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an Bazant indice Reconocimientos Introduceién Parte I. Historia y teoria de los espacios urbanos 1. Las plazas en el espacio y tiempo 2. Percepcion ¢ identidad urbana 3. Usuarios de los espacios urbanos Parte II. Elementos de disefto de los espacios urbanos 4. Componentes de espacios urbanos 5. Configuraci6n de espacios urbanos 6. Elementos urbanos Parte III. Diseiio de espacios urbanos 7. Bjemplos de especios urbanos contemporaneos 8. Discito de espacios urbancs en asentamientos de bajos ingresos Anexo. Evolucién hist6rica de un espacio urbano. El caso del Zécalo de la ciudad de México por Silvia L. Cuesy Bibliografia Referencias 7 19 61 9 93 95 ut 19 135 137 153 163, 173, Ww Introduccién Las plazas son espacios de encuentro. Encuentro de tuna persona con su ciudad, sus costumbres y sus valo- res; encuentro enire muchas personas para inieractuar y convivir; encuentro entre los distintas tiempos de 1a arquitectura que tienen los edificios que la confor- ‘man; encuentro de los edificios y el espacio con el cela abierto y el sol. Las plazas ligan el espacio y e! tiempo; en este caso, el pasado y el presente con el devenir de la ciudad. De este modo, las plazas contienen la histo- ria dela ciudad, pues alrededor de los espacios éstas se construyeron en el tiempo. De aqui Ia importancia de poser un minimo de conocimientos de historia para estar en posibilidades de entender, y diseftar, una pla- za en el presente y por tanto visualizar qué devenir odré tener en el futuro. La sensacion de placer 0 de reencuentro que ofrece una plaza, con frecuencia no tiene relacién con su tamario ni con su escala. La pequeiia plaza de un pueblo, la de un barrio o la de una ciudad me- dia tionen la misma funcién: crear el espacio de en- euentro para los habitantes y ofrecerles un sentido de pertenencia, con lo que favorece el contacto visual © personal entre ellos y fomenta el sentido de comu- nidad, proporciona un lugar seguro contra el trafico vehicular y los libera de la tension de caminar en las calles dela ciudad. Como el término espacio presenta diversas con- notaciones para arquitectura, pintura o escultura, es preciso aclarar el significado que tiene para el urbae nismo. Ea términos generales, espacio se refiore a una organizacién estructural como marco para ol desarro- Ilo de actividades humanas y se basa en las siguientes premisas: en la relacién entre las formas de los edifi- ios envolventes, en la continuiciad o discontinuidad y uniformidad 0 varieded del contomo envelvente, en las medidas y proporciones de la envolvente res- pecto al ancho y largo de la planta del espacio, en el Angulo de las calles convergentes y, por tiltimo, en la uubicacién de monumentos, Fuentes, jardineria © cual qier otro tipo de acento espacial dentro de la plaza. (Ver figs 11,12, 13e14) ‘No existe un criterio que defina cmo hacer una plaza ni qué proporciones o cualidades fisico-espa- ciales deba tener o contener. Son diversos los elemen= tos formales, funcionales y espaciales que la confor- man los que hacen que cada plaza sea tinica, pero, sobre todo, lo que impulsa la creacién de una plaza 5 la combinacién del clima con el temperamento y las costumbres dela poblacién, por ejemplo, en Italia y Francia estas condiciones condujeron a una forma de vida pablica (vida en pablico) que ha hecho que una parte sustantiva de las actividades de la pobla~ ion (tianguis, recreaci6n, socializacion) se realice en el exterior, esto es, en calles y plazas. Poreso, Roma y Paris son ciudades que asociamos can la idea de pla- zzas bellisimas, por lo que es légico que se incluyan como ejemplos on este texto mas adelante. Por otro lado, en condiciones climaticas muy parecidas, como en Espafia y Grecia, desde Ia antigiiedad no han aportado la centidad ni la calidad de plazas dentro de sus ciudades como los paises mencionades. En el caso de Espafia, no obstante haber estado en la ciis- pide de su poder politico y econémico en 10s sigies Xv v1, su estructura social y las costumbres arrai- gadas de la poblacién no favorecieron el desarrollo de la vida en piiblico, por lo cual no surgié interés para construir plazas. De igual manera, en Inglate- 11a, durante la cumbre de su época clizabethana, no se crearon soluciones monumentalesa problemas ur- anos, como tampoco sucedié en Holanda enel siglo xu, en Ta época de su gran expansion comercial y ‘magnificencia en la creaciGn de otras obras artisticas. En estos dos tltimos patses, el clima desempené un papel muy importante, pues indujo a una vida en casa y, por lo tanto, desalenté los intentos de hacer tuna vida al exterior. Una plaza no es un espacio vacio sin construc- ciones. Al formar parte de un rganismo vivien- te como es Ia ciudad, con sus continuos cambios socioecondmicos dentro de sus distintos sectores urbanos y con la evolucion tecnoldgica, la induce de manera combinada que unos sectores se conso- liden (aumenten de densidad por construeciones verticales), otros pierdan poblacién por deteriore de inventario habitacional, mientras otros mas se expandan de modo horizontal a baja densidad, por Jo que una plaza ubicada en cualquier sector nun- ca se termina. Al contrario de lo que sucede en Tos Ambitos de la pintura o la escultura, en los que las ‘obras se quedan como las termin6 su autor y per- manecen asi durante siglos, en una plaza no hay un toque final, Los elementos que conforman una plaza como las edificaciones eavelventes, monu- mentos o fuentes cambian con el tiempo; unos son destruidos o climinados y otros se han reemplaza- do con nuevos elementos. Deeste modo,en un siglo tuna plaza puede ser la contenedora de los edificios © actividades nis importantes de la ciudad y en el siglo siguiente haberse deteriorado, para después volverse a regenerar, tal como sucede.con las plazas de algunos centros histéricos del pais. Por esta ra- 76n, la plaza puede tardar siglos en conformarse y, ‘en consecuencia, convertirse en un testimonio de la historia de la ciudad. En México, el siglo xx fue de grandes transfor- smaciones urbanas ocasionadas por el impresionan- te crecimiento demografico y por el consecuente Proceso de urbanizacién o de concentracién pobla- ional en las ciudades, De este modo, en 1900 slo 10% de la poblacién total del pais (13 607 millones) era urbana, y al término del siglo la poblacién ha- bia aumentado 2 97 362 millones, de la cual més de 75% era urbana, Esta enorme y repentina explosion demogréfica y concentracién poblacional en las cludades, obligaron a 1a répida formacién de un sinfin de nuevos fraccionamientos residenciales de Iujo, de interés social, asf como del establecimiento masivo de asentamientos irregulares de bajos in- gresos, sin que a ningtin planificador urbano se le Figura 1 Uniforraidad en la envolvente de un eapacio, Figure L2. Discontinuldad en la envoivente del espacio, Figura L3, Baja envolvente de un espacio urbane, Figura 4. Alta envolvente de un espacio urbano. Intreduccién "119936 ‘ocurriera que estos nuevos grupos sociozconémi- 0s de poblacion, de modo eventual constituirian el tejido social de una joven sociedad urbana, y que para favorecer el proceso de socializacién ¢ inte- gracién social se necesitaban numerosos espacios urbanos dentro de los nuevos sectores habitaciona~ les de la ciudad, de manera especial en aquellos de bajos ingresos, cosa que no sucedié. Las ciudades se expandieron en forma brutal con una incipiente estructura urbana, sin plazas ni espacios piblicos, y quedé un vacio en la configuracién funcional y social de las nuevas periferias que desde entonces han estado en constante transformacién. Bl siglo x se caracteriz6 por un esfuerzo de los gobiemos locales por buscar satisfacer la incesante deman- da social de Iotes y viviendas, aparejada con una reciente demanda en infraestructura de servicios que relegaba a un plano secundario la promo- clon de nuevas plazas en las nuevas y numerosas teas de urbanizacién. De hecho, tanto los nuevos fraccionamientos de lujo al poniente de la ciudad de México (altededor de la zona de Santa Fe) como los asentamientos populares de Ia zona oriente, como Nezahualcoyotl, Chimalhuacén 0 el Valle Chalco, carecen de nuevas plazas diseftadas ex profeso para la comunidad, sélo disponen de centros comercia- les 0 de lugares de equipamienta que “sustituyen” de manera rudimentaria en uno y otro caso el senti- do de espac orienta al consumo en colonias del poniente oa la procuracién de servicios en las colonias del oriente de la ciudad de México. De aqui que resulte bastan- te aro que si una de las funciones de la plaza es la interacci6n dea comunidad, entonces los esfuerzos de diseno de espacios urbanos deben concentrarse donde mas se necesitan sociaimente, esto es, en las enormes extensiones de colonias de bajos ingre- 508 y en zonas depauperadas de los centros histéri- 08 de las ciudades, lo cual no significa que zonas urbanas de ingresos elevados no requieran un espa- cio urbano, sin duda que si, slo que su realizacién serd mas de omato que una respuesta a una necesi- dad social ‘wbano. En ellos laafluencia social se) (F Espatios urbanos Por lo menos en una parte del pais el clima fa- vorece la vida en el exterior, como en elaltiplano y les costas, donde, desde Ia época prehispanica hasta la fecha, se instalan a cielo abierto los tianguis y se reali- zan rituales ceremoniales de todo tipo: sociales, como ‘encuentros de nifios 0 jévenes para jugar, © mujeres para platicar; civiles, como festivales escolares, fiestas patrias 0 coronaciones de reina de la primavera; reli- gioses, como procesiones de santos, entierros, bodes © camavales; militares, como los desfiles, por lo que ya hay una rica herencia cultural y de usos y costum= bres de la poblacién, que se debe incorporar y formar parte del diseno de un espacio urbano. Después de todo, una plaza no es un baldio sin construcciones, sino que constituye el espacio donde la poblacién realiza su vida en comunidad. Ensefianza de los espacios urbanos La mayor cualidad de habitar en una ciudad es que sus hebitantes pueden vivir diferentes experien- cias sensoriales a través de los espacios urbanos y aprender de ellos. Después de todo, los espacios ut- banos y sus envolventes son el legado histérico de anteriores generaciones, y sirven al ciudadano como proceso de aprendizaje para entender sus raices ori~ ginales, De igual modo, los espacies urbanos sirven como meclios educativos para la poblacién, pues en- sefian Ja “civilidad” de manera muy directa, es de- cir, como convivir con los semejantes y aprender a respetar a los demas con sus diferencias. Si bien el ciudadano comiin por lo general desconoce las le- yes y reglamentos civiles y urbanos, en forma téctica Jos espacios urbanos imponen algunas reglas bési- cas de comportamiento y convivencia que se hacen comunes a todos los habitantes y que se aprenden por asociacion o imitacion del comportamiento de los demas, También, desde pequefios, se aprende en donde y como cruzar las calles, a no tirar basura oa utilizar el transporte puiblico; en la medida que cre- cemos se aprenden los horarios para todas las activi- dades. En los espacios se aprende cémo funciona la vida en Ja ciudad y en consecuencia a incorporarse a Ja dindmica urbana. Asimismo, se aprende eémo el gobierno local hace funcionar la ciudad a través de diversas instituciones educativas, de salud, de segu= ridad, de redes de agua y alcantarillado; en dénde se encuentran y qué tipo de servicio y a qué costo se ofrece cada una. La inmensa mayorfa de la poblaciéa de bajos ingresos que labora en el sector informal de 1a economia, en calles y plazas, asimila las alterna- tivas que la ciudad ofrece para ganarse el sustento cotidiano. Las calles constituyen la escuela de la vida en la que sus pobladores de bajos ingresos, que des- de jovenes acompafian a losmayores y, adquieren de modo gradual habilidades que les permiten ganar el pan de cada dia, Del mismo modo, por tanto, cuando viajamos 2 otro pais desconocemos sus leyes y reglamentos; asi, debemos obser var como se conducen los lugare- fics en los espacios puiblicos para comportamos de igual manera y aprender con rapide como funcio- na la ciudad, sus horarios y qué tipo de transporte hay disponible para trasladaenos al destino que nos interesa. Aunque desconozcames Ja ciudad, nuestro instinto y observacién nos indican qué sec tores son seguros y cudles no, en qué lugares somos bienvenidos y en cudles no, si podemos aproximar- nos a un individue o no. El espacio de a ciudad ofrece una experiencia viva tinica que permite no s6lo adaptarnos, sino a funcionar de modo sincronizado dentro de ella, lo cua] resulta placentero y enriquecedor, pues abre un gran abanico de posibilidades para participar en forma recreativa, cultural o social en actividades que siempre estén disponibles para todos los habitantes. \No funcionarsincronizadamente dentro de la ciudad puede volver muy problemitica nuestra vida, como, por ejemplo, cuando salimos retrasados a Ia escuela © al trabajo y enfrentamos mayor congestionamien- to del esperado, 0 cuando para ira nuestro destino seleccionamos una ruta o trayecto sobresaturada de vehiculos que nos causa pérdida de tiempo y enorme desgaste emocional y fisico. Qué contiene esta obra Se ha remarcado que en nuestro medio la funcién primordial de los espacios urbanos es Ia social, 0 sea, que soa lugares destinados en forma principal ala convivencia o la interaccién comunitaria, La ex- pansiGn explosiva y anérquica de las ciudades con centré en pocas décades a una considerable masa de poblacién dentro de un muy limitado territorio, donde todos y cada uno de los habitantes tiene ne- cesidades que satisfacer y actividades que realizar en tiempos cotidianos similares a los de todos, pues todos tenemos horarios parecidos de escuelas y trabajos Empero la concurrencia a un espacio urbano zo se genera con el hecho de pavimentar un aldo. Bs preciso inducir su uso a través de la ubicacion de equipamiento y actividades alrededor de/o proximo al espacio para atraer residentes con diferentes acti- vidades, de ambos sexos y diversas edades, asi coma que concurran a distintas horas del dia. De hecho, no sélo besta eso, sino que el espacio debe ser agradable para estimular la permaneneia, para lo cual es nece- sario crear ambientes sombreados confortables. Para la creacién de un espacio urbano se 1e- quieren conocimientos hist6ricos, teéricos y técni- cos, mismos que se presentan en estas paginas, y resulta obvio que serdn utiles tanto para el disefio de un espacio para Ia poblacin de bajos ingresos, que tanto ma preocupa, como para el disefio de cualquier espacio urbano de la ciudad, sea el de un espacio histérico en el centro urbano, un espacio conmemorativo con su monumento alusivo, un es- pecio comercial, un espacio recreativo o tan slo un bello espacio de ornato destinado al disfrute de los residentes. Parte I. Historia y teoria de los espacios urbanos Capitulo 1. Las plazas en el espacio y tiempo. Son tantos los problemas urbanos generados por la ex Bibli ae plosién demografica y el acelerado proceso de urba~ nizacién que se ha perdido el interés en la historia, La historia de los espacios que aqui se presenta no es para eruditos ni resulta obsoleta, sino que constituye tun recuento resumido del devenir de los espacios en nuestra cultura oecidental, con Ia finalidad de pro- Porcionar al lector las aportaciones de cada época con los ejemplos mAs sobresalientes. in dudo, estos sjemplos son un estimulo para cualquier disefiador urbono. Cepitulo 2. Percepcién e identidad urbana, Se ofrecen conocimientos de cémo opera el regis- tro cognescitivo y visual de los usuarios al recorrer tun espacio, que son de relevancia para el disefio de unespacio, al cual el usuario pueda dar mejor lectu- ra y disfrutar. Capitulo 3. Usuarios de los espacios urbanos. Se refieren a los aspectos fisicos de medidas, veloci- dades de recortides © densidades de concentracién que peatones y vehicules tienen dentro de los espa~ clos urbanos. Parte Il. Elementos <0 de disefio de los espacios urbanos < oO Capitulo 4. Componentes deles espacios urbancs. Se) a refiere a las funciones que tienen los espacios urba- Tos y que deben integrarse en su disefo: la social, 1) como les modalidades de agrupacién comunitaria; 1b funcional, referida al trinsito vehiculary peatonal en torno al espacio; la econdmica, describe cl valor intrinceco del espacio, y la ambiental, referida al mi- croclima que generan los espacios. Capitulo 5. Configuracion fisica de los espacios urbanos. Cada espacio es tnico, par lo cual, cuando ‘se disena el espacio, es necesario considerar la com- binacién entre su nivel de enclaustramiento con las Proporciones de envolventes, dimensiones de su ta -maio y ls formas en planta. Capitulo 6, Elementos urbanos. Se refieren a Jos recubrimientos que es imprescindible considerar 45° Espacios urbanos para hacer més agradable y funcional un espacio, tales como tipos de pavimento, bancas, basureros, kioscos, vegetacion, entre otras. Parte Ill. Diseno de espacios urbanos Capitulo 7. Fjemplos de disefio de espacios urba- ‘nos contempordncos. Scleccién de ejemplos de es- ppacios disetados en forma reciente en el pafs y el extranjero, que por sus extraordinarias cualidades paisajisticas pueden servir como apoyo 0 referencia al disefiador de un espacio urbano. No s2 trata de ofrecer un catélogo de cémo debe disefiarse un es- ppacio, sino mas bien presentar una ventana para ob- servar cémo otros disefiadores crearon desniveles en un espacio para proporcionarle variedad escéni- a, el modo en que cambiaron tipos de pavimentos, para mostrar diversidad, como plantearon vegeta- Gin para crear alternativas de ambientes internos, dénde ubicaron distintos puntos focales y emo los jerarquizaron, y la manera en que utilizaron el dife rente mobiliario urbano dentro del espacio. Capitulo 8. Disetio de espacios urbanos en |, @sentamientos de bajos ingresos. Se presentan algu- nos ejemplos de cémo, con un sencillo redisefio de calles y aprovechamiento de lotes baldios, pueden acondicionarse espacios urbanos para la convivencia ¢ interaccién de la comunidad de bajos ingresos. Anexo. Evolucion histérica de un espacio urbano. El caso del Zocalo de la ciudad de México Los espacios son transgeneracionales, por lo que en cada época de la historia tienen cambios que buscan setisfacer las necesidades de la comunidad de ese ‘momento. Un ejemplo es el Zécalo metropolitano, que tiene su origen con la Plaza Mayor durante el imperio azteca, plaza destruida durante la conquiis- ta espafola para dar lugar a la Plaza de Armas en el periodo colonial. En este proceso, los edificios envolventes han cambiado, asi como el tratamiento de los pavimentos. De aqui que resulte interesante aprender acerca de los cambios que experimentan los espacios para estar conscientes que lo que hoy se disena, o redisefia, puede a tener alguna trescenden- cia en la comunidad del futuro. HISTORIA Y TEORIA DE LOS ESPACIOS URBANOS UAE BIBLIOTEGS = [es plazas en espacio y tiempo En contraste con la pintura, la escultura, ¢ incluso obras aisladas de arquitectura, la plaza no puede entenderse ni disfrutarse como la expresién de una época historica aislada. La plaza es un organismo vi- vviente que cambia en forma continua con el tiempo en relacién con cambios de las condiciones socio-econé- micas de los residentes del entomo y la evolucién tec nol6gica que impulsa nuevos tipos de construcciones y modalidades de transporte. Las diferencias morfo- legieas debidas a los cambios de estilo arcuitecténico en las diversas épecas hist6ricas en realidad son de menor importancia, ya que éstas solo moldean la for- ma dela envolvente més que de la configuracion de la plaza en si misma, Entonces, cuandio un disefiador se enfrenta al diseno 0 redisefio de una plaza debe estar consciente de que la envolvente podr cambiar con el tiempo al igual que el manejo paisajistico de la pla- 7a, pero el espacio urbano en af mismo permaneceré como testimonio de la historia de la ciudad. Por esta nierés presentar, al final del capitulo, un cjemplo de la transformacion de una ple- zaenel tiempo (en estecaso, el Zocalo dela ciudad de México), para ofrecer esta vision de largo plazo del espacio urbano y aprender algo de In historia, asé como tener conciencia de los “tiempos urbanos” que rebasan de modo incomparable el lapso de vide del ser humano, Esto no se contraponealla idea de que un clionte, sea gobiemo © particular, insista en que: se saxén, se consideré de “concluya” a detalle ¢] disefio de la plaza (como la Macroplaza de Monterrey o la Plaza Tapatia en Gua- dalajara), pero el disefiador debe contemplar la cons- tucci6n de nuevos edificios envolventes que con el tiempo cambian de manera paulatina la sensacién de enclaustramiento del espacio, aunque la““planta” dela plaza no cambia, A continuacién se ofrece una sinte sis de las principales aportaciones en la concepcién del espacio urbano en diferentes épocas de la cultura occidental (Zucker, 1970), Plaza en la Grecia antigua Si bien los asentamientos de la época neolitica al ini- cio de la civilizacién griega se desarrollaron como simples fortificaciones (una_acrépolis), como Micenas, al evoluci aren forma gradual como pe- quenos centros politicos, comerciales y religiosos, cambié su trazado urbano y sobre todo la organiza cin de los espacios urbanes que eran vitales para el desarrollo de las actividades de la poblacisn. Si bien con la colonizacién del tersitorio se crearon nuevos poblados, tanto regulares como iregulares, el es quema usual era tener unz amplia calle central, no siempre recta, a lo largo de la cual, y sin un orden claro, se sucedian porticacos que procuraban som= bra y frescura, y por ende se convertian de mane- ra no planeada en Tos lugares “piiblicos”, sin que hubiera una idea preconcebida de la “plaza” como espacio. De hecho, las pequefias calles irregulares que convergian en su trayecto conectaban esta calle central con diferentes partes de la ciudad, y creaban un patrén urbano bastante irregular, més atin cuan- do estos nuevos poblades al principio aislados se incorporaban a una ciudad. Este patron urbano irre gular fue bastante caracteristico de las ciudades de la Grecia antigua, Hasta el siglo via, de C, surgié la noci6n de “agora”, primero como un “vacio” urbano de encuentro (entre la irregularidad de la morfologia urbana y lo accidentado de la topografia del terreno), no como un espacio preconeebido, sino como un Iu gat fortificado de refugio y luego como asiento del poder dominante y érea sagrada donde los templos, monumentos y aliares se concentraban. Cuando la Gudad se empez6 a amurallar, el acrépolis aumen- ta su importencia dentro de la ciudad como lugar de culto y poder, mientras que el égora conservé su sentido de reunién y encuentro del pueblo. En oca- slones, éstos se ubicaban separados entre ellos, pero 9 Historia y teoria de los espacios urbanos dentro de la ciudad el 4gora y Ia acrSpolis formaban parte dol mismo conjunto. En todo caso, e¢ intere- sante resaltar que al principio a los griegos no les i teres6 la onganizacién de los edifcios y espacios que formaron la acrpolis © el égora como un conjunte uurbano arménico, sino mas bien cada edificio se dise- ‘16 como si fuera una escultura aislada de las demés. Eso explica la ausencia de ejes de trazo y el manejo de volumeirias independientes con poca armonia de conjunto entre los distintos edificies, monumentos y altares que las componian. (Ver fig: 1.1.) En realidad, el 4gora concedi6 vida ala ciudad ypropicié un nucvoclementodecambioenlacultu- ra occidental, ya que favoreci6 la interaecidn social de la comunidad y organizacion politica que con- dujo a la democracia. Tambien, bajo un enfoque arquitect6nico, se propusieron cambios importan- tes, sobre todo con base en el principio de ejes de trazo, los cuales por primera ves se utilizaron para “disefiar” los espacios urbanos y los edificios en- volventes. De este modo, el égora se convirtié en el punto focal de la ciudad, y si ésta se halleba en co- linas su ubicaci6n tenfa un estatus predominante, al igual que si estaba en una bahfa cercana al puer- to. Sibien al principio el agora auspici6 encuentros de politicos y asambleas legislativas, con el tiem- po también conceniré las principales actividades comerciales; de igual modo, albergé los edificios administrativos y de gobiemo, por lo que el dgora se convirti6 en el espacio central dela ciudad y con Frecuencia incorporo dentro de su espacio a peque- fos altares. Esto motivé que las acrbpolis se ubica- ran en otros sitios, pues a Ia larga sélo fungieron como lugares de culto. Fac hasta 450 a. de C, que Hippodamus de Mileto eres el principio teSrico que permitié la re- gularidad en el trazado urbano: el patién urbano reticular, Este principio tuvo ventajas econémicas, ya que permitis una distribucion regular de lotes y la planeacion regular de los nuevos asentamientos en el proceso de colonizacién. De esta idea simple se desarrollé una tendencia a la clasificacién y re- gularidad del espacio que condujo en muchos casos a cierta simetria, lo cual permitié planeer como un todo a los poblados, para lo cual se consideraron las condicionantes tepograticas de cada pueblo, la di- reccin de los vientes dominantes, la continuidad e incorporaci6n de os caminos transitados en Ja epoca ¥, Por supuesto, los ejes de los principales templos existentes. Sin embargo, no se emitieron loyes o nor mas para la regulacién de los nuevos asentamientos, como pasé luego en la 6poea romana, A ih \ \ i TT 20 Resulta claro que una nueva actitud psicolégica de la poblacién contribuy6 a que este cambio fuera po- sible, El concepto de que “el hombre era la medida de todas las cosas”, que prevalecié durante a era presocritica y fue pilar en el period clisico griego, cedié cuando la cludad empezé a organizarse como un todo, porque prevalecieron las consideraciones de la comunidad sobre las del individuo. Donde se hace mas visible el cambio fue en el efecto estético de los espacios urbanos y, de modo principal, en el gora debido a los trazos urbanos reticulares. El agora En la Grecia dela época de Hippodamus y posterior, las ciudades tenfan varias Sgoras especilizadas en la venta de productos especificos, como pescado, cerdmi- ca. o-came, y hacen la distincién entre los productos perecederos de aquellos que no lo eran, cle manera si= millar a como funcionan nuestros actuales mercados y tianguis. En el Agora principal del poblado se ubicaban los edificios dedicados a las funciones pablicas, y en sus porticados se ubieaban los artesanos y comercian tes que oftecfan Jos productos de mayor demanda. Asi, a medida que el espacio del égora era ocupado cada vez mas por artesarios y comerciantes, la vida politica que se realizaba en él se empez6 a retraer hacia patios interiores, asi como al interior de edificios. AA finales del siglo v a de C., y a partir de en tonces, el eldsico tardio, el Agora se desarroll6é como un espacio rectangular cerrado, aunque s6lo en tres costados, al cual se le incorporaron al interior ado- ratorios, estatuas y hasta pequefios templos. Inicio la configuracion del espacio del agora cuando se es- tablece una relacién de escala en sus edificios, por ejemplo, cuando les templos que estaban rodeados por columnas enmarcaban su presencia en el espa- io al ubicar a sus costados hileras de columnatas y porticados de menor tamaito. De igual modo, el pa- vimento y las escalinatas que subian a los templos y edificios se manejaron de manera integrada, lo cual procuré un elemento de uniformidad dentro del es- pacio. (Ver fig. 1.2) Las plazas en el espacio y tiempo, Concepto helénico e hippodamico del espacio exterior En los tiempos helénicos el Agora fue la mas im- portante estructura unificadora de la ciudad. Los edificios publicos y templos rodeaban el Agora, establecfan un sistema de “referencias mutuas”, como son las coluntnatas y porticados. Esta evolu- cién de irregularidad de trazo de tiempos arcaicos hasta el orden helénico significo un cambio: de un espacio abierto a una unidad espacial cerrada. Esto fue posible debido a los lugares que se selecciona- ban para la ubicacién del Agora, a las proporciones y telaciones formales entre los voliimenes y, sobre todo, ala repeticién de un ritmo a través de los por- ticados y columnatas. Los griegos no mostraron un interés explfcito en el espacio en si mismo, sino que éie mas bien fue como un producto secundario de! juego de volimenes de las edificaciones. Si bien la arquitectura griega se definfa en tres dimensiones, atin no encontraba su contraparte en la articulacién conel espacio exterior. Fl espacio como medio esté- tico no existia, La creacién y diseAo consciente del espacio, como un espacio tridimensional, lo con- siguieron los romanos tiempo después tanto en la arquitectura como en la plancacién urbana, Plaza en época romana ‘Si bien los griegos fueron los iniciadores de la cul- tura occidental, de modo particular en el campo de las artes, losromanos tambi hicieron aportaciones que enriquecieron esta herencia cultural al crear un nuevo lenguaje de arte, en escultura con los bustes, retratos naturales en pintura y, sobre todo, en arqui- tectura, con sus basilica, arcos triunfales, domos y bévedas, Modificaron el tratamiento del espacio urbano a una escala sobrehumana, de manera espe- cifica en el centro de los poblados, al cual denomi- naron foro. Los poblados fundados por los romanos muestran un esquema reticular con dos ejes perpen diculares de calles principales (llamados cardo y decumanus) intersecadas en éngulo recto y en cuyo 24 UAEH BIBLIOTECA Hictoria y teoria de los espacios urbaros cruce se ubicaba el foro. En forma adicional, en el centro se dejaba un espacio para temples o rituales, que en ocasiones también tenia una muralla interna, Las calles intemas mantenfan la misma regularidad que los ejes principales. La ciudad tenfa una muralla exterior como proteccién contra hostilidades y las Puertas de acceso coincidian con estos ejes de calles Alrededor de estos dos ¢jes se ubicaban los edificios principales (Ver fig. 1.3.) Las principales caractertst que distinguen al esquema romano del griego hippodamico consis- ten en que el primero tenfa dos ees principales de w trazo, el espacio en ta interseccién de ambos ejes, la ubicacién de edificios a lo largo de eies y, sobre todo el establecimient de asentamientos reticulares dependientes de la topogralia, ea contraste con los griegos en el que habia una adaptaciGn al medio na~ tural, Con este esquema, los romanos fundaron cen- fenares de poblacos en todas sus colonias, las cuales se ubicaron en Furopa meridional y mediterranea, Medio Oriente y el norte de Africa. En el Iapso que va desde el inicio de su imperio en elsigio va deC. hasta finales del siglo xm d. da C., en esta regién s6lo se fundaron poblades por les romanes, muchos de 2 los cuales evolucionaron hasta convertirse en impor- tantes ciudades de la actualidad, El foro romano Si bien al prin actividades rel actividades comerciales y mercados se incorporaron, jo el foro estaba reservado para 28 y politicas, con el tiempo las lo que suseits que el foro diera acceso a toda la po- blacién y las actividades politicas se reubicaran en recintos cerrados mismo lugar mezclindose con tabemas y puestes de mercado. Jos templos permanecieron en el El concepto del espacio exterior romano Al contrario de Grecia, los trazos urbanos roma- ‘nos, con sus centros civicos, estaban muy inte- sgrados, lo cual refleja el sistema centralizado de Estado y el concepto de un ortien estricto mante- nido por cOdigos legales. Como el patrén de los asentamientos era axial y en cierto grado simé- trico, el centro se disponia como el elemento con- trolador en Ia creacién de Ia apariencia visual del poblado. Sibien en los tiempos helénicosse planted un sentido de espacio, fueron los romanos quienes definieron la plaza como la unidad espacial con tuna clara delimitacton. La interseccion de los ejes principales en el centro ofrecia el primer elemen- to para darle al espacio un tratamiento estético y ‘monumental. En consecuencia, en este espacio so instalaban menos estatuas, altares y templetes que en el Sgora griego, ya que su importancia se fun- damentaba en la ubicacién céntrica con respecto al resto del poblado. En suma, la planta del foro era cuadrada en principio, pero en ocasiones adapta- daa condicionantes locales, como Ta presencia de templos o edificios existentes. Los romanos logra- ron delimitar el espacio con base en la articulacion de los edificios aislados entre si a través de porti- cados, para lo cual introdujeron los “ejes”, que son los que abrian las perspectivas de acceso y salida de los espacios que se acentuaban con la secuencia Las plazas en el espacio y ti ritmica de columnatas, y el remate del recorrido el umbral de acceso al espacio se planteaba con el arco triunfal. De esta manera, los ejes, aunque no siempre perfectamente lineales o perpendicula- res, siempre mostraban un remate visual en algtin edi que también se cumplia con los ejes transversales, io de importancia dentro del foro, condicién De este modo, alo largo de un eje podia haber un espacio cerrado, como una basilica que podia co- nectar a un espacio abierto con el foro imperial con columnatas. Todo ello era para exponer la monu- mentalidad de los arcos, bévedas y los domos en espacios interiores, siempre con una articulacién y continaidad entre el espacio exterior con el inte- rior. (Ver fig. 14) Esto marca una notable diferencia con el dora sriego, en el que no habia interés por el enclaustra- miento y monumentalidad de Jos espacios urbanos, sino mas n las visuales se perdian en el paisaje de fondo sin mayor preocupacién por la simetria y La época de or de las “plazas reales” cons: truidas bajo el reinado de Luis XIV duré alrededor de medio siglo. El Rey Sal, como se le sue! por el esplendor de sus obras, fue muy ambicioso ‘en el campo del disefio urbano y encomendo a Ju- Jes Mansart la ejecucin de la primera gran plaza, la Place des Victoites, concluida en 1687. Si bien ésta no representa el prototipo de una plaza disefiada en su totalidad en conjunto con las calles que le dan acce 0, se inserta en un contexto urbano ya construido ¢ incorpora las seis calles existentes. De este modo, s6lo hay un par de calles que forman un ee visual que atraviesa el centro de la plaza, pues el resto son de trazo irregular. No obstante esta imegulari- dad en el trazo asimétrico, de forma redonda llega $ kb Q a Historia y teoria de los espacies ucbanos Figura 1-31. Castillo Stapinigi Figura 1.32. Versalles. Palacio de Versalle. 42 a constituir una plaza de estrella con calles radiales, Jas fachadas idénticas que la conforman no dan la impresién de enclaustramiento, sino que las calles Ja abren de manera visual y funcional hacia el barrio en que se ubica, Jo que hace que sea bastante con- currida y apreciada por los habitantes y vecinos del lugar. (Ver fig. 1.34.) En Paris la Place Vendome representa el contras- te de una plaza cerrada y tal vex la creacién ms re- Presentativa del barruco cldsicn francés. En 1677 se encomends a Mansart disenar esta plaza alrededor de la biblioteca real, las academias reales, la casa de moneda y algunas embajadas, pero, como solia su ceder, el proyecto inicial no pudo coneretarse debido @ problemas financioros y hasta 1699 el esquema se realiz6 a una escala menor de los planes originales, Algo inusual eucedié en 1701: la mayorfa de las fa- chadas en tomo a la plaza se construyeron bajo la diteccién de Mansart y después edificios posteriores por diferentes arquitectos, Esto es una prueba de la alta prioridad que en aquel entonces tenian los va- lores artisticos (que le dieron a la plaza gran unidad formal) sobre las demandas funcionales. La plaza en es un rectingulo con las esquinas ochavadas a un Angulo de 45°. La rodean edificaciones idénticas de tres niveles con idénticas mansardas y techos inclina- dos. Los edificios de les esquinas y del centro, que le «dan acceso a la plaza, estan remarcadas por columnas yeonectan ala plaza con céntricas avenidas parisinas, Boulevard des Capucines y Rue St. Honoreé sin que esto Propicie ejes de movimiento a lo largo de la plaza. En el contro dela plaza ce removié la estatua original de Luis XIV y en 1806 se crigié una columna similar a la columna trajana en Roma, pero ésta fue coronada con Ia estatua de Napoleéin. (Ver fig. 1.35.) Los teéricos del siglo xvi criticaron estas pla- as (Vosges y Vendome) por ser espacios certados, ya que para ellos las plazas debian de estar abicrtas ¢ integradas a la red de calles de la ciudad. Y esto es Certo, ya que los espacios cerrados no proporcionan vistas monumentales ni enaltecen el entorno que los rodea, pues aparecen como “espacios aislados” den- to de Ja ciudad. También en dicho siglo es natorio Les plazas en el espacio y vernpo un cambio de la relaci6n de la plaza con la ereccién ‘del monumento central y con el eje de las calles que ‘convergen, ya que el efecto espacial cobra vida a par- tir de la plaza. Es el caso de la Plaza de la Concordia en Paris, constraida en 1772; esta plaza tiene una re- lacién visual con los edificios menumentales que la rodean, pero, por la monumentalidad del espacio, tos sélo sirven como una referencia visual secun- daria, y el obelisco central construye el pivote sobre el cual gira Ia visual de le plaza, La idea de Luis XV era ubicar alrededor de esta plaza elementos urbanos ¥ de paisaje, como el Jardin de las Tullerias (donde se. ubiea el Palacio/ Museo del Louvre}, el rio Sena, y los ees de la avenida Campos Eliseos y el de la entonces proyectada iglesia de la Magdalena. Para confinar un Poco el monumental espacio, el arquitecto Gabriel utiliz6 desniveles en los pavimentos, balaustradasen los bordes del jardin, y en el costado norte constru= y6 dos edificios al estilo del Louvre (conocidos como Hotel Grillon y el Ministerio de la Marina) que flan- quean de modo simeétricg la Rue Royale. La playa so ha convertide en el escenario donde Francia celebra sus festividades, desde el matrimonio de Maria Anto- nieta con el Principe en 1770 (también ahi se ubieé la guillotina durante la Revolucién Francesa) hasta los desfiles de Ia liberacién de la actualidad. En 1787 se le agrega el Puente de la Concordia para cruzar el rio Sena, que da acceso a la ribera izquierda de la ciudad con la plaza y refuerza el eje visual de Ia iglesia de la Magdalena. Por la monuumentalidiad, su ubieacién a lo largo del rio la hace casi como wna marina, su apertura en tres lados no erean un “espacio” sino més bien un campo de complejas relaciones visuales y de erspectivas hacia gran cantidad de puntos focales importantes de la ciudad. (Ver fig. 1.36.) En su plano general de la ciudad de 1748, Pat- te busco articular les ideas de plazas cerradas con los suevos conceptos del siglo x1 de espacios abiertos co- nectados por ejes, 1o que proporciona la sensacién de apertura y espacio ilimitado. Fn este siglo, la vegeta- ion (de modo principal Arboles y arbustos) sobre los espacios abiertos atin es controlada, pero al siguiente siglo, por influencia briténica, la vegetacién invade 43 Historia y teoria de los espacios urbanos Figura 1.34. Paris, Plaza de las Victorias, los espacios y corroela limpioza de las visuales en los jes y los espacio de las plazas. (Ver fig. 1.37) Las plazas clasicas en Francia A mediados del siglo xn) seexperiments un cambio gradual en estilo hacia lo que puede denominarse el “clasicismo", lo cual aporta nuevos elementos en el concepto de espacio. Con anterioridad habia Predominado un deseo por la regularidad y pure- 2a de las formas, asi como un acatamiento rigido a las normas de disefio clasicas. Al contrario de tos conceptos de tres dimensiones y movimiento de las formas centrales en el barroco, en el “neoclisico” disminuye el interés por las tres dimensiones y se 44 inclinan hacia dos dimensiones y lo plano. El triun- fo de la “razén” sobre el “sentimiento” fue com. pleto, de modo que surgieron enfoques “ldgicos y funcionales” més que el desco de expresar la ima- sinacién en tres dimensiones, Los teéricos del periodo, como Durand y Lau- sgiet, hacen continua referencia a la logica en sus postulados, Io cual permea en los artistas y en el publico en general. La simpleza en contraste con la riqueza de formas se volvio el ideal, de tal manera que recobré un interés el estudio de la antigiiedad, sobre todo la cultura griega, aunque también la re- nacentista de manera ocasional, pero con un trata- miento més érido y te6rico. En planeacién urbana se regres6 al esquema de reticula, y en consecuencia a lacalle como conectora de los espacios y que pro- cura una continuidad entre ellos, los que hizo pre- valecer su importancia sobre Ia plaza. De aqui que ‘Turin, Italia, una ciudad fundada con el esquema de castrum romano fuera admitida en toda Euro- a, més atin cuando la reticula urbana se expandis atin més en siglos posteriores. El punto culminante de este enfoque fue la Rue Rivoli en Paris, disena- da bajo el régimen de Napoleon, que presenta una perspectiva lineal en completa desarticulacién con los espacios que atraviesa, entre ellos Ia Plaza de la Concordia La Place de L Etoile o Plaza de la Estrella, en Pa- xis, contrasta con la nocién de espacio cerrado, ya que propone un espacio de apertura completa, Para entender la plaza, es preciso recordar que en 1666 Le Notre habia desarrollado un eje a través del Jardin de las Tullerias que comunicaba al Palacio de Ver- salles con el de Louvre y pasaha exactamente por cel centro de esta plaza. Dentro de la ciudad, este eje forma la majestuosa y amplia Avenue des Champs Elysées, en cuyo centro esté el monumental Arco del Triunfo, el principal punto focal de esta avenida, tanto porque refuerza en lo visual este ee como por- que se ubica en la cima de la colina que jerarquiza su presencia visual dentro del contorno urbano. Este ‘monumento, que se completé en 1836, es uno de los simbolos de la ciudad, El espacio total de la plaza es Las plazas en el espacio y tiempo tan abierto que no puede percibirse en su totalidad, sobre teclo porque es tan amplia la avenida-eje que no se alcanzan a percibir las 12 cabezas de manza~ nas que “conforman” el espacio. Incluso los drboles, plantados en forma concéntrica, no pueden impedir la sensacién de vacio que tiene, convirtiéndose mas en una gran interseccién que en un espacio. (Ver figs. 138.1.39y 1.40) Influencia de los conceptos italianos y franceses en Europa El estilo francés monopoliz6 Europa durante el siglo xvi. De hecho, Europa se convirtid, en forma inte- lectual y artistica, en una colonia francesa, lo cual no fue tanto por su superioridad econémica o politica, sino porque su cultura favorecia la racionalidad del proceso creativo y la observancia de reglas académi- cas. Puede afirmarse que la exuberancia barroca en términos bisicos se limit6 atalia, Austria y ol surde Alemania, por lo que en el resto de Europa los trata- dos teéricos y estéticos, asi como las discusiones, se sunscribieron a conceptos de Vitrubio y Palladio. De este modo, el rfgide formalismo de las plazas y la magnificencia de los palacios reales franceses, como la arquitectura de Versalles, en general se copié en el resto de Furopa, pero esto no significa que no hubo aportaciones importantes en Europa central, Dina- marea, Portugal, Bélgica, Holanda o Rusia; las hubo, pero en una cuantia menor que en Francia ¢ Italia ‘Veamos algunos ejemplos: Inglaterra. El tinico pais que no sucumbio al esplendor de la arquitectura y planeacién urbana francesa fue Inglaterra, que se mantuvo casi inmune @ lo largo de los siglos y nunca desarroll6 un verda- dero sentido del espacio en la arquitectura, Hasta las imponentes catedrales goticas son resultado de la in- teraccién casual entre forma, volumen y luz més que una relacién creativa entre los espacies interiores a Ja usanza italiana 0 francesa, De las pocas influen- cias teSricas europeas en Inglaterra, puede citarse el famoso plano para la reconstruccién de Londres que propuso Christopher Wren en 1666 después del incendio que destruy6 una parte dela ciudad. Como Historia y teoria de loe espacies urbanos 46 sabemos, el plan se quedé en papel porque Wren no respeto los limites de la propiedad privada, o lotes, Y porque no planteaba aprovechar las cimentaciones de los edificios quemados. E! plan le habria cambia- do el caricter medieval de Londres para hacerla mis moderna, pues incorporaba conceptos de tedricos italianos de los siglas xv y xv, pero en especial m traba una influencia de la Pizza det Popolo, en Roma, con sus calles radiales.(Ver fig, 1.41.) No obstante, el gusto inglés por la naturaleza en su estado “natural” y no el sofisticado, como ol frances, definiria la relacién de los espacios exterio- res, Fue hasta el siglo xvm que se consolidé el gus- to popular bajo un concepto de tracr la naturaleza ala ciudad on forma de jardines y parques. En In- glaterra, el término de plaza tiene la connotacion de un espacio residencial y no puidlico, como en el resto de Europa; de aguf que la inmensa mayoria de las plazas estén configuradas por viviendas y no Por iglesias, edificios de gobierno o palacios reales, Las plazas inglesas estaban orientadas a procurar ese confort burgués, una reclusién de vida del ve- cindario y, sobre todo, un alto nivel de privacidad. Era costumbre comtin que ef area verde de las pla- zas cotuviera bardeada bajo lave para que s6l0 los residentes locales tuvieran acceso. La primera plaza de este tipo fue Convent Garden, diseiada por laigo Jones y construida alrededor de 1630. No hay duda que hay cierta influencia de la Place des Vosges, de Po- ris, por ese patrén geométrico tan rigido en la planta y las viviendas envolventes. (Ver fig. 1.42.) Grosswernor Square, construida alrededor de 1695, con un jardin ovalado al centro, y Saint James Square, cle 1664, conun jardin octagonalal centro, son otros ejemplos de plazas rectangulares delimitadas Por edificios idénticos; en tanto que la mayoria de las plazas en Inglaterra estén conformadas por una variedad de edificios en los que sélo se respeta la altura, lo que les imprime cierta unidad formal. Las formas de las plazas son de planta muy seneilla, un rectingulo o cuadrado de {amano moderado, con calles que de manera simétrica Je dan acceso tanto a la mitad de los costados 0 en las esquinas. El area Las plazas en el espacio y tiempo verde central con frecuencia presenta una forma circular, ovalada u octagonal. El jardin abarca la mayor parte dela plaza, de modo que las banquetas, Y espacios de circulacién permanezen més o menos angostos. Las viviendas del contomo son similares, aunque no idénticas, lo cual proporciona continu dad a la envolvente. (Ver figs. 1.43, 144 y 1.45.) Habitar viviendas que dan a una plaza se vol vi6 moda y se hizo un privilegio casi aristoctatico, Por esta razén, a partir de la segunda mitad del si- sglo xv1 se construy6 un niimero creciente de paz, En Londres, aunque las plazas estén proximas tina de la otra, siempre son entidades cerradas sin rela- ci6n formal o espacial entre ellas, asi como tampoco tienen ejes de conexién visuales. El impacto espa- cial de estas plazas residenciales no es tan grande que amerite un andlisis individual, y su importan- cia no radica en sus valores arquitecténicos 0 de planeacién urbana, sino en la atmésfera acogedora que crea en sus residentes y el encanto visual que proporcionan y que tanto aporta a la apariencia ge- neral de Londres. A mediados del siglo xvi aparecié un nuc- Vo tipo de plaza en Inglaterra. En estas plazas la arquitectura y el paisaje estén tan integrados que se equilibran en forma mutua, es decir, ninguno prevalece sobre el otro, un concepto originado por John Woods a través del diselo de Royal Crecent, en Bath, una ciudad fundada por jos romanos para aprovechar las aguas termales del lugar. En dife- Tentes epocas de la historia, estos baftos termales estuvieron de moda y fueron concurridos tanto por la nobleza como por escritores y artistas. A través de un esquema dlisico rigido de columnatas espa- ciadas de manera ritmica en una planta semicircu- lor, juega con motives clésicos con un sorprendente resultado de belleza por la forma dinémica del vo- lumen en combinacion con el encanto del manejo del paisaje britanico. En cambio, el Circus, una pla- za circular colindante, fue edificada por el hijo de Woods en 1764 y de modo original se utilizé para eventos deportivos de Ia aristocracia. A lo largo de la siguiente década construyeron la calle que une AT Historia y tearia de los espacius urberos el Circus con Royal Crecent, de modo que ambos espacios quedaron vinculados formalmente. Para contrastar el clasicismo del Royal Crecent, la arqui- tectura del Circus es colosal y propone un orden 16- ico de columnas que se deeplantan desde el nivel del terreno. (Vor fig. 1.46.) En 1812, john Nash disefé el conjunto uzbano Park Crecent, en Londres, que combina la monumen- talidad de la arquitectura con las formas libres de la naturaleza. A diferencia de las plazas rectangulares © cuadradas de Londres, en Park Crecent el bloque de viviendas en hilera tiene una planta en forma de semicirculo, Io cual le proporciona gran dinamismo al espacio. Al principio, se concibié para completar un circulo, pero, a causa de la guerra napoleénica, €1 promotor s6lo pudo condluir la mitad del proyec- to, con Ia fortuna de que Regent’s Park se prolongo hasta su lindero, por lo que el bloque semicircular de viviendas goza de una espléndida vista y acce- so al parque, con Io que se logré Ia integracién de arquitectura y naturaleza. A partir de entonces, este proyecto se convirtié en un ejemplo y se retomé en la realizacién de otras plazas en el resto del siglo xx. (er fig. 1.47.) ‘A pesar de sus venerables construcciones me- dievales, la cudad de Edimburgo, Escocia, experi- ‘menta una remodelaciGn urbana en la que se observa la influencia de Bath. En 1767, James Craig gana el concurso para disefar un nuevo barrio sobre un vie je barrio céntrico. El proyecto se adapta a las ondu laciones de la topografia y aprovecha las pendientes para generar vistas. Las tres calles, de idéntica long tud, se alargan en forma paralela, aunque a diferente nivel cada una y se intersecan por pequefas calles perpendiculares para formar un patron de reticula En los extremos de Ins calles ubica plazoletas cireula- res jardinadas que por ellas mismas carecen de gran mérito espacial y no son rival de las plazas inglesas mencionadas con anterioridad, pero su importancia radica en que abren perspectivas para las iglesias y edificios institucionales que en ellas se ubicaron y, sobre todo, resaltan la pendiente del terreno y las vi- suales hacia otros puntos del barrio, (Ver fig. 1.48.) Alemania. Durante los siglos xvm y xvi Ia in fluencia francesa en Alemania fue mayor que en Inglaterra, La Guerra de los 30 Afios habia destruido ‘gran mimero de poblados alemanes ¢ interrampido Jo que quedabo de su tradicién artistica y cultural, EL llamado Renacimiento alemén sélo fue una con- tinuacién de ideas espaciales del gético tardio, dis- frazado con un leve tinte de omates renacentistas, Habia entonces poca originalidad local como para resistir la avasalladora influencia de Versalles y los palacias reales, asf como de los tratados de teéricos franceses, Como el burgomazstro medieval habia desapare- ido como auloridad del poblado, ahora era la aris- tocracia (principe o duque) alemana de cada region que diciaba las formas de expresion arquitectonica fen cuanto a casas, plazas y calles, y siempre tenian [puesto el ojo en algzin ejemplo francés. De este modo, 1no Séio trataron de imitar los palacios que se constru- -yeron para ellos mismos, sino que también los traza- dos de los poblades en relacién eon sus palacics. El pueblo donde resieia el principe se construia para der habitacibn tanto.a su séquito como al ejercito deservi- dumibre, y de manera muy secundaria se atendian las nnecesidades de los citdadanos comunes. Las casas en hilera formaban bloques arquitecténices homogéneos que se alineaban a lo largo de calles y plazas, y por Jo general, tenfan vista al palacio o castillo. Como los palacios se ubjeaban, con frecuencia en colinas, fuera de las ciudades, en general los poblados mantenfan su cardcter rural y su vida giraba en tornoa las activida- des reales. Manheim, que se sittia en la confluencia de los rios Rhin y Necker, es una de las ciudades que ‘mas destaca por su infivencia en los siglos xvn y eva. ‘Se fund on 1606 sobre un poblado existente y su tea- 20 no respeté el trazo previo ¢ impuso el esquema de fortificaciones tipo estrella de Cataneo. La plaza cen- tral 0 ciudadela, de forma octagonal, se ubicé en el centro, desde la cual se radiaron las calles hacia las ‘murallas perimetrales. Fuera de la fortificacion estaba ‘una fosa para defender al poblado ce cualquier ata- que proveniente del campo. La ciudad sufrié muchos cambios durante la Guerra de los 30 Afios, hasta que

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