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3 ERRORES COMUNES A EVITAR EN LA PLANTACIÓN DE

IGLESIAS.
¿Cómo se desvían las iglesias?
Motivaciones incorrectas
Cada vez que alguien se para frente a un grupo de personas, cada queja, cada problema resuelto,
o cada predicación puede ser una forma en la que los plantadores alimentan la adoración a sus
dioses falsos. Si los líderes no son fieles en luchar contra esos ídolos, van a terminar con
motivaciones incorrectas. Muchos líderes inician con buenas motivaciones, sin embargo, al
enfrentar diversas pruebas, tentaciones, o luchas comunes de la plantación, caen en la trampa de
alimentar sus ídolos en vez de buscar satisfacción en Dios y su plan para la Iglesia. Alimentar
nuestros ídolos nos da un sentido de control sobre la plantación mayor que lo que nos da la plena
confianza en la promesa de Dios de edificar a su iglesia.

Por ejemplo, lograr éxito en términos numéricos termina siendo una gran tentación para el
plantador. El plantador debe examinar su corazón continuamente para asegurarse de que no ha
llegado a definir su identidad con el éxito numérico que ha tenido o que quisiera tener. Cuando no
se da el éxito, o cuando se da demasiado, de repente, eso se convierte en lo más importante.

AUSENCIA DE MISIÓN:
Es importante entender que la misión de una iglesia no inicia en la mente del plantador. La Iglesia
existe para la gloria de Dios y para llevar acabo la misión de Dios: hacer, madurar, y multiplicar
discípulos (Mt. 28:18-20).

Sin embargo, al mirar a muchas iglesias tendríamos que concluir que su misión simplemente es
reunirse y llevar acabo las actividades que siempre han hecho. Lunes de damas, martes de
hombres, jueves de parejas, sábados de jóvenes… ¿en qué momento tiene la iglesia la oportunidad
de hacer discípulos? ¿Cuándo fue la última vez que se evaluó si las actividades de la iglesia logran
cumplir el fin de hacer discípulos?

Nosotros —como humanos— perdemos la misión por múltiples razones, pero principalmente creo
que es porque no queremos hacer la labor ardua de hacer, madurar, y multiplicar discípulos según
la Palabra. Terminamos confiando en nuestros programas y nuestras actividades para hacerlo. No
tengo nada en contra de los programas, pero sí creo que hemos puesto toda la carga del hacer
discípulos sobre ellos. Los programas no han hecho discípulos: los discípulos hacen discípulos.
Pablo le dice a Timoteo que él encargue lo que él ha aprendido de Pablo “a hombres fieles que
sean capaces de enseñar también a otros” (2 Ti. 2:2). El modelo de Cristo mismo era compartir
toda su vida con sus discípulos en un intercambio relacional que resultó en la transformación de
sus vidas.

FALTA DE CONVICCIÓN TEOLÓGICA:


Lastimosamente, muchos líderes se encuentran emprendiendo obras de plantación sin la más
mínima convicción de por qué hacen ciertas cosas. Saben que deben tener líderes y forman un
grupo de liderazgo, sin hacerse las preguntas de qué tipo de líder, cuáles con las cosas que
califican al líder, cuáles son sus objetivos, etcétera. Muchos saben que deben propiciar ámbitos
donde los miembros se reúnan, entonces inician con grupos pequeños sin hacerse las preguntas
difíciles de si es la mejor metodología, cómo agilizar buenas conversaciones, cómo entrenar a los
líderes a realmente hacer discípulos, o cómo enseñar a los grupos a estudiar la Biblia.

La falta de convicción teológica afecta cada área de la plantación. Muchas iglesias se encuentran
en una situación donde los líderes tienen algunas creencias correctas, pero no han realmente
escudriñado las profundidades de la Palabra de Dios para entender a la Iglesia y su misión. Si no
tienen un fuerte compromiso con la Palabra de Dios como la autoridad sobre el pueblo de Dios, no
tendrán una convicción teológica para establecer una iglesia saludable.

Cuando vemos las razones por las que muchas iglesias se desvían, las primeras dos razones nacen
de esta última.

LA SOLUCIÓN: LA PALABRA:
Hablar de la autoridad de la Palabra de Dios implica que la Biblia es autoritaria porque proviene de
Dios. Desobedecer la Palabra de Dios es desobedecer a Dios. En particular, nosotros deberíamos
dejar que la Palabra de Dios guíe todas las iniciativas del pueblo de Dios.

Establecer iglesias con convicción teológica significa establecer iglesias según la Palabra de Dios. La
Palabra de Dios nos da claramente la definición de una iglesia. La iglesia local es nada más y nada
menos que la comunidad local de los que han sido salvos por la obra de Cristo (Ef. 5:25; 1:22-23)
quienes se reúnen regularmente (Heb. 10:24-25) para exaltar a Cristo (Col. 1:15-20), oír la
predicación de la Palabra (2 Ti. 3:16-4:5), exhortarse y animarse en la fe (Heb. 10:24-25; Gal. 6:1-
5), y luego salir en misión para hacer más discípulos (Mat. 28:18-20).

Por falta de una convicción teológica acerca de la naturaleza de la iglesia, caemos en crear
reuniones y organizaciones que no son iglesias. La iglesia no es un edificio, ni es el servicio
dominical. Es la comunidad de creyentes. Así, cuando hablamos de plantar o establecer iglesias,
tenemos algo mucho más grande en mente que simplemente alquilar un lugar y abrir un servicio.

El liderazgo de la iglesia local son hombres calificados en su carácter y en su competencia (1 Ti.


3:1-6; 2 Ti. 2:15). Son hombres quienes han rendido su vida entera a Cristo como el Señor y Rey de
su vida. Viven vidas centradas en el evangelio de Cristo, abrazando su gracia en medio del éxito y
del fracaso tanto personal como ministerial. Son hombres quienes han comprobado su fe, y aún su
hogar lo demuestra. Tienen un matrimonio que testifica a la realidad de su fe sincera. Y viven con
un compromiso inquebrantable a la Palabra de Dios. La Palabra de Dios guía su vida y su
ministerio: una iglesia saludable tiene líderes saludables (1 Ped. 5:1-3).

El establecimiento de iglesias saludables se ordena y se planifica según la Palabra de Dios. Las


actividades que se llevan acabo son actividades según la Palabra de Dios. En las páginas de la Biblia
tenemos todo lo que necesitamos para plantar iglesias sanas que glorifican al Señor.

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