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Resumen Fernandez y Cabrera El Campo de La Experiencia Autogestiva
Resumen Fernandez y Cabrera El Campo de La Experiencia Autogestiva
Fernández A. M.
Cabrera C.
No sólo cobraron visibilidad las acciones colectivas de los grupos piqueteros, de diferentes
organizaciones territoriales y comunitarias, como así también las asambleas barriales de la
ciudad de Buenos Aires, sino que se aceleró y profundizó la toma de los espacios fabriles. Lo
que estaba en juego para las/os trabajadoras/es de fábricas que cerraban, era caer en la
exclusión social.
Una primera cuestión en este sentido, estuvo dada por la necesidad de contemplar modos de
abordajes que permitieran captar la novedad de los acontecimientos colectivos al mismo
tiempo que se producían. Indagar al calor de los hechos ha constituido un fuerte desafío no
sólo metodológico sino que ha implicado incluir las afectaciones que produce el campo social
cuando se ponen en juego estrategias de resistencia e invención colectiva.
En el campo de problemas donde se cruzan política y subjetividad priorizamos las voces, las
prácticas y los saberes que los mismos protagonistas producían de manera tal de no cerrar
juzgando, caracterizando o haciendo clasificaciones. . De esta manera, en el acercamiento a
estas experiencias fuimos construyendo una modalidad de investigación que se propuso
operar con preguntas abiertas, trabajando siempre en el límite de lo que se sabe. Aquí han
constituido una brújula insoslayable los saberes plebeyos (exalta lo históricamente denigrado)
que en el desborde de las estrategias de dominio y vulnerabilización iban configurando nuevas
propuestas de acción política que a su vez inauguraban experienciarios de producción de
subjetividad.
Advertimos que el análisis del discurso si bien era de cierta utilidad resultaba insuficiente como
método para situar los modos en que los imaginarios sociales operan en las lógicas colectivas.
Operacionalizar la noción de imaginarios sociales y establecer criterios de lectura de los
mismos permitieron poner de manifiesto cómo se produce sentido
Esto implicó dos cuestiones centrales; por un lado, la heterogeneidad -de edad, género,
condición social, posición académica- en la composición del equipo de investigación posibilitó
aportes y afectaciones muy diferentes entre sí. Por otro lado, la constitución de espacios
grupales específicos para la indagación de la implicación del propio equipo de investigadores.
Hemos distinguido, en estas experiencias de las fábricas sin patrón, que junto a las lógicas
colectivas de representación operan las lógicas colectivas autogestivas, que en el desborde a
los instituidos, necesariamente inauguran otros modos de existencia y de producción de
subjetividad.
Para pensar la “relación” entre ambas lógicas no nos ha sido útil el criterio de oposición
binaria, ni el de interacción dialéctica; hemos sostenido que operan en tensión, es decir
coexisten de modo paradojal (Deleuze, 1970). La propia dinámica de los colectivos lleva a que
no se busque optar por una de las posiciones sino que se trata de que coexistan en diferentes
grados de dificultad, enfrentamiento, oposición, consenso, disenso. Operan a veces de forma
explícita y otras veces de forma implícita pero las tensiones siempre presentan la
particularidad de insistir. (Fernández, 2007; 2011b).
Las y los trabajadoras/es de las empresas recuperadas han resistido la expulsión social y en esa
apuesta han inventado no sólo producir sin patrón, sino también modalidades de acción
política que han transformado sus modos de pensar, sentir, actuar, relacionarse.
Hemos establecido cuatro dimensiones -productiva, legal, subjetiva y política- que operan en
simultáneo:
Diversas situaciones llevaron a las/os trabajadoras/es a pensar y a sentir que tanto los
patrones como los sindicatos los habían traicionado y que por lo tanto a la hora de recuperar la
fábrica sólo podían contar con sus propias fuerzas. Esta práctica de democracia directa expresa
su rechazo al “representante”, ya que eso implicaría un sistema de delegación política no
confiable.
Ahora bien, hemos podido observar que el dispositivo asambleario autogestivo opera más allá
de los encuentros concretos. En este sentido es interesante lo que expresaba un trabajador,
“en un mes si no hay asamblea se escucha un rumor por los pasillos”. Asimismo, importa
subrayar que en algunas fábricas junto a la asamblea autogestiva establecida se produce una
suerte de estar asambleario en el cual las discusiones, por ejemplo respecto de los
ausentismos, las llegadas tardes, una menor implicación en los asuntos que no tienen que ver
con el trabajo concreto, etc., se desarrollan en todo momento en los pasillos, en los descansos,
en las comidas, en la cotidianeidad.
“La única garantía era hacer todo entre todos”, expresaban las/os trabajadoras/es en el inicio
de estas experiencias. De aquí las prácticas de democracia directa en dispositivos asamblearios
horizontales y autogestivos. Es importante aclarar que no se trató de voluntades
revolucionarias y/o anhelos de transformación de la sociedad capitalista sino que, en situación,
tensaron la heteronomía de las estrategias biopolíticas de vulnerabilización y expulsión social.
Podemos decir que la cuestión de “la autogestión no pasa por que no haya líderes sino porque
estos no capturen la potencia colectiva” (Fernández et. al., 2007). Es bueno recordar aquí
aquello que A. Bauleo planteaba hace ya muchos años cuando decía que una buena práctica
de coordinación implica siempre “devolver los liderazgos al grupo”.
Las fábricas sin patrón no son hoy las mismas; algunas se han plegado sobre sí mismas
concentrándose en la producción y abandonando las decisiones cotidianas en organizaciones
más amplias que las nuclean. Están aquellas que, no sin dificultades, tensiones y rupturas,
avanzan día a día en la construcción de fábricas abiertas. Son las que continúan innovando sus
espacios-tiempos fabriles y mantienen una intensa relación con la comunidad y con otras
organizaciones y movimientos sociales.
En este sentido, una de sus invenciones más destacada, ha sido la puesta en práctica de
dispositivos asamblearios de democracia directa que, en acto, en situación, rehúsan las formas
de delegación y/o jerarquías internas propias de las lógicas fabriles tradicionales. La ausencia
de jerarquías es una modalidad de acción directa y esto se potencia también en las
corporalidades.
De esta manera, para que se produzca invención, se creen nuevas formas de organización,
otros modos de regulación colectiva, nuevas prácticas y quizás también nuevas significaciones
imaginarias sociales, es preciso que un colectivo en algunos momentos opere desde lógicas de
la multiplicidad. De aquí que importe subrayar la operatoria de lógicas colectivas de la
multiplicidad como condición de posibilidad de la invención.
Para que un colectivo opere en lógica de multiplicidad, es decir, que actúe autogestivamente
inventando nuevas modalidades de acción y organización, es necesario que desborde la
organización delegativo-representativa existente. Al producirse la clausura de los sistemas de
delegación y representación por las sinergias de la asamblea horizontal y la apuesta a la acción
directa, estos colectivos de las fábricas sin patrón operan en lógica de la multiplicidad. De esta
manera, hacen posibles fuertes quiebres de las naturalizaciones de las lógicas fabriles
tradicionales, recuperando las capacidades de invención y acción, hasta ese momento
delegadas en los que más saben (especialistas, gerentes) o en los que detentaban la propiedad
de la fábrica o empresa.
Una de las consecuencias de poder pensar estos procesos como tensionándose unos a otros es
que no pueda considerarse a ninguno de los dos polos como un estado instalado de una vez y
para siempre. Es decir que la multiplicidad autogestiva estará siempre asediada por la vuelta a
la representación y la representación no podrá pensarse como un modo de construcción
política inmodificable (Fernández, Borakievich, 2007).
Así por ejemplo, la fábrica recuperada Zanón implementa un anexo dentro de la misma fábrica
donde funciona una escuela estatal. Forma parte de una estrategia socioeducativa asumida
desde los trabajadores que apunta a dar continuidad a la lucha que vienen llevando adelante
desde que pusieron la fábrica a producir. Bajo las consignas “Estudiar para luchar y luchar para
estudiar” y “Sin saber no se puede luchar, sin luchar no se puede saber”, inauguran una
experiencia educativa, que más allá de dar respuesta a una necesidad concreta de
alfabetización de los trabajadores, sostienen que constituye “la posibilidad de llevar adelante
un proceso de formación con los compañeros de trabajo y de lucha”. Se trata de habilitar un
espacio educativo que esté en relación directa con una construcción política colectiva que
busca definir una escuela que se inscriba en la experiencia de autogestión de los trabajadores.
“un proceso como el que las obreras y obreros están viviendo debe ser acompañado por un
experiencia político-pedagógica que haga posible ver la propia vida, la propia experiencia, la
historia y la sociedad, la producción, la economía y la política”. Sostienen que la educación
debe estar “al servicio de las necesidades de los trabajadores y de la comunidad y constituirse
en una educación para la libertad”.
Refieren que la apertura de la escuela puede dar respuesta a las familias de obreros y obreras
de otras fábricas ubicadas en el Parque Industrial de la provincia de Neuquén o que viven en el
radio de la fábrica y que por cuestiones laborales no pueden cursar en otros establecimientos
educativos.
Los propios trabajadores expresan que la apropiación de este espacio educativo no es algo que
se logre con la mera presencia de la escuela en el espacio de la fábrica. Requiere comprender
que la lucha por la gestión obrera implica no sólo recuperar la posibilidad de trabajar sino
“recuperar aquellos espacios culturales, de formación, que ponen en juego otras capacidades
subjetivas: expresivas, lúdicas, intelectuales”.
“es difícil ir contra la cabeza de los trabajadores que son construidas por el sistema capitalista,
que te dice cómo tenés que trabajar y donde no hay lugar para hacer otras cosas. Pero hay que
entender que una fábrica bajo control obrero implica que acá haya también una escuela, una
biblioteca popular y un grupo de teatro. Muchos sienten vergüenza de ponerse a estudiar o de
hacer teatro frente a sus compañeros pero acá estamos… es un trabajo de todos los días
entender que esto también es parte de la lucha”
A diferencia de la escuela de Zanón que es pensada para los trabajadores, a los bachilleratos
populares concurren jóvenes y adultos en su mayoría desempleados, con empleos precarios,
de barrios marginales, mujeres embarazadas o con varios hijos. Es decir una población que ha
sido sistemáticamente expulsada del sistema educativo. En este sentido, estás son escuelas
que desde sus propuestas pedagógicas buscan contemplar las dificultades que jóvenes y
adultos -en situación de vulnerabilización social- tienen para sostener la concurrencia a la
escuela y apropiarse de un espacio de formación que intenta promover la participación y el
protagonismo de los estudiantes, pensados como sujetos políticos (Fernández, Calloway,
Cabrera, 2009; Cabrera, 2010).
Toma relevancia así el dispositivo asambleario autogestivo, del que participan docentes,
estudiantes y en algunas ocasiones los trabajadores, como parte de su propuesta pedagógica.
La asamblea horizontal y autogestiva se constituye en una instancia donde se toman
decisiones, donde se dialoga sobre las problemáticas que puedan surgir en el aula, donde se
deciden acciones para acompañar la lucha de las recuperadas. Los propios docentes refieren
que la instancia asamblearia constituye para los estudiantes “un ejercicio cotidiano donde van
aprendiendo a defender las propias ideas, los propios criterios” (Cabrera, 2012).
Son experiencias que apuestan a que los estudiantes vayan alcanzando grados de autonomía y
libertad en relación a los procesos de enseñanza-aprendizaje. Para esto, uno de los modos que
encuentran es no replicar en estas experiencias dispositivos ligados al poder disciplinario tan
habituales en las instituciones educativas que disciplinan cuerpos y saberes reproduciendo
individuos.