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Capitulo Tercero BASES FUNDAMENTALES DE LA ORGANIZACION DE LOS TRIBUNALES ‘Sumario: |, Principios fundamentales; II. Gencralidades sobre la organizacién 1. Principios fundamentales 91. Concepto. Los principios funda- mentales de la organizacién de los tribu- nales son aquellas normas indispensables sobre las que debe deseansar el Poder Judicial y sin las cuales no puede existir una correcta y eficiente administracion de justicia. Estos principios fundamentales de or- ganizacién judicial son fruto de la expe- riencia y han Tlegado a convertirse en normas casi inmutables a través del tiem- po y del espacio: del tiempo, porque han existido en todas las épocas de la huma- nidad en que ala misin de administrar justicia se le ha considerado como una funcion estatal; y del espacio, porque exis- ten en todas las actuales legislaciones del mundo, con mayor o menor variacién, segtin sea Ia propia organizacién general de los respectivos Estados. Decimos que se trata de principios casi mutables, porque, no obstante el trans- curso de los anos y de los embates que an sufrido por el progreso y el avance de la cultura, las modifieaciones 0 excep- ciones a ellos introducidas son minimas, y de ahi que permanezcan siempre en su vigor primitivo 92, ¢Cudles son? El Programa de nues- ua citedra enumera como principios fun- damentales de la organizacion de los tibunales, los siguientes: legalidad, lerrito- rialidad, independencia, pasividad, sedentarie- dad, inamovitidad, inavocabilidad, publicidad, gratuidad, graduatidad y responsabilidad. Estos principios se encuentran con- templados, en su mayor parte, en los pri- BB seroma JURIDIC vec de los asuntos judiciales nales, meros articulos del Cédigo Organic de Tribunales, o sea, en el Titulo I, que tra- ta justamente “Del Poder Judicial y de la Administracién de Justicia en General” A continuacion analizaremos cada uno de ellos en particular. 93, Legalidad. El principio de la lega~ lidad en la organizacién de los tribunales consiste en que los jueces deben, tanto en la tramitacion de los procesos como en la dictacién de los fallos, proceder con estricta sujecién a la ley En verdad no hay un texto expreso que consagre este principio, en cuanto a la aplicacin u observancia de las le- yes de fondo en la dictacién de las sen- tencias; pero él emana de la propia esen- cia del Poder Judicial, cuya misién, pre- cisamente, es la de administrar justicia, © sea, aplicar las leyes al caso concreto de contienda o controversia sometido a su decisin Distinta es la situacién del principio de la legalidad frente a las leyes que re- gulan el proceso; porque, a virtud de nor ma constitucional vigente, dichas le deben ser rigurosamente observadas por los drganos que ejercen jurisdiceién, ya que toda sentencia debe fundarse en un. proceso previo legalmente tramitado (art. 19, N° 3", GPR). Consecuente también con el resgurar do de este principio fundamental, el le- gislador establecié. responsabilidad penal para los jureces que, en el ejercicio de su ministerio, violan las leyes. En efecto, en el Parrafo 4°, Titulo V, del Libro II del Cédigo Penal, se contempla como delito el hecho de fallar a sabiendas contra ley ual de Derecho Procesal expresa y vigente en causa civil o crimi- nal (art. 223). Como la disposicién legal citada no distingue, esta responsabilidad penal y, de consiguiente, esta obligacion de mitar y fallar los procesos en conformi- dad a la ley, pesa por igual sobre todos los jueces que constituyen la jerarquia ju- dicial, incluso sobre los jueces inferiores. No obstante, hay algunos preceptos en nuestra legislacién que facultan al tri- bunal para apreciar la prueba rendida en conciencia, y otros, que le permiten inelu- so pronunciar el fallo en estas mismas condiciones. Ejemplos: en los juicios de amovilidad, el tribunal procedera sumariamente, oyen- do al juez imputado y al fiscal judi fallard apreciando la prueba con libertad, pero sin contradecir los principios de la légica, las maximas de la experiencia y los conocimientos cientificamente afianzados, yse harin cargo en la fundamentacién de la sentencia de toda la prueba rendida! (art. $89, ine. 1°, C.O.T.); en los juicios del trabajo, el tribunal esta facultado para apreciar la prueba conforme a las reglas de la “sana critica” (art. 455 del Codigo del Trabajo, aprobado por la Ley N° 18.620, publicada en el Diario Oficial de 6 de julio de 1987; en los procesos que se siguieren por el delito de incen- dio, “los tibunales de justicia apreciaran la prueba en conciencia y con entera li- bertad” (art. $0, D.RL. N° 251, de 22 de mayo de 1931); en los juicios de minima cuantia, el tribunal esta facultado para es- timar “la prueba conforme a conciencia y segtin la impresion que le haya merecido a conducta de las partes durante el juicio. yla buena o mala fe con que hayan litiga- do en él” (art. 724 C.P.C.); en Tos procesos por dlelitos de usura, el tribunal esta facul- tado para apreciar “en conciencia” la prue- ba rendida tanto en la sustanciacion como en el fallo (art, 472, C.P); en los procesos por delitos contra la seguridad interior del "Art. 339 C.O.1., modifieado por Ia Ley 708, de 5 de enero de 2001 Estado, los tribunales “apreciaran la prue- ba producida y expediran su fallo, en con ciencia” (art. 18, letra j), de la Ley N? 12.927, de 6 de agosto de 1958! en los procesos por delitos de robo o hurto “la prueba sera apreciada en conciencia” (art 59, Ley N? 11.625, de 4 de ocmbre de 1954); en el procedimiento a que da lu- gar la Ley N° 18.703, publicada en el Dia- Ho Oficial de 10 de mayo de 1988, que establece las nuevas normas sobre adop- cin y salida de menores al extranjero para su adopcién, “el juez apreciara en conciencia las pruebas que se le rindan y cl mérito de fas diligencias que ordene practicar” (art, 29) en los procesos por delitos sobre trafico ilegal de estupefa- cientes, “la prueba se apreciara en con- ciencia” (art. 20, Ley N° 17.934,! de 16 de mayo de 1973); en los procesos por delitos contra ta dignidad de ta patria 0 los intereses esenciales y permanentes del Estado, asi considerados por ley aproba- da con quérum calificado, los hechos se apreciaran siempre en conciencia (art 11, N° 3°, C.PR.),® en los procesos sobre privacidn 0 desconocimiento de la nacio- nalidad chilena por acto o resolucién ad- ministrativa, la Corte Suprema los cono- cer como jurado y en tribunal pleno (art. 12, parte i", C.PR.); en los procesos so- bre indemnizacién por perjuicios patri moniales © morales seguidos en contra del Estado por el que hubiere sido some- tide a proceso 0 condenado y después sobreseido definitivamente o absuelto, la ¥ Art. 18, letra i), de la Ley N° 12.997, deroga- do por la Ley N° 19.733, de 4 de junio de 2001 ® Ley N° 18,703, derogada por la Ley N° 19. de 5 de agosto de 1999. ‘La Ley N’ 19.866 que sancionaba el trifico ilicito de estupefacientes y sustancias sicotrépica fue derogada por la Ley N° 20.000, de 16 de febre- ro de 2005. Sin embargo, el articulo 3” transitorio de ésta dispone que aquélla se mantendra vigente Metropolitana en lo relative a normas penales y procesales org que indica, ademas de continuar vigente para he- chos acaecidos con anterioridad a la entrada en vi= igencia de la Ley N° 20.000. ‘Art. LI, N°3 GRR, derogado. en ba Rey icas, con las salvedade corona FURIDICA seewne BB BB seroma JURIDIC vec Mario Casar prueba sera apreciada en conciencia (art. 19, N° 7°, letra i), CPR), etc. 94. Territorialidad. Este principio fun- damental de organizacion judicial esta consagrado en el articulo 7°, inc. 1°, del Cédigo Organico de Tribunales, al decir “Los tribunales sélo podréin ejercer su potestad en los negocios y dentro del territorio que la ley les hubiere respectivamente asignado”. Por razones de orden y de buena mar- cha en la administracién de justicia, la ley distribuye Ia jurisdiccién entre los di- versos tribunales que ella misma crea, asig- nandole a cada uno el conocimiento de determinados negocios; como igualmen- te para que acttien en un territorio de~ terminado, Esta facultad de los tibunales de conocer de los negocios que la ley ha colocado dentro de la esfera de sus atri- buciones, y de actuar dentro de un terri- torio jurisdiccional, recibe el nombre de competencia, La competencia, a su ver, se la divide en absoluta y relativa, segiin diga Jacién con los negocios que la ley asig- na a cada tribunal, 0 con el territorio en el cual deben ejercer su potestad. EI principio fundamental de la terri- torialidad, establecido en el articulo 7°, ©. 1°, del Cédigo Organico de Tribuna- les, tiende, pues, a procurar que se res- peten estas normas de competencia y, en especial, las normas de competencia r lativa; es decir, aquellas relacionadas con la porcion de territorio que la ley ha s falado como campo de sus atribucion © funciones. Agrega el inciso 2° del articulo ant mencionado, que “lo cual no impide que en los negocios de que conocen puedan dictar pro- videncias que hayan de llevarse a efecto en otro tervitorio”. Pero, en verdad, en este caso, el wibunal no acta directamente en otro territorio, sino a través © por intermedio del tribunal que ejerce jurisdiccién en ese otro territorio, mediante To que se ha dado en llamar la jurisdiccién delegada, reglamen- tada en los articulos 71 y siguientes del Cédigo de Procedimiento Civil. Se envian comunicaciones de wibunal a tribunal para la prictica de determina- das diligencias, que reciben el nombre de exhortos. Ejemplos: se trata de obtener ta declaracion de un testigo que esta domici- liado en un lugar diferente a aquel en que se sigue el juticio; de obtener la confesién judicial de un litigante que esta domicili do en un lugar diferente a aquel en que se sigue el juicio; de notificar una demanda a una persona que esta domiciliada en un lugar diferente a aquel del tribunal en que se interpuso la demanda, etc. Sin embargo, hay tres casos de verda- deras excepeiones al principio de la territo- Hialidad, en los cuales el uibunal actia en otro territorio jurisdiccional sin nece- sidad de hacerlo por intermedio 0 a vés del wibunal de este otro territorio. Ellos son: a) Los jueces del crimen de las comu- nas o agrupaciones de comunas de las provincias de Santiago y Chacabuco, como los tribunales civiles a los cuales se fije un territorio jurisdiccional exclusivo, que pueden practicar actuaciones en cualquie~ ra de las comunas de la Regin Metropo- litana de Santiago, no obstante que su territorio jurisdiccional es aquel que le asigna el Presidente de la Reptiblica den- tro de una parte de la comuna o agrupa- cién comunal respectiva (art. 43, ine. 3°, C.O.T);! b) El juez que conozca de un proce- so por delitos cometidos en diversas co- munas 0 delitos cuyos actos de ejecueién se realizaron también en varias comunas, podra practicar directamente actuaciones judiciales en cualquiera de ellos, En este caso deberd designar un secretario ad hoe que autorice sus diligencias (art. 170 bis, COT) 2y c) El medio probatorio llamado ins peccion personal del tribunal, cuya practica pueden decretar los tribunales para lle- varse a efecto aun fuera del territorio ju- risdiccional en que se sigue el juicio (art 403, CRC). "Ant 48 del C.0.T. fue modificado por la Ley N° 19.665, de 9 de marzo de 2000. © Art. 170 bis del C.0.T. fue derogado por ka Ley N° 19.665, de 9 de marzo dle 2000. ual de Derecho Procesal En todo caso, los actos que ejecu- ten los tribunales fuera de sus respecti~ vos territorios jurisdiccionales seran nu- tos, de nulidad absoluta, en virtud de lo dispuesto por los articulos 7°, inc. 3°, de la CPR. y 7° del Codigo Organico de Tribunales. 95. Independencia. Este otro prin- cipio fundamental de organizacion de los tribunales se halla consagrado en el articulo 12 del Cédigo Orginico de Tri- bunales, que dispone: “El Poder Judicial es independiente de toda otra autoridad en el ger- cicio de sus funciones”. Presenta un doble aspecto, uno posi- tivo y otro negativo, Pasilivo, en el senti- do de que el Poder Judicial es libre, soberano ¢ independiente de los demas poderes pitblicos. Negativo, en cuanto a que al Poder Judicial le esté terminante- mente prohibido intervenir y mezclarse en las atribuciones o funciones de los de- mas poderes piiblicos. El aspecto positivo del principio fun- damental de la independencia del Poder Judicial esta consagrado en los articulos 7°, ine. 1°, y 76 de la C.PR., reforzados por los articulos 12 del Cédigo Orgainico de Tribunales, y 222 del Cédigo Penal; y el negativo, en cambio, en los articulos 7, inc. 2°, de la CPR, 4° del Codigo Organico de Tribunales y 222 del Cédigo Penal. En el fondo, las disposiciones legales antes citadas, al velar por la independen- ia del Poder Judicial, como principio fun- damental de su organizacién, consagran, al mismo tiempo, el principio o doctrina clisica de derecho piiblico, Hamada de la division 0 separacion de funciones de los po- deres del Estado. Hoy dia, sin embargo, en esta rama del derecho predomina mas bien el prin- cipio 0 doctrina de la preponderancia de funciones, esto es, se reconoce que cada poder piiblico ejerce funciones tanto le- gislativas, ejecutivas y judiciales; pero que sera Poder Legislativo, Ejecutivo © Judi- cial aquel organismo en el cual predomi- nen algunas de estas funciones. Asi, el Poder Ejecutivo interviene en el Judicial, al colaborar con éste en Ta funci6n de designar a los propios magis- trados judiciales; y al fiscalizar, al mismo. tiempo, la actuacién de esos magistrados judiciales como miembros integrantes de un servicio priblico. EI Poder Judicial, por su parte, inter- viene, tanto frente al Legislativo como al Ejecutivo, al declarar que determinados preceptos legales no deben aplicarse en los casos concretos sometidos a su dec sién por ser atentatorios a los preceptos contenidos en la Carta Fundamental; y, al dejar también de aplicar decretos su- premos o reglamentos, por estimar que han sido dietados con infraccién a la men cionada Carta 0 a las leyes. En resumen, habra verdadera inde- pendencia de los poderes ptiblicos cuan do cada uno de ellos no invada las atribuciones propias de otro poder; situa- cién ideal que esté muy lejos de existir en la practica dada la complejidad de la organizacién y funcionamiento del Esta do moderno. Ante nuestro derecho positivo, siun poder ptiblico invade Ia esfera de atribu- Giones propias de otro poder ptblico, y que le corresponden a virtud de la Cons- titucién Politica o de las leyes, el agente responsable de dicho acto habra comet do el delito de usurpaciin de atribuciones pre~ visto y penado en el articulo 222 del Cédigo Penal, sin perjuicio de la nutidad del acto realizado en las condiciones anor males ya anotadas. 96. Pasividad. Este nuevo principio fundamental de organizacién de los tri- bunales esta consagrado en el articulo 10 del Cédigo Organico de Tribunales, que dice: “Los tribunales no podran ejercer su mi- nisterio sino a pelicién de parte, salvo tos ca- sos en que la ley los faculte prara proceder de oficio”. a disposici6n legal transcrita con gra, entonces, las dos formas clisicas de actuacién de los tribunales: de oficio y a peticién de parte. De oficio, sindnimo de proceder por propia iniciativa, sin nece- corona FURIDICA seewne BB Mario Casarino Vi sidad de requerimiento previo alguno, ni de persona, ni de ningtin organismo. A peticion de parte, equivalente a actuacin previo requerimiento o solicitud de par- te interesada. En el Daveho Civil, la regla general es que los tribunales actiien previo requeri- miento o peticién de parte. La excepcion es que, dentro de esta materia, puedan actuar de oficio. Podemos citar, entre estos casos de excepcidn, los siguientes: la declaracién de nulidad absoluta de los actos o con- uatos cuando ella aparece de manifiesto (art. 1683 C.C.); las medidas para mejor resolver que pueden decretar los tribu- nales, puesto el proceso en estado de sen~ tencia (art, 159 C.P.C.); la declaracién de implicancia como causal de inhabilidad (art, 200 C.0.1); la declaracién de in- admisibilidad de los recursos de apela- cién y de casacion (arts. 213 y 781 C.P.C; la casacin de forma de oficio (art. 775 CPC); ete. No acontece lo mismo en el Derecho Pe- nal, Aqui la regla es totalmente diversa a la anterior. En Ios procesos criminales los t bunales actiian, por regla general, de ofi- cio; y, por excepcidn, a peticion de parte. Acttian de oficio en los procesos so- bre crimenes © simples delitos de accion penal ptiblica, que constituyen también los procedimientos generales 0 comunes; ylo hacen a peticién de parte en los pro- cesos sobre crimenes o simples delitos de accion penal privada, que constituyen, en cambio, los procedimientos de excepcion © especiales.! ' En el nuevo proceso penal, los tribunales se en- cuentran impedidos de dar inicio de oficio al proce- so, por una parte, y por ota, el titular no exclusive de Ia accién penal pitblica ¢s el Ministerio Paiblico, sno aciministrativo encargado de dirigir la investi- Sn y de sostener la acci6n, oportunamente: Asi el articulo 172 del Cédigo Procesal Penal dis pone que la investigacin de um hecho que revistiere caracteres de delito podra iniciarse de oficio por el sterio priblico, por denuncia o por querella. Conforme el articulo 77, los fiseales ejercera y sustentaran la accién penal publica en la forma revista por la ley. Con ese propésito practicarain BB seroma JURIDIC vec Sin embargo, la tenencia moderna ta, en lo posible, de suavizar las diferen- cias existentes en el derecho positivo entre el juicio 0 procedimiento civil, caracteri- zado por la actuacién del juez a peticin de parte, y el juicio 0 procedimiento pe- nal, caracterizado por la actuacién del juez de oficio; otorgindole al juez civil mayores atribuciones que las que hoy tie- ne, © sea, transformandolo de su papel de mero espectador de la contienda que ante él desarrollan las partes, en un ele~ mento realmente activo del proceso. Esta doctrina es también una conse- cuencia del abandono de aquella otra que veia, en el ejercicio de la accion judicial, la satisfaccion del solo interés privado de su titular; y no, como se estima hoy di que su ejercicio implica no sélo la protec- cin o actuacién del derecho subjetivo, sino, ademés, la del derecho objetivo, 0 sea, que en todo juicio hay intereses priva- dos y priblicos comprometidos a la ver. La sancién civil asignada por nuestra legistacién al acto ejecutado por el juez de oficio, en circunstancias que ha debi- do sélo actuar a peticién de parte, es la nulidad absoluta de dicho acto, en virtud todas las diligencias que fueren conducentes al éxi to de Ia investigacion y dirigiran la actuacion de la policia, con estricta sujecidn al principio de objet Vidad consagrado en la Ley Orginica Constinucio- nal del Ministerio Piiblico. La accién penal se clasifica, segyin el articulo 58 del mismo Gedigo, en priblica o privada, La cidn penal piblica para la persecucién de todo de- lito que no esté sometido a regla especial deber’ ser ejercida de oficio por cl Ministerio Piiblico. Po- dra ser ejercida, aclemds, por las personas que de- termine la ley, con arreglo a las disposiciones del Cédigo. Se concede siempre accién penal pablica para la persecucién de los delitos cometidos cor tra menores de edad. Sn penal privaca sélo podra ser ejerc Excepcionalmente, la persecucién de algunos delitos de accién penal ptiblica requiere la denum- cia previa de la victima. Asu ver, en los delitos de aceién priblica pre~ via instancia particular no podria procederse de ofi- cio sin que, a lo menos, el ofendido por el delito jere denunciaclo el hecho a ta justicia, al terio Paiblico 0 a la policia, Manual de Derecho Procesal de lo prescrito en los articulos 7°, inciso 3°, CPR. y 10 del Cédigo Organico de Tribunales; y, en especial, si esa extrali- mitacién de funciones recae en la dicta- cién de la sentencia definitiva, incurre en un vicio procesal Tamado ultrapelita, que autoriza interponer en contra de di- cha sentencia recurso de casacion en la forma para obtener asi su nulidad (art. 768, N’ 4’, CRC). Fuera de esta sancién civil, también hay sancién penal para el magistrado que se extralimita en sus funciones, de con- formidad a lo preceptuado en los articu- los 224 y 295, N° 3°, del Cédigo Penal Ahora bien, asi como la ley ha prohi- bido, por regla general, a los jueces ac- tuar de oficio, les ha impuesto, al mismo tiempo, la obligacién de ejercer su minis- terio cada vez que son requeridos en la forma legal. Ella esta consagrada en el inciso 2° del articulo 76 del la CPR. de 1980, y en el inciso 2° del articulo 10 del Codi- go Orginico de Tribunales, que dice: “Re clamada su intervencién en forma legal y en negocios de su competencia, no podran excu- sarse de ejercer su autoridad, ni aun por fal- (a de ley que resuelva la contienda sometida a su decision”. Luego, para que esta obligacién pese sobre un magistrado con fuerza legalmen- te obligatoria, se requiere la concurren- cia copulativa de dos requisitos: a) Reclamo de la intervencién del magistrado en forma legal, esto es, de la manera o forma como los Cédigos de Pro- cedimiento se encargan de senalar para cada caso particular, y b) Reclamo de la intervencién del magistrado en negocios de su competen- cia, 0 Sea, en asuntos 0 materias de aque- las que la ley ha entregado a su conoci- miento. Las disposiciones constitucional y le- gal comentadas se ponen todavia en el Easo que no exista ley que resuelva la con- tienda sometida a la decision del magis- trado, ¢ insisten en que esta circunstancia no sera Gbice para que se excluya de ejer- cer su ministerio, Y sino hay ley que resuelva el conflic- to sometido a su decisién, zemo lo deci- dira? El articulo 170, N° 5°, del Codigo de Procedimiento Civil viene en auxilio del juez y le soluciona la dificultad o el problema, en el sentido de permitirle apli- car en el fallo, a falta de ley, los principios de equidad. 97. Inamovilidad. El principio funda- mental de organizacién de los wibuna- les, Hamado de la inamovilidad de sus miembros, por su trascendental impor- tancia, reconoce como fuente un precep- to de orden constitucional. En efecto, el art. 80, inc. 1°, de la CPR. establece: “Los jueces permane- ceran en sus cargos durante su buen comportamiento; pero los inferiores des- empenaran su respectiva judicatura por cl tiempo que determinen las leyes”. En consecuencia, la inamovilidad es un privilegio o garantia consagrado en beneficio de los magistrados judiciales; y que consiste en que no pueden ser re- movidos de sus cargos mientras observen el buen comportamiento exigido por la Constitucién y las leyes, salvo las causales legales y constitucionale: La Constitucién Politica de 1980 cre por primera vez en nuestra historia el término de las funciones judiciales en atencién a la edad. Al efecto, el inc. 2” del art. 80 de la C.PR. establece: “No obstante lo anterior, los jueces cesaran en sus funciones al cumplir 75 aiios de edad; 0 por renuncia 0 incapacidad le- gal sobreviniente 0 en caso de ser de- puestos de sus destinos, por causa legal- mente sentenciada. La norma relativa a la edad no regira respecto del Presiden- te de la Corte Suprema, quien continua- ra en su cargo hasta el término de su periodo”. Sin embargo, esta norma en- tara slo paulatinamente en vigencia, en virtud de lo dispuesto en Ia disposi- cin octava transitoria de la C.P.R., que establece que la norma relativa a la limi- tacién por edad del art. 80 de la CPR no regira respecto de los magistrados de los tribunales superiores de justicia en corona FURIDICA seewne BB Mario Casar servicio a la fecha de vigencia de la Cons- tituci6n.! La inamovilidad tiende, a su vez, a ase~ gurar el principio de la independencia de los tribunales de justicia. Si los jueces no fueran inamovibles, su independencia se- ria completamente ilusoria. ‘A pesar de la importancia manifies- ta del principio de la inamovilidad de los jueces, no es de caracter absolute, pues tiene sus limitaciones que la pro- pia Constitucién se encarga de estable- cer, o bien que las entrega a las leyes. stos casos de excepcién en que los magistrados pueden ser removidos de sus fumciones son los siguientes: a) Por remocién acordada por la Corte uprema en la forma establecida en el inciso 3° del articulo 80 de la Consti tucién Politica de la Reptiblica,? o sea, por requerimiento del Presidente de Ia Reptiblica, a solicitud de parte inte- resada, 0 de oficio, previo informe del inculpado y de la Corte de Apelacio- nes respectiva, por Ia mayoria del total de sus componentes,' y en razon de no haber tenido buen comportamien- to (art. $82, N° 8°, C.0.1.); b) Por haber sido el juez mat califica- do, pues en tal caso queda removido de su cargo (art. 278, C.O.1.); ¢) Por sentencia ejecutoriada recaida en el juicio de amovilidad, en que se decla- re que el juez no tiene la buena compor- tacién exigida por la Constitucién Politica de la Reptiblica para permanecer en el cargo (art, 38, N’4°, C.0.1.); ‘) Por haber sido declarado respon- sable, criminal o civilmente, por delito co- metido por el juez en razén de sus aclos ministeriales (art. 332, N° 9°, C.0.T.), y ¢) Por la declaraciéin de culpabilidad he- cha por et Senado, con respecto a los ma- gistrados de los tribunales superiores de justicia, por notable abandono de sus de- beres, en conformidad a los articulos 48 “8 Acw lizado Depto. D. Procesal U. de Chile. BB seroma JURIDIC vec 60 y 49 de la Constitucién Politica de la Re- piiblica® (art. 333 C.0.T.). I texto del inc. 2° del art. 80 ya cit do, agrega como causales de cesacién de funciones de los jueces la renuncia o la incapacidad legai sobreviniente, lo que no estaba en el texto del art. 85 de la CPR. de 1925. Sin embargo, esta causal no afecta al principio de la inamovilidad. 98. Responsabilidad. La responsabili- dad como principio fundamental de orga- nizacién de los tribunales est consagrada en los articulos 79 de la Constitucién Poli- tica de la Republica y 13 del Codigo Orga. nico de Tribunales. EI primero de estos preceptos estable- ce que “Los jueces son personalmente res- ponsables por los delitos de cohecho, falta de observancia en materia sustancial de las leyes que reglan el procedimiento, de~ negacién y torcida administracion de jus- ticia y, en general, de toda prevaricacién en que incurran en el desempeno de sus funciones Tratandose de los miembros de la Cor te Suprema, la ley determinara los casos y el modo de hacer efectiva esta respon- sabilidad”. El segundo agrega que “las decisiones 0 decretos que los jueces expidan en los nego- cios de que conozcan no les impondrén respon- sabitidad sino en los casos expresamente determinados por la ley”. Ahora bien, la responsabilidad de los Jjucces por los actos de su ministerio, es- tablecida en términos generales en las dis- posiciones antes transcritas, recibe adecuada reglamentacin en el Titulo X, parrafo 8°, 0 sea, en los articulos 324 y siguientes del Cédigo Organico de Tri- bunales, que determinan los casos en que un juez incurre en responsabilidad y el modo o manera de hacerla efectiva. La responsabilidad de los jueces, se- giin estos preceptos, es de dos clases, pe- nal y civil. “ Actualizaco Depto. D. Procesal U, de Chile. ual de Derecho Procesal Responsabilidad penal es aquella en que incurre un juez por delitos que cometa en el ejercicio de su cargo, los que reci- ben la denominacién genérica de “preva- ricacién”. Estan contemplados en el parrafo 4°, Titulo V, del libro II det Cédi- go Penal; y son juzgados en conformidad 4 un juicio penal especial o antejuicio, como también se le califica, Hamado “que- rella de capitulos”, reglamentado en el Titulo V, del Libro IIT del Codigo de Pro- cedimiento Penal y en el Titulo V del ro IV del Cédigo Procesal Penal.! Responsabilidad civil, en cambio, es aquella en que puede incurrir un juez por los daitos © perjuicios que cause, a Virtud de conducta dolosa 0 culposa en el ejercicio de su cargo, la cual, a falta de preceptos especiales, esta sometida a los principios generales del derecho. 99, Publicidad. Este otro principio fun- damental en que descansa la organizacién de nuestros tribunales esta consagrado e1 el articulo 9° del Cédigo Orginico de Th bunales, que dice: “Las actos de los tribuna- les son priblicos, salvo las excepciones expresa- mente establecidas en ta ley”. Confirma este principio el articulo 380, N° 3°, del mismo Codigo, al sefialar entre las funciones de los Secretarios de Cortes o juzgados, la de “dar conocimien- to a cualquier persona que lo solicitare de los procesos que tengan archivados en sus oficinas, y de todos los actos emana- dos de la Corte 0 juzgado, salvo los casos en que el procedimiento deba ser secre- to en virtud de una disposicién expresa de la ley”. La publicidad es la mejor garantia de una buena y correcta administracién de Justicia. Si el wibunal acta en conformi- dad a la ley, o sea, en forma eficiente y honorable, no tiene por qué temer a ta publicidad; al contrario, debe ser su mas grande aspiracién. Cualquiera persona puede, pues, imponerse de los procesos judiciales, materializados en los expedien- "Aris, 424 a 430 del Cédigo Procesal Penal. 61 tes, de las actuaciones que los componen y de los demas actos emanados de los propios tribunales. Naturalmente, como todos estos prin- cipios fundamentales, la publicidad tam- bién tiene sus excepeiones; y, para ser tales, deben estar expresamente establecidas en laley. tas excepciones al principio de la publicidad, en otros términos, los casos en que las actuaciones judiciales revisten el caracter de secretas, son las siguientes: a) El lib privado que Mevan los tribu nales en el ejercicio de la jurisdiccién dis- ciplinaria (art. 531, N° 2°, C.0.T.); b) Los acuentos de los tribunales cole- giados, salvo que se estime conveniente Hamar al relator de la causa (art, 81 COT); c) Los expedientes en juicios sobre nuli- dad de matrimonio o de divorio; que pue- den mantenerse secretos siempre que alguna de las partes lo pida 0 lo dec el tribunal de oficio (art. 756 C.P.C.) d) EL sumario en los juicios crimina les, salvo las excepciones que la propi ley establece (art. 78 C.PP.), y* Ant. 756 CPC. derogaddo por la Ley N° 19.947, de 17 de mayo de 2004 “EI nuevo proceso penal contempla el secre- to parcial de las actuaciones de investigacién duran- te ks etapa desformalizada, en los tern 182 del Cédigo Procesal Penal, el que sefiaka que Jas actuaciones de investigacién realizadas por el Ministerio Piblico y por la policia serin secretas para los terceros ajenos al procedimiento. El impu ntes en el procedimien nar y obtener coy a su cargo, de los registros y documentos de la in= ign fiscal y podrin examinar los de la inves. al El fiscal podra disponer que determinadas actus ciones, registros o documentos sean mantenidos en las piezas o actuaciones respectivas, de modo que no se vulnere Ia reserva y fijar un plazo no superior a cae renta dias para la mantencién del secreto. iaclo © cualquier otro interviniente po- del juez de garantia que ponga térmi- no al secreto © que lo limite, en cuanto a su duracién, a las piezas 0 actuaciones abarcadas por corona FURIDICA seewne BB Mario Casar ) La tramitacién, tanto judicial como administrativa, a que da lugar la Ley N° 18.703 de 10 de mayo de 1988 sobre Adopcién Plena.! Sin perjuicio de lo dispuesto en los incisos teriores, no se podra decretar el seereto sobre la declaracién del imputado 0 cualquier otra actua- do 0 tenido derecho ‘ones en las que participare 1 tribunal, ni los informes evacuados por peritos, respecto del propio imputado o de su defensor. Los funcionarios que hubieren participado en quier motivo, tuvieren conocimiento de las actus ciones de la investigacién estarin obligados a guardar secreto respecto de ellas. Respecto det registro de las actuaciones judi ciales, el art. 44 del mismo Cédigo sefiala que sak vas las excepeiones expresamente previstas en la ley, {os intervinientes siempre tendran acceso al conte- que fueren piiblicas de acuerdo con Ia ley, a me- nos que, durante la investigacion o la tramitacién de la causa, el tribunal restringiere ef acceso para evitar que se afecte su normal substanciacién o el principio de inocencia. En todo caso, los registros seran piiblicos trans- curidos cinco atios desde la realizacién de las ac- ellos. Viniente o de cualquier persona, cl funcionario competente del tribunal expediri copias fieles de los registros o de la parte de ellos que frere pertinente, con sujecién a lo dis- puesto et ‘Ademis, dicho funcionario certificars si se hu- ren deducido recursos en contra de Ia senten- al 289 del Cédigo Procesal Penal contempla la publicidad de a audiencia del juicio oral al disponer que ésta sea ibunal pod disponer de parte y por resoluci las siguientes medidas, cuando conside cllas resultan necesarias para proteger la intimidad, el honor o la seguridad de cualquier persona que debiere tomar parte en el juicio o para evitar ka di- vulgacién de un seereto protegido por ka ley ‘a) Impedir el acceso u ordenar la salida de per sonas detcrminadas de la sala donde se efectuare la audiene que ‘Ley N’ 18.703, derogada por la Ley N° 19.620, de 5 de agosto de 1999, BB seroma JURIDIC vec 62 100. Gratuidad. Este principio funda- mental consiste en que ka administracién de justicia debe ser esencialmente gratuita. Sin embargo, su aplicacién préctica da origen a diversas cuestiones: la fun- cién judicial debe ser gratuita o remune- radaé: y, en caso de ser remunerada, zesta remuneracion debe soportarla el Estado 0, por el contrario, las personas que pi- den se ponga en movimiento la funcion judicial, o sea, los propios litigantes? Acerca del primer problema, esto es, sila funcién judicial debe ser gratuita o remu- nerada, la doctrina totalmente acorde con- testa esta interrogante, en el sentido de que la funcién de administrar justicia debe ser remunerada, porque si asi no lo fuere, su ejercicio seria s6lo patrimonio de los ricos; a lo que cabe agregar que si en la sociedad actual toda funcién piibli- ca debe ser remunerada, con mayor ra- zon debe serlo la judicial, de por si técnica, pesada y compleja. Resnelta la primera cuestin, en cuan- to a que la funcién judicial debe ser re- munerada, nace de inmediato la segunda, © sea, quién debe soportar los gastos de esta remuneracion, si el Estado o los litigantes. La doctrina también se ha uniformado en el sentido de que debe soportarlos el Estado, porque la funci6n judicial se ejer- ce en sii nombre, con miras al interés publico, y de ser remunerados los jueces por los litigantes, se atentarfa contra su decoro y serviria de magnifico pretexto para sospechar de su indiscutible impar- cialidad. Sin embargo, establecido que el Esta- do debe soportar la remuneracin de los b) Impedir el acceso del pablico en general u ordenar su salida para la prictica de pruebas espe- cificas, y ©) Prohibir al fiscal, a Tos de ya sus abogadlos que entreguen muten declaraciones a los medios de comunicacién social durante el desarrollo del juicio. Los medios de comunicacién social podrin fo- tografiar, filmar o transmitir alguna parte de fa au diencia que el tribunal determinare, salvo que las partes se opusicren a ello. Si sélo alguno de los in- tervinientes se opusiere, el tribunal revolvers jentes o for Manual de Derecho Procesal jueces, cabe aun preguntarse si esta re- muneracién debe correr a cargo de ta totalidad de los contribuyentes 0 sdlo de aquellos contribuyentes litigantes. Tres teorias 0 doctrinas se han disenado sobre el particular. Una, sostiene que la remuneracién de la magistratura debe ser soportada por la totalidad de los contribuyentes, porque seria injusto hacerla recaer s6lo sobre los contribuyentes litigantes, puesto que si recurren a los tibunales de justicia es en atencién a que atraviesan, precisamente, por un perfodo de apremio econémico en sus vidas. Otra, agrega que la remuneracién de la magistratura debe ser soportada exelu- sivamente por los contribuyentes litigan- tes, porque es la tinica manera de poner atajo a la mania de litigar y de evitar las demandas temerarias o de mala fe. Una tercera, por fin, estima que la remu- neracién de la magistratura, en. principio, debe soportarla el Estado, ya que se ejerce en su nombre y con miras al interés puibli- co; pero como en tiltimo término el bene- ficiado es el litigante, deben imponerse a éste cargas tributarias, aunque moderadas, que sirvan en parte al Estado para sobrelle- var los pesados gastos que la administra. cidn de justicia le demanda. En Chile, en esta materia, se ha segui- do mas bien la tercera doctrina, Hamada también ecléctica, la cual sostiene que la funcién judicial debe ser remunerada por cl Estado, pero que puede resarcirse de esta carga imponiendo tributos a los con tribuyentes litigantes. En efecto, en nuestro pais, los jueces son yerdaderos funcionarios ptiblicos, y como tales son remunerados con los fon- dos generales de la Nacién; pero tos liti- gantes, a su vez, deben soportar cargas tributarias moderadas, las cuales van a be- neficiar a determinados fumcionarios auxi- liares de la administracién de justicia por las actuaciones cumplidas en raz6n de su ministerio (ejemplo: derechos de los re- ceptores, notarios, conservadores, archive ros, etc.), y honorarios de los abogados, todo ello sin perjnicio de lo que resuelwa 68 el tribunal, en definitiva, en materia de Costas. Por excepcién, hay litigantes que es- tin exentos de soportar estas cargas tri- butarias y son aquellos que gozan del privilegio de pobreza, el que puede re- vestir dos formas: legal (arts. 593 y 600 CO.) y judicial (art, 591 C.O.1), se- gtin sea su fuente u origen. 101. Inavocabilidad. Este nuevo prin- cpio fundamental de organizacion judi- cial lo hallamos consagrado en el articulo 8° del Cédigo Organico de Tribunales, que dice textualmente: “Ningin tribunal pruede avocarse el conocimiento de causas 0 negocios pendientes ante otro tribunal, a me- nos que la ley We confiera expresamente esta Jacultad”. EI término avocarse es sinénimo de Hamar hacia si, o de traer a su conoci- miento. Lo encontramos empleado, tan- to en el articulo 8° del Cédigo Orginico de Tribunales ya citado como en el articu- lo 76 de la Constitucién Politica de la Reptiblica, con ocasién de la prohibicién impuesta al Presidente de la Reptiblica y al Congreso Nacional de avocarse can sas pendientes. En consecuencia, la inavocabilidad, en el fondo, es una prohibicién impuesta tan- to al Presidente de la Reptiblica como al Congreso Nacional, frente al Poder Judi- cial; y también a los diversos wibunales de justicia del pais. Consiste en que radi- cado un juicio o asunto ante un tribunal determinado, no puede otro tribunal o el propio Presidente 0 el Congreso pre- tender conocer de él. Es tal la importancia de este princi pio que, de no aceptarse ante el derecho positivo, reinarfa el caos en la adminis- tracién de justicia. Una excepeién la encontramos esta- blecida en los articulos 559, 560 y 561 del Cédigo Orginico de Tribunales, que no hacen sino que confirmar la regla ge- neral de la inavocabilidad, al facultar a los Tribunales Superiores de Justicia para decretar visitas extraordinarias por me- dio de alguno de sus ministros en los juz- corona FURIDICA seewne BB Mario Casar gados de su respectiva jurisdiccién, pu- diendo el designado despachar y senten- ciar las causas pendientes, en’ caso de retardo notable de los jueces visitados, 102. Sedentariedad. Este principio fundamental de organizaci6n judicial im- plica la idea de fia, 0 sea, que Los ju ces deben administrar justicia en Ingares y horas determinados. De consigniente, trata de evitar la exis- tencia de wibunales ambulantes. Su estu- dio esta intimamente relacionado con las obligaciones de residencia y asistencia que pesan sobre todos los magistrados judi- ciales. Si bien no hay una disposici6n legal de caracter general que establezca este principio, como acontece con los demas analizados, sus fuentes legales las halla- mos en las disposiciones consagradas a los deberes y prohibiciones de los magis- trados, que Seran objeto de nuestra aten- cién en momento oportuno. EI Cédigo Procesal Penal invoca en esta materia, al contemplar expresamente en el articulo 21 A Ia posibilidad que los tri- bunales del juicio oral en lo penal se tras- laden fisicamente. Dice el articulo citado que “Cuando sea necesario para facilitar Ia aplicacién oportuna de Ia justicia p nal, de conformidad a criterios de distan- cia, acceso fisico y dificultades de traslado de quienes intervienen en el proceso, los tribunales de juicio oral en Jo penal se constituiran y funcionaran en localidades situadas fuera de su lugar de siento. Correspondera a la respectiva Corte de Apelaciones determinar anualmente Ia periodicidad y forma con que los ¢ bunales de juicio oral en lo penal daran cumplimiento a lo dispuesto en este ar ticulo. Sin perjuicio de ello, la Corte po- dra disponer en cualquier momento Ia constimicion y funcionamiento de un tri- bunal de juicio oral en Io penal en una localicad fuera de su asiento, cuando la mejor atencién de uno © mis casos asi lo aconseje. La Corte de Apelaciones adoptara esta medida previo informe de la Corporacion BB seroma JURIDIC vec 64 Administrativa del Poder Judicial y de los Jueces presidentes de los comités de jue- ces de los tribunales de juicio oral en lo penal correspondientes*. 103. Gradualidad. La gradualidad, como principio fundamental de orga zacion judicial, significa que la justi siempre debe administrarse a través de diversos tribunales, entre los cuales debe tambien existir una verdadera gradacién 0 jerarquia Se persigue, entonces, con este prin- cipio, que los juicios, en lo posible, sean fallados, a lo menos, por dos tribunales con igualdad de atribuciones 0 poderes. Se sostiene que este sistema, conocido también con la denominacién de princi- pio de la doble inslancia, es el que ofrece mayores garantias de acierto. En. materia penal, el principio de ta doble instancia es extendido por el legis- lador a fa mayorfa de los casos, por la gravedad que generalmente entranan ta- les resoluciones judiciales.! En materia civil, en cambio, su proce- dencia esti condicionada a la importan- cia pecumiaria del negocio, o sea, a su cuantia. Si es de minima cuantia, gene- ralmente es conocido en tinica instancia; ysies de mayor cuantia, en primera ins- tancia, es decir, a través de dos grados jurisdiccionales, 104. Concepto de la instancia. La pa- labra instancia no ha sido definida expre- samente por el legislador, a pesar de que la emplea en sus disposiciones con relati- va frecuencia. En el Diccionario de la Ler gua el vocablo instancia tiene un doble significado, En sentido corriente, es siné- nimo de stiplica, es decir, es Ia accidn del verbo instar. En sentido técnico, en cam- EL Géddigo Procesal Penal conterphs ka inape- Iabilidad de fas resoluciones dictadas por el trib » lo penal, en tanto que las resol dictadas por tribunales de garantia son apclables sélo cuando pongan t gan imposible su 6 lo suspendian mi dle 30 dias y cuando la ley lo sefiale expresamente, Manual de Derecho Procesal bio, significa cada uno de los grados juris- diccionales que la ley tiene establecidos para ventilar y sentenciar los juicios. Para nosotros, instancia es cada uno de los grados jurisdiccionales que la ley establece a fin de que los tribunales puedan conocer y fallar los servicios sometidos a su decisién, con “facullad soberana para prowunciarse sobre to- das las cuestiones de hecho y de derecho que en ellos se plantean Decimos que es “cada uno de los gr dos”, porque la instancia implica la idea de etapas por las cuales atraviesa um astmn- to judicial. De ahi que se diga que los tribunales conocen de los negocios judi- ciales en tinica, primera o segunda ins- tancia, segtin sea el mimero de etapas 0 de grados porque atraviesen. Agregamos que se trata de “grados jurisdiccionales fijados por la ley”, por- que, en realidad, es ella fa Mamada a se- nalar si un asunto judicial debe ser conocido en tinica, primera o segunda instancia por los tribunales, y este senala- miento generalmente lo hace segtin la cuantia del respectivo negocio. ‘Terminamos diciendo que los tribuna- les, al fallar estos negocios, lo hacen “con facultad soberana para pronunciarse so- bre todas las cuestiones de hecho y de derecho que en ellos se plantean”, a fin de indicar el alcance de la jurisdicci6n ejer- cida por el ibunal y de deslindar tam- bién [a institucién de la instancia con otras semejantes; por ejemplo, con la casacion, en la cual el campo de actuacin del tri- bunal esta limitado a la finalidad u objeti- vo del correspondiente recurso. Ahora bien, los negocios judiciales, sean juicios © asuntos de jurisdiccién vo- luntaria, en atencién a los diversos gra dos jurisdiecionales por los que atraviesan, pueden clasificarse en: de tinica instan- cia, de primera instancia y de segunda instancia. Negocio judicial de tinica instan- cia es aquel en que Ta sentencia que le pone término no es susceptible de recur- so de apelacion. Negocio judicial de primera instancia es aquel en que la sentencia que le pone término es susceptible de recur- so de apelacién. Negocio judicial de segun- juzgar sobre su eficaci da instancia es aquel que tiene por objeto conocer del recurso de apelacién que se ha deducido en contra de una sentencia de primera instancia. Tanto en la tinica como en la primera instancia, el tribunal debe oir ampliamen- te a las partes sobre todas las cuestiones de hecho y de derecho que son materia del asumto sometido a su decisién; debe recibir las pruebas que le rindan sin pre- :y debe, por titi mo, fallar todas las acciones y excepciones propuestas, so pena de nul ame bas instancias el asunto comienza por de- manda o solicitud, segtin se trate de juicio o de gestion de jurisdiccién voluntaria, y termina por medio de la sentencia, S6lo se diferencian en cuanto a los efectos de esta tiltima; pues, mientras en la tinica instancia adquiere el caracter de firme y puede, de consiguiente, ejecutarse desde que se notifica, en la primera instancia la sentencia es susceptible de apelacién, y para conocer sus efectos sera necesario esperar la suerte que corra este recurso, La segunda instancia, en cambio, se ini- cia a virtud de la interposicién del recurso de apelacién. En consecuencia, el juicio 0 gestion ya estan iniciados; se trata simple- mente de continuarlos en esta nueva ins- tancia, y el objeto del fallo de segunda instancia sera revisar el de primera, para ver si esté o no ajustado a derecho. Si lo esta, se confirma sin dar mayores razones. En caso contrario, se revoca o modifica el fallo de primera, estampando los nuevos motivos que justifican esta actitud, Las pruebas se rinden en segunda instancia sélo en casos excepcionales, y el fallo que en ella se dicte slo puede modificar el de primera en la medida senalada por el ape- ante, en el escrito en que se interpone el recurso de apelacion, y en particular en las peticiones concretas que se formulen. a instancia puede terminar, como también puede interrumpirse; y puede ter- minar en forma normal © anormal, s gtin sea la tinica, primera o segunda nstancia. fermina en forma normal la tinica, pri- mera o segunda instancia, a virwd de sen- corona FURIDICA seewne BB Matio Casati » Vite tencia definitiva. De ahi también que el articulo 158 del Cédigo de Procedimien- to Civil defina la sentencia definitiva di- ciendo que es la que pone fin a la instancia, resolviendo la cuestién 0 asun- to que ha sido objeto de juicio. En cambio, son formas anormales de ter- minacién de la tinicé 0 de la primera instan- cia, las siguientes: el desistimiento de la demanda, el abandono del procedimien- to, Ia transacci6n de las partes, el someti- miento del negocio a la jurisdiccién de im juez arbitro, Ia aceptacion de las ex- cepciones dilatorias de incompetencia y de litispendencia, y la aceptacién de las excepciones de cosa juzgada y transaccién opuestas con el cardeter de dilatorias. Yson formas anormales de terminacién de a segunda instancia: la declaracién de de- sercion de la apelacion, la declaracion de escripcién de la apelacién; la aceptacién de las excepciones dilatorias de incompe- tencia y de litispendencia opuestas en fa segunda instancia, y la anulacion de oficio del fallo de primera por defectos de for- ma o la orden de devolver los autos a pri- mera instancia para la completacién del fallo por omisiones del mismo. Por iiltimo, son casos de inlerrupcién de la instancia cuando: se opone una ex- cepci6n dilatoria y mientras ella no se resuelva, se interpone un recurso de ape- lacién y se concede en ambos efectos, acontece el feriado judicial o se interpo- nen dias festivos o inhabiles, fallece el mandatario judicial o fallece la parte que litiga personalmente, etc. 105. La Corte Suprema y el recurso de casacién. Al estudiar la competencia de la Corte Suprema, en su oportunidad veremos que entre los asuntos mas fun- damentales entregacos a su conocimien- to figura el recurso de casacién en el fondo. Este recurso de casaci6n es de dos clases: de forma y de fondo; y difieren en su objetivo, en sir procedencia, en su ex- tension, ya en el tribunal Hamado a co- nocer de ellos En lineas generales, diremos que ef recurso de casacién en ta forma es un recur- BB seroma JURIDIC vec 66 so extraordinario, que tiene por objeto anular una sentencia cuando ha sido dic- tada en un procedimiento vicioso, o bien cuando en su pronunciamiento se han omitido los requisitos de forma que par ellas establece la ley. Este recurso procede en contra de las sentencias definitivas y de las sentencias nterlocutorias que ponen término al jui- cio o hacen imposible su prosecucién, ya sea que se trata de sentencia de tinica, primera o segunda instancia y de ciertas nterlocutorias de segunda instancia. El recurso de casacién en Ia forma es de la competencia del tribunal inmedia- tamente superior en grado jerarquico a aquel que pronuncié la sentencia que se trata de anular; y, al ser acogido, el tribu- nal superior se limita a invalidar Ia sen- tencia recurrida y a ordenar al inferior no inhabilitado que dicte nueva senten- cia, subsanando les vieios © defectos de forma que motivaron el recurso, salvo los casos en que esto tiltimo lo cumple el mismo tribunal superior por expresa dis- posicion legal. De consiguiente, el recurso de casa- cién en Ia forma no es privativo de la Corte Suprema, y menos puede equipa- rarse con la instancia, dado su campo de actuacién manifiestamente restringido a la causal 0 causales que lo motivan. EL recurso de casacién en el fondo, aun cuando también es un recurso extraordi- nario, en cambio, es de la competencia exclusiva de la Corte Suprema; procede en contra de las sentencias definitivas 0 interlocutorias que ponen término al jui- cio © hacen imposible su prosecucion, pronunciadas por las Cortes de Apelacio- nes, 0 sea, con el caracter de inapelables y tiene como finalidad u objetivo anular una sentencia cuando ha sido pronun- ciada con infraccién de ley y siempre que esta infraccién haya influido sustancial- mente en lo dispositivo de! fallo. Si la Corte Suprema acoge el recurso de casacién en el fondo, dicta dos sen- tencias: una, llamada de casacién, que es la que analiza los fundamentos del recur- so y declara que la sentencia recurrida Manual de Derecho Procesal debe ser anulada; y la otra, Hamada de remplazo, ka cual, como su nombre to in- dica, viene a substimir la sentencia reen- rrida, que se acaba de invalidar. Ahora bien, la Corte Suprema, al co- nocer de un recurso de casacién en el fondo, no lo hace a virtud de una instan- cia judicial. En otres términos, el recurso de casaci6n en el fondo no es una instan- cia judicial. Recordemos que en la instancia, el tibunal tiene facultad soberana para pro- nunciarse sobre todas las cuestiones, tan- to de hecho como de derecho, debatidas en el juicio Si estamos en la nica © primera ins- tancia, el juez en su sentencia establece los hechos del juicio, de acuerdo con el mérito de la prueba rendida, y luego apli- ca la ley, resolviendo la cuestion someti- daa su decisién. Si estamos en la segunda instancia, el tribunal de alzada revisa el fallo de pri- mera, estudia si ese fallo esta de acuerdo con el mérito del proceso, 0 sea, con lo alegado y probado por las partes, y si esta conforme a derecho, es decir, con Ia ley positiva que resuelve el conflicto. En caso afirmativo, se limita a confirmar el fallo de primera instancia. En caso negativo, establece nuevos hechos y aplica la ley que debe darnos la solucién del juicio, frente a los hechos asi establecidos. gCudl es, en cambio, la labor de la Cor- le Suprema al conocer y fallar wn recurso de casacion en el fondo? Se limita a dar por reproducidos los hechos en la misma forma como vienen en la sentencia re~ currida; y luego estudia si la ley ha sido © no bien aplicada. En caso afirmativo, el recurso debe ser rechazado; y, en caso negativo, debe ser acogido, anukindose la sentencia recurrida, y dictandose una nueva sentencia, en la cual se hard una correcta aplicacién de la ley que fue infringida. La labor de la Corte Suprema, den- tro del recurso de casacin en el fondo, es, pues, de mem derecho y tiende, en con- secuencia, a que la ley sea uniformemen- te aplicada No hay, por lo tanto, posibilidad de confundir la instancia judicial con la ca- saci6n de fondo. Difieren en que mientras en Ia instancia judicial el juez es sobera- no en la apreciacion de las cuestiones de hecho y de derecho que constituyen el juicio; en la casaci6n de fondo a la Corte Suprema le esta vedado entrar a conocer de los hechos y debe darlos por reprodu- cidos en la misma forma como vienen establecidos en la sentencia recurrida: slo puede modificar el derecho, o sea, resol- ver sobre la genuina y correcta aplicacion de la ley en el caso concreto sometido a su decision. Como consecuencia de lo anterior, di- fieren también en que mientras en la ins- ncia judicial el wibunal puede recibir toda clase de pruebas para acreditar los hechos cuyo valor probatorio apreciara en la sentencia definitiva; en Ta easacién de fondo el tribunal supremo no puede recibir prueba alguna que tienda a alte- rar los hechos en la forma como ya vie~ nen establecidos en la sentencia recurrida. TI. Generalidades sobre la organizacién de los tribunales ordinarios 106, Diversas jerarquias de los tribu- nales ordinarios. Los tribunales ordina- rios estan organizados, esencialmente, a base jerarquica, esto es, de relacion de dependencia o subordinacién del infe- rior con respecto al superior. Esta de- pendencia © subordinacién mira mas bien a las facultades disciplinarias y eco- nomicas que a las demas atribuciones de los tribunales. En Chile, la jerarquia judicial est cons- tituida en la forma siguiente: juzgados de letras, los juzgados de garantia, los tribu- nales de juicio oral en lo penal, Cortes de Apelaciones y Corte Suprema. Con ra 76n se ha dicho que los tribunales de jus- ticia chilenos semejan una piramide, cuya base son los juzgados de letras, los juzga- dos de garantia, los tribunales de juicio oral en lo penal y la ciispide es la Corte Suprema. corona FURIDICA seewne BB Mario Casar Ahora bien, la organizacién de los ti- bunales a base de jerarquia tiene impor tancia fundamental desde diversos puntos de vista. En efecto: los asuntos judiciales se distribuyen entre las diversas jerarquias de tribunales atendiendo, principalmen- te, a la materia de los mismos; los recur- sos procesales, ejemplo: la apelacién, la casacién de forma, etc., son entregados al conocimiento del wibunal inmediata- mente superior en grado jerarquico a aquel que dicté la resolucién recurrida; las facultades disciplinarias son ejercidas por el wibunal superior en grado jerar- quico a aquel que es objeto de alguna de estas medidas, sin perjuicio de la directi- va disciplinaria superior que tiene la Cor- te Suprema sobre todos los tribunales de la Repiblica, etc. ‘También desde este mismo punto de vista jerérquico los tribunales se acostum- bran clasificar en: inferior y superiores. Para los efectos de las acusaciones constitucionales y de las contiendas de competencia que se susciten entre Ios t bunales superiores de justicia y las auto- ridades politicas o administrativas, que son resueltas por el Senado (arts. 52, N° 2 letra c, y 53, N° 3°, CPR), se entiende por tribunales superiores la Corte Supre- ma y las Cortes de Apelaciones, siendo tribunales inferiores todos los demas. En cambio, para los efectos de la organiza- cién de los tribunales, como elementos tegrantes del Poder Judicial, se con: deraban tribunales inferiores los juzgados de distrito y los juzgados de subdelega- cidn, y tribunales superiores, los juzga- dos de letras, las Cortes de Apelaciones y la Corte Suprema. En Ia actualidad esta {iltima distincién carece de justificacién a consecuencias de la dictacin de la Ley N° 18.776 de 1989 que derogé las nor- mas relativas a los juzgados de distritos y de subdelegacion, los que hasta esa ley constitufan los tribunales inferiores 107, Diversas categorias de los tribu- nales ordinarios. Dentro de cada jeranquia de los tibunales hay que distinguir tam- bién diversas categorias 0 clases de tribuma- BB seroma JURIDIC vec 68 juzgados de garantia y tribunales de j les, Cada categoria 0 clase de tribunal perteneciente a una misma jerarquia, como se comprende, tiene el mismo ran- go jerarquico, pero difiere en cuanto a su competencia. De alli que esta distin- cidn de las diversas jerarquias judiciales, en categorias o clases, no tiene otra fina- lidad que para los efectos de la compe- tencia, 0 sea, de los diversos negocios que la ley ha colocado en la esfera de atribu- ciones de cada tribunal a) En la jerarquia juzgados de letras, cio oral en lo penal, observamos tres ¢a tegorias 0 clases: de comuna o agrupacién de comunas, de ciudad asiento de capital de provincia y de asiento de Corte de Apelaciones; b) En la jerarquia Corte de Apelaciones, todas tienen la misma categoria o clase, salvo la Corte de Apelaciones de Santia- go, que tiene una competencia especial, pues no fa poscen las demas Cortes de Apelaciones existentes en el pais. 108. Territorio jurisdiccional. Dentro de una correcta organizacién de los tri- bunales de justicia, a cada uno de ellos se le entrega el conocimiento de un deter minado grupo de materias, y ejercen sus atribuciones dentro de una porcién del territorio nacional también determinada A esta porcién del territorio, en donde ejerce fumciones un tribunal de justicia, se le lama tervitorio jurisdiccional. Como ya se expres6, la Ley N° 18.776 de 1989 dispuso la adecuacion del Poder Judicial a la regionalizacién del pais, y fij6 los respectivos territorios jurisdiccionales, considerando una comuna 0 agrupacién de comunas, por regla general, como el territorio base de los juzgados de letras, y la regi6n, también, por regla general, el territorio jurisdiccional de las Cortes de Apelaciones La Ley de Organizacién y Atibucio- nes de los Tribunales de 1875 conforme a la division politica de la época dispuso en la inspeccion o distrito un juez de distri- Wo; en la subdelegacién colocd un juez de subdelegacién; en el depariamento, en un co- Manual de Derecho Procesal mienzo, siempre que tuviera mas de trein- ta mil habitantes, y luego en cada depar- tamento (1880), coloce un juez letrado de mayor cuantia; en cada provincia, no fue posible ubicar una Corte de Apelaciones, ra- z6n por la cual opt6 por formar agrupa- ciones de provincias y frente a cada una de ellas puso una Corte de Apelaciones; y, por liltimo, sobre todo el territorio jurisd cional situé a la Corte Suprema. Toy dia, en cambio, los juzgados de leas tienen como territorio jurisdiccio~ nal una comuna o agrupacién de comn- has y, en este tiltimo caso, se encuentran dichas comunas dentro o fuera del terri- torio correspondiente a una regin.! Las Cortes de Apelaciones tienen tam- bién un territorio jurisdiccional variable. Por regla general, el territorio de una Cor te de Apelaciones es una region determi- nada © una o varias provincias; pero, por excepcion, a algunas Cortes se les adicio- na o suprime ciertas provincias de la re~ gidn respectiva. Por tiltimo, la Corte Suprema tiene como territorio jurisdiccional todo el de la Reptiblica 109. Caracteristicas esenciales de cada tribunal ordinario. Los juzgados de letras estiin a cargo de jueces letrados, inamovi- bles, de derecho, unipersonales, y que co- nocen de negocios que no se_hayan entregado especialmente a otro tribunal Los juzgados de garantia son tibuna- les letrados conformados por uno 0 mas jueces, tienen como superior jerarquico a la Corte de Apelaciones respectiva, ejer- cen su competencia para el conocimien- to de la generalidad de los asuntos penales en el nuevo sistema procesal penal, tie- nen su asiento en una comuna y ejercen su competencia en primera y tinica ins- tancia en una comuna o agrupacién de comunas. Los tribunales orales en lo penal son "Los atticulos 16 y 21 del C.O.T. se ‘comunas de asiento de cada juzgado de garantia y tribunales de juicio oral. lan las 69 tribunales colegiados, letrados, tienen como superior jerérquico a la Corte de Apelaciones respectiva, ejercen su com- petencia para el conocimiento y fallo de los juicios orales en el nuevo sistema pro- cesal penal en tinica instancia, tienen su asiento en una comuna y ejercen su com- petencia sobre una comuna © agrupacién de comunas. Las Cortes de Apelaciones estan consti- tidas por jueces letrados, inamovibles, de derecho, colegiados, y que gjercen normal- mente jurisdiccin de segunda instancia. La Corte Suprema esta formada por jueces letrados, inamovibles, de derecho, colegiados, y que ejerce normalmente ju- risdicci6n, conociendo del recurso de ca saci6n en el fondo y de otros importantes asuntos que la ley ha entregado a su com- petencia, Las caracteristicas anteriores, como se ve, han sido expuestas en lineas muy ge- nerales; tienden a facilitar la entrada al estudio de cada tribunal en particular; y volveremos sobre ellas al tratarlos en es- pecial IIL. Distribucién de los asuntos judiciales entre los diversos tribunales 110. Nociones generales sobre com- petencia. Todo tribunal tiene jurisdiccién, © sea, atribucién para administrar justi- cia; pero no todo tribunal tiene compe- tencia, © sea, facultad para conocer de un determinado asunto judicial. La jurisdicciéin es el todo o el géner la competencia es especie, De alli también es que se diga que Ia compe- tencia es la medida o el grado de jurisdic~ cién que le corresponde a cada tribunal. El articulo 108 del Cédigo Organico de Tribunales define la competencia como “la faculiad que tiene cada juez o tribunal para conocer de los negocios que la ley ha colocado dentro de ta esfera de sus atribuciones”. 111. Sus diversos factores 0 elemen- tos. Ahora bien, para los efectos dle ubicar © colocar los negocios judiciales dentro corona FURIDICA seewne BB Mario Casar de la esfera de atribuciones de cada tribu- nal, el legislador atiende a diversos facto- res, elementos o puntos de referencia, como también se les Hama. Ellos son: el fuero, la materia, la cuantia y el territorio. EI fuer consiste en un privilegio p cesal, en cuya virtud um asunto judicial, por las personas que en él intervienen, 0 por la materia sobre la cual recae, es en- tegado al conocimiento de un tribunal de grado jerarquico superior o distinto a aquel qué normalmente debiera conocer de tal asunto. La materia dice relacién con la naturaleza del negocio sometido al co- nocimiento de un determinado tribunal. La cuantia es sinénimo del valor pecunia- rio del objeto disputado 0 controvertide. Por tltimo, el ferritorio esti en relacion con aquella porcién del territorio nacie- nal que ha sido entregada a la jurisdic~ cién de cada tribunal en particular. EI factor fuero predomina sobre to- dos tos demas. En seguida viene el factor materia, el cual, a su vez, supedita al fac tor cuantia y, por tiltimo, entran en jue- go el factor territorio. 112. Competencia absolnta y compe- tencia relativa. Los factores fuero, mat ria y cuantia dan origen a las llamadas normas de compelencia absoluta, y el factor territorio, a las lamadas normas de com- pelencia relativa. Cada uno de estos dos grupos de nor- mas de competencia tiene una finalidad diversa, pero dentro de la labor comin de Hegar 0 precisar qué tibuna to y determinado va a ser competente, 0 sea, va a conocer también de un concre- toy determinado asunto judicial. Las normas de competencia absoluta six- ven para precisar Ia jerarquia o la clase de tribunal que debe conocer de un de- terminado asunto. En cambio, las normas de competencia relatioa sirven para precisar especificamente qué tribunal, dentro de esa jerarquia prefijada, debe conocer de ese determinado asunto. Fjemplo: se trata de un juicio civil so- bre cobro de rentas de arrendamiento de una cuantia superior a 10 Unidades concre- BB seroma JURIDIC vec ‘Tributarias Mensuales,! pongames por caso, en cuyo contrato que Te sirve de fundamente, se ha pactado domicilio es- pecial en la ciudad de Los Andes, no go- zando de fuero las personas que deben intervenir en él. :Cual es el juez compe- tente? En conformidad al factor materia, se trata de un juicio civil sobre cobro de rentas de arrendamiento, luego debe in- tervenir un juez que ejerza jurisciccién civil; en conformidad al factor cuantia, se trata de un juicio de mas de 10 U.T-M., esto es, superior a $ 8.000, por lo que no interesa examinar si un juez. de policia local (con competencia Sobre las causas sobre arrendamiento cuya cuantia no ex. ceda de $ 3.000) es 0 no abogado (art. 14, lewra A, N° 1, Ley N° 15.231 sobre organizacién y atribuciones de juzgados de policia local); luego debe intervenir un juez de letras; y como el factor fuero no entra aqui en juego, en consecuencia, en conformidad a las reglas de compe- tencia absoluta, el tribunal que debe co- nocer de este asunto tiene que ser de la jerarquia de un juez de letras con ju diccion en lo civil. Pero zqué juez, dentro de los num rosos jueces de letras en lo civil que exis- ten en el pais? En conformidad al factor territorio, el juez del lugar que las partes seialaron expresamente en la conven- cién; en este caso, un juez con compe- tencia en la ciudad de Los Andes. En resumen, de acuerdo a las nor mas de competencia absoluta y de com- petencia relativa, el juicio objeto de nuestro ejemplo tendra que ser conoci- do por uno de los jueces de Los Andes de competencia comtin (art. 32, letra B del C.0.T.) 2 "De acuerdo al art. 45, N° 1°, letra a) y N°? .) del C.0.T. los jueces de letras co stancia de kas causis civiles cuya cu no exeeda de 10 U-TM..y en primera i esas mismas causas cuya cuantia exceda de 10 U-EM,), respectivamente. Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile. # Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile. Manual de Derecho Procesal 113. Diferencias entre ambas normas de competencia, Las normas de compe- tencia absoluta tienen como finalidad pr cisar qué jerarquia de wibunal va a conocer de un determinado asunto judi- cial; en cambio, las de competencia rela- tiva persiguen precisar qué tribunal, dentro de esa jerarquia, va a conocer de ese determinado asunto judicial. Las normas de competencia absoluta son de orden piiblico, o sea, han sido establecidas por razones de alta conve- niencia ptiblica, como lo es todo lo rela- tivo a la organizacién y buena marcha de Jos tribunales. En cambio, las de compe- tencia relativa en asuntos contenciosos ci- viles han sido establecidas en el solo interés particular de los litigantes. Las normas de competencia absoluta no pueden ser objeto de convenio por los litigantes; en otros términos, ellas no pueden ser renunciadas por las partes. En cambio, las de competencia relativa ntos contenciosos civiles pueden objeto de convenio por los Titigante © sea, son esencialmente renunciables, en as Las normas de competencia absoluta deben ser respetadas por el juez, sin nece- sidad de requerimiento de parte interesa- da y, por consiguiente, Ia incompetencia absoluta del tribunal debe ser declarada de oficio. En cambio, las de competencia relativa a asuntos contenciosos civiles de- ben ser respetadas por los litigantes y, por consiguiente, la incompetencia relativa del tribunal sélo puede ser declarada a peti- cion de parte, y, en caso alguno, de oficio. La violacién de las normas de compe- tencia absoluta puede ser advertida por el juez o reclamada por las partes en cual- quier estado del juicio, y dectararse la in- competencia absoluta del tribunal en cualquier estado del mismo. En cambio, la violacién de las normas de competen- cia relativa, en asuntos contenciosos civi- les debe ser reclamada por las partes antes de hacer cualquiera gestion en el juicio que no implique la formulacién de tal reclamo, pues en caso contrario, se pro- duce la instiuci6n procesal llamada “pro- rroga de competencia”, que estudiaremos en momento oportuno. corona FURIDICA seewne BB

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