UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA
LAS LEYES DE BURGOS
‘Tomado de: Los Conquistadores y el Indio
‘Americano.
De: Lesley Byrd Simpson
Bueno seré recordar que el esfuerzo espafol en jas Antillas durante los
veinte afios que acabamos de examinar fue una cuestién de poca Importancla,
tan poca, que la administracién Indiana pudo ser manejada sélo por dos
hombres: el obispo Juan Rodrfguer de Fonseca y Lope de Conchillos
secretario del consejo de Cast Por otra parte, la aventure de la
colonizacién se habla emprendido accidentalmente, con un sistema inadecuado
de control y con unas reglas no aplicables a las ‘nuevas circunstanclas. Fue
particularmente desafortunado el que Fernando él Catélico considerase sus
Femotas y desconocidas posesiones simplemente como fuente de Ingresos y 2
sus habitantes como material explotable y apenas digno de ser conservado.
No podla esperarse que los colonos espafioles fueran més humanos y
previsores que su soberano. El suefio de Colén de una tlerra de oro, leche y
mie! y de un provechoso negoclo de esclavos. se habla reducldo a algo
insignificante y en su lugar los chasqueados conqulstadores hellaron pobreza,
hambre y muerte en cada paso. Tan notorla lleg6 @ ser esta situaclén para el
perfodo que estamos examinando, que la Corona fue Informada repetidamente
de que Ia colonia estaba al borde del abandon.
El informe de Alburquerque de 1518, hecho antes de que los
descubrimientos continentales hublesen atraldo a le mayor perte de los
colonos, asigna a la Espanola una poblacién de tal vez un millar de espafoles,
Y restaban s6lo 29,000 Indigenas.. La destruccién fue hecha en una escala
Gemasiado grande para no llamar la atencién, y en 1511 se hicleron planes
para salvar los miseros residuos.
Le actitud pasiva del clero secular de la isla a fa vista de este cotaclismo
es tal vez la que podrle esperarse dada su Identificacién con los intereses de
los colonos. La de los doce misioneros franciscanos que hablan Ilegado con
Ovando en’ 1502 es més diffcll de explicar. Las noticias de estos primeros
afios son demasiado escasas para justificar la total condenacién de ellos por
Las Casas, pero hicieron ver que consideraban las calamidades de los
indigenas como la visita de la Ira divina sobre yne raze maldita, e hicieron
poco, que vepamos, por evitar su extinclén. La rivalided vino pronto a
incitarlos a esfuerzos més efectivos.
Una gran parte del mal sucedido en las Islas es achacedo por Las Cases
y sus seguldores a la indiferencla Interesada del Obispo Fonseca. Esté claro
que Fonseca no se preocupé en particular por le situaclén espiritual de los
Indigenas, pero su indlferencla puede haber sido la de un administrador cuya
primera obligaclén era para con la. Corona, y sq puede dudar en todo caso
Que Fernance hublere ‘isto con agrade cualquier acclén que pudlera ser unt
amenaza para sus Ingresos.
Movido por los Informes de 1a espantosa condicién a e_hallaba
reducida la poblacién de ta Isla, Domingo de Mendoza, cardenal arzobispo de
Sevilla y presidente del Consejo’ de Castilla, hizo que se enviase a la Espafiols
en 1510 un grupo de misioneros dominicos 8 cargo|de Fray Pedro de Cérdoba.
Estos pladosos y excelentes varones, aunque ileyaron demasiado tarde pera -
impeditsus. vigorosss.e Incesantesprotestas, jen agentes efectivos para
mtigar in Brutatided de les. leyes ‘con que rt fp Indios" “ds
este modo determinaron en forma considerable [e! posterior stino Wage
poblacién dé Nueva Espef Fn? ee agLAS LEYES DE BURGOS .../2
Los dominicos recién Hegados se escandalizaron mucho por la dureza de
los colonos hacla los indigenas. Su horror pudo muy blen haberse exasperado
ante el inexplicable silencio de los franciscanos a la vista de tenta iniquidad
por ser las dos grandes 6rdenes mendicantes rivales de sigios. Como qulera
que fuera, atacaron con coraje y tenacidad los repugnantes abusos
Perpetrados contra los indios yen poco tiempo promovieron tales
Perturbaciones que los colonos se vieron obligados a organizarse pare
Proteger sus intereses. Un fraile franciscano, un tal Alonso de Espinal, fue
Persuadido para que representase a los colonos en la Corte. Para oponérsele,
fos dominicos enviaron a su més hébil predicador, Fray Antonio de
Montesinos. Una narracién muy novelesca del encuentro de los dos hombres y
de la derrota de Espinal nos es ofrecide por Las Casas y no es necesarlo que
a repitamos aqui. Montesinos logré finaimente obtener una audiencla con
Fernando y defendié su causa tan convincentemente que el rey de mostré
fuertemente conmovido. Alegé ignorancia de las condiciones de las islas y
acordé convocar un consejo de te6logos y hombres doctos que sugirieson un
remedio. Las deliberaclones de este’ érgano dieron por resultado la
elaboracién de un completo c6digo de leyes para el tratamiento de los Indios.
El 27 de diciembre se promulgé en Burgos, y en julio del afo siguiente se le
anadié un suplemento de poca importancla.
Para_un lector del siglo xx las Leyes de Burgos aparecen, en sus
factibles medidas, como una sancién a sangre frlai de los métodos usuales de
explotacién del indlo. No obstante, en tanto que reflejan fielmente las
actitudes de los legisladores y plantean las premisas sobre las que se basarfa
Ja subsiguiente legislacién indiana, debemos examinarlas_ con algGn
detenimiento.
El preémbulo de! c6digo establece rotundamente que los Indios estén por
naturaleza inclinados a una vida de ociosidad y vicio y no al aprendlzaje de
Jas virtudes cristianas. Més adelante declara que el mayor impedimento en el
camino de su redencién reside en tener sus moradas alejadas de las de los
cristianos, por cuya raz6n no puden aprender lds costumbres y Ia doctrina
cristian ntras que si estuvieran reunidos en poblados donde pudieran ser
Preservados de su viclo de oclosidad y observaran continuamente las précticas
cristionas, podrian ser redimidos de su perversidad. Partlendo de estas
Premisas, el consejo redacté treinta y cinco articulos que llegaron a ser la ley
fundamental para el goblerno de las relaciones hispano-indlas en los treinta
afios siguientes. Se pueden resumir de la forma siguiente:
Art. 1 Provee que los Indios sean establecidos en poblados ceranos a los
habitantes por sus encomenderos, en bohfos quince por treinta pies
de extensién, con un huertecillo para su mantenimiento. Al
trasladarlos a'sus nuevas residenclas, sus viejos hogares debfan ser
quemados para disuadirios de volver a ellos.
Art. 2 Provee que el tralsado se haga suavemente, "con el menor dafio
posible para los indios".
Art. 3 Provee que en cada nuevo poblado el pncomendero construya una
iglesia con una Imagen de Nuestra Sefora, y una campana para
lamar a los indlos a la oracién, por la jmafiana y por la tarde; que
el _encomendero ensefie al indlo a hacer la sefial de la Cruz y a
recitar a coro el Ave Marfa, el Padre Nuestro, el Credo y la Salve
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Provee que cada quincena el encomendero realice un examen de los
Indios para comprobar lo que han aprendido; que més adelante les
ensefle los Diez Mandamlentos, los slete pecados capitales y los
articulos de la Fe. Esto es, @ aquellos que tengan capacidad para
aprenderios.
Provee que mientras no sea posible mantener un sacerdote on cada
poblado Indigena, las iglesias se construirén para servir a los
Poblades en un radio de una legua; que los encomenderos traigan a
Sus Indios los domingos a ofr misa; que les den de comer los
domingos mejor que en los demés dfas de la semana.
Reitera la disposicién de que ningun poblado esté a més de una
legua de una iglesia,
Encarga a los oblspos y a los clérigos que proporcionen sacerdotes
a la iglesia de los Indios.
Provee que se hagen iglesias en los lugares de minas.
Provee que los encomenderos que tengan cincuenta o més indios
instruyan a un muchacho en la lectura, escritura y materias de le
Fe, para que él, a su ver, pueda instruir a los demés.
Provee que los sacerdotes atiendan a los enfermos y moribundos;
que obliguen a los indios 8 confesarse una vez al afto, que asistan
Portando una cruz a la ceremonia del entierra; que no reciban nada
Por este servicio ni por la confesién.
Se prohfbe a tos encomenderos y a los demés utillzar a os indios,
como caragadores en las minas; se permite que los indios
transporten los propios ajuares de sus hogares cuando se trasladen.
Provee el bautismo de todos los niftos dentro de una semana de
nacides; si no hubiere sacerdote a mano, el encomendero debe
administrarles el sacramento.
Provee que los Indios estén obligados a extraer oro de las minas
cinco meses al afio; que al final de cada perfodo descansen durante
Cuertenta ‘dias; que nadie pueda ser empleado en la minerfa durante
el perfodo de descanso, excepto si es esclavo.
Permite que los indios practiquen sus danzas ceremoniales (areites)
los domingos y dias de flesta.
Provee que los encomenderos allmenten a sus indlos; que les den
carne gulsada, al menos los domingos y dias de flesta; que a los
indios que trabsjen en las minas les den una libra de carne diaria y
una libra de sardina y pescado en los dlas de abstinencla de carne.
Provee que cada Indio pueda tener sélo una mujer; tos
encomenderos serén responsables del matrimonio legal de sus Indios.
Provee que los hijos de los caciques de trece aflos pera abajo sean
educados por los franciscanos durante cuatro afios y después
Yuelvan @ su encomendero.Art.
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Provee que las mujeres no sean enviadas @ trabajar a las minas
desde el cuarto mes de ester embarazadas; que sean utllizadas en
feenas caseras.
Provee que el encomendero proporcione » sus Indios hamacas y ne
les permita dormir en el suelo.
Provee que se pague @ cada indlo un peso de oro al afo par
comprar ropa.
Provee que los Indios no puedan camblar de amo; que el
encomendero no pueda tomar ning&n Indio de otro.
Provee que los caciques puedan usar un nimero limitado de sus
slibdites para su servico personal.
Provee que los visltadores tomen informacion de todas las
encomiendas; que anoten su Incremento 0 descenso y Ia cantidad de
‘oro producido.
Prohibe pegar o insultar al indi
Prohibe usar la encomienda de Indios en granjerfas y negocios
privados.
Provee que las provislones para allmentar a los indios se traigan de
aldeas distantes de las minas.
Provee que para adoctinar y mantener @ los Indios trafdos de otras
islas, a menos que sean esclavos, pues estos Gitimos puden ser
tratados por sus amos como @ sus amos les plazca; pero ordenamos
que no [sean con tanta crueldad y rigor como se acostumbraba a
tratar a los otros esclavos, pero con més amor y suavidad, pare
mejor inclinarlos a las cosas de nuestra Santa Fe Catélica.
Provee que a la muerte del encomendero, 0 cuando éste sea
cemblado, su sucesor indemnice a 61 0 a sus herederos en un precio
fijado por tasadores; que no pueden sus indios dejar su
encomlenda.
Provee que se nombren dos visitadores por cada pueblo.
Provee que estos visitadores sean escogidos por el almirante,
oficlales reales y jueces; que se les compense en el cargo déndoles
indios en encomlenda, aparte de los que puedan tener
particularmente.
Provee que los pueblos sean visitados dos veces al ao, una por un
Visitador y otra por otro.
Provee que los visitadores no puedan retener ningGn Indio fugitivo,
sino que deben depositario en manos de "personas de buena
conciencla" hasta que sea restituldo a sus amos.
Provee que se den coplas de estas ordenanzas, firmadas por el
gobernador, a los visitadores.
Provee acerca de la “residencla" de los visitador«
Limita el némero de Indios que puede estar en posesién de una
Persona; no més de clento cincuenta, ni menos de cusrenta.