antes de ls repress eta frecuente que los lugarefos encontraran vestigios in sigenas en et rio. Dos pabladores tienen Colecciones privates de ftechas y boles doras, Segun Orihuela, se hizo una expo: sicln de las piazas cuando se cumplieran 200 aftos del pueblo, pero alguien se abd las mejores lechas. Se cuenta que en las trincheras -ubicades en un campo priv: do cercano- habia restos del fuerte de Pacheco, donde se escondian los indios ene época de las guerras. {que no los oyeran Hlorar y no delataran su Posiein. [Bracco sostiene que la pérdida de muje- res y nifios fue el absticulo principal para la supervivencia de las naciones indigenas en estos terrtorios. “Aqui hay que agregar Ja dolorosa circunstancia del infanticidio, ‘A modo de conjetura, la afirmacién resul- ta erefble: los nifios cautivos tenian ‘valor’ para la sociedad colonial y —aunque sélo fuera por eso— habrian sido llevados como prisioneros", dice el historiador. Es posible ‘queaquellas madres indigenas eligieran en- tre el eautiverio propio, el de sus hijos pe- ‘quetlosyno tan pequefios,yla muerte, Picts te onsets adat yrona de Belénel14de marzo deesteafo, fen una incursn en la que depositaron mu has expeetativas, Los preparativos de las lida de campo habian comenzado meses an- ‘tes, en un ir y venir de comunicaciones via internet entre Sevilla, donde reside Bracco, Rocha, donde vive ytrabaja Gianotti,yla Fa- cultad de Humanidades (Universidad de la Repiblica) en Montevideo, donde desarro- Tasuactividad Sotelo. Al proyecto se le sumé el desafio adicio- nal de sobrevolar la zona en parapente a ‘motor para hacer un primer reconocimien- to del terreno. Hasta ahora, Bracco no ha- bia podido unir la investigaeién histérica y ‘el vuclo en ese tipo de planeadores, sus dos pa fortin de Pacheco le permitié ver el paisaje Une ee vencidoslos“inieles’, Pacheco ordend 1 Rondeau regresaral escenario dela batalla para ver si habjan enterrado los caddveres. Rondeau volvis con la noticia de que si, con excepeién de dos cuerpos que permaneeian sin sepultura, Este es uno de los datos que ‘mas estimula a los investigadores a conti- rnuar la biisqueda: es lamativo que los indi- ‘gona regresaran, a pesar del acoso y de los heridos que eargarian, a honrar sus muer- tos. Elequipo de investigadores recogié indi- clos ~que deberin pasar por nuevas verii- cacionesdehaber hallado algunas tumbas. En el lugar se conservan nueve monticulos de piedras agrupadas en pilas de unos tres metros de didmetro por un metro de altura que reciben el nombre de “cairnes”,delin- ‘és cairn (ver recuadro)— ademas de otras tantas dispersas y restos de manufacturas de instrumentos indigenas. De confirmarse el hallazgo, seria un vance importante para el estudio del pass- do hist5rico nacional, porque se tendria por primera vez la certeza deesteritual mortuo- Flo, ademas de datos adicionales de emo se cjecutaba. También, dado que habia mu- jeres entre los muertos tal vez sea posible ddeterminar si enterraban igual a hombres y mujeres osi seestablecian diferencias. ‘También Charles Darwin observé es- tructuras de piedra en su viaje al Rio de la mes. Esta vez volar sobre Ia 20n2 delyy PROYECTO ATENTO AL PAISAJE JTRAS LOS RASTROS DE UNA MATANZA Plata en 1832, Al pasar por la Sierra de las Animas, las comparé con las construcio- nes de los celts: “En la cispide de Ia mon- ‘afta hay varios montoncitos de piedras, que evidentemente estén allidesde hace mucho tiempo, Mi compafero de viaje me asegu- +a que son obra de los indios antiguos. Esos ‘montones se parecen, en pequefio, alos que ccon tanta frecuencia se encuentran en el pals de Gales. El deseo de sefialar un aconte- cimiento cualquieracon un montén de pie ‘dras en el punto mis alto de las cercanias, parece ser una pasi6n inherentede lahhuma- ‘idad, Hoy no existe ni un solo in ‘ civilizado en ninguna parte de la provin- cia, y no sé que los antiguos moradores ha- yan dejado tras de sf recuerdos permanen- ‘tes mis que esos montones de piedras de la Sierra de las Animas", eseribe Darwin, Lo que hace singular el estudio de los _vestigis del Corral de Sopas,zonaddonde un pedregal cereano habria proviso las piedras para los apilamientos, es que existe una co- rrespondencia entre Ia documentaciin tériea y las huellas materiales, que permite trabajar o excavar con mayores certezas. En ‘este momento se definen los préximos son-

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