Apunte de cátedra

Borges – Su universo de símbolos

Laberinto:
Para Borges es la prisión en que está encerrado el hombre; es el lugar donde encontrará
la muerte y, tal vez, la liberación; es el origen y el fin, el infinito y el caos, el paso de la
vida a la muerte.

“Ahora volvemos a la encrucijada anterior o ahora desembocamos en otro patio (…) o

ya verás cómo el sótano se bifurca.”
“La casa de Asterión” en El Aleph

“No habrá nunca una puerta (…)

No esperes que el rigor de tu camino
Que tercamente se bifurca en otro,
(…)
Tendrá fin. Es de hierro tu destino
Como tu juez
Poema “Laberinto” en Elogio de la sombra

Cuchillo: simboliza la derrota.

(…)
Palermo era más bajo. El amarillo
Paredón de la cárcel dominaba
Arrabal y barrial. Por esa brava
Región anduvo el sórdido cuchillo.
El cuchillo. La cara se ha borrado
Y de aquel mercenario cuyo austero
Oficio era el coraje, no ha quedado
Más que una sombra y un fulgor de acero.
De la poesía “Alusión a una sombra de mil ochocientos noventa y tantos” en El hacedor

La luna: anticipo de la muerte, preside los duelos.

El madrejón desnudo ya sin una sed de agua
Y una luna perdida en el frío del alba
Y el campo muerto de hambre, pobre como una araña.
(…)
Ya muerto, ya de pie, ya inmortal, ya fantasma,
Se presentó al infierno que Dios le había marcado,
Y a sus órdenes iban, rotas y desangradas,
Las ánimas en pena de hombres y de caballos.
Del poema “El general Quiroga va en coche al muere” en Luna de enfrente

Espejo: refleja la apariencia del mundo; reproduce una realidad que no está en él.
Represéntale temor:
YO DE NIÑO, temía que el espejo
Me mostrara otra cara o una ciega
Máscara impersonal que ocultaría
Algo sin duda atroz…
“El espejo” en Historia de la noche

Espada: Le recuerda a sus antepasados guerreros. Es el símbolo del coraje

En la espada existe la porfía
De la diestra viril, hoy polvo y nada
(…)
Déjame espada usar contigo el arte;
Yo que no he merecido manejarte.
“Espadas” en La rosa profunda

Tigre: Es un emblema de terrible elegancia, significa fuerza, violencia, oscuridad,

fuego, y mal.
Hasta la hora del ocaso amarillo
Cuántas veces habré mirado
Al poderoso tigre de Bengala (…)
Oh ponientes, oh tigres, oh fulgores
Del mito y de la épica,
Oh un oro más precioso, tu cabello
Que ansían esas manos.
De la poesía “El oro de los tigres” en El oro de los tigres