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Ortodoncia: reseña histórica

Los orígenes de la ortodoncia se remontan a las prácticas médicas de la antigüedad. El


historiador de la época precristiana, Herodoto, hace referencia al tema y en la época de Cristo,
Aurelio Cornelio Celso citó, por primera vez, la presión del dedo para el tratamiento de los
dientes.

Según la Asociación Americana de Ortodoncia, los arqueólogos han descubierto tumbas de


cadáveres momificados con bandas de metal alrededor de los dientes. Ya entre los años 400
y 500 a.C., Hipócrates y Aristóteles pensaban en la forma de enderezar los dientes.

En Grecia, enterraban a sus muertos con los aparatos que se utilizaban para mantener el
espacio y prevenir el colapso de la dentición durante la vida. Un investigador en Egipto,
encontró un número de dientes atado con un alambre de oro (el primer alambre de ligadura
descrito) en una tumba romana.

El objetivo primitivo de la ortodoncia fue fundamentalmente estético y desde sus primeros


tiempos se trataban los dientes anteriores y recién erupcionados por ser los más visibles y los
que más fáciles responden a las fuerzas ortodóncicas. En muchas ocasiones no era posible
colocar en posición correcta solo estos dientes, por lo que fue necesario comenzar a
preocuparse por el arco dentario en su totalidad.

Evolución

Cuando se habla de la evolución de la ortodoncia hay que remontarse, obligatoriamente, a


épocas muy distantes. Ya desde 1580 se comienzan a incorporar a la universidad, estudiantes
de odontología, los que se reconocen como cirujanos dentistas en 1699. Pierre Fauchard fue
el primero en obtener dicho título.

No hay duda de que Francia es el país de origen de la ortodoncia. En 1692 aparecen trabajos
de Hemmard, Paré, Purman y otros, donde se lee por primera vez acerca del vaciado y los
modelos de yeso, en odontología. Philipp Phaft es el primero que habla de las impresiones en
escayola (yeso dental) y esto no sucede hasta 1756.

En 1728 Pierre Fauchard presenta su primer libro “El cirujano dentista”, donde dedica un
capítulo entero a describir un dispositivo denominado “bandeleta”, una pieza en forma de
herradura de metal precioso, que ayudó a ampliar el arco y de la que según dijo, no era su
autor.

El dentista del rey de Francia, Ettienne Bourdet, en 1757 publicó su libro “El arte del dentista”,
donde dedica un capítulo a los aparatos y a la alineación de los dientes; él perfeccionó la
“bandeleta” y es también el primer dentista que recomendó la extracción de premolares para
aliviar el apiñamiento de las arcadas.

Así, a pasos agigantados, sigue la ortodoncia su evolución en el mundo con la ayuda de


grandes como Thomas W. Evans quien en 1852 introduce las bandas (el material utilizado era
el oro platinado) con tubos soldados para utilizar los molares como anclaje. En 1871 William
E. Maggil recomienda el uso de cemento para fijar las bandas.

También se destaca al norteamericano Farrar, el que escribió dos volúmenes titulados


“Tratado sobre las irregularidades de los dientes y sus correcciones”. Farrar se destacó en el
diseño de aparatos y fue el primero en sugerir el uso de la fuerza moderada e intermitente
para mover los dientes.

Los historiadores afirman que varios hombres merecen el título de “El padre de la ortodoncia”:
Fauchard que destaca en la época de la edad “oscura” y quien puso las maloclusiones en el
mapa de la ortodoncia y Norman W. Kingsley, dentista, escritor, artista y escultor que escribió
en 1858, el primer artículo sobre la ortodoncia y en 1880 su libro “Tratado sobre las deformi-
dades bucales”.

Orígen del término

Etimológicamente “ortodoncia” procede de un término introducido por Pedro Joaquin Lefoulon


en 1841, derivado de los vocablos griegos orto (recto) y odontos (diente), que la define como:
“el tratamiento de las deformidades congénitas y accidentales de la boca” y que traduce su
propósito de corregir las irregularidades en las posiciones dentarias.

Ortodoncia moderna

En 1887 Edward H Angle, considerado como el “padre de la ortodoncia moderna y científica”,


dio a conocer el arco E, aparato que usó para la expansión mediante un alambre labial
acompañado por cintas sobre los molares y que ligaba además a otros dientes.

En el año 1900 Edward H. Angle, ideó el primer sistema de clasificación de las maloclusiones,
que todavía se utiliza hoy en día (clase I, clase II y clase III) y definió el concepto de “llave de
la oclusión”; fundó la primera escuela y la Universidad de Ortodoncia; y organizó la Sociedad
Americana de Ortodoncia en 1901, que se convirtió en la Asociación Americana de Ortodoncia
en la década de 1930 y que se mantiene hoy en día.

En 1916 creó el aparato de arco cinta y finalmente, el bracket y el arco de canto, en 1928, el
cual fue utilizado en todo el mundo. Angle logró que sus alumnos adoptaran la ortodoncia
como práctica exclusiva.
Ricketts, ortodoncista de los años 1940 del siglo xx, tuvo como maestros a los dioses de la
ortodoncia: Nance, Steiner, Brodie y Tweed, quienes le enseñaron sus famosas cefalometrías.
Al poco tiempo Ricketts comprobó con métodos científicos que las bases de sus cefalometrías
estaban “mal hechas” pues los puntos craneométricos que se consideraban “inamovibles”,
tenían muchas variaciones.

Sus descubrimientos hicieron que con el transcurso de los años sus mismos maestros
terminaran siendo sus discípulos. Este brillante ortodoncista e incuestionable científico aportó
un cefalograma diagnóstico más sólido y a su vez más dinámico, incorporó el análisis del
crecimiento del paciente no solo al diagnóstico sino también a la planificación del tratamiento.

En la década del 70 del siglo pasado Andrews da a conocer la técnica de arco recto,
caracterizada por la eliminación de los dobleces o bucles que se incorporaban a los arcos
para conseguir los distintos movimientos dentarios, sustituyéndolos por un arco recto colocado
en brackets fabricados con sus ranuras inclinadas y curvadas, de forma que obliguen a los
dientes a inclinarse en las tres dimensiones del espacio, al mismo tiempo que respetan las
normalidades anatómicas de las coronas de los distintos grupos de dientes.

El aparato descrito en 1970 está basado en un estudio realizado en 120 modelos de sujetos
con oclusión normal y que no habían recibido tratamiento ortodóncico, de aquí surge la
primera generación de brackets preajustados.

Esta especialidad de la estomatología se desarrolló de forma diferente en Norteamérica y en


Europa; en la primera predominaban las ideas mecanicistas y oclusionistas de Angle y el uso
de técnicas fijas, que permitían un control individual sobre cada diente para lograr una
oclusión ideal, mientras que en Europa, la crisis provocada por las guerras mundiales no
permitieron a los clínicos desarrollar técnicas tan costosas.

Quizá esta sea la razón por la que en América esta materia se denomina ortodoncia y en
Europa se usan los términos ortopedia dental, ortopedia dentofacial y ortopedia funcional de
los maxilares. La ortopedia se deriva de los vocablos griegos orto (recto) y paidos (niño),
término que se refiere a los tratamientos que se realizan en niños.

Alfred Paul Rogers, en 1919 presentó en un Congreso Internacional lo que se considera como
el inicio de la mioterapia; él expresó: “la necesidad de la educación de varios músculos
faciales para el mejor desempeño de sus funciones. Se debe enseñar a nuestros pacientes a
romper con viejos y desastrosos hábitos musculares, sustituyéndolos por una acción muscular
normal”. El primer aparato de ortopedia funcional lo realiza el célebre médico francés Pierre
Robin entre 1902 y 1923 para el tratamiento del síndrome que lleva su nombre y conocido
como monoblock.
Historia de la ortodoncia en Cuba

La ortodoncia en Cuba, por razones históricas, políticas y geográficas se desarrolló bajo la


influencia de la escuela americana, bien por la asistencia de los estomatólogos a cursos que
se dictaban en ese país, o por la presencia de ortodoncistas norteamericanos que impartían
cursos en Cuba.

En la época prerrevolucionaria existían alrededor de 30 ortodoncistas en Cuba, todos


dedicados a la práctica privada y la mayoría radicados en la capital. Después del triunfo
revolucionario casi la totalidad emigró, quedando solamente 9 entre los que se puede
mencionar a los que iniciaron los grandes cambios en esta especialidad: Ernesto Poussin
Padrón, Salvador del Río Madueño y Rigoberto Otaño Lugo. Poco después se incorporaron
Darío Gandarias Reinecke, Elio González Jiménez, César Bringas Fernández, Reinaldo
Casamayor Daudinot y otros.

Inicialmente se impartieron cursos de superación a un grupo de odontólogos para que


pudieran hacer frente a las necesidades que en materia de ortodoncia tenía Cuba; parte de
estos, iniciaron un curso de tres años dando comienzo así al primer grupo de especialistas de
ortodoncia en 1962.

A finales de la década del 70, se introduce en Cuba la ortopedia funcional de los maxilares
motivados por la presencia del profesor uruguayo Indalecio Buño Loureiro en el Departamento
de Ortodoncia de la Facultad de Estomatología de La Habana. Buño comienza a impartir
cursos a nivel provincial y nacional, motivando a gran parte de los ortodoncistas a seguir esta
filosofía de tratamiento, la cual es incluida en el Programa de la Espe-cialidad de Ortodoncia
en 1982.

El plan de formación de la especialidad de ortodoncia abarca la prevención y el tratamiento de


las anomalías dentomaxilofaciales en la atención secundaria y terciaria con el empleo de las
técnicas fijas más avanzadas y el uso de la ortopedia funcional de los maxilares.

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