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I- Convenios de colaboración
1- Sin negar que la redacción del artículo 145.2 CE permitía entender que sólo da cobertura a los
Convenios de colaboración entre Comunidades Autónomas, lo cierto es que esa interpretación
tuvo poco recorrido
1
El artículo 145.2 , CE, habla únicamente de Convenios entre Comunidades Autónomas , pero
en la práctica han aparecido también convenios de las Comunidades Autónomas con el
21 de diciembre de 2012 © Thomson Aranzadi 1
Comentario al art. 6 de la Ley de Régimen Jurídico de las
Administraciones Públicas y Procedimiento Administrativo Común.
2
Estado, con las Corporaciones locales, y con otras organizaciones públicas . Asimismo, y por
la peculiar configuración de la autonomía vasca, el Estatuto de esta Comunidad Autónoma ha
previsto también la realización de convenios entre los llamados «territorios históricos» que
3
integran aquélla .
1 Ángel MENÉNDEZ REXACH, Los convenios entre Comunidades Autónomas, ed. Instituto de Estudios de
Administración local, Madrid, 1982; María Jesús MONTORO CHINER, Convenios entre Federación y estados
miembros en la República Federal Alemana, ed. Tecnos, Madrid, 1987. Para conocer cómo se vive en la realidad
española esta forma de cooperación, cfr.: Informe sobre los convenios de colaboración entre la Administración del
-Estado y las Comunidades Autónomas sometidas a autorización de la Comisión delegada del Gobierno para política
autonómica durante 1988, MAP, serie Block, núm. 8, Madrid, 1990.En cualquier caso, el trabajo más completo que
conozco sobre esta materia es el de Pablo MARTÍN HUERTA, Los convenios interadministrativos, ed. Instituto
Nacional de Administración Pública, Madrid, 2000, 354 pp.
1 Ángel MENÉNDEZ REXACH, Los convenios entre Comunidades Autónomas, ed. Instituto de Estudios de
Administración local, Madrid, 1982; María Jesús MONTORO CHINER, Convenios entre Federación y estados
miembros en la República Federal Alemana, ed. Tecnos, Madrid, 1987. Para conocer cómo se vive en la realidad
española esta forma de cooperación, cfr.: Informe sobre los convenios de colaboración entre la Administración del
-Estado y las Comunidades Autónomas sometidas a autorización de la Comisión delegada del Gobierno para política
autonómica durante 1988, MAP, serie Block, núm. 8, Madrid, 1990.En cualquier caso, el trabajo más completo que
conozco sobre esta materia es el de Pablo MARTÍN HUERTA, Los convenios interadministrativos, ed. Instituto
Nacional de Administración Pública, Madrid, 2000, 354 pp.
2 Del primer tipo: convenios económicos del Estado con Navarra, reconocidos en la disposición adicional 2.ª de la
Ley Orgánica de financiación de las Comunidades Autónomas; del segundo tipo: convenios forestales ( art. 84.3 del
texto refundido de la Ley básica estatal de Régimen local); consorcios ( art. 110 del mismo texto refundido); del tercer
tipo, los celebrados con Universidades (cfr.: Luis MARTÍN REBOLLO, Exigibilidad de los convenios
interadministrativos y consecuencias patrimoniales de su incumplimiento, en la obra colectiva «Escritos jurídicos en
memoria de Luis Mateo Rodríguez», ed. Universidad de Cantabria, 1993, I, pp. 305-329).
3 Martín María RAZQUÍN LIZARRAGA, Los Convenios y acuerdos en el estatuto de autonomía del País Vasco, ed.
Instituto Vasco de Administración Pública, Oñate, 1988, 107 páginas.
El artículo 6, cuyo comentario he de hacer ahora, se ocupa exclusivamente de los convenios
entre el Estado y las Comunidades Autónomas.
2- De los convenios entre la Administración del Estado (territorial e institucional) y las
correspondientes organizaciones de la Administración de las Comunidades Autónomas
a- Grupo normativo
Antes de la modificación llevada a cabo por la Ley 4/1999 (RCL 1999, 114) , el artículo 6.1
decía así:
«El Gobierno de la Nación y los órganos de Gobierno de las Comunidades Autónomas
podrán celebrar convenios de colaboración entre sí en el ámbito de sus respectivas
competencias.»
Pareciera, a la vista de este texto, que los convenios de colaboración entre el Estado y las
Comunidades Autónomas se concebían como una forma de colaboración al más alto nivel, tal
vez por considerar que en la práctica no iban a ser demasiado numerosos, cuando la realidad
ha sido que el uso de esta forma de relacionarse el Estado aparato y los subsistemas
regionales -también la de los convenios de colaboración entre los otros subsistemas- ha
4
cobrado un notable incremento .
4 En el Informe sobre los convenios de colaboración entre la Administración del Estado y las Comunidades
Autónomas sometidos a autorización de la Comisión delegada del Gobierno para política autonómica durante 1988,
cit. en nota 1 se daba noticia de 176 convenios durante ese año.
4 En el Informe sobre los convenios de colaboración entre la Administración del Estado y las Comunidades
Autónomas sometidos a autorización de la Comisión delegada del Gobierno para política autonómica durante 1988,
cit. en nota 1 se daba noticia de 176 convenios durante ese año.
Sea por esta u otra razón -que sobre ello carezco de información- lo cierto es que la Ley
4/1999 (RCL 1999, 114) ha dado nueva redacción al número 1 de este artículo 6 que ha
quedado redactado así:
«La Administración general [sic] y los Organismos públicos vinculados o dependientes de la
misma podrán celebrar convenios de colaboración con los órganos correspondientes de las
5 Las peripecias fundamentales de la elaboración en sede parlamentaria de la Ley 4/1999 (RCL 1999, 114) , de
modificación de la LRJPA (RCL 1992, 2512) , son éstas: Publicación del proyecto abriendo plazo de enmiendas:
«Boletín Oficial de las Cortes Generales», Congreso de los Diputados, VI legislatura, Serie A. Proyecto de ley, 18 de
marzo de 1998, núm. 109-1; texto remitido por el Congreso de los Diputados: «Boletín Oficial de las Cortes
Generales», Senado, Serie II. Proyectos de ley, 19 de octubre de 1998, núm. 106 (a); texto conteniendo las
modificaciones introducidas por el Senado «Boletín Oficial de las Cortes Generales», Senado, VI legislatura. Serie II.
Proyectos de Ley, 16 de noviembre de 1998, núm. 106 (c).
Por lo que hace a los Organismos públicos vinculados a una Administración pública o
dependientes de ella, me remito a lo que, con cierta extensión quedó estudiado en el
comentario al artículo 2. Allí subrayé que los adjetivos «vinculado» y «dependiente», que en
el lenguaje vulgar cobran a veces un significado muy próximo, están usados en este artículo
6.1 con valor semántico distinto.
Conociendo, pues, todo esto, se puede entender ya, sin mayor explicación, por qué en la
rúbrica con la que oriento acerca del contenido de este apartado, la descripción que hace ese
precepto de los convenios de que ahora me estoy ocupando la he «traducido» como lo he
hecho: convenios entre la Administración del Estado (territorial e institucional) y las
correspondientes organizaciones [es decir, territoriales e institucionales] de las Comunidades
Autónomas.
Como luego se verá, estos llamados convenios de colaboración pueden versar sobre las más
diversas finalidades: realizar una obra en común, instrumentar planes conjuntos, transferir
fondos de unas a otras, trasladar el ejercicio competencial, crear órganos y personas técnicas
(«jurídicas» en la terminología al uso), y hasta comprometer el ejercicio de su potestad
6
normativa .
6 Pablo MARTÍN HUERTA, Los convenios interadministrativos, cit., en nota 1, p. 18.
7 Es lo que hace GARCÍA ORTEGA, Manual de contratos del Estado, Espasa-Calpe, Madrid, 1980, p. 344.
8 En el caso estudiado por esa sentencia se trataba de la impugnación de una Resolución del Presidente de la
Generalidad de Cataluña, aprobatoria de un convenio celebrado con la Comunidad Autónoma de Murcia. Se habían
incumplido los trámites del art. 145.2 CE, y la Generalidad alegaba que se trataba de una nueva declaración de
intenciones, tesis no compartida por el TC.
b- Naturaleza
La LCAP (RCL 1995, 1485) declara excluidos de su ámbito, entre otros «negocios y
contratos» [sic] que cita, los siguientes ( art. 3.1 ):
«[...] c) Los convenios de colaboración que celebre la Administración General del Estado con
la Seguridad Social, las Comunidades Autónomas, las entidades locales, sus respectivos
organismos autónomos y las restantes entidades públicas o cualquiera de ellos entre sí,
siempre que la materia sobre la que verse no sea objeto de un contrato de obras, de
suministro, de consultoría y asistencia o de servicios, o que siendo objeto de tales contratos
su importe sea inferior, respectivamente, a las cuantías que se especifican en los artículos
9
135.1, 177.2 y 203.2» .
9 El texto actual de este precepto es el que resulta del Real Decreto-ley 5/2005, de 11 de marzo (RCL 2005, 503) ,
que adiciona al texto originario el inciso que aparece a partir de la frase «cualquiera de ellos entre sí».
Nótese cómo la LCAP (RCL 1995, 1485) elude calificar los pactos que aparecen citados en la
larga serie [de la letra a) a la k), ambas inclusive] que contiene ese artículo 3.1 . Y téngase
presente, además, que el artículo 4, LCAP, dice también esto:
« Artículo 4. Libertad de pactos.-La Administración podrá concertar los contratos, pactos y
condiciones que tenga por conveniente siempre que no sean contrarios al interés público, al
ordenamiento jurídico o a los principios de buena administración y deberá cumplirlos a tenor
de los mismos, sin perjuicio de las prerrogativas establecidas por la legislación básica en
favor de aquélla.»
De estos preceptos hay que partir, en cualquier caso, a la hora de averiguar la naturaleza
jurídica de los que este artículo 6, LRJPA, llama «convenios de colaboración». Y téngase
presente que decir «naturaleza jurídica» es tanto como decir, el ser, la sustancia, aquello sin
lo que «la cosa» convenio de colaboración no sería ya lo que es, sino otra cosa distinta.
Lo que ha dicho el Tribunal Supremo sobre los convenios de colaboración lo ha dicho -por lo
que me consta- en relación con los que se pactan entre el Estado y las Corporaciones
Locales, y sobre los que se pactan entre éstas, pero es claro que su doctrina puede aplicarse
a los que se pactan entre el Estado y las Comunidades Autónomas, pues, al menos en
principio, parece que puede aceptarse que no son los distintos sujetos públicos que
intervienen en el negocio jurídico de que se trate los que determinan la naturaleza de ese
negocio.
10
Pues bien, he aquí algunas declaraciones jurisprudenciales :
10 Cfr. Javier BERMÚDEZ, Jurisprudencia del Tribunal Supremo sobre colaboración interadministrativa,
«Documentación Administrativa», núm. 240 (octubre-diciembre 1994).
10 Cfr. Javier BERMÚDEZ, Jurisprudencia del Tribunal Supremo sobre colaboración interadministrativa,
«Documentación Administrativa», núm. 240 (octubre-diciembre 1994).
- S. de 23 de febrero de 1987, Sala 3.ª, Ponente: Delgado Barrio (RJ 1987, 3308) , (asunto:
convenio administrativo de cooperación intermunicipal, en el que intervienen varios
Ayuntamientos y la empresa nacional Mercasa):
«(...) siendo aplicables a estos convenios los principios esenciales de los negocios jurídicos
bilaterales, hay que concluir reconociendo la fuerza vinculante del litigioso en tanto no se
declare bien su invalidez o bien su ineficacia sobrevenida por virtud de acontecimientos
posteriores que así lo impongan».
- S. de 7 de marzo de 1987, Sala 3.ª, Ponente: García Estartús (RJ 1987, 3505) , (asunto
convenio entre el Ayuntamiento de Zaragoza y el de Utebo para el suministro de agua):
La naturaleza contractual de los convenios supone [...]que «(...) cuando se trate del
requerimiento de pago dimanante de otra Corporación y por una obligación de naturaleza
convencional, la requerida puede hacer una declaración de voluntad contraria a la obligación
De antemano hay que renunciar a una clasificación de los convenios de colaboración entre la
Administración del Estado y las Administraciones de las Comunidades Autónomas que
adoptara como criterio de ordenación el objeto sobre el que pueden versar estos convenios.
No es que puedan ocuparse de «todo lo divino y de todo lo humano», pero casi, porque su
versatilidad es enorme.
Por eso, y puesto que la Ley 4/1999 (RCL 1999, 114) ha introducido un número 4 en el que
prevé los que llama «Protocolos generales» [que no son otra cosa que convenios directores
de futuros convenios], me parece bien agrupar los convenios de colaboración de que me
estoy ocupando en dos grandes grupos, subdistinguiendo, además, en el segundo grupo
aquellos que crean órganos de vigilancia y control y, en su caso, una organización común
para la gestión y los que no lo crean. El cuadro resultante sería éste:
11 Se limitan «a establecer pautas de orientación política sobre la actuación de cada Administración en una cuestión
de interés común o a fijar el marco general y la metodología para el desarrollo de la colaboración en un área de
interrelación competencial o en un asunto de mutuo interés» ( art. 6.4 ).
1- Estructura estática
a- Sujetos
Como he dicho hace un momento [cfr. apartado I, 2, c), de este comentario] los convenios de
12
colaboración de que se trata pueden tener por objeto el cumplimiento de fines muy variados
, siempre y cuando lo que se pacte (arg. art. 3, LCAP):
12 Cada vez es más frecuente que las leyes que regulan aspectos concretos de la actividad administrativa prevean
la existencia de convenios interadministrativos. Por ejemplo: Ley 14/1996 (RCL 1996, 3183) , de cesión de tributos del
Estado a las Comunidades Autónomas ( art. 15.3 ); Ley 48/1984 (RCL 1984, 2933) , sobre objeción de conciencia y
prestación social sustitutoria [ art. 12.2 d)]; Ley 29/1985 (RCL 1985, 1981) , de Aguas; Ley 13/1986 (RCL 1986, 1194) ,
de Fomento y Coordinación General de la Investigación científica y técnica ( art. 15.1 ); etcétera.
12 Cada vez es más frecuente que las leyes que regulan aspectos concretos de la actividad administrativa prevean
la existencia de convenios interadministrativos. Por ejemplo: Ley 14/1996 (RCL 1996, 3183) , de cesión de tributos del
Estado a las Comunidades Autónomas ( art. 15.3 ); Ley 48/1984 (RCL 1984, 2933) , sobre objeción de conciencia y
prestación social sustitutoria [ art. 12.2 d)]; Ley 29/1985 (RCL 1985, 1981) , de Aguas; Ley 13/1986 (RCL 1986, 1194) ,
de Fomento y Coordinación General de la Investigación científica y técnica ( art. 15.1 ); etcétera.
- no sea contrario al interés público
- respete el ordenamiento jurídico
- se ajuste a los principios de buena administración.
c- Forma
a') Clausulado. Aparece descrito en el número 2 del artículo 6, LRJPA, que estoy comentando
y no es del caso transcribirlo de nuevo ahora.
b') Ropaje o vestidura. El convenio se cubrirá con la veste que corresponda en cada caso, sin
que sea posible dar normas generales sobre todo porque, aunque pactan en condiciones de
igualdad, los sujetos tienen distinto ámbito territorial de competencias. Por ejemplo, el
convenio (derivado) de colaboración entre la Administración del Estado y la Comunidad de
Cataluña que aplica en los respectivos ámbitos territoriales el Real Decreto 489/1997, de 14
de abril (RCL 1997, 904) , sobre publicación de las leyes en las lenguas cooficiales de las
Comunidades Autónomas, se publicó por Orden Ministerial de 21 de abril de 1998, en el BOE
del día 25.
21 de diciembre de 2012 © Thomson Aranzadi 6
Comentario al art. 6 de la Ley de Régimen Jurídico de las
Administraciones Públicas y Procedimiento Administrativo Común.
2- Estructura dinámica
a- Nacimiento
Cabe también que durante la vida del convenio se produzcan alteraciones subjetivas
(incorporación, o, en su caso, baja de alguna de las organizaciones intervinientes, sucesión o,
si se prefiere subrogación de una organización en los derechos y obligaciones de otra que se
13
extingue o cuyas competencias se le traspasan) objetivas (ampliación o reducción del
objeto); o temporales [prórroga de la duración del pacto: art. 6.2.f) ].
13 Cfr. STS de 17 de julio de 1996 (RJ 1996, 6196) (RJ 1996, 6196), que reconoce la subrogación de la Diputación
Regional de Cantabria, como consecuencia de un traspaso de competencias, en un convenio celebrado por la
anterior Administración Institucional de la Sanidad Nacional.
13 Cfr. STS de 17 de julio de 1996 (RJ 1996, 6196) (RJ 1996, 6196), que reconoce la subrogación de la Diputación
Regional de Cantabria, como consecuencia de un traspaso de competencias, en un convenio celebrado por la
anterior Administración Institucional de la Sanidad Nacional.
e- Extinción
El instrumento de formalización debe prever la duración del convenio, el cual -salvo que se
pacte prórroga- se extinguirá al vencimiento del plazo correspondiente [ art. 6.2, letra f)]. Es
ésta la única causa de extinción del convenio que prevé la LRJPA (RCL 1992, 2512) .
14
Pero, obviamente, hay otras. Por lo menos estas otras : cumplimiento del objeto; declaración
de invalidez del convenio; mutuo acuerdo; denuncia unilateral; cambio fundamental en las
circunstancias; aprobación de leyes contrarias; incumplimiento resolutorio; extinción de la
persona técnica firmante del convenio (como de la absorción o fusión de municipios); la
llamada desuetudo, significante latino empleado en el ámbito de las relaciones
internacionales, y cuya aplicación tiene carácter excepcional y sólo en el ámbito de los
15
convenios pactados por tiempo indefinido .
14 El catálogo del texto lo tomo del citado libro de Pablo MARTÍN HUERTA, Los convenios interadministrativos,
especialmente pp. 295-311.
14 El catálogo del texto lo tomo del citado libro de Pablo MARTÍN HUERTA, Los convenios interadministrativos,
especialmente pp. 295-311.
15 Viene a ser una forma de extinción del convenio por facta concludentia (actos concluyentes indicativos de la
voluntad de las partes de tenerlo por extinguido).
III- Formas de gestión de los convenios de colaboración stricto sensu (1). Gestión mediante
consorcio creado ad hoc
16 José Ignacio MORILLO-VELARDE PÉREZ, Voz «Consorcios locales», en la obra colectiva Diccionario de
Derecho Administrativo (dirigido por S. MUÑOZ MACHADO), ed. Instel, Madrid 2005.
No es un decir a la ligera el de MORILLO-VELARDE, el cual se cuida de documentar la
afirmación con la que abre su reflexión sobre los consorcios locales.
Cierto es que no han faltado intentos de encontrar los rasgos identificadores de un grupo
numéricamente suficiente para probar la existencia de una unidad jurídica diferenciada a la
17
que bautizar con ese nombre . Por ejemplo el siguiente:
17 R. MARTÍN MATEO, El consorcio como institución jurídica, en «RAP», núm. 61, 1970, pp. 9-41. Del mismo: Los
consorcios locales. Una institución en auge, «RAP», núm. 129, septiembre-diciembre 1992, pp. 7-18. Cfr. también:
Eva NIETO GARRIDO, El consorcio como instrumento de cooperación administrativa, «REALA», núm. 146, pp.
327-361.
17 R. MARTÍN MATEO, El consorcio como institución jurídica, en «RAP», núm. 61, 1970, pp. 9-41. Del mismo: Los
consorcios locales. Una institución en auge, «RAP», núm. 129, septiembre-diciembre 1992, pp. 7-18. Cfr. también:
Eva NIETO GARRIDO, El consorcio como instrumento de cooperación administrativa, «REALA», núm. 146, pp.
327-361.
a- Consorcios privados
# Comunidades de regantes.
# Cotos mineros para la prestación de servicios mancomunados de desagüe, ventilación y
transporte, o para la explotación más ventajosa de una zona minera.
# Consorcios forestales, incluyendo aquí las asociaciones constituidas por propietarios de
montes ( arts. 251 y 256 del Reglamento de Montes), que tienen personalidad jurídica, y
dejando fuera, en cambio, los simples convenios de repoblación forestal.
# Juntas de compensación urbanística y asociaciones para la gestión privada de
urbanizaciones.
# Cooperativas, tanto de producción como de consumo.
# Sociedades de colonización, agrupaciones trigueras, agrupaciones de labradores para fines
específicos, federaciones (como la Federación Arrocera), etc.
# Agrupaciones de empresas (por ejemplo, el consorcio de fabricantes de neumáticos, la
Unión de fabricantes de máquinas-herramientas, las unidades o grupos de exportación,
encaminadas a la ordenación y disciplina colectiva del comercio exterior, etc.), formas
jurídicas atípicas que han desbordado -a impulsos de la presión de los hechos- el marco
puramente societario.
b- Consorcios públicos
Y, aparte de los anteriores, que son consorcios privados, hay consorcios públicos que
propiamente responden a los rasgos de la figura. Tales, por ejemplo:
# Mancomunidades de municipios.
# Agrupaciones forzosas de municipios.
# Comunidades de tierra (subespecie de los bienes comunales).
c- Conclusión
El resumen que acabo de hacer puede bastar para convencernos de que la figura del
consorcio en nuestro derecho remite a otro problema ulterior: el de la determinación de lo que
18
bajo esa fórmula se trata de cubrir .
18 Análogo es el parecer de José Luis MARTÍNEZ LÓPEZ-MUÑIZ, Los consorcios en el derecho español (Análisis
de su naturaleza jurídica), IEAL, Madrid, 1974, (p. 261).
18 Análogo es el parecer de José Luis MARTÍNEZ LÓPEZ-MUÑIZ, Los consorcios en el derecho español (Análisis
de su naturaleza jurídica), IEAL, Madrid, 1974, (p. 261).
Tan cierto es esto, que el artículo 40 del Reglamento de Servicios de las Corporaciones
Locales dice que:
«Los consorcios podrán utilizar cualquiera de las formas de gestión de servicios, sustituyendo
a los entes consorciados.»
19
Y aunque un análisis como el que realizó en su día F. ALBI permite excluir algunos de esos
modos de gestión siempre habría que aceptar, al menos en el ámbito local.
19 Fernando ALBI, Tratado de los modos de gestión de las Corporaciones locales, Madrid, 1960, p. 498.
19 Fernando ALBI, Tratado de los modos de gestión de las Corporaciones locales, Madrid, 1960, p. 498.
«... el consorcio no es, en esencia, más que una fundación pública o una empresa mixta,
constituida, de modo exclusivo, entre entidades públicas».
2- El artículo 6.5, LRJPA, remite a un vacío en el que cabe todo
20 Estos y otros datos no menos interesantes, los hallará el lector en el documentado trabajo de Juan Francisco
PARRA MUÑOZ, A vueltas con la naturaleza jurídica del Consorcio, «Actualidad administrativa», núm. 20, 14 al 20
mayo 2001, pp. 799-833.
Es posible que algún día se llegue a saber lo que es, desde el punto de vista jurídico, un
consorcio. Hoy por hoy el consorcio es un mero ropaje o vestidura que sirve para cubrir una
realidad socio-política que es bullente y proteica, y cuya configuración jurídica es, en su
práctica totalidad, de origen estatutario. Cuando esa realidad variopinta sea analizada por
estudiosos capaces de dedicar su tiempo a conocer la micrología del sistema, es seguro -me
atrevo a predecirlo- que empezaremos a separar el trigo de la paja, y podremos elaborar un
sistema conceptual inteligible del fenómeno cooperativo interadministrativo.
IV- Formas de Gestión del convenio de colaboración (20): Gestión mediante una sociedad
mercantil creada ad hoc
que puedan surgir, conforme a lo dispuesto en el artículo 8.3 del referido texto legal.
Resulta, por ello, más acorde con los principios generales de eficacia y de descentralización
que rigen la actuación de las Administraciones Públicas sancionados en el artículo 103 de la
Constitución, desde la perspectiva de las prescripciones convencionales examinadas,
procurar la intervención de la Comisión Bilateral Mixta de Programación, Seguimiento y
Control instituida en los Convenios de colaboración suscritos entre el Ministerio de Fomento y
la Comunidad Autónoma de les Illes Balears de 21 de enero de 1998 y de 12 de marzo de
2004, en la resolución de las controversias surgidas sobre el incumplimiento de los
presupuestos de los proyectos y plazos pactados para la licitación de las obras, sobre el
incumplimiento de la obligación de licitar las obras contando con la previa supervisión del
proyecto por el Ministerio de Fomento, y sobre el incumplimiento consistente en haber licitado
y adjudicado obras no contempladas en los Convenios, en cuanto que es inapropiada la
aplicación de técnicas de coordinación en el modelo de relaciones interadministrativas de
cooperación o de colaboración. En este sentido, como refiere la Sala de instancia, la
Comisión Bilateral Mixta debe, en el ejercicio de sus facultades, adoptar aquellas previsiones
que se revelen necesarias, adecuadas y proporcionadas para la correcta aplicación,
ejecución y desarrollo de los Convenios de colaboración considerados.
En consecuencia con lo razonado, al desestimarse íntegramente el único motivo de casación
articulado por el Abogado del Estado, y los dos motivos de casación formulados por el
Letrado de la Comunidad Autónoma de les Illes Balears, debemos declarar no haber lugar a
los recursos de casación interpuestos contra la sentencia de la Sección Octava de la Sala de
lo Contencioso administrativo de la Audiencia Nacional de 22 de enero de 2008 (PROV 2008,
167999) , dictada en el recurso contencioso-administrativo número 562/2005».