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5.

De tus carnes. Esas dulces carnes jugosas


con sabor a fruta madura en verano, comida bajo los sauces
me queda el sabor en las manos, prestando una escrupulosa atención.
Prestarse a ver surgir, quitadas las máscaras, con el rostro del otro.

No tener pudor para ir a buscar allí donde están, revolviendo los bajos fondos
mojados en tu presencia inicialmente voraz, decadente en más hambre por tus muslos…

Vuelvo sobre mis pasos. Mojo mi boca con tus esencias para volver a empezar.
Te envisto lleno de ganas, de vuelta mojado y duro.
Te muerdo y me sacio.

Hemos muerto más de una vez y comenzamos de nuevo.

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