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PRevelucsmes Ceut' (uss, VI. LA FILOSOFIA DE LA CIENCIA SEGUN LAKATOS* Tan Haceinne EL PROBLEMA DE LEER A Tae LaKatos Inne Lakatos esperaba escribir un libro intitulado La logica cambiante del descubrimieno cientifico (titulo que imitaba La Wgica det descubrimiento lentijico [40] de Popper). Alirmé que su libro era “de prdsima aparicién”, pero, segtin dijeron sus editores, aunce pude comenzarlo. Hoy existe una verdadera necesidad de invemtar un libro. maestro que ubique lo que estaba haciendo en el material que si publics. Esto no porque Imre Lakatos no diga lo que se propone. Siempre esti diciéndolo, y constantemen- te poniendo su obra dentro de su visién de la historia de la filosofia, Pero nos encontramos ante el espectéculo, nada insélito, de un eseritor cuya eolocacién de si mismo no siempre nos ayuda. Si Teemos sus eseritos como vienen, os encontramos con un cuerpo de doctrina que resulta entretenida, pero colectivamente no muy coherente, Hay cierto sensacién de paradoja: por una parte, esta filosotia + Fragmentos, con revisiones, de “Imre Lakatos’s Phi losophy of Science” ea el British Journal for the Philoso phy of Seienes, 20, 1979, pp. 38110. Con autorizacién Gel sutor. (Critica de (511) 23 244 LA FILOSOFIA DE LA CIENCIA es de primera magnitod,y sin embargo, elector sin cero on interesehistics eas) no puede vitae Sxelamacioes eomor “Parodia Hatrea que nos po stor pelos de punta” (73, p. TOS) El Tisofo se Conard desconcetado. por una “metodologia™ Ge parece fechazar todo metodo, por un coneepto de ractontided” que sopime a idea misma de "ser ona ren pare” El ientfca activo encuent un Concept clove de “programa de investigaion” que Selig eas todos los programas de ivesacin de Tava veal Nuestfo problema es, por consiguenia,encon- crt lgin problema 9 alguna estrategia subyacentes se expliguen de que manera Ia supedite cntilan- Gipare a veces absurd de los esos de Lakatos Coke una contabacion fundamental a Te Fosota Gel eonocinient. Dos Pupticos Lakatos huyé de Hungria cuando era un hombre de mediana edad, y lleg6 a Inglaterra, donde empren- G8 el estudio de la filosofia. Con fines de expo- sicién, sélo vale Ja pena notar que un filésofo emigrado puede, muy naturalmente, tener alguien escuchandolo sobre cada hombro. v al dirigirse sin Garse cuenta a ambos no poner en claro 10 que “14 iciendo a cada uno. Sobre uno de sus hombros hay ‘una concepeién radicalmente hegeliana y un tanto hingara de los hechos de la filosofia modema, un cuerpo de concepciones histéricas que Lakatos da por sentado, y asi no menciona. Sobre el fbro estén los ingleses, cuyos valores cient precisamente 1o que desea Lakatos, por may igno- LA FILOSOFIA DE LA CIENCIA 245, rante y provinciana que sea la filosofia que corre a lo largo de ellos. Por ejemplo, la moderna filosoffa inglesa ha abra~ zado un concepto de verdad como representacién de la realidad, A esto ha anexado varios valores de objetividad, comunicacién y discusién con el adver- serio, A Lakatos le gustaria autorizar estos valores sin la filosofia asociada a ellos. En su lado de Ja Europa central, las teorias representacionales de ver~ dad acabaron para siempre con Kant. El tinico filé- sofo posteritico inglés pars quien Lakatos siempre tiene una palabra de elogio es William Whewell, 8- ésofo de la ciencia, del siglo xix. Esto nos oftece ‘una comparacién til, Whewell habja, a la vez, do- minado a Kant, y se habia imbuido del historicismo, y sin embargo, trat6 de mantener lo que en forma comin es correcto en las ciencias inductivas, “La antitesis fundamental de la filosofia", escribié Whe- well, queda indicada por “los términos subjetivo y objetivo” [46, I, p. 29]- El problema de Lakatos es olrecer una teoria de objetividad sin una teoria de representacién de la verdad. EL DESARROLLO DEL CONOCIMIENTO El tinico punto fijo en Ia empresa de Lakatos 6 cl erncillo hecho de que el conocimiento se desarrol Sobre est uct 4 edificar su filosofia sin ningiin representacionalismo, paruc..'~ del hecho de que podemos ver crecer tal conocimiento per=78 10 que pensemos és la “verdad” o la “realidad”. Deben notarse cuatro aspectos interrelacionados de este hecho. 246 ‘LA FILOSOFIA DE LA CIENCIA Primero, podemos ver por inspeccién directa que el conocimiento ha erecido. Esta no es una lecciéa ‘que deba ensefiarse mediante filosofia general o his- toria sino por lectura detallada de secuencias espe~ cificas de textos. Leed el material que queda atrés [48], es decir, leed la labor matematica que brota de Ja conjetura de Euler acerca de los poliedros, No cabe duda de que hoy se sabe més que lo que, fue aptado por e} genio de Euler, O, para tomar un ‘ejemplo de la metodologia de los eseritos sobre pro~ igramas de investigacin: es igualmente manifiesto que después de la abra de Rutherford y Soddy y ¢! Gescubrimiento de Jos is6topos se supo mucho mas de los pesos atémicos de lo que fue sofiado por un siglo de investigadores después de que Prout aven- tur6 en 1815 la hipétesis de que el hidr6geno es a materia del universo, y que los pesos atémicos son miltiplos integrales del hidrégeno, Planteo este punto trivial para recordarnos a nosotros mismos Que si hay un punto trivial que es el punto de par tida de la obra de Lakatos. El punto no es que existe el conocimiento sino que existe el desarrollo; Sabemos més acerca de poliedros 0 de pesos at6- icos que lo que sabjamos antes, aun silos tiempos foturos nos hunden en una nueva y extendida re conceptualizacién de aquellos dominios. En segundo lugar, no se puede discutir que ciertos ceases mouestran el desarrollo del conocimiento. Lo necesario es ua anélisis que diga en qué consiste este desarrollo, y nos diga qué més es desarrollo y qué no lo es, Tal vez haya personas que piensen que el desarrollo a partir de Euler o cl descubrimiento de los is6topos no es un crecimiento, pero no discuti- remos con ellas. Probablemente son ociosas y nunca LA FILos DELA CIENCIA 247 ban lefdo los textos que exhiben el crecimiento (o tal vez piensen que estamos afirmando que hay cierto conacimiento aqui, y no sélo un desarrollo del cono- cimiento). En tercer lugar, el desarrollo del _conocimiento ofrecerd una dematcacién entre actividad “racional” “irracionalismo", Lakatos trata de introducir un cambio radical en la concepcién de la racionalidad; por el momento, nétese el cambio a partir del pro- blema de demarcacién de Popper de hace cincuenta afios, Popper leg6 a una division implicita en cien- cia, metalisica y basura, La metaifsica es la més setia especulacion que algiin dia podré conducir 2 una ciencia positiva. Los positivistas Iégicos dicen que hay ciencia contra metaiisica-basura, pero Pop- per tenia en mente un conjunto mejor de distincio~ es, ilustrade por el hecho de que la basura se ha organizada ahora como algo aparte de la metatisica especulativa. Lakatos esta dispuesto ahora a uni la metafisica que se convierte en ciencia al lado de Ja ciencia misma, porque es parte del desarrollo general del conocimiento que le interesa. Asi, 18 metafisica y Ia ciencia se enfrentan a la basura, Los tres primeros puntos que yo atribuyo a Laka- tos estén intimamente conectados: i) pod: directamente, en casos particulares, que hay un cre~ cimiento del conocimiento; ii) esto no se arguye sino que se analiza; fii) el andlisis invita a hacer una demarcacién entre la actividad fomentadora del co- nocimiento “racional” e “irracionalidad”. Mi cuarto unto es que los tres precedentes son guiados por consideraciones internas acerca de la historia del conocimiento y no dependen de ninguna teoria de la verdad. La actitad comin entre los angloparlantes 248 LA FILOSOFIA DE LA CIENCIA es que el conocimienta est creciendo bien si esta- mos recibiendo més de la verdad. No sélo es que algunos de nosotros definimos el conocimiento como creencia verdadera y justificada sino que Ia verdad es considerada como fija, mientras que el conoci- miento se define como aquello que tiende a esta verdad pre-existente, Por tanto, en la filosotia ingles, el conocimiento debe caracterizarse externamente por lo bien que represente a Ia realidad. Y esto, Exactamente, to e$ aquello en que se interesa ante todo Lakatos, Es un punto que requiere elaboraci6n. Para hacerlo, es itil recurrir a una historia ya tradi- cional muy similar a aquello de que tanto gustaba Gi, pero con una materia y una moraleja distintas de sus cventos de “Justificacionismo degenerativo”, ctestera Opsetivipan ¥ suaseTIvisMo Kant acabé con el concepto de que para que usa proposicién sea cierta debe representar alguna otra Eosa, Asi ejemptificé el nacimiento de un nuevo pro- blema que se abrié paso a través de Ia Filosofia det siglo xrx: cbmo hemos de distinguir lo objetivo de Io simplemente subjetivo, si no se nos permite decir qué verdad objetiva representa? Como quedé impli: Glo en la “Antitesis fundamental” de Whewell, obje~ tivismo y subjetivismo forman la problemitica de tiempos més modernos. El objetivista no esté contra Ja verdad de Ia realidad, pero necesita algin sustitu- to que conserve sus valores sin su ingemuidad pre~ critica, ‘Dos filésofos de hace un siglo, Friedrich Nietzsche yC,S. Peirce, jlustran coavenientemente este nexo. LA FILOSOFIA DE LA CIENCIA. 249 El primero nos dice c6mo el verdadero mundo se convirtié en fabula, Un aforismo de El crepiisculo de las fdolas (jlos “idolos” de Bacon!) comienza con el “verdadero mundo” de Platén, “alcanzable para el sabio, el santo y el hombre virtuoso”. Con Kant, egamos a algo “clusivo, palido, nérdico, kénigs- berguiano”, Llega entonces Zaratustra con su extrafia semblanza de subjetivismo. Pero tal no es la tinica ruta poseritica, Peirce trat6 de reemplazar In verdad por el método. La verdad es lo que se encuentra en élextremo entregado a una comunidad de investgr dores-que persiguen cierto fin y de cierta manera, Varios aspectos de Ia filosofia de Peirce, espe: mente el falibilismo y Ia epistemotogfa evolutiva, hoy han sido ampliamente comparadas con Popper. Pero las grandes novedades del pensamiento de Peirce rara vez se recuerdan; la idea de que el hombre ts al lenguaje, que el mundo no es determinista.y que hay un sustituro objetivo de la verdad, que pue- de encontrarse en la metodologia, Habermas tal vez haya hecho la mejor critica de la altima de las tres porque para él es importante mostrar que ta cienrin positiva no tiene wn sustituto para la verdad y “por tanto”, una pretensién exclusiva sobre nosotros (88, cap. 4]. Yo considero que 1a metodologia de Laka- tos es una versién refinada e historizada de la l6gica de la investigacién, de Peitce. Desde luego, esto no es atribuir a Peirce las novedades de Lakatos sobre historia interna, programa de investigacion, heurfs- tica, eteétera. Pero ambos escritores comparten el ‘objetivo post-Kantiano de remplazar la representa- cidn por Ia metodologie. 250 «LA FILOSOFIA DE LA CIENCIA La meTopotoata “Metodotogfa” significa Ja ciencia del método. Espe~ ‘ramos que nos dé indicaciones acerca de qué méto~ dos emplear para alcanzar algin fin. Debe ser una ‘lasificacién de téenicas, que mire siempre hacia ade~ Tante, que estudie la elecci6n entre procedimientos y arse de accién en competencia, para el futuro. A veces, Lakatos emplea la palabra en este su sentido propio. Su metodalogia de los programas de investi- gacidn ensefia que ‘“debemos tratar con benignidad fos programas nacientes; los programas pueden ncce- sitar décadas antes de despegar y volverse empirica- mente progresives” (51, i, p. 6). Esta es una agrada- ble generosidad y apertura de criterio, pero no es nuevo. Lakatos también parece emplear la palabro “metodologia” como nombre de su filosofia de Is facia, donde Ia metodologia literal que yo he citado sélo es un corolario. Lo que llama “metodologia” es algo que mira hacia atrés. Fs una teoria para carac~ terizar casos verdaderos de desarrollo del conoci- rmiento y distinguirlos de todo impostor, Tampoco se afirma que con suficiente sabiduria retrospectiva podemos pasar a una visidn prospectiva, que adivine “inductivamente” si un programa progresivo, ya co- nocido, seguir progresando. La metodologia sim- plemente mira hacia atrés. Lakatos cambia la “metodologia” pero lleva la “tacionalidad” alin mas lejos de toda aceptacién comiin, Puede ser dificil comprender cuan radicales son sus afirmaciones, Frecuentemente dice que esta expulsando la “racionalidad instantanea”. En par- ticular, esta contra la idea de que los experimentos cruciales pueden decidir, en un momento, entre teo- LA FILOSOFIA DE LA CIENCIA. 251 las en competencia, Tal opinién es, hoy, bastante comin, Ademés, esté suprimiendo todo el proyecto filoséfico de tratar de analizar “siendo una buena razén para”. Considérense los ejemplos recientes predilectos de Lakatos. Carap esperaba que pudic- fe analizar las buenas razones como grado de proba bilidad. La buena razén para una hipétesis, pens6 Carnap, es una probabilidad a la luz de Ia eviden- cia. Popper pens que ninguna probabilidad ob- jetiva podria con tal tarea y ofrecié, en cambio, €l procedimiento de conjetura y refutecién, Las hhipetesis estén bien corroboradas cuando han so- brevivide @ pruebas dificiles y “bien corroborado” debe ocupar el lugar de la frase “teniendo una buena razén para”, aun si los detalles particulares de e' dencias revelados por las pruebas no son, en sf mi mos, las buenas razones. Como muchos filésofos precedentes de esta tradicién, Carnap y Popper tra- faron de darnos un concepto de “buena razén" 0 sus tituto de ella que pudiésemos emplear ahora al eva luar hipétesis, con objeto de emplearlas en el futuro inmediato, Lakatos remplaza todo esto por una teoria en favor de examiner y evaluar secuencias pasadas de teorfas para ver si son degenerativas 0 progresivas, La teorfa degenerativa es Ia teoria que gradualmente vva cerréndese en si misma, Para tomar un ejemplo, que yo debo a Codell Carter, en los primeros afios de este siglo el mis célebre profesor de enfer- medades topicales, Patrick Manson, persisti en tratar de describir el beriberi y algunas otras en- fermedades y deficiencias como casos de contagio bacterial. Cuando todo lo demas hubo fallado, y empezabamos a saber que el beriberi era causado wy 252 LA FILOSOFIA DE LA CIENCIA por falta de algo como consecuencia de pulir el trroz, Manson dijo que habia escarabsjos que vi- vian y morien en el srroz pulido que eran la causa del beriberi. Hipétesis ausiliares continuamente es- ‘én cerrando y excluyendo contraejemplos mediante recursos peculiares, mientras que el programa pro- gresivo responde a'los mismos ejemplos con pode- rosas. predicciones nuevas, algunas de tas cuales fesultan ciertas, Peto s6lo a posteriori podemos saber cutl es progresiva y cudl ¢s degenerative, No estoy ahora contra el concepto de la racionzli- dad retroactiva, Pienso que da buen sentido a cues- tiones ininteligibles en otros aspectos. Un ejemplo cs el hecho indudable, que pocos se atrevieron a acentuar antes de Lakatos, de que “la mayoria de las teorfas nacen refutadas”, Asi, ni aun [a congruencia con los hechos conocidos es buena gufa para el uso futuro de una teoria. Un punto més familiar nos Jo ofteeen los experimentos eruciales. Muchos sabios hoy convienen en que Jos experimentos pueden pare- cer cruciales en retrospectiva, pero pocas veces lo son en el momento de su primera realizacion, Lake- tos dice que una teorfa tiunia sobre otra sélo des- pués de un prolongado perioda de progresién opues- ta a degenerscién; un experimento crucial sefiala el principio del fin, pero s6lo puede verse asi mucho después. Lakatos también dio al menos cierto sentido a un antiguo debate que por lo demés era inintligible. Muchos cientificos ‘sctivos quedan inmensamente impresionados cuando una teoria predice fenémenos antes de Ia teoria, Un numeroso grupo de pensado- fes, que incluye a Mill y 2 Keynes, ha insistido en que éta es una ilusién. Lo que importa para una LA FILOSOFIA DE LA CIENCIA. 253 teorfa, afirman, es su capacidad de explicar Tos hechos, y no importa si los hechos fueron descul tos antes o después de Ia tcoria, Lakatos adopta el bando de Whewell contra el de Mill, pero no da azones, Antes bien, hace verdadero por definicién que lo que importa para una teorfa es su capacidad de predeci hechos nuevos; pues eso es lo que llega @ significar “progresivo” a saber, “el requetimiento de Leibniz-Whewell-Popper de que la construccién bien planeada de casilleros debe proceder més répidamen- fe que el regisro de los hechos que serén albergados en ellos” (50, p. 188}. ‘Mientras se satisfaga este requerimiento —con- tinda— no importa si subrayamos el aspecto trumental’ de los programas de investigacién imagi- nativos. ..0 si subrayamos el enfoque putativo” a la verdad. Ast, piensa que esto combina los mejores clementos de ““voluntarismo, pragmatismo y las teo- rias-realistas del crecimiento empirico”. Esto puede ser engafioso, pues sugiere que esté filtrando los ele- mentos deseables de varios depésitos de sabiduria. ‘Yerdaderamente, éstas son las palabras de alguien que considera vanas las disputas entre realista ¢ ideatista. EVALUACION De LAS TEOR{AS CIENTiFICAS ‘A Lakatos le interesa la demarcacién de la ciencia. ‘Su metodologia es normativa en que puede decir, de algunos pasados episodios de Ia ciencia, que no de- bieron seguir tal camino, Pero su filosofia no nos da ‘una evaluacién que mire hacia adelante de las actua- les teorias cientificas en competencia, Si acaso, hay 256° LA FILOSOFIA DE LA CIENCIA ‘pnas cuantas indieaciones que podemos derivar de su “metodologia”. Dice que debemos ser modestos en nuestras esperanz2s para nuestros propios proyectos ‘porque los programas rivales tal vez tengen Ja wtima palabra, Hay lugar para el empecinamiento cuando lun programa nuestro est pasando por una prueba Gificil. Los lemas deben ser proliferacién de las teo- rias, benignidad en la evaluacién y “llevar honrada- mente la anotacién” para ver qué programa esta produciendo resultados y satisfaciendo nuevos desa- Hos, Esto no es tanto una verdadera metodologis cuanto una lista de les valores supuestamente “in- jleses” en la ciencia. ‘Si Lakatos se dedicara a la apreciacién de teorias, centonces yo tendrfa que convenir con su més pint fesco critico, Paul Feyerabend. El principal empoje de los asaltos, a menudo muy agudos, contra Laka- tos se encuentra en Contra el método {67}, y € que la “Metodologia", de Lakatos no es buen recurso para evaluar el trabajo cientifico que esta realizén- Bose. Convengo en ello, pero supongo que nunca fue tal el punto del andlisis que, segin afirmo, tiene tun objeto més radical. Desde luego, no niego que Lakatos no tenfa pelos en Ie lengua; en cambio, si tenfa opiniones empecinadas y poca modestia, Asi, hizo observaciones muy entretenidas acerca de este 1 aquel proyecto de investigacién, pero estos “apar~ tes” saredsticos fueron incidentales © independientes de la flosofia que yo le atribuyo. {Es un defecto de Ja metodologia de Lakatos el ser s6lo retroactiva? ‘A mi parecer, no. No hay leyes generales importan: tes acerca de’Jo que, en una pieza de investigacién actual, presagia algo bueno para el futuro. Solo existen truismos. Un grupo de trabajadores que s6lo LA FILOSOFIA DE LA CIENCIA. 255 tiene una buena idea a menudo pasa al menos unos cuantos afios més, aplicandola fructiferamente. Ta~ les grupos recibea mucho dinero de grandes funda~ ciones, Hay otras modestas inducciones sociolsgicas, por ejemplo, que cuando més preocupado esté un grupo por defenderse de las criticas, no se atreve a lanzarse sobre una nueva rama, y rara vea produ- cir entonces nuevos resultados interesantes. Pero es0 no tiene nada que ver con filosoffa. Hay una moda actual de lo que Laketos habria llamado “el nuevo. justificacionismo”. Produce libros enteros, tratando de mostrar que puede levantarse todo un sistema de apreciecién de teorfas sobre tales reglas aproximativas. Y hasta se ha sugerido que las fun- daciones debieran patrocinar semejante labor sobre filosofia de la ciencia para aprender cémo patro- cinar otros proyectos. No debemos confundir tales produetos de la burocracia con el intento de Laka- tos por comprender el contenido del juicio objetivo en Ia ciencia. La HEURISTICA El término de Whewell “heuristica”, en el sentido de arte del descubrimiento, no esta lejos de lo que ‘cominmente queremos decir por “metodologia”. Las dos palabras parecieron intercambiables una vez en la propia obra de Lakatos, La heuristica es una teo- Hla de encontrar, de aconsejar “'cémo resolverlo”. En cuestién de heuristica, Lakatos fue discipulo re- conocido de su paisano Georg Polya y tal vez hasta tuviese esperanzas de encontrar un cuerpo de té- nicas de descubrimiento que fuese neutral en cues- tin teérica, Hay algo de esto en sus Pruebas y re- 256 LA FILOSOFIA DE LA CIENCIA Jutaciones {48}. Allf se nos ensefia que cuando una prueba putativa admite contracjemplos, no debemos Exeluir los ejemplos como monstruos, restringiendo asi el dominio de Ja teorfa, En cambio, debemos txa~ far de encontrar un “lema oculto” tras Ja prueba, que explicard la existencia dc los contraejemplos. Fl mejor resultado es un nuevo teorema que 00 sélo explica por qué hay contracjemplos sino que los fsimila como casos especiales del teorema. Seme- jante revisién global de un teorema podria llevarnos hasta nuevas clases de ejemplos a los que pueda apli- carse la prueba, Nétese cémo estos rasgos de la heuristiea matemé- tica se transfieren a la metodologfa de los programas de investigacién. Los procedimientos recomendados para hacer avanzar las mateméticas se convierten en Franca del programa progresivo, en oposicién al de- generativo. Asi, Io que era heurlstico se torna hoy parte de 12 metodologia reaccionaria, y en la obra posterior de Lakatos “heuristico” deja de referirse prna coleccidn de estrategias, neutral en el aspecto, teérico, En cambio, cada programa de investigacion fn particular queda definido por dos elementos: l Guro nticleo de proposiciones consideradas centrales pata una teoris y una acompaiante “heuristica", que Fos detalla cémo esta teoria debe relacionarse con sus anomalias. “Veo asi que la actitud de Lakatos evoluciona de cesta manera, Una vez que tuvo que haber una heuris- fiea-metodoiogia, miraba hacia el futuro diciéndonos como llevar adelante el trabajo, “cémo resolverlo”. Esto se escindio en dos cosas. Primero y ante todo esté la metodologia, manera reaccionaria de carac- ferizar Ja esencia del crecimiento del conocimiento, LA FILOSOFIA DE LA CIENCIA 257 ‘Ademés, cada programa de investigaci6n —cada wni- dad para Ja evaluacién como crecimiento del cono- cimiento— tiene su propia “heurfstica” que mire hacia adelante, Pero, dejando al margen unas cuss tas maximas no especificas acerca de la proliferacién de programas, de la modestia y el empecinamiento, ya no hay ninguna heuristica de indole general. Se hhan absndonado la logica de la justificacién y le légica del descubrimiento en favor de una teoris global de la objetividad que adopta muchas estraic- gas locales para descubrir dominios espectficos. 1 consideracién de [48] nos ayuda a ver c6mo ocurti esto. Euler probé una relacién entre el némero de limites, vértices y caras de los poliedros. EI didlogs de Lakatos sobre este teorema es una realizaci filoséfica y literaria de la misma estatura de te de Hume sobre religién natural o Ia de Berkeley sobre Hylas y Philonous. ‘Ahora, un blanco bastante constante del didlos: es el “programa euclidiano” de hacer que todo st Cierto ¢ infalible. Se nos dice que a la postre logre: femos hacer esto, pero de manera extrafia Giscusién critica puede permitir a una conjeturs evolucionar hasta ser una verdad légica, En € principio, el teorema de Euler fue falso; al fine és cierto porque hemos legado a formular un co" ‘cepto del poliedro que lo hace verdad. El teorem ha sido “analitificado”. Y sin embargo, haces! verdad por convencién no fue cuestién de un fie: sino producto de un anélisis refinado. Esta doctr nna de la analitificacién tiene consecuencias pettus ‘badoras. El platénico no puede recibir con agrad tuna idea que hace que Ja verdad de la prope sicién sea, a la postre, algo ya empotrado en Ic 3 258 LA FILOSOFIA DB LA CIENCIA cénones del Jenguaje matemético, donde las Ideas son despojadas de su dignidad. Ya no son lo que hhace ciertas a las matemiticas, ni siquiera ia ma- teria de las matematicas. Y sin embargo, el no- minalista se siente igualmente desconcertado, pues aun si terminamos con Ie verdad por convencién, a convencién parece estar organizando una “rea- Jidad™ que no tiene nada que ver con palabras. La resolucién de esta tensiSn por Lakatos queda insiauada por su término “casi empitico” empleado para indicar la interrelaci6n de generalizeciéa y ejem- plo que, segin Lakatos, es parte esencial de la activi- ‘dad malemitica, Hay algo empfrico, al menos esto: la produccién de ejempios instructivos. Pero. los ‘ejemplos no son experimentos literalmente, Una ima- gen de un poliedso en forma de estrella hasta podria ser mejor argumento contra la conjetura de Euler {que tn auténtico poliedro en forma de: estrella, micn- {as que no consideramos que la evidencia experi- mental funcione asi. Y sin embargo, cuanto més Ileg6 Lakatos a dudar de I2 distincién teoria-obser- vacién del indo de las ciencias fiscas, més tenta~ dor fue comparar fa ciencia natural con la actividad atemética. Esto ao es decir que la comparacién es sencilla, porque, por ejemplo, jqué hace que las proposiciones de aritmética elemental sean andlogas a “cnunciados bisieos"? {Qué distingue los ojem- pplos de poliedros que son contracjemplos vitales de una prueba originalmente conjeturada? Pienso yo que la respuesta buscada es “'s6lo metodologia”, y en particular el tipo de progreso de Lakatos, que en Pruebas y refutaciones atin era “heuristico”, y que después aporta el mismo tipo de canon de obje- tividad que encontramos en las ciencias fisices. LA FILOSOFIA DE La CIENCIA 259 LA ENAJENACION Y EL TERCER MUNDO Una primera pregunta (pero no necesariamente im- portante) en Ia filosofia de las mateméticas es si la verdad matemitica es.una construccién humana o una realidad extrahumana. sta es la ruptura fas damenial entre platonismo y nominalismo, y carac~ teriza también muchos otros “ismos", Tal vez Ia ‘cuesti6n dependa de un erréneo dualismo entre men- talidades subjetivas por una parte y, por la otra, cosas de las que las mentes pueden fener un conoci- miento. Une manera de librarse de este dualismo en las ciencies naturales y matemdticas, por igual, ¢5 tratar de hacer algo coa la idea de Popper de un “tereer mundo” [45]. Poco nos dice Lakatos acerca de esto, pero sf aparecen referencias, més frecuente~ mente con el paso del tiempo, y la idea siempre es citada en términos favorables. Ya aparece barmuata~ da en un curioso panegitico hegeliano: La actividad matemética es actividad bumans, Cier tos aspestos de esta actividad —como d> cuslquies setivided humana— pueden ser estudiados por 1a Pricolagia y otros por le historia. La heuristica no sth basicamente interesada en estos aspectos. Pero Ja actividad matemética produce matematicas. Las matematices, este producto de Ja actividad humans, “ye enajenan” de Ja actividad humana que ha estado produciéndolas. Se convierien en un organismo vivo, fereciente, que adquiere cierta autonomia de la acti- Vidad que lo ha producido. .. (48, p. 146). Tenemos aqui las semillas de lo que después lleg6 a ser Ja redefinicién de la “historia interna” por Lakatos, doctrina subyacente en sus “reconstruccio- od 260 LA FILOSOFIA DE LA CIENCIA nes racionales", y también su atraccién hacia el “ter~ cer mundo” de Popper. Una de las lecciones es que Jas mateméticas pueden ser un producto de Ja activi- dad humana y a Ia vez aut6nomas, con su propia caracterizacién interna de objetividad que puede ana- lizarse en funcién de cémo ha crecido el conocimien- to matemitico. La metéfora de un “tercer mundo” de Popper puede ser desconcertante, pero la idea bisica es clara aun para quienes carecen de una prepara- ccién hegeliana, Es una variacién del emergentismo, Goctrina injustamente desacreditada del siglo 2x, En Ja definicién de Lakatos, “el primer mundo” 5 el mundo fisico; el “segundo mundo” es el mun- do de la concieneia, de los estados mentales y, en particular, de las cteencias; el “tercer mundo” es el mundo plat6nico del espiritu objetivo, el mundo de las ideas (supra, p. 238). Yo prefiero aque- Ios textos de Popper en que dice que el tercer mundo es un mundo de libros y periddicos apilados cen bibliotecas, de diagramas, cuadros y memorias computarizadas, Introducic el esnfrits riaréaton ~ sulla enor" aw euntuso, pues el tercer mundo tiene poco que ver con Platén o con el platonismo; fen realidad, es mejor hacer una descripcién del tercer mundo en términos nominalistas de frases realmente proferidas y organizadas en teorias, pro- blemas y similares, Presentada como lista de tres mundos, atin tene- ‘mos un misterio que hace que algunos lectores em- piecen a discutir de “ontologia". Planteado como secuencia de tres tipos nacientes de entidad con sus correspondientes leyes, resulta menos desconcertante Primero, estaba el mundo fisico. Cuando unos seres LA FILOSOFIA DE LA CIENCIA 261 sensibles y reflexivos brotaron de tal mundo fisico hhubo entonces un segundo mundo cuyas descripcio- nes no es posible reducir, de ninguna manera, a escripciones del mundo fisico. Aunque a ning filésofo le gustaré la comparaciOn, la teoria de los acontecimientas mentales, de Davidson, y el pri- mer y segundo mundo de Popper me parecen muy cereanos uno del otro. Cada acontecimiento. men~ tal es ocurrencia de acontecimientos fisieos, pero de un tipo de acontecimiento a otro tipo de aconte~ cimiento no hay reduccién de deseripciones de uno a descripciones del otro. El tercer mundo de Popper es més conjetural. Su idea es que existe un dominio del conocimiento hu- mano que esté sujeto a sus propias descripciones y eyes y que no es posible reducir acontecimientos del segundo mundo (tipo por tipo) ast como Jos acontecimientos del segundo mundo no se pueden reducir a los del primer mundo. Lakatos persiste en la expresién metaforica de esta idea: “Los productos Gel conocimiento humiano, proposiciones, teorfas, sistemas se ieorias, problemas, cambios de proble- mas, programas de investigacién viven y crecen en el ‘tereer mundo’; los productores de conoci-- miento viyen en Ios mundos primero y segundo” [51, i, p. 109]. No es necesario ser tan metaféri- Cos, Es cuestién dificil pero recta saber si hay un cuerpo extensive y coberente de descripcién de conocimiento humano “enajenado” y autonomo que no sea. posible reducir 2 historias y psicolo~ ixias de creencias subjetivas. Una versién confir- mada de una teoria de “tercer mundo” puede aportar el dominio para el contenido de las matemé- ticas, Reconoce que las matemidticas so.un producto 0 262 LA FILOSOFIA DE LA CIENCIA de la mente humana, y que sin embargo, son aut6- nomas de todo lo que sea peculiar 2 Ia psicologia Encontramos una extensién de este tema en él com cepto de Lakatos de historia “epsicolégica”, en el capitulo v, supra. LA ISTORIA INTERNA Lakatos empieza enn una “nueva demareacisn tooo Hissin» extern’ "(Ge repr 208), pero no est muy claro de To qe Pree. Li historia externa tata comdinmente de ctor cconbmicos, sociales yteenoloicos que n0 {Giin Gecrtamenteinledos en el contenido de ona idaca, pero que supdnese que Inluyen o explicen Slgunos hechos, en la historia del eonocimiento, La Hibs externa puede inclu cambios en el sistema isola In gada dl Sputnie o ol dadaismo y el Gtrao de la epublica de Weimar La historia intema seabltualment, lv historia. de ideas fines a It Senin stnde & las motvaiones dels isvestgn- Sores, sus pavtas de comnicacon y sus linees de ~ file inglctual, La historia Introa de Lakatos debe conse un exremo de esta gama. Debe ex Ghul fodo. lo que haya en el dominio subjetivo 0 personel, Lo que It gente cree no importa; Debe Erna biiona de alguna eapecie de sbtracciin de To que se dee, Bn sm, debe ser una historia de terest mundo, ia historia dsl conocimientoengjenado fegelano ls historia de programas de investigaion tmonimes’ y autonomoe, Esto platea una dob pregunta: Si hey un estable dominio de eyes acerea Ulercer mundo que es condicl necesaria para LA FILOSOFIA DE LA CIENCIA. 253 creer que hay un tercer mundo y, en segundo lugar, si semejantes “reconstrucciones normativas” pueden, cen realidad, lamarse historia Esas preguntas son de diferentes magnitudes, y sélo a una de ellas podemos dar respuesta ahora. Habremos de aguardar y ver si resulta legftimo ha- bblar de un tercer mundo. En la actualidad, tan slo es una sugestion ingeniosa; pasaré largo tiempo an- tes de que tengamos ante nosotros una verdad irre- ductible acerca del crecimiento del conocimiento para justificar este ejemplo de emergentismo, Por cuanto a la olza pregunta (si las reconstrucciones normati- vas son historias) la respuesta ser4 un cauteloso “si”. Pero sélo son historia aplicada: el pasado aplicado a Ia solucién de un problema filoséfico. La historia de la ciencia ha de recibir con agrado el momento ecuménico permitiendo florecer a cien historias. No hay razéa para aceptar la maxima del propio Lakatos, de que es ciega Ia historia de Ia cienci sin la filosofia de la ciencia (supra, p. 204). En el peor de los casos, para citar a Kant, en lugar de parafrasearlo mal, es tuerta.* Lakatos no tiene dere- cho de excluir varios tipos de historia, ni tildan- dolos de “psicologia de la chusma”, “inductivismo” lo que sea, ni por su més comin préctica de sim- ple omisidn, Las muchas historias nos ensefian varias ‘cosas, Los mejores historiadores, cuando tienen filo- soffas, no parecen haberlas aprendido de un fildsofo. Pero por las mismas razones que tenemos para re- 3 “La simple polihisoria es una envdicién cicldpea ee- rente de un oj9, el ojo de fa filosofia", Immanuel Kant fn su Lépice, citada de Ta traducei6a de R, Hartmann y d= W, Schwartz, BobbeMerril, Indiandpolis y Nueva York, 1974, p. 50 264 LA FILOSOFIA DE LA CIENCIA cchazar el rechazo de Lakatos de muchas historias, hhemos de recibir su propio uso del pasado, En contraste con muchos escritos sobre historia, la historiografia de Lakatos tiene reglas que son intitantemente sencillas para el historiador vetera- no. Las describiré en mi préxima seccién, pero antes baré una observacién sobre su idea de “in- temalismo”. La historia interua es una historia de la teorfa enunciada en frases. Estas frases estn comprendidas no sdlo en el informe final de su in- vestigacién, sino también en las elaboraciones ten- tativas, los garabatos que hay en Tas tarjetas de Maxwell, tas notas de los diarios de Lavoisier. Las frases incluyon promulgeciones sobre qué hacer ¥ por qué hacerlo, Incluyen reacciones. al fracaso, confesiones de cambios de opinién, gritos de triun- fo, aunque sea dificil saber cémo estos dtimos deberdn archivarse como “‘internos” 0 “externos”. Comoquiera que funcione el procedimiento de se- leccién, Ja historia interna sigue siendo Ia historia de frases y no (salvo figurativamente) de pensa- mientos 0 ideas, El buen historiador interno no seré ‘el que encuentre una bonita idea en su crdneo y la deslice a los archivos, afirmando que eso fue to que realmente estaba acurtiendo. Seré el lector que pueda filtrar las frases decisivas en cuyos términos podré construir generalizaciones que predigan el sucedido del resto de las frases que comprenden Ia historia interna. Desde luego, nadie ha logrado plantear Tas generalizaciones correctas, pero Lakatos sf tuvo cier- to aparato para levar adelante este trabajo. De eso tratan el “nicleo duro”, “la heuristica”, el “obstéculo, al monstruo” y similares. También fue un maestro de Ta cita aguda. A veces abus6 de este don con LA FILOSOFIA DE LA CIENCIA 265 fines polémicos, pero tal es nuestro pago a su extra- cordinaria capacidad para elegir frases que dan sen- tido a lo demds, Mientras la historia interna del tipo pedido por Lakatos siga siendo un oficio, Ia primera condicién para ser artesano seri poder citar con efecto preciso. Asi, este conocido rasgo de la obra de Lakatos no es un rasgo incidental 2 su estilo, sino parte de su naturaleza, LA RECONSTRUCCION RACIONAL Lakatos tiene un problema, caracterizar el desarro~ Wo del conocimiento internamente analizando ejem- plos de erecimiento. Hay una conjetura, que Ja uni- dad del crecimiento es el programa de investigacion (Gefinida por nicleo duro, cinturén protector, heu- ristica) y que los programas de investigacién son progresivos 0 degenerativos y, finalmente, que el conocimiento crece por el triunfo de los programas progresivos sobre los degenerativos. Para poner a prueba esta suposicién, seleccionzremos un ejemplo que deberé prima facie ilustrar algo que los cienti- ficos han descubierto, Por ello, el ejemplo deberd ser admirado por los cientificos o por quienes pien- ‘acerca de la rama apropiade del conocimiento, no porque nos inclinemos ante le ortodoxia sino porque los trabajadores en un dominio dado suelen ener un mejor sentido de Io que importa, que los legos. Habiendo elegido un ejemplo debemos leer todos los textos que puedan caer en nuestras ma- nnos, cubriendo una época completa, contempors- nea del programa de investigacién, y toda Ia fila de sus practicantes. e 265 ‘LA FILOSOFIA DE LA CIENCIA En fo que leemos, debemos seleccionar el tipo de frases que expresan lo que los trabsjadores de la época extaban tratando de descubrir, ycémo estaban tratando de descubrilo. Descartar io que la gente sentia al respecto, los momentos de excitacién erea- dora y aun Ja motivacién de sus modelos de funci6ns descartaremos no s5lo la sociopolitica sino también la prosopograta y el mundo “ticito” de Polanyi, de presuposiciones y sensibilidad que, supuestameate, fubyacen en el costenida sombria de la cieacia, Ha bigndonos decidido por semejante parte “interna” de los datos, podemos ahora tratar de organizat el resuliado en una historia de programas de investiga: ign lakatosianos. Como en la mayor parte de las investigaciones, no debe esperarse un inmediato embone de conjetura y Gatos articulados. Tres tipos de revisién podrén ir disipando la confusin entre conjeturas y datos slec- cionados. Primero, hemos de tratar el andlisis de datos articulados. ‘res tipos de revisidn podrén ir cero, podemos concluir que nuestro elegido caso de estudio no ejemplifica, después de todo, el creci- miento del conocimiento, Analizaré por orden estos tes tipos de revision | Por mejorar el andlsis de los datos, no estoy di- ciendo mentir, Lakatos hizo un par de'tontas obser- vaciones en [50] en que afirma algo como el hecho histrico en el texto, pero se retracta en las notas de pie de pagina, pidiéndonos que tomemos su texto con toneladas de sal. El lector de historia se siente comprensiblemente irritado, viendo que se burlan de 41, Esto no iba en favor de ainguin punto. La brom’- ta de Lakatos no aparecid en ef curso de una recons- truecién racional, aunque él dige lo contrario, Esta- TA FILOSOFIA DB LA CIENCIA 267 ‘ba construyendo algunos ejemplos que queria pre- sentar como agudos. Se valié de la hipotesis de Prout de 1815 (Ios pesos atémicos de los elementos son rmilltiplos integrales del peso del hidrégeno) para ilustrar el caso de un programa de investigacion que se debatfa pero se mantenfa a flote en un mar de anormalidades, Prout fue un médico y quimico afi- ionado que descubrié HCI en el estémago y que hhizo una obra itil en productos quimico-biolézicos. Lakatos convirtié a Prout en una figura importante, {que supo que el cloro tiene un peso de 35.5 pero que gua asi promulg6 su hipétesis de los enteros, Una nota de pie de pigina corrige esto diciendo que Prout pensabe que Cl era 36. En realidad, Prout habia enredado de tal modo los ntimeros que lleg6 a 36 y lo ereyé (caso interesante en si mismo, pues el enredo es manifesto en el breve escrito de Prout) El argumento de Lakatos habria resultado perfecta~ mente beneficiado por los hechos, més que por su ficeién, pues muchos buenos quimicos analticos, es- pecialmente en la Gran Bretafa, persistieron en la ipétesis de Prout aun después de “saberse” que Cl tenfa que ser aproximadamente 35.5, Fue innecesario que Lakatos emefara el ejemplo, alterando los he- hos; sin embargo, mi argumento es que simplemente estaba mejorando un ejemplo, y no dedicindose tuna reconstruccién racional del tipo empleado pare poner @ prueba su conjetura acerca de los tipos de programas de investigaciéa, Cuando la conjetura de Lakatos y los datos selec- cionados no embonan, como en cualquiera otra investigacién debiramos empezar por tratar de re- analizat los datos. Esto no significa mentir. Puede significar, simplemente, reconsiderar o seleccionar y 268 LA FILOSOFIA DE LA CIENCIA arreglar los hechos © puede ser un caso de imponer ‘un muevo programa de investigacién a los hechos histéricos conocidos. Si no es posible reconcliar los datos y Ja conje- tura lakatosiana, nos quedan dos posiblidades. Pri mero, el historial def caso puede ser considerado como algo distinto del desarrollo del conocimiento. Semejante gambito ficilmente podfa ser una “barre- 1a para monstruos”, pero alli es donde entra el cons- treitimiento de la historia extema, Siempre puede decir Lakatos que un incidente particular en Ia hist toria de la ciencia no embona en su modela porque es “irracioral”, pero él se impone a si mismo la exi- gencia de que s6lo debiéramos permitir esto si po mos decir cual es el elemento irracional o causal externo. Los elementos extemos pueden ser presién po- Iitca, costumbres corrompidas 0, acaso, simple esta pide. Las historias de Lakatos son normativas porque pueden concluir que cierta rebonada de investigacin “no habria debido” seguir el camino que siguid, y que siguié tal camino por Ja interven- ciga de factores externos no afines ai programa, Al coneluir que un caso elegido no era “racional”, es permisible ir contra Is actual sabiduria cientiica Pero aunque, en principio, Lakatos puede aprobar esto, si se ve debidamente impelido por el respe- to a las apreciaciones implictas de los cientificos en accién, No imagino a Lakatos concediendo de bbuena gana que Einstein, Bobr, Lavoisier o hasta Copémico estuviesen participando en un programa inracional. "Una parte excesiva de la historia real de Ia ciencia”, se volveria entonces “irracional” (51, i, p. 172}. No tenemos normas 2 las que apelar, en LA FILOSOFIA DE LA CIENCIA. 269, 1 programa de Lakatos, aparte de la historia del conocimiento, tal como estd, Declarar que es glo- balmente irracional seria tanto como abandonar la racionalidad, Los CATACLISMOS EN EL RAZONAMIENTO 2 véase mi extn de Kuhn [8], History and Theory; 18, 1979, pp. 223-236. 270 LA FILOSOFIA DE LA CIENCIA co de relativismo cultural. Muchas personas eseriben hoy como si Kuhn y Lakatos estuviesen contando versiones paralelas de una historia similar, y esta actitud ecléctica puede ser bienvenida. Pero en reali- dad existe una profunda preocupacién subyacente en la antipatfa de Lakatos a la obra de Kuhn, y no hay que glosarla en exceso, Se relaciona con una de les Apreciaciones de Feyerabend, refereates a que le versign de la racionalidad cientifica de Lakatos, en cl mejor de los casos, conviene a las grandes realize clones “éel Gltimo par de siglos”. ‘Un cuerpo de conocimiento puede romper con pasado en dos formas distinguibles. A estas alturas, todos estamos familiarizados con la posibilidad de que muevas teorfas puedan remplazar por completo a organizaciéa conceptual de sus predecesoras, La version de Lakatos de los programas progresivos y degenerativos constituye un buen espolosaz par decidir cuéndo tales remplazos son “racionales”. Pero todo el razonamiento de Lakatos da por sen tado lo qe podemas lamar el modelo hipotético- ‘onamieato, Ua rompimicnte mt cho més radical en el conocimiento ocurre cuando sale a la superficie un estilo enteramente nuevo de razonamiento, La fuerza de la frase de Feyere- bend acerca de “el siltimo par de siglos” esté en que el anélisis de Lekstos no es pertinente al convcimiento etemo y la razén atemporal sino 2 un tipo particular de conocimiento producido por un estilo particular de razonamiento. Tal conoci- miento y tal estilo tienen comienzos especificos. ‘Asi, el temor peicciano al cataclismo se vuelve esto: ine puede haber otros estilos de razonamiento que producirdn un nuevo tipo de conocimiento? zNo es | | LA FILOSOFIA DE LA CIENCIA 771 cl sustituto de Lakatos 2 Ja verdad un fenémeno local y reciente? Estoy planteando una preocupacién, no un argu- resto, Feyerabend (67] hace alicmaciones sensacio- tales pero poco convincentes acerca de divers0s mo- delos de razonar y aun de ver en el pasado arcaico. En forma més prosaica, yo sostengo que una parte de nuestra concepeién actual de la evidencia induc- tiva s6lo surgié a finales del Renacimiento, y A. C. Crombie, de quien tomé le palabra “estilo”, escribe acerce de seis esos distinguibles (uno de los oua- Jes e§ el método estadistico) * Ahora bien, de abi ro se sigue que el surgimienio de un nuevo estilo sea un cataclismo, En realidad, podemos afadir es- tilo sobre estilo, con un cuerpo acumulativo de stiles concepluales, Estas son cuestiones s6lo recién esbo~ zadas, y han sido radicslments mal comprendidas Pero ‘deben hacernos cautelosos ante una versiéa de la realidad y de Ja verdad misma que parte del desarrollo de! conocimiento cusndo el tipo de dese- rrallo descrito resulta principalmente centrado en un conoeimiento particular Jogrado por un estilo par- ticular de razonamiento. Para empeorar las cOS%s, yo Sostengo que un 2 Jo de razonamiento puede determiner la naturaleza misma del conocimiento que produce, El método postulativo de los griegos produjo- una geometfa que durante largo tiempo sirvi6 como modelo de conocimiento del flésofo, Lakatos truena contra el predominio del modo euclidiano. .Qué futuros La- katos wonarén contra el predominio del modo de- 3A. C. Crombie, Sptes of Selentfic Thinking Ix the European Tratition, Oxford, 1981 sence of Probabil'y, Cambridge, o 272 LA FILOSOFIA DE LA CIENCIA Guctivo hipotético y 2 teoria de Jos programas de investigacién a Ia que dio el sez? Uno de los rasgos ins espectticos de este modo cs Is postulacién de entidades teéricas que ocurren en eyes de aio nivel, y que sin embargo tienen consecuencias ex- perimentales. Este rasgo de la ciencia triunfante s6lo se vuelve endémico a finales del sigho xvms, {Ser posibie que hasta las preguntas de objetividad, plan- teadas para nuestros tiempos por Kant, sean preci- samente Tas preguntas plantesdas por’ este nuevo conocimiento? En caso afirmativo, resulta entonces perfectamente apropiado que Lakatos tratara de res ponder a aquellas preguntas en funcién del conoci- miento de los dos siglos pasados. Pero errSneo seria suponer que partiendo de este tipo especifico de conocimieato podamos legar a una teorfa de la ver- dad y lz realidad, Tomar en serio el titulo del pro- puesto libro de Lakatos, "La I6gica cambiante del Gescubrimiento cientifica” es tomar en serio ta posi- bilidad de que Lakatos, como los griegos, hubiese ho que las verdades ctcmnas dependicran de un simple episodio de Is historia del conocimiento hu- mane. lo

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