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móviles, cada carta se dispone en cada lectura para significar nuestras experiencias. Sus
imágenes describen cómo nuestros deseos y nuestros miedos configuran nuestro mundo
externo. El conocido filosofo y escritor Krishnamurti afirmaba que “no vemos las cosas
como son sino como somos”, pues desde nuestra propia mirada describimos nuestra vida,
organizamos nuestra personalidad y diseñamos nuestro destino.
Las cartas de tarot explican de un modo accesible la dramática de nuestro destino de
autodescubrimiento, “predice” nuestra vida plagada de repeticiones colectivas y de
condicionamientos compartidos por todos, pues sugiere que nuestras experiencias
individuales son en verdad comunes a toda la humanidad. Sólo podemos modificar la
conciencia con la que las atravesaremos, cuanto menos temor sintamos, más podemos
ayudar a resignificar arcaicos temores humanos. El tarot nos invita a comprender que
nuestra “historia personal” forma parte de un proceso de aprendizaje colectivo que
propone desarmar arraigadas creencias de percibirnos individuos especiales y autónomos
que toman decisiones de manera independiente y personal.
Los arcanos mayores -como El Mago, La Papisa, La Emperatriz, etc.- son veintidós cartas
fundamentales en el tarot , pero no aparecen en el mazo de naipes españoles. La
desaparición de estas cartas con alto poder esotérico y simbólico del uso popular nos
lleva a preguntarnos el motivo del retiro de la circulación masiva de estas imágenes que son
claves para el autoconocimiento.
En el tarot también hay cincuenta y seis arcanos menores, a los que tenemos acceso para
“jugar y entretenernos” en las cartas españolas, y que están divididos en cuatro palos:
bastos, copas, oros y espadas. Describen nuestros predecibles y condicionados problemas
cotidianos simbolizando distintas formas de comprender cómo vivimos la pasión, el amor,
la generación de recursos y la comunicación.
En un nivel mas básico, los bastos conectan con aquellas acciones que realizamos sólo por
aparentar o por necesidad de sentirnos importantes y atractivos. En un nivel
trascendente, simbolizan nuestro compromiso con actividades y relaciones vitales
donde ayudarnos en nuestra búsqueda del fuego sagrado, espiritual y
esencial. Sugieren cuánto espacio le damos a la vocación y a buscar profundo sentido
existencial.
Durante siglos las mujeres confundimos la propia identidad cambiando el apellido al de la
pareja y poniendo toda la vitalidad en la familia que podíamos armar, por suerte esto se ha
modificado notablemente en las ultimas décadas. En los varones, el camino de escuchar su
propio corazón y de auto afirmación personal suele medirse con la capacidad -o no- de
generar dinero y de alcanzar prestigio social, tienden a sentirse importantes según lo
generado económica y profesionalmente. Al proyectar a los bastos en otros ámbitos como
la familia o el trabajo nos olvidamos de darle espacio a las actividades que nos apasionan.
Las copas: Este palo del tarot simboliza nuestra forma de vivir el amor. La copa
reproduce la forma de la matriz materna y se asocia al agua en astrología, al elemento en el
que comenzamos nuestra vida intrauterina. Nos conectan con aquel primer momento de
total simbiosis flotando en líquido amniótico y con esa memoria prenatal que aún anhela
fusionarse a las personas que ama. Sugieren que solemos confundir amor con simbiosis, y
por eso advierte en no precarizar al amor esperando que sea sólo un camino de rescate de
nuestras heridas. Suponemos que aquel a quien amamos debe resolver nuestra
infelicidad y desde allí solemos armar vínculos amorosos de total dependencia.
Los oros: Este palo del tarot describe cómo nos vinculamos con la materia y el dinero,
y se asocia al elemento tierra en astrología. Los oros ponen en evidencia nuestra
contradictoria relación con la generación y la abundancia materia: el dinero tiende a
esclavizarnos, ya sea por excesiva presión para generarlo o por cuidarlo de manera
desmedida, también podemos demonizarlo al verlo como algo "malo".
Los oros nos proponen aprender a conectar con el dinero y con los dones que todos
poseemos para poder materializar y superar la tendencia a obsesionarse por tener mucho
o el miedo a no tener. Sugieren al dinero como una herramienta para generar proyectos en
la vida. Aprender a fluir con los oros es aprender a moverse bien en lo
económico desarrollando una mirada objetiva que nos de una percepción realista y
pragmática para resolver cada situación y para desarrollar criterio de oportunidad, esto es
ser “oportuno”: saber cuándo es tiempo para “llegar a puerto”.
Receptividad y sensibilidad para reconocer momentos de acción o de espera, percibir
ciclos, reconocer cuáles son los tiempos adecuados o cuáles los complicados para decidir o
evitar una acción resultará clave en la generación de recursos y en las inversiones. El
recorrido de los oros nos evidencia como herramientas conscientes de acción sobre la
Tierra y advierten sobre la gran necesidad de aprender a manipular la materia para no
destruir nuestro planeta.
Las espadas: Este palo del tarot simboliza y describe las estructuras de nuestros
pensamientos y también nuestra capacidad para vincularnos. Se asocian al elemento aire en
astrología. Las espadas suelen ser cartas que simbolizan los mayores sufrimientos,
pues nos advierten sobre la excesiva necesidad que tenemos de comprender el
mundo de manera racional. Intentamos explicar la realidad avalando solo la lógica y la
ciencia como formas lícitas para comprenderla. Las espadas sugieren que la mente racional
puede resultar insuficiente para abarcar lo misterioso de nuestra existencia.
Las espadas sugieren que la mente racional puede resultar insuficiente para abarcar lo