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Epistemología Jurídica - Lectura
Epistemología Jurídica - Lectura
INTRODUCCIÓN
M. Agrícola (SPRICHWÖRTER)
2 La distinción entre función manifiesta y función latente es tomada inicialmente por Robert
Merton (Merton 1956, 73–94) de Sigmund Freud; pero su génesis más cercana se encuentra, según el
propio Merton, en Emile Durkheim (1899, 95). Merton explica la diferencia en los siguientes términos:
las funciones manifiestas son aquellas funciones "relativas a las consecuencias objetivas para una
unidad específica (persona, subgrupo, sistema social o cultura)"; las segundas son aquellas funciones
"relativas a las consecuencias inesperadas y no reconocidas del mismo orden" (Merton 1956, 73).
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Ese es el tema de este libro. Para empezar, en esta introducción, abordo dos
ideas preliminares. La primera se relaciona con las visiones que existen sobre la
eficacia simbólica del derecho y la segunda con las conexiones que existen
entre derecho, lenguaje y poder.
3 Una aplicación empírica de estas ideas puede verse en el estudio de Charles-Albert Morand
(Morand, Ch-A 1982).
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Así pues, la ineficacia del derecho no siempre puede ser explicada por la
existencia de un foco de resistencia que no se somete a su fuerza impositiva; a
veces es una práctica que ha sido posible gracias al derecho mismo. Más allá del
asunto jurídico relacionado con el fracaso o el éxito de los propósitos legales,
existe un asunto político, que tiene que ver con el fracaso o el éxito de otros
objetivos, que no se desprenden de la lectura espontánea del texto, y que se
relacionan con la promoción de ciertas representaciones colectivas necesarias
para el logro de la cohesión social. El problema fundamental no se limita
entonces a la pregunta por las causas del fracaso del derecho 4, sino más bien a
la cuestión de saber en qué medida dicho fracaso responde mejor a un juego de
poder dentro del cual el derecho cumple una función determinante. Así por
ejemplo, Joseph Gusfield mostró cómo el verdadero significado de las normas
que prohibían el consumo de alcohol en los Estados Unidos se encontraba
menos en su ejecución que en su promulgación (Merton 1956, 75).
7 Según Atias, “…la promulgación no es aquel acto mágico por medio del cual la nada se
transforma en derecho…El derecho se realiza cuando se aplica" (1982, 224), No es exagerado decir que
esta creencia es el núcleo de los estudios críticos del derecho norteamericanos; según ellos el derecho
es radicalmente indeterminado, y es en su aplicación en donde se libra la batalla por dotarlo de sentido,
batalla que por lo general ganan siempre los poderosos. Ver Kennedy (1997a; 2005).
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Julieta Lemaitre ha mostrado cómo la eficacia simbólica del derecho tiene mucha importancia en un
país como Colombia en donde existe un contraste muy fuerte entre, por un lado, instituciones
democráticas formales que funcionan con regularidad y amplias libertades ciudadanas y, por el otro,
una violencia social endémica (la llamada “paradoja colombiana”). Su explicación de la eficacia
simbólica se origina, dice ella, en esa “permanente tensión colombiana entre las armas y la ley”
(Lemaitre 2009) p. 32.
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Buena parte de este modelo teórico sobre el derecho está inspirado en lo que se conoce como
sociología política del derecho, desarrollada inicialmente por los clásicos de la sociología (en particular
Max Weber y Emile Durkheim) y recientemente por autores como Pierre Bourdieu, Jacques Commaille,
Stuart Scheingold y Michael McCann.
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Nietszche, y más tarde Foucault, han puesto en evidencia las falacias que
encierra la separación entre un saber liberado de poder y un poder ignorante, o
entre un derecho como simple ejercicio de la razón y una guerra como simple
ejercicio de la fuerza. En contra de la idea de Spinoza según la cual para
comprender hay que despojarse de las pasiones, Nietszche sostiene que sólo se
comprende a través de cierto juego o composición entre el reír, deplorar y
detestar10. Al conocimiento, dice por su parte Michel Foucault, no debemos
acercarnos como filósofos, sino como políticos (1986, 28). Lo mismo pasa con el
derecho. Allí no solo hay que ver una razón que actúa sobre sí misma, se
elabora y hace sus propios progresos, sino también un fenómeno de poder
complejo, a partir del cual se puede explicar parte de las trasformaciones
políticas de una sociedad11.
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Este pasaje es comentado por Michel Foucault (1986, 26).
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Foucault explica esta idea a partir del estudio de la técnica medioeval de la indagación: "Ninguna
referencia a un sujeto de conocimiento y a su historia interna podría dar cuenta de este fenómeno. Sólo
el análisis de los juegos de fuerza política, de las relaciones de poder puede explicar las razones del
surgimiento de la indagación" (1986, 83).
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Esta metáfora de los utensilios tiene aquí una analogía deliberada con
aquella de la "caja de herramientas", ideada por Wittgenstein para explicar las
funciones del lenguaje (1988, 39). El derecho es un conjunto de enunciados y,
en consecuencia, algunos de los secretos de su poder social pueden ser
descubiertos en esta condición discursiva. El hecho de que las normas logren
eficacia por medio de las representaciones que crean en los individuos, hace de
ellas un instrumento social necesariamente ligado al mundo de lo simbólico y
con él, al mundo de lo político.
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El posmodernismo en derecho se opone a la visión moderna del derecho. Tres tendencias pueden ser
diferenciadas: en primer lugar, la iusfilosófica, interesada en desmontar el andamiaje conceptual que
sustenta la dogmática y la práctica jurídicas. En esta tarea han sido primordiales las ideas del filósofo
francés Jacques Derrida. Uno de los artículos más importantes de este tendencia es Práctica
deconstructiva y teoría Jurídica de Jack M. Balkin (2005). Estos teóricos no reivindican ningún
pensamiento alternativo—lo cual consideran igualmente criticable—ni se interesan por encontrar el
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posible sentido o utilidad que pudiera tener el derecho o la teoría jurídica. Su interés, ante todo, es
crítico. Buscan debilitar y, si es posible, desmontar los andamiajes argumentativos que la teoría del
derecho construye (Duncan Kennedy 1995; Schlag 1990a; 1990b; 1995). La segunda vertiente es de
tipo sociojurídico y se concentra en una crítica al derecho entendido como fenómeno institucional—
expresado en normas jurídicas generales respaldadas por formas ritualizadas de poder—con capacidad
para determinar la realidad social. Algunos de estos autores se oponen a la idea moderna según la cual
el derecho es una norma externa destinada a intervenir en dicha realidad social. Ver por ejemplo Ewick
y Silbey (1998). Otros hacen un reproche político a la sociología jurídica entendida como soporte a las
políticas públicas o, dicho en otros términos, como sociología legislativa.
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De acuerdo con Bourdieu y Wacquant (1992, 16), un campo es un conjunto de relaciones objetivas e
históricas entre posiciones de actores sociales que luchan por poder o por capital.
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En palabras de Bourdieu “El campo jurídico es el sitio de una competencia por el derecho a decir el
derecho (1986, 4). Esto hace del derecho un caso particularmente interesante para el estudio del poder
en la sociedad.
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Dadas las posibilidades que tienen sus practicantes para crear instituciones y con ellas realidades
históricas y políticas a través del simple ejercicio de nominación (ídem)
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Esto no significa, como algunas teorías jurídicas nos han hecho creer, que
el conocimiento de las condiciones materiales en las cuales transcurre la
discusión jurídica es suficiente para conocer el resultado. El campo jurídico, con
sus ritos y sus santuarios, no puede ser reducido a las fuerzas económicas ya
existentes. El derecho no es sólo un reflejo del mundo material (Pashukanis
1978). Tampoco es un conocimiento puro e independiente que pueda ser
separado de las condiciones sociales en las cuales se encuentra. Estos extremos
ignoran la existencia del derecho entendido como un campo social que es
relativamente independiente de las demandas externas.
3. La construcción social
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