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El PENTATEUCO
El Pentateuco es una obra literaria con tres partes fundamentales: La primera trata de
los orígenes del mundo y de la humanidad (Gén 1—11); la segunda, de los antepasados de
Israel (Gén 12—50); y la tercera, del pueblo de Israel antes de la entrada en a la tierra
prometida (Éx—Dt). En las dos primeras, predomina la narración; las narraciones se alternan
con las leyes. Entre sus múltiples personajes, destacan Adán y Noé en la primera parte,
Abrahán y Jacob en la segunda y Moisés en la tercera. Por encima de todo, descuella el Señor,
el protagonista por excelencia de la Torá
Según la tradición judía y cristiana, Moisés escribió la Torá para enseñar a su pueblo la
historia de la salvación desde la creación del mundo hasta la entrada de Israel en la tierra
prometida a sus antepasados. Es obvio, sin embargo, que Moisés no pudo escribir el relato de
su muerte (Dt 34) ni otros muchos pasajes. Según los estudios críticos modernos, la Torá no
es obra de un solo autor, sino de varios actores y redactores, entre los que no figura Moisés; la
atribución a Moisés es una ficción literaria. Tampoco es obra de los cuatro autores
Un bosquejo general de la historia del antiguo pueblo de Israel servirá siempre como
guía para precisar los datos textuales y para comprender mejor que es lo que ellos reportan a
1
“Introducción al Pentateuco” en: Conferencia episcopal española, Sagrada Biblia, Versión oficial, Madrid 2010.
2 Aquí solo se describe a modo de reseña los acontecimientos más generales de la sucesión histórica de
Israel, si se quiere consultar los datos ampliando las noticias de este resumen véase: G. Boscolo, La Biblia en la
Historia: Introducción a la Sagrada Escritura, Bogotá 2015, p. 47-136. J.L. Sicre, Introducción al Antiguo
Testamento, Estella 2016 p. 375-419. La Biblia en su entorno, Estella 1999, p. 129-334. Estas dos últimas fuentes
se aparecen en pdf en la biblioteca digital.
cerca de la historia del Antiguo Israel. Ateniéndonos al relato bíblico podríamos trazar las
siguientes etapas:
2. Salida de Egipto y marcha hacia la tierra prometida (mediados del siglo XIII).
6. Los dos reinos: Israel (norte) y Judá (sur), (del 931 al 586).
7. El exilio (586-538).
Abrán: Nació hacia el año 1850 a.C. en Ur, capital de Sumer. Ur tenía su propio
Ziggurat (torre escalonada) dedicado al dios Sin y a su consorte Ningal. Este Ziggurat es el
mejor conservado de todos los de Mesopotamia. Estamos en los Tiempos de las glorias de
Hammurabi rey de la Babilonia Antigua. La vocación de Abrán nos es relatada desde el
capítulo 12 del Génesis. Y todo su itinerario histórico desde aquí hasta el capítulo 25 del
mismo libro. Por eso llamado Padre de la fe.
Descendencia: de Abrahán y Agar, la esclava egipcia, nació Ismael. De Abrahán y Sara,
su esposa, nació Isaac. Abrahán se estableció en Canaán en Mambré. Murió caminando, por
eso es el peregrino de la fe.
Isaac, el hijo de la promesa, de Rebeca engendró a Esaú y a Jacob: Jacob fue bendecido
por su padre Isaac en lugar del primogénito que era Esaú. Y Dios llamó a Jacob dándole el
nombre de Israel. El Señor continúa la historia salvífica con su descendencia. Jacob tuvo con
Lía a: Rubén, Simeón, Leví, Judá Isacar, Zabulón, Dina. (y con la esclava de ésta: Gad y Aser).
Jacob y Raquel tuvieron a: José y Benjamín (y de su esclava: Dan y Neftalí). José, hijo de
Jacob, durante la época del gobierno Hikso en Egipto, nómadas cananeos se establecieron en
las ricas tierras del Delta del Nilo. La historia de José hay que situarla precisamente en este
período. Durante la XV dinastía egipcia de los Hiksos (1720-1560). José será la causa de la
bajada y establecimiento de los hebreos en Egipto. Cf Gen 37—50.
Liberación de los hebreos (año: 1250, es decir, entre los siglos XIII — XII a.C.): Por el
desierto entrarán en la tierra prometida, no sin antes haber pactado una Alianza con Yahvé en
el monte Sinaí. Por aquellos días gobernaba en Egipto el Faraón Ramsés II. En este tiempo de
la historia de Israel se destacan dos aspectos fundamentales: La Alianza del Sinaí, a partir de
esta experiencia con Dios, el pueblo empieza a ser propiedad de Dios y se identificará como
pueblo elegido del Señor. El desierto, espacio en que vive el pueblo como dependiente de Dios,
pero a la vez, actuando con sus múltiples infidelidades y ante todo murmurando de Yahvé, que
los había sacado de Egipto, ante esta actitud Moisés siempre tendrá que interceder a Dios por
el pueblo, para alcanzar el perdón hacia un pueblo rebelde, duro de cerviz y terco.
Conquista de Canaán y lucha contra los filisteos. A esta época se le llama período de los
jueces, ya que no existía un poder centralizado (monarquía) y la sociedad era igualitaria. De
vez en cuando en momentos de peligro, aparecían caudillos efímeros, como, por ejemplo:
Otniel, Sansón, Jefté, Débora... Muchas veces se ha visto el libro de Josué como el libro de la
Conquista de la tierra, pero desde los primeros versículos el autor sagrado insiste en que la
tierra es un don de Dios, y que el pueblo por la fidelidad a Yahvé ha logrado conquistarla. La
época posterior a la llegada a la tierra se le llama período de los jueces, que se caracteriza por
tres aspectos bien distinguidos:
Saúl representó la transición del sistema tribal dinamizado por un líder (Juez), al
sistema Monárquico. Saúl fue ungido por Samuel como rey (1 Sm 9,26-10,8). Su reinado se
dio entre los años: 1030-1010 a.C. Le tocó luchar enérgicamente contra los amonitas y los
filisteos obteniendo significativas victorias. Pero al final Dios lo rechaza (1 Sm 13,1-7; 13-23).
Hacia el año 1030 a.C. las tribus de Judá e Israel se unifican bajo la monarquía. El
primer monarca fue Saúl 1030-1010 a.C, al que siguió David (reinó entre los años: 1010-970
a.C.) Ambos se enfrentaron con los pueblos vecinos, especialmente con los filisteos. David
conquistó Jerusalén y la convirtió en sede de su monarquía allí colocó el Arca de la Alianza. (1
Sm 8,19-22; 17,4-8). Definitivamente, este período s. X—IX a.C, fue el de mayor esplendor
para el pueblo de Israel, se constituyó en la época utópica o paradisíaca anhelada siempre por
los hebreos. David es el logo-símbolo del Rey Piadoso y Bueno para los semitas.
Reinó del 970—931 a.C. En sus manos se consolidó el reino de Israel. Su reinado
coincidió con una época de desarrollo comercial internacional, en la que Israel actúa de
intermediario entre Asia y Egipto. Salomón organizó la administración con un eficaz sistema
de recaudación de impuestos que permitió emprender grandes obras: urbanización de
Jerusalén, construcción de un palacio real y edificación del Templo. (1 R 1,3-11). Salomón pasó
a la historia de Israel como el emblema de la sabiduría humana, cosa que no impidió que
también hiciera lo malo a los ojos de Dios. En el período Salomónico hubo una gran
producción literaria espiritual, los sabios cortesanos se dan a la tarea de interpretar la historia
de Israel bajo el ángulo de la Alianza de Dios con su pueblo.
En el año 931 a.C. murió Salomón último monarca que reinó sobre un país unificado.
Roboán, su hijo pretendió continuar con la política de su padre, el cual tenía sumido en el
abandono a la parte norte del reino, de allí que sea proclamado Jeroboán rey en los territorios
del norte en rechazo del monarca Roboán. Los reyes del norte construyeron su residencia en
Samaría (de ahora en adelante capital del reino de Israel); y los monarcas de Judá siguieron
gobernando la parte sur cuya capital era Jerusalén. Los reyes más sobresalientes del reino del
norte fueron:
Jeroboán (931-910 a.C.) Levantó santuarios rivales al templo de Jerusalén: Dan y Betel.
Esto para que los israelitas de las tribus del Norte no fueran a Jerusalén a celebrar el culto. Es
lo que se conoce como cisma religioso.
Ajab (874-853 a.C.) Aquí nos encontramos con el ciclo de los grandes y nobles profetas:
Elías y Eliseo (1R 17- 2 R 13).
Se da la deportación de sus habitantes a Nínive por Sargón II. El siglo IX a.C. vio el
renacer de un poderoso imperio que dominó durante 200 años las tierras del oriente próximo:
Los Asirios. Éstos conquistaron la mayor parte de Mesopotamia y la franja siro-palestina.
Babilonia, tomada en el 842 a.C. se convirtió, junto con Nínive en una de las capitales del
reino. Samaría y todo el reino del Norte fue tomado y saqueado en el 721 a.C. por Sargón II
emperador del imperio asirio; Judá junto con las ciudades fenicias, fue sometida a tributo.
716-687 a.C. En Judá, el rey Ezequías paga tributo a Senaquerib rey Asirio e hijo de
Sargón II. Este rey se distingue por su piedad y por el intento de reformar la religión de Israel
contaminada de infidelidades. Cf. 2 R 18-20. Su reforma no dio demasiados frutos por la
razón de que los reyes impíos que lo sucedieron Manasés y Amón no continuaron en esa
tónica. 640-609 a.C. Reinado de Josías en Judá.
En el 597 a.C. Nabucodonosor, rey del Imperio Neobabilónico pone sitio a Jerusalén. Y
aquí se da la primera deportación. Probablemente entre los deportados se encuentra el profeta
Ezequiel (2 R 24,10-16). Nabucodonosor nombra rey de Judá a Matanías (tercer hijo de
Josías) y le cambia su nombre por el de Sedecías (597-587 a.C.). Aquí se puede ubicar la
actividad profética de Ezequiel con los desterrados.
587 a.C. Hacia el año 589, Sedecías ya se había rebelado contra Babilonia. El ejército de
Nabucodonosor invade Judea y pone cerco a Jerusalén; ya para este mismo año la Ciudad
santa y el templo son totalmente arrasados. Aquí se da la segunda deportación a Babilonia y el
fin del período monárquico. Durante todo este tiempo de destierro (587-538 a.C.) nace la
institución sinagogal. La sinagoga ayudó a conservar en la raza israelita sus costumbres y
convicciones monoteístas más rigurosas. Es un tiempo duro para el pueblo, es el momento
donde los profetas y los sacerdotes predican la esperanza.
Estos se ponen en la ardua tarea de la reconstrucción del templo. (Ag 1—2). Con Esdras
y Nehemías se inicia la reconstrucción política y religiosa. En el 520 a.C. Inicio de la
reconstrucción del templo e inicio del conflicto entre judíos y samaritanos. Los samaritanos
tuvieron la noble intención de unirse a los judíos en la difícil tarea de reconstruir el templo,
pero éstos fueron rechazados por Zorobabel el sacerdote Josué y Nehemías (Esd 4,2).
Desde entonces hay una gran enemistad entre unos y otros. Pues los samaritanos
ofendidos se opusieron a dicha reconstrucción y al levantamiento de las murallas de Jerusalén
(cf. Jn 4,9; Eclo 50,25 - 26; Lc 9, 52-53). Por ello, para los tiempos de Jesús el apelativo
samaritano era una injuria, pues su significado era verdaderamente lamentable: hereje,
apóstata, cismático, perro, adúltero... etc. (cf. Jn 8,49). 450-398 a.C. Entre estos años se
calcula el nacimiento del judaísmo como religión de libro (Neh 8,1) Tal realidad se pudo haber
dado en virtud del hallazgo del libro de la ley (Pentateuco).
332 a.C. Alejandro Magno (El Macedonio) conquista las tierras de Palestina y las anexa
al imperio griego. Durante este período (332-323) se presume que los samaritanos auxiliados
y respaldados por Alejandro edificaron un templo rival al de Jerusalén en el monte Garizim
(Jn 4,20; Dt 11,29). 323 a.C. Muere Alejandro Magno y su vasto imperio es repartido entre sus
máximos generales, los diádocos. Así por lo que se refiere a la tierra de Palestina que es la que
nos interesa, los dominios de Oriente fueron heredados por Seleuco y Tholomeo. Los
Seléucidas dominaban desde Siria en el Norte y los Tholomeos gobernaban desde Egipto en el
Sur, sin embargo, Palestina en un primer momento (323-198 a.C.) era regentada por los
Tholomeos.
En 198 a.C. Los Seléucidas se apoderan de toda la Palestina: (Dn 11,2). Los Samaritanos
congraciaron con los Seléucidas, y se aliaron a ellos para amargarles la vida a los judíos; esto
acabó de empeorar sus relaciones entre judíos y samaritanos llegando hasta el odio (Lc 9, 51;
Jn 4,9)
175-164 a.C. El rey Seléucida Antíoco IV Epifanes lucha incansablemente por helenizar
al pueblo judío, es decir, imponer a la fuerza las costumbres griegas desatando, por lo tanto,
persecuciones cruentas contra los resistentes judíos. Ya que acontecía que en todo el imperio
griego este era el único pueblo que aún no había asimilado de buena gana las costumbres
helénicas, ni mucho menos los sacrificios a los dioses paganos.
Permanecían herméticos en su judaísmo. Tal actitud injusta del rey primero provocó
una reacción pacífica que conocemos en el libro de Daniel, pero al ver, que el rey cruel
continuaba con su maldad hacia los judíos se desencadenó una revuelta armada, conocida hoy
por nosotros como “las guerras Macabeas”.
Tal denominación se debe al nombre de Judas Macabeo, héroe por excelencia de dichas
contiendas (1 Mac 3,10). El año 166 a.C. Inician las guerras macabeas con Matatías y sus hijos
(1 Mac 2,15ss) Este era un sacerdote de la aldea de Modín que al ver que un judío se acercaba a
sacrificar a Zeus, dio muerte a éste y al oficial sirio. A la muerte de Matatías queda encargado
de continuar con la causa su hijo Judas Macabeo, fuerte y sagaz guerrero (1Mcb 2,49ss)
El año 164 a.C. es una fecha importante porque Judas Macabeo y su gente, lograron
una victoria sorpresiva contra el rey Antíoco y le exigieron un tratado de paz. Precisamente en
este mismo año, tuvo lugar la purificación del templo, desde entonces celebran los judíos la
fiesta de la Januká o Dedicación del Templo (1 Mac 4,36; Jn 10,22).
Es por estos mismos años que tienen origen diferentes sectas religiosas: Fariseos,
Esenios y Saduceos (1 Mac 2,29-38) (1 Mac 2,42-48) Esenios: Secta separatista que vive en el
desierto (Qumrám); rechazaban todo aquello que se relacione con el templo de Jerusalén por
considerar que dicho culto es impuro se dedican a cumplir minuciosamente la ley basando
ciento por ciento su espiritualidad en la Torá.
En el año 141 a.C. Los judíos se independizan definitivamente de los Seléucidas. Es aquí
donde empieza el período de la monarquía sacerdotal: Dinastía Hasmonea, o período de los
hasmoneos (el cual durará hasta el año 63 a.C.). Es aquí donde concluyen las guerras
macabeas, y el hermano de Judas, Simón Macabeo, es proclamado Sumo sacerdote y soberano
del Sanedrín: Con él empezó la llamada “Paz Hasmonea”. (Hasmonay: “descendientes de
Simón”). En el año 134 a.C. Juan Hircano I tercer hijo de Simón Macabeo, sube al mando de
los hasmoneos.
Fue gran conquistador y judaizó las tierras que anexó a su reinado. En el año 128 a.C.
subió al territorio samaritano arrasó Samaría y destruyó el templo que se levantaba en el
monte Garizim (cf Jn,4,20) Dicho hecho, acentuó más radicalmente el odio entre los
samaritanos y los jerosolimitanos. Los empobrecidos samaritanos ya no podrán jamás
reedificarlo. 104 a.C. Al morir Juan Hircano I sube al trono hasmoneo Aristóbulo I quien sólo
reinó un año, su mujer se casó con el hermano de éste: Alejandro Janeo.
103 a.C. Sube a la dignidad regia de los hasmoneos Alejandro Janeo, quien sufre
grandes y muy bochornosas dificultades con el movimiento fariseo y respaldado e instigado
por los saduceos, establece una política anti farisaica cruenta (más de 2000 fariseos fueron
martirizados durante su reinado). Entre los años 76-67 a. C. al morir Alejandro Janeo deja
como reina a su esposa Alejandra Salomé, y no a uno de sus dos hijos: Aristóbulo II e Hircano
II. Al primero por considerarlo poco maduro e incapaz de regir al pueblo con seriedad y
competencia. Y al segundo por ser todavía un adolescente.
Fasael se suicida y Herodes huye a Roma donde será reconocido como rey de Judea por el
senado romano (año 39 a C.)
40-37 a.C. Antígono dura en el poder como rey hasmoneo sostenido por la solidaridad
de los partos que por este tiempo habían invadido Siria. Pero Herodes emprendió su combate
contra él ayudado por tropas romanas prodigadas por Marco Antonio, a pesar del odio que
Cleopatra reina de Egipto sentía por Herodes. En el año 37 a.C. Herodes destrona a Antígono
quien es decapitado y con él termina definitivamente la dinastía hasmonea. Herodes lucha
por entroncarse en la línea familiar de los hasmoneos y se casa con una hermosa nieta de
Hircano II: Mariamme I.
7-6. a.C. ¿Censo de Cirino legado de Siria? ¿Primera sección?... (Lc 2,1-3) Nacimiento
de Nuestro Señor Jesucristo (¿7 a.C.?) 4 a.C. Muerte de Herodes el Grande Por estas fechas se
sitúan generalmente la revolución de Judas el galileo. Nacimiento del movimiento
escatológico revolucionario. Insurrección de la que se habla en Hch 5,37ss. Crucifixión de más
de 2000 judíos revoltosos por parte de Roma. Así, los Zelotas solamente aparecerán de nuevo
el año 44 d.C. Pero con toda su fuerza y ferocidad a partir del año 66 d.C. 4 a.C.
6 d.C. Por la tiranía de Arquelao y las constantes quejas del pueblo judío, el emperador
Cesar Augusto decidió destituirlo de su cargo y lo desterró a petición de sus acusantes. Y en su
lugar, colocaron un procurador romano (gobernador). Es decir: A partir de este año, Judea se
constituye en provincia procuratorial de Roma, con Cesarea como capital. El primero fue:
Coponius (años 6-9 d.C.) Aquí empieza una larga secuencia de gobernantes para Judea,
Samaría e Idumea, más dispuestos a explotar a los judíos que a ayudarlos y a entenderlos.
Entre los años 15-26 gobernó el procurador Valerius Gratus, Importante para la
historia bíblica, porque fue quien destituyó a 4 Sumos sacerdotes de su puesto entre los cuales
se encuentra Anás, e instituyó a Caifás.
Esta gran colección de libros judíos siempre ha fascinado y también incomodado a los
cristianos. Con mucha frecuencia en nuestras culturas europeas, y especialmente en los países
católicos, se la llama Biblia. Aunque esta denominación es inexacta porque Biblia es un
término cristiano que designa el conjunto de los dos Testamentos. Estos libros judíos, a
menudo reinterpretados por los cristianos, han proporcionado una gran cantidad de imágenes
y de relatos que han enriquecido el imaginario de nuestros antepasados, del que nosotros
somos herederos.
3 Para la comprensión contextual del recorrido del Nuevo Testamento, resulta conveniente una
aproximación a la figura del apóstol Pablo, debido a su tarea evangelizadora durante la primera y segunda
generación después de la muerte y resurrección de Jesús. Véase: M. Quesnel — P. Gruson, La Biblia y su cultura:
Nuevo Testamento, Santander 2002, p. 179-245. Aquí se expone que los textos más antiguos que poseemos del
Nuevo Testamento datan de los años 50-67 d.C. probablemente. Además se expone la biografía de Pablo; donde
se habla del origen de su vocación, del sitio de su procedencia (Tarso de Cilicia). Por otra parte, se habla de Pablo
como predicador y de los destinatarios de su mensaje, y también otra, de este apóstol como escritor. Así mismo
se pone de relieve la teología paulina (la salvación en la cruz, el evangelio a los paganos). No menos importante
es el tema que tiene que ver con "Pablo en conflicto con los judaizantes", esto expone como los inicios del
cristianismo fue una tarea ardua y colmada de intrigas entre los creyentes. En este campo se pone de relieve el
paso de Jerusalén a Antioquía, ciudades importantes para el surgimiento del cristianismo. Finalmente, se
describe el "Deuteropaulinismo" y las cartas pastorales, ambas con la explicación que a su contenido le compete.
Antiguo Testamento es el nombre que los cristianos dan al conjunto de los libros que
forman las Escrituras santas ο la Escritura del pueblo judío. Este nombre viene de un texto de
san Pablo sobre la lectura de las Escrituras por los judíos: “en efecto, hasta el día de hoy
permanece ese mismo velo en la lectura del Antiguo Testamento, [...] siempre que se lee a
Moisés, un velo está puesto sobre sus corazones” (2 Co 3,14-15). Un poco antes Pablo ha
hablado de una nueva alianza (ν. 6). ΕΙ término alianza diatheke en griego, se tradujo por
testamentum en latín, y de ahí procede testamento en nuestra lengua.
Este término no designa aquí las últimas voluntades de alguien, sino la disposición
legal que él decide libremente en favor de otra persona. Este es el sentido que los judíos dieron
a la Alianza decidida por Dios en su favor, en tiempos de Moisés. Los cristianos escogieron
estas dos expresiones para distinguir las dos etapas de la historia bíblica: la antigua Alianza
con Israel, a partir de Moisés, y la nueva Alianza a partir de Jesucristo.
Pero la posición habitual entre antiguo y nuevo podría hacernos pensar que el Nuevo
Testamento anula y reemplaza al Antiguo Testamento; esto sería absolutamente falso. Los
pocos cristianos que, como Marción en el siglo ΙΙ, pensaron así fueron siempre condenados.
Los cristianos no han dejado nunca de leer la Historia sagrada y de orar los Salmos. Así pues,
sería más exacto hablar de Primen Testamento y de Nuevo Testamento. En efecto, Cristo no
abolió la alianza entre Dios y el pueblo de Israel, el pueblo elegido: Porque los dones y la
vocación de Dios son irrevocables (Rm 11,29).
Los profetas (En hebreo Nebi’im) agrupan dos clases de libros. En primer lugar, los
que narran la historia de Israel desde su entrada en la Tierra prometida (hacia 1200) hasta el
destierro (587): son los libros de Josué, Jueces, Samuel y Reyes. Los dos últimos han sido
divididos en dos partes (1 y 2 Samuel; 1 y 2 Reyes).
En segundo lugar, los libros que contienen las palabras de los profetas, sus oráculos:
tres libros mayores que llevan los nombres de los profetas Isaías, Jeremías y Ezequiel, y
después un conjunto de doce libros menores, de donde procede el termino de profetas
menores: Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Ageo,
Zacarias y Miqueas.
Los escritos (en hebreo: Ketubim). Bajo este nombre se encuentran oraciones:
Salmos y Lamentaciones, pero sobre todo libros sapienciales: Job, Proverbios, Cantar de los
cantares, Qohélet (ο Eclesiastés), y una serie de relatos, unos históricos: Esdras, Nehemías,
Crónicas, y otros novelados: Rut, Ester, Daniel.
Α estos tres grupos hay que añadir un cuarto grupo: el de los deuterocanónicos. Se trata
de siete libros judíos conservados en griego y, por tanto, mantenidos en la Biblia cristiana,
pero ausentes en las Escrituras judías. Esto hace que el número total de libros pase de 39 a 46.
Los católicos los llaman deuterocanónicos (es decir, del segundo canon: la lista griega), pero
los protestantes los denominan apócrifos.
Ηe aquí los dos cánones, las dos listas de los libros del Antiguo Testamento con sus
abreviaturas. Los libros deuterοcanónicοs del canon católico aparecen subrayados.
Desde antes que surgiera el cristianismo, los escritos sagrados de los judíos eran ya
criticados por los paganos por el simple hecho de ser judíos. Este pueblo se había extendido
desde Persia hasta Roma, y su negativa a emparentar con otras razas, su fe monoteísta, su
idea de ser el único pueblo elegido por Dios, sus costumbres religiosas, especialmente la
observancia del sábado y la circuncisión; provocaban el rechazo de las personas con las que
vivían. Así pues, muchas críticas a la Biblia nacen de un profundo antijudaísmo.
La otra gran fuente se origina en la idea de que la Biblia es palabra de Dios. Esta idea
crea malestar en el lector ateo o gnóstico. Cuando ellos encuentran en la Biblia episodios muy
crueles no solo se escandalizan, sino que encuentran en ellos argumentos para rechazar esos
libros en conjunto. Esta concepción de la Biblia como palabra de Dios también puede influir
negativamente en personad creyentes, se sienten obligados a defender todo lo que ella dice4.
Todos los judíos, desde su nacimiento, piensan de modo natural que ahí está la voluntad de
Dios, la respetan y, en caso de necesidad mueren por ella con alegría.
Imaginemos a una persona que comienza a leer la Biblia con mentalidad puramente
histórica. Prescindiendo del relato de la creación de la primera pareja humana, el pecado y la
4 Ante un fideísmo a ciegas, que considera que toda la Biblia hay que admitirlo literalmente, sumado a una
preconcepción mental inmodificable por parte del cristiano, conviene atender a la reflexión de: J. Lois Ska, Los
enigmas del pasado: Historia de Israel y relato bíblico, Estella 2021, p. 10. “El gusto por la aventura, el deseo de
explorar y de descubrir, la sed de saber, son indispensables para poder aventurarse en la selva de los textos
bíblicos. Eso significa, por supuesto, que el lector podrá perder por el camino lagunas de sus falsas certezas, que
podrá sentirse conmocionado en sus convicciones o ver como se hunden algunas de sus construcciones
excesivamente simplistas. Deberá tener el coraje de dejar a su espalda, sin falsos lamentos, algunas ideas
demasiado simplistas sobre la Biblia para poder avanzar por unos caminos que conducen a opiniones más
sobrias, aunque también mucho más sólidas. Es preciso saber perder para poder encontrar lo único que vale la
pena (Mt 16,25)”.
expulsión del paraíso, que puede interpretar en sentido simbólico y mítico, en los primeros
capítulos del Génesis encuentra algunos datos que lo desconciertan:
Por otra parte, las genealogías ofrecen datos desconcertantes de la edad de los
patriarcas: los diez anteriores al diluvio viven una media de 857 años y los diez posteriores al
diluvio, una media de 327. Algunos detalles que explican estos datos: el impulso de remontar
el curso de la historia hasta los orígenes de la humanidad surgió no solo de una curiosidad
natural por el pasado remoto, sino también de la necesidad de afirmar el presente orden social
y político. La idea básica era que solo el pasado posee valor normativo; y cuanto más remoto,
mejor. La tarea de cada una de las generaciones era mantener y, cuando ere preciso, restaurar,
el primitivo orden de cosas.
Por eso la Biblia atribuye a ese momento la construcción de la primera ciudad, la forja
del hierro y del bronce, la fabricación de los instrumentos musicales, el cultivo de la primera
viña. Incluso la Biblia es más moderada que los otros pueblos, ya que todos los avances
tecnológicos y científicos los atribuye al ser humano, mientras que otros pueblos lo atribuyen
a los dioses.
Esta tendencia a remontar todo a los orígenes hace que también se hable del mal y sus
características: el pecado original, que provoca la ruptura de la primera pareja humana, el
sufrimiento, la muerte y el asesinato del hermano. Otros datos están inspirados en las
tradiciones y mitos mesopotámicos, como la idea de que los seres humanos vivían mucho más
años antes del diluvio que después de él. La lista de los reyes sumerios dice que los diez reyes
anteriores al diluvio vivieron en promedio 30.150 años, mientras los posteriores al diluvio
1.002. La genealogía del Génesis modera esta cantidad, pero mantiene la idea de que el diluvio
provoca un cambio radical en la longevidad de la raza humana.
Otras veces los autores bíblicos presentan los hechos de manera esquemática, falseando
la realidad histórica en aras a una idea más importante. Por ejemplo, para señalar la relación
entre todas las tribus que formaron el pueblo de Israel las presenta descendiendo de un solo
personaje, Jacob. Decir que todos los israelitas proceden de Jacob es tan absurdo como decir
que todos los ecuatorianos residentes en España descienden de una sola pareja que emigró
hace años desde Guayaquil. A los autores bíblicos no les interesa la objetividad histórica, sino
fomentar la unión entre tribus. En otro caso, presentan la entrada de los israelitas en
Palestina como una gran campaña militar en la que se apoderan a sangre y fuego de todo el
país. La arqueología demuestra que no existió tal campaña. Se dieron conflictos locales, pero
lo que ocurrió se parece más a la mezcla pacífica de grupos distintos de origen.
La mayoría de ellos están relacionados con los primeros momentos del pueblo de
Israel, desde que sale de Egipto hasta su instalación en Palestina. Estos años están marcados
por una serie de intervenciones milagrosas: plagas de Egipto, paso por el mar Rojo, el maná,
las codornices, la roca que mana agua, paso del rio Jordán…
comprensible para cualquier pagano. Este procedimiento se generaliza a mediados del siglo
pasado. El libro más famoso es el de Werner Keller, Y la Biblia tenía razón. La verdad del
Antiguo Testamento comprobado por las investigaciones arqueológicas, cuando aborda el
tema de las plagas de Egipto escribe el autor:
"Todas estas cosas que cita la Biblia las está sufriendo Egipto hasta nuestros días. Tal
sucede, por ejemplo, con el Nilo rojo. Los materiales de aluvión procedentes de los lagos de
Abisinia colorean el agua del río especialmente en la parte superior del curso, y esta
coloración adquiere, muchas veces, una matiz oscuro tirando a pardo. En las épocas de las
inundaciones aumentan las ranas y también los mosquitos, a veces tan considerable que se
convierte en verdaderas plagas. Algo semejante sucede con los tábanos. No es raro que lleguen
a invadir extensas regiones: penetran en los ojos, en la nariz y en las orejas. La época más
propicia para que ocurra son los meses de enero y febrero. En cambio, las nubes de langostas
constituyen catástrofes muy frecuentes y típicas de los países de Oriente. Solo la muerte del
primogénito es una plaga para la cual no existe explicación alguna. Y, naturalmente, tampoco
hay ninguna explicación científica para la información bíblica según la cual las tinieblas solo
afectan a los egipcios, pero no a los israelitas5".
Se concentran en dos momentos. Primero, cuando se cuentan los orígenes del pueblo.
En cualquier país, los orígenes del pueblo se transmiten a través de gestas o grandes epopeyas.
Basta pensar en la Ilíada, la Odisea, la Eneida. Algo común a estas obras es que no presentan
los hechos con absoluta objetividad, tienden a engrandecerlos y exagerarlos. El protagonista
es siempre el hombre más valiente que se haya conocido; los ejércitos impresionan por el
número, las dificultades son enormes, pero se terminan superándolas.
La literatura y la cinematografía épicas apasionan y conmueven; sin embargo, incluso
el niño adopta una distancia crítica, distingue entre la realidad y la ficción. Los cristianos
hemos sabido adoptar esta postura cuando se trataba de epopeyas paganas. Al enfrentarnos
con la Biblia nos han faltado dos cosas: sentido común y seriedad. Sentido común, porque nos
hemos negado durante siglos a aplicarle los mismos criterios que a obras literarias
semejantes. La Biblia también engrandece y exagera lo sucedido. Y, a veces, cuenta cosas que
nunca ocurrieron, o que tuvieron lugar de forma muy distinta. Pero, sobre todo, nos ha faltado
seriedad, nos hemos atenido a unos textos y silenciado otros. Miremos dos ejemplos: el caso
del maná y la guía divina por el desierto. Éxodo 16 habla del maná como un milagro: el pueblo
5 W. Keller, Y la Biblia tenía razón. La verdad del Antiguo Testamento comprobada por las investigaciones
arqueológicas, Barcelona, 1992, p. 116.
tiene hambre y Dios le promete pan del cielo (v. 4). Un pan tan maravilloso que respeta el
descanso sabático y no cae el séptimo día (vv. 26-27); tan sorprendente que, aunque unos
recojan más que otros, al medirlo cada uno había recogido lo que podía comer (vv. 17-18).
Sin embargo, Núm. 11,4-9 conserva una tradición muy distinta. El pueblo añora la
comida de Egipto y se le quita el apetito al no ver más que maná. Habla de este alimento de
manera totalmente profana: es una especie de semilla que hay que moler y comer, y termina
sabiendo a algo mucho más prosaico, pan de aceite. Esta tradición no presenta el maná como
pan del cielo ni como algo milagroso.
Lo mismo ocurre con la guía divina por el desierto. Conducir a un pueblo, con mujeres
y niños, por esta zona inhóspita no resulta nada fácil. Es preciso conocerla, calcular las etapas,
hallar el sitio de reposo adecuado, las fuentes de agua. Según Núm. 9,17-23, nada de esto era
probable para Moisés y su grupo. Contaban con una nube milagrosa enviada por Dios para
guiarlos, cuando se levantaba la nube sobre la tienda, los israelitas se ponían en marcha. Y
donde se tenía la nube acampaban. Con esta brújula tan privilegiada, imaginamos a Moisés
lleno de tranquilidad y confianza.
Pero, al volver la página nos damos cuenta de que no es así. Un poco más adelante, en
Núm. 10,29-32, Moisés ruega a Jobab: "No nos dejes, porque conoces este desierto y los
lugares donde acampar. Debes ser nuestro guía (v.31). La nube se ha esfumado. Solo queda el
desierto con todo su peligro, y un Moisés que lo desconoce y teme adentrarse en él. Estos dos
ejemplos bastan para advertir que la Biblia, junto a tradiciones épicas o milagrosas, conserva a
veces una versión profana de los mismos hechos. El gran problema radica en que no
disponemos de dos tradiciones paralelas que nos permitan reconstruir una historia profana
junto a una historia milagrosa.
Segundo, en las tradiciones de Elías y Eliseo. Ambos tienen el don de resucitar muertos.
Pero Elías dispone también a placer del fuego celeste (el rayo) que consume animales en el
monte Carmelo (1 Rey 18). Eliseo, en cambio, es especialista en milagros acuáticos y de otro
tipo, generalmente orientados a ayudar a la gente pobre. Las tradiciones sobre estos dos
profetas nacieron en ambientes populares; abundan leyendas que no merecen demasiado
crédito desde el punto de vista histórico. Su intención es inculcar el poder y la dignidad del
profeta, con el consiguiente respeto que se merece.
Recordemos un caso extremo: Eliseo que no andaba bien de pelo, un día en que subía a
Betel, los niños de un poblado empezaron a gritarle: "¡sube, calvo! ¡sube calvo! El profeta los
maldice, salen de la espesura dos osas y despedazan a cuarenta y dos niños (2 Rey 2,23-24).
Efectivamente, el relato plantea un grave problema moral, porque Dios castiga de forma
terrible por una broma de mal gusto. Pero es suficiente recordar lo que corre un niño para
saber dos osas no pueden matar a cuarenta y dos. Este relato tan popular solo pretende
inculcar respeto a la figura del profeta.
Debe quedar claro que los narradores e historiadores que introducen milagros
deforman la historia con vistas a transmitir un mensaje teológico, así los relatos de milagros
son más difíciles de entender y exigen mayor experiencia humana y religiosa para sacarlos de
partido.
Desde tiempos antiguos la conducta de los judíos provocó rechazo y críticas. Tácito dice
este de los judíos: "Sus prácticas se han impuesto gracias a su depravación, nada se les inculca
más que el desprecio a los dioses, el desamor a la patria y el tener padres, hijos y hermanos
por cosa sin valor (Historias, Libro V, p 5). En realidad, Tácito no conocía la Biblia, no había
leído sus relatos. Muy distinto es el caso de un griego del siglo II, Marción, convertido al
cristianismo y más tarde declarado hereje. En el AT solo descubría a un dios sangriento y
vengativo, un dios malo que debía ser rechazado, para aceptar a un dios bueno revelado por
Jesús.
Un gran historiador y teólogo protestante de finales del siglo XIX y principios del XX,
Adolf Harnack (1851-1930), llegó a escribir: "conservar el Antiguo Testamento dentro del
protestantismo como un documento canónico es efecto de una parálisis religiosa y
eclesiástica". Hace poco en Hong Kong se llevó a cabo una campaña para que la Biblia fuera
clasificada como texto obsceno. Mas de mil personas mandaron mensajes a la Organización de
Licencia Televisiva para quejarse de que el libro sagrado del cristianismo es indecente. Se
recibieron quejas diciendo que la Biblia era obscena y ofendía el pudor de los lectores. Según
estas quejas, la Biblia está llena de escenas de violencia e incesto, de bestialismo y sodomía.
Oraciones que respiran odio o espíritu de venganza: No son muchas, pero se menciona
la imprecación del Salmo 137 ("Capital de Babilonia, criminal, quien pudiera pagarte los males
que nos has hecho, quien pudiera agarrar y estrellar tus niños contra las piedras") o lo que el
profeta Jeremías pide para sus enemigos: "Entrega sus hijos al hombre, ponlos a merced de la
espada, queden sus mujeres viudas y sin hijos, mueran sus hombres asesinados y los mozos a
filo de espada en combate (Jr. 18,21).
Principios de interpretación:
El conflicto entre la Biblia y las ciencias naturales surgió en la primera mitad del siglo
XVII, cuando Galileo Galilei (1564-1642) afirmó que la tierra gira en torno al Sol, oponiéndose
a lo que dice el libro de Josué (10,12-14). En la batalla entre los israelitas y los amorreos la
fortuna favorece a Israel, que va ganando la batalla. Pero la tarde avanza rápida, y la falta de
luz puede hacer que se desperdicie la ocasión de derrotar definitivamente al enemigo.
Lo anterior nos puede llevar a una cuarta postura, que parece válida. Analizar los textos
bíblicos y compararlos con otros relatos de la misma Biblia, cuando esto es posible, para
captar sus afirmaciones fundamentales. Así se advierte que la Biblia utiliza modelos científicos
opuestos e irreconciliables. Esto significa que para ella lo esencial no es la verdad científica,
sino una determinada visión del mundo, compatible con cualquier modelo científico moderno
o futuro.
El primer relato parte de una situación originaria del caos y las tinieblas 7, todo
invadido y dominado por el agua. En el espacio de seis días, mediante su palabra y a través de
un proceso de separación, Dios crea la luz (día 1), el firmamento, separando las aguas
superiores de las inferiores (día 2), separa la tierra del mar y crea la hierba y los árboles
frutales (día 3), separa el día de la noche y crea el Sol, la Luna y las estrellas (día 4), los
animales y los pájaros (día 5), los animales terrestres y el hombre y la mujer (día 6),
descansando el séptimo día.
Resulta curioso que la existencia de la luz como realidad autónoma creada el día
primero, independientemente del Sol, la Luna y las estrellas, creados el día cuarto. Por otra
parte, la existencia de vida vegetal antes de que sea creado el Sol, cosa que hoy sabemos es
imposible. Estos detalles confirman el peligro y la imposibilidad de conciliar los antiguos
modelos científicos con los nuestros.
6 Dios es confesado como creador. Sin embargo, este tema no es un tema principal en el AT. Dios es ante
todo el Dios de la alianza, el liberador. Las diferencias entre Gén 1 y 2 son notables. Pero habría que recorrer
además los textos proféticos, en particular Isaías 40—45, los salmos, el libro de Job 38—42. Esta multiplicidad de
libros cosmológicos no es propia de Israel. Puede observarse también en Egipto y en el Oriente cercano. Los
primeros capítulos del Génesis intentan dar cuenta de una experiencia secular, dicho de otra manera, Dios está
presente en el mundo, en la historia y en el hombre. Cf. F. Castel, Comienzos, los once primeros capítulos del
Génesis, Estella 2014, p. 7-8.
7 Si comparamos Gén 1 con otras cosmologías, descubrimos que no puede tratarse de un texto científico,
sino que estamos en presencia de un texto litúrgico. Gén 1 es el himno al Señor, Dios único que, según las
palabras de Is 44,24, crea y libera, es decir, da origen al pueblo. Llama la atención que son siete días en diez
palabras, se subraya el estribillo: "Vio Dios que era bueno". Es una expresión que aparece diez veces: "Por diez
palabras fue creado el mundo" (Talmud, Tratado de los padres). La naturaleza y el mundo están organizados por
diez palabras, lo mismo que toda la vida de la humanidad creyente está bajo la ley del Sinaí, Una ley en diez
palabras. Esta visión de Israel no es tan primitiva, solo al volver del destierro llegará esta visión de un Dios
universal que tiene en su mano todas las naciones, y no solo a su pueblo elegido. Es natural proponer como fecha
de composición de este himno el periodo de la dominación persa; entre el año 450 y el 300 a.C. Fue un tiempo de
paz y reflexión para Israel. Esta hipótesis se ve confirmada por el vocabulario del segundo Isaías (40—55) y se
refuerza por la comparación de los salmos y la literatura sapiencial, que adquiere todo su impulso en este
periodo. Cf. F. Castel, Comienzos…, p. 8-9.
El segundo relato, nos sitúa en un mundo distinto. Cuando el Señor Dios hizo tierra y
cielo, no había aún matorrales en la tierra, no brotaba hierba en el campo, porque Dios no
había enviado la lluvia a la tierra, ni había hombre que cultivase el campo y sacase un animal
de la tierra para regar la superficie del campo. (Gén 2,4b-6). La majestuosidad del capítulo
primero, con su perfecta monotonía, cede el puesto a una cosmogonía terrestre; aunque se
supone que el mar existe ni siquiera se nombra. Al autor le llama la atención la ausencia del
agua, porque el Señor Dios no ha enviado la lluvia a la tierra. Antes de crear ningún ser vivo,
vegetal o animal, Dios crea al varón (Adán). Luego planta un jardín, que encomienda a su
custodia. Pero el hombre se siente solo, y Dios modela de la arcilla las fieras y los pájaros para
que le sirvan de compañía, ninguno de ellos se adecua al hombre por completo. Entonces Dios
crea a la mujer (Eva) a partir de una costilla de Adán. Cuando se le presenta, el hombre
exclama: "¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne"! Las diferencias entre
ambos relatos podemos resumirlos en los siguientes puntos:
En Gén 1 Dios emplea exclusivamente su palabra. Basta que de una orden para que su
deseo se cumpla. En Gén 2 Dios aparece como un alfarero que modela de arcilla Adán, igual
que las fieras del campo y los pájaros del cielo.
la imagen del creador. En cambio, el autor de Gén 2 no se plantea el problema del dominio del
hombre sobre la naturaleza, sino la realidad sorprendente del matrimonio. ¿Por qué el
hombre abandona a su padre y a su madre, a los que está unido por la sangre y la historia, y
forma una familia nueva? ¿Es tan irresistible la atracción por la mujer? El hecho que Eva
proceda de la costilla de Adán no significa que sea inferior a él, sino que simboliza la profunda
intimidad y compenetración entre ambos (2,23). Ni el trabajo en el jardín ni los otros seres
animados llenan plenamente la Existencia de Adán.
Esta rápida comparación entre los dos relatos paralelos demuestra que los autores
bíblicos no les interesan primordialmente las afirmaciones científicas. Usan modelos de su
tiempo, muy diversos entre sí, porque necesitan expresarse de algún modo. Pero no pretenden
presentarlos como palabra de Dios. El que Dios haya creado al hombre solo mediante la
palabra, a partir del barro, o por evolución a partir de unas especies inferiores, no afecta al
contenido del mensaje bíblico. "La Biblia no nos enseña de que está hecho el cielo, sino como
se va al cielo". En definitiva, el conflicto entre la Biblia y las ciencias naturales no debería
existir. Lo hemos creado nosotros con nuestra ignorancia y con la manía de presentar como
revelación divina lo que era simple explicación humana.
El Pentateuco es una gran composición literaria, integrada por narraciones y leyes. Sus
personajes principales se desenvuelven, por regla general, en un marco espacial y temporal
muy amplios.
4.1. ETIMOLOGÍA
Dos son los nombres comúnmente empleados para denominar los cinco primeros
libros de la Biblia: Torá y Pentateuco. El sustantivo hebreo Torá significa básicamente
instrucción, pero tiene además otras acepciones. En la Biblia Hebrea, se refiere con frecuencia
a una ley o colección de leyes (cf. Lev 11,46; 26,46; Ez 43,11.12) y también a uno o más libros
(cf. Dt 31,26; Jos 8,34; 2 Rey 22,8.11; Neh 8,1; 2 Cr 34,14). La versión griega de los LXX
traduce Torá por nomos (νόμος—ley). La palabra griega pentateujos deriva de πέντα—Penta
(cinco) y τευχος—teujos estuche, para contener los libros / rollos. Aparece por primera vez en
el s. II d.C. El primero en usarla es el gnóstico Ptolemaios. La forma latina pentateuchus liber
1) Beresit: en un principio.
2) Semot: nombres.
3) Wayyiqra y llamó.
4) Bemidbar: en el desierto.
5) Debarim: palabras.
La traducción griega de los LXX le dio un título referido al contenido del libro:
La historia del antiguo Israel constituye el objeto de una vasta obra narrativa que
abarca desde la creación del mundo hasta la caída de Jerusalén y el destierro en Babilonia
(Génesis—Reyes). El Pentateuco comprende la primera parte de esta narración: desde la
creación del mundo hasta la muerte de Moisés.
8 Van Seters propone cinco criterios para identificar la historiografía israelita antigua: 1. Es una forma
literaria intencional y no meramente accidental. 2. No consiste en una descripción objetiva del pasado, sino quw
comprende también la valoración e interpretación de los acontecimientos históricos. 3. Examina las condiciones
actuales con su causalidad moral. 4. Es obra de una nación o un grupo étnico. 5. Forma parte de las tradiciones
literarias de un pueblo y juega un papel importante en la configuración de su identidad nacional. Véase: F. García
López, El Pentateuco: Introducción al estudio de la Biblia, Estella 2003, p. 21.
9 ¿Qué es un mito? ΕΙ mito es un relato que tiene por objeto expresar el origen de lo que existe, explorar la
complejidad del mundo en medio del cual viven los hombres. Como tal, representa una de las modalidades de la
reflexión humana. ΕΙ mito es anónimo y colectivo. Con frecuencia es leído durante la celebración de una fiesta
que retoma ritualmente sus elementos. ΕΙ racionalismo del siglo ΧΙΧ vertió sobre el mito juicios muy negativos
asimilándolo a una forma de pensamiento prelógica, irracional, que dependería solo de la imaginación.
Recientemente se ha afirmado una concepción mucho más positiva: el mito aparece como un lenguaje hecho
para captar realidades que el lenguaje corriente no es capaz de designar; es el medio para significar realidades
invisibles ο trascendentales, para explorar los arcanos de la vida. Por ello puede ser portavoz de una verdad más
profunda que la verdad histórica. Se ha dicho que era un esfuerzo de conocimiento de los incognoscible. También
la tradición bíblica se encuentra con el lenguaje del mito, especialmente en los once primeros capítulos del
Génesis dedicados a la raíz oscura de la historia. ΕΙ recuerdo de mitos muy famosos en el mundo antiguo aflora
en este texto. Pero la Biblia privilegia demasiado la historia para mantener una relación apacible con el mito,
ahistórico por esencia. De hecho, utiliza motivos míticos que somete a un severo tratamiento desmitologizador,
pues los convierte en medios de expresión de un lenguaje simbólico que le permite evocar realidades que
desbordan la experiencia. Cf. M. Quesnel — P. Gruson, La Biblia y su cultura: Antiguo Testamento, Santander
2002, p. 40.
Deuteronómico (Dt 12—26). A éstas hay que sumar otras tres pequeñas colecciones: dos
versiones del Decálogo (Ex 20,2-17; Dt 5,6-21), más el Derecho de privilegio de Yahvé (Ex
34,10-26). Básicamente, abarcan todos los ámbitos de la vida, con especial énfasis en tres
áreas: la jurídica (jus), la ética (ethos) y la cultual (cultus). Las leyes nacen de la historia y en
la historia, siendo por eso mismo temporales y caducas.
En el Oriente próximo y, lo mismo que en Grecia y en Roma, las leyes tenían un origen
humano. Teóricamente, esto vale también para las leyes de Israel, pero la Biblia las hace
remontar todas a Yahvé. Solo el decálogo fue transmitido directamente por Dios (Ex 20,12;
5,4-6). Las otras leyes fueron transmitidas por medio de Moisés.
4.2.3.1. Yahvé
El Dios de la Biblia se puede considerar como un ser real o como un personaje literario.
En el Pentateuco, su presencia es constante (sólo el nombre de Yahvé aparece 1.820 veces);
sus palabras y acciones, decisivas. En los momentos cruciales, interviene siempre. Yahvé es
protagonista por excelencia del Pentateuco; todos los otros personajes dependen de Él. El
nombre de Yahvé aparece directamente ligado a la época de Moisés (Ex 3,13-15 relata el
momento de su revelación); indirectamente, también a épocas anteriores (cf. Gén 2,4; 4,26;
12,1...).
4.2.3.2. Abrahán
Con Abrahán comienza una nueva etapa. Abrahán es el padre de todo Israel, como
Adán lo es de toda la humanidad. Lo que hace de Abrahán un personaje realmente distinto y
singular es la llamada de Dios a romper con todo su pasado (12,1) y a emprender una nueva
aventura (12,2-3), a la par que su fe y obediencia al mandato divino (12,4a). Y todo esto ¡a sus
setenta y cinco años! (12,4). Nada cuenta el texto bíblico de los 74 primeros años de la vida de
Abrahán. Al autor del Génesis sólo le interesa la figura de Abrahán a partir de la llamada
divina.
Las narraciones sobre Abrahán no intentan ofrecer una biografía del personaje. Son en
buena medida legendarias y teológicas. Escritas bastantes siglos después de la supuesta época
de Abrahán, en su mayoría durante el destierro de Babilonia o incluso en la época postexílica,
tales narraciones tenían por objetivo ofrecer un paradigma para los judíos que vivían o habían
vivido en el destierro.
2.2.3.4. Moisés
La presencia y protagonismo de Moisés en Éxodo-Deuteronomio son tan decisivos que
sin él no se entenderían los acontecimientos expuestos en estos libros. Contrariamente a lo
que piensan muchos, Éxodo-Deuteronomio no sería tanto una historia narrativa de Israel
cuanto una biografía de Moisés, introducida por el libro del Génesis. La vida de Moisés es la
vida del primero y más grande líder del pueblo.
En los análisis de tipo narrativo se suele distinguir entre el tiempo narrado y el tiempo
de narrar. El primero es el tiempo que duran las acciones y los acontecimientos relatados. Se
mide por minutos, días, años... El segundo se refiere al tiempo material necesario para contar
una cosa. Se mide por palabras, versículos, capítulos... La relación entre ambos determina el
ritmo de la narración.
10
Cf. F. García López, El Pentateuco: Introducción al estudio de la Biblia, Estella 2003, p. 29-30. La enorme
extensión del tiempo narrado en el Génesis se corresponde con su carácter mítico y legendario. Buena prueba de ello es la
longevidad excepcional atribuida a los antepasados de la humanidad, que se va acortando a medida que se acercan a la
historia. Antes del diluvio, los seres humanos vivían entre 969 y 777 años (se exceptúa Henoc, del que no se dice que haya
muerto: cf. Gén 5). Después del diluvio, viven entre 600 y 205 años (cf. Gén 11,10-26) y, a partir de Abrahán, entre 200 y
100 años. Aunque estos números distan mucho de los ofrecidos por algunas listas de reyes sumerios anteriores al diluvio,
que vivieron entre 43.200 y 18.600 años, sobrepasan con creces la edad normal de la raza humana: 70-80 años, a decir del
salmista (Sal 90,10), y 21-66, a juzgar por la edad de los reyes que reinaron en Israel entre 926 y 597 a.C.
Sobre el tiempo de narrar, dan una idea muy aproximada los versículos de cada libro:
Génesis, 1.534; Éxodo, 1.209; Levítico, 859; Números, 1.288 y Deuteronomio, 955.
Una de las notas más destacadas del Pentateuco es el carácter itinerante de sus
personajes. “Mi padre era un arameo errante” (Dt 26,5). Así, los itinerarios patriarcales
contribuyen a la cohesión de los textos y de los personajes del Génesis. Los israelitas viajan
desde Egipto hasta Canaán, pasando por el desierto del Sinaí. El Pentateuco desde Gén 12
hasta Dt 34 se halla enmarcado por las referencias a la tierra prometida (ver Gén 12,1-8; 13,14-
17; Dt 34,1-4). En síntesis, la tierra de Canaán es la meta de los grandes viajes de los patriarcas
y de los israelitas: desde Mesopotamia, a través de Canaán, hasta Egipto (patriarcas), y desde
Egipto, a través del desierto, hasta Canaán (israelitas). Dos grandes itinerarios simétricos que
abarcan prácticamente todo el Pentateuco11.
5. PROBLEMAS LITERAIOS
El 8 de julio de 1942, Martín Noth afirmó que, los libros que van de Josué hasta 2 Reyes
no se debían considerar como libros independientes unos de otros, sino que formaban parte
de un todo, al que había que añadir también el Deuteronomio. Es decir, los siete libros que
van desde Dt a 2 Rey formaban una sola obra, compuesta por un solo autor o escuela de
autores (Deuteronomio, Josué, Jueces, 1 Samuel, 2 Samuel, 1 Reyes, 2 Reyes). Así, contamos
con un relato que cubre casi setecientos años de historia, el tiempo que va desde la entrada en
la tierra prometida (1230 a.C) hasta el abandono de esta en el momento del destierro (587
11 Véase: J. Lois Ska, Los enigmas del pasado…, p. 9-10. Una de las adquisiciones esenciales de las ciencias
bíblica de los últimos dos siglos; en este caso que los relatos bíblicos nos informan más sobre el mundo de
quienes lo han escrito que sobre el mundo que describen. Es decir, los textos bíblicos nos informan poco sobre el
mundo del relato y más sobre el de sus autores. Los relatos patriarcales, por ejemplo, no nos dicen gran cosa
sobre una supuesta era patriarcal; nos revelan más bien, por el contrario, cuales eran las preocupaciones de un
pueblo que intenta definir su identidad a partir de un pasado remoto.
a.C). Al colocar el Deuteronomio con los libros que vienen a continuación, Martin Noth reduce
el Pentateuco a cuatro libros, o sea, queda en Tetrateuco.
Son muchos los que comparten este parecer como hipótesis de trabajo. Los que no
comparten esta tesis, como G. Vond Rad, creen que el Pentateuco tal como se encuentra
actualmente en la Biblia resulta un cuerpo incompleto, que está exigiendo también el libro de
Josué. En su estado actual, el Pentateuco se parece a un torso sin cabeza, ya que una de las
promesas que más se repite a lo largo del Pentateuco es la posesión de la tierra, posesión que
se realizará precisamente en el libro de Josué. La lógica pediría, por tanto, que el libro de
Josué formara bloque con los cinco primeros libros de la Biblia. En consecuencia, en vez de
Pentateuco, habría que hablar de Hexateuco, seis libros (Génesis, Éxodo, Levítico, Números,
Deuteronomio, Josué).
Más aún, otros autores piensan que la historia iba seguida desde la creación del mundo
hasta el destierro, es decir, los nueve primeros libros de la Biblia formando una sola obra (del
Gn a 2 Ry), por tanto, habría que hablar de Enateuco. Nueve libros, dado que originariamente
Samuel y Reyes eran solo dos libros, no cuatro como ahora (Génesis, Éxodo, Levítico,
Números, Deuteronomio, Josué, Jueces, Samuel, Reyes)12.
12 Cf. A. Gonzales Lamadrid, Las Tradiciones Históricas de Israel, Estella 2018, p. 23-25.
ÍNDICE
EL PENTATEUCO 1
4.1. ETIMOLOGÍA 25
4.2. NARRACIONES Y LEYES 26
4.2.1. LA NARRACIÓN BÍBLICA 26
4.2.2. LAS LEYES 27
4.2.3. LOS PERSONAJES 28
4.2.4. TIEMPO Y ESPACIO 29
5. PROBLEMAS LITERAIOS 30
ÍNDICE 32