Está en la página 1de 185

Implacable

Zona cero

Tendría que haberla detenido, pero no hubiese servido de nada.

640

Dos veces la encerré y escapó tres. La última fue de mis brazos y el desastre que causó al salir fue
tan enorme que repercudió en todos los rincones del planeta.

721

Empezó una guerra para encontrar paz dentro de su cabeza.

183

Doy un paso atrás mientras me recupero para continuar los mil que tengo por delante...

120

Todos solemos temerle a lo desconocido, por eso tiemblan cuando Atenea Zubac aparece. Nadie la
conoce. Nadie sabe quien es o como es. Nadie sabe como luce y mucho menos cuál será el
siguiente paso que dará.

769

Pero yo sí. Volverá para destruir lo que quedó y entre los escombros me encuentro yo.

430

Una de las claves para ganar la guerra es conocer al enemigo y yo la conozco hasta mejor que ella
misma...

394

¿Cómo voy a dispararle a un oponente que solo quiero proteger?

843
"El verdadero soldado no lucha porque odia lo que tiene adelante, sino porque ama lo que tiene
detrás".

CAPÍTULO 01

234K 23.1K 76.5K

391

Atenea

1.1K
El látigo cae contra la piel de mi espalda. Siento como el ardor alimenta mis ganas de caer en la
oscuridad. Ya no respiro, ya no me muevo, ya no lucho.

1.1K

Las rodillas se me empapan con el pequeño charco debajo de mí que ha hecho la sangre que gotea
por mi espalda. El frío está anestesiándome y mis lágrimas están congelándose, pero ellos están
riendo, riendo como si realmente fuese un ser mitológico al que estuvieran sometiendo.

461

Soy exactamente igual a ellos. Tenemos los mismos órganos. Sufrimos de las mismas necesidades,
pero entre tantos parecidos solo hay algo que nos diferencia y esa es la fuerza que no llevo en los
músculos, si no en mi mente.

367

Cuento los pares de zapatos que me rodean. Mi cabeza está baja y planeo no levantarla.

83

—Dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis. Seis y dos son ocho y ocho, dieciséis... —canto en un
susurro, pero otro azote me interrumpe y causa que mi frente termine golpeándoselo contra el
suelo. Un gruñido sale de mi boca y cierro los ojos para canalizar el dolor.
601

—Vuelve a abrir la puta boca y el próximo latigazo irá a tu cara —escupe uno de ellos en mi
dirección.

326

Dieciséis...

97

Abro mi boca exageradamente y empiezo a gritar sin cordura. Identifico el momento en el que
deciden volver a enviar en látigo en contra mía y me ruedo hacia un lado con rapidez. Esquivo la
cuerda hecha de cuero y puas. Quedo sobre mi espalda y encojo mis piernas para pasar por mis
glúteos las manos que llevaba atrás atadas.

450

Me impulso hacia el frente para levantarme. Corro hasta el primer hombre que me apunta al
pecho y detona el arma, guío lo que une a mis muñecas al camino en el que viene la bala y cuando
esta lo impacta quedo al fin liberada.

829

En cuestión de segundos lo desarmo y me escudo detrás de su cuerpo después de callarle una bala
en la cien. apunto a mi lados para deshacerme de cuatro más, pero las balas se me acaban y debo
buscar otra arma.

305

Once más están descargando una ráfaga mortal en mi dirección. Voy hasta uno de los ductos de
ventilación del barco y me cubro detrás de él. A mi lado izquierdo hay un arma, pero no hay nada
que me proteja.

64

Cuento hasta tres y me lanzo por ella, para luego volver a ocultarme y empezar a descarga las 10
balas en cada cabeza que me persigue hasta solo quedar uno en pie.

101
—«?????????» —« ríndete» pronuncio en ruso.

265

—«?? ??????» —« vas a morir» responde.

299

Salgo de mi escondite y le apunto. No tengo balas, pero algo de valor aún puedo disparar. Llevo
con lentitud el arma hasta mi cien.

38

—No les conviene matarme, me necesitan viva y eso lo sé muy bien —río y empiezo a presionar
lentamente el gatillo.

233

—¡No! —grita el hombre e intenta correr hacía mi.

204

Levanto mis ojos para ver al hombre que está por dispararme un sedante desde lo alto. Gesticulo
con mi boca un jódete.

219

Dispara y en menos de un segundo siento el dardo sobre mi hombro. Lo detallo y lo último que
recuerdo es como la helada y salada brisa golpeaba mi piel al caer sobre el suelo.

389

??

577

Semanas después...

49

La alarma revienta mis oídos. No sé que hora es, no sé donde estoy. Vuelve a sonar y esta vez lo
hace con más fuerza. Las puertas se abren y esto da la orden de salir al área dos. La zona del
comedor.
94

Me pongo de pie y organizo la camisa negra del uniforme, ajusto los pantalones que en un
principio me quedaban bien y hoy me quedan grandes. He bajado notablemente de peso, debido a
que solo nos ofrecen una comida al día.

466

Me asomo al oscuro pasillo. Nunca sé si es de día o de noche.

65

Me animo a caminar hacia el punto de encuentro. En este lado de la prisión solo estoy yo recluida.
Me tienen aislada del resto solo porque he tenido que cortarle la garganta a alguna que otra
persona.

628

Sigo caminando sin parar, sé que me están vigilando a través de las 13 cámaras en ángulos de 45
grados que cubren toda mi ruta. Tienen un detector de movimiento incorporado que en lugar de
ser una ventaja para ellos, será pronto una ventaja para mí.

365

Llego al patio en forma de círculo. La luz artificial se cuela por la cuadrícula de rejas que tengo
encima. Me siento en posición de indio en la mitad de lugar. El olor a mar llega a mis fosas nasales
y si no fuera por eso creería que no estoy dentro de un maldito barco hecho de hierro y acero
reforzado. Su diseño fue creado para que nadie aquí adentro esté consciente de lo que hay afuera,
pero yo conozco todo a la perfección.

322

La baja temperatura hace que mi cuerpo tiemble y por inercia me abrazo a mí misma. Debemos
estar cerca de algún polo, espero no sea el sur. Me traen a esta área sin calefacción para
torturarme y llevarme hasta el borde de la vida, pero sin caer en la muerte.

162

Esta es la tortura más leve comparándolas con las otras. Ante mis ojos han pasado cientos de
cosas en este último tiempo que no puedo definir si como semanas o meses.
183

Presencié torturas y fusilamientos de otros. Ya lo he hecho antes, entonces no fue nada nuevo
para mí.

92

Abuso sexual. Me encerraron en una cámara de cristal mientras veía como unos 20 hombres con
el rostro cubierto se masturbaban frente a mí.

1.2K

Humillaciones. Me obligaron a comer deshechos, a andar a cuatro patas frente a todos los
guardias, llenaron mi cabello de pegamento industrial y luego lo cortaron con una navaja.

1.7K

Posiciones forzadas. Aunque suene sencillo, me obligaron a estar de pie durante mucho tiempo.

147

Golpes sin objetos y con ellos. Esta es fácil de aplicar, pero no de soportar, creo que tengo algunos
huesos rotos que aún no han sanado.

168

Colgamientos y privación del sueño. Estuve elevada, amarrada del techo con mis manos atadas y
sin poder dormir 180 horas, porque cada que cerraba los ojos, me aventaban agua helada.

1.1K

Exposición a altas y bajas temperaturas por horas. Me encerraron en una cámara de gas durante
algunas horas y luego me quitaron la ropa, me echaron agua helada y me dejaron a la intemperie
en este mismo patio con temperaturas tan bajas que rocé la hipotermia.

541

Aplicación de electricidad. Me acostaban atada sobre una cama metálica y con pinzas eléctricas
proporcionaban bajas descargas de electricidad por tiempos prolongados.

CAPÍTULO 02
188K 24.1K 60K

Atenea

123

La puerta se abre y el sonido de la alarma entra. Salgo hacia el pasillo, pero solo asomo mi cabeza.
Al fin he salido del confinamiento y no quiero caer en ninguna trampa. Cinco mujeres salen
caminando hacia la cafetería y me les uno manteniendo la distancia. Entramos al área y somos
recibidas por los perros negros, como les he nombrado a los de seguridad, quienes ni siquiera
enseñan los ojos.

África se posa a mi lado, viene de otra puerta, de otro sector.

—Hoy nos separarán, dijo uno de mis socios quien fue el que hackeó la señal del satélite y
también las cámaras de enfermería —me informa en un susurro.

La miro con sorpresa.

30

—¿Cómo se llama?

164

Alguien que maneja muy bien las computadoras también se encuentra aquí y puedo apostar que
es el responsable de esto.

4
—Takashi —responde confirmando lo que pensaba.

519

—¿Dónde está? Tengo que hablar con él —pido.

82

—No podemos hacer eso ahora —me detiene —. Toma, él me dio esta USB, dice que solo hay que
conectarla y se te abrirá una aplicación donde podrás abrir cualquier página en Internet.

96

La tomo y con disimulo la escondo entre mi horrible ropa interior. Caminamos hasta una de las
mesas, donde hay dos platos de un puré blanquecino y con mal olor.

12

—Al menos hoy no fue la carne rara —se burla.

130

Comemos con asco, pero ambas sabemos que debemos hacerlo.

61

—¿Cuándo pelearemos? —pregunta.

83

Termino hasta la última migaja.

—¿Qué tal ahora?, tengo una blanca —dice refiriéndose a que tiene una navaja.

72
Tengo verme con Haru hasta el momento de escapar. Pero ahora me pregunto, ¿por qué él no se
contactó con su gente de Asia?

88

Sospechoso.

827

—Que comience el show, entonces —le sonrío.

452

África también me sonríe y tira los platos metálicos al suelo, haciendo que un estruendo retumbe
en toda la cafetería.

217

—¡Tú eres la maldita zorra! —se pone de pie con ira y me señala —. No me puedes juzgar por
tener sexo con 4 hombres al mismo tiempo, ya quisieras tú ser tan atractiva como yo.

2.3K

Me río internamente de su actuación y procedo con la mía.

350

—¡Eso es ser zorra! ¡Uno tiene que guardar su virginidad hasta el matrimonio, para un solo
hombre en su vida! ¡Dios jamás te lo va a perdonar!

3.4K

—¡Dios me puede mamar la...! —no termina porque me lanzo encima de ella.

1K

Empezamos a forcejear y noto como todas alrededor empiezan a clamar y pedir que nos matemos.
303

África saca el puñal y me preparo para lo que viene. Lo empuña y dejo que lo entierre en mi muslo.

428

—¡Ah! ¡Maldita hija de puta! —me tiro al piso por el ardor.

238

Mierda, duele.

285

—Con esa boquita le hablas a tu dios —se yergue encima de mí, pero un guardia la toma de los
brazos y en una hábil maniobra la estampa contra el suelo.

549

Siento mi pantalón empapado en sangre, me saco el puñal enterrado con determinación y sin
quejarme. He sufrido cosas peores aquí, esto es un rasguño, pero necesito sangrar aún más para
que me envíen con alguien a la sala de cuidados.

102

Necesito ponerme al borde de la muerte para encontrar mi libertad.

131

??

303

Lo primero que veo cuando abro los ojos, es la luz blanca del techo y eso me alerta de que el plan
ha salido bien, estoy en la enfermería.

238

Siento una leve presión en mi pierna izquierda y bajo mi vista a ella. Una mujer de cabello castaño
está suturando mi herida.
7

—No te muevas, ya casi termino —indica.

106

Vuelvo mi vista al techo y dejo que finalice la curación. En mi mente repaso lo que me ha dicho
África. Aquí en alguna parte de esta ala hay un ordenador algo viejo, pero que servirá para
enlazarme al satélite.

—Listo, como nueva. Procura no caminar mucho —dice y se aleja.

72

—¿Me darás algo para el dolor? —me quejo cuando me siento en la camilla —. Duele como la
mierda, por favor.

68

—Tengo indicaciones de no darte ningún medicamento —me mira con seriedad.

175

—¿Por qué?

Noto que estoy sin pantalones, inmediatamente me llevo la mano al lugar donde escondí la
memoria y mi corazón vuelve a latir cuando la siente.

315

—No lo sé, así me lo ordenaron y en este lugar es mejor no hacer preguntas —se pone de pie y se
dirige a la puerta.

41
—Por favor, no quiero sentir más dolor. Suficiente tengo con las violaciones —emito un sollozo y
agacho la cabeza.

799

Necesito causarle pesar.

57

—¿Violaciones? —se detiene y se gira —. Tengo entendido que aquí no practican ese tipo de
tortura.

176
—Solo lo hacen conmigo, soy importante allá afuera y alguien está pagando mucho para que viva
un infierno —me tapo la cara con las manos y finjo llorar.

548

—Dios... Yo no sabía... Iré a hablar con el alcaide —dice.

146

—¡No! —la detengo —. Me matará si se entera de que se lo dije a alguien. Es que usted luce
amable y yo... Yo pensé que me ayudaría al menos con algo para el dolor si se lo decía. Por favor
no diga nada —le ruego con lágrimas cayendo por mis mejillas.

203

—Debo ir al almacén por los medicamentos anestésicos, debes esperarme aquí —me señala a
modo de advertencia —. Hazte la dormida por si alguien viene.

304

—Está bien. No sabe cuánto le agradezco, este será el mejor día de mi vida desde que llegué aquí
—subo mis piernas a la camilla.

185
—De nada, no soporto que violen a una mujer. Ya vuelvo —dice y sale del pequeño cuarto blanco.

1.2K

Espero 2 minutos a que esté lo suficientemente lejos y bajo de la camilla, y camino cojeando hasta
la puerta. Asomo mi cabeza para divisar el pasillo, hay un guardia de seguridad paseando al final y
al frente tengo otra puerta.

CAPÍTULO 03

191K 23.9K 70.1K

79

Atenea

434

Hay días en los que me levanto y pronuncio mi nombre. Suena extraño, suena casi ido, suena
inexistente. También repaso todo el esfuerzo que hice para llegar a dónde estaba y caigo en
cuenta de que realmente nunca lo disfruté, por el hecho de pensar que nunca era suficiente. El
encierro y la soledad me han ayudado a esclarecer muchas cosas que pasaba por alto antes, como
por ejemplo: nunca debí buscar a mi madre. ¿Para qué buscar a alguien que no era apta para
cuidarme? Perdí mi tiempo, perdí mi trabajo y perdí mi vida por ir detrás del anhelo de tener a
alguien más en el mundo, de no sentirme sola.

370

No merece todo lo que hice por ella, no merece que haya tenido que echarme cientos de muertos,
no lo hace.

173

Por otro lado, tengo otro error que cometí de apellido alemán. Ha lanzado una bomba nuclear a lo
que pensé ya estaba en paz. Estoy encerrada por mi culpa, pero el orgullo me pide que la alivie
con venganza. Por muy caballeroso, atractivo, inteligente, poderoso, adinerado y un excelente
rival en el sexo que sea, no voy a dejar que esta vez eso me afecte y caiga a sus pies. Maximilian
Müller se dará cuenta de lo implacable que puedo llegar a ser.

836
Nuestros encuentros siempre fueron una guerra llena de poder y deseo en la que ambos siempre
ganábamos. Solo desnudos nos entendíamos, solo así podíamos desfogar lo que ambos sentíamos
por el otro, o al menos yo...

127

Después de las dos punzadas que me llevaron a la inconsciencia y abrí los ojos, y lo primero que
me llegó a la cabeza fueron sus ojos azules y sus palabras. "Lo siento At... Esto es por nuestro
bien". Claramente para mi bien no fue y espero que para el de él tampoco, porque voy a volver y
haré que todo esto por lo que tuve que pasar lo destruya poco a poco.

586

O tal vez solo huya lejos de él. No lo sé. Este encierro se presta para pensar muchísimas cosas
desde del ego. Un día quiero acabar con todo el mundo, otro día quiero acabar conmigo y otro día
quiero salir e iniciar una vida nueva, cambiarme el nombre y no rodearme de personas.

314

La última idea se escucha bien, Aiko me ayudaría con eso, pero no podría vivir con el hecho de no
haber accionado un plan de venganza. No podría estar quieta mirando cómo el mundo se viene
abajo de una pésima manera que yo hubiese podido superar.

77

La alarma interrumpe los pensamientos en mi cabeza. Me pongo de pie y me acerco a la puerta de


acero que será abierta en pocos segundos.

Clic.

50

Se desliza hacia un lado y camino hasta unirme a la fila con el resto de reclusas.

17
Hoy me he comunicado con Aiko, enviará a personas supremamente preparadas para ayudarme y
más ansiosa no puedo estar.
628

Necesito salir de aquí.

120

Entramos a la cafetería donde nuevamente gozaré de un asqueroso menú.

35

—¿Estás lista? —pregunta África a mi lado.

87

—Siempre lo estoy.

317

La comida es servida y la llevamos hasta la mesa, comemos en silencio mirando atentamente a la


rutina de los guardias de seguridad. La he memorizado desde que llegué aquí y nunca ha
cambiado, siempre es igual.

67

Gran error.

326

Tanaka dijo que su gente estaría a las 1600 horas sobrevolando el lugar con helicópteros, sé que es
puntual así que debo apurarme porque sé que la comida la sirven siempre a las 1500 horas.

428

—¿Cómo saldremos a la superficie? —pregunta la rubia en voz baja.

19

—Necesito ganarme una tortura, una muy fría. Tú armarás un motín y tu amigo Takashi también
debe hacerlo si quiere salir, tienen que armar un caos para distraer a los guardias mientras yo abro
las escotillas desde afuera. Desde que suene la alarma cuenta 50 segundos, que son los que
demoraré en llegar hasta ellas —susurro.

506

—Vaya, lo tienes todo calculado —comenta.

153

—Sí. No te salgas nunca del plan, pues solo tenemos ese, no hay plan B.

131

—Copiado, comandante —coloca su mano en su frente a modo de saludo militar.

765

La acción me trae recuerdos y me comprime el estómago.

530
La alarma para volver a las celdas retumba en toda la cafetería. Me despido de África y parto
formando la fila para el regreso. Un guardia se posa detrás de mi mientras camino.

40

—¿Sabes que andan diciendo? —giro un poco mi cabeza para hablarle.

210

—Cállate —ordena y me empuja.

30

—Que tienes el pene tan pequeño que para masturbarte no usas toda la mano, sino que con tu
dedo pulgar e índice es suficiente —digo con seriedad evitando reírme.

640
El resto de las reclusas escucha y se parten de la risa. Un dolor atraviesa mi espalda y sé que me ha
pegado con su garrote. Caigo al piso por la fuerza del impacto y otro dolor más llega a mi huesuda
espalda.

167

—¿Te molesta que te digan la verdad, eh? —trato de levantarme, pero vuelve a azotarme.

142

Sé que este es el guardia que le gusta imponerme los castigos a baja temperatura y me siento
afortunada de haberlo hecho explotar.

25

—Vamos a ver si dices lo mismo a -6 grados —su mano se apresa con fuerza de mi brazo y me
arrastra por todo el pasillo.

501
Al llegar a las escaleras, me esposa y me hace poner de pie para subir. Cuando hemos llegado al
que supongo es el cuarto piso, donde queda la superficie, me arroja al piso.

58

Solo dos veces me han traído aquí y vuelvo a agradecer que esta sea la tercera.

159

Hoy me largo de este frío infierno y al salir lo haré arder en llamas, porque eso es lo que soy:
Fuego, que arrasa con todo a su paso, pero esta vez lo haré bajo control, bajo mi control.

1.2K

Hace meses veía todo en rojo, hoy siento que mi cabeza se ha enfriado, pero no por eso dejaré de
arder.

202
—¡Toma para que te refresques un poco, zorra! —el guardia grita y me arroja un balde de agua
helada que impacta en mi cabeza.

172

Si ya el frío se sentía como la mierda estando seca, ahora me siento a punto de fallecer por los
temblores que automáticamente mi cuerpo inicia.

74

—Nos vemos dentro de unas horas, zorrita —me guiña el ojo y se va.

230
Miro el piso, una gran H amarilla destaca bajo la nieve blanca que cubre a medias el piso. Estoy en
el helipuerto del lugar.

200

Bien.

206

Un guardia distinto me vigila en la lejanía, acá arriba no hay muchas cámaras como abajo. Solo hay
tres, una que cubre el lugar donde estoy y otras dos el puerto donde encallan los barcos que traen
las provisiones.

CAPÍTULO 04

103K 12.8K 28.1K

470

24 de diciembre del 2020

301

Prípiat, Ucrania
263

Atenea

109

Llevo todo un mes buscando este lugar. Antes había escuchado de él, pero jamás había tenido la
necesidad de venir, hasta ahora. Necesito manos asesinas que estén dispuestas a derramar la
sangre que quiero que corra debajo mis pies. No puedo lanzarme a la guerra sin un ejército y
vengo aquí para construir el mejor.

298

Dos personas me acompañan. África y Kaizer, un asesino que hace mucho conocía y que me ha
dado el contacto para llegar hasta aquí.

230

— Me recuerdas a la flor de vainilla —dijo cuando me vio por primera vez hace años y cuando
entré a la organización de asesinos de la 'Ndrangheta opté por llamarme de esa manera. Vanille.

280

Pero eso es pasado y ahora, después de mucho he dejado correr el verdadero veneno que tengo
en las venas.

159

—¿Estás segura de esto? —África sin dejar de caminar a mi lado. Estamos entrando en un bosque
dentro de una ciudad fantasma que quedó desierta por el desastre que ocurrió el Chernóbil.

171

—No puedo perder más tiempo.

—No deberías estar aquí. Formalmente no tienes el alta de un médico y...


Me detengo y la miro.

—Suficiente, África. Nunca he tenido una mamá y no la necesito ahora —advierto y camino de
nuevo.

—Solo me preocupo por ti.

29

—No lo hagas. También es una pérdida de tiempo.

Unos cuantos metros más y ante nuestros ojos se puede divisar un gran complejo deportivo
abandonado. Hay personas afuera rodeándolo y otras entrando. Tomo aire y sigo más decidida.

En la entrada un hombre me detiene.

—¿Qué buscas, princesita? —pregunta.

25

—Es la invitada especial de hoy —responde Kaizer. Volteo para mirar al hombre sin un ojo.

No me gusta que respondan por mí. Lo miro mal y vuelvo al corpulento y maloliente hombre de la
puerta.
—Tu linda mami podrá decirme Venom cuando la encuentre.

—Escuché a muchos decir que era un hombre.

—Todos mienten sobre sus vergüenzas y no quiero que seas tú el próximo mentiroso.

—Qué bella manera de pasar navidad —susurra África detrás de mí.

118

Otros tres hombres aparecen detrás de él. Uno de ellos toca su hombro y pasa a posarse frente a
mí.

1
—¿Estás segura? Una vez estés adentro ya no habrá salida —dice el sujeto que tiene tatuada toda
la cara.

84

—Voy a entrar y luego voy a salir porque tengo algo pendiente que hacer —paso por su lado. Mis
ojos se clavan en el hombre más alto de los tres. Sus ojos son marrón claro y su cabello también.
Me guiña un ojo y le ignoro de la peor manera para seguir mi paso hasta el interior.

237

Kaizer ya me había contado sobre el lugar y por eso no me sorprende ver el suelo lleno de huesos
humanos. La piscina que se suponía debía haber en medio ha desaparecido bajo los restos.

203

Una de mis botas aplasta un cráneo y me detengo.


88

Un círculo de hombres se ha formado a mi alrededor. Según me contaron solo una mujer ha salido
viva de aquí y ella fue la maldita mentirosa de Tyra Kratos.

548

—¡Es bueno volver a tener una vagina por aquí! Le sube la testosterona a todos estos caníbales.
Carne fresca y llena de estrógeno —un hombre se acerca y me rodea para olfatearme.

178

—Aléjate. Hueles asqueroso —advierto.

65

—Cálmate, bonita. Pronto estarás igual o peor —ríe.

7
—Espero que tu sangre no huela tan horrible como tu sudor —pronuncio antes de lanzarme a
hacer lo que vine.

117

No tengo tiempo que perder.

Me agacho y tomo un hueso filoso que clavo con fuerza en su garganta. Todos se ponen a la
defensiva cuando el hombre cae desangrándose al piso. Me quito el abrigo para quedar en una
camiseta esqueleto y pantalones de yoga negros.

248

—¡¿Quién sigue?! —grito en medio de la masa de porquería masculina que me rodea.

237
Escucho los latidos de mi corazón. Están queriendo sincronizarse con los golpes que va a recibir mi
siguiente victima. Un hombre se para frente a mí.

—¿Cuánto pesas? ¿50 kilos? No vas a salir viva de aquí.

190

Levanto mis puños y los cierro frente a mi rostro. Tomando una posición defensiva.

—Pruébame.

43

—¡Mátala! —gritan todos —. ¡Mátala!

98

—Vamos, intenta hacer lo que te piden —lo reto.

—Será un placer —responde y se abalanza sobre mí.

34

Dejo que conecte un puño en mi pecho y caigo de espaldas. La multitud le celebra y cuando está
por volverme a atacar lo pateo con ambas piernas, haciendo que retroceda y pueda coger otro
hueso más. No todos tienen filo y podría estar hiriéndome a mi misma al querer clavar otro más.

32

Me arriesgo y mientras intenta volver, me levanto y giro levantado mi pierna para conectar una
patada contra su cara. El impacto no le causa tanto daño, pues es un hombre robusto de más de
un metro noventa y mi falta de fuerza es evidente.
34

Sonríe y vuelve de nuevo, pero esta vez lo esquivo y logro clavarle el hueso en el abdomen. Su
puño cae en mi mejilla con fiereza. Debo girar la cara para evitar que vuelva a golpearme, pero
sigo incrustando más el objeto en su torso. Siento la sangre tibia humedecer mis manos. Lo he
herido.

39

Apresa mi cuello con sus extremidades e intenta detener el paso de aire a mis pulmones con sus
dedos pulgares sobre mi tráquea.

—Voy a enviarte con Satanás, hija de perra —gruñe.

184

—No —niego con la cabeza. Casi ni puedo hablar, pero sigo sin dejar de mover el hueso en su
vientre, causándole más daño a sus órganos —. Esa tarea ya se la he dado a alguien más —lo saco
y lo vuelvo a meter de manera diagonal hasta intentar herir sus putos pulmones.

226

Su boca se abre en forma de una enorme O y sangre empieza a salir de ella. Sonrío y el agarre en
mi cuello cede. Trastabilla hacia atrás y cae de rodillas. Me quedo en silencio apreciando como se
le va la vida, hasta que escucho huesos crujir. Alguien se acerca desde atrás y me doy la vuelta
para enfrentarlo.

33

Es un hombre blanco de delgado, aún más alto que el que acabo de apuñalar.

11

—No me gustas —dice en árabe.

CAPÍTULO 05

201K 24.6K 98.1K

Escritor: angiopolis por angiopolis


42

¡Ups! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar con la publicación,
elimínela o cargue una imagen diferente.

Cuttack, India

95

02 de abril del 2021

172

Maximiliano

3.7K
Las calles estrechas de esta ciudad no fueron para personas de mi tamaño. Pudo notar la enorme
población que maneja la India en cada lugar que visitó. Lo único que puedo agradecer es no tener
que llevar el uniforme, a excepción del chaleco antibalas.

72
Cambio miradas y señas con Duane y Coleman. La misión es sencilla. Rodear la casa del Indio,
apresarlo y llegar hasta Estados Unidos con vida.

230

— Me dirijo a tocar la puerta —susurra Natasha por el auricular.

862

Solo pude traer a la misión dos de mis mejores elementos.

543

—Proceda —indico sin quitar mi vista de ella.

278
Solo estamos esperando a que abran la puerta para poder atacar. Hemos acabado con el anillo de
seguridad que lo rodeaba. Uno a uno. Sin levantar dudas o sospechas en el pequeño barrio. Ha
sido una tarea de semanas y es hora de que al fin termine. Necesitamos al hombre vivo.

37

Natasha golpea sus nudillos en la puerta varias veces, pero no abren.

75

—Iré yo —hablo y me muevo hasta el sitio que antes ocupaba Coleman.

10
Toco la puerta con fuerza e intento escuchar algun ruido en el interior. Justo cuando estoy por
alejarme, un sonido detiene. Tomo el arma de la parte trasera de mis pantalones y pateo la puerta
con fuerza para ingresar.

73
Apunto en todas las direcciones mientras escanea la zona con agilidad. La adrenalina ha subido y
es porque sé que alguien sabe que estamos aquí.

231

—Cúbranme —ordeno.

53

El pequeño espacio está vacío. No encuentro ningún movimiento extraño. La luz que entra por la
ventana es la única que ilumina a los objetos ya la cabeza decapitada que hay sobre la mesa de la
cocina.

253

—Hay que salir de aquí. Es otra trampa —anuncio al ver la misma letra V y una serpiente grabada
en la frente del Indio. No tiene ojos y su piel alrededor está manchada de sangre como si
literalmente alguien se los hubiera arrancado.

1.1K
—¡Müller! —escucho la voz de Thomas y salgo corriendo al exterior.

186

Una figura delgada ha salido de atrás de la casa y ahora corre por los techos. Duane le apunta y lo
detengo.

411

-No. Hay que atraparlo vivo —digo y escalo la pequeña casa para subir hasta el techo. Corro detras
de la figura vestida de negro bajo el caluroso sol que calienta a la India.

412

Corro con la rapidez para la que fui trastorno. Salgo los vacíos sin perder nada de vista. Si pudiera
disparar ya le hubiera volado la cabeza, pero ese no es el plan que me interesa.

112

Salta a un vacío cuando llega al final. Escucho como una moto acelera a toda velocidad y se pierde
en la lejanía justo cuando estoy por llegar. Me lanzo también y no pierdo la oportunidad de buscar
algún buen carro o moto sobre la avenida.

29

Me cruzo frente al primer auto que veo que podría ser veloz y lo abordo sacando a su conductor
del interior.

86

Acelero a toda velocidad por la extensa calle. Maniobro entre los vehículos hasta volver a intentar
visualizar la moto. Sea quien sea ese hijo de puta lleva meses arruinando todas mis misiones y no
voy a descansar hasta estallar su cabeza. Derrapo hacia la izquierda en la primera esquina. Las
personas se tiran a los lados y gritan despavoridas.

508

Veo la moto cuatrocientos metros más adelante. Maniobra descaradamente entre los espacios
delgados que separan los autos. Hay demasiadas personas transitando por las calles. Van vestidos
con la típica forma de la india, pero solo mi gente, yo y la persona que voy persiguiendo
destacamos como forajidos, sobre todo él.
386

A medida que voy acercándome puedo apreciar que es muy delgado para ser un hombre, podría
apostar a que persigo una mujer. Una bastante entrenada. Se salva de chocarse millas de veces
hasta que decide subir a la acera para entrar a un callejón. Nuevas personas vuelven a salir
corriendo en medio de gritos. Estaciono sin cuidado y salgo del auto sin molestarme en cerrar la
puerta.

194

Corro a gran velocidad empujando hacia los lados a quienes se cruzan en mi camino. Ella sigue
sobre la moto tratando de que la gente se mueva. Tomo una pésima decisión entrar aquí. No
detengo mi paso por nada. Escucho a Duane hablarme por el auricular, pero no le presto atención.
Ahora mismo tengo todo mi cuerpo y mente trabajando en acabar con ella.

163

Gira a la derecha y sigue. Hay menos personas transitando, pero al fondo del callejón hay una
pared. O es muy estúpida o planea algo.

385

Me detengo y le apunto. El motor de un helicóptero se escucha cerca, pero se distingue que no es


uno de los míos.

77

Fallo cuando siento siete proyectiles intentar traspasar mi espalda, causando que quede sin aire
debido a la fuerza del impacto que traían las balas. Caigo de rodillas sin dejar de apuntar hacia al
frente, porque ahora mismo me es imposible girar y mirar hacia atrás. El chaleco antibalas ha
reducido que la bala me traspase, pero no evita el dolor. La mujer se quita el caso y me deja ver su
rubia cabellera. Jamás la he visto. Una escalera cae en medio de nosotros y salta hacia ella para
luego ser elevada.

1K

Disparo a las cuerdas y logro romper una. La rubia tambalea y pierde la sonrisa que antes llevaba
en su rostro. El piloto se da cuenta de esto y toma otra dirección haciendo que la pierda de vista.

61
Escucho como otra moto acelera y es cuando al fin puedo girar la cabeza y ver que alguien parecía
fue quien me disparó. También es una mujer. Lleno mis pulmones de aire. La adrenalina en mi
cuerpo se siente al tope. Me obligo a ponerme de pie contra todo pronóstico y subo a la moto que
ha abandonado la anterior.

423

Estiro mi espalda para poder ignorar el dolor y acelero sin prestarle atención a nada más.

— ¡Müller, responde! —grita Natasha en mi oído.

345

—Voy persiguiendo un blanco. Hagan caer el helicóptero policial 2356 —ordeno recordando los
números que vi impresos en la pequeña aeronave.

151

Muevo mi puño sobre el acelerador y acelero a fondo haciendo que la fuerza del motor levante a
la llanta de adelante de la moto. Sostengo bien la dirección. Maniobro entre las personas y voy
haciéndome camino hasta la avenida donde ella ha entrado.

39
Le disparó desde atrás. Agacha la cabeza y empieza a zigzaguear. Acelera aún más y debo bajar el
arma para enfocarme en el camino. La brisa choca contra la piel de mi rostro y debo entrecerrar
los ojos para contrarrestar el aire que quiere cegarme.

3
Kilómetros más adelante, cuando hemos salido del centro de la ciudad a una zona menos
transitada. Vuelvo a apuntar y disparar. Esta vez logro darle a su llanta trasera haciendo que caiga
y salga arrastrada por toda la calle.

CAPÍTULO 06

126K 13.2K 25.2K

267
Atenea

339

«¿Cuál sería tu mundo perfecto?» Me preguntó Jakov años atrás. En ese momento le respondí que
mi mundo perfecto sería un lugar donde yo pudiese hacer lo que quisiera sin tener que esperar la
aprobación de alguien más. Él rió y recuerdo que pensé que no me entendía, pero lo que dijo a
continuación hizo replantear el significado sobre lo que yo creía como perfecto.

186

—" El libre albedrío en ocasiones puede ser un poco peligroso y egoísta. Tu mundo perfecto podría
ser un desastre de mundo para otra persona, por eso existen las leyes, para que se respeten las
fronteras de una vida respecto a otra. Cuando traspasas la frontera de alguien más y entras en su
territorio a llevar más caos del que causaste en el tuyo, solo harás que esa otra persona tenga dos
opciones: rendirse ante ti y aceptar la colonización o pelear en contra tuya para defender lo que le
pertenece. Tal vez para ti sea más entretenida esta última, pero recuerda... La osadía y la
perfección pueden causar que tu corazón deje de latir. Nunca sabrás que te espera del otro lado,
así que respeta los espacios ".

1.7K

Traspasé las fronteras de Maximilian y justo en el momento que me arrepentí de hacerlo, se


defendió. Lástima que no pudiera hacerlo bien, porque, aunque lo que hizo fue a causa de mi
error, nunca debió enviarme a ese lugar, ni a ningún otro, porque hubiese preferido recibir una
bala en la cabeza antes que vivir todo lo que viví.

662

Ha hecho que ante mí se caiga esa fachada de hombre correcto y así tenga que obligarlo, voy a
hacer que también caiga ante el resto del mundo.

545

Dejo salir todo el aire que acumulé antes de tantear el gatillo y trato enfocarme más en mi
objetivo, pero me distraigo con el resto del equipo. El sol sobre Bombay está cocinándome bajo el
traje Ghillie. Esta vez es de color arena para hacer juego con el tejado sobre el que reposo
bocabajo. Veo a la rubia salir de un establecimiento. Sé que están siguiendo una falsa pista que
planté.
212

—Ay, Oliveira, Oliveira, qué bonita te verías con una de mis balas atravesando tu cabeza —
susurro.

834

Por más que quisiera ver su cabello lleno de sangre, aún no es momento. Iré por ella después. Está
dándole información Alakser y él está trabajando para mí después de amenazarlo con cortarle los
huevos si no seguía mis instrucciones. También está entregando información al gobierno de Brasil
sobre otros gobiernos y no me gustan las personas que traicionan y mienten, suficiente tengo
conmigo misma y el desastre que he causado.

452

Controlo mi instinto asesino y paso al verdadero objetivo. La idea es hacerle saber a Maximilian
que estoy respirándole en la nuca para obligarlo a perder el control. Enfoco al novato, pero detrás
veo a alguien más cuando ambos bajan de un pequeño y viejo auto. Caek Olson es un physicorum
que ha tomado el lugar que dejó Igor y Natasha Coleman el lugar que dejé yo.

505

Él es un inocente, ella también, pero realmente lamento que no me pese lo que voy a hacer.

225

—Oprime el gatillo y haré lo mismo —siento como el cañón de un arma se clava en mi cabeza
sobre el traje.

405

Merassi.

688

Tomo aire, apunto y lo oprimo. Me muevo con rapidez hacia un lado y pateo el arma de la mano
de la italiana. El fusil sale volando y me pongo de pie para sacar una beretta y guiarla hasta su
cabeza.
187

— Ciao, piccola —pronuncio. Su rostro se tiñe de furia. Por lo que alcanzo a percibir ha venido sola
—. Dime. ¿Di en el blanco? Voy a salir corriendo y al menos quiero saber sí logré mi tarea.

282

—¿Y ahora quién sigue? ¿Yo? —da un paso hacia mí y la punta del arma golpea su frente —. No te
bastó con matar a Igor... ¡Sigue conmigo!

742

Sus gritos perforan mis tímpanos. El dolor de cabeza que se me ha creado por estar todo el día
debajo del sol no es tolerante al ruido. Ya suficiente tenía con el estruendo de Bombay.

Su mano golpea mi muñeca y mi arma sale volando. Levanto mi pierna para clavarle una patada en
el abdomen, pero agarra mi tobillo con una de sus manos y me jala, logrando que caiga sobre mi,
ya herida, espalda. Gruño del dolor. Su pie cae con fuerza sobre esta y abro los ojos para buscar el
arma.

74

Intento levantarme, pero vuelve a patearme en un costado, espero un segundo golpe y cuando lo
da, me aferro a su tobillo haciendo que caiga también y pueda subirme encima de ella. Dirijo con
cólera mi puño hasta su cara. Los huesos de su cara chocan con los huesos de mis nudillos. Sangre
brota de su labio instantáneamente. Logra voltearme con facilidad. Es más fuerte que yo, es
notable, pues mi estado físico y mi alimentación ha sido una mierda.

256

Toma mi cabeza de los lados y la levanta para dejarla caer contra el suelo. El dolor llega con
rapidez y me marea. Por el rabillo de mi ojo veo el arma y estiro mi mano para llegar a ella
mientras su puño golpea mi mejilla.

33

La alcanzo y le apunto justo cuando planeaba volver a impactarme.


2

—No tengo nada contra ti, Ferragni —clavo la punta en medio de su frente. Estoy intentando
recuperar mis sentidos —. Pero si no te quitas de encima, no me dejas opción.

270

Se ríe y se levanta. Con su antebrazo limpia la sangre que ha salido de su boca.

Sin dejar de apuntarle me levanto. No me muevo de inmediato para no demostrarle lo débil que
me ha dejado. Me agacho lentamente para recoger mi maletín y cuando me siento lista, paso por
su lado para bajar las escaleras con cuidado. Llego al piso de abajo, pero antes de abrir la puerta su
voz me detiene.

—¿Cómo es que estás tan segura de que afuera no hay un ejército esperando para capturarte?

20

Giro para mirarla.

—¿Lo hay? —ladeo mi cabeza.

Niega. Sus ojos caen en una esquina del edificio abandonado y vuelve a mí.

12

—¿Qué estás tramando, Atenea? ¿Qué pasó para que te convirtieras en...? —resopla —. Ya no sé
ni que eres, si una mafiosa, terrorista, o ladrona, o una desertora...

261

Doy dos pasos rápidos hasta ella.


3

—¡Desertora jamás, Ferragni! He sido excelente y le he entregado mi vida a la organización, si me


fui no fue por mi maldita culpa. Hice algunas cagadas y tu puto comandante no supo ver más allá...
—bufo —. Tampoco es que fuera necesario. Soy consciente de lo que merezco, pero también de lo
que merecen los demás.

225

Me muevo para tomar la cerradura.

—¿Por qué mataste a Igor? —su voz se quiebra —. Si querías demostrar algo podías llevarte a
cualquier otra persona... —solloza —. ¡Íbamos a casarnos, maldita sea! —exclama. Sus palabras se
clavan más en mi espalda que un disparo —. Solo quiero saber por qué... Eres... Eras alguien que
siempre había admirado y te llegué a considerar mi amiga...

CAPÍTULO 07

195K 23.3K 73K

83

Un día después...

328

Merassi

1.3K

Maximilian nos ha incomunicado y le ha prohibido la salida a todo el equipo. Sé que sospecha que
hay una grieta de información. Por mi parte no es, no dejo salir nada, pero tampoco he dejado que
entre información sobre Atenea. La maldita está planeando algo y debe ser grande. Los métodos
de seguridad que está usando hicieron difícil la tarea de encontrarla, pero no imposible. No es la
única que tiene secretos aquí.

385
—Esta es una maldita organización que maneja secretos de estado. Mierdas confidenciales que no
deberían salir de aquí —Maximilian se mueve alrededor de la sala. Está histérico. Es el efecto que
causa Atenea. Aunque para mí es divertido, reprimo la sonrisa —. La muerte es un paraíso para lo
que le espera a la persona que esté filtrando información. No descansaré hasta que se desangre
en el piso y pida la piedad que no voy a otargarle.

456

La manera que dicta la amenaza me pone la piel de gallina. Aunque me de gracia su actitud debido
a lo que causó la griega, sé que son serios los castigos por traición... Serios no, inhumanos.

244

Mi sentido común y mi entrenamiento me piden entregar a Atenea, pero no puedo. No soportaría


que ella pase por eso, prefiero matarla con una simple bala en su cabeza, y ganas no me faltan,
después de lo que hizo con Igor, me tiene con el odio a flor de piel.

314

Pero tengo que saber lo que trama.

22

El gran televisor de pantalla plana capta toda mi atención.

21

— "El cuerpo descuartizado del terrorista musulmán Abied Tadh, ha sido encontrado hoy dentro
de una maleta frente a La Casa Blanca. Información total, en minutos" —dice la presentadora y
luego la pantalla se torna negra.

1.1K

Mi estómago sufre de náuseas instantáneas. Es imposible que haya llegado a Norteamérica tan
rápido. Tiene aliados. Es ella, sé que es ella. Maldita sea. El musulmán era un objetivo que
teníamos fichado para una misión que se llevaría a cabo en dos días. Está demente.

320

—Ferragni —Maximilian llama mi atención. Trago duro.


194

El corazón se me acelera y mi pulso amenaza con explotar las arterias. No he hecho nada, pero sí
impedí algo. Debo mantener la calma. Detesto ser tan honesta.

—Dígame, comandante —respondo.

—¿Alguna información que pueda darme sobre eso?

48

—Es Zubac —Oliveira habla esta vez.

346

—¿Tenemos pruebas? —pregunto con seguridad.

41

—No hace falta tenerlas para saber que es ella —agrega Thomas.

291

Ignoro lo que dice el moreno y me fijo en el rostro serio de Müller. Me mira con detenimiento.

77

—Eres una excelente hacker... La mejor, podría decirse —dice.

—Soy la mejor —confirmo y me encojo de hombros —, ¿qué tiene que ver la observación?

159

—Eras demasiado cercana a ella, más que cualquiera aquí —repara Oliveira y esta vez si dejo fluir
mi diversión.
181

—Conozco a alguien que era aún más cercano —hablo mientras miro a Müller —. Si vamos a sacar
conclusiones respecto al nivel de relación que manteníamos con ella... Miren hacia otro lado,
porque aquí no van a encontrar nada —me pongo de pie sin dejar de mirarlo —. Yo no fui quien la
embarazó.

2.1K

La postura de Maximilian se tensa. Me he pasado de hija de puta, pero no soy la traidora aquí, solo
busco información, no ayudo a nadie, soy una maldita imparcial y no voy a dejar que me tiren el
agua sucia.

345

—¿Qué? —escucho débilmente la voz de Natasha.

712

—¿Qué? —pregunta Oliveira mirándome para luego pasar a Maximilian que me asesina con sus
ojos azules —. ¿Cuándo?, ¿cómo? ¿y dónde está el...

395

—Lo perdió —agrega Thomas —, y considero que es mejor no hablar de eso. Es un tema en lo
absoluto personal. Solo le concierne a Müller y a ella.

598

El moreno me mira con repudio y me lo merezco. Maximilian ya no lo hace, solo se fija en el piso.

561

—Retírese, Ferragni —su voz sale opaca. Le duele y eso me lo asegura. Pensé que a Maximilian
nada le dolía en este mundo, pero acabo de comprobar que estaba equivocada.

959

—No puede excluir al comandante que le antecede —me defiendo.

39

Tengo que estar aquí, si él decide largarse a Occidente, yo tendré que quedarme a cargo. No
batallé por este puesto para quedarme parada como un florero.

91

—¿Qué vamos a hacer entonces? Nos está cantando guerra —pregunta Oliveira.
18

—No sé qué esperar de Atenea, tal vez quiera atacarnos y acabar con la organización, eso estaba
haciendo al principio. Tal vez quiera terminar el trabajo... —esta vez habla Duane.

591

—Hay que acabar con ella —propone Oliveira.

301

—Esa no es la solución —comento.

17
—¿Cuál es entonces? —Maximilian intercede. La vena de su cien peligra con estallar. Lo entiendo,
también estaría igual si alguien me hubiera impactado 7 proyectiles en la espalda.

402

—No creo que el diálogo con Atenea funcione —dice Thomas para luego dejarse caer sobre uno
de los viejos sillones de la casa —. Pero sea lo que sea que esté planeando, no creo que una guerra
contra ella nos convenga.

246

—¿Por qué está tan callado, comandante? —pregunto mirando al alemán.

196
—¿Qué debería decir? —mira la mesa podrida que hay en el centro de la sala y luego escanea a
todos los presentes. Su semblante siempre es serio e indescifrable, pero hay algo en su rostro que
no logro captar, pero hay algo —. Se supone que estoy rodeado de los mejores, de las personas
más leales e inteligentes que hay sobre la faz de la tierra en cuanto a milicia se trata, pero con
esto, la información que acabo de recolectar mientras hablaban es que... No. Todos son una
manada de inútiles porque ninguno es capaz de hablar y delatar al hijo de puta que está
vendiendo las mierdas, y ese cobarde tampoco es capaz de dar la cara y enfrentarme. Cuando
tengan el valor de hablar, me llaman, pero mientras deciden hacerlo, nadie se mueve, nadie
respira y nadie habla fuera de estas paredes a menos que yo lo ordene.
328

Se da la vuelta para subir a la segunda planta. Las escaleras crujen a medida que avanza. El resto
nos miramos los unos a los otros.

—¿Cómo está, Caek, Natasha? —le pregunto. Solo tiene permitido recibir llamadas del hospital
que atiende a su compañero.

CAPITULO 08

105K 12.9K 28.5K

215

Maximilian

530
Me deshago de la camiseta negra y la echo a un lado con el resto de mis cosas que están sobre el
piso de madera decorado con moho. Este maldito lugar se cae en pedazos, pero es más seguro
para nosotros que cualquier casa en buen estado. Enciendo la pequeña linterna que hace que mi
reflejo se visibilice en el sucio espejo frente a mí.

141

Mi estómago exige comida y decido limpiarme brevemente. Tomo un pedazo de tela y la mojo con
un poco de agua de la botella. La paso por todo mi pecho para deshacerme del sudor y suciedad
que deja esta ciudad. Tallo con fuerza y cuando llego hasta las cicatrices de balas en mi abdomen,
me detengo.

177

—Nunca me contaste lo que te pasó —la voz de Natasha me hace alzar el rostro y fijarme en ella
través del espejo.

442
—Solo fue un ataque más —respondo y sigo en mi tarea de lavarme, paso a mi espalda, pero los
músculos de mis bíceps me impiden llegar.

79

—¿Necesitas ayuda? —pregunta.

587

Vuelvo a detenerme y a mirar su reflejo por unos segundos. Tomo aire, giro y le entrego el paño.
Escucho como sus pasos hacen crujir la madera hasta llegar hasta mí y tomarlo. Su respiración
golpea la piel de mi espalda y dejo de verla porque se cubre tras ella. El toque húmedo y frío
comienza a trabajar.

176

—¿Todavía te duele? —vuelve a hablar cuando pasa el paño en medio de mis omóplatos.

55

—No.

119

Sigue tallando con suavidad. Levanto mis brazos hacia el frente y posiciono las palmas de mis
manos contra la pared. La cabeza me duele como la mierda y estoy cansado de la misma manera,
como la mierda.

164

—Así que esa era la razón.

20

—¿De qué? —cuestiono mientras detallo el piso.

2
—Tu rechazo —dice y se mueve hasta quedar a mi lado —. Ella, Atenea Zubac es la razón de tu
rechazo.

641

Escuchar su nombre inicia otra guerra dentro de mí, tanto que termino tomando a Natasha del
cuello y pegando su espalda contra la pared.

362

—Están prohibidas las relaciones entre...

95

—Me sé las malditas reglas, nunca dejas que las olvide —me interrumpe.

64

Huele a sudor combinado con alguna esencia floral. Sus ojos oscuros me miran fijamente y su boca
entreabierta me invita, haciendo que se seque la mía.

231

—Bésame, Coleman...

932

...porque yo jamás podré y porque ella jamás se va a marchar.

741
Mis ojos se cierran cuando sus delgados y delicados labios llegan hasta los míos. Mi mano en su
cuello se desplaza hasta la parte trasera de su cabello. Lo tomo con fuerza y aumento la intensidad
del beso. Sus brazos se envuelven sobre mis hombros y nuestros pechos colisionan.

367
Ella va a volverme loco. No puedo dejar de pensar en sus ojos y jamás podré olvidar el sabor de
sus malditos labios, y detesto siempre terminar comparándolo. Alejo a Natasha de mi boca y me
hago a un lado. Busco otra camiseta, la pongo sobre mi torso.

536

—Lo siento —digo antes de salir. Evito mirarla en todo momento. Sé que le gusto y yo no soy un
maldito ciego, pero no puedo. Al menos no con ella, porque tiene ciertas cosas que me recuerdan
a alguien más.

512

Voy hacia el tejado mientras tanteo los bolsillos de mi camuflado en busca de algún puto cigarro.
Encuentro una candela de paso y lo enciendo para darle una calada profunda antes de dejarme
caer contra una pared a medio derribar. Alzo mi vista al cielo nublado y me fijo en que no hay ni
un solo maldito brillo en él.

111

Thomas aparece bajo el umbral de la puerta. Su expresión me pide permiso en silencio para entrar
y asiento con mi cabeza para confirmárselo. Entra y se deja caer a mi lado.

35

—Pensé que no fumabas —comenta.

32

—No lo hago.

185

Doy otra calada más y la expulso al aire. El ruido de Bombay nunca termina, la ciudad siempre está
despierta.

—¿Cómo está, Caek? —le pregunto.


27

—Estable, según Coleman.

29

El calor de esta ciudad me tiene desesperado. Quiero volver con urgencia a Alemania, pero no
puedo hacerlo hasta descubrir la maldita cucaracha que está por ser aplastada. En estos
momentos soy capaz de dudar hasta del hombre que está sentado a mi lado.

123

—Era ella —agrego.

80

Un silencio cae en el momento.

—¿Querrá matarte? —Inquiere.

197

—No. —Muevo la cabeza de lado a lado y apago el cigarrillo entre mis botas de combate.

51

—¿Por qué tan seguro?

—Ella sabía que tenía un chaleco antibalas. Es un protocolo y ella se los sabe todos. Si hubiera
querido matarme su puntería no hubiese sido impedimento para perforarme la cabeza.

279

—Entonces cómo... Y tú... —me mira y yo lo evito. Sigo con mi vista fija en el cielo —. ¿Tú sabías
que ella también tenía uno?
32

—No lo sabía.

640

El odio en ese momento no me dejó pensar en nada más. Tenía mis dudas sobre quien era, pero
una parte de mí siempre estuvo susurrando de que sí se trataba de ella.

265
Es quien tiene el poder, es quien me tiene con migraña y reorganizando cada plan que había
trazado. Está enterada de todo, está aquí sin estarlo, sabe de cada decisión que tomo, de cada
paso que doy y estoy en desventaja, porque yo no sé absolutamente nada sobre ella.

206

Tal vez me esté viendo como un simple peón en su maldito juego, y aunque me duela su existencia
tan lejana, voy a sorprenderla con una gran jugada. Ha empezado a sacar lo peor de mí y no puedo
permitirlo.

309

Ella tiene el poder y mi misión será quitárselo antes de que cause más daño.

354

?????

Atenea

247

Risas y susurros cargados de palabras ininteligibles a mi audición, son los que llenan el
desconocido espacio en el que me encuentro besando el piso. Sé tantos idiomas... Tantos,
excepto este.
190

Mis párpados tan pesados como siempre y mi cuerpo tan inservible como de costumbre, al
momento de uno de sus muchos juegos. Juegos. Así le dicen a las atrocidades de las que me
hacen protagonista.

119

CAPITULO 09

104K 12.6K 25K

342

Atenea

329
Me siento exhausta mentalmente. La serie de soluciones y catástrofes que se pasean dentro de mi
cabeza no me dan abasto. Ser impaciente también me complica las cosas y más cuando
desconozco el resultado que tendré al incluir todos los factores que deseo en el juego, en la
guerra, en mi guerra.

93

Quiero todo ahora, quiero todo ya. Pero no puedo.

163

Dejo escapar un suspiro sonoro. Estoy dentro del baño del hospital privado poniéndome una bata
desechable. Estoy desnuda debido a que estoy por entrar una habitación para que me anestesien
y me saquen lo que me tengan que extraer de la espalda. Intento no mirar mi reflejo en el espejo
que tengo al frente. Espero que Rosie no esté presente de ninguna manera en la sala.

277

Voy a tener que estar en reposo durante un par de días. Esto no estaba en mis planes, pero algo
dentro de mí decía que no podía simplemente ignorarlo.
2

Algo llega a mi cabeza y voy rápido hasta una de las enfermeras.

—Necesito hablar con un doctor —le digo.

39

—¿Sucede algo? —me mira de pies a cabeza.

—Tengo una pregunta. Solo es eso.

—Dígamela, tal vez yo pueda responderla.

Escudriño toda la sala.

—Quiero saber si es posible que se me esterilice durante el procedimiento.

568

—¿Esterilizar? —pregunta confundida.

78

—Sí.

3
Me sigue observando durante unos segundos y yo sigo firme. Al ver que hablo en serio, ella lo
empieza a hacer también.

—Creo que no habría ningún problema, pero el único ginecobstetra que hay de turno, tiene a dos
mujeres a punto de dar a luz y no creo que...

—No crea tanto y tráigalo. Una ligadura de trompas no le tomará mucho tiempo.

135

—¿Ha tenido hijos?

259

La sangre se me hiela en las venas.

57

—No, ni quiero tenerlos.

221

—Yo le recomendaría informarse mejor y...

87

—¡No le estoy pidiendo ninguna maldita opinión! —suelto a punto de perder la paciencia. Ella da
un paso hacia atrás. Respiro hondo y trato de calmarme. No aquí. Pellizco el tabique de mi nariz y
esta vez vuelvo a mirarla con calma —. Soy una persona que no merece ser madre... —la palabra
se me atora en la garganta —. ¿Cuánto quiere?

403

—¿Qué? —me mira confundida.


3

—Dinero. ¿Cuánto dinero quiere? Y pregúntele al médico cuanto quiere también. Esto es urgente.
Lo necesito como no se lo imagina —la tomo del brazo.

17

—¿Señorita Müller? —El otro doctor entra en la habitación y el apellido me arde en la boca del
estómago —. ¿Todo bien? —nos mira a ambas.

344

Suelto a la mujer. No aquí. Llevo meses sin controlar mis impulsos. Meses en los que solo he
comido a medias y asesinado a muchos. Llevo meses siendo un animal y no me ha molestado en
absoluto.

77

—Todo bien —respondo sin dejar de mirar la enferma hasta que sonría y repita lo que dije yo.

—Todo bien, doctor —dice con uno nudo en la garganta que solo capto yo —. La paciente será
sometida a otro procedimiento más. Quiere realizarse una... —me mira —. Una esterilización
tubárica.

78

Asiento con la cabeza mientras detallo la expresión del hombre.

—No hay cirujanos de...

—Habrá dinero de por medio —agrega la enferma.

2
—Mucho —agrego yo.

10

—Va contra mi ética profesional el aceptar que...

32

—Asómese a la ventana —señalo con mi cabeza —. Vamos, rápido. No tengo mucho tiempo. Ya
deberíamos haber iniciado —levanto mi mirada hacia el reloj en la pared. Noto la inmovilidad y
duda de sus cuerpos. Vuelvo a respirar hondo —. Miren por la maldita ventana —señalo.

27
Sus pasos son inseguros al llegar hasta el vidrio. Separan la cortina plástica de color gris para clavar
sus ojos en lo que se divisa en la calle.

—¿Ven las tres camionetas negras en el callejón al frente, a la izquierda? —les pregunto y ellos
asienten. Me paro firme y cruzo los brazos frente a mi pecho —. Dentro de esas camionetas hay
personas que no existen. Personas que murieron para la ley hace un tiempo y, como siempre he
dicho, en la tierra de los muertos no hay ningún reglamento. —Me muevo hasta el plástico en el
piso frente a la camilla y me deshago de la bata para inicien —. Andando, tendrán dos sueldos
anuales y todo estará bien.

220

Se miran entre sí. Se susurran algo que no me interesa entender y asienten con la cabeza.

19

—Llamaré al ginecobstreta —dice la enfermera y sale de la habitación.

—Espero que no se les ocurra avisarle a alguien más —comento.

2
—No es la primera paciente que ha venido aquí escoltada y con cicatrices irregulares en la espalda,
que por cierto...

280

—No pregunte. Más bien dígame quién era el otro paciente que...

73

—Usted tampoco pregunte —me interrumpe y llama con un timbre al resto del personal. La sala
se llena de más personas. Me desinfecta y me invitan a acostarme de lado sobre la camilla. Un
catéter es conectado en la vena de mi mano izquierda. La anestesia pasará a través de este pronto
—. Extraeremos primero y luego pasarán a la esterilización.

202

—Soy el anestesiólogo y me encargaré de traerla de vuelta pronto. —Otro hombre se para a mi


lado —. Empecemos a contar hacia atrás...

19

No sé en que momento cerré los ojos, pero estoy segura de que fue una luz fue lo último que vi. La
anestesia me durmió hasta el pánico y ahora me siento levitando en la oscuridad.

116

??

146

Dos semanas después...

169

Después de ese día no volví a verlos más. Alakser demostró ser alguien confiable. Me cuidó
durante días y noches enteras. Soportó mi humor de mierda y nunca se negó a mis órdenes. Hasta
cuando le pedí que revisara las cámaras y registros del hospital.

42
Necesitaba enterarme de quien más había estado en el hospital usando mis mismos métodos de
convencimiento.

No encontramos nada.

CAPÍTULO 10

103K 12.1K 20.6K

Escritor: angiopolis por angiopolis

238
¡Ups! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar con la publicación,
elimínela o cargue una imagen diferente.

Maximiliano

401

Siempre percibido al subconsciente como un animal salvaje que se tiene arraigado dentro. Tiene
voz, pero no tiene razón. Actúa, pero nunca tiene la culpa. Mi maldito animal es una bestia que ha
mutado con ojos de águila. Mantengo bajo control. Hablo de ello con alguien que sabe más de mí
que yo mismo. Me ayuda y todo se calma. Yo domestico.

162

Pero ella...

274

Zubac tiene una mutación de dos o más bestias a la cual le han salido cientos de cabezas. Es una
maldita abominación, es un puto peligro y ella lo sabe. Lo sabe y lo disfruta.

508

En sus ojos puedo ver todo el salvajismo... Nunca sabré sus planes, sé su meta que es la
destrucción, pero también sé que jamás va a contarme algo y si decide hacerlo, no voy a poder
creerle. Su mayor talento es alterar mi maldita realidad con palabras que brillan, pero no son oro,
son veneno.
280

Tiene el cielo en llamas. Está liberando el infierno que lleva interno. Ha escapado y sé que tiene
planeada una venganza. No está pensando bien. Todo lo que está haciendo y sintiendo viene
desde el odio, un odio que yo alimenté al hacer lo que hice: Encerrar su maldita bestia y hacerla
padecer de abstinencia.

429

Ella se alimenta de destrucción y ahora es cuando veo mi error, pero también veo una vía de
solución y tal vez usar su modus operandi en su contra podría hacerla caer... o al menos ceder.

178

No va a volver a joderme y si lo hace, haré que se hunda conmigo.

382

Los helicópteros de mi equipo han sido impactados y mientras ella sonríe, la responsabilidad que
me fue dada por las vidas de mis soldados sufre de la manera más desgarradora.

242

Es un puto monstruo.

253

—Fue buena idea desocupar la ciudad —comenta Zubac.

336

Bajo mi mirada del cielo en fuego hasta sus ojos llenos de veneno. Una guerra ha iniciado a
nuestro alrededor. Hombres que no reconozco empiezan a salir de no sé donde solo puedo mirarla
a ella y respirar su mismo aire impregnado en soberbia, en su soberbia. Hay fuego cruzado que no
autoricé así que debían iniciarlos: Mercenarios. Un ejército de asesinos.

378

No esperaba menos de ella.


125

—¿Qué planeas? —suelto con fuego. Mi mano sigue apresando su mandíbula. Duane y Oliveira la
han liberado para responder el ataque, pero no se ha movido del piso. Sabe que no tiene que
hacerlo, están trabajando por ella al igual que mis soldados lo hacen por mí.

185

—Solo te diré que me tengo que ir —responde mientras poco a poco se pone de rodillas. Sigo de
cuclillas —. Suéltame, Max.

322

—No me llames de esa maldita manera.

400

Rueda sus ojos y deja escapar un sonoro suspiro.

55

—Voy a volver —dice más seria—. Voy a entregarme, pero debo hacer algo importante antes.

223

Su mano llega hasta mi muñeca y deshace el agarre que tengo sobre su mandíbula. El fuego
cruzado cada vez se escucha más lejano, pero ni en el silencio logro encontrar algún deseo de
creerle.

42

—Creer en tu palabra es una misión suicida —recalco.

165

—Pero no hacerlo será un homicidio del cual será la responsable. Solo tienes dos opciones y las
dos son una desgracia, ¿qué más da concederle esas últimas palabras a una condenada a muerte?

159
— Esas simples palabras podrían ser una masacre viniendo de ti.

53

—No lo serán —asegura.

—Volvemos al inicio. No puedo creerte.

59

Se levanta del piso y hago lo mismo. Por mi auricular escucho como mi equipo tiene el control del
enfrentamiento. Podrán ser mercenarios, pero siempre estarán en desventaja. El entrenamiento
de un Physicorum es tan mortal y arduo que la guerra nos parece un maldito descanso.

100

Ella asiente con la cabeza.

— No puedes... ¿o no quieres? —pregunta .

118

No me siento en alerta cuando estamos solo los dos y no es como si ella actuara como otra
persona, es como si yo sí lo hiciera y no puedo permitirlo.

153

—No puedo ni quiero —respondo sin pensarlo de más que algo cambie en su expresión.

208

Analizo su apariencia mientras respira profundamente. Su pecho se infla y su mirada baja al piso.
No dejo de escuchar los bombardeos. Estar cerca de ella siempre ha sido así, una guerra
constante, algo que nunca termina y si algún día sucede será porque la muerte ha alcanzado a uno
o tal vez a ambos.
308

Vuelve a mirarme como si hubiera podido escuchar mis pensamientos. Intento hablar, pero cierra
la boca de inmediato. Está dudando y eso me extraña. Ella siempre denota seguridad y ahora que
la detallo mejor siento que algo le falta.

338

Luz diferente. Su cabello es mas corto. Sus labios están agrietados y bajo de sus enormes ojos se
vislumbran unas ojeras de color violeta. El instinto de protección que hace meses dejé de sentir
por ella parpadea para intentar despertarse.

483

—Déjame ir. Me esto debes — dice después de largos segundos.

281

—No te debo una mierda, Zubac. Mataste a dos miembros importantes, sabes como es la maldita
organización con las traiciones... ¡Te lancé a lo menos peor! ¡La Asamblea hubiera cortado todas
tus putas extremidades!

371

Niega sonriendo con la cabeza.

67

—No sabes de lo que hablas... Aunque, dime, Müller... ¿Lo hubieras permitido?

153

—¿Es en serio lo que preguntas? —Esta vez soy yo quien sonríe con ironía— . Te envié a un
maldito lugar en el que ya habías estado. Te hice pasar como una simple prófuga y desertora. Le di
tu caso a la incompetente CIA. Te eliminé del maldito mapa. Eliminé tu historial, tus datos, tu
partida de nacimiento... ¡Quité del camino de los investigadores cualquier dato que los llevara a ti!
Pero eres tan egocéntrica que crees que todo es un ataque. ¿Qué pasó con la estrategia militar
con un IQ de más de 200 puntos?
319

—¡No necesito tu puta ayuda para nada! ¡Empeoraste todo! ¡Me enviaste un infierno en el que...!

360

-¡NO! —me acerco amenazante a ella—. ¡Asesinaste a mi gente! ¡Te burlaste en mi cara! ¡Querías
atender contra mi familia! Confía en ti. Agradece que no te estrangulé con mis propias manos.

389

Hablar con ella me lleva al limite. Descontrola la bestia que tengo encadenada.

23

Respiro profundo y paso por su lado. Necesito ir a luchar con mi equipo. Es una pérdida de tiempo
hablar con una mercenaria que solo le interesa robar vidas por diversión. Va en contra de
cualquiera de mis principios. Rescato vidas y ella me hace querer cuidar de la suya y acabar con la
mía al mismo tiempo.

CAPÍTULO 10

103K 12.1K 20.6K

Escritor: angiopolis por angiopolis

238

¡Ups! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar con la publicación,
elimínela o cargue una imagen diferente.

Maximiliano

401

Siempre percibido al subconsciente como un animal salvaje que se tiene arraigado dentro. Tiene
voz, pero no tiene razón. Actúa, pero nunca tiene la culpa. Mi maldito animal es una bestia que ha
mutado con ojos de águila. Mantengo bajo control. Hablo de ello con alguien que sabe más de mí
que yo mismo. Me ayuda y todo se calma. Yo domestico.

162

Pero ella...
274

Zubac tiene una mutación de dos o más bestias a la cual le han salido cientos de cabezas. Es una
maldita abominación, es un puto peligro y ella lo sabe. Lo sabe y lo disfruta.

508

En sus ojos puedo ver todo el salvajismo... Nunca sabré sus planes, sé su meta que es la
destrucción, pero también sé que jamás va a contarme algo y si decide hacerlo, no voy a poder
creerle. Su mayor talento es alterar mi maldita realidad con palabras que brillan, pero no son oro,
son veneno.

280

Tiene el cielo en llamas. Está liberando el infierno que lleva interno. Ha escapado y sé que tiene
planeada una venganza. No está pensando bien. Todo lo que está haciendo y sintiendo viene
desde el odio, un odio que yo alimenté al hacer lo que hice: Encerrar su maldita bestia y hacerla
padecer de abstinencia.

429

Ella se alimenta de destrucción y ahora es cuando veo mi error, pero también veo una vía de
solución y tal vez usar su modus operandi en su contra podría hacerla caer... o al menos ceder.

178

No va a volver a joderme y si lo hace, haré que se hunda conmigo.

382

Los helicópteros de mi equipo han sido impactados y mientras ella sonríe, la responsabilidad que
me fue dada por las vidas de mis soldados sufre de la manera más desgarradora.

242

Es un puto monstruo.

253

—Fue buena idea desocupar la ciudad —comenta Zubac.


336

Bajo mi mirada del cielo en fuego hasta sus ojos llenos de veneno. Una guerra ha iniciado a
nuestro alrededor. Hombres que no reconozco empiezan a salir de no sé donde solo puedo mirarla
a ella y respirar su mismo aire impregnado en soberbia, en su soberbia. Hay fuego cruzado que no
autoricé así que debían iniciarlos: Mercenarios. Un ejército de asesinos.

378

No esperaba menos de ella.

125

—¿Qué planeas? —suelto con fuego. Mi mano sigue apresando su mandíbula. Duane y Oliveira la
han liberado para responder el ataque, pero no se ha movido del piso. Sabe que no tiene que
hacerlo, están trabajando por ella al igual que mis soldados lo hacen por mí.

185

—Solo te diré que me tengo que ir —responde mientras poco a poco se pone de rodillas. Sigo de
cuclillas —. Suéltame, Max.

322

—No me llames de esa maldita manera.

400

Rueda sus ojos y deja escapar un sonoro suspiro.

55

—Voy a volver —dice más seria—. Voy a entregarme, pero debo hacer algo importante antes.

223

Su mano llega hasta mi muñeca y deshace el agarre que tengo sobre su mandíbula. El fuego
cruzado cada vez se escucha más lejano, pero ni en el silencio logro encontrar algún deseo de
creerle.
42

—Creer en tu palabra es una misión suicida —recalco.

165

—Pero no hacerlo será un homicidio del cual será la responsable. Solo tienes dos opciones y las
dos son una desgracia, ¿qué más da concederle esas últimas palabras a una condenada a muerte?

159

— Esas simples palabras podrían ser una masacre viniendo de ti.

53

—No lo serán —asegura.

—Volvemos al inicio. No puedo creerte.

59

Se levanta del piso y hago lo mismo. Por mi auricular escucho como mi equipo tiene el control del
enfrentamiento. Podrán ser mercenarios, pero siempre estarán en desventaja. El entrenamiento
de un Physicorum es tan mortal y arduo que la guerra nos parece un maldito descanso.

100

Ella asiente con la cabeza.

— No puedes... ¿o no quieres? —pregunta .

118
No me siento en alerta cuando estamos solo los dos y no es como si ella actuara como otra
persona, es como si yo sí lo hiciera y no puedo permitirlo.

153

—No puedo ni quiero —respondo sin pensarlo de más que algo cambie en su expresión.

208

Analizo su apariencia mientras respira profundamente. Su pecho se infla y su mirada baja al piso.
No dejo de escuchar los bombardeos. Estar cerca de ella siempre ha sido así, una guerra
constante, algo que nunca termina y si algún día sucede será porque la muerte ha alcanzado a uno
o tal vez a ambos.

308

Vuelve a mirarme como si hubiera podido escuchar mis pensamientos. Intento hablar, pero cierra
la boca de inmediato. Está dudando y eso me extraña. Ella siempre denota seguridad y ahora que
la detallo mejor siento que algo le falta.

338

Luz diferente. Su cabello es mas corto. Sus labios están agrietados y bajo de sus enormes ojos se
vislumbran unas ojeras de color violeta. El instinto de protección que hace meses dejé de sentir
por ella parpadea para intentar despertarse.

483

—Déjame ir. Me esto debes — dice después de largos segundos.

281

—No te debo una mierda, Zubac. Mataste a dos miembros importantes, sabes como es la maldita
organización con las traiciones... ¡Te lancé a lo menos peor! ¡La Asamblea hubiera cortado todas
tus putas extremidades!

371

Niega sonriendo con la cabeza.


67

—No sabes de lo que hablas... Aunque, dime, Müller... ¿Lo hubieras permitido?

153

—¿Es en serio lo que preguntas? —Esta vez soy yo quien sonríe con ironía— . Te envié a un
maldito lugar en el que ya habías estado. Te hice pasar como una simple prófuga y desertora. Le di
tu caso a la incompetente CIA. Te eliminé del maldito mapa. Eliminé tu historial, tus datos, tu
partida de nacimiento... ¡Quité del camino de los investigadores cualquier dato que los llevara a ti!
Pero eres tan egocéntrica que crees que todo es un ataque. ¿Qué pasó con la estrategia militar
con un IQ de más de 200 puntos?

319

—¡No necesito tu puta ayuda para nada! ¡Empeoraste todo! ¡Me enviaste un infierno en el que...!

360

-¡NO! —me acerco amenazante a ella—. ¡Asesinaste a mi gente! ¡Te burlaste en mi cara! ¡Querías
atender contra mi familia! Confía en ti. Agradece que no te estrangulé con mis propias manos.

389

Hablar con ella me lleva al limite. Descontrola la bestia que tengo encadenada.

23

Respiro profundo y paso por su lado. Necesito ir a luchar con mi equipo. Es una pérdida de tiempo
hablar con una mercenaria que solo le interesa robar vidas por diversión. Va en contra de
cualquiera de mis principios. Rescato vidas y ella me hace querer cuidar de la suya y acabar con la
mía al mismo tiempo.

CAPÍTULO 12

104K 11.5K 18.4K

196
Atenea

284

Una vez conocí la muerte y desde ese momento la besé incontables veces. He hablado con ella en
un idioma escaso de palabras. Me susurraba que el fin estaba cerca, pero que mi vida era tan
maldita que aún no merecía una bendición para tener paz. O tal vez era mi ego queriendo lograr
que primero fuese recordada por siempre y no precisamente como una santa.

238

Conocía muy bien la línea que separaba la vida y la muerte porque desde que salí de esa prisión,
esta línea ha sido el único lugar en el que puedo vivir. Si corro hacia el lado de la vida no tendré
libertad y si me lanzo al abismo de la muerte no habría nada más, sería el final.

109

Volver a traicionar a Maximilian sería correr hacia el lado muerte. Ya viví en carne propia la
verdadera devastación de sus promesas. Privarme de libertad me puso en el blanco de muchos
enemigos. Él no sabía que tenía a más personas detrás de mi cabeza.

92

Actúo sin saber.

237

Él piensa que lo hizo perfecto, pero no... No investigó y eso es una ventaja para mí en esta guerra
de venganza. Tengo la verdad y eso me da más poder, porque si hay algo peor que mentir, es
suponer, porque el buen mentiroso siempre conoce la verdad y la oculta para usarla como arma
después. Alguien que supone es un simple ignorante.

629

—¿Por qué quieres a Maximilian en esto? —pregunto.

61
—Necesitamos a alguien con el suficiente poder para llegar ahí. Alguien que pueda soportar el
tener que recibir toda la responsabilidad del caos que vas a causar. Saldrás librada de todo, yo
recuperaré el lugar y tú tendrás venganza contra él.

281

—¿Y quién te dijo que mi venganza es contra él? —me cruzo de brazos mientras detallo su rostro.
La seriedad ha vuelto a él y su semblante se ha alertado. No nos hemos movido de la fría sala de
juntas.

67

—¿Contra quién más sería? ¿Quién más te debe? Pensé que eras de las que olvidan y avanzan —
Ladea su cabeza para luego darle paso a una sonrisa que me anuncia que en ella sí hay algo que
también está mal.

25

—Tener una deuda conmigo es lo peor que le puede pasar a una persona. Todos los deudores son
esclavos y cuando alguien tiene esclavos es un amo y yo soy uno muy injusto que les cobrará por
el resto de su vida, así ofrezcan hasta pagar de más... Espero que algún día entiendan que nadie
debe cruzarse en mi camino... porque como decía mi viejo amigo, Benjamin Franklin: "Es mejor
acostarse sin cenar, que levantarse con deudas". Para quienes se me enfrenten, les será mejor ir a
dormirse sabiendo que serían derrotados, que caer y convertirse en mis esclavos.

517

No tengo deudas con nadie porque no necesito nada, pero muchos tienen deudas conmigo porque
vienen a mí queriendo ganarme en todo. Como si el triunfo de derrotar a Atenea Zubac fuera una
leyenda que busca ser cumplida.

162

Sé que quienes están detrás de mí les interesa más llevarse el nombre "Asesino de Atenea Zubac"
que la millonada de dinero que ofrecen en la recompensa.

97

—Así como el mundo está lleno de amigos, también hay que saber que por ahí andan unos
cuantos enemigos. —Tyra se inclina hacia adelante para posar su barbilla sobre la palma de la
mano. Ladea su cabeza hacia al otro lado para observarme con detenimiento. Mataría por saber lo
que está pensando. No me interesa conocer a mi familia por mi sangre, pero si algún día lo hiciera,
sería por todo el conocimiento que podría adquirir de ellas. Seguido escucho como un suspiro sale
sonoramente de su boca —. Por eso eres tan peligrosa...

26

—¿Por qué?

—Tu mundo es un lugar que está lleno de enemigos y cero amigos... Esa es la maldita vida de un
villano.

269

Sus ojos brillan como si hubiera descubierto algo detrás. Algo que nunca dije, pero para ella es
verdad.

37
Y tiene razón. En el mundo hay personas a las que siempre les ha faltado más atención, pero les ha
sobrado odio. Odio que con el transcurso de los años se transforma en el corazón de la maldad
que se forma dentro de nuestras cabezas.

99

Maldad que nunca se irá.

—Llegaré a la Zona Cero sin él —regreso al tema.

70

—Deja de ser tan débil, maldita sea. —Niega con su cabeza. Sus manos repasan su cabello
recogido hacia atrás. No me mira, está concentrada en admirar la superficie de la mesa —.
Conozco a la madre de Maximilian desde hace años, mucho antes de que tu siquiera nacieras y
solo voy a decirte que nada es lo que parece... Maximilian Müller no es...
472

—No me gusta el maldito misterio y más cuando vas a decir cosas que ya sé o puedo averiguar por
sí sola —reclamo. No voy a perder el tiempo con adivinando frases que no me aseguran nada. Las
suposiciones son igual a ignorancia.

44

—Sé paciente por un segundo y escúchame —levanta su dedo índice —. En medio de una guerra,
hay una persona en la vida a quien debes conocer más que a ti mismo y ese alguien es el enemigo.
Atacar lo desconocido siempre será más peligroso y aunque jures conocer todo... La verdad es que
no sabes una mierda sobre quién realmente es Maximilian Müller Wegner. —Pronuncia como si el
último apellido le quemara la boca.

396

Respiro hondo y bajo el ego. Información es información, y yo necesito todo.

—Según tú... ¿Quién es Maximilian Müller Wegner? —pregunto con calma.

88

Se queda en silencio durante unos segundos. Está analizando mi cambio de humor tan drástico.

—Lo peligroso no es quién es realmente, sino quién intentar ser —señala.

175

—¿Y quién intenta ser?

—Dios. —Se pone de pie para caminar hasta un archivador pequeño de metal que hace un
momento había detallado. Escucho el pitido de los botones de la cerradura y seguido un click.
Extrae algunas carpetas cuando el cajón se abre y cierra para volver hasta la mesa. Desde lejos me
arroja las carpetas y antes de que caigan al suelo, las detengo —. Mira adentro y dime que ves.
182

Abro las carpetas, no sin antes regalarle una mirada con el eterno rencor que le guardaré a ella y a
Alessio por todo el resto de mi vida.

135

Son cientos de hojas llenas de palabras en alemán.

2
—Sé que entiendes el idioma, así que dime qué ves —dice. Le pongo aún más atención a las
palabras. En resumen, todo lo que hay aquí son cientos de los logros que ha tenido Maximilian a lo
largo de su carrera, solo que aquí no se refieren a él por su nombre, si no por su número:

74

—Sujeto 0101.

322
—Quiere ser un dios porque así Dios cometiese el peor de los pecados, nadie va a juzgarlo, porque
la fama de héroe bueno que se ha ganado no se la quitará ni el diablo. La justicia divina no lo
castigará jamás y eso es de temer... —comenta y le encuentro sentido a lo que acaba de concluir.
Maximilian tiene la fama de ser el ser más justo e imparcial del mundo y aunque cometa un error,
el poder que le han dado hará que nadie a su alrededor tenga memoria —. ¿Qué número sujeto
eres tú? Hay más números ahí y aunque ya me sé de memoria lo que dice ahí, no sé quien es
quien.

CAPITULO 13

78.9K 10.6K 21.5K

Un mes después del caos en Mónaco...

334
Berlín, Alemania

62

01 de julio del 2021

164

Maximilian

155

Quiero verla de nuevo, pero no sé a que parte darle la razón del porqué... Si a la que solo quiere
verla pagando lo que hizo o la que quiere verla y nada más, sin hablar, sin armas de por medio, en
algo parecido a la paz. Tal vez solo quiero tenerla en frente mientras trato de descifrar por qué
hacemos lo que hacemos. Solo quiero encontrar algo en ella que me responda el por qué hizo lo
que hizo.

346
Pero es imposible. Atenea no tolera la paz y yo no tolero la guerra. Nunca vamos a poder estar en
el mismo lugar sin tener un caos de por medio.

153

Ahora mismo estoy en un lugar que huele a futuro caos.

28

—¿Está listo, comandante? —Natasha está a mi lado vestida con uniforme formal al igual que mi
persona.

179

Asiento con la cabeza.

5
Llevaba tiempo sin usar un traje. La última vez fue en la boda de Mackenzie y quedó teñido de
sangre perteneciente a los más de 10 hombres que Atenea asesinó en menos de dos minutos. La
había tenido en brazos y la había entregado luego de eso.

400

—¿Hubo respuesta? —pregunto mientras la miro. Su cabello castaño está pulcramente recogido
permitiendo que pueda apreciar su perfil mejor. Inspira profundamente y niega con la cabeza.
Vuelvo mi vista al frente.

148

—Cada coordenada ha sido errada. Cada información ha sido falsa. Nadie sabe nada... Tal vez
hasta sea una distracción.

36

—No lo es.

—¿Cómo estás tan seguro? —Siento su mirada sobre mí, pero evito el contacto visual.

55

—Existe. Es todo lo que tienes que saber —respondo sin dejar de observar los números en la
pantalla digital del ascensor. Las puertas se abren y vuelvo mis pensamientos al caos de ojos
verdes que me tiene viviendo en una pesadilla.

178

Tengo que hablar con ella. Va a aparecer. Juró volver y desde que desperté hoy no he dejado de
pensarla. Juraría que está aquí y no hay otro lado donde la pueda imaginar en este momento.

141

Elevo la muñeca para confirmar la hora.

3
23:57 p.m.

273

Una vez llegue la medianoche nadie podrá salir ni entrar.

129

Nuestros juicios son en extremo diferente a los que recibe un civil. Aquí no hay abogados. No se
confía en nadie más. Si se llega a condenar a Merassi Ferragni por traición, no tendrá garantías
que protejan su humanidad. Será tratada como a un objeto y los cargos altos como yo, podrán
poner a su disposición los métodos de reclusión que se requieran.

273

La peor condena no será pena de muerte, será la eliminación de sus derechos humanos.

105

Aquí tienen el poder de retirarte el nombre, la nacionalidad, la familia, la libertad, la salud, pero no
la vida. Este último te lo dejan para que no haya ninguna oportunidad de librarse del infierno. y lo
sé porque he tenido que vivir algunos.

97

Pero sé que tiene con que defenderse. Tuvo un mes para crear su defensa.

51

Entro al auditorio y a mi encuentro llega Thomas y Laura, quienes están vestidos de la misma
manera que nosotros. Sigo caminando. No me detengo hasta llegar al atril para incorporarme
detrás de la mesa de madera, justo en el medio, detrás de la placa metálica con mi cargo:
«Comandante Supremo»

311

El lugar se llena rápidamente para darle inicio a algo que no debería tardar más de una hora. Debo
partir pronto hacia Afganistán . Hay caos en el medio oriente y debo acudir a poner orden. Solo
espero que, si ella se digna a aparecer después de un largo mes, al menos lo haga de un modo
bastante inteligente.
193

Merassi Ferragni entra esposada y escoltada por dos agentes del Mando de Fuerzas Especiales
(Kommando Spezialkräfte), generalmente conocido por su acrónimo KSK. Son soldados élite del
ejército alemán, inteligentes y destructivos como un SEAL o tal vez aún más.

172

El ruido de tres impactos sobre la madera me retorna al ahora. No soy el juez, no soy quien guía el
juicio, pero tengo la última palabra.

81

—Siendo la hora cero del dos de julio del 2021, procedemos a la apertura del juicio contra Merassi
Ferragni, identificada con el código Physicorum 0157. —El primer magistrado se expresa con
serenidad, algo que falta en mi sistema porque no dejo de esperar algo fuera de lo normal. Estoy
en alerta. El hombre continúa hablando —. A quien se le imputan los cargos de filtración de
información y traición a la organización...

182

La italiana estuvo comunicándose con Atenea y enviándole información. Evitó que el aviso de su
escape me llegara, pero quienes ahora juzgan no tienen ni la remota idea de quien es Zubac y
espero que no la traigan a mención. Es una fugitiva y yo soy quien va a capturarla pronto. Borré su
rastro para eso.

146

Haré que el costo de sus pecados sea cobrado en mi infierno. Debí hacerlo desde el principio, pero
no quería lidiar con mi culpa y lo que sentía por ella. Es una manipuladora innata, me habría
trabajado la psiquis hasta que la liberara.

232

Analizo el rostro de la italiana. Se encuentra segura, como nunca la había visto después de la
muerte de Volkov.

306
Le di todo mi apoyo en su pérdida y le brindé todo mi talento para encontrar a quienes le hicieron
esto, porque no solo Atenea estuvo detrás de su muerte. A Ghost le he creado un atril donde
pondré pronto su cabeza degollada.

210

—Al frente, señorita Ferragni —Es llamada por el segundo magistrado. En total son cuatro, sin
contarme. Están ubicados dos a cada lado.

—Mi nombre es Merassi Ferragni. Physicorum 0157. Nacida en Roma, Italia. Con un tiempo de
servicio inigualable, ya que me vida pertenece a la organización desde los cinco años como
también lo hace el resto del equipo SEAL Cero —habla con confianza y la mención de la palabra
cero causa un hilo de imágenes en mi cabeza. Ella continúa hablando —. Me encuentro aquí para
defender los derechos humanos que amenazan con arrebatarme y pongo a su disposición todas
las pruebas que pude recolectar durante este mes, pruebas que me excluyen de cualquier delito
que el Comandante Supremo me haya adjudicado.

375

Un soldado de la KSK, se acerca y le entrega un dispositivo USB a uno de los jueces.


Inmediatamente hace que las pruebas aparezcan en pantalla. Son llamadas, videos de seguridad
de nuestro plantel y lo que reconozco como su casa.

—Hubo fuga de información, no vengo aquí frente a ustedes a negarlo, pero si a quitarme la
autoría del crimen —Merassi retoma su discurso. Tiene las manos detrás de su espalda y su
elegante figura se mantiene recta. Somos menos de veinte personas en el lugar, la sala está casi
vacía, pero el poder que cada persona tiene hace que se sienta llena y el ambiente pesado —. Son
más de 170 horas en pruebas y cuando se tomen el tiempo de verlas, y me libren de este
malentendido, podré iniciar mi trabajo para hallar al culpable.

CAPÍTULO 14

93.3K 13.2K 16.9K

Escritor: angiopolis por angiopolis

122

¡Ups! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar con la publicación,
elimínela o cargue una imagen diferente.
Atenea

230

El plan ha iniciado.

267

No el de Tyra, no el de Maximilian, no el de la organización. Este es mi plan jodido.

479

El espécimen que tengo en frente no cree en ninguna de mis palabras y me mira como si fuera una
bomba a la que tiene que analizar a profundidad para saber qué cable cortar antes de que cause
un desastre.

129

—¿Cuál es la situación? —pregunto. Si voy a moverme tengo qué saber de qué va la misión.

96

Ladea su cabeza, se retira en su sitio y suelta una sonora respiracion. Yo no puedo moverme tanto,
me ha esposado a los reposa brazos.

168

—Siete rehenes en Kabul. Han tomado un avión militar con soldados estadounidenses. Están
pidiendo veinticinco millones de dólares a cambio de liberarlos.

96

—Los matarán igual —agrego.

100

-Perder.
38

Miro detrás de él. Ferragni pilotea junto a Coleman. Duane me mira con repudio y si Oliveira me
tuviera en su campo de visión sé que también estaría imaginando mil formas de asesinarme, pero
me da la espalda y también sé que eso no lo está impidiendo.

227

—Le pagué a un investigador para que me buscara. —Cambio de tema. Él está a solo un metro de
mí.

26

—¿Y? —La letra se escapa casi susurrada de su boca, esa boca que tantas veces besé y tantas
veces me besó...

325

—No existe.

103

—Ya te lo había dicho.

—No eres el único aquí que no cree en nada —respondo y me fijo en las nubes grises que se ven a
través de la ventanilla. El avión militar fue revisado minuciosamente por los KSK antes de
despegar. Soldados en los cuales Müller confía bastante. Anoto diciendo a Alakser que los
investigue a todos.

132

—¿Qué planeas? —Su voz grave hace que vuelva a mirarlo. Respiro profundo antes de contestarle.
El ruido del avión militar y el silencio están relajando mi cuerpo. La pesadez en mis parpados me
obliga a moverlos rápido para espabilarme.

28

No respondo de inmediato, solo le ladeo una sonrisa.


71

—Un mago no revela sus trucos —respondo.

206

—Ahora resulta que haces magia —Niega con falsa diversión.

321

—Siempre la he hecho, ¿recuerdas? —Levanto una ceja. Miles de escenarios llenos de sudor y
gemidos pasan por mi cabeza, y en la oscuridad que se adueña de su azul puedo ver que sabe de lo
que le estoy hablando.

575

—¿Cuál es tu próximo show entonces?

66

—Nuestro próximo show —lo corrijo. Apoyo los codos sobre las rodillas —. Puedo lograr que
algunas cosas imposibles sean posibles, pero siempre hay una excepción. La NASA es la mía. Solo
trabajan con gente correcta, o al menos... legal.

212

—Para eso tu supuesta madre me necesita.

19

—¿Habías escuchado antes de la Zona Cero? —Me fijo en su expresión y en si cambia al escuchar
el nombre.

-No.

133
—No me mientas, Müller —repito sus palabras de hace unas horas.

77

Veo como su codo cae sobre el reposabrazos. Estar aquí, tan cerca, me ha hecho pensar en
preguntarle por qué hizo lo que hizo.

188

—¿Qué falta para que algún día nos digamos la verdad? —pregunta. Ha apoyado su barbilla sobre
la palma de la mano. No descifro su mirada, pero descubro las ojeras debajo de ella.

198
No me extrañaría que no esté durmiendo bien. Si hay algún trabajo que pueda clasificar como el
más peligroso y mortal para un ser humano, ese es el trabajo de Maximilian. Más que su fuerza
física, destaca en esto la fuerza mental. Una guerra no la gana el más grande, la gana el más
inteligente y ese es Maximilian Müller...

159

¿Tendrá solo una debilidad? No lo creo.

318

Alguien como él no puede ser tan correcto como aparenta, lo que me hizo lo demuestra.

112

—Hasta la persona más honesta tiene secretos, alemán —llamarlo de esa manera hace que me
escueza la boca del estómago, trago duro y continuo hablando—. Cada quien decide que
información ofrecer a los demás de sí mismo y no es un crimen.

129

Los segundos corren mientras cada mirada se detiene en la del otro.

51
—¿A qué organización te uniste? ¿Quién te encargó los asesinatos? ¿Por qué asesinaste a Igor? —
Echa su cuerpo hacia adelante. Todo lo que salió de su boca fue susurrado. Es increíble que esté
esperando que esta vez si le responda cuando la verdad es que debería escucharme ese mismo
día.

314

—¿Quién te disparó? —Pregunto.

53

Nuestros rostros están aún más cerca gracias a que ambos nos hemos inclinado hacia adelante.

160

—Ya me encargué de eso —responde.

—¿Quién te disparó? —Vuelvo a preguntar. Necesito un nombre y cerciorarme de que este


muerto.

306

—¿Para qué mierdas necesitas saber la respuesta a un problema que ya se solucionó?

48

—Nadie más que yo va a tocarte. Mientras tú decides que hacer con mi vida, yo también estoy
decidiendo qué hacer con la tuya, y si hallo una amenaza inesperada voy a eliminarla, porque no
voy a permitir que alguien me robe esa decisión.

555

No responde, solo mira y niega con la cabeza mientras sonríe.

128

—Ya lo solucioné —vuelve a decir.


20

—Tus soluciones son lo peor, solo cortas la hierba y la hierba no se corta, se arranca y se incendia.

234

—Eres una verdadera fanática del caos —comenta.

107

—Desgraciadamente —digo y me echo hacia atrás. Mi espalda cae sobre la silla y elevo la mirada.
Tengo que respirar, su cercanía me afecta, no voy a mentirme esta vez. Negar hechos no puedo.
Mi cuerpo también está exhausto.

63

Volvió por una venganza y debo olvidarme del resto para poder tener éxito. Tyra quiere usar el
poder de Maximilian y él busca derribar el poder de cualquier mafia que se cruce en su camino, yo
estoy trabajando para tener los dos. Tendré que mentir, tendré que engañar y será tanta carga
que no quedará espacio para hacerlo también conmigo.

172

—¿Dónde vas a encerrarme? —pregunto después de unos segundos.

44

—¿En serio? Claramente no puedo darte la respuesta —responde. «Nada podría ser peor que esa
maldita prisión»—. ¿Te has dado cuenta de que solo hemos lanzado preguntas y nadie ha
respondido?

CAPITULO 15

88.7K 11.1K 17.5K

154

Atenea
377

A pesar de que son más de las 2300 horas y la luna está sobre mi cabeza, la temperatura es alta.
Elevo la vista al cielo. Está nublado y como si lo atrajera, la primera gota cae sobre mi frente
presagiando el inicio de un caos que nunca me imaginé atravesar de nuevo. Ya no soy quien era
hace un año, esa militar quedó atrás, ahora soy un arma humana que solo busca destruir y ganar.
Era un héroe, cometí un error, me castigaron y eso me convirtió en el peor villano. Ahora me
encuentro cediendo terrenos para derrocar imperios.

309

Hay muy pocas personas a esta hora en las calles y las que no, están resguardadas debido a los
bombardeos que están llevándose a cabo al sur. Los talibanes han tomado el control de la ciudad y
sus habitantes llevan noches sin dormir gracias al temor de no volver a despertar. He vivido esto
antes. He visto padres abrazando a sus hijos pequeños mientras desean con mucha fuerza estar en
cualquier lugar del mundo que no sea este. He vivido la desolación y el sentimiento de haberlo
perdido todo sin ninguna oportunidad para recuperarlo, porque por más héroes que haya en el
mundo, la guerra nunca va a cesar.

186

La guerra es un negocio en donde los únicos que ganan son los que no la luchan, de resto... Todos
pierden.

360

Sigo dando pasos lentos. Mis piernas están pesando cada vez más. He dejado mis botas atrás, me
descalcé para hacer más fácil el camino.

54

No dejo de detallar mi alrededor. He visto algunos pares de ojos viendo por las ventanas. Yo
tampoco podría dormir en medio una guerra. Tal vez mi problema para conciliar el sueño en las
noches sea ese. Vivo una guerra conmigo misma. Cada vez que cierro los ojos solo me veo a mí,
siendo impactada por una bala en el pecho. Una y otra vez, cada noche la misma pesadilla. No
duele y no muero, pero el miedo que me genera es más real que cualquier bala que antes me haya
herido.

316
Estoy temiéndole a mi mente y el momento de dormir es donde más activa está, por eso lo evito.
Suficiente tengo con los recuerdos de las torturas de la prisión. Repelo el olor al amar, no soporto
la oscuridad y tiemblo cuando debo entrar a lugares encerrados.

314

Me destruyeron, pero me armé de nuevo y hoy, oficialmente, he vuelto a la guerra.

245

O eso creo.

21
—?? ???? ????????? ????? —le escucho decir a uno de ellos. Entiendo poco lo que dice, pero sé
que es tayiko, uno de los múltiples idiomas que hablan en Afganistán. Está diciéndole que
debemos acercarnos más.

220
Maximilian no me brindó mucha información sobre la misión y lo entiendo. Desconfía, yo también
lo haría.

187

Intento seguir caminando con normalidad, pero todo se complica cuando nos acercamos a una
zona llena de escombros. Los hombres intentan ayudarme a pasar sobre ellos para no caer, pero
niego con la cabeza. No pueden tocarme, debe haber francotiradores en los techos, si es que se le
puede llamar francotirador a alguien que el único conocimiento que tiene es el que le ha dado un
libro sobre una abusiva religión. Las plantas desnudas de mis pies sufren a medida que avanzo.

62

El aire que llega a mis pulmones es casi nulo y la tela ha empezado a picarme la piel. Nimiedades.
Sigo hacia adelante sobre los desniveles de paredes sobre el piso hechas pedazos. Trato de ignorar
el dolor. Al llegar al final de la calle puedo ver el avión rodeado de talibanes armados.

42
Son doce en total. Tres de ellos no saben sostener el fusil, y el resto no está prestando la atención
que debería prestar un vigía.

50

—Tendrá que entrar ahí —señala una gran capilla a la izquierda. Parte de su techo está en ruinas
—. Nuestro compañero la elegirá en unos minutos para la tarea. No llame la atención —susurra y
desaparece junto con el otro hombre.

20

Me doy media vuelta y sigo caminando.

—"No llame la atención" —bufo bajito.

285

Aquí todos sabemos que eso será imposible.

293

Entro a la capilla topándome con la oscuridad del templo. Esto colabora a la orden que acaban de
darme. Me muevo aún más despacio, ya que el silencio que hay impuesto, me deja en desventaja,
porque los cilindros de metal que llevo alrededor de mis piernas son bastante ruidosos. Algunas
cosquillas de adormecimiento han empezado a escalar mis extremidades, debo sostenerme con
las manos de la pared para seguir avanzando.

Llego hasta un salón lleno de personas en posición de oración, están de rodillas con su torso sobre
ellas y la frente adherida al suelo. Un par de velas iluminan el lugar tenuemente. Reduzco aún más
mis movimientos hasta llegar detrás de ellos y acurrucarme de la misma manera, o al menos
intentarlo, no puedo hacer mucho con estas cosas en mis piernas, duele.

52
Maximilian no me dio ninguna herramienta para usar en esta misión, ni un arma, ni un
comunicador o rastreador, nada. Tendré que robar alguna luego, o tal vez dos. Las cosas van a
ponerse feas pronto.

113

Escucho murmullos en el idioma que desconozco. Ojalá pudiera aprender más, pero el tiempo que
tengo para estudiar es escaso, casi inexistente. Tal vez por eso nos entrenan desde tan pequeños,
porque saben muy bien que luego de nuestros 21 años todo será un caos eterno.

164

Sigo escuchando las voces a bajo volumen. ¿Debería rezar también? No está demás. Tal vez el Dios
de esta religión si me escuche, aunque no creo, es tanto el mal que hay en esta parte del mundo
que muchas de sus creencias los convierten en víctimas de la esperanza de hallar la gloria al final
de la vida. La fe fue inventada para soportar el infierno mientras se cree que algún día se podrá
llegar al cielo y descansar. Lástima, porque aquí no se salva nadie.

364

Fui educada bajo una religión que nunca profesé, porque no me parecía justo que mientras alza
una bandera y decía: "Dios bendiga a los Estados Unidos de América" me encontraría luego al otro
lado del mundo asesinando personas por una orden que salió de la boca del hombre que fue
elegido para dirigir y proteger una nación, mientras también destruye otras. Todas se destruyen,
siempre lo han hecho y siempre lo harán.

146
Esta eterna guerra les dará el poder que necesitan para manipular al mundo. Y esa es mi misión.
No quiero nada para mi, pero voy a quitarles todo.

100

Eso incluye a Enzo Armani, a toda su familia y a quien tenga acuerdos con ellos.

268

Un toque en mi hombro desvía mis pensamientos y me obliga a volver rápido al ahora. Giro mi
cabeza levemente y espero alguna orden del hombre que ahora me mira antes de moverme.
Mueve su cabeza hacia un lado invitándome a levantarme del suelo con la palma abierta. Estiro mi
brazo y la tomo. No sé quien sea, pero en esta situación no me conviene ser altiva.
4

Me levanto con esfuerzo y regreso a la entrada que crucé hace unos minutos. Una mujer con la
misma vestimenta que llevo me entrega una canasta llena de varios panes y dos botellas con agua.

CAPITULO 16

177K 21.3K 26.6K

192

Maximilian

228
En casi todas las memorias que guardo de Gerard estoy cargando un fusil y asesinando a un ser
vivo. No recuerdo más porque en definitiva no hay más. Solo él, armas y la perversidad en algunas
de sus palabras.

68

—El poder reside en quien más sea capaz...

16

—¿Capaz de qué? —le pregunté sin dejar de fijar mi blanco a través de la mira.

—Capaz de quitar vidas —respondió y luego ordenó: —Dispara. Va a escapar.

73

Estando boca abajo con el francotirador entre mis brazos me pateó el pie y respiré con
profundidad para obtener de algún modo la paciencia que Susan siempre me recordaba que debía
tener con él. Solo tenía quince y ya estaba harto de vivir con él. Siempre quería controlarlo todo.
Tenía dos semanas de vacaciones al año de la academia y Gerard siempre se aprovechaba de ellos.
73

Llegaba de la guerra para encontrarme más guerra en un lugar que debería ser paz.

169

Seguí observando por la mira. El ciervo estaba a un kilómetro comiendo sin percatarse que un
cazador lo acechaba. Un cazador que no quería asesinarlo, que no le veía la razón a su muerte,
pero Gerard lo exigía y sabía que no estaría de acuerdo con un "no quiero hacerlo".

63

Respiré hondo sintiendo su mirada en cada uno de mis movimientos. No quería que se repitiera lo
de la última vez y trayendo de nuevo esos recuerdos a mi mente, disparé.

84

El ciervo se desplomó. Un sonido agudo se escuchó y luego el silencio me confirmó que había sido
un tiro limpio. No esperaba menos. Si iba a hacer eso, lo haría rápido y sin dolor. De ahí venía mi
obsesión de mejorar al mil porciento mi puntería.

189

Los aplausos de Gerard me causaron ganas de arrojar el fusil por uno de los tantos barrancos que
había en ese bosque, pero respiré, seguí respirando. Eso era lo único que podía hacer frente a él.
Me incorporé sin levantarme por completo y miré mis manos.

15

¿Cambiarán en algunos años? Tenía entendido que ser el responsable de una muerte te cambiaba,
te marcaba. Te enviaba directo a un lugar del que mucha gente no saldrá nunca por más que lo
intente.

80

—La cifra de muertos en una guerra es un número rojo que genera ganancia, Maximilian. Si
quieres ganar poder tendrás que tomar decisiones que impliquen deshacerse de muchas de ellas.
No hay otro camino, aquí no hay héroes, ni villanos... Hay líderes que harán lo que tengan que
hacer para mantener el orden y tú serás uno de los mejores.
100

Tengo esa conversación en la memoria, como muchas otras más que no puedo sacarme de la
cabeza. Mis decisiones eran mortales, había tomado una recientemente y los números en rojo que
se estimaron serían lo más altos que se hayan visto en toda la historia de la humanidad.

66

—¿En qué piensas? —La voz de Atenea me regresa al ahora.

170

Ahí, sentada en una esquina, en posición de indio, con su mejilla sobre la palma de su mano se
hace ver tan sencilla en comparación a lo que realmente es: Un desastre natural.

276

—En el pasado —respondo. Cambio el peso de mi pierna, a la otra. Después de que me aseguré de
que Atenea no siguiera dejando un camino de sangre sobre el piso, me adjudiqué la vigilancia
hasta que fuera hora de partir.

—¿Y para qué te sirve ahora?

101

—En esta profesión todo está tan planeado que hace que las diferencias entre el pasado y el
futuro sean inexistentes. Pienso en el pasado porque ahí tengo el futuro.

148

—¿Y que pasó? —Su voz me transmite algo de tranquilidad y me hace sentir que es su inocente
curiosidad y no su ambición de querer saberlo todo, pero eso es lo que logra un gran manipulador.
Así que una vez más me encuentro luchando en si hablarle o cometer lo que podría ser el peor
error de mi vida, o al menos el segundo —. No importa. Entiendo, yo tampoco te respondería.

314
—¿Por qué? —Le pregunto pensando en las miles de veces que lo he hecho antes, hasta en su
ausencia.

22

—Hay muchas paredes de por medio entre nosotros, perdemos el tiempo intentando
derrumbarlas. Trabaja desde allá y yo desde aquí, en eso si nos entendemos bien.

222

—Esto no es un trabajo que haremos juntos. Mi trabajo es salvar a cuantas personas pueda del
desastre que está por venir y tu capricho es arruinar eso.

22

—¿Y cuál es el desastre que está por venir? —pregunta rápidamente. Es lo único que retiene de lo
que dije.

82

—Tú.

84

—Mientes. Estás tramando algo grande, lo sé. Tu cargo viene lleno de cosas que solo pasan en la
ficción. Ahora no sé tanto como tú, pero sé que es algo peor que yo.

114

Me encojo de hombros a pesar de que ella no lo vea. No voy a responderle.

—También estás huyéndole a las respuestas. Me incomodas, pensé que eras predecible y honesto
—agrega molesta.

—Lo soy. Así nos crearon ellos.


3

—Claramente conmigo hubo un error.

171

—Claramente —susurro.

77

—¿Por qué no te preocupa quien te está traicionando?

12

—Me preocupa.

—No lo parece. Ferragni estaba trabajando.

—Es temporal.

2
—Algo tramas. Tú no actúas así. —Esta vez sube más el tono de su voz. Llevo de nuevo la luz de la
linterna a su cara. Su mirada se queda fija en mí, aunque no pueda verme mucho y yo fijo la mía
en el verde de sus ojos. Realmente parece estar molesta, siempre lo está, pero en esta vez veo
algo diferente en ella.

135

Algo le pasó.

647
—Bastante contrario a ti —hablo de nuevo—. Eres predecible, piensas desde el odio. Te conozco,
conozco tu manera de actuar y atacar... Pero al mismo tiempo no tengo ni la menor idea de quien
eres. No tengo ni la menor idea de si sabes tocar algún instrumento o alguna mierda de ese tipo
como si te gusta el café.

170

Silencio. Completo y total silencio.

—No me gusta el café —dice de repente —. No me gusta el pollo. Odio el té y el chocolate.


Detesto la zanahoria cocida. Los caramelos blandos. Odio la cerveza. El pescado crudo es
asqueroso y...

398

—Pero te gusta el vino —recuerdo entre tanto.

235

No me sorprende que odie más de la mitad de las cosas que existen en el mundo.

177

—Sí, es cierto —dice.

—Lo sé. Te tomaste la botella más cara que tenía.

315

—No me arrepiento, fue un buen vino.

CAPITULO 17

100K 10.9K 11.8K

160
Atenea

277

No es mucho lo que puedo hacer por esta herida. Entre más la observo, más náuseas me da. Agh.
Mi estómago es un desastre, como cada que puedo y sufre de ardor siempre, y si sumo el hecho
de que lleva vacío más de veinte horas, será aún peor, porque lo único que podría vomitar serian
jugos gástricos.

237

Vuelvo a concentrarme en la herida. Tolero en extremo la sangre, pero la mía me hace querer
vomitar y más si logro ver mi costilla detrás. Esto es una jodida mierda.

94

—Esto no debía pasar, maldita sea —me quejo y dejo salir de mi boca todos los insultos que
conozca en cualquier idioma.

109

—¿Qué debía pasar entonces? —Su voz me obliga a cubrirme rápidamente el torso, pero cuando
giro sigo sola. Está al otro lado de tela de la carpa, a lo que podría llamar puerta.

122

—Ni se te ocurra entrar —le advierto. No puede verme. No quiero. Adhiero uno de los parches a la
herida y respiro hondo en el momento que debo presionar para que de pegue a la piel. Envuelvo
una venda alrededor del torso, sin ajustar demasiado. Tengo que poderme mover después.

195

—Tranquila. No quiero ver como te torturas. Sabes que esa curación pudo estar hecha en dos
minutos.

200
Lo sé. No estoy siendo racional, pero nada lo es respecto al tema de las cicatrices en mi espalda.
Solo las conoce África. Desde entonces me cuesta usar ropa descubierta, o desnudarme frente a
alguien. Tampoco es que haya tenido la oportunidad, pero solo imaginarme la idea, marea más a
mi estómago. Por esto siempre ando con una camiseta de mangas largas ajustada, bajo cualquier
tipo de ropa. No quiero que nadie se entere, no quiero preguntas, no quiero lástima... menos la de
Maximilian, para ser exacta. Suele tener piedad con quienes ve débiles y no me conviene que baje
su intensidad.

435

Tomo el pantalón camuflado negro del catre, lo meto entre mis piernas y ajusto, para luego seguir
con la camiseta negra, no es del material que me gusta, pero al menos me cubre por completo.

Doy un paso hacia afuera. Aún el sol está en auge, las personas caminan de un lado a otro con
miles de preocupaciones, o al menos eso noto en sus rostros. Me fijo en el alemán que está con las
manos metidas dentro de sus bolsillos a dos cuatro pasos de mí. Me extraña que no haya echado a
todo el mundo para curarme, aunque esta vez me hubiera negado por completo, aunque... Basta.
No puedo permitirme pensar así. No estoy entendiendo esta parte que siempre está esperando
que él cuide de mi persona. Debo suprimirla y pronto. No la necesito.

249

Camino hacia la izquierda para ir hacia otra carpa, y me acerco directo a una mesa con algunas
botellas de agua encima, también veo un par de barras de proteína. Ya las había visto cuando
llegué, no puedo irme sin cargarme. Tomo varias y las echo en mi bolsillo.

74

Salgo y vuelvo a encontrarlo en el mismo sitio, pero ahora hace algo diferente. Habla por celular.
Me acerco sigilosamente para alcanzar a escuchar un poco más de su conversación, es tranquila, lo
capto en su voz.

13

—Solo tienes cinco días —dice en alemán. Se queda en silencio algunos segundos —. No sé nada
sobre su ubicación, pero la hallaré pronto... No. No. Yo lo haré... Me importa una mierda. —
cuelga.
173

Abro una de las barras y la muerdo, esperando que se percate de mi presencia. Lo hace y cuando
me clava la mirada, alza una ceja. Volteo a ver un grupo de soldados hablando frente a nosotros
para disimular.

162

—¿Ya comiste algo? —pregunto sin saber por qué. No se me ocurrió nada más. No voy a negarlo,
suelo ser idiota para algunas cosas, pero para otras, mejor ni me nombren, acabo con todo.

195

—Espero que no esté de más recordarte, que todo lo que salga de mi boca es información
clasificada.

107

—Bien.

79

—¿Qué hacías ahí dentro? —Pregunta cambiando el tema.

30

—Me abastecía de barras. —Levanto la que tengo en la mano. Estoy intentando no mirarlo. Pensé
que estaba lista para enfrentar todo lo que significa estar a su lado, pero me equivoqué... Ya no
significa nada para mí estar a su lado. Esto son negocios. Cosas que arriesgo para ganar otras.

226

—No tienes que preocuparte por la comida, también tengo contactos y nunca nos faltará nada —
dice.

42

Dejo salir el aire por mi boca y miro hacia el cielo nublado. Detesto la lluvia, siempre complica
todo.
60

—Sé que debes llegar en dos días, pero no será posible —confieso.

—¿Por qué?

63

Sopeso la importancia de compartir esta información antes de abrir mi boca. No veo ningún
problema en revelárselo, espero no esté errando y si algo pasa, le prendo fuego a todo y cambio el
plan.

188

—Hay un pueblo pequeño en Bélgica en el que tendremos que estar 18 horas ocultos mientras nos
recogen.

37

—No me restan 18 horas —agrega.

11

—No hay otra opción, no hay otro camino. ¿Quieres ingresar a Francia conmigo? Esta es la única
manera.

16

Me motivan esas 18 horas, hace un tiempo no las tengo. Me vendrán bien. Espero poder dormir.

89

—Debe de haber otro modo. —Siento su mirada encima. Giro la cabeza para detallar sus ojos.
Busco en ellos la anomalía que vi con la linterna, pero confirmo que solo es perceptible con la luz
directa, de lo contrario sus pupilas se ven muy parejas e iguales desde aquí.

223
—Ningún criminal comparte ruta —explico —. Cada uno se mueve a su manera. Esta es la mía, es
la que me uso para poder protegerme y aún así estaría en riesgo, siempre lo estoy.

21

Cambiemos " protegerme" por " obligarme a descansar". Bélgica es un país desapercibido y eso es
lo que más me gusta de él. No veo la hora de aterrizar pronto en él.

—Por eso te entregaste, por eso no has huido —sonríe y niega —. Están detrás de tu cabeza.

—Estar a tu lado no es un lugar seguro, pero es el menos peligroso mientras espero.

89

—¿Esperar a qué? —Contraataca de inmediato.

—A que todo caiga. —Me encojo de hombros.

75

—O que caigamos.

12

—¿Por qué pasaría?

—El futuro ya está planeado, Atenea. Vamos a caer, pero eso no hará que sea el fin de la guerra.

121
—¿Por qué siento que esta vez si hablas de una guerra real? Digo, la usamos mucho para
comparar nuestra relación.

230

No encontré otra palabra para describir esto, suena mal, pero eso es. No todas las relaciones
tienen que ser del tipo amorosa, aquí se puede observar muy bien como dos enemigos tratan de
ayudarse, o engañarse más, nunca se sabrá.

CAPÍTULO 18

82.5K 10.8K 22.3K

120

Maximilian

484

Es extraño. Siempre pensé en la posibilidad de volverla a ver después de enviarla a ese lugar,
aunque muchas veces dije que esperaba no hacerlo nunca. Ahora no puedo deshacerme de la
sensación de comodidad que me proporciona su presencia. Escucharla hablar, caminar, respirar y
mirarme no deja de ser extraño, casi me siento como en una de mis pesadillas. Solo que en estas
ella no está disparándome una y otra vez al final. O tal vez sí, tal vez sea mi mente advirtiéndome
de lo que ella es capaz de hacer. Es capaz de mostrarse amable y luego clavarte un cuchillo que te
perfore el ojo.

241

No confío en ella y ella tampoco en mí, pero no tenemos otra opción. Somos las únicas personas
que tienen la suficiente inteligencia y experiencia para terminar esto con éxito. A pesar de que
ninguno de los dos sepa a ciencia cierta que es esto. Ella tiene sus enemigos, yo los míos,
compartimos algunos, pero ninguno de los dos sabe la completa verdad.

152

Tal vez ella sepa un poco más que yo, siempre ha sido más curiosa y atrevida, más temeraria. Yo
siempre he tenido que cumplir reglas, pero ella siempre ha sabido como romperlas sin que nadie
se entere.
208

Hasta que despertó curiosidad en mi y quise saber más.

135

Haber leído todo su expediente, o los tantos que tiene y luego desaparecerlos, me había dejado
como único conocedor de todo lo que implicaba ser Atenea Zubac y mientras caminamos por un
bosque lleno de arboles secos, puedo detallarla mejor. Va tres pasos delante mío. Con una enorme
maleta a sus espaldas que no aceptó que yo cargara.

171

— Yo puedo.

151

Y sé que podía, pero yo solo quería... Que le doliera menos la herida. No sé porque volvió esa
estúpida preocupación que creí muerta. Me encuentro queriendo que todo le duela menos a una
masoquista de ojos verdes. Misión imposible. Eso es ella. Una puta misión imposible, pero igual la
tomo. No busco tener éxito, pero la tomo.

499

—Por aquí —señala el sur.

29

La sigo sin decir nada. Ni siquiera está usando una brújula y eso que ya llevamos dos horas de
camino a pie bosque adentro. Su memoria jamás va a dejar de asombrarme.

260

Después de aterrizar alguien nos trajo hasta este pueblo que limita con Francia. No he hecho más
que seguir sus indicaciones, me tiene harto, y no he podido mirar hacia otro lado que no sea ella,
pero necesito llegar tan pronto como sea posible. Me ha restado dieciocho horas y las ha sumado
al tiempo que tenía pensado usar para desaparecer. Necesito hablar con alguien que tiene
información que no puedo obtener de manera correcta.

93
Sospecho que Atenea la conoce, pero no sé que tanto, así que prefiero callar. Cuando el nombre
de Jade Johnson salió de su boca, supe que algo estaba haciendo bien, porque lo había obtenido
de la misma lista en la que estaba Zubac. No creo que Atenea no lo supiera, no creo que sea capaz
de confiar a alguien a ciegas, ni siquiera en su padre.

248

Mientras estuvo haciéndose pasar por muerto ella mostró su verdadero ser. Jakov es como su
muro de contención, pero ¿quién o qué ha hecho que se desborde? Es como si a lo único que le
tuviera miedo es a que Jakov la odie o esté decepcionado de ella.

187

—Por aquí. —De nuevo, cambia de dirección y de nuevo, sigo su instrucción.

18

Vuelvo a pensar en su corte de cabello. Cuando la conocí solía llevarlo suelto, solo en misiones lo
recogía. Suelto me gusta, no importa si es largo o corto, porque cuando lo lleva libre es porque se
siente cómoda y lista para nada. Ahora lo tiene hecho trenza. Supongo que hasta debe estar
armada.

381

No la juzgo, yo lo estoy también.

De repente, se detiene y gira a verme.

—Este lugar es demasiado importante para mí, Maximilian. Si llegas a abrir la boca, porque sé que
memorizaste todo el camino, te cortaré la maldita lengua y te sacaré los ojos con un tenedor.

604

—Suena mejor si solo me pides que no diga nada. Mi plan no es joderte.


185

Rueda los ojos.

—No digas nada.

—No lo haré.

—Más te vale o...

—Sacarás mis ojos con un tenedor. Ya entendí.

224

—Bien.

81

—Bien —repito.

532

Se gira de nuevo para seguir caminando. No creo que exista el día en el que Atenea logre ser
amable porque no creo que nadie se lo haya enseñado. Jakov crio una gran mujer, pero olvidó
enseñarle lo más importante: modales.

176

Una enorme pared de piedra aparece frente a nosotros. No parece haber más camino y miro a
Atenea en busca de respuestas.
11

—Voy a arrepentirme mucho después —se queja mientras niega. Se mueve hasta una piedra
saliente y la empuja, pero en seguida suelta un quejido y se lleva las manos a la costilla —. Hazlo
tú, ¿o es falso tanto músculo?

410

—Sabes que no —alzo una ceja.

425

Doy tres pasos y empujo con fuerza. La roca se resbala sobre la tierra y deja al descubierto una
puerta de metal. Tal vez acero. Busco rápido algún tablero, pero no lo encuentro. Atenea se acerca
y pone la palma de su mano sobre ella haciendo que se abra hacia un lado. Es una habitación
pequeña y sin ventanas.

51

—No me digas que tendremos que pasar dieciocho horas ahí adentro —la miro. Tiene los brazos
cruzados sobre su pecho y me mira como si lo que acabara de decir fuera lo más estúpido del
mundo. Me siento un completo idiota y esa mirada es la causante, la detesto tanto.

243

—Solo entra y no preguntes nada más.

11

—Responde.

—¿Acaso es la claustrofobia lo que falta en tu expediente o es lo que sucede con tu vista? —


sonríe.

287
Doy un paso hacia adelante. Algo que también detesto de ella, es su sonrisa. Odio cuando la usa
después de decir lo más hiriente que se le haya venido a la cabeza. Dispara y luego festeja. Así es
en todo.

300

—A veces pienso que lo sabes todo, pero luego te escucho decir cosas como estas y lo descarto —
digo acercándome más a ella —. Ni siquiera lo intentes. Así como borré tu vida, también borro
constantemente la mía.

121

—Si ocultas cosas, es porque temes —dice y camina hasta el interior de la habitación.

88

—¿A qué le temes tú entonces?

39

Entro también y la puerta se cierra, dejándonos en una oscuridad completa.

—No es temer. Lo que sucede es que no quiero que cometas un error.

65

—¿Yo?

—Sí. No me conviene que la cagues.

37

—Claro, porque bastante ya lo has hecho tú.

CAPÍTULO 19
93.3K 10K 16.6K

El Cairo, Egipto

360

6 meses atrás...

146

Atenea

186

Estoy despierta. Sé que lo estoy. Y es una lástima para quien sea que esté haciendo guardia. Llevo
mucho tiempo en esta posición y no soporto más el amarre de mis tobillos. Egipcios de mierda.
Esto me pasa por estúpida. No debí seguir mi intuición, últimamente todo me falla mucho, hasta la
memoria, pero no tengo más para empezar. Siento que hay cosas que se me escapan, situaciones
que viví de las que a veces no recuerdo mucho, o nada.

174

Estoy encerrada en una pirámide roja que queda a pocos kilómetros de El Cairo y no deja de
sentirse familiar la situación. Debe ser porque hace poco también estuve encerrada. Seguramente
esta tercera vez, además de ser la vencida, es el punto de donde todo empieza a parecerme
normal. Una cuarta vez ya no le importaría a cualquiera. Tal vez inconscientemente me he puesto
aquí. Tal vez no quiero llegar tan entera a Maximilian. Quiero destruir todo lo que quedó dentro,
para que cuando llegue el momento de tener verlo, no haya nada que se levante para él.

190

Tendrá mi peor versión.

210
Respiro hondo. Estoy mareada. Llevo no sé cuanto tiempo de cabeza. Quiero vomitar y asesinar a
quien me colgó aquí. Exhalo e inhalo. Impulso mi torso hacia arriba. Tomo la cuerda sobre mis pies
y respiro de nuevo. No puedo soltarme, solo tengo una oportunidad más. Con mis dientes intento
romper la tela. No es muy gruesa, casi parece un velo. Hay varios a mi alrededor, tal vez los usen
para contrarrestar el polvo del techo. Debajo de mí solo hay tumbas egipcias.

65

Rasgo la tela con la ayuda de mis dedos. Estoy atada a vigas internas, que hay sobre mí, o debajo,
como sea. Espero que los brazos me resistan para escalar hasta ellas. No me olvido de respirar.
Huele a tierra húmeda y el calor es exagerado. Necesito beber agua y un baño.

25

Llevo más de veinte horas suspendida. No siento mis piernas y, aunque es poco tiempo, parece
que hubiera estado mucho más. Estoy cansada hasta la mierda. Buscar información es la peor
parte de cualquier guerra. Hacer de espía es lo más bajo y asqueroso que he hecho. Sonreír, acatar
órdenes, ser paciente y soportar, no es lo mío. Esto me recuerda a lo que tuve que hacer para que
me aceptaran en la organización de asesinos de la Ndrangheta. Aunque ser asesino a sueldo es
mucho más honorable que estar sirviéndole de mensajera a criminales egipcios que se creen
reyes. Aunque, no todo es malo, entre tantas culturas que conozco, la que menos me ha torturado
ha sido esta. Nada ha superado la tortura que recibí en Rusia o en esa prisión.

267

No debo pensar en eso. No. La maldita prisión me hace recordar a alguien que no quiero ver aún
por su bien.

178

Logro subir y me sujeto con fuerza a la viga. Respiro profundo y descanso. Necesito que la sangre
baje a mis extremidades. Después de unos minutos me siento mejor y busco descender con
cuidado por una de las verticales. Vuelvo a respirar. Sigo sin sentir las piernas y tal vez necesite
correr en un momento. Las muevo en círculos. Me siento tan cansada. Lucho con mantener mis
ojos abiertos, pero duele. Duele no poder más cuando se debe darlo todo y no se tiene nada. Y de
eso estoy armada, de la nada. Colgando de cualquier oportunidad que tenga de ganar algo. De
obtener una ventaja, una información que me lleve a algún lado, o a alguien.

99
Camino cuando siento que puedo hacerlo. Me muevo despacio, sin tocar nada a mi paso. Me fijo
en el suelo. No estoy preparada para ninguna sorpresa, no estoy preparada para nada realmente.
No sé que haré al salir de aquí, pero es sencillo encontrar la puerta. El cielo sin nubes se pinta
sobre mi cabeza, una brisa arenosa roza mi piel y me eriza. La temperatura es más baja aquí y
puedo respirar mejor. No hay nadie, ni nada a la vista.

Me dejo caer sobre mis rodillas y maldigo mi nombre tanto como puedo. Estoy haciendo todo mal.
Estoy donde no quería estar y es en el no saber.

78

No tengo nada. Nadie me conoce. Solo aplico el "favor por favor" para ir ascendiendo, pero cada
que doy un paso, retrocedo dos. Aquí todos traicionan, todos hacen trampa y claro que no me voy
a quedar atrás. Solo necesito... Ni sé que mierda necesito. Agua tal vez.

96

—Eso fue más rápido de lo que esperé.

28
Levanto la cabeza. Un hombre con lentes está parado frente a mi. Reviso que no tenga ningún
arma a la vista. Limpio. Edad militar y atuendo de turista desubicado. Pantalón y camisa. Intento
levantarme, no estaré de rodillas frente a nadie.

88

—¿Quién eres? —pregunto en un susurro.

—Me enviaron a recogerte —encoje los hombros.

73

—¿Quién?
3

Me tambaleo un poco, pero logro estabilizarme al estar de pie.

—Alguien que te conoce —responde.

36

—Nadie me conoce.

12

Me giro para caminar hacía no sé donde. Él es mi única opción ahora, pero quiero moverme un
poco y normalizarme antes de aceptar cualquier trato. O también podría aplicarle la llave y salir
corriendo con su auto, solo que... no veo ningún auto. ¿En qué vino?

69
—Estás puntual y siento decirte que no soy adivino, entonces te conoce —dice siguiéndome. Se
queda unos pasos atrás.

44

Muevo mis pies a rastras sobre la arena. El malestar que deja la suspensión por horas es de los que
más detesto. Mis músculos no responden a mis órdenes, ni siquiera puedo hacer un gesto o alzar
la mano.

28

—¿Quién eres? —repito la pregunta. Siento que el cualquier momento voy a vomitar.

—Pediste un contacto y me han enviado. Seré como tu demonio de la guardia.

87
—¿Si sabes lo ridículo que acabas de sonar? —giro un poco la cabeza para verlo. Es rubio y el sol le
hace brillar más el cabello. No me gustan los rubios, me recuerdan al idiota de Ghost y al estúpido
de Kant. ¿Vivirá aún? —. Dame la información y lárgate. No necesito un imbécil detrás de mi
maldito culo, puedo cuidármelo sola.

218

—Las advertencias no eran mentira. —Se detiene y yo también.

24

—Nunca lo son. Acátalas.

41

Respiro hondo y vuelvo a caer de rodillas. Todo está doliendo el doble y es extraño. He estado en
peores situaciones. ¿Qué mierda me está pasando? Estoy viendo borroso. ¿Me habrán inyectado
algo? Busco en mi piel alguna marca de aguja.

120

—Solo diré que no es lo mismo saber cómo es el camino, que haberlo recorrido. Hay palabras que
no puedo decir en voz alta, porque no hay como explicarlas, no tienen un nombre, nadie se los ha
puesto porque temen hacer aún más real su existencia. Existen cosas que es mejor dejarlas como
un mito, o una leyenda —habla con elocuencia y superioridad, casi se siente como alguien
importante, o tal vez es mi intuición fallando de nuevo.

115

Niego con la cabeza. Me causa gracia. Claramente no sabe quien soy, ni lo que he hecho y
tampoco se lo diré. No me encuentro en posición de creer en alguien, o confiar y menos lo haré
con este que salió de la nada. Aunque no estoy pensando muy bien. Estoy desorientada, cansada y
deshidratada. Los egipcios nunca han sido sanguinarios, pero aún así tienen una manera de secar.
Me gusta este país. Me gusta mucho, algún día voy a joderlo también.

CAPITULO 20

64.7K 7.9K 10K

86
POR FAVOR LEER LAS FECHAS, NO SE LAS SALTEN.

279

27 de julio 1996

150

Atenas, Grecia

33

Alessio

446

Es medianoche. La oscuridad oculta la casa, pero al acercarme noto que hay algo diferente. Hay
alguien más aquí. Miro a mis hombres abordo. Saben lo que tienen que hacer. Tomo el arma y la
recargo. Pongo mi corazón en cada bala y rezo porque ninguna del enemigo toque a Tyra.
Cualquiera menos a ella.

203

Los autos no se han detenido para cuando mis dedos ya han abierto la puerta y oprimido el gatillo.
Son hombres vestidos como nosotros. De negro, el color de la muerte que siempre causamos. No
importa quien gane o pierda, lo único seguro es que dejarán de latir corazones.

Y no será ninguno de los míos.

143

Un oleaje de impactos de bala se desata. Me enfoco en sus frentes y clavo disparos limpios. Dejo a
mis hombres encargados de lo poco que queda y subo las escaleras. Algo malo pasó, algo muy
malo tuvo que pasar, lo siento muy dentro.

50
Encuentro la puerta de la habitación abierta y a Tyra llorando en el piso. He llegado tarde.

69

—¿Qué pasó? —pregunto, lanzándome a levantarla entre mis brazos.

—Enzo se lo llevo... Se llevó a mi Ares, Alessio, ¡se lo llevó! —llora inconsolable contra mi pecho —
. ¡Todo es tu culpa! ¡Ve por él, maldita sea!

340

Su dolor y sus palabras me apuñalan, pero no me hieren porque sé que tiene razón. La sangre en
su bata me alerta, tanteo su cuerpo con desespero en busca de alguna herida. Toco su vientre y
siento algo moverse. Ignoro sus golpes y sus gritos.

159

—Acuéstate —le ordeno, e intento llevarla a la cama.

—¡Ve por nuestro hijo, coglione! —grita desesperadamente.

114

—¡Acuéstate, maldita sea! ¡Tengo que revisarte!

5
Llevo mis manos hasta su vientre. Se queda en silencio por un segundo y me mira con ojos muy
abiertos.

12

—Es imposible... —susurra.


184

Obedece y se deja caer con cuidado sobre la cama. Abre sus piernas y me ubico en medio de ellas.

10

—Tal vez el médico se equivocó y vio solo a uno —digo —. Cuando estés lista, puja.

201

Asiente con su cabeza y respira hondo. Recuerdo que debo lavarme las manos y vuelvo tan rápido
como puedo. El sudor en su frente, su piel pálida y toda la sangre que ha perdido, empiezan a
preocuparme. Juntos iniciamos el proceso de su segundo parto. Algo que no esperábamos, algo
que jamás habríamos adivinado.

93

Dos... Son dos. Y uno no está aquí.

124

—Vamos, Tyra —la aliento. Sus gritos llenan la habitación y escucho los pasos de mis hombres
entrar—. Estoy viendo la cabeza, un poco más...

10

—No puedo hacerlo, necesito a mi otro bebé... —solloza.

160
—He enviado a miles de asesinos por él... Ahora este bebé nos necesita. Puja, dolcezza, puja, mi
amor —repito.

320

Por primera vez en mi vida tengo miedo, por primera vez en mi vida no sé que hacer, por primera
vez en mi vida le fallé al amor de ella, pero por primera vez en mi vida voy a destruir el mundo y
construir uno nuevo para ellos.
174

Recibo a la pequeña criatura en mis manos temblorosas. Levanto mi mirada hacia Tyra y no
reprimo ninguna de mis lágrimas.

90

—Una niña —decimos al unísono.

425

??

43

—Aún no tenemos noticias sobre Enzo —informa uno de mis hombres —. Creemos que salió del
país tan pronto como se llevó al bebé.

76
—Entre el cielo y la tierra no hay nada oculto. Búsquenlo sin parar y tráiganmelo vivo. Voy a
encargarme de él —indico y muevo la mano para dar a entender que quiero estar solo.

31

Apoyo mis codos sobre mis rodillas y me tomo la cabeza entre las manos. Han pasado siete días
desde que Ares fue raptado y no he dormido desde entonces. Tyra tampoco lo ha hecho. Solo
llora, se recrimina, me insulta y no sale de su habitación. Al menos alimenta a Atenea. La hace
dormir, la baña y se encarga del resto de sus cuidados, pero las lágrimas no le faltan mientras lo
hace. Me destroza el alma verla así, pero aún más me destroza no tener a mi otro hijo cerca con su
hermana y su madre.

264

Salgo de mi oficina para ir a revisarla. No quiero separarme de su lado. Su depresión me asusta y si


cuando está feliz es un desastre, no me quiero imaginar como sería si la tristeza se adueña
totalmente de ella. La encuentro dormida con la bebé a su lado. Recuesto mi cuerpo sobre el
marco y dejo escapar todo el aire. Las ganas de llorar me abruman, pero aparto sin delicadeza el
líquido de mis ojos.
87

Soy el Don de la Cosa Nostra y tengo que actuar como tal. Tengo que proteger a Ares y Atenea
Armani por sobre cualquier cosa. Mi legado es mi vida. Tyra y ellos lo son.

193

Vuelvo a la oficina y marco el único número que me sé de memoria.

—Zubac —digo cuando descuelga.

153

— Armani.

—Algo ha pasado y necesito tu ayuda —intento que la voz me salga firme, pero fracaso. Jakov es la
única persona en la que puedo confiar en estos momentos, es mi sangre, es mi primo, y espero
que no me falle.

753

— ¿Qué pasó, Alessio?

—Ares... Enzo lo secuestró y no logro dar con su ubicación. Todo el clan se ha puesto en mi contra
después de que se reveló mi relación con una de las Kratos. Necesito poner a Tyra en un lugar
seguro para ir tras él, ella... Ella no está bien ahora mismo.

55

Nuestras familias siempre estuvieron enemistadas, me enviaron a acabarlas, a ambas, pero Tyra se
adelantó, y acabó conmigo. Causó una obsesión de la que nunca podré curarme, ni siquiera
inyectándome alguna de las mierdas que me obligaron a crear.
105

— ¿Sigues aquí?

—Sí —respondo —. No quiero irme de Grecia, no sin Ares. Está aquí adentro, Enzo no puede haber
ido tan lejos.

13

— También lo estoy, pero no puedo revelarte la ubicación por teléfono.

Mi cerebro procesa y busca algún lugar que él pueda captar sin tener que decirle con exactitud
cuál es.

—Tal vez esto te incomode, pero no se me ocurre más.

— Escucho.

—La primera cita que tuve con Kyra, pregúntale. Ella sabrá.

CAPITULO 21

72.5K 9.1K 17.7K

84

Atenea

181
Cruzar fronteras siempre ha sido agotador. No es complicado, tampoco sencillo, pero sí agotador,
sumándole que no dormí nada por quedarme jugando ajedrez con Maximilian. Encontró la vieja
caja de juegos de mesa de Jakov y sacó el tablero cuadriculado. Lo puso frente a mí y alzó una ceja.

202

—¿Juegas? —preguntó.

48

—Aburrido—rodé los ojos y seguí leyendo uno de mis libros de física.

36

—Aburrido eso —señaló —. Vamos, seré suave.

192

—No voy a jugar.

—¿Qué pasó con tu competitividad? —preguntó organizando el tablero y las fichas sobre la mesa
del centro.

—Estoy descansando.

Pensé que si lo ignoraba dejaría de molestar, pero no fue así.

93

—Descansa jugando conmigo.

222
—No quiero jugar contigo. —Me levanté del sillón decidida a subir a la segunda planta.

—¿Y si apostamos?

126

Me detuve y giré para verlo.

28

—Me gustan las apuestas —dije y me senté frente a él.

248

—Tenemos pendiente una carrera —recordó.

222

—Ya la cursé en Mónaco.

11

—Pero yo no.

—Que siga pendiente, entonces.

95

—Lo seguirá.

28

Acomodó las fichas y me dejó salir primero. Más que un juego de piezas y movimientos empezó a
ser uno de miradas. Un juego que iba a ganar y así fue. Demasiado fácil, muy fácil y sospechoso.
85

—No te esforzaste. Ignoraste movimientos obvios.

26

—¿Tan poca confianza te tienes? —se burló y se puso de pie.

—Juguemos otra vez —propuse y volvió a dejarse caer sobre el piso.

36

Esta vez ganó. Volvimos a jugar, y cuando iba a ganar de nuevo, se rió de mí hasta más no poder y
tiré al piso el tablero junto con las fichas. Todo causó un estruendo que hizo que su risa cesara y
sus ojos me asesinaran.

275

—No se te da bien perder, Zubac.

79

—No perdí. El juego no termino. ¿Ves cómo la destrucción ayuda?

227

—Perdiste.

—No. Es un empate.

23

—Tramposa.
32

—En la guerra y en el amor todo se vale —alcé mis cejas.

319

—¿Y eso que fue?

74

—Guerra.

16

—¿Y cuando haremos el amor? —sonrió y sabía que estaba bromeando.

836

—Nunca. No se puede hacer algo que no existe —respondí. Él se levantó y apoyó las palmas de sus
manos sobre la mesa. Su rostro quedó tan cercano al mío que pude aspirar de nuevo su aroma a
jabón neutro. Mirarlo fijamente era todo un reto que estaba dispuesta a aceptar.

191

—Lo que no existe se puede inventar.

588

El aliento de sus palabras acarició mis labios y justo cuando decidí respirar, él se alejó y subió las
escaleras. Golpeé levemente mi frente contra la mesa y exhalé. Solo estoy nerviosa, solo es eso,
no siento nada más. Me levanté y recogí todo el desastre que causé, y aprovechando que estaba
sola, fui hasta los libros y los subí hasta mi habitación. Los llevaría para el camino, y cuando me
deshiciera de él, los examinaría a fondo.

66

Ahora no hago más que pensar en lo que contienen, en los números, en los códigos, en todo. Mi
mente no ha dejado de trabajar desde que salimos de Bélgica, y mucho menos lo hará ahora que
entramos a Francia, con más exactitud, en Valenciennes, una ciudad ubicada al norte del país. El
solo pensar en que iba a volver a verlo, me escocía el estómago.
66

Dejamos nuestro equipaje en un pequeño motel a las afueras y hemos salido de nuevo a las calles.
Le he preguntado a Maximilian el nombre de la persona que busca. Respiró profundo antes de
mirarme y dijo:

—Xhantus Kratos.

253

No me dijo la razón. Por más que pregunté, insistí con amabilidad y amenacé con un arma. No
habló. Y ya no me quedaba de otra, no podía volver atrás, y ahora me encuentro arrepintiéndome
de no preguntarle antes, aunque, de cualquier manera, hubiese tenido que ayudarlo. Él tiene algo
que quiero y tengo que seguir cediendo.

71

—Espero que realmente sepas lo que estás haciendo —digo.

—Sé lo que estoy haciendo, pero lo que espero es el resultado.

—Entonces espero que esperes algo bueno de lo que estás haciendo.

30

—Lo espero, es seguro.

—Bien.

132
Caminamos por toda la calle de piedras. Algunos locales comerciales recién abren las puertas para
atender a personas. Pasamos por esa cafetería en la que a veces me gusta detenerme a tomar un
té y continuar. Siempre vengo sola y me hayo dudando si hacerlo o no. No quiero inmiscuir más a
Maximilian de lo que ya está en mi vida. No quiero que vuelva a cruzar la línea.

89

—Espera —dice a mis espaldas —. Tengo hambre.

64

Se devuelve a la cafetería y entra. Mierda. Muerdo el interior de mi mejilla. Me quedo afuera


esperando a que salga después de comprar lo que sea que quiera comprar. Me fijo en el cielo
oscuro. Al parecer llovió en la madrugada. Espero que esté despierto. Ese idiota tiene fetiches con
la lluvia en la noche, es cuando más comprime cuellos.

102

—¿Esperas una invitación? —La voz de Maximilian me alerta.

21

—No tengo hambre.

—Hay que comer. Entra —dice y abre la puerta para mí.

72

—Que no tengo hambre.

11

—Entra.

—Estás bloqueando el paso. —Miro detrás de él a las personas que esperan pasar.
1

—Entra. Recuerda que no queremos llamar la atención. —Alza las cejas.

52

Respiro hondo y me muevo al interior.

—¿No llamar la atención? Eres un monstruo de músculos —digo caminando hasta una de las
mesas del fondo. Él viene detrás de mi—. Intenta comer menos y alzar menos peso en el maldito
gimnasio si quieres colaborar con eso.

CAPÍTULO 22

181K 20.1K 58K

Escritor: angiopolis por angiopolis

36
¡Ups! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar con la publicación,
elimínela o cargue una imagen diferente.

Dos meses después del escape de Atenea

238

14 de febrero del 2021

41

Hamburgo, Alemania

10

Ares

248

Un lugar público.
12

Fue lo único que me pidió esta vez para vernos. No me sorprende, siempre exige algo diferente.
Siempre está en un lugar diferente y aunque gracias a Enzo sé por qué, no evita que me maree. Es
tan ridícula. Si Atenea quisiera matarla, ya lo habría hecho hace tiempo, es algo que ni el estúpido
de su hermano, ni su familia entenderán. Las cosas que más producen daño están aquí en esta
vida, la muerte es una bendición para muchos, y Atenea lo sabe.

141
Entro al jardín botánico tan lindo y lleno de vida. Me siento como una basura entre tantas risas e
incontables cosas con formas de corazones. Casi parece una obsesión lo que tienen con la figura
en un día como este. Para ellos significa amor o te amo , pero para la historia es la figura de una
planta extinta que se usaba para abortar en la Antigua Grecia.

103

Pero no por eso dejo de celebrar San Valentín. De verdad me encanta. Soy feliz repartiendo
corazones. En un día como este siempre llevo conmigo un viejo radio que tengo desde que tenía
diez años. Aún funciona y lo cuido con mi vida porque necesito que dure toda ella. Hoy compraré
algún trago, me robaré algún que otro corazón que conozca en el bar y luego lo haré latir, llenarse
de adrenalina y morir frente a mis ojos mientras escucho en mi radio la única canción que me sé
de memoria.

291

Esta cosa llamada amor. Debo ponerme a ello.

104

Un verdadero cielo, pero he tenido que bajar al infierno para encontrarme hoy con Rosie. Y vaya
que me gusta el infierno. Más cuando satán es una millennial de ojos de cristal y piel pálida. Bien
dicen que el cielo y el infierno nunca serán lo mismo para todos. Destruí mi cielo, y Rosie me está
destruyendo a mí.

250

Después de caminar un par de metros con las manos dentro de los bolsillos de mi abrigo, el
encuentro sobre el puente, con la mirada perdida en el río. Las ramas de los árboles se mueven
con la brisa helada. Nunca solemos vernos en esta época del año. Desde finales de noviembre,
cuando la sangre se congela aún más rápido, es el tiempo en el que más trabajo. El frio es algo a
favor para un asesino.

35

Y me gusta verla en verano. Siempre llevar el cabello suelto y detestables vestidos de pequeñas
flores. Odio verla vestida de negro y con su cabello escondido dentro de una bufanda.

163

Camino lento en su dirección. La curiosidad que me despertó su inusual llamada me tiene aquí.

3
—Espero que no estés esperando algún regalo de San Valentín de mi parte —digo a sus espaldas.
Fijo mi vista en el río. Hay personas a sus orillas teniendo coloridos picnics para celebrar el amor.
Quiero vomitar.

181

—Ni siquiera esperaba que vinieras.

18

La rodeo y me paro en frente.

—¿Por qué?

Levanta sus ojos cristalinos hacia mí.

—Hola, Ares —dice con voz temblorosa para luego esconderse en mi pecho. Sus delgados brazos
me rodean el torso, y no dudo en responde. Oculto mi rostro en el espacio de su hombro y cuello.
Inhalo su aroma. La piel de mis brazos se eriza. Asquerosa vainilla.
361

—Hola, muñequita —susurro.

347

-Tengo miedo.

—¿De qué?

—Por Maximiliano.

145

Me separo y la miro.

—¿Qué hizo?

8
—No puedo decírtelo aquí —susurra y echa un vistazo a su alrededor—. Pero alguien tiene que
pararlo.

127

—¿Y estás contándome esto que no me importa, y lo sabes, porque...?

79

—Porque necesito que liberes a Atenea.


281

—¿Cómo sabes que...?

15

—Susan me contó todo lo que pasó. Gerard y ella son los únicos que saben lo que hizo Maximilian,
y yo, yo también sé, pero al parecer tú también —dice alzando las cejas.

115

Cree que ha descubierto el fuego. Pobre. Como si me importara mentir o guardar secretos. A la
gente le duele la verdad ya mi me encanta el dolor ajeno. No soy educado y por eso decidí dejar
de mentir.

sesenta y cinco

—Atenea ya está libre, muñequita.

80

—Necesito contactarla.

—Hazlo.

-¿Y Como?

—Te lo diré, pero antes... —digo y ahora soy yo quien mira hacia todos los lados. No encuentro
nada raro alrededor —. Cuéntale todo. Pidele que te ayude con algo de Milan. Deben ser
compatibles. Ella tal vez pueda donar la médula que necesita, espero que tenga su sangre limpia y
no esté como la mía.

397
—¿Y si me manda al carajo? Atenea me dijiste que ella no sabia nada y ahora que lo sabe todo
tengo miedo de lo que puedo hacer... y no...

78

—No te pasará nada. Te ayudará. O al menos eso pienso... —Tomo su mentón entre mis dedos y la
obligo a mirarme —. ¿Por qué el cambio tan abrupto? Pensé que la odiabas.

388

—Y lo hago, pero no puedo dejar que nada malo le pase a Milan, ni a Maximilian. Va directo a algo
que podría ser suicida y ella es quien... Olvídalo. Quien más me importa ahora es Milán y necesito
que a ti también sea lo único que te importe.

593

—Te contactaré con ella con una condición.

—¿Cuál?

—Quiero ver más a Milan y no solo eso, quiero que él me vea.

185

—No... Jamás voy a dejar que...

52

—Solo quiero que me veas. Que crezca viéndome, no voy a hablarle, no voy a jugar con él, ni
enseñarle nada, solo quiero que me vea. Que recuerde mi rostro para que al menos sepa que el
monstruo de su padre estuvo cerca. Deja que mi hijo me vea, Rosie.

440
Espero y espero una respuesta que nunca llegue. Ella gira su rostro para ignorar lo que pido. Como
siempre hace.

—Tú también estás mal de la cabeza —la suelta.

134

—Estoy yendo a terapia.

57

—¿Y tu terapeuta sabe que estás aquí? ¿Sabes que te sigue hasta sangrar una vez al año? ¿Qué me
envía fotos y videos tuyos en lencería roja? ¿Lo sabe? ¿Sabes que sigues enamorada de un
enfermo? —Las palabras me salen con filo, y espero que la corte, espero que la deshagan y se
siente culpable. Es muy buena, siempre será mejor que estemos bien.

CAPÍTULO 23

179K 25.5K 59.6K

Escritor: angiopolis por angiopolis

52

¡Ups! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar con la publicación,
elimínela o cargue una imagen diferente.

Maximiliano

237

Aprieto mis dedos con más fuerza de la que alguna vez la he hecho al tomarla de la mano. Me
siento inseguro. Lo que produce la existencia Atenea en una vida es casi parecido a la adrenalina
que despierta una situación de peligro. Correr es el primer pensamiento y el más razonable que se
cruza, pero aquí estoy queriendo que no se me escape. Me gusta la adrenalina. Tal vez este
momento sea el inicio del secuestro que pienso hacer de por vida. Así me odie, así la odie, ambos
vamos camino al mismo infierno.

329

—Imposible. Susan no habia dejado que...


37

—¿Qué nos conociéramos?

—No puedo más. —Atenea se suelta y quedo vacío de nuevo —. ¿Qué mierda está pasando?

163

-Ella es...?

—Sí —le responde Xhantus a la chica—. Ella es Atenea Armani.

211

Debo suponer que ya les habrá contado todo, o al menos alguna parte de su familia.

—Zubac. Mi nombre es Atenea Zubac —dice imponente. Como si al pronunciarlo hubiera una
orden implícita, y esa fuera rendirle pleitesía.

201

Se voltea para mirarme y exigirme con su lenguaje corporal una respuesta. Llevaba haciendo
preguntas sin hablar desde que le pedí silencio. Y sé que no va a darme más tiempo para
explicarme, pero no cederé. Si le digo lo que pienso hacer, va a matarme sin pensarlo. Esto la
destruirá, pero tiene que hacerse.

308

—¿Por qué me trajiste aquí? —pregunta.

5
Mi insistencia fue bastante obvia, no me importó, y sigue sin hacerlo. Tendrá que torturarme para
sacarme ninguna palabra. Giro mi cuerpo para quedar frente a ella. Sus ojos me miran con furia.
Sus cejas casi tocan sus pestañas. Amo y detesto que me mire así y no haga nada más. Está
conteniéndose en lo que le es posible. Está haciendo un esfuerzo por no sucumbir ante sus
demonios. Si fuera alguien sin importancia, ya me habría matado. Si ella fuera alguien sin
importancia, también lo habría hecho. Pero no lo es. No lo somos. Y eso es un error.

268

La tomo de la mano y nos alejo de ellos.

24

—Estoy haciendo lo que se tiene que hacer —me inclino para hablarle de cerca. Intento alejarse,
pero lo impido tomándola del brazo —. Si no vas a colaborar, lárgate, pero antes que de que
decidas diré que, sea a donde sea que vayas, voy a encontrarte y voy a joderte hasta que uno
acabe con el otro y ni así vas a estar en paz porque el trabajo que Estoy haciendo para impedir que
la organización te mate dejaría de existir conmigo. Tal vez puedas tú conmigo, con Merassi,
pudiste con Igor, pero no podrás contra todo un equipo perturbado para hacer caer gente como
tú.

194

-No...

37

—No —interrumpo—. Escúchame... Solo escúchame. No siempre tienes que conocer el plan para
actuar. A veces tienes que confiar. Ahora mismo, soy el único preocupado por tu maldita vida,
hasta más que tú mismo.

241

—¿Preocupado? ¿Confiar? —sonríe haciendo que lo que acabo de decir suena ridículo. Mueve de
lado a lado su cabeza, para luego fijarse y señalar las personas que nos ignoran de una pésima
manera—. Mira a donde me trajiste. ¿Crees que no sé quiénes son?

105

—¿Quién es hijo?
5

—No finjas demencia —clava su dedo índice en mi pecho—. Finge todo lo que quieras estar
preocupado por mí, pero no finjas demencia. No me insultes de esa manera.

122

—Tienes que conocerlas... ya alguien en Argentina. Este último nos llevará a Jade.

89

—¿Para qué la necesitamos? ¿Para qué? ¿Acaso piensas mandarme a la puta luna esta vez?

216
—Sería una manera efectiva de al fin deshacerme de ti sin tener que matarme —ladeo una sonrisa
y me cruzo de brazos.

162

No sé si es que no sabe que ese no es el trabajo exacto de Jade o bromea, o únicamente sabe que
trabaja en la NASA. Empiezo a caminar regreso a la reunión. Ella viene detrás de mí. Las respuestas
estúpidas la sacan de casillas, pero no puedo decir nada más, aunque eso signifique ganarme aún
más su odio. Hay demasiadas cosas que Atenea no tolera, entre ellas que la no la tomen en serio.

68

—Ni sacándome del planeta tenemos paz—dice.

159
Giro haciendo que su pecho choque con el mio. Sus ojos se encuentran con los míos y por una
milésima de segundo algo en su mirada cambia, pero todo el odio que me tiene vuelve a ahogarla.

123

—«Si no acabamos con la guerra, que la guerra acabe con nosotros». —Me rodea para seguir
caminando. Voy detrás hasta de nuevo enfrentarnos a Xhantus. Así Atenea sepa quiénes son, haré
las debidas presentaciones.
92

—Ellas hijo Ahava y...

48

—Asena Jovie —completa la rubia caminando hasta a Atenea para extenderle la mano.

100

Sus manos ya no están en puños y su espalda se ha enderezado aún más, pero no ha devuelto el
saludo. Estoy por decir algo para acabar con la incomoda situación, pero Atenea se adelanta.
Levanta su mano y la estrecha con suavidad. Sonrie tambien.

96

—Un placer —dice. No hay nada más que solo educación en el tono en que lo dice. No hay
sarcasmo, no hay odio.

117

Deshace la unión y señala a la rubia más joven.

—¿Ahava Jovie? —Se acerca y le extiende la mano también —. Un placer conocerte también.

193

Ahava acepta el gesto y le enseña los dientes de vuelta. Xhantus me mira con el ceño fruncido y
entiendo lo que se está preguntando porque yo tengo la misma duda. Ella no es así. Algo pasa,
pero..., ¿qué?

269

Las hermanas empiezan una conversación con ella. Xhantus se planta a mi lado a mirar en la
misma dirección. Solo han pasado minutos. Su rostro ha cambiado y está actuando como alguien
normal de su edad. No hay amargura en su cara. Sus expresiones se han transformado por
completo al igual que su semblante. Luce relajada, mueve las manos para hablar, sonríe de vez en
cuando, arruga la nariz cuando niega algo..., nunca la había visto hacer eso. Está actuando. Ella no
es así. Algo planea.

358

—Creo que Kyra dijo que era una mujer difícil de tratar —dice el anciano.

182

— Es una mujer difícil de tratar.

62

—Lo que estoy viendo no coincide.

76

—Lo que estas viendo es la punta de un iceberg.

82

—Así que... ¿Casados? ¿Marido y mujer? —cuestiona extrañeza.

228

-Si.

38

—Qué casualidad que los franceses tendrán como ley no tocar a las esposas.

134

—Casualidad no, conveniencia sí.

CAPÍTULO 23

179K 25.5K 59.6K

Escritor: angiopolis por angiopolis

52

¡Ups! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar con la publicación,
elimínela o cargue una imagen diferente.

Maximiliano
237

Aprieto mis dedos con más fuerza de la que alguna vez la he hecho al tomarla de la mano. Me
siento inseguro. Lo que produce la existencia Atenea en una vida es casi parecido a la adrenalina
que despierta una situación de peligro. Correr es el primer pensamiento y el más razonable que se
cruza, pero aquí estoy queriendo que no se me escape. Me gusta la adrenalina. Tal vez este
momento sea el inicio del secuestro que pienso hacer de por vida. Así me odie, así la odie, ambos
vamos camino al mismo infierno.

329

—Imposible. Susan no habia dejado que...

37

—¿Qué nos conociéramos?

—No puedo más. —Atenea se suelta y quedo vacío de nuevo —. ¿Qué mierda está pasando?

163

-Ella es...?

—Sí —le responde Xhantus a la chica—. Ella es Atenea Armani.

211

Debo suponer que ya les habrá contado todo, o al menos alguna parte de su familia.

—Zubac. Mi nombre es Atenea Zubac —dice imponente. Como si al pronunciarlo hubiera una
orden implícita, y esa fuera rendirle pleitesía.
201

Se voltea para mirarme y exigirme con su lenguaje corporal una respuesta. Llevaba haciendo
preguntas sin hablar desde que le pedí silencio. Y sé que no va a darme más tiempo para
explicarme, pero no cederé. Si le digo lo que pienso hacer, va a matarme sin pensarlo. Esto la
destruirá, pero tiene que hacerse.

308

—¿Por qué me trajiste aquí? —pregunta.

Mi insistencia fue bastante obvia, no me importó, y sigue sin hacerlo. Tendrá que torturarme para
sacarme ninguna palabra. Giro mi cuerpo para quedar frente a ella. Sus ojos me miran con furia.
Sus cejas casi tocan sus pestañas. Amo y detesto que me mire así y no haga nada más. Está
conteniéndose en lo que le es posible. Está haciendo un esfuerzo por no sucumbir ante sus
demonios. Si fuera alguien sin importancia, ya me habría matado. Si ella fuera alguien sin
importancia, también lo habría hecho. Pero no lo es. No lo somos. Y eso es un error.

268

La tomo de la mano y nos alejo de ellos.

24

—Estoy haciendo lo que se tiene que hacer —me inclino para hablarle de cerca. Intento alejarse,
pero lo impido tomándola del brazo —. Si no vas a colaborar, lárgate, pero antes que de que
decidas diré que, sea a donde sea que vayas, voy a encontrarte y voy a joderte hasta que uno
acabe con el otro y ni así vas a estar en paz porque el trabajo que Estoy haciendo para impedir que
la organización te mate dejaría de existir conmigo. Tal vez puedas tú conmigo, con Merassi,
pudiste con Igor, pero no podrás contra todo un equipo perturbado para hacer caer gente como
tú.

194

-No...

37
—No —interrumpo—. Escúchame... Solo escúchame. No siempre tienes que conocer el plan para
actuar. A veces tienes que confiar. Ahora mismo, soy el único preocupado por tu maldita vida,
hasta más que tú mismo.

241

—¿Preocupado? ¿Confiar? —sonríe haciendo que lo que acabo de decir suena ridículo. Mueve de
lado a lado su cabeza, para luego fijarse y señalar las personas que nos ignoran de una pésima
manera—. Mira a donde me trajiste. ¿Crees que no sé quiénes son?

105

—¿Quién es hijo?

—No finjas demencia —clava su dedo índice en mi pecho—. Finge todo lo que quieras estar
preocupado por mí, pero no finjas demencia. No me insultes de esa manera.

122

—Tienes que conocerlas... ya alguien en Argentina. Este último nos llevará a Jade.

89

—¿Para qué la necesitamos? ¿Para qué? ¿Acaso piensas mandarme a la puta luna esta vez?

216

—Sería una manera efectiva de al fin deshacerme de ti sin tener que matarme —ladeo una sonrisa
y me cruzo de brazos.

162

No sé si es que no sabe que ese no es el trabajo exacto de Jade o bromea, o únicamente sabe que
trabaja en la NASA. Empiezo a caminar regreso a la reunión. Ella viene detrás de mí. Las respuestas
estúpidas la sacan de casillas, pero no puedo decir nada más, aunque eso signifique ganarme aún
más su odio. Hay demasiadas cosas que Atenea no tolera, entre ellas que la no la tomen en serio.
68

—Ni sacándome del planeta tenemos paz—dice.

159

Giro haciendo que su pecho choque con el mio. Sus ojos se encuentran con los míos y por una
milésima de segundo algo en su mirada cambia, pero todo el odio que me tiene vuelve a ahogarla.

123

—«Si no acabamos con la guerra, que la guerra acabe con nosotros». —Me rodea para seguir
caminando. Voy detrás hasta de nuevo enfrentarnos a Xhantus. Así Atenea sepa quiénes son, haré
las debidas presentaciones.

92

—Ellas hijo Ahava y...

48

—Asena Jovie —completa la rubia caminando hasta a Atenea para extenderle la mano.

100

Sus manos ya no están en puños y su espalda se ha enderezado aún más, pero no ha devuelto el
saludo. Estoy por decir algo para acabar con la incomoda situación, pero Atenea se adelanta.
Levanta su mano y la estrecha con suavidad. Sonrie tambien.

96

—Un placer —dice. No hay nada más que solo educación en el tono en que lo dice. No hay
sarcasmo, no hay odio.

117

Deshace la unión y señala a la rubia más joven.

1
—¿Ahava Jovie? —Se acerca y le extiende la mano también —. Un placer conocerte también.

193

Ahava acepta el gesto y le enseña los dientes de vuelta. Xhantus me mira con el ceño fruncido y
entiendo lo que se está preguntando porque yo tengo la misma duda. Ella no es así. Algo pasa,
pero..., ¿qué?

269

Las hermanas empiezan una conversación con ella. Xhantus se planta a mi lado a mirar en la
misma dirección. Solo han pasado minutos. Su rostro ha cambiado y está actuando como alguien
normal de su edad. No hay amargura en su cara. Sus expresiones se han transformado por
completo al igual que su semblante. Luce relajada, mueve las manos para hablar, sonríe de vez en
cuando, arruga la nariz cuando niega algo..., nunca la había visto hacer eso. Está actuando. Ella no
es así. Algo planea.

358

—Creo que Kyra dijo que era una mujer difícil de tratar —dice el anciano.

182

— Es una mujer difícil de tratar.

62

—Lo que estoy viendo no coincide.

76

—Lo que estas viendo es la punta de un iceberg.

82

—Así que... ¿Casados? ¿Marido y mujer? —cuestiona extrañeza.

228

-Si.
38

—Qué casualidad que los franceses tendrán como ley no tocar a las esposas.

134

—Casualidad no, conveniencia sí..

CAPITULO 25

157K 21.1K 52.3K

Atenea

712

Si le hablara a un civil del Nuevo Orden Mundial, creería que estoy demente. Que soy una
conspirativa y voy contra el gobierno actual, pero se equivocaría, porque conspiraciones no son.
Hay un régimen, una estructura que nadie conoce. Solo pocos entes en el mundo están enterados
de ella. Sé que Maximilian recibió esta información hace poco y yo estoy enterada de ello por
Jakov, y no porque precisamente me lo contara una noche antes de dormir y darme un beso en la
frente, no.

99

Algo me dice que ahí está la razón por la que rechazó la comandancia y por la que Magnus prefirió
retirarse antes de llegar a ella. No tengo casi nada claro, estoy abriéndome camino para encontrar
respuestas, pero ahora sé que no se trata de eso... Se trata de hacerse las preguntas correctas y
ahora las tengo. Y la mayoría tienen que ver con él... con mi "papá".

79

Papá...

68

Ahora es aún más amargo el sustantivo. También los sentimientos que acompañan mis recuerdos
con él. El pasado era el único lugar donde podía vivir segura, donde existía una esperanza que me
mantenía a raya. En el pasado existía alguien diferente a lo que soy ahora y lo que he descubierto
de él.
13

En el pasado sí había algo... y ahora hay nada.

93

Solo tenía que investigarlo. ¿Por qué no fue comandante supremo si tuvo el puesto a sus pies? Eso
solo puede tener una respuesta: Tiene uno más arriba.

53
El Nuevo Orden Mundial no es una mentira y Jakov Zubac podría ser una prueba de ello. Su vida es
un misterio. Dado por muerto, luego, aparece como salvador en una Isla a la que me llevan
después de un extraño traslado a cargo de Magnus White. Alan desaparece y un alemán
entrenado para ser el salvador del mundo sube al poder supremo de La Asamblea General.

208

Y esto me lleva a... ¿Qué tanto sabe Maximilian?

59

Desterró al presidente de los Estados Unidos... Tal vez signifique que Alemania movió una ficha al
frente. ¿Y quién decidió empezar a jugar? Porque una desaparición como esa, causada por
Maximilian, no pudo ser un primer paso. Fue una respuesta. Demasiado correcto para hacer lo
otro. El monstruo solo sale cuando puede justificarlo.

54

Y cómo me encanta ese lado de él.

187

Me burlo en silencio.

El mundo va a cambiar, eso es seguro, pero se hará a mi manera. Tanto que, si alguna vez caigo, el
mundo lo hará conmigo.
212

Pero antes tendré que pasar por algunas cosas y esta es una de esas.

El agua helada vuelve a quemarme la piel una vez más. Oliveira tiene a alguien apuntándome con
una manguera a alta presión. El dolor es tan insoportable que no puedo evitar arañarme la
garganta a gritos. Juro y juro que voy a matarla. Será lo único diferente que haga a lo que tengo
planeado. Solo a ella. Laura ha pasado a encabezar mi lista negra.

213

El agua se detiene y vuelvo a respirar.

—Eres como las malditas cucarachas. Ni una bomba atómica acaba con ellas —dice.

89

—Gracias, es bonito el cumplido, pero mejores me han dicho.

183
El agua vuelve a pegarme y cincuenta segundos después se detiene. Me mareo, pero vuelvo a
sentarme sobre mis piernas. Apoyo las palmas sobre el piso frío y respiro hondo. Estoy temblando.
No tengo más que gotas de agua sobre la piel, si es que todavía la llevo puesta y el agua no se la
llevó. Me arde todo el cuerpo, me duele todo, y el dolor no es más que alimento para mi odio.
Entre más me golpeen, más profunda será su tumba, y no precisamente voy a enterrarlas muertas.
Levanto mi rostro para mirarla a Natasha.

139

Está al fondo mirando con los brazos cruzados sobre su pecho. Está consternada. Es débil, o al
menos eso puedo traducir de su expresión. Es cobarde y entre ella y Laura, hay una enorme
diferencia. Mientras una desea matarme, la otra está trabajando en convertirlo en un hecho. Un
cobarde y un valiente en todo su esplendor.
5

—¿Qué piensas de esto, Coleman? ¿Estás de acuerdo? —Le pregunto y la miro.

—Natasha solo está viendo como sigo el protocolo que por ley se te debe de aplicar. Tú también lo
has hecho, lo conoces, y has estado en el lugar en el que yo estoy ahora. Lo mereces, es lo justo, lo
sabes. Y yo voy a aplicarlo. Maximilian está muy errado si piensa que todos sentimos lo mismo que
él siente por ti. Hoy no habrá redención.

91

—Maximilian no siente nada por mi —susurro y mientras sigo mirando a Natasha.

123

No quiero perderme su reacción.

30

—¿Qué no siente nada por ti? —Laura bufa—. Estás viva gracias a él. Debió matarte y no lo hizo
porque parece que se enamoró de la basura de persona que eres. Está cargando con mierda que
no le corresponde y todo porque...

147

El rostro de Coleman se deshace con cada palabra de Laura. Le sonrío mientras Laura sigue
hablando de cómo soy el mundo para Maximilian. La expresión se le endurece y suelta los brazos,
indicando y gritándole al hombre que vuelva a dispararme con la manguera.

273

Débil.

39

El agua cesa y no pierdo tiempo en pararme, simplemente la miro desde el piso.


3

—El amor no correspondido es algo muy egoísta, ¿no crees? El falso porque con el tiempo se
convierte en odio... y va a consumirte, Coleman.

168

Laura la mira.

—¡Lárgate! —le grita Oliveira, pero ella no se mueve y tampoco despega la vista de mi espalda
desnuda.

148

Nadie debía verlas. Solo son marcas de debilidad y no quiero que nadie me mire con lástima, como
ahora lo está haciendo Coleman.

104

—Déjala. Al parecer está disfrutando del show —digo para reforzar.

—¿Qué te pasó? —Pregunta, pero cierra de inmediato la boca, como si se hubiera arrepentido en
el acto.

74
Esta vez sí intento sentarme. Laura me mira con atención. Está prevenida y también la felicito por
eso, se lo confesaré pronto antes de cortarle el cuello.

33

—Supongo que el karma —respondo y me encojo de hombros.

117
—Meterse con un hombre comprometido es una maldición que te buscaste sola, no karma. Estás
jodida por tu culpa —dice Laura —. Y al parecer no fue una decisión difícil de tomar. La falta de
moral que tienes casi es un insulto a todo lo que hemos logrado. Invadimos un lugar que estaba
lleno de vergas con el ego elevado y a causa de una, perdiste toda la razón. No representas a
ninguna mujer dentro de esta organización, Atenea.

CAPITULO 26

57.6K 7K 9.2K

Maximilian

233

Solo pienso en algo ahora... Ahora y desde ese traslado, que nunca me encajó, que nunca pedí,
pero se hizo.

97

¿Por qué?

22

No me sorprendería que ella misma lo hubiese hecho. Atenea es capaz hasta de lo imposible. Me
muevo en la silla. El aire acondicionado me tiene ardiendo las fosas nasales. Estoy incómodo,
cansado... Creo que voy a resfriarme. Sorbo la nariz. Mierda, no, ahora no.

62

—¿Maximilian? —La voz de Susan me trae a tierra.

20

—¿Mmm?

9
—¿"Mmm"? —Alza las cejas, ofendida.

—Estaba pensando en algo. —se me ocurre responder.

—O en alguien —corrige Rosie sonriendo y la ignoro.

193

—Tengo que irme dentro de quince minutos, ¿qué más necesitan?

16

—Si nos prestaras un poco atención ya lo sabrías.

—Más seguridad, Max. Solo eso —dice Rosie mirándome con intensidad, como si dijera algo más
después de su silencio.

10

Ares Armani.

162

—¿Dónde está Milan? —pregunto.

—Arriba —responde Rosie.

—Espera, tu papá me pidió que te entregara esto.


2

Susan se mueve por todo el salón mientras se acomoda el traje gris. Toma una pequeña caja de
metal, y la deja sobre la mesa del centro, frente a Rosie y a mí.

—¿Qué es? —pregunto sin dejar de ver la caja, no tiene ninguna cerradura.

—No sé, solo me dijo que te le entregara.

37

Tomo el objeto y me pongo de pie.

—Voy a despedirme de Milan, y parto.

—¿Cuándo podremos salir de aquí? —pregunta Susan.

—Si quieren vivir, no hasta que yo lo diga.

Rosie se ríe bajito y la miro mal.

95

—¿Cuál es el motivo de tu gracia?


1

—Nada. Es una risa de nervios, de estrés, no de gracia. De gracia sería si no los tuviera a ustedes
como familia y pudiera irme con mi hijo a cualquier lado del mundo sin que tenga que
preocuparme de que alguien quiera clavarnos una bala en la cabeza... ¡O no! ¡Eso sería lo mejor
que nos podría pasar! ¿Verdad, Max? Pero, tranquilo, aquí nos quedaremos porque queremos
conservar nuestros dientes y dedos —sube la voz, se le quiebra, y cuando termina de hablar toma
una bocanada grande de aire.

203

Asiento lentamente. Ha pronunciado todo el discurso con lágrimas en los ojos. Susan la mira con
pesar, pero sin culpa y podría jurar que está avergonzada. Rosie es inestable, pero no es su puta
culpa. Desgraciadamente nació en una familia en la que no encaja y la desgasta.

35

—Si quieres correr, puedes hacerlo, ya lo hiciste una vez con Ares —le dice ella a su hija —. Eso sí,
Milan de aquí no sale sin mí.

73

—Nadie sale de aquí sin mí —digo y voy hasta las escaleras. Rosie se levanta e ignora a su madre.

—Estás sucio, lleno de sangre y él... —se queda en silencio cuando llegamos al final y vemos a
Milan sentado en el piso —. Mi amor... ¿Qué haces aquí?

—No quería que tío Max se fuera sin decirme adiós.

162

—Jamás lo haría —respondo inclinándome frente a él. Sus ojos azules están cristalinos, señal de
que estaba llorando. Le doy una rápida mirada a Rosie y respiro profundamente antes de volver a
encararlo, sonrío y me recuerdo que estoy tratando con una pequeña vida de solo seis años —.
¿Vamos a la cama?
131

El pequeño rubio asiente con la cabeza y me extiende sus brazos para que lo levante. Ignoro mi
suciedad, ahora, es más importante que pase estos últimos minutos con él y Rosie. Caminamos
hasta su habitación y me arrodillo en el piso después de dejarlo a él sobre la cama.

16

—¿Dónde está la mujer maravilla? —pregunta.

224

Acabando con el mundo.

186

—Salvando el mundo, por supuesto.

215
—¿Y cuándo vuelve otra vez? El doctor dijo que me dio una parte de ella, ¿eso significa que seré
un superhéroe también? —Milan pregunta con emoción.

184

—Max, yo... —dice Rosie, pero la interrumpo.

—Sé lo que hiciste, lo que hicieron. —Centro mi atención en Milan de nuevo —. Respondiendo a
tu pregunta, puedes ser hasta mejor.

113

Respiro hondo. Es imposible hablar bien de alguien que solo hace daño, pero enterarme de que
ella fue quien le donó medula ósea a mi sobrino, que también es suyo, me deja desubicado.

269

¿Quién es realmente es esa mujer?


166

Rosie me mira impaciente desde el final de la cama. Tiene algo que decirme. Milan me sonríe con
ilusión después de escuchar lo que le dije y la garganta se me cierra. Esa sonrisa. Es difícil ver en él
la misma sonrisa de una persona que tengo que asesinar. Trago duro.

123

—Extraño mi casa, a Vaca, mis juguetes. Extraño todo. No me gusta estar aquí. No hay donde
jugar, no hay más niños y...

50

—Estoy arreglando el mundo para que sea seguro para ti, para que puedas salir a jugar. No te
preocupes y espérame un poco más. Ten por seguro que esa es mi única preocupación ahora —
beso su frente —. Tengo que irme, pero espero volver pronto. ¿Cuidarás a tu mamá?

65

Asiente con la cabeza. Beso de nuevo su frente y me pongo de pie. Rosie y yo nos alejamos casi
nada, solo a una distancia donde ella no pueda perderlo de vista, pero que él no escuche.

1
—Seré rápida. Tal vez esto no sea de mi interés, pero no sé si sea el tuyo, pero... Tengo qué
decírtelo, te quiero jurar que desde ya te contaré todo lo que sepa y...

—No estás siendo rápida.

10

—Lo siento —carraspea y sigue susurrando —. Atenea pidió otro procedimiento mientras le
extraían médula y...

178

—¿Qué procedimiento? —pregunto. Tiene toda mi atención.


4

—Se esterilizó, pero eso no fue lo que me impactó. Vi su historial médico porque teníamos que
revisarlo en conjunto con los doctores y había algo sobre una clínica en Nepal y... luego
desapareció. Ya no hallamos más ninguno de sus datos y...

239

—Tienes razón. No es de tu interés —susurro y paso por su lado. La escucho venir detrás de mí
mientras intento ordenar mis emociones y pensamientos. Había suprimo cualquier atisbo del
dolor que el hecho me cause, pero es solo escuchar la mención del país para venirme abajo.

280

CAPÍTULO 27

192K 22K 59.4K

Escritor: angiopolis por angiopolis

5
¡Ups! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar con la publicación,
elimínela o cargue una imagen diferente.

Atenea

246

No es verdad.

232

Pero tengo que aprovecharme de la culpa que ahora está sintiendo. En su rostro puedo ver que lo
hace, siente culpa y me fastidia demasiado que siempre quiere ser el superhéroe del mundo, que
no soporte que las personas alrededor sean lastimadas, así se lo merezcan, porque se lo merecen.
Nadie puede ser un santo en medio del caos. Nada justo, nada es correcto, cada uno está haciendo
lo que debe para sobrevivir. Tampoco creo en el sistema judicial porque, poniéndome de ejemplo,
si este fuera justo, mi trasero ya hubiera sido electrocutado en cierta silla.

74
Yo merezco todo lo que me pasó, no voy a discutirlo jamás. Lo sé desde que le arranqué la cabeza
a alguien a balazos y no sentí nada. No voy por la vida victimizándome y eso me ha funcionado
muy bien para no cargar con ningún peso, aunque últimamente esté costándome moverme y no
hablo sobre mi físico.

95

—Imposible. Sé que Gerard es... —se queda en silencio de repente y doy un paso hacia adelante
buscando que termine el resto de la oración.

53

—¿Es qué?

—Nada.

—Dime —insisto de nuevo, pero aparta la mirada y da un paso hacia atrás.

—Si quieres algún otro libro o necesitas algo, solo di: "Llamar a Max" y una llamada entrará en mi
celular.

182

—¿"Máximo"? —ladeo la cabeza.

37

-Si.

—Odias los diminutivos.


94

El sonido de la puerta abriéndose nos interrumpe. Merassi aparece, pero no ingresa. Maximilian la
mira por un segundo, respira profundo y luego deja escapar el aire por su boca. Su mirada vuelve a
mí.

—Odiar algunas cosas no significan que vayan a dejar de existir —dice.

119

Esa es una frase desubicada que encajaría en otras situaciones. Casi creo que se refiere a mi
existencia. Casi creo que me odia, casi, si no fuera por el hecho de que aún sigo viva, lo asumiría
completamente. La culpa jamás va a dejarlo ser el verdadero enemigo que necesito que sea y por
eso tengo que calar más profundo. Estoy seguro de que tiene un límite, solo debo encontrar la
manera de llegar a él y romperlo. Le echa un último vistazo al techo y empieza a caminar hacia la
salida.

95

—¿Por qué no me metiste aquí cuando llegué? —pregunto antes de que se marche.

Se detiene sin voltear por completo.

—Le falta algo para activarla, Ferragni acaba de traerlo.

—¿Ella también puede entrar aquí?

Esta vez si me enfrenta, de nuevo. Respiro hondo, dejando que mis falsas expresiones salgan a
relucir. Solo atisbos. No quiero darle una impresión errónea que lo lleve a pensar que le temo a
algo, de ninguna manera, porque temer es conceder poder y sobre mí, nadie. Pero tengo que usar
eso que está sintiendo. Tengo que buscar ese límite. No pude doblegarlo en su trabajo, pero tal
vez, pueda ir más allá. Jugaré sucio, porque es lo que he hecho siempre y esta vez no será la
excepción.

92

—Te dije que solo yo puedo hacerlo.

-Ella es...

—Solo yo, Atenea —me interrumpe y se da la vuelta.

36

—Espera.

-¿What? —Me mira cansado.

-Ven aquí. No quiero gritar —susurro y me muerdo el labio.

85

—Dame un segundo, por favor —pide en tono amable y se echa a caminar dándome la espalda y
espero atenta a cualquier movimiento. No dejo de reparar mi entorno. No hay nada alrededor.
Solo esta caja de cristal y dentro de ella cosas basicas para no enloquecer. Respiro hondo. Es
diferente, me repito. Aquí no hay paredes llenas de humedad, ni de moho, tampoco ratas, ni olor a
peces en deterioro. Hay luz, la temperatura está bien y me van a alimentar. Eso espero.

188
Merassi y Maximilian intercambiaron un par de palabras que no lograron escuchar, y un minuto y
doce segundos después, el hombre de negro camuflado se gira y regresa. Se detiene frente a la
puerta de la celda y esta se abre de inmediato. Maximilian da dos pasos hacia adelante y vuelve a
cerrarse. Respiro profundo y me obligo a no moverme de mi lugar, aunque lo primero que haya
querido hacer sea dar un paso hacia atrás. Su cercanía me abruma y no voy a mostrar nada que
sea real frente a él. Al menos no cuando se trata de mí.

27

Maximilian sostiene una jeringa en su mano izquierda.

91

—No —digo y esta vez sí retrocedo—. Otra vez, no.

216

Mi corazón se sobresalta y debo respirar hondo. Debo estar recta, con la mirada al frente y el
orgullo puesto. Ser Atenea Zubac frente a Maximilian Müller, siempre me costará más energía que
con cualquier otra persona. Ni cuando me vi con Tyra, la mujer que me trajo a este asqueroso
mundo, tuve que levantar tantos muros. Pensé que, por ser de mi sangre, algo haría tambalear,
pero no. Tuve una ronda de abucheos internos en el momento que la vi. No sentí nada y no sé
porque hasta el día de hoy me siento decepcionada y no sé exactamente de qué.

53

—Confía en mí, Atenea. No voy a faltar a mi palabra de no hacerte daño. Es un chip que... —
Maximilian vuelve a hablar.

117

—No confío en ti —pronuncio con repudio cada sílaba.

196

Eso demasiado. Desde el momento en el que me dijo "Vamos a casa" lo odié porque perdí
cualquier control sobre mi misma. Nunca me había sentido tan impotente y desesperada como
ese día. Sentí por primera vez lo que es tener miedo. Quise hasta gritarle a través de la mirada que
no lo hizo, que confiara en mí, pero no me dejó ni decirlo y luego, al abrir de nuevo mis ojos, me di
cuenta de que casa nunca fue, ni sería un lugar seguro .
231

Maximilian cierra su boca en una línea. Me quita la mirada porque no tiene nada para decir, y es
que no lo habría, porque sabe que si se equivoca con alguna palabra puede detonarme y detesto
que tenga ese poder, porque soy tan estúpida que lo último que quiero es lastimarlo. Aunque
debería, debería, tomar su garganta y asfixiarlo hasta que pierda el aliento, hasta que sus ojos
queden sin la posibilidad de parpadear de nuevo, haciendo que ese profundo azul manchado se
convierta en el color de mi infierno, pero por más que lo fantasee y deseo hay otra parte dentro
de mí que está cantándome la guerra, es como si me susurrara y amenazara con un: tócalo y te
mato.

99

Vuelve a levantarla. La punta de su nariz está colorada, aunque ahora que lo pienso casi siempre
se pone así con el frío, tal vez esté lloviendo afuera que es de donde viene, pero no lo escucho
sobre el techo, pero de nuevo, al verlo, noto su piel. Es tan pálida que cualquier cambio de
temperatura o humor la afecta instantáneamente. Lleva puesta la chaqueta del uniforme, pero no
está haciendo calor aquí dentro, podría calcular que estamos a unos veinte grados. Me fijo mas en
sus ojos. Están hundidos y sus ojeras están más oscuras que hace dos días. Algo le pasa.
Físicamente, algo le pasa.

Capítulo 28

61.2K 6.1K 5.6K

Bagdad, Irak

139

Siete años atrás...

96

Atenea

60

Llevo más de una semana esperando órdenes para unirme a la ruta que hacen los Navy SEALs cada
noche cerca de Bagdad. Estamos dentro del famoso "Triángulo De La Muerte", una zona llena de
violencia donde habitan casi un millón de civiles, en su mayoría sunitas, musulmanes de dicha
religión. Me hallo en una de las bases militares de los Estados Unidos, bajo una carpa intentando
leer un libro de religión que encontré en árabe bajo los escombros. Este último año me he
propuesto aprender un idioma más y casi lo tengo dominado. También he notado la facilidad que
tengo para aprender cualquier cosa, como si todo se me diera natural. Al regreso, en mi descanso
tomaré clases de piano. Será terapia para mis momentos de ansiedad, en los que no dejo de
pensar en las explosiones, el fuego cruzado y la sangre.

99

Respiro hondo y vuelvo mi atención al libro, si es que se le puede nombrar así a un bloque hojas
de hojas de papel llenas de arena, sin portada ni contraportada. Peor es nada dicen por ahí, y en
medio de la guerra, a veces la nada puede llegar a ser todo. Ahora esta basura es mi
entretenimiento. Leo con atención las primeras palabras. Hablan de Alá, su único dios. Paso
páginas y me encuentro con la explicación de algunos de sus pilares. No se puede leer mucho,
pero habla de las cinco veces que se debe rezar en dirección a la Meca sea donde la persona se
encuentre, algo sobre ayunar y no se lee más. Conozco el resto, y al parecer esto es una guía
informativa para turistas. Un pedazo de papel que ha cruzado fronteras.

68

Los motores del convoy me alertan e inmediatamente me pongo de pie, y me aproximo a la zona
estacionaria. Levanto mi rostro hacia el cielo, está nublado y es bastante raro en esta zona. Hace
no mucho se avisó por radio que habría una sequía de dos meses. Respiro hondo y sacudo mi
uniforme. Ojalá las nubes no se rompan, porque cuando llueven suelen hacerse ríos de sangre.
Hay grupos en la zona que aprovechan el agua para ocultar sus pasos y atacar. No tengo miedo,
solo estoy ansiosa. No tengo mucha experiencia, pero soy buena, muy buena. Espero que esta vez
sí mencionen mi apellido.

33

Diviso a dos de mis compañeros bajar seguido de los SEALs, de otra carpa salen más soldados y
efectúan un cambio de palabras que no logro escuchar. Alan se posa a mi lado.

116

—¿Qué tal las vacaciones, princesa de la guerra? —dice.

51

—No estoy de humor, Alan.


3

—¿Cuándo lo has estado? —bromea.

42

—Cuando me monte a esa maldita Vamtac, lo estaré.

—Tal vez hoy sea tu día...

—¡Byrne! Andando —le grita un Navy.

—O tal vez no —dice mirándome con pesar, para luego alejarse caminando hasta ellos.

La nube de ira dentro de mi cabeza está queriendo cegarme, pero decido respirar hondo y mirar
hacia otro lado. Saenz, a mi lado, acaba de cruzarse de brazos.

—Esto es una mierda —dice.

—Qué raro, ¿no? —García también lo menciona.

3
Aria Saenz y Sarah García son dos mujeres Physicorums, de otra zona, pero ahora dirigidas a ser
del grupo de occidente, como Alan y yo.

56
—No entiendo. Somos muchísimo mejor soldado que Thompson o Rivers y míranos aquí, siendo
excluidas porque a los de masculinidad frágil les da miedo que una mujer esté entre ellos
defendiendo su jodido trasero —agrega García.

75

—Ya no quedan más hombres para hacer las rutas y si mañana ninguna de las tres es llamada, voy
a alzar la voz —. Saenz, quien lleva el cabello negro suelto y un cigarrillo entre los dedos, se gira e
ingresa nuevamente a la carpa. García la sigue. Ella, por el contrario, lleva trenzas en toda la
cabeza, pero oculta las puntas dentro del uniforme. Es un peinado eficiente porque no hay que
preocuparse de como luce, aunque otra opción sería raparse, cosa que no haría jamás. Me gusta
mi cabello hasta la mitad de mi espalda y por eso decido esconderlo en una coleta baja dentro del
uniforme también.

161

Me quedo admirando el cielo nublado de Irak y pensando en que, en algún lugar no tan lejano de
aquí, se está desatando una pequeña guerra que conforma el infierno que es esta zona. Guardo el
libro en uno de los bolsillos de mi camuflado y, sin más que hacer o decir me voy a dormir. Camino
hasta una de las tiendas de descanso y ubico mi equipo al fondo. Extiendo el catre y no es hasta
que toco la tela que siento todo el peso que me ha dejado el cansancio del día en el cuerpo. Apago
pensamientos y en menos de dos minutos me duermo.

40

A la mañana siguiente, otro Physicorum hombre es llamado para el cambio de turno, del cual Alan
regresa herido. El convoy sufrió una emboscada, pero lograron llegar todos vivos.

—Teniente Hawk —llama Saenz a uno de los SEALs —. Permiso para asistir hoy en el convoy.

El hombre la mira a ella, luego a García y por último a mí. El resto de los hombres mira el
espectáculo de manera potencial. La mayoría son imbéciles del mismo tipo que Hawk. Y no voy a
mentir, esto es entretenimiento y para el ser humano eso es una necesidad básica. Tantas balas,
sangre y muerte a veces tienden a aburrir después de cierto tiempo. Finalmente, algún día, todos
aquí nos acostumbramos a la muerte.
1

—Este no es un lugar para Barbies—dice y le da la espalda, empezando a caminar hasta el Vamtac.

68

—Tampoco para misóginos y cobardes, pero es normal, en la guerra hay cualquier cosa. Barbies
que pueden joder tu culo y misóginos a los cuales joderles el culo. Lo normal —comento—. Lo
ideal sería que nos dejes en paz. Al general no va a gustarle escuchar que su grupo elite, en el cual
el gobierno invierte trillones de dólares al año, no está recibiendo el entrenamiento adecuado.

186

El teniente se voltea iracundo. La rabia y la ira siempre será la respuesta a cualquiera de mis
provocaciones hechas frases, llenas de amenazas. En ningún momento de mi carrera se me
mencionó que debía respetar algún otro rango fuera de la propia organización. Me valía mierda el
ejército y cualquier otra entidad de seguridad nacional, pública o privada. Hasta siendo una simple
alumna estoy ubicada a años luz de inteligencia del hombre que ahora desprende odio y suelta
palabras basura que decido no digerir. No me importa. Puede decirme hasta de que podría
padecer, en qué manera me mataría, y no me causaría nada. Llevo tiempo acostumbrada a eso, a
no sentir nada. La gente a mi lado suele derrumbarse con lo que para mí son caricias.

20

—¡Estás suspendida! —grita de nuevo y esta vez sí lo escucho.

29
Levanto mi mano para retirar las asquerosas gotas de saliva que han caído sobre mi rostro. Es un
hombre tan asqueroso, no hay nada rescatable en él, puede ser la excelencia de la compañía, me
valdría mierda, sé que podría quebrarle el cuello en menos de veinte segundos.

42

Al día siguiente, la tarde pasa sin novedad alguna. La noche se establece y esta vez no espero
afuera y sigo trabajando en las rutas que se harán en Afganistán la próxima semana.

Un par de pasos se escuchan detrás de mí. Es alguien grande, no ha sido muy rápido, así que tal
vez viene en paz. Levanto mi cabeza, despegando la mirada del mapa para encontrarme con otro
de los tenientes. En su etiqueta se lee un WILLIAMS. Lleva las manos dentro de los bolsillos y yo
quita las mías de la mesa poniendo recta mi espalda, ladeo mi cabeza y alzo las cejas, invitándolo a
hablar. Él no se ha molestado en dar un saludo formal y yo tampoco lo haré. Tal vez ha venido a
pedirme que cierre la puta boca o me joderá. Los más machitos siempre tienden a amenazar con
eso, pero nunca han logrado asustarme. Mi entrenamiento me da tranquilidad. Jamás me
perdonaría si alguien llegase a tocarme.

124

—¿Quién es? —pregunta y desentono.

—¿Sufre de la memoria, teniente? —reparo frunciendo el ceño.

CAPITULO 29

67.6K 6.2K 8.9K

Merassi

168

Tengo instrucciones de no entrar y de solo vigilar la mancha color naranja en la pantalla que no se
ha movido de su sitio desde hace un par de hora, y tal vez está dormida, tal vez podría aprovechar
e ir a darle un vistazo. Necesito hablarle de algo, pero confío menos en ella desde que entró a la
configuración de la IA, o de Cristal, como ella la llama. No ha vuelto a hacerle preguntas desde
hace dos días y dudo que tenga más después del exhaustivo interrogatorio que le aplicó cuando
terminó de reprogramarla y quitarle la restricción. Escucharla hablar en hebreo da terror, su voz es
diabólica. Me preocupa un poco que no haya nada que la diabólica no sepa ya. Está enterada de su
ubicación exacta, de lo que está hecho el lugar, el clima, si hay estaciones de servicio o algún
pueblo cerca... Tiene toda la información que necesita para escapar, pero por alguna razón no le
ha pedido a Cristal que abra la puerta.

243

Raro, pero no sorprendente. Oculta tantas cosas que sus decisiones ya no me sorprenden en
absoluto. Se ha vuelto predecible para mí porque he decidido seguir su juego, ayudarla y no es por
lo que ha hecho con Igor, porque realmente no hizo nada.
202

Me devolvió al amor de mi vida sin mucha vida.

269

En Mónaco, Atenea me entregó unas coordenadas sin decirme nada más. Todo el viaje a Rusia
fantaseé con un encuentro. Dentro de mi corazón todavía sentía que el suyo latía. Atenea no había
agregado nada extra a lo único que tenía, ese papel. Fui con el sueño de encontrármelo
esperándome de pie, sonriendo, con su barba afeitada y oliendo a canela y café, pero lo que
encontré fue otra cosa. Era Igor, pero un Igor en una camilla dentro de una cabaña deteriorada, en
un pueblo casi desierto al norte de Rusia. No voy a negar que me dejó sin aire verlo de esa
manera, conectado a máquinas, un respirador, su sangre llena de una decena de medicamentos y
su piel pálida, y su delgadez... La ira me consumió en un segundo y al siguiente ya pensaba en ir a
enfrentar a Atenea, o entregarla, pero cuando tomé su mano y escuché los leves latidos de su
corazón, agradecí lo mínimo y empecé a trabajar en darle lo máximo. Tenía y tengo poco tiempo, y
todo pienso usarlo en él.

256

Esto lo presentí por noches enteras, pero me callaba diciéndome a mí misma que el dolor me
había enloquecido. Las inconsistencias en la versión que dio Atenea y la información que había
obtenido de Maximilian sobre esa noche, me hicieron eco después de su entierro. Nunca hubo
cuerpo, nunca hubo nada, pero Atenea logró engañar a toda una organización y entregarles un
hombre casi idéntico, que Maximilian nunca cuestionó, y lo raro es, que él siempre cuestiona.

130

Y eso es algo que tengo pendiente investigar, a Atenea y Maximilian, a ambos, en conjunto. Hay
demasiadas coincidencias para este mundo lleno de imposibilidades.

31

Raro, pero no sorprendente.

43

Ignoro la disciplina y las órdenes de Maximilian. Este asunto personal me mueve más y ahora, por
segunda vez, entiendo por qué están prohibidos los romances dentro de la organización, Atenea y
Maximilian están causando desastres por no saber cómo tratar lo que sienten, y ahora yo, y
también es por no saber cómo tratar lo que siento, porque ni siquiera sé que siento. Necesito que
ella me hable, que me diga más, necesito más razones para poder odiarla, porque hay una parte
absurda dentro de mí que piensa en que debe haber algo detrás, algo que la haga actuar de esa
manera y mi corazón no tan podrido dice que la escuche, así que me levanto de la silla y me dejo
guiar por mis impulsos esta vez. Salgo al pasillo y me topo con una cantidad exagerada de soldados
que vigilan el lugar. Literalmente están pintados en la pared, sin moverse, sin hablar, mirándose
frente a frente mientras camino en medio de ellos . Estoy absoluta y totalmente en desacuerdo
con lo que está haciendo Maximilian aquí. Veo que a la organización no le conviene perder un
talento como el de Atenea y menos cuando está por iniciar una guerra, pero claro está, esto
último es solo una teoría mía.

58

Es tan buena que no se arriesgarán a perder a alguien como ella, menos ahora que el suceso
mundial ha empezado, claro que, esto lo intuyo porque, según la historia, cada que un orden
mundial termina, se suscita un evento bélico internacional, y Estados Unidos el país que está
arriba va en declive mientras que China está arrasando en el mercado. Las potencias no suelen
ceder tan fácil y toda esta lucha para imponer su moneda dejará millones de muertos.

27
China está por invadir Taiwán y Estados Unidos ha ofrecido darle todo el armamento que necesite
para su autodefensa gracias a una ley de relaciones, mientras que el ejército alemán se está
modernizando, y aunque esto no me lo haya dicho Müller, sé que ha sido él quien ha ordenado
que se usen más de cien mil millones de euros para ello. Está armando y abasteciendo a Alemania,
está preparándose para algo que solo él sabe. La guerra inició y que Atenea esté aquí, bajo su
cuidado, me hace pensar que tal vez él también quiere usarla como arma. Duane debe de saber
algo más, Müller no todo me lo informa, y el repentino odio que tiene Laura hacía Atenea también
me tiene en vela.

125

Algo pasó, entre ellas, y sé que la culpable está detrás de esta puerta. Todos hemos sufrido una
indetectable ruptura en los sistemas de seguridad de nuestros lugares y hogares familiares, lo sé
porque yo lo detecté mientras Oliveira observaba, y ella, que la primera en viajar a Brasil para
asegurarse de que todo estuviera bien y cambiar de ubicación a su familia, tendría razones para
querer asesinarla, pero Laura no actúa así, es la más estratégica y paciente después de Atenea, ¿la
estarán moviendo sus sentimientos? O peor aún ¿qué busca Atenea con desestabilizar
emocionalmente al equipo? Muchísimo.

23
Para ese tiempo, también regresé a Roma y quise no volver nunca más al cargo... Pero ¿quién
haría esto mejor que yo?, no me dieron ninguna otra opción en la vida que ser esto y la duda
bendita que tenía sobre la muerte de Igor no me dejaba dormir. Me levanté un día
cuestionándome todo lo que soy y para lo que fuimos hechos. Algo de razón tenía Haru cada que
se quejaba de no estar viviendo realmente. Somos armas que hacen parte de un plan.

Sobre todo, ella.

28

Introduzco el código en la pequeña pantalla al lado izquierdo, para que la puerta abra, y doy un
paso adelante. Todo está sumergido en silencio y oscuridad, a excepción de una pequeña luz
dentro de la celda. Se siente cálido y huele muy bien, puedo decir que me siento muy contraria a
lo que había pensado y eso se debe a que Atenea reposa sobre la pequeña cama de lado,
dándome la espalda, está durmiendo muy tranquila. Su hombro sube y baja lentamente. Nunca
me había dado tanta paz verla, la expresión que siempre tiene en el rostro hace que cualquiera
que esté a su alrededor se sienta a la defensiva. Demasiada paz, y por desgracia, para mí, tengo
que despertarla.

105

— ¡Ciao, greca! —grito y golpeo el vidrio.

26

Se sienta de inmediato sobre la cama. No tarda más de un segundo en conectar su mirada con la
mía y todo cambia. Ya no se siente tanta paz como al inicio.

87

—¿Por qué no te has ido? —le pregunto.

—¿Qué quieres? Estaba durmiendo —se queja mientras se pasa las manos por la cara.

73
—¿Por qué no te has ido? —pregunto de nuevo.

Ella me mira confundida. Ha empezado a peinarse el cabello con los dedos. Aún no se ha
levantado de la cama, solo sigue ahí sentada con las piernas cruzadas esperando que yo me vaya,
pero vine a atacarla de preguntas. Ya ha descansado lo suficiente y debo hacer esto antes de que
vuelva Maximilian.

—No sabía que podía irme.

94

—No, pero sabes cómo hacerlo.

—La verdad es que... —Vuelve a tirarse en la cama —. No tengo a donde más ir.

Capitulo 30

43.1K 4.7K 3.4K

Atenas, Grecia

198

Tyra

86

He caminado ya siete calles y ahora solo queda una más. Voy contándolas, porque ansío que
terminen. Tal vez no debí elegir estas sandalias de tacón alto para hoy, pero la ocasión lo amerita.
No lo veo hace demasiado tiempo y no quiero verme débil aunque la realidad sea otra, una que no
me gusta mucho. Últimamente nada está funcionando para erradicar lo que tengo y el no saber
qué es hace que me sienta cada vez más lejos de encontrar algo que funcione. Una cura.

69

Dejo de pensar y pongo toda mi atención en no dejar que mis tobillos se volteen. No deseaba
caminar pero la pequeña plaza es tan pequeña que la única manera de llegar hasta la iglesia es a
pie. Veo a Ares en la entrada trasera de la catedral y tomo rumbo hacia él. No me mira, pero se ha
percatado de mi llegada porque despega su espalda de la pared y arroja lo restante de su cigarrillo
al piso. Sabe que el olor del tabaco me da náuseas y también sabe que detesto ver sus ojos rojos
después de no haber dormido la noche pasada, por estar cumpliendo una de sus tareas, y para
complacerme se ha puesto unos lentes oscuros. Es mi culpa, lo he mantenido ocupado desde que
lo acerqué a mí y lo alejé de ella, de esa rubia de ojos de cristal.

99

—Llegas tarde —dice en italiano cuando me detengo frente a él.

32

—Mira mis pies y replantea el reclamo.

—Creo que te escuché decir que no podrías usar más eso.

15

—Ahora sí puedo, estoy mejor —sonrío, alzando un muro para evitar que mi imagen de mujer
fuerte caiga al piso.

31

Ares se levanta los lentes y me mira fríamente. Está esperando que hable más, que le diga la
verdad, pero no es el momento y menos en el estado que está. Pálido, ojeroso, con los ojos
inundados en arterias, pero verdes claro, muy claros. Me recuerdan a los de Kyra. Y ahora no solo
detesto que me mire de esa manera, sino también el recuerdo de mi gemela con la que hablo hace
demasiado y no deseo ver nunca más, pero a veces los deseos no se pueden cumplir y mucho
menos los míos.
61

—No puedo usar tenis para corromper a alguien —le digo y le palmeo el brazo —. Entremos.

—Jakov Zubac no será tan fácil de corromper.

107

Escucho sus pasos detrás de mí. No me sorprende que haya averiguado a quien veremos hoy.
Estaba esperando que lo hiciera y así fue, y quiero creer que solamente se quedó con lo primero
que encontró y no ahondó más. Seguido tendré una nueva reunión con alguien que no quiero que
él vea, al menos no antes de que yo lo haga.

—No lo haré yo —comento. Llego hasta primera fila y me siento frente al altar. Ares hace lo
mismo. Giro un poco el rostro para verlo mejor. La cálida luz de las velas le da color a la palidez de
su piel. Estar cerca de él me da escalofríos y es culpa mía que su alma sea tan oscura, que su vida
sea tan lóbrega y que el aroma que desprende no sea difícil de relacionar con la muerte. Está
anocheciendo, el sol se ha despedido y ahora solo queda esperar lo que está por venir: la muerte,
demasiada muerte, a lo que más le temo y lo que más presente tengo en mis días, en especial
después de perder a mi Alessio.

118

Mi hijo me recuerda a ambas cosas. A Alessio y a la muerte.

46

—No hablaré —dice sin quitarme un segundo la mirada, inclinándose hacia mí, haciendo que el
olor a cigarrillo me envuelva y me cause náuseas —. Tengo excepciones y porque tú seas una no
significa que haga otra.

16

—No tienes que hablar.


—¿Entonces?

—Solo necesito que te quedes detrás de mí, con los lentes puestos. Mencionaré tu nombre y
cuando lo haga, espera un minuto y márchate.

—No hago favores.

43

—No es un favor —corrijo—. Es un trabajo.

Huele a incensio y a flores marchitas puestas dentro jarrones, sobre una enorme mesa de centro
cubierta por un manto roto de color dorado con manchas de sangre. Todo está desorganizado y
abandonado, porque hace solo un par de días, ahí arriba, asesinaron al que sería el esposo de
Camille Armani, hija del actual don de La Cosa Nostra, Enzo Armani. El evento fue orquestado nada
más y nada menos que por mí y uno de mis hombres de confianza: Ghost.

168

Los últimos rayos del sol se cuelan a través del vitral de colores, haciendo que las figuras queden
impresas en todo el suelo. Me pongo de pie y voy hasta una de las manchas rojas en el suelo.

—Jakov no nos acompañará hoy —dice una voz femenina que conozco a la perfección. Levanto mi
rostro con rapidez y enfrento la inesperada situación con toda la elegancia que me distingue. No
suelo hacer este tipo de encuentros, no suelo de salir de mi resguardo y esta es una de las razones:
nunca se sabe lo que pasará.

15

—Hola, Kyra.
92

La mujer que me sonríe lleva un traje blanco a la medida con zapatillas de alguna marca deportiva.
El cabello recto, a la altura de sus hombros y casi o nada de maquillaje en el rostro. Se ve bien,
fresca, sencilla y sana. Me sonríe de soslayo y lleva su mirada a Ares.

10

—Hola, Ares.

Él no le responde y no puedo saber si al menos la está mirando por la oscuridad de sus lentes.

—¿Puedo saber la razón? —pregunto sin dejar de reparar su imagen.

Aunque luzcamos tan diferentes, no puedo dejar de verme en ella, de ver todo lo que hay en ella
que a mí me hace falta y de ver en mí todo lo que a ella le sobra. Le va bien cuando se aleja de mí.
Soy un cáncer.

93

—Está ocupado y además sé que lo que vas a decirme va dirigido también a mí. Se enterará de
cualquier forma —dice, encogiendo los hombros y metiendo los bolsillos en sus manos. Da un
paso hacía mí y sus ojos me escanean de pies a cabeza. Suelta un pequeño bufido —. Te ves bien.
Demasiado bien, Tyra.

22

—Como todos los días.

20

De haber sabido que vendría ella no me hubiese puesto lo que traigo, me hubiese puesto algo aún
más escandaloso, menos sencillo.
3

—No lo dudo.

Ares se levanta y sin decir nada, sale de la iglesia, obedeciendo lo que le dije al principio. Ha
contado un minuto exacto para su partida. Respiro hondo y evito que mis ojos se llenen de
lágrimas. Lo que va a suceder no va a perdonármelo nunca.

95

Y ella tampoco.

16

—Seré breve. Vengo a advertirles a ambos que lo que menos querían en sus vidas se ha cumplido
y nadie podrá evitarlo, ni siquiera tú. Atenea ha encontrado a Jade.

145

—Que Dios nos bendiga entonces.

65

—¿Dios? —me burlo —. Ni Dios podrá evitar lo que has causado.

—Hemos —corrige —. Si la culpa es de alguien, es de las dos y del difunto que teníamos como
esposo.

157

—Voy a recordar que ya he prohibido que menciones su nombre.

CAPITULO 31
40.9K 4.3K 2.4K

Rosie

186

Llevo todo el día preocupada por él. Hoy me he levantado a primera hora a buscar el extraño
celular que me dio hace unos años para llamarlo, pero no contesta y ya con la noche cayendo no
he podido meter a mi boca ningún pedazo de nada. Tengo un nudo de miedo obstruyéndome la
garganta y los nervios haciéndome cosquillas en la boca del estómago. Ni aunque tuviera hambre
podría comer en este estado, lo vomitaría todo. Primero necesito saber algo de él.

52

Milan duerme en la pequeña cama que mi padre ha mandado a instalarle. Susan está en el salón,
con cientos de planos regados sobre la mesa. No me habla, me ignora por completo. Sigue furiosa
conmigo por haber contactado a Atenea y más por pedirle ayuda. Mi madre detesta a cualquier
ser que lleve la sangre Armani Kratos en sus venas y últimamente a Jakov Zubac también. Por eso
me ha ayudado a ocultar a Milan de cualquiera de ellos, pero no podré evitarlo siempre. No quiero
que mi hijo sea como yo, una inútil que no es capaz ni de defenderse ella misma.

104

Pero no quiero lo que mis padres quieren. A Gerard le ha llegado una carta de invitación que no
recibe cualquiera, porque para que un niño de una familia sea invitado a unirse a esa fuerza
especial secreta se debe ser alguien importante, demasiado importante y mi padre siempre lo ha
visto de ese modo, su vida es el ejército y rechazar esta invitación, como le lo pedí cientos de
veces que hiciera, sería una falta de respeto para con su país.

33

Y Susan esta vez no intercederá. Ya lo hizo una vez por mí y resultó mal.

— No debí dejarme convencer de tu llanto, ni en el de Maximilian. Eran niños. Ahora gracias a eso
estás aquí sin saber siquiera empuñar un arma. Tu padre hizo al hijo que siempre quiso un hombre
capaz de desatar y acabar guerras, y lo tendrá vivo por mucho tiempo. Yo te dejé ser la niña que
querías y ahora estoy huyendo contigo de la guerra, con una niña todavía y otro niño. Algunos
apellidos llevan cargas, Rosie y el de nosotros lleva una bastante pesada. No cometas el mismo
error que yo, no viviré por siempre. Sin mí... Ni tu padre ni Maximilian harán todo lo que yo hago
por ti. Tu padre está enfermo y Maximilian... Está detrás de alguien que ama la guerra. Aquí no hay
lugar para la paz. Envía a Milan a la escuela, estará seguro y eso también lo alejará de Gerard.

62

Repudio con el alma haber nacido en esta familia y tener el apellido que tengo. Lo repudio tanto
que registré a Milan con otro. Mi hijo no lleva ni el apellido de su madre, ni el de su padre.
Legalmente no hay nada que lo ate a nosotros.

65

El teléfono suena. Una llamada entrante sale en pantalla y contesto.

—¿Dónde estás? —le pregunto.

—No puedo decirte.

No voy a insistirle con escuchar su voz me es suficiente.

—¿Estás bien? —hablo después de unos segundos.

—Sí.

—¿Cómo te sientes hoy?


—Extraño...

—¿Por qué?

—Algo pasa.

—¿Qué?

—Nada. Me siento extraño. Vacío, como todos los días.

83

—¿Y a qué crees que se deba?

—No lo sé, pero siempre estoy pensando en Enzo. Creo que ha vuelto la paranoia.

12

—¿Crees que con matarlo se arreglaría todo?

No dice nada durante veintiún segundos, luego respira y habla.

—No puedo matarlo, no aún.


11

Ahora soy yo quien se queda en silencio, preguntándome en qué lugar está, cómo está vestido y si
al menos hoy ha comido. Detesto que trabaje para su madre, pero él está tranquilo porque Enzo
se mantiene lejos, Ares mató a su esposa hace cinco años y recién se ha enterado.

41

—A mí sí me gustaría que mi padre muriera —digo cerrando la puerta y yendo hasta el final del
estrecho corredor.

66

—Enzo no es mi padre.

—Pero sí el hombre que te crió no importa de qué manera, pero te crió. Algo es para ti.

17

—No es nada para mí, Rosie —repone.

—Lo es y lo seguirá siendo mientras exista.

78

—No.

—Si mi padre se muriera yo podría crear uno perfecto, ¿sabes? Por eso fantaseo con esa idea.
Crearía una mentira para hablarle de él a mi hijo, una mentira maravillosa sobre una inexistente
versión de él. Si él muere, yo no tendría que luchar con que Milan crezca a su lado. No lo quiero
cerca de mi niño y no quiero que siga preguntando por él. No quiero que lo haga cazar como lo
hacía con Maximilian...
59

—No puedes alejarlo tanto de la muerte.

—¿Estás de acuerdo con que eso pase, Ares? —pregunto incrédula, subiendo la voz más de lo que
quería.

—Si quieres alejar a Milan de la muerte tendrás que ir tras ella primero.

1
Ignoro lo que ha dicho porque tiene razón. No puedo huir de nada, ambos somos presos de un
apellido.

—Yo solo quiero a mi papá lejos de nuestro hijo, Ares. ¿Cuántas veces tengo que repetírtelo?

41

—No voy a asesinar a tu padre.

15

—No lo entiendes, ¿verdad? —dice casi llorando, pero no comprendo mucho su tristeza. —El día
que papá llevó por primera vez a Maximilian a cazar... Antes de eso él tenía algo en sus ojos, no
físico, hablo de un brillo, era... era bueno conmigo y cada que volvía a casa después de un año
entero de estudio, nunca dejaba de decirme que quería descansar, que quería irse lejos de papá y
vivir un par de meses como un chico normal. Obviamente eso nunca pasó y nunca pasará, y Gerard
quiere darle el mismo destino a Milan —respiro hondo y continuo—. Ares, mi padre no va a dejar
que me vaya. Nunca. Por favor. Asesínalo. Hazlo por tu hijo y por mí.

148
Hay otro largo silencio por parte de él. Los latidos del corazón me tienen aturdida y en casa respiro
siento que voy a devolver todo mi estómago. Tiene que ayudarme, necesito que me ayude.

—Lo haré en diecinueve días —responde al fin.

76

—¿Diecinueve?

—Es mi siguiente día libre.

63

—¿No puedes hacerlo antes?

17

—Estoy ocupado. Muy ocupado.

—Diecinueve días... —susurro. Reviso el calendario en el celular común y sin señal.

—Ni más, ni menos. Si interfieres, habrá consecuencias. Lo que hago no es un juego... Si


interfieres, Rosie, no tendré... No interfieras.

—Es 26 de julio. —Mi corazón se detiene—. Tu cumpleaños.

33

CAPITULO 32
49.5K 4.9K 3.6K

Atenea

180

—Arriba. Nos vamos —dice sin entrar.

14

—Un minuto —pido, aún con los ojos cerrados. Respiro hondo y exhalo.

12

Hace unas horas el corazón me despertó. Sentí como si una tonelada de algo me aplastara el
pecho, tal vez de culpa. Me despertó de la pesadilla de siempre. Cielo rojo, suelo árido y desierto.
Se sentía como el infierno pese a estarme muriendo de frío. No podía moverme, suelo ser solo
espectadora de los horrores que suceden frente a mis ojos, horrores que sé cómo inician y acaban
porque nada jamás va a permitir que lo olvide, ni siquiera cuando estoy dormida. Esta mañana creí
que iba a morir, pero después de minutos de intenso dolor, todo pasó y lo último que recuerdo es
una pequeña nube de vapor sobre mí.

75

—Tengo una mala noticia —Maximilian vuelve a hablar después de respetar el minuto que le pedí.

63

Me siento sobre la cama y lo miro. Tiene puesto el uniforme del ejército alemán, pero no por
completo, le falta la chaqueta y sus botas están sin amarrar, el cabello mojado, como si la noticia
que tiene lo hubiese tomado en medio de su baño.

20

—¿Por qué estás vestido así? —le pregunto —. ¿A dónde vas? O... ¿de dónde vienes?
3

Se supone que esta tarde saldríamos hacía Argentina y no lo veo desde hace más de dos días. No
me gusta nada esta caja de cristal y Cristal lo sabe. Constantemente me dice que respire lento y no
me agite porque podría empeorar mi estado y siempre lo dice así, tu estado, no mi salud, mi
estado. Y no creo que se refiera a mi costilla en perfecto estado y no creo que Cristal tenga algún
error de ese tipo. Seguro sabe el algo que yo no. Tal vez lo que tengo en el cuello se lo dijo y como
no se lo he preguntado no lo mencionó.

106

Ojalá no emita algún documento que Merassi o Maximilian puedan interpretar o leer. Tendría que
entrar a su configuración y borrarlo, pero si lo hago tendría que enterarme de el algo y no quiero
saber.

55

Pero más quiero que nadie lo sepa.

—¿Maximilian? —digo al ver que no se mueve ni deja de mirarme, al parecer no encuentra las
palabras correctas entre tantos idiomas que sabe, así que debe ser grave —. ¿Qué pasó?

—¿Dónde están? —dice al fin, dejándome desarmada. No esperaba esa pregunta, ni aquí en
ninguna realidad alternativa.

62

Sus ojos se han cristalizados, muy leve, pero significativo para alguien que los conoce tanto.

62

—No sé de qué me estás hablando y estoy diciendo la verdad.

5
Realmente no lo sé y no me gusta. No tengo ningún control y no me gusta. Me levanto de la cama
y decidida, o peor aún, preocupada, lo enfrento.

—¿Qué pasó, Müller?

Nada más que ese brillo en sus ojos revela lo que hay dentro. Todo él es un muro erguido sin
contraste o color. Nunca es descuidado, pero sus zapatos sin amarrar revelaron que no lo trajo
aquí la razón. Está enojado y herido, pero no se le nota. Tiene los hombros relajados, los brazos le
caen despreocupadamente a los lados. Me acerco tratando de desenmudecer su lenguaje
corporal, pero me detengo cuando se cruza de brazos.

10

—Mi palabra es mi ley, Atenea y solo espero que tú cumplas la tuya.

—Lo hago. ¿Qué pasó?

—Susan desapareció.

138

—No he sido yo.

—¿Quién entonces?

10

—Tu familia tiene un millón de enemigos —digo, doy un paso hacia adelante y llevo mi mano
hasta su cabello húmedo, me deshago primero las gotas de agua de su piel y luego sí echo hacia
atrás su cabello. He dejado solo cuatro centímetros de distancia entre ambos y aun así se siente
lejos —. ¿No hay nada más? Preguntaste en plural.

152

Sigo pasando mis dedos por su cabello para deshacerme del resto del agua, me he puesto de
puntillas y aunque estoy consciente de lo ridícula que me veo, no puedo parar de hacer esto. No
sé qué estoy haciendo.

176

—Estás demasiado cerca.

69

—¿Y?

10

Termino volviendo a apoyarme en toda la planta de mis pies. Ahora debo inclinar mi cabeza hacia
atrás para verlo porque no retrocedo ni un solo centímetro. Se siente bien estar tan cerca, a una
distancia prudente, un lugar donde no quema, no lastima, pero tampoco cura nada. Es como
darme una pequeña prueba de lo que no voy a tener jamás.

115

Y lo desestabilizo a él también.

—No hagas esto —dice en un tono más bajo.

19

—¿Qué?

—Ignorar todo lo que implica esta situación.


—¿Qué situación?

—Esta situación. —Me mira de arriba abajo y se detiene en mis ojos.

64

—No veo ninguna situación.

Suspira cansado.

—Da dos pasos hacia atrás. Ahora —demanda.

20

—Ya no trabajo para ti.

11

—Atenea.

—Maximilian.

27

—Solo dos pasos.

2
—No hasta que me digas qué es lo que tienes en los ojos —le recuerdo.

—Atrás.

—¿A qué más viniste? ¿Por qué llegaste así?

—Dos pasos, nada más.

—¿Cuándo nos vamos a Argentina? —pregunto otra vez.

—Por favor —responde, esta vez manteniendo su mirada fija en la mía.

90

Busco cualquier revelación en su expresión y no encuentro nada. Tenso la mandíbula y respiro


hondo sin mover el pecho. Es el corazón de nuevo, así empezó el día de ayer.

39

—¿Tanto te fastidia mi cercanía? —suelto sin pensar. Cada vez está costándome más respirar —.
Ve a terminar tus maletas y vuelve después. Yo también tengo que... ducharme.

59

Bajo la mirada y retrocedo.

— Atenea, debes respirar. Tu corazón...


111

—¡Ahora no, Cristal! —le digo.

Voy hacía la cama y le pierdo el interés a que los ojos de Maximilian vayan a presenciar esto y me
sumo en el dolor del pecho y la cabeza por quién sabe qué.

54
—No quiero estar más encerrada —susurro de inmediato, en medio de la agitación —. No quiero
más prisiones. Son las culpables de esto.

64

—A partir de hoy no habrá ninguna más.

23

—O hasta que algo te haga cambiar —replico.

—Ya no dejaré a terceros hacer mi trabajo. Vamos. Pediré que te revisen y según los resultados
tomaremos una decisión respecto al viaje a Argentina.

21

—No me cargarás... —digo cuando veo la intención en sus brazos.

—Una camilla tardará mucho más y no sé qué tengas.

—No es mortal... Ya pasará.


1

—¿Ha pasado antes? ¿Cuántas veces? ¿Por cuánto tiempo? ¿Qué suele decirte Cristal?

62

—Demasiadas preguntas para solo poder decirte que fue un ataque de pánico.

43

—Vamos.

—No.

Intento negarme otra vez, pero me levanta en brazos. El movimiento hace que las náuseas se
adueñen del estómago. Todo me da vueltas a una velocidad no muy rápida, pero tampoco lenta.
Sé quien me carga, sé cómo camina, a qué huele y por donde va.

29

Va en busca de las respuestas que yo no me he atrevido a buscar.

—No me fastidia tu cercanía —dice.

185

Mi atención está puesta en la sangre dentro de la pequeña bolsa, sin saber que allí van todos mis
secretos. Estamos en la extraña enfermería del lugar mientras un helicóptero llega por ambos. Dos
segundos después decido levantar la cabeza y mirarlo.
14

—Tranquilo. No vas a tenerla nuevamente. ¿Qué más pasó?

54

—Rosie y Milan tampoco están.

49

—¿Dónde estaban? ¿No les tenías seguridad? —me levanto de la cama, arrancando la aguja en mi
brazo —. Tu trabajo es cuidar a las personas y últimamente no lo estás haciendo.

37
—Al parecer, según las cámaras, salieron por su cuenta. —se levanta también y toma una pequeña
toalla —. No hagas eso, por favor. Quédate quieta.

56

—¿Por qué me preguntaste que dónde están? —pregunto tratando de evitar que me limpie el
desastre que ahora tengo en el brazo. Me he lastimado al retirar al catéter y ahora la sangre no
para de salir.

4
Es tan irritante que siempre esté creyendo que estoy detrás de toda la maldad que hay en su vida.
Le arrebatan algo y no hace más que susurrar mi nombre para culparme de algo que tal vez ni he
hecho, o solo lo habré pensado hacer.

70

—No sé quién eres.

19

—No es excusa para juzgarme antes de tiempo.

24

—No te juzgué antes de tiempo, solo pregunté.

11

—Para mí fue más afirmación que pregunta.

19

—Para mí es imposible no relacionarte con cada cosa que me mueve el mundo. Estar a la
defensiva todo el tiempo me convierte en un imbécil y actúo sin pensar. No volverás a ver mi
cabello húmedo y mis botas deshechas.
157

No sé porque, pero entristezco.

223

Notita:

Amores, este es cortito porque debía cumplir una función, que es darnos tranquilidad antes de
que mañana nos vayamos a la verga. wii.

415

Capítulo 33

45.8K 4.9K 9.4K

Atenea

252
Desde que salí de la prisión no he dejado de sentirme cada vez más cerca de la muerte, a pesar de
haberla presenciado millones de veces, en donde he sido la causante de la mayoría de ellas, todo
hecho por mis manos, estas manos. Manos que jamás han repartido caricias, ni las han recibido, y
no es que lo quiera o lo merezca. Son horribles. Mis uñas están mordidas casi hasta el punto de
sangrar. Las palmas están llenas de callos duros, sobre todo en el interior del dedo corazón e
índice, que son los culpables de oprimir el gatillo. También tengo cicatrices de cortadas en la parte
superior, muy delgadas, tanto que casi podrían confundirse con las pequeñas arrugas y manchas
que ha causado estar tantas horas bajo el sol. Vuelvo a las palmas y a la cortada cicatrizada en la
mano izquierda. Ya ni recuerdo cómo me la hice, siempre estoy herida. Siempre tengo alguna
marca y recuerdo de todas las guerras que he tenido. Y si tuviera que contar toda la historia que
tiene mi piel, subiendo por mis brazos, por mi cuello y bajara por mi espalda y mis piernas... Diría
que mi cuerpo no es más que un campo abandonado de minas que han estallado para herir a
quien se atrevió a invadirlo. Soy responsable de cada una de ellas, porque nadie viene a mí porque
sí. Nadie busca encontrarme en paz, porque desde antes ya he lanzado la primera bomba y ya he
disparado la primera bala.

111

Nadie viene a mí más que buscando venganza o guerra.

46

La muerte es mi mejor amiga. Nos acompañamos. Ella no me lleva y yo sigo repartiéndola, porque
ya no hay nada más que pueda hacer en este mundo. Ni volviendo a nacer podría enmendar todas
las atrocidades que he cometido. ¿De qué serviría que alguna vez mis rodillas toquen el piso y mis
lágrimas pidan perdón? Nada borrará el dolor de los corazones que me he llevado. Nada. Ni
siquiera mi muerte.

57

Y Maximilian lo sabe. De cualquier manera uno de los dos tendrá que rendirse frente al otro y esa
no seré yo.

38

No quie... No puedo acabar del todo con él, pero manipularlo está siendo más difícil por culpa del
pasado, pasado que vivo tratando de no repetir, al menos el que lo incluye a él.

68

Pero hay un problema y es que ya no me mira, y es grave porque quie... necesito que lo haga. Cree
que tuve que ver con la extraña desaparición de su madre y su hermana. Y no. No tengo
absolutamente nada que ver en eso, pero sí sé que es extraña porque era imposible que los
encontraran, hasta para mí. Maximilian está manejando protocolos de seguridad que no tiene
ningún presidente y tiene a su disposición lugares inexistentes para proteger a su familia, es una
pequeña parte de todo lo que viene junto a su cargo. Era imposible que los encontraran, la única
explicación que a mi cabeza llega es que huyeron.

40
¿Pero de quién?

16

Rosie es más de lo que toda su familia cree y me hace gracia. Me encantan las personas como ella.
Capaces de pisar a quien sea para lograr lo que sea. Lo hace con Ares, con Maximilian, con sus
padres y conmigo. Esté donde esté, sé que está bien y me debe algo.

71

Ahora debo pensar en otra cosa. Ni en la vida, ni en la muerte, ni en el pasado, ni en el futuro. El


presente es lo único que me pertenece y lo usaré a mi favor.

10

Me doy una última mirada en el espejo. El blazer entallado a la cintura no me sofoca cómo pensé
que lo haría cuando me lo trajo uno de los tantos hombres que custodian afuera mi habitación,
pero me hace sentir prisionera en él. Tiene un aire militar gracias a lo recto de los hombres. El
escote en V deja al descubierto una pequeña parte de mis senos. Es corto, cae sobre la mitad de
mi muslo y se ve muy elegante, o así me siento. No es un evento muy grande, es un algo muy
privado con un par de científicos llenos de secretos de estado y comprados con mucho dinero, y
claro está, mujeres de adorno, y no hay nada más que me irrite que una mujer hermosa con la
boca cerrada.

47

Y hoy desgraciadamente seré una.

15

O eso esperan.

62

Enfundo mis manos en los guantes de cuero y luego procedo a hacerlo con las botas largas hechas
de seda negra, al igual que el blazer, solo que estas tienen llevan piedras en forma de cruces. Mi
piel está totalmente cubierta, a excepción de un espacio entre el final de lo que uso y mi calzado
largo, y claro, mis senos, o la mitad de ellos. Cuando termino, intento buscar en el espejo algo que
me guste. He echado mi cabello hacía con fijador para dejar mi mirada y rostro al descubierto. No
he usado más maquillaje del que antes acostumbraba, solo negro, muchísimo negro alrededor de
los ojos. El color verde brilla, ya no sé ve tan opaco, ya no me veo tan derrotada.
74

Hoy me siento más Atenea Zubac que nunca.

155

—Es hora de que el diablo salga a pasear —susurro, después de introducir las navajas en los
bolsillos de las botas.

99
Me doy media vuelta y salgo al pasillo. Diez pares de ojos se posan en mí, son los niñeros y...
niñera, que Maximilian ha puesto a mi cuidado, o al cuidado de él, prefiero pensar lo último.

18

Hace más de cuatro horas que mis pies caminan sobre suelo argentino. Estoy muy lejos de casa, si
es que alguna vez tuve una. Maximilian ha llegado antes y no lo he visto. Nuestros vuelos fueron
separados, pero sé que me rastrea. Sé que está al tanto de cada paso y respiración que doy.
Literalmente está respirándome en la nuca, pero él está a punto de empezar a comer de la palma
de mi mano.

78
Repaso lo que debo hacer: encontrar a Jade Johnson y arrastrarla conmigo. Por hoy no tengo otra
cosa en mente que no sea ella. No he visto una foto suya y la ventaja es que ella de mí tampoco,
pero siento que cuando la vea lo sabré. Salgo de la habitación y me topo de nuevo con el grupo de
hombres y mujeres, que Maximilian seguramente ha asignado para que no huya. Continuo hasta el
final del pasillo de una casa a las afuera de la ciudad. Es antigua, enorme, y está rodeada de
demasiadas personas.

¿Para qué tanta gente? ¿Acaso no ha entendido que no iré a ningún puto lado?

—Alexia —dice una suave voz femenina. Me detengo y giro.


5

¿Quién es?

—¿Nombre y función? —me acerco a la pequeña mujer de tez morena. Lleva su cabello recogido
en una coleta alta. Sus ojos se ven dulces, pero su expresión es seria y dura.

—Anya. Protegerte —responde en inglés, con acento extraño. No logro encajarlo en alguno de los
idiomas que sé.

45

Me río.

¿Protegerme? ¿En serio?

—Están esperándonos. Todos al frente —La grave voz de Maximilian hace que despegue la
atención de la persona que siento haber visto antes, pero por más que escarbo en recuerdos no
logro encontrarla en alguno. Y tampoco tengo tiempo para hacerlo, estoy decidida a ignorar
cualquier asunto que no tenga que ver con Jade. Todo mundo se mueve. Me fijo en los ojos azules
que ahora me miran de pies a cabeza, con demasiada atención y reparo, tanto que me siento
desnuda y no hablo de la ropa, y por supuesto que olvido todo, hasta respirar. Mentalmente
tambaleo y por un segundo me pierdo. Solo uno, no le doy más tiempo a la sensación que me
produce su cercanía.

116

—Müller, cuanto tiempo —sonrío sin más, volviendo en sí, respiro hondo y toco su hombro
delicadamente. No me detengo a repararlo, pero me quedo con la imagen mental de él en un traje
hecho a medida, porque claro está, su cuerpo no entra en nada que no sea hecho solo para él. Me
limpio el sudor de las manos en el blazer y camino por el piso cubierto con sobras de alfombra
azul. Llevo meses sin elevarme en zapatos como estos, sin sentirme hermosa, sin sentirme con
poder... Había olvidado el arma mortal que es la belleza y pude comprobar en la mirada de
Maximilian lo bien que aún dispara la mía.

115

También podría gustarte