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Revista de investigación en personalidad 47 (2013) 70-77

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Revista de Investigación en
Personalidad
Pág i n a w e b d e l a r e v i s ta :
www.elsevier.com/locate/jrp

Atractivo físico y su relación con la agresión no provocada y reactiva


Leonardo Bobadilla a,�, Amanda V. Metze a, Jeanette Taylor b
a Departamento de Psicología, Western Carolina University, Cullowhee, NC 28723, EE.UU.
b Departamento de Psicología, Universidad Estatal de Florida, Tallahassee, FL, EE.UU.

A R t í c I N f O A Bs tR A Cto
u l O

Historia del artículo: Los estudios han relacionado el atractivo facial con resultados positivos y la falta de atractivo con
Disponible en línea el 18 de resultados negativos. Sin embargo, ningún estudio ha examinado si el atractivo y la agresión están
septiembre de 2012
relacionados, a pesar de que existe una relación entre la falta de atractivo y los factores de riesgo de
agresión, como el abandono y el acoso. En este estudio, 78 hombres y mujeres participaron en tareas
Palabras clave
de agresión física no provocada y reactiva, y de desprecio reactivo de un oponente ficticio. Un grupo de
Agresión
evaluadores independientes calificó el atractivo de los participantes. Los resultados indicaron que, en el
Atractivo
Psicopatía
caso de los participantes masculinos, la falta de atractivo predijo la agresión no provocada y reactiva
Roles de con la misma fuerza que los rasgos psicopáticos insensibles/no emocionales. Entre las participantes
género femeninas, el atractivo predijo la derogación de los oponentes con más fuerza que cualquier rasgo
Señales psicopático. Se discuten las implicaciones desde las perspectivas de la correlación gen-ambiente y la
honestas teoría del rol social.
2012 Elsevier Inc. Todos los derechos
reservados.

Las estadísticas anteriores dan fe de la importancia percibida


1. Introducción
de los adornos faciales como componente del atractivo. Sin
embargo,
En diversos ámbitos, los estudios sugieren que las personas
atractivas son percibidas más favorablemente que las no *Autor correspondiente. Fax: +1 828 227 7005.
atractivas, lo que llevó a los primeros investigadores a proponer Direcciones de correo electrónico: lbobadilla@wcu.edu (L. Bobadilla),
ametze1@catamount. wcu.edu (A.V. Metze), Taylor@psy.fsu.edu (J. Taylor).
que existe un estereotipo de "lo bello es bueno" (Dion, Berscheid y
Walster, 1972, p. 285). De hecho, estudios y metaanálisis
posteriores han demostrado que las personas atractivas son
percibidas como más hábiles socialmente, mentalmente sanas e
inteligentes, y también acumulan más experiencias de citas,
interacciones sociales satisfactorias y éxito profesional que sus
homólogos poco atractivos (por ejemplo, Eagly, Ashmore,
Makhijani y Longo, 1991; Feingold, 1992; Langlois et al., 2000; Reis
et al., 1982). Por lo tanto, no es sorprendente que muchas
personas dediquen esfuerzos y recursos considerables a aumentar
su atractivo. En 1998, los estadounidenses gastaron ocho mil
millones de dólares en cosméticos. Se espera que en 2016 estas
ventas superen los diez mil millones de dólares en EE.UU. y los
41.400 millones en todo el mundo (Etcoff, Stock, Haley, Vickery, &
House, 2011; Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo,
1998). También están aumentando las tácticas más drásticas para
mejorar el atractivo. En 2001, se estimaron 3,4 millones de cirugías
dermatológicas faciales en EE. UU. y en 2007 la cifra había
alcanzado los 7,6 millones, siendo el aumento de los tejidos
blandos el que registró el mayor incremento porcentual (405%),
seguido del ''rejuvenecimiento'' cutáneo no ablativo (por ejemplo,
el rejuvenecimiento cutáneo con láser, 330,7%) y las inyecciones
de toxina botulínica (324%, Tierney & Hanke, 2009).
conductuales y artificiales que se han estudiado, el atractivo facial
El atractivo es un constructo polifacético que también incluye
ha recibido una atención desmesurada por parte de los
características biológicas y de comportamiento (por ejemplo, Elliot
investigadores (véase una revisión en Thornhill y Gangestad, 1999).
y Niesta, 2008; Etcoff et al., 2011; Gangestad et al., 2004). En
Esto puede deberse a que, en múltiples estudios, el atractivo facial
general, estos datos indican que las señales biológicas y artificiales
se relaciona de forma fiable con varios resultados importantes en
que indican la aptitud reproductiva (es decir, la juventud y el vigor
la vida, como la longevidad, la fuerza física, la fertilidad e incluso el
físico) se perciben como más atractivas y están relacionadas con
cociente intelectual, lo que ha llevado a algunos investigadores a
resultados positivos en la vida. Por ejemplo, los resultados
denominarlo una señal "honesta" del potencial reproductivo
experimentales muestran que las mujeres tienden a preferir a los
(Gallup y Frederick, 2010, p. 247). El atractivo facial también
hombres que muestran dominancia interpersonal y competitividad
supone una ventaja para la investigación porque muestra un alto
(aunque estas preferencias varían a lo largo del ciclo menstrual,
grado de concordancia entre los observadores de todas las edades
Gangestad et al., 2004). Por otra parte, en lo que respecta al
y, a diferencia de otras señales biológicas o artificiales como la
adorno artificial, otro estudio descubrió que los observadores de
relación cintura-cadera o el uso de cosméticos, es menos
terceros calificaban las fotografías de mujeres caucásicas
susceptible a la influencia de las normas culturales y sociales
maquilladas como más atractivas, con mayor potencial de ingresos
(Gallup y Frederick, 2010; Langlois et al., 2000). Por último, el
y empleos más prestigiosos que cuando las mujeres de las
impacto del atractivo facial innato se hace evidente muy pronto en
imágenes no llevaban maquillaje (Nash, Fieldman, Hussey,
la vida, mucho antes de que entren en juego otras señales como la
Lévêque, & Pineau, 2006).
musculatura, el comportamiento socialmente dominante o el
No obstante, de las diferentes señales de atractivo biológicas,
adorno. Por ejemplo, los observadores y los padres

0092-6566/$ - see front matter © 2012 Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
http://dx.doi.org/10.1016/j.jrp.2012.09.004
L. Bobadilla et al. / Revista de Investigación en Personalidad 47 (2013) 71
70-77
atractivo con factores de riesgo asociados a la agresión, se
dan a los bebés atractivos mejores puntuaciones en medidas de
planteó la hipótesis de que la falta de atractivo estaría
comportamiento, salud e inteligencia, y las madres de bebés
relacionada con niveles más altos de agresión. Además, dada
atractivos son más afectuosas y juguetonas con sus bebés (Cash,
la asociación entre la dominancia interpersonal y la falta de
1990; Langlois, Ritter, Casey y Swain, 1995; Stephan y Langlois,
emocionalidad con la agresión, estos rasgos también se
1984).
evaluaron para determinar si desempeñaban un papel
Cabe destacar que los mismos estudios que muestran un efecto
moderador entre la falta de atractivo y la agresión. Los datos
"lo bello es bueno" también revelan que la falta de atractivo está
objetivos y de autoinforme muestran que los hombres son
relacionada con un patrón negativo de actitudes y
más agresivos físicamente, mientras que las mujeres
comportamientos por parte de los demás, lo que lleva a algunos
muestran más agresividad física.
investigadores a sugerir en que existe una forma de "belloísmo"
(Cash, 1990, p. 56) o que "lo feo es malo" (Dermer & Thiel, 1975, p.
1171; Griffin & Langlois, 2006, p. 187). Es más probable que los
padres y observadores de niños poco atractivos tengan actitudes
negativas hacia ellos (Langlois et al., 1995; Stephan y Langlois,
1984) y, más adelante en la vida, es más probable que los niños
poco atractivos sufran abusos físicos, reciban un trato menos
favorable por parte de los profesores en preescolar y sufran más
acoso durante la preadolescencia (Roscoe, Callahan y Peterson,
1985; Sweeting y West, 2001). Los hallazgos mencionados son
notables porque estas actitudes negativas de los cuidadores y
compañeros se han relacionado etiológicamente con la agresión
más adelante en la vida (por ejemplo, Jaffee et al., 2005; Kotch et
al., 2008). Por lo tanto, la falta de atractivo puede ser un factor de
riesgo distal para la agresión a través de la obtención de un trato
desfavorable por parte de los demás.
Datos adicionales de muestras de adultos proporcionan más
apoyo indirecto a una posible asociación entre falta de atractivo y
agresión. En primer lugar, se ha relacionado un menor atractivo
con peores resultados psiquiátricos en incluso después de tener en
cuenta factores como la edad, la educación, la frecuencia de
hospitalización y el ajuste previo al alta (Farina, Burns, Austad,
Bugglin y Fischer, 1986). En segundo lugar, un estudio reveló que
los observadores calificaban las fotografías digitales
"masculinizadas" de rostros de hombres y mujeres como menos
atractivas, más dominantes, menos honestas, menos emocionales
y menos cooperativas (Perrett et al., 1998). Algunos de esos
mismos rasgos (dominancia, egocentrismo y falta de
emocionalidad) son el sello distintivo de la psicopatía, una
constelación de personalidad consistentemente relacionada con la
agresión interpersonal en estudios correlacionales y
experimentales (por ejemplo, Muñoz, Frick, Kimonis y Aucoin,
2008; Patrick y Zempolich, 1998; Reidy, Zeichner, Miller y
Martínez, 2007). Por lo tanto, varios estudios implican el atractivo
con factores de riesgo y rasgos de personalidad relacionados con la
agresión, pero no abordan si el atractivo en sí mismo está
relacionado con la agresión.
Mientras que estudios previos han examinado cómo el
atractivo percibido y la agresividad interactúan para afectar a
resultados psicosociales como la popularidad (por ejemplo, Borch,
Hyde y Cillessen, 2011), o cómo el comportamiento socialmente
agresivo/dominante puede ser percibido por otros (Gangestad et
al., 2004), hasta la fecha ningún estudio ha examinado una posible
relación entre el atractivo y la agresión. Es posible que esta
relación se haya ignorado debido al legado de enfoques
pseudocientíficos desacreditados que afirmaban que las
características físicas podían utilizarse para distinguir
personalidades criminales (para una revisión crítica, véase, Gould,
1996). Sin embargo, a pesar de este precedente histórico, los
investigadores modernos de criminología advierten que no se
deben descartar los factores biológicos y genéticos (como el
atractivo) como influyentes en el desarrollo de la antisocialidad
(por ejemplo, Wright et al., 2008).
El presente estudio ayuda a abordar esta carencia examinando
si el atractivo físico evaluado por terceros observadores está
relacionado con la disposición a participar en análogos de
laboratorio de la agresión física no provocada y reactiva, así como
la agresión reactiva en forma de menosprecio del atractivo de un
oponente ficticio. Dados los datos que relacionan la falta de
72 L. Bobadilla et al. / Revista de Investigación en Personalidad 47 (2013)
agresión indirecta o relacional, aunque estas 70-77
diferencias tienden a ser
menores o a desaparecer en contextos experimentales (Archer, 2004;
Eagly y Steffen, 1986). Además, otros estudios muestran que la
capacidad de atracción de hombres y mujeres tiene correlatos
diferenciales (por ejemplo, la asertividad y la confianza en los demás,
Reis et al., 1982). Por lo tanto, las relaciones entre el atractivo y la
agresión se examinaron inicialmente por separado para hombres y
mujeres, y después se realizaron una serie de análisis con el género
como moderador para determinar si las diferencias que surgían entre
hombres y mujeres eran significativas.

2. Material y métodos

2.1. Participantes

En este estudio se incluyeron dos grupos distintos de participantes.


Un grupo (''objetivos'') completó tareas de personalidad y agresión
(junto con medidas psicofisiológicas de las que no se informa aquí). El
segundo grupo actuó como evaluadores independientes (''evaluadores'')
del atractivo de los objetivos.

2.1.1. Objetivos
Un total de 78 participantes (43 mujeres) de 18 años o más fueron
seleccionados para este estudio a partir de una selección masiva de
estudiantes de psicología en una universidad pública del sureste. Se
excluyó a los participantes con antecedentes de pérdida de audición,
traumatismo craneoencefálico grave y/o coma (lo que podría afectar a
las mediciones psicofisiológicas de las que no se informa aquí). La edad
media de la muestra era de 19,26 años (DE = 1,10) y la composición
racial y étnica declarada por los propios participantes era de un 3,8% de
asiáticos, un 6,4% de negros/afroamericanos, un 12,8% de
hispanos/latinos, un 2,6% de nativos hawaianos/de otras islas del Pacífico,
un 66,7% de blancos/caucásicos y un 7,7% de otros orígenes. Los
participantes recibieron, a su elección, créditos de participación en la
investigación o 20 dólares por su tiempo.

2.1.2. Calificadores
Se seleccionó a 121 participantes (80 mujeres) como evaluadores de
otra universidad pública de otro estado del sudeste de Estados Unidos.
Se excluyó a los evaluadores con problemas de visión que les impidieran
ver las fotografías de los objetivos. La edad media de la muestra de
evaluadores era de 19,52 años (DE = 2,33), y la composición racial y
étnica declarada por ellos mismos era de un 3,3% de asiáticos, un 9,0%
de negros/afroamericanos, un 3,3% de hispanos/latinos, un 72,1% de
blancos/caucásicos y un 9,8% de otros (origen étnico mixto u otra
categoría no especificada). Los objetivos y los evaluadores no difirieron
significativamente en edad t(197) = 1,15, p = 0,25 (dos colas). No se
observó ninguna relación entre la universidad de origen de los
destinatarios y de los evaluadores.
ticipantes y su sexo (v2 (1) = 2,68, p = 0,10) u origen étnico (v2 (1) = 1,21,
p = 0,27).

2.2. Medida: Participantes objetivo

2.2.1. Psicopatía
Los rasgos que engloban la deshonestidad, la falta de emocionalidad
y el dominio social atribuidos a los rostros menos atractivos en estudios
experimentales (por ejemplo, Perrett et al., 1998) son bien captados por
el constructo de psicopatía, una constelación de personalidad
consistentemente vinculada a la agresividad (Hare, 2003). Los rasgos
psicopáticos se evaluaron utilizando el Inventario de Personalidad
Psicopática (PPI; Lilienfeld & Andrews, 1996). Los ítems se puntúan en
una escala Likert de 1-4 y la medida se compone de ocho subescalas que
abordan diversos aspectos de la personalidad psicopática (egocentrismo
maquiavélico, potencia social, frialdad, despreocupación, falta de miedo,
externalización de la culpa, inconformismo impulsivo e inmunidad al
estrés). Los análisis factoriales del PPI en muestras de varones de la
comunidad y de reclusos sugieren una relación de dos (Benning, Patrick,
Hicks, Blonigen, &
L. Bobadilla et al. / Revista de Investigación en Personalidad 47 (2013) 73
70-77
de un párrafo en el que enumeraban sus cualidades y atributos.
Krueger, 2003) o, recientemente, de tres factores (Neumann,
Una vez que los participantes terminaron de escribir, se les dijo
Malterer y Newman, 2008). Sin embargo, en un reciente meta-
que su fotografía y su anuncio serían "colocados en el servidor"
análisis que examina la estructura del PPI, Miller y Lynam (2011)
para ser calificados y que más tarde recibirían sus puntuaciones.
proponen que puede ser más productivo examinar las subescalas
de orden inferior del PPI. El debate sobre la estructura de las
medidas de psicopatía se extiende incluso a la medida mejor
validada del constructo (Hare, 2003). Por lo tanto, para contribuir a
la literatura que examina la influencia de los rasgos psicopáticos de
orden inferior y de los factores psicopáticos de orden superior en
la agresión, se realizó un análisis que capitaliza ambos enfoques.
La estructura de dos factores del PPI propuesta por Benning et al.
(2003) ha sido criticada porque excluye la frialdad, un constructo
central para la psicopatía (cf. Miller & Lynam, 2011; Neumann et
al., 2008). Por ello, en este estudio se empleó una forma corta (56
ítems) del PPI (PPI-SF). La forma corta del PPI está altamente
correlacionada con la forma completa (r = .90), muestra una buena
validez externa y discriminante (Cale & Lilienfeld, 2006; Kastner et
al., (Cale y Lilienfeld, 2006; Kastner et al., 2011) y, lo que es más
importante, muestra una estructura bifactorial en la que la frialdad
se fusiona con la intrepidez, la inconformidad impulsiva y la
inmunidad al estrés en una única dimensión "insensible/no
emocional", mientras que las otras escalas forman una dimensión
"impulsividad-estilo de vida antisocial" (Wilson, Frick y Clements,
1999). La dimensión Callous/Unemotional también ha sido
denominada ''Fearless/Dominance'' por autores que utilizan otras
versiones del PPI (cf., Witt, Donnellan, & Blonigen, 2009). En este
estudio se utiliza la dimensión Callous/Unemotional
(Callous/Unemotional) en consonancia con el análisis de
componentes principales y de validez externa de Wilson). Así, se
examinó primero la relación de los factores Callous/Unemotional
(incluyendo Cold- heartedness) e Impulsive/Antisocial con las
variables dependientes de agresión, seguido de cada una de las
subescalas del PPI-SF para determinar si había influencias
divergentes entre los factores y las subescalas que los componen.
Las consistencias internas de las ocho subescalas oscilaron entre
.69 (Frialdad) y .88 (Potencia social).

2.3. Procedimientos: Participantes objetivo

A los participantes elegibles se les pidió con antelación que no


consumieran alcohol ni drogas ilícitas en las 24 horas previas a la
sesión de estudio programada para evitar interferencias con las
grabaciones psicofisiológicas (de las que no se informa en este
estudio) y a las mujeres se les pidió que no llevaran cosméticos
para no interferir con los electrodos que se colocarían en el ojo y la
frente. Una vez en el laboratorio, mientras los participantes leían
el formulario de consentimiento, el experimentador se dirigía a
otra habitación para ver a "otra persona" (inexistente) a la que se
hacía creer que era del sexo opuesto y que ya estaba trabajando
en una tarea con el ordenador. Se dijo a los participantes que
interactuarían con la "otra persona" durante todo el estudio.
La tarea de agresión de este estudio fue una adaptación de una
tarea de reacción competitiva (TRC) ampliamente utilizada por
Taylor (1967). Esta adaptación empleaba una amenaza al ego
similar a la utilizada por Bushman y Baumeister (1998) en la que
los participantes recibían comentarios negativos por su estilo de
escritura y después podían vengarse de la "otra persona" con
explosiones de ruido blanco. La versión de este estudio incluía una
parte de agresión no provocada y otra de agresión reactiva. Antes
de la tarea de reacción, el experimentador tomó una fotografía
digital en color del participante, con una vista frontal de la cara y
los hombros con un fondo blanco, siguiendo la metodología de
otros estudios que examinan los correlatos de la atracción (por
ejemplo, Eagly et al., 1991). El experimentador dijo a los
participantes que el "otro participante" calificaría el atractivo de su
foto y que más tarde ellos recibirían sus calificaciones. A
continuación, los participantes escribieron un "anuncio personal"
74 estímulos
L. Bobadilla et al. / Revista de Investigación nocivos
en Personalidad en
múltiples ensayos (Giancola y Zeichner,
47 (2013)
2.3.1. Agresión no provocada - tarea de reacción competitiva
70-77
1995). Sin embargo, en su adaptación, Bushman y Baumeister
Para la tarea de agresión no provocada, se condujo a los
(1998) informaron de que el primer ensayo después de la amenaza
participantes objetivo a otra sala con un ordenador y se les dijo
del ego proporcionaba el mejor indicador de la agresión reactiva al
que participarían en un ensayo de entrenamiento de una tarea de
insulto.
reacción cronometrada informatizada contra el otro ''participante''
en una sala adyacente. El experimentador dijo a los participantes
por los auriculares que pulsaran la barra espaciadora de un teclado
lo más rápido posible en respuesta a una señal (luz verde) que
aparecería en el monitor del ordenador. Se dijo a los participantes
que si respondían más rápido que la otra persona, podrían
"administrar una ráfaga de ruido de 2 s al otro participante". Sin
embargo, si perdían, podían recibir una ráfaga de ruido blanco. La
tarea se ajustaba para que el participante ganara la prueba. Los
estudios que adaptan el paradigma de Tay- lor suelen utilizar
múltiples ensayos en los que los participantes reciben primero
dolor físico o insultos para provocar respuestas agresivas (véase
una revisión en Bettencourt, Talley, Benjamin y Valentine, 2006).
Sin embargo, por definición, este tipo de agresión es reactiva y no
no provocada. Por lo tanto, se permitió a los participantes ganar la
primera prueba y elegir si querían castigar al oponente perdedor.
Este formato daba a los participantes la libertad de agredir (es
decir, participar en una agresión no provocada) o no. Al administrar
la "ráfaga de ruido", los participantes debían elegir entre "0 (sin
ruido)", "1 (60 dB, aplausos)" o "2 (110 dB, tren de mercancías)". El
nivel de dB elegido para castigar al oponente se utilizó como in-
dex analógico de agresión no provocada.

2.3.2. Autoinformes
Tras la tarea de agresión no provocada, los participantes
completaron por ordenador cuestionarios de autoinforme que
incluían el PPI-SF y datos demográficos. Los participantes también
completaron una tarea cognitiva informatizada sobre toma de
decisiones arriesgadas y mediciones psicofisiológicas no
relacionadas con las presentes hipótesis. El orden de las tareas
mantenía la ilusión de que el experimentador atendía a otra
persona mientras los participantes trabajaban de forma
independiente.

2.3.3. Tarea de feedback


Tras los autoinformes y las tareas psicofisiológicas, se dirigió la
atención de los participantes a una cuenta atrás informatizada de
10 a 1 y a un mensaje que decía: "En una escala del uno al diez, en
la que "1" significa "muy deficiente" y "10" "excelente", la calidad
de la redacción de su anuncio recibió una puntuación de "_": ''_''.
Cuando la cuenta atrás llegaba a ''1'', todos los participantes
recibían una puntuación favorable de 8 para aumentar el realismo
de la tarea proporcionando una puntuación en el rango que los
participantes probablemente esperarían. A continuación, todos los
participantes recibieron dos "amenazas al ego" sobre el atractivo
de su "anuncio personal" y su fotografía, ya que el atractivo es un
constructo fundamental para el estudio. Utilizando el mismo
procedimiento de cuenta atrás y en una escala de 1
(''Extremadamente poco atractivo'') a 10 (''Extremadamente
atractivo''), los participantes objetivo recibieron una puntuación
desfavorable de ''2'' en su anuncio personal y de ''3'' en su
fotografía.

2.3.4. Agresión física reactiva y menosprecio del adversario


Después de recibir las puntuaciones sobre el atractivo, se dijo a
los participantes objetivo que ahora proporcionaran feedback al
"otro participante" y volvieron a participar en la CRT. Las tareas de
CRT y retroalimentación se equilibraron y las respuestas se
utilizaron como índices de agresión reactiva física (es decir, nivel de
dB administrado al oponente) y agresión reactiva indirecta (es
decir, retroalimentación dada al anuncio y la fotografía del
oponente).
El CRT se dispuso de nuevo de modo que el participante ganara
y pudiera castigar a su ''oponente'' si así lo deseaba. Varios
estudios que utilizan la CRT provocan la agresión reactiva a través
de la provocación por parte del "oponente", que proporciona
L. Bobadilla et al. / Revista de Investigación en Personalidad 47 (2013) 75
70-77
Cuadro 1
Resumen de medias, desviaciones estándar e intercorrelaciones para el atractivo de los participantes objetivo, rasgos psicopáticos, agresión física no provocada y reactiva, y
desprecio del ''Oponente'' en función del sexo.

1 2 3 4 5 6 7 8 9 M SD

1. Agresión no provocada - .61 ** -.13 -.37* .25 .24 .25 .14 -.15 .39 .63
2. Agresión reactiva .77** - -.50** -.56** .17 .11 .19 .09 -.17 .67 .76
3. Índice de atractivo de los anuncios -.01 -.49** - .33* -.27 -.22 -.28 -.09 .06 5.80 1.52
4. Clasificación del atractivo de las fotos .14 -.14 .44** - -.40** -.38* -.40* .01 -.001 3.63 1.58
5. Puntuación media del atractivo (MAS) -.31 -.37* .29 .04 - .95** .99** .12 -.24 3.67 .80
6. MAS administrado por evaluadores -.38* -.39* .16 .01 .91** - .90** .15 -.05 3.4 .81
masculinos
7. MAS administrado por mujeres -.28 -.36* .32 .05 .99** .85** - .11 -.33* 3.8 .82
evaluadoras
8. Rasgos insensibles/no emocionales .31† .37* -.14 .04 -.07 -.08 -.6 - .24 84.74 11.11
9. Rasgos impulsivos/antisociales 17 -.05 .32† .22 .04 -.03 .05 .07 - 42.60 7.85
M .59 .78 5.53 5.09 3.17 2.66 3.42 94.5 44.34
SD .70 .83 1.78 1.49 .67 .43 .82 13.99 8.38

Nota. Las intercorrelaciones de las mujeres participantes (n = 43) se presentan por encima de la diagonal, y las de los hombres participantes (n = 35), por debajo de la diagonal.
Las medias y las desviaciones típicas de las participantes femeninas se presentan en las columnas verticales, y las medias y las desviaciones típicas de los participantes masculinos
se presentan en las filas horizontales. MAS = media de las puntuaciones de atractivo dadas a los objetivos por evaluadores independientes masculinos y femeninos; MAS-M
= media de las puntuaciones de atractivo dadas a los objetivos por evaluadores independientes masculinos; MAS-F = media de las puntuaciones de atractivo dadas a los
objetivos por evaluadores independientes femeninos. Las puntuaciones MAS más altas (masculinas y femeninas) indican una mayor belleza percibida por los evaluadores
independientes. Las puntuaciones más altas de agresión no provocada y reactiva indican más agresión por parte de los participantes objetivo. Las puntuaciones más bajas
de Atractivo publicitario y fotográfico indican más desprecio por parte de los participantes objetivo. Todas las pruebas son de dos colas.
† p = .08.

*
p < .05.
**
p < .01.

(2009), en las que evaluaban el grado de "atractivo frente a


(las respuestas posteriores de los participantes convergieron en el
poco atractivo", "físicamente poco atractivo frente a
nivel de provocación por parte del ''oponente''). Por lo tanto,
atractivo", "feo frente a bonito" e "indeseable frente a
basándose en el informe de Bushman y Baumeister, el análisis de
deseable" que les parecía cada uno de los participantes
la agresión física reactiva de este estudio se diseñó para tener sólo
"objetivo". Tras las puntuaciones, los participantes se
un ensayo después de la amenaza del ego, permitiendo la inclusión
retiraban de la sesión de estudio.
de un ensayo previo de agresión física no provocada, un ensayo de
agresión física reactiva y una tarea en la que los participantes
podían dar retroalimentación negativa a su "oponente". Este
enfoque proporcionó un compromiso empíricamente justificado
para adaptar la CRT e incluir tres tipos de agresión. Para la parte de
retroalimentación, se mostró a los participantes un anuncio
personal ficticio estándar, compuesto para el experimento, y una
fotografía digital de un contrincante. Los participantes valoraron el
atractivo de su oponente utilizando la misma escala de 1
(''Extremadamente poco atractivo'') a 10 (''Extremadamente
atractivo''). Para evitar los efectos suelo y techo, un grupo de
árbitros calificó el anuncio personal estándar y las fotografías
como moderadamente superiores a la media durante las pruebas
piloto del estudio. Las puntuaciones medias dadas por los árbitros
a los anuncios ficticios femeninos y masculinos fueron de 7,5 y 6,9,
respectivamente. Las puntuaciones medias dadas por los árbitros a
las fotografías de confederados femeninos y masculinos fueron 6,7
y 6,5, respectivamente.

2.3.5. Debriefing
Después de la tarea de agresión reactiva, se informó a los
participantes y el experimentador evaluó el nivel de creencia de
los participantes en la historia encubierta del estudio midiendo su
reacción mientras se les informaba del engaño y mediante los
autoinformes de los participantes.

2.4. Procedimientos: Evaluadores

Los evaluadores participaron en este estudio para cumplir un


requisito de introducción a la investigación en psicología. Grupos
de 15 a 20 participantes asistieron a una sesión de 30 minutos en
un laboratorio informático. Tras dar su consentimiento, cada
evaluador se sentó frente a un ordenador que utilizó para calificar
el atractivo de cada una de las fotografías en color de los 78
participantes masculinos y femeninos. Los evaluadores podían
desplazarse a su antojo por cada fotografía y puntuarla con escalas
Likert de siete puntos, adaptadas de un estudio de Park y Pinkus
76 L. Bobadilla et al. / Revista de Investigación en Personalidad 47 (2013)
3. Resultados 70-77

3.1. Validez de la escala de amenaza y atractivo del ego

Veintinueve participantes (38%) participaron en agresiones físicas no


provocadas y un número significativamente mayor de participantes (n =
38%, 51%), participaron en agresiones físicas reactivas.
(v2 (1) = 28,75, p < 0,01). También se realizó una prueba t de muestras
pareadas que examinó
cambios en el nivel de agresividad de los participantes tras recibir
La retroalimentación personal (cf. Bushman & Baumeister, 1998) indicó
que, por término medio, los sujetos eran más agresivos físicamente
después de recibir la "amenaza del ego", como indicaba un nivel
significativamente mayor de ruido administrado durante la tarea de
agresión reactiva.
t(71) = -3,41, p 6,01 (dos colas). Los participantes también dieron signifi
en las mismas dimensiones que sus "oponentes".
que recibieron críticas (atractivo del anuncio personal y atractivo de la
fotografía) en comparación con la dimensión para la que recibieron un
estímulo del ego (calidad de su escritura), tendencia lineal
F(1, 70) = 163,44, p 6,01. En conjunto, estos resultados sugieren que
el engaño fue eficaz para provocar la agresión reactiva de
en respuesta a las "amenazas al ego". Las escalas de atractivo (atractivo
frente a poco atractivo, feo frente a guapo, etc.) utilizadas para calificar
a los participantes objetivo correlacionaron todas por encima de 0,9 (p
6,001) con
entre sí y se promediaron en un único índice de atractivo.
Además, hombres y mujeres mostraron un alto grado de coherencia en
su evaluación del atractivo de los objetivos, como indica un coeficiente
de correlación intraclase de coherencia de efectos aleatorios de dos vías
de 0,91 (IC del 95%: [,85;,94]), F(2, 77) = 10,6.

3.2. Agresión física no provocada

En general, la falta de atractivo estaba relacionada con los niveles de


agresión no provocada mostrados por los hombres objetivo, y la relación
era más fuerte entre la agresión no provocada y el atractivo según los
calificadores masculinos (Tabla 1). Por su parte, Callous/
Los rasgos no emocionales estaban marginalmente relacionados con la
agresión no provocada entre los hombres objetivo (r = .31, p = .07), IC
95% [-.25,.58]. Por el contrario, entre las mujeres, ni las subescalas de
psicopatía ni
atractivo estaban significativamente relacionados con la agresión no
provocada (Tabla 1).
Con el fin de aclarar el aparente impacto diferencial de la atractividad
y los rasgos Callous/Unemotional en la agresión no provocada.
L. Bobadilla et al. / Revista de Investigación en Personalidad 47 (2013) 77
70-77

Fig. 1. Agresión física no provocada de los participantes objetivo contra el oponente. Fig. 2. Agresión física reactiva de los participantes objetivo contra el oponente. Nota.
Nota. Atractivo bajo de los participantes objetivo = 1 DE por debajo de la media en MAS = bajo atractivo de los participantes objetivo = 1 DE por debajo de la media en
atractivo, atractivo alto = 1 DE por encima de la media en atractivo. Interacción entre atractivo, alto atractivo = 1 DE por encima de la media en atractivo. Interacción entre
atractivo e interacción de género significativa, b = .29, t(71) = 2.49, p = .01. interacción de atractivo y sexo significativa, b = 0,29, t(71) = 2,46, p = 0,02.

mostraron los niveles más altos de


entre los géneros, estos términos se introdujeron en dos agresión física reactiva (Fig. 2). La segunda regresión incluyó en el
regresiones jerárquicas separadas para toda la muestra. La primera modelo los rasgos Callous/Unemotional. Esta segunda regresión
regresión examinó el efecto del atractivo y el género sobre la mostró que había un efecto principal marginal para Cal-
agresión no provocada en el primer paso, y su interacción en el
rasgos lous/Unemotional, b = .21, t(69) = 1.78, p = .08, y que la
segundo. Los resultados indicaron una interacción significativa interacción entre bajo atractivo y físico reactivo
entre el género
y atractivo b = .29, t(71) = 2.49, p = .01, y como se sugiere
por las correlaciones bivariadas, los hombres poco atractivos
tenían el nivel más alto-
de agresión no provocada (Fig. 1). La segunda regresión añadió al
modelo los rasgos Callous/Unemotional y su interacción con el
género. Los resultados de la segunda regresión revelaron un
marginal
efecto principal para los rasgos Callous/Unemotional, b = .21, t(69)
= 1.75,
p = .08, y que la interacción entre género y atractivo sobre la
agresión no provocada se mantuvo prácticamente sin cambios b =
.28, t(69) = 2.38, p = .02.

3.3. Agresión física reactiva

De forma similar a los resultados de la agresión no provocada,


la menor atractividad y los rasgos psicopáticos Callosos/No
emocionales estaban significativamente relacionados con la
agresión física reactiva entre los hombres objetivo (Tabla 1). Por
otro lado, ni la dimensión Impulsivo/Antisocial ni ninguna de sus
subescalas se relacionaron con la agresión reactiva entre hombres
o mujeres (Tabla 1). Así, dada la relación significativa entre el
atractivo y los rasgos Callous/Unemotional con la agresión física
reactiva, estos términos se volvieron a incluir en regresiones
jerárquicas separadas para comprender mejor su efecto. La
primera regresión examinó el papel del atractivo y el género en la
agresión física y reactiva en el primer paso, y la segunda examinó el
papel del atractivo y el género en la agresión física y reactiva en el
segundo paso.
su interacción en el segundo. Estos resultados iniciales indicaron
una interacción sig- nificativa entre los términos, b = 0,29, t(71) =
2,46, p = 0,02, de forma que los hombres poco atractivos
78 L. Bobadilla et al. / Revista de Investigación en Personalidad 47 (2013)
siendo significativa, b =
La agresión se atenuó ligeramente, pero siguió 70-77
0,27,
t(69) = 2,37, p = 0,02.

3.4. Agresión reactiva-derogación del atractivo del adversario

Dado que los participantes objetivo dieron puntuaciones


significativamente más bajas a su ''oponente'' en las mismas
dimensiones en las que recibieron críticas (atractivo del anuncio y
atractivo de la foto) en comparación con la que recibieron un
''impulso de ego'' (calidad de su escritura), las puntuaciones en
estas dos dimensiones se utilizaron como índices de agresión
reactiva en forma de menosprecio del atractivo del oponente. Al
igual que en el caso de la agresión física, se esperaba que un menor
atractivo y unos rasgos más callosos/no emocionales estuvieran
relacionados con niveles más altos de esta forma de agresión
reactiva.
Entre los hombres objetivo, se observó una tendencia positiva
no significativa (p = 0,10) que indicaba una asociación entre el
atractivo y las puntuaciones otorgadas al atractivo del anuncio del
oponente. Entre las mujeres objetivo, se observó el patrón
opuesto. Hubo una tendencia no significativa (p = 0,10) a asociar un
mayor atractivo con puntuaciones más bajas para el anuncio del
''oponente'' (Tabla 1). De forma similar, el mayor atractivo entre las
mujeres objetivo se relacionó significativamente con puntuaciones
más bajas dadas a la foto del oponente. Por otro lado, el atractivo
de los hombres objetivo no estaba relacionado con el nivel de
descalificación de la foto del ''adversario'' (Tabla 1).
En cuanto a los rasgos psicopáticos, ni los rasgos
Callous/Unemo- tional ni sus subescalas se relacionaron
significativamente con la denegación del atractivo del oponente
entre hombres o mujeres (Tabla 1). Inesperadamente, entre los
hombres se observó una tendencia a asociar los rasgos
Impulsivos/Antisociales con puntuaciones más altas otorgadas al
anuncio del ''oponente'' (Tabla 1). Entre las mujeres, los rasgos
impulsivos/antisociales no estaban relacionados con las dos
medidas de reducción del atractivo del oponente (Tabla 1).
Con el fin de determinar si la tendencia de las correlaciones
diferenciales entre los géneros para el atractivo y la descalificación
del anuncio y la foto del "adversario" sería significativa para toda la
muestra, estos términos se introdujeron de nuevo en conjuntos de
regresiones jerárquicas separadas. En primer lugar, con respecto a
la derogación del anuncio y la foto del ''adversario'', se introdujeron
de nuevo estos términos en regresiones jerárquicas separadas.
L. Bobadilla et al. / Revista de Investigación en Personalidad 47 (2013) 79
70-77
tendían a correlacionarse con las puntuaciones dadas al
atractivo del ''oponente''). Los resultados indicaron que

Fig. 3. Derogación del atractivo del anuncio del ''adversario'' por parte de los
participantes objetivo. Nota. Atractivo bajo de los participantes objetivo = 1 DE por
debajo de la media en atractivo, atractivo alto = 1 DE por encima de la media en
atractivo. Las puntuaciones del anuncio del oponente se centran en 0. Interacción entre
atractivo e interacción de género significativa, b = -,29, t(71) = -2,42, p = 0,02.

Fig. 4. Derogación del atractivo de la foto del ''oponente'' por parte de los participantes
objetivo. Nota. Atractivo bajo de los participantes objetivo = 1 DE por debajo de la media
en atractivo, atractivo alto = 1 DE por encima de la media en atractivo. Las puntuaciones
de la foto del ''oponente'' se centran alrededor de 0. Efecto principal para el sexo, b = -
,35, t(71) = -3,16, p < 0,01. Efecto principal del atractivo, b = -,23, t(71) = -2,01, p = 0,05.

ad, la regresión inicial indicaba una interacción significativa entre


el género y el atractivo b = -,29, t(71) = -2,42, p = 0,02, de modo
que las mujeres más atractivas daban puntuaciones más bajas al
"opo-
La segunda regresión incluyó los rasgos de
impulsividad/antisocialidad (que entre los hombres objetivo
tendían a correlacionarse con las puntuaciones dadas al atractivo
del "oponente"). La segunda regresión incluía rasgos de
impulsividad/antisocialidad (que entre los hombres objetivo
80 L. Bobadilla et al. / Revista de Investigación(Mazur,
en Personalidad 47 (2013)
la interacción previamente observada entre el 70-77
género y la capacidad de
atracción permaneció inalterada, y no hubo efecto para los rasgos
Impulso/Antisocial b = -.165, t (66) = 1.41, p = .17 o su
interacción con el género b = -,18, t(66) = -1,50, p = 0,14.
Por último, se empleó el mismo enfoque para explorar la appar-
Los resultados de la primera regresión indicaron un efecto principal para
el atractivo y un efecto principal para el sexo. Los resultados de la
primera regresión indicaron un efecto principal para el sexo y un efecto
principal para el atractivo (Fig. 4). El término de interacción de estos dos
factores en el segundo paso sólo alcanzó un nivel marginal de
significación
b = -,20, t(71) = -1,83, p = 0,07.

4. Debate

Este es el primer estudio que relaciona directamente el atractivo con


la agresividad y lo compara con los rasgos psicopáticos, que se han
establecido como sólidos predictores de la agresividad. En consonancia
con la propuesta de que "lo feo es malo" (Dermer y Thiel, 1975), los
resultados mostraron que, entre los varones, el bajo atractivo estaba
relacionado con la agresión física y la desvalorización del atractivo
publicitario del "oponente". Por otra parte, en consonancia con los
datos que muestran que las mujeres atractivas pueden ser más sensibles
al insulto (Farina, Wheeler y Mehta, 1991), el alto atractivo entre las
mujeres predijo la derogación del atractivo del anuncio del ''oponente'',
y las mujeres en general, derogaron la foto del ''oponente'' después de
una amenaza al ego más que los hombres.
En particular, la magnitud de las correlaciones entre el atractivo y la
agresión eran comparables a las de los rasgos psicopáticos medidos en
este estudio y a las de otros estudios sobre agresión y comportamiento
antisocial que utilizan medidas psicopáticas y el Modelo de los Cinco
Factores de la personalidad (cf. Edens, Poythress y Lilienfeld, 1999;
Lynam, Leukefeld y Clayton, 2003). Por lo tanto, estos resultados apoyan
futuros estudios que examinen la relación entre los fenotipos físicos y la
agresión.
Estos hallazgos pueden entenderse dentro del contexto de la
literatura sobre psicopatología del desarrollo, centrada en los efectos de
las correlaciones genético-ambientales sobre el comportamiento
antisocial (por ejemplo, Rutter et al., 1997), y la teoría del rol social, que
plantea las diferencias de sexo en la agresión como resultado de roles de
género fomentados o desalentados dentro de las culturas (Eagly &
Steffen, 1986). Desde una perspectiva genético-ambiental, la falta de
atractivo entre los niños varones puede estar evocando actitudes y
comportamientos negativos de los padres y de los compañeros
causalmente relacionados con la agresión y, por lo tanto, el maltrato
infantil puede ser un factor mediador entre la falta de atractivo y la
agresión entre los varones. Un factor secundario que podría relacionar la
falta de atractivo con la agresividad entre los varones es la testosterona.
La testosterona está asociada con la agresión (por ejemplo, Dabbs y
Morris, 1990), y también está implicada en el desarrollo estructural de
los rasgos faciales, como el crecimiento lateral de los pómulos entre los
varones prepúberes (Weston et al., 2007). Se ha observado que los
hombres con una mayor proporción entre anchura y altura (es decir,
pómulos más anchos) son más agresivos (Carré y McCormick, 2008) y
que la "masculinización" de las fotografías lleva a los observadores a
calificar los rostros como menos atractivos, más dominantes
socialmente y menos cálidos, honestos y cooperativos (Perrett et al.,
1998). Por lo tanto, desde una perspectiva genético-ambiental, la falta
de atractivo puede ser un factor de riesgo distal para la agresividad, ya
que provoca reacciones negativas de los cuidadores en los primeros
años de vida. Más tarde, tras el inicio de la pubertad, el menor atractivo
puede ser un correlato de la influencia masculinizante de la
testosterona, que también incluye un comportamiento agresivo y
socialmente dominante.
El hallazgo de que el mayor atractivo entre las mujeres se asocia con
una mayor descalificación del oponente, es coherente con los datos que
muestran que las mujeres muestran una agresión indirecta cuando los
motivos de estatus son primados (Griskevicius et al., 2009), y que las
mujeres experimentan más presión para parecer físicamente atractivas
L. Bobadilla et al. / Revista de Investigación en Personalidad 47 (2013) 81
70-77
estudio (cf., Eagly & Steffen, 1986, p. 311).
1986). Es posible que esta presión sea especialmente aguda entre
las mujeres atractivas que se centran más en la apariencia y son
más sensibles emocionalmente a los insultos que las mujeres poco
5. Conclusiones
atractivas (Davis, Dionne y Shuster, 2001; Farina et al., 1991). Por
lo tanto, las mujeres atractivas pueden defenderse con más
Este estudio sugiere que el atractivo puede estar relacionado
vehemencia contra las ''amenazas del ego de belleza'', lo que
con la agresividad y apoya nuevos esfuerzos que examinen la
refleja una mayor inversión en el mantenimiento de la atracción
influencia
debido a las expectativas sociales que también influyen en su
probabilidad de agredir indirectamente en lugar de físicamente.
Por último, la relación entre los rasgos psicopáticos y la
agresividad no era el objetivo principal de este estudio, pero la
tendencia observada de mayores rasgos impulsivos/antisociales
entre los hombres y mayores puntuaciones otorgadas al atractivo
del adversario merece un comentario. Un examen de las
subescalas impulsivas/antisociales reveló que estos resultados se
debían únicamente a la relación entre la "despreocupación" y las
puntuaciones dadas al anuncio y la fotografía del "oponente". El
despreocupado despreocupado es un rasgo psicopático
caracterizado por la ausencia de previsión (Lilienfeld y Andrews,
1996, p. 495) y está relacionado con medidas de sensibilidad a la
recompensa (Ross, Benning, Patrick, Thompson y Thurston, 2009).
En la literatura de psicología evolutiva, los rasgos psicopáticos se
han relacionado con estrategias de apareamiento a corto plazo
(Jonason, Li, Webster y Schmitt, 2009; Seto et al., 1997). Por lo
tanto, es posible que los individuos con altos niveles de
despreocupación adaptaron una estrategia de apareamiento a corto
plazo después de ser expuestos a un estímulo putativamente
gratificante (es decir, anuncio atractivo y fotografía de una
persona del sexo opuesto). En este sentido, , los hombres utilizan
más estrategias de apareamiento a corto plazo que las mujeres
(Buss y Schmitt, 1993), lo que podría explicar por qué los hombres
valoraron más el atractivo del anuncio y la foto del adversario.
Estas posibilidades quedan por examinar en futuros estudios.
Los principales hallazgos de este estudio son provocativos pero
preliminares, y deben interpretarse con cautela, en particular
porque el límite inferior- de los intervalos de confianza del 95% de
la relación entre (in)atractivo y agresión eran cercanos a cero.
Además, datos recientes indican que el uso de cosméticos y otras
formas de adorno son una señal destacada de narcisismo (Vazire,
Naumann, Rentfrow y Gosling, 2008), otra constelación de
personalidad también asociada con la agresión (Bushman y
Baumeister, 1998). Aunque a las mujeres de este estudio se les
pidió que no llevaran maquillaje a la sesión de estudio, futuros
estudios deberían examinar sistemáticamente cómo el atractivo
facial innato relativo al uso de diversas formas de adorno se
relaciona con la agresión. Por lo tanto, si las explicaciones teóricas
mencionadas anteriormente se aplican a los resultados de este
estudio requiere más pruebas, y se anima a realizar futuros
estudios en el área.
El estudio también tiene puntos débiles que es necesario
mencionar. En primer lugar, la generalizabilidad del estudio es
limitada porque sólo se examinaron las reacciones agresivas contra
una pareja del sexo opuesto, y sólo en reacción a la
retroalimentación del atractivo. Además, las mediciones de la
agresión en un solo ensayo de laboratorio pueden ser poco fiables
y, como han sugerido algunos autores, el análogo de la CRT en la
vida real utilizado en este estudio sólo puede ser útil para dilucidar
los factores que influyen en la agresión no grave (Ferguson y
Rueda, 2009). Además, la tarea de agresión no provocada sólo se
centró en la agresión subyacente a los rasgos y actitudes agresivos
existentes, y deberían examinarse otras formas de agresión no
provocada, como la motivada por objetivos externos. No obstante,
este estudio también tiene varios puntos fuertes, incluyendo el
uso de una muestra de objetivos masculinos y femeninos que
capturó la naturaleza dimensional del atractivo, una amplia
muestra de evaluadores con un alto grado de acuerdo entre
evaluadores, y el uso de medidas conductuales de agresión física e
indirecta, todos factores que aumentan la validez externa del
82 L. Bobadilla et al. / Revista de Investigación en Personalidad 47 (2013)
del atractivo en la agresión interpersonal. 70-77
Sin embargo, estos
resultados no deben interpretarse en el sentido de que los
hombres poco atractivos o las mujeres atractivas sean
intrínsecamente más agresivos. Por el contrario, estos resultados
sugieren que el (in)atractivo puede exponer a los individuos a un
mayor riesgo de factores ambientales relacionados con la agresión,
como el abuso físico entre los hombres o la presión para mantener
un estatus social relacionado con la belleza entre las mujeres.

Acuse de recibo

Este estudio ha sido financiado por el Fondo Kellogg para


Disertaciones del Departamento de Psicología de la Universidad Estatal
de Florida.

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