2. Raja-yoga
El término raja-yoga significa “Yoga real” y se lo usa
muy comunmente para distinguirlo del hatha-yoga, el “Yoga
de la fuerza”. Este Ultimo se volvidé muy popular en Occi-
dente aunque, por desgracia, muy a menudo en una forma
lamentablemente deformada y rara. Para quien adhiere al
raja-yoga, el Yoga consiste en “la restriccién de los remoli-
nos de la mente” (citta-vritti-nirodha). E] concibe los diver-
sos estados psicomentales como una fuente de sufrimiento
y esclavitud interminables. La detencién (nirodha) del flujo
psiquico es una condicién preliminar para la emancipacién
final, esto es, la realizacién del Yo. La eliminacién de las
fluctuaciones mentales se procura por los dos medios, a
saber, “practica’ (abhyasa) y “desapasionamiento” (vairag-
ya). En el Yoga-Sutra (1.13, 14), la “practica” se define co-
mo el esfuerzo de adquirir estabilidad en el estado de res-
tricci6n que gana firme base sdlo mediante aplicacion
constante, incesante y devota del modo correcto. “Desapa-
sionamiento”, por el otro lado, es la consciencia del domi-
nio de alguien que esta libre de la sed por lo terreno
0, como siempre se subraya, de los objetos y placeres ‘“‘ce-
lestiales” (véase Yoga-Sutra 1.15).
Luego de ser apaciguado y sometido plenamente cada
pensamiento, cada emocidén o cualquier otro acto interno, el
Yo trascendente (purusha, “hombre”) mora en su esplendor
irrestricto. Normalmente, el Yo se identifica con la mente
finita y limitadora que crea, por as{ decirlo, una personali-
dad humana especifica. Este autoengafio se llama “nes-
ciencia” (avidya) que es el suelo nutricio en el cual medran
el egoismo, el apego, la aversién y la sed-de-vida. La reve-
lacion del Yo a si mismo sucede sélo en la absorcién mas
profunda, cuando la consciencia fenoménica se retira por
completo del complejo cuerpo-mente y se “transforma” en
la consciencia-“testigo” como la esencia suprema del hom-
bre. Esta iluminacién o realizacién es principalmente indes-
criptible, aunque es posible comunicar algunos de sus dis-
tintos rasgos particularmente con la ayuda de paradojas.
El rajayoga consiste en ocho esferas de aplicacién que
se llaman los “ocho miembros” (ashta-anga). Estos son:
1) yama — “restriccién”;
242) niyama — “‘autodisciplina”;
3) &sana — “postura”;
4) pranayama — “contro! de la fuerza vital”;
5) pratyahara — “retiro sensorio”;
6) dharané — “concentracién”;
7) dhyana — “absorcién”;
8) samadhi — “enstasis”.
La experiencia enstatica (samadhi) es objetiva o subje-
tiva, samprajfidta o asamprajfiata. La primera considérase
preparacion para la segunda, en la que el Yo trascendente
se manifiesta. Esta realizacién suprema coincide con el co-
diciado logro de la emancipacién (apavarga), cuando el
hombre, en su esencia eterna ha retraido todas sus proyec-
ciones dentro del universo finito. El sendero del Rajayoga
se delinea plenamente en la tercera parte de este libro.
3. Hathayoga
La palabra hatha tiene el significado literal de “fuerza,
poder, facultad’. Segin e! Yogasikha-Upanishad (1.133),
atribdyesele también un significado esotérico en el que se
conecta con las dos silabas ha que denota “sol” y sa
(= tha) que simboliza “luna”. Asi, Hathayoga significarla la
unién de estos dos principios que son expresiones simbdli-
cas de la corriente izquierda y derecha de la fuerza vital
(prana) que circula en el “cuerpo sutil” (sikshma-sarira).*
El Hathayoga es un sistema de técnicas psicosomati-
cas finamente elaboradas, que sirven como medio para la
transformacién del cuerpo humano en un “cuerpo divino”
(divya-sarira) o “cuerpo de diamante” (vajra-deha) que solo
lega la inmortalidad. Hay cuatro rasgos destacados que ca-
racterizan al Hathayoga:
1) Reemplaza la precedente nocién upanishddica del
cuerpo como morada de sufrimiento y dolores interminables
por una actitud mas positiva hacia la vida fisica, en que
considera al cuerpo como un invalorable instrumento para
efectivizar la emancipacién.
S En cuanto a una breve elucidacién del “cuerpo sutil” y sus com?
ponentes, véase pag. 181 y siguientes.
252) Subraya el aspecto psicofisico de la practica yégui-
ca, sin descuidar, sin embargo, sus miras espirituales.
3) Ensefia un bien equilibrado no-dualismo de polari-
dad (la doctrina de siva-sakti), que es filoséficamente mas
satisfactorio que el dualismo absoluto del Rajayoga o que el
monismo incalificado de algunas escuelas del Advaita-Ve-
danta.
4) La acentuacién del aspecto psicofisico del sendero
yéguico condujo a un conocimiento y una comprensién pro-
fundos de aquellos fenémenos que pertenecen a la dimen-
sién “interior’ de la naturaleza y al ‘“‘cuerpo sutil”, como
prana (la fuerza vital), los cakras (los varios puntos focales
de la fuerza vital en el cuerpo sutil) y el misterioso “poder
serpentino” (kundalini-sakti).
Aunque, mas que cualquier otro sistema, se relaciona con
el cuerpo humano, el Hathayoga no debe interpretarse co-
mo un equivalente de cultura fisica o gimnasia. Su meta
declarada es la de cualquier otra forma de Yoga genuino, a
saber: la emancipacién del hombre, entendida como su
realizacion del Yo. De allf que el buscador Candakapali no
le pide al sabio Gheranda un sendero apropiado para la sa-
lud o la aptitud fisica sino que expresa el deseo de realizar
la Realidad suprema:
iOh Sefior del Yoga! Me agradaria oir ahora el Yoga de la olla (gatha)
[ie. el cuerpo] que es la causa del conocimiento de la verdad, oh maes-
tro del Yoga. jHabla de él, oh Sefior!®
El hatha-yogin se empefia en dominar perfectamente el
cuerpo fisico para que no sea un obstaculo para sus esfuer-
zos en realizar y activar el poder trascendente dentro de
él. Los practicantes occidentales de este Yoga tienden a ig-
norar su base espiritual, y este descuido se hace sentir ha-
bitualmente tan pronto se asumen las técnicas mas avanza-
das, Este es especialmente el caso del pranayama, por !o
comun entendido erréneamente como mero ejercicio “res-
piratorio”. No sin frecuencia uno oye sobre desdérdenes
nerviosos y problemas sexuales como resultado de esta
descuidada adopcién de las practicas altamente potentes
del Hathayoga. Es virtualmente imposible evitar estas tram-
® Gheranda-Samhita |.2.
26pas sin el cultivo de cierta reorientacién ética de confor-
midad con las reglas del Yoga. Menos azarosa y, en lo
peor, totalmente inefectiva es la practica de las diversas
“posturas” (asana), sobre la que el médico aleman Dr. H.
Wallnéfer observa:
No tienen sentido si no sirven al fin de la meditacién; ni siquiera pueden
practicarse correctamente sin este objetivo. 1°
Las técnicas del Hathayoga tienden a capacitar al
adepto para que gane el control pleno del denominado sis-
tema nervioso auténomo. En los textos sdnscritos subra-
yanse repetidamente los poderes extraordinarios del Hatha-
yoga, y los yogins contemporaneos dieron amplia prueba de
la validez de estas afirmaciones.
El real campo de actividad del Hathayoga es el “cuerpo
sutil” (sGkshma-sarira), que esta “envuelto alrededor” del
cuerpo fisico como una imitacién perfecta. La existencia
de este “doble” corporal es lisa y llanamente negada por
la ciencia ortodoxa. Empero, recientes estudios parapsico-
légicos del aparentemente vasto fendmeno de la “proyec-
cién astral” también arrojaron nueva luz sobre este tdpico.™
El cuerpo sutil se compone de prana, traducido aqui como
“fuerza vital’, y puede visualizarse como un cuerpo de
energia que late, dentro del cual pueden distinguirse ciertas
corrientes (nadi). La corriente axil se llama sushumna-nadi,
junto al cual estén seis centros de fuerza, los cakras. Me-
diante el enfoque de la fuerza vital en el canal central a
través de la practica del pranayama, combinada con la con-
centracién, el yogin despierta al poder trascendental que
esta en reposo en el centro de fuerza mas bajo. Brotando
en la corriente axil y fundiéndose con el centro en la coro-
nilla, este poder transforma completamente a la conscien-
cia. Este es el estado de enstasis (samadhi) en el Hatha-
yoga.
Segtin el Goraksha-Samhita, tal vez el texto mas viejo
sobre el Hathayoga, hay seis “miembros” de este Yoga po-
tente:
10 H. Wallnéfer, Wissen vom langen Leben (Stuttgart, 1966), pag. 90.
11 Véase, por ejemplo, R. Crookall, The Study and Practice of
Astral Projection (Londres, 1961).
271) asana — “postura”’;
2) prana-samrodha — ‘‘control de la fuerza vital”;
3) pratyahara — “recogimiento sensorio”;
4) dhaérana — “concentracion”;
5) dhyana — “absorcién”;
6) samadhi — “enstasis’”.
La exclusion, en esta enumeracién, de los preceptos
éticos —yama y niyama— no significa que en la practica
real se ignoren, como se declara claramente en el Gorak-
sha-Samhita mismo (1.54):
[El yogin ha de ser] quien practica la castidad, quien come poco, quien
ha renunciado [a todos los placeres] y quien se ocupa totalmente del
Yoga...
El Gheranda-Samhita ofrece una serie levemente dife-
rente:
1) shat-karma — “‘seis actos”, un conjunto de practi-
cas purificatorias preliminares;
2) asana — “postura”;
3) mudré — “gesto”, posturas corporales simbdlicas;
4) pranayama — “control de la fuerza vital”;
5) pratyahara — ‘“‘recogimiento sensorio”;
6) dhyana — “‘absorcién”;
7) samadhi — “enstasis”.
El hecho de que en este Yoga séptuple no se mencio-
ne la concentracién, apunta a la relacién intima que existe
entre el proceso de recogimiento sensorio, la concentra-
cién y la absorcién.
4. Jiianayoga
La palabra jfiéna significa “conocimiento, discrimina-
cién” y jfiana-yoga es, en consecuencia, el “Yoga del cono-
cimiento gndstico”. A veces, jfiana se emplea también para
expresar la suprema iluminacién portadora de la verdad,
pero en el compuesto jfiéna-yoga se usa en el sentido de
busqueda intuitiva-filoséfica, o discernimiento (viveka).
En contraste con el Rajayoga que se basa en una meta-
fisica dualista, el Jfdnayoga pertenece a la escuela Vedan-
ta del pensamiento. El jfianin, i.e., quien sigue el sendero
28del Jfanayoga, ve en el poder volitivo (iccha) y en la raz6n
inspirada (buddhi) los dos principios guias por los cuales él
podra alcanzar la iluminacién emancipadora. El Jfanayoga
consiste en siete partes:
1) viveka — “discernimiento” metafisico entre lo real
y lo irreal, lo eterno y lo finito, la personalidad humana y el
Yo suprapersonal;
2) vairagya — “renunciamiento” a todos los objetos
mundanos y celestiales;
3) tapas — “austeridad” que esté compuesta por los
“seis tesoros” (shat-sampatti) que son:
a) sama — “‘tranquilidad’”’;
b) dama — “autorrestriccién”;
c) uparati — “control de la mente”;
d) titiksha — “paciencia”;
e) samadhéna — ‘“‘contemplacién”;
f) sraddha — “fe”;
4) mumukshutva — “anhelo de emancipacién”;
5) sravana — “‘audicién” de la tradicién sagrada y de
las ensefianzas del gurd;
6) manana — “reflexidn” sobre lo que se ha ofdo;
7) nididhy4na — “meditacidn” sobre las doctrinas re-
veladas por el maestro o las escrituras, que termina en ens-
tasis (samadhi).
Este Yoga séptuple es idéntico al sendero delineado
por Sankara en su famoso comentario sobre el Brahma-Sutra
y en sus populares obras, como el Viveka-Cudamani. En
obras vedanticas posteriores se da, muy a menudo, el Yo-
ga 6ctuple de Patafijali o una adaptacién de 6! como el Yoga
auténtico de esta escuela del pensamiento. Ademas, el
Vedanta-Siddhanta-Darsana (190-2) describe siete etapas del
conocimiento:
Los grandes maestros han hablado de siete etapas del conocimiento. De
éstas, la primera etapa del conocimiento se designa como “buena volun-
tad” (subha-iccha); la segunda es reflexién (vicdérana); la tercera es
sutileza de la mente (tanu-manas4); la cuarta es el logro de la lucidez
(sattva-apatti); la quinta es el no-apego (asamsakti); la sexta es la desapa-
ricién de todos los objetos (pada-arthaé-abhavani); la séptima es la entra-
da en el “Cuarto” [i.e. la Realidad ultima].
En la opinion del profesor N. K. Brahma, el Jfanayoga
“es fundamentalmente diferente de todas las otras formas
29y es realmente Unico en la historia del mundo. No es el
culto de Dios como un objeto diferente del yo y no es una
disciplina que conduzca al logro de algo distinto del pro-
pio yo. Puede describirse como atma-upasana (el culto de
Dios como el Yo de uno)”.22
5. Bhaktiyoga
El término bhakti, derivado de la raiz bhaj (“compartir,
participar de”) significa “devocién”, “amor”, y bhakti-yoga
es el “Yoga de la dedicacién total al Divino”. Séndilya, el
autor del Bhakti-Sutra (1.2), define a bhakti como “apego
supremo al Sefior”. Considera al logro de la enstasis como
un fendmeno secundario. Segin el Bhagavata-Purdna, el
Bhaktiyoga se compone de las siguientes etapas:
1) sravana — “‘audicién” de los nombres del Divino;
2) kirtana — “cantico” de canciones laudatorias, en
honor de Dios;
3) smarana — ‘“‘meditacion” en Dios;
4) pada-sevana — “servicio a los pies” del Sefior;
5) arcana — “devoci6n ritual’;
6) vandana — “postracién” ante la imagen del Sefior;
7) dasya — ‘‘prédiga devocién” a Dios;
8) sakhya — “amistad”; el Divino eleva al humilde de-
voto al estado de amigo;
9) atma-nivedana — “autoofrenda” a través de la cual
el adorador entra en el cuerpo inmortal de Dios.
El devoto siente una pasion (rati) creciente hacia Dios,
y esto le ayuda a derribar una barrera tras otra entre el
Divino y él mismo. Este amor creciente culmina en la vi-
sién del cosmos, penetrado y saturado por la Realidad tras-
cendente. Cuando el Divino y el devoto se coalian en el
Uno, este es el amor supremo o pard-bhakti. Narada, en
su Sutra, distingue entre un tipo primario y un tipo secun-
dario de devocién. La Ultima tiene matices de motivaciones
personales y objetivos ulteriores. Ademas, ésta puede ser
de tres géneros diferentes, segin el predominio de uno de
12 N. K. Brahma, Philosophy of Hindu Sadhané (Londres, 1932),
pag. 137.
30los tres gunas (sattva, rajas o tamas).!? La devocién pri-
maria es desinteresada sumisi6n total a Dios.
Bhakti parece haberse originado en el Sur de la India,
quiza incluso antes de la época del Buda (siglo VI a.C.).
La palabra misma aparece por primera vez en el Svetasva-
tara-Upanishad (V1.2) y el Bhagavad-Gita (varios lugares).
También la usa Yaska en su Nirukta (VII.8; 24), un texto ex-
plicativo del Rigveda escrito en el siglo V a.C., pero no en
el sentido especifico de “amor”. El yogin piadoso consi-
deraba a bhakti como un medio subsidiario para una devo-
cién més intensa e incondicional a la Realidad Unica. De-
esto se desarrollo el Bhaktiyoga y finalmente ese tremendo
movimiento religioso de los siglos IX a XVIII que inspirara
grandemente evoluciones religiosas paralelas, el bhakti-
marga o “‘sendero del amor”.
El Bhagavad-Gita aboga por los tres grandes senderos
hacia la emancipacién; el del conocimiento (jfiana), de la
accién (karman) y de la devocién (bhakti). Y esto teniendo
como propésito que el hombre es una unidad de cabeza,
mano y coraz6n, 0 de los aspectos cognoscitivo, volitivo y
afectivo. Krishna, el divino maestro de Arjuna, recomienda
el Bhaktiyoga con estas palabras:
Ni por [conocimiento de] los Vedas, ni por austeridades, ni por caridad,
ni por sacrificios puedo yo ser visto en esta forma en que tu Me has
contemplado. Sin embargo, a través de devocién indeclinable yo puedo
ser visto asi, oh Arjuna, y ser conocido en esencia e incluso ser penetra-
do, oh atormentador del enemigo. (XI.53-4)
Tradicionalmente, bhakti se considera el modo mas fa-
cil de emancipacién. La devocién amorosa al Sefior da fruto
facilmente cuando es constante y sin propésito (nirhetuka).
Hasta Sankara, el no-dualista intransigente, ensalzaba a
bhakti como el mas grande de todos los factores que con-
ducen a la liberacién. El bhakta o devoto verdadero “no
ve nada sino el amor, sdlo oye sobre el amor, solo habla de
amor y piensa en amor solo” (Bhakti-Sutra 5, de Narada).
Al Bhaktiyoga se le ha llamado doctrina dualista por exce-
lencia, pero esto no es cierto para todas las escuelas de
este Yoga. Aunque al principio todos los devotos buscan
18 En cuanto a una explicacion de los gunas, véase pag. 159 y sigs.
31“lo Otro”, empero la meta final de algunas tradiciones es
fundirse tan completamente dentro del Divino que hay un
olvido completo de! propio ser de uno: el Sefior se convierte
en la Gnica realidad.
6. Karmayoga
La palabra karman (o karma), derivada de la raiz kri
(“hacer”) tiene muchos significados; significa “acci6n, tra-
bajo, acto, producto, efecto”, etc. El término karma-yoga se
traduce mejor como “Yoga de la accién (desinteresada y
correcta)”. El punto de partida de este Yoga es la determi-
nacién del hecho de que la vida es accién. La inactivi-
dad sdlo puede ser una negacién de la vida misma. De ahi
que no puede ser un remedio de Ia situacién humana. Lo que
se requiere es una actividad apropiadamente canalizada. Es
un axioma del Karmayoga que la sana realizacién trascen-
dental no slo ha de ganarse mediante un retiro meditativo
del mundo sino también mediante una participacién activa
en la vida. En el Bhagavad-Gité se recomiendan ambos en-
foques, aunque se exalta al Karmayoga como superior al
mero renunciamiento (samnyasa). Los principios fundamen-
tales del Karmayoga son expresados convenientemente en
estos versos del Bhagavad-Gita:
El hombre no disfruta la inactividad (naishkarmya) mediante la abstencién
de las acciones, ni mediante el renunciamiento solo se acerca a la per-
feccién. (II1.4)
Pues nadie, ni siquiera por un momento, puede permanecer sin cumplir
una accién. Los componentes primarios (guna) nacidos de! fundamento-
del-mundo hacen que cada [ser] actue inconscientemente. (III.5)
Este mundo esté ligado a la accién, salvo cuando esta accidn [tiene
como fin] el sacrificio. Con ese propésito [en la mente], oh hijo-de-
Kunti, dedicate a la accién vacia de apego. ((II.9)
Por tanto, cumple siempre desapegado el acto correcto (karya), pues el
hombre que cumple la accién sin apego obtiene el Supremo. (1.19)
A través del Karmayoga toda accién se convierte en
sacrificio y por ende no mancha al individuo. Sdlo las accio-
nes egoistas, nacidas de la ignorancia, tienen el poder de
atar al hombre al ciclo de los nacimientos y muertes repe-
tidos. El ideal del Karmayoga es la inactividad en la accién
o naishkarmya-karman.
32Otra importante escritura que expone este Yoga es el
Yoga-Vasishtha de Valmiki. Esta en favor de una afirmacién
atin mas positiva de la existencia mundana que el Bhagavad-
Gita. Invitase al yogin a participar plenamente en las activi-
dades de su familia y su sociedad. El! jfiana y el karman com-
paranse con las dos alas de un pdjaro. La emancipacién se
logra mediante un desarrollo arménico de ambos medios: el
conocimiento y la accién.
7. El Yoga Integral
El Yoga Integral de Sri Aurobindo Ghose (1872-1950)
representa una critica y una sintesis modernas de los sis-
temas tradicionales del Yoga y “gran parte de su sendero
se aparta revolucionariamente de los caminos trillados’.1*
Es una visién sindéptica de las sublimes ensefanzas del Bha-
gavad-Gita, de los Vedas y del Tantrismo. En su esfuerzo
por descubrir y vencer la unilateralidad y las ineptitudes de
las diversas formas de Yoga, Aurobindo creé un nuevo sis-
tema dindmico que ensefia una equilibrada unidad de auto-
absorcién y accién. El Yoga de Aurobindo no es el resultado
de un mero estudio intelectual de las antiguas tradiciones
yéguicas sino que debera entenderse como un darsana ge-
nuino: una inspiracién o visién consolidada intelectualmente.
La grandeza del pensamiento de Aurobindo ha sido recono-
cida ampliamente en Occidente, y eminentes eruditos de
Europa y los Estados Unidos demostraron profundo interés
por su obra. Entre ellos, los profesores J. Herbert (inddélo-
go), C. A. Moore (filésofo), P. A. Sorokin (socidlogo), F.
Spiegelberg (orientalista) y K. F. Piper (filésofo).
La filosofia de Aurobindo ha sido descripta como un gé-
nero de no-dualismo integral o pUrna-advaita-vada: la reali-
dad es un todo omniabarcante que implica el universo ma-
nifestado y lo Inmanifestado. El objeto del Yoga Integral es
“refundir la vida en la verdad del espiritu y con esa finali-
dad transferir las raices de todo lo que somos y hacemos
de la mente, la vida y el cuerpo, a una consciencia mayor
14 Rishabhchand, The Integral Yoga of Sri Aurobindo (Pondicherry,
1959), pag. 29.
33por encima de la mente.”"!° El Yoga Integral se funda en
la comprensién de la vida como una entidad que se auto-
perfecciona, “un Yoga de la Naturaleza que busca manifes-
tar a Dios dentro de si mismo”.® Asi, la Naturaleza lleva
consigo una finalidad y una meta, y “el Yoga marca la eta-
pa en la que este esfuerzo se vuelve capaz de la conscien-
cia del Yo’’.17 Aurobindo confia en que, si se lo considera
desde este angulo, “el Yoga cesa de aparecer como algo
mistico y anormal que no tiene relacién con los procesos
corrientes de la Energia-del-Mundo”.** En otras palabras, su
Yoga Integral tiene como propésito ayudar al proceso natu-
ral e inevitable de la autotrascendencia en la naturaleza.
El Yoga Integral no sdlo proclama un ascenso espiri-
tual, sino también un descenso de la mente iluminada den-
tro de los reinos de la naturaleza, que se expresa en “‘trans-
mutar, y hacer uso constructivo de fuerzas materiales como
la riqueza, el sexo, el dinero, la posicién social, el poder po-
litico, etc., hacia los fines superiores de la unidad y el pro-
greso humanos, en vez de rechazarlos como mundanos,
seculares y no divinos’.!® En esta actitud se refleja la cato-
licidad del Tantrismo hacia el cual Aurobindo tiene una
franca admiracién. De hecho, él al Tantrismo lo llama “un
notable sistema yéguico que, en su naturaleza sintética es
[...] un sistema grande y pujante”.*® Sin embargo, la esti-
ma de Aurobindo para con la herencia tantrica no es ca-
rente de critica, pues contra aquélla sostiene que tiende a
ver al hombre mas en términos de “espiritu en el cuerpo”
que de “espiritu en la mente”. Por esta razon, él también
considera al Hathayoga como no esencial para el logro final
de la transformacién, aunque no le niega cierta utilidad. El
énfasis de Aurobindo es sobre el despertar del ‘Espiritu’
15 Letters of Sri Aurobindo, ed. por Sri Aurobindo Circle (Pondi-
cherry, 1949), pag. 240.
16 Aurobindo, The Synthesis of Yoga, Birth Centenary Library, tomo
XX (Pondicherry, 1971), pag. 42. Publicado por Ed. Kier S.A., bajo el
titulo Sintesis del Yoga, 3 tomos.
17 Ibid., pag. 42.
18 Ibid., pag. 2.
18 H. Chaudhury, “The Integral Philosophy of Sri Aurobindo”, en
The Integral Philosophy of Sri Aurobindo, ed. por H. Chaudhury y F.
Spiegelberg (Londres, 1960), pags. 33-34.
20 Aurobindo, The Synthesis of Yoga, tomo XX, pag. 37.
34@ través del medio espiritual mas que a través del medio
fisico.
La transformacién del hombre contemplada por Aurobin-
do procede en tres etapas:
“~ 4) transformacién psiquica en la que el Divino esta en
contacto con la consciencia individual;
2) transformacién espiritual que produce lo que gene-
ralmente se refiere como emancipacion;
3) transformacién supramental que afecta a la vida del
“ser gnéstico” Ilevando gradualmente a una transformacién
completa del entero organismo psicosomatico y mental del
hombre.
La meta del Yoga Integral es la actualizacién de la “‘su-
permente” o de la “gnosis superior’, que Aurobindo define
como la “consciencia espiritual que acttéa como un conoci-
miento autoluminoso, voluntad, sentido, aesthesis, energia,
poder autocreador y revelador de su Propio deleite y ser”.21
La “supermente” es el nivel supremo de la manifestacion
del “Espiritu”, o purusha; los otros tres niveles del ser, son,
en orden descendente, el de la mente (manas), de la fuerza
vital (prana) y del cuerpo (deha).