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Nazismo

El nazismo, también conocido como nacionalsocialismo, se denominó


el movimiento político y social que gobernó Alemania entre 1933 y 1945. Se
caracterizó por ser una ideología de tipo fascista, que exaltaba la supremacía de la
raza aria, impulsaba la expansión imperial de Alemania, y promovía sentimientos
de antisemitismo. Su principal símbolo era la cruz esvástica. La palabra, como tal,
proviene del alemán Nazismus, que es un acortamiento de Nationalsozialismus o,
en español, “nacionalsocialismo”.

El nazismo fue una ideología de carácter totalitario que otorgaba central


importancia al papel del Estado, que controlaba todos los órdenes de la vida, y
que estaba representado en el liderazgo de un caudillo supremo, cuya misión era
la de conducir al pueblo hacia su prosperidad económica y felicidad social.
El nazismo fue institucionalizado por el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán.
Como tal, llegó al poder en 1933, de la mano de su principal líder político, Adolf
Hitler. El periodo durante el cual gobernó se conoció como el Tercer Reich, en
alusión al tercer gran imperio alemán (Reich significa imperio en alemán). Su
principal texto ideológico fue Mein Kampf (Mi batalla), autoría del propio Hitler.

Las consecuencias del nazismo fueron la segunda guerra mundial, que generó


millones de víctimas inocentes en todo el mundo, el genocidio del pueblo judío en
campos de concentración (hecho también conocido como el Holocausto), además
de la destrucción de Alemania por parte de las fuerzas aliadas, y su división por
más de cuatro décadas.

El nazismo es una expresión del fascismo que gobernó Alemania entre 1933 y


1945. En este sentido, tanto el fascismo como el nazismo fueron regímenes de
talante fuertemente dictatorial, que anulaban toda clase de oposición política y que
se caracterizaban por concentrar todo el poder en manos de un líder supremo de
gran carisma. Se consideraban una tercera alternativa a las democracias liberales,
que habían llevado al mundo a una fuerte crisis económica, y a los regímenes
comunistas. Poseían eficaces aparatos propagandísticos y un fuerte componente
racista.
En el caso alemán, el nazismo se caracterizó por exaltar la raza aria en detrimento
de las demás razas y por un marcado antisemitismo. No obstante, llegó a su fin
con el término de la segunda guerra mundial, en 1945, mientras que sistemas
políticos de índole fascista continuaron gobernando en países como Portugal o
España hasta los años 70, y en Latinoamérica hasta bien entrada la década de los
80 del siglo XX.
Como nazi se denomina lo perteneciente o relativo al nazismo, así como todo
aquel partidario de la ideología nazi. En este sentido, un nazi es una persona que
se identifica o que es activa militante de las ideas nazis, como el fascismo, el
antisemitismo, la supremacía de la raza aria y la expansión imperial alemana.

El término adquirió, a la luz de los crímenes cometidos en nombre de esta


ideología, un matiz peyorativo para referirse a todo aquel que manifieste ideas de
racismo o antisemitismo. Asimismo, hoy en día se denomina como neonazis a los
partidarios de esta ideología que pretenden reimpulsarla en el escenario actual.

Principales características del régimen nazi

- Régimen totalitario: Se suprimieron derechos y libertades individuales. Se


pusieron a merced del Estado las empresas y los sindicatos obreros. Todas las
actividades de los ciudadanos eran vigiladas y coordinadas por la policía, al
tiempo que toda oposición era oprimida.

- Militarización del país: En Alemania esto se vivió con gran regocijo por parte de
una gran mayoría de la población, dado que los hombres mas viejos habían
participado en la Primera Guerra Mundial y a los mas jóvenes se les había
inculcado un profundo sentimiento de venganza y revanchismo hacia quienes los
habían humillado luego de perder la guerra.

- Racismo: Se sostenía que la raza aria o indoeuropea era la única raza superior
por proceder de antiguos griegos, romanos y germanos y que era de total urgencia
limpiarla de toda sangre no aria, en especial de la de los judíos.

- Imperialismo: Olvidando todo lo pactado en el Tratado de Versalles, los nazis


ordenaron armar a la población, establecieron el servicio militar obligatorio,
anexaron al territorio alemán toda la cuenca del Ruhr (que había sido cedida al
control de Francia) y los territorios nacionales de Austria y Checoslovaquia.
Cuando Alemania continuó con su plan de anexiones al invadir Polonia, se desató
la Segunda Guerra Mundial, el primero de septiembre de 1939.

El fascismo, cuyo líder era Benito Mussolini, fue una doctrina política muy cercana
en ciertos puntos, no en todos, al nazismo. El nazismo es responsable de la
muerte de más de seis millones de judíos y de más de treinta millones de
personas (en especial en la Unión Soviética, en donde murieron más de veinte
millones).

La política económica del Estado Nazi se centró en el desarrollo de un Estado


interventor, como en la República Weimar, pero ahora centrado en la construcción
de autopistas, el desarrollo de la industria pesada y química, especialmente
centrado en el aspecto bélico, regenerando la economía a niveles anteriores a la
crisis de 1929, reduciendo el paro laboral. Dentro del Estado Nazi se suprimió la
legislación social, incluida en la constitución de Weimar, y la economía dependió
directamente de los acuerdos del poder político con las cúpulas empresariales, así
se buscaba limitar la lucha de clases para fortalecer al Estado e insertar a las
masas en las instituciones totalitarias.

En política exterior, Alemania se centró en la renegociación del Tratado de


Versalles, la salida de la Sociedad de las Naciones y la ocupación de las zonas
fronterizas con Checoslovaquia, Austria, Francia y Bélgica. Durante la década de
1930 la Alemania Nazi adoptaría una política expansionista muy agresiva (mucho
más que Italia por ejemplo) basada en la idea hitleriana de obtener un mayor
“espacio vital” y crear un gran imperio pangermánico.

Política exterior

El objetivo final de la política exterior nazi era la conquista del Lebensraum o


espacio vital alemán. Su imperialismo era a la vez económico y racial. Hitler
sostenía que el pueblo elegido (la raza superior) debía disponer de suficiente
espacio, definido como una relación entre los recursos (tierras, alimentos) y la
población. Su objetivo inmediato eran las tierras de Europa Oriental, pobladas por
razas consideradas inferiores. La política interior totalitaria del Tercer Reich estaba
al servicio de su política exterior expansionista. El totalitarismo creaba las bases
materiales y psíquicas para la conquista exterior y, al mismo tiempo, los grandes
éxitos y la conciencia de la "misión" de la raza distraerían a la población de la
represión interna. Hitler expresó desde un principio su voluntad de rearme a
Alemania. Realizado primero en secreto, se hizo público después de 1935 y fue
tolerado por las naciones europeas que estaban más preocupadas por el avance
del comunismo que el nazismo. La política inglesa y francesa fue la del
"apaciguamiento", que consistía en conceder a Hitler aquello que reclamaba y
firmar nuevos pactos, apostando con esto a mantener a los nazis bajo control.
Ejércitos mayores y mejores entrenados, producción de barcos de guerra, aviones,
tanques y municiones, e investigación de nuevos tipos de armamento, absorbieron
crecientes recursos estatales. Por otro lado, el rearme permitió llegar al pleno
empleo y dejar atrás la crisis de 1929. Esto reactivó la economía alemana y trajo
un nuevo prestigio al reich.

En 1936, las fuerzas militares alemanas reocuparon sorpresivamente [[Renania]+.


Desde ese momento y hasta 1939, la táctica consistió en ataques justificados por
el derecho alemán al Lebensraum, seguido por nuevas promesas de paz. Al
episodio de Renania le siguió la intervención en la guerra civil española y la
anexión de Austria en 1938. La semidictadura austríaca intentó en vano impedir la
campaña de anexión de los nacionalistas austríacos y dejó finalmente el poder a
los alemanes en 1938. Un plebiscito a favor de la "Gran Alemania" confirmó luego
la Unión.

El siguiente objetivo fue Checoslovaquia, donde un conflicto con la minoría


alemana de los Sudetes le sirvió de excusa para la anexión de la región en
1938. Inglaterra y Francia accedieron a estas pretensiones alemanas por medio de
los Acuerdos de Múnich y Chescolovaquia debió ceder. Pero Hitler invadió el resto
de Checoslovaquia en 1939. Esto puso de manifiesto su verdadera intención y el
fracaso de la política de "apaciguamiento" de Inglaterra y Francia. Cuando, tras
firmar un pacto de no agresión con la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas (URSS), Hitler se lanzó en septiembre de 1939 a invadir Polonia,
Francia e Inglaterra le declararon la guerra. Así comenzaba la Segunda Guerra
Mundial.

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