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Potencial - en Busca de Significado, Teoría y Vías de Investigación Futura Una Revisión Sistemática
Potencial - en Busca de Significado, Teoría y Vías de Investigación Futura Una Revisión Sistemática
Robledo Ardila, C., Román Calderón, J. (2022). Potential: in search for meaning,
theory and avenues for future research a systematic review. Manag Rev Q 72, 149–
186.
Abstracto
A pesar del consenso popular en torno a la relevancia del potencial, tanto en las
publicaciones profesionales como en las académicas, el campo sigue careciendo de una
definición unificada y de una claridad teórica que permita basarse en trabajos anteriores y
realizar estudios empíricos y comparativos. Mediante una revisión sistemática (RS), este
artículo pretende presentar una síntesis de la literatura existente. Los resultados de esta
RS indican que hay puntos de vista similares y diferentes para definir el potencial y que,
teóricamente, todavía falta el estudio del potencial desde la perspectiva del individuo. En
consecuencia, se presenta una definición global del potencial. Además, se recomienda
incorporar esta perspectiva y formular un modelo conceptual para avanzar en la
comprensión de este fenómeno.
Introducción
Teóricamente, los estudios anteriores ofrecen visiones diferentes, pero el estudio del
tema parece estar dominado por la perspectiva de las prácticas organizacionales,
incluyendo los de Gelens et al. (2014), Malik et al. (2017), McDonnell et al. (2011), no
incorporando suficientemente las diferentes perspectivas de este fenómeno. En este
sentido, esta RS también pretende identificar las perspectivas teóricas para el estudio del
potencial y las posibilidades que cada una de ellas ofrece para iluminar un camino para
que futuros estudios incorporen e integren el estudio del potencial desde diferentes
perspectivas.
Las contribuciones de esta revisión sistemática son tres. En primer lugar, se propone
una definición exhaustiva, aunque simplificada, del potencial para mejorar la claridad y la
comparabilidad de los resultados de la investigación en este campo. En segundo lugar, se
identifica la perspectiva individual del potencial como el enfoque teórico que falta para
estudiar este fenómeno y se recomienda la teoría AMO como lente teórica clave. En
tercer lugar, se propone un modelo conceptual para diferenciar los antecedentes, las
dimensiones subyacentes y los resultados del potencial. Creemos que, en conjunto, estas
contribuciones proporcionarán una mayor claridad al campo y servirán para orientar
futuros estudios que permitan avanzar en la comprensión del potencial hacia la madurez.
La literatura existente ha arrojado luz sobre las lagunas que rodean el estudio del
campo más amplio de la MT y el potencial como caso particular de la misma. Desde el
punto de vista metodológico, los estudios anteriores abogan por la realización de estudios
interdisciplinares y multidisciplinares (McDonnell et al. 2017) y por el estudio del
fenómeno desde diferentes niveles de análisis, incluidos los estudios multinivel (Collings y
Mellahi 2009; Dries 2013; Gelens et al. 2013; McDonnell et al. 2017). También sugieren
recopilar datos de diferentes fuentes (Liu y Zhou 2018; Mehdiabadi y Li 2016), realizar
estudios empíricos (Collings et al. 2011; Dries 2013; McDonnell et al. 2017; Silzer y Church
2009a), adoptar diseños longitudinales (Dries y Pepermans 2012; Fernández-Araoz et al.
2011; Gelens et al. 2013; Meyers et al. 2013; Silzer y Church 2009a) y desarrollar medidas
con alta validez de constructo y fiabilidad (McDonnell et al. 2017). La literatura existente
sugiere que es necesario mejorar la identificación del potencial (Makela et al. 2010; Silzer
y Church 2009), crear un puente entre la teoría y la práctica (McDonnell et al. 2017;
Mehdiabadi y Li 2016) e investigar el impacto de las prácticas de diferenciación laboral
(Dries y De Gieter 2014; Gelens et al. 2014; Igor Kotlyar et al. 2014; Seopa et al. 2015).
Desde el punto de vista teórico, surgieron varios temas, entre ellos cuestiones
relacionadas con los fundamentos teóricos (Collings et al. 2011; Gelens et al. 2013;
Mehdiabadi y Li 2016), la falta de definiciones unificadas (Gelens et al. 2013), la necesidad
de tener en cuenta los factores contextuales (McDonnell et al. 2010; Mehdiabadi y Li
2016; Meyers et al. 2013) y una investigación sobre la relación entre el potencial y el
rendimiento (Gelens et al. 2013; Posthumus et al. 2016). Las principales lagunas se
resumen en la Tabla 1.
Fundamentos teóricos solidos
Definiciones unificadas
Revisiones bibliográficas
Desarrollos Conceptuales
Estudios interdisciplinarios y
multidisciplinarios en MT
Estudios Longitudinales
Estudios empíricos
Impacto de la diferenciación de la
mano de obra
Hay dos cuestiones que nos llaman la atención, y no precisamente por la cantidad de
estudios que apuntan en su dirección, sino por el peso que tienen para permitir avanzar
en la comprensión de cualquier fenómeno. La primera es la falta de una definición
unificada. El estudio del potencial está repleto de una compleja combinación de
definiciones que, al mismo tiempo, comparten aspectos comunes y difieren
enormemente. La falta de consenso en este sentido puede llevar a la imposibilidad de
comparar los resultados de las investigaciones (Evertz y Süß 2017). En consecuencia, esta
revisión sistemática pretende contribuir a la claridad conceptual del potencial a través de
nuestra primera pregunta de investigación:
Metodología
Recolecta de datos
Exclusión basada en el
título y el resumen 25
artículos
Artículos seleccionados
203
Exclusión basada en el
artículo completo
161 artículos
El proceso de análisis descrito permitió resumir y categorizar los datos (Fisch y Block
2018). En esta sección, presentamos los resultados de esta revisión en términos de años y
salidas de publicación, métodos y campos de estudio. En los siguientes apartados,
abordaremos la revisión desde un enfoque centrado en el concepto del tema que nos
ocupa para analizar primero qué es el potencial y después las perspectivas teóricas
utilizadas para estudiar este fenómeno. Como resultado, se propone un marco conceptual
para el estudio del potencial y se esbozan las vías de investigación futura.
Antes de
Al analizar los países con más artículos sobre el tema del potencial según la base de
datos ISI Web of knowledge, se observa una notable falta de participación de estudios de
países en desarrollo. Inglaterra (26%), Estados Unidos (26%), Bélgica (21%), Australia
(12%) y Francia (10%) son los países más representados. Los mercados emergentes no
están representados en esta selección de estudios y ninguno de ellos se refiere al contexto
latinoamericano. Esto se confirmó además mediante una lectura detallada de los artículos
y un examen de las muestras empleadas en los estudios. Esto pone de manifiesto la
relevancia de este estudio vinculado a la creciente importancia de los mercados
emergentes, tanto desde la perspectiva de la expansión del mercado como desde la
perspectiva de las corporaciones multinacionales latinoamericanas y extranjeras que
buscan, cada vez más y de forma competitiva, atraer, desarrollar y retener a los
profesionales con talento.
Enfoque metodológico para el estudio del potencial
Campos de estudio
En cuanto a los ámbitos en los que se pueden encontrar publicaciones sobre el tema
del potencial, el 83% de las publicaciones consideradas para esta RS se han clasificado
dentro del campo de la economía empresarial, el 26% pertenecen al campo de la
psicología, el 7% a las ciencias sociales y el 2% a la educación y la investigación educativa.
La distribución de las publicaciones según el campo sugiere que el potencial como tema es
un punto de encuentro de interés común para la economía de la empresa y la psicología.
Esto puede responder al hecho de que el potencial se relaciona con el individuo, desde
una perspectiva psicológica, y cómo puede lograr el desarrollo de su carrera en el ámbito
organizativo y desde la perspectiva de la economía empresarial. La figura 4 presenta un
resumen de los campos de estudio.
Psicología social
Ética
Psicología aplicada
Negocios
Administración
Autor Definición
Collins and Mellahi (2009) Definimos la gestión estratégica del talento como las actividades
y procesos que implican la identificación sistemática de los
puestos clave que contribuyen de forma diferencial a la ventaja
competitiva sostenible de la organización, el desarrollo de una
reserva de talento de altos potenciales y titulares de alto
rendimiento para ocupar estos puestos, y el desarrollo de una
arquitectura de recursos humanos diferenciada para facilitar la
ocupación de estos puestos con titulares competentes y
asegurar su compromiso continuado con la organización (p. 2)
Yarnall (2011) Las definiciones de talento varían mucho, desde las centradas
en personas concretas, hasta un conjunto de características o
declaraciones de necesidad. Las empresas también varían en
cuanto a si consideran que el talento es el rendimiento y el
potencial que existe en todos los empleados, o si se centra más
exclusivamente en los recursos escasos y en los puestos más
altos. McCartney y Garrow (2006, p. 6) definen este tipo de
talento como "empleados que tienen un impacto
desproporcionado en los resultados, o que tienen el potencial
de hacerlo" (p. 510)
Gallardo-Gallardo et al. (2013) Definimos la gestión del talento como la gestión diferencial de
los empleados en función de su potencial relativo para
contribuir a la ventaja competitiva de una organización (p. 342)
Swailes (2013) La gestión del talento, en contraste con el talento per se, se
refiere a un conjunto de procesos relativos a "la gestión
estratégica del flujo de talento a través de una organización"
(Iles et al. 2011: 127). El CIPD (2009: 2) consideró la gestión del
talento como "la atracción, identificación, desarrollo,
compromiso, retención y despliegue sistemáticos de aquellos
individuos con alto potencial que son de especial valor para una
organización" (p. 34)
Algunos académicos diferencian el potencial de otros conceptos. Según Silzer y Church
(2009), el potencial difiere del talento, la planificación de la sucesión, el liderazgo y el
desarrollo de los empleados. Además, el potencial está relacionado, pero no es lo mismo
que el rendimiento pasado o futuro (Robledo-Ardila y Román-Calderón 2020). Equiparar el
potencial con el rendimiento es uno de los usos erróneos más comunes del primero, ya
que no se refiere a un estado real sino a la posibilidad de desarrollo y crecimiento futuros,
mientras que en la mayoría de los casos el segundo se refiere al rendimiento pasado o
actual como medida del potencial (Silzer y Church 2009). Así, varios autores afirman que
los HP son de alto rendimiento, pero no necesariamente al revés (Dries et al. 2012b). Es
interesante señalar que se considera que un rendimiento futuro sobresaliente es el
resultado del potencial, pero ese potencial puede no realizarse en algunos casos, lo que
deja margen para cuestionar la presencia del potencial en primer lugar (Finkelstein y
Costanza 2018).
Gelens et al (2013) Se cree que los altos potenciales muestran potencial para
convertirse en algo más de lo que son actualmente (Silzer y
Church 2009, p. 4) o, más concretamente, aquellos empleados
que son reconocidos, en ese momento, como los probables
futuros líderes de la organización (Cope 1998, p. 15). Mientras
que el concepto de "talento como capital humano" se centra en
las habilidades específicas deseadas (es decir, valiosas y únicas)
para mostrar el talento, el concepto de "alto potencial" se
refiere a una etiqueta más general o, en otras palabras, al
resultado de poseer dichas habilidades con alto valor y
singularidad (p. 342)
Gelens et al (2014) Esto se debe a que se dirigen principalmente a los empleados
altamente valiosos y únicos (es decir, a los de alto potencial), ya
que se supone que generan el mayor rendimiento de la
inversión (Lepak y Snell 1999) (p. 159)
Gelens et al (2015) En la práctica, los empleados de gran valor y singularidad suelen
denominarse "altos potenciales" (Dries y Pepermans 2008). Los
altos potenciales son aquellos empleados que se reconocen, en
ese momento, como los posibles futuros líderes de la
organización (Cope 1998, p. 15) (p. 12)
Juhdi et al (2015) Los empleados de alto potencial son los que más rinden en su
trabajo actual y tienen el potencial de ascender a puestos más
altos y a responsabilidades más exigentes (p. 187)
Kotlyar et al (2014) Normalmente, la etiqueta de alto potencial se refiere a aquellos
empleados que se considera que poseen los talentos y las
habilidades necesarias para ascender en la organización
(Cappelli 2008; Collings y Mellahi 2009; Slan-Jerusalim y
Hausdorf 2007). En otras palabras, se trata de una etiqueta
basada en el estatus que refleja las percepciones de que los
destinatarios serán capaces y estarán dispuestos a ascender en
la escala corporativa (Iles 1997, p. 347) (p. 122)
Liu and Zhou (2018) Los empleados de alto potencial (HiPo) que no son fácilmente
imitados por los competidores, han comenzado a atraer una
considerable atención de la investigación (Dries y De Gieter
2014; King 2016). Los empleados de alto potencial se definen
como individuos con un talento distintivo que son valiosos y
únicos para la organización (Gelens et al. 2013) (p. 79)
Malik et al (2017, 2014) Con todos estos retos profesionales, junto con los cambios
demográficos y la posible escasez de mano de obra, las
organizaciones se centran cada vez más en la gestión del talento
(TM) para el desarrollo y la retención de sus empleados
altamente valiosos (es decir, los empleados de alto potencial
(HiPo)) (McDonnell et al. 2017) (p. 773)
Malik and Singh (2014) La definición de "alto potencial" varía entre los académicos
(véase Gallardo-Gallardo et al. 2013) y los profesionales (véase
Silzer y Church 2009). En consonancia con Gelens et al. (2013),
consideramos a los empleados de alto potencial como
empleados con talento distintivo; es decir, aquellos empleados
que tienen habilidades que son valiosas (es decir, el potencial
para contribuir a las competencias básicas de una organización)
y únicas (es decir, el grado en que estos empleados son difíciles
de reemplazar). En la práctica, el talento se considera una
característica individual escasa, ya que sólo un pequeño
porcentaje de la plantilla se identifica como alto potencial
(Ulrich y Smallwood 2012) (p. 330)
McDonnell et al (2010) El segundo grupo, en el que nos centramos, son los empleados
de alto potencial considerados como la próxima generación de
líderes de la organización (CIPD 2006; Collings y Mellahi 2009;
Stahl et al. 2007) (p. 151)
Meyers et al (2013) El potencial denota la posibilidad de que los individuos se
conviertan en algo más de lo que son actualmente (Silzer y
Church 2009a), lo que significa que está latente o que aún no es
visible (Altman 1997; Yost y Chang 2009). Esto implica que el
potencial tiene una base parcialmente innata, pero tiene que
desarrollarse para manifestarse en un rendimiento
sobresaliente. En general, el potencial se considera una
característica individual escasa: Sólo un pequeño porcentaje de
la mano de obra suele ser identificado como poseedor de un
alto potencial (Ulrich y Smallwood 2012) (p. 328)
Oppong and Oduro-Asabere (2018) Shondrick et al. (2013) postularon que las organizaciones deben
primero definir claramente las cualidades que hacen que
alguien tenga un alto potencial, como la entrega de resultados
sólidos en su función actual; habilidades por encima de las
habilidades técnicas requeridas para la función actual; y
comportamientos de manera que sean consistentes con los
valores de la empresa (p. 268)
Robinson et al (2009) Empleados de alto potencial: personas que, cuando se les pida,
darán un paso adelante y cumplirán realmente con funciones
más amplias y de mayor responsabilidad (p. 413)
Posthumus et al (2016) Morton (2005) ha definido el término alto potencial como
sinónimo de talento, mientras que otros (Kunz 2004) consideran
los altos potenciales como talentos con características
adicionales (Meyers et al. 2013). Las descripciones de los altos
potenciales incluyen componentes como la competencia social
especial (Cavallo y Brienza 2006), la capacidad de aprendizaje y
desarrollo en relación con un alto nivel de motivación
profesional (Kunz 2004) o el rendimiento en la función laboral
actual (Thom y Friedli 2003)... Ready et al. (2010a) consideran
que los altos potenciales superan de forma consistente y
significativa a los grupos de compañeros en una variedad de
entornos y circunstancias. Al mismo tiempo que alcanzan
niveles superiores de rendimiento, los altos potenciales
muestran comportamientos que reflejan la cultura y los valores
de sus organizaciones de manera ejemplar. Además, muestran
una gran capacidad para crecer, desarrollarse y tener éxito a lo
largo de sus carreras dentro de una organización, con mayor
rapidez y eficacia que sus compañeros (p. 432)
Silzer and Church (2009) El concepto de potencial o potencial de talento, tal y como lo
utilizan muchas organizaciones, se refiere a la posibilidad de que
los individuos puedan llegar a ser algo más de lo que son
actualmente. Implica un mayor crecimiento y desarrollo para
alcanzar un estado final deseado (p. 379)
Yarnall (2011) Las palabras Talento, Alto Rendimiento y Alto Potencial se
utilizan a menudo indistintamente. Sin embargo, el potencial
indica una viabilidad futura que no está necesariamente
presente en el talento actual. Los investigadores varían en
cuanto a si el potencial se basa en cierta medida en el
rendimiento. Rothwell y Kanzas (2003) creen que es así,
mientras que McCall (1998) no está de acuerdo en que se base
en el rendimiento actual y sostiene que el potencial es la
capacidad de adquirir nuevas habilidades ante los rápidos
cambios. Muchas organizaciones de estudio, como IBM, se
enfrentan a la cuestión de cómo definir y medir el potencial
(CIPD 2006) (pp. 515-516)
Futuras funciones / altos cargos / promoción profesional Cerdin y Brewster (2014), Dries et al. (2012a, b), Dries y De
Gieter (2014), Dubouloy, (2004), Fernández-Araoz et al. (2011),
Gallardo-Gallardo et al. (2013), Gelens et al. (2013, 2014, 2015),
Juhdi et al. (2015), Kotlyar et al. (2014), Malik y Singh (2014),
McDonnell et al. (2010), Robinson et al. (2009), Silzer y Church
(2009)
Referencias al futuro Cerdin y Brewster (2014), Dries (2013), Dries y De Gieter (2014),
Dubouloy (2004), Fernández-Araoz et al. (2011), Gallardo-
Gallardo et al. (2013), Gelens et al. (2013), Kotlyar et al. (2014),
Meyers et al. (2013), Silzer y Church (2009), Yarnall (2011)
Implica desarrollo y crecimiento Conger y Fulmer (2003), Dries y De Gieter (2014), Dubouloy
(2004), Fernández-Araoz et al. (2011), Gallardo-Gallardo et al.
(2013), Gelens et al. (2013, 2015), Juhdi et al. (2015), Kotlyar et
al. (2014), Meyers et al. (2013), Silzer y Church (2009), Yarnall
(2011)
Posibilidad Dubouloy (2004), Gallardo-Gallardo et al. (2013), Meyers et al.
(2013), Silzer y Church (2009), Yarnall (2011)
Altos niveles de valor y singularidad/ventaja competitiva Dries et al. (2012b), Gelens et al. (2013, 2014, 2015), Liu y Zhou
(2018), Malik et al. (2017, Malik AR, Singh 2014), Posthumus et
al. (2016).
Equivalente al potencial de liderazgo Meyers et al. (2013), Posthumus et al. (2016), Yarnall (2011)
Desempeño actual Juhdi et al. (2015), Posthumus et al. (2016), Oppong y Odura-
Asabere (2018)
Relacionado, pero diferente, con el rendimiento actual efectivo Fernández-Araoz et al. (2011), Gallardo-Gallardo et al. (2013),
Meyers et al. (2013), Silzer y Church (2009)
Más allá de la definición del potencial, en esta revisión se identificaron varios trabajos
que se centran en las dimensiones subyacentes del potencial o en los factores que lo
componen. A través de esta revisión sistemática hemos encontrado que varios autores
han realizado estudios para definir los aspectos que las empresas utilizan para evaluar e
identificar el potencial. Destacan tres estudios, los de Silzer y Church (2009), Ready et al.
(2010a) y Posthumus et al. (2016). Mientras que todos ellos incluyen habilidades y
aspectos motivacionales, solo Silzer y Church (2009) incluyen otras características como el
rendimiento anterior, la personalidad, el liderazgo y los conocimientos técnicos.
El primer estudio, el de Silzer y Church (2009), se elaboró mediante una amplia revisión
de los instrumentos y modelos existentes utilizados y desarrollados por más de 100
profesionales y organizaciones. Los autores descubrieron que dichos instrumentos se
centraban comúnmente en varias categorías para evaluar el potencial, es decir, las
habilidades cognitivas, la personalidad, el aprendizaje, el liderazgo, la motivación, el
rendimiento y otras características como los conocimientos técnicos y las habilidades
interculturales. En consecuencia, propusieron un modelo de potencial compuesto por tres
tipos de dimensiones: fundacional, de crecimiento y de carrera. Las dimensiones
fundacionales son poco probables de desarrollar, difíciles de cambiar y estables a través
de las situaciones y el tiempo. Constituyen los componentes más estables del potencial,
como las capacidades cognitivas y la personalidad, y es probable que arrojen resultados
muy similares cuando se miden a lo largo de la carrera de un individuo. Las dimensiones
de crecimiento son las que pueden facilitar o dificultar el crecimiento y el desarrollo de un
individuo, incluyendo el aprendizaje y la motivación. Por último, las dimensiones de la
carrera profesional son los primeros indicadores de las habilidades finales necesarias más
adelante en carreras específicas; estos componentes evolutivos pueden adquirirse a
través de la experiencia profesional e incluyen el liderazgo, el rendimiento, los
conocimientos técnicos y el ajuste cultural (Silzer y Church 2009). Este modelo integrado y
tridimensional para evaluar el potencial constituye un punto de partida para que los
estudiosos realicen investigaciones empíricas que hagan avanzar la literatura en este
campo y proporcionen a las organizaciones mejores formas de identificar el potencial, ya
que reúne diferentes puntos de vista del potencial en un modelo integrado (McDonnell
2011). Mientras que las diferentes dimensiones alcanzan diferentes niveles en diferentes
momentos, el momento y el enfoque adecuados para evaluarlas pueden variar de tal
manera que tiene sentido valorarlas en cualquier etapa de la carrera (Silzer y Church
2009). La etapa en la que se estudia el potencial debe tenerse en cuenta a la hora de
seleccionar el marco teórico de futuros estudios (Dries y De Gieter 2014).
Habilidades interculturales
En cuanto a la base teórica de los estudios incluidos en esta RS, el 14% de los trabajos
no declara explícitamente ningún fundamento teórico. Cuando se declara, los marcos
teóricos más comunes incluyen el capital humano con 7 artículos (17%), seguido de la
teoría del intercambio social con 7 estudios (17%), y la teoría de la señalización con 3
artículos (7%). Otras teorías utilizadas por un artículo son la teoría de la atribución, la
identidad social, la teoría de la expectativa, la teoría de la autodeterminación, la teoría de
la fijación de objetivos, la teoría de la persona implícita y la teoría de las perspectivas,
entre otras. Además de los 7 artículos en los que la teoría del capital humano se declaró
como fundamento teórico de los estudios, 20 artículos presentaron una visión del
individuo basada en el capital humano. Este supuesto era de alguna manera explícito ya
que los autores de estos trabajos se referían a los individuos como recursos, como fuentes
de ventaja competitiva, a su valor y singularidad, y los clasificaban en base al capital
humano o como extensiones de una visión basada en recursos (Delery y Roumpi 2017).
El primer grupo de estudios está formado por los que se centran en el potencial como
recurso único y valioso. En una economía basada en el conocimiento, el capital humano se
convierte en la fuente más importante de ventaja competitiva (Mehdiabadi y Li 2016).
Desde esta perspectiva, un enfoque de diferenciación de la fuerza de trabajo para el
talento se inspira en el RBV y propone que los empleados se clasifiquen en función de su
valor estimado para la organización (Gelens et al. 2014) y, por lo tanto, su valor se evalúa
en función de su contribución a la organización (Dries 2013). En esta línea, los individuos
con alto potencial son considerados recursos valiosos, raros, únicos y difíciles de imitar
(Barney 1991). Su valor se refiere a su contribución a la ventaja competitiva de la
organización y su singularidad se refiere al grado en que dicho talento es difícil de
sustituir. Estos individuos son un grupo de profesionales de élite con capacidad para
superar a sus compañeros, que muestran altos niveles de valor y singularidad,
convirtiéndose así en la clave para el desarrollo de la ventaja competitiva sostenida de las
empresas multinacionales (Bücker 2014; Claussen et al. 2014; Collings et al. 2009; Collings
y Mellahi 2009; Dries 2013; Festing y Schaefer 2014; Iles et al. 2010; Marchington 2015;
Scullion et al. 2010; Stahl et al. 2012). La visión de la empresa basada en los recursos
considera, frente a las teorías neoclásicas que plantean que la mano de obra es solo un
factor de producción, que los altos potenciales son recursos de capital humano que
contribuyen al desarrollo de una ventaja competitiva sostenible, bajo un enfoque de
diferenciación de la fuerza de trabajo (Dries 2013; Dunford et al. 2001; Lepak y Snell 1999;
Lewis y Heckman 2006; Meyers et al. 2013).
El segundo grupo de estudios está formado por aquellos en los que el objetivo es
comprender los diversos efectos que se producen como resultado de etiquetar a los
individuos como altos y no altos potenciales. En este sentido, parece que se utiliza un
amplio abanico de teorías, entre las que destacan la teoría del intercambio social y la
teoría de la señalización como las más empleadas, junto con otras como la teoría de la
disonancia cognitiva, la teoría de la autodiscrepancia, la teoría de la identidad social, la
teoría de la persona implícita, la teoría del apoyo organizativo, la teoría de la atribución, la
teoría de las partes interesadas y la teoría de la justicia distributiva. Estas teorías se han
agrupado a su vez en tres categorías: teorías que explican la identificación del potencial,
teorías que ayudan a comprender los efectos de la identificación y el etiquetado del
potencial, y una tercera categoría relativa a la perspectiva ética del potencial.
También se encontraron dos teorías que abordaban aspectos relacionados con los
factores que afectan al proceso de identificación desde la perspectiva de un directivo que
evalúa el potencial de un individuo. La teoría de la identidad social afirma que los
individuos tienden a preferir sus grupos internos en el proceso de identificación (Tajfel
1982). Esta teoría ha sido utilizada por Makela et al. (2010) para investigar las fallas que
aparecen en el proceso de identificación de individuos de alto potencial. La teoría implícita
de la persona plantea que mientras los expertos de la identidad creen que las
características humanas son fijas, los exprtos del incremento están convencidos de que
son maleables (Heslin et al. 2005). De ahí que algunos autores de esta revisión sugieran
estudiar la influencia de los estilos de evaluación de los directivos en la identificación del
potencial (Dries y Pepermans 2012; Silzer y Church 2010). También creemos que esta
teoría se sumaría a la discusión naturaleza/nutrición.
La segunda categoría se compone de una amplia gama de teorías que se han utilizado
para comprender los efectos de la identificación y el etiquetado del potencial. Las dos
teorías principales son la del intercambio social y la de la señalización, pero en esta
corriente se encuentran otras alternativas teóricas interesantes, como la teoría del apoyo
organizativo y la teoría de las atribuciones.
La teoría del intercambio social se basa en el principio de que empleadores y
empleados entablan una relación en la que se espera reciprocidad (Blau 1964). Los
individuos de la HP, que, según el enfoque exclusivo de la TM, son los destinatarios de los
grandes esfuerzos realizados por la organización, son también las contrapartes de un
contrato implícito (King 2016), también denominado contrato psicológico. Este contrato,
aunque no es explícito ni formal, está constituido por las creencias de los empleados
respecto a los términos del intercambio entre ellos y la organización (Dabos y Rosseau
2004). Al recibir una etiqueta relacionada con el potencial, ya sea como HP o como no HP,
los términos del intercambio se modifican inevitablemente para los empleados (Dries y De
Gieter 2014). La teoría del intercambio social, y el contrato psicológico en particular, se
han utilizado para estudiar la forma en que los empleados perciben cómo son valorados y
cómo corresponden a la organización en términos de compromiso afectivo (Liu y Zhou
2018) y lealtad, entre otros (Seopa et al. 2015). En cuanto al compromiso afectivo, Collings
y Mellahi (2009) propusieron que se puede potenciar el apego emocional a la
organización, mientras que Gelens et al. (2015) encontraron que el apoyo organizacional
percibido mediaba la relación entre la designación de un empleado y su compromiso
afectivo hacia la organización. Otros han destacado cómo los individuos con y sin HP
responden de forma diferente a las prácticas organizativas (Gelens et al. 2014). En los
intercambios entre empleados y empleadores, la justicia organizativa percibida también
se ha utilizado para entender esta relación. Desde esta perspectiva, varios estudios han
examinado el modo en que la equidad o la justicia percibida en la identificación del
potencial puede configurar los resultados de los empleados y su relación de reciprocidad
con la organización (Gelens et al. 2013, 2014).
Por último, pero no por ello menos importante, la literatura sobre ética empresarial
ofrece valiosas ideas para el estudio del potencial. Según la teoría de las partes
interesadas (Freeman 1984), los empleados son partes interesadas legítimas de la
empresa. En este sentido, Swailes (2013) propuso que los altos potenciales son un grupo
de élite con mayores expectativas respecto a los términos de intercambio con la
organización bajo el principio de reciprocidad. No obstante, el autor sostiene que las
empresas no deben descuidar las implicaciones éticas derivadas de centrarse e invertir en
este grupo de empleados y descuidar a los demás, ya que la teoría de los grupos de
interés se dirige a todos los grupos, y no a uno solo, bajo un enfoque elitista. En esta
misma línea, la teoría de la justicia distributiva aboga por la justicia en las sociedades y
organizaciones sociales mediante la asignación equitativa de los recursos valorados, las
recompensas y otros a una serie de destinatarios (Cook y Hegtvedt 1983). Como sugiere
Swailes (2013), las implicaciones éticas de la identificación y el etiquetado del potencial
pueden estudiarse a través de estas teorías para comprender los efectos de la asignación
desigual de beneficios y/o la provisión de mejores oportunidades a los grupos de
empleados élite.
AMO es un acrónimo de Habilidad (A), Motivación (M) y Oportunidad (O) (Kroon et al.
2013), y se refiere a una combinación de capacidades, motivación y oportunidades que
determinan el rendimiento individual (Appelbaum et al. 2000). La habilidad se refiere a la
combinación de capacidades que "permiten a un individuo realizar una tarea con eficacia"
(Blumberg y Pringle 1982: 563). La motivación deriva de un concepto más amplio de
voluntad, que se refiere a las "características psicológicas y emocionales que influyen en el
grado de inclinación de un individuo a realizar una tarea" (Blumberg y Pringle 1982: 563).
La oportunidad se refiere a aquellas variables que no están bajo el control del individuo.
Desde esta perspectiva, sería interesante utilizar esta teoría para explorar, no sólo cómo
las prácticas organizativas influyen en dichos componentes a nivel individual, sino hasta
qué punto algunos individuos poseen mayores niveles de habilidades, motivación y
oportunidades como componentes de su propio potencial.
Creemos que el uso de la teoría AMO puede ayudar a desbloquear la "caja negra" para
entender los factores a nivel individual que podrían explicar la relación entre el potencial
de un individuo y su rendimiento futuro sobresaliente (Dries 2013), especialmente
teniendo en cuenta que muy a menudo las habilidades son un hecho, pero es el papel de
las organizaciones proporcionar al individuo oportunidades de desarrollo y fomentar la
motivación (McDonnell et al. 2017). Además, la teoría del AMO puede contribuir a una
comprensión más profunda de la relación entre las prácticas de RRHH y los resultados
organizativos que se requieren en el campo (Dries 2013). Algunos factores contextuales
que deben considerarse en el estudio del potencial incluyen el clima organizacional, el
entorno y la cultura (Mehdiabadi y Li 2016). La teoría del AMO también añade la
posibilidad de indagar en la relación entre las diferencias individuales y el rendimiento a la
discusión y el estudio del potencial. Estos factores, como sugieren Meyers et al. (2013),
ejercen diferentes influencias sobre los distintos individuos, afectando a sus resultados de
rendimiento. Según Ready et al. (2008), la oportunidad se refiere a los factores externos
relacionados con el trabajo estimulante, la formación y el desarrollo continuos, así como
la remuneración competitiva. También se refiere al hecho de que los HP necesitan
experiencia y habilidades para crecer y avanzar en sus carreras.
En resumen, los trabajos incluidos en esta revisión son teóricamente variados, pero el
capital humano sigue siendo el enfoque principal del estudio del potencial. Esto refleja un
supuesto subyacente del potencial y cómo se relaciona con la ventaja competitiva de la
organización al lograr un rendimiento superior y otros resultados que se relacionan con la
organización. Un examen más detallado de las perspectivas teóricas dominantes para el
estudio del potencial muestra que todas ellas comparten la preocupación por los
resultados del potencial en términos de la ventaja competitiva de la empresa y los efectos
de las diferentes prácticas tanto en los HP como en los no HP. Desde un punto de vista
opuesto, la teoría del AMO se centra en el proceso a través del cual el potencial se
convierte en rendimiento, estudiando las diferencias a nivel individual que afectan al
rendimiento a nivel individual.
Para desarrollar este modelo conceptual, se tomó como punto de partida el consenso
relativo a las dimensiones subyacentes del potencial. Basándonos en el acuerdo entre los
hallazgos de Silzer y Church (2009), Ready et al. (2010a) y Posthumus et al. (2016),
conceptualizamos el potencial como una combinación de capacidad y motivación. El
potencial implica un crecimiento y desarrollo futuros, pero no todos los aspectos del
potencial pueden desarrollarse con el tiempo. En consecuencia, las diferencias entre los
antecedentes, las dimensiones subyacentes y los resultados del potencial merecen mayor
atención. A pesar de la relevancia de todos estos aspectos a lo largo de los procesos de
reclutamiento y selección, defendemos la importancia de comprender el papel que
desempeña cada uno de ellos y su relación con el potencial. En consecuencia,
proponemos que el potencial se evalúe sobre la base de los componentes que pueden
desarrollarse de hecho a lo largo del tiempo, es decir, las capacidades y la motivación,
mientras que los demás aspectos deben considerarse antecedentes del potencial. Se
propone un modelo conceptual que se presenta en la Fig. 6.
Variables
contextuales
Conocimientos
técnicos
Habilidades
Nuestros resultados son coherentes con los postulados de la teoría AMO, que da
respuesta de una perspectiva individual dentro del estudio del potencial, ausente en la
literatura actual, como se muestra en la sección anterior. La teoría AMO plantea que el
rendimiento individual se ve afectado por la capacidad, la motivación y la oportunidad del
individuo. En este sentido, encontramos que la teoría AMO es una perspectiva teórica
clave para entender los antecedentes, las dimensiones subyacentes y los resultados del
potencial. Desde esta perspectiva, proponemos que el potencial es una combinación de
capacidad y motivación. La habilidad se define como la capacidad de rendimiento, y la
motivación como la voluntad del individuo de hacerlo (Blumberg y Pringle 1982). Otras
variables utilizadas habitualmente para evaluar el potencial de un individuo; la
personalidad, los conocimientos, las habilidades y el rendimiento anterior, no deben
considerarse como dimensiones subyacentes, sino como antecedentes del potencial. La
personalidad, por ejemplo, se refiere a los rasgos individuales que definen lo que uno
haría en una situación concreta (Cattell 1943). Estos rasgos son duraderos y relativamente
estables a lo largo de la vida del individuo (Costa y McCrae 1995). Estudios anteriores han
demostrado que la personalidad se relaciona con las habilidades (Bastian et al. 2005), los
conocimientos (Motowildo et al. 2008) y el rendimiento (Barrick et al. 2001).
Discusión
Como es el caso general de los estudios de MT, esta RS confirma que el campo del
potencial carece de un fondo teórico unificado (Collings y Mellahi 2009; Dries 2013). Dicha
imprecisión teórica parece estar ligada a la falta de una definición unificada (Gelens et al.
2013). A pesar de estas dos notables lagunas, existe un creciente interés por el estudio del
potencial, por parte de los académicos, y por la adopción de programas de HP, por parte
de los profesionales. Para construir un consenso en torno al significado del potencial y las
posibilidades teóricas para estudiarlo, creemos que se requiere una comprensión más
profunda del campo de estudio en el que se encuentra. El estudio del potencial se nutre
de los desarrollos de la MT, que a su vez encuentra un lugar dentro de los campos de los
recursos humanos (RH) y del comportamiento organizacional (CO) (Malik y Sing 2014).
Como resultado, y de acuerdo con la MT, el estudio del potencial también se basa en un
amplio conjunto de campos, incluyendo la psicología industrial y organizacional (psicología
I/O) como fuentes de influencia tanto para la OB como para los RH (Porter y Schneider
2014). En sí mismo, podría decirse que el estudio del potencial está en sus inicios y
requiere un mayor desarrollo. Dentro de estos campos, los investigadores pueden tener
dificultades para situar un estudio relacionado con el potencial dentro de un campo o
teoría limitados. Sugerimos que una integración de campos y/o teorías puede aportar
mucho a la comprensión de este fenómeno.
Las contribuciones de esta revisión sistemática son tres. En primer lugar, tras realizar
un análisis temático de las definiciones actuales de potencial, se propone una definición
global. Esta RS permite encontrar puntos de acuerdo, así como diferencias, para proponer
la siguiente definición: el potencial de un individuo representa una posibilidad latente de
crecimiento y desarrollo profesional futuro, definiendo así su valor no realizado para la
organización y para él mismo. Esta definición integra el aspecto más comúnmente incluido
del potencial, a saber, una referencia al futuro, las implicaciones del desarrollo y el
crecimiento, el avance de la carrera y el potencial como una posibilidad más que como
una certeza. Aunque la mayoría de las definiciones de potencial en la literatura existente
se refieren únicamente al potencial dentro del contexto organizativo, creemos que el
hecho de que el potencial implique lo que el individuo puede llegar a ser en el futuro
representa su valor tanto para la organización como para su propio desarrollo, a nivel
profesional y personal.
En segundo lugar, en cuanto a las perspectivas teóricas sobre el estudio del potencial,
recomendamos incorporar la perspectiva individual al estudio del potencial mediante la
teoría del AMO. A través de esta RS, encontramos dos corrientes principales en la
literatura: las teorías que se refieren al valor de los empleados de alto potencial para las
empresas y las que se centran en el impacto de las prácticas organizativas dirigidas a los
empleados de alto potencial que dominan el campo. Una se centra en el individuo como
recurso que contribuye a la ventaja competitiva de la empresa, y la segunda se concentra
en los efectos de la identificación y etiquetado del potencial. También hemos identificado
varias posibilidades vinculadas a la necesidad de comprender mejor el potencial a nivel del
individuo y al uso de diferentes perspectivas teóricas disponibles en la literatura de GRH y
psicología (Dries 2013), así como la tradición de la OB y la psicología de I/O. La
incorporación de perspectivas teóricas adicionales permitirá profundizar en la
comprensión de este fenómeno. En consecuencia, desde el punto de vista teórico, una
perspectiva individual para el estudio del potencial brilla por su ausencia.
Creemos que es necesario reconocer que los PS son, en primer lugar, individuos, y
estudiar el potencial utilizando al individuo como unidad de análisis. Estos individuos
pueden crecer y desarrollarse dentro de la organización o ser contratados externamente
(McDonnell et al. 2011). En lo que respecta a la identificación del potencial, Silzer y Church
(2009) sugieren que las organizaciones intentan identificarlo en una fase más temprana de
la carrera del individuo, incluso hasta el punto de contratar a estudiantes universitarios.
Mientras que los estudiantes jóvenes y los recién licenciados carecen de registros
históricos de rendimiento, que suelen tenerse en cuenta a la hora de evaluar el potencial
(Gallardo-Gallardo et al. 2013), identificar el potencial tiene sentido en cualquier etapa de
la carrera (Silzer y Church 2009). Así, defendemos el estudio del potencial en y desde las
primeras etapas de la carrera, tanto como durante otras etapas de la vida profesional del
individuo.
Los resultados de este estudio sugieren que tanto la etapa de la carrera como el nivel
de análisis deben ser considerados a la hora de seleccionar el marco teórico apropiado. En
este sentido, se podría argumentar que las teorías del campo de la psicología tendrían
más sentido durante las primeras etapas y para un nivel de análisis individual, mientras
que las teorías del VBR y del capital humano tendrían sentido dentro de los contextos
organizativos. En cuanto a las teorías del comportamiento organizativo y de la psicología
de E/S, éstas pueden utilizarse en el contexto de los estudios individuales, organizativos y
multinivel, tanto en la enseñanza superior de la gestión como en los contextos
organizativos. Además, teniendo en cuenta que el potencial implica crecimiento y
desarrollo, sugerimos que el estudio, desde una perspectiva académica, y el desarrollo,
desde una perspectiva profesional, de individuos con diferentes niveles de potencial, en
contraposición a sólo los altos potenciales, puede ser valioso e incluso necesario.
En segundo lugar, los hallazgos de esta revisión son consistentes con los de McDonnell
et al. (2017), quienes encontraron que se requieren estudios interdisciplinarios y
multidisciplinarios para acercar a los académicos y a los profesionales. En los artículos
revisados, hubo dos corrientes predominantes, que permiten estudiar este fenómeno
desde la perspectiva de las prácticas organizacionales dirigidas a los empleados de alto
potencial. A pesar de la relevancia de dicha perspectiva, creemos que el estudio del
potencial se beneficiaría enormemente de la integración de un conjunto más amplio de
perspectivas y teorías. Otros autores han sugerido utilizar las teorías existentes para
mejorar la comprensión de este fenómeno de gestión del talento (Dries 2013). Sugerimos
que los futuros estudios aboguen por la integración de las teorías, en lugar de
simplemente establecer los límites, para avanzar en la comprensión de este fenómeno.
En tercer lugar, en nuestra búsqueda de fundamentos sólidos que puedan permitir una
comprensión más profunda del potencial como fenómeno, encontramos que el uso de la
teoría AMO es una alternativa interesante para entender la "caja negra" del potencial
(Dries 2013). Creemos que la teoría AMO ofrece una mirada adecuada, dentro de la
tradición de la psicología I/O, para futuros estudios desde la perspectiva de las diferencias
individuales, al tiempo que permite la inclusión de factores contextuales. Además, el
estudio del potencial también podría tomar prestadas las teorías de la psicología
educativa, vocacional, positiva y social para una mejor comprensión del despliegue del
potencial en el rendimiento, indagando en el papel de los procesos de aprendizaje como
guardianes del logro del potencial (Silzer y Church 2009). En este sentido, los estudios
futuros pueden indagar en la influencia ejercida por los factores ambientales. Dichos
factores pueden incluir, entre otros, las limitaciones no motivacionales, como la
tecnología y la demanda del mercado (Aldag y Brief 1979), las limitaciones situacionales,
como las herramientas, el equipo y los materiales necesarios para realizar un trabajo
(Peters y O'Connor 1980), los factores relacionados con la estructura y la percepción del
trabajo, como el diseño y la flexibilidad del mismo (Guest 1997), las políticas organizativas
y las normas a nivel de grupo (Buller y McEvoy 2012), y las características del entorno
laboral inmediato (Kim et al. 2015).
Conclusión
Referencias