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Eduardo Sartelli, Stella Grenat,

Rosana López Rodríguez

\l\. II1F0RI11Q
Arte, ciencia y lucha de clases: 1972y después

Ediciones T V
Trelew, el in form e / E d u ard o S a r t e lli... [et.al.]. -
l a ed. - B u en o s A ires : RyR, 2 0 09.
164 p. ; 21.5 x 15.5 cm.

IS B N 978-987-1421-27-5

1. Política A rgentin a. I. Sartelli, E d u ard o


C D D 3 2 0 .8 2

by E dicion es ryr, 2009, B u en o s A ires, A rgentina


Q u eda hecho el dep ósito que m arca la ley 11723
Printed in A rgentina- Im preso en A rgentina

S e term inó de im prim ir en Pavón 1625, C.P. 1870.


Avellaneda, provincia de B u en o s A ires, A rgentina.
Prim era edición: E dicion es ryr, B u en o s Aires, abril de 2009.
R esp on sable editorial: G onzalo San z C erbin o
D iseñ o de tapa: Sebastián C om in iello
D iseñ o de interior: S ebastián C om in iello
www.razonyrevolucion.org.ar
editorial@ razonyrevolucion.org.ar
Con vida y acusando
(a modo de prólogo)

L os añ o s ’ 70 fu ero n testigo, al m ism o tiem p o que d ieron testim on io, de


la m ayor insurgencia obrera en la historia del país. F u ero n añ o s de crisis
general d o n d e to d a la socied ad se v io involucrada en u n a serie de hechos
que, en con jun to, n o p u e d e n ser calificados de otra m an era que com o lucha
de clases. Por u n a serie de razones que exam in arem os m ás adelante, tan to la
“ m em o ria” p o p u la r com o bu en a p arte de la historiografía, es decir, de la m i­
rad a que tiene o bligación de verdad, se niega a interpretarlo de esa m anera.
Este libro tiene la in ten ción de devolverle a esa época este sentido.
D o s so n los p u n to s en los que se focalizará la crítica: con tra aquellos que,
a la m an era liberal, sen ten ciaron a la época com o u n a de excesos frente a
la cual se esgrim e el aurea m ed iocritas de la dem ocracia (burguesa); contra
quien es creen escap ar a las lim itacion es del lib eralism o con nuevas dosis
de la m ism a m edicin a, recon struyendo el p e río d o com o u n a colección de
“ m em o rias” d o n d e la verdad n o o cup a espacio algun o. La prim era id eolo­
gía bu rgu esa reconstituye la figura del ciu d ad an o desd e la superestructura
jurídico-legal; la segu nda hace lo m ism o desde el d iscurso. E n am b os casos,
se construyen al m argen de las relacion es sociales, es decir, elud en el análisis
de clase. C o m o n o hay análisis de clase, los intereses que m otivan la acción
se diluyen entre los vapores de las características person ales, el h u m o r p asa­
jero de las m asas o u n a cierta con figu ración “ cultu ral” . Por la m ism a razón,
las resp o n sabilid ades se person alizan (fue “ fu lan o ” o “ zu tan o ”) o se diluyen
(“fu im o s to d o s”). E xisten u n a tercera y cuarta explicaciones al proceso en
cuestión, es cierto: am b as se sintetizan en u n “ fu eron ellos” que significa que
la razón y la justicia e staban de parte del que enuncia. N o son, hoy p o r hoy,
las lecturas d om in an tes de esa historia y m ien tras la tercera represen ta a la
id eología bu rgu esa m ás co n cen trada, la cuarta form a parte de otro cam po
social y de otro m o d o de organizar el con ocim ien to. N o resulta difícil re­
con ocer en la prim era con strucción ideológica al lib eralism o (representado
p o r el rad icalism o y, en cierta m edida, p o r el peron ism o), en la segunda
al “p rogresism o ” (cuyos principales d efen sores se en cu en tran entre la “iz­
q u ierd a” Idrchnerista y C arrió) y, en la tercera y cuarta, al relato m ilitar y al
con ocim ien to de la fuerza revolucionaria. D em ás está decir que aq uí se tom a
p artid o p o r la últim a p o sició n , n o p o r afin idades políticas o con sid eracion es
em otivas sin o p o r causas estrictam ente científicas.
C u a n d o el análisis se organiza sobre la base de u n a co n cep ció n m aterialista
y dialéctica de la historia, las clases sociales o cu p an el centro de la escena, no
im p o rta n d o el grad o de con cien cia q ue los in divid uos concretos ten gan del
proceso que viven o vivieron. El estu dio de la historia se vuelve el exam en
de las fuerzas m otrices objetivas que d eterm in an el curso de las acciones,
m ás allá, otra vez, de la con cien cia que ten gan los actores in m ed iatos.1 Se
b orra, p o r el m ism o acto, to d a co n sid eració n m oral y aparecen en p rim er
p lan o los intereses de clase, es decir, el c o n ten id o real de la política. Em erge la
figura del militante y la con sid eración estratégica, es decir, el programa. C o m o
verem os, la elim in ació n de estas co orden ad as ha p erm itid o la d esaparición
del con ten id o de la lucha y p o r ende, la im p osib ilid ad de juzgar, desde el
p u n to de vista de los m ism os actores hoy, qué h an hecho, qué con secuencias
tuvieron sus acciones, qué errores se com etieron y cóm o resolverlos. Para la
bu rgu esía n o resulta d em asiad o problem ático: g an ó la guerra y su p roblem a
es adm in istrar la “p az” , lo que incluye n o sólo tareas de o rden jurídico-
legal sin o otras estrictam ente ideológicas. D ich o de otra m an era, a quién
m an d ar p reso y p o r qué, a fin de lim itar al m áxim o el d añ o p ara el aparato
del E stad o , es decir, el n úcleo d uro de la d o m in a c ió n bu rgu esa, p o r u n
lado; cóm o convencer a los rebeldes de la in u tilid ad de la rebeldía, a fin de
recon stru ir la h egem on ía bu rgu esa, p o r otro. E l Ju icio a las jun tas, las leyes
de P un to final y O b ed ien cia d ebida, la política de D erechos H u m a n o s de
K irchner, form an parte de las solucion es al p rim er problem a. La política
de la “ m em o ria” del “p ro gresism o ” , de las corresp on d ien tes al segundo.
Para la clase obrera el p ro blem a es otro: entender las causas de la derrota e
iden tificar en la actu alidad las p iedras con las que n o debe volver a tropezar.
D ialécticam en te, n o p u ed e hacerlo sin d esm an telar el en tram ado ideológico
burgués. E s decir, aclararse las causas de su derrota im plica prim ero

^ u k a c s , G eorg: Historia y conciencia de clase, G rijalbo, M éxico, 1983.


d esm o n tar las explicaciones de su adversario. Para ello, su ún ica aliad a es la
ciencia. E l g rueso de este libro in ten ta u n aporte en ese sentido.
L os tres textos que com p on en el cuerp o del libro ab o rd an tres aspectos
d istin tos: los hechos en cuestión, el pro ceso m ás general y, p o r últim o, u n
m o d o p articu lar de registro. E l p rim ero de ellos ub ica al lector en relación
al hecho histórico, incluyendo n o só lo el análisis de la faga, sin o tam b ién la
reb elión p o p u la r q ue le siguió, el Trelewazo. El segu n d o in ten ta enm arcar el
hech o en el pro ceso histórico de lucha de clases que lo d ota de sen tido y per­
m ite explicarlo. El tercero es u n a in tro d u cció n al d o cu m en to que acom p añ a
esta edición , el Informe sobre Trelew. E l Informe sobre Trelew es u n a pieza m ás
que im p o rtan te en el rom pecabezas de los ú ltim o s treinta años de h istoria
argentina, tan to p o r la naturaleza del h echo del cual “in fo rm a” , com o p o r
sus p ropias características. S u hallazgo, resu ltad o de u n a investigación m ayor
que incluye la e dició n com pleta de la obra poética de R o b erto S an to ro y un a
serie de textos sobre el g ru p o Barrilete, q u em ab a en nuestras m an os y exigía
u n a o p eració n de rescate.2 C re em o s u n acto de justicia revolucion aria su ree­
dición, con tra la bu rgu esía q ue lo secuestró de los k io sco s y con tra aquella
que, d em ocráticam en te, sepu ltó verdades b a jo to n elad as de m entiras, con el
sim ple o bjeto de m an ten er co n vida, b a jo otra form a, el m ism o con ten ido
social que se nutre de la m uerte. E sas verdades, sin em bargo, siguen vivas y
acusan do.

2R ob erto San to ro: Obra poética completa, E dicion es ryr, Bs. A s., 2009 y López, M ara:
“Barrilete. Poesía y revolución en los añ os sesen ta” , en Anuario C EIC S, n ° 2, Bs. A s.,
2 008.
La tarea pendiente
La fuga y la insurrección popular:
Trelew, agosto-octubre de 1972

Stella Grenat

D icen que se fue, dicen que está acá,


dicen que se ha m uerto, dicen que volverá

Aquelb, Jaim e R oss

E d u ard o C a p ello tenía 24 años y era estu diante de ciencias econ óm i­


cas en la U n iv ersid ad de B u en o s A ires; M ario D elfin o , co n 29 años, había
a b an d o n a d o sus estu dios de ingeniería, trabajaba en el frigorífico Sw ift en la
ciu d ad de R o sario y lo h ab ían d eten ido en 1968 luego de tom ar la com isa­
ría 20 en esa ciudad; A lb erto C arlo s del Rey tenía 26 y h abía sido detenido
el 27 de abril de 1971; C larisa Lea Place tenía 24 años y estu diaba derecho
en T u cu m án ; Jo sé R icard o M en a tenía 20, era obrero de la con strucción
en la m ism a provincia y h abía sid o d eten ido el 16 de noviem bre de 1970
p articip an d o del asalto al B an co C o m ercial del N orte; A n a M aría V illarreal
de S an tu ch o era p rofesora de arte y, a los 36 años, estaba em barzada de su
cuarto hijo; H u m b e rto S eg u n d o Suarez tenía 23 años, era de origen cam pe­
sin o y h abía sid o cañero, obrero de la co n stru cció n y p an adero ; H u m b erto
Toschi, de 26, era h ijo de u n a fam ilia aco m o d ad a cordobesa, el 30 de agosto
de 1970 lo h ab ían d eten ido en u n a p esq u isa policial; Jorge A lejan d ro U lla
tenía 28 años, h abía a b an d o n a d o sus estu dio s y era obrero en u n a fábrica
m etalúrgica.
T od o s ellos eran m ilitantes del PRT-ERP y fu eron los prim eros en m o­
rir am etrallad os en la B ase A eronaval A lm iran te Zar en Trelew, el 22 de
agosto de 1972 a las 3 :3 0 de la m ad rugad a. Ju n to a ellos cayeron m uertos
d os m ilitantes M o n to n eros: M arian o Pujadas, 24 años, cread or de la regio­
n al C ó rd o b a de su organ ización y particip an te de la tom a de La C alera, y
S u san a G raciela L esgart de Yofre que a los 22 años era m iem bro del direc­
ción n acion al de M on to n ero s. E n ese m o m en to p erd ió la vida tam b ién un a
m ilitante de las Fuerzas A rm ad as R evolucion arias (FAR): M aría A ngélica
Sabelli, 23 años, estu diante de ciencias exactas en la U B A y p articip an te de
la tom a de G arín .
R u b é n Pedro B o n et a sus 30 añ o s tenía ya u n a larga m ilitancia política
y sindical, p rim ero com o m iem bro de Palabra O brera (PO ) y después com o
m ilitante del PRT- ERP, en el cual llegó a ser m iem bro de su C o m ité C entral.
M iguel Á n gel Polti tenía 21 años, bab ía em pezado a estu diar m ed icin a y
luego ingeniería en C ó rd o b a. Fue d eten ido a m ed iad o s de 1971, sien d o m i­
litante del PRT-ERP. A m b o s m u rieron d esan grad os la m añ an a del m ism o
día ju n to a otros d os m ilitantes de las FAR: C a rlo s A lb erto A stu d illo, de 28
años, y A lfred o E lias K o b o n , de 27, estu diante de in gen iería y obrero de un a
fábrica m etalúrgica en C ó rd o b a.
C o m o n o to d o s los m ilitares que esa n o cbe se en con trab an en la Base
A eronaval e staban al tan to de la o rd en de m atar a los presos, los autores
m ateriales de la m asacre n o p u d ie ro n term in ar su faena. F uero n in terrum pi­
d os p o r u n oficial que, a los gritos y con voz de m an d o , preguntó: “ ¿Q uién
b a o rd en ad o esto, carajo?” . E sta in terrup ción explica que tres m ilitantes lo­
graran sobrevivir: R icard o R ené Flaidar, de la organ ización p o lítico m ilitar
M on ton ero s; A lb erto C a m p s y M aría A n to n ia Berger, de las F A R .1 C o n la
M asacre de Trelew culm in ab a la fuga que, siete d ías antes, h ab ían in iciad o
124 reclusos de la cárcel de m áxim a segu rid ad de R aw son. Ese día, sólo seis
de los m áxim os dirigentes de las organizaciones arm adas que actu ab an en la
época h ab ían lo grad o alcanzar el objetivo fijad o: subir a u n avión de A u stral
proced ente de R ío G allego s que, previam ente, h abía sid o co p ad o p o r A n a
W eissen de las F A R y V ícto r F ernández Palm eiro y A lejan d ro Ferreyra del
PRT-ERP.2 D e este m o do, R o b erto Q u ieto y M arcos Osatinslcy, dirigentes

b e r g e r , era licenciada en sociología, había sido detenida el 3 de noviem bre de 1971.


Fue herida p o r u na ráfaga de m etralla y logró introducirse en su celda, d on d e recibió
u n tiro en la m ejilla; en la fecha de la m asacre tenía 30 años. Fue secuestrada el 16
de octubre de 1979. C am p s, tenía 24 años y era estudiante, había sido deten ido el
29 de diciem bre de 1970. E lud ió la las balas de am etralladora arroján dose dentro de
su celda, don d e luego le dieron u n tiro de gracia. Fue secuestrado en agosto de 1977.
H aid ar tenía 28 años, era ingeniero quím ico, había sido detenido el 22 de febrero
de 1972. C o m o C am p s, evadió las ráfagas de am etralladora in trodu cién dose en su
celda, don d e luego fue herido. Fue secuestrado el 18 de diciem bre de 1982.
2W eissen fue secuestrada en 1979. Palm eiro, m urió el 30 de abril de 1973 siendo
m iem bro del E R P 22 de agosto, luego de participar en el operativo de ejecución del
de las FAR, D o m in g o M en a, M ario R o b erto S an tu ch o y E n riq u e G o rriarán
M erlo del PRT-ERP y F ern an d o V aca N arvaja de M o n to n ero s, llegaron a
C h ile y p o steriorm en te a C u b a .3
D esd e la m añ an a del 22 de agosto, las Fuerzas A rm ad as com en zaron a
hacer circular version es sobre la m asacre que h ab ían p erp etrad o . T od as co­
in ciden en afirm ar que los d isparos fu eron la respuesta a u n in ten to de fuga
p o r p arte de los reclusos.4 E l 26 de agosto el d iario L a Prensa, rep ro d u jo la
versión oficial, vertida p o r el jefe del E sta d o M ayor C o n ju n to , con tralm i­
rante Flerm es Q u ijad a, en n om b re de la ju n ta de com an dan tes:

“D esde el prim er día, el régim en con los deten idos fue el del con trol p eriódico y
a toda hora. D e allí que en la m adru gada se resolviera [...] sacarlos del in terior de las
celdas haciénd olos form ar en el pasillo sobre el que convergían las m ism as. E n el ex­
trem o de salida del pasillo [...] único lugar de escape, com o era n orm a perm anente,
había tres hom bres arm ados con pistolas am etralladoras. C o n el objeto de realizar
el con trol [...] el jefe de turno [C apitán de fragata Luis E m ilio Sosa] recorrió el pa­
sillo hasta el fon do y, a su regreso, cu an d o llegaba al extrem o de salida del m ism o,
fue to m ad o p or P ujadas d el cuello al tiem po que le q uitaba su arm a autom ática [...]
con gran destreza disparó [...] a pesar de que los reclusos ten ían u n ‘rehén, se cum ­
plieron las claras órden es existentes de que se tirara aú n en esa circunstancias, por
lo que un o de los guardias abrió fuego [...] el oficial logró zafarse de P ujadas y hacer
cuerpo a tierra. La acción de arm as no se hizo esperar [...] cu an d o cesó el fuego se
com probó que trece de los detenidos estaban m uertos, m ien tras que los seis restan­
tes q u edaban h erid os.”5

contralm irante H erm es Q u ijada. Q uijada había d ifu n dido p or televisión la versión
o ficial em itida p or la dictadu ra de L an u sse sobre la m asacre.
3Q uieto fue secuestrado el 28 de diciem bre de 1975. M arcos O satinsky, fue detenido
en C ó rd o b a y en la Jefatura de Policía fue asesinado el 21 de agosto de 1975, siendo
d in am itad o su cadáver. D om in go M ena, fue asesinado en u n d ep artam en to en Villa
M artelli, el 19 de julio de 1976 ju n to a M ario R oberto San tuch o.
4E sta explicación aparece en la prim era versión em itida en u n C o m u n icad o difu n ­
d id o el 22 de agosto en Lrelew p or el com an do de la zona de em ergencia, reprodu­
cida luego p or el diario La Prensa el día 23. A parece tam bién en los dich os otorga­
d o s p o r el m ayor Laroca, oficial en la zona de em ergencia, al diario Crónica, el 25.
Finalm ente será repetida, en noviem bre de 1973, p or u n m iem bro de la asesoría
jurídica de la Secretaria G en eral naval del C o m an d o en Jefe de la A rm ada, en su
declaración en el juicio contra el E stad o iniciado p o r los padres de M aría A ngélica
Sabelli. M artínez, Eloy Lom ás: L a pasión según Trelew, P unto de Lectura, B s. A s.,
2007, p. 151-169.
5M artínez, op. cit. p 156-160.
El d ictad o r A lejan d ro L an u sse d efen dió esta v ersió n a través de la cual se
exim ía él m ism o de to d a resp on sabilid ad. Para evitar la d ifu sió n pública de
los relatos de los sobrevivientes, se agregó el artículo 212 al C ó d ig o Penal p o r
el cual se p e n aba con la p risió n a q u ien “p o r cualquier m ed io d ifun diera, di­
vulgare o propagara com un icacio n es o im ágenes provenientes de, o atrib ui­
das o atribuibles a asociacion es ilícitas o a p erso n as o a g ru p o s n otoriam en te
d ed icad o s a actividades subversivas o de terrorism o .” 6 A través de esta cam ­
p añ a ideológica, la cúpula m ilitar pretend ía deb ilitar a las m asas m ed iante la
e lim in ació n física de sus m ás d estacad os cuadros dirigentes.

La fuga

L a cárcel de R aw son fue el sitio elegido p o r la d ictad ura m ilitar de


L an u sse p ara recluir a la m asa de p resos p o lítico s que, desde 1969, n o de­
jaba de crecer. E sto s presos eran en su m ayoría m ilitantes de organizaciones
p olítico m ilitares, a los que se su m ab an m ilitantes sindicales, entre ellos el
m ás im p ortan te, A g u stín Tosco. T o d o s ellos o cu p aro n seis de los ochos p a­
bellon es del penal, m ien tras que, en los d os restantes q u ed aro n recluidos los
p resos com un es.
L a idea era alejarlos de los gran des centros u rb an o s p ara cortar tod a
con exió n con sus respectivas organ izaciones y con las m asas y evitar cual­
q uier in ten to de fuga o rescate de los reclusos.7 Para las fuerzas represivas
las con dicion es de segu ridad del p en al e staban garantizadas p o r las enorm es
d istancias que lo sep arab an de ciudades im p ortantes, capaces de brin d ar
resguardo a los m ilitantes, y p o r la cercanía de las fuerzas acan ton ad as en

“íd em . p. 66.
7Para ese entonces ya se habían sucedido varias evasiones. Entre ellas las siguientes:
el 9 de julio de 1970, R oberto S an tu ch o se fugó, solo, de la cárcel federal de V illa
L^rquiza en T u cu m án (Seoane, M aría: Todo o Nada. La historia secreta y pública de
Mario Roberto Santucho, el jefe guerrillero de los años setenta, Su dam erican a, B s. A s.,
1991. p. 125). A n a M aría V illarreal de S an tu ch o y C larisa Lea Place fueron rescata­
d as de la cárcel C ord ob esa del B u en Pastor el 11 de ju n io de 1971 (Crónica, 12 de
ju n io de 1971). E l día 26 de ese m es, A m an d a Peralta y A n a M aría Solari, de las FAP,
y A n a M aría P apiol y Lidia M alam ud, de las FAL, fueron rescatadas de la cárcel en
C ap ital Federal (Cristianismo y Revolución, n ° 30, septiem bre de 1971). E n septiem ­
bre, 16 m ilitantes del PRT-ERP se fugan de la cárcel de V illa LJrquiza (Seoane, op.
cit., p. 144).
la B ase A eronaval A lm iran te Zar. Tam bién, co n tab an con u n escu ad rón de
G en d arm ería y u n d estacam en to del Ejército, con u n o s cien hom bres, a tres
cuadras del penal. D esd e su perspectiva era im p osib le realizar u n ataqu e ex­
tern o exitoso.
S i b ie n los presos co in cid ían en esta caracterización, la m ism a n o con s­
tituyó u n o bstácu lo p ara que se d isp u sieran a con cretar la fa g a.8 Se in i­
ciaron enton ces conversaciones entre las organizaciones p ara ver q uién es
y cóm o participarían. El PRT-ERP llegó a u n acuerdo total con las FAR,
D escam isad o s n o p articip aría y M o n to n ero s d ecid ió n o co labo rar desde el
exterior, d ejan d o en lib ertad de acción a sus presos. La reso lu ción de los
M on ton eros se explica a p artir del contexto p o lítico n acio n al sign ado p o r el
llam ad o a elecciones libres q ue el 17 de septiem bre de 1971 b a b ía lanzado
L an usse. M on to n ero s co n sid eraba que su p articip ación abierta en la fuga no
serviría sin o p ara p o n e r p iedras en el cam in o bacia estas elecciones.
Se form ó enton ces u n com ité de p lan ificación y ejecución de la b u ida,
com p uesto p o r M ario R o b erto San tu ch o , E n riq u e G o rriará n M erlo, R oberto
V aca N arv aja y M arcos Osatinslcy. A g u stín T osco n o se fugaría, convencido
de que sien d o u n d irigente social su lib eración d ep en d ía de la m ovilización
p op ular. S in em bargo, apoyó in co n d icio n alm en te la iniciativa de los presos
de las organizaciones arm adas.
L os resp o n sables m ilitares del PRT-ERP en libertad, luego de visitar la
zona, con tem p laron la p o sib ilid ad de con struir “tatu ceras” (pozos en la tie­
rra p ara escon der a los com pañ eros) com o la de los T u p am aro s uruguayos.
Pero este p lan im plicaba u n despliegue logístico inviable p ara resguardar a
los m ás de 100 m ilitantes que iban a huir. T am bién b arajaro n la idea de
com p rar u n avión p e q u eñ o a u n m afioso en la ciu d ad de A su n c ió n y sacar a
los p resos d esde u n a p ista cercana ub icad a en u n a estancia. Pero la aviación
naval, tam b ién cercana, atacaría con rapidez. A sim ism o , en el in terior del
p en al se h abía in iciad o la con strucción de u n tún el q ue luego se ab an d o n ó
d eb id o a que la celda en la que se com enzó el trabajo se in u n d ab a y a que
era en extrem o co m p licad o deshacerse de la tierra extraída. F inalm en te, se­
ría el com ité elegido den tro de la cárcel el que d iseñ aría el p lan d efinitivo de

8La siguiente reconstrucción se hizo en base a A n guita, E du ard o y C aparro s, M artín:


L a Voluntad. Una historia de la militancia revolucionaria en la Argentina, Tom o II: 1969-
1973, Planeta, Bs. A s., 2006; el D ocu m en tal Trelew, de M ariana A rruti, 2004;
Seo an e, op. cit.; M artínez, op. cit. y Petralito, C ristián y A lderete A lberto, Trelew,
Historia de una masacre y la organización popular como respuesta, N uestra A m érica, Bs.
A s., 2007.
la que sería u n a fuga m asiva. Frente a las dificultad es de co n tar con apoyo
externo, el éxito estaría garantizado desde dentro: cop arían el p en al y luego
se d irigirían en coches y cam ion es hacia el aero p uerto de Trelew, d on d e
ab ord arían u n avión hacia C h ile.
A p rin cip io s de ju lio están en m archa, arm an las listas de com pañ eros
que in tegrarían los tres grup o s sucesivos en el o rd en de salida y d isp o n en
que los g ru p o s operativos se form en p o r p ab elló n y n o p o r organización.
D esd e ese m o m en to , la vida cotid ian a de los m ilitantes se volcó p o r com ­
p leto a cum plir tareas vin culadas a la faga. A cu m u lació n de in form ación
sobre la rutin a de los guardias, con fección de plan os, m ed ición de tod os los
espacios del penal, de los p aso s exactos que h abía entre p ab elló n y p ab ellón
y de tiem p o s tard ad o s en recorrerlo, fabricación de u n iform es y de gorras
sim ilares a las del servicio penitenciario, con strucción de p ú as con hierros
viejos y pedazos de cam as y de arm as con jab ó n y m adera, etc. C o n la cola­
b o ració n de u n guardia, lograron in tro d ucir u n un ifo rm e m ilitar y u n arm a,
n ecesaria p ara reducir a los prim eros guardiacárceles, ya que, según el plan
e stip u lad o el resto del arm am en to sería o b ten id o de la to m a de la sala de
arm as del p ro p io p en al.9 L os testim o n io s de aq uellos que hoy rep asan estos
h echos tien en u n p u n to en com ún . R ecu erd an la alegría de esos d ías de
in ten sa actividad en los que cada u n o cum plía su parte en u n p lan que, sin
con ocer en su to talidad, con fiab an p ro fu n d am en te en alcanzar. C on vicción,
confianza, so lid arid ad , cam aradería so n los adjetivos que repiten a la hora
de calificar el án im o de los p resos den tro del penal. Por su parte, los grup os
operativos externos d eb ían garantizar los vehículos p ara co n du cir a sus com ­
p añ ero s hasta el aero p uerto y la tom a del avión com ercial.
E l 15 de agosto a las 18:22 de la tarde com enzó la fuga. E l p rim er grupo,
com p uesto p o r los seis m iem bros de la dirección y a p o d a d o “la to p ad o ra ” ,
garantizó la apertura del penal: salió de su p ab elló n y to m ó la guardia de
en trad a de la cárcel. La tarea m ás im p ortan te sin la cual era im p osib le se­
gu ir adelante. A l frente, d isfrazado de oficial, iba V aca N arvaja, sim u lan d o
con du cir u n a visita m ilitar. T o m aro n tam b ié n la sala de arm as. D o s de ellos,
G o rriarán M erlo y Q u ieto subiero n a los p ab ellon es d o n d e se alo jab an las
m ujeres y red u jero n al guardia; en su in terior ya h ab ían sido red ucid as sin
inconvenientes las custodias. T o d as las reclusas se d irigieron lu ego hacia la
salida. E l segu n d o grup o, com p uesto p o r 19 m ilitantes, debía con solid ar

“E l guardia que colaboró en la fuga, p or dinero, se llam aba Fazio. T iem p o después
apareció m uerto, con claros signos de haber sido torturado.
to d o lo que se iba to m an d o . A sí avanzó el rap a m ien to de los sitios claves del
penal: la enferm ería, la cocina, la capilla y el patio.
R esgu ard ad o s p o r d os m iem bros del segu n d o grup o, los del p rim ero p ro­
cedieron a to m ar las garitas u b icad as en los m uros del p en al y en las cuales
se en con trab an cu sto dio s arm ados. E n la garita de la en trad a se originó el
ún ico en fren tam ien to que se p rodu ciría en la op eración. C o m o resultad o
fue h erido u n guardia y otro, de apellido V alenzuela, falleció. E n total se
red u jero n alred ed o r de setenta guardias. A las 18:40 el p en al estaba com ple­
tam en te to m ad o.
U n a vez afuera co m p ro b aro n que algo b ab ía salid o m al. L os vehículos
gran des n o estaban, sólo vieron acercarse u n F ord F alcón co n d u cid o p o r el
m ilitante de las F A R C arlo s G old em berg. S eg ú n lo estip ulad o, in m ed iata­
m ente subieron a él los seis m iem bros del p rim er grup o. Osatinsley, orden ó
b u scar a los cam ion es. E n van o d ieron vueltas en los alrededores del penal.
L os cam ion es se h ab ían ido. A los cinco m in u tos to m aro n ru m b o hacia el ae­
rop uerto , sin saber q ue A rtu ro Lewinger, otro m ilitante de FA R , in terpretó
m al u n a señ al em itid a desde el penal, creyó que la tom a había fracasad o y or­
d en ó la retirada de la cam io n eta y de los d os cam ion es. L os siete del Falcón
lograron llegar al aerop uerto y subir al avión que m in u tos antes h ab ían to­
m ad o A n a W eissen, V ícto r F ernández Palm eiro y A lejan d ro Ferreyra.
E n el penal, ante la evidencia de la falla del op erativo y en com pleto or­
d en se to m aro n d os d ecision es: el segu n d o gru p o llam aría rem ises p ara in ­
ten tar llegar al aeropuerto, el resto n o saldría y m an ten d ría la tom a p ara d ar
tiem p o a la fuga de los dem ás. E sta orden se cum plió: recién al día siguiente,
a las 8 de la m añ an a, el tercer g ru p o d ep o n d ría las arm as y la cárcel volvería
al con trol m ilitar.
A p retu jad o s en tres autos, los 19 m ilitantes del segu n d o g ru p o llegaron
tarde y vieron alejarse el avión que debería h aberlos sacado del país. Por
u n in stante creyeron q ue aú n ten ían u n a o p o rtu n id a d p orq u e vieron que
otro avión se acercaba a la p ista. In ten taro n detenerlo orden án do le, desd e la
torre de control, que aterrizara de in m ed iato. Pero, en la cabina los p ilotos
recibieron antes la alerta m ilitar y levan taron vuelo. E n ese m om en to, u n
b atalló n de in fantes de m arin a, al m an d o del capitán de corbeta L uis Sosa,
tom ab a p o sic ió n y rodeaba el aeropuerto.
L os catorce h om bres y las cinco m ujeres q ue q u ed aro n sin p o sibilid ad es
de huir, d ecid iero n to m ar el aero p uerto de Trelew p ara n egociar su ren d i­
ción, entregar las arm as y retorn ar al p en al de R aw son. S in perd er la calm a
y m an ten ien d o u n a estricta disciplin a, los m ilitantes m an ejaron la situación
resp o n d ie n d o a los resp on sables d esign ad os p o r las tres organizaciones:
M aría A n to n ia Berger p o r las FAR, M arian o P ujad as p o r M o n ton eros y
P edro B o n et p o r el PRT-ERP. T o d o s ellos sabían perfectam en te la situación
en la que se e n co n traban y que el objetivo p rin cip al era garantizar su seguri­
dad: “ n o solam ente que n o n o s asesinen, com o b a n asesin ad o a otros com ­
pañ eros, sino tam p o co p ara caer b a jo la to rtura a la cual perm anentem en te
las fuerzas represivas están ad ictas” , d ijo B o n et en la conferencia de pren sa
con vocada en el lugar.
Frente a los m ed io s locales y n acion ales, so licitaro n la presencia del juez
federal A le jan d ro G o d o y y la de u n m éd ico p ara que corroborara el b u en
e stado físico en el que se en con traban . A provechan do, adem ás, esta o p o rtu ­
n id ad p ara explayarse en tem as de política n acio n al y en las perspectivas de
u n a fu tura u n id ad de to d as las organizaciones.
El capitán S o sa accedió a estos requ erim ien tos y a las 23 :1 5 los fugitivos
d ep u siero n las arm as. A sí, d esarm ados y aco m p añ ad o s p o r el Juez, el ab o­
g ad o M ario A m aya y d os p erio d istas locales, los 19 m ilitantes su bieron a u n
ó m n ib u s naval que, co n trarian d o el arreglo, se dirigió a la B ase A eronaval
A lm iran te Zar, en cuya en trad a fu eron d esp ed id o s los aco m p añ an tes civiles
de grupo.
D esd e ese in stan te to d o con tacto con ellos fue im posible. Inútiles fue­
ro n los in ten tos de realizados p o r sus fam iliares que, frente a la n oticia de
la fuga, llegaron desd e distin tos lugares del país. L os abo gad os de los presos,
A m aya e H ip ó lito S o lari Yrigoyen, n o p o d ía n acercarse a la base. El resto de
los abogad os, R o d o lfo O rtega Peña, C arlo s G on zález G arlan d , E d u ard o Luis
D u b ald e, R o d o lfo M attarollo y Pedro G a lín n i siquiera p u d ie ro n acercase a
la ciudad, d eclarada en estado de em ergencia y com pletam en te to m ad a p o r
las fuerzas m ilitares. A l establecer el estado de em ergencia, L an u sse d isp u so
u n m ovim ien to de fuerzas que garantizaba su c o m u n icació n directa con el
área afectada. S i b ien la base A lm iran te Zar pertenecía a la A rm ad a, al decla­
rar el estado de em ergencia, p u so a cargo de las decision es operativas en la
zona al general E d u ard o Ignacio Betti, q uien llegaba p ara reforzar la actua­
ción de Jorge C eretti, jefe del V C u e rp o del E jército en cuyo territorio estaba
la cárcel de R aw son.
A p esar de que los d etenidos en la base se e n co n traban a com pleta dis­
p o sició n del arbitrio m ilitar, era im posib le prever el desenlace. N o p orque
se subestim ara la capacid ad de represalia del E sta d o y de las fuerzas repre­
sivas sin o p orq u e b asta ese m om en to los m ilitantes ferozm ente tortu rad os
y desaparecid os h ab ían sido victim as del accionar clan d estin o del régim en.
E n m arzo de 1970 h abía d esaparecid o el m ilitante de las F A L A lejan d ro
B ald ú y, en d iciem bre de ese año, el ab o g ad o laboralista N é sto r M artin s
ju n to a su cliente N ild o Zenteno. A m ed iad o s de 1971, el m atrim on io V erd
en S a n Ju a n y Ju a n Pablo M aestre y M irta M isetich, de las FAR, en B u en os
A ires. E n septiem bre sería d eten ido ilegalm ente y d esaparecid o L uis Pujáis,
jefe del P R T en S an ta Fe. T od as estas desaparicion es y asesin atos siem pre
fu eron n egadas p o r el m inistro del Interior de Lan usse, A rtu ro M o r Roig.
Por eso, la enorm e p reo cu p ació n de los fu gad os en el aero p u erto era d ar a
con ocim ien to p úblico su situación. E n este m ism o sen tido actu aron los ab o­
gad o s al in iciar gestion es co n el Juez de la C á m a ra F ederal en lo Penal de la
N ación , Jorge Q u iroga, a cargo del su m ario in iciad o después de la fuga. Esta
C á m a ra se h abía creado especialm en te el 28 de m ayo de 1971, m ed iante la
Ley 19.053, p ara el tratam ien to de los cada vez m ás frecuentes delitos catalo­
gad o s com o “guerrilleros” y / o ‘subversivos’ .10 El hecho de que las fuerzas re­
presivas d ieran lu gar a su intervención, en u n p un to, tran quilizaba a los m i­
litantes que con o cían la estrecha relación entre dicha C á m a ra y el g obiern o
de L an usse. D esd e la perspectiva de las d ireccion es de las organ izaciones esto
significaba la in ten ción de legalizar a los d eten ido s m ed ian te su traslado a
u n a cárcel federal.
La situació n era, sin em bargo, p reocu pan te. L as p eticion es realizadas a
Q u iroga, que perm itiera la asistencia de m édicos y d efen sores a la tom a de
d eclaració n de los 19 deten idos, fu eron d en egadas. E l día 16 fue d eten ido el
ab og ad o M ario A m aya.11
S eg ú n las d eclaracion es posteriores de los sobrevivientes, al llegar a la
base y duran te los tres prim eros días fu eron so m etid o s a u n trato correcto
p o r p arte de los m arin os. Les d ieron colchon es y m an tas p ara d o rm ir y sólo
los retiraban in divid ualm en te de las celdas p ara com er, ir al b a ñ o y p ara ser
in terrogados. E sto ú ltim o se realizaba de m ad ru gad a y to d o s se negaron,
rotu n dam en te y hasta el final, a hacerlo. A p artir del tercer día fu eron re­
tirad os los so ld ad o s que los custodiaban , quien es fu eron reem plazados p o r
oficiales y suboficiales. A partir de allí el trato se endureció.
El 22 de agosto a las 3.3 0 de la m ad rugad a, el capitán S osa, segu ido
p o r el capitán H errera, los tenientes R o b erto Bravo y E m ilio D el R eal y el

“ A sim ism o se dictó la Ley 19.081 de Seguridad N ac io n al-E m p leo de las Fuerzas
A rm adas que estableció p or el artículo 7o que en caso de que, com o consecuencia
de las o peracion es m ilitares se produ jeren detenciones, las p erson as y los elem entos
p rob atorios serían p u estas a dispo sició n de dicha C ám ara Federal.
n E n octubre de 1976, Am aya será detenido y asesinado a golpes.
cabo p rim ero C arlo s M aran d in o , o rd en ó a los p resos salir de su celda. M aría
A n to n ia Berger recuerda que

“u n a vez en el pasillo que separa las d o s hileras de celdas que son o cu p adas por
n osotros, n o s orden an form ar de a u n o, dan d o cara al extrem o del pasillo y en la
pu erta m ism a de nuestras celdas [...] D e pronto, im previstam ente, sin u n a sola voz
que ordenara, com o si ya estuviesen todos de acuerdo, el cabo obeso com ienza a
disparar su am etralladora sobre n osotros, y al instante el aire se cubrió de gritos y
balas, puesto que todos los oficiales y suboficiales com enzaron a accionar sus arm as.
Yo recibo cuatro im pactos de bala [...] Escucho la voz del teniente Bravo dirigiéndose
a A lberto C am p s y a C ach o D elfin o, gritán doles que declaren; am bos se niegan, lo
cual m otiva disparos de arm as cortas [...] escucho, sí, m ás voces de d o lo r que son
silenciadas a m edida que se suceden nuevos disparos de arm as cortas; ahora sólo
escucho las voces de nuestros carceleros, que con gran excitación com ienzan a inven­
tar u n a historia que ju stifique el cruel asesin ato” .

La d ecisió n de asesinar a los d eten ido s se h abría to m ad o el día anterior


en B u en o s A ires en u n a reu n ió n en la que h ab rían p articip ad o el presiden te
y C o m an d an te en Jefe del E jército A le jan d ro Lan usse, el C o m an d an te en
jefe de la Fuerza A érea brigadier C a rlo s A lb erto Rey, el C o m an d an te en jefe
de la A rm ad a, alm irante G u id o N atal C o d a, el jefe del E stad o M ayor del
Ejército Jorge R afael H errera y el jefe del E stad o M ayor C o n ju n to H erm es
Q u ijad a. T o d o s ellos, alred ed or de las 13:40, h ab rían recib ido el in form e
del canciller E d u ard o M cL o u gh lin en el cual daba cuen ta del resultad o de
su entrevista con el em b ajad o r chilen o R am ó n H u id o b ro y con el general,
tam b ié n chileno, Sepúlveda. E stos últim os le h ab ían in form ad o la decisión
to m ad a p o r el presid en te Salv ad o r A llen d e, quien , en m ed io de u n a gran
p resión pop ular, h abía otorgad o u n salvocon d ucto para llegar a C u b a a los
diez refugiados argentinos. A sim ism o, ese día en traron y salieron varias veces
de la reu n ió n el secretario de la Ju n ta M ilitar B rigadier Ezequiel M artínez, el
secretario general de la P residen cia R afael Panullo y el m inistro del Interior,
el radical A rtu ro M o r R oig.12

12D esp u és de estos hechos, S o sa fue enviado a E E X J L l ‘“en co m isió n ’ p or decreto


3.495 de abril de 1973. Fue el últim o que firm ó el gen eral A lejan dro Lan u sse com o
presidente antes de entregar el p od er a H éctor C ám p o ra. E l decreto expresaba
‘la conveniencia para la A rm ad a A rgen tin a de que u n oficial realice el cu rso de
In fan tería de M arin a en E stad o s LJnidos’. L a duración de la com isión era de 366
días con u n viático de 40 dólares diarios. C u an d o en 1974 se citó a S o sa y a Bravo
para declarar p o r los hechos de Trelew, la A rm ad a inform ó que estaban en el ex­
tran jero. Y dio u n a dirección [...] la de la A gregadu ría N aval A rgen tin a en E stad o s
L a in fo r m a c ió n su r g id a d e lo s av a n c e s re a liz a d o s e n la c a u sa a b ie r ta e n
el 2 0 0 6 p o r el ju ez fe d e ra l d e R a w so n H u g o S a stre , r a tific a n e sta s a fir m a c io ­
n e s.13 P o r u n la d o d e sm ie n t e n la v e r sió n d e q u e la s m u e rte s r e su lt a r a n d e
u n e n fr e n t a m ie n to c o n lo s d e t e n id o s q u e in t e n ta b a b u ir . E n este p u n t o , el
s ile n c io c a str e n se fu e ro to p o r el c a b o M a r a n d in o . S e g ú n él

“el oficial que instruyó el sum ario [el capitán de navio (R) Jorge E n riq u e Bautista]
obligaba a declarar a quien es estuvieron esa m adru gada en la Base, que el guerrillero
M arian o P u jadas intentó desarm ar al capitán S o sa. Y que h ubo u n enfrentam iento
[...] E n su declaración [...] contó al juez que a las 3:15 de la m añ an a vio entrar a la
zona de los calabozos a los oficiales S osa, H errera, D e l R eal y Bravo. ‘S o sa m e or­
den ó que abriera las celdas y que despertara a los presos. L o s cuatro ingresaron con
am etralladoras Pam colgadas en el hom bro y un a pistola calibre 45 en la cin tu ra’ [...]
Y agregó: D e sp u é s m e p idieron que m e haga a u n lado [...] enseguida com enzaron
las ráfagas de las am etralladoras’ .” 14

P o r o tro la d o , d o s d e lo s te s tim o n io s v e r tid o s p o r m a r in o s d e t e n id o s p o r


e sta c a u sa in v o lu c ra n e n la r e s p o n s a b ilid a d d e lo s a se sin a to s a a lto s m a n d o s
d e l E s t a d o y d e la s F u e rz a s A r m a d a s . E n su s d e c la r a c io n e s, el c a p it á n R u b é n
P a c c a g n in i, q u e e n 1 9 7 2 se d e se m p e ñ a b a c o m o Je fe d e la B a s e A e r o n a v a l
A lm ir a n t e Zar, y el c o n tr a lm ir a n te H o r a c io M ay o rg a, e n to n c e s je fe d e o p e r a ­
c io n e s c o n se d e e n P u e r to B e lg r a n o , r e s p o n s a b le d e t o d a s la s b a se s n av ale s

Llnidos. A ñ o s después apareció com o agregado m ilitar en la E m bajada A rgen tin a


en H o n d u ras. S e inform ó que se había retirado en 1981.” http://w w w .fo p ec.co m .
ar/2008/02/25/m asacre-de-trelew -com o-la-arm ada-protegio-a-sus-hom bres/ En
mayo de 1973 M arand in o tam bién fu e enviado tam bién en com isión a E E .L JL l En
1975 fue ascendido a cabo prim ero y p asad o a retiro, h ttp ://w w w .p ag in a l2 .co m .ar/
d iario /elp ais/l'9 9 4 1 0 -2 0 0 8 '0 2 -2 2 .h tm l.
13C o m o resultado de la apertura de esta causa, caratulada com o “L u is E m ilio Sosa,
R ob erto G u illerm o Bravo y otros sobre presu ntos autores de privación ilegítim a de
la libertad y torturas (19 hechos), hom icidio doblem en te calificado (16 hechos) y
tentativa de hom icidio (3 hechos)” , la justicia detuvo a los ex m arin os Lu is Em ilio
S o sa, E m ilio D el R eal y C arlo s M arand in o, en con trán dose en calidad de profligo
el ex teniente G uillerm o Bravo, jefe de la guardia en la base la m adrugada de los
asesinatos; a R u bén N orberto Paccagnini y H oracio A lberto M ayorga com o cóm pli­
ces n ecesarios y a Jorge E n rique B au tista com o cóm plice secundario p o r encubri­
m iento; al ex brigadier C arlos A lberto Rey, C o m an d an te en Jefe de la Fuerza A érea
com o partícipe en la decisión de produ cir los fusilam ien tos y al ex gen eral Jo sé Luis
Betti, al m an do de todas las o peraciones desplegadas en C h ubu t.
14h ttp://w w w .clarin .com , 2 2 /2 /2 0 0 8 .
de la P atagonia y p o r lo tan to sup erior directo de Paccagnini, afirm aron que
las órden es provinieron de la Presidencia de la N ación , el M in isterio del
Interior y la C á m a ra F ederal en lo Penal.15
D e este m o do , q u ed a de m an ifiesto co n claridad aquello que en los ’ 70
resultaba evidente p ara los m ilitantes: la estrecha v in culació n entre el p o ­
d er civil y m ilitar a la h o ra de ejercer la represión. Fue sobre la base de esta
caracterización que el E R P 22 de A go sto ejecutó al con tralm iran te H erm es
Q u ija d a el 30 de abril de 1973 y el 28 de abril de 1974 al Juez Jorge Q uiroga.
C o n esta m ism a perspectiva, el 15 de ju lio de 1974 M o n to n ero s ejecutó al ex
m inistro A rtu ro M o r Roig.
S i b ien la o p eració n tal co m o h abía sido idead a h abía fracasado, la salida
de las d ireccion es con stituía u n éxito p ara to d as las organizaciones que, de
este m o do, garantizaban la vida y la vuelta a la actividad de sus m ejores cua­
dros. Efectivam ente, luego de arduas n egociaciones los 10 m ilitantes que lle­
garon a S an tiag o de C h ile v iajaro n a C u b a, regresan do cland estin am ente a la
A rgentin a. La m agn itud de la represalia del g o b iern o d en ota la im p ortan cia
real de este resu ltad o parcial alcanzado p o r el operativo.

El Trelewazo

L a fuga de los presos de la cárcel n o es el ún ico acon tecim ien to relevante


que co n m o cio n ó a los p u eb los de Trelew y R aw son en 1972. E n ese añ o se
p ro d u jo tam b ién u n a in su rrección pop ular: el trelewazo. El h echo se desató
el 11 de octubre cu an d o la zona, d eclarada n uevam ente en estad o de em er­
gencia, fue to m ad a p o r las Fuerzas A rm ad as. Ese día a la m ad ru gad a tropas
con ju n tas de la M arina, el Ejército, la G en d arm ería y la Policía p u siero n en
m archa el O perativo V igilan te: to m aro n p o r asalto tres ciud ades, Trelew,
R aw son y P uerto M adryn, realizaron m ás de 100 allan am ien to s y detuvieron
a 20 p erso n as, de las cuales 16 fu eron trasladadas a la cárcel de D evoto en
B u en o s A ires. E ntre ellas figu raban m iem bros de casi to d as las fracciones so­
ciales y políticas de la p o blación : “u n m édico, u n abogad o, u n escribano, u n
estudiante, u n m aestro, u n psicólogo, tres obreros; trece hom bres, tres m uje­
res; m ilitantes del p ero n ism o , de la L JC R , del S o cialism o .” 16 La m ayoría de
los d eten ido s fo rm ab an parte de la C o m isió n de S o lid a rid a d con los presos
p olíticos recluidos en la cárcel, co m o los ab o gad o s radicales M ario A m aya y
B eltrán M ulhall, E lisa M artín ez de Franzetti, H o racio M allo, C e lia N egrín,

15http://w w w .lan acion .co m .ar, 2 9 /2 /2 0 0 8 .


l0M artínez, o p . cit. p. 182.
G u stavo Peralta, M an fred o L en dzian e Isido ro Pichilef. A ellos se sum aron ,
Sergio S o to y H o racio C orrea, el m ilitante co m u n ista Elvio Bel, el p eriod ista
L uis M on talto , la p rofesora E n carn ació n D íaz de M ulhall, el sindicalista y
m ilitante del M ovim iento de In tegración y D esarrollo, O rla n d o Echeverría,
el escribano radical M an u el del V illar, el m ilitante del So cialism o P opular
Sergio M aid a y el alm acenero A lb erto Barceló. T am bién fu ero n d etenidos
y lib erado s a las p o cas bo ras, C arlo s M aestro, Silvia G arcía de Echeverría y
Silvia G ratto n i, que eran m iem bros de la C o m isió n de S o lid arid ad .
A la m añ an a siguiente del O perativo y d esafian d o la presencia m ilitar
que circulaba con sus tan q u es p o r la ciud ad, la p o b lació n entera se reunía en
las esq u in as y los bares p ara o btener detalles de los allan am ien tos, h acer la
lista de d eten idos y ver qué h acer p ara liberarlos. L os dirigentes de to d o s los
p artid o s políticos e stam paro n su firm a en sen d o s telegram as que enviaron
a la gob ern ació n y a la presid en cia so licitan d o retiraran las fuerzas m ilitares
de la región y lib eraran a los presos. Luego, centralizaron la acción de la p o ­
blación , so licitan d o al in ten den te p erm iso p ara design ar al teatro E sp añ o l
cóm o lugar reu n ión . E l teatro, desde ese m om en to, se constituyó en el cen­
tro de la d eliberación popular. D esd e allí saldría la reso lu ción de llam ar a
u n p aro general de actividades p ara el día 13. Paro realizado p o r tod os los
sectores, in cluid o los agrem iad os a la C G T , cuyas d ireccion es regionales y
n acion ales apoyaron la in tervención m ilitar que, según ellas, eran las “en­
cargadas del m an ten im ien to de la paz social que posibilite la n orm alización
in stitu cio n al de la rep ú blica.” 17 A llí p erm an eció u n a delegación p erm anente
de la A sam blea m u ltitu d in aria que llen aba las b u tacas del teatro d uran te las
h oras del día. A llí surgieron tam b ién los resp on sables de su m in istrar alim en ­
tos y p ap el p ara los volantes, los de garantizar su e dición y los de la lim pieza
del lugar. D e allí, fin alm en te, p artían las m ovilizaciones que recorrían los
b arrios y con vocaban a la gente.
L a p resió n p o p u la r pedía la d estitu ció n del go bernador, el con tralm i­
rante C o sta, que term in ó viajan d o a B u en o s A ires para gestio n ar la libertad
de los deten idos. L os p rim eros resu ltad o s se obtuv ieron el 16 de octubre,
día en q ue fu eron lib erados y devueltos a Trelew los prim eros 10 detenidos.
L uego llegaría el resto, hasta que el 27 de octubre fu eron lib erados los dos
ú ltim os: G u stavo Peral y Elvio Bel. A p artir del 16, co n el cum p lim iento
casi total de la p rin cip al d em an d a del m ovim ien to la actividad p o p u la r fue
replegándose.

17D eclaración em itida p or la R egion al de la C G T , en M artínez, op. cit. p. 191-192.


El in su m o p rin cip al de esta m ovilización surgió de la in teracción de los
p ob lad o res con los presos políticos, sus fam iliares y sus abo gad o s defensores.
C u a n d o los m ilitares d ep o sitaro n en la lejan ía p atagón ica a los m ilitantes
sindicales y p olítico m ilitares m ás d estacad o s de la época, ten ían u n objetivo:
alejarlos de las bases sociales a las que pertenecía cada u n o de ellos. R om per
los lazos que, a lo largo de años de m ilitancia, h ab ían tejid o con las m asas en
sus respectivos frentes de lucha. D esd e la perspectiva m ilitar, los p u eblos del
sur, alejados de la turbu len cia social de las p rovincias del centro y n orte del
país, co n stituían el lugar m ás ad ecu ad o p ara alcanzar este fin. S in em bargo,
este objetivo n o se cum plió.
L os fam iliares y abo gad o s se v in cularo n a los p o b lad o res y com en zaron
a qued arse en sus casas cu an d o iban de visita. Las enorm es distancias que
im p ed ían la presencia con stan te de estos fam iliares, im p ulsó a los habitantes
del lu gar a con stituirse en ap o d e rad o s de los presos. A sí com en zó el p ri­
m er con tacto. G u stav o Peralta ap o d e ra d o del m ilitante m on to n ero M an uel
L orenzo, refiere estas im presiones

“qu eríam os proporcion arles las cosas que necesitaban. Llevarles caram elos y ci­
garrillos [...] algunos p o r convicción política otros p or curiosidad [...] cu an d o entré
en la cárcel p or prim era vez [...] m e senté ju n to a M an u el [...] a m i izquierda, un
hom bre de u n o s cuarenta años le encendía la pipa a u n chico que tendría diecisiete
o dieciocho, m ientras le hablaba con u n afecto muy p rofund o, cálido [...] pensé que
el m uchacho sería el com batiente. S alu d é al hom bre con la cabeza, él desdeñ ó m i
gesto y m e dio u n abrazo lleno de ternura. ‘S o s el ap oderad o de M an o lo ’ -dijo-, y
com enzó a preguntar cóm o era m i trabajo, cóm o estaba m i m ujer, que tal an daba el
m u n d o . M e di cuenta de que el com batiente era él. Len ía u n o s o jo s azules grandes
e in ten sos y u n a son risa que n o se le borraba. Era M arcos O satinsky, de las Fuerzas
A rm adas R evolu cion arias.”18

La n ecesidad de organizar la asistencia de los d etenidos im pulsó, a su vez,


la form ació n de la C o m isió n de S o lid a rid a d co n ellos. D e este m odo, el re­
m ed io p ergeñ ad o p o r las fuerzas represivas, se tran sform ó, p o c o a p o co en la
enferm edad. Porque la in fluen cia p olítica de los reclusos com enzó a filtrarse
p o r fuera de los m uros de la prisión . Y su presencia con tribuyó a recrear la­
zos y relacion es con trarios a los intereses de los represores. Este p roceso es
reflejad o tam b ién p o r el testim on io del ap o d e rad o de M an u el Lorenzo:

18L o s testim on ios reproducidos en este acápite fueron extraídos de M artínez, op.
“O ficialm ente íbam os a ofrecer ayuda a los p rision eros. Pero éram os nosotros,
en realidad, los que la recibíam os [...] todo s fu im os cam bian d o sin darn os cuenta
[...] D iscu tían sus luchas con n osotros y se preocu p aban p or la repercusión que te­
n ían en la gente.”

S i b ie n es cierto que el traslad o de los p resos a la B ase A lm iran te Zar y


la m asacre po sterio r n o generó la m ovilización general de la p o blación , los
p rincipales activistas fu eron asim ilan d o y ap ren d ien d o de los sucesos que
se iban sucedien do. S eg ú n Peralta, el día de la fuga “a p esar del toq u e de
qued a, b u b o com p añ eros que salieron a p atrullar p o r si acaso algun o de
los fugitivos an d ab a todavía p o r ab í y n ecesitaba o cu ltarse.” E l m ism o llevó
a su fam ilia a la casa de sus suegros y p asó la n o cbe e scon d id o en su lugar
de trabajo b asta que “acabara la b a tid a ” . E xperien cias que, sum ad as, se d es­
p legarían p artir del 11 de octubre. A d em ás, ese día se actualizaría en tod os
u n im p o rtan te balan ce que, m ás o m en os in ten sam en te, recorría la m ente
de g ran parte de los habitan tes de Trelew y R aw son: u n a m ezcla de culpa y
rem ord im ien to p o r n o b a b e r salid o y “hacer algo” p o r los “m uch ach os del
p e n a l” . S eg ú n u n o de los lideres del trelewazo, el secretario del com ité rad i­
cal, C h ich e López

“n o s dim os cuen ta de lo torpes que h abíam os sido entre el 15 y el 22 de agosto


[...] O tro habría sido el can tar si n os hu biésem os organizado para exigir el traslado
de los diecinueve m uchach os de la base al penal, o si hubiéram os in ten tad o ir a la
base en m anifestación. A p ren dim os tarde” .

D e este m o d o es u n error con sid erar que la con tu n d en cia de la respuesta


social frente a la in tervención m ilitar de octubre, fue la respuesta ‘e sp on tá­
n ea’ de u n a ciu d adan ía atropellada p o r la b ru talid ad castrense. A l contrario,
estuvo in flu en ciad a p o r la ‘gim n asia’ político organizativa que la p ob lación
venía d esarrollan do a través de su v in culación con la realid ad de los presos
de la cárcel de R aw son.
A d em ás, p o r m ás al sur que se encon trara, C h u b u t era parte de la
A rgen tin a y, co m o tal, estaba so m etid a a las m ism as determ in aciones so­
ciales y políticas q ue em p u jaron a las sucesivas in surrecciones p op ulares
que, desde 1969, co n fro n tab an con firm eza el p o d e r estatal en C ó rd o b a,
T u cu m án , R o sario o C o rrien tes. La acción directa de los protagon istas
del trelewazo, in serta en esta ten d en cia insu rreccional general, con stituid a
p o r fuera de los canales de p o lítico s e institu cionales, corroía los cim ien tos
de la d o m in ació n bu rgu esa del E stad o . Y, de este m o do, se institu ía en el
verdadero peligro que explica la ferocidad de la ofensiva m ilitar a la h ora de
d iscip lin ar a las m asas.
S ie n d o p arte de este m ovim ien to m ás general el trelewazo rep ro d u jo tam ­
b ié n las características y los lím ites p o rtad o s p o r él. Por u n lado, la u n id ad
y la rad icalid ad de los m étod os de acción desp legad os en las calles; p o r el
otro, la d eb ilidad política de los objetivos p erseguid os con d icba acción.
E sta últim a es la causa p rin cip al de la rapidez con la que el m ovim ien to se
replegó.

Con vida los queremos

“N u estras clases d om inan tes han p rocu rado siem pre que
los trabajadores n o tengan historia, n o tengan doctrina,
n o tengan héroes ni m ártires. C ad a lucha debe em pezar
de nuevo, separada de las luchas anteriores.
L a experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan.
L a historia parece así com o propied ad privada cuyos
d u eñ o s son los d u eñ o s de todas las cosas.
Esta vez es posible que se quiebre el círculo...”

R od o lfo W alsh

R eco rrim os en este texto, sucin tam en te, u n m o m en to de la lucha de cla­


ses que atravesó la A rgen tin a en los añ o s ’ 70. LJn m o m en to cuyo despliegue
resum e las m ayores virtud es alcanzadas en la etapa y, a la vez, sus p u n tos
m ás débiles. D e u n lado, la capacid ad y la calidad m ilitante de h om bres y
m ujeres entregados a la lucha p o r la revolución. D e otro, la con tradicción
entre la p rosecu ción de este fin y el u so de u n a estrategia m ilitar que, en un a
p ro fu n d a crisis de d o m in ació n de la bu rgu esía, n o ayudó a capitalizar el d es­
con ten to popular. E n la A rgentin a, co n sus enorm es m asas obreras, urban as
y sindicalizadas, p o co se p o d ía hacer d esarro llan do u n m éto d o de lucha que
se h abía m o strad o eficaz n u trién d ose con las m asas cam pesin as.
Vale, sin em bargo, rescatar la h istoria de estos co m p añ ero s p ara los
cuales la convicción de lu ch ar p o r la tran sform ación total de u n a socied ad
envilecedora co m o la capitalista se convirtió en u n com bustible inagotable.
E n los b u en o s tiem pos, cu an d o las cosas m archaban, p ero tam b ién en
aquellos otros sign ados p o r las m ás terribles adversidades, que fu eron y son,
hay que decirlo, la m ayoría. Para ellos, com o para tan to s otros lu chadores,
la persecución , la cárcel, la tortura, la d ep o rtació n o el exilio, lejos de ser
excepciones, con stituyeron u n a parte sustan cial de su vida y com o tal la
asum ieron.
R escatar esta historia tiene sin em bargo u n v alor que, d ad a la ferocidad
d esatad a con tra to d o s sus particip an tes, tiende a qu ed ar oculto. T o d o s ellos,
ju n tos a tan tos otros en aquella época, fu eron parte de u n a fuerza social que
d isp u tó el p o d e r a la bu rgu esía. S u p eligrosid ad rad icaba en su en orm e capa­
cid ad p ara articu lar relaciones sociales y políticas con trarias a las defen didas
p o r el sistem a capitalista. E sta perspectiva es la que hay que retom ar. Frente
a los avatares de u n a política oficial que b u sca boy cerrar la etapa a p artir
de la realización de los juicios a los resp o n sables m ateriales de la m asacre,
im p orta n o perder de vista el objetivo real de la lucba. L os p aso s d ad o s en
p o s del encarcelam ien to de algun os de n uestros enem igos so n justam en te
eso, p asos. N o alcanza con verlos presos. La tarea prin cip al es co n tin u ar la
lu cba, term in ar aquello que la rep resión detuvo p ero n o p u d o exterm inar.
L a vida y la m uerte de to d o s n uestros com p añ eros que cayeron en Trelew
n os señ alan este cam ino.
Justicia no, socialismo
Trelew, entre los derechos
humanos y la política revolucionaria

Eduardo Sartelli

“L as ideas d o m in an tes de u n a época so n las ideas de la clase d o m in a n te ”


C arlo s M arx

¿Por qué Trelew?

D u ran te to d o el añ o 2007 u n a serie de h om en ajes, record atorios y llam a­


dos a la “m em o ria” tuvieron com o o bjeto privilegiado la m asacre de Trelew,
de la que se cum p lían treinta y cinco años. N o fu eron p o co s aq uellos que,
com o la p elícula estrenada en el 20 0 4 , se su m aro n a las exigencias de “jus­
ticia” p ara las “víctim as” y castigo p ara los “cu lp ables” . Fue p o r esa época
que el eq u ip o editorial de R azón y R evolución com enzó a trabajar con u n
proyecto im agin ad o añ o s antes en torn o al g ru p o de p o esía n u clead o en la
revista Barrilete. C o m o q ued a d icbo en el pró lo go , los resultad os fu eron un a
serie de artículos p ara El Aromo, adem ás de u n trabajo m ás extenso p u b li­
cado p o r el Anuario del C E IC S y, centralm ente, la e dició n de la obra poética
com pleta de su alm a m ater, R ob erto San toro . E n el cam in o, acum ulam os
m ateriales de to d o tipo, entre ellos el Informe sobre Trelew. H ub iera sid o fácil
p u blicarlo enton ces sin m ayores aditam en to s, aprovechando el clim a. N o
q uisim o s. Q u eríam o s p rim ero avanzar en el con o cim ien to del g ru p o que lo
b a b ía p ro d u cid o y ofrecerlo al lector, cu an d o se p u d iera enm arcarlo correc­
tam ente. A p o co de p en sar esta e dició n n os resultó evidente que el cum pli­
m ien to de esa v o lu n tad n o se p o d ía lim itar a ese co n o cim ien to elem ental.
Q u e b ab ía que desarrollar la d escrip ció n del b e c b o m ism o y, p o r lo tan to, el
cuadro m ás am p lio del pro ceso social del que form ó parte. S ó lo así el texto
recuperaría to d o su brillo. E sa es la razón de la estructura trip artita de este
e stu dio in trod uctorio.
El clim a im perante, entonces, resp o n d ía a la p regu nta de este acápite
de m an era sencilla: b u b o allí u n crim en, bay que rep ararlo h acien d o “justi­
cia” . C o n tin u ab a lo que en su m om en to d io en llam arse la “ narrativa h u m a­
n itaria” y que exam in arem os m ás abajo: los revolucion arios so n “víctim as
in ocen tes” que m erecen el respeto de sus “derechos h u m a n o s” .1 La con se­
cuencia lógica de esta perspectiva es elim inar la lucha de clases en la que se
enm arca el hecho y el lugar, m aterial y sim bólico, q ue en ella o cup ó. H abía,
enton ces, que d ar u n a “b atalla” p o r Trelew.

¿De qué proceso forma parte el hecho?

H acia fines de los años ’60 el m u n d o entra en u n a crisis econ óm ica de


largo plazo, p rovocada p o r la caída de la tasa de gan ancia, luego del largo
b o o m de la p osgu erra2. E sa crisis va a p o ten ciar la que el im p erialism o viene
arrastran d o a raíz de las luch as anticolon iales, la revolución cuban a, el estan ­
cam ien to en V ietn am y la crisis in tern a en los E stad o s L Jnidos y E urop a. E n
la A rgen tin a se va a su p e rp o n er con u n a tenden cia local tan o m ás p oderosa,
que b u sca la supervivencia del capitalism o local sobre la base de renovadas
tasas de explotación. E s así que ya a antes de la caída de Perón, p ero acelerán ­
d ose luego, observ am o s u n a tenden cia a la d esco m posición de las relaciones
sociales y, p o r ende, a la crisis social y política. C risis que ataca a tod as las
clases y las fuerza a entrar en la lucha b u sc a n d o u n a nueva relación de fuer­
zas. N o es casu al q ue to d o el m u n d o hable, en la época, de “revolución ” . Esa
larga crisis que se va in cu b an d o y que se expresa, entre otras cosas, en el fra­
caso de la d em ocracia bu rgu esa p ara con stituirse en u n régim en estable de
d om in ació n , va con vocan do a tod as las fracciones sociales al com bate. LJn
com bate q ue alcanza u n p u n to cualitativam ente distin to en el añ o 1969, en
el que las fracciones m ás p od erosas de la bu rgu esía se e n cu en tran aisladas de
las gran des m asas. Ya n o sólo se trata de la p roscrip ció n de la clase obrera a
través de la p roscrip ción del p eron ism o, sino tam b ién de am plias capas bu r­
guesas y p equ eñ o-b urguesas.3

^ o b r e la “narrativa h u m an itaria” véase el texto que com en tarem os m ás adelante,


C renzel, Em ilio: La historia política del Nunca M ás, Siglo X X I, Bs. A s., 2008.
2V éase nuestro L a cajita infeliz, E dicion es ryr, B s. A s., 2007.
3Entre los textos que describen el período, p ueden consultarse A A /V : O rígenes y
desarrollo de la guerra civil en la A rgentina (1966-1976), E udeba, Bs. A s., 1998; y
Electivam ente, el m arco general del cual el h echo form a parte es el p ro­
ceso revolucion ario que se inicia con el C o rd ob azo , en 1969, y se cierra
con el golpe del 24 de m arzo de 1976. E se pro ceso p u ed e dividirse en varias
etapas. La prim era va desde el C o rd o b az o hasta la caída de C á m p o ra y se
distin gue p o r el carácter ofensivo de las acciones p o p ulares (clase obrera y
pequ eñ a burguesía); la segu nda, de la asu n ció n de Perón hasta su m uerte,
d efin id a p o r u n a relativa parálisis de las m asas ante la acción del bonapar-
tism o; la tercera, desde la m uerte de Perón hasta el golpe, destacad a p o r un a
ren ovada iniciativa de la clase obrera.
E x a m in a n d o cada p erío d o , vem os que cam bia la c om p o sición social del
sujeto p red o m in an te en las acciones. S i en la prim era etapa el p rotagon ista
era el “p u e b lo ” y el eje era la lucha con tra la d ictad ura m ilitar, tras la d es­
m ovilización relativa de la clase obrera d uran te el prim er añ o de Perón en
el poder, la tercera observa la d esm ovilización de la p equ eñ a bu rgu esía (su
pasaje a m asa pasiva b a jo la dirección de la bu rgu esía m ás con cen trad a, cada
vez m ás alineada con el p erso n al p olítico que dará el golpe) y u n a resurrec­
ción de la insurgencia obrera, cuyo p u n to m ás alto es la huelga general de
junio-julio de 1975.
E n la prim era etapa, la clase obrera m archará ju n to con otras fraccio­
nes sociales, au n q u e haya en su in terior u n a línea estratégica que se p lan ­
tea m ucho m ás q ue el retorn o del líder peron ista. Sitrac-Sitram , el segu nd o
R osariazo y el V ivorazo, so n p u n tos cruciales de este m o m en to en el cual
algun as fracciones de la clase obrera, en especial en S an ta Fe y C ó rd o b a, y en
particular, en el m u n d o m etalúrgico-autom otriz, construyeron u n a fuerza so­
cial revolucionaria. La ofensiva bu rgu esa arrin con ará a estas fracciones y, so­
bre to d o en la segu nda etapa, prom overá su desarm e progresivo. La caída de
Sitrac-Sitram , del S m a ta C ó rd o b a, el “N avarrazo” y el O perativo Serp ien te
R oja del Paraná, entre otras o p eracion es represivas, surten su efecto. A fi­
nes del añ o ’ 74 y com ien zos del ’ 75 estas fracciones h an sid o con troladas,
m ien tras surge el activism o en otras zonas, en p articu lar en el C o n u rb a n o
bon aeren se, lugar de n acim ien to de las célebres C o o rd in a d o ra s. A ellas se
las bautizará co m o “guerrilla fabril” p o r desarrollar u n elevadísim o grad o de
activism o y tener eje en las co m ision es in tern as d o m in ad as p o r agru pacion es
de izquierda. E sta ren ovación de las fracciones obreras que lid eran la lucha
n o debe ocultar, sin em bargo, que la clase obrera está aislada de las otras

Balvé, B eba y Beatriz Balvé: El ’69. Huelga política de masas, E dicion es ryr, Bs. A s.,
2 0 0 5 . Tam bién, Sartelli, Edu ard o: La plaza es nuestra, E dicion es ryr, B s. A s., 2006.
fracciones y capas del p ueblo, y que b u en a parte de su p ro p ia van guardia ba
sido, si n o derrotada, al m en o s p uesta b a jo con trol.4
La estrategia de la bu rgu esía, que con siste en d estruir la fuerza revolu­
cion aria en desarrollo, tiene d os vías de realización privilegiada. E n p rim er
lugar, se trata de rom p er la u n id ad del p u eb lo con seguid a en su lu cb a contra
la d ictadura, sep aran d o a las fracciones bu rgu esas que sim patizaban con las
acciones de la fuerza revolucion aria en tan to ésta se c o n fu n d e en la corriente
anti-dictatorial. Para o p erar d icba sep aración y, com o con secuencia lógica in ­
m ed iata, su m ar a d icbas fracciones co m o so p o rte del E sta d o d eb ilitad o p o r
la política de la R evolución A rgentin a, era n ecesario prom over u n cam bio en
la co n d u cció n del m ism o. D e acuerdo a cuál fuera el p erson al p o lítico que
se biciera cargo de la nueva etapa, tal m an iob ra debía b astar tam b ién para
in co rp o rar al E sta d o a las fracciones m en o s m ovilizadas de la clase obrera.
S u e n a enton ces la b o ra de la dem ocracia; es tam bién , la b o ra del p eron ism o.
E ste dispositivo d em ocrático tiene, p o r lo tan to, la fu n ció n de aislam ien to y,
en con secuencia, de d esm oralización .
La segu nda vía con sistía en el in icio de u n a ofensiva m ilitar con tra el
co n ju n to de d icba fuerza, a fin de d errotarla m aterialm ente. A su m e un a
form a p ública (represión de las m ovilizaciones p o p ulares p o r la in tervención
de tropas, etc.) p ero tam b ién clandestin a, co m o con secuencia lógica de la
retirada em p rend id a p o r las fuerzas m ilitares. Era, adem ás, la expresión del
aprendizaje q ue la bu rgu esía m u n d ial b a realizado de las experiencias in su­
rreccionales y guerrilleras (V ietnam , A rgelia, etc.). La historia de los “d es­
a p arecid os” com ienza a tejerse en este m o m en to (aun que suele m en cion arse
com o prim er caso a Felipe V aliese): los casos M artin s y Zenteno se su m an a
los m ilitantes de F A L B ald ú y D ellanave, los V erd, etc. E ste ard ittism o inci­
piente com enzará a d esarrollarse a m ayor escala cu an d o a agru pacion es com o
M A N O se su m en otras m ejo r afin cad as en el aparato del E stad o , com o el
C o m a n d o L ibertad o res de A m érica y la T riple A . C o m o to d o ard ittism o de

4Para los hechos aquí n arrados véase Hechos y protagonistas de las luchas obreras argenti­
nas, E ditorial experiencias, m arzo 1985, sobre la lucha de V illa C on stitu ció n y el ope­
rativo Serpien te roja; Brenn an, Jam es: El Cordobazo, Su dam ericana, B s. A s., 1996,
p ara Tosco, Salam an ca y el Navarrazo y Lóbbe, H éctor: La guerrilla fabril, E dicion es
ryr, B s. A s., 2009, para las coo rd in adoras de zona n orte. Para Sitrac-Sitram , Flores,
G regorio: Lecciones de batalla, E dicion es ryr, Bs. A s., 2006.
u n proceso exitoso de recon stru cción estatal, term in ará resu m ien d o en el
p ro p io aparato del E stad o , en los g ru p os de tareas del P roceso m ilitar.5
La suerte de la prim era vía, p uesta en m archa co n el G ra n A cu erd o
N acio n al (G A N ), resulta p aradójica: en su despliegue se fagocitará a su crea­
dor, Lan usse, y a su p rin cip al beneficiario, Perón. E l p rim ero n o logrará ni
siquiera organizar u n a salida decente del g o b iern o ni co n d icio n ar a Perón.
E l segu n d o gan a las elecciones sólo p ara descubrir que el p ro blem a en que
se ha m etid o es p o co m en os que in soluble. La realización del golpe hará
creer en el fracaso de la d em ocracia bu rgu esa, p ero en realid ad constituyó
u n a pieza esencial que cum plió sus objetivos con total eficacia: separó a las
fracciones liberales de la bu rgu esía y sobre to d o de la p e q u eñ a bu rgu esía
de las fuerzas revolucionarias, reafirm ó la con cien cia reform ista en el sen o
de las m asas m en o s m ovilizadas y d ividió a la dirección de dicha fuerza.
M on to n ero s se plegará al g o b iern o de Perón hasta que resulte ya d em asiad o
obvio que h abía en m archa u n pro ceso de a n iq u ilam ien to dirigid o desd e la
pro p ia C a sa R o sad a y que n o h abía form a de evitar u n en fren tam ien to di­
recto con su prin cip al in q uilin o . E l P R T seguirá co m batien do , p ero al costo
de alienarse aú n m ás la v olu n tad de las fracciones m en o s m ovilizadas de la
clase obrera y la p equ eñ a bu rgu esía, au n q u e sobre el final habrá g an a d o au­
to rid ad m o ral sobre el co n ju n to de la vanguardia. In cluso sufrirá divisiones
provocadas p o r su actitud en la etapa “ dem ocrática: el E R P 22 de agosto se
separará p o r su apoyo crítico al c am p orism o .6

5So b re el fen óm en o del “arditism o” , véase G ram sci, A n ton io: Quaderni del Carcere,
E in au d i, Trento, 2007, volum e prim o, p. 120-121. E l arditism o (de “ardito”, ar­
diente, atrevido, audaz), es decir, el u so de p eq ueñ os escuadras especiales para tareas
p u ntu ales que requieren de capacidad técnica, es u n a táctica para em plear la lucha
ilegal p o r parte de u n a clase que tiene bloqueada, políticam ente, la p osib ilidad de
utilizar en form a abierta el aparato represivo del Estado. E l arditism o presupone,
sin em bargo, la aquiescencia del E stad o y es, adem ás, u na form a de reconstrucción
del m ism o. E n la historia europea, el fascism o y el n azism o tuvieron su etapa de
arditism o; en A rgentina, fuera de este período, se desta la Liga Patriótica, durante
el prim er gobiern o de Irigoyen. Sobre las prim eras “desaparicion es” , véase Foro de
B u en o s A ires p or la V igencia de los D erech os H u m an os: Proceso a la explotación y a
la represión en la Argentina, Bs. A s., 1973. M A N O es el com an do que se atribuye la
desaparición de M artin s y Zenteno. Sobre el C o m an d o L ibertad ores de A m érica
y la Triple A , véase Larraquy, M arcelo: López Rega, Su dam erican a, Bs. A s., 2 0 0 4 y
Anzorena, O scar: Tiempo de violencia y utopía, C on trap u n to, Bs. A s., 1988.
"Sobre la política del P R T en esta etapa véase la colección de docu m en tos A vencer o
morir, com p ilad os p o r D an iel D e San tis (Eudeba, Bs. A s., 1998), tom o 1, cap. 9.
La segu nd a vía n o será m en o s efectiva. L os “ d esaparecid os” y asesin ados
(en ten d idos éstos com o aquellos cuyos cuerp os fu ero n recu perados) alcanza­
rán varios m iles de casos antes de la llegada de V idela. D irigentes sindicales,
políticos, cuadros m ilitares, serán objeto de la política de an iq u ilam ien to
que irá destruyen do m olecularm ente los p uen tes que las organizaciones re­
volu cion arias b a n id o tejien d o con las fracciones m ás d in ám icas de la clase
obrera y la p equ eñ a burguesía. E sa tarea dejará, adem ás de b ajas m ateriales
cuan tiosas, u n a m agn itud m ayor de bajas m o rales.7
La prim era vía llegará a su m ayor triun fo con su p ro p io agotam ien to, es
decir, con el golpe. E n el cam in o p erm itió a la fuerza de la contra-revolu-
ción, que expresaba a la bu rgu esía n acio n al y extranjera m ás con cen trada,
a cum ular fuerzas, trazar alianzas, tran sform arse en dirigente y seleccion ar el
person al p olítico ad ecu ad o p ara reoganizar el co n ju n to de la socied ad a su
im agen y sem ejanza. E l Proceso vendría a cum plir esta segu nd a p arte de la
tarea, que perm itiría n o sólo la liq u id ació n de la fuerza revolucionaria sino
el desarm e de to d as las dem ás fracciones bu rgu esas y de las fracciones refo-
m istas de la clase obrera. Las jo rn ad as de junio-julio de 1975 fu eron sim u l­
tán eam en te el canto del cisne de aquella fuerza revolucion aria y el toque de
alarm a sobre la n ecesidad de cortar la in su rrección antes de que ésta volviera
a desatarse. T o d o s los p artid o s bu rgu eses en ten d iero n el m o m en to y su com ­
p ren sió n de la circun stancia se m an ifestó en la form a en que allan aron el
cam in o al p erso n al m ilitar. N o p o r casu alid ad será el radical R icard o B albín
el encargado de p ro n u n ciar d os frases célebres que abren y cierran la etapa
del an iq u ilam ien to : aquella que alertaba sobre la “guerrilla fabril” y la que
a n u n ciaba que to d o s los d esaparecid o s e staban m uertos. N o p o r casu alid ad
será el p eron ista Italo L u d er el can d idato del Pacto m ilitar-sindical, cu an d o
otro p erso n al p o lítico deba venir en reem plazo del ago tad o d uran te la m en ­
cion ad a etapa.
En ton ces, ¿qué lugar o cup a Trelew en este proceso? R esu lta interesante
n otar la diferencia entre el d o cu m en tal Trelew, de M arian a A rru ti y Gaviotas
Blindadas, del g ru p o M ascaró. El p rim ero es b ásicam en te u n a descrip ción
de la fuga, que om ite el debate p olítico en el in terior de las organizaciones
p rotago n istas y que n o term in a p o r explicar la razón p o r la cual se p ro d u jo
la m asacre. S i b ie n el segu n d o n o ab u n d a en el debate p rogram ático (un
p roblem a p resente en la gran m ayoría de estos docum en tales, co m o puede

7S e entiende p or baja “m o ral” la pérdida de u n com batiente n o p or razones físicas


(heridas graves, m uerte, etc.) sino p or in capacidad sicológica (es decir, política) de
seguir com batien do.
verse en Raymundo, sobre R ay m u n d o Gleyser, de A rd ito y M olina), p o r boca
de Pedro C azes C am arero aparece u n elem ento im portante, b ien con ocid o
p o r to d o s aq uello s que d iscu ten los p roblem as estratégicos del p eríod o:
M on to n ero s n o apoya la faga, p o rq u e su política va dirigida al G A N , es
decir, a jugar en la “ salid a” d em ocrática y el retorn o de Perón. D en tro de
la cárcel p articip a activam ente, sin em bargo, p o r la presencia de las FAR, a
las que pretende in co rp o rar a su organización. E l juego del G A N es el que
d eterm ina, tam bién , la d ecisió n del asesin ato m asivo: el g ob iern o m ilitar no
quiere que se le escape de las m an o s el proceso de “tran sició n ” . U n a fuga
exitosa de tal m agn itu d n o sólo lo dejaría en ridículo sin o que adem ás m os­
traría u n a p ro fu n d a d eb ilidad política.
Trelew o cup a enton ces u n p u n to de in flexió n en la p olítica n acion al y,
p o r ende, en la política de los agru pam ien tos revolucion arios. E s el p u n to
en el que la u n id ad de b e c b o entre las organ izaciones y la relación estrecha
con las m asas p op u lares va a rom perse. N o p o r el b e cb o “Trelew ” , sin o p o r
el p roceso del cual Trelew es expresión: u n proceso revolucion ario que la
bu rgu esía sólo p uede p arar aislan d o a las organ izaciones revolucion arias del
m ovim ien to de m asas y p rovocan do la división en sus filas. E l in strum ento
im prescindible es la d em ocracia bu rgu esa: u n a co n cesión aparente que per­
m ite recon stru ir socialm ente el aparato del E stad o tam balean te p o r la vía de
convocar a nuevas fracciones sociales a su g obiern o. Para la que bu rgu esía
pu d iera recon stru ir esa relación con las m asas b a jo la form a de la soberanía
ciu d adan a, era m en ester co n tar con u n con ju n to de cuadros políticos capa­
ces de la tarea, garantizan d o los lím ites de la experiencia. N in g ú n cuadro
m ejor que aquel que rep resen taba las esperanzas reform istas de las m asas,
Perón. Perón es el m ayor cuadro p o lítico del reform ism o argentino, lo que
es lo m ism o que decir que es la m ejor barrera con tra la fuerza revolucion a­
ria form ad a tras el C o rd o b azo, fuerza de la cual él m ism o es, parcialm ente,
dirección. Por eso su im pacto sobre la política n acion al n o p odría baber
sid o m ás im presionan te. Trelew es, entonces, el p u n to m ás alto alcanzado de
u n id ad de las fuerzas revolucion arias b a sta el m o m en to y de relación con las
m asas, en la etapa previa al retorn o de Perón. E l p u n to m ás alto de u n a línea
que se “ am eseta” b asta el D evotazo8 y que entrará, a p artir de allí y b a sta las
jo rn ad as de junio-julio de 1975, en fran co declive.

8S e llam a “D evotazo” a la m anifestación frente a la cárcel de D evoto que, el día de la


asu n ción de C ám p ora, logró la liberación de to dos los deten idos allí.
¿Por qué perdimos?

La pregu nta alude a u n resu ltad o y a u n p osicio n am ien to . A u n resul­


tad o, p orq u e el pro ceso revolucion ario, del cual Trelew es u n p u n to nodal,
term in ó en u n fracaso. La contra-revolución triun fó, con el resu ltad o que
to d o s con ocem os. A u n p o sicio n am ien to , p orq u e esa derrota es nuestra de­
rrota, aú n cu an d o p o d a m o s n o coin cidir co n los p rogram as de los agrupa-
m ien tos que d irigieron a la fuerza revolucionaria en la etapa (algo lógico,
entre otras cosas, p o rq u e esa fuerza d istó de tener u n co m an d o un ificad o).
El análisis de la derrota es u n a n ecesidad estratégica, obviam ente, p ero
n o b a recib ido tod a la aten ció n que se m erece.9 C iertam en te, los p artid o s (o
lo q ue q u e d ó de ellos) b a n b e c b o sus balances; n o b a faltado tam p o co el de
los h isto riad o res.10 S in em bargo, resta todavía u n análisis definitivo. N o será
este el lu gar en el que n os p ro p o n d re m o s u n a tarea sem ejante p ara la que tal
vez n o estem os p rep arad os todavía, p ero sí el de in dicar u n a serie de p roble­
m as que bab ría que exam in ar con m ás detalle: en prim er lugar, el p roblem a
m ás general de la crisis de con cien cia de la clase obrera argentina; la crisis
de la dirección p olítica revolucion aria m un dial; las características de la estra­
tegia revolucion aria en la A rgentin a; la form a en que la bu rgu esía argentina
procesa su estrategia y la im p o n e en sus filas.11

“L o m ejor al respecto sigue siendo M arín, Ju an C arlos: Los hechos armados, C IC S O ,


B s. A s., 1984.
10S o b re los balances, véase entre m uchos otros, el debate entre D an iel D e San tis,
Eleuterio Fernández H u id ob ro y L u is M attin i sobre la experiencia d e l P R T y
T u p am aros. D e San tis, D aniel: Entre Tupas y Perros, E dicio n es ryr, Bs. A s., 2009.
D e l m ism o PRT, véase Pozzi, Pablo: Por las sendas argentinas. El PRT-ERP, Eu deba, Bs.
A s., 2001. Lln balance de las políticas de la izquierda de la época, en W erner, R uth
y Facu n do A guirre: Insurgencia obrera en la Argentina. 1969-1976, IPS, B s. A s., 2007.
Lln “b alan ce” im plícito se encuentra tam bién en “A rgentine. Entre p opu lism e et
m ilitarism e” , n úm ero especial de Les Temps Modernes, juillet-aout, 1981, n ° 420-421.
N aturalm en te, ab u n dan los textos p artidarios, así com o tam bién los escritos de so­
brevivientes del p eríod o. V éase, sólo com o ejem plo, M attini, Luis: Hombres y mujeres
del PRT-ERP, La C am p an a, Bs. A s., 1995; San tuch o, Julio: Los últimos guevaristas,
Puntosur, Bs. A s., 1988; G asp arin i, Ju an : Montoneros. Final de cuentas, D e la cam ­
p an a, La Plata, 1999 y G orriarán M erlo, En rique: Memorias, Planeta, B s. A s., 2003.
O bviam ente, tam bién hay balan ces “del otro lad o ” . V éase D íaz B esson e, R am ó n
G en aro: Guerra revolucionaria en la Argentina (1959-1978), Fraterna, B s. A s., 1986.
n Lln avance en ese sentido pu ede verse en A A W : “¿Por qué perdim os?” , en Razón
y Revolución n ° 12, verano de 2004, la respuesta en Izaguirre, Inés et al: “H agam os
S o b re el prim er p un to, n o bay m u cb o que decir, au n q u e sí m u cb o p o r
investigar. El g rueso de la clase obrera argentin a se m an tuvo fiel, b asta u n
m om en to m uy avanzado del proceso, a la estrategia reform ista que corpo-
rizaba m ejor que n adie Perón. A p esar del gran desarrollo que tuvo la frac­
ción revolucionaria, n o p u d o superar u n estadio in cipien te que se d esplegó
con p o ca co ord in ación en el espacio y en el tiem p o (cu an d o la vanguardia
obrera de C ó rd o b a y R o sario estaba en su m ejor m om en to, p o co se m ovía
en el c o n u rb an o bon aeren se; cu an d o el cin tu rón fabril de B u en os A ires
d esp ertó a la lu cb a a gran escala, el resto del país ya bab ía caíd o víctim a de
la represión).
El p ro blem a de la dirección política revolucion aria m u n dial n o es to­
m ad o en cuen ta p o r los b isto riad ores del p eríod o , au n q u e sí p o r los p rota­
g o n istas.12 E l p ro blem a del estalin ism o y su in flu en cia en la derrota de las
fuerzas revolucion arias a lo largo de to d o el p lan eta n o debe subestim arse.
T am p o co d eb en subestim arse las lim itaciones del m ao ísm o y el guevarism o
para lid erar u n pro ceso revolucion ario m ás am plio, en particular, para apor­
tar solucion es estratégicas d istin tas de la propia.
El de la estrategia ad o p tad a es otro tem a objeto de agu da d iscusión ,
enton ces y boy, au n q u e todavía n o b a recib ido u n análisis sistem ático.
B ásicam en te, el debate se corta en d os entre los “ in su rreccion alistas” , por
u n lado, y los p artid ario s de la “lu cb a a rm ad a” , p o r o tro.13 Ind ud ablem en te,
los d efen sores de la segu nd a o p ció n d o m in aro n la etapa, b en eficiad os del
in du dable prestigio que esa estrategia b ab ía alcan zado a nivel m un dial. La
d iscu sió n enton ces debe centrarse en si esta era la estrategia adecuada a la
etapa y a la A rgentin a. D ic b o de otro m o do , si u n a estrategia que p resup on e
la quiebra espacial del p o d e r del E sta d o y u n a m ayoría de p o b lació n rural,
p o d ía aplicarse a la A rgen tin a de los ’ 70. Por otro lado, debe cuestionarse
la v iabilid ad de u n “ ejército p o p u la r” urb an o , que p o r su p ro pia naturaleza

historia. R espuesta a “¿Por qué perdim os?” ", en Razón y Revolución n ° 13, invierno
de 2004, y la réplica en A A .V Y .: “H agam os ciencia. Lina respuesta fraternal a los
com pañ eros del Proyecto G en o cidio en A rgen tin a” , en ídem .
xT Jn análisis lúcido y tem prano en tal sentido se encuentra en A ltam ira, Jorge:
“C o n tin u id ad y vigencia histórica del m arxism o len in ism o”, en Teoría marxista y
estrategia política, E dicion es R um bos, B s. A s., 1998.
13S e suele olvidar, p or la im portancia que tuvieron en el período, que adem ás de
M on to n eros y PRT-ERP existieron m uchas organizaciones arm adas (G O R , O C P O ,
F A R FAP, FAL, etc.) y que fuera de ellas hay un a izquierda m uy im portan te que
persigue otra estrategia (Política obrera, PST, P C R , etc.).
aleja a los com batien tes de la m asa del p roletariad o (a diferencia del rural,
que m an tien e u n a relación sim biótica co n la m asa cam pesin a), ju sto en el
m om en to en que el p artid o debe d isp u tar su co n d u cció n a la burguesía.
El p roblem a de la estrategia n o se agota, sin em bargo, en la relación
“ in su rrección ”-“ fuerza a rm ad a” , sin o que tam b ién se extiende a la relación
con la dirección d o m in an te en el sen o de las m asas en el m om en to. D icb o
de otra m an era, có m o pro ced er co n el p ero n ism o . Y aq u í el gran in terro­
gan tes es en qué m ed id a quien es id en tificaron al p ero n ism o com o el canal
n ecesario de la revolución, es decir, las diversas varian tes del en trism o basta
M on ton ero s, n o contribuyeron a elevar al verdugo que los derrotaría. Este
problem a está p resente en to d o s los b e c b o s que protagon iza esta fuerza revo­
lu cion aria en to d o el p e río d o .14
R eco n o cien d o to d o lo que falta p ara p o d e r arribar a u n a respuesta de­
finitiva, p o d e m o s abordar el in terrogante p lan tead o en este acápite de la
siguiente m anera: en u n a coyuntura revolucionaria m u n d ial en la que la
clase obrera n o fue p ro tago n ista (y que, p o r lo tan to, n o p o d ía ofrecer al­
ternativas estratégicas), u n p ro letariad o d o m in a d o p o r el reform ism o inició
u n a crisis de con cien cia que le p erm itió crear u n a van guardia cuya dirección
sólo p u d o provenir de la p equ eñ a bu rgu esía radicalizada p o r u n a experiencia
estratégica proveniente del cam p esin ado. A l m ism o tiem po, esa dirección se
d ebatía con tra la experiencia de su p ro p io origen de clase, m arcado p o r el
an tag on ism o en relación a la clase obrera corporizada p o r la an tin om ia pe-
ronism o-antiperon ism o. E sta últim a arrim ó a bu en a parte de esa gen eración
a las filas del p ero n ism o de izquierda o a las varian tes del entrism o. D uran te
u n a etapa, la que com ienza a cerrarse con Trelew, to d o s estos elem entos van
jun tos, facilitan d o las tareas de los revolucion arios. El G A N y Perón van a
pen etrar p o r sus con tradiccion es, m o stran d o sus lím ites.
S in esa d eb ilidad frente al p ero n ism o y con u n a estrategia que privile­
giara la in serción en las m asas, ¿habríam os gan ado? E s im posible saberlo, en
p articu lar p o rq u e u n a parte de la vanguardia, esa que llam am o s “ insurreccio-
n alista” , tuvo u n desarrollo m en o r en los b arrios y en las fábricas, a p esar del

14Para el “en trism o ” de la corriente de N ah u el M oreno, Palabra O brera, véase


C am arero, H ernán: “U n a experiencia de la izquierda en el m ovim iento obrero. El
trotskism o frente a la crisis del p eron ism o y la resistencia de los trabajadores (1954-
1957), en Razón y Revolución n ° 3, invierno de 1997 y C astelo, Fernan do: “E l en­
trism o m orenista y sus caracterizaciones” , en Razón y Revolución n ° 6, otoñ o de 2000.
So b re M on ton eros y la relación con Perón, G illespie, Richard: Solckidos de Perón,
G rijalbo, Bs. A s., 1987.
privilegio o to rgad o a estas tareas. E s in du dable que en la van guardia obrera,
la “lu cb a a rm ad a” tenía u n in d u d ab le prestigio. Se b a sosten id o que las p rin ­
cipales organ izaciones arm adas n o eran sólo eso y que d ed icab an m u cbos
esfuerzos a la p en etració n en las fábricas, lo que es com pletam en te cierto.
T am bién se ba d icbo que la relación de M on to n ero s co n Perón n o tenía
n ad a de ingenua, lo que tam b ién es cierto. Pero resulta m uy difícil de expli­
car que m ien tras se d esarrollaba la m ayor in su rrección obrera de la h isto­
ria argentina, la bu elga general junio-julio, S an tu ch o estuviera en T u cu m án
p reo cu p ad o p o r la guerrilla rural. A lgo tan inexplicable com o la p osición
de M on ton ero s, que llegó a p articip ar de “op erativos cívico-m ilitares” con
el Ejército, en n om b re de la co n stru cció n del “socialism o n acion al” b a jo la
d irección de Perón.15
O bviam ente, si alguien pierde es que alguien gan a. La bu rgu esía tam bién
tenía sus estrategias y, a diferencia del proletariad o, tenía u n a dirección in ­
tern acio n al clara, co n u n a experiencia in m ed iata en p rocesos co m o el argen­
tino. LJna bu rgu esía p rep arad a y u n ificad a gracias a la coyuntura q ue abren
el G A N y Perón, co n los in strum en tos ad ecu ad os intactos, tenía to d o para
vencer.

¿Qué hay detrás de la memoria?

Trelew, salvo p ara las gran des m asas, n o requiere n in gun a o p eración de
rescate. Form a parte ya de la cultura de la izquierda argentina. S í exige, sin
em bargo, u n a op eración de ese tip o en relación a la ciencia y con tra la “m e­
m o ria” . “ R eco rd ar” se b a vuelto u n a m an ía, su p u estam en te con tra el “ ol­
v id o ” . Se trata de u n slogan repetido b a sta el cansan cio: “bay que tener
m em o ria” . S in em bargo, n o es u n g ran d escubrim ien to señ alar que “m em o­
rias” bay m ucbas, p ero verdad u n a sola, au n q u e los p o sm o d e rn o s in sistan
en negarla.16
Se b a escrito m u cb o sobre las “p olíticas de la m em o ria” y n o es éste el lu­
gar de la crítica exhaustiva a las in n u m erables aristas que el tem a con tien e.17

15La experiencia m on ton era se llam ó O perativo D orrego. C on sistió en el trabajo


con ju n to entre m ilitantes m on ton eros y efectivos del Ejército en tareas de ayuda a la
p ob lación bon aeren se afectada p or las in un dacion es. Anzorena, op. cit.
l0Este tipo de perspectivas suele ser d om inan te en revistas com o Lucha arm ada o
Políticas de la memoria.
17Izaguirre, Inés: “La política de la m em oria y la m em oria de la política en A rgen tin a” ,
en Razón y Revolución, n ° 4, otoñ o de 1998. Tam bién Crenzel, op . cit. y da Silva
S í n os interesa exp on er su naturaleza de “ d isp o sitiv o” en la co n stru cción de
la p osgu erra p o r la contrarrevolución. Porque lo que com ienza con el G A N
es el largo cam in o de la bu rgu esía bacia la recu p eración de la h egem on ía per­
d ida. La con strucción de la h egem on ía p resu p o n e u n m o m en to de m áxim a
violencia, fu n d an te del n uevo orden , p ero n o se com pleta si el triu n fad or
n o som ete al vencid o en el p la n o “ m oral e in telectual” , es decir, si n o lo con ­
vence de lo equivocado de su acción y de la justicia de su castigo. La gestión
de la “ m em o ria” es, enton ces, crucial p ara la cu lm in ació n del p roceso con ­
trarrevolucion ario. E n esa tarea colab o ran in cluso intelectuales q ue se su p o ­
n en de izquierda y enem igos acérrim os de to d o lo que “b u e la ” a “ m ilico” .
El m ejor ejem plo es u n texto que se p ro p o n e in cluso la crítica de la
pro p ia historia de la m em oria, siguien d o la evolución de los significados
del Nunca más.18 A u n q u e su autor, E m ilio Crenzel, es particularm en te crí­
tico de su sign ificad o original y analiza co n lucidez la lu cb a in tern a en la
C O N A D E P y las con tradiccion es entre el Inform e y el p ró lo go que lo pre­
senta, resulta ciego al análisis de clase, term in an d o en u n a reivindicación
im plícita del trabajo de la C o m isió n sin advertir que, au n en su form a m ás
avanzada, se trata siem pre de la p resen tació n que la bu rgu esía ba elab orad o
del asu nto. Crenzel, p o r ejem plo, señala que el go lp e del ’ 76 tiene con sen so
en la p o b lació n y enu m era los apoyos explícitos de los p artid o s políticos, de
la pren sa y de la burocracia sindical. S in em bargo, n o parece com pren der
que lo que describe es u n con ju n to de in stitu ciones del m u n d o burgués: los
partid o s políticos bu rgu eses (lo que n o cam bia p o rq u e se m en cion e a p arti­
dos su p u estam en te “ o breros” , com o el socialism o y el p artid o com un ista),
la bu rgu esía en la clase obrera (la bu rocracia sindical) o la o p in ió n pública
bu rgu esa (los periódicos). E s decir, lo que se describe de sem ejante m an era
es el grad o de co n sen so in tern o en la bu rgu esía que b a co n segu id o el golpe,
la m ed id a en q ue u n a fracción de la m ism a logró acaud illar el proceso con ­
trarrevolucion ario e im p o n er su p ro p io p erso n al político. C u a n d o se b abla
de los otros “in fo rm es” que jalo n an la historia de las den un cias, el autor
percibe que su factura es distin ta y que la d en un cia de las “v io lacion es” a los
derechos h u m an o s en, p o r ejem plo, el Proceso a la explotación y la represión en
la Argentina19, desde su título in dica otra form a de encarar el problem a: no
se reclam an “derech os” fan tasm ales sin o que se con den a la rep resión y esa

C atela, Lu dm ila y Elizabeth Jelin: Los archivos de la represión: documentos, memoria y


verdad, Siglo XX I, M adrid, 2002.
18N o s referim os al texto de C renzel ya citado.
19O p. cit.
con den a va acom p añ ad a de u n a d en un cia de la exp lotación capitalista. S in
em bargo, n o parece darse cuen ta de que la diferencia n o obedece a u n clim a
de época o a u n “ cam bio cultu ral” sin o a que la clase que “in fo rm a” es otra:
en el Proceso a la explotación... es la clase obrera, en el Nunca más, la burguesía.
E se m ism o cam bio se observa en relación a la naturaleza de la actividad: de
la acusación al capitalism o a los “derechos h u m a n o s” .
E s precisam ente la p olítica de derechos h u m an o s la que ha p erm itid o a
la bu rgu esía recon stru ir la h egem on ía p erd id a recon struyendo el con sen so
acerca de la dem ocracia. T ran sfo rm ar los resultad os de la guerra civil en vio­
lación a los derechos h u m an o s es la form a que asu m e la estrategia bu rgu esa
p ara sacarse de encim a u n p erson al p o lítico desgastado, cuya co n tin uid ad,
tras la guerra de M alvinas, es u n peligro p ara la d o m in ació n de clase. Para
eso es n ecesario separarlo del g ob iern o del E stad o , pro ceso que asu m e la
form a de “tran sició n a la d em o cracia” . La bu rgu esía estaba dividid a en rela­
ción a la form a d efinitiva de dicha tran sición: el p eron ism o, lo que q ued a de
él, es decir el ala “d erecha” , que ha p articip ad o de la rep resión (a tal p u n to
que su can d id ato a presidente, Italo L ú d er es el firm an te del decreto de
“ a n iq u ilació n de la guerrilla”) se p o stu la com o el p artid o del orden. H asta
tal p u n to llega su vocación “ o rd e n ad o ra” que se declara d isp u esto a aceptar
la au toam n istía m ilitar. El ala “ d em ocrática” de la burguesía, sorp ren d en te­
m ente encabezada p o r el rad icalism o, apu esta a u n a salida aparen tem en te
m ás “rad ical” , p ro clam an d o su v o lu n tad de juzgar a las “ju n ta s” , h acien d o
saber que n o quiere ir m ás allá. E s decir, se trata de reem plazar u n p erson al
p olítico sin co n den arlo (peronism o) o co n d e n án d o lo p ero sin extender di­
cha con den a m ás allá de las cabezas visibles. S ó lo eso le p erm itió a A lfon sín
arrastrar a b u en a parte de los restos de la fuerza derrotada, sobre to d o la
que se reorganizó com o “ organ ism o s de D erech os H u m a n o s” . La m an iobra
le p erm itió a la bu rgu esía con servar in tacto el aparato del E stad o, p erson al
adm in istrativ o clave de la bu rocracia central, sistem a judicial y fuerzas repre­
sivas in cluidas, m ien tras se provocó u n a nueva d ivisión en los restos de la
fuerza revolucionaria. L as leyes de O b ed ien cia d eb ida y P un to final cerraron
el e p isod io en lo que a la “bu rgu esía d em o crática” interesaba. Será M en em
el que liq u ide esta parte de la historia co n los in du ltos. E l juicio a las juntas,
la C O N A D E P y el Nunca más, n o im p o rta sus con tradiccion es, hicieron p o ­
sible este resultado.
E n efecto, las con tradiccion es entre la v o lu n tad restrictiva del g obiern o
alfon sin ista (juzgar só lo a las juntas) y el de los m iem bros m ás com prom eti­
dos de los organ ism os de D D H H q ue p articip aro n de la C o m isió n (juzgar a
to d o s los que fo rm aron parte del aparato represivo), n o excluían u n p u n to
de p artid a com ún , el de clase: la d im e n sió n de los co labo racio n istas (los
p olíticos bu rgu eses que p articip aro n del gobiern o m ilitar, lo que in cluía cen­
tenares de radicales y peron istas) y de los b e n eficiad o s econ óm icam en te (la
totalid ad de la gran bu rgu esía local y extranjera) n o sería o bjeto de investi­
gación. La d im e n sió n que privilegiaban in form es co m o el Proceso a la explo­
tación... o el Informe sobre Trelew de la C O F A P P E G , que aq u í editam os, ba
d esaparecido.
C renzel deja ver q ue esta co n clu sió n del proceso de recon stru cción bege-
m ón ica bu rgu esa está im plícita en la evolución de las m ism as organizaciones
de D D H H , lo que es com pletam en te cierto. Pero n o acierta a señ alar que
es la derrota de la fuerza revolucion aria la que deja en sus restos la tarea de
lograr algo, al m en os el rescate de los que q u ed en vivos, la lib ertad de los
presos, lo q ue sea. N ob le, loable, valiente tarea. D e esa situ ació n se aprove­
cha la bu rgu esía ya en época del Proceso (recuérdese el in form e de la O E A ,
que C renzel recon oce de m ucha in fluen cia en el Nunca más) p ara forzar al
m ovim ien to a entrar p o r las horcas cau din as del im p erialism o y su “solu ­
ció n ” . Por eso varios de los organ ism o s y los intelectuales que apostaron
p o r esta vía se verán de nuevo en la o p o sició n a m itad del A lfo n sin ism o y
co n tin u arán en esa p o sic ió n d uran te to d o el m en em ism o. C renzel m ostrará
cóm o, a raíz del in du lto m en em ista, u n a sen sació n de derrota y desm ovili­
zación se im p o n d rá sobre los restos de la fuerza vencida, p ero n o ve, com o
p ro d u cto de la ausen cia de u n análisis de clase, que lo que la sacará de ese
e stado es la relación que teje con u n a nueva fuerza social en ascenso, del cual
los piqueteros so n su em ergencia m ás visible. Este m ovim ien to de D D H H
“recargad o” , que se atreve a reivindicar la lucha de aquella fuerza revolucio­
n aria de la que ahora es la heredera “ m o ral” en la figura de la agru pación
H .I.J.O .S ., op era la fu n ció n de traspasarla a la nueva. Pero es el con ten ido
p rofu n d am en te bu rgu és de la lucha p o r los D D H H , la d espolitización que
p rodu ce, la que la hace fácilm ente captable p o r u n n uevo p erso n al político
bu rgu és q ue tiene ahora otra tarea: recon stru ir el E sta d o frente a u n a nueva
im p ugn ación , la del A rgentinazo. E l Idrchnerism o ha sido con struid o, en
parte, sobre esa base. S i los organ ism os de derechos h u m an o s quieren dejar
de cum plir este rol, n ecesitan rom p er con la bu rgu esía y volver a la relación
p rivilegiada co n la clase obrera. S ó lo así p o d rían reclam ar, co n justicia, la
herencia de los ’ 70.
E n realid ad las herederas actuales de organizaciones com o el F oro de
B u en o s A ires o la C O F A P P E G so n la C O R R E P I, C E P R O D H o A P E L . E n
efecto, las organ izaciones de los ’ 70 ligaban su tarea al pro ceso general de lu­
cha. N o se trataba de bacer “m em o ria” o “justicia” , sin o de com batir al ene­
m igo, al q ue sólo p o d ía derrotárselo d esp o já n d o lo de su p o d e r social. Hoy,
reclam ar “justicia” y defen der al k ircbn erism o es lo m ism o que reivindicar a
los enem igos de clase.

El valor de la ciencia en la lucha del proletariado

Para realizar esa lab o r de rescate de la q ue h ablam o s m ás arriba, es m e­


n ester ab an d o n a r el terreno de la ideología burguesa, co n struid a p ara m ejor
servir a la contra-revolución y recuperar los objetivos reales de aquella fuerza
revolucion aria que protagon izó, entre otras cosas, Trelew. Y lo que u n an á­
lisis científico debe hacer es explicar, n o “record ar” . E xplicar que la ún ica
d em ocracia p osible en la so cied ad capitalista es la d em ocracia bu rgu esa, que
n o es m ás que la d ictad ura (predom in io econ ó m ico y s o c ia l) de la bu rgu esía
b a jo otra form a. Q u e el objetivo de aquella fuerza era el socialism o, es decir,
la e lim in ación de la so cied ad de clases. Q u e cu an d o se habla de derechos
h u m an o s se cae en la tram pa de la legalidad burguesa, que n o son m ás que
abstracciones frente al m o n o p o lio de la violen cia p o r los d u eñ o s del capital
y que, cu an d o se lucha contra la rep resión del E sta d o capitalista, se batalla
p o r arrancarle ese m o n o p o lio a la clase que lo d o m in a. Q u e n o es b a jo la
form a del in divid uo y sus “derech os” im agin arios q ue se logrará n ad a sino
con la organ ización del p artid o de los e xp lo tado s y u n a perspectiva de clase
plasm ad a en u n program a y u n a estrategia. Q u e p o d e m o s m eter p resos a
to d o s los resp on sables directos de las “v iolacio n es” , p ero m ien tras la clase
d om in an te siga en su lugar, n ad a sustan tivo h abrá cam biad o.
E n con clusión , n o es “m em o ria” lo que tenem os que hacer con Trelew,
sin o explicarlo com o ejem plo e in strum ento: u n a o p eración de rescate de
prision ero s que, de n o ser p o r u n m alen ten dido absu rdo, sería co n sid erad o
hoy u n a verdadera g en ialid ad m ilitar. Y co m o la form a en que u n grup o
de audaces co n program a, organ ización y d eterm in ación le in fringen un a
terrible derrota al E stad o bu rgu és en su con jun to . C o m o el Informe sobre
Trelew deja claro, p ara los m ilitantes heroicos, la ún ica reivindicación p o si­
ble es la realización de su program a. D ich o de m an era directa: justicia no,
socialism o.
La batalla por los héroes
La importancia de la lucha ideológica
en la construcción de la fuerza moral

Rosana López Rodríguez

N o olvido las som bras de los ren did os en el aeropuerto


(las arm as en el suelo
sonrientes com o acabadas de nacer
con el coraje intacto
entregadas a u n enem igo infam e)
(...) H erm an o s queridos
com pañ eros presentes para siem pre
asesinados en u n cuartel de tinieblas en el sur
cuand o aquí en B u en o s A ires
la incipiente prim avera
abría el sol verde del sueño.
H erm an o s m íos
m u ertos para que n osotros alcancem os la vida
oculta en días n o n acidos
corazones abiertos hacia el m ar.1
M iguel A n gel Bu stos

Qué es un informe

C u a n d o escu cham os la p alabra inform e, p en sam o s in m ed iatam en te


en u n texto co n ciertas características form ales y estéticas. A p artir de las
investigaciones y teorías desarrollad as p o r el C írcu lo Lingü ístico de Praga,
n o solam ente la lin güística y la n arratología, sin o tam b ién las teorías de la

fr a g m e n to s del poem a “San gre de agosto” , publicado p o r prim era vez en Nuevo
Hombre, n ° 46, agosto de 1973 y reeditado en la obra poética com pleta, Visión de los
hijos del m a l. A rgonau ta, B u en o s A ires, 2008.
com u n icació n exp erim en taron su últim a g ran tran sfo rm ación . U n o de los
fu n d ad o res de ese gru p o (y su represen tan te m ás significativo p ara la h istoria
de estas d isciplin as) fue R o m án Jako b so n , q u ien com p letó el m o delo del cir­
cuito de la c om u n icación de K arl Bühler, llevánd olo a la in terrelación entre
seis elem entos, cada u n o de los cuales está relacio n ad o co n u n a fu n ción del
lenguaje. C a d a vez q ue se p o n e en juego la co m u n icació n están presentes
to d o s los elem entos y tam bién , p o r lo tan to, tod as las fu ncion es, aun qu e
siem pre hay u n a que es la p red om in an te. E sa fu nción , la m ás im portante,
se recon oce fu n d am en talm en te p o r los recu rsos y las características del dis­
curso que elige el em isor a los efectos de lograr su p ro pó sito . V ale decir que,
según la in ten ción del que pro du ce el d iscu rso, se elab o ran las estrategias
que determ in arán cuál es la fu n ció n p red o m in an te. C u a n d o la in ten ción
del em isor es p resen tar d atos o d ar a con ocer u n ep isod io, histórico o re­
ciente, la fu n ción m ás im p o rtan te allí es la que se con oce co n el n om b re
de informativa o referencial, ya que el elem ento clave es el referente: n o inte­
resa la o p in ió n o los sen tim ien tos que d esp iertan en el em iso r aquello de
lo que habla. D e allí que sea éste u n discu rso fu n d am en talm en te objetivo.
U n a objetividad que, a n uestro juicio, debe significar “apego a la v erd ad ” , el
respeto p o r la con d ición desp legad a p o r el objeto a explicar, antes que em pi­
rism o superficial, d esapego o distan ciam ien to. E l tip o de lenguaje utilizado
será, p rim ord ialm en te, n o connotativo, es decir, se evitarán am bigü edades,
p lurisem ias o recursos que im p liq u en d esplazam ien tos en los significados,
com o p o r ejem plo, el u so de m etáforas. A u n cu an d o n o constituya la in ­
ten ción fu n d am en tal del em isor prever las acciones que el receptor p u ed a
llevar a cabo con la in fo rm ació n que obtenga, se d educe que, sien d o el co­
n ocim ien to la in ten ció n del receptor de esta situació n com unicativa, hay en
su p o sició n de bú sq u ed a, u n a fin alidad : alguien quiere apren d er algo para
p o d e r h acer algo con ello después.
U n in form e es, entonces, u n tip o textual en el cual el em iso r da cuenta
de los avances realizados en u n a investigación o proyecto. D eb e ser claro,
preciso y o rden ad o , p ara que el objeto o p roblem a analizado p u ed a ser apre­
h e n d id o sin dificultad. E l orden con siste n o rm alm en te en la estructura clá­
sica de u n a in trod u cció n en la cual se presen ta el tem a y las hipótesis, u n
desarrollo q ue ap o rtará las p ruebas si se trata de u n a investigación o los
detalles si es u n a n oticia y p o r últim o, u n cierre en el cual se p resen tan las
con clusion es a m o d o de d em ostració n de la hip ótesis. T am bién en el fi­
nal p u e d e n expon erse nuevas pregu n tas o dificultad es que la investigación
p u d o haber p u esto en evidencia. E n u n in form e p red om in a, precisam ente,
la fu n ció n reíerencial. V eam os, entonces, a san to de qué viene este asu n to
del “ in fo rm e” .

Los informes de Barrilete

E l barrilete1 fue u n a de las experiencias colectivas que co n d e n só la evolu­


ción artística y p olítica de u n gru p o de p oetas en las décadas del ’60 y ’ 70. El
prim er n úm ero apareció en agosto de 1963; el resp o n sable de la edición era
el p oeta R ob erto Jorge San to ro; su m adre, E m ilia, la secretaria de redacción.
El g ru p o fue v arian d o y am p lián d ose a lo largo de su historia, p ero la in ten ­
ción original n o cam bió n un ca sin o que fue ad q u irie n d o con el tiem po, y
cada vez m ás, u n giro m ilitante, revolucion ario. “ Barrilete era sacar la poesía
a la calle, creo q ue P atin o fue q u ien acu ñ ó la frase. Pero eso era. Era p o n er
la p oesía en la vereda, la p o esía en el b olsillo del trab ajad o r” , dice en un a
entrevista L eo p o ld o Ju a n González, p o eta, m ilitante del P R T y del F A T R A C
y m iem bro del grup o. D a d o q ue u n a de las reglas que ten ían era la de n o au-
top ublicarse (salvo co n tad as excepciones), el gru p o se reunía en torn o a las
p ropu estas de p u blicació n que ellos m ism o s acercaban: otros poetas, tem as
y p rodu ccion es. O tro de los integrantes de Barrilete, C arlo s Patino, cuenta
que se b acían recitales, lecturas en socied ades de fom ento, fábricas, etc., y
que la ap rob ación de los p o em as que se iban a p u blicar era discu tida colecti­
vam ente. C o n u n d ejo hu m orístico, Patino con fiesa que en los tres prim eros
Inform es, sus p o em as n o fu eron aceptados. “LJna d ecisión lógica” , p ues él
escribía en la línea de Rilke, de H esse, de E l lobo estepario: “ Q u e se m e p ro d u ­
jera u n cam bio en el b o c b o costaba m u cb o trabajo. Y después, p ara que eso
te baje a la m an o tiene que venir to d o u n proceso, u n a crisis id eológica.” 3 Y
esa crisis ideológica llegó. V eam o s cóm o.
L os prim eros cinco n úm eros se p u blicaro n en 1963 (agosto, setiem bre,
octubre, noviem bre y diciem bre), dirigidos p o r el p o eta con la colaboración
de su m adre, E m ilia de San to ro. O c b o págin as sin n um erar que com en zaron
a crecer a p artir del n úm ero 5. E n ese m o m en to los resp on sables firm an ­
tes de la n o ta editorial “A fló ja le que colea” , so n D an iel Barros, G erard o
Berensztein, M artín C am p o s, O scar C astelo , O scar G rillo, T ito L en cion i,

2E1 título de la p u blicación perdió el artículo recién en el n úm ero 6. N oso tro s usare­
m o s esta ú ltim a den om in ación .
3Patiño, C arlos: “Barrilete revolucionario”, El Aromo, n ° 21, ju lio 2005, p. 14.
C on súltese en: h ttp://w w w .razon yrevolucion .org.ar/texto s/elarom o /seccio n es/cu l-
tu raeizq u ierda/A ro m o 21 ju lioB arrileteR evolucionario .pdf.
M iguel A n gel Páez, A rm an d o Piratte, R am ó n Plaza, R o d o lfo Ram írez,
M iguel A n gel Rozzisi, Jorge R utm an , H o racio Salas, R o b erto San toro,
M arcos Silber, O scar S m o je, R afael A lb erto V ásquez y A tilio L uis V iglino.
C o n apen as u n o s cam bios en los n om bres, aparece el n úm ero 6 en febrero
de 1964; ya es Barrilete y Em ilia de S an to ro deja la secretaría. Las p ágin as
están n u m eradas y so n veinte. V ein ticuatro págin as p ara el n úm ero 7, de
marzo-abril de 1964. Ese m ism o añ o b ab rá visto la salida de los n úm eros 8
(julio-agosto) y 9 /1 0 (octubre-diciem bre). Éste ú ltim o ya tiene 36 páginas.
A l añ o siguiente p u blicaro n u n solo n úm ero, el 11. E n el ’66 el 12 (agosto-
septiem bre) n o cuen ta co n la presencia de S an to ro en su com ité editorial.
A p arecen ab o ra só lo cuatro directores: A lb erto C o sta, C a rlo s Patiño, Felipe
R eisin y R afael V ásquez. E l n úm ero 13 es de d iciem bre de 1967. E n octubre
de 1968 se publica el n úm ero 1, añ o V, segu nda época, am b os a cargo de
C o sta y Patiño. S an to ro n o reaparecerá sino en el ú ltim o n úm ero de la p u ­
blicación , en 1974, la del añ o X II, n úm ero 1, lo que pareciera in dicar un a
“tercera” época. E sta vez n o tiene el form ato de revista, sin o que es u n sobre
con folletos y págin as sueltas.
La experiencia Barrilete fue m ás allá de la revista. A partir de 1963 San to ro
ba b ía com en zado a p u blicar los “ in form es” : cuadernillos de p oem as en los
que los p o etas de Barrilete escribían sobre u n tem a determ in ado. C u a n d o u n
b e cb o bistó rico los golp eaba y n ecesitaban sen tar p o sic ió n ante ese ep isod io
a través de su arte, se lanzaba la con sign a y los p oetas in tervenían allí con
sus p rodu ccio n es. S u rgieron así el Informe sobre Lavo ran te4 (jun io de 1963),
el Informe sobre el desocupado (agosto de 1963), el Informe sobre la esperanza (oc­
tubre de 1963), el Informe sobre Discépolo, el Informe sobre Santo Domingo 5 y el
Informe sobre el p aís. S eg ú n R afael V ásquez éste sería el ú ltim o inform e, del
a ñ o 1966. D ecim o s “sería” p orq u e el m ism o V ásq u ez señala que b u b o otro,
a u n q u e con características m uy especiales: “en 1974, u n a an u n ciad a visita
del d ictad o r chilen o general P inocbet a B u en o s A ires (...) bizo que el grup o
p articip ara en u n pecu liar ‘in form e’ que n o llegó a publicarse en cuadern i­
llo: se fo to co p iaro n volantes sueltos con los p o em as de rep u d io de cada un o,

“A lejan d ro Lavorante, boxeador m end ocin o que hizo su carrera en EE.LTCJ., quedó
en estado de com a a raíz de u n knock out. Fue trasladado a la A rgentina, don d e
falleció tiem po después.
5Fue escrito cu ando, b ajo la presidencia de Lyndon Jo h n so n , las tropas n orteam e­
ricanas invadieron la República D o m inican a el 25 de abril de 1965, con la adver­
tencia de que EE.LTCJ. no habría de perm itir otra C u b a en el continente. Tuvo u n a
tirada de 4 m il ejem plares.
que los m ism o s p o etas rep artim o s en algun os b arrio s de la ciudad, com ple­
tan d o la entrega, bacia la n ocbe, en u n acto p ú b lico que se b a b ía convocado
en la can cba del club A tlan ta, en V illa C re sp o .”6 Efectivam ente, esos p oem as
n o fu eron e ditados, sino im presos co m o volantes; las declaracion es de los
m iem bros de Barrilete so n coin cidentes: A lb erto C o sta señala lo m ism o que
V ásquez. E n los prim eros inform es, la línea política que com ienza a desple­
garse es la del antiim perialism o. L avorante es to d o u n sím bolo: el argentin o
que E E .U U . n os devolvió com o u n “sald o de exp o rtació n ” (R a m ó n Plaza)
o com o “u n p aq u ete p o stal p ara R o sario ” (M artín C am p o s). La in vasión a
S an to D o m in g o , m en os elípticam ente, es otra de las in tervencion es que se­
ñ alan el inicio del recorrido p olítico de algun os de los m iem bros de la revista
y de su resp on sable, R o b e rto San to ro .
Pero todavía faltaba otro Informe. LJn d o cu m en to que, según el testim o­
n io de C arlo s Patiño, m iem bro de la últim a etapa de Barrilete, apen as la ti­
rad a fue distribu ida, fue secu estrada de los q u ioscos p o r orden de la Triple
A 7. L eo p o ld o G onzález co n firm a la existencia del inform e, así com o tam ­
b ié n que n o p u d o ser v en d id o p u esto que, adem ás, to d o s los integrantes de
Barrilete ya e staban am en azados p o r la b an d a fascista. Este d ocum en to, el
m ás difícil de conseguir, es el Informe sobre Trelew, cuya fecba de p ublicación
es el 22 de agosto de 1974, segu n d o aniversario de la m asacre. C a rlo s Patiño
lo recuerda de la siguiente m an era:

“E l ú ltim o Informe del grupo Barrilete fue el Informe sobre Trelew, desde luego
alu d iendo a los fríos y cobardes asesinatos de guerrilleros p ro du cid os en la base
m ilitar de esa localidad. R ecuerdo perfectam ente al Toto San to ro p ropon ien d o que
esta vez n o hiciéram os lo de siem pre, sino algo distinto: u n a especie de sobre grande
de d o n d e el lector pu diera ir sacando cosas: poem as, dibujos, grabados, notas, etc.
E xplicaba su idea actuando la fruición con que u n n iñ o sacaría cosas in esperadas y
m aravillosas de u na inesperada y m aravillosa galera. Lo estoy viendo...
A sí se hizo este Informe. Por desgracia, un a de las cosas que salieron de esa ga­
lera fue la persecución, la p rohibición definitiva del grupo y de la revista Barrilete,
adem ás de la m uerte para varios de sus participantes. N osotros no ign orábam os el
riesgo que significaba publicar ese Inform e. La Triple A de López Rega n o s tenía en

“V ásquez, op. cit., p. 10.


7“Y la Triple A publicó u n a solicitada a todo tam añ o con d en án d on o s a m uerte,
u n o p or un o, con to dos los n om bres. E n todo s los diarios. A to dos los que estaban
en el inform e... Y a varios los m ataron , a E nriqu e C oureau , a San toro, al jap on és
H iga... A gente cercana a Barrilete o de Barrilete.” Entrevista citada a C arlo s Patiño
en El Aromo.
la m ira; había sacado un a solicitada a toda página en los prin cipales diarios “d en u n ­
cian d o ” a Barrilete com o subversivo, incluyendo los n om bres de to dos los poetas del
grupo, incluso de quienes ya se habían ido, com o p or ejem plo M iguel A n gel Bustos,
poeta m ístico que n o com partía la idea de mezclar poesía y política y p or eso dejó
el grupo. Pero que se m ezclan inevitablem ente, lo prueba el propio e in fortun ado
M iguel A n gel B ustos, desaparecido p or la dictadu ra m ilitar, que n o reparaba en
estas sutiles distin cion es. Pero el Informe sobre Trelew era tal vez el inform e m ás ne­
cesario. Lo prueba el hecho de que en ese inform e participó la mayor can tidad de
p oetas, escritores, pin tores y periodistas, incluso no pertenecientes al grupo, de toda
su historia. H oy es prácticam ente inh allable.”8

S ab ie n d o que en algún lugar, alguien debía b a b e r con servad o u n ejem ­


p lar al m en os, b u scam o s y b u scam o s. La b ú sq u ed a rin d ió sus frutos y la
d ecisión de com p rarlo v in o de la m an o de la d ecisión de la publicación : no
p o d ía seguir d u rm ie n d o en u n a librería anticuaría u n o de los testim on ios
cruciales en la lu cb a ideológica de n uestro p asado . S i querem os boy retom ar
esas tareas, d eb em os partir del con o cim ien to de los que n os precedieron.

Roberto Santoro y el Frente de Trabajadores de la Cultura

“Paco lo dijo u n a vez: ‘Yo em pu ñ é las arm as p o rqu e busco la palabra ju sta.’ E ran
hom bres que supieron aunar todo: no con sideraban la escritura com o fen óm en o al
m argen de la vida de su pueblo ni la vida de su pueblo al m argen de su literatura.
Y n o estoy h ablan do de novatos, sino de hom bres de gran calidad literaria que con
su ejem plo cuestion an toda u n a actitud política obrerista que ciertas dirigencias
revolucionarias -e n el p oder o n o - suelen tener frente a los intelectuales. D igam os
la verdad, escritores del nivel de R od olfo W alsh n o hay m u ch os en A m érica Latina
o en lengua españ ola, ni m uchos Paco Liron do ni m u ch os H aroldo C o n ti.” í>

R ob erto S an to ro n ació en B u en o s A ires en 1939. Llevó adelante su vida


de trab ajad o r d esem p eñ an d o las m ás diversas ocupaciones, pese a lo cual
se tran sfo rm ó en u n o de los p o etas m ás n otables de su generación . N i el
p u esto del m ercado n i la preceptoría le im p idiero n desarrollar u n proyecto
creativo que com enzó b astan te antes de la p u blicació n de su prim era obra,
Oficio desesperado, en 1962, y que ya al añ o siguiente com enzó a desarrollarse

“Puede con sultarse el texto com pleto en h ttp://w w w .elm u rocultural.com /colu m -
nistas/cpatinioO Z .htm l.
“Entrevista a Ju an G elm an , “Acerca de escritura y m ilitancia. W alsh, Lirondo,
C o n ti.” , en h ttp ://isla _ n e g ra.z o o m b lo g .c o m /a r c h iv o /2 0 0 9 /0 1 /2 9 /.
colectivam ente. E n 1963 se inició, com o h em o s dicho, la p u b licación de
Barrilete. La p ro d u cció n colectiva m otorizada p o r S an to ro recién com enzaba.
D esp u és, en 1966, vendría Gente de Buenos Aires, g ru p o co n fo rm ad o p o r
S an to ro , el p in to r Pedro G aeta, el m úsico E d u ard o R ovira y otro poeta, Luis
L uchi. Ju n to s editaron carpetas con p o em as y d ibujo s, discos, hicieron reci­
tales de m úsica y de p oesía, realizaron lecturas públicas en fábricas, socied a­
des de fom ento, teatros y universidades. E ste tip o de actividades ya las venía
realizan do con el g ru p o Barrilete: “lectura co n debates posteriores en las es­
cuelas, socied ades de fom ento, teatros, facultades, clubes, cines (...), arm aba
exposiciones de p o em as ilu strados (...), distribu ía él m ism o la revista en k ios­
cos y librerías y la vend ía en la p u erta de los cines, de las facultades y del
e stadio L u n a Park (allí lo hicieron aprovechando el acto sobre la enseñanza
libre-laica el 13 de agosto de 1964).” 10 C o n el sello editorial de Papeles de
Buenos Aires, vio la luz el ú ltim o libro p u b licad o p o r San to ro : No negociable.
T am bién fue co lab o rad o r de otras publicacion es, en especial del p erió­
dico de V edia, provincia de B u en o s A ires, Alberdi, en el cual aparecieron
obras de im p ortan tes p oetas de la ép oca.11 Por m ed io de esa p ublicación
con ocerá a D a rd o D orronzoro, tam b ién desaparecido, p rim ero a través de la
lectura, tiem p o después, person alm ente.
L a prim era in tervención p olítica p ública de R o b erto S an to ro se llevó
a cabo con u n e n cen d id o d iscu rso en el acto de la A lianza N acio n al de
Intelectuales, el 10 de abril de 1964. Es precisam ente en ese m o m en to en
el que S an to ro hizo u n llam ad o explícito a la m ilitancia sindical. E sta con ­
vocatoria aparece tan to en ese d iscu rso co m o en las p ágin as de Barrilete: los
escritores eran llam ad o s a gan ar la S A D E p ara los trabajad ores de la plum a.
E s p o r eso q ue S an to ro integró d istin tas listas que p articip aro n tres veces en
las elecciones del sindicato; la prim era, en 1965, la últim a, en 1973. N o gan a­
ron, p ero el p o eta en ten d ió que ya eran tiem p o s de otra form a de m ilitancia:
el P R T ya lo co n taba entre sus filas.
E l 3 de ju n io de 1976 R ob erto S an to ro escribió u n a carta d irigida a la
C o n fe d e rac ió n de Escritores L atin oam erican os, co n sede en M éxico, para

“ G arrid o, Lilian: “P rólogo” , en Literatura de la pelota, L E A , Bs. A s., 2007, p. 12. Las
lecturas de los p o etas de Barrilete son descriptas p or C arlos Patiño en el texto ya ci­
tado: “(...) hicim os varias lecturas de p oem as en las un iversidades. R ecuerdo u n a de
las m ás lindas, de las m ás llenas, de las m ás q uilom beras, fue en la LIBA, en la clase
de V icente Zito L em a.”
nD alter, E du ard o: “E l periódico Alberdi (1923-1976) y sus p o etas” , en Razón y
Revolución n ° 10, prim avera de 2002, p p. 25-38.
d en u n ciar y d ifu n d ir la d esaparición de p erso n as. A llí m en cion a el arresto
del director del p eriód ico Alberdi y el secuestro de H a ro ld o C o n ti y A lb erto
C o sta, entre otros p eriod istas y escritores. D en u n cia tam b ié n la golpiza a
que fue so m etid o E n riq u e L lam as de M ad ariaga (La Razón) y el secuestro y
asesin ato del p erio d ista y ex sen ad o r uruguayo Zelm ar M icbelini. El I o de
ju n io de 1977, m ien tras las clases del tu rn o n o cbe en la E scuela N acio n al de
E d u cació n T écn ica n ° 25 del barrio de O n ce se d esarro llaban con n orm a­
lid ad , tres b o m b res se acercaron p reg u n tan d o p o r u n o de los preceptores,
R ob erto S an to ro. LJno de ellos d ijo ser b e rm a n o de u n alum no. C u a n d o
el b u sc a d o se presentó, los d esco n o cid os lo red u jeron p o r la fuerza esgri­
m ien d o arm as de fuego. E n m ed io de los gritos y la d esesp eración de los
presentes, se lo llevaron.
S an to ro in tegró diversos frentes, algun os ligados al PRT; otros, com o
la A G E (A gru p ació n G rem ial de Escritores), no. E stuvo tam b ié n en el
FA S (Frente A n tiim perialista p o r el S ocialism o ) ju n to a H a ro ld o C o n ti y
H u m b erto C o stan tin i.12 S eg ú n d eclaracion es de Luis M attini, los tres for­
m ab an parte de la m ism a célula del PRT.13 S eg ú n lo que b e m o s visto en el
Informe sobre Trelew, integró u n Frente de T rabajadores de la C ultu ra, cuya
v in cu lació n co n el co n o cid o F A T R A C resulta difícil de establecer. E n efecto,
d os p roblem as se p lan tean sobre el F A T R A C . LJno es la n aturaleza de su in ­
terven ción política. O tro, b asta d ó n d e llega y có m o term ina.
E l Frente A n tiim perialista de T rab ajad ores de la C u ltu ra fue u n a orga­
n ización de intelectuales y artistas v in culada al PRT, q ue presentaba, a dife­
rencia del resto de las agru pacion es revolucion arias, u n p rogram a de inter­
ven ción específica en el ám b ito artístico. L os integrantes m ás co n ocid os de
ese frente fu eron el so ció lo go D an iel H o p e n y el p erio d ista y escritor N icolás
C asu llo . S u rgió en 1968, en R o sario y tuvo su prim era acción pública en
o casió n de la convocatoria del p rem io B raque, en la cual la em b ajad a fran ­
cesa bab ía in c o rp o ra d o u n a cláusula de censura de las obras. L os artistas
reaccio n aron y n o solam en te se n egaro n a participar, sin o que tam b ié n hi­
cieron públicas cartas de rep u d io al becb o , in terp retán d olo com o u n acto
de “im p erialism o cultu ral” . E n ese contexto, el F A T R A C apoyó el b oicot con
volantes y, cu an d o los artistas que e staban m an ifestan d o con tra el Prem io
fu eron rep rim id os y detenidos, presentó u n co m u n icad o de pren sa en el

12Crisis, n ° 42, 16 agosto de 1974.


13V éase R ed o n do, N ilda; Haroldo Conti y el PRT. Arte y subversión, A m erin dia, S an ta
R osa, 2004, p. 55. T am bién Leo p oldo G onzález nos ha p roporcion ado este m ism o
dato.
cual e xp o n ían su so lid arid ad con los detenidos. Tam bién, en u n a n ota p u b li­
cada en E l Combatiente, n o sólo se d efien d ió la valiente p o sic ió n de los artis­
tas, a quien es con sid eran “van guardia an tiim p erialista” , sin o q ue llam aron
a la C G T de los A rgen tin os a apoyar y defen der a los detenidos. L os artistas
en cuestión, q ue ya v enían establecien d o u n acercam ien to con la C G T A y
que inclusive estaban sien d o d efen didos p o r los ab o gad o s sindicales, con si­
d eraron q ue p o d ría verse p erju d icad a su situación y to m aro n d istancia del
FA T R A C : según L on go n i, se p ro d u jo “u n a p ugn a (...) entre d os lógicas dis­
tin tas: la de la van guardia artística -q u e se politiza- y la de la van guardia p o ­
lítica que in ten ta u n a p olítica bacia la cu ltu ra.”
LJn n uevo cortocircu ito va a p ro du cirse entre estos artistas y el F A T R A C
m ien tras se p rep araba la p resen tació n de Tucumdn Arde, experiencia artística
in au gu rad a a com ien zos de noviem bre de 1968 en el edificio de la C G T A de
R o sario y traslad ad a a B u en os A ires a fines de m es, ab o ra en el edificio de
la C G T A n acion al.14 Para L o n g o n i la causa del n uevo en fren tam ien to entre
am b os g ru p o s es m etodológica: p ara los de Tucumdn Arde los m étod os de los
m ilitantes del P R T eran d em asiad o violen tos p ara co n sid erar la p o sib ilid ad
de realizar u n trabajo com ún . D a d o que “su presencia fue in terp retada p o r
algun os artistas co m o u n in ten to de ‘cop ar’ la obra, de m an ip u larla” , fue­
ro n exp ulsados de la realización de T u c u m án A rde. “D e algun a m an era” ,
concluye la autora, “la p olítica (o, m ejor, la m o d alid ad de in tervención que
sostenía el F A T R A C ) se to rn ó en u n a definitiva divisoria de agu as.”
L a autora de la n ota b ace suya la in terp retación que u n o de los artistas
rosarinos, Ju a n Pablo Renzi, bizo de los b ecb o s que llevaron a la fractura con
el Frente: “afirm am o s n uestra in dep en d en cia de los m ovim ien tos políticos
concretos, au n cu an d o algun o de n oso tro s p u d iera coin cidir con sectores o
p artid o s.” L o cierto es que, a d espech o de la n egación de Renzi, otra partici­
p an te de T u c u m án A rd e señala que:

14“T u cu m án A rde es u n a puesta en escena de las luchas obreras p opulares en contra


de la aplicación d el llam ado O perativo Tucum án , que im pulsa el gobiern o nacional,
dentro de la política de reconversión indu strial de la provincia. Im plica el cierre de
m ás de u n a decena de ingenios azucareros y la pérdida de fuentes de trabajo. E n la
m uestra se utiliza u n a am plia variedad de soportes visuales y audiovisuales: fotos,
afiches, carteles, posters, testim on ios grabados, gráficos, m urales, etcétera, d o n d e se
d en u n cia la vinculación de los d u eñ os de los ingenios con el capital finaciero inter­
n acio n al.” Balvé, Beatriz: “¿La fusión del arte y la política o su ruptura?. E l caso de
T u cu m án A rde: A rgentina 1968” , en Razón y revolución n ° 7, verano de 2001.
“E n 1968, este grupo de artistas con su stan ciado s con el Program a del I o de mayo
de la C G T de los A rgentin os que liderara R aim u n d o O ngaro, decide sum arse al pro­
yecto político cultural de esta central obrera y constituye un a com isión , b ajo el n o m ­
bre de C o m isió n de A gitación y P ropagan da. (...) Bajo estas con d iciones se fu n da
el G ru p o de A rtistas A rgen tin os de V anguardia (...). Paralelam ente, el colectivo con
asiento en B u en os A ires com ienza a actuar en el seno de la C G T A , en la com isión
de cultura, prom ovien do la creación de u n a obra que denuncie los problem as que
aqu ejan a la clase obrera en T u cu m án .” 15

Es decir, m ás allá de las afirm acion es de Renzi (y de las de L ongon i) los


artistas de Tucumán Arde ten ían u n program a, el del p ero n ism o de izquierda
que rep resen taba la C G T A .
D u ran te el m ism o año, los sociólogos del F A T R A C volverán a enfren­
tarse con el g ru p o de artistas de T u c u m án A rde, al d en u n ciar que el Proyecto
M arg in alid ad 16, rad icado en el Instituto D i Telia y dirigid o p o r Jo sé N u n,
en el que p articip ab an Ju a n C a rlo s M arín , B eba Balvé, M iguel M u rm is y
E rn esto Laclau, entre otros, era u n a form a de aceptar la p en etració n im peria­
lista, en razón de que el proyecto estaba fin an ciad o p o r la F u n d ació n Ford.
S i b ien los d en u n ciad o s n o perten ecían al g ru p o que b a b ía p rotagon izado
T u cu m án A rde, es cierto q ue bab ía entre am b os u n a relación sim biótica,
en u n cam po m ás am p lio que in cluía otras expresion es políticas y estéticas.
L o n g o n i pretende que es la in tro m isió n de lo p olítico p artid ario , de la m an o
del FA T R A C , lo que da p o r tierra co n las experiencias que d uran te to d o el
añ o 1968 van d elin ean d o la p o sib ilid ad de u n a relación fructífera entre arte
y política. N o ve que, detrás de cada g ru p o de artistas bay, explícita o im plíci­
tam ente, p rogram as p olíticos que se d isp u tan el espacio abierto p o r la crisis
de con cien cia en m arcba.
S eg ú n C asu llo , la política cultural q ue se p ro p u so el F A T R A C tenía
com o objetivo to m ar d istancia, p o r u n lado, de la división bu rocrática de
tareas que p lan teab a el P C : los m ilitantes artistas eran con vocados p ara even­
tos especiales, en los cuales p articip ab an co n su d isciplin a; cu an d o el evento
finalizaba, volvían a ser m ilitantes del P C que, adem ás, eran artistas. Por otro
lado, querían escapar al m an d ato de p roletarización y, con secuentem en te, al
ab an d o n o de la p ro d u cció n artística e intelectual. D e allí que se p ropu sieran
p rod u cir u n arte (y u n a ciencia) que fu eran a la vez revolucionarias.

15Balvé, op. cit., pp. 3, 13-14.


l0“S u objeto de estu dio eran las nuevas form as de m arginación social en A m érica
L atin a.” , en L on gon i, A n a: “E l FA T R A C , frente cultural del P R T /E R P ” , en Lucha
Arm ada n ° 4, 2005.
E sto s intelectuales, que expresaban u n a crisis de con cien cia m ás general
en el cam po de la bu rgu esía y la p equ eñ a burguesía, se en con trab an en ten­
sió n frente al p rejuicio p o r su origen de clase y la actividad que d esarrolla­
b an , de u n lado, y la n ecesidad de p ro d u cir u n arte y u n a ciencia que fueran
h erram ien tas en la lu cb a ideológica del program a revolucion ario, del otro.
E sa ten sió n perm anente, se tran sfo rm a boy en la n egación de la p o sib ilid ad
de la fu sió n del arte y la revolución. E n efecto, cu an d o L o n g o n i concluye
que la fu sió n entre vanguardia artística y vanguardia p olítica es in estable y
precaria, se deja arrastrar p o r esos prejuicios:

“E l p u nto es pen sar cuánto de ese rico legado se recupera en el pasaje a la acción.
E n ese sentido, no parece errado afirm ar que en esta coyuntura los intentos por
con ju gar vanguardia artística y vanguardia política q uedaron sujetos m ayorm ente
a la lógica (de las urgencias) de la política. Por cierto, el F A T R A C no escapó a su
tiem p o .” 17

El F A T R A C , entonces, bab ría sido, según L on gon i, la expresión de la


in cap acid ad de la izquierda p artid aria para en ten d er los requ erim ien tos p ro­
pio s del m u n d o artístico. S in em bargo, p o d e m o s in terpretarlo de otra m a­
nera: co m o u n actor im prescindible en la crisis de con cien cia necesaria de
los artistas de origen bu rgu és o p e q u eñ o burgués. Será, precisam ente, gracias
a esa crisis q ue m u cb o s de ellos term in arán en las filas de las organizacio­
nes revolucion arias en lu gar de reivindicar el m ito bu rgu és de la “lib ertad ”
del artista o, en el m ejor de los casos, el del “ co m p ro m iso ” del intelectual
“ crítico” . E s decir, u n m om en to en la con strucción de los intelectuales orgá­
n icos del pro letariad o. E sta co n clu sió n q ued a velada cu an d o se tran sform a
u n proceso de lu cb a política en el cam po estético en u n a sim ple cuestión de
m étod o o de “tie m p o s” y “u rgencias” .
L o n g o n i cree que “bay u n a van guardia artística que se politiza y u n a van ­
guardia política que in ten ta u n a política cultu ral” . N in g u n a de las d os afir­
m acion es es correcta. E n prim er lugar, con sid erar que los artistas que con sti­
tuyen u n a vanguardia en térm in os estéticos, form ales, se “politizan ” , es creer
que es p o sible desarrollar u n a actividad intelectual sin que ello im plique
acción p olítica alguna. A la inversa, creer q ue u n a van guardia política no

17L o n gon i, op. cit. M ás in form ación sobre los hechos aquí descriptos, así com o do ­
cu m en tos y entrevistas, p uede verse en L on gon i, A n a y M arian o M estm an: Del Di
Telia a “Tucumán Arde”. Vanguardia artística y política en el ’68 argentino, E l cielo por
asalto, Bs. A s., 2000.
tiene siem pre im plícita u n a política cultural es d escon ocer las form as en que
se trad u cen los program as en la vida real.
C o m o d ijim o s m ás arriba, m ás allá de la naturaleza de la in tervención p o ­
lítica del F A T R A C , está el p roblem a de su relación con el F T C . E l F A T R A C
d esarrolló su actividad en R o sario y tam b ié n en B u en os A ires, al m en os
b asta 1971, fecba de la que d ata el ú ltim o d ocum en to, según la investigación
realizada p o r L o n go n i. E l F A T R A C b ab ría sid o d isu elto p o r p roblem as in ­
tern os del PRT. S in em bargo, parece resurgir algun os añ os después com o el
F T C que trabaja en el Informe.
E n efecto, el Informe sobre Trelew fue pu b licad o p o r la C o m isió n Fam iliares
Presos Políticos E stu dian tiles y G rem iales (C O F A P P E G ). A d em ás, tal com o
leem os en el colofón, “c olab o raro n en este h o m en aje a los H E R O E S D E
T R E L E W el gru p o B A R R IL E T E y el F R E N T E D E T R A B A JA D O R E S D E
L A C L JL T L JR A ” . T an to la C O F A P P E G com o el Frente de T rab ajad ores de
la C u ltu ra p erten ecían al PRT, m ien tras q ue el g ru p o Barrilete estaba diri­
gid o p o r San to ro, m ilitante del p artid o. Pero este F T C n o parece ser exacta­
m ente el FA T R A C , au n q u e baya in dicios p ara p e n sar en cierta co n tin uid ad.
E n u n a entrevista de N é sto r K o b a n a E n riq u e G o rriarán M erlo se refirió en
estos térm in o s a la p reo cu p ació n del p artid o p o r la lu cb a cultural:

“Existió el Frente de T rabajadores de la C u ltura (FT C ), que aglutinaba a los tra­


b ajad ores de la cultura, a los artistas y a los intelectuales. E l F T C se creó y fun cion ó
desde el com ienzo. E l E R P se fu n dó en ju n io de 1970 y ya desde ese m om en to co­
m enzó a fu n cion ar el Frente de T rabajadores de la C u ltura. V arios de estos com pa­
ñeros, que form aban parte del F L C , integrarán después el Frente A ntiim perialista
p o r el Socialism o (FAS) que, m ostran do un a gran capacidad de m ovilización, realizó
varios congresos m asivos, cinco en total.” 18

A u n q u e L o n g o n i da p o r term in ad as las acciones del F A T R A C en 1971, el


P R T d eb ió b ab er m an ten id o la co n tin u id ad en la p olítica de frente cultural;
pru eba de ello es el Informe sobre Trelew. N o p o d e m o s asegurar si este nuevo
frente es el anterior, co n u n cam bio de n om b re apen as o si bay u n bacbe
tem p oral entre el ’ 71 y la fo rm ació n del nuevo, con u n a política diferente.
A u n q u e según las declaracion es de G o rriarán , el F T C b ie n p u d o b ab er sido
u n a segu n d a v ersión del F A T R A C en la que se pro du ce u n cam bio de per­
sonal: allí d o n d e e staban H o p e n y C asu llo , en con trarem os ab o ra a C o n ti,

18La entrevista com pleta p uede con sultarse en h ttp://w w w .elo rtib a.o rg /gm erlo .
htm l.
C o n sta n tin i y S an to ro . L o que sí es cierto es la co n tin u id ad de la decisión
del P R T de con struir u n trente intelectual, tan tem p ran am en te com o en el
’68 (con an teriorid ad al C ord o bazo ) y ta n “tard íam en te” com o en el ’ 74.

El Informe sobre Trelew

Pero nadie p uede creer en el balbuceo de los que m ienten;


a n adie convence tan ta cháchara vestida de uniform e.
¿C óm o habrían de fugar los que n o ten ían armas?; ¿cóm o habrían de
atacar los que entregaron sus arm as y habían pactado rendición?
L a trabajosa m entira no rinde u tilid ad a los com an dan tes; la presurosa
m an o de la censura no alcanza para tapar las m anch as de sangre.
Informe sobre Trelew

C o m o h em os visto, los Inform es de Barrilete n o resp o n d e n a la caracte­


rización q ue se espera de u n texto inform ativo. B u scan deliberadam en te la
co n n o tació n (pues están con stitu id o s p o r p o em as) y n o resp o n d e n a un a
estructura fija, vio len tan d o con ello las características form ales: so n infor­
m es que n o tien en “ form a” de “ in fo rm es” . S i la expectativa del lector al en­
frentar u n in form e es restringida y superficial, n o p o d rá con sid erar siquiera
que estos cuadern illos con stituyan u n inform e. N i que h ablar si interpreta
“ objetividad ” co m o “d istan ciam ien to ” , en vez de “apego a la verd ad ” . E n
este sen tido, los in form es de Barrilete so n d ocu m en to s que n o pretend en
“ objetividad ” en sen tido lato, sin o que expresan la v o lu n tad de verdad de
sus particip an tes. V o lu n tad de verdad que n o es m ás fuerte ni m ejor cuanto
m en os se involucre p olítica e ideológicam en te el em isor, sin o que, p o r el
con trario, cobra su verdadero valor de verdad cu an to m ás con cien te sea.
D e allí que en estos in form es n o hay u n p red o m in io osten sible del referente
p o r sobre los otros elem entos del circuito, ya q ue la con cien cia del emisor se
exhibe claram ente. E l m en saje poético confluye enton ces co n la n ecesidad de
dar a con ocer u n hecho y con la vo lu n tad de acción política. D e ese m odo,
resulta en u n a apelació n a la con cien cia y a la acción del lector. ¿Función
p oética, inform ativa, apelativa o expresiva? T o d as a la vez. ¿P redom in io del
p lacer estético, del con o cim ien to , del llam ad o a la acción o de la represen ta­
ción de sentim ientos? T o d o sim u ltán eam ente. Porque los artistas m ilitantes
n o sep aran lo que sien ten de lo que p ie n san y de lo q ue hacen.
Pero este Informe sobre Treleiv es diferente a to d o s los in form es anteriores
p u b licad os p o r Barrilete. V am os a en co n trar aq uí m ucho m ás que poem as.
P odem os co n sid erar la presencia de cinco tip o s textuales: los p oem as, los
d ocu m en tos (fotos, recortes periodísticos, entrevistas, version es de testim o­
n ios orales, biografías), las con sign as, los h o m en ajes y obras de artistas plásti­
cos (reprodu cciones, collages). La tran sfo rm ació n con relación a los inform es
anteriores se o p eró en la m u ltip licid ad de elem entos presentes en éste, p ero
tam b ié n en la radicalización de la p o sic ió n política. D el an tiim p erialism o o
la política de lo n acion al y p o p u la r de los com ien zos (uno de los inform es
de Barrilete está d ed icado a E n riq u e S an to s D iscép olo), p asam o s a u n frente
de artistas (no solam en te poetas) que encarnan u n program a revolucionario.
Beatriz Balvé caracteriza de esta m an era el arte revolucionario:

“E l arte revolucionario nace de un a tom a de conciencia de la realidad actual del


artista com o individuo dentro del contexto social y político que lo abarca. E l arte
revolucionario p ropon e el hecho estético com o núcleo do n d e se integran y u n ifican
to do s los elem entos que conform an la realidad h um an a: económ icos, políticos, so­
ciales, com o un a integración de los aportes de las distintas disciplinas, elim in an do
la separación entre artistas, intelectuales y técnicos com o u n a acción u n itaria de
to do s ellos dirigida a m od ificar la totalidad de la estructura social, es decir u n arte
to tal.”1"

C o m en záb am o s este p ró lo g o exp lican d o sucin tam en te qué es u n in form e


y cuál es la in ten ció n del em isor cu an d o pro du ce u n texto inform ativo.
D etrás del m ism o siem pre bay u n a investigación a los efectos de develar un a
verdad. La gente debía con o cer que la pren sa burguesa, la de la d ictad ura de
L an usse, pretendía engañarlos. La m asacre tendría, según esta versión, u n
justificativo: los “ extrem istas” m urieron com o con secuencia del enfren ta­
m iento, ya que n uevam ente h abrían in ten tad o fugarse. V arios textos op eran
p o r an tin o m ias, p o r op o sicion es: el “ Inform e oficial” aparece co n fron tad o
con el texto que aparece co m o epígrafe de este apartad o; u n foto-m ontaje
con los m ilitares que “explican ” lo su cedid o frente a u n p an el que dibuja
los cuerpos m uertos; el d iscu rso del capitán de navio H o racio M ayorga, “ el
gorila que invocó a D io s” , h a b la n d o de deberes b ien cum p lid os y de falta de
culpas, p ero anim alizado y p resen tad o co m o resp o n sable p o r el copete. U n
“ Proyecto de reso lu ció n ” cajo n ead o que debiera h aber investigado la com i­
sió n de “ asesinatos, secuestros y torturas contra m ilitantes p o p u lares” y los
com u n icad o s de T élam que, al igual que el collage con titulares de diarios,
h ab lan de n uevo de in ten to de fuga, de enfren tam ien to, de tiroteo, expre­
san la versión oficial de la m asacre enfren tad a a la conferencia de pren sa de

“ Balvé, op. cit.


P ujadas, B o n et y Berger, aco m p añ ad a p o r foto. Y p o r supuesto, en o p osición
flagran te con los testim o n io s de los sobrevivientes, M aría A n to n ia Berger,
A lb erto M iguel C a m p s y R o b erto R ené H aidar. C a b e recordar que p ara el
prim er aniversario de la m asacre, se b ab ía p u b licad o L a patria fusilada, la
entrevista que Fran cisco “ P aco” U ro n d o realizara a los tres sobrevivientes,
cu an d o tan to el entrevistador com o los entrevistados e staban presos en la
cárcel de D evoto en 1973.20
T am bién en el ’ 73, R aim u n d o Gleyzer b a b ía p resen tad o u n m edióm e-
traje, N i olvido ni perdón: 1972, la masacre de Trelew, cuya prim era m itad está
con struid a con los m ism os elem entos que aparecen en en Informe: con sig­
nas, fotos, p lan os explicativos y, fu n d am en talm en te, la entrevista a Pujadas,
B on et y Berger en el aerop uerto, el “testam en to p olítico de los b é ro es” .
T od as las in tervencion es plásticas del in form e co lab o ran p ara la explica­
ción de lo sucedid o: los m ilitares com o anim ales (gorilas, con notativam ente
“ an tip ero n ista” y p o r extensión, “ an tip o p u lar”), la ley del e m b u d o (o del
engaño). L o m ism o q ue el d o cu m en to co n ju n to de ERP, F A R y M on ton eros
del 25 de agosto: la “respuesta a d e cu ad a” ante el engaño, la rep resión y la
m iseria es el “ejército del p u e b lo o p rim id o ” . A u n q u e cu an d o se publica el
Informe, en agosto de 1974, ya n o bu b iera u n a d ictad ura, la esperanza que al
m en os M o n to n ero s bab ía cifrado en el g o b iern o p o p u la r de C á m p o ra ya se
ba b ía desvanecido y Perón ya b ab ía d ejad o b ien claro bacia qué lad o se incli­
n aba la balanza del bo n ap artism o . Silvio Frondizi lo expresa claram ente: la
guerra es con tra el sistem a capitalista, m ás allá de los g o biern o s de turn o. E n
este sen tido , Perón n o es d istin to de Lan usse, “p orq u e la realid ad actual no
difiere m ayorm ente de la im perante b a jo la d ictad ura m ilitar” .

“Es n ecesario con tin u ar la lucha en u n frente com ún, para, en prim er lugar
detener la escalada terrorista que se ha d esatad o desde m ás de u n sector del equipo
gobernante; (...) si los acontecim ientos actuales n o s están d em ostran do que si se
suceden los gobiernos y los m étodos in h u m an os con tin úan , su respon sable directo
es el sistem a que los genera y p roduce. D ebe p or lo tan to lucharse para hacerlo des­
aparecer, in stauran do u n a patria m ejor sin explotadores ni ex plotad o s.”

20La entrevista fue realizada precisam ente el 24 de mayo de ese año, “la noche an­
terior a n uestra salida de la cárcel de V illa D evoto, la noche anterior a la asun ción
del gobiern o p o p u lar” , según palabras de Liron do. Lirondo, Francisco; La patria
fusilada, C risis, B u en o s A ires, 1973.
C o m o ya lo h abía hech o R o d o lfo W alsh al d en u n ciar los fu silam ientos
de Jo sé L eó n Suárez en Operación masacre, u n texto cuya ficcion alización no
va en d esm ed ro de la in form ación que b rin d a 21, los artistas e intelectuales
del Informe alcanzan el m ism o vuelo estético y la m ism a relación con la ver­
dad. C o n otras form as, con u n trabajo colectivo, cum p liero n con la obliga­
ción b ásica de to d o arte revolucion ario: ser u n a de las form as de la verdad.

La batalla por las conciencias y la lucha de la vanguardia

Si, com o h em os visto, el Informe cum plía co n su fu n ció n fue p orqu e se


h abía p resen tad o co m o u n arm a en la lucha p o r las con cien cias de los que
todavía n ecesitaban saber de qué se trataba; frente al engaño de la id eología
bu rgu esa, apareció com o la d en un cia de la verdad. E n m ed io de u n proceso
revolucion ario siem pre es n ecesario q u itar telarañas de los o jo s de la con ­
ciencia. Pero este Informe es m ucho m ás que eso. N o le alcanzaba con ser un a
verdad poética gritad a a los cuatro vientos, sin o que construyó u n tip o de
receptor m uy especial. Por u n lado, el o íd o de las m asas aten to a lo que estos
in form es decían; p o r otro, los co m p añ ero s que todavía e staban lu ch an do.
Y si u n d iscu rso in form ativo está p lan tead o “p ara to d o el m u n d o ” , este in ­
form e tiene la p ecu liarid ad de dirigirse sim u ltán eam en te a tod os en general
y a la van guardia política en particular. M u ch os de los com p añ eros q ue cada
día d eb ían enfren tar represión , tortura, clan d estin idad , p o d ía n pregu ntarse
cu án to tiem p o m ás p o d rían so p o rtar esa situ ación sin que su vo lu n tad revo­
lu cion aria se viera quebrada. E ran tiem p os difíciles.
D o s ejes recorren el c on ten id o del Informe. Por u n lado, el de la justicia;
p o r otro, el de la victoria. La cuestión de la justicia n o debe in terpretarse
com o “justicia b u rg u esa” , sino, tal co m o aparece en el texto, com o “justicia

21Operación Masacre es considerada la prim era obra en su género en el m u n d o, es


decir, u n a novela de n o ficción, debido a que sus fuentes y datos son p rodu cto de
u n a investigación y todo s se corresponden con la realidad. La historia de este texto
com enzó cuando a fines de diciem bre de 1953, Ju an C arlo s Livraga, sobreviviente
de la m asacre, realizó la den u ncia en el periódico Propósitos, de Leó n id as Barletta, a
instancias de W alsh. Entre los m eses de enero y m arzo de 1957, el escritor publicó
u n a serie de n otas en Revolución Nacional y entre mayo y ju nio, en la revista Mayoría.
E sa fue la génesis de Operación masacre, que fue pu blicado en 1958, pero siguió cre­
cien do hasta 1972, su edición definitiva. R ecordem os, de paso, que la película de
Jorge C ed ró n b asad a en la obra de W alsh fue film ada en 1972 y estrenada el 27 de
setiem bre de 1973.
p o p u la r” . N o se esperaba que n in gú n represen tan te del E stad o b u rgu és im ­
partiera u n a justicia que sólo p o dría ser u n a farsa; p o r eso, las organizaciones
in volucradas en el b e c b o reclam ab an justicia revolucionaria. N o se trataba
de u n a sim ple represalia, ni de “justicia p o r m an o p ro p ia ” , tam p o co de un a
form a de venganza, en tan to expresión de la furia in dividual. Por eso, el
p o em a de E n riq u e C o u ra u se refiere a la “venganza” com o acción plural,
que llevaría a la victoria. La “justicia” del p o em a de Ju a n D . Polito, es la
m ism a “justicia m o n to n era” de “S u san a oscu ra” . D el m ism o m odo, tod as
las con sign as del Informe, a p u n ta n en ese sen tido . S e trataba, precisam ente,
de n o ab an d o n a r la con cien cia de que la lu cb a de clases es u n a guerra y que
en la guerra am b os b a n d o s se enfren tan co n el m ism o m étod o. E sos m ili­
tan tes en ten d ían que los p rocesos revolucion arios exigían u n a agudización
de la violen cia y la ún ica form a de b acer justicia a los intereses en con flicto
no era p recisam ente, pacífica. Por esa razón, el Informe se encargaba de señ a­
lar a to d o s los respon sables. Q u ién es fu eron los asesinos, desde el capitán
Luis E m ilio S o sa, u n o de los ejecutores m ateriales p rotegid o lu ego p o r el
decreto n ° 3 4 95, b asta el alm irante H erm es Q u ijad a, co n sid erad o el p rin ­
cipal resp on sable, ya que estaba a cargo de la base A lm iran te Zar cu an d o se
p ro d u je ro n los fu silam ientos. Este eje del Informe se desarrolla en el texto
de h om en aje a F ernández Palm eiro, dirigente del ERP-22 de agosto, que en
el ’ 73 bab ía m atad o a Q u ija d a 22 y en las palabras de V icen te Zito L em a y
E d u ard o Luis D u b ald e bacia R o d o lfo O rtega Peña, fu silad o en p len a calle
p o r la Triple A . La celebración de la justicia p o p u la r a m an o s del G allego
Fernández Palm eiro es el tem a de “ E p itafio ” , de C a rlo s V ítale. Q u e viva la
R evolución (así, con m ayúsculas, com o está en el Informe) im plica que, a
p esar de la m uerte de los m ilitantes, existe u n a fuerza sup erio r q ue va m ás
allá de la sum a de in dividuos. E ra el grito de lu cba, com o cierra el texto de
Frondizi, que les p erm itiría, a p esar del dolor, m ás b ien a causa del dolor,
seguir avanzando. L os com p añ eros b a b ían caíd o en razón de la causa revolu­
cion aria, p ero los o jo s en llan to n o im p iden la acción.
D ijim o s que el otro eje tem ático era el de la victoria. E n efecto, n o se trata
del m artirio pasivo, de la resistencia cristiana, del sufrim iento, de p o n e r la
otra m ejilla. L o s revolucion arios que b a b ían caíd o eran el aliento, la alegría

22“E n u n operativo con un a m oto y u n auto de apoyo, el 30 de abril de 197 3 con ­


creta su p lan disparán d ole al m ilitar en pleno centro, pero al m ism o tiem po recibe
u n tiro en el p u lm ón p or parte del chofer del m arino; pu ede escapar, pero m uere a
las pocas horas, sin querer ir a u n h o sp ital.” Tarcus, H oracio: Diccionario biográfico ele
la izquierda argentina, Em ecé, B u en o s A ires, 2007.
y la fuerza om nipresen te, pues reen carn arían “ en cada n uevo cu ad ro ” , com o
se lee en el p o em a de A lb erto C o sta. M ien tras que, en el bellísim o p oem a
de D a rd o D o rronzoro, ellos, los béro es de Trelew, los m an ten ían en m ovi­
m ien to y les p ro m etían la victoria. N o m ás m ártires, ab o ra les tocaba m orir a
los otros. L os m uerto s co bran vida en los p oem as p orq u e co bran vida en las
acciones de sus com pañ eros, tal co m o vem os en el p o em a de Ju lio C an teros
o de otro m o do , en las im ágenes que Zito L em a recrea de B on et, vital, es­
peran zad o en el futuro. S ab em o s el desenlace y eso n os entristece, p ero el
B on et del p o em a es el que está vivo y lo que es m ás im p ortan te, sus hijos
y to d o s los b ijo s están vivos, la lu cb a con tin úa. Y culm in aría, victoriosa,
cu an d o los b ijo s del fu turo fu eran lib erados; en ellos vivirían los caídos: “Y
ellos / los dieciséis / y to d o s los / a sesin ad o s p o r el o d io / so n reirán / desde
n uestros b ijo s.” (“ 22 de agosto de to d o s los a ñ o s” , C a rlo s Patiño)
E sa lu cb a justa que con su violencia revolucion aria alcanzará, n o sola­
m ente los cuerpos de los asesinos, sin o tam b ién sus con cien cias, com o en
el “T estim on io de u n subo ficial que in tervin o en los sucesos de Trelew ” , de
C o stan tin i: “ se n os fugaron, n os trep aban al sueño, se reían, se n os siguen
rien d o, tengo m ied o .” Pero que irá m ás allá aún. L os que n o sean d ign os de
la batalla, tam b ién serán despreciados. N o era tiem p o p ara tim oratos, la san ­
gre de Trelew salpicará “tam b ié n a algun os de los nuestros, / los m ied o so s.”
LJn solo texto, “E llo s” , de Felipe R eisin , expresa la bro n ca y la co n trap osi­
ción entre la vida nueva del p o em a y la historia trágica que bay que contar:
Trelew es d em asiad o o d io p ara ser expresado en u n p oem a. Pero... “p arad oja
fin al” , el p o em a está allí, con to d o su dolor, p ero tam b ién y, a desp ech o de
to d o su silencio, con to d a su airad a voz. La m uerte de los com p añ eros es u n
m artirio p o rq u e fu eron m uertos p o r la causa revolucionaria, p ero esas m uer­
tes op erab an en las co n cien cias de los lu ch ad ores co m o u n aliciente, com o
u n acicate. S o n “tigres” que volverán “b ro tán d o se co m o hierbas / com o sau­
ces.” E n sum a, eran el m otivo del rearm e de la fuerza m o ral de los que los
seguirían, la esencia de su v o lu n tad de victoria.
El Informe tiene enton ces tam b ié n la fu n ció n de m oralizar a la vanguardia
revolucion aria que n o p o d ía darse el lu jo de acobard arse y le exigía, con tod a
su fu n ció n apelativa p uesta en juego, estar a la altura de la acción victoriosa,
a la altura de la sangre de los com p añ ero s de Trelew.23 E so s “n om b res n unca
term in an de m orir / n un ca del to d o ” 24, p orq u e esos h om bres n o estaban
m uertos.

23Y com o dice C o n ti en su texto, “a la altura del C h e ” .


24“La m uerte es u n a aguja del tam añ o de u n p ájaro” , de E n riq ue P u ed a.
Vamos, que podemos...

S u m uerte n o es m ás que este n acim iento25

S eg ú n G ram sci, to d o com batien te debe tener fuerza m oral, es decir, dis­
p o sició n a la lucha, adem ás de co n dicion es técnico m ateriales. La convicción
es u n elem ento clave en el arm am en to de u n so ld ad o; el estado m oral de
u n ejército habla de su capacid ad p ara in tervenir exitosam ente in cluso en
con dicion es en extrem o desfavorables. S e cuen ta p o r allí u n a an écdota de
N a p o le ó n en la que u n general p ru sian o le p regu nta cóm o ha p o d id o obte­
n er sem ejantes éxitos m ilitares con u n ejército de d esh arrap ad o s. El em pera­
d o r francés se da vuelta y o rden a a u n so ld a d o de guardia a varios m etros de
altura q ue se tire in m ed iatam en te, lo que el alu d id o ejecuta sin dudar. “A sí” ,
contesta. Efectivam ente, la con vicción de u n a tarea necesaria es u n a fuerza
im posib le de reem plazar p o r la tecnología, p o r m ás com pleja que sea. A llí
están V ietn am , la resistencia iraq u í y los p alestin o s para probarlo.
L a fuerza m oral n o brota, sin em bargo, sólo de la con cien cia intelectual
de la justicia de u n a causa. N i tam p o co de la m ed id a en que dicha causa
coin cide con los intereses p ropio s. E n realidad, tiene su asien to en el con oci­
m ien to tal com o es vivido y sen tido , es decir, en la edu cación sen tim en tal de
la con cien cia. L os sen tim ien tos, los im pulsos, n o se o p o n e n a la conciencia,
p o r el con trario: cu an d o están en co n tradicció n resultan el m otor del cam ­
b io sicológico; cu an d o están en sinton ía, desarrollan u n m áxim o de energía.
¿Q ué significa, en lenguaje m ilitante, estar “ fu n d id o ” , sin o n o p o d e r refutar
in telectualm en te u n a co n clu sió n política pero, al m ism o tiem po, n o p o d e r
encarnarla, p onerle el cuerpo? Precisam ente, la fuerza m o ral expresa la coin ­
cidencia de los im p ulsos, de los sen tim ien tos, de la energía sicológica y del
p rogram a con cien tem ente asu m id o . D e allí la im p o rtan cia del arte com o
e d u cad or del sen tim ien to. Por eso las b an d eras, los sím bolos, las cerem o­
nias, las cancion es, la p oesía épica, la p intu ra, en fin, el arte. E l Informe cum ­
ple cabalm ente con esta obligación y lanza h acia el fu turo la pregunta: ¿qué
tip o de edu cación , de qué sen tim ien tos, de qué interés de clase, estás vos,
artista, p ro d u cien d o hoy?
S eñ alab a C lausew itz que u n a derrota de u n a b atalla que se ha lib rado
con con vicción h asta el final, se tran sform aba en el fu turo en u n a victoria,
en u n elem ento de u n a nueva fuerza m oral. Se gan aba, en sus p alabras, el

25D e “La sangre d erram ada” , de José A n to n io C edrón .


derecho a la resurrección. L os héroes de Trelew y los artistas que les can taron
d an testim o n io de esa verdad.
Sobre los autores del Informe

L os autores que aparecen p resen tan d o u n texto p ro p io en el Informe, ade­


m ás de R o b erto S an to ro so n los siguientes:

Julio Canteros: poeta, n acid o en B u en o s A ires, co lab o rad o r del p erió­


dico Alberdi.

José Antonio Cedrón: poeta, n acid o en B u en o s A ires en 1945. V ivió


b asta b ace m uy p o co en M éxico y actu alm ente se encu en tra en A rgentin a.
Integró la m esa directiva de la A G E (A sociación G rem ial de Escritores).
T am bién escribió en Alberdi.

Haroldo Conti: n ació en C b a c ab u c o , provincia de B u en o s A ires, en


1925. E scrib ió u n a obra de teatro (Examinado), libros de cuen tos (Con otra
gente, La balada del álamo Carolina, Todos los veranos) y novelas (Sudeste, Alrededor
de la jaula, En vida, M aseará). S u últim a novela, p ub licad a en 1975, obtuvo
el Prem io C a sa de las A m éricas. Fue sem in arista, p ilo to civil, navegante.
E stu d ió en Filosofía y Letras y fue profeso r de latín. M ilitan te del P R T y
m iem bro del FA S, fue secu estrad o el 5 de m ayo de 1976.

Alberto Costa: n ació en M en doza en 1941. Ya en B u en os A ires, in ten tó


sin éxito u n acercam ien to a la revista E l grillo de papel, dirigida p o r A b elardo
C astillo . T ie m p o después, C a rlo s P atiñ o lo in co rp o ró a Barrilete, p ublicación
de la que fue co ed ito r en el n úm ero 13. E scrib ió en el Informe sobre Santo
Domingo. Ju n to con los p o etas M argarita Belgran o, C arlo s P atiñ o y R afael
V ásquez ed itaron el disco Buenos Aires vuelta y vuelta. Tres de sus libros de
p oem as so n Lo que duele (E d itorial E l Barrilete, 1965), Poemas con taquicardia
(Ed itorial Barrilete, 1967) y Poemas a la marchanta (pu blicado p o r Papeles de
B u en o s A ires). P articipó en el C o n g re so C u ltu ral de La H a b an a en 1967.
C u a n d o volvió, se in co rp o ró al PRT, al igual q ue C o stan tin i, S an to ro y
C o n ti. D eb ió exiliarse en E spañ a, persegu id o p o r la Triple A .

Humberto Costantini: n ació y falleció en B u en o s A ires (1924-1987).


V eterinario, su p asió n era la escritura. E scrib ió cuen tos (De por aquí no-
más, Bandeo, Una vieja historia de caminantes), p o esías (Cuestiones con la vida,
M ás cuestiones con la vida, p u blicad a p o r Papeles de B u en o s A ires), nove­
las (Háblenme de Funes, L a larga noche de Francisco Sanctis) y obras de tea­
tro (Tres monólogos). D e jó in con clu sa e in éd ita u n a novela, L a rapsodia de
Raquel Liberman, h istoria de u n a p rostitu ta exp lo tada p o r la Zwi M igdal.
P articipó en el Informe sobre Santo Domingo. Inició su m ilitancia en el Partido
C o m u n ista , del que se alejó p o r d iscrepan cias con la p olítica prosoviética.
S e acercó en los ’ 70 al P R T y com p artió su m ilitancia con C o n ti y San toro.
D e b ió exiliarse en M éxico en 1976 y regresó a B u en o s A ires en 1983.

Enrique Courau: poeta. N ació en 1943 en B u en os A ires. Fue secues­


trad o en 1976 y se encu en tra desaparecid o. F o rm ó p arte de Barrilete y par­
ticip ó en los Informes, entre ellos el de S an to D om in g o. P ublicó E l camino
del pueblo (E d icion es La N ueva R esisten cia, B u en o s A ires, 1972) y A l paredón
(Ed itorial Papeles de B u en o s A ires).

Dardo S. Dorronzoro: novelista, cuentista, p oeta y p eriod ista. N ació en


1913 en S a n A n drés de G iles, provincia de B u en os A ires, y fue secuestrado
en L u ján en 1976. E m pezó a p ublicar sus co labo racion es period ísticas y sus
p oem as en el p erió d ico socialista Tribuna roja. P ublicó u n a sola novela La
nave encabritada, que obtuvo el p rem io E m ecé en 1964 y d os libros de p o e­
m as, Una sangre para el día (pu blicado p o r Papeles de B u en o s Aires) y Llanto
americano. D e jó d os libros de cuen tos y u n a novela inédita.

Eduardo L. Duhalde: abo gad o, h isto riad o r y period ista, actual secretario
de D erech os H u m an o s. D irigió ju n to con O rtega Peña, la revista M ilitancia.
Fue d efen sor de presos políticos, entre ellos, de M ario R o b erto S an tuch o.
A com ienzos de 1976, la Ju n ta M ilitar d isp u so la in cau tació n de to d o s sus
bien es y su captura, razón p o r la cual d eb ió exiliarse en E spañ a. D esd e ese
país fue u n o de los organ izadores de la d en un cia in tern acion al con tra la
d ictad ura. S u libro m ás co n o cid o es E l Estado terrorista argentino, p u b licad o
en 2004.

Silvio Frondizi: era ab o g ad o y había n acid o en C o rrien tes en 1907.


T am bién fue docen te un iversitario y defen sor de presos políticos. O rganizó
la agru pación Praxis. E n 1974, integró ju n to con R o d o lfo O rtega Peña,
A licia E guren y otros intelectuales, el FA S, u n o de los frentes organ izados
p o r el P R T O rtega fue asesin ad o p o r la T riple A el 30 de agosto de 1974 y a
Fron dizi lo secu estraron el 10 de setiem bre. S u cuerp o apareció acribillado
h oras después del secuestro y la A A A asu m ió p úblicam en te su resp on sabili­
d ad en el hecho.

Irma Nesich de Fernández Palmeiro: viud a de V ícto r Fernández


P alm eiro. Era, al igual que su m arido, m ilitante del ERP-22 de agosto y está
desaparecida.

Carlos Patiño: escritor y p erio d ista n acid o en 1934. Integró el grup o


Barrilete y form ó parte in cluso de su com ité editorial en los d os ú n icos n ú ­
m eros en los cuales n o p articip ó R o b erto S an toro . E scrib ió en el Informe
sobre Santo Domingo. E n 1976, ya am en azad o p o r la A A A , com o to d o s los
m iem bros de Barrilete, luego de la p ub licació n del Informe sobre Trelew, debió
exiliarse en M éxico. P ublicó och o libros de p oem as, entre los que figuran
Esquinas silenciosas, Ceremonias y otros desórdenes y M an an tial en llamas. D os
fu eron ed itad o s p o r Barrilete, Buenos Aires por la cabeza (1966) y Hombre de
doce menos cuarto (1968) y otro, p o r Papeles de B u en o s A ires, Retratos.

Enrique Puccia: es p o eta y p eriod ista y n ació en B u en o s A ires en 1941.


E ntre los añ o s 1978 y 1982 estuvo exiliado en E spañ a. E n la colección La
p lu m a y la p alabra, de Papeles de B u en o s A ires, p u b licó Otras instantáneas.
Para ese enton ces tenía ed itad o s d os libros de p o e m as m ás: La barriga coja
(1971) y Simulacro con todos (1972).

Felipe Reisin: p o eta n acid o en B u en o s A ires en 1940. S eg ú n el testim o­


n io de C arlo s Patiño, se habría su icid ad o d uran te la d ictad ura. Fue inte­
gran te de Barrilete entre el ’6 4 y el ’66 y después se rein co rp o ró en la últim a
etapa. P articipó en el Informe sobre Santo Domingo y en el Informe sobre el país.
L Jno de sus libros de p o em as, Además hay mucho ruido fue p u b licad o p o r
Barrilete y otro, Región gris, p o r Papeles de B u en o s Aires.
Vicente Zito Lema: escritor, period ista, docente, n acid o en 1939. E n
1969 fu n d ó y d irigió la revista literaria Talismán, ligada al surrealism o.
D u ran te la década del ’ 70, fue co lab o rad o r de diversas p ublicacion es: Crisis,
Liberación y Nuevo Hombre. “ C a rta abierta a u n m arin e” es el títu lo del p oem a
con que p articip ó en el Informe sobre Santo Domingo. E n la editorial Papeles
de B u en o s A ires, p u b licó La paz de los asesinos. M ilitó en el PRT-ERP hasta
su escisión, cu an d o p asó a ser u n cuadro, al igual que F ernández Palm eiro,
en el ERP-22 de agosto. Tras el golpe de estado d eb ió exiliarse. Se radicó
en H o lan d a hasta el añ o 1983. Fue d iscíp ulo de E n riq u e Pichon-Riviere,
creador de la escuela de psicología social. E n el añ o 2 0 0 0 fu n d a ju n to a las
M adres de Plaza de M ayo, la LJniversidad P opular de las M adres, in stitu ción
de la que fue rector hasta el 2 0 03.

D o s p o em as aparecen sin id en tificación certera del autor. LJno, “S u san a


oscu ra” , firm ad o solam ente con u n n om bre, D arío, del B arrio S an ta Teresa;
el otro, h o m en aje a A n a M aría V illarreal de San tu ch o , suscripto p o r A n a
M aría, q uien p odría sup on erse (por el texto del poem a) q ue es la m adre
de la m ilitante fu silada. N o en co n tram os d atos bio gráfico s sobre A n to n io
Clavero, A íd a V ictoria D elpiero, Ju a n D . Polito y C arlo s V ítale.
informe

sobre

trelew
LA SANGRE
DERRAMADA
NO SERA
NEGOCIADA
GLORÍA a LOS HEROES DE TRELEW

¡TRIBUNAL POPULAR PARA


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TRELEW
ESTABAN EN LA BASE EL DIA 22 DE AGOSTO
-—El Jefe: Capitán de Navio CAPANINI
—Jefe de Vigilancia y Seguridad: Guardamarina
LARSEN.
— Del Servicio de Inteligencia de la base: Tte. de
Fragata DEL REAL
—Del Servicio de racionamiento: Guardamarina FER­
NANDEZ
— Del Servicio de Informaciones' Navales: Suboficial
GONZALEZ
— Marineros de Primera: Soria CATANIA, Felipe EN*
RIQUE, Juan CARRIZO y Juan SORIA.

PARTICIPARON EN LA CONFECCION DEL SUMARIO


EN LA BASE, POR LA MARINA:
— Capitán de Corbeta CORBERA (ahora en Puerto
Belgrano)
— Suboficial ACOSTA; secretario del Juez de Instruc­
ción (ahora en Puerto Belgrano)
— Capitán de Navio DE LA CANAL; tuvo a cargo la
instrucción del sumario en la Base “Almirante Zar”.

PERSOHAL QUE FUSILO:

—Capitán de Fragata SOSA (del personal de la base)


—Teniente BRAVO (no era en ese momento personal
de la base)
— Cabo MARCHAND (del personal de la base)
— Cabo AQUINO (era del personal de la base. Actual­
mente en el Regimiento de Artillería Antiaérea de
Puerta Belgrano)
— Teniente de Fragata GALINDEZ (del cuerpo de
ametralladoras de la base).
LA FAMILIA UISTTAS

cabo cabo segundo


cabo prim ero cabo primero
sargento cabo principal
sargento prim ero suboficial segundo
sargento ayudante suboficial prim ero
suboficial principal suboficial principal
suboficial mayor' suboficial mayor
subteniente guardiamarina
teniente teniente dé corbeta
teniente prim ero teniente de fragata
capitán teniente de navio
mayor capitán de corbeta
teniente coronel capitán de fragata
coronel capitán de navio
general de brigada contraalmirante
general de división vicealmirante
teniente general almirante
cabo cabo
cabo prim ero cabo primero
sargento sargento
suboficial auxiliar sargento primero
.suboficial ayudante suboficial escribientí
suboficial principal suboficial ayudante
suboficial mayor suboficial principal
alférez oficial subayudaute
teniente oficial subinspector
prim er teniente oficial inspector
capitán ‘oficial principal
comandante subcomisario
vicecomodoro comisario
comodoro comisario inspector
brigadier inspector mayor •
brigadier mayor inspector general
brigadier general
Roberto Sa.ntoro
DE AGOSTO
OJ
CJ
A na M a r ía V i ll a r r e a l d e S a n tu c h o (Ejército Revolu­
cionario d el P ueblo), 36 años.
Profesora de Arces Plásticas. En marzo de 1970 fue
detenida en el curso de una expropiación y reparto
de carne en una barriada pobre, donde fue herida
d e bala. En junio del m isrio año se fugó con otros
compañeros en una operación resoate del ERP. En
febrero de 1971 fue detenida nuevamente, torturada
y encarcelada en Rawsón. Dejó tres hijas de 8, 9
y 10 años. Era la esposa de Roberto Mario Santucho.

S u san a L e sg a rt (M ontoneros), 22 años.


Esposa de Fem ando V aca N arvaja. Participó en las
operaciones de m ayor envergadura d e la organiza­
ción, como la ocupación de L a C alera (C órdob a) y
el copamiento de guardias militares en Buenos Aires.
En 1971 asum ió la conducción regional de los Mon­
toneros en Tucum án y luego se incorporó a la direc­
ción nacional. Fue detenida en diciembre d e ese
año.

C la risa R o sa Lea P la c e ( Ejército Revolucionario del


Pueblo), 24 años.
Estudió Derecho en Tucum án. D etenida el 28 d e
enero de 1972. Participó en diversas acciones m e­
n t e , y en una de ellas (e l desarm e de un policía)
fue detenida por primera vez en 1971. V inculada
con la organización desde sus orígenes.

M a ría A n g é lic a S a b e i.h (F u erzas Armadas Revolucio­


narias), 23 años.
Ingresó en la organización en 1968, cuando tenía 19
años, luego de abandonar sus estudios en Ciencias
Exactas en la Universidad de Buenos Aires. Se des­
tacó por su gran puntería con las arm as y como ins­
tructora político-militar de los nuevos cuadros. Par­
ticipó en numerosas operaciones, entre ellas la ocu­
pación de Garín (B u enoi A ires). Detenida en fe­
brero de 1972, fue bárbaram ente torturada.
(Ejército Revolucionario del Pue­
Jo r g e A l e ja n d r o U li.a
blo), 28 años.
Hijo de una familia de la clase media alta. Aban­
donó sus estudios y trabajó como obrero en una fá­
brica metalúrgica en 1967, año en que se incorporó
al Partido Revolucionario de los Trabajadores. Tomó
parte en la expropiación del Banco de Escobar, en
enero de 1969. Participó en la expropiación del Ban­
co Comercial del Norte, en noviembre de 1970. Allí
fue herido de bala y detenido, pero rescatado a los
pocos días del hospital por un comando del ERP.
Detenido nuevamente en agosto de 1971.

R tjbén P e d r o B o n e t (Ejército Revolucionario del Pue­


blo), 30 años.
Hijo de una familia muy modesta, el “Indio” —así
lo llamaban sus compañeros— ingresó al Partido Re­
volucionario de los Trabajadores en 1961 y en 1967
a su Comité Central. Fue obrero de Sudamtex y
Nestló. Participó en la expropiación del Banco de
Escobar, en enero de 1969. Fue detenido el l 9 de
abril de 1971 al subir a un automóvil marcado por
la policía. Fue torturado en las comisarías de Villa
Real, Villa Lynch y San Isidro.

M a rio E m i l i o D e l f i n o (Ejército Revolucionario del


Pueblo), 29 años.
Ingresó en el Partido Revolucionario de los T raba­
jadores en 1966, luego de abandonar sus estudios de
Ingeniería. Trabajó como obrero en el frigorífico
Swiít de Rosario, en respuesta a la política de pro-
lctarizaciún de su partido. Cayó detenido en 1968
mientras se retiraba junto con otros compañeros lue­
go de copar la comisaría 20 de Rosario.

M a ria n o P u ja d a s ( M ontoneros),-24 años.


Fue uno de los creadores de la regional Córdoba de
la organización y participó en las primeras acciones
de apcrtrechamiento. Intervino también en la oqu-
patáón de L a Calera (Córdoba). Encarcelado en
Rawson en 1971.
E d u ard o A d o lfo C a p e llo (Ejército Revolucionario del
del Pueblo), 24 años.
Estudiante de Ciencias Económicas en Buenos Aires.
Uno de los principales gestores en la creación de las
primeras unidades de combate del ERP. Participó
en numerosas operaciones de expropiaciones de ar­
mas policiales, expropiación y reparto de alimentos
a las villas miseria, tomas de fábricas y el fallido
secuestro del general Julio Alsogaray. El 10 de se­
tiembre de 1971 fue detenido y salvajemente tortu­
rado, junto con otros 15 compañeros.

A lb e rto C a r lo s D e l R ey (Ejército Revolucionario del


Pueblo), 26 años.
Fue detenido luego de haber participado en la toma
d e un frigorífico. Al retirarse, se produjo un enfren­
tamiento con 3a policía del cual logró escapar junto
con otros compañeros luego de herir a dos enemi­
gos. En los operativos posteriores cae en manos de
la policía durante la pesquisa de un tren.

J o s é R ic a r d o M e n a (Ejército Revolucionario del Pueblo),


20 años.
Hijo de una familia obrera de Tucumán y él mismo
obrero de la construcción, ingresó al ERP’ en se­
tiembre de 1970. El 16 de noviembre de. ese año
participó en la expropiación del Banco Comercial
del Norte. Fue detenido en esa ocasión. Participó
en la operación de fuga del penal de Villa Urquiza.
pero no pudo concretar la suya.

H u m b e rto S ecu n d o S u á r e z (Ejército Revolucionario del


P ueblo), 23 años.
Fue campesino, cañero, obrero de la construcción,
y a fines de 1970, cuando ingresó al ERP, obrero
panificador en Tucumán. Detenido en marzo de
1971, “Pucho” —como le decían sus compañeros en
la cárcel— se preocupó mucho por trabajar, elevar
su nivel cultural y político e impulsar todas las ta ­
reas 'de la prisión.
A lfre d o E lía s K o h o k (Fuerzas Armadas Revoluciona­
rias), 27 años.
Estudió Ingeniería en Córdoba, mientras trabajaba
en una fábrica metalúrgica. Ingresó en la organiza­
ción en 1969. Aportó sus conocimientos en la insta­
lación del primer taller de armamentos y explosivos
de ia FAR. Participó en varias operaciones. Fue de­
tenido el 29 de diciembre de 1970, con otros 15 com­
pañeros, luego de la expropiación de una sucursal
bancaria en Córdoba. Torturado durante diez días.

H e r i b f jr t o A s t u d i l l o (Fuerzas Armadas Revo­


C a r lo s
lucionarias), 28 años.
Estudió Medicina en la Universidad de Córdoba.
Ingresó a la organización tn 1970. Fue detenido el
29 de diciembre de 1970 cuando participó en la ex­
propiación de un Banco en la provincia de Córdoba.
Su comportamiento fue heroico: cubrió la retirada
de sus compañeros y anuló a dos patrulleros que los
perseguían.

(Ejército Revolucionario del Pue­


M ic u e l A n g e l P o lt i
blo), 21 años.
Estudió Medicina y luego Ingeniería en Córdoba.
Intervino en las más importantes acciones del ERP.
En abril de 1971, durante una íepresión militar, ca­
yeron muertos tres combatientes del ERP, entre ellos
José Alberto Polti, hermano de Miguel Ángel. Este,
a pesar d ? su juventud, asimiló con gran madurez
y entereza el duro golpe. A mediados de 1971 fue
detenido y torturado en Córdoba, y luego trasla­
dado a Rawson.

H u m b e rto A d riá n T o sc h i (Ejército Revolucionario del


Pueblo), 26 años.
Era hijo de una familia burguesa, pero renunció a
todas las comodidades para ingresar en el ERP.
Participó en la creación de las primeras unidades
de combate en Córdoba. Intervino en numerosas
acciones, entre ellas la expropiación de un camión
de caudales en Yocsina. El 30 de agosto de 1971
fue detenido durante una pesquisa policial.
PROC.TIPO
TESTIMONIO DE LA
SOBREVIVIENTE
MARIA ANTONIA BERGER
Bs. As., setiembre 5 de 1972
Queridos compañeros:
No puedo sino dirigirm e a uste­
des para informarles acerca de los
acontecimientos que los inquietan
y que yo he vivido. Después de
concretarse la toma del aeropuerto
de Trelew, al plantearnos mis com ­
pañeros y yo la necesidad de ga­
rantizar nuestra seguridad física en
el trato posterior a la rendición; de
tal forma, se logra una amplia cer­
tificación de nuestro estado ffsico,
por parte de médicos y periodistas.
El júez federal que intervino en
la negociación de nuestra rendi­
ción prometió acceder a nuestro
requerimiento de que se nos retor­
nera al penal de Rawson en forma
inmediata; dicho juez, al igual qtie
el oficial de policía que lo acom­
pañaba, comportándose en forma
correcta. Al llegar las tropas de in­
fantería de marina, las tratativas de
la rendición se celebran con el ofi­
cial al mando de las mismas^ ca­
pitán de corbeta Sosa, ante quien
Mariano Pujadas, Rubén Pedro Bo-
net y yo insistimos en lograr que
nos reintegren a la unidad carce­
laria, como condición previa a la
rendición. Ante la oposición del ca­
pitán Sosa, se hace saber a él y
al Juez Federal que a nuestro en­
tender la base naval no reúne las
mínimas garantías de seguridad en
cuanto a nuestras vidas; para el
supuesto caso que el penal de
Rawson aún se encontrara ocupa­
do militarmente por los compañe­
ros alojados en este, los tres nos
ofrecíamos a gestionar y obtener
la rendición incondicional de ellos.
En estos términos se planteaba
la discusión, aunque luego el capi­
tán Sosa accede a los reque­
rimientos y afirma nos llevará has­
ta el penal.
La noche del día Iones nos per­
mitieron a c o s ta rn o s temprano,
aproximadamente a las 21 hs., pe­
ro aproximadamente a las 3,30 hs.
fuimos despertados violentamente
por el Capitán Sosa y ei Oficial Bra­
vo, nos ordenaron que dobláramos
los colchones y las mantas. Un ca­
bo abrió celda por celda. A medi­
da que nos levantábamos nos ha-
.cían parar contra la pared miran­
do el piso. A mi me hizo levantar
TESTIMONIO DEL el capitán Sosa y me ordenó que
SOBREVIVIENTE mirara el suelo, como lo hice con
RICARDO RENE HAIDAR cierta displicencia, me ordenó que
pusiera la barbilla contra el pecho.-
La noche del día miércoles apa­ Seguramente no cumplí esta orden
rece por primera vez ei oficial Bra­ en la forma que él pretendía, pues
vo, es éste un sujeto alto, de tez de inmediato sacó su pistola, la
blanca, pelo casaño claro casi ru­ preparó para disparar y me dijo
bio, bigotes espesos, de constitu­ apuntándome “ si no ponés la barbi­
ción delgada pero robusta, de 1,80 lla contra el pecho te pego un tiro” .
m. de altura y unos 30 años de Puse la barbilla contra el pecho,
edad. Este oficial es el que observa aunque pensaba que la actitud de
la conducta más agresiva con los Sosa no podía ser más que una
prisioneros. La noche del jueves amenaza. Sosa se retiró inmediata­
nos quita los colchones y las man­ mente de mi celda y unos minutos
tas y nos infringe castigos, como después ordena formar en el pasi­
por ej.: hacernos apoyar la punta llo. Salimos todos los prisioneros
de los dedos contra la pared, con v_.gn completo silencio formamos
el cuerpo en plano inclinado en po­ dos mas, mirando nacía la salida,
sición de cacheo, y tenernos así cada uno parado al lado de la puer­
durante largo rato, hacernos acos­ ta de su celda. En el extremo
tar en el piso completamente des­ abierto del pasillo había dos o tres
nudos también por largo rato, etc. suboficiales armados con metralle­
Esta misma noche comienzan los tas PAM. Bravo y Sosa recorrieron
nterrogatorios, . Aproximadamente las hileras, hasta el final y volvie­
' s 2 de a mañana. Ellos eran ron. Hicieron ese recorrido profi­
>tec jadas por personas vestidas riendo amenazas e insultos y di
ie civil entre las cuales había uno ciendo cosas tales como “ lo peor
a quien Delfino reconoció como que podían haber hecho era me­
perteneciente a DIPA, lo que hace terse con la Marina” , “ Ahora van a
presumir que los demás también lo ver lo que es el terror antiguerri-
eran. ' J la ” , etc.
TESTIMONIO DEL
SOBREVIVIENTE
ALBERTO CAMPS
Pasaron uno o dos minutos oes-
de que salimos de la celda y ape­
nas instantes desde que todos ba­
jamos la mirada y colocamos el
mentón sobre el pecho.
Sentf entonces, casi sin intervalo,
es decir prácticamente de inmedia­
to, dos ráfagas de ametralladora.
Pensé en fracción de segundos
que se trataría de un simulacro
con balas de fogueo. Más, instan­
táneamente, vi caer a Polti que es­
taba de pie sobre la celda N? 9,
prácticamente a mi lado; y de mo­
do prácticamente instintivo me lan­
cé dentro de mi propia celda. Otro
tanto hizo Oelfino. De boca ambos
en el suelo, Delfino a mi derecha,
permanecimos en esa posición, en Estábamos en la mitad de la cel­
silencio, entre tres y cuatro minu­ da y BRAVO había traspuesto la
tos. Nuestro único diálogo fue el puerta y se encontraba adentro.
siguiente: Delfino dijo “ qué hace­ Yo caí sobre el lado izquierdo
mos” , yo contestó algo asi como mirando hacia la puerta y Delfino
“ no nos movamos” . Durante ese a mi derecha. Sus pies quedaron
breve lapso escuché una o dos rá­ a la altura de mi abdomen y me
fagas de la ametralladora del c q - oprimían. No advertí que Delfino
mienzo, luego varios tiros aislados se moviera cuando con mucho es­
de distinta arma, gemidos y ayes fuerzo corrí unos centímetros sus
de dolor y respiraciones agotadas pies. Quedamos allí entre diez y
o sofocadas. treinta minutos. No puedo precisar
Luego se introdujo en la celda, con exactitud el tiempo. No perdí
pistola en mano el oficial de mari­ totalmente el conocimiento. Entra-
na Bravo. Nos hizo poner de pie ron algunas personas. Les oí decir
con las manos en la nuca. que yo-estaba herido.
'Dirigiéndose a mi me requirió en Adopté el temperamento de no mo­
tono muy duro — parecía muy agi­ verme ni quejarme. Al cabo de ese
tado— sí iba o no a declarar. Res­ lapso que no puedo precisar con
pondí negativamente y sin nuevo exactitud, llegaron enfermeros na­
diálogo ni espera me disparó un vales. Usaban chaquetas azules y
tiro en el estómago con su pistola un gorro blanco. Nos colocaron so­
calibre 45. No apuntó y disparó bre camillas y me transportaron es­
desde la cintura. Acto continuo le quivando cuerpos caídos en el pa­
disparó a Delfino. La distancia no sillo, pasando de hecho sobre
alcanzaba al metro o metro y me­ ellos. Me depositaron en una am­
dio. bulancia. Era aún de noche.
LA SANGRE
DERRAMADA
NO SEDA
NEGOCIADA
w m rm y '
n M W S T riK P A cn n d D R T

ADIE 1LÁV BÍIASACCIRIE


m im s ©m/\RTiTDra riDi^ n ,A

M E IP n T M L IK D A ARKKBRTITIIR ÍA

vT - .. . - T l I 1-------6 " u /W.i' :• - ■


2 2 / 8 / 7 2 - 2 2 /5 /7 2 1

Clarisa Leo P!ae£\ Garlos A. Peí Reij />


Susana Lesgart ' Alfredo E. Kohnn )■'
fiaría k Sabelji fxS' Jnss B.
Ana M. V. de Santucho^ fíguel A.
Carlos k Asturiilta/' KsrfETto
Rubén F? ionst^a Eíurrrberto-É. Süértss !■
Eduardo A. Cetjgüo^o Kuiíferto A, Toschb'-v
Hario E. 0 e!íino^x x Jorgg /LUfe .-o
\ •/\
Mov.N a c . S olíoaridad - C c k Ssío m S c l íc a r ís a o M c u P e r s í ^ c t a
AnoGñDCG D ^rE r.'oc^ ^ G - F t.K íL íA n z o .

\
1 * - D e s ig n a r u n a C om isió n I n v e s t i g a d o r a E s p e c i a l , cu y a i n t e g r a c i ó n s e r á d e ­
c i d i d a p o r l a H. C om isió n d e D e fe n sa N a c i o n a l, en c o n s u l t a oon l a s autfi.
r i d a d e s de t o d o s l o s b lo q u e s q ue i n t e g r a n e s t e C u e rp o , cu y a m is ió n s e r á i n ­
v e s t i g a r en t o d o s s u s a s p e c t o s , l o s h eo h o s de a s e s i n a t o s , s e c u e s t r o s y t o r ­
t u r a s c o n t r a l o s m i l i t a n t e s p o p u la r e s o c u r r i d o s en e l p a í s d e s d e e l 16 de
se p tie m b r e de 1955 y e s p e c ia lm e n te l o s p r o d u c id o s en l a m ad ru gad a d e l 22 de
a g o s t o de 1972 en l a "base a e r o n a v a l " A l m ^ ^ r t e Z ar " , de l a c iu d a d d e T r e -
le w , p r o v i n c i a de C hubut. a s

2 . - L a C om isió n I n v e s t i g a d o r a E s p e ¿ > ^ l q S / s e c r e a p o r l a p r e s e n t e r e s o l u ­
c ió n , e s t a r á i n t e g r a d a p o r 2 ^ a e ^ K í ? s D ip u ta d o s y de su sen o d e s ig n a r á
un P r e s i d e n t e y t r e s S e c r e t a r i ^ y ^ / ^ m ^ i a f ir m a d e c u a l e s q u i e r a de é s t o s ,
l a s a u t o r i d a d e s que com ision¿n^»hw j3^án t o d a s l a s f a c u l t a d e s q u e e¡L C ódigo
de P r o c e d im ie n to s en m a t e ^ jf l^ c r i ^ í n a l p a r a l a J u r i s d i c c i ó n - F e d e r a l, l a J u s ­
t i c i a de l a C a p i t a l , y d 4 M L ^ ^ fc e rrit o r i o s N a c i o n a le s a t r ib u y e a l a s a u t o r i ­
d a d e s j u d i c i a l e s de a / á ^ f c £ & n . De e s t a m an e ra, l a C om isión p o d r á d is p o n e r
c o m p are n d o s, d e te n c io K e a^ jw ^ e cu e stro de c o r r e s p o n d e n c ia y c u a l q u i e r o t r a me­
d i d a c o n d u ce n te a l m e jo V c u m p lim ie n to de su m i s i ó n , to d o e l l o de ac u e rd o a l
a r t i c u l o p rim e ro de l a R e s o lu c ió n de l a H. Cámara de D ip u ta d o s d e l 6 de se p
tie m b re de 1 9 1 5 . D ic h a s f a c u l t a d e s s e e x te n d e rá n a to d o e l t e r r i t o r i o d e l a
R e p ú b l ic a , s i n l i m i t a c i ó n a l g u n a , y to d a a u t o r i d a d d e b e r á e v a c u a r l o s i n f o r
mes que l e s e a n r e c la m a d o s d e n tr o d e l p l a z o de c in c o d i a s de r e c i b i d o e l r e
q u e r im ie n to . E l im cum p lim ien to p a r c i a l o t o t a l de e s t e d e b e r , s e r á r e p r im i ­
do con l a s s a n c i o n e s que p r e v e e e l R eglam en to de e s t a H, C ám ara, s i n p e r j u i
c ió de l a s r e s p o n s a b i l i d a d e s c r im i n a le s c o r r e s p o n d i e n t e s .

3 * - La C o m isió n , p a r a e l c a b a l cu m p lim ien to de s u s f u n c i o n e s , c o n t a r á con


la d o t a c ió n de f u n c i o n a r i o s y e m p lead o s q ue c o n s id e r e n e c e s a r i o s , p u -
d ie n d o a e s e f i n r e q u e r i r l o s en c a r á c t e r de " a d s c r i p t o s " , t a n t o d e l a H.
Cám ara como de l o s dem ás p o d e r e s d e l E s t a d o .

4 . - F í j a s e c mo p l a z o p a r a e l c u m plim ien to d e l a l a b o r i n v e s t i g a d o r a encomeft


d a d a e l té rm in o de n o v e n ta d i a s .
capitán de corbeta Luis E.Sosa
LA MATANZA DE TRELEW

Se cumple un nuevo a n iv e rs a rio d el asesin ato de T re -


lew , en e l que un grupo de p a tr io ta s , p risio n e ro s y
desarmados, fueron masacrados por los agentes d el
sistem a. Este hecho, que no r e g is t r a antecedentes en
nuestra h is t o r ia , in dica bien a la s c la ra s que e l sij3
tema que lo ordenó, ejecutó y luego pretendió d e fo r­
mar, se encuentra en plena bancarrota, temor y dese¿
p eración.
Pero se equivocaron como se equivocaron asesinando
a l Che Guevara, porque los inmolados e l 22 de agos­
t o , su s a c r i f i c i o , no re s u ltó vano, sino que por e l
c o n tra rio fre n te a cada combatiente caldo re n a c ie ­
ron centenares que lo reemplazaron. En e fe c to , Tre­
lew se c o n v irtió en e l g r ito de b a t a lla que llamó a
l a r e s is t e n c ia popular, a continuar con sus luchas,
pese a la s aparien cias en que pretende o c u lta rs e .
Porque la re a lid a d actu al no d if i e r e mayormente de
l a imperante b ajo l a d ictadura m ilit a r . La escalada
de p ersecu sio n es, de secu estro s, de asesin atos y tO£
tu ras continúan hoy como ayer. Más aún, se tiende a
re e d it a r lo s ep isodios de Trelew, desde e l momento
en que se tr a s la d a a un numeroso grupo de p ris io n e ­
ro s p o lít ic o s , a la c á rc e l de R esisten cia (Chaco),
cuyas autoridades expresaron con b ru ta l franqueza a
fa m ilia re s de los detenidos, que ésto s hablan sid o
trasla d ad o s para te n erlo s como rehenes.
Es necesario entonces continuar la lucha en un fren
te común, para, en primer lu gar detener la escalada
t e r r o r is t a que se ha desatado desde más de un sec­
to r d el equipo gobernante; pero esto no es s u fic ie n ­
t e , porque la lucha debe continuar con o tras proyec­
cio n es: s i lo s acontecimientos actuales nos están de­
mostrando que s i se suceden lo s gobiernos y los mé­
todos inhumanos continúan, su responsable d ire c to es
e l sistem a que los genera y produce. Debe por lo tan
to lucharse para hacerlo desaparecer, instaurando
una p a t r ia mejor s in explotadores ni explotados.
Este es e l mensaje que nos han dejado lo s héroes de
T relew , e l que debemos recoger como bandera y g r it o
de lucha.

SILVIO FRONDIZI
TRELEW

" E l que d e r r a m e s a n g re del hom bre


por el hom bre su sa n g r e s e r á d e r r a m a d a "
G é n e sis 9~6

QUE PEN SARAN LA S PIED R A S ,


LO S CANTOS RODADOS QUE PEN SA R A N ?
QUE PEN SA R A N LAS O LAS LEVAN TADAS,
LAS DUNAS CA M BIA N TES QUE PEN SA R A N ?

Y todo aquello inanim ado, qué se n tir á ,


qué p e n s a r á ?

QUE PEN SA R A N LAS L A JA S D E L PRESIDIO,_


LO S CAM ASTROS DE CEM EN TO QUE P E N SA R A N ?
QUE PEN SA R A E L A IR E E N FU R ECID O ,
E L PLO M O E N B A LA S CONVERTIDO QUE P E N S A R A ?

Y todo aquello in an im ado, qué s e n tir á ,


qué p e n s a r á ?

LA NOCHE CALM A HACIA E L A L B A ANDANDO,


EL A U SE N T E T IT IL A R DE S O L E S POR LOS C IE L O S,
LA FO R T A L E Z A D E L TEM PANO A L E JA D O
EL A IR E MISMO E N REM O U N O A R R EM ET IEN D O .

Qué s e n t ir á todo é s o Inanim ado,


qué p e n s a r á ?

E L T U T E L A R ANUNCIO MAÑANERO D E L ROCIO,


UNA C A L L E CON SU LE JA N O ANDAR DE SIE M P R E ,
E L AROMA PROM ETID O D E L PAN Y D E L COCIDO,
L a C ru z del S u r QUE EN LA NOCHE S E D E SP R E N D E .

Qué s e n t ir á todo é s o inanim ado,


q ué s e n t ir á ?
L A S B O T A S D E L V ERDU G O E N LA T IN IE B L A O P A C A ,
L A C O B A R D IA ANONIMA C U B IE R T A DE C A P O T E
SU CAM ISA DE M IEDO CON SUDOR L L E N A D A ,
L O S CAÑ OS Y C U L A T A S P R E P A R A D O S E N A P R O N T E S .

Q ué s e n t i r á todo é s o in an im ad o,
q ué p e n s a r á ?

P O R Q U E TO DO LO SO SP E C H A D O IN E R T E ,
L A R O C A , E L V IE N T O , LA O LA E N F U R E C ID A .
L O S IM A N TA D O S A R E N A L E S F U E R T E S ,
E L CA M BIO DE LA E S T R E L L A EN SU V IG IL IA ,
TODO A Q U E L L O IMAGINADO EN M U E R T E :
LO S C A M A ST R O S, C A D EN A S QUE P R E SID IA N ,
E L H IE L O CON SU L U Z D E S IE M P R E
Y AUN LA CAM ISA D E L V ER D U G O , SU CA M ISA ,

s u f r ie r o n y p e n sa r o n en la l a c r a
d e la b e s t i a que no p ie n s a ni s ie n te
q u e la o rd e n d e s d e e l N o rte s e le v ie n e
y en 1 a s o m b r a co m o c h a c a l m a s a c r a .

Y EN T O N C ES, T R E LE W
g r it o
G R IT O LA R O CA E N SE N T IM IE N T O .
T R E L E W ::i
E L M A R E SP A N T A D O R E SP O N D IA .
T R E L E W .".I
D IJO L A E SP IN A GUARDANDO SU V EN E N O .
TRELEW
Y LO S V IE N T O S E SP A N T A R O N LA AGONIA

Y tod o lo in an im ad o que p en só y s in tió ,


TRELEW g r it ó a l c o m b atie n te que m u r ió .

AN TO N IO C L A V E R O
T E L A M (A )

Comunicado entregado por personal de Prensa y Difusión,


en la Casa de Gobierno, preparado por Sajón y sus asesores,
luego de consultar con Lanusse y las autoridades m ilita re s
de la zona.
" A las 3,30 de hoy, los 19 te rro ris ta s que se encontraban-
detenidos en la Base Aeronaval "A lm ira n te Z a r" de Trelew,
Chubut, después de haberse entregado en la noche del 15 del
corriente a la autoridad m ilita r de la Zona de Emergencia
del aeropuerto c iv il de esa ciudad — que había sido copado
tra s la fuga de otros extrem istas— intentaron una nueva
evasión en masa. .
En tal oportunidad tomar on el despacho del segundo iefe
de la Base, capitán de corbeta Luis E m ilio Sosa, ap ro­
vechándose les había p e rm itid o co n c u rrir a ese luga r con el
argum ento de fo rm u la r un p e titorio, basado en un supuesto
enferm o necesitado de urgente atención. Tras ello, ocuparon
la sala de arm as, apoderándose de algunas de grueso calibre
con el propósito de a b rirse paso hacia el e x te rio r. El intento
no prosperó, pues los dispositivos de seguridad y de em er*
gencia funcionaron rápidam ente.
Como consecuencia del enfrentam iento, m u riero n trece
te rro ris ta s y quedaron oíros seis heridos.
La nóm ina de los muertos, con mención de las organi­
zaciones subversivas a que pertenecían, es la siguiente:
M a riano PUJADAS (M ONTONEROS), Jorge A lejand ro
U L L A CERP), A drián H um berto TOSCHI (E R P ), Carlos
H erib erto A S T U D ILLO (F A R ), Clarisa Rosa LE A PLACE
H um berto SUAREZ (E R P ), C larisa Rosa LE A PLACE
(E R P ), Susana LESGART (M ONTONEROS), Ana M aría
V IL L A R R E A L de SANTUCHO (E R P ) M a rio D E L F IN O
(E R P ), José R icardo M E N A (E R P ), A lbertos Carlos del
REY (E R P )M a ría Angélica S A B E LLI (F A R ).
La nómina de heridos, a su vez, es la que se detalla a
continuación: PedroRuben BONET( E R P ), M iguel Angel
POLTI (E R P ) M a ría Antonia BER G E R (F A R ), M iguel
A lberto CAMPS (F A R ) A lberto E lias KOHON (F A R ),
R icardo René H A ID A R (M ONTONEROS),
En seguida de com unicado el hecho al Estado M ayor
Conjunto el cual tiene ju risd icció n en Trelew y Rawson en
v irtu d de la vigencia de la Zona de Em ergencia, se d irig ió a
la citada Báse Aeronaval el jefe de aquel organism o, con­
tra a lm ira n te Hermes Q uijada, acompañado del general de
brigada Edgardo Daneri y el coronel Santiago.
Interviene en las actuaciones .sum ariales correspondien­
tes el juez de instrucción m ilita r de la Zona de Em ergen­
c ia "
o
Ln
TELAM (B)
Texto del cable d istrib uido dos hor?* después del a n te rio r,
preparado por ei Comandante del Estado M a yor Conjunto
cuyo jefe era el vice a lm ira n te Quijada. Fue ordenada su d i­
fusión por la Secretaría de Prensa a Telam por el capitán
G igirey, jefe de Relaciones Públicas del Estado M ayor
Conjunto, quien dio la orden a Sajón para d ifu n d ir la nueva
versión.

"C om unicado de la Zona de Em ergencia en la Zona de


Rawson se acaba de conocer a las 13,25 el com unicado de la
zona de em ergencia en Rawson siendo aproxim adam ente
las 3,30 hora del día de la fecha en la guardia de prevención
de la Base Aeronaval Trelew lugar de detención de los 19
delincuentes subversivos evadidos del penal de Rawson y a
disposición de la Cámara Federal en lo Penal se produce el
siguiente acontecim iento: Al re a liza r el jefe de turno una
re corrid a de control en los alojam ientos de los detenidos,
m ientras los mismos se encontraban en el pasillo, ai lle g a ra
unos de los extrem os es atacado por la espalda por el de­
tenido M ariano Pujadas, quien logra sustraerle la pistola
a m etra lla dora con la que iba armado.
Escu.dándose en el mismo, intentan evadirse. El jefe de
turno logra zafarse y es atacado a tiros, resultando herido.
En tal circunstancia la guardia) contesta el fuego contra los
reclusos que se avalanzaban hacia la puerta de salida, en­
cabezados por Pufadas.
Se.inicia así en el local un intenso tiro te o a raíz del cual
resultan m uertos: M ariano Pujadas, Jorge A lejand ro Ulla,
A drián H um berto Toschi, Carlos A. A studillo, Eduardo A.
Capello, H um berto S. Suárez, M a rio E. Delfino, José R.
Mena, Carlos A lberto Del Rey, Clarisa Rosa Lea Place,
Susana Lesgart, Ana M aría V illa rre a l , M aría Sabelli.
Quedan heridos: Rub^n Pedro Bonet, M iguel Angel Polti,
M iguel A lberto Camps, A lfredo Elias Kohon, René Ricardo
H aidar, M a ría Antonia Berger. Los que son de inm ediato
atendidos en la Zona S anitaria de la Base, no obstante lo
cual fallece M iguel Angel P oltl, el resto fue evacuado a
Bahía Blanca. Debe hacerse notar que en el día de ayer, 21
de agosto, el juez federal que Interviene en la causa del
copamiento de la cárcel y del aeropuerto, había procedido
de acüerdo a las declaraciones de los testigos a hacer
id e n tific a r por estos a los posibles asesinos del guardiacár-
cel Valenzuela, m uerto en oportunidad de la fuga de los
detenidos de la cárcel de Rawson. A ctualm ente se instruyen
las actuaciones de los fueros penal y m ilita r respecti­
vamente. Rawson 22 de agosto de 1972 "
LA LEY «E L El
los marinos señalan en el plano, hablan y
hablan como vendedores de nada.

El nombre del q u e maneja el puntero es Oscar


Gigirey, y es capitán de corbeta; y el que miente
por medio de palabras es Carlos Graha^i, capitán de
fragata.

Y el que manda sobre ellos, el que dirige la


mentira, es el contralmirante Quijada
TRELEW

Ya.
afuera ruedan el corredor
las botas de los guardias.
Ya.
Están golpeando las puertas,
están sacando a los compañeros.
Uno a uno nos sacan
al corredor.
Nos llueven los insultos
y no tener con qué responder.

Ya.
Nos están disparando
las ráfagas pasan
salpiqueplomeando
el revoque verde o azul
ya no sé
ay esa oscuridad
que en medio de los gritos
se encharca lejos
este baldazo feroz
que inunda de a poco
las rejillas del pasillo
que los compañeros
juren no dejar
juren no olvidar
no tener ahora
siquiera ese metal violento
esa voz del fuego
esa orden labial del disparo
que los compañeros
no dejen nunca
no bajen nunca las armas
sin antes no acabar
con este corredor
sin antes sepultar
este rastro de sangre
juren sin antes vencer
no dejar
de empuñar la venganza.

Enrique Courau
INFORME OFICIAL

ron sus armas y habían pactado rendición?

La trabajosa mentira no rinde utilidad a los


comandantes; la presurosa mano de la censura no
alcanza' para tapar las manchas de la sangre.
Donde so lam en te
la s a n g r e s e h ace líquida
al s e n tir
,e l c a lo r
del fu sil
que haga j u s t i c i a . . .

POLITO
H ertn i* 'cundar_ a,:''»'Jiél de no han sido <lesignaaos
r^ ” ‘ • t/A^T ' ~'-~J£n nwdios jusü ■■
í^ c
« W /S á jfe * Wca =

V» ' \^ 9 S h o '^ l í a s i d o 'V I


* - — ° 7 7 n » , _ •» jl de Santa •

^ « P r i m e r Cerpo * Ejérei(0 J ^ 8r « T - ^«3* J la


lusu CrJ j, en cuas» e
» .*a a ito a - í " * ■ * < * * » ■ oe la « u „ el stao.dM RoMei-no,, ^ )¡ forzosa conciliación
SIN T IT U L O

E l c r im e n , la b a r b a r ie
y la c o b a r d ía
e sta b a n de f e s t e j o s .
L a im p o te n c ia h a b ía dado p a so
a l f r e n e s í de su h is t e r i a .

L a s a n g r e n uevam en te
se ría
e l a lim e n to n a tu ra l de l a s b e s t i a s .

P ro n to a m a n e c e r í a .
E l a ta v is m o in d ic a b a que el s o l
no d e b e r ía ilu m in a r la g e o g r a fía .
E l c ie lo
s e h a b ía c u b ie r to d e c u e r v o s y c a ra n c h o s
ju s tific a n d o e l a la r g u e de la noche.

P e r o e s o , no fu e n ad a.
D e sp u é s ,
s e r í a un r e p a r t i r d e c a r r o ñ a s
y el a c e c h o d e n u e v as j a u r í a s
a la e s p e r a d e c o n c r e t a r el c o lm o :
" r o b a r s e lo s ú ltim o s d e s p o jo s
de' su c r im e n " .

M ¡e n tra s tan to
n u e str o e s t ilo d e v id a
m o s t r a b a s u c a r a p o r te le v isió n
y e x p lic a n d o su in c o h e re n c ia
la n z a b a a m e n a z a s y a c u s a c io n e s .
Y e s o fu e todo.
P e r o lo que no s e d ijo ,
e s que lo s m á r t i r e s de T r e le w
a h o r a e stá n in su rg ie n d o la m u e rte
y vien en tom an do la v i d a . . .

JU LIO CANTEROS
D E C R E T O N° 3.495.
Bs. As., 30| 4| 73.

V IS T O , lo inform ado por el señor C o m andante en Jefe


de la A rm a d a lo propuesto por el M in is te rio de Defensa y
C O N S ID E R A N D O : Que es m uy conveniente p ara la A r m a ­
da A rg e n tin a que un O ficial Jefe re a lic e el Curso de
In fa n te ría para In fa n te ría de M a rin a , en los Estados Unidos
de A m é ric a ;
Que por la n atu raleza de la Comisión, la m is m a no puede
ser cum plid a por integrantes de nuestra R epresentación
D ip lo m ática, debiendo estar integrada por personal
seleccionado, teniendo en cuenta la necesidad de una con­
tinuidad de la exp eriencia que se obtenga y su fu tu ra a c tiv i­
dad den tro del servicio:
Que la fecha de iniciación de la presente Comisión está
prevista a p a rtir del 15 de m ayo de 1973., con una duración
de trescientos sesenta y seis (366) días, incluyendo los
tiem pos de traslados;
Que tal providencia se halla incluida en el P ro g ra m a de
V iajes al E x te rio r — A rm ad a A rg e n tin a— Año 1973, a e le ­
varse oportunam ente al Poder E jecu tivo ;
Por ello,, el Presidente de la Nación A rge ntina d ec re ta:
A rtíc u lo I o — N ó m brase para prestar servicios en la
A g re g ad u ría N aval a la E m b a ja d a de la R epública
A rgentina en los Estados Unidos de A m é ric a y Canadá en
"m isión tra n s ito ria " y por el térm in o de trescientos sesenta
y seis (366) días, al señor Capitán de Corbeta de In fa n te ría
de M a rin a D. Luis E m ilio Sosa, a fin de que re a lic e el Curso
de In fa n te ría para In fa n te ría de M a rin a .
A rt. 2”— El citado O ficial Jefe, percib irá en com pensación
de todo gasto, hasta un m áxim o d iario de cua re nta dólares
estadounidenses (uSs 40).
A rt. 3o — Los gastos que dem an de la presente com isión
deberán.ser im putados a la p artid a del E je rc ic io 1973 que se
indica:
2.10; 52; 0.379; 1; 12; 1233; 228; 01; 2.10; 52; 01; 0.379; 1;
12; 1223; 237; 13.
A rt. 4" — En las oportunidades que lo solicite el Com ando
en Jefe de la A rm a d a , se procederá a g ir a r los im p ortes
correspondientes a los haberes n e n su ales respectivos.
A rt. 5° — Por el M in is te rio dJ Relaciones E x te rio re s y
Culto, se extend erá el pasaporte correspondiente.
A rt. 6° — Comuniqúese, publínuese, dése a la D irección
N acional del R egistro O ficia l, al T ribunal de Cuentas de la
Nación y a la C ontaduría G eneral de la Nación, anótese y
archívese en el M in is te rio de Defe is a — Com ando en Jefe de
la A r m a d a — D irección G eneral del Personal N a v a l.

LA N U S S E .
Carlos G. N. Coda
Eduardo E. A g u irre O b a rrio
Eduardo F . M cL o u g h lin
EL fiflfflU m MOM A nina
* D t u t o qnt sigue « parte del discurso que *1 comandante de b hijos que la ciudadanía le oonfts co­
aviación naval. capitán de naTÍO Horacio M ayorga. pn n an cU el 5 mo en las acciones que emprende.
de saflemhre. ante la tropa formada, en al hangar de la baae Almirante Se la puede acusar ds a lg o tenia, de
M « W Zar. Pocoe dias antea ea aquella bate fueron asesinado* dieci­ reservada en sus cosas, de ser ce­
séis prisioneros políticos, en una maiansa que conmovió al pueblo ar­ rrada e » su am biente.. . Quisas
gentino. La brutalidad del íexte ea sólá comparable con e l sarcasmo ses alge cierto todo esto, pere más
de la triple invocación a Dio» « a t en él se repita*. cierto ana es que en nuestro pais
gosa da m prestigio popular basado
en r litinéas que son propias de la

L
OS hechos ocurridos aquí han bién ea cierto que la muerte está InstitucUii: honradez, seriedad de
manifestado múltiples miarse ea en el plan da Dios, no para castigo procedas, -espíritu de sacrificio acep­
contrarios a presentar. aBo y sino p a n reflexión de muchas. tado sin condicionamientos, y sobre
limpio, aen prestigio de que gosa la Per eao, lo hecho bien hecho está. todo, mochas vacas a pesar de todo,
anbada y también se ha puesto nue­ Se U so lo que se tenía que hacer. con un justificado orgullo de tener
vamente de relieve la existencia da No hay que disculparse poique no espirita da tuerpo.
esa oondición negativa de nuestro hay culpa. No caben-las complejas
El pais está en guana contra las
pueblo, dél tristemente célebre "no que afros tratan de crear. La muer­ ideas extremistas qua van mucho
le melásM, tan popular y tan poco te de -setea humanos es siempre una
das gracia. Estos muertos (loa 1* ds más allá del juego de un degrsdsdo
alentador como promesa de futan». genersl (Perón), falla de valor, al
Nada ni nadie puede hacer men­ Trelew) valen menos, en el orden que una paita del pueblo confiere
guas nuestro orgullo de ser marino» humano, que el guardiacárcel Va-
míticas esperanzas. Esa facción que
argentíamR nuestra institución as sa­ léamela, que los humildes agentes
del orden público muertos en ser­ hablando da pas y concordia y de
na, no está contaminada con la» la­ necesidad da libertad y de justicia
cras del extremismo ni con la sofis­ vicio, que los que fallecieron ea una asiste al sepelio de asesinos pero no
ticación de un Tercer Mundo que plasa minada de Sen Isidro. al de guardianes del orden, sacrifi­
no da la vida al verdadero Cristo ni Es asombroso ver cómo gran par­ cados agentas que no necesitan dro­
con la tortuosa y demagógica acti­ te de la prensa, con unas pocas y garse para ser valientes en el com­
tud de caducos políticos que ayas brillantes excepciones, ha dejado lu­ bate de cada día. No somos mejores
adoptaron posiciones que hoy olvi­ gar a publicaciones mal intenciona­ que otros; no somos distintos da d io s,
dan. das o a silencios propios de quien peró pertenecemos a lss fuersas ar­
Los hechos ocurridos han desper­ no se quiere oomprometer. Cuidado madas argentinas, verdadero pilar
tado dos actitudes en la gente que entonces. Comando Aeronaval T re­ del país, verdadero muro da con­
nos rodea: unos pretenden acusar lew, cuidado. Hay que tenei claras tención de ideas extremistas, y den­
a la armada de haber provocado una las ideas y superar todos estos do­ tro de ellas a la armada, limpia,
matansa Intencional. Los otros, anta lores. sortear esta lucha psicológica, honesta, orguüoss de ser lo que es y
el hecho consumaJo. lo justifican y en la que se nos quiere hacer caer, con motivos para estarlo: institución
hasta lo ftp’ audan. dada la peligro­ dejar de lado estúpidas discusiones en la cual, cu an d oie agotan las ra-
sidad da i u piasos. N i unos ni otros sobre Hechos que la arssada no tiene sones para explicar o aclarar tiene
tienen raxón. T.a armada no asesina. que esfearsaxse en explicsr. siempre la fe en a! sentir naval, en
No lo biso jamás, no lo hará nunca. La armada, gracias a Dios, siem­ sus jefes, en sus hombres y en su
Para Dios, no hay bien más pre­ pre fue asi: sincera, argentina, cons­ limpie xa de proceder para dar res­
ciado que la vida humana; ésta tiene ciente de la necesidad de dar bue­ puesta a cualquier duda, a cualquier
pera él un valor infinito; pero tam­ nos frutos para el pais, tanto « n los pregunta.
POEM A

D O N D E RUBEN PEDRO B ONET

ESCRIBE A SUS HIJOS

Los que lo conocieron pueden atestigu ar


Que era un duro m ilitante
Igual lo saben su s torturadores
Que no lograron sa c a rle una palabra
P ero tam bién es bueno que se recuerde
Que su últim a ca rta la escribió a Hernán y M ariana
Sus hijos de 5 y 4 años
R ecién llegado a l penal de Rawson
L e s contó com o había viajad o desde Buenos Aires
P rim ero en un cam ión de celdas sin día y sin noche
Y luego en un avión esposado al asiento
P ero él lo decía como si fuera
Una herm osa aventura en la M alasia
-No se olviden que era p ara sus hijos-
Tam bién les contó que en el penal hacía frío
P ero que a él tanto frío le gu staba
Y que fu m aba y que leía y que tenía en la pared
de su celda pegada la foto de Hernán y de M ariana
junto a la de C arlitos Chaplin
L e s pedía a su s hijos que lo vinieran a visitar
Si era posible p ara el 9 de julio
Que no faltaran a c lase y que le contestaran la ca rta
Como Hernán y M ariana no sabían escribir
L e enviaron su s dibujos
Donde el duro m ilitante tenía en vez de m anos raíces
y un alto som brero de payaso
E l día que se fugó del penal
Se ató del cuello una carterita de cuero m arrón
Con la s fotos de su s hijos la de Chaplin y los dibujos
Y aún la llevaba cuando lo asesinaron
En la b ase naval
Bien cerca del m ar y de una playa
Con enorm es n egras gaviotas.

V icen te 7-ito L e m a
En uno de los juicios seguidos contra la

PERO LOS TRAEREMOS


Armada por la masacre de Trelew, se ha
presentado el abogado de ésta, Dr. Jorge
Carlos Ibarborde, con el escrito que se
reproduce a continuación . A llí se da el
actual dom icilio del Chacal de Trelew, Luis
E m ilio Sosa y demas asesinos de la Base
A lm irante Zar.
El proposito del alejam iento de los
oficiales es evidente: sacarlos del ámbito de
la Justicia, común y popular. Pero como ya
dice el Pueblo: "Se van se van, pero los
traeremos de vue lta..."

HAGO MANIFESTACION.

Señor Juez Nacional:

JO R G E CARLOS IBARBORDE, letrado, por la representación de la


parte demandada que tengo acreditada en los autos caratula­
d o s:.............. C/ GOBIERNO NACIONAL (COMANDO EN J E F E DE LA
ARMADA) y/o quienes resulten responsables s / daños y perjuicios” ,
con domicilio constituido en Comodoro Py y Corbeta Uruguay (Edificio
“ LIBERTAD ” del Comando en Je fe de la Arm ada), piso 13 , oficina 13-
81, Capital Federal, a V.S. digo:
En autos se ha designado audiencias para que declaren los testigos
propuestos por la parte actora.
•Al respecto, informó a V.S. que'los señores Capitanes Luis Emilio
SOSA y Ju an Manuel SOLARI y Tenientes Emilio Jo rge D EL REAL y
Roberto Guillermo BRAVO y el Cabo Carlos A. MARANDINO, no po­
drán concurrir a declarar en las audiencias señaladas, por cuanto se
encuentran en el extranjero.
A fin de que la parte que los propuso adopte las m edidas que considere
pertinentes, informo que los domicilios actuales de los nombrados son
los siguientes:
SE VAN, SE VAN...

Capitán dé Corbeta D. Luis Em ilio SOSA -Agregadurla N aval


Argentina en EE.U U ., 1816 Corcoran St. N.W. Washington D.C.-
E E .U U .; V
Capitán de Corbeta Médico D. Juan Manuel SOLARI - Destinado en la
F ra g a ta A.R.A. “ LIBERTAD ” , actualmente en navegación fuera de las
a gu as territoriales, cumpliendo el viaje de instrucción con los Cadetes
del último año de la Escuela Naval Militar;
Teniente de Navio D. Em ilio Jo rge D EL REAL- Comisión Naval
Argentina en Europa - lst. Floor - 242 Vauxhall Bridge Road - LONDON -
SWLV - LAU - INGLATERRA;
' Teniente de F ra g a ta D. Roberto Guillermo BRAVO - Agregaduria
N aval Argentina en E E.U U . -1816 Corcoran St. N.W. Washington D.C. -
EE.UU .
Cabo Segundo de Infantería de Marina Carlos A. MARANDINO -
Agregaduria N aval Argentina en EE.U U . - 1816 Corcorán St. N.W.
Washington D.C. - EE.U U .
Dígnese V.S. tener presente lo expuesto que asi:

SER A JUSTICIA

Jorge Carlos Ibarborde


ABOGADO
C.CIV. T ° XXVI F “ 048
C.S..I.N! T° XV F ° III
FRASES
PARA RECORDAR
ESTA NOCHE LOS MATAN A TODOS. . . ( D ic h a e n la s a l a d e p e r i o ­
distas de Casa de G o b ie rn o p o r un p e rio d is ta q ue evaluaba Ias posibles
decisiones de la J u n ta de C om andantes, e l Lunes 2 1 a la noche).
ESTOY DESILUSIONADO. VENIAMOS A LIQUIDARLOS A TODOS
Y ESTAN VIVOS. Si SE HUBIERAN ANIMADO A DISPARAR UN
TIRO, NO DEJABAMOS NI A UNO. PERO SE RINDIERON, LOS
MUY COBARDES (D ich a p o r el Teniente C oro n e l M u ñ o z a Prim era
Plana luego de la re n d ic ió n en el A erop a rq ue ).
ESPERABAMOS UNA RESISTENCIA FEROZ, PERO SON UNOS
PATOTEROS. NO PELEAN, SON CAGONES. (D ich a p o r o tr o o fic ia /
q ue acom pañaba a M uñoz).
LA PROXIMA VEZ NO VA A HABER NEGOCIACION. LO S VAMOS
A CAGAR A TIROS, SIN TANTOS MIRAMIENTOS. (D icha p o r u n o
de los asesinos, e l C apitán Sosa, a lo s d ete nid os en ia base Aérea).

iSI SEREMOS BOLUDOS! EN LUGAR DE MATARLOS LOS ESTA­


MOS ENGORDANDO. (D icha p o r o tr o de los asesinos, e l Tte. de Corbe­
ta R o b e rto G u ille rm o Bravo, m ientras co m ía n los d ete nid os en la basej.
AHORA VAN A SABER LO QUE ES TERROR ANTIGUERRILLA.
(D icha p o r el Teniente de C orbeta Bravo antes de la masacre).
AHORA VAN A VER QUE ES LA MAR ¡NA. (Dicha por Bra -o o Sosa
antes d e l asesinato).
LA ARMADA NO ASESINA. NO LO H L O JAMAS, NO L h ;'w
NUNCA. . .
LO HECHO, BIEN HECHO ESTA. SE HIZO LO C u F SE EfciA
HACER. NO HAY QUE DISCULPARSE PORQUE NO HAY CUL A...
LA MUERTE ESTA EN EL PLAN DE DIOS. NO PARA CASTIGO
SiNO PARA REFLEXION DE MUCHOS. (D ich a p o r e l co m andante
de la a viación NavaI C apitán de N a v io H ora cio M ayorga en la base A lm i­
ra nte Z a r el 5 de setiem bre de 1972).
testimonio de un suboficial
que intervino en los
sucesos de f r e / e w
Sí, señor, mucho m iedo, usted lo ha dicho bien,
un m iedo sucio. Y rabia, una rabia m ord ida, basi­
lisco, una rabia dolor de no poderlos. Verlos así,
tan ellos, tan sim plem ente ellos, tan vivo s, tan
muchachos, ¿tan libres, dice?, bueno, sí, tan libres.
Los odiábam os con todo nuestro m iedo.
Por las noches andaban, trate de com prenderlo,
andaban, se nos subían al sueño, en grupos, en
bandadas, qué sé yo, se acercaban, cantaban, me
parece, pero lo peor de todo: se reían.
A h , era in sufrib le aquella risa, usted no sabe.
Era tocarle el culo a la m arina, así. Conocernos el
m iedo, destaparnos. ¿Cómo lo podrían ver?, yo
me pregunto, cómo lo podrían ver al m iedo, ellos,
ellos tan luego, desnudos como ranas, solos, en­
ferm os, abombados de ham bre y de palizas. N o
les ladraba un perro y se reían. En sueños, claro,
pero se reían, se nos reían, señor, dueños de qué
sé yo, conocedores, nos sabían el m iedo, nos ron­
daban, nos m iraban las noches, se reían.
Por eso fue, señor, para que se callaran, para
hacerlos callar, para que nunca más, para que v ie ­
ran. En fila , claro, en fila los pusimos, como siem ­
pre. Gritam os el m entón contra el pecho, no fuera
que m iraran, no fuera que se pusieran a mirar. Los
insultam os, mucho, para darnos coraje, ¿cómo sí
no?, la PAM me transpiraba de m iedo en esta ma­
no, yo no sé si quería, yo me hubiera ido, pe^o
alguien disparó. Cayeron varios, otros ganaron los
calabozos. Entonces yo me vi tirándoles, gritando
para tapar el m iedo, entre el o lo r a pólvora y los
gritos, van a cantar carajo, entre la sangre, entre
quejidos y los cuerpos cayendo, ríanse de la ar­
mada hijos de puta, disparábamos. Las m ujeres
había varias mujeres, señor, son duras de m orir
las rematamos, recorrim os heridos a balazos, pro
lijam ente recorrim os las celdas rem atando, matan
do, se quisieron fu g a r, se nos fugaron, nos tre
paban al sueño, se reían, se nos siguen riend o
tengo miedo. HUMBERTO CO STANTIN I
S e p tie m b re 1972
SUSANA
OSCURA
Despacio se fue la gorda
Por unas breves sacudidas,
Burbujas de agonía, espesas visceras^ ventanales de
aliento,
gemidos imaginarios;
Silenciosa.
Quedó en la noche su figura
Del aeropuerto y el verde oliva,
De las huelgas traicionadas, las rejas, las alfombras,
pagó el boleto de regreso del "tirano”
las urnas y otras cosas.
Trepó la fuga tucumana
Y el viento de Rawson; y los cumpas.
La mierda de cada celda, la luna y el siete sesenta v
dos
de los duros insectos en los peines
del capitán Sosa.
La noche ahora es más oscura
En el penal hay puellos salpicados
De la letra definitiva de las balas;
boqueando el gallego, el indio, la Sayo
consignas sudorosas.
La gorda ya es gatillo y mensaje:
Ya es Madrid y León Suárez,
Ya es asamblea en los portones, documentos, pelucas:
Se nos lleva el enemigo sus huesos
su señal azulosa.
Para que no siga salpicando milicos
brujos, yernos, depuradores, burócratas -viejos y nue-
vos-
Salpica la gorda tan lejos su sangre ospesa;
y veo salpicados también algunos de los nuestros,
los miedosos.
El pueblo está oscuro de crespones.
Oscuro el mañana de los humildes.
La unidad básica, los portones fabrilos, los changos
del abasto, los ranchos, los grifos,
la villa entera.
La oscuridad es bronca en aerosol,
Es reclamo por los cuellos salpicados,
Por alfombras, por pactos, por leyes, por el pan ausente,
Oscuro todo: hasta que hagamos juntos por la gorda
La justicia montonera.

D stío bo. Gante >c k a Tucumán


¿Cómo se toma conciencia
de las cosas?...
A veces, lentamente, otras,
así, de golpe
ANA MARIA SANTUCHO, nació el 9/10/1935. Murió
asesinada en la base Alie. Zar, de la Marina, en Trelew, el
22/8/1972.

Hoy puteo tu suerte,


Ana María Santucho Pero a pesar de todo
y al hacerlo resuenan en mi oído
se me retuerce la patria los versos de la marcha despreciada:
con un dolor de entraña “ ...Y cuando el paso firme
estremecida de la Argentina altiva del mañana
por el hijo abortado traiga, el eco sereno,
en la mañana de la paz con tu sangre conquistada
precisa cantarás con nosotros cam arada,
en que su llanto, de guardia allá en la gloria peregrina,
el rito de la vida renovada, POR ESTA TIERRA DE DIOS TUVIERA
se esperaba. MIL VECES UNA M UERTE ARGENTINA’

Hoy me duele la vida Hoy m e hierve la sangre


hoy me sangra la patria me revuelve la entraña
y al abrazar con lágrim as a mi hija Hoy me duele la Patria.
siento:
No fue vana tu muerte Ay! mi patria, LA PATRIA,
aunque putee tu suerte Ay! mi hija, mi hija...
Ana María Santucho, Ay! los hijos e hijas
porque hizo que m adres argentinas que de. mi hija
sintiéramos de pronto nazcan.
como un asco metido en la garganta
y la patria y los hijos, renovando esperanza, Y aunque putee tu suerte,
el sendero m arcado de la lucha, Ana María Santucho,
que de lejos señala yo te juro:
un grito di jarrado. tu muerte no fue vana.
una mano osoosada,
entre balas, y s -gre Ana María
unajvida im a.
BUSCADO
por la justicia popular

capitán de corbeta Luí* É. Sosa


1A SANGRE
DERRAMADA
NO SERA
NEGOCIARA
UNA MISUA SANGRE

Yo estaba en Chnbut cuando recibí la noticia. Ve­


nía de Irevélín en dirección a Esquel cuando al­
guien metió la radio de la camioneta y pasaron la
noticia. Callamos todos, por más q u e el grupo es­
taba formado por gente que tenía poco o nada que
ver con el proceso que se jugaba en ese momento
en el país. Técnicos del proyecto Futaleufd o per
sonal de un equipo cinematográfico. Pero de cual­
quier forma sentimos aquella gran nube negra que
cubría el espacio de la patria y creo que todos
pensamos que hasta ese momento habíamos estado
compartiendo el mismo aire con las víctimas y los
asesinos y que en cierta forma no encontrábamos
en camino a Trelew, sobre la misma pelada tierra
y en la misma dirección.
Ahora, a dos años de aquel suceso que se agiganta
en la historia porque no hay pacto, ni paritaria,
ni descarnado general que pueda secar aquella san
gre, en una maüana igual, tan igual que ayer aca­
ban de caer otros 19 compañeros y hoy seguimos
golpeando esta misma máquina que ha escrito tantas
veces la palabra Trelew quiero sumar mi nombre al
homenaje y la recordación de los oompafieros y com­
pañeras pero siento el mismo vacío que entonces y
no encuentro palabra, ni gesto, ni idea siquiera,
pobrecito escritor, que igaale más o menos cuanto
se ha dicho, cuanto se dirá en estos días por a-
quellos que saben repasar su bronca y expresarla
con preoisión, tal vez con belleza. No soy poeta
para armar un poema y escribir un cuantito me pa­
rece sencillamente ridículo, mis recuerdos son los
de todos y mis sentimientos posiblemente los mis­
mos. Levanto los ojos y por encima de mi máquina
descubrojel enorme poster con la figura del Che
que preside mi casa, San Ernesto de la Higuera.
Entonces le pregunto, te pregunto:Comandante,
q.ué digo? Qué escribo q.ue tenga la altura y el
brillo de acuella sangre o, aunq.ua algo menos,
vaya pretensión la mía, la dignidad de e sa herida»
porque, como te canta tan muy dulce y dolido £a-
blito Milanés, "que tengo yo que hablarte, coman­
dante, si el poeta eres ti£?". Y ti£,efectivamente,
comandante, a través de tus ojos de tranquilo y
seguro fuego, a través de tu barba empapada en
sangre, "ardiente vendaval y lenta rosa", vivo en
tu muerte, vivo en el azúcar, en la sal, en loa
cafetos y también en la luminosa sangre q.ue desde
Trelew junto a la tuya alumbra la noche americanat
me respondes, "firme la voz que ordena sin mandar,
que manda compañera, ordena amiga, tierna y dura
de jefe, camarada: "Iodos, y oada uno de nosotros ■
paga puntualmente su cuota de sacrificio, conseiéa
tes de recibir el premio en la satisfacción del 4¥
ber cumplido, conscientes de avanzar con todog ha­
cia el hombre nuevo que se vislumbra en el horizon
te". Qué digo, qué hago, qué pongo yo de ese hom­
bre nuevo? Frente a esta sangre del tamaño da tu
sangre es todo lo que se me ocurre decir, Che co­
mandante, amigo. Muchos han respondido ya y res­
ponderán todavía con idéntiea sangre. Cuál es mi
respuesta?

HAROLDO CONTI
EPITAFIO

Porque al fin moriste


una bandera
denigrada en su grandeza
te acompañó a la tumba

Perq.ua al fin moriste


un cortejo
de soldados armados
te rindió honores
reloj en mane
esperando
que termine la comedia

Porque al fin moriste


serás llorado a reglamento
y en tres líneas
hablarán los diarios
d« tu nombre
y tus medallas

Porque al fin moriste


es hora
de que sepas
que mañana
no se acordarán de vos
ni las malas concienciae

CAELOS YIIAIS
F u e in au gu rad o e l to rn e o r u r a l , m u ch as c o r b a ta s y p ie le s ,
p e o n e s con to r o s
y d a m a s y c a b a l le r o s , u s te d e s sa b e n , Ana,
M a r ía , M arian o ,
e s o s a p e llid o s con o lo r a b o s ta y lu p a n a r e s ilu s t r e s
y hubo m is a de cam p o y todo, lo s ab e rd e e n a n g u s, lo s h e r e fo rd ,
lo s h o lan do s a rg e n tin o s, lo s m in is t r o s , lo s d ueñ os d e la t i e r r a ,
E d u a rd o , G r a c ie la , C la r i s a , H um berto,
y h a b ía un d ía s in s o l s o b r e la s tu m b a s d el c rim e n ,
y todo un mundo su c io a llí, v a c a s , d i s c u r s o s y m a s v a c a s ,
y la d ra b a n lo s g e n e r a le s y lo s p e r r o s y m e d o lían lo s p uñ os,
M ig u e l, A lb e rto , J o r g e . C a r l o s ,
m e d o lía e s e a g o sto , e s a s s o m b r a s de c h a c a le s p o r e l m undo,
p e ro u ste d e s com p ren dan , to d av ía fa lt a un poco, no m ucho,
a lg o m á s d e s a n g r e , A lfre d o , R ubén, H um berto,
a lg o m á s d e s a n g r e y d o lo r aún le fa lt a a l h o m b re,
a lg o m á s d e s a n g r e en e s e cam in o ,
en e s e cam in o d e luz p a r a s ie m p r e , J o r g e ,
M ano,
to d o s u s t e d e s , c o m p re n d a n ,
p e ro y a lle g a r e m o s p isan d o a p e llid o s ,
t o r o s , m in is t r o s , g e n e r a le s ,
p isan d o n u e str o s p ro p io s h u e so s, n u e str a p ro p ia s a n g r e ,
y a lle g a r e m o s .

DARDO S . DORRONZORO
¡Ni olvido ni perdón!
ANA MARIA VILLARREAL DE SANTUCHO
SUSANA LESGART
CLARISA ROSA LEA PLACE
MARIA ANGELICA SABELLI
ALFREDO ELIAS KOHON
CARLOS HERIBERTO A S T U D ILLO
EDUARDO ADOLFO CAPELLO
ALBERTO CARLOS DEL REY
MARIO EMILIO DELFINO
MARIANO PUJADAS
MIGUEL ANGEL POLTI
HUMBERTO ADRIAN TOSCHI
JO SE RICARDO MENA
HUMBERTO SEGUNDO SUAREZ
JORGE ALEJANDRO ULLA
RUBEN PEDRO BONET
HAN MUERTO REVOLUCIONARIOS, VIVA LA REVOLUCION.

Ellos están
están en todos lados
muriendo con cada nuevo muerto
luchando con todos
reencarnando en cada nuevo cuadro
que se suma a este doloroso parto
a esta hermosa gesta libertaria

Son dieciseis voces de aliento


son dieciseis voluntades que emnujan
que recuerdan
que demuestran
el odio y el miedo
el contenido cierto
verdadero
del temor al pueblo
de los gendarmes del tío Sam

Ellos están
están en todos lados
nos acompañan alegremente en los triunfos
nos gritan fuerte y al corazón
que no importan las derrotas

Son sus gritos


dieciseis gritos gigantescos que repiten
la sangre derramada no debe ser negociada
y si ha muerto un revolucionario
que viva la revolución.-

ALBERTO COSTA
LA M U E R T E ES UNA AGUJA DEL TAMAÑO D E UN PAJARO

"Un hombre cuyo nivel de cultura -hablo de la cultura


basada en la idea y la práctica de la ju s t ic ia , que
es la única cultura verdadera- un hombre, digo, cuyo
nivel de cultura está por debajo del esfuerzo creador
que supone la invención de un fu s il, no tiene derecho
a usarlo". CESAR VALLEJO

La noche era total


en cada mano párpado o palabra
cabía la pregunta
¿ y si el hombre acallara el latido
el instinto más niño
que alimenta su instinto ?
¿ y si dios
de cuya amnesia vertical poco se sabe
asumiera las formas más urdibles?
nada de lo que aquí se vió
hace a la irracionalidad de la poesía
ni siquiera los restos que empuñara la playa
o el caracol de humo que intentaran abrirle
o el color del espacio que regaron los sueños
nada de lo que se proponga será la cáscara
dijimos
una suerte de golpe interminable y agrio
ha dado c on el hueso en estos días
uno en más se ha vuelto intransitable
la lluvia arrasa y penetra sus suelas
sus dígitos impresos en hojas de cobalto
en australes vigilias de gritos indigestos
de nombres que nunca terminan de morir
nunca del todo

como si a escasos pasos de la nada


total irreversible
la noche v olviera a sus agujas

ENRIQUE PUCCIA
LA S ANGRE DERRAMADA

¿ Por qué cantaba cuando sólo tenía reservado


el silencio y se hizo más tarde un brazo inacabado
que no fue convencido, en medio de los poros que
alguien puso a secar adentro nuestro como si
no doliera a nadie ?

Su muerte no es más que este nacimiento.

Porque llevaba escritas en las manos las fórmulas


del sol como u n niño fugaz que será eterno
no deja terminar de rezar a los bienaventurados
es como la violencia de cristo.

J OSE ANTONIO CEDRON


TIGRES

Cierto que no había quien anunciase pero ya estaban


ellos acuñando tardes de impotencia hasta que se les
ahuecaron entonces antorchas por los ojos y quedaron desnudos
tiempos tiritando sus fríos de tres cuencas
por la sangre y en las manos hubieron de angelicar
sus dieciseis miedos y el vacilar y los temores
hasta que anudaron todo y lo regalaron a las estatuas
para que sepamos de tiempo atrás que se montan en gorriones
risas ansias manteles y vigilias y nos giran
estos dieciseis tigres o promesas sorbieron entonces
borbotones de verdad cuando avanzaban para que sepamos
iban cautelosos con sus corazones creciéndoseles a estampidos
de la misma lluviabuena que les bautizo sus nombres
de silencio puro para acrisolar así los días sangrantes
anubarrados y plomizos meses para entregársenos una barcada
de alas grandes y pequeñas y hubieron de desaparecer cuando
el nocturno acontecía solo por fuera de estos dieciseis tigres
o promesas anunciantes tan cercanos para que vayamos sabiendo
por acaso no preguntemos no indaguemos no interroguemos
esos que dictaminan el setenta y dos año emergente ay del mundo
por sus escándalos dijeron quienes llaman desde los principios
mejor quite su ojo antes proclamaron mientras les florecían
acrimonias por su bota alimentadas y entonces espolearon
sus caballos y los carros que fueron a fatigar tigres o dieciseis
promesas entretanto esos devoradores de cenizas a veces pensaban
si no se les escondía una mentira en la mano derecha consecuentes
deshollaban.las dieciseis vidas ahí mismo se fueron
que en ríos sobre el campo seco o en agua por el sedacal
sobre la ribera brotándose como hierbas
como sauces.

AIDA VICTORIA DELPIERO


ELLOS

C o m o un dios pagano sediento de muerte


de horrores apisonados a las paredes desnudas
le canto al fusilamiento
al contracanto de la antipoesía
y maldigo este canto por lo tanto
porque nació
un dfa ya lejano de la humanidad más escondida
aquella que saca la vida a la otra mitad
y maldigo su m i s m o mensaje de oscuridad
de carnes cercenadas
de silencio detrás de los párpados
de párpados detrás del silencio
detrás de la vida silenciosa de ios párpados muertos
asesinando a los otros párpados
hasta matarlos de una muerte mil veces muerta
de una vida no consumada
de una consumación de la existencia.
Paradoja final
no canto no puedo cantarle
es una intención fallida de poema
no puede la poesía cantar
a su no existencia
a su enemig a
quisiera sin embargo insultar al fusilamiento
hablar de Trelew por ejemplo
pero no puedo
sólo puedo hablar de los hombres muertos
no del hecho
no en un poema
no en el canto
a la vida siempre nueva que es un poema.

F E L I P E REISIN
LA SANGRE
DERRAMADA
NO SERA
NEGOCIADA
22 DE AGOSTO DE TODOS LOS AÑOS

Algún día
se rá fiesta del pueblo.
Algún dfa
cuando la luz se haga
su s dieciseis ejemplos flamearán
se agitarán sus estandartes
por encima de inmensas muchedumbres.

Recién entonces
se rá una fiesta.

Y ellos
los dieciseis
y todos los
asesinados por el odio
sonreirán
desde nuestros hijos.

CARLOS PATIÑO
n i c - l a ü -ir u ¿ ¿ y < 4 n /CG^ú* ú ,)-u ' r e u ^ . K Ó . O co.

J (¿ \ / U t í í ¿ccZi üc¿t¿c<x j r U i/'n 'Vx o ic & n J & d c X n ^ Q o ( Y n u t A & i

üh c a c ic ü ¿ a ) ¿u Jtb d ^ 4&> / * * * * > < ** & *?ry 'n e.,

(¡jlOUD&u ) & > j-Áyrru. <X¿ J ’ot,'1 ju v o x o , O W Cu. .

&UUJL £&U A íi A & U & U . / JLÍ ¿Q o X JlÍx Ju ir¡t

l.tifrtc O u d -A&ucC ^ /7 ru ¿ a u } j^ ú 'rru . ¿U2a¿, J J c io / r tM T )

^{/r^ijy cÚ jjJ^ ^ ¡u xfaci ^ /j& u cíbolo, j .tcxdUx -¿-cttci 'Jn o 'itcu

('u o w fc u o <!m >-¿i M--/n o <¿ J j U u 'I Q. O ls o u o h *) í/O^ O rjA JkiM lc)

L i'h cu x v ru rs ¿ C ^ u ¿o Z to AQ tu/erCUA¿>u,r) ( Jjru ¿r>& u ¿>vr> j> O i

O U ^ ltu /c u c JÜL J & V C L i\, Jhsr> J o J rU iA a Q -¿ a A jJtV lS b fríe


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J 7^ J^O ) L ey 'Como Oy ^ ,C { T m o (Tn> i c u r i a r l o . f

jfli- ) k ü '^ to , (¿*j j (Zco jx u . J e ¿o /¿Jvw ^-tx jzrtu ¡p ím ern

m ? Q U ^L U ^O -I L A U & c /lT A j) J ¿ /\ J- G > o a L ¡) A ¿ ) f - *U Q A *rn < n >

jfUM M ti, jt& u AjUUüZ ic h ?nn / 'T tf\j£ ) ¿¿iTO/HÁCMOlb Q fruteo


yOvC) (yr^O /dA rj ; LoS ( 4 e ^ o e i *>£ T tZ S L cu J ; J ju í áám (jlq /i

<M i &> 'W u x c u í L i.¿C o u co^ -A M H >M ccLcí tu /C e r r u ^ n ¿ U t

£ ^ / T CM OS O TAO 7>C«=U ¿ L Ü
& C . F . Á P .P .S .6 .
PRESENTES
HASTA LA
VICTORIA
SIEMPRE
TREIEW
LOS O T R O S

K IU
Palabras woíum ciadas por Eduardo t.
.Buhaide en ei entierro del Compañero
|Ortega Peña
..."De Rodolfo nos queda su ejemplo. Su
tenacidad. Su entrega. Su coraje. I’ero
además nos deja un testamento político y
una responsabilidad colectiva para los
RECORDANDO AL -".ALLEGO militantes. Vivió y murió para dar todo de
sí para la elevación de la conciencia de
l)e muchas maneras uno puede la clase obrera y el pueblo. Vivió y murió
recordar a quienes han muerto. :para que esa conciencia se convirtiera en
Yo, ahora, recuerdo a mi fuerza organizada. Vivió y murió para que
compañero, a Victor, y lo esa organización nos llevará por el cami -
hago pensando en Trelew. no de la toma del poder real. Vivió y
En esos 16 combatientes murió para que la clase obrera y el pueblo
cuyo asesinato tanto pesó en forjaran desde el poder una nueva sociedad
-e4-espiritu de Victor, pero con hombres nuevos donde desaparecieran
que también fueron el impulso definitivamente los explotadores y los
para que él cumpliera con un explotados. Vivió y murió denunciando al
mandato de la Justicia Popular reformismo como falsa propuesta de la
castigo a los responsables burguesía para dilatar ese camino. Vivió
de la masacre. )\ murió luchando contra las divisiones y
Victor murió, diferencias en el campo revolucionario ,
' cumplió hasta el final con su rescatando el legado de Pujadas y Bonet.
deber de revolucionario, 'ivió y murió en síntesis, por una Patria
y por eso perdurará en la Socialista, que un día no muy lejano ten­
memoria del pueblo, en el drá la hechura y la medida con que el
corazón vivo del pueblo.- Pelado la soñó. Por eso, porque morir por
el pueblo es vivir, en esta hora de apre -
IRMA de FERNANDEZ PALMEIRO
tar los puños y de tristezas,reafirmamos
aquel juramento: "la sangre derramada por
Ortega no será negociada". V decimos sim­
plemente, como a él le hubiera gustado :
Ha muerto un revolucionario.
Viva la Revolución

HAN ASESINADO A MIS AMIGOS, YA SE LO QUE ES LA MUERTE

Y bien, de eso se trata, construir la Patria Socialista. Por eso


nuestra larga marcha, los combates. Por eso caen los compañeros,
los amigos. Pero por eso también seguimos avanzando. Caballos
obstinados avanzamos. Hombres melancólicos, lloramos a nuestros
muertos y avanzamos. Avanzamos, Rodolfo, avanzamos.- (V.Z.L.)
DECLARACION CONJUNTA DE LOS COMBATIENTES DE
ERP, FAR Y MONTONEROS - SANTIAGO DE CHILE
25 DE AGOSTO DE 1972

Una vez más en la Argentina las Fuerzas Armadas han demostrado


claramente su condición de fuerzas de ocupación sirvientes del im­
perialismo y sus aliados internos, su condición de contrarrevolucio
narios, su condición de explotadores de nuestro país, su condición
de salvajes asesinos y torturadores de los militantes populares de
los militantes populares. Hoy el asesinato consciente de 16 compa -
ñeros prisioneros de guerra de nuestras organizaciones, ERP - FAR -
MONTONEROS, marca una nueva etapa en el camino de la guerra revo­
lucionaria que ba iniciado nuestro pueblo. El desarrollo de toda
guerra revolucionaria que impulsan las masas, asume características
particulares de acuerdo a los lugares, experiencia política del pue
blo, situación del enemigo y su accionar iconcreto contra las fuerzas
revolucionarias; estos son algunos de los rasgos que caracterizan la
guerra revolucionaria en los distintos países. La salvaje acción del
22-8-72 en Trelew marca el comienzo de accionar en la guerra a nive
les superiores de enfrentamiento, las fuerzas armadas han demostra -
do ya con sobradas creces su verdadero papel de gendarme del imperia
lismo.

EL EJERCITO DEL PUEBLO OPRIMIDO

Ya sabemos como reaccionan las tropas gorilas , los soldados de


Lanusse, ya lo sabemos y en función de ello preparamos nuestro ejér
cito del pueblo oprimido. No se equivocó el general que respondió
por el periodista herido por el miedo constante de sus tropas en Tre
lew, al decirles que es parte de su profesión, que en Vietnam son
varios los corresponsales muertos y heridos. No se equivocó ese ge­
neral al decir esto, el asesinato de nuestros compañeros nos muestra
claramente las sangrientas garras del imperialismo en todos los pro­
cesos revolucionarios, su sed de sangre, su impunidad para accionar,
su moral cuando trata de mantener su sistema de explotación del hom­
bre por el hombre; las garras del imperialismo son las mismas en to­
do el mundo, en Vietnam como en Argentina, aunque sus caras o unifor
mes sean diferentes, por eso no se equivocó ese representante del
partido militar. En la Argentina las garras del imperialismo están
disfrazadas, escudadas en nuestra propia bandera, en uniformes con
emblemas nacionales, en un ejército que se llama argentino, pero que
de argentino no tiene nada, en un ejercito que dice ser sanmartinia—
no, pero que de tal no tiene nada.
Esto es un ejército de ocupación, de opresión, sirviente de las cía -
ses dominantes, el otro fue un ejército que representaba los intere­
ses del pueblo, formado por ese mismo pueblo. Ellos se encargaron de
destruirlo, ellos se encargaron de encerrar, de aprisionar las bande
ras de nuestra patria, en sus cuarteles de opresión donde se preparan
los asesinos y torturadores de nuestro pueblo, en donde se concentra
el respaldo y la fuerza de las clases dominantes, de sus privilegios.
Ellos son la deshonra de nuestro pueblo, en las movilizaciones popu­
lares ocurridas en Córdoba, Tucumán, en Comodoro, en Buenos Aires,no
pudieron aislarlos ni amordazarlos, porque hoy sus nombres, sus idea
les, están en boca de miles de compañeros que se suman a la lucha,
que expresan su indignación.

NUESTRO COMPROMISO COMBATIENTE

No pudieron separarlos, no pudieron frenar esa fuerza revolucio -


naria porque hoy son nuestro compromiso combatiente, en la construc­
ción del Ejército Popular, sin duda alguna su entrega, su sangre de­
rramada es la expresión más profunda de la confluencia de las fuer -
zas revolucionarias hacia el Ejército Popular, como una de las nece^i
dades más imperiosas del proceso revolucionario. Esto es lo que nos
dejan los compañeros, esto es lo que nos exigen los militantes revo­
lucionarios caídos a lo largo de la lucha, esto es lo que nuestro
pueblo nos plantea como necesidad en sus luchas masivas, esto es lo
que hoy en día hace que debamos dar una respuesta consciente, cons -
ciente de nuestro objetivo, consciente de nuestra responsabilidad,
conscientes como revolucionarios de nuestra subordinación y entrega
total a la revolución. Esto es lo que hoy los militantes revoluciona
rios caídos de nuestras organizaciones y las movilizaciones del. pue
blo nos exige, y a ello debemos responder como revolucionarios.
Esta respuesta, sin duda, comprende un camino a recorrer en la
superación de nuestras contradicciones políticas e ideológicas, com­
prende el encontrar la forma, el método más correcto para superarlas-
y resolverlas, comprende la profundización de nuestros acuerdos y
objetivos que nos unen y que hoy nos permiten emprender este camino.

UNA HERRAMIENTA COMPLETA

En esa solución correcta está también,sin duda, el tomar plena


conciencia de ello, convirtiendo esa conciencia en una práctica re -
volucionaria concreta, en una herramienta concreta para el logro de
nuestros objetivos. Sabemos que esto no es fácil ni inmediato, sabe­
mos que nuestras diferencias en lo político e ideológico son impor­
tantes, sabemos que es un camino arduo para recorrer, en el cual
cometeremos errores, sin duda, pero también sabemos que nuestra subor
dinación a la RF.YOLUCION, que hoy sólo puede llamarse socialismo, nos
une; que nuestra inserción en las masas'a las cuales escuchamos y de
las cuales aprendemos, en una práctica combatiente con ellas, que es
la mejor garantía para superar nuestras diferencias, que nuestra prác­
tica revolucionaria como organizaciones revolucionarias hace que em -
prendamos este camino con la solidez y elementos necesarios para la
formación de ese Ejército del Pueblo para el triunfo de nuestra Revo -
lución.

LA RESPUESTA ADECUABA

Sobre estas bases debemos encontrar las formas y respuestas adecua­


das. Esto es lo que nuestro enemigo más teme en estos momentos porque
es muy consciente de sus fuerzas en la defensa de los intereses de las
clases dominantes. Los hechos concretos lo demuestran, es por ello que
a pesar de las matanzas, de las persecuciones, de las torturas, de la
represión a las expresiones populares, de todos sus denodados esfuerzo
siguen perdiendo terreno poco a poco ante el avance revolucionario.
En este marco se encuadra la entrega, la sangre generosamente derra
mada por nuestros compañeros en Trelew, en este marco se encuadra la
reinvindicación realizada a través de sus movilizaciones y luchas del
pueblo ante este hecho, este es el contexto histórico que adquiere la
matanza de Trelew en la Guerra Revolucionaria en la Argentina.
Esta es nuestra respuesta a los engaños y mentiras de las clases
explotadoras manifestadas ahora en el G.A.N., ésta es nuestra respues­
ta a todos aquellos sectores de la burocracia política y sindical que
se suman al en gaño, esta es la respuesta de nuestro pueblo cansado
ya de los engaños, de la mentira, de la miseria y de la injusticia.-

E R P - F A R - MONTONEROS
C o la b o ra ro n en e ste h o m e n a je

a io s H ER O ES D E TRELEW

e.i gru p o B á B & IL E IE

y el F R E N T E DE £ H a B a Já D Q ¿u .¿> B ü Jüa Glíi/ÜUKA

BUENO 3 A I H E S , 22 D E AGOSTO DE 1974


C on vida y acusando
(a m o d o d e p r ó lo g o )

L a tarea pendiente
L a fu g a y la in su r r e c c ió n p o p u la r :
T relew , a g o sto -o c tu b r e d e 1 9 7 2
Stella Grenat

Ju sticia no, socialism o


T relew , e n tre lo s d e r e c h o s h u m a n o s
y la p o lít ic a r e v o lu c io n a r ia
Eduardo Sartelli

L a batalla por los héroes


L a im p o r t a n c ia d e la lu c h a id e o ló g ic a
e n la c o n s t r u c c ió n d e la fu e r z a m o r a l
Rosana López Rodríguez

Sobre los autores del I n f o r m e

Inform e sobre Trelew


Ediciones EWE
Títulos publicados

Desocupados en la ruta. Dibujos con programa , Nancy SarteUi


La Herencia, Rosana López Rodríguez
Contra la cultura del trabajo, Eduardo SarteUi (comp.)
Lapla^a es nuestra, Eduardo SarteUi
Lucha de calles, laucha de clases, Beba Balvé, et al
E l '69, Beba Balvé, Beatriz Balvé
La cajita infeliz?, Eduardo SarteUi
La Contra, Fabián Harari
Entre tupasy perros, Daniel D e Santis
Lecciones de batalla, Gregorio Flores
La guerrilla fabril, Héctor Lóbbe
Valor, acumuladóny crisis, Anwar Shaikh
Historia del trotskismo, Osvaldo Coggiola
Rojo Amanecer, Osvaldo Coggiola
Lenin, Georg Lukács
Bolivia: La revolución derrotada, Liborio Justo
Belleza en la barricada, Vicente Zito Lema
Patrones en la ruta, Eduardo SarteUi et al
Obrapoética completa 1959-1977,’ Roberto Santoro

Investigacion es C E IC S

D el taller a la fábrica, Marina Kabat


Costureras, monjasy anarquistas, Silvina Pascucci
Descalificados, Damián Bil
Brutosy baratos, Romina D e Luca
Crítica del marxismo liberal\ Juan Komblihtt
E l ingrediente secreto, Verónica Baudino
E l tribuno del pueblo, Graco Babeuf
La agonía de la cultura burguesa, Christopher Caudwell
Historia de la devolución Rusa, León Trotsky

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