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MARGARITA MAZA EJEMPLO VALEROSO DE MUJERES MEXICANA

Honorable jurado calificador, agradezco a ustedes esta oportunidad que me


dan de expresar ante todos mis ideas y pensamientos en un ejercicio puro de la libre
expresión. Amo a Juárez por su legado histórico, porque soy libre, porque cada
mañana al andar el camino desde mi humilde hogar, hasta mi escuela, recuerdo que
hubieron héroes de la patria que me permiten ahora ser libre para recibir esa oportuna
educación, y al llegar a ella, encontrar la sonrisa amable del maestro mexicano que
nos entrega su sabiduría, se reafirma mi sentimiento de admiración y respeto hacia el
indómito de San Pablo Guelatao, que nos legó Patria Libre y Soberana. 

Distinguidas personalidades que integran el jurado calificador, maestros asesores,


compañeros participantes, público en general. 

Mi Nombre es:_______________________________-vengo representando con


orgullo a la escuela Primaria _________________________-, de Gonzàlez,
Tamaulipas.

Y acudo a este certamen con la fe y esperanza de una joven mexicana y


Tamaulipeca, que cree en su patria y admira a sus héroes, y con ellos, la fuerza de la
mujer que apoya en todo momento a ese ser amado, recordando que del lado de todo
gran hombre se encuentra siempre la presencia de una gran mujer, me refiero a doña
Margarita Maza de Juárez, ejemplo valeroso de mujeres mexicanas.

Benito Pablo Juárez García es para México una figura representativa y


honorable que forjó parte de la historia de la nación, recordado por todos nosotros e
identificado en el mundo entero con su frase célebre “Entre los individuos, como entre
las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”. Benito Juárez fue reformador de
nuestra patria y en esa gran labor lo acompaño su mujer, Margarita Maza de Juárez,
su esposa. Ralph Roeder, en su libro “Juárez y su México” reúne a don Benito y a
Margarita; los funde en esencia y pensamiento y en síntesis afirma: “No había reverso
de la medalla: la figura era idéntica por ambos lados, en alto y en bajo relieve”. Y no
podía considerarse aparte al esposo y a la esposa, cuando por veintiocho años,
fundiendo sus pensamientos y su acción, él le dice a diario: “Recibe el corazón de tu
Juárez” y ella incesantemente le repite de palabra y por escrito “Tu esposa que te
ama, Margarita”.
La esmerada educación de los Maza: su apego a los principios de la moral
cristiana; el conocimiento del amor al prójimo y de la caridad para los necesitados
formaron el adorno característico de Margarita Maza a quien se vio recorrer desde
1835 todas las casas de la vecindad de los barrios oaxaqueños, en los que veía
humildad y pobreza, apoyando siempre a los más necesitados, los enfermos, los
huérfanos y los niños.

En su hogar trabajaban, en calidad de criados de confianza, Tiburcio


Maldonado y su esposa Josefa Juárez y desde que llegó a este mundo advirtió cerca
de ésta a su hermano Benito, estudiante afanoso de latín y de jurisprudencia, con
veinte años más que los que ella cumplía y de distinta raza. Su sensibilidad le llevo a
estimarle, a quererle y cuando llego el 31 de julio de 1843, cuando ella había cumplido
17 años y él 37, se unieron en leal y sólido matrimonio. Ella, presintiendo el valer del
padre de sus hijos; él, admirando la noble ingenuidad, la amplia virtud de la madre de
sus hijos. Margarita se acostumbró a respetar y admirar la firmeza de los principios
liberales de su esposo; a no interferir ni contrariar el derrotero de su vida pública y a
cuidar la felicidad de su hogar. La esposa amante fue la Primera Dama de México;
cumplió con sus funciones filantrópicas pese a las penurias de aquellos años. 

Doña Margarita encarna la íntima solidaridad. Su vida es una lección viva de


generosa comprensión. No es fácil fusionar tantas virtudes. Es la gran dama de un
hogar. ¡Qué sencillo es decirlo! Pero que difícil vivir entre tantas lágrimas, entre tantas
zozobras, entre tantas incomprensiones, entre tanta angustia. Ser la esposa del
hombre que concibe y construye un país nuevo sobre el México desorganizado y
caótico de la primera mitad del siglo pasado, es desafiar todo un mundo, para construir
otro nuevo; ser la compañera de ese hombre significa templanza que derrumba toda
duda y es ternura que conmueve, convence y emociona hasta los más escépticos.

Doña Margarita Maza es la personificación de la grandeza humana. Imaginarle


joven, de un estrato social privilegiado, en aquellos primeros años de nuestra vida
autónoma y situada en una posición desde la cual su pretendiente, podía antojarse a
una mente con prejuicios, demasiado oscuro por su origen humilde. Ella fue
comprensiva, leyó en los ojos del indígena el drama doloroso de su raza y halló en
quien sería su compañero y padre de sus hijos, al hombre limpio y de espíritu sereno,
no es fácil de comprender para una joven criolla que no tuviera el sentimiento de
Margarita.

Así, cuando en alguien la compresión supera todos los prejuicios sociales y el


amor es más fuerte que la susceptibilidad de la más femenina de las pasiones, nadie
puede negar a ese ser que ha alcanzado una de las cumbres más elevadas de la más
noble emoción. 

La historia y la verdad responderán siempre: Fue la compañera inseparable del


forjador de la Reforma y del insobornable defensor de nuestra nacionalidad. Fue una
mujer que enalteció un hogar digno y respetable: el hogar de Juárez. Fue siempre su
apoyo, su soporte y su compañía y sería de manera indómita dejar de lado su figura,
no hacer valer su presencia y no recordarla como una mujer fuerte y elegante, de
espíritu libre y apasionada por servir a su México, apoyando a su esposo en todo
momento, quien con sus nobles acciones aportó un grano de arena para forjar parte
de la historia de la nación, ella junto a su amado esposo, quienes vivieron unidos por
un solo concepto de la lealtad, del decoro, del honor, del patriotismo y del cariño,
dieron a nuestro México grandes libertades que justo ahora tenemos la dicha de gozar,
de ser soberanos y orgullosos de llamarnos mexicanos. Don Benito Juárez y su
esposa forman la unión matrimonial que los ciudadanos de hoy podemos ofrecer como
ejemplar a quienes vengan detrás de nosotros para decirles: ¡Así se sirve a México!...
¡así se triunfa sobre las angustias y sobre los más adversos signos del destino, para
hacer que prevalezca, con solidez, un ejemplar hogar de nuestra historia!

Y cuando pensemos en Juárez, cuando recordemos a esa gran figura histórica


que dio respeto a México ante otras naciones, recordemos también a Margarita,
compañera inseparable de nuestro héroe Oaxaqueño, cuando gritemos a una sola voz
¡Viva Juárez! Gritemos a la vez ¡Viva Margarita Maza de Juárez! ¡Viva México!

Muchas gracias

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